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Tumores y nodulos hepáticos 635

de necrosis caseosa, que es muy sugestiva de una infección, o


O T R A S EN FER M ED A D ES IN FLA M A T O R IA S la eosinofilia, que es indicativa de la presencia de parásitos
E IN F E C C IO S A S o lesiones secundarias a fármacos o toxinas
• Procesos en los que «no se conoce la causa» y que representan
Abscesos hepáticos aproximadamente el 1 0 % de todos los granulomas hepáti­
cos; la m ayoría son hallazgos incidentales sin repercusión
En los países en vías de desarrollo son frecuentes los abscesos clínica
hepáticos; la mayoría de ellos se deben a infecciones parasita­
Dada su naturaleza infiltrante, las enfermedades grímuloma-
rias, sobre todo por amebas y (con menos frecuencia) por otros
tosas hepáticas provocan colestasis intrahepática con aumento
protozoos y helmintos. En los países desarrollados, los abscesos
de las concentraciones de fosfatasa alcalina y 7 -glutamil trans-
hepáticos de origen parasitario son m enos habituales. En el
peptidasa.
mundo occidental son más comunes los abscesos bacteriímos,
que aparecen como complicación de una infección en otra zo­
na. Los gérm enes pueden llegar al hígado por alguna de las
siguientes vías: T U M O R E S Y N O D U L O S H E P Á T IC O S
• Infección ascendente por la vía bUiar (colímgitis ascendente) El hígado y los pulmones tienen la dudosa distinción de ser los
• D isem inación vascular, bien portal o arterial, sobre todo órganos viscerales que con más frecuencia sufren metástíisis de
originada en el tubo digestivo otros tumores. De hecho, las neoplasias hepáticas más frecuentes
• Invasión directa del hígado desde una fuente próxima son las metástasis de carcinomas y destaca la frecuencia del colon,
• Lesión penetrante del pulm ón y de la mam a com o origen prim ario. Casi todas
Las enfermedades debilitantes con inmunodeficiencia son un las neoplasias malignas primarias hepáticas son CHC, que tienen
cuadro frecuente —por ejem plo, edad avanzada, inmunode- una variabilidad geográfica de considerable incidencia a escala
presión o quimioterapia antineoplásica con insuficiencia me­ m undial, com o se com enta más adelante. Otros dos tipos de
dular—. tumores malignos hepáticos primarios son el hepatoblastoma
Los abscesos bacterianos piógenos pueden aparecer como (un tumor infantil hepatocelular) y el angiosarcoma (im tumor
lesiones solitarias o múltiples, con tamaños que oscilan desde de vasos sanguíneos asociado a la exposición a cloruro de vinilo
unos milím etros a lesiones masivas de hasta muchos centím e­ y arsénico), pero su frecuencia es dem asiado baja como para
tros de diám etro. M uchos patógenos pueden producir abs­ describirlos más aquí.
cesos hepáticos de tipo piógeno y, con frecuencia, participa Las m asas h ep áticas se estu d ian por diversos m otivos.
más de un germen. Las bacterias más implicadas son E. coli, Pueden ocasionar una sensación de ocupación epigástrica o
K lebsiella pneum oniae, esp ecies de P roteus, pseud om onas y molestias y, en ocasiones, se detectan en una exploración física
Streptococcus milleri. Cada vez se están aislando más especies habitual. Los estudios radiológicos realizados por otros motivos
de C andida. D ada la natu raleza polim icrobian a de los abs­ pueden descubrir masas hepáticas incidentales.
cesos, es im portante reconocer el germen. Las características
m acroscópicas y m icroscópicas se corresp ond en con la de Tumores benignos
cualquier otro absceso piógeno: necrosis por licuefacción con
abundantes neutrófilos. Las lesiones benignas más frecuentes del hígado son los angiomas
Los abscesos hepáticos se asocian a fiebre y, en muchos casos, cavernosos, que son idénticos a los originados en otras partes
a dolor en el cuadrante superior derecho y hepatomegalia do- del cuerpo (v. capítulo 9). Estas lesiones bien delim itadas es­
lorosa. La ictericia se produce cuíindo se obstruye la vía biUcir. tán constituidas por canales vasculares revestidos por células
Con frecuencia se necesitan antibióticos, adem ás del drenaje endoteliales y estrom a interpuesto. Apíirecen com o nódulos
percutáneo o quirúrgico. Si se retrasa el tratamiento, sobre todo delimitados, son de color rojo-íizulado y blandos, suelen medir
en personas con enfermedades coexistentes graves, la mortali­ menos de 2 cm y, con frecuencia, se encuentran situados di­
dad de los abscesos hepáticos grandes puede oscilar entre el 30 rectamente por debajo de la cápsula. La principal impórtemela
y el 90%. Si se reconocen pronto y se tratan de forma adecuada, clínica es no confundirlos con metástasis; la punción con aguja
hasta el 90% de los pacientes sobreviven. fina percutánea a ciegas puede ocasionar una hemorragia in-
traabdominal grave.
Los com plejos de von M eyenburg son otro hallazgo benigno
Enfermedad granulomatosa relativamente frecuente en el hígado. Se asume que son hamar-
tomas congénitos de conductos biliares y, en general, aparecen
Los granulom as son frecuentes en el hígado y se identifican ciislados o en número pequeño. Están constituidos por estructu­
•S hasta en el 10% de las muestras de biopsia hepática. Pueden ras similares a los conductos biliares, separados por un estroma
ser indicativos de una enfermedad sistémica o ser específicos blímdo y densamente colágeno. Estas lesiones no tienen riesgo
del hígado. La enfermedad granulomatosa se puede clasificar de malignizar, pero la presencia de lesiones múltiples sugiere
i en cuatro grupos por la etiología:
• Procesos en los que «se ve la causa», dado que se pueden
la posible presencia de una enfermedad fibropoliquística hepática,
que se puede asociar a algunos tipos de poliquistosis renal (v.
reconocer los gérmenes con tinciones especiales, por ejemplo capítulo 13).
3«3
para hongos o gérmenes ácido-alcohol resistentes
•iñ • Procesos en los que «se conoce la causa», dado que avmque Hiperplasia nodular focal
Í3 no se vean los gérmenes, se dispone de diagnóstico previo La hiperplasia nodular focal (HNF) se encuentra, principalmente,

