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La Habana, 06.07.

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Aprendiendo sobre Romanos 7
Lección No.3

NOTA INTRODUCTORIA:

En los encuentros pasados se ha insistido en la comprensión del término Deseo de Recibir, así
como en su distorsión o desviación, fenómeno dado a conocer como deseo absoluto de auto-
gratificación, se enfatiza en este último estado porque:

 Constituye la estructura profunda del hombre exterior;


 Su influencia es sutil y constante (no cesa, no descansa);
 La persona no es capaz de percibirlo de forma directa, sino que vivencia su reflejo en términos de
necesidades biológicas y psico-sociales, por tanto;
 La totalidad de las acciones realizadas en el nivel humano de actuación se encuentran motivadas por
él, y;
 Para que se produzca un arrepentimiento y una liberación profunda se necesita conocer en primera
instancia a que se debe enfrentar el ser humano.

La Palabra enseña que el profeta Elías buscó al Creador en el terremoto y en el fuego, pero no lo
encontró, sin embargo, en el silbo apacible y delicado su Presencia se le manifestó ¿Por qué? Porque
en un sentido espiritual la tierra simboliza a los órganos físicos de percepción, mientras que el fuego,
poseedor de una esencia más volátil -en este contexto- representa la sutilidad de la dinámica
subjetiva, por esa razón el Creador no se le mostró en el hombre exterior, ya que esta dimensión
constituye tanto el medio de expresión como la vía de alimentación de los sistemas caídos de auto-
recepción. Se infiere entonces, que el lugar del silbo apacible (placentero) y delicado (delgado,
espiritual) alude a la vida en el hombre interior.

El hecho de que no sea el hombre exterior (dimensión biopsicosocial) el portador por excelencia del
estado de Presencia, no es una consecuencia directa del comportamiento moral, sino del estado
subyacente de Auto gratificación. El equivalente en este mundo del placer espiritual es el placer
natural, pero este último es efímero y por mucho que la persona se esfuerce, ni la senso-percepción,
ni el resto de los fenómenos psíquicos podrán retenerlo permanentemente ¿Por qué? Porque el
poder de succión de los sistemas naturales y espirituales de auto-recepción roban
constantemente la vitalidad del ser humano, y este, en pos de mantener el balance energético con el
entorno, se especializa en la satisfacción de sus múltiples necesidades egoístas, se condicionan
consecuentemente ciclos transitorios de carencia y plenitud.
Aunque el individuo se comporte bien, mal o regular los sistemas de auto-recepción lo desgastan
permanentemente. De ahí que el Creador haya dispuesto un lugar que cierra el paso al deseo
desbordado de autosatisfacción, y este espacio es la vida en el hombre interior, quien no vivencia el
deterioro externo porque está incesantemente conectado al Ruaj Ha Kadosh (Espíritu Santo).

Desde la interioridad no se puede detener -aunque si ralentizar- el envejecimiento del hombre


exterior, sin embargo, la dimensión interna del ser humano se revitaliza gradual y constantemente (2
Co 4.16): “Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va
desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día”.

En el hombre interior la percepción de la presencia es continua, no hay robo o succión por parte del
instinto de auto-gratificación, he ahí el rescate ofrecido por Joshua Ha Mashiaj. En este punto la
mente racional puede formular preguntas como ¿De qué manera podemos morir al Ego? ¿Cómo
podremos fusionarnos al Creador? De igual modo se sabe que en las Escrituras está la respuesta,
también se reconoce que Joshua es nuestro salvador, pero se constata que en la práctica se dificulta
el alcance de una vida espiritual.

Por otra parte, como miembros del cuerpo del Señor, estamos llamados a poner en acción los dones
del Ruaj Hakadosh para que, por la vía de la revelación de su Palabra, se manifiesten en nuestras
vidas las verdades del Reino. Hecho que requiere mucho, pero mucho trabajo de oposición frente al
deseo de auto-gratificación, pues la oposición es una acción humana, mientras que la corrección del
mal deseo es un acto del Espíritu Santo ¿Cómo opera ese proceso? ¿Será suficiente con tener una
buena conciencia delante del Creador? ¿Se está ante un dilema que atañe exclusivamente a la
moral?

