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UNIVERSIDAD DE ESPECIALIDADES ESPIRITU SANTO

DIVISION DE EDUCACIÓN A DISTANCIA

TITULO DEL TRABAJO

Ensayo sobre ¿Cómo influye la actividad física en el tratamiento de la obesidad?

NOMBRE DE LOS INTEGRANTES

Norberto Sebastián Vélez Bazurto


John Carlos Rojas Urdánigo

NOMBRE DE LA MATERIA

FISIOPATOLOGÍA NUTRICIONAL

NOMBRE DEL PROFESOR

Dra. Myriam Beatriz Reyes Galarza


Tema: ¿Cómo influye la actividad física en el tratamiento de la obesidad?

Introducción

La obesidad es una de las enfermedades con altas tasas de prevalencias a nivel mundial.
Esta patología es el resultado de un exceso de peso como producto de un desbalance entre
lo que una persona consume diariamente y el gasto energético que se realiza.

La obesidad produce una cascada de complicaciones que pueden conllevar a la muerte de


una persona o a empeorar su calidad de vida, enfermedades como: resistencia a la
insulina, subida de la presión arterial, aumento en la concentración de lípidos plasmáticos,
enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares pueden ser fatales sino se corrige la
obesidad.

Los tratamientos dirigidos hacia la obesidad están enfocados en aminorar el peso corporal
de una persona y reducir las complicaciones que pueden ocurrir. Los estudios actuales
evidencia el rol que tiene la actividad física a la hora de influir directamente sobre el
tratamiento de la obesidad.

La actividad física en una persona sana mejora los estados de ansiedad evitando que
ingieran alimentos muy calóricos, en las personas obesas, además de este efecto positivo
también moviliza los ácidos grasos de los depósitos que se encuentran en los tejidos hacia
el músculo para utilizarlos como proveedores de energía durante la sesión de ejercicio
disminuyendo el peso corporal y mejorando la calidad de vida del paciente obeso.

La persona obesa además de presentar problemas en el metabolismo de las grasas también


tiene inconvenientes a la hora de regular la actividad de la insulina por lo que el ejercicio
sensibiliza la acción de la insulina disminuyendo la resistencia de la misma.
Generalidades

La obesidad es el resultado de un desbalance entre la ingestión de alimento y el consumo


energético provocando un exceso de adiposidad en el cuerpo. Esta patología viene
acompañada por un sinnúmero de factores predisponentes que ayudan a su desarrollo
como: alteraciones genéticas, sedentarismo, consumo de alimentos ricos en ácidos grasos,
factores socioeconómicos, psicosociales, medicamentos, enfermedades de tipo hormonal
entre otros. (Guyton A, 2011)

La obesidad como enfermedad se encuentra asociada con un aumento de peso corporal


como producto de alteraciones en las vías utilizadas para la degradación lipídica
impulsando la formación y el traslado de ácidos grasos a los tejidos cuerpo. El estrés juega
un rol muy importante en la obesidad porque altera los mecanismos de saciedad y
potencia otros que llevaran a la persona a elevar su ingesta de alimentos con alto potencial
energético. (Guyton A, 2011)

El principal enfoque del tratamiento en la obesidad es reducir el peso y aminorar los


riesgos que representa. El plan utilizado para tratar a una persona obesa difiere de la
categoría en que encuentra según el Índice de Masa Corporal y basado en la valoración
física y bioquímica que se realiza. El tratamiento de la obesidad se cimentara bajo dos
pilares básicos: la actividad física y los hábitos alimentarios. (Kushner, 2012 )

Contribuciones fisiológicas de la actividad física al tratamiento de la obesidad

La prescripción del ejercicio debería ser uno de los elementos más importantes dentro del
protocolo utilizado para el tratamiento de la obesidad. La actividad física incrementa el
consumo energético tanto en el momento de la ejecución como después de la misma en
un grado variable que depende principalmente de la intensidad y duración del ejercicio.
(Chicharro López J, 2006)

El ejercicio mejora la calidad de vida de las personas obesas al reducir el exceso de peso
por medio de dos procesos: la disminución de la grasa abdominal al incrementar el
consumo energético y la elevación de su capacidad cardiorrespiratoria mejorando su
consumo de oxígeno. (Tratamientos de Obesidad, 2009)

La actividad física realizada de forma intensa refleja una mayor expectativa porque
genera un gran incremento del consumo energético, cuando dicha actividad ha finalizado.
Es por esta razón que una actividad física intensa ayuda a reducir los depósitos de ácidos
grasos, mejorando la calidad de vida de la persona, reduciendo los marcadores
bioquímicos como el LDL, VLDL y aumentando el HDL. (Cobo C, 2006)

Cuando una persona hace ejercicios, el cuerpo comienzan a sentir un sinfín de


adaptaciones fisiológicas que les permiten mejorar la utilización de oxígeno, y por lo tanto
el consumo metabólico, permanece constante. Esta fase de pre-actividad se desarrolla
bajo los siguientes procesos que le proporcionarán energías y ayudaran a un eficaz control
metabólico como: la refosforilación de la creatinina y de la adenosina difosfato, la
restauración de los procesos de glucógeno, el incremento de los niveles de las
catecolaminas séricas, el reciclaje de triglicéridos y ácidos grasos y la elevación de la
temperatura. (Chicharro López J, 2006)

