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CABALÁ Y PSICOLOGÍA

VALORACIONES SOBRE EL PSIQUISMO HUMANO

La secuencia de estudios a compartir profundiza en conceptos psicológicos que en


su conexión con la sabiduría de la Cabalá ofrecen claves para el cultivo práctico de
una relación personal con el Creador.

El ser humano vivencia la realidad en el marco de su propia subjetividad, de modo


que lo subjetivo constituye el primer peldaño de percepción individual. Bajo este
fundamento se pretende que el lector interesado -desde su propia capacidad
introspectiva y bajo la guianza del Ruaj Hakodesh- desarrolle la actitud psicológica
adecuada para favorecer la corrección del Ego.

Después de numerosos esfuerzos será el mismo Creador quien rasgará


gradualmente la cortina de hierro que simboliza el egoísmo, solo entonces, se estará
en condiciones de percibir el Mundo Espiritual. En ese instante el Ser experimentará
que su único y verdadero deseo es unirse (Dvekut) con su Hacedor.

Estudio No.1

Generalidades sobre los Procesos Psíquicos.

Se considera oportuno abordar el objeto de estudio de la Psicología como punto de


partida para la comprensión de la clasificación y el funcionamiento de los procesos
psicológicos.

El ser humano es portador de una naturaleza dual: Subjetiva (actividad psíquica) y


Objetiva (actividad biológica). Desde una concepción holista y simplista se puede
expresar que el objeto de estudio de la Psicología es la subjetividad y el
comportamiento humano.
Los fenómenos psíquicos son “ideales”, pues son un reflejo, una imagen, una
representación limitada de la realidad y no la realidad misma. El término ideal se
refiere a que la existencia de los fenómenos psíquicos es de una naturaleza
diferente a la material, que los mismos se encuentran ligados a la experiencia del
sujeto y que son un producto de la materia altamente organizada. Basamento último
que resulta lógico si se estudia la evolución de la materia desde los planos más
densos hasta los más abstractos de la existencia.

La vida psíquica se divide fundamentalmente en dos grandes procesos:

 Los cognitivos: Ofrecen una imagen de adecuación al objeto. Tienen como


función principal producir, mediante señales e imágenes, un reflejo
cognoscitivo de la realidad.
 Los afectivos: Determinan la imagen de la relación con el objeto que nos
afecta. Tienen como función expresar de manera pasiva o activa, excitada o
inhibida, desorganizada u organizada, cómo afectan los objetos y situaciones
de la realidad las necesidades del sujeto, y como consecuencia aportar
energía, activación e intensidad al comportamiento.

Todo proceso psíquico está determinado por la unidad de lo cognoscitivo y lo


afectivo, sin embargo, dependiendo del mecanismo psicológico desencadenado, un
proceso predomina más que el otro. Por ejemplo, la planificación es
preponderantemente cognoscitiva, mientras que el deseo es predominantemente
afectivo.

Aunque los procesos psíquicos se dividen en dos grandes categorías: Procesos


cognoscitivos y procesos afectivos, en la mediación entre ambos, en su
transformación recíproca, surge su identidad: Las tendencias Volitivas e Impulsivas.
Estas modifican fundamentalmente el aspecto direccional de la conducta, o sea,
qué objeto o situación buscar o evitar.
El Dr. Cubano en Ciencias Psicológicas Diego Jorge González Serra, en su libro
Psicología de la Motivación (2008) argumenta que la tendencia volitiva puede ser
consciente o inconsciente.

Mediante la actividad reflexiva, el proceso volitivo, se expresa como deseo, como


querer y como fin consciente. Si el sujeto toma conciencia de la necesidad y del
motivo que lo impulsan a actuar, los cuales se manifiestan en el propósito, la
ejecución y la decisión volitiva de la acción, la tendencia volitiva es consciente. La
Voluntad consiste en la regulación de la actividad por el fin consciente.

Ahora bien, si la tendencia volitiva no se relaciona e identifica conscientemente con


las necesidades y los motivos que realmente la impulsan a actuar, entonces es
inconsciente, aunque actúa a través de la voluntad y de un fin consciente, pero no
conoce los motivos y necesidades reales de las cuales proviene.

La tendencia es impulsiva cuando no actúa a través de la reflexión y premeditación


volitiva, ni de un plan o fin consciente, sino que constituye una reacción, a menudo
acompañada por una fuerte emoción, ante una situación que evoca una respuesta
súbita e impensada.

