Está en la página 1de 14

La Habana, 22.06.

21
Aprendiendo sobre Romanos 7
Lección No.2 (Parte I)

Nota Introductoria:

Este es el quinto encuentro del ciclo de estudios sobre el capítulo 7 de la epístola a los Romanos, sin
embargo, aún estamos enmarcados en la segunda clase. Al respecto, todavía se abordan aspectos
introductorios que, aunque aparentemente desligados del hilo central del texto madre (Rom 7),
ofrecen las bases para su comprensión espiritual.

El marco introductorio del estudio se ha extendido debido a que la interacción grupal añade nuevos
debates, cuestionamientos y conocimientos, los cuales sumados al espíritu de revelación de su
Palabra, enriquecen la estructura original del trabajo. En consecuencia, se está ante una obra en
permanente construcción.

Se advierte también sobre la posibilidad de errores no intencionados en la enseñanza, así como la


presencia de una retórica lógica, aunque especulativa. Lo especulativo no siempre es sinónimo de
falsedad, sino que la dificultad radica en la validación de la evidencia compartida, tanto desde el lado
de la ciencia como desde el lado de la Fe (discernimiento espiritual, guematría, midrash, experiencia
transpersonal en el Ruaj Ha Kadosh).

Nota 1

Guematría o gematría: Método de interpretación de nombres, palabras y frases en hebreo, basado en la


asignación de valor numérico a cada carácter (letra) del alfabeto hebreo (Wikipedia)

Midrash: Etimológicamente, proviene del verbo hebreo darás, que significa buscar, investigar, estudiar.
(Enciclopedia). Indaga en el sentido oculto de la Palabra de Elohim.

En conformidad con lo planteado, la invitación es hacia el desarrollo de un espíritu crítico, que


promueva el debate sincero e inteligente, que ayude a la corrección de puntos oscuros o
distorsionados y que ofrezca testimonio del nivel de crecimiento alcanzado en el conocimiento de la
sana doctrina, así como en el discernimiento de la palabra Rema (revelada).

La lección de hoy se dividirá en dos partes, en la primera se continuará profundizando sobre el origen
y la naturaleza del pecado, mientras que, en la segunda, se ampliará el tema de las raíces
espirituales del hombre desde una perspectiva antropológica, y ello, sin ser rigurosos
metodológicamente, en dicho sentido, se sobredimensionará el contexto espiritual por sobre el
contexto cultural, ya que el peso de los acontecimientos analizados tienen su génesis y desarrollo en
los mundos superiores.

I PARTE: ORIGEN Y NATURALEZA DEL PECADO.

En la lección pasada se estudió como el Ein Sof (Eterno) desde su voluntad más recóndita decretó el
Bitul (Auto-anulación), que determinó que su Or (Luz Mashiaj) se retrotrajera mediante la acción del
primer Tzim-Tzum (restricción) manifestando los cinco Olamot (mundos), primero los mundos de
Adam Kadmon y Atziluth, luego tras un segundo Tzim-Tzum vino a la existencia el Makom (lugar)
que sujeto a las leyes de tiempo y espacio determinaron el surgimiento de la Creación (Universos de
Beriá, Yetzirá y Asiá).

Nota 2: Estructura de los mundos

ADAM KADMON:
Hombre Primordial. Raíz superior de la Creación. Banco genético Supra-Divino. Incluye
potencialmente la totalidad de la información que se ha de manifestar en el orden creado.
ATZILUTH:
Mundo de la emanación: Raíz inmediata de la creación. Constituye el primer nivel de expresión
de todo lo que yace como intención en el universo de Adam Kadmon. Atziluth se conoce como el
pensamiento Supra-Divino de la Creación y constituye su centro de comando o control.
BERIÁ:
Mundo de la creación: Primer nivel de manifestación del orden creado. Matriz primaria de la
Creación. Banco genético Divino. Mundo de Adán Harishón (Primer Hombre). Lo masculino y lo
femenino se encuentran integrados (Gn 5.2) en un zivug (cópula) permanente.
YETZIRÁ:
Mundo de la formación: Segundo nivel de expresión del orden creado. Banco genético o raíz
espiritual de la realidad física. Las fuerzas integradas en Beriá aquí se diferencian conformando
las múltiples raíces espirituales que determinan el diseño y la forma de los elementos del mundo
físico. Es la dimensión de los mensajeros o Malajim (ángeles).
ASIÁ:
Mundo de la acción: Tercer y último nivel de expresión del orden creado. Universo de la
multiplicidad y la individualidad. En este plano existencial las fuerzas superiores se realizan en
su forma corpórea. Cada elemento físico goza de identidad, función y autonomía propia. El
hombre natural posee libre albedrío.

