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NA
Una relación efectiva se caracteriza por una buena relación, es decir, el sentimiento
espontáneo y consciente de una sensibilidad armoniosa que favorece el establecimiento
de una alianza terapéutica constructiva. Implica comprensión y confianza entre el
médico y el paciente. Con frecuencia, el médico es la única persona con la que los
pacientes pueden hablar de cosas que no pueden contar a nadie más. La mayoría de los
pacientes confía en que su médico sabrá guardar el secreto, y esta confianza no debe
traicionarse. Los pacientes que sienten que alguien les conoce, les comprende y les
acepta encuentran en ello una fuente de fortaleza. En su ensayo Caring for the patient,
Francis Peabody, M.D. (1881-1927), profesor e internista de talento (fig. 1-2 ), escribió:
Evaluar las presiones sufridas por los pacientes en su juventud ayuda a los psiquiatras a
comprenderles mejor. Las reacciones emocionales, sanas o no, son el resultado de una
interacción constante entre fuerzas biológicas, sociológicas y psicológicas. Cada
momento de tensión deja un rastro de su influencia y sigue manifestándose a lo largo de
la vida en proporción a la intensidad de sus efectos y a la susceptibilidad del ser humano
implicado. En la medida de lo posible deberían determinarse las tensiones pasadas y las
actuales.
Empatía.
Los pacientes dicen a veces: «¿Cómo puede entenderme si no ha pasado por lo mismo
que yo?». No obstante, la psiquiatría clínica se basa en la creencia de que no es
necesario vivir las mismas experiencias que los demás para comprenderlas. A menudo
simplemente es suficiente compartir la experiencia de ser humano. Con independencia
de que el contexto sea el del diagnóstico inicial o el de una psicoterapia continua, a los
pacientes les reconforta saber que los psiquiatras no se quedan desconcertados ante su
sufrimiento.
Transferencia.
ACTITUDES DE TRANSFERENCIA.
La actitud del paciente ante el médico suele ser una repetición de la que ha tenido ante
otras figuras de autoridad. Puede ir desde una confianza realista, que espera que el
médico tenga en cuenta lo que es mejor para él, pasando por una sobreidealización e
incluso una fantasía erotizada hasta la desconfianza, con la expectativa de que el médico
será despectivo y potencialmente abusivo.
FIGURA 1-1 La escucha activa que se describe en el texto es ilustrada por la expresión
de preocupación del terapeuta ante lo que experimenta el paciente. El psiquiatra Harry
Stack Sullivan se refirió al terapeuta como al observador que participa en la vida del
paciente. (Por cortesía de Corbis.)
Herramientas de imágenes
Las palabras y los actos del médico tienen un poder que va más allá de lo corriente,
dada su autoridad única y la dependencia que el paciente tiene del médico. La manera
de comportarse de un médico en particular está relacionada directamente con las
reacciones emocionales e incluso físicas del paciente.
Los valores relativos a la tensión arterial de un paciente eran repetidamente altos cuando
quien realizaba la exploración era un médico al que él consideraba frío, distante y
severo. No obstante, estos mismos valores eran normales cuando quien le visitaba era
un médico que le parecía cariñoso, comprensivo y amable.
Contratransferencia.
La siguiente lista permite a los médicos evaluar sus habilidades a la hora de establecer
una buena relación y mantenerla. Les ayuda a detectar y eliminar puntos débiles en las
entrevistas que han fracasado de manera considerable. En cada ítem de la lista debe
señalarse «sí», «no», o «no aplicable».