En este punto sería oportuno indagar sobre el trabajo de negación, oposición y restricción del deseo
de recibir para uno mismo. Al respecto, la serie de reflexiones a compartir ofrecen señales o indicios
que podrán ser confirmados en la comunión personal con el Padre y en el ejercicio grupal de
discernimiento espiritual. Por lo que se afronta una responsabilidad colectiva e individual.

En ese sentir se iniciará el estudio de Romanos 7 en clave profunda, es decir, haciendo uso de la
palabra Rema (revelada), examinando la interioridad de las Escrituras, de modo que nos estimule,
que nos permita anhelar con poder la vida espiritual, porque si la Rema recibida no produce ese tipo
de sentimiento, vana es. Pero se recalca que para recibir rema y vida interior se debe estar en una
posición de humildad espiritual (Shiflú), es decir haciendo restricción del deseo de recibir.
DESARROLLO:

La llave para adentrarnos en la profundidad de Romanos 7 está en interpretar el vocablo Ley como
Deseo de Recibir, ya sea recibir con el fin de dar o recibir con el fin de recibir, de forma que a manera
de ejercicio mental donde quiera que se encuentre la palabra Ley, la misma no sea valorada
únicamente en términos de rituales, mandamientos y estatutos legales, sino apelar a su significado
trascendental, el cual atañe a la realidad del DESEO…y ¿dónde aprendemos esto? De la
interpretación gramatical y espiritual del código Torah.

En la dimensión histórica la Torah está conformada por los cinco primeros libros de la Biblia o Tanaj,
sin embargo, la Torah física tiene su origen remoto en el Universo de Adam Kadmon, mientras que
su primer nivel de expresión se da en el universo de Atziluth. La Torah Atzilútica es puro deseo de
otorgar, por eso está conectada con el lado del BIEN. La Torah del mundo de Beriá es
esencialmente buena, pues el Mal (deseo de recibir) se percibe como una sombra lejana. En la Torah
del universo de Yetzirá ya el Mal comienza a ejercer una influencia moderada, finalmente en el
Universo de Asiyá la Torah se viste con la capa más densa del deseo de recibir, por lo que sus
mandamientos y estatutos (escritos u orales) son útiles para activar en el individuo la conciencia de
pecado, pero no tienen el poder de corregir los apetitos de la carne (auto-gratificación).

Noten que la Torah histórica está compuesta por cinco libros (Génesis o Bereshit, Éxodo o Shemot,
Levítico o Vaikrá, Números o Bamidbar y Deuteronomio o Devarim), lo cual es un reflejo de su grado de
revelación en los 5 mundos. De modo que Bereshit, el cual describe las raíces superiores de la
creación, se corresponde con el Universo de Adam Kadmon, mientras que Devarim, cuyo equivalente es
el universo de Asiyá (mundo de la acción), relata los actos físicos que en término de Ley jurídico-
religiosa el pueblo de Israel debía cumplir.

Esta jerarquización de la Torah explica por qué en algunas ocasiones pareciera que Pablo condenara
la Ley y en otras considerara exaltarla, y es que todo depende del Olam (mundo) en que la misma se
manifieste. En el Olam Hazé (nuestro mundo) la Torah se cumple mediante “obras o acciones” que se
encuentran impulsadas por el deseo de auto-gratificación (naturaleza del hombre inferior), ahora bien,
según se asciende por la escalera espiritual, el deseo egoísta de la persona sufre transformaciones, y
la conducta expresada por el ser humano, encuentra entonces su motivación en los diferentes grados
del deseo de dar, los cuales son percibidos en el hombre interior.