Los Universos de Adam Kadmon y Atziluth son partes constitutivas de la realidad Mashiaj.
La tríada de universos restantes conforma la estructura de la creación (Is 43:7: “Todos los
llamados de mi nombre; para gloria mía los he CREADO, los FORMÉ y los HICE”).

La Creación vino a la existencia dotada de un Deseo inmenso de Recibir Placer, el cual es


proporcional a la abundancia que el Creador le deseó impartir. El deseo de recibir en los mundos
espirituales reproduce o imita la capacidad de otorgamiento del Padre (Abba). Dicha capacidad
disminuye según aumenta el grado de densidad de los mundos, se llega entonces, al punto donde el
deseo de recibir es mayor que el deseo de dar. Surge así, en las demarcaciones de la espiritualidad,
el deseo de Auto gratificación.

Nota 3

El deseo de auto-gratificación puede ser comprendido como la fuerza espiritual que regula
la totalidad de las entidades del universo físico, por medio de su influencia cada fenómeno,
objeto y ser de la realidad orienta hacia sí mismo el Deseo de Recibir placer, los dota así de
independencia e identidad propia.

El pecado puede ser definido como la distorsión del “deseo de recibir placer” en el plano
físico de la existencia, y esto debido a la caída de las defensas del sistema Adámico, hecho
que provocó un desbalance de fuerzas, consiguientemente la influencia desmedida del
deseo de auto-gratificación sobre la materia densa provocó que los cuerpos o entidades
naturales quedaran atrapados en su propia identidad. En este sentido, la anulación del
deseo de dar (otorgamiento) es la causa de la desconexión entre lo físico y lo espiritual, y
por ende entre los creados y el Creador.

El árbol de la ciencia del Bien y del Mal (Gn 2:9) determina el límite entre las dimensiones espiritual y
material de la existencia. El Bien se encuentra de cara a la espiritualidad (otorgamiento), mientras que
el Mal está de frente a la materialidad (auto-recepción). Por debajo del área del Mal, y tras la caída,
el poder de la serpiente incrementó exponencialmente el sentimiento de auto-gratificación,
materializando el deseo exclusivo de recibir para uno mismo, es decir, sin la posibilidad de ser
trascendido. He ahí la concepción del pecado como esclavitud y de Mashiaj como libertador.

Las concepciones religiosas alrededor del concepto “pecado” han enfatizado en la dimensión moral-
conductual del fenómeno, comprendiéndose este como: “todo deseo, pensamiento, actitud y
comportamiento opuesto a la Ley de Dios”.

El reflejo subjetivo del pecado, que supone la dimensión moral-comportamental del problema, no
constituye la raíz del asunto, sino que la expresión del deseo de auto-gratificación en las dimensiones
bio-psico-social y cultural constituyen su manifestación externa. Esto se reconoce en las escrituras
como “las obras de la carne” (Ga 5:19). La “carne” es el sinónimo utilizado en la Palabra para
denominar el deseo de auto-gratificación, en este sentido carne y cuerpo físico no son sinónimos.

Nota 4

Las obras de la carne son un producto del ser humano, pero el deseo que las compulsa
(Auto-gratificación, egoísmo) constituye una fuerza superior que tiene su origen entre las
dimensiones espirituales y física de la existencia.
En la Biblia la palabra pecado se usa indistintamente para designar tanto las conductas humanas
(obras de la carne) como la fuerza interna que las compulsa (carne), lo cierto es que, en el plano
físico de la realidad el deseo y la conducta están fuertemente imbricados.

Una lectura cuidadosa a los versículos encontrados en Rom 7. 17-18, muestra como Pablo, debido al
grado de auto-conocimiento que poseía en el Ruaj Hakadosh (Espíritu Santo), revela la estructura
interna del hombre exterior (psiquis y soma), mostrando que la misma está sujeta al deseo de auto-
gratificación:

“De manera que ya no soy yo quien hace aquello (conducta), sino el pecado que mora en mí
(deseo no corregido/carne). Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne (auto-gratificación), no
mora el bien (deseo de dar); porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo.”

