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Caracas, 04/04/2024
INTRODUCCION
Para mejor ilustración, añade el autor en mención: “En los usos lingüísticos
jurídicos, políticos e incluso comunes de nuestro tiempo, el término “derechos
humanos” aparece como un concepto de contornos más amplios e imprecisos que
la noción de los “derechos fundamentales”. Los derechos humanos suelen venir
entendidos como un conjunto de facultades e instituciones que, en cada momento
histórico, concretan la dignidad, la libertad y la igualdad humanas, las cuales
deben ser reconocidas positivamente por los ordenamientos jurídicos a nivel
nacional e internacional. En tanto que con la noción de los derechos
fundamentales se tiende a eludir a aquellos derechos humanos garantizados por
el ordenamiento jurídico positivo, en la mayor parte de los casos en su normativa
constitucional, y que suelen gozar de una tutela reforzada.
Por ello, Pérez Luño, “los derechos humanos abarcan aquellas exigencias
que debiendo su objeto de positivación no lo han sido. Los derechos
fundamentales poseen un sentido más preciso y estricto, ya que tan sólo
describen el conjunto de derechos y libertades jurídicas e institucionalmente
reconocidos y garantizados por el derecho positivo. Se trata siempre, por tanto, de
derechos delimitados espacial y temporalmente, cuya denominación responde a
su carácter básico o fundamentados del sistema jurídico político del Estado de
derecho.
Según esta primera precisión, hay que entender los derechos humanos
como una “categoría previa legitimadora e informadora de los derechos
fundamentales”, así como los derechos fundamentales serían una categoría
descriptiva de los derechos humanos positivados en el ordenamiento jurídico.
De tal manera que según este autor “los derechos fundamentales tienen su
fundamento en un sistema de valores previo: el orden objetivo y universal…”.
El respeto y garantía de los derechos, por tanto, son obligatorios para los
órganos del poder público de conformidad con la Constitución, los tratados sobre
derechos humanos suscritos y ratificados por la República y las leyes que los
desarrollen.
Los derechos humanos son un tema transversal en todas las políticas y los
programas de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en los ámbitos clave
sobre desarrollo, asistencia humanitaria, paz y seguridad, así como en asuntos
económicos y sociales. Los derechos humanos al ser aplicados en los países que
los respetan, deben todas las autoridades en el ámbito de sus competencias tener
la obligación de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos
consignados en favor del individuo, debido a que los derechos humanos gozan
como una de sus características de que son inalienables, lo que quiere decir que
los derechos humanos en todos los países que los aplican y respetan no deben
suprimirlos, salvo en determinadas situaciones y según las debidas garantías
procesales.
A primera vista, parece existir una tensión casi indisoluble entre los
derechos humanos y la democracia. Los derechos humanos otorgan derechos a
individuos, grupos y minorías como protección contra la mayoría. ¿Pueden, por lo
tanto, ser reprimidos derechos y libertades individuales en nombre de la
democracia y apelando a la soberanía del pueblo? ¿Son “antidemocráticos” los
tribunales que cuestionan decisiones de las mayorías parlamentarias
argumentando con los derechos humanos y la protección de las minorías? Con
esta forma de contraponer la democracia a los derechos humanos, la mayoría a la
minoría, tal como es practicada por regímenes autoritarios y propagado en parte
bajo la etiqueta de democracia antiliberal, se ignora que la protección de los
derechos humanos no es un obstáculo, sino una condición funcional de una
democracia sostenible. Los derechos humanos garantizan elecciones libres y
justas en condiciones de igualdad política. Los derechos humanos garantizan una
comunicación abierta y un proceso libre de formación de opinión. Aseguran la
aplicación de las decisiones tomadas democráticamente y hacen, por lo tanto, que
el régimen democrático tenga efectividad. Los derechos humanos garantizan a los
individuos que sus intereses serán protegidos, aunque no pertenezcan a la
mayoría. Del mismo modo que los derechos humanos tienen más posibilidades de
prosperar en una democracia, un régimen democrático sostenible es inconcebible
sin el respeto, la protección y el cumplimiento de los derechos humanos. Los
derechos humanos y la democracia para lograr el éxito de una comunidad política.
La justica legal es aquella virtud que inclina los actos particulares de las
demás virtudes a su objeto propio que es el bien común, entendido como el
conjunto de aquellas condiciones de la vida social que permiten a los grupos y a
cada uno de sus miembros tener una condición humana digna; por tal razón
también, la justicia por consenso en el contexto constitucional está referida a la
introducción a los sistemas alternos de solución de conflictos establecidos
constitucionalmente, la cual en su artículo 258 menciona que la ley promoverá el
arbitraje, la conciliación, la mediación y cualesquiera otros medios alternativos de
solución de conflictos. Se puede ver de esta disposición constitucional que nuestro
legislador constitucionalizó los medios alternativos de solución de conflictos con la
finalidad de que las partes o personas que entren en un conflicto pueden acogerse
consensuadamente a estos medios para solucionar sus controversias, y así lograr
no ir de forma inmediata a la vía judicial para buscar la solución de estos
conflictos, lo que sin embargo cuando las partes no encuentran solucionar sus
casos por esta vía alterna de solución de conflictos, deben forzosamente acudir a
la vía judicial o jurisdiccional, la cual entra a conocer del caso y buscar
solucionarlo de la manera más justa posible, para con ello lograr que las partes
tenga una solución a sus conflictos, los que nunca deben quedar sin solución.
El respeto y garantía de los derechos, por tanto, son obligatorios para los
órganos del poder público de conformidad con la Constitución, los tratados sobre
derechos humanos suscritos y ratificados por la República y las leyes que los
desarrollen. Se establece así, en primer lugar, la garantía estatal de los derechos
humanos, conforme al principio de progresividad y no discriminación; y, en
segundo lugar, la obligación estatal de respetarlos no sólo conforme a la
Constitución y a las leyes sino conforme a los tratados sobre derechos humanos
ratificados por la República.
¿Qué son y cuáles son los Derechos Fundamentales? Tulio Eli Chichilla Herrera.
Editorial Temis S.A, Santa Fe de Bogotá-Colombia 1999
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