Sí No NA
1.He relajado al paciente —— —
2.He identificado el estado mental del paciente —— —
3.He tratado el malestar del paciente —— —
4.He ayudado al paciente a entrar en materia —— —
5.He ayudado al paciente a superar el recelo —— —
6.He evitado que el paciente se entrometiera —— —
7.He estimulado la producción verbal del paciente —— —
8.He contenido la incoherencia del paciente —— —
9.He comprendido el sufrimiento del paciente —— —
10.He expresado empatía por el sufrimiento del paciente —— —
11.He sintonizado con el ánimo del paciente —— —
12.He tratado el ánimo del paciente —— —
13.He sido consciente del nivel de introspección del paciente —— —
14.Me he hecho cargo del punto de vista del paciente sobre el trastorno — — —
15.He tenido una percepción clara de lo que es obvio y de los objetivos — — —
terapéuticos del tratamiento
16.He comunicado al paciente el objetivo obvio del tratamiento —— —
17.He comunicado al paciente que estoy familiarizado con la enfermedad — — —
18.He convencido al paciente con preguntas de que estoy familiarizado — — —
con los síntomas del trastorno
19.He hecho saber al paciente que no está solo ante la enfermedad —— —
20.He expresado al paciente la intención de ayudarle —— —
21.El paciente reconoce mi experiencia —— —
22.El paciente respeta mi autoridad —— —
23.El paciente se muestra totalmente cooperativo —— —
24.He identificado la actitud del paciente ante la enfermedad —— —
25.El paciente ve la enfermedad con distancia —— —
26.El paciente ha aparecido como alguien con necesidad de compasión — — —
27.El paciente se ha presentado como un paciente muy importante —— —
28.El paciente ha competido conmigo por la autoridad —— —
29.El paciente es sumiso —— —
30.He adaptado mis funciones a las del paciente —— —
31.El paciente me ha dado las gracias y ha concertado otra visita —— —
Reimpreso de Othmer E, Othmer SC. The clinical interview using DSM-IV. Washington
DC: American Psychiatric Press; 1994, con autorización.
ANIMADVERSIÓN POR UN PACIENTE.
LA SEXUALIDAD Y EL MÉDICO.
Seguro que algunos pacientes gustan más a los médicos que otros. No obstante, si el
médico siente una fuerte atracción por un paciente y se siente tentado a actuar en
función de dicho sentimiento, es esencial que retroceda y evalúe la situación. En
algunas especialidades médicas en las que la relación médico-paciente no es
particularmente íntima o intensa, es posible que la prohibición de una relación
sentimental con los pacientes no sea tan estricta. En otras especialidades, no obstante,
particularmente en la psiquiatría, la prohibición ética e incluso legal es importante. El
médico es una figura muy importante en la cultura de Estados Unidos y puede
desencadenar muchas fantasías inconscientes de ser rescatado, cuidado y amado. Los
propios médicos pueden tener sus propias fantasías inconscientes de ser y necesitar ser
todopoderosos, salvadores y amantes. Estas fantasías son, en sí, poco realistas e
inevitablemente decepcionantes. Los desengaños, si se producen en una relación
sentimental entre un médico y un paciente, pueden ser destructivos, sobre todo para este
último. Más adelante, en el capítulo 59, se habla de sexo entre el paciente y el terapeuta.
Otro aspecto de la sexualidad que forma parte de las cuestiones de contratransferencia
se refiere a las preguntas a los pacientes sobre cuestiones sexuales y a la demanda de
antecedentes sexuales. La reticencia a plantear tales cuestiones puede reflejar la propia
ansiedad del médico sobre la sexualidad o incluso una atracción inconsciente hacia el
paciente. Además, la omisión de estas preguntas generalmente hace saber a los
pacientes que el médico se siente incómodo con el tema, lo que conduce a una
inhibición para hablar de cualquier otro tipo de asuntos delicados.
Volver al principio
Las interacciones entre un médico y un paciente —las preguntas que hace un paciente,
cómo se comunican las noticias y se realizan las recomendaciones relativas al
tratamiento— pueden adquirir distintas formas. Al pensar en la relación médico-
paciente es útil formular «modelos» de interacción, aunque estos conceptos no son
rígidos. Un médico sensible y con talento llevará a cabo distintas estrategias con
diferentes pacientes e incluso con el mismo, ya que el momento y las circunstancias de
aplicación varían.
1. Modelo paternalista. En una relación de este tipo entre médico y paciente, se supone
que el primero sabe más. Será éste quien prescriba el tratamiento y se espera que el
paciente lo cumpla sin preguntar. Además, el médico puede decidir la omisión de
información cuando crea que eso es lo mejor para el paciente. En este modelo, también
llamado «autocrático», el médico es quien realiza la mayor parte de las preguntas y
generalmente domina la entrevista.