El apóstol menciona tres categorías inter-relacionadas a saber:

 la “carne” o deseo de auto-gratificación, la cual tiene su raíz en la dimensión más baja de la


espiritualidad, donde la proporción entre el deseo de dar y el deseo de recibir se desequilibra
a favor de la recepción.
 El “pecado”, que no es más que la regencia del deseo de auto-gratificación en el plano psico-
biológico. En este nivel el deseo de recibir ya está corrupto, pues el ser humano no tiene el
poder para oponérsele.
 El “hacer” o área conductual. Constituye la estación final. La expresión visible o
comportamental del pecado.

Por otra parte, Santiago (Jacobo) concatena las acciones que participan en el proceso de
manifestación del pecado, así se aprecia en el capítulo 1, versículos 13, 14 y 15 de la carta dirigida
a las tribus dispersas de Israel:

“Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede
ser tentado por el Mal, ni él tienta a nadie; sino que cada uno es tentado, cuando de su propia
concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha
concebido, da a luz al pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte.”

En lo personal considero que esta es una valoración magistral, ya que Santiago describe
secuencialmente el proceso mediante el cual el pecado es materializado, reconoce así, como punto
de partida, el poder seductor de la concupiscencia (lujuria, lascivia, incontinencia).
Nota 5
La concupiscencia es una deformación del deseo de recibir expresada en términos de auto-
gratificación sexual.

Quien afina el discernimiento, puede concluir de las palabras de Santiago que, en la dimensión más
baja de la espiritualidad, la cual corresponde al deseo de auto-gratificación, ya se evidencian
múltiples deseos potenciales, recuérdese que en el universo de Asiyá (Mundo de la acción) las
fuerzas espirituales que una vez se diferenciaron en el Universo de Yetzirá, se encuentran mucho
más condensadas, por eso se infiere que Jacobo se refirió específicamente a la concupiscencia como
una modalidad del deseo general de auto-gratificación, pero se aclara que no es la única.

Nota No.6

Valórese la cadena de acciones enunciadas por el apóstol Jacobo: Concupiscencia +


Pecado + Consumación del pecado + Muerte.

1. Concupiscencia: Deseo de auto-gratificación sexual.

2. Pecado: Expresión subjetiva del deseo de auto-gratificación sexual.

3. Consumación del pecado: Manifestación conductual del deseo subjetivo de auto-


gratificación sexual.

4. Muerte: Resultado final de la secuencia de acciones. La muerte se va gestando


gradualmente por el sometimiento constante al deseo de auto-gratificación, realidad
espiritual que se nutre de la vitalidad del universo físico.

Por una parte, parafraseando los versículos escritos por Santiago y por la otra, introduciendo el
conocimiento de la estructura de los mundos, se puede construir la siguiente proposición:

“Cuando alguno es tentado, no diga que la tentación se origina en los universos superiores
(Adam Kadmon y Atziluth) de Elohim, porque en Elohim no habita el deseo de recibir, por eso
él ni puede ser tentado, ni puede hacer caer a nadie; sino que cada uno es seducido, cuando
desde la frontera de Asiá y Yetzirá, la auto-gratificación opera en la forma de deseo sexual, por
eso es atraído y seducido, pues una vez que la concupiscencia provoca el deseo natural,
entonces el mismo se manifiesta por medio de la fornicación -práctica sexual con deseos no
corregidos- , de modo que con este acto el hombre cede constantemente sus fuerzas vitales, y
ello conduce a la muerte”.

Santiago (Jacobo) también afirma que Elohim no puede ser tentado por el Mal, luego… ¿cómo
entender los pasajes comprendidos en Gn 3.4-5;22?
“Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Elohim que el día que
comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el Bien y el Mal” (Gn
3.4-5)
“Y dijo Jehová Elohim: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal;
ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma, y viva para
siempre” (Gn 3.22)

Según la lectura de los versículos en cuestión, pareciera que Elohim/Dios conoce o practica el Mal,
nada más lejos de la verdad, sin embargo, se debe reconocer que el significado de los textos resulta
bastante confuso ¿Cómo entenderlos?

La asunción de los conceptos Bien y Mal como “Deseo de recibir con el fin de dar” y como “Deseo de
recibir para uno mismo” respectivamente, ofrece pistas que contribuyen a desentrañar el asunto. El
árbol del conocimiento es como una moneda, la cual posee dos caras, una polariza el BIEN (dar) y la
otra polariza el MAL (auto-recepción).

Compréndase mejor a partir de la estructura de los universos BYA (Beriá, Yetzirá y Asiyá), pues
según el mecanismo de funcionamiento de los mundos, se aprecia que en el universo de Beriá
(creación) todas las fuerzas y formas de conciencia se encuentran en unidad, recuérdese que…
“varón y hembra los creó, y llamó el nombre de ellos Adán”.

