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UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA

FACULTAD DE CIENCIAS JURIDICAS Y POLITICAS


CENTRO DE ESTUDIOS DE POSTGRADO
ESPECIALIZACION EN DERECHO CONSTITUCIONAL
CATEDRA: PROTECCION JURISDICCIONAL DE LOS DERECHOS HUMANOS

DERECHO A LA DEFENSA COMO DERECHO HUMANO EN LOS


INSTRUMENTOS INTERNACIONALES Y EN EL DERECHO COMPARADO

PROFESOR: Dr. JOSE LUIS ROJAS


ALUMNO: Abg. JESUS ALBERTO VILLARROEL C.I Nro. 8.378. 671

Caracas, 04/04/2024
INTRODUCCION

Los hitos históricos principales que dieron lugar a la constitucionalización de


los derechos humanos y libertades fundamentales, fueron la Revolución francesa
y la americana, sumándose a esto, la internacionalización de los derechos
humanos en el siglo XX, que ha dado muchos frutos hasta el presente, mediante
los diversos sistemas de protección de los derechos humanos, haciendo la
salvedad, que los derechos humanos no son inmunes al devenir histórico ni son
una categoría absoluta originada por la visión abstracta o aséptica de la persona,
libre de influencias políticas o sociales, siendo que los derechos y libertades
fundamentales afloran en circunstancias particulares de la evolución de la
humanidad, subsistiendo aun las premisas básicas que concluyeron a la
proclamación de esos derechos y libertades que se han consolidado en el tiempo.
Los derechos humanos son los cánones o parámetros ético-jurídicos de nuestro
tiempo, existiendo actualmente para la protección y defensa de ellos, una serie de
instrumentos y mecanismos tanto a nivel internacional como nacional, para así
lograr mayor eficacia en su consolidación, siempre signados por el principio de
progresividad, entre otros, lo que aseguraría cabalmente en materia de derechos
humanos la legitimidad y estabilidad de la autoridad y del régimen político, pues el
artículo 350 de la Constitución impone al pueblo de Venezuela el deber de
desconocer toda legislación, autoridad o régimen contrario a los derechos
humanos o a la democracia.

La presente investigación se hace con la finalidad de desarrollar lo


relacionado con los instrumentos internacionales de protección de los derechos
humanos, así como otros tópicos relacionados con ellos, siendo ellos un aporte
más en esta materia que ha estado tan en boga tanto nacional como
universalmente por tratarse de aspectos, situaciones y hechos de primer orden en
materia de derechos humanos como es el respeto de la dignidad humana, respeto
que se traduce en el derecho que tiene todo ser humano al buen vivir.
DERECHOS HUMANOS:

El Dr. Jesús María Casal H, en su libro Los Derechos Humanos y su


Protección distingue con la finalidad de comprender este concepto, los derechos
humanos en sentido amplio y en sentido estricto. En sentido amplio, los derechos
humanos son derechos inherentes a la persona que se derivan de la dignidad
humana y resultan fundamentales en un determinado estadio de la evolución de la
humanidad, por lo que reclaman una protección jurídica. En cambio, en su sentido
más estricto, los derechos humanos son esos mismos derechos, pero en la
medida en que son reconocidos y protegidos en el ámbito internacional.

La distinción entre los dos sentidos antes mencionados del concepto de


derechos humanos se pone de manifiesto en el uso que suele darse a tal
expresión, pues a veces ésta se reserva al plano internacional donde se acuñó,
mientras que a menudo se emplea más ampliamente, para referirse a derechos
inherentes a la persona aunque no hayan recibido protección internacional, o para
aludir a derechos de esa naturaleza que son objeto de protección jurídica, con
prescindencia del carácter constitucional o internacional del instrumento que los
consagre.

En el sentido estricto del concepto, la obligación de garantizar los derechos


humanos recae sobre el Estado, siendo éste el responsable por las violaciones
que los afecten. Bajo estos parámetros, los derechos humanos rigen en la relación
de las personas con el poder público. De allí que se haya sostenido que los
derechos humanos “se afirman frente al Estado”, lo cual ha sido caracterizado
como efecto vertical de los derechos humanos. En este sentido, además, la Corte
Interamericana de derechos humanos ha admitido expresamente que un “hecho
ilícito violatorio de los derechos humanos” que inicialmente no resulte imputable
directamente a un Estado, por ejemplo, por ser obra de un particular o por no
haberse identificado al autor de la transgresión”, pueden tener relevancia para el
Derecho Internacional de los Derechos Humanos, en caso de indiferencia,
negligencia o, en suma, de tolerancia estatal. Ello en virtud de la obligación de
protección o garantía que se desprende de los tratados respectivos.
Sostiene Chinchilla Herrero en su libro ¿qué son y cuáles son los derechos
fundamentales de la editorial Temis que un aspecto semántico por aclarar es la
distinción entre derechos humanos y derechos fundamentales. ¿Son lo mismo?
¿Habrá derechos humanos que no son fundamentales? En la teoría jurídica
contemporánea se tiende a un primer consenso lingüístico al respecto: Se ha
concertado llamar derechos fundamentales a los derechos humanos que han
adquirido la positivación necesaria en el ordenamiento jurídico nacional,
preferentemente en el orden constitucional, y que, por lo tanto, logran un alto
grado de certeza y posibilidad garante efectiva, propias de lo que tradicionalmente
se conoce con la expresión derecho subjetivo. Son derechos constitucionalizados
mediante una técnica especial de reconocimiento, definición y protección. Así las
cosas, la fundamentalidad de un derecho debe pasar el test de la positivación
interna, es decir, la inclusión en el catálogo o carta de derechos de una
Constitución.

Ha venido a ser este el primer requisito de fundamentalidad, la


constitucionalización; es decir, su inclusión explicita en norma de rango
fundamental o la posibilidad de fundamentarlo en un enunciado perteneciente a la
norma fundamental. Algo así como si la fundamentalidad de la fuente positiva
comunicara fundamentalidad al derecho subjetivo.

El Constitucionalista español Antonio Pérez Luño, lo explica en los términos


siguientes: existe una propensión doctrinaria y normativa a reservar el término
“derechos fundamentales” para designar los derechos positivados a nivel interno,
en tanto que la formula “derechos humanos” sería la más usual para denominar
los derechos naturales positivados en las Declaraciones y Convenciones
internacionales, así como aquellas exigencias básicas relacionadas con la
dignidad, libertad e igualdad de la persona que no han alcanzado un estatuto
jurídico positivo.