3. Modelo interpretativo. Los médicos que han llegado a conocer mejor a sus pacientes
y que comprenden algo de las circunstancias de sus vidas, familias, valores, esperanzas
y aspiraciones, son más capaces de hacer recomendaciones que tengan en cuenta las
características únicas de cada paciente. Se establece una sensación de toma de
decisiones compartida, mientras el médico introduce y explica alternativas, con la
participación del paciente, para hallar la mejor opción para esa persona en concreto. En
este modelo, el médico no abandona la responsabilidad de tomar decisiones, pero es
flexible y está dispuesto a considerar sugerencias alternativas y que plantean dudas.
4. Modelo deliberativo. En este modelo, el médico actúa como un amigo o un asesor del
paciente, y no sólo le presenta información sino que le recomienda activamente una
acción en particular. Los médicos que esperan modificar una conducta perniciosa
recurren con frecuencia a una estrategia de deliberación; por ejemplo, al intentar
conseguir que sus pacientes dejen de fumar o pierdan peso.
Estos modelos son sólo guías para pensar sobre la relación médicopaciente. Ninguno es
intrínsecamente superior a otro, y un médico puede utilizar las cuatro estrategias con un
paciente en una misma visita. Si aparecen dificultades, es más probable que no se deba
al uso de uno u otro de los modelos, sino al hecho de que el médico se aferre a una
estrategia y no sea capaz de cambiarla, incluso cuando esto sea lo indicado y deseable.
Además, los modelos no describen la presencia o ausencia de cordialidad interpersonal.
Es muy posible que algunos pacientes vean a un médico paternalista o autocrático como
una persona agradable, cariñosa y preocupada. De hecho, una imagen frecuente de un
médico de una ciudad o un país pequeños de principios del siglo xx era la de un hombre
(raramente una mujer) totalmente comprometido con el bienestar de sus pacientes, que
podía acudir a medianoche y sentarse al lado de la cama mientras sostenía la mano del
paciente, al que se invitaría a comer un domingo y que esperaría que se siguieran sus
instrucciones de manera precisa y sin hacer preguntas.
Volver al principio
La expresión conducta ante la enfermedad describe las reacciones de los pacientes ante
la experiencia de estar enfermos. Algunos aspectos de esta conducta se han denominado
a veces el papel del enfermo, el rol que la sociedad atribuye a las personas cuando están
enfermas. Este papel puede comprender la exención de responsabilidades y la
expectativa de querer ayuda para recuperarse. La conducta ante la enfermedad y el papel
del enfermo se ven afectados por las experiencias anteriores del enfermo y por sus
creencias culturales relativas a la enfermedad. Debe evaluarse la influencia de la cultura
en la comunicación y manifestación de los síntomas. En algunos trastornos, esto varía
poco entre las distintas culturas, mientras que en otros las costumbres culturales pueden
determinar en gran manera el modo de presentar la enfermedad por parte del paciente.
La relación entre la enfermedad y las estructuras familiares, la clase social y la identidad
étnica también es importante. Las actitudes de las personas y las culturas en relación
con la dependencia y la impotencia influyen enormemente en que una persona pida
ayuda y en la manera de hacerlo, del mismo modo que lo hacen factores psicológicos
como el tipo de personalidad y el significado individual que el sujeto atribuye al hecho
de estar enfermo. Algunas personas experimentan la enfermedad como una pérdida
abrumadora, mientras que otras la ven como un desafío que deben superar o un castigo
merecido. En la tabla 1-2 se enumeran los aspectos esenciales que hay que tratar al
evaluar una conducta ante una enfermedad y se proporcionan unas preguntas útiles para
llevar a cabo la evaluación.
Mack Lipkin Jr. describió tres funciones de las entrevistas clínicas: la evaluación de la
naturaleza del problema, el establecimiento y mantenimiento de una relación
terapéutica, y la información sobre un plan de tratamiento y su implementación (tabla 1-
3 ). Estas funciones son exactamente las mismas en las entrevistas psiquiátricas y en las
quirúrgicas. También son universales los mecanismos de afrontamiento
mayoritariamente utilizados en caso de enfermedad, tanto adaptativos como
inadaptativos. Estos mecanismos comprenden reacciones como la ansiedad, la
depresión, la regresión, la negación, la ira y la dependencia (tabla 1-4 ). Los médicos
deben anticipar, identificar y estudiar estas reacciones si se pretende que el tratamiento
y la intervención sean eficaces.
