Está en la página 1de 10

Comentario No.2: Reflexionando en comunidad.

Lograr la sensación de lo espiritual, aunque sea en su grado más bajo, es hacer alusión a una forma
de placer que te hala hacia fuera de ti mismo. ¿Qué significa esto? Qué la sensación de bienestar
generada por un acto determinado permanece constante en el tiempo, incluso cuando el aspecto físico
o conductual de dicho acto haya finalizado.

Y… ¿Por qué el gozo permanece? Porque los actos espirituales son eternos y se deslindan de los
objetos y situaciones de nuestro mundo, pero aclaro, cuando afirmo que lo espiritual se desvincula de
lo material, esto no significa que se opongan el uno al otro, esta idea hay que modificarla de a poco,
porque lo que deseo destacar es que un estado es continuidad del otro. Recordemos las fases de la
manifestación de los mundos, memoricemos como la Luz se fue engrosando desde Olam Adam
Kadmón hasta Olam Asiá determinando capas de existencia cada vez más densas.

La contraposición entre un estado (espiritual) y el otro (material) es una fabricación de la mente terrenal
por su imposibilidad de percibir por encima de sí misma, entonces este conflicto trae consigo la idea de
lo opuesto (enemigo) y no de lo consecutivo (amigo). La separación es un estado proyectado por la
mente racional, porque… ¿Quién es el prójimo de lo material? sino Lo espiritual.

Es la mente desconectada de los mundos superiores la que crea la adversidad, la guerra entre Esaú y
Jacob. Sin embargo ¿Qué dice el Creador? “…que de los dos pueblos hará uno”, también están los
versículos “yo y mi casa serviremos al Señor”, “Yo y el Padre uno somos”, “Yo habitaré en tu
tabernáculo para siempre”, “Mi presencia irá contigo, y te daré descanso”, por favor mire con ojos
de cabalista ¿ Acaso no se habla de la unión o matrimonio entre dos estados?

El camino de la cabalá es el camino de la integración, de la reconciliación entre lo espiritual y lo material.


No vea su cuerpo (deseo egoísta) como el enemigo, ayúdelo a elevarse hacia el altruismo. He aquí el
significado de “…el Mayor (Altruismo) servirá al Menor (Egoísmo)”.

Lo espiritual no se opone a lo material, sino que es su antesala, su raíz, su causa, su próximo o prójimo.

Es en la mente inferior donde existe la separación y la oposición entre lo espiritual y lo material, pues
entre ambos mundos lo que existe es la complementariedad, y ello es el discernimiento de…”Y le haré
ayuda idónea…”, pero ¿Qué fue dicho después de la caída del sistema Adámico?: “…el deseo de la
mujer será para su marido y él se enseñoreará de ti…”.

Para muchos aquí se encuentra la génesis de la guerra entre los sexos, pero abramos el entendimiento,
porque en primer lugar se trata de una corrección por parte del Altísimo, y en segundo lugar porque
más allá de estar hablando de la relación entre un hombre y una mujer en este mundo, se habla del
maridaje entre lo espiritual y lo material, entre Zeir Anpin (seis esferas superiores) y Maljut (la 7ma
sefirá). Se trata de cómo establecer el Shabat en nuestras conciencias, porque el Creador creó el
mundo en 6 días y al 7mo descansó. En el séptimo día hubo Ejad/Unidad. ¿Unidad entre quienes?
Entre los mundos superiores y el mundo inferior. Entre el hombre y la mujer.

Y… ¿Por qué se dice que el deseo de la mujer (materialidad) será para su marido (espiritualidad)?

La mujer (materialidad) necesitaba ser independiente, autoconsciente y autosuficiente. Solo así podría
elegir por sí misma, o lo que es lo mismo expresar, lograr méritos propios…y ¿Cuáles son esos
méritos? Son los actos de otorgamiento orientados a despertar el deseo de conexión con el Creador.
¿Acaso no se dice en Cantar de Cantares?: “Yo dormía, pero mi corazón velaba”. ¿Quién dormía? El
hombre exterior, la conciencia inferior, la materialidad… y ¿Quién velaba? El hombre interior, la
conciencia superior, la espiritualidad.