Para mejor ilustración, añade el autor en mención: “En los usos lingüísticos
jurídicos, políticos e incluso comunes de nuestro tiempo, el término “derechos
humanos” aparece como un concepto de contornos más amplios e imprecisos que
la noción de los “derechos fundamentales”. Los derechos humanos suelen venir
entendidos como un conjunto de facultades e instituciones que, en cada momento
histórico, concretan la dignidad, la libertad y la igualdad humanas, las cuales
deben ser reconocidas positivamente por los ordenamientos jurídicos a nivel
nacional e internacional. En tanto que con la noción de los derechos
fundamentales se tiende a eludir a aquellos derechos humanos garantizados por
el ordenamiento jurídico positivo, en la mayor parte de los casos en su normativa
constitucional, y que suelen gozar de una tutela reforzada.

Por ello, Pérez Luño, “los derechos humanos abarcan aquellas exigencias
que debiendo su objeto de positivación no lo han sido. Los derechos
fundamentales poseen un sentido más preciso y estricto, ya que tan sólo
describen el conjunto de derechos y libertades jurídicas e institucionalmente
reconocidos y garantizados por el derecho positivo. Se trata siempre, por tanto, de
derechos delimitados espacial y temporalmente, cuya denominación responde a
su carácter básico o fundamentados del sistema jurídico político del Estado de
derecho.

Según esta primera precisión, hay que entender los derechos humanos
como una “categoría previa legitimadora e informadora de los derechos
fundamentales”, así como los derechos fundamentales serían una categoría
descriptiva de los derechos humanos positivados en el ordenamiento jurídico.

De tal manera que según este autor “los derechos fundamentales tienen su
fundamento en un sistema de valores previo: el orden objetivo y universal…”.

La fundamentalizacion de un derecho empieza por su incorporación a una


norma de rango fundamental, a manera de inicial coraza garante, toda vez que
ella se traduce no sólo en certeza acerca de su identificación más allá de toda
polémica hermenéutica, sino también en garantía de inderogabilidad por los
poderes constituidos y en fuerza de irradiación para todo el ordenamiento, el cual
debe ser interpretado, entonces, en clave de derechos fundamentales.
En este orden de ideas, el Dr. Allan Brewer Carias, estableció que en
materia de derechos constitucionales y, en particular, en relación con los derechos
humanos, sin duda, la Constitución de 1999 es un texto en el cual se han
incorporado notables innovaciones signadas por la progresividad de la protección
de los derechos humanos, pero que sin embargo, también ha habido notables
regresiones específicas, como la eliminación del derecho de protección de los
niños a la violación de la reserva legal como garantía de los derechos por la
previsión de la delegación legislativa al Ejecutivo, y de las regulaciones
exclusivamente paternalistas y estatistas en el campo de los derechos sociales, en
los cuales se ha marginado a la sociedad civil.

El artículo 19 de la Constitución de 1999 (principio de progresividad y la no


discriminación), comienza el titulo relativo a los deberes, derechos y garantías
constitucionales, disponiendo que el Estado debe garantizar a toda persona,
conforme al principio de progresividad y sin discriminación alguna, el goce y
ejercicio irrenunciable, indivisible e interdependiente de los derechos humanos.

El respeto y garantía de los derechos, por tanto, son obligatorios para los
órganos del poder público de conformidad con la Constitución, los tratados sobre
derechos humanos suscritos y ratificados por la República y las leyes que los
desarrollen.

Se establece así, en primer lugar, la garantía estatal de los derechos


humanos, conforme al principio de progresividad y no discriminación; y, en
segundo lugar, la obligación estatal de respetarlos y garantizarlos no sólo
conforme a la Constitución y a las leyes sino conforme a los tratados sobre
derechos humanos ratificados por la República.

La cláusula abierta de los derechos humanos se refiere, a que los derechos


humanos garantizados y protegidos conforme a la Constitución, no son sólo los
enumerados en su texto, sino todos los demás que sean inherentes a la persona
humana, lo cual está enunciado en el artículo 22 de la Constitución de 1999. En
cuanto a la jerarquía constitucional de los tratados internacionales sobre derechos
humanos, el artículo 23 de la Constitución de 1999 refiere una de las grandes
innovaciones en esta materia, debido a que le ha otorgado rango constitucional a
los tratados internacionales sobre derechos humanos…destacándose de la
disposición al respecto, los siguientes aspectos: Primero, la jerarquía
constitucional de los tratados, pactos y convenciones sobre derechos humanos;
segundo, la aplicación prevalente de los mismos en relación con la Constitución y
las leyes, si establecen normas más favorables; tercero, la aplicación inmediata y
directa de los mismos por los órganos que ejercen el poder público.

Así también, en la Constitución de 1999, se han incorporado un conjunto de


regulaciones muy importantes, relativos a las garantías constitucionales de los
derechos humanos, es decir, de los instrumentos que permiten hacer efectivo el
ejercicio de los derechos. Lamentablemente, sin embargo, la nueva Constitución
establece una regresión inadmisible en relación con la garantía de la reserva legal.
Estas garantías son: La garantía de la irretroactividad de la ley establecida en el
artículo 24 de la Constitución; la garantía de la nulidad de los actos violatorios de
derechos y de la responsabilidad de los funcionarios, recogida en el artículo 25
constitucional; la garantía de la igualdad ante la ley, recogida en el artículo 21
constitucional; la garantía judicial: el derecho de acceso a la justicia, consagrada
en el artículo 26 constitucional; la garantía de protección mediante recursos
efectivos: el derecho y la acción de amparo y la acción de habeas data;
establecida en el artículo 29; las garantías del debido proceso, las cuales están
detalladas en el artículo 49 de la Constitución, siendo estas: el derecho a la
defensa, la presunción de inocencia, el derecho a ser oído, el derecho a ser
juzgado por su juez natural, que debe ser competente, independiente e imparcial,
las garantías de la confesión, el principio nullum crimen nulla poena sine lege, el
principio non bis in idem, la garantía de la responsabilidad estatal por errores o
retardos judiciales, la precaria situación de la garantía de la reserva legal, la
investigación de las violaciones de derechos por autoridades del Estado, la
obligación estatal de indemnización, el derecho de acceso a la justicia
internacional.
Siguiendo con el punto referente a los derechos humanos, el Dr. Jesús
María Casal, menciona que son variadas las características que suelen atribuirse
a los derechos humanos, las cuales son: a.) Universales, b.) Inherentes a la
persona, c.) inalienables e irrenunciables, d.) innatos.

