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REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACION UNIVERSITARIA


UNIVERSIDAD BOLIVARIANA DE VENEZUELA
P.F.G. ESTUDIOS JURIDICOS
SEDE CIUDAD BOLIVAR

LAS PERSONAS

FACILITADOR: ALUMNO:
PROF. FRANCYS MARQUEZ ABELARDO MEDRANO
C.I.V-27.015.728

CIUDAD BOLÍVAR, 19 DE ENERO DE 2021


Jurídicamente, persona es todo aquel sujeto capaz de derechos y
obligaciones, es decir, susceptible de devenir sujeto, activo o pasivo, de relaciones
jurídicas. El desprendimiento del seno materno con vida, esto es, el nacimiento,
determina la personalidad.

En el sentido vulgar, el término persona es sinónimo de hombre. Pero esta


acepción no sirve para el Derecho, ya que la historia nos demuestra que durante
muchos siglos, existen clases de hombres que no tenían la consideración de
personas, cuanto porque en el Derecho moderno, aunque todos los hombres son
personas, no todas las personas son hombres.

En el sentido filosófico para los antiguos metafísicos, persona era una


sustancia individual de naturaleza racional, o bien el supuesto dotado de
entendimiento, concepto equivalente al anterior pues en el orden ontológico el
término supuesto indica sustancia o ser que subsiste por sí y las sustancias se
hacen individuales por la subsistencia (Severino Boecio).

En este mismo sentido, otro autor consideró que se ha formado por


progresiva adición de valores metafísicos: a la idea de realidad se añade la de
sustancia, a la de sustancia la de integridad sustancial o supuesto y a ésta la de
racionalidad, última diferencia que peculiarmente caracteriza a la persona.

En los filósofos modernos es general ver en la conciencia la característica


de la personalidad. Los autores discrepan en el modo de entender la conciencia.
La conciencia es la reflexión (Fichte); para otros autores es el pensamiento (Sergi,
Fpouillé y Spencer); para otros autores consideran que es la voluntad o
determinación autónoma del yo. Como indica Giner, no existe contradicción entre
estas ideas, todo acto intelectual es un acto de conciencia porque en todas estas
clases de actos experimenta el ser una especie de duplicación interior o
penetración íntima de sí mismo.

En el sentido jurídico, se llama persona a todo ser capaz de derechos y


obligaciones, o lo que es igual devenir sujeto, activo o pasivo, de relaciones
jurídicas. El concepto de persona, parece equivalente a sujeto de Derecho,
tomado el derecho en un sentido abstracto.

La persona es un sujeto de derecho, pero también de obligaciones. Si


hablamos de la persona que está investida de un derecho determinado, el término
persona es más amplio, que el sujeto de derecho y obligaciones, ya que todo
sujeto de derecho es persona, pero no toda persona es sujeto de derecho
(Castán).

Otros autores consideran que la persona es un concepto puramente formal


jurídico que no implica ninguna condición de corporalidad o espiritualidad en el
investido (Ferrara).

En el Derecho moderno, todo hombre es persona y que la personalidad sólo


puede ser atribuida al hombre individual o a las colectividades y organizaciones
constituidas por los hombres.

Otros autores consideran que estamos ante un círculo vicioso: a la pregunta


¿quién es persona? se contesta "el capaz de derechos y obligaciones", y a la
pregunta ¿quién es capaz de derechos y obligaciones? se contesta "la persona".
Por tanto se dice que es persona el hombre y, traslaticiamente, en su caso, ciertas
organizaciones humanas, en cuanto alcanzan la cualidad de miembros de la
comunidad jurídicas (De Castro).

No existe una doctrina común a la persona física (considera persona al ser


humano como individuo), y a la persona jurídica (considera a la persona como
organización).

La persona física es la que primeramente y de una forma mas completa se


regula, en todos sus aspectos, como los de la capacidad jurídica y de obrar,
nacimiento muerte, y estos parámetros se trasladan a la persona jurídica.
El Derecho de la persona se contempla desde dos ópticas, una la
instrumental, donde la persona como sujeto de la relación jurídica, y otra
trascendental, la persona como centro del Derecho civil.