!
(p. ej., tuberculosis conocida, sarcoidosis sistémica, lesiones en hígados norm ales. Se trata de una lesión localizada, bien
destructivas del conducto en una CBP conocida) que justifica delim itada y mal encapsulada que está constituida por nó­
las lesiones dulos de hepatocitos hiperplásicos con una cicatriz central
• Procesos en los que «se sospecha la causa», dado que el fibrosa estrellada. No se trata de una verdadera neoplasia sino
a aspecto de los granulomas o la correlación histopatológica
orienta a un trastorno de base probable, como la presencia
de una respuesta al flujo vascu lar anóm alo a través de una
cilteración vascular congénita o adquirida, que origina áreas de
636 C A P Í T U L O 15 Hígado, vesícula biliar y vía biliar

regeneración del parénquima que alternan con otras de atrofia. es raro malignicen, los adenomas que tienen mutaciones de la
El tam año de una H NF puede oscilar desde 1 cm a m uchos p-catenina tienen im riesgo de evolución a CHC.
centím etros. En general, se encuentra de form a incidental, Los estudios moleculares permiten clasificar estas lesiones
sobre todo en mujeres en edad fértU, en las que puede crecer en tres tipos definidos algo distintos:
en respuesta a los estrógenos, incluidos los que contienen los • El 35-40% de los adenom as m uestran una inactivación de
anticonceptivos orales. Estas lesiones no tienen riesgo de ma- dos alelos por m utaciones som áticas (90%) o en la línea
Ugnizarse, pero pueden producir síntomas por compresión de germinal (10%) del gen H N FIA (que codifica un factor de
la cápsula hepática. tran scripción de hepatocitos) o C Y P IB I (que cod ifica el
citocrom o P-450). Estos adenom as son más frecuentes en
Adenoma hepático mujeres, se asocian a veces al consumo de anticonceptivos
El adenoma hepático es ima neoplasia hepatocelular benigna, orales y, con frecuencia, son am arillos por la presencia de
una esteatosis importímte. El riesgo de que m alignicen es
suele cifectar a mujeres en edad fértil que han empleado ímti-
conceptívos orales y puede resolverse cuando se interrum pe bajo.
el uso de horm onas. Estas lesiones suelen ser tum ores bien • El 10-15% de los adenomas muestran mutaciones activadoras
delimitados, no encapsulados, que pueden ser pálidos, pardo- de la p-catenina. Estas lesiones se asocian a un alto riesgo de
cmiarillentos o m ostrar un tinte biliíir y que pueden alcanzar que malignicen, son más frecuentes en hombres y pueden es­
30 cm de diám etro (fig. 15-31). El exam en histológico de los tar relacionadas con el consumo de esteroides anabolizantes
adenom as hepáticos m uestra sábanas y cordones de células, y, posiblemente, con el HGNA.
que pueden recordar a los hepatocitos norm ales o presentar • Más del 50% de los adenomas son inflamatorios y se asocian
una mínima variabilidad del tamaño celular y nuclear. No se a un aum ento de la expresión de las proteínas reactantes
reconocen espacios portales; en lugar de estos, se observan de fase aguda, com o el am iloide A sérico o la proteína C
arterias y venas de drenaje prominentes a lo largo de toda la reactiva, tanto en el tum or com o, en ocasiones, en el suero.
lesión. Los adenomas hepatocelulares son importantes por tres Aproximadamente el 10% de estas lesiones tam bién tienen
m otivos: 1) cuando se m anifiestan com o una m asa intrahe- mutaciones activadoras de la p-catenina y pueden malig-
pática, se pueden confundir con un CH C de mal pronóstico; nizarse. Este tipo es más frecuente en mujeres y, a menudo,
2) los adenomas subcapsulares pueden romperse, sobre todo se asocia a obesidad y a hígado graso. M orfológicam ente,
durante el embarazo (por estimulación estrógena) y ocasionar este subgrupo puede ser idéntico a la HNF y para distin­
una hemorragia intraabdominal con riesgo vital, y 3) aunque guirlos se tiene que dem ostrar la presencia de un fenotipo
inflam atorio (como la expresión de la proteína amiloide A
sérica, SAA).