También se ha establecido que los derechos humanos, están regidos por


unos principios que son: Universalidad, este principio menciona que todas las
personas son titulares de todos los derechos humanos, Interdependencia,
establece que los derechos humanos están vinculados entre ellos y son
indivisibles, que no pueden separarse o fragmentarse unos de otros. Todos los
derechos humanos, civiles, políticos, económicos, sociales y culturales deben
comprenderse como un conjunto, Indivisibilidad, significa que los derechos
humanos poseen rango inseparable de ellos, correlativamente se deriva el
ejercicio de otros. Se trata de una interrelación que no es susceptible de separar,
progresividad, el cual implica el gradual progreso para lograr su pleno
cumplimiento, es decir, que para el cumplimiento de ciertos derechos se requiere
la toma de medidas a corto, mediano y largo plazo, pero procediendo lo más
expedita y eficazmente posible.

INSTRUMENTOS INTERNACIONALES QUE PROTEGEN LOS DERECHOS


HUMANOS

En materia de derechos humanos rigen los tratados o convenciones,


sometidos a la ratificación a adhesión de los Estados de la comunidad
internacional o del sistema regional de que se trate, y las declaraciones,
aprobadas por organismos internacionales, generalmente mediante resoluciones.

En la esfera universal, los instrumentos fundamentales suelen ser


agrupados bajo la expresión “Carta Internacional de Derechos Humanos”, que
abarca la Declaración Universal de Derechos Humanos, Los Pactos de Derechos
Civiles y Políticos y Derechos Económicos, Sociales y Culturales, el Protocolo
Facultativo del Pacto Internacional de Derechos Civiles y políticos, y el Segundo
Protocolo Facultativo del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, para
la abolición de la pena de muerte.

Estos son instrumentos generales de reconocimiento y garantía de los


derechos humanos, a los cuales hay que añadir un conjunto numeroso de
declaraciones y tratados especiales relativos, entre otras materias, a la prevención
y sanción del delito de genocidio, a la eliminación de todas las formas de
discriminación racial, a la represión y castigo del crimen del Apartheid, a la
eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, a la abolición de
la pena de muerte, a la prohibición de la tortura y otros tratos o penas crueles,
inhumanos o degradantes, a los derechos del niño y a los principios que han de
regir la conducta de los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley.

En el ámbito americano los instrumentos fundamentales son la Declaración


Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, la Carta Internacional
Americana de Garantías Sociales, y la Convención Americana Sobre Derechos
Humanos, los cuales han sido complementados por el Protocolo Adicional a la
Convención Americana Sobre Derechos Humanos en materia de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales, y por Tratados o declaraciones sobre la
prevención y sanción de la tortura, el asilo territorial y diplomático, la abolición de
la pena de muerte, la prevención, sanción y erradicación de la violencia contra la
mujer, la desaparición forzada de personas.

También en el marco de la Organización Internacional del Trabajo se han


aprobado convenios internacionales relacionados con los derechos humanos, en
materias como la limitación de la jornada de trabajo y el descanso semanal, el
trabajo nocturno, la protección de la maternidad, la libertad sindical y la
negociación colectiva, el trabajo forzoso, y los pueblos indígenas y tribales.

Los derechos humanos se encuentran recogidos en instrumentos


internacionales sobre derechos humanos, los cuales se ocupan no sólo de la
consagración o proclamación de estos derechos, sino también del establecimiento
de deberes de protección de los mismos a cargo del Estado. De acuerdo con los
propios tratados sobre derechos humanos, son las autoridades públicas de cada
Estado parte los llamados a remediar las violaciones a derechos humanos que se
hayan cometido dentro de su jurisdicción. Deben investigar los hechos que la
hayan producido, sancionar a los responsables, restablecer la situación anterior a
la violación, en lo posible, y otorgar una reparación. Sólo si alguna de estas
obligaciones no es satisfecha a tiempo o a cabalidad, se abre la posibilidad de
acudir a los organismos internacionales para plantear la vulneración de derechos
humanos.

De esta forma, el propio sistema judicial y jurídico interno se coloca al


servicio de los derechos internacionalmente consagrados e integra un conjunto
más amplio, originado en los tratados sobre derechos humanos, en el cual las
instancias internacionales complementan la protección que las nacionales deben
primeramente ofrecer.

Esta complementariedad de la protección internacional de los derechos


humanos, o de los medios correspondientes, resulta lógica dada la mayor cercanía
de los organismos nacionales con las situaciones eventualmente contrarias a los
derechos humanos, y sus mayores posibilidades de respuesta oportuna y efectiva
frente a las mismas. Sin embargo, la existencia de tal protección internacional
asegura un control sobre aquellos casos que no hayan sido tratados o resueltos
adecuadamente por las instancias nacionales y permite hacer frente a las
violaciones de derechos humanos que puedan haber sido promovidas desde las
más altas esferas de poder e incluso, consentidas por amplios sectores de la
sociedad, lo cual las hace difícilmente censurables desde instancias nacionales
vulnerables ante presiones internas.

Los sistemas de protección internacional de los derechos humanos que


ostentan relevancia práctica directa para Venezuela son: El Sistema Universal de
Protección de los Derechos Humanos que se ha originado y desarrollado al
amparo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), aunque los tratados de
derechos humanos que lo conforman no están exclusivamente abiertos a la firma
de los Estados que pertenecen a dicha organización. El Sistema Interamericano
de Protección de los Derechos Humanos se inscribe en el marco de la OEA, en
cuyo seno ha progresado desde el mismo momento de la aprobación de la Carta
de la organización. La Carta fue adoptada en la IX conferencia Internacional
Americana, en 1948, y desde entonces contenía, aunque tímidamente, referencia
a los derechos humanos. No obstante, en esa conferencia internacional fue
aprobada, mediante resolución, La Declaración Americana de los Derechos y
Deberes del Hombre, que anuncia un elenco de derechos, junto a algunos
deberes del individuo con la comunidad, la familia o el Estado. Así, pues, desde su
instauración la OEA contó con una declaración de derechos humanos, que
orientaría significativamente su evolución. Así como el Sistema Universal de
Protección de los Derechos Humanos y el Sistema Interamericano tienen sus
instrumentos jurídicos fundamentales, también estos sistemas tienen sus órganos
que en cuanto al Sistema Universal de Protección de los Derechos Humanos,
desde el punto de vista orgánico, es preciso distinguir entre órganos encargados
de velar por los derechos humanos cuyo fundamento se haya, cuando menos
implícita o indirectamente, en la propia Carta de la ONU, y los que han sido
creados en tratados posteriores relativos a la protección de determinados
derechos humanos.