La interioridad goza de comunión con la Luz por eso siempre escucha la voz del Amado, quien clama
a la materialidad: “Ábreme hermana mía, amiga mía, perfecta mía…” (Cn: 5:2). En otra porción de las
escrituras también se manifiesta: “Despiértate tú que duermes…” (Ef 5:14).

La mujer/externalidad/materialidad debe despertar y voltearse en un acto voluntario, es decir, no por


mandato ciego o coerción, sino por elección personal, por el reconocimiento de su necesidad de ÉL.
Por eso se menciona en Bereshit que: “…su deseo será para su marido y él se enseñoreará de ella”,
de modo que lo que humanamente entendemos como una “maldición o castigo divino”, no es más que
otra corrección genial del Creador, quien hizo valer un nuevo punto de ajuste después de la caída de
Adam, es decir luego de la manifestación del Kli egoísta (Maljut de Maljut).

Y… ¿Por qué él se enseñoreará de ella? Porque en la medida que Maljut se hace humilde (Shiflut) y
se vuelve hacia Zeir Anpin, este último la colma con nuevos placeres (Luz) y se gana su admiración,
de modo que enseñorearse no es más que servir al otro mediante actos de otorgamiento. Así vemos
que no se trata de una relación asimétrica, matizada por el poder o la subyugación, sino de una relación
recíproca y complementaria.

Pero sucede algo…y es que cuando la vasija alcanza su grado máximo de densidad (materialidad), la
conciencia física o Subjetividad se vira (invierte) hacia sí misma y no puede contemplar a su amado
-La Espiritualidad-, entonces ¿Qué hace el Kli? Establece matrimonio con su propia persona, construye
múltiples objetos sustitutos como regalos de boda -aquí me refiero a la propiedad del reflejo-, pues todo
lo que percibimos es un reflejo de la realidad, y a ese reflejo nos aferramos, adoramos y le llamamos
nuestros tesoros preciados.

El humano se contenta tan solo con una proyección muy limitada de su entorno, se apega así
a una construcción minúscula de la existencia.
Los placeres de este mundo no son más que los objetos sustitutos que la mente fabrica en su
interacción con el ambiente, y… ¿Por qué son objetos sustitutos? Porque se interponen entre nosotros
y los objetos espirituales, entre nosotros y el Creador. La subjetividad construye imágenes, fotos muy
pequeñas de la realidad, y estos retratos no nos permiten relacionarnos con lo Superior. He aquí el
sentido oculto de la mitzvá “No te harás imágenes delante de mí”.

La función inferior del Alma (subjetividad) es premiarse a sí misma ¿Por qué? Porque no logra ver
nada más lejos de sus cinco sentidos, y esta facultad de premiarse a sí misma es reconocida en el
lenguaje de la cabalá como maldad o pecado. En esta condición el Alma nunca siente satisfacción
total, porque en un plano inconsciente sabe que está sola, que se está relacionando consigo misma, y
necesita sentir al Otro, necesita sentir a su verdadero prójimo/próximo.

En la dimensión física ese otro significativo se materializa en las personas, seres vivos, objetos y
fenómenos circundantes, pero todo ello tiene una medida específica de gratificación, pues nada de este
mundo puede calmar nuestro desbordante deseo de recibir, el único OTRO capaz de hacerlo es el
Eterno, y ÉL es nuestro anhelo inconsciente.

¿Qué hace entonces el Creador para sacar a la mujer (Maljut, Nukva, materialidad) de su letargo?
Hablarle a través del dolor…acaso no es ese el significado del versículo “…con dolores de parto darás
a Luz”. Recuerde no vea estas palabras como una maldición, sino que se trata de un ajuste, es una
corrección del Altísimo para Maljut.

La conciencia humana auto-bloquea todo el Placer que una vez sintió en Olam HaBriah, y esto solo
trae dolor, pues Maljut debe encarar la carencia, la ausencia de Él, y esa carencia se expresa a nivel
sensorial (necesidad) y subjetivo (insatisfacción). En este punto voy a esclarecer algo, nunca imagine
que el Creador nos envía el dolor o el sufrimiento, tal cosa no existe, y sé que apoyados en las escrituras
tenemos la ilusión de que puede ser así, pero les voy a explicar el mecanismo.

