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La Filosofía del Derecho –FD– de Hegel versa sobre los derechos de las personas y la ley, pero

también es un tratado sobre filosofía política y moral. Así como el derecho y la ley están
entrelazados con la moral, la moral está ligada de manera indisoluble a las estructuras sociales y
políticas. Hegel intenta mostrar estas interconexiones de forma sistemática.

¿Qué lugar ocupa FD en el sistema de filosofía de Hegel? La enciclopedia de la filosofía consta de


tres secciones principales:

1. La Lógica.

2. La Filosofía de la Naturaleza.

3. La Filosofía del Espíritu.

La Lógica trata de una transición gradual de nuestras ideas simples de cantidad, calidad, etc. a
leyes científicas como causa-efecto, acción-reacción, sustancia-accidente. Luego, pasamos desde
estas leyes a las leyes que gobiernan las ideas, es decir, la lógica en su sentido tradicional.
Finalmente, pasamos de las leyes de las ideas a una consideración sobre las variedades del ser.
Esto nos lleva a la Filosofía de la Naturaleza.

La Filosofía de la Naturaleza comienza desde el mero ser, la materia, el movimiento, el espacio y el


tiempo. Se hace una transición gradual a los tipos de seres más cercanos a la conciencia, es decir,
las plantas y los animales. Finalmente llegamos a la conciencia, esto nos lleva a la Filosofía del
Espíritu.

Comenzamos con la simple conciencia de un ser humano, que Hegel también llama espíritu
subjetivo. Para examinar el espíritu subjetivo, necesitamos tener en cuenta las estructuras
objetivas jurídicas, morales, sociales y políticas en las que existe. A estas estructuras Hegel las
llama el espíritu objetivo. El análisis filosófico de estas estructuras es la Filosofía del Derecho.

Finalmente, se examinan los medios por los que estas estructuras objetivas afectan y son
afectadas por las conciencias individuales. Para Hegel, esta interacción mutua se produce por el
arte, la religión y la filosofía. Estos temas corresponden al Espíritu Absoluto.

Cabe señalar que la "Filosofía del Derecho", en el contexto de la Enciclopedia, es simplemente un


segmento de la Filosofía del Espíritu. Sin embargo, Hegel, hacia el final de su carrera, amplió este
segmento en un libro. Y así, cuando hablamos de la Filosofía del Derecho de Hegel, no nos
referimos al segmento de la Enciclopedia sobre ese tema, sino al libro que fue escrito como una
expansión de ese segmento.

Si aplicamos este análisis de la lógica dialéctica de manera muy general a la Filosofía del Derecho
de Hegel, tendríamos que decir en primer lugar que la "tesis" se presenta en los capítulos
introductorios, en los que Hegel analiza el encuentro "inmediato" de un individuo libre con la
propiedad privada, las leyes, el bien y el mal.

La "antítesis" se presenta en el capítulo sobre "moralidad" en el que los derechos de propiedad,


los derechos humanos y las leyes parecen asumir el aspecto de normas objetivas universales
("deberes") que están más allá del alcance de los hombres, pero a las que los hombres deben
someterse.
Finalmente, en la tercera y más larga sección (la "síntesis"), se hace un examen de la familia, la
"sociedad civil" y el Estado, en el que se produce una reconciliación gradual de la libertad y la
necesidad, de las necesidades subjetivas y las normas objetivas.

El objeto de la filosofía del derecho es el concepto de derecho. El concepto de derecho resulta de


las diversas formas en que la voluntad entra en interacción con el mundo exterior. Esta interacción
da como resultado el surgimiento de derechos civiles y derechos de propiedad, de la ley y la moral,
y de instituciones como la familia y el Estado. La totalidad de todos estos resultados puede
denominarse sistema de derecho.

Estudiar el concepto de derecho no es estudiar el derecho positivo. El derecho es un sistema


objetivado, pero ha sido la creación de una voluntad, no es natural. Estudiar el derecho positivo
sería estudiar la concatenación objetiva de las leyes de una sociedad, pero tal no es el propósito
de la FD. Hegel se propone examinar el surgimiento de leyes racionales y objetivamente válidas a
partir de la voluntad de las subjetividades particulares.