Los órganos encargados de velar por los derechos humanos, cuyo


fundamento se haya en la Carta de la ONU tenemos: El Consejo Económico y
Social (ECOSOC) y, dentro de su órbita, la Comisión de Derechos Humanos, la
Subcomisión de Prevención de Discriminaciones y Protección de Minoría y la
Comisión sobre la condición de la mujer. En cuanto a los órganos que han sido
creados por tratados o convenciones internacionales sobre derechos humanos,
para supervisar la observancia de sus disposiciones, tenemos: El Comité de
Derechos Humanos, el Comité Contra la Discriminación Racial, el Comité para la
eliminación de la Discriminación contra la mujer, el Comité contra la tortura, y el
comité de los derechos del niño. En relación con los derechos económicos,
sociales y culturales, el Pacto Internacional respectivo atribuye al ECOSOC
funciones, en 1985, el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales.
En cuanto al Sistema Interamericano de protección de los derechos
humanos los órganos especializados en la protección de los derechos humanos
son la Comisión y la Corte Interamericana de Derechos Humanos, la Comisión se
configura como una instancia de promoción de la observancia y la defensa de los
derechos humanos, y como órgano consultivo de la OEA en esta materia, a tenor
de la Carta de la organización. Dentro de estos parámetros generales, desempeña
funciones específicas muy variadas que le confieren un carácter polifacético. Así,
en acatamiento a su deber de promover los derechos humanos ha de estimular la
conciencia de los derechos humanos en los pueblos de América, y en
cumplimiento de su función de protección o defensa de estos derechos está
facultada para tramitar denuncias o peticiones individuales relativas a la violación
de derechos humanos, así como efectuar observaciones o investigaciones in loco
y emitir las recomendaciones que estime pertinentes al Estado involucrado. Puede
también atender las consultas formuladas, a través de la Secretaría de la
organización, por los Estados de la OEA, en relación con los derechos humanos.
Entre sus atribuciones se encuentran, adicionalmente, respecto a los Estados
partes en la Convención Americana sobre Derechos Humanos que hayan
reconocido la competencia contenciosa de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, la de remitir, mediante demanda dirigida contra alguno de esos
Estados, casos a la Corte, y la de intervenir con tal carácter en las distintas fases
del procedimiento. De esta manera, la Comisión se perfila como instancia de
promoción y consulta en materia de derechos humanos, como órgano cuasi-
jurisdiccional, y como defensor de los derechos humanos dentro del sistema
interamericano.

La comisión, con sede en Washington, D.C., está compuesta por siete


miembros, designados a título personal por sus condiciones morales y
profesionales, que no representan a ningún Estado ni están sujetos a sus
instrucciones. Como integrantes de la comisión, representan a la totalidad de los
Estados miembros de la OEA.
La Corte Interamericana de Derechos Humanos es el órgano judicial del
Sistema Interamericano, lo cual implica que puede tramitar, previo reconocimiento
general o especial de su competencia contenciosa por el Estado, casos
individuales de violaciones a los derechos humanos consagrados en la
Convención Americana, siempre que sean remitidos por la Comisión, o por algún
Estado parte.

La Corte ostenta además una función consultiva, en relación con la


Convención Americana u otros tratados concernientes a la protección de derechos
humanos en el hemisferio, así como respecto de la compatibilidad de leyes
internas con tales instrumentos internacionales.

La Corte Interamericana, con sede en San José de Costa Rica, está


integrada por siete jueces, elegidos a título personal entre juristas de alta
autoridad moral y reconocida competencia en materia de derechos humanos.

También existen tanto en el sistema Universal de protección de los


derechos humanos como en el sistema interamericano de protección de los
Derechos Humanos, los procedimientos o mecanismos previstos para lograr la
mayor observancia, protección y defensa de los derechos humanos.

RELACION DEL DERECHO A LA DEFENSA COMO DERECHO HUMANO CON


LOS INSTRUMENTOS INTERNACIONALES Y CON EL DERECHO
COMPARADO.

El verdadero y auténtico Estado de derecho no puede concebirse con


abstracción de los derechos fundamentales y las sólidas garantías de su ejercicio
porque ello conllevaría a la negación de su esencia.

El Estado de derecho para existir requiere contemplar y garantizar los


derechos fundamentales y estos, a su vez, requieren para su establecimiento,
desarrollo y realización del Estado de derecho. Creemos en la plena identificación
de los derechos fundamentales con los derechos humanos sin que haya cabida
para distinguirlos en su esencia. Sin embargo, si entendemos que los derechos
humanos para ser efectivos en plenitud requieren su reconocimiento por el
derecho positivo, toda vez que con ello se ubicarán por encima del poder del
Estado, y con toda propiedad sustantiva, dejarán de depender de este.