Dentro del contexto jurídico existen dos tipos de personas: físicas y morales
o jurídicas. El ser humano es una persona física. Una institución o una empresa es
una persona moral o jurídica cuyo origen es artificial porque por mano propia no
puede ejercer sus derechos ni dar cumplimiento a sus obligaciones y ejerce sus
funciones a través de sus órganos.

PERSONA FISICAS:

Es un concepto jurídico, cuya elaboración fundamental correspondió a los


juristas romanos.

Cada ordenamiento jurídico tiene su propia definición de persona, aunque


en términos generales, es todo miembro de la especie humana susceptible de
adquirir derechos y contraer obligaciones. En algunos casos se puede hacer
referencia a estas como personas de existencia visible, de existencia real, física o
natural.

Su origen etimológico viene de persona-ae, que era aquella máscara (per


sonare, es decir, para hacerse oír) que llevaban los actores en la Antigüedad y
que ocultaba su rostro al tiempo que hacía sonar su voz. Esto es, una ficción que
se sobrepone al ser que la porta. Ello es así porque no todos los seres humanos -
especialmente en otros tiempos- podían ser considerados personas[cita
requerida]. Actualmente, y dependiendo del sistema legal que se considere, el
nasciturus o "que está por nacer" disfruta de una consideración jurídica propia
distinta de la de persona física, y por tanto sometido a un régimen distinto de
derechos.

Hoy, las personas físicas tienen, por el solo hecho de existir, atributos
dados por el Derecho. La personalidad abre la puerta de la titularidad de derechos,
de modo que sólo siendo considerado tal se podía contratar o contraer
matrimonio, por poner un par de ejemplos.

PERSONAS JURIDICAS:

Es un individuo con derechos y obligaciones que existe, pero no como


persona física, sino como institución que es creada por una o más personas
físicas para cumplir un objetivo social que puede ser con o sin fines de lucro. Las
personas se pueden clasificar en dos grandes tipos: jurídicas individuales o
jurídico colectivas, que generalmente se les suele denominar "personas físicas" y
"personas morales", respectivamente.

En otras palabras, una persona jurídica colectiva es quien tiene la


capacidad de adquirir tanto derechos como obligaciones y que no es una persona
física. Así, a estas primeras, el Derecho les atribuye y reconoce una personalidad
jurídica propia, por lo que en este sentido, la personalidad debe entenderse como
la aptitud para ser sujeto activo o pasivo de las relaciones jurídicas.

Tomando en cuenta sus elementos, también se define a las personas


jurídicas como entes colectivos integrados por personas y bienes adscritos a una
personalidad común y a los que se les reconoce una personalidad jurídica distinta
de las personas naturales que las integran.

Doctrinas acerca del inicio de la Personalidad Jurídica en la Persona


Natural.

Teoría de la Concepción: esta teoría sostiene que la vida humana


independiente comienza en el momento de la concepción y que por ello la
personalidad jurídica del ser humano debe comenzar en dicho momento. En la
práctica esta teoría no ha sido consagrada en el Derecho Positivo, especialmente,
por la gran dificultad que existe para determinar y probar el momento de la
concepción.
Teorías del Nacimiento: sostienen que la personalidad del ser humano
comienza en el momento del nacimiento por considerar que con anterioridad el
hombre no tiene una vida independiente. Dentro de ellas podemos distinguir:

Teoría de la Vitalidad: sólo exige que el feto nazca vivo para reconocerle
personalidad.

Teoría de la Viabilidad: exige que le feto nazca vivo y viable, e sea, apto
para vivir fuera del seno materno, ya que estima que, caso contrario, no existe una
vida humana independiente.