Reducción de la grasa abdominal

El ejercicio físico permite la degradación de los triglicéridos y el traslado de sustratos


como los ácidos grasos y los carbohidratos que se encuentran depositados en los tejidos
del cuerpo al musculo para proveer energía necesaria para los cambios que van a tener
lugar durante las sesiones de actividad, conservando la masa muscular y motivando un
adelgazamiento significativo. (Chicharro López J, 2006)

Los sustratos que van a proveer energía deben romper sus enlaces e ingresar a un proceso
conocido como fosforilación para que la célula muscular transforme la energía química
en energía mecánica y así poder utilizarla. (Chicharro López J, 2006)

La movilización de ácidos grasos ocurre por la disminución de insulina circulante, el


aumento de las concentraciones de adrenalina, un elevado flujo sanguíneo como producto
de las adaptaciones cardiovasculares y un incremento de la cantidad de proteínas que
facilitan el transporte de ácidos grasos al músculo, reduciendo la tasa de complicaciones.
(Chicharro López J, 2006)
La actividad física vuelve susceptible al adipocito ante los mecanismos lipolíticos que
generan las catecolaminas y de otras hormonas, ayudando a los triglicéridos y demás
ácidos grasos ha catabolizarse. (Dres J, 2006)

Los estudios han demostrado que cuando una actividad física se unifica con una dieta
hipocalórica favorece la reducción de masa grasa, sin cambios en el porcentaje de masa
muscular, además existen otros efectos positivos que produce el ejercicio como
mejoramiento de la autoestima de la persona, favorece a una menor ingestión de alimentos
al reducir los estados de ansiedad y depresión facilitando los procesos de pérdida de peso.
(Dres J, 2006)

Sensibilización de la acción de la insulina

La actividad física contribuye a mejorar la captación de hidratos de carbono por el


músculo como proveedor de energía, además facilita la acción de la insulina reduciendo
la resistencia de la misma y desarrollando menores necesidades de producción de la
insulina. (Dres J, 2006)

Incremento de la capacidad cardiorrespiratoria

Las personas obesas necesitan trabajar con ejercicios más simples y no tanto complicados
por la percepción de esfuerzo limitado que presentan las personas obesas. (Chicharro
López J, 2006) La actividad física en una persona obesa mejora el consumo de oxigeno
mediante una serie de respuestas fisiológicas que van desde el mantenimiento de las
presiones arteriales sistólicas y diastólicas, un incremento en el gasto cardiaco, una
frecuencia cardiaca reducida, una disminución de la resistencia periférica y presión
arterial diferencial garantizando una elevada tasa de aporte sanguíneo y de oxígeno a los
tejidos que se encuentran en un trabajo constante. (Pancorbo Sandoval A, 2011)

Conclusiones

El ejercicio es un recurso muy importante que deben fomentarse e implementarse en los


protocolos del tratamiento de la obesidad porque ayuda a perder peso por medio de la
reducción de la adiposidad abdominal, sensibiliza la insulina mejorando su control de la
glucosa y demás sustratos e incrementa el consumo de oxígeno, que en personas obesas,
se encuentra limitado.

La respuesta de la actividad física frente a la obesidad es impresionante porque el solo


hecho de ejercitarnos favorece a un sinfín de respuestas fisiológicas como: movilización
de ácidos grasos, catabolismo de ácidos grasos, mejora la captación de la glucosa hacia
los tejidos, disminuye la resistencia a la insulina, reduce los estados de ansiedad y
depresión, reduce las tasas de complicaciones por la obesidad.

Bibliografía

Chicharro López J, F. V. (2006). Fisiología del Ejercicio. Buenos Aires, Madrid:


Editorial Médica Panamericana.
Cobo C, G. F. (2006). El papel del ejercicio en el trtamiento de la obesidad. Gaceta
Médica de México, Vol. 13, núm. 4, 151-155.
Dres J, C. S. (2006). Sitio Web de la Sociedad Española de Medicina Estética. Obtenido
de http://www.seme.org/area_pro/textos_articulo.php?id=7
Guyton A, H. J. (2011). Fisiología Médica . New York: Eseiver saunders.
Kushner, R. F. (2012 ). Evaluación y tratamiento de la obesidad. En F. A. Kasper D,
Harrison. Principios de Medicina Interna (págs. 468-473). México: McGRAW-
HILL INTERAMERICANA EDITORES, S. A.
Pancorbo Sandoval A, P. A. (2011). Actividad física en la prevención y tratamiento de
laenfermedad cardiometabólica. La dosis del ejercicio cardiosaludable. Madrid:
International Marketing Communication S.A.
Tratamientos de Obesidad. (2009). Obtenido de
http://www.tratamientosdeobesidad.com/influencia-de-la-actividad-fisica-sobre-
la-obesidad/

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