Por consiguiente, su punto de partida es esta voluntad subjetiva. Debemos considerar tres
momentos de la voluntad:

1. Momento de la indeterminación, la voluntad del individuo se retrae psíquicamente, en


abstracción de sus circunstancias concretas, dando origen a lo que llamamos persona: una unidad
abstracta de la individualidad. Es una voluntad subjetiva abstracta.

2. Momento de la determinación, es la negación del estadio anterior. La voluntad ya no se concibe


como la negación del entorno externo, existe una relación positiva entre las necesidades y deseos
de uno con sus propias ideas. La voluntad da determinación al mundo externo y a sí misma a
través de procesos de toma de decisiones, consentimiento, acción y creatividad.

3. Momento del absoluto, la voluntad absoluta resulta de la oscilación constante entre dos
momentos. Por un lado, una voluntad indeterminada pasa a ser determinada en la medida en que
crea una persona determinada. Por otro lado, una voluntad determinada es realmente
indeterminada, puesto que el acto de determinación implica la aplicación de lo universal a lo
particular.

En otras palabras, la voluntad absoluta mantiene una relación constante entre el individualismo y
lo universal. Lo universal puede entenderse como un todo que da sentido a sus partes
componentes o como la reciprocidad entre el todo y sus partes, por ejemplo, la relación entre
personas particulares y su sociedad. Esta relación entre el individuo y lo universal atraviesa tres
etapas:

1. Derecho a la propiedad, a través del que las personalidades se expresan gradualmente y definen
mutuamente en sus límites como ideales abstractos.

2. Moralidad, una norma objetiva por la que las personas se esfuerzan por regular sus acciones.

3. Relaciones sociales concretas en la familia, la sociedad civil y el Estado.

Todas estas relaciones con lo universal son recíprocas, la voluntad subjetiva del individuo es
cambiada y mediada por ellas. A su vez, ellas están condicionas y creadas por individuos.
En su indeterminación, la voluntad se retira psíquicamente de su entorno, es decir, de sus
circunstancias concretas. Nos alejamos de todas las cosas finitas particulares, la voluntad se
considera en abstracto. El individuo no está inmerso en el mundo de la particularidad, puede
escapar de él.

La fase absoluta de la voluntad connota una relación de auto-identidad y autoconciencia. La


conciencia se descubre como un individuo en particular que, debido a su poder de pensamiento y
voluntad, no está restringido a su personalidad corporal. Su personalidad es libre.

Pensarse como una persona significa que nos pensamos como un centro que existe fuera de todo
lo que es determinado y finito, pero que al mismo tiempo entra en contacto íntimo y recíproco
con lo determinado y finito.

¿Cuáles son las diversas relaciones posibles con lo finito? Esto lleva a Hegel a considerar la
propiedad.

La relación dinámica recíproca de la voluntad absoluta con lo finito conduce en primera instancia
al concepto de propiedad privada, nos relacionamos con lo finito en tanto lo poseemos. En tanto
voluntad, descubrimos un sentido de libertad al relacionarnos con las cosas finitas a través de la
posesión. Por consiguiente, es natural buscar la posesión a fin de perpetuar la experiencia de la
libertad personal (Debo poseer algo para hablar de mi relación con ello, debo poseer mis ideas
para hablar de mi relación con ellas, debo poseer mi cuerpo para hablar de mi relación con él).

Cuantas más cosas finitas poseo, más posibilidades tengo de derivar indirectamente una
experiencia de mi libertad personal. Consideremos la existencia de tres momentos separados de la
propiedad privada.

1. Toma de posesión: Puede tener lugar de diversas formas (captación física, uso o mejora, etc.).

2. Uso de la cosa poseída: Para poseer algo debo usarlo, darle el sello de mi personalidad, de lo
contrario no es realmente mío.