Es posible que los pacientes psiquiátricos no sean capaces de tolerar una entrevista de
formato tradicional, en especial durante las fases agudas de un trastorno. Por ejemplo,
un paciente con un grado notable de agitación o de depresión quizás no sea capaz de
permanecer sentado durante un período de 30 min a 45 min de charla o de preguntas. En
estos casos, los médicos deben estar dispuestos a realizar múltiples interacciones breves,
tan largas como el paciente sea capaz de aguantar, y reiniciarlas cuando se vea que el
paciente es capaz de tolerar más.
Los estudios muestran que aproximadamente un 60% de los pacientes con trastornos
mentales visitan a un médico no psiquiatra durante un período de 6 meses y que la
probabilidad de que acudan a un médico de atención primaria es el doble que en el resto
de los pacientes. Los médicos no psiquiatras deberían ser entendidos en los problemas
especiales de los pacientes psiquiátricos y en las técnicas específicas que se utilizan para
tratarles.
Modelo biopsicosocial
4. Generación y comprobación de
hipótesis
8. Comunicar información y
recomendar un tratamiento (función
III)
III. Comunicar 1. Comprensión que tiene el 1. Determinar la naturaleza del
información e paciente de la enfermedad problema (función I)
implementar un
plan de 2. Comprensión que tiene el 2. Establecer una relación terapéutica
tratamiento paciente de los procedimientos (función II)
diagnósticos sugeridos
3. Establecer las diferencias en la
3. Comprensión que tiene el perspectiva entre el médico y el
paciente de las posibilidades paciente
de tratamiento
4. Estrategias educativas
4. Consenso entre el médico y
el paciente acerca de los ítems 5. Negociaciones clínicas para resolver
1 a 3 anteriores conflictos
5. Consentimiento informado
Intrapsíquicas Clínicas
Mala imagen de uno mismo → pérdida → pena Ansiedad o depresión
Regresión Aislamiento
Dependencia
Ira
Aceptación
Por cortesía de Mack Lipkin, Jr., M.D.
Espiritualidad
Inicio de la entrevista
El modo en que un médico empieza una entrevista da a los pacientes una poderosa
primera impresión, que puede influir en el rumbo que sigue el resto de la visita. A
menudo, los pacientes experimentan ansiedad durante los primeros encuentros con el
médico y se sienten vulnerables e intimidados. Un médico que es capaz de establecer
una buena relación rápidamente, que hace sentir cómodo al paciente y que se muestra
respetuoso lleva el camino adecuado de conseguir un intercambio productivo de
información, que resulta muy importante para realizar un buen diagnóstico y establecer
objetivos terapéuticos.
Al principio, los médicos deberían asegurarse de que saben el nombre del paciente y de
que éste conoce el suyo. Debería presentarse también a las otras personas que acudan
con el paciente y averiguar si éste quiere que otra persona esté allí durante la entrevista
inicial. Tendría que garantizarse la posibilidad de que esté presente esa otra persona a
petición del paciente, pero el médico también debería intentar hablar con el paciente en
privado para determinar si hay alguna cosa que éste desea que el médico sepa, pero que
es reticente a decir delante de alguien más.
Otra pregunta inicial importante es: «¿Por qué ahora?». Un médico debería ser claro
sobre por qué un paciente ha elegido aquel momento en concreto para pedir ayuda. La
razón puede ser tan simple como que era la primera hora disponible para una visita. No
obstante, con mucha frecuencia, las personas piden ayuda como resultado de un suceso
en particular que ha aumentado su estrés. Estos acontecimientos estresantes pueden
considerarse precipitantes y a menudo contribuyen considerablemente a los problemas
actuales de los pacientes. Entre los ejemplos de precipitantes estresantes se incluyen
pérdidas reales o simbólicas, como defunciones o separaciones; hitos memorables (p.
ej., cumpleaños o conmemoraciones), y cambios físicos, como la presencia o la
intensificación de los síntomas.
Técnicas específicas.
En la tabla 1-5 se enumeran algunas de las técnicas habituales para llevar a cabo la
entrevista. Otras se comentan posteriormente con ejemplos.
Un ejemplo de pregunta abierta es: «¿Puede explicarme algo más sobre esto?». Una
pregunta cerrada sería: «¿Durante cuánto tiempo ha estado tomando la medicación?».