Si se analiza -a la luz de lo planteado- la exégesis (interpretación) Paulina respecto a la Ley de


Moisés, se podrá comprobar que tales contradicciones son aparentes. El autor Mario Sabán en su
libro: “Pablo no fue cristiano” (Disponible en google) , obra que demuestra las raíces judías de la doctrina
del apóstol, ilustra el dilema de la siguiente manera:

“El segundo problema que encontramos al leer las cartas del apóstol es que Pablo parece a veces
contradecirse. Hace afirmaciones sobre la Ley judía que parecen ser condenaciones categóricas, y en
otras ocasiones la alaba de forma absoluta. Podemos ilustrar este hecho comparando los textos que
presentamos por parejas:

A.*Nosotros somos judíos de nacimiento y no pecadores páganos; sin embargo, sabemos que una
persona no es justificada por las obras de la ley, sino mediante la Fe en Jesucristo…porque nadie será
justificado por las obras de la ley* (Gál 2, 15-16).

B. *No son los que oyen la ley quienes son justos para Dios, sino que los que cumplen la ley serán
justificados* (Rom 2.13)

A. *Todos los que se apoyan en las obras de la ley están bajo maldición, pues está escrito: Maldito sea
quien no observe y obedezca todas las cosas escritas en el libro de la ley* (Gál 3.10)

B. *La ley es santa, y el mandamiento es santo, justo y bueno* (Rom 7.12)

A. *Aquellos que son físicamente incircuncisos, pero cumplen la ley te condenarán a ti, que tienes el
código escrito y la circuncisión, pero quebrantas la ley* (Rom 2.27)

B. *Entonces, ¿Qué ventaja tiene el judío? ¿Qué valor tiene la circuncisión? Bastante, en todos los
sentidos. Pues fue a los judíos, en primer lugar, a quienes se les confiaron los oráculos de Dios* (Rom
3. 1-2).

A. *Si los partidarios de la ley van a ser los herederos, entonces la fe es inválida y la promesa nula.
Pues la ley produce la ira, pero donde no hay ley, tampoco hay transgresión* (Rom 4.14-15).

B. *¿Se opone la ley a las promesas de Dios? ¡En lo absoluto! * (Gál 3.21)

A continuación, se valorarán algunos de los versículos referidos, y esto, con el objetivo de


comprender el código Torah en función del nivel de revelación del DESEO en los Olamim (mundos):

Versículo Interpretación cabalista


*Nosotros somos judíos de nacimiento y no Las obras estipuladas por la Torah están en consonancia con las leyes
pecadores páganos; sin embargo, sabemos naturales de nuestro mundo (Olam Hazé), por lo que las personas la
que una persona no es justificada por las ejecutan bajo el principio de la auto-gratificación, esa es la razón por la
obras de la ley, sino mediante la Fe en cual no pueden justificar al individuo. Mashiaj es el portador del deseo
Jesucristo…porque nadie será justificado de otorgar, por tanto, es la Fe o inclusión espiritual en Él la que justifica.
por las obras de la ley* (Gál 2, 15-16). La justificación no es más que el acto de trascender el deseo de recibir
para uno mismo y participar del deseo de dar, estado característico de
los mundos espirituales.
*Aquellos que son físicamente Los físicamente incircuncisos son aquellos gentiles que, abrazando la Fe
incircuncisos, pero cumplen la ley te Mesiánica, no tienen necesidad de judaizar, sino que mediante el poder
condenarán a ti, que tienes el código escrito de otorgamiento en Mashiaj logran sobreponerse a su primera
y la circuncisión, pero quebrantas la ley* naturaleza: “la auto-recepción” (Olam Hazé). Por eso cumplen la Ley del
(Rom 2.27) Espíritu (mundos espirituales), la cual está por encima del código escrito
y de la circuncisión como señal visible del pacto con Dios.
*La ley es santa, y el mandamiento es santo, El origen de la Ley trasciende incluso lo espiritual y sus mandamientos
justo y bueno* (Rom 7.12) físicos son de provecho para el hombre, es este quien, dominado por la
auto-gratificación no logra percibir la fuerza del otorgamiento (mundos
espirituales) detrás del código escrito (revelación natural).
La Torá revela el matrimonio entre el Bien (Luz procedente de Mashiaj) y el Mal (Deseo de recibir de
la Creación), sobre ambas facetas Pablo escribió en sus cartas, el lector capacitado solo debe
discernir en cual contexto el apóstol se refirió a la Ley de Vida (Espíritu/Deseo de Dar), y en qué
marco la Torah se muestra inoperante frente a la Ley de Muerte (Deseo absoluto de recibir para sí).
Él mismo Pablo en 2 Co. 3.6 refiere: “el cual asimismo no hizo ministros competentes de un
nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu, porque la letra mata, más el espíritu vivifica”.