3. Venta o enajenación de la cosa poseída: La prueba de que poseo algo es mi derecho a venderlo
o disponer de ello. Al disponer de la cosa afirmamos que es externa a nuestra personalidad y no
estamos inmersos en ella.

Debe notarse que mi relación con mi propiedad privada es determinada y limitada. Existen cosas
que no poseo, que son poseídas por otras voluntades, otras personalidades. Mi relación con
determinadas posesiones me lleva a relaciones con otras personas. Al entrar en relación con ellas,
formamos una voluntad común respecto a ciertas posesiones.

Esta voluntad común es un acuerdo mutuo en que podemos tomar ciertas decisiones sobre la
disposición de nuestra propiedad privada, es decir, celebramos un contrato. El término contrato se
refiere a todos los tipos de enajenación de propiedad, sea mediante regalo, trueque, venta o
transacción legal.

La existencia de contratos de lugar a la existencia de disputas sobre los derechos de propiedad y a


las injusticias. Si nadie reclama una propiedad que yo he reclamado, nunca surgirá la disputa entre
el bien y el mal. Pero cuando otros hacen afirmaciones contradictorias o conflictivas respecto a
cosas que yo he reclamado, encuentro que es necesario demostrar que mi reclamo es bueno y el
de la otra persona malo.

Pero ¿Qué es el bien y el mal? En general, lo malo es no coordinar los derechos personales con las
posesiones apropiadas. Llamaremos a los derechos llamados como lo universal y a las posesiones
apropiadas lo particular.

En un primer caso, el individuo hace justicia a lo universal pero no a lo particular. El individuo


pretende defender sus derechos de propiedad, pero afirma poseer bienes que no le corresponden.

En un segundo caso, el individuo comete injusticia contra lo universal. Intenta dar la apariencia de
lo correcto a una acción que sabe que está mal. Hegel llama a esto fraude.

En un tercer caso, el individuo hace injusticia a la conexión entre lo universal y lo particular. No se


molesta en disimular apariencias, se apodera de lo que no le corresponde, sin tener en cuenta si es
o no es correcto. Esto se denomina violencia o crimen.

Esta última etapa conduce de forma indirecta al surgimiento de la moralidad. El individuo que
comete un crimen debe sufrir represalias por ello. Las otras personas deben negar la negación que
el particular ha hecho sobre la conexión entre lo universal y lo particular negándolo. Sin embargo,
para aplicar un castigo justo deben desarrollar el concepto de cuál es o cuál debería ser la
conexión entre lo universal y lo particular. Esta pregunta lleva al desarrollo de teorías morales.

En la sección de la moralidad, la voluntad absoluta está relacionada con los objetos finitos de una
forma mediada por sus propios conceptos subjetivos universales sobre el bien y el mal. El
problema de la sección sobre el derecho abstracto es que no desarrollamos criterios universales
que nos permitan aplicarse a los casos y nos lleven a decisiones sobre lo que se debería hacer,
porque tales criterios son normas morales, y las normas morales van más allá de los derechos.

La moral no se relaciona con los objetos particulares, sino con propósitos universales. Su interés es
poner en práctica los ideales morales que suscribe. Los propósitos universales a los que se dirige la
voluntad moral vienen desde el pensamiento subjetivo de las personas, los conceptos e ideas
morales son creaciones internas y subjetivas. Por tanto, la idea de voluntad moral es auto
determinada. Sólo con la llegada de la voluntad moral el poder de autodeterminación de la
voluntad se vuelve explícito.

¿Cuál es la actividad moral? Exploremos su funcionamiento contrastando antítesis:

1. Propósito subjetivo v. responsabilidad: Cuando desarrollamos propósitos morales y tratamos de


aplicarlos en la práctica nos damos cuenta de que tenemos un conocimiento limitado de las
circunstancias de nuestro entorno y de las posibles consecuencias de nuestra actividad. La
responsabilidad es un contrapeso a nuestros juicios morales.

