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DECROLY

(Ronse-Renaix, 1871 -
Bruselas,1932) Pedagogo
belga. Era médico como
Maria Montessori, y, al
igual que ella, comenzó
su labor educativa con
niños discapacitados;
pero en 1907 fundó la
Êcole de l'Ermitage,
donde inició sus trabajos
con niños normales.
Como pedagogo, Decroly
ha definido su programa
en una fórmula que se ha
hecho célebre: "la escuela
por la vida para la vida".
Quiere, en efecto, que la
escuela, cuyo marco ideal
es el campo, tenga un
programa de acuerdo con
la psicología del niño y
que responda a las
exigencias de la vida
individual y social
actuales.
Con este objeto debe
suministrar una iniciación
práctica a la vida por
medio de dos
conocimientos esenciales:
a) El conocimiento por el
niño, de su propia
personalidad; la toma de
conciencia de su yo y, por
consiguiente, de sus
necesidades, de sus
aspiraciones, de sus fines,
en fin de cuentas, de su
ideal.
b) El conocimiento de las
condiciones del medio
natural y humano en el
cual vive, del cual
depende y sobre el cual
debe actuar para que sus
necesidades, sus
aspiraciones, sus fines, su
ideal, sean accesibles y
se realicen, y todo esto
sin perjuicio de una
preparación para
comprender ampliamente
las necesidades,
aspiraciones, fines e
idéale de la humanidad,
las condiciones de su
adaptación y los medios
de cooperar en ella, de
ser consciente
inteligentemente solidario
Estos conocimientos han
sido cristalizados por
Decroly en sus centros de
interés que, por el
principio del
redescubrimiento, deben
conducir al niño a hacerse
apto para la vida. Además
es importante mencionar
que considera el interés
genuino como ligado
imprescindiblemente a
una necesidad y divide los
intereses fundamentales
en cuatro especies:
necesidad de nutrirse,
necesidad de cubrirse y
protegerse de la
intemperie, necesidad de
defenderse de los peligros
y los enemigos; necesidad
de actuar, trabajar solo o
en grupo, de recrearse y
mejorarse. Cada una de
estas necesidades puede
constituir un centro válido
de interés susceptible de
dar pie a todas las
actividades pertinentes un
año escolar completo; es
decir, no se debe uno
perder en el aprendizaje
aislado, privado de su
sentido y de su referencia
a la vida. Gracias al
centro de interés se trata
de respetar no sólo las
motivaciones del alumno,
porque enseñanza debe
ser una respuesta a estas
interrogaciones, sino
también las exigencias del
trabajo intelectual, con el
hábito de integrar los
conocimientos adquiridos
en conjuntos ordenados.
Cada uno de estos
centros, al cual se
consagra todo un año
escolar, se enlaza y se
relaciona con
conocimiento del niño y su
organismo, pues para
Decroly los centros de
interés constituyen ideas-
pivote, donde encuentran
a la vez las necesidades
que considera naturales
porque contienen su
concepción biosocial, y el
estudio del medio al cual
el niño debe introducirse:
el conocimiento de los
animales; de los
elementos; de los
vegetales de la sociedad
humana. En cada fase
apela a la observación, la
asociación en el espacio y
el tiempo, y la expresión
concreta y abstracta.
Los centros de interés de
Decroly corresponde en
pleno a las disposiciones
infantiles.
Familiarizar al niño con lo
que le interesa, sin
obligarlo prematuramente
a analizar, a distinguir y a
separar; aplazar estas
operaciones para cuando
sean funcionalmente
necesarias, después de
haber articulado
ulteriormente interés
mismo, he ahí el sentido
general que para Decroly
tiene el método global
que, por consiguiente, no
de restringirse, como se
ha hecho costumbre, sólo
al sistema de aprendizaje
de lectura y escritura.
El principio de la
enseñanza global excluye
de la escuela Decroly las
materias tradicionales
que, por otra parte, se
presentan en un orden
parcialmente diverso:
como con Dewey, la
historia (asociación en el
tiempo) y la geografía
(asociación en el espacio)
adquieren una
importancia mayor, a!
igual que las actividades
expresivas (lenguaje,
dibujo, música, etcétera).
En lo que respecta a la
observación, Decroiy la
entiende en la manera
más activa posible, casi
como exploración del
ambiente, no según el
módulo más bien pasivo
de las viejas lecciones
intuitivas o de lecciones
de cosas.
Considera la observación
como la base de todos los
ejercicios, como punto de
partida del desarrollo de
todas las actividades
intelectuales del niño.
