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CIRCULACIÓN NEONATAL
Durante el nacimiento y en las primeras horas ocurren cambios importantes que pasamos a detallar:
Se produce con la, ligadura del cordón umbilical en el recién nacido, excluyendo la placenta de la
circulación. La placenta es un órgano sumamente vascularizado, y por lo tanto de resistencia vascular
disminuida para acomodar un gran volumen de sangre; su exclusión provoca un aumento de la
resistencia vascular sistémica con aumento de la presión aórtica a mayores niveles que la presión de la
arteria pulmonar.
Igualmente, al ligar el cordón cesa el flujo de la sangre por el conducto venoso, disminuyendo el
retorno venoso por la vena cava inferior al corazón del recién nacido.
- Cierre funcional: se produce en las primeras horas de vida por disminución del retorno venoso y
consecuente disminución de la presión en la aurícula derecha. Igualmente hay un aumento del flujo
pulmonar con aumento de la presión de la aurícula izquierda. Así la mayor presión de la aurícula
Izquierda respecto a la aurícula derecha, aunada a la presión intratoráxica negativa, cierra
funcionalmente el foramen oval; incluso en las primeras horas puede haber cortocircuito de izquierda a
derecha por mayor presión en la aurícula izquierda.
- Cierre anatómico: el foramen oval persiste anatómicamente abierto hasta los 5 años en el 50% de la
población y hasta los 20 años en el 25%.
- Cierre funcional: se realiza en las 24 horas de vida y es debido, a la acción del oxigeno que al
aumentar su concentración en el nacimiento produce vasoconstricción ductal. También hay efecto de la
menor producción de prostaglandina E1 y E2 porque desaparece la producción placentaria, induciendo
conjuntamente con el oxigeno vasoconstricción en el conducto arterioso.
Por ello la administración de inhibidores de prostaglandina (Indometacina, Ácido salicílico) a las madres
gestantes es peligrosa por la posibilidad de cierre prenatal del conducto arterioso. Por otro lado se
puede usar estos inhibidores de prostaglandina para cerrar el conducto arterioso en neonatos
prematuros con persistencia del conducto arterioso y cortocircuito de izquierda a derecha que produzca
insuficiencia cardíaca.
En un grupo de neonatos con cardiopatía congénita y flujo pulmonar dependiente del conducto
arterioso es vital mantener abierto el conducto; de ahí que el uso de prostaglandinas para este grupo
de pacientes está indicado.
En la vida fetal, la circulación pulmonar está marcadamente disminuida (7% del gasto cardiaco)
debido, a la hipoxemia fetal y a que los alvéolos están colapsados, ambos producen un aumento en la
resistencia pulmonar.
La resistencia pulmonar tiene disminución progresiva posterior al nacimiento y al final del primer año
alcanza los valores del adulto.
En cambio el flujo pulmonar, después del primer mes de vida, tiene un aumento progresivo.
Son defectos anatómicos que permiten una interconexión entre los dos circuitos sanguíneos, originándose un
paso de sangre a favor de gradiente desde el de mayor presión al de presión más baja (en condiciones
normales desde el circuito sistémico al sistema vascular pulmonar).
Podemos diferenciar diversos niveles de cortocircuito: aquél que conecta la aorta con la arteria pulmonar (el
más frecuente es la persistencia del conducto arterioso de Botal), el que conecta ambas aurículas entre sí
(comunicación interauricular) y el que conecta ambos ventrículos (comunicación interventricular).
Existen también formas mixtas, como el defecto aurículo-ventricular (denominado también canal aurículo-
ventricular en las formas más graves), frecuente sobre todo en personas con síndrome de Down. (inicio)
Antes del nacimiento, esta estructura vascular (denominada con frecuencia simplemente "ductus") conecta la
arteria pulmonar con la aorta descendente. Se trata de un vaso de tipo arterial que - en el feto- deriva
directamente hacia la aorta gran parte de la sangre que sale del ventrículo derecho y entra en el tronco de la
arteria pulmonar, evitando así que penetre en los pulmones. Como ya se ha explicado, esta estructura fetal se
debe cerrar poco después de nacer (ver: circulación de transición).