Es una verdad incuestionable que los derechos fundamentales no son una


concesión generosa que hace el Estado para el individuo, sino que derivan de la
soberanía popular que definitivamente los ha insertado en el seno de todo el
ordenamiento jurídico, extendiendo su espectro para abarcar también la protección
del ciudadano, como integrante sustancial de la realidad social. En la Constitución
venezolana pueden ubicarse los derechos fundamentales expresamente
señalados por ella, sin que esas menciones impliquen la exclusión de otros
derechos, que aunque no estén especificados en su preceptiva, también se
declaran dignos de protección, entre ellos tenemos al derecho al debido proceso,
establecido en el artículo 49 de la Constitución, que contiene un catálogo de
derechos fundamentales, que de suyo revela la existencia de un proceso justo,
como se desprende de su exacta literalidad, y que son propios de un verdadero y
auténtico Estado de derecho, entre ellos está, el derecho a la defensa, como
primer señalamiento que hace el dispositivo técnico que se comenta, el cual ha de
ser considerado como el primordial derecho contenido en el debido proceso. Tanto
es así, que hoy en día se le tiene incluido al derecho a la defensa, tanto en
instrumentos normativos nacionales como en instrumentos internacionales de
derechos humanos que protegen los derechos humanos, así como en la mayoría
de la constituciones y otros instrumentos que rigen en el derecho comparado, en
especial España, como un derecho humano que goza de la suficiente protección
para lograr una mayor eficacia y eficiencia en la protección y garantía del derecho
a la defensa como derecho humano que no debe ser vulnerado en todas las
actuaciones judiciales y administrativas, motivado a que el derecho a la defensa y
la asistencia jurídica son inviolables en todo estado y grado de la investigación y
del proceso, es así que el derecho a la defensa como garantía fundamental y
derecho humano que es guarda una estrecha relación con todos los instrumentos
internacionales y del derecho comparado, en la efectiva tutela, protección, y
respeto de los derechos humanos en su observancia y defensa dentro de todos
los sistemas de protección nacionales e internacionales de los derechos humanos.
En este sentido, se puede decir que el derecho a la defensa es un requisito de
validez de todo proceso, en inmediata consecuencia de la dimensión jurídica que
le corresponde por tratarse, también, de un derecho fundamental y derecho
humano, cuya violación conduce a decretar la nulidad del juicio en acatamiento
estricto del imperativo constitucional.

El derecho a la defensa, se cumple a través de una serie de derechos que,


aunque se consideran derivados son sin duda derechos fundamentales, que están
expresamente contemplados en el propio artículo 49 constitucional, como se
observa del contenido del mismo.

En este orden, el derecho a la defensa es un derecho humano por el que


toda persona, durante un juicio o procedimiento administrativo, puede defenderse
adecuadamente de cualquier alegato, acusación o prueba que se establezca en su
contra, y también el derecho a la defensa como derecho humano establecido y
reconocido en instrumentos internacionales que protegen los derechos humanos y
el derecho comparado, en especial referencia al derecho a la defensa establecido
en el artículo 24 de la Constitución española, es un derecho que otorga la
posibilidad al individuo de acudir a las instancias nacionales e internacionales
establecidas para la protección y defensa de los derechos humanos, con la
finalidad de denunciar las violaciones a sus derechos humanos cometidos por los
Estados, buscado con ello la reparación efectiva de sus derechos humanos
vulnerados, teniendo como instrumento de alcance de estas reivindicaciones una
efectiva tutela de sus derechos, en especial del derecho a la defensa como
derecho humano invulnerable.

Así tenemos que, el derecho a la defensa por ser un derecho civil


fundamental que tanto en la Constitución venezolana como en la española,
también como en los instrumentos internacionales que protegen los derechos
humanos, hecha la respectiva comparación de este derecho a la defensa, se
colige de ello, que es un derecho humano reconocido y protegido por todos los
instrumentos jurídicos, lo cual hace ver que el derecho a la defensa es un derecho
de primer orden en el sentido de ser considerado inviolable por los Estados, ya
que si ello sucede se estaría violando un derecho humano reconocido y protegido
universalmente.

GLOBALIZACION Y DESHUMANIZACION DE LOS DERECHOS HUMANOS Y


DE LAS DEMOCRACIAS OCCIDENTALES.

El fenómeno de la globalización aporta, mediante la incorporación de los


derechos humanos, el reconocimiento por la dignidad humana de cada uno de los
ciudadanos; este es el camino mediante el cual se rompen fronteras, se unifica la
sociedad y se hace valer mediante el derecho la igualdad y la justicia. Lo que
significa que los derechos humanos globalizados son los mismos para todos los
hombres, mujer, niños y niñas de todo el mundo, con independencia de cuáles son
sus circunstancias. En este sentido, es importante desarrollar una visión integral y
global de los derechos humanos porque sería la única forma de vivir “bien”, vivir
con más libertad de expresión, y reinará por encima de todo la igualdad.

En este orden de ideas, la universalidad y por ende la globalización de los


derechos humanos tiene vital significación en un mundo globalizado, puesto que
los derechos humanos además de esa universalidad, están revestidos de ser
indivisibles e interdependientes, que tienen la misma importancia y todos los
gobiernos deben tratarlos de un modo justo y equitativo, en los mismos términos y
con el mismo énfasis. La Declaración Universal de Derechos Humanos (DUDH),
también hace mención de la interdependencia e indivisibilidad de los derechos
humanos, significando lo universal de los derechos humanos, todas las personas
en todos los lugares del mundo tienen derecho de ellos por su inalienabilidad, por
lo cual nadie puede renunciar voluntariamente a sus derechos y nadie puede
arrebatárselos a otras personas.

Por tal razón, la globalización y los derechos humanos convertidos en


internacionales como consecuencia de la globalización puede evaluarse el hecho
de que los derechos humanos se hayan convertido en internacionales, esto es,
que se haya conformado una reglamentación internacional de los derechos
humanos y luego esta haya alcanzado un desarrollo dinámico. Hasta ese
momento, los derechos básicos sólo estaban garantizados en las constituciones
nacionales; ha sido la reglamentación internacional de derechos humanos la que
los ha elevado al nivel de las obligaciones internacionales. Hoy entendemos bajo
el concepto de derechos humanos todos los derechos que le corresponden a las
personas humanas, entre los que se cuentan tanto los derechos políticos de
libertad que exige la no interferencia por parte del Estado, como los derechos que
requieren una actividad por parte del Estado. Además, rebasando la relación del
Estado y el ciudadano, el deseo de garantizar los derechos humanos se extiende
hoy incluso a la relación entre las personas. Existe un grupo de los derechos
humanos que no sólo se volvió internacional debido a la globalización, sino que
fue la globalización misma la que los originó y los forjó. En todo caso, está claro
que la relación entre globalización y los derechos humanos no es de una sola
dirección, no sólo la globalización tiene influencia sobre los derechos humanos (en
la conversión de ciertos derechos en internacionales y en la formación de otros),
sino que los derechos humanos también tienen influencia sobre la globalización,
con la conversión de los derechos humanos en universales y la globalización de la
sociedad civil promovida por éstos.

¿DONDE SE APLICAN O RESPETAN LOS DERECHOS HUMANOS? ORGANOS


JURISDICCIONALES QUE APLICAN O REGULAN LOS DERECHOS HUMANOS.