No es que el Creador envíe el dolor, porque en ÉL solo hay bondad, entienda…El dolor y el sufrimiento
son estados propios de Maljut porque no percibe al Creador…hagamos nuevamente la pregunta…
¿Qué hace ÉL con la mujer para sacarla de su letargo? ÉL conversa con su dolor, NO MANDA DOLOR,
ÉL es todo LUZ, lo que pasa es que cuando el Creador hace un movimiento arriba, es decir cuando su
pensamiento dibuja un acto altruista en la Luz, si los Kelim (órganos de percepción) abajo están
cerrados (ocupados en la auto-recepción) sentimos la presión, y Él sabe cómo graduar la Luz para
recibir diferentes medidas de esa presión, las cuales son vivenciadas por el Kli como tensión, dolor,
enfermedad, pérdida, situaciones conflictivas, catástrofes, etc.

Es como si tuviéramos una llaga supurante y la enfermera presionara y desinfectara, pues aun
cuando su intención es a nuestro favor, sentimos el dolor. Todo juicio de Elohim es una
corrección.
El Creador procede así con el propósito de recordarnos que en la soledad (subjetividad/carencia/dolor)
no hay complementariedad ni plenitud. Pero la persona que no percibe la bondad del Santo detrás de
la presión, lógicamente codifica el dolor como desgracia, fatalidad y/o maldición, y aunque todos los
seres sienten la soledad, los mismos difieren en los estilos (formas) y en los medios de su satisfacción
o compensación.

Por eso algunas personas dan la impresión de ser felices, y de hecho hasta donde gozan la realidad
se perciben afortunados, sin embargo lo único que hacen es acceder a modos cada vez más
sofisticados de esconder el sentimiento de carencia, entonces no se dan tiempo para conectar con la
escasez, evitan sentir ese lado, y no se cuestionan su finalidad, porque donde no hay reconocimiento
del Mal (restricción del deseo egoísta de recibir) no puede haber anhelo por el placer espiritual.

Por otra parte distinguir la bondad del Creador detrás del Mal no es un ejercicio emotivo-racional,
sino que responde a una condición espiritual, cabalísticamente este estado se conoce como el nivel
del Justo. El Justo es quien justifica todas las acciones del Kadosh Baruj Hu porque solo las reconoce
como bondad.

Nuestro mundo es el único espacio existencial donde la espiritualidad y la materialidad se intuyen no


solo separadas, sino también como opuestas. La subjetividad como solo se mira a sí misma, y percibe
toda la realidad dentro de sí misma, actúa como un pésimo vecino de la espiritualidad. En consecuencia
cuando el hombre natural logra creer en lo espiritual, la subjetividad le crea una ilusión, le pone una
trampa, y le hace ver que el placer espiritual del mismo modo que su primo lejano el placer sensorial,
está asociado con los objetos y rituales de este mundo. Entonces nos esforzamos continuamente en la
realización de acciones terrenales, no importa cuán santas puedan ser o parecer, lo cierto es que si el
rito o mitzvot no se practica con la intensión adecuada, no podremos jalar ni un milímetro de deleite
espiritual.

La mujer con el flujo de sangre tocó el manto de Joshua y no lo tocó a ÉL directamente, tal vez porque
era consciente de su estado de impureza, o porque pensó que de la vestidura del Maestro también
emanaba poder divino, pero de alguna manera…no sé cómo… y es sorprendente, pues ella también
era consciente de que su intención para con EL era la adecuada…y ¿En qué consistió su intención?
En mirar por encima de lo obvio, de lo denso, de lo material, de su inmundicia o del poder atribuido al
manto, ella logró atisbar por la Fe en Joshua un rayito, o quizás una leve impresión del otro mundo.

Por eso Joshua en más de una ocasión expresó: “Tu Fe te ha salvado”. ¿Qué es entonces la Fe? La
capacidad para conectarse con el mundo por encima de la sensación y la razón. La mujer con el flujo
de sangre anheló, vio, se acercó, intuyó, percibió, rozó, se elevó mediante la intención al mundo
consecutivo, al mundo de al lado…eso es Fe por encima de la razón.
En este punto del análisis se puede valorar el mecanismo de funcionamiento del placer egoísta y del
placer altruista. Si el placer que resulta de un acto en particular cesa, es porque hubo succión del
mismo, por lo tanto se pierde la conexión con el objeto que lo determina. Este fenómeno es inherente
a la realidad histórica, material y temporal.