FIGURA 1
En los niños afectados de esta cardiopatía, el ductus permanece permeable al nacer, y después de iniciar la
respiración la dirección del flujo de sangre se invierte pasando de la aorta a la arteria pulmonar (flujo
izquierda-derecha). Como consecuencia aumenta el contenido de sangre en los pulmones y en el corazón
(sobrecarga de volumen de aurícula y ventrículo izquierdos) y aumenta el caudal cardíaco.
FIGURA 2 FIGURA 3
Sintomatología: la persistencia del ductus se puede presentar en el prematuro, enmarcándose entonces en el
entorno de las alteraciones de la circulación de transición (ver).
Cuando el vaso es de pequeño calibre puede manifestarse - en el niño a término, del que aquí nos ocupamos
- por el hallazgo casual de un soplo cardíaco. Los ductus de mayor diámetro originan síntomas de
insuficiencia cardíaca, principalmente disnea, infecciones respiratorias frecuentes y retraso en la ganancia de
peso.
La exploración nos ayudará a precisar el diagnóstico: en su forma típica, el tórax es a menudo prominente y
puede palparse un frémito a nivel del foco pulmonar, lugar donde se ausculta un soplo continuo intenso.
Llama la atención la gran hiperdinamia circulatoria: pulsos amplios fácilmente palpables a nivel carotideo y
femoral, y latido de punta muy activo. La tensión arterial diferencial es amplia, con una diastólica baja.
FIGURA 5
FIGURA 7
El tratamiento del ductus grande no complicado consiste inicialmente en tratar la insuficiencia cardíaca.
Con ello mejora la situación clínica del paciente y es posible proceder posteriormente a la ligadura y
sección del vaso (tratamiento quirúrgico). También se puede cerrar el ductus sin recurrir a la cirugía, en el
curso de un cateterismo venoso intervencionista: se deposita en el interior del vaso un coil (espiral metálica
enrollada) con poder embolizante, obstruyendo así la luz, o bien colocando en el interior del vaso un
dispositivo oclusor para ductus tipo Amplatz o similar.
Profilaxis endocardítica: Al igual que ocurre con la mayoría de las cardiopatías congénitas, mientras no se
haya corregido completamente el defecto hará falta prevenir la infección endocardítica administrando ante
situaciones de riesgo elevado el oportuno antibiótico . (inicio)
Consiste en uno o más orificios a nivel del septum interventricular, los cuales comunican entre sí
ambos ventrículos.
Es la cardiopatía congénita más frecuente (32%). Desde el punto de vista anatómico, las formas más
frecuentes de comunicación se encuentran a nivel del septo muscular (CIV muscular) o cerca de la raíz
aórtica (CIV perimembranosa). A veces se localiza en el infundíbulo pulmonar (CIV infundibular). En los
trastornos de fusión de las estructuras embriológicas denominadas almohadillas endocárdicas, la CIV se
sitúa en el mismo plano que las válvulas aurículo-ventriculares, en el tracto de entrada de la cavidades
ventriculares (CIV de tipo canal atrioventricular).
Fisiopatología: La CIV produce un cortocircuito izquierda-derecha a nivel de los ventrículos que se traduce
clínicamente por un soplo cardíaco descubierto habitualmente en el curso d’una exploración rutinaria del
niño.
FIGURA 8 FIGURA 9
La clínica La clínica es similar a la ya descrita para el ductus: signos de dificultad respiratoria, taquicardia,
hepatomegalia y retraso de crecimiento. Se auscultará un soplo pansistólico fuerte a nivel de la parte baja del
borde esternal izquierdo, lugar donde se palpará un frémito.