Y conocemos que cuando Pablo en el versículo hace alusión a la palabra letra, se refiere al aspecto
legal de la Ley, cuya función más elemental es revelar la conciencia de pecado y con esto potenciar
el amor tanto al prójimo como al Creador. Al respecto, la corrección que ofrece la Torah escrita es
santa, justa y buena, pero solo actúa en el plano moral-subjetivo de los individuos, luego su
cumplimiento está determinado por el grado de convicción de la persona, y este tipo de valor, no
ofrece una resistencia efectiva frente al deseo de auto-gratificación, el cual, como se ha venido
señalando en todas las lecciones, posee raíces mucho más profundas que la dimensión psico-
biológica del comportamiento humano.

Nota No.1

La ley no es disfuncional en sí misma, el problema no está en ella, sino en la debilidad del


hombre, luego, la forma en que la misma se da a conocer en la parte más interna del mundo
de Asiyá, es decir en Olam Hazé, es insuficiente para corregir el pecado (auto-gratificación).

En otro sentido, el análisis etimológico (ver nota 2) de la palabra Torah (‫ )ה ר ו ת‬enseña que la misma
proviene de la palabra hebrea Morah (Educación), no obstante, su traducción más difundida
concuerda con el término Ley. Algunos entendidos en el tema plantean que una transcripción más
adecuada del término sería Instrucción.

Nota No.2

Etimología: Origen o procedencia de las palabras, que explica su significado y su forma.

La expresión Torah está compuesta internamente por otras palabras con sentido semántico (ver nota
no.3) y espiritual, dichas palabras añaden al término nuevos conceptos y valores. Se constatan así
los vocablos Tor (cuerpo) y dentro de este término se aprecia la palabra Or (Luz). De modo que la
Torah también puede ser entendida como “las instrucciones dadas por el Eterno para la
formación del cuerpo de Luz (cuerpo espiritual u hombre interior)”.
Nota No.3

Semántica: Parte de la lingüística que estudia el significado de las expresiones


gramaticales.

Existe otra acepción para la expresión Torah, solo que esta es mucho más sutil, al punto de que me
tomo la libertad de manifestar que el significado a revelar está escondido bajo mil llaves y candados,
pues en esta ocasión la atención se debería centrar en el contenido fonológico (sonido) de la palabra
Torah, y no necesariamente sobre el contenido gramatical (escritura), el cual sufre algunos cambios
(en la próxima lección se analizará por qué). De modo que, si se descompone la palabra Torah en
dos sílabas: To + rah, encontraríamos una similitud fonológica con otros dos términos claves, que,
aunque se escriben con letras o caracteres diferentes, revelan un sentido mucho más oculto.

Me refiero así a las palabras Tov (Bueno) y Ra (Mal). Es oportuno resaltar, que la consonante Resh
(R), que conforma el vocablo Ra, también inicia la palabra Ra-tzón, cuyo significado es deseo. Por
tanto, se interpreta que la definición Torah contiene en sí misma tres conceptos Básicos
interrelacionados: Bueno, Mal y Deseo.

La Torah comprende los mandamientos dados por el Eterno para la conversión del MAL
DESEO en BUEN DESEO…y ¿qué se entiende por Buen Deseo o Mal Deseo? El mal deseo es la
capacidad natural de la creación para recibir placer, por otra parte, el Buen deseo no anula la
propiedad de la RECEPCIÓN, pero contiene una cualidad especial -Mashiaj- que reorienta todo el
DESEO hacia el Creador y no hacia uno mismo. La Ley o Torá contempla a manera de códigos
las instrucciones superiores para educarnos en el uso correcto del DESEO DE RECIBIR.