Las preguntas cerradas pueden ser efectivas para provocar respuestas específicas y
rápidas sobre un tema claramente definido o para evaluar factores como la presencia o
ausencia de síntomas, su frecuencia, su gravedad y su duración. En la tabla 1-6 se
compendian algunos de los pros y los contras de las preguntas abiertas y de las cerradas.
REFLEXIÓN.
FACILITACIÓN.
CONFRONTACIÓN.
CLARIFICACIÓN.
INTERPRETACIÓN.
SUMARIO.
EXPLICACIÓN.
Los médicos explican los planes terapéuticos a los pacientes con un lenguaje de
comprensión fácil y les permiten reaccionar y hacer preguntas. Por ejemplo, un médico
puede decir: «Es esencial que vaya ahora mismo al hospital dada la gravedad de su
enfermedad. Ingresará hoy en urgencias y yo estaré allí para llevar a cabo todas las
disposiciones. Le darán una pequeña dosis de medicación que le provocará sueño. El
medicamento se llama lorazepam y la dosis será de 0,25 mg. Volveré a verle mañana a
primera hora y juntos repasaremos todos los procedimientos que serán necesarios antes
de hacer ninguna otra cosa. Y ahora, ¿cuáles son sus preguntas? Seguro que tendrá
alguna». Tenga en cuenta que cuando recete la medicación, debería informar al paciente
de los efectos adversos más habituales.
TRANSICIÓN.
En determinadas situaciones puede ser útil que el médico hable de algo concreto de su
propia vida, si se siente cómodo y es capaz de comunicar una sensación de bienestar.
Transmitir esta sensación puede implicar responder a las preguntas de un paciente
acerca de si el médico está casado y sobre la procedencia de su cónyuge. No obstante,
un médico que cuenta demasiadas cosas de sí mismo está utilizando al paciente para
gratificar necesidades no satisfechas de su propia vida y abusa de su función. Si un
médico cree que cierta información le servirá para que un paciente se sienta más
cómodo, entonces puede decidir hablar de sí mismo. La decisión depende de si la
información favorecerá la asistencia de un paciente o de si no proporcionará nada útil.
Incluso si el médico decide que no está justificado hablar de sí mismo, debería procurar
que el paciente no se sienta incómodo si le pregunta acerca de ello. Por ejemplo, el
médico puede decir: «Me encantaría decirle si estoy o no casado, pero primero
hablemos un poco de por qué es importante para usted saberlo. Si hablamos de ello,
tendré un poco más de información sobre quién es y cuáles son sus preocupaciones
acerca de mí y mi participación en su asistencia». No hay que tomarse las preguntas de
los pacientes únicamente de manera superficial. Muchas de las preguntas, en especial
las personales, no sólo transmiten una curiosidad natural, sino también una
preocupación sobre el médico que no debería ignorarse.
REFUERZO POSITIVO.
La técnica del refuerzo positivo permite a los pacientes sentirse cómodos al explicarle al
médico cualquier cosa, incluso cuando hablan de algo como el incumplimiento de su
tratamiento. Animar a un paciente a sentir que el médico no se sorprende por nada de lo
que le diga facilita un intercambio abierto. Por ejemplo, un médico podría decir: «Le
agradezco que me diga que ha dejado de tomar la medicación. ¿Puede explicarme por
qué?». Un psiquiatra con experiencia, en respuesta a aquellos pacientes que temen
hablar de temas «escandalosos» en la primera entrevista, puede responder de la
siguiente forma: «Después de todos estos años no creo que haya nada que pueda
escandalizarme». La aceptación tácita de todo aquello que es humano relaja
habitualmente a los pacientes.
TRANQUILIZACIÓN.
CONSEJO.