Por ejemplo, hoy estamos reunidos estudiando Cabalá, y durante el encuentro nos podemos sentir
elevados, sin embargo pasada la reunión según nos involucramos en los quehaceres cotidianos,
experimentamos muchas veces la fuga, el escape, el descenso de los niveles de bienestar. A la larga
no logramos retener y mucho menos incrementar el placer derivado de la actividad ¿Por qué? Porque
nuestro Ego receptó para sí mismo el placer alcanzado y una vez que se sintió saturado bloqueó la
entrada de nuevas luces (placeres).

La recepción de placer egoísta se produce básicamente en cinco etapas cíclicas: Apertura (En esta
fase el sujeto a través del consumo busca incrementar los niveles de placer), Bloqueo (En este punto
la persona queda satisfecha y restringe la entrada de nuevos flujos de placer), Extinción (Aquí ocurre
de forma gradual la succión de la experiencia placentera), Carencia (en esta fase la persona vivencia
una sensación de vacío o necesidad) y Reactivación (Surge el deseo por involucrarnos en un nuevo
acto de placer). Esta experiencia es común para toda la humanidad, y es la forma en que opera el
aparato psicobiológico.

El ser humano funciona bajo el mismo principio de un agujero negro o de la fuerza de


gravedad: Tirando hacia adentro.

La cabalá también describe la situación opuesta, pues si terminamos el encuentro del sábado y somos
capaces de retener en el tiempo la sensación de liviandad adquirida, entonces hemos conectado con
la Luz por medio de acciones que se iniciaron en el espacio histórico-temporal.

Por lo tanto el acto aunque tenga su punto de partida en la realidad material, su resultado final siempre
va a ser espiritual, y si el placer que siento es espiritual, también lo es el nuevo acto al cual está ligado
¿Por qué nuevo acto? Primero debemos comprender que un acto siempre sugiere una relación con
algo, y si ese algo tiene un carácter eterno, entonces estamos hablando de una conexión con la Luz
del Creador, la cual a pesar de ser una -es decir que su esencia no cambia- la misma es percibida por
el Kli (vasija) como si de diferentes grados de medida o llenado se tratara ¿Por qué? Porque es el Kli
y no la Luz quien está construido mediante múltiples niveles de aviut (densidad, grosor, espesor).
Del razonamiento se deduce que el acto espiritual no es la conducta realizada por la persona,
entendiéndose la misma como ritual, costumbre o acción externa, pues todas estas actividades no
son más que actos comportamentales, y desde la perspectiva del Creador se consideran actos
mecánicos (carentes de intencionalidad espiritual).

El acto interno es el que establece una interacción con la Luz Superior.

Si el placer que experimenta el sujeto al relacionarse con un objeto, fenómeno o persona de la realidad
es temporal, es porque se ha efectuado un acto externo (sensoperceptual), luego nuestro Ego succiona,
consume (extingue) la vivencia, y estamos tan familiarizados con esta experiencia que nos resulta en
extremo natural.

De hecho no logramos percibir como extraño que nuestros estados internos, ya sean orgánicos o
anímicos, fluctúen en función de las situaciones exteriores. Todo lo contrario, pues en la materialidad
son precisamente estas fluctuaciones las que orientan y dan sentido al comportamiento. Realmente no
cuestionamos por qué después de sentir placer las sensaciones y emociones que lo acompañan van
declinando hasta codificarse como un recuerdo o sombra del pasado.

Estos ciclos alternos de satisfacción y carencia están determinados por la recepción egoísta. Ahora
bien, cuando se percibe el placer espiritual, igualmente sentimos todas las necesidades fisiológicas y
socio-culturales, pero detrás de estas nos inunda primeramente un suave sentimiento de deleite, cuya
intensidad en el tiempo varía en función del nivel de otorgamiento de la persona.

¿Lo ven? Aun cuando los estados de carencia se imponen, quien está conectado con la Luz logra sentir
la presencia del Creador como telón de fondo. Por eso David Hamelej -quien describe los grados de
desarrollo del Alma en el Libro de los Salmos- proclama: “Aunque ande en valle de sombra de muerte
no temeré mal alguno…”, pues más allá de que creamos que el salmista se refería a un conflicto de la
vida cotidiana, él estaba revelando una condición del Alma: “La condición de pesadez experimentada
por el justo cuando el mismo se opone al deseo de recepción egoísta”… y ¿qué dice?, que aún en esa
condición de descenso no temerá mal alguno si la percepción de Su Presencia lo acompaña.