Ahora bien, las estructuras integradas en el universo de Beriá se diferencian en el universo de Yetzirá
(fuerzas angelicales) y se multiplican y corporizan en el universo de Asiyá (entidades del mundo
físico). Si se retoma la metáfora de la moneda, sus dos caras estarían representadas por el universo
de Yetzirá (Formación) y por el universo de Asiyá (Acción), ambos cumpliendo funciones diferentes,
pero complementarias.

Al respecto, Yetzirá otorga y Asiá recibe. Las fuerzas diferenciadas en Yetzirá son dadas para la
subsistencia de las vasijas de recepción contenidas en Asiyá. En la arquitectura general del árbol del
conocimiento Yetzirá simboliza el BIEN y Asiá personifica el MAL. Cuando el Boré dijo al Adam del
mundo de Beriá: “…fructificad y multiplicaos”, precisamente se refería a la diferenciación de sus
fuerzas en el universo de Yetzirá (fructificad), así como a su proliferación y materialización
(multiplicaos) en el universo de Asiá.

En otro sentido, para comprender los versos de Gn 3:4-5; 22 se necesita discernir una nueva
cuestión en la estructura de los mundos. Cuando Gn 1:1 plantea que en el principio Creó Elohim los
cielos y la tierra, se está estableciendo un paralelismo que queda oculto al pensamiento natural, y es
que según la estructura de los mundos los universos de Beriá y Yetzirá conforman los cielos
(recuérdese de la primera lección que cielos se escribe en plural), mientras que el mundo de Asiyá
representa la tierra.

Pero esta tríada inferior es la imagen y semejanza (realidad refleja) de una tríada superior, la cual se
compone –según la configuración de los mundos– por las realidades de Adam Kadmon y Atziluth
como Cielos, mientras que Beriá (el universo creado) figuraría como la Tierra.

En los mundos de Atziluth y Beriá el Eterno decretó un Zivug (cópula, fusión, unión) permanente con
el objetivo de producir vidas mediante la expansión de Mojín (luces, códigos, información), pues aún
en el mundo de Beriá, a pesar de su condición de creado, el deseo de recibir es neutralizado por las
fuerzas del otorgamiento, de aquí que se conciba como un mundo divino.

Desde esa lógica de pensamiento es que se puede decir que el Boré (Creador) conoció el BIEN
(zivug continuo en Atziluth) y el MAL (zivug continuo en Beriá), o lo que es lo mismo expresar, que el
Boré decretó un zivug permanente desde el lado del BIEN (Deseo de dar) y también desde el lado del
Mal (deseo de recibir) ¿Qué sucedió entonces en los mundos inferiores?

El Ser Creado (Adam Harishón/primer hombre) como imagen y semejanza de Elohim tenía la
aspiración genuina de ser igual al Padre, por eso en Isaías 14:14 se refiere: “Adamé le Elion”, es
decir, “y seré semejante al Altísimo”, y cuando dice “subiré sobre las alturas de las nubes”, alude a
alcanzar el reino de Atziluth por el mérito de haber sido capaz de establecer la paz (fusión, unidad,
Devekut, zivug) en los universos inferiores de Yetzirá y Asiá.

Nota No.7

En hebreo el significado de la palabra Devekut puede traducirse como apego o fusión. Ya se


había declarado que el término Zivug se traduce como cópula. Luego por medio del Zivug
los elementos compatibles alcanzan Devekut. El surgimiento de todo ente (sea objeto,
fenómeno, animal, persona, pensamiento, emoción, deseo, etc) está precedido -según la
naturaleza de la cosa en sí- por un tipo específico de zivug y Devekut.

Adam Harishón interpretó que la prohibición de “no comer” (hacer zivug) del árbol de la ciencia del
Bien (Yetzirá) y del Mal (Asiyá) era eventual, pues el Creador le había ordenado “labrar y cuidar el
huerto” (Gn 2:15), es decir, refinar desde la altura de Beriá el deseo de recibir de los mundos
inferiores, solo así se desarrollaría en todos los niveles el grado máximo de otorgamiento, pero en la
medida que Adán labraba y cuidaba el huerto comenzó a sentirse capaz, entonces quiso apresurar
los tiempos, tomar un atajo, pues ya la Najash (serpiente, subconsciente, instinto) sutilmente lo
estaba instigando.
Adam hizo un mal cálculo, algo así como: “Si desde la altura de Beriá puedo hacer zivug y conducir la
Luz hacia los inferiores … ¿Qué ocurriría si me personifico y realizo zivug en los universos de abajo?
Y su pensamiento no parecía descabellado, solo que no pudo estimar el poder de succión de la auto-
gratificación, y desde ese estado la estructura Najash (fuerzas instintivas) lo indujo a realizar el
movimiento de cópula en los mundos de Yetzirá y Asiyá ¿Para qué? para unir en matrimonio
perpetuo el deseo de dar con el deseo de recibir, y ello hubiese sido la corrección final de la creación
de no ser porque el deseo de recibir aún no estaba en su grado óptimo de refinamiento.