En muchas situaciones no sólo es aceptable, sino que es deseable, que los médicos
aconsejen a los pacientes. Para que el consejo sea eficaz y se considere empático en
lugar de inadecuado o entrometido, éste sólo debería proporcionarse después de permitir
a los pacientes hablar libremente sobre sus problemas, de modo que el médico disponga
de una base de información suficiente que le permita hacer sugerencias. A veces,
después de que un médico haya escuchado atentamente a un paciente, queda claro que,
de hecho, éste no quiere tanto un consejo como un oyente objetivo, atento y que no le
juzgue. Si se le aconseja con demasiada rapidez, puede que el paciente tenga la
sensación de que el médico no le está escuchando realmente, sino que le responde por
ansiedad o porque cree que él sabe inherentemente mejor que el paciente qué es lo que
éste debería hacer en una situación particular. En un ejemplo de cómo se aconseja
demasiado deprisa, un paciente dice: «No puedo tomar este medicamento. Me provoca
molestias», y el médico le responde: «Bien. Creo que debería dejar de tomarlo, le
recetaré algo distinto». Una respuesta más adecuada es: «Lamento oír esto. Cuénteme
qué tipo de molestias le provoca el medicamento y me haré una idea más clara de lo que
podríamos hacer para que se sintiera mejor». En otro ejemplo, el paciente dice:
«Últimamente me he sentido decaído», y el médico le contesta: «Bien, en este caso,
creo que es importante que salga y haga cosas que le diviertan, como ir al cine o pasear
por el parque». En este caso, una respuesta más adecuada y útil podría ser: «Dígame a
qué se refiere cuando dice que “se siente decaído”».
FIN DE LA ENTREVISTA.
Los médicos quieren que, al final de la entrevista, los pacientes sientan que han sido
comprendidos y respetados y que piensen que han transmitido toda la información
pertinente e importante a un receptor con una actitud empática e informado. Llegados a
este punto, los médicos deberían dar a los pacientes la posibilidad de preguntar y
permitirles saber todo lo posible sobre los planes futuros. Deberían agradecerles el
haber compartido la información necesaria y hacerles saber que la información
transmitida ha sido útil para clarificar los siguientes pasos. Siempre que haya de
recetarse medicación tendría que explicarse con detalle, y los médicos deberían
asegurarse de que los pacientes entienden qué se les receta y cómo han de tomarlo. Los
médicos tendrían que concertar otra visita o derivar al paciente y dar alguna indicación
de cómo los pacientes pueden disponer de ayuda con rapidez en caso de que la
necesitaran antes de la siguiente visita.
Volver al principio
Honorarios
Antes de que los médicos establezcan una relación continua con los pacientes, deben
tratar determinadas cuestiones. Por ejemplo, han de hablar abiertamente del pago de
honorarios. Tratar estas cuestiones y cualquier otra relacionada con las tarifas antes de
empezar la relación puede minimizar posteriores malentendidos.
Confidencialidad
Los psiquiatras y los profesionales de la salud mental deberían hablar del alcance y las
limitaciones de la confidencialidad con los pacientes, de modo que éstos tengan claro
qué puede o no mantenerse como confidencial. Del mismo modo que los médicos deben
respetar legal y éticamente la confidencialidad de los pacientes, ésta puede romperse de
manera total o parcial en algunas situaciones específicas. Por ejemplo, si un paciente
deja claro que pretende dañar a alguien, el médico tiene la responsabilidad de
comunicárselo a la supuesta víctima. Otras cuestiones relacionadas con la
confidencialidad son el acceso al historial clínico del paciente y a la información
requerida por las compañías de seguros (que puede ser amplia), y hasta qué punto el
caso del paciente será utilizado con fines educativos. En todas las situaciones de este
tipo, es necesario que el paciente autorice el uso de su historial clínico. (V. cap. 58 para
más información sobre la confidencialidad.)
Supervisión
Es habitual y necesario que los médicos en formación sean supervisados por médicos
con experiencia. Esta práctica es la norma en los grandes hospitales universitarios, y la
mayoría de los pacientes son conscientes de ello. Cuando los médicos jóvenes sean
supervisados por médicos con más experiencia, los pacientes deberían saberlo desde el
principio. Informar a los pacientes es particularmente importante en psiquiatría, donde
la supervisión de los casos de psicoterapia individual es una práctica habitual y
establecida, en la que se requiere que el psiquiatra residente presente informes textuales
de toda una sesión de terapia (notas del procedimiento) al supervisor con más
experiencia. Si un paciente siente curiosidad por la experiencia del médico que le trata,
el médico o el estudiante de medicina deberían responder honestamente y no engañar al
paciente. Si el médico no es sincero y más tarde el paciente lo descubre, la relación
entre ambos puede volverse insostenible.