Debe poner a éste en
contacto directo con el
mundo animado e
inanimado que lo rodea y
sobre el cual atraen la
atención los centros de
interés. No será objeto de
una simple descripción;
manipulando,
mirando,comparando los
objetos de su medio
directo y vivo, el niño
debe ver cómo se
alimenta el animal, cómo
se protege, en qué puede
sernos útil.
La observación debe ser
continua, en el grado
posible, y realizarse en un
medio natural. No se trata,
por ejemplo, de llevar un
día a clase una gallina y
enseñársela al alumno,
sino que éste vaya al
gallinero. Los ejercicios de
asociación quieren
enlazar el conocimiento
adquirido por la
observación directa con
nociones adquiridas
anteriormente o que se
presentan al niño en
forma de imágenes,
escritos, etcétera.
Decroly llega a distinguir
cuatro grupos de
asociación: la asociación
en el espacio, que
corresponde a la
geografía en su sentido
más amplio; la asociación
en el tiempo, que
corresponde a la historia;
la asociación de la
apropiación a las
necesidades del hombre,
que permite al niño
adquirir nociones de
economía doméstica, de
tecnología, de higiene; y
la asociación de causa a
efecto, que debe revelar
al niño el cómo y por què
de los fenómenos. Estos
ejercicios que apelan a la
imaginación ensanchan el
horizonte del niño y le
hacen entrever el carácter
relativo de las cosas.
Decroly manifiesta que la
escuela debe modificarse
de manera profunda. La
crítica que hace a la
escuela es muy severa,
pues dice que no cumple
con sus propósitos,
aunque bien los podría
cumplir, pues afirma
"desde mi punto de vista,
la escuela no crea niños
anormales ni tampoco
normales,aunque
favorece anomalías
latentes". Esta situación
es preocupante porque la
escuela constituye para él
la institución humana más
elevada.Para Decroly, el
porvenir de un pueblo
depende de la
organización y de la
influencia de la escuela.
Por medio de ella, cada
individuo debe
desarrollarse lo mejor
posible. Sin duda en ella
no se pretende hacer
parecidos a todos los
hombres, inculcarles los
mismos valores, pero sí
hacerlos capaces de
producir y de tener un
rendimiento adecuado a
sus posibilidades físicas e
intelectuales. Decroly
observa que el objeto de
la educación es favorecer
la adaptación del individuo
a la vida social. Por ello,
la representación
tradicional de la infancia y
las técnicas educativas
deben estar en revisión
constante. Es importante
que los recursos se
adapten a las
circunstancias, al medio;
que tengan en cuenta las
necesidades de momento
y las condiciones locales,
sin perder de vista el
punto principal: el mismo
niño. Sin embargo, la
educación debe respetar
su originalidad para lograr
una mejor integración de
las generaciones jóvenes
al medio social, porque un
objetivo social no puede
lograrse si no tomamos en
cuenta las posibilidades
de los individuos. Es
necesario ocuparse del
medio físico para sacar
partido de él para adaptar
a los individuos, para
prepararlo a vivir.
La educación tiene su
punto de partida en la
voluntad de adecuación al
movimiento general de la
existencia de la especie
humana, de sus
adaptaciones sucesivas.
Centrado en el hombre en
su historia y porvenir,
examinan su métodos
tomando en cuenta,
gracias a estudios
científicos, la naturaleza
real del individuo. Los
principios fundamentales
de la enseñanza son los
siguientes:
- Impregnar toda la
enseñanza de la noción
de evolución.
- Partir del niño en la
medida de lo posible,
hacerle sentir los
mecanismos de su ser.
- Hacerle observe la
naturaleza, los fenómenos
que ocurren en ella, los
avances y los
inconvenientes que le
ofrece.
- Hacer pasar al niño por
los estados de civilización
que la humanidad pasó
para apropiarse de la
naturaleza, inculcándole
la responsabilidad de
resolver problemas y
conducirlo de manera
gradual a la comprensión
de la necesidad inevitable
del trabajo y del respeto
que éste merece.
Contrariamente a los
partidarios de la nueva
educación, no pretende
aquí ubicar al niño solo y
en primer plano; conviene
considerar por un lado al
niño mismo, y por otro las
necesidades de la
sociedad, a fin de
establecer condiciones
pedagógicas tales que el
escolar pueda adaptarse
a la vida social. La
escuela debe esforzarse
por respetar la
originalidad de estructuras
y de funcionamiento. Ya
que el niño es un ser
social y está destinado a
vivir en sociedad, debe
proceder de manera que
propicie actitudes sociales
en el individuo, cuyo
conocimiento
consecuencia de la
adaptación al medio social
en que deberá vivir, y
puesto que el niño es un
ser en constan evolución
física y mental, la
educación debe organizar
sus métodos en función
de este desarrollo.

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