Los derechos humanos son un tema transversal en todas las políticas y los
programas de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en los ámbitos clave
sobre desarrollo, asistencia humanitaria, paz y seguridad, así como en asuntos
económicos y sociales. Los derechos humanos al ser aplicados en los países que
los respetan, deben todas las autoridades en el ámbito de sus competencias tener
la obligación de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos
consignados en favor del individuo, debido a que los derechos humanos gozan
como una de sus características de que son inalienables, lo que quiere decir que
los derechos humanos en todos los países que los aplican y respetan no deben
suprimirlos, salvo en determinadas situaciones y según las debidas garantías
procesales.

En virtud de ello, se debe acotar en cuanto a la aplicación y respeto de los


derechos humanos, que existen muchos países donde los derechos humanos son
más respetados y se aplican más que otros, esto se mide en referencia al índice
de calidad democrática, bastante ligado al bienestar de los ciudadanos, como es el
caso de la mayoría de los países de Europa, Canadá y Uruguay en América,
Japón, Corea del Sur en Asia y Nueva Zelanda y Australia son algunos de los
países en los que es más fácil ser una persona libre y con derechos básicos
asegurados. Teniendo también los casos de los países que no respetan y por
ende no aplican los derechos humanos como China, Afganistán, Irán, Haití,
Somalia y Ucrania, los cuales generan preocupación a la ONU por violaciones a
los derechos humanos, siendo que en el continente americano también ha habido
irrespeto por los derechos humanos, donde ha persistido la impunidad por
violaciones de estos cometidos por las autoridades de Bolivia, Chile, Colombia,
Honduras, Nicaragua y Venezuela, durante las protestas a las que los gobiernos
habían reprimido con medios represivos entre los años 2017 y 2021.

DESHUMANIZACION UNIVERSAL DE LOS DERECHOS HUMANOS

Esta deshumanización universal de los derechos humanos, define un


proceso mediante el cual una persona o grupo de personas pierden o son
despojados de sus características humanas. Los procesos de deshumanización,
de valoración ética habitualmente negativa, remiten inmediatamente a la noción de
humanismo como contracara éticamente positiva.

LAS DEMOCRACIAS OCCIDENTALES Y LOS DERECHOS HUMANOS


La democracia como forma de gobierno es un punto de referencia universal
para la protección de los derechos humanos; proporciona un entorno para la
protección y realización efectiva de los derechos humanos. Los derechos
humanos otorgan derechos a individuos, grupos o minorías como protección
contra la mayoría. Por otra parte, democracia implica el gobierno de la mayoría.

Aunque de manera aparente la democracia y los derechos humanos están


estrechamente vinculados, existen numerosos puntos de tensión. Estos
antagonismos implican la subordinación de la democracia a los derechos
humanos, lo que constituye un conflicto en ciertos modelos democráticos, pero no
así en el entendimiento más sustancial de la democracia. Alguno de los aspectos
que se analizan son las nociones de igualdad y libertad en las distintas filosofías
políticas, así como los límites que impone a los Estados el derecho internacional
de los derechos humanos y las implicaciones que esto tiene para el ejercicio de
los derechos humanos en los regímenes democráticos.

A primera vista, parece existir una tensión casi indisoluble entre los
derechos humanos y la democracia. Los derechos humanos otorgan derechos a
individuos, grupos y minorías como protección contra la mayoría. ¿Pueden, por lo
tanto, ser reprimidos derechos y libertades individuales en nombre de la
democracia y apelando a la soberanía del pueblo? ¿Son “antidemocráticos” los
tribunales que cuestionan decisiones de las mayorías parlamentarias
argumentando con los derechos humanos y la protección de las minorías? Con
esta forma de contraponer la democracia a los derechos humanos, la mayoría a la
minoría, tal como es practicada por regímenes autoritarios y propagado en parte
bajo la etiqueta de democracia antiliberal, se ignora que la protección de los
derechos humanos no es un obstáculo, sino una condición funcional de una
democracia sostenible. Los derechos humanos garantizan elecciones libres y
justas en condiciones de igualdad política. Los derechos humanos garantizan una
comunicación abierta y un proceso libre de formación de opinión. Aseguran la
aplicación de las decisiones tomadas democráticamente y hacen, por lo tanto, que
el régimen democrático tenga efectividad. Los derechos humanos garantizan a los
individuos que sus intereses serán protegidos, aunque no pertenezcan a la
mayoría. Del mismo modo que los derechos humanos tienen más posibilidades de
prosperar en una democracia, un régimen democrático sostenible es inconcebible
sin el respeto, la protección y el cumplimiento de los derechos humanos. Los
derechos humanos y la democracia para lograr el éxito de una comunidad política.

En su interacción, permite al individuo llevar una vida autodeterminada


individual y colectivamente. La protección y materialización de los derechos
humanos es, por lo tanto, un proyecto genuinamente democrático.

DE LA JURISDICCION CONSTITUCIONAL CONCENTRADA A LA


CONCENTRACION DEL ORDEN JURISDICCIONAL

La significativa extensión de la tutela judicial reforzada de los derechos


constitucionales que el amparo constitucional garantiza, coexiste con un modelo
integral de control de la constitucionalidad de las leyes, que posee una modalidad
concentrada, en lo que a la potestad de declarar inconstitucionales y de anular las
leyes contrarias a la Constitución respecta, y una difusa, en lo que atañe a la
facultad de desaplicar tales leyes en relación con un caso concreto que debe ser
resuelto.

La Constitución de 1999 establece expresamente que corresponde al


Tribunal Supremo de Justicia en Sala Constitucional, ejercer exclusivamente la
jurisdicción constitucional, para declarar la nulidad de las leyes y demás actos de
los órganos que ejercen el poder público, dictados en ejecución directa e
inmediata de la Constitución o que tengan rango de ley.

El artículo 334 de la Constitución Nacional establece que todos los jueces


de la República, en el ámbito de sus competencias y conforme a lo previsto en
esta Constitución y en la ley, están en la obligación de asegurar la integridad de la
Constitución.
Así el segundo aparte del mismo artículo establece lo que es el control
concentrado de la constitucionalidad de leyes.

En este orden el artículo 336 de la Constitución de 1999, establece cuales


son las atribuciones de la Sala Constitucional como jurisdicción constitucional
concentrada cuyas atribuciones única y exclusivamente le son propias por
mandato constitucional. El modelo concentrado de control de la constitucionalidad
supone, por definición, que un alto tribunal especializado, situado dentro o fuera
del poder judicial, asume con carácter privativo el denominado monopolio del
rechazo de las leyes consideradas inconstitucionales, por lo que la supuesta
coincidencia de este sistema con el difuso sería más bien su negación.

