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El Grupo de Estudio
La masa muscular, el tipo de en Fisiología del
Ejercicio de Jorge
ejercicio y la nutrición en la Roig se reúne todos
los lunes de 17 a 19
diabetes de Argentina.

Febrero 2018 por Jorge Roig ¿QUIERES


SER PARTE?
La masa muscular, el tipo de ejercicio y la nutrición en la
diabetes

Por qué en primera línea va el entrenamiento de fuerza y las


proteínas?
Asesorías Académicas
y Profesionales
Jorge Roig (Febrero 2018)

No se aporta algo novedoso al afirmar que el caminar, casi con


exclusividad, es la primera sugerencia que se le indica a quien
padece alteraciones metabólicas asociadas a la gestión de los ¿Le gustaría
azúcares en el organismo, las que van desde la llamada asesorarse con Jorge
intolerancia a la glucosa hasta la diabetes misma. Roig en Fisiología,
A los fines de contextualizar debidamente la patología, Bioquímica,
comencemos por recordar la gravedad que implica no
Entrenamiento,
controlar (o controlar mal) la diabetes tipo 2 (DBT2), ya que
ella es una causa importante de mortalidad y morbilidad Nutrición, Patologías
prematura, las que están relacionadas con enfermedad y Ejercicio?
cardiovascular, ceguera, enfermedad renal y nerviosa, y
amputación (U.S. Department of Health and Human Services
MÁS
Centers for Disease Control and Prevention National Diabetes
INFORMACIÓN
Fact Sheet: General Information and National Estimates on
Diabetes in the United States, 2007. Atlanta (GA): U.S.
Department of Health and Human Services Centers for
Disease Control and Prevention; 2008).
Aun considerando que se ha observado que con la restricción
calórica y la reducción del peso corporal se dan mejoras en el
control glucémico, se puede apreciar otro grave problema más,
como es la pérdida concomitante de tejido muscular, tal como
lo ha documentado Church y su equipo (Church TS, et al.
Effects of aerobic and resistance training on hemoglobin A1c
levels in patients with type 2 diabetes: a randomized controlled
trial. JAMA. 2010).
Respecto de esto último, debe tenerse presente que el
músculo es la masa más voluminosa de tejido sensible a la
insulina, pero además es el reservorio principal, por su tamaño,
para la eliminación del excedente de glucosa circulante.
Considerando esto último, se observa de sumo interés tener
presente que la DBT2 (que representa el 90-95% de los casos
de DBT) resulta de una combinación de 1) la incapacidad de
las células musculares para responder adecuadamente a la
insulina (resistencia a la insulina), y 2) una secreción
compensatoria inadecuada de la referida hormona, tal como
se advierte en el artículo antes citado. Justamente por ello es
que se sugiere fuertemente la optimización de la masa
muscular.
La consideración de establecer estrategias nutricionales y de
ejercicio adecuados es fundamental en quien padece diabetes,
toda vez que, como sostiene Church y colegas, perder masa
muscular puede agravar los problemas de resistencia a la
insulina y conducir a una función física y calidad de vida
disminuidas (Church TS, et al. Effects of aerobic and
resistance training on hemoglobin A1c levels in patients with
type 2 diabetes: a randomized controlled trial. JAMA. 2010).
Aun habiendo suficiente investigación respecto al ejercicio a
realizarse una vez diagnosticada la patología, todavía se
observa cómo inmensa cantidad de profesionales de las
Ciencias Medicas siguen obcecadamente fijos en la
prescripción de actividades de tipo aeróbicas, con especial
énfasis en la sugerencia de concretar caminatas, las que muy
lejos están de sostener la masa muscular cuantitativamente. Y
esto a pesar de que aquellas entidades médicas que en tantas
ocasiones ellos se apoyan para expresarse en sus “máximas”,
justamente sostienen otra posición y propuestas vinculadas a
tal patología. Así por caso, el Colegio Americano de Medicina
del Deporte (ACSM) y la Sociedad Americana de Diabetes
(DAS) expresan las actuales directrices de ejercicios de
consenso internacional, recomendando que el entrenamiento
de fuerza progresivo se incorpore en el plan general de
actividad física para personas con DBT2 debido a sus efectos
positivos sobre la masa muscular y el control glucémico