Para facilitar la comprensión de los conceptos expresados, el autor referido pone el


siguiente ejemplo: “Un padre tiene una actitud inconsciente de rechazo hacia su
hijo, pues el nacimiento de este estuvo asociado con la muerte de su esposa en el
parto. Esta actitud expresada en una tendencia inconsciente actúa por medio del
proceso volitivo mediante reflexiones, deseos y propósitos: el padre se propone
privar de vacaciones y paseos al niño por no haber sacado sobresaliente en los
exámenes. Otras veces esta tendencia actúa impulsivamente: el padre observa una
mancha en los pantalones del hijo, se enfurece y sin pensarlo lo golpea, culpándolo
de no cuidar su ropa. Estas acciones son justificadas por el padre diciendo que su
deber es corregir las majaderías del niño. Posteriormente, ante los problemas que
presenta el niño, el padre toma consciencia de su actitud de rechazo y de los males
que esta trae para su hijo, y se propone superarla. En este caso la tendencia volitiva
es consciente”.
En hebreo el término Kavaná significa intensión, a su vez la intensión se asocia al
concepto de motivación, ya que resalta su aspecto direccional. En ese sentido la
Kavaná y las Tendencias e impulsos son equivalentes.

La motivación en psicología es conceptualizada como “una compleja integración de


procesos psíquicos que efectúa la regulación inductora del comportamiento, pues
determina la dirección (hacia el objeto-meta buscado o el objetivo evitado), la
intensidad y el sentido (de aproximación o evitación) del comportamiento” (González
Serra, DJ, 2008).

En la motivación no solo participan los procesos afectivos (intensidad de las


emociones y sentimientos) y las tendencias e impulsos (dirección de la conducta),
aunque estos tienen una importancia especial en ella. También participan los
procesos cognoscitivos. La imagen cognoscitiva del mundo es un importante factor
motivacional. Según se perciba y conozca la realidad, así se actuará, así se
producirán emociones, sentimientos y tendencias y se efectuará la regulación
inductora del comportamiento. Como consecuencia, en la motivación participan
todos los procesos psíquicos.

Los Motivos también son procesos que forman parte del aparato motivacional del
sujeto. Pueden ser definidos como la forma en que la personalidad asume, procesa,
elabora sus diferentes necesidades, brindándole fuerza, intensidad, dirección y
sentido al comportamiento. La categoría Jerarquía motivacional alude a aquellos
motivos que con mayor fuerza regulan el comportamiento humano (Ej: Familia,
trabajo, recreación, etc).

Los motivos al estar regulados por factores cognitivos también operan como
representaciones mentales, que dotadas de un fuerte valor afectivo regulan el
proceso de toma de decisión de los sujetos. Ej: Un médico participa del Balance
Anual en su centro de trabajo, de pronto percibe que tiene sed, no obstante
determina posponer la satisfacción de su necesidad hasta culminar la actividad, tres
minutos más tarde el expositor en turno proyecta una diapositiva cuyo fondo revela
las “Cataratas del Niágara”, sin pensarlo dos veces, el médico se levanta
disimuladamente y se dirige al bebedero ubicado en el Lobby. En este caso el
torrente de agua emergió como un motivo ideográfico orientador de la conducta.

Como se expresó, la afectividad y las tendencias volitivas juegan un papel especial


en la motivación, sin embargo el núcleo de la motivación y de todo el
comportamiento humano lo constituyen las necesidades. Las necesidades son de
naturaleza biológica y psicosocial.

Según Fernando González Rey (1989), las necesidades psicológicas pueden ser
definidas como: “La cualidad estable de la personalidad, portadora de un contenido
emocional constante, que orienta al sujeto en una dirección igualmente estable de
su comportamiento, en forma de relación o de realización con objetos o personas,
garantizando en este proceso la expresión activa y creadora de la personalidad, que
busca de manera activa nuevos niveles cualitativos en esa relación”.

En estudios posteriores se establecerá la relación existente entre las Necesidades


(motor motivacional de la vida psíquica y el comportamiento humano) y la Ratzón
(fuente de impulso de toda la realidad manifestada: mundos, dimensiones, planos).

A manera de conclusión se resumen los tres grandes grupos de procesos


psicológicos que configuran el aparato psíquico:

 Los cognitivos: Sensopercepciones, atención, memoria, pensamiento y


lenguaje interno.
 Los afectivos: Emociones (miedo, ira, alegría) y sentimientos (amor,
sufrimiento, amistad).
 Los volitivos: Necesidades, motivos, impulsos y tendencias volitivas.

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