Es como el hombre o la mujer, que por el compromiso afectivo y moral que sienten hacia sus parejas
se dicen a sí mismos: “Yo no caeré frente a los encantos de fulanito/ta”, pero cuando fulanito/ta se
muestra insistente y además les resulta atractivo/a a la vista, entonces muchos flaquean y ceden,
algo parecido sucedió con la voluntad (masaj) de Adam y a Eva, quienes se unieron en una tierra
extraña (no conquistada o rectificada).

Nota No.8

Recuérdese que toda la historia de la caída Edénica es una metáfora que pretende describir
como las fuerzas espirituales -aún antes de la manifestación de las energías físicas- se
fusionaron en aras de revelar la condición actual del Olam Hazé (nuestro mundo).

Lo que asemeja al sistema Adámico con su Creador es precisamente su capacidad para crear algo
nuevo. Por un lado, el Boré (Creador) originó el DESEO DE RECIBIR, mientras que, por el otro lado,
la Conciencia o Realidad Adámica materializó en la dimensión física el DESEO DE AUTO-
GRATIFICACIÓN. Previo a la caída este tipo de deseo no constituía un pecado porque las defensas
del sistema adámico no habían colapsado frente al instinto de auto-gratificación.

La creación en Adam estaba llamada a alcanzar su potencial máximo, esto es construir en Mashiaj el
sistema de masajim (fuerza de voluntad) para recibir en todos los niveles su abundancia, y esto sin
sucumbir al estado de auto-recepción. Solo así Adam podría remontarse a la dimensión de VIDA
(Mundo de Atziluth donde se encuentra la Luz Jaiá/Luz de vida).

Por eso la serpiente dijo: “No moriréis…”, pues Adam sabía que ÉL estaba llamado a redimir los
mundos bajos, de ahí que la incitación de la serpiente (instinto propio) por medio de la mujer (vivencia
o afectos) le resultara atractiva, o como dijera la escritura: “Árbol (…) agradable a los ojos” (Gn
3.6).

Respecto a la serpiente (Najash) la Torah dice que era “el animal más astuto del campo”, apréciese
que astuto no necesariamente es sinónimo de falso o engañoso, porque de lo contrario todos los
animales del campo, aunque en menor proporción también serían mentirosos. Se dice de ELLA que
era la más astuta, porque en la espiritualidad la estructura Najash es quien porta el deseo más denso
o bajo, por lo tanto, es la fuerza angelical con mayor poder de seducción, persuasión, atracción o
succión.

Nota No.9

Las figuras de Adán, Eva y la Serpiente representan símbolos que dan cuenta del orden creado. La
mencionada trinidad constituye un “Sistema Único”, con roles diferentes y complementarios.

Desde una perspectiva psicológica, se pudiera establecer una analogía entre el Adán sistémico y el
ser humano, al respecto, Adán como cabeza de la creación se iguala a los procesos cognitivos
(percepción, pensamiento, inteligencia). Eva como la vasija de recepción por excelencia se compara
con el aparato afectivo (emociones, experiencia, vivencia). La serpiente como fuerza subliminar es
equiparable a los procesos motivacionales (deseos, instintos, impulsos).

Difícilmente se podrá comprender la historia de la creación si no se asimila a Adán, Eva y la serpiente


como un cuerpo único con raíces espirituales diferentes. El nacimiento o Rosh (cabeza) de Adam
(dimensión Ish/masculina) se circunscribía a las áreas inferiores de Atziluth y a las esferas superiores
de Beriá. Su cuerpo o torso (dimensión Ishah/femenina) se encontraba entre las regiones bajas de
Beriá y superiores de Yetzirá. El territorio de la Najash podía ubicarse en los límites entre los
universos de Yetzirá y Asiyá.