Lesiones precursoras del carcinoma hepatocelular


Aunque en ocasiones los adenomas hepatocelulares pueden ser
premalignos, representan una rara vía de malignidad hepatoce­
lular. Los precursores más frecuentes son los cambios celulíires
y las lesiones nodulares observados en las hepatopatias cróni­
cas, sobre todo en la hepatitis vírica crónica, en la hepatopatía
alcohólica y en algunas enferm edades m etabólicas, com o la
deficiencia de AAT y la hemocromatosis hereditaria. En general,
se encuentran en ima enfermedad en estadios avanzados, sobre
todo cuando ya existe una cirrosis establecida. Sin embargo,
aunque con frecuencia se ha sostenido que la propia cirrosis
es premciligna, esto no es correcto. Los procesos que ocasionan
cirrosis y transform ación m aligna se producen a lo largo de
ciños a décadas y en paralelo, más que representar fenómenos
secuenciales.

Displasia celular
Se describen dos tipos de displasia hepatocelular, ambos más
frecuentes en presencia de una hepatitis vírica crónica. El cambio
decélubs grand^ corresponde a hepatocitos dispersos, en general de
localización periportal o periseptal, que tien en un tam año
mayor que los hepatocitos normales, y que presentan núcleos
pleomorfos y, con frecuencia, múltiples (fig. 15-32, A). Aunque
son m orfológicam ente atípicas, no se cree que estas células
estén im plicadas en la vía de transform ación m aligna, sino
B que, más bien, se considera que son marcadores de los cambios
Figura 15-31 Adenoma hepático. A. Pieza de extirpación quirúrgica, en la moleculares derivados de una lesión crónica que predispone a
que se reconoce una nnasa delimitada por debajo de la cápsula hepática con los dem ás hepatocitos de m orfología norm al a malignizarse.
necrosis hemorrágica (áreas rojas oscuras). B. Microfotografía que muestra El cambio de célula pequeña se caracteriza por hepatocitos más
un adenoma, con cordones de hepatocitos de aspecto normal, ausencia de pequeños de lo norm al, pero con núcleos de tímiaño normal,
espacios portales y llamativa neovascularización (asteriscos). Se reconoce ovalados o angulados y, con frecuencia, hipercrom áticos. El
una extensa zona de tumor infartado. cam bio de célula pequeña puede apíirecer en cualquier área
(A. por cortesía de la Dra. Pauleae Bioulac-Sage. Unmrsity o f Bordeaux, Bordeoux, Flanee.) del lobuUllo hepático, a menudo formando cúmulos vagímiente
Tumores y nodulos hepáticos 637

* /^- frecuencia elevada de infección crónica por VHB. La máxima


incidencia de CHC se describe en los países asiáticos (sudeste
de China, Corea, Taiwán) y en el África subsahariana, donde el
VHB se transmite de forma vertical y, como ya se ha comentado,
el estado de portador comienza durante la lactancia. Además,
muchas de estas poblaciones están expuestas a la aflatoxina,
factor que, com binado con la infección por VHB, aum enta el
riesgo de desarrollar un CHC de form a m uy im portante en
compcuración con las poblaciones no expuestas ni infectadas;
en función del estudio, el aumento estimado de la frecuencia
de CHC oscila entre 23 y 216 veces más. La incidencia máxima de
CHC se describe en estas áreas en pacientes de 20 a 40 años,
y en casi el 50% de los casos el tumor aparece sin asociación a
cirrosis. En los países occidentales, la incidencia de CHC está
aumentando con rapidez, sobre todo por la epidemia de hepa­
titis C. Aunque se ha triplicado durante las últimas décadas en

Figura 15-32 A. Cambio de célula grande. Se identifican hepatocitos muy


grandes con núcleos muy aumentados de tamaño y que —algo que ocurre
rara vez— aparecen entremezclados con hepatocitos de tamaño normal,
que tienen núcleos redondeados típicos. B. Cambio de célula pequeña
(CCP). Se observan hepatocitos de aspecto normal en la parte inferior
derecho. El CCP se caracteriza por hepatocitos más pequeños que los
normales con engrosamiento de las láminas de hepatocitos y una relación
núcleo:citoplasma aumentada.
(A Y B, por cortesa del Dr.Yourtg Nyurt Park,Yonsei Medical College, Seoul, South Korea.)