El legislador venezolano acepta la Teoría del Nacimiento y dentro de ella, el


Principio de la Vitalidad, pues no toma en cuenta la mayor o menor duración de
vida del recién nacido extrauterinamente, para reconocerle personalidad jurídica.
(Art.17 C.C.)

Teoría Ecléctica del Derecho Común Europeo:

Esta teoría combina las teorías de la concepción y del nacimiento. De


manera que, la personalidad jurídica comienza con el nacimiento del niño o niña,
pero que se tendrá por nacido cuando se trate de su bien.

Situación Jurídica del Nasciturus.

La legislación venezolana recoge en principio la teoría de la vitalidad. Sin


embargo, toma en cuenta a la persona por nacer, es decir al nasciturus, ya sea
que esté concebido (nasciturus conceptus) o que no lo esté aún (nasciturus
concepturus).

Nasciturus Concebido o conceptus.

El Código Civil de Venezuela ha determinado en su artículo 17 que "El feto


se tendrá por nacido cuando se trate de su bien: y para que sea reputado como
persona, basta que haya nacido vivo".
La legislación civil venezolana, contraponiéndose al criterio médico,
considera que el feto constituye todo ser humano concebido mientras no haya
nacido, independientemente del tiempo transcurrido de la concepción. Por lo tanto,
en este caso no debe entenderse el término feto en su sentido médico, es decir,
que se llama feto a partir de las ocho semanas de ovulación o de las diez
semanas de la última menstruación de la madre.

Este artículo además determina que el feto se tendrá por nacido cuando se
trate de su bien, es decir, cuando le favorezca, porque cuando no le favorezca el
feto no puede quedar obligado.

Un ejemplo sería el de la sucesión. En este caso, el feto se tendrá por


nacido cuando sea el caso de que no quede obligado a consecuencia de una
herencia cuyo pasivo sea superior al activo. Es decir, que para que el feto sea
considerado como nacido, en estos casos de herencia, debe quedar beneficiado,
ya sea porque sólo reciba activo, o porque el activo es superior al pasivo.

En la legislación venezolana, la equiparación del feto al nacido está


subordinada a que éste nazca vivo, sin importar que sea viable o no, de lo
contrario se considera como si el feto no hubiese existido.

Nasciturus no Concebido o Concepturus

La legislación venezolana en casos determinados toma en cuenta a la


persona inclusive antes de ser concebida:

Artículo 1.443 del Código Civil:

"Los hijos por nacer de una persona determinada pueden recibir


donaciones, aunque todavía no se hayan concebido…".

Agrega el mencionado artículo que para aceptar la donación "los hijos no


concebidos serán representados por el padre o por la madre indicados por el
donante según el caso…".

Artículo 840 eiusdem:


"…pueden recibir por testamento los descendientes inmediatos, es decir,
los hijos de una persona determinada que viva en el momento de la muerte del
testador, aunque no estén concebidos todavía".

Según este artículo, una persona puede nombrar como herederos a los
hijos de su hermano o hermana, aunque no estén concebidos aún.

En este estudio de la situación jurídica del concebido y de la persona por


concebir, se plantea una interrogante del artículo 633 del Código Civil, que reza:

Artículo 633 eiusdem:

"El hogar no puede constituirse sino en favor de personas que existan en la


época de su institución, o de los descendientes inmediatos por nacer de una

persona determinada, sin menoscabo de los derechos que correspondan a los


herederos legitimarios".

Este artículo correspondería a la situación jurídica del concepturus o del


conceptus?

El autor José Aguilar Gorrondona lo incluye en la situación jurídica del


nasciturus concepturus, lo cual se entiende también que está en la situación del
nasciturus conceptus. Ahora bien. Este artículo a diferencia del artículo 1.443 y
840 del Código en comento, no hace mención al no concebido. Entonces se puede
notar en el análisis de las normas 1.443, 840 y 633 antes citadas, que se
especifica lo siguiente:

Art. 1.443: "Los hijos por nacer…aunque todavía no se hayan concebido…"

Art. 840: Este artículo también específica "…aunque no estén concebidos


todavía".