2. Intención v. bienestar: Los propósitos subjetivos que intentamos expresar en nuestra actividad
moral son intenciones universales, aplicables a todas las cosas en situaciones comparables. Pero
además son metas particulares, porque las hemos diseñado para la felicidad y el bienestar de
individuos particulares. Por consiguiente, la moralidad connota altruismo, sacrificio, sentido del
deber, de un lado, y la búsqueda de la felicidad y la autorrealización por el otro. Esto lleva al
conflicto básico entre el bien común y la realización individual.
3. Bien v. conciencia: Ante este conflicto básico, la voluntad moral decide mantener un equilibrio
entre lo objetivo, a saber, la sociedad, lo universal o deberes, y lo particular o derechos. Este
equilibrio es lo que entendemos por lo bueno. No obstante, se opone a la conciencia subjetiva.

Si lo bueno no está ya hecho en el mundo, debe ser determinado y creado por conciencias
individuales buscando este equilibrio. Pero lo subjetivo se opone a lo objetivo, surge un conflicto
continuo entre la conciencia y lo bueno. La conciencia crea el bien objetivo, pero se encuentra a
menudo en desacuerdo con el bien que ha sido creado (por ella o por otros).

Existe una situación donde lo bueno en el medio social objetivo está plenamente determinado por
las conciencias individuales de los miembros de ese medio. A su vez, la conciencia individual que
participa en esta sociedad ha encontrado su propio concepto de bien reflejado en ella, y se deja
determinar por el bien objetivo que esta sociedad reconoce.

Esta situación es una relación ideal entre la voluntad subjetiva y su mundo moral objetivo, y se
denomina la vida ética. Antes de abordar la vida ética, veamos qué es lo que el individuo ha
aprendido en la etapa de la moralidad. En esta etapa, se ha interesado en establecer deberes para
sí mismo y para los demás. Al seguir una regla que se ha auto-impuesto, logra determinarse
realmente a sí mismo. La autodeterminación es una experiencia de la libertad personal, pero la
moralidad continua siendo deficiente.

El individuo que se caracteriza por una voluntad moral puede alcanzar cierto sentido de libertad
sólo mediante el sentimiento de alienación de sus circunstancias sociales objetivas y externas. La
voluntad moral niega el comportamiento de facto creando ideales puros o deberes que están en
marcado contraste con nuestro comportamiento real. Para superar este extrañamiento, la
conciencia individual tiene que dejar de considerar la objetividad como algo externo, que debe ser
forzado a conformarse con las normas de la conciencia. El bien objetivo debe dejar de ser una
abstracción, debe presentarse como algo concreto, como el núcleo racional de las personas e
instituciones que existen actualmente. Esta perfección de la libertad absoluta se desarrolla en tres
apartados de la vida ética:

1. Familia: Prototipo nuclear de la sumisión mutua voluntaria.

2. Sociedad civil: Esfera socioeconómica en la que hay un conflicto y armonía paradójicos entre la
voluntad individual y la voluntad social.

3. Estado: Provoca una oposición constructiva final entre distintos actores de la existencia ética.

Familia

La voluntad absoluta ha establecido una unión entre la voluntad subjetiva y la objetividad. La


objetividad se define como el entorno social y político del ser humano, la unión resultante es una
manifestación explícita del Espíritu. En su primera manifestación explícita el Espíritu se muestra
como la unión de los opuestos naturales –Masculino y Femenino– a través de la atracción natural.
La familia es una base para todas las ramificaciones de la vida ética en sociedad.
Sociedad civil

Es un momento de diferenciación donde cada individuo se esfuerza sólo por satisfacer sus propias
necesidades y deseos, pero es conducido por la necesidad a participar del sistema de necesidades
de todos los individuos diversos. La verdadera educación debe reconocer explícitamente que la
unidad más alta es la unidad de los individuos libres, pero también que los deseos individuales son
caóticos y contraproducentes a menos que se sintonicen con los objetivos universales de la
comunidad. La sociedad civil se desarrolla en tres etapas.