Noten que la serpiente no es nombrada en el versículo de Gn 5.2, sin embargo, las escrituras enseñan
que ella ejercía influencia sobre el huerto de Elohim, es decir su influjo era percibido por el Rosh
(cabeza/huerto) de Adam. La serpiente no fue mencionada en el referido versículo porque Elohim solo
unió en matrimonio a la parte BUENA del Parzuf (configuración, cuerpo), es decir al hombre y a la
mujer (ambos se complementaban en aras de otorgar).

Por otra parte, los instintos (Najash) trabajan a favor de la recepción, operando por lo general en un
plano solapado, oculto, inconsciente, no perceptible, ya luego se fijan en las sensaciones y en las
emociones (Eva) y posteriormente son las funciones cognitivas (Adán) las que permiten la
concientización del proceso. Por eso desde una perspectiva simbólica fue la serpiente la que primero
habló a Eva y esta última a Adán, quien comió del fruto, es decir ÉL fue quien hizo el cálculo final.

Es importante señalar que en la estructura del ser humano existe un área que no debe regular la
esfera conductual, y esta es nuestra Najash individual (instintos, auto-gratificación). Cuando la
Najash del hombre se activa, solo hay dos posibilidades, o se vive para ella, y todo el sentido de vida
se construye alrededor de su satisfacción (no importa si se le viste con un ropaje altruista, cultural o
sentimental), o se aprende a trascenderlo por medio de la fuerza espiritual que proviene de Mashiaj,
entonces el sentido de vida se reorienta hacia la complacencia del Creador (ello implica una nueva
forma de vivenciar el placer).

Esto es lo dicho por el apóstol Pablo: “Todas las cosas me son lícitas, más no todas convienen;
todas las cosas me son lícitas, más yo no me dejaré dominar de ninguna” (I Co 6:12). La declaración
del apóstol constituye el cumplimiento -a nivel individual- de la palabra dada por Elohim a Adam
Harishon (primer hombre): “más del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás”.

El mandamiento de no comer del árbol de la ciencia del Bien y del Mal en el plano humano de
expresión puede ser comprendido como: “Vivirás más allá de tus pensamientos, emociones (BIEN-
CIELOS) e instintos (MAL-TIERRA). Trascendiendo la percepción subjetiva existe el placer espiritual.

Un intento de traducción análoga de los versículos contenidos en Gn 3: 4 y 5 sería:


“Entonces la serpiente dijo a la “Entonces el instinto de Adán Harishón susurró a su conciencia
mujer: No moriréis; sino que sabe emocional: siente o experimenta que la muerte no existe, sino que
Elohim que el día que comáis de él, sabe Elohim que cuando hagan zivugim fuera de sus dominios
serán abiertos vuestros ojos, y seréis (fuera de Beriá), sus ojos verán la unidad desde los mundos de
como Dios, sabiendo el Bien y el Yetzirá y Asiá, y seréis como Elohim conectando perpetuamente
Mal” Gn 3.4-5 el deseo de dar (Bien) con el deseo de Recibir (Mal)”.

Aquí solo caben dos posibilidades, la primera es que Adán nunca debía hacer zivug (cópula, fusión)
en los universos de Yetzirá y Asiá, sino realizar todo el trabajo correctivo desde el mundo de Beriá. La
segunda es que Adán eventualmente, tras alcanzar la madurez requerida, en aras de corregir el
deseo de auto-gratificación, debía hacer zivugim (plural de zivug) en los mundos inferiores.

En cualquiera de los casos la serpiente (instinto adámico) habló una verdad a destiempo, pues…
¿por qué Adán y Eva cedieron a su petición? Porque la estructura Najash (serpiente o fuerza que
hace caer) les incitó a realizar la función para la cual ellos habían sido creados: “Reflejar grados
ascendentes de la Luz Mashiaj en el mundo físico”, de este modo las criaturas naturales también
podrían percibir al Creador y conectarse con ÉL.

Adán fue la primera imagen revelada del Mesías (salvador), fue la primera Luz ascendente que operó
en la conciencia de los primeros hombres terrestres, sin embargo, ÉL no labró lo suficiente el huerto,
es decir, no se fortaleció para manejar los ascendentes en Mashiaj y subir de grado espiritual junto
con toda la creación, contrariamente fue su propio instinto (Najash) quien lo sedujo a ir más allá de
sus fuerzas para brindar salvación anticipada a sus miembros inferiores (regiones de Asiá) … ¿qué
sucedió?

