INTRODUCCIÓN:
Cuando Pablo necesitó enviar una gran ofrenda a los hermanos de Jerusalén, por
la situación de hambre que estaban padeciendo, escogió a tres varones, y entre
ellos a un hermano… cuya diligencia hemos comprobado varias veces en muchas
cosas…: La diligencia es la aliada del éxito.
Una historia cuenta de un hombre que era un obrero muy eficiente. Había trabajado
por muchos años para una gran compañía; y un día alcanzó la edad suficiente para
retirarse. El constructor, su patrón le pidió que hiciera una última cosa, éste sería ya
su último encargo.
Anuncios
El obrero aceptó el trabajo, pero no lo hizo con todo corazón. Utilizó materiales de
mala calidad, la madera era mala y no le importaron los detalles por los que
normalmente se preocupaba cuando estaba interesado en el trabajo. Cuando la
casa estuvo terminada, su patrón lo llamó y le dijo: “Esta casa es tuya, aquí están
las llaves, es mi regalo para ti”.
La Biblia nos muestra a un Dios trabajador quien desde el principio le dijo al hombre
que labrara el huerto, de allí que la pereza se constituya en una falta seria. El sabio
pone el ejemplo de un simple e insignificante animalito como la hormiga. ¿Qué dice
de ella? “Ve a la hormiga, oh perezoso, mira sus caminos, y sé sabio.”
Las hormigas no conocen la pereza, pero saben de qué se trata el trabajo sobre
todo el de preparar la comida en el verano para cuando llegue el invierno. La pereza
tiene su implicaciones en el avance del evangelio. ¿Cómo se ve esto?
El llamado del texto con el que Pablo nos confronta hoy es a considerar la
importancia que tiene esto para mi propia vida. Debo revisar si tengo un espíritu
ferviente. ¿Qué es lo que produce más fervor en mi alma?
Si algo tenía claro Pedro era el tema de la piedra. El Señor le había dicho que sobre
“esa roca”, su declaración en torno a Cristo el Hijo de Dios, edificaría su iglesia. Pero
también su propio nombre de “Pedro” significa pequeña roca. Así que Pedro cuando
nos dice que nosotros somos piedras vivas sabe de qué está hablando.
La experiencia que tuvo en Atenas nos revela aquella pasión por las multitudes
como la tenía su Maestro el Señor Jesucristo. Nos dice el texto: “Mientras Pablo los
esperaba en Atenas, su espíritu se enardecía dentro de él al contemplar la ciudad
llena de ídolos”. Hubo algo que despertó en Pablo un espíritu ferviente y fue la
condición en la que vivía la ciudad.
La forma cómo los hombres se entregaban a sus dioses y a sus deidades y
desconocían “el Dios no conocido” provocó tal condición de su espíritu. Frente a eso
comenzó a traer el mensaje del Dios que él conocía y allí testificó de Cristo. Mis
amados no tenemos que ir a Atenas para darnos cuenta cuánta necesidad hay a
nuestro alrededor. Pidamos a Dios para que despierte ese espíritu en nosotros.
El sentido de este texto es mostrar al creyente que su salvación tiene una sola
expresión: hacer buenas obras. No podemos esperar encontrar buenas obras
provenientes de la naturaleza del hombre. Como el tema del texto es la diligencia,
la inferencia que sacamos es que el servicio que yo presto a mi Dios es el testimonio
visible que soy un hijo de Dios.
Ahora bien, y en este mismo sentido debo tener cuidado que las buenas obras que
haga deben glorificar a Dios no al que las hace. Esto ayuda a ver que el centro de
este pasaje no es el creyente sino Dios. Cuando sirvo a mi Señor de una manera
diligente, entusiasta y con prontitud, estoy honrando al Dios que hizo esas buenas
obra para andar en ellas. No podré decir que soy un creyente diligente sino estoy
viviendo en esas buenas obras.
2. “Servid a Jehová con alegría” (Sal. 100).
Es evidente que este es un gran mandamiento de la Biblia. Bien se puede decir que
mi actitud pronto descubre la clase de diligencia que revelo las cosas del Señor en
su servicio. Tengo muchas razones para servir al Señor con alegría.
Pero es cierto que a veces hay situaciones particulares que me frenan para servir
al Señor con alegría. De repente hay actitudes en otros o en mí mismo que me roban
el gozo del servicio. Es esta la parte que más debo cuidar, la parte donde más voy
a necesitar la obra del Espíritu Santo para que mi gozo no se apague sino que se
mantenga ferviente.
Sobre este aspecto la palabra nos anima, diciendo: “Venid a mi todos los que estéis
cansados y cargados…”. Sabía usted que esta invitación no es solo para los
inconversos. En Cristo renovamos el gozo.
3. “Servíos los unos a los otros” (Gá. 5:13).
¿Sabía usted cuál es la traducción de esta oración en el original? Bueno esta
palabra nos viene del griego douleuo que significa ser esclavo. De esta manera
tenemos que decir que el servicio los unos a los otros en amor implica que somos
esclavos de otros por amor, someternos unos a otros y obedecernos unos a otros,
hacer lo que nos diga otra persona y hacerlo con amor.
No siempre tenemos una actitud y una diligencia de siervos de los demás, mucho
menos que seamos esclavos. Pero, ¿hemos visto el testimonio de Cristo? ¿Por qué
cree usted que Cristo antes de morir le lavó los pies a sus discípulos?
Estas fueron sus palabras: “Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he
hecho, vosotros también hagáis” (Jn. 13:15). Esto es el asunto más difícil en la vida
cristiana. Necesitamos ser como Cristo para descender y servir a otros. No es
humillarnos. Más bien esto levanta al creyente y lo hace feliz.
CONCLUSIÓN:
Déjeme darles finalmente tres textos que resumen todo lo que acá hemos dicho. Al
pueblo de Israel antes de entrar a la tierra prometida se le dijo: “Por tanto, guárdate,
y guarda tu alma con diligencia, que no te olvides de las cosas que tus ojos han
visto, ni se aparten de tu corazón todos los días de tu vida: y enseñarlas has á tus
hijos, y a los hijos de tus hijos” (Dt. 4:9).
El sabio Salomón hace esta reflexión sobre la diligencia: “El indolente no
chamuscará su caza: Mas el haber precioso del hombre es la diligencia” (Pr. 12:27).
Y Pablo le recomienda a su discípulo Timoteo lo siguiente: “Procura con diligencia
presentarte á Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que
traza bien la palabra de verdad” (2 Tim. 2:15). ¿Es usted un creyente diligente?
¿Tiene un espíritu ferviente?