1 ,1
nodulares. Este tipo de displasia se considera premaligna de
forma directa (fig. 15-32, B).

Nodulos displásicos
Los nódulos displásicos posiblemente representen la principal
vía de desarrollo del CH C en la hepatopatía crónica. En los
hígados cirróticos, los nódulos displásicos se distinguen por
su mayor tamaño. La mayoría de los nódulos cirróticos tienen
•S tam años de entre 0,3 y 0,8 cm, mientras que los displásicos a
menudo alcíuizan l-2 c m (fig. 15-33, A). Se trata de crecimientos
(b neoplásicos que íifectan a muchos lobulillos hepáticos adyacen­
I tes, sin que todos los espacios portales sean desplazados. Estas
lesiones tienen un riesgo elevado de transform ación maligna
y, en ocasiones, contienen, incluso, subnódulos frím camente
3(S malignos (fig. 15-33, B).
C
■B B
Carcinomas hepatocelulares
Figura 15-33 A. Cirrosis por hepatitis C con un nodulo claramente

! Epidemiología
A escala mundial, el CH C (tam bién llam ado, erróneam ente,
más grande (flechas). Este crecimiento de un nodulo dentro de otro en
este nodulo displásico es sugestivo de una lesión de alto grado. B. Histo­
lógicamente, la región del recuadro marcado en A muestra un carcinoma
hepatoma) representa aproximadamente el 5,4% de todos los hepatocelular (CHC) bien diferenciado (lado derecho) y un subnódulo del
a cánceres, pero la incidencia es muy variable según las regiones
del mundo. Más del 85% de los casos aparecen en países con una
CHC moderadamente diferenciado en su interior (centro, izquierda).
(A y B, por cortesía del Dr.Mosomichi Kojiro, Kururne Umersity, Kurume,Jopan.)
638 C A P Í T U L O 15 Hígado, vesícula biliar y vía biliar