Recordemos que el término mal en hebreo se escribe Ra, a su vez este alude al deseo de recibir,
pues el mismo compone la palabra Ratzón (deseo). Esto ya lo vimos cuando analizamos la segunda
palabra del libro de Génesis: “Bará”, cuya descomposición en sílabas es Bo y Ra. Bo es fuera, por
tanto Bará se traduce como: Echó fuera el Mal, es decir, le dio existencia a su opuesto: el deseo de
recibir.

Entonces ¿Qué tenemos? Cuando ya sentimos aunque sea un poquito la presencia de la Luz Superior,
y experimentamos la pesadez durante el trabajo espiritual, existe como telón de fondo una débil
percepción de Su presencia, y ella al decir el salmista infunde aliento. Pero cuando estamos en un
estado de gracia espiritual y la liviandad de su presencia nos inunda, también sentimos como telón de
fondo la fuerza del mal (deseo de recibir), y se experimenta como un punto, como una energía latente,
como un deseo que se distingue visceralmente en un área específica del cuerpo (Yesod, genitalidad),
pero noten que estamos hablando de una fuerza, de un deseo, y no de los órganos sexuales en sí
mismo, porque en el cerebro (Moaj) también hay Yesod, y cuando en Yesod de Moaj el masaj
(pantalla/fuerza de voluntad) se debilita, entonces sentimos el deseo como un impulso desenfrenado
en nuestras entrañas.

Lo sensorial constituye la última estación del deseo de recibir y a ese nivel el cosquilleo se
experimenta en Yesod de Yesod (genitalidad).

La cabalá enseña a sentir y a la elevar la energía de ese punto en particular. Yesod es la sefirá cuya
ubicación en el Árbol de la Vida le permite recibir el influjo del resto de las sefirot para posteriormente
traspasarlo a Maljut, a Yesod llegan todas las Luces y todas las Guevurot (energías pesadas del pilar
de la izquierda), y Maljut debe hacer el cálculo de lo que dejará entrar.

En Yesod se manifiesta el rigor, y en Yesod se construye la pantalla, de manera que cuando el rigor
aumenta, la fuerza para no sucumbir a la auto-gratificación también debe incrementar, y esta oposición
entre el deseo natural de recibir y el deseo altruista de otorgar es la responsable de la pesadez espiritual
durante el trabajo, y la tensión se mantiene hasta que el Creador da la victoria, entonces corrige ese
nivel de la vasija y esta llega a experimentar nuevamente el placer espiritual. Estos estados alternantes
de rigor y placer se denominan: Ascensos y Descensos.

El placer espiritual no puede ser sentido en la parte densa de la materia, ahí solo reside el placer senso-
perceptual (subjetivo). El deleite espiritual no está conectado al rito o al cumplimiento externo de las
mitzvot, sino que estos funcionan como mapas, señales o instrucciones que guían y sensibilizan los
sentidos en el proceso de conexión con la Luz Superior.

Creemos que somos obedientes cuando hacemos mitzvot… muy bien…eso no está mal y viene de
arriba, pero también debemos conocer que el cumplimiento exterior de un precepto tan solo representa
un porcentaje ínfimo de su cumplimiento total. La obediencia solo puede ser perfeccionada cuando el
mandamiento se cumple por medio de un acto interno.

La persona justa (quien otorga) podría abstenerse de cumplir mitzvot externas, en consecuencia
permanecer quieta en su comportamiento, y aun así experimentará la presencia del Creador según su
grado de alcance ¿Por qué? Porque el disfrute espiritual siempre se produce en relación con la Luz y
no con la materialidad.

Eso es lo que Rash Saul explicaba a sus hermanos judíos, quienes practicaban mitzvot desde Lo
Lishmá (en beneficio propio). Él nunca les dijo que dejaran a un lado los mandamientos, sino que
también los vivieran en el hombre interior para el beneficio del Creador, es decir los impulsaba a
alcanzar Lishmá, y que esto solo era posible a través de Mashía, pues Mashía viene de la palabra
Mashaj, que se traduce como atracción, pero succión desde arriba, Mashía es la fuerza que te arranca
del poder del Ego convirtiendo la recepción en otorgamiento.

