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NACITURUS Y PERSONALIDAD
Introducción
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1.- La Problemática
Ahora bien, es claro que al hombre le costó una larga evolución jurídica para
establecer los límites entre el derecho y otros tipos de regulaciones de conductas
humanas, como determinar los principios, elementos, y estructuras normativas,
camino, que por supuesto, no ha terminado. El concepto de persona, sujeto de
derecho, ser humano, personalidad son algunos de los temas que en la ciencia del
derecho son constantemente revisados, adecuados, y regulados conforme al avance
jurídico e incluso tecnológico. Ya en 1947, el jurista argentino Alsina sostenía que
“todo detenido examen de la sociedad, el derecho y el Estado, debe necesariamente
girar en torno a la persona humana, principio, medio y fin de ellos, a punto tal que fija
su sentido y destino”.
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2.- El Naciturus y Personalidad
Si partimos del derecho romano, como fuente del sistema europeo continental y por
ende del nuestro, podemos ver que dicho sistema jurídico entendía que la existencia
de un nuevo ser humano era el “nacimiento”, sumado a ella determinadas
características que debía conformar su “personalidad”. Se partía de que para ser
hombre se requería nacer con vida, tener forma humana y estar desprendido
totalmente del claustro materno.
Evidentemente, los romanos, como casi todos los pueblos de la antigüedad, creían en
la posibilidad de que una mujer pudiera a dar a luz un ser que no fuera humano, ya
sea por que tubo relaciones con un “infrahumano” o con un “sobrehumano”, de tal
manera que el nacido podía ser en el primer caso un monstruo y el segundo un
superhombre, ejemplo de ello tenemos en la mitología greco – romana los cíclopes o
los semidioses como Hércules, Aquiles, etc.
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Dentro de las teorías modernas respecto al naciturus podemos hacer referencia a la
Escuela Francesa, misma que se inclina por considerar al concebido como titular de
derechos, pero solo como una ficción jurídica, por lo que su personalidad comienza
con el nacimiento con vida. (Ripert, Boulanger, 1978).
Sobre el mismo tema Messineo, sostiene que el concebido no es persona, ya que para
la obtención de la personalidad no es suficiente el requisito biológico, sino también
jurídico, elementos que se concretan cuando el ser humano ha nacido con vida y
registrado en las oficinas del Estado.
En la misma línea parece enrolarse Espinoza, cuando afirma que el sujeto de derecho
tiene una estructura dual, por una parte el elemento material o de hecho, y por otra el
elemento formal que consiste en la correspondiente calificación normativa de ese
elemento material, “usando la misma palabra persona para el hombre y para los
sujetos diversos del hombre, el lenguaje jurídico quiere subrayar que la personalidad
es, en todo caso, una concesión del Ordenamiento” (Espinoza 1998).
Por otro lado, autores como Ennercerus, Wolf y Kipp, parten de la idea de que existen
derechos sin sujeto determinado, caso en el cual encuadraría el naciturus.
Por otro lado, esta la teoría del derecho a la destinación, que sostiene que la vida del
hombre es un proceso que se inicia con la concepción y termina con la muerte, y que
por ende el embrión humano tiene el mismo estatus jurídico que el ser humano nacido
(Guamán, 1997)
Hoy en día, se puede determinar con certeza que la existencia del ser humano se
inicia con la concepción, se es sujeto de derecho en cuanto ser humano, desde el
instante de la singamia, es decir desde la fusión de los núcleos de los gametos
masculinos y femeninos. En este instante aparece un nuevo ser humano con sus
características propias exclusivas.
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Por otro lado el ordenamiento nacional, incluido los tratados que forman parte del
mismo, se tiene que:
La Constitución Política del Estado, en el Art. 6 establece que “Todos ser humano
tiene personalidad y capacidad jurídica, con arreglo a las leyes…”.
El Código del Niño, Niña y Adolescente en el Art. 2 determina que “Se considera
niño o niña a todo ser humano desde su concepción hasta cumplir los doce años…”,
en el Art. 5 “Los niños, niñas…, como sujetos de derecho, gozan de todos los
derechos fundamentales y garantía constitucionales inherentes a toda persona…”, y
en los Art.13, 27, 96, 105, 110 de la misma normativa establece los derechos de los
cuales son titulares los niños y niñas.
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concepción. El concebido es sujeto de derecho para todo cuanto le favorece…”, lo
que implica el reconocimiento de su personalidad desde la concepción teniendo en
cuenta su naturaleza ontológica.
Por otra parte el Art. 1 del Código Civil Boliviano, establece que “El nacimiento
señala el comienzo de la personalidad… Al que está por nacer se lo considera nacido
para todo lo que pudiera favorecerle, y para ser tenido como persona basta nacer con
vida…”
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3.- Conclusiones
Todo ello nos lleva a completar el análisis del Art. 1 del Código Civil de manera
integral con el ordenamiento vigente y teniendo en cuenta el avance de la medicina y
sobre todo de la biojurídica, podemos concluir que la vida de un ser humano
comienza con la Concepción (unión del óvulo y el espermatozoide), y desde ese
instante somos personas, no en el futuro, no como proyecto, no como “potencia”, sino
como “acto”, como realidad ontológica y física, lo que determina la titularidad de
derechos y la personalidad, ya que no puede existir una persona sin personalidad o
personalidad sin persona.
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Por ende, el naciturus al ser persona (niño, niña), ya tiene personalidad, y ella se
adquiere por el solo hecho de ser concebido, no por el nacimiento, es más, podemos
afirmar con Vila-Coro, que “el estudio del derecho subjetivo y de los derechos civiles
muestra que el naciturus, realidad auténtica irreductible a ninguna otra realidad, es
también sujeto de derecho. Lo prueba la necesidad en que se ha visto el ordenamiento
de recurrir a la ficción, de tener al concebido por nacido, para no conculcar sus
derechos”. Evidentemente, esta personalidad esta sujeta a una condición, cual es
nacer con vida, pero de ninguna manera se puede decir que el naciturus no tiene
personalidad, ya que sería negarle el estatus de persona.
Pretender que solo el derecho es quien determina la cualidad de persona y por ende de
la personalidad, sin tener en cuenta la realidad física – ontológica del ser humano, es
someter al hombre al poder absoluto del Estado. En contra de tal concepción cabe
afirmar nuestra posición de que el ser humano es una realidad anterior y preexistente
a toda organización social y/o política, y por lo tanto anterior al derecho positivo; es
más, en realidad el derecho se fundamente en el ser humano, es su razón de ser y su
finalidad, lo que determina que la dignidad del ser humano y sus derechos
fundamentales no son una concesión del derecho positivo, sino que por el contrario
nacen de su propia naturaleza.
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Bibliografía
- Borda A., Guillermo, Manual de Derecho Civil, Perrot, 1989 Bs. As.
Argentina.
- Ennercerus, Wolf y Kipp. Tratado de Derecho Civil, Bosh, 1953, Barcelona
España.
- Messineo, Francesco. Manual de derecho Civil y Comercial, Europa –
América, Argentina
- Vila-Coro, María Dolores. Introducción a la Biojurídica, Heliasta 1990,
Argentina.
- Espinoza, Juan. La capacidad civil de las personas naturales, Grijley, 1998,
Lima Perú.
- Calvo, Alberto. El naciturus como sujeto de derecho, www.aebioetica.org
consultado el 03 de marzo de 2007.
- Fernández Sessarego, Carlos. Persona, personalidad, capacidad, sujeto de
derecho: un reiterado y necesario deslinde conceptual en el umbral del siglo
XXI, www.astrea.com.ar/ consultado el 03 de marzo de 2007.