Adán creyó que podía sobreponerse al deseo más bajo de su naturaleza (Poder de la Najash), sin
embargo, el instinto de recibir para sí mismo, todavía era mayor que su capacidad de otorgamiento,
¿Consecuencia? Se produjo como una especie de corto circuito espiritual y tanto Adán como Eva
quedaron desprovistos temporalmente de la Luz Mashiaj, de ahí la pregunta por parte del Creador
¿Quién te enseño que estabas desnudo? (Gn 3.11)

Para un mayor entendimiento de lo abordado se puede usar como metáfora el fenómeno del corto
circuito eléctrico. Un circuito eléctrico consta al menos de tres elementos básicos:

 Los generadores: Productores de corriente eléctrica.


 Los conductores. Material que ofrece cierta resistencia al paso de la corriente eléctrica.
 Los receptores: Destinatarios de la corriente eléctrica.

Otros elementos son:


 Los de maniobra y control. Ej: los interruptores. Que abren y cierran el circuito.
 Los de protección.

Lo que explica el fenómeno del cortocircuito es la anulación parcial o total de la resistencia del
circuito, lo que conlleva al aumento en la intensidad de la corriente que lo atraviesa, hecho que a su
vez provoca la disfuncionalidad del elemento receptor por su incapacidad para manejar el influjo
excedente de corriente.

Mashiaj es la fuente primaria, el resto de los mundos según el orden y la jerarquía que ocupen,
pueden hacer tanto de conductores, como de receptores, incluso también pueden operar como
generadores secundarios, ahora bien, siguiendo la lógica de pensamiento, si Mashiaj constituye la
fuente primaria, el Adam superior (mundos espirituales) sería el conductor y el Adam inferior (mundo
físico) figuraría como receptor.

Luego sí el Adam espiritual seducido por la demanda espiritual o energética de la estructura serpiente
pierde su resistencia o voluntad para canalizar la Luz de Mashiaj, entonces este, en aras de proteger
al Adam físico introduce un dispositivo de control o maniobra (querubines y espada flameante
alrededor del huerto) para cortar el paso de la Luz excedente hacia la creación física.

Dicho mecanismo de control fue instrumentado en la zona baja del Universo de Atziluth y en la zona
alta del universo de Beriá (Rosh o cabeza de Adam/huerto de Elohim), lo cual sugiere que el resto de
los mundos -por el corto circuito espiritual- cayó un grado más abajo, o lo que es lo mismo decir, se
rompieron, mezclaron y solaparon unos con otros.

Como resultado el sistema Adámico quedó colapsado, y aunque las chispas del bien, procedentes de
los mundos de Beriá y Yetzirá se entremezclaron con el Mal preponderante en Asiyá, para los seres
inferiores se les hizo prácticamente imposible conectar con lo Superior, ya que el poder de Asiyá se
intensificó, no obstante, el estado de mezcla propició que en la interioridad de cada ser humano
hubiese un punto de rescate, determinado por las chispas del Bien, este centro conectado al poder
ascendente de Mashiaj determina el retorno del hijo pródigo (raza humana), por eso las escrituras
enseñan: “que cuando arreció el pecado (auto-gratificación) sobreabundó la gracia (chispas +
Mashiaj)” (Rom 5:20).

Interprétese a la luz de lo planteado lo dicho por Elohim en Gn 3.22, la traducción análoga sería más
o menos así:

“Y dijo Jehová Elohim: He “Y dijo Jehová Elohim: He aquí que Adam en aras de unificar los mundos
aquí el hombre es como inferiores, ha realizado acciones similares a las nuestras (recuérdese el
uno de nosotros, sabiendo zivugim permanente en los universos de Atziluth y Beriá), de modo que hizo
el bien y el mal; ahora, zivugim en los mundos de Yetzirá (Bien) y Asiá (Mal), y como cedió al instinto
pues, que no alargue su de auto-gratificación, que no active este tipo de deseo desde el lado de
mano, y tome también del Atziluth (Rosh o cabeza), pues no tendría masaj (fuerza, voluntad) para
árbol de la vida, y coma, y acoplarse con la Luz de Vida (Mashiaj), la cual lo consumiría, devolviéndolo
viva para siempre”. sin conciencia (identidad) hacia la eternidad”.

Por eso hubo un postrer Adán (Joshua HaMashiaj) cuya obra redentora no solo se encuentra
uniendo en matrimonio al Adán inferior (seres humanos) con los mundos superiores (Asiá, Yetzirá y
Beriá), sino que los reconcilia consigo mismo (Bodas del cordero), y eso no es más que la elevación
de los mundos hacia el Universo de Atziluth, con este acto Mashiaj recupera el estado perdido con la
caída, a la vez que conduce a la creación hacia un nuevo grado de conexión.