Esta última definición nos permite acceder a Romanos en clave profunda, pues queda escondido de
nuestra vista que la TORAH es DESEO que corrige Deseo, es decir, es DESEO ESPIRITUAL
orientado a corregir el DESEO MATERIAL o EGOÍSTA. Mashiaj como Torá viviente es la Luz que
corrige el deseo de recibir.

Antes de valorar el primer versículo del pasaje bíblico en cuestión, es necesario señalar que los
destinatarios de la epístola a los “Romanos”, eran por una parte judíos residentes en Roma y por la
otra, gentiles arrepentidos de su pasada manera de vivir, ambos grupos desde sus referentes
culturales compartían la Fe en Mashiaj.

En aquel entonces era común que un número no despreciable de judíos persuadiesen u obligasen a
los gentiles a guardar la Ley, es decir los inducían a hacer conversión al judaísmo, cuestión lógica, si
los judíos entendían que el pacto con el Eterno era a través de la Ley escrita, y que precisamente era
la Fe en el Mesías la que injertaba a los gentiles en la salvación prometida a Israel, desconocían así
que Joshua predicaba una salvación mucho más grande y exquisita, al respecto, Pablo
constantemente instruía a sus hermanos israelitas en el conocimiento de la Ley del Espíritu, razón por
la cual Rom 7.1 encierra un mensaje común para ambos grupos étnicos.

“¿Acaso ignoráis, hermanos (pues hablo con los que conocen la ley), que la ley se enseñorea
del hombre entre tanto que éste vive?”

El apóstol dirigiéndose específicamente a aquellos que son conocedores de la Ley, es decir a sus
coterráneos, anuncia una verdad general, que no hay hombre -esto incluye tanto al judío como al
gentil- que pueda escapar del dominio de la Ley. Y así como el judío con su mentalidad natural no
comprendía la ineficacia del ritual sobre el pecado (auto-gratificación), del mismo modo nosotros hoy,
tampoco alcanzamos ver la dimensión profunda de lo que Pablo estaba declarando, porque él no solo
reconoció la futilidad de la Ley cuando la misma era practicada desde el esfuerzo personal, sino que
desde el ángulo de la cabalá, también se puede plantear que es el DESEO DE RECIBIR -en
cualquiera de sus variantes- quien verdaderamente se enseñorea del hombre, así se aprecia en Rom
6.16:

“¿No sabéis que, si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a
quien obedecéis, sea del pecado para muerte (inversión del Deseo de Recibir), o sea de la abundancia
para justicia (elevación del Deseo de Recibir)?”

Consecuentemente la traducción análoga de Rom 7.1 sería: ¿Acaso ignoráis, hermanos (pues hablo
con los que viven por el ritual legal), que el DESEO DE RECIBIR regula la vida del hombre?

Se resalta que el DESEO DE RECIBIR va más allá del conjunto de preceptos, estatutos y
mandamientos que regulan el comportamiento humano y que nada pueden hacer para transformar el
instinto de auto gratificación…entonces como diría el apóstol ¿Quién me librará de este cuerpo de
muerte?

En este punto del análisis resulta oportuno conocer que El DESEO del hombre en su camino
correctivo hacia el Creador debe transitar por tres etapas, las mismas se corresponden con los tres
tipos de Leyes mencionados por Pablo en su carta a los Romanos:

 La Ley secular o Ley para sí mismo: Es una expresión del deseo absoluto de auto-
complacencia (Recibir por recibir). No reconoce al dador del Placer. Rom 2.14-15: “Porque
cuando los gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley, éstos,
aunque no tengan ley, son ley para sí mismos, mostrando la obra de la ley escrita en
sus corazones, dando testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus
razonamientos…”
 La dimensión jurídico-religiosa de la Ley de Moisés: Es la expresión natural del Deseo de
Recibir. Reconoce al dador del placer, solo que, a causa del pecado (auto-gratificación), la
persona está forzada a cumplirla desde el lado de la auto-recepción absoluta (Torah lo Lishma
o Torá para el beneficio propio). No obstante, aún desde la cosmovisión personal, el
cumplimiento de la Ley Mosaica activa la conciencia de pecado y el anhelo de querer agradar
al Creador. Un principio similar actúa en las diversas religiones, filosofías de vida y corrientes
esotéricas, pues se trata del intento que los individuos realizan para colocar a una deidad,
paradigma o idea en función del cumplimiento de sus deseos (Dar con el fin de recibir).
 La Ley del Mesías (Ley del Espíritu): Es el deseo de conexión con el Eterno y los otros, pero
sin que medie imagen, objeto o interés personal alguno, sino que lo único que opera como
mediador entre los órganos de recepción de la persona y el Creador es la percepción y
vivencia de su Presencia. El Ruaj Hakodesh (Espíritu Santo) incrustado en los diferentes
grados de expresión de la realidad Mashiaj, es la causa de la experimentación de su
Presencia. Es una forma de placer diametralmente opuesta a la auto-gratificación. Se trata del
deseo de ser uno con ÉL, y desde esta vivencia única, o lo que es lo mismo decir, desde la
recepción y percepción de su Presencia, se disfruta entonces de toda la diversidad del orden
creado. Existe la complacencia, pero la misma se reorienta continuamente hacia el dador del
placer. La persona gana gradualmente y en paralelo, tanto el placer natural como el placer
espiritual. He aquí la meta final de la creación: (Recibir con el fin de dar).

Son estas las tres formas de Leyes o las tres modalidades del DESEO DE RECIBIR a las que Pablo
se refiere en 1 Co 9. 19-22: “Por lo cual, siendo libre de todos, me he hecho siervo de todos
para ganar a mayor número. Me he hecho a los judíos como judíos, para ganar a los judíos; a
los que están sujetos a la ley (aunque yo no esté sujeto a la ley) como sujeto a la ley, para
ganar a los que están sujetos a la ley; a los que están sin ley, como si yo estuviera sin ley (no
estando yo sin ley de Elohim, sino bajo la ley de Mashiaj), para ganar a los que están sin ley.
Me he hecho débiles a los débiles, para ganar a los débiles; a todos me he hecho de todo, para
que de todos modos salve a algunos”.

El apóstol enseña que quien es libre en su hombre interior, trasciende las vestimentas de este mundo
(ideologías, filosofías, concepciones, hábitos, costumbres, etc.) en aras de que Mashiaj (placer libre
de envolturas) pueda ser experimentado por cualquier tipo de persona. Pablo no observaba la Ley
exclusivamente en su dimensión externa (preceptos, estatutos, mandamientos, rituales y
comportamientos), sino también en forma de estados, sensaciones y deseos que operan en un nivel
diferente al de la personalidad o carnalidad (exterioridad), y a todo ello lo llamó la realidad del hombre
interior.

A manera de conclusión, el apóstol en Rom 7:1 se refirió a la Ley desde el lado de nuestro mundo
(Olam Hazé) y, por lo tanto, desde la imposibilidad del ser humano para hacerle frente. Finalmente…
¿Qué les quiso enseñar Pablo a sus hermanos judíos en ese versículo? Que, si viven por y para la
Ley -aun cuando su origen sea divino-, el hombre exterior se gratificará en sus méritos (acciones)
propios, se recompensará a sí mismo y al vivir para sí, no podrá oponerse al Deseo de Recibir, y si
como hombres realizamos acciones para auto-complacernos… ¿Cómo podríamos recibir el placer
que surge de otorgar al Creador? Y… ¿Se podrá servir a dos señores? Sépase que si las personas
no perciben los estados de Presencia que emanan del Creador es porque se sirven de fuentes
alternativas de placer.

Shalom

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