No asistencia a las visitas y duración de las sesiones
Es necesario informar a los pacientes sobre las normas de cada médico en el caso de que
falten a una visita, así como de la duración de las sesiones. En general, los psiquiatras
visitan a los pacientes en sesiones programadas regularmente que van de 15 min a 45
min. Al final de este período de tiempo, el psiquiatra espera que los pacientes acepten el
hecho de que la sesión ha terminado. Los médicos no psiquiatras pueden programar las
visitas de un modo distinto y destinar de 30 min a 1 h en la primera vista y, a
continuación, programar visitas de seguimiento de 15 min a 20 min. Los psiquiatras que
tratan a pacientes hospitalarios psicóticos determinan a veces que un paciente no es
capaz de tolerar una sesión larga y decidir que visitaran al paciente en una serie de
sesiones de 10 min a lo largo de la semana. Independientemente de cuáles sean las
normas, los pacientes deben conocerlas para evitar malentendidos.
Puede decirse lo mismo en cuanto a las normas relacionadas con faltar a visitas.
Algunos médicos piden a los pacientes que les avisen con 24 h de antelación para evitar
tener que facturarles una sesión no celebrada. Otros las facturan igualmente, con
independencia de que se les haya avisado con antelación. Y aun otros deciden en
función del caso o quizás estipulan la norma de las 24 h, pero hacen excepciones cuando
existe una justificación. Algunos médicos afirman que si se les avisa con antelación y
pueden dedicar aquel tiempo a otra visita no cobrarán las sesiones omitidas; otros nunca
cobran las visitas omitidas. La elección está en mano de cada uno de los médicos, pero
los pacientes deben saberlo con antelación para decidir si aceptan la norma de ese
médico o eligen a otro.
Disponibilidad de un médico
Dentro de estos parámetros generales, no obstante, los médicos deben tomar sus propias
decisiones acerca de su disponibilidad para algunos pacientes concretos. En algunos
casos, es posible que los médicos tengan que poner límites claros sobre su
disponibilidad entre las sesiones. Por ejemplo, a los pacientes que llaman repetidamente
a todas horas con preocupaciones que pueden tratarse mejor en las visitas programadas
debería disuadírseles con respeto pero con firmeza de esta práctica innecesaria. Puede
tranquilizárseles diciéndoles que todas sus preocupaciones se tratarán durante la visita
ordinaria y que, si no hay tiempo para ello, puede concertarse otra visita, pero
convendría decirles que las preocupaciones que no sean urgentes se pospondrán hasta la
siguiente sesión.
Seguimiento
Cuando los médicos caen enfermos y son incapaces de seguir atendiendo a sus pacientes
se produce una situación compleja. Si éstos saben con antelación que tendrán que
interrumpir la terapia, pueden llevarse a cabo disposiciones para remitirles a otros
médicos. Aunque hay argumentos a favor y en contra de que los médicos den a conocer
su enfermedad a los pacientes, es mejor decir la verdad. La información debería
transmitirse de la manera más tranquilizadora posible. El motivo principal de decir la
verdad es que los pacientes podrían fantasear acerca de las razones por las que el
médico ha dejado de visitarles y temer que algo relacionado con ellos ha llevado al
médico a dejarles. En esta situación, la falsedad también fomenta la idea de que estar
enfermo es vergonzoso o aterrador. No obstante, no es tarea de los pacientes cuidar de
sus médicos, por lo que la comunicación de la enfermedad de un médico no debería
conllevar la idea de que ésta es una carga para el paciente.
Volver al principio
Los médicos se sienten atraídos por el campo de la medicina por muchas razones. Entre
éstas se incluyen un deseo de ayudar a las personas, de curar una enfermedad, de formar
parte de una profesión respetada o de tener una posición de autoridad y ejercer cierto
control sobre la vida y la muerte. Muchas personas que eligen convertirse en médicos
son perfeccionistas, exigentes consigo mismas y detallistas. Estas cualidades pueden ser
adaptativas —de hecho, son probablemente necesarias— pero conviene que se
equilibren con dosis saludables de autoconocimiento, humildad, sentido del humor y
bondad. William Osler, M.D. (1814-1919), médico y profesor, analizó en su libro
Aequanimitas las características y las cualidades del médico, las cuales se resumen en la
tabla 1-7 . Se trata de ideales por los que hay que luchar, pero que raramente se
consiguen. Los médicos (y otros profesionales sanitarios) tienen que ser tolerantes en
cuanto a los límites de lo que se puede conseguir de un modo realista y honesto.
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