Sin embargo, el artículo 633 sólo habla de los descendientes inmediatos por
nacer de una persona determinada, sin hacer mención como lo especifica en los
artículos 1.443 y 840, de los no concebidos todavía. De manera que el artículo 633
debe formar parte de la situación jurídica del ya concebido.

Siguiendo la tradición jurídica, el Código civil, en su artículo 32, dispone que


la personalidad civil se extingue por la muerte de las personas, lo que significa que
es la única causa de extinción que admite y reconoce.

En ciertas situaciones interesa determinar cuál de dos o más sujetos ha


muerto primero que el otro. Esto resulta muy difícil cuando los sujetos han fallecido
en un mismo acontecimiento, sin que existan indicios del orden en el cual
ocurrieron las muertes. Es por esta razón que las legislaciones han adoptado el
sistema de la premoriencia o el de la conmoriencia.

Sistema de premoriencia:

Consiste en que el orden de las muertes se determina mediante la


presunción de que sobrevive el más fuerte, determinación ésta que se hace a
base de criterios objetivos como el sexo y la edad.

Este sistema es criticado porque presenta una solución arbitraria porque en


muchos casos la sobrevivencia no tiene relación ni con el sexo ni con la edad, ni
siquiera con la fortaleza, y existen otras situaciones además del sexo y edad que
podrían influir en la capacidad de un individuo a la hora de hacer frente a los

peligros de la muerte, como por ejemplo: defectos físicos y mentales, estados de


salud, etcétera.

Sistema de la conmoriencia:

Por la crítica al sistema de la premoriencia prevalece entonces el sistema


de conmoriencia, que consiste en que a falta de pruebas se considera que todas
las personas murieron al mismo tiempo.

Este sistema es recogido por la legislación venezolana en los siguientes


términos: "Si hubiera duda sobre cuál de los dos o más individuos llamados
recíprocamente a sucederse haya muerto primero que el otro, el que sostenga la
anterioridad de la muerte del uno o del otro deberá probarla. A falta de pruebas, se
presumen todos muertos al mismo tiempo y no hay transmisión de derechos de
uno a otro" (Art. 994 C.C.).

Estos sistemas son utilizados sobre todo por las legislaciones en los relativo
a la forma de suceder.

Es importante destacar que en casos de muerte violenta, como lo determina


el artículo 480 del Código Civil, la autoridad local, procederá asistida si fuere
posible de facultativos, a la inspección del cadáver y a la averiguación de cuanto
pueda conducir al descubrimiento de la verdad, poniendo todo en conocimiento del
juez, quien deberá dar la orden de inhumación. En dicha averiguación se podría
deducir y determinar en algunos casos el orden de las muertes, y entonces de
esto se debe dejar constancia, porque forma parte del descubrimiento de la verdad
de cómo ocurrió la muerte violenta.

Con la muerte se extingue la personalidad del individuo, por lo que no podrá


ser sujeto de derechos y deberes. Luego de la muerte lo que nacen son derechos
de los herederos, pero el fallecido ya no es titular de derechos y deberes. Así
pues, se mantienen para el futuro algunos efectos de la personalidad anterior,
como lo son los derechos y deberes patrimoniales, los cuales son susceptibles de
valoración económica. También surgen las disposiciones mortis causa, que no son
otra cosa que las disposiciones dictadas por el individuo para el caso de su
muerte.

La extinción de la personalidad no impide que se realicen ciertos actos a


favor de los descendientes, de otros parientes o de terceros en general. Por
ejemplo, puede reconocer un hijo muerto (art. 219 C.C.).

Se abre la sucesión del difunto. También se extinguen en principio, los


derechos, deberes y relaciones extrapatrimoniales, es decir, las relaciones no
susceptibles de valoración económica.
Otra consecuencia es la tutela jurídica del cadáver y de la memoria del
difunto, con el fin de la protección de los cadáveres y sepulturas, como también la
memoria del difunto.

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