EE. UU., la incidencia sigue siendo de 8 a 30 veces inferior a la


que contribuyen al crecimiento no regulado y aumentan
descrita en algunos países asiáticos. En la población occidental
todavía más la inestabilidad genómica.
es raro que el CHC debute antes de los 60 años y casi el 90%
• Defectos adquiridos en la reparación del AD N, sobre todo
de los casos se asocian a una cirrosis. Existe un llamativo pre­
dominio en hombres en todo el mundo, que se aproxima a un en los sistemas de reparación de las roturas del A D N de
cociente de 3:1 y alcanza uno de 8:1 en los países de baja y alta doble cadena, que también perpetúan las lesiones del ADN
incidencia, respectivamente. y pueden provocar alteraciones cromosómicas.
Ni el VH B ni el VH C contienen oncogenes. El gen VHB-X,
que ya se ha descrito, puede tener cierto potencial oncógeno
PATOGENIA (v. capítulo 5). La capacidad carcinógena de estos virus posi­
blemente guarde relación con su capacidad de ocasionar in­
En el capítulo 5 se describen varios factores generales im­ flamación crónica y aumento del recambio celular
plicados en la patogenia del CHC. A continuación, se van a
exponer algunos aspectos:
• Se lian establecido tres asociaciones etiológicas importan­
tes: la infección por VHB o VHC, la cirrosis alcoliólica y la
exposición a la aflatoxina. En EE. UU., el H G N A se des­
MORFOLOGÍA
cribe cada vez más como factor de riesgo importante en el Macroscópicamente, el CHC puede aparecer como: I) tumor
CHC. Otros trastornos asociados son la hemocromatosis, unifocal, en general masivo; 2 ) tu m o r m u ltifocal, cons­
la deficiencia de AAT y la tirosinemia. tituido por nódulos de tamaño variable, y 3) tumor infiltrante
• Muchas variables, como la edad, el sexo, las sustancias difuso, que permea de forma extensa y, en ocasiones, afecta
químicas, los virus, las hormonas, el alcohol y la nutrición, a todo el hígado, con lo que, de forma imperceptible, se con­
interaccionan para el desarrollo del CHC. Por ejemplo, la en­ funde con la cirrosis de base. En estos dos últimos patrones
fermedad que con más frecuencia se asocia a esta neoplasia puede resultar difícil distinguir radiológicamente los nódulos
es la tirosinemia hereditaria, un trastorno infrecuente en el cirróticos regenerativos de las neoplasias de tamaño parecido.
que casi el 40% de los pacientes desarrollan esta neoplasia. Las masas tumorales delimitadas suelen ser de color blanco-
• En muchas regiones del mundo, incluidos Japón y el centro de amarillento y, en ocasiones, presentan un punteado biliar con
Europa, la infección crónica por VHC es el factor de riesgo áreas de hemorragia y necrosis. El C H C m uestra una gran
más importante para el desarrollo del cáncer hepático. tendencia a la invasión vascular. Son típicas las metástasis
• En algunas regiones del mundo, como China y la parte sur de intrahepáticas extensas y a veces una masa tumoral a modo de
África, sobre todo Mozambique, en las que el VHB es endémi­ serpiente invade la vena porta (ocluyendo la circulación portal)
co, es frecuente la exposición a altas cantidades de aflatoxinas o la cava inferior y llega a alcanzar el hemicardio derecho.
generadas por el hongo Aspergillus flavus. Esta toxina carcinó­ El examen histológico del C H C muestra un aspecto varia­
gena se encuentra en los cereales y cacahuetes «mohosos». ble, desde lesiones bien diferenciadas que recuerdan a los
La aflatoxina se puede unir de forma covalente al ADN celular hepatocitos dispuestos en un patrón en cordón, trabecular o
y causar mutaciones en algunos genes, como TP53. glandular (fig. 15-34) a tumores poco diferenciados, que con
A pesar de los detallados conocimientos sobre los agentes frecuencia contienen células gigantes anaplásicas multinucleadas
etiológicos del CHC, la patogenia de este tumor sigue siendo grandes. En las variantes m ejor diferenciadas se pueden
incierta. En la m ayor p arte de los casos se d esarrolla e n co n tra r glóbulos de bilis en el cito p lasm a de las
a p a rtir de nodulos displásicos de células pequeñas células y dentro de los seudocanalículos formados entre
y alto grado sobre hígados cirró tico s. En concordancia las células. También se pueden reconocer inclusiones hialinas
con este hallazgo, los nódulos pueden ser monoclonales y acidófilas en el citoplasma similares a los cuerpos de Mallory. Se
albergar alteraciones cromosómicas similares a las presentes
en el CHC. La célula que da origen al C H C se discute mu­
cho. Parece que estos tu m o res pueden o rig in arse en
hep atocitos m aduros y en células progenitoras (las
denom inadas células ductulares u ovaladas). Resulta
difícil distinguir los nódulos displásicos de alto grado del CHC
en estadio precoz. Incluso con una biopsia, dado que no se dis­
pone de marcadores moleculares específicos de estos estadios.
Un criterio importante es la vascularización del nódulo, que se
puede reconocer con estudios de imagen y que casi siempre
indica claramente malignidad.
U n a c a ra c te rís tic a p rá ctic a m e n te u n iversal del
C H C es la existencia de alteraciones crom osóm icas
de tip o e stru c tu ra l o n u m érico, in d icativas de que
el genom a es inestable. Se ignora la causa exacta de esta
inestabilidad en este tumor, aunque parece que varios factores
son importantes:
• Inflamación y regeneración, que aparecen en todas las formas
de hepatitis crónica y que se consideran elementos importan­ Figura 15-34 Carcinoma hepatocelular bien diferenciado en el que se
tes para la adquisición de mutaciones en el AD N genómico. observa distorsión de las estructuras normales: las láminas de hepatocitos
• Mutaciones adquiridas en algunos oncogenes específicos están muy ensanchadas y es frecuente encontrar estructuras «seudoacina-
res» (flechas), que se corresponden con canalículos biliares anómalos, que
(como P-catenina) y supresores tumorales (como TP53),
a menudo contienen bilis.
Enfermedades de la vesícula biliar 639

curativo. Si no se resecíin los tumores, la mediana de supervi­


identifica escaso estroma en la mayor parte de los carcinomas
vencia son 7 meses. Ensayos clínicos recientes han demostrado
hepatocelular, lo que explica que sean tumores blandos.
que el tratíimiento con soríifenib, un inhibidor de tirosina cinasa
Una variante clínico-patológica característica del CH C es el
de amplio espectro, consigue cierto beneficio en los pacientes
carcinom a fibrolam inar. Afecta a adultos jóvenes (20-40 con enfermedad avanzada. En algunos países, como Taiw'án,
años) con igual incidencia en ambos sexos y no se asocia a los program as de vacunación frente al VHB han reducido la
factores de riesgo como la cirrosis, entre otros. En general, se incidencia de CHC de forma considerable, lo que demuestra
trata de tumores solitarios atravesados por bandas fibrosas, que las m edidas preventivas pueden aliviar la terrible carga
que recuerdan a una HNF. La variante fibrolaminar tiene un asociada a esta enJfermedad en regiones endémicas.
pronóstico mejor que las otras más frecuentes.