Otorgar es crear una fuerza anti-egoísta que revierte el placer hacia su fuente: El Creador. Esta fuerza
desde el punto de vista cabalista se denomina masaj o pantalla, y psicológicamente se reconoce como
Fuerza de Voluntad.

¿De qué manera se construye el masaj en este mundo? Primero se debe decir que NO o rechazar
mental y temporalmente toda forma u oportunidad de recibir autosatisfacción. Hay que hacer
tzimtzúm o restricción. Luego se debe realizar un cálculo que permita estimar (evaluar) la cantidad
de placer requerida para no anular de nuestra mente la conciencia del Creador.

Si cada una de nuestras acciones la dedicamos intencionalmente a Él, nos obligamos a salir de los
pensamientos de autosatisfacción. Haciendo esto conectamos cualquier acto físico con la conciencia
del Creador, de modo que activamos permanentemente el deseo de auto-corrección. En este sentido
no haremos nada para nuestro beneficio propio, sino para Su Beneficio.

Este esfuerzo o pantalla mental es el reflejo subjetivo del masaj espiritual, pues aquí todavía no
estamos hablando de la pantalla espiritual, sino de los esfuerzos mentales por percibir el grado más
pequeño de los placeres espirituales. Sin embargo el acto de forzarnos a otorgar va creando las
condiciones para la formación de la vasija espiritual, hasta que llega el momento en que se abre una
ranura, una persiana y desde ahí experimentamos una porción superior de la Luz Nefesh.

Esta condición de suave deleite, paz y ampliación de conciencia -como si de un buen vino se tratara-
es permanente y auto-enseñante, no solo abre el entendimiento para los misterios ocultos de la Torá,
sino que nos guía por medio de nuevas sensaciones internas, y aunque a veces nos dé la impresión
de que dicho estado se aleja, se esfuma o escapa, no podemos interpretarlo como algo malo o
pecaminoso, sino como una forma oportuna de ayuda que nos permite reconocer cuando estamos en
un estado de recepción egoísta o en un estado de descenso espiritual.

Al principio del camino hacia el Creador, cuando todavía estamos en un estado de creencia (Lo
Lishmá/Mitzvot para el beneficio personal), y no de Fe (Lishmá/Mitzvot para el beneficio de ÉL),
funcionamos muy parecido al hombre no creyente, pues la recepción nos resulta muy natural, pero
luego cuando percibimos un grado más elevado de nuestro propio Nefesh -y al mismo le llamamos
percepción de la Presencia de Elohim-, pero es nuestro propio Nefesh, solo que en una medida más
profunda de comunión con la Luz Superior, y recuerde, no es que la Luz varíe, sino el aviut (grosor)
de la vasija, quien se hace menos densa, por eso cuando alcanzamos cierto nivel de corrección del
Nefesh y sentimos la condición de liviandad, y esta se retira un poco para permitirnos chocar con el
Ego, entonces reconocemos a este último como algo pesado, como una succión, como un ladrón de
energía, y en ese punto debemos elevarnos nuevamente, hay que aprender a realizar el movimiento, y
cuando se alcanza el bienestar anhelado, debes saber que a esto se le llama el cumplimiento interno
de una Mitzvot (mandamiento).

Cada mitzvot física es el reflejo de un acto interno, y si el rito externo no te lleva a experimentar la
espiritualidad, igual debes saber que lo haces desde Lo Lishmá, desde el estado de recepción. Cuando
se realiza un acto interno, ahí sí podemos hablar de la presencia de la pantalla espiritual (masaj), no
importa si este masaj es diminuto, pero ya es capaz de guiarte a lo largo del sendero, y cuando el masaj
se perfecciona, el deleite y la Dvekut (unión) con lo superior se incrementan.

Hay que cultivar un fuerte anhelo de su Presencia, quererla por encima de todas las cosas. Hay que
desarrollar de continuo un gran deseo por Él, hasta que sea el único deseo, entonces lograremos
relacionarnos con todo y con todos por medio de ese único deseo. Experimentaremos la realidad en
ese único deseo. Esto es mirar todo bajo el prisma de Ahavá (Amor más allá del egoísmo).