(Colberg SR, et al.. Exercise and type 2 diabetes: the American
College of Sports Medicine and the American Diabetes
Association: joint position statement. Diabetes Care. 2010).
Y el punto incluso ha ido bastante más allá, porque tal como lo
describe Minges y colegas, desde hace unos años existe
también un programa para la comunidad, el llamado “Lift for
life” (http://www.liftforlife.com.au). El mismo está desarrollado
por una red de profesionales debidamente acreditados, cuyo
propósito es brindar más y mejor acceso a los adultos en
riesgo de DBT2 (o ya portadores), para que puedan participar
en un programa de fuerza, basado en la evidencia, dentro de
los centros comunitarios de salud y ejercicio (Minges KE, et al.
Evaluation of a resistance training program for adults with or at
risk of developing diabetes: an effectiveness study in a
community setting. Int J Behav Nutr Phys Act. 2011).
Observando ahora la alimentación del DBT, es importante
destacar que también parece haber una obsesión que no
logran superar demasiados profesionales, pero ahora de los
vinculados a la Nutrición. Aquí lo hipocalórico, destacándose
por ello especialmente la propuesta de frutas y verduras sobre
cualquier otro alimento, forma parte de la regla de oro de las
recomendaciones nutricionales para esta población.
Recientemente varios investigadores, entre ellos Dong y su
equipo, advierten que la combinación de entrenamiento de
fuerza con dietas altas en proteínas tienen un efecto sinérgico
sobre el control glicémico, la hemoglobina glicosilada (HbA1c)
la composición corporal y los factores de riesgo
cardiometabólicos, siendo por ello de elección para personas
con sobrepeso, obesidad y/o portadores de DBT2 (Dong JY, et
al. Effects of high-protein diets on body weight, glycaemic
control, blood lipids and blood pressure in type 2 diabetes:
meta-analysis of randomised controlled trials. Br J Nutr. 2013).
Incluso van más allá en cuanto al aporte de nutrientes, porque
afirman que controlar la composición de los macronutrientes
de una alimentación es bastante complejo en la práctica al
seguirse un plan de comidas prescrito. De allí que sugieren
que la adición de un suplemento de proteína de suero de leche
(whey protein) podría ser un enfoque más práctico y efectivo,
ya que no requiere que los individuos realicen cambios
marcados en sus hábitos dietéticos habituales.
Yendo un poco más allá y en cuanto a las cantidades, otros
investigadores concretaron el estudio con adultos obesos y
con sobrepeso, demostrando que una ingesta diaria de más
del 30% de la energía diaria obtenida desde las proteínas a
través de un suplemento de whey protein, en comparación con
una dieta que contiene aproximadamente 16% de energía de
proteínas (lo normalmente sugerido) fue más eficaz para
mejorar los niveles de lípidos y la sensibilidad a la insulina (Pal
S, et al. Effects of whey protein isolate on body composition,
lipids, insulin and glucose in overweight and obese individuals.
Br J Nutr. 2010). De destacar es que otros estudios, como el
de Graf y colegas, y recientemente el de Pal y su equipo,
también mostraron que la whey protein tiene propiedades
insulinotrópicas que pueden mejorar la sensibilidad a la
insulina y el control glucémico en personas con DBT2 (Graf S,
et al. Effects of whey protein supplements on metabolism:
evidence from human intervention studies. Curr Opin Clin Nutr
Metab Care. 2011; Pal S, Radavelli-Bagatini S. The effects of
whey protein on cardiometabolic risk factors. Obes Rev. 2013).
Al presente, numerosos estudios sobre ejercicio y nutrición en
el paciente diabético no dejan mucho espacio para mejores
propuestas cuando afirman en sus conclusiones que “el
músculo esquelético es el principal y mayor reservorio de
glucosa, siendo por ello el ejercicio un estímulo de excelencia
para incrementar la captación de glucosa. Por ello, la
combinación de entrenamiento de fuerza asociado al
consumo de proteína de whey puede representar una
estrategia óptima para 1) aumentar la masa muscular, 2)
optimizar el control glucémico y 3) mejorar factores de riesgo
cardiometabólico en personas con DBT2”.
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