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En ciertas sociedades la pobreza está tan extendida que aparece como la condición ineludible de
una fracción importante de la población. Esta se asocia en las representaciones sociales a un orden
social inmutable donde los pobres son a la vez inferiorizados e integrados. Estos últimos tienen el
sentimiento de pertenecer a lo que podemos llamar una “comunidad de destino”: el sistema de
desigualdades es tan rígido que los pobres saben que no tienen ninguna posibilidad de mejorar su
suerte. La única solución para sobrevivir es la de contar con sus cercanos, sobre todo porque
ninguna acción pública de gran alcance es llevada a cabo para ayudarlos. Esta comunidad, que ha
pertenecido de generación en generación al último estrato de la sociedad, tiene una enorme
probabilidad de ser percibida por los otros como la expresión de desigualdades de naturaleza
biológica o cultural. Se trata, en otras palabras, de un proceso de naturalización de la pobreza. En
contraste, en otras sociedades, es habitual considerar que la pobreza es la expresión de injusticias
intolerables. La condición material y el sufrimiento de los pobres ponen en cuestión los principios
fundadores y reguladores de la cohesión social y ciudadana; la pobreza debe ser combatida en
nombre del interés colectivo de vivir en una sociedad de semejantes. En otros términos, los pobres
son víctimas y es más bien la sociedad la que debe reformarse para que no lo sean más. La
“naturalización” y la “victimización” de la pobreza pueden ser consideradas como dos polos
extremos; entre ellos existiría una percepción intermedia que podríamos llamar “culpabilización”
de los pobres. Algunas sociedades no se refieren a un orden social natural donde los pobres
estarían llamados a ocupar funciones inferiores, pero tampoco adhieren plenamente a la imagen
opuesta donde estos serían víctimas por las cuales habría que movilizarse colectivamente. Los
pobres deben hacerse cargo ellos mismos de aprovechar las oportunidades que el sistema social
puede procurarles; en caso de no lograrlo, ellos son legítimamente considerados como incapaces,
irresponsables o perezosos.
ACCION SOCIAL CON A RREGLO A VALORES: acción que se encuentra determinada por una
conducta SIN IMPORTAR los resultados en particular. No es la acción para lograr un fin, sino de
un valor ya sea ético, religioso, estético.
*ayudar a una persona que lo necesita
*tener hijos, porque es lo único que pueden tener
*aplicar principios éticos cuando se realiza un trabajo o un proyecto en una empresa en
particular.
*pueden ser religiosos, políticos, filosóficos. La búsqueda de la salvación
*alcanzar los estudios a mediado o a largo plazo, ejercer la carrera. 2 - Acción racional con
arreglo a valores: Determinada por las creencias que posee el individuo, pueden ser religiosas,
políticas, filosóficas, etc.
ACCION SOCIAL CON ARREGLO A FINES: TANTO LOS FINES COMO LOS MEDIOS ESTAN
RACIONALMENTE ELEGIDOS
*BUSCAR TRABAJO PARA MEJORAR
*ESTUDIAR PARA PROGRESAR
si se viste a la moda para evitar ser discriminado o rechazado, esa misma acción será racional
con arreglo a fines. Y EL PELOTUDO DIJO QUE NO
TRABAJO ENAJENADO:
ACCION SOCIAL
1. El persignarse de los católicos. Entre la comunidad católica, la persignación es parte
aprendida e impuesta del ritual, que no sólo se lleva a cabo al final de la misa o en los momentos
indicados por el párroco, sino que además tiene lugar en momentos clave de la vida cotidiana: en
presencia de una mala noticia, como gesto de protección ante un evento impresionante,
etc. Nadie debe indicarles cuándo hacerlo, simplemente forma parte de un sentir aprendido.
2. Los nacionalismos. El fervor patriótico, la devoción por los símbolos patrios y otras conductas
de amor a la patria son fomentados abiertamente por la mayoría de las sociedades, como
respuesta a un patrón de opinión subyacente de desprecio por lo propio. Ambas vertientes, el
chauvinismo (amor excesivo por lo nacional) o el malinchismo (desprecio de todo lo nacional)
constituyen hechos sociales.
3. Las elecciones. Los procesos electorales son hechos sociales fundamentales para la vida
republicana de las naciones, por lo que son impuestos por los gobiernos como un hito de
participación política a menudo obligatoria. No participar en ellas puede, incluso si no acarrea
sanciones de tipo legal, ser reprobado por los demás.
4. Las manifestaciones o protestas. Otra forma de participación ciudadana organizada son las
protestas, que a menudo nacen de la percepción de un individuo o colectivo menor y luego
ascienden hasta movilizar y fortalecer la sensación de comunidad de las masas, a veces
empujándolas a actos de temeridad (arrojar piedras a la policía), exponerse a la represión o
incluso violentar leyes (como en los saqueos).
5. Las guerras y conflictos armados. Un importante hecho social en la historia de la humanidad
son las guerras y los conflictos, desgraciadamente. Estos estados transitorios de violencia alteran
todo el aparataje social, legal y político de las naciones y obliga a las sociedades a comportarse de
maneras determinadas: marciales y restrictivas, como el ejército, o anárquicas y egoístas, como en
el caso de las poblaciones atrapadas en zona de conflicto.
6. Los Golpes de Estado. Los cambios violentos de gobierno son condiciones externas a los
individuos que imponen sin embargo determinados sentires, por ejemplo, de alegría y alivio ante
el derrocamiento de un dictador, de esperanza ante la llegada al poder de un grupo
revolucionario, o de depresión y miedo cuando, cuando inician gobiernos indeseados.
7. La violencia urbana. En muchos países de alto margen de violencia criminal, como pueden ser
México, Venezuela, Colombia, etc. las altas tasas de actividad delictiva constituyen un hecho
social, ya que alteran el modo en que sienten, piensan y actúan las personas, a menudo
empujándolas hacia posiciones más radicalizadas y permitiendo linchamientos de delincuentes o
actitudes de igual violencia a la que rechazan.
8. La crisis económica. Los factores de crisis económica, que alteran de manera drástica el modo
en que la gente se relaciona comercialmente, son hechos sociales de profundo impacto en la
emocionalidad (generando depresiones, frustraciones, rabia), la opinión (se busca culpables, surge
la xenofobia) y el actuar (se vota por candidatos populistas, se consume menos, etc.) de las
personas afectadas.
9. El terrorismo. La acción de células terroristas en las sociedades organizadas tiene un efecto
radicalizador importante, que hemos presenciado en la Europa de inicios del siglo XXI: el
resurgimiento de los nacionalismos de derecha, el miedo y desprecio por el extranjero, la
islamofobia, en fin, diversos sentires que le son impuestos al individuo a partir no sólo de las
acciones violentas de los extremistas, sino de todo el discurso mediático tejido alrededor.