1. Desarrollo del sistema de necesidades de la esfera social.

2. Desarrollo del sistema de justicia para proteger a las personas en la satisfacción de sus
necesidades.

3. Desarrollo de la policía y las corporaciones organizadas para proteger a las personas de las
contingencias.

En el sistema de necesidades, la necesidad subjetiva está orientada a objetos externos como fines,
e indirectamente orientada al trabajo como medio. Esto da origen a un sistema de necesidades
entrelazadas. La diferenciación de estas necesidades comienza a partir de diversas necesidades
naturales y procede a abstraer varios aspectos de estas con otras. Se produce una multiplicación
de necesidades externas y la imposibilidad infinita de satisfacerlas todas alguna vez, generando
sensibilidad social.

El trabajo de adquirir y producir objetos externos se realiza mediante métodos que se diversifican
de la misma manera que las necesidades y los objetos se diversifican. Cuando estos diversos
métodos asumen una importancia propia, el hombre se orienta principalmente a las mercancías,
es decir, a los objetos externos cuyo valor resulta principalmente del hecho de que son producidos
por diversos métodos humanos. La diversificación de los métodos de trabajo sobre los objetos da
como resultado la "división del trabajo" y la especialización y mecanización del trabajo.

La educación en una sociedad trabajadora implica la capacidad teórica para tratar con una
multiplicidad de ideas abstractas e interrelacionarlas con facilidad. También implica la orientación
práctica al trabajo mismo como medio de expresarse u objetivarse en formas determinadas y
reconocidas públicamente.

La interdependencia de las diversas esferas del trabajo está representada por el capital, el medio
universal por el cual los productos y las necesidades se traducen de una forma a otra. Los diversos
sistemas de necesidades, sin embargo, no se convierten en una simple unidad bajo la insignia del
capital; sino que se diversifican en conglomerados más o menos estables, dando lugar a clases
sociales. Las clases sociales que se desarrollan bajo la influencia del capital, pueden agruparse en
tres divisiones principales.

1. La clase agrícola: Representa el surgimiento y mantenimiento de la propiedad privada y la


consolidación de la familia. Esta clase corresponde a los que trabajan la tierra, pero no tanto los
peones como sí los propietarios, es decir, los terratenientes.
2. La clase empresarial: Introduce un tipo de existencia mediada que depende de la reflexión
humana y su capacidad para transformar el mundo. Es notable por su énfasis en la ley y el orden,
así como la moralidad entendida como manifestaciones explícitas de la libertad.

3. La clase universal o burocracia: Se denomina universal porque trabaja por los intereses
universales de la sociedad. Hegel supone que está más libre que las otras clases de adquirir
ganancias ilegales o aceptar sobornos, por lo que en general deben ser ricos de forma
independiente o bien remunerada por el tesoro público. Realmente, la pertenencia a esta clase
está determinada por factores accidentales que cualquier otra cosa, pero hay espacio para el
funcionamiento de la libertad.

Al abstraer a las personas realmente existentes, llegamos a la igualdad entre ellas, pero este
concepto es artificial. El hecho es que las personas son desiguales, tanto por sus dotes como por
sus usos. Si negamos estas particularidades, fallaremos en actualizar nuestra libertad.

El derecho de propiedad se hace explícito en el surgimiento de clases y conduce a la


administración de la justicia, que se ocupa de su protección.

En la administración de la justicia, el derecho de propiedad se expresa como la reciprocidad


infinita de las necesidades y el trabajo. La reciprocidad es explícita a través de la educación, y
aparece como la ley universal que gobierna la relación entre personas particulares. Es decir, es
algo universal y objetivo en el mundo para la conciencia. El principio de la justicia comienza a
moldar a todos.

El reconocimiento de derechos está implícito en las costumbres nacionales de una comunidad.


Estos derechos se hacen explícitos en la ley. La ley positiva es la interpretación de las costumbres y
la moral de una sociedad, y su aplicación a situaciones concretas.