Así mismo, el artículo 25 de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de


Justicia decanta en sus varios numerales las competencias que la Sala
Constitucional de dicho tribunal tiene asignadas, las cuales al igual que las
establecidas en la Constitución, establecen la exclusividad que se le asignó a la
Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, para conocer y decidir los
conflictos que se presenten que deban ser resueltos aplicando el control
concentrado de la constitucionalidad.

Vemos también que el control constitucional, no sólo tutela la supremacía


de la Constitución documental, sino el denominado bloque de la
constitucionalidad, con lo cual, de su parte dogmática, es decir, del conjunto de
principios jurídicos que inspiran al texto fundamental y que determinan su
organización y contenido. En efecto, la Constitución se informa de un condensado
de reglas superiores o de unos principios supra constitucionales que forman parte
de su estructura, aun cuando no se plasmen expresamente en ella, tal como
ocurre con los derechos humanos, que, por tener carácter enunciativo, no
ameritan estar expresamente reconocidos en la Constitución y, aun así, formar
parte del bloque de la constitucionalidad.

Así tenemos el principio de concentración, el cual exige que las actuaciones


procesales se realicen lo más próximas entre sí, a ser posible en un sólo acto, y
que la sentencia se dicte en el plazo más breve posible. Se pretende que el Juez
conserve en la memoria las actuaciones realizadas y tenga una visión global, y no
fraccionada, del proceso. A favor de este objetivo, en el orden jurisdiccional penal,
las sesiones del juicio oral se celebrarán de forma consecutiva hasta la conclusión
del juicio, salvo que concurra alguna causa de suspensión legalmente prevista. En
la misma ley, la 1/2000 de 7 de enero, de enjuiciamiento civil, además de
establecer que las pruebas se practiquen en unidad de acto, salvo excepciones,
contiene un conjunto de disposiciones tendentes a evitar suspensiones
imprevistas o injustificadas del juicio o vista, regulándose restrictivamente los
supuestos de interrupción de una vista ya comenzada. En este orden y aunado al
principio de concentración, el principio de unidad jurisdiccional consagrado en el
artículo 175.5 de la Constitución Española, el cual se manifiesta en la distribución
territorial del poder judicial y en la organización interna del poder judicial.

Conforme a ello, y respecto a la concentración del orden jurisdiccional se


puede concluir en este punto que, a partir de la promulgación de la Constitución de
Venezuela de 1999, nació la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia,
dotada de las competencias para el ejercicio del control concentrado de la
constitucionalidad en el país, donde el resto de los tribunales y salas del máximo
tribunal conservan el control difuso de la constitucionalidad. Estas competencias
asignadas constitucionalmente, en el caso del control difuso de la
constitucionalidad genera como efecto inmediato la desaplicación de las leyes o
normas jurídicas incompatibles con la Constitución, no es una simple facultad de
los jueces sino un deber de ineludible cumplimiento, produciendo además este
control difuso sólo un efecto entre las partes, y en cuanto al control concentrado
de la constitucionalidad ejercido única y exclusivamente por la Sala Constitucional
del Tribunal Supremo de Justicia, cuya potestad la ejerce en el sentido de declarar
inconstitucionales y de anular las leyes contrarias a la Constitución, generando
esta declaración efectos erga omnes, por tal razón el control concentrado de la
constitucionalidad de las leyes, establecido en el artículo 334 segundo aparte de la
Constitución venezolana de 1999, sólo corresponde a la Sala Constitucional como
jurisdicción constitucional que en cuanto a las interpretaciones constitucionales
que haga son vinculantes para las otras salas y demás tribunales del país, ello
establecido en el artículo 335 constitucional, es por ello que la Sala Constitucional
del Tribunal Supremo de Justicia, tiene asignada constitucionalmente la
concentración del orden jurisdiccional.

JURISDICCION Y ORDEN DIRIMENTE EN LA SOLUCION DE CONFLICTOS.

Se hace necesario establecer lo que se entiende por el concepto de


dirimente el cual sirve para resolver una controversia o empate, así también en
cuanto a lo que es jurisdicción la cual impone limites a la autoridad legal de cada
Corte para considerar y decidir un caso, y en cuanto a la solución de conflictos, es
la manera, como dos o mas individuos, u organizaciones encuentran una solución
pacifica a los desacuerdos que enfrentan. Estos desacuerdos pueden ser
emocionales, políticos, financieros o todos ellos. Un conflicto habitualmente
implica una disputa entre dos o más individuos u organizaciones.

En este sentido, se puede colegir que ciertamente cuando dos o más


individuos no pueden o no se ponen de acuerdo cuando presenten un conflicto
que no han resuelto por la vía de la justicia alternativa utilizando los medios
alternos de solución de conflictos como lo establece el artículo 258 de la
Constitución venezolana, el cual establece lo que es la justicia de paz,
mencionando que la ley organizará la justicia de paz en las comunidades…la ley
promoverá el arbitraje, la conciliación, la mediación y cualesquiera otros medios
alternativos para solucionar los conflictos, necesariamente estos conflictos no
resueltos por esta vía alterna no pueden quedar sin solución, en este caso, se
debe ir forzosamente a la vía judicial para que sea esta vía judicial la que entre a
resolver el conflicto, ello por cuanto el proceso como lo establece el artículo 257
de la Constitución Nacional, es el instrumento fundamental para la realización de
la justicia. Por ello las leyes procesales deben establecer la simplificación,
uniformidad y eficacia de los trámites y adoptarán un procedimiento breve, oral y
público. En ningún caso se debe sacrificar la justicia por la omisión de
formalidades no esenciales. Esto está complementado por el artículo 26
constitucional el cual menciona que el Estado debe garantizar una justicia
expedita, sin dilaciones indebidas, sin formalismos o reposiciones inútiles.

Es por ello, que, si un conflicto no se puede solucionar o resolver por la vía


alterna mediante la aplicación de los medios alternativos de solución de conflictos,
se debe forzosamente acudir a la vía judicial o jurisdiccional para solucionarlo, ya
que mi caso no puede quedar sin solución, es decir que en cualquier caso el
conflicto debe solucionarse por los mecanismos extrajudiciales de resolución de
conflictos y en su defecto por la vía judicial o jurisdiccional.