El tema nos introduce en la comprensión de los niveles de salvación en Mashiaj, y es que, la


salvación mesiánica consiste primeramente en elevar al hombre natural hacia las esferas espirituales
que se encuentran bajo su dominio (Ef 1:3; Ef 1.20). Esta elevación se refleja en el comportamiento
moral del individuo y no al revés, es decir, no por hacer buenas obras la persona se conecta con
Mashiaj.

Otro asunto es el Gmar Tikún (Corrección final o Juicio final), aquí Mashiaj revela la etapa superior
de la redención (salvación), en este punto se trascienden los límites de tiempo y espacio que
circunscriben objetivamente a la Creación, e incluso la eleva por encima de Atziluth hasta alcanzar la
unidad perfecta con el Eterno (Abba/Padre).

Esto es lo dicho en la primera epístola a los Corintios, capítulo 15, versículo 28: “Pero luego que
todas las cosas le estén sujetas, entonces también el Hijo mismo se sujetará al que le sujetó a él
todas las cosas, para que Dios sea todo en todos”.

Hay quien se pregunta por qué el pecado aún se mantiene activo si Joshua HaMashiaj en el poder de
su resurrección exhibió a las huestes espirituales de maldad, y es que, lo que predicó Joshua durante
su vida ministerial fue el acercamiento del Reino de los Cielos (Universo de Atziluth), pero no su
establecimiento definitivo, es decir el género humano por medio de la teshuvá (retorno) individual
podrá acceder colectivamente y en vida a las dimensiones espirituales (Asiá, Yetzirá, Beriá y hay
quien a Atziluth), y esto como un primer paso para someter el pecado, ya que en términos temporales
y espaciales la muerte continúa reinando en el mundo físico.

Recuadro No.10

El ser humano está llamado a vencer el pecado en la carne. La salvación que ahora
experimenta Su Kneset (iglesia, comunidad o cuerpo espiritual) se limita a los lugares
celestiales en ÉL, la aparta así de la influencia del pecado (auto-gratificación, corazón de
piedra), pero no lo destruye existencialmente.

Con la restauración final de todas las cosas es que se cumple lo dicho por el Apóstol Pablo: “Y
cuando esto corruptible se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que
está escrita: Sorbida es la muerte en victoria. ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh
sepulcro, tu victoria? Ya que el agujón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la
Ley” (1Co 15. 54-56).

¿Cómo entender las palabras finales de Pablo? ¿el poder del pecado es la ley? ¿Acaso la Ley no es
santa, justa y buena? ¿A qué Ley se refería entonces? El estudio en clave oculta de Rom 7 ayuda a
dilucidar estas cuestiones, solo podemos anticipar que Pablo al vivir en su hombre interior (Rom
7:22) comprendía la Ley más allá de los ritos, estatutos y mandamientos. La Torah en última instancia
habla sobre la Ley del Deseo (Deseo de Dar o Deseo de Recibir). Sobre este aspecto se profundizará
en la lección No.3 del estudio.

Pablo no solo estaba valorando la Ley como un código legislativo, sino como Deseo o fuerza
espiritual. Parafraseando el versículo 56 de 1 Co 15 se aprecia que:

“Ya que el aguijón de la muerte es el pecado, “Ya que quien activa la muerte es el estado de
y el poder del pecado la Ley” auto-gratificación, y el poder de la auto-recepción
reside en el Deseo de Recibir”

El DESEO DE RECIBIR implantado por el Eterno en su creación no es malo o pecaminoso en sí


mismo, sino que producto de la caída Adámica, el ser humano no tiene la fuerza de voluntad para
contrarrestarlo, por eso da paso a la auto-gratificación (pecado) y con este acto toma lugar la muerte.

Ilústrese con un ejemplo de la vida cotidiana, la leche es un alimento de alto valor nutritivo, sin
embargo, hay quien es intolerante a la lactosa, y tras consumirla le produce trastornos estomacales…
¿Es la leche perjudicial en sí misma? No, sin embargo, fue la causa externa que agravó una
condición en el individuo.

Aplíquese este símil al versículo en cuestión, no obstante, en Mashiaj hay solución, porque es ÉL
quien construye en nosotros la fuerza de voluntad (masaj) para oponernos al deseo de auto-
recepción y entrar en los mundos superiores (estados espirituales de otorgamiento).
Shalom

También podría gustarte