FIGURA 10
Radiografía de tórax
correspondiente a una CIV. Se
observa un hiperaflujo
pulmonar. En caso de
evolucionar a hipertensión
pulmonar, aparecerá de forma
progresiva en el ECG
hipertrofia ventricular y
auricular derechas, y la
radiografía de tórax mostrará
un aumento más notable del
arco pulmonar, desapareciendo
las marcas vasculares a nivel de
la periferia pulmonar (imagen
de árbol podado)
Evolución: La mayoría de comunicaciones interventriculares del niño son pequeñas y tienen tendencia a
reducirse de diámetro durante el primer año. Muchos de estos defectos pequeños cierran espontáneamente a
lo largo de los primeros años. En cambio, los defectos grandes a menudo deben cerrarse quirúrgicamente.
Se trata de un defecto del septum interauricular, que se puede localizar a diferentes niveles. La CIA tipo
ostium secundum se sitúa en la zona del foramen oval, mientras que la denominada ostium primum se
encuentra en la parte más baja del septo interauricular y se asocia a válvulas aurículo-ventriculares
anormales (defecto o cleft a nivel de la válvula mitral o de la tricúspide). Son menos frecuentes: la CIA tipo
seno coronario, situada a nivel de esta estructura y las comunicaciones interauriculares que se sitúan en la
desembocadura de las venas cavas (tipo seno venoso).
Síntomas: En el niño y en función de su tamaño, la CIA puede cursar sin síntomas o puede originar
bronquitis frecuentes. En los casos más graves pueden aparecer signos de insuficiencia cardíaca y con los
años originar el cuadro de la hipertensión pulmonar fixa (también denominada reactiva). Este proceso se
puede acelerar en caso de grandes comunicaciones, especialmente si se trata de un ostium primum. En el
adulto, la CIA puede ser responsable de la aparición de arrítmias como la fibrilación auricular.
FIGURA 12. Comunicación interauricular.
Fisiología
En el examen físico destaca la presencia de un soplo suave de eyección en foco pulmonar acompañado de
un segundo ruido permanentemente desdoblado. En caso de flujo importante se auscultará también un soplo
mesodiastólico a nivel tricuspídeo (por aumento del caudal sanguíneo a través de la válvula AV derecha).
La radiografía de tórax muestra un moderada cardiomegalia a expensas sobre todo de cavidades derechas,
arco prominente de la arteria pulmonar, un botón aórtico de volumen reducido y refuerzo de las marcas
vasculares pulmonares. El electrocardiograma muestra en el ostium secundum una sobrecarga de volumen
del ventrículo derecho con un desvío del eje QRS en el plano frontal hacia la derecha (entre 90 y 130
grados) y con un complejo rSR' en V1, con S ancha en V6. En el ostium primum hay una típica
hiperdesviación del eje QRS hacia la izquierda en el plano frontal (trazado que también se puede encontrar
en el hemibloqueo anterior izquierdo del sistema de conducción). La ecocardiografía permite objetivar el
defecto septal (posición y tamaño), confirmando así el diagnóstico. Además permitirá evaluar la situación
hemodinámica (grado de dilatación del VD y existencia - en las comunicaciones importantes - de
alteraciones de la dinámica ventricular, con movimiento septal ventricular aplanado o invertido).
Evolución: Estos defectos no suelen cerrar espontáneamente. Si el shunt es importante (QP/QS o relación
entre el flujo pulmonar y el sistémico igual o superior a 1,5) se deberá proceder a su cierre.
Tratamiento: El cierre de la CIA (quirúrgico o por un dispositivo que se coloca en un catéter vascular) se
deberá hacer en todos los niños sintomáticos y también –como ya hemos comentado- en aquellos que tengan
un flujo importante a través del defecto. Los resultados son muy buenos.
Dado el bajo riesgo de endocarditis de esta cardiopatía, no está indicada en la CIA la profilaxis de
endocarditis.
Se trata de un defecto tipo ostium primum con malformación de una o las dos válvulas aurículo-
ventriculares, con o sin comunicación interventricular. Esta malformación es la consecuencia del desarrollo
anómalo de las almohadillas endocárdicas y puede ser parcial o completo. El 30% de pacientes con defecto
completo presentan síndrome de Down.