RESUMEN
Características clínicas
Tumores hepáticos
Aunque el CHC puede cursar con una hepatom egalia silente,
en general aparece en pacientes con una cirrosis sintom ática. Los tumores hepáticos malignos más frecuentes son las
En estos su jetos, un rápido au m en to del tam año h epático, un metástasis de carcinomas, sobre todo con origen en el
deterioro súbito de la ascitis o la aparición de una ascitis hem o- colon, los pulmones y las mamas.
rrágica, la fieb re o el dolor hacen sospechar el tumor. N o se d is­ El principal tumor maligno primario es el CHC. Es frecuente
pone de buenos m arcadores serológicos para detectar CHC. en algunas regiones de Asia y África, y su incidencia está
El más em pleado de ellos es la concentración de la a-proteína aumentando en EE. UU.
sérica, pero únicam ente aum enta en tumores m uy avanzados Los principales agentes etiológicos del C H C son las hepa­
y solo en el 50% de los casos. Adem ás, se encuentran falsos
titis B y C, la cirrosis alcohólica, la hemocromatosis y, con
resultad os positivos en los tum ores del seno endodérm ico
menos frecuencia, la tirosinemia y la deficiencia de AAT.
(saco vitelino) y en muchos procesos no neoplásicos, como la
cirrosis, la hepatitis crónica, embarazos normales y la necrosis En las poblaciones occidentales, el 90% de los C H C se
hepática masiva. Por este motivo, se trata de una prueba ines- desarrollan sobre hígados cirróticos, mientras que en Asia
pecífica y poco sensible. El cribado radiológico de los pacientes ci- casi el 50% lo hacen en hígados sin cirrosis.
rróticos cada 6 meses, para tratar de identificar nódulos displásicos o La inflamación crónica y la regeneración celular asociadas
pequeños CHC en un estadio precoz, es la fron tera clínica actual. a hepatitis vírica pueden ser fectores predisponentes para
El pronóstico global del CHC avanzado es muy malo. La re­ el desarrollo del carcinoma.
sección o la ablación puede ser curativa en las lesiones pequeñas Los C H C pueden ser unifocales o multifocales, suelen
solitarias (sobre todo en las infrecuentes formas fíbrolamina- invadir los vasos y pueden recordar, en grado variable, la
res), pero no previene la aparición de nuevas lesiones de CHC arquitectura del hígado normal.
sobre un hígado con lesiones crónicas. El tríisplante puede ser

TRASTORNOS DE LA VESICU LA BILIARY DE LA VIA BILIAR


EX TR A H EPÁ TICA
Los trastornos de la vesícula y de la vía biliar afectan a im por­ dos tipos fundamentales de cálculos: cálculos de colesterol, que
centaje elevado de la población mundial. La colelitiasis (cálculos contienen colesterol monohidrato cristalino (80% de los cálculos
vesiculares) representa más del 95% de estos trastornos. Aproxi­ en los países occidentales), y los cálculos pigmentarios, que están
madamente el 2% del presupuesto de salud del Gobierno Federal constituidos por sales de biÚrrubinato cálcico.
de EE. UU. se invierte en el tratamiento de la colelitiasis y de sus
complicaciones. En este capítulo se describen, en primer lugar,
las enfermedades de la vesícula büiar (colecistitis y colelitiasis) y, • p a t o g en ia
a continuación, algunos tríistornos de la vía biliar extrahepática.
Se debe recordar que las lesiones del árbol biliar extríihepático La formación de bilis es la única forma importante de eliminar el
pueden afectar a la vía bUiar intrahepática y que los tumores exceso de colesterol del cuerpo, como colesterol libre o como
de la vía biliar (colangiocarcinom as, descritos más adelante) sales biliares. El colesterol se vuelve hidrosoluble mediante la
pueden tener una localización intrahepática o extrahepática. agregación con sales biliares y lecitinas. Cuando las concentra­
ciones de colesterol superan la capacidad de la bilis para solubi-
i lizarse (sobresaturación), el colesterol no puede seguir disperso,
por lo que se cristaliza y abandona la solución. La formación de
3«3
EN FER M ED A D ES D E LA V E S IC U L A BILIA R cálculos de colesterol aumenta por la hipom otilidad de la
vesícula b ilia r (estasis), que favorece la nucleación, y por
•iñ
Í3
Colelitiasis (cálculos vesiculares) la hipersecreción de moco, con el consiguiente atrapamien­
to de los cristales, lo que fomenta su agregación en cristales.