JUSTICIA LEGAL Y JUSTICIA POR CONSENSO EN EL CONTEXTO


CONSTITUCIONAL

La justica legal es aquella virtud que inclina los actos particulares de las
demás virtudes a su objeto propio que es el bien común, entendido como el
conjunto de aquellas condiciones de la vida social que permiten a los grupos y a
cada uno de sus miembros tener una condición humana digna; por tal razón
también, la justicia por consenso en el contexto constitucional está referida a la
introducción a los sistemas alternos de solución de conflictos establecidos
constitucionalmente, la cual en su artículo 258 menciona que la ley promoverá el
arbitraje, la conciliación, la mediación y cualesquiera otros medios alternativos de
solución de conflictos. Se puede ver de esta disposición constitucional que nuestro
legislador constitucionalizó los medios alternativos de solución de conflictos con la
finalidad de que las partes o personas que entren en un conflicto pueden acogerse
consensuadamente a estos medios para solucionar sus controversias, y así lograr
no ir de forma inmediata a la vía judicial para buscar la solución de estos
conflictos, lo que sin embargo cuando las partes no encuentran solucionar sus
casos por esta vía alterna de solución de conflictos, deben forzosamente acudir a
la vía judicial o jurisdiccional, la cual entra a conocer del caso y buscar
solucionarlo de la manera más justa posible, para con ello lograr que las partes
tenga una solución a sus conflictos, los que nunca deben quedar sin solución.

En cuanto a los medios alternativos de solución de conflictos en el


ordenamiento jurídico venezolano, no se trata de un tema nuevo, lo que, si
constituye una novedad, es su elevación a disposición constitucional, establecida
a la par de la garantía constitucional de acceso a la justicia su esencia como
pilares fundamentales para la administración de justicia sea por lo menos
satisfactoria. Se trata de una normativa que ha estado dispersa y al efecto resulta
necesario señalar que el arbitraje, la conciliación y la justicia de paz, ya formaba
parte del ordenamiento legal en nuestro país de manera previa a la Constitución.

La norma constitucional que define el fundamento constitucional de los


medios alternativos de solución de conflictos toma la generalidad de la doctrina del
derecho comparado relativa a los medios alternos extrajudiciales para solucionar
los conflictos. La Constitución crea estructuralmente el sistema de justicia,
interviene una pluralidad de componentes de distintos órganos del poder público y
está igualmente presente la participación ciudadana, con cuyo engranaje se busca
alcanzar el concurso, la colaboración y la coordinación de tareas por parte de sus
integrantes a efecto de dar coherencia y eficacia para lograr la justicia, que
demanda el colectivo nacional en un estado de derecho. Las personas que están
en un conflicto deben tener la voluntad de resolverlo, empleando para ello la
mediación, la negociación, el arbitraje o la conciliación, así como cualesquiera otro
medio alterno que lo resuelva, e incluso, en dado caso de que ellos no surtan
efecto en la solución, necesariamente se debe acudir a la vía forzosa para buscar
su solución por vía jurisdiccional, para que el conflicto no quede sin solución, ya
que los que están en el conflicto necesitan la resolución de su caso para tener la
certeza de que han alcanzado la justicia como valor superior y porque sus casos
no pueden quedar sin solución.
CONCLUSION

En la Constitución de 1999 se han incorporado un conjunto de regulaciones


muy importantes, relativas a las garantías constitucionales de los derechos
humanos, es decir, de los mecanismos que permiten hacer efectivo el ejercicio de
los derechos. Del artículo 19 de la Constitución comienza el titulo relativo a los
deberes, derechos y garantías, disponiendo que el Estado debe garantizar a toda
persona, conforme al principio de progresividad y sin discriminación alguna, el
goce y ejercicio irrenunciable, indivisible e interdependiente de los derechos
humanos. Es sin duda la Constitución de 1999 un texto en el cual se han
incorporado notables innovaciones signadas por el principio de progresividad de la
protección de los derechos humanos.

El respeto y garantía de los derechos, por tanto, son obligatorios para los
órganos del poder público de conformidad con la Constitución, los tratados sobre
derechos humanos suscritos y ratificados por la República y las leyes que los
desarrollen. Se establece así, en primer lugar, la garantía estatal de los derechos
humanos, conforme al principio de progresividad y no discriminación; y, en
segundo lugar, la obligación estatal de respetarlos no sólo conforme a la
Constitución y a las leyes sino conforme a los tratados sobre derechos humanos
ratificados por la República.

Los derechos humanos garantizados y protegidos conforme a la


Constitución, no son sólo los enunciados en su texto, sino todos los demás que
sean inherentes a la persona humana, lo cuales encuentra ampliado en el artículo
22 constitucional.

También tenemos que una de las grandes innovaciones en la Constitución


de 1999 ha sido el otorgarles rango constitucional a los tratados internacionales
sobre derechos humanos, lo cual se encuentra ampliado en el artículo 23
constitucional.

Se destacan de esta disposición la jerarquía constitucional de los tratados,


pactos y convenciones sobre derechos humanos, y la aplicación prevalente de los
mismos en relación con la Constitución y las leyes, si establecen normas más
favorables, así como la aplicación inmediata y directa de los mismos por los
órganos que ejercen el poder público.

En este sentido, vemos que los derechos humanos gozan de una


protección constitucional y legal que permite inferir que ellos deben ser protegidos
y respetados por todos los órganos del Estado, para que no sean vulnerados, y así
establecer una convivencia más pacífica en aras de tener un Estado de derecho
social, democrático y de justica donde se propugne como valores superiores de su
ordenamiento jurídico y de su actuación, la vida, la libertad, la justicia, la igualdad,
la solidaridad, la democracia, la responsabilidad social y en general, la
preeminencia de los derechos humanos, para así tener como fin un Estado
democrático constitucional moderno.
BIBLIOGRAFIA
La Constitución de 1999 comentada por Allan R. Brewer carias. Editorial Arte,
2000

Los Derechos Humanos y su Protección. Jesús María Casal. UCAB

¿Qué son y cuáles son los Derechos Fundamentales? Tulio Eli Chichilla Herrera.
Editorial Temis S.A, Santa Fe de Bogotá-Colombia 1999

El Proceso Penal Democrático. (El Proceso Justo). Orlando Monagas Rodríguez

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