El defecto septal atrioventricular parcial es el que hemos estudiado como comunicación interauricular tipo
ostium primum en el apartado anterior. La sintomatología y la exploración son similares a las del ostium
secundum.
El defecto septal atrioventricular completo se compone de una comunicación interauricular baja amplia tipo
ostium primum, una comunicación interventricular a nivel del tracto de entrada a los ventrículos y un orificio
valvular común con insuficiencia valvular. Existe una derivación o shunt izquierda-derecha tanto a nivel
auricular como ventricular. Se produce una dilatación de las cuatro cavidades cardíacas y aumento en el
contenido de sangre de la circulación pulmonar. La evolución natural es hacia el síndrome de Eisenmenger,
motivo por el cual es necesario proceder al cierre quirúrgico precoz del defecto.
Si bien la cardiopatía puede ser asintomática cuando se trata de un ostium primum con defecto pequeño, si el
defecto es grande suele provocar insuficiencia cardíaca (ver: IC del niño). La radiografía muestra
cardiomegalia con dilatación de la aurícula derecha y de los dos ventrículos, aumento del botón pulmonar y
aumento de las marcas vasculares pulmonares. De forma característica, el ECG muestra un eje QRS dirigido
hacia arriba, un bloqueo AV de primer grado y signos de hipertrofia de las mismas cavidades mencionadas
al describir la radiografía.
La evolución natural es hacia el síndrome de Eisenmenger, motivo por el cual es necesario proceder pronto
al cierre quirúrgico del defecto. Antes hará falta tratar la insuficiencia cardíaca. Se debe hacer profilaxis de
la endocarditis.
A lo largo del texto hemos ido describiendo esta complicación de los cortocircuitos izquierda-derecha.
Recopilamos ahora lo que hemos ido explicando.
a. Hipertrofia de la media
b. Proliferación de la íntima
c. Fibrosis de la íntima (irreversible)
d. Lesiones plexiformes (irreversibles)
Cualquiera de los cortocircuitos izquierda derecha que hemos explicado, si es importante y persiste a lo
largo del tiempo, es capaz de provocar este síndrome. Si no se corrige antes, al cabo de unos años da lugar a
una alteración anatómica de las arteriolas que provoca una progresiva hipertensión pulmonar que tiene la
particularidad de ser irreversible y progresiva, produciendo la inversión del cortocircuito cuando las
presiones pulmonares superan las sistèmicas. El flujo de sangre irá entonces desde la arteria pulmonar hacia
la aorta (situación de Eisenmenger).
La persistencia de un cortocircuito sanguíneo importante estimula a
nivel pulmonar la producción de cambios anatómicos irreversibles en las capas más internas de las
arteriolas. Ello implica una obstrucción al paso de la sangre y conducen - a partir de cierto grado de lesión -
a una situación irreversible de elevación de la presión pulmonar (hipertensión pulmonar reactiva o fija).
La hipertensión pulmonar fija contraindica la corrección quirúrgica del defecto, al convertirse éste en la
única vía de escape del exceso de presión del ventrículo derecho, el cual de lo contrario entraría en fallo
cardiaco.
La actitud terapéutica correcta consiste en evitar que se llegue a esta situación, corrigiendo antes el defecto.
Si no se actuó de esta manera y el cuadro ya se ha instaurado plenamente, entonces el cierre del ductus está
contraindicado. El tratamiento deberá entonces ser sintomático, procurando hidratar bien al enfermo y
efectuándose eritroféresis periódicas para disminuir la policitemia y corregir los valores excesivamente
elevados de hematocrito.
Evolución: de forma natural, el cuadro progresa lentamente y acaba produciendo la muerte en unos años,
generalmente en la adolescencia o juventud del enfermo, a menos que se efectúe un trasplante
cardiopulmonar, el cual - caso de ir bien - resulta el único recurso eficaz para devolverle la salud. De forma
típica, los niños con síndrome de Down tienen especial propensión a desarrollar pronto esta complicación: se
detecta ya cuando el niño es aún pequeño, a los dos o tres años. Por este motivo, los niños con trisomía 21
(S. de Down) y cortocircuito izquierda derecha deben ser tratados cuando antes, procediendo al cierre del
shunt.