! Los cálculos afectan al 10-20% de los adultos de países occidentales


del hemisferio norte, al 20-40% de los de países latinoamericanos
y solo al 3-4Yo de los asiáticos. En EE. UU., cada año se diagnos-
La formación de cálculos pigmentarios es más probable
cuando existe bilirrubina no conjugada en el árbol biliar, como
sucede en las anemias hemolíticas y en las infecciones de la vía
ticím im millón de casos de colelitiasis nuevos y dos tercios de
a los pacientes afectados se someten a cirugía, con extracción de
entre 25 y 50 m illones de toneladas de cálculos. Se describen
biliar Los precipitados están constituidos, principalmente, por
sales de bilirrubinato cálcico insolubles.
Tumores 643

los conductos biliares en el 90% de los casos de atresia biliar. El


tratamiento definitivo es el trasplante hepático. Si no se opera
al paciente, este suele morir a los 2 años de vida.

RESUMEN
Enfermedades de la vesícula biliar y de la vía biliar
extrahepática
Entre las enfermedades de la vesícula se encuentran la
colelítíasis y la colecistitis aguda y crónica.
La formación de cálculos es frecuente en los países occi­
dentales. La inmensa mayoría de los cálculos están cons­
tituidos por colesterol. Los cálculos pigmentados contienen
Figura 15-37 Adenocarcinoma de vesícula biliar. La vesícula abierta
bilirrubina y calcio, y son níiás frecuentes en los países contiene un gran tumor exofítico, que prácticamente ocupa toda la luz.
asiáticos.
Entre los factores de riesgo para el desarrollo de cálculos
de colesterol están la edad avanzada, el sexo femenino, el
uso de estrógenos, la obesidad y la herencia. similar a una coliflor, pero, al mismo tiempo, infiltra la pared
La colecistitis se produce casi siempre en relación con una subyacente (fig. 15-37). La m ayoría son adenocarcinom as,
colelitiasis, aunque aproximadamente en el 10% de los casos que pueden ser papilares o poco diferenciados. Aproximada­
no existe esta asociación. mente el 5% son carcinomas epidermoides o muestran una
La colecistitis aguda calculosa es la causa más frecuente de diferenciación adenoescamosa y también existen infrecuentes
colecistectomía de urgencia. tumores neuroendocrinos. Cuando se descubren los cánceres
La£ lesiones obstructivas de la vía biliar extrahepática en de vesícula biliar, la mayor parte de ellos han infiltrado el hígado
adultos pueden causar una infección ascendente (colangitis) o alcanzado los conductos biliares o los ganglios de la porta
y una cirrosis biliar secundaria. hepática.
El motivo de consulta de los lactantes que nacen con una
atresia biliar congénita es una colestasis neonatal, cuya
curación requiere un trasplante hepático.
Características clínicas
El diagnóstico preoperatorio de carcinom a de la vesícula es
excepcional y se ha descrito en menos del 20% de los casos. Los
TUM O RES síntomas aparecen de forma insidiosa y las manifestaciones de
presentación no se pueden distinguir de las ocasionadas por
una colelitiasis: dolor abdominal, ictericia, anorexia, náuseas y
Carcinoma de la vesícula biliar vómitos. Los pacientes más íifortunados sufren una obstrucción
precoz con una colecistitis aguda o se someten a una colecis­
Aunque es infrecuente, el carcinom a de la vesícula biliíir es el
tectomía por cálculos sintomáticos coexistentes antes de que el
tum or m aligno más frecuente de la vía biliar. Es de dos a seis
tumor se extienda a otras localizaciones.
veces más frecuente en mujeres y se produce, sobre todo, en
la séptim a década de la vida. El carcinom a vesicular es más
frecuente en las poblaciones mexicana y chilena, posiblemente
por la m ayor incidencia de cálculos en estas regiones. En EE. Colangiocarcinomas
UU., la incidencia es máxima en hispanos y nativos am erica­
nos. Es raro descubrir este tum or en un estadio resecable, y la Los colangiocarcinomas son adenocarcinomas origiriados en los
supervivencia m edia a los 5 años es de un deprim ente 5%. Se colangiocitos que revisten los conductos biliares intrahepáticos
reconocen cálculos en el 60-90% de los casos. En Asia, donde y extrahepáticos. Los colangiocarcinom as extrahepáticos re­
son más frecuentes las enferm edades piógenas y parasitarias presentan aproxim adam ente dos tercios de estos tum ores y
de la vía biliar, los cálculos tienen m enos im portancia. Parece pueden originarse en el hilio (los denom inados tum ores de
posible que las vesículas que albergan cálculos o agentes infec­ Klatskin) o en zonas más distales de la vía biliar. Los colangio­
•S
ciosos desarrollen un cáncer como consecuencia de traumatis­ carcinom as son más frecuentes en personas de 50 a 70 años.
mos repetidos y de la inflam ación crónica. N o está claro el Dado que tanto los colangiocíu'cinomas intrahepáticos como
los extrahepáticos son asintomáticos, en general, hasta que se
i papel de los derivados carcinógenos de los ácidos biliares.
encuentran en estadios avímzados, el pronóstico es malo y la
mayor parte de los casos no son susceptibles de resección. Entre
3«3 los factores de riesgo se encuentran una CEP, las enfermedades
^ MORFOLOGÍA fibropoliquística de la vía biliar y la infestación por Clonorchis
•iñ sinensis u Opisthorchis viverrini.
Í3 Los cánceres de la vesícula biliar pueden tener un crecimien­
to ex o fítico o in filtra n te . El patrón infiltrante es el más Todos los factores de riesgo de colangiocarcinom a produ­

