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SECCIÓN DE POSGRADO

MAESTRÍA DE DERECHO EN CIENCIAS PENALES

Tema: Comentarios a la lectura: “Estatus jurídico del embrión humano”

Curso: Temas de Medicina Legal II

Docente: Mauro Ruíz Tavares

Ciclo: III

Turno: Miércoles (Noche)

Maestristas:
 Alama Flores, José Manuel
 Ganto Briceño, Shirley Wendy
 Gonzales Rivera, Marilyn Elza

Lima - Perú

2022
Guía de Evaluación Psicológico Forense en caso de Violencia contra las
Mujeres e Integrantes del Grupo Familiar

El artículo materia del presente análisis busca aportar ideas sobre el estatuto
jurídico del embrión humano. Además de llevar a cabo una aproximación al
fundamento en el que se basa la afirmación de que el embrión, por el hecho de
ser persona, merece una protección jurídica y, por tanto, debe ser considerado
un auténtico sujeto de derecho. De tal forma que la ley positiva no posea
legitimidad para privarle de su personalidad, ni limitar sus derechos naturales.
La única capacidad de limitación que posee la ley positiva se encuentra en la
capacidad de obrar que tiene toda persona.

Es así que, en el plano jurídico, es pertinente precisar que el comienzo de la


vida de una persona de existencia visible no es una cuestión baladí, pues trae
aparejado la protección jurídica que le acompañará durante toda su vida 1.
Naturalmente, el bien que se busca proteger es, ni más ni menos, la vida
misma. El derecho de vivir pertenece a ese reducto de derechos existenciales,
del cual se desprenden los demás derechos subjetivos de la persona humana,
o sea que es presupuesto y condición de posibilidad de cualquier otro derecho.
Este derecho, por imperio de la propia constitución federal, se encuentra
garantizado y tutelado desde la concepción. Todo individuo humano es titular
de tal prerrogativa jurídica desde el instante mismo en que inicia su vida. En el
siglo XIX no existían los actuales avances científicos y tecnológicos en el
campo de la genética humana que hubieran dado la posibilidad de conocer con
precisión el momento a partir del cual un ser humano comienza su existencia.

Ante la realidad de la vida humana embrionaria, existen, al menos, dos


posturas relativas a su protección jurídica: a) la defendida por aquellos que
consideran que la vida debe protegerse gradualmente; y b) la representada por
quienes consideran que la vida humana debe estar garantizada jurídicamente
desde el mismo instante de su existencia.

Para los precursores de la primera postura, la protección de la vida se realiza


de forma “gradual”, por lo que el derecho debe garantizar la vida en la medida
1
La persona de existencia visible no es un ser humano, sino “la expresión unitaria personificada
por las normas que regulan el comportamiento de un hombre.” KELSEN, H., Lineamenti di dottrina pura
del diritto, Torino, 1952, p. 64
en que ésta progresa y se intensifica, teniendo como referencia ciertos cambios
cuantitativos en su desarrollo, en especial, el del nacimiento.

En cambio, la segunda postura refiere que el embrión humano dispone de un


genoma completamente individual desde la fecundación” y “se desarrolla
continuamente desde ese momento, sin saltos en su desarrollo”, habría que
admitir que el “embrión no es una persona potencial sino actualmente una
persona humana con potencialidades todavía no actualizadas”. En
consecuencia, a su juicio, “los conceptos de hombre y de persona son
inseparables” y cualquier “intento de separación responde a una mera razón
estratégica.

El fundamento ontológico del derecho radica en el respeto a la persona y a su


dignidad. De ello se deriva la necesaria protección del derecho a la vida en
todas sus etapas de desarrollo. La idea de que todo ser humano es una
persona es una conquista, no solo del derecho civil, sino del derecho en
general. Este presupuesto se encuentra fundamentado en la propia estructura
humana, de tal modo que para tener la condición de persona (tanto desde el
plano ontológico como jurídico), solo se requiere un criterio: la pertenencia
biológica a la especie humana.

A los efectos de darle coherencia a nuestros argumentos, es necesario esbozar


un cierre con la finalidad de armonizar los argumentos más destacados de la
lectura. A lo largo del comentario, se ha argüido que la vida humana
comienza a partir de la concepción, entendiendo que ella se produce con
la conjugación de dos realidades genéticamente distintas en una única,
independiente e irrepetible, signada de autonomía, lo que significa que los
cambios morfológicos y funcionales que el embrión sufrirá durante la gestación
y desarrollo a lo largo de su existencia estarán dispuestos en su propio código
genético y, por ende, dirigidos por él mismo.

A modo de colofón debe deducirse que el Derecho, razón de ser de la persona,


debe reconocer a todo ser humano, desde la concepción, el estatus jurídico de
persona, prescindiendo de las cualidades y características genéticas, físicas
y/o intelectuales particulares. Si la vida humana no se protege desde sus
comienzos y en todas sus fases de desarrollo, se socava el fundamento de
todo derecho. El embrión humano, el feto y el recién nacido, son igualmente
personas, razón suficiente para aceptar su paridad ontológica, y respetar y
garantizar sus vidas

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