La circulación pulmonar es casi enteramente pasada por alto en la circulación fetal. Los pulmones
fetales están colapsados, y la sangre pasa de la aurícula derecha directamente a la aurícula
izquierda a través del foramen ovale, una apertura anatómica que comunica las dos aurículas.[]
Cuando los pulmones se expanden al nacer, la presión pulmonar cae y la sangre comienza a
viajar desde la aurícula derecha al ventrículo derecho en dirección del circuito pulmonar. En el
curso de varios meses, el foramen oval se cierra debido a que la presión en la aurícula izquierda
hace que el tabique que separa las dos aurículas se comprima, dejando una leve depresión
llamada la fosa oval en el corazón adulto.
Entre un 10 y un 25% de la población viven con el foramen oval permeable (FOP) donde
potencialmente puede haber comunicación entre las dos aurículas.
Atresia biliar
Es una obstrucción de los conductos (vías) que transportan un líquido llamado bilis desde el hígado hasta la vesícula
biliar. Esta afección es congénita, lo cual significa que está presente al nacer.
Causas
La atresia biliar ocurre cuando las vías biliares dentro y fuera del hígado no se desarrollan de manera normal. Sin
embargo, no se sabe la razón por la cual el aparato biliar no logra desarrollarse normalmente.
En los bebés con atresia biliar, se presenta obstrucción del flujo de bilis del hígado a la vesícula, lo cual puede llevar
a daño hepático y cirrosis del hígado, que de no tratarse pueden ser mortales.
Síntomas
Los recién nacidos con esta afección pueden parecer normales al nacer; sin embargo, la ictericia (una coloración
amarillenta de la piel y de las membranas mucosas) se presenta hacia la segunda o tercera semana de vida. El bebé
puede aumentar de peso durante el primer mes, pero luego lo pierde, se torna irritable y presenta empeoramiento de
la ictericia. Otros síntomas pueden abarcar:
Orina turbia
Esplenomegalia
Heces flotantes
Heces con olor fétido
Heces pálidas o de color arcilla
Crecimiento lento
Poco o ningún aumento de peso
Pruebas y exámenes
El médico llevará a cabo un examen físico, que incluye palpar el área ventral del paciente. El doctor puede
igualmente sentir un agrandamiento del hígado.
Radiografía abdominal
Ecografía abdominal
Exámenes de sangre para verificar los niveles de bilirrubina total y directa
Gammagrafía con ácido iminodiacético hepatobiliar (HIDA), también llamada colescintigrafía, para ayudar a
determinar si las vías biliares y la vesícula están funcionando apropiadamente
Biopsia del hígado para determinar la gravedad de la cirrosis o para descartar otras causas de ictericia
Radiografía de las vías biliares (colangiografía)
Tratamiento
Se realiza una operación denominada procedimiento de Kasai para conectar el hígado al intestino delgado, pasando
alrededor de los conductos anormales. Esta cirugía es más efectiva si se lleva a cabo antes de que el bebé tenga 8
semanas de edad, sin embargo, aún puede ser necesario un trasplante de hígado.
Pronóstico
Una cirugía temprana mejora la supervivencia de más de un tercio de los bebés con este problema. Aún no se
conocen los beneficios a largo plazo de un transplante de hígado, pero se espera que incremente la supervivencia de
los pacientes.
Posibles complicaciones
Infección
Cirrosis irreversible
Insuficiencia hepática
Es una afección en la cual un vaso sanguíneo, llamado conducto arterial, no logra cerrarse normalmente en
un bebé poco después del nacimiento. (La palabra "persistente" significa abierto).
Esta afección lleva a que se presente un flujo anormal de sangre entre la aorta y la arteria pulmonar, dos
grandes vasos sanguíneos que llevan sangre desde el corazón.