! frecuente y suele aparecer como una zona mal delimitada de


engrosamiento difuso con induración de la pared vesicular, que
pueden abarcar varios centímetros cuadrados o afectar a toda
cen colestasis crónica e inflam ación, lo que puede inducir la
aparición de mutaciones somáticas en los colangiocitos. Se han
descrito varios cambios genéticos constantes en estos tumores,
incluidas m utaciones activadoras de los oncogenes KRAS y
la pared vesicular Estos tumores son escirros y muy firmes.
a El patrón exofítico crece hacia la luz como una masa irregular
BRAF, y mutaciones con pérdida de función del gen supresor
de tumores TP53.
644 C A P Í T U L O 15 Hígado, vesícula biliar y vía biliar

Características clínicas p ecíficos, com o pérd id a de peso, dolor, anorexia y ascitis.


El colangiocarcinom a intrahepático se puede m íinifestar por Los síntom as y signos asociados a los colangiocarcinom as
la presencia de una masa hepática, y signos y síntom as ines- extrahepáticas (ictericia, heces acólicas, náu seas y vóm itos,
y pérdida de peso) se deben a la obstrucción biliar. Los ha­
llazgos asociados son aum ento de las concentraciones séricas
de fosfatasa alcalina y am inotransferasas. La única opción
MORFOLOGÍA terapéutica es la resección quirúrgica, aunque en una gran
mayoría de casos no resulta curativa. Está contraindicado el tras­
Los colangiocarcinom as son adenocarcinomas típicos con plante. Las supervivencias medias oscilan entre 6 y 18 meses,
presencia de glándulas más o menos formadas que se asocian independientem ente de que se reíilice una resección agresiva
a abundante estroma fibroso (desmoplasia), lo que confiere a o una cirugía paliativa.
estas lesiones una consistencia arenosa firme (fig. 15-38). No
se identifican pigmento biliar ni inclusiones hialinas en las células
tumorales, mientras que puede ser llamativa la presencia de
B IB L IO G R A F IA
mucina intracelular.
Dado que la obstrucción completa o parcial de los conduc­ Beier JI, Axteel GE, McClain Q : Advances in alcoholic liver disease. Curr
Gastroenterol Rep 13:56,2011.
tos biliares provoca ictericia con rapidez, los tumores de la vía
Berna! W, Auzinger G, Dhawan A, et al: Acute liver failure. Lancet
biliar extrahepática suelen ser relativamente pequeños en el 376:190,2010.
momento del diagnóstico, mientras que los tumores intrahe- Bioulac-Sage P, Balabaud C, Zucman-Rossi J: Focal nodular hyperplasia,
páticos pueden provocar síntomas solo cuando una gran parte hepatocellular adenomas: past, present, future. Gastroenterol Clin
del hígado es sustituida por tumor Los colangiocarcinomas se Biol 34:355,2010. [De los pioneros de¡ nuevo diagnóstico molecular de los
tumores hepáticos benignos.]
pueden extender a localizaciones extrahepáticas, como gan­
Brunt EM: Pathology of nonalcoholic fatty liver disease. Nat Rev
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La invasión siguiendo los nervios peribiliares es otra forma de tema.]
diseminación por el abdomen. Los colangiocarcinomas tienen Chun LJ, Tong MJ, Busuttil RW, et al: Acelaminophen hepatoloxicity and
más tendencia a la extensión extrahepática que los CHC. acute liver failure. J Clin Gastroenterol 43:342,2009. [Acerca de la causa
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Figura 15-38 Colangiocarcinoma. A . Neoplasia masiva en el lóbulo dere­
cho con extensas metástasis Intrahepáticas. B . Las células tumorales forman
estructuras glandulares rodeadas por un estroma esclerótico denso.

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