¿Se entiende? No se trata de ignorar, minimizar o despreciar nada en este mundo, sino de vivenciar
que precisamente nada en Olam Hazé nos puede llenar a plenitud. Por eso debemos ir por encima de
todo lo existente en la materialidad (Maljut de Maljut). No debemos decir que los placeres mundanos
son malos, sino que son insuficientes, solo así los elevaremos a su máxima expresión, y a esta forma
de placer se le llama santidad.

Santificar un deseo es elevarlo (purificarlo) de a poco al punto donde su sensación se hace permanente.
El sentimiento de bienestar derivado de este acto se describe como placer fuera del egoísmo y se
desarrolla escalonadamente. Primero lo forzamos con la mente y el corazón, luego nos inundan
pequeñas e intermitentes dosis de bienestar espiritual, a continuación ese bienestar se hace sostenible
en el tiempo, incluso coexiste con cualquier tipo de emoción (sea percibida como buena o mala), pero
lo más importante es que el deleite experimentado quebranta de a poco el Ego, y cada grado de
quebranto trae consigo una mayor percepción de placer espiritual.

Se dan cuenta, lo que finalmente quebranta al Ego no es el dolor o el estado de sufrimiento, sino la
percepción de la Luz del Creador (El placer espiritual). Dicen los cabalistas que cuando el hombre
otorga todo le es permitido… Y aun no entiendo la dimensión de ese “todo”, pero comprendo que no
hay una sola acción a realizar en aras de su propio beneficio, sino que todo lo hace para el beneficio
del Creador. Esto escapa de nuestra razón, porque el otorgamiento no es un esfuerzo mental, sino un
estado o condición espiritual. Cuando la Luz Superior nos comienza a llenar, en ella se encuentra la
cualidad de otorgar. Por eso a través de la comunión con ELLA se revela nuestra segunda naturaleza:
el altruismo (corazón de carne).
El acto de otorgar no es natural, sino que lo vivenciamos y expresamos por medio de nuestra
comunión con los niveles de la Luz.

Debemos revisar constantemente nuestros anhelos respecto a nosotros mismos y respecto al Creador,
debemos analizar nuestras intenciones detrás de cualquier acción ¿Para quién lo hago? Y Si lo hago
para mí ¿Cómo invierto mi intención hacia ÉL? ¿Siento deleite al hacer el trabajo espiritual? Y si lo
siento ¿Lo que siento me enseña el estado de otorgamiento?

En cada uno de nuestros encuentros de Shabat hay entusiasmo, hay comezón y sed de conocimiento,
y eso no es negativo siempre y cuando estemos dispuestos a anularnos y restringirnos en el sentido
correcto. Si hay prisa y entusiasmo por descubrir cuan dulce es la negación, entonces todo está bien,
porque cuando lo hagamos se nos revelará que el camino de la cabalá ejercita la paciencia y los
estados de alerta ¿Alerta contra qué?

Contra el grado creciente de nuestro Ego ¿Por qué? Porque el Ego consciente e inconscientemente se
resiste, se defiende, se atrinchera en su mundo de sensaciones, pensamientos y emociones, y desde
ahí reclama autogratificación. El Ego siempre trata de buscar la vía más corta para obtener placer y
evadir la carencia. Por esa razón cuesta trabajo percibir Su Luz y anhelar Su Presencia, pues aun
cuando se activa en nosotros la necesidad de ÉL, rápidamente la sofocamos con cualquier fuente de
bienestar material y/o socio-cultural.

Por eso invito a que avancemos con mesura, evaluemos y controlemos continuamente nuestro deseo
de crecimiento espiritual, porque a ciencia cierta desconocemos la intensión real detrás de ese anhelo,
concentrémonos más bien en la construcción del Masaj, pues de antemano sabemos que este esfuerzo
interno se traduce en beneficio del Creador y no en beneficio personal.

La construcción del masaj es dolorosa cuando el Ego se aferra a sí mismo y no descansa en las
promesas del Eterno. Aun cuando la persona desea avanzar, si el Ego no tiene un referente espiritual
para construir la Fe, entonces desmayará y perderá constantemente el rumbo, jamás sentirá que está
en casa. Por otra parte el estudio asiduo de la parte interna de la Torá (parte espiritual): Cabalá y Zohar
ofrece un verdadero alimento para el Alma.

Shalom

También podría gustarte