Antes del nacimiento, el conducto arterial permite que la sangre esquive los pulmones del bebé, conectando
las arterias pulmonares (las cuales le suministran sangre a los pulmones) con la aorta (que le suministra
sangre al cuerpo). Poco después de que el bebé nace y que los pulmones se llenan de aire, este vaso
sanguíneo ya no se necesita más y generalmente se cierra al cabo de un par de días. Si dicho conducto
arterial no se cierra, se presentará una circulación anormal de sangre entre el corazón y los pulmones.
El conducto arterial persistente afecta con más frecuencia a las niñas que a los niños. La afección es más
común en bebés prematuros y aquéllos que presentan síndrome de dificultad respiratoria neonatal. Los bebés
con trastornos genéticos, como el síndrome de Down, y cuyas madres hayan contraído rubéola durante el
embarazo están en mayor riesgo de padecer este problema.
El conducto arterial persistente es común en bebés con problemas cardíacos congénitos tales como el
síndrome del corazón izquierdo hipoplásico, transposición de los grandes vasos y estenosis pulmonar.
Síntomas
Es posible que un conducto arterial persistente pequeño no cause ningún tipo de síntomas. Sin embargo,
algunos bebés pueden no tolerar este tipo de conducto, especialmente si es grande, y pueden tener síntomas
como:
Pulso saltón
Respiración rápida
Malos hábitos de alimentación
Dificultad para respirar
Sudoración al alimentarse
Cansancio con mucha facilidad
Retraso en el crecimiento
Signos y exámenes
Los pacientes con conducto arterial persistente con frecuencia presentan un soplo cardíaco característico que
se puede escuchar con un estetoscopio; sin embargo, en los bebés prematuros, es posible que dicho soplo no
se pueda oír. El médico puede sospechar de la afección si el bebé tiene problemas para respirar o alimentarse
poco tiempo después del nacimiento.
Se pueden observar cambios en radiografías del tórax. El diagnóstico se confirma con una ecocardiografía.
Algunas veces, un conducto arterial persistente y pequeño puede no diagnosticarse hasta más tarde en la
infancia.
Tratamiento
El objetivo del tratamiento, si el resto de la circulación es normal o casi normal, es cerrar el conducto arterial
persistente. Sin embargo, en presencia de algunos otros problemas del corazón, como el síndrome del
corazón izquierdo hipoplásico, el CAP puede realmente salvar la vida y se puede usar un medicamento para
evitar que se cierre.
Algunas veces, un CAP puede cerrarse por sí solo. Los bebés prematuros tienen una alta tasa de cierre
dentro de los primeros 2 años de vida. En los bebés a término, un CAP rara vez se cierra por sí solo después
de las primeras semanas.
Cuando el tratamiento es apropiado, los medicamentos como indometacina o una forma especial de
ibuprofeno generalmente son la primera opción.
La cirugía puede ser necesaria si el procedimiento del catéter no funciona o no puede usarse. La cirugía
consiste en hacer una pequeña incisión entre las costillas para reparar el conducto arterial persistente.
Expectativas (pronóstico)
El cierre con medicamentos puede funcionar muy bien en algunas situaciones, con pocos efectos
secundarios. El tratamiento precoz con medicamentos es más probable que sea efectivo.
La cirugía conlleva sus propios riesgos significativos. Puede eliminar algunos de los problemas de un CAP,
pero también puede introducir una nueva serie de problemas; por lo tanto, se deben sopesar cuidadosamente
los beneficios y riesgos potenciales antes de optar por esta alternativa.
Complicaciones
Si el conducto arterial persistente no se cierra, el bebé tiene riesgo de desarrollar insuficiencia cardíaca,
hipertensión en la arteria pulmonar o endocarditis infecciosa, una infección del revestimiento interno del
corazón.
Esta afección generalmente la diagnostica un médico al examinar al bebé. Los problemas respiratorios y de
alimentación en un bebé ocasionalmente pueden deberse a un conducto arterial persistente sin diagnosticar.
Prevención
El hecho de prevenir los partos antes de término, cuando sea posible, es la forma más efectiva de evitar el
desarrollo de un conducto arterial persistente