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¿En qué consiste el desarrollo del pensamiento científico?

El pensamiento científico facilita una adecuada interpretación y comprensión de los


acontecimientos que surgen en la cotidianidad, favoreciendo el desarrollo de argumentos
claros y sólidos que ayudan en la adopción de actitudes razonadas y críticas ante la toma de
decisiones, lo cual repercute positivamente en primera instancia a nivel individual y
posteriormente en el entorno social del cual se hace parte.

El pensamiento científico es una manera de explicar los acontecimientos surgidos en la


cotidianidad, la cual debe superar la intuición y el sentido común; el desarrollo de ésta
forma de pensar ocurre en la medida que niñas y niños hagan “una adecuada adaptación de
las ideas a los hechos – objetividad, lo cual implica una organización coherente de las
mismas – sistematicidad”-Bunge (1958); además, manifestando aspectos como: curiosidad,
asombro, capacidad para hacer preguntas y sorprenderse y plantear hipótesis. Fomentar la
adquisición del pensamiento científico en los niños, no tiene como finalidad la formación
de pequeños científicos, busca ayudarlos a que expresen con claridad y coherencia sus
ideas, mejorar sus niveles de razonamiento, así como la percepción de lo que ocurre a su
alrededor y la búsqueda de solución a situaciones problémicas en que se vean inmersos.

La responsabilidad de desarrollar pensamiento científico recae fundamentalmente en la


escuela, donde se deben brindar espacios formativos que permitan aprovechar las
características naturales de niños y niñas, para encauzarlos hacia hábitos de pensamientos
que superen la intuición, el sentido común y la naturaleza animada con la que tienden a
observar y explicar cómo funciona el mundo. De acuerdo a lo expuesto anteriormente, los
planteles educativos deben ser espacios donde se fomente hábitos de pensamiento, al
respecto Furman y De podestá (2009), expresan: “Si nuestros niños no aprenden a pensar
científicamente el futuro nos depara un escenario muy preocupante, sobre todo si queremos
construir una sociedad participativa con las herramientas necesarias para generar ideas
propias y decidir su rumbo” Plantea Edith Villamil Arriaga (Universidad Pedagógica
Nacional de México), «favorecer el desarrollo del pensamiento científico en la edad
preescolar, implica ayudar a la niña o al niño a comprender los fenómenos que le rodean, lo
cual es muy diferente a repetir datos incomprensibles elaborados por otros o enseñar el
lenguaje propio de la disciplina científica.

La repetición de información impide la posibilidad de imaginar, explorar, crear nuevas


opciones, curiosear, resolver los problemas cotidianos, preguntar, probar, tomar decisiones;
acciones propias de la actitud científica». 16 En este orden de ideas, el pensamiento
científico se relaciona con la capacidad de los niños para ser autónomos y dar solución a los
problemas de la vida cotidiana; una visión lógica desarrollada permite a los niños encontrar
relaciones entre hechos, las ideas o las causas y los efectos.
¿Cómo influye a corto, mediano y largo plazo el desarrollo de competencias científicas
en las primeras edades?

El desarrollo de competencias científicas en las primeras edades influye a corto, largo y


mediano plazo en las primeras edades ya que a partir de éstas los niños estimulan su
curiosidad naturalmente, su creatividad, su imaginación, les permite la formulación de
hipótesis mediante diálogos, les permite crear, imaginar, dar explicaciones, argumentar e
informar acerca de lo que sucede en el entorno y en su mundo próximo. Para desarrollar
competencias científicas, la enseñanza de las ciencias debe plantearse como finalidad
transformar el aula en un espacio de construcción del conocimiento científico escolar para
la comprensión de los fenómenos y la participación activa del sujeto en un contexto
sociocultural susceptible de ser transformado.

Sin embargo, la actividad científica escolar tiene por finalidad central construir modelos
teóricos escolares que permitan comprender los fenómenos naturales, intervenir en ellos y
establecer juicios de valor sobre el proceso y sus resultados (Izquierdo y Adúriz-Bravo,
2003), además de incorporar paulatinamente las ideas consensuadas en la comunidad
científica. Es esencial mostrar la ciencia a los niños y las niñas como una actividad humana
racional, pero de manera moderada.

El niño desde sus primeros años de vida se inquieta por explorar, por conocer y aprender,
por crear posibilidades infinitas de jugar y conocer el porqué del funcionamiento de las
cosas; permanentemente genera cuestionamientos frente a sus vivencias cotidianas de las
que lanza hipótesis que dan origen al desarrollo del pensamiento científico. Este fenómeno
es algo que se da de forma muy natural y que debe ser aprovechado en la primera infancia
para desarrollar y motivar procesos cognitivos cada vez más elaborados. “Jean Piaget”
Como lo menciona Jean Piaget es importante que los niños y las niñas usen de manera
flexible y espontánea sus habilidades y conocimientos en acciones y relaciones cotidianas
consigo mismo, con los demás y con el entorno, todo ello de la mano de los saberes y las
experiencias que el maestro brinda en el aula de clase, lo que les va a permitir comprender
la realidad, adaptarse y transformarla.

En el grado, el maestro deberá invitar a los niños y a las niñas a promover una afición por la
observación, por la curiosidad. Por su parte, las competencias científicas se refieren al uso
de los funcionamientos cognitivos de los niños y las niñas frente a las problemáticas
sociales y naturales de su contexto.

3. Enlace del padlet copia del trabajo: https://padlet.com/lei1228/z1q3ivvo5qz0f9tg

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