La ley que se postula en una sociedad determinada puede llegar a existir efectivamente solo si se
promulga (ya que toda persona tiene el derecho fundamental de saber lo que es correcto). La
"promulgación" no implica la elaboración de todos los detalles de aplicabilidad de una ley. Esto,
por supuesto, sería buscar el infinito en la esfera del infinito, lo cual sería ridículo. Pero en el
derecho, como en la ciencia y la filosofía, es posible establecer al menos todos los principios
universales esenciales, y esto es lo que se requiere. Así que debe promulgarse un código de
derecho completo.

Por último, el derecho positivo reivindica su validez universal en los procesos de juicio jurídico. Así
también responde a las exigencias de la autoconciencia humana, que tiene el derecho inalienable
a conocer sus derechos. Más allá de la administración de justicia en casos particulares aislados,
ahora tenemos que considerar cómo esta administración se extiende a todo el ámbito de la
particularidad.

1. De manera relativa, por la autoridad pública.

2. De manera más perfecta, por la corporación.

La sociedad civil busca facilitar la interconexión de las necesidades y hacer los arreglos necesarios
para su satisfacción rápida y segura. Para lograr este interés, desarrolla diversos medios de
comunicación para interconectar necesidades y recursos, y también desarrolla procesos
generalizados o estandarizados para suplir necesidades.

Pero como resultado indirecto de estos procesos, se desarrollan diversas contingencias: el trabajo
se especializa tanto que ciertos elementos de la sociedad se deshumanizan; los intereses del
productor y del consumidor entran en conflicto; las familias son desarraigadas y los individuos son
arrojados a un medio industrial donde la ley es "cada uno por sí mismo"; Se desarrollan graves
desequilibrios en la distribución de la riqueza, y las masas empobrecidas son impulsadas por las
circunstancias ambientales a la pereza y el crimen.

La autoridad pública es un medio que busca asegurar los intereses de lo universal frente a estas
contingencias. La autoridad pública logra su objetivo universal por varios medios tales como la
fijación de precios, el control público de las industrias indispensables, medidas extremas de
control en momentos de emergencias, instituciones públicas de beneficencia, alivio de las
necesidades materiales de los pobres, control de la educación mediante fondos públicos, etc.

La corporación refiere tanto a corporaciones comerciales como federaciones laborales o


sociedades profesionales. Ella reconcilia la oposición entre capacidad natural y recompensa
material, y del derecho abstracto frente al interés personal. Pude decirse que la corporación es
una familia civil que da la garantía de seguridad material a quienes tienen ciertas habilidades y se
hacen miembros. La corporación también eleva la búsqueda del bienestar individual al nivel de un
derecho para el grupo.

Algunos objetivos de la corporación son establecer estándares para el dominio de una


determinada profesión; educar a los neófitos y aceptar o rechazar a los aspirantes a miembros;
garantizar que los miembros más pobres reciban ayuda de los más ricos; dirigir las habilidades
naturales de acuerdo con las contingencias "artificiales" de las leyes económicas; regular el
tamaño de la membresía, de tal manera que todos puedan estar asegurados contra el desempleo.

Transición al Estado

La familia, enraizada en la existencia agrícola, dio origen a la sociedad civil, que estaba arraigada e
identificada con el pueblo. A medida que la vida de la ciudad se desarrolló y se diferenció, la
diferenciación de lo universal de lo particular también se hizo explícita. La defensa de la
particularidad a través de la universalidad se encarnó en la policía (autoridad pública), mientras
que el predominio del interés particular sobre los intereses universales se ejemplificó en la
corporación (que, desde nuestro punto de vista - el punto de vista de la particularidad - constituye
la segunda "base ética "para el estado después de la familia). Pero la autoridad pública es un tipo
"externo" de universal, y la corporación representa sólo una reconciliación parcial y restringida de
lo particular con lo universal. Lo que se necesita es un tipo de universalidad más condicionada
internamente; y una unión más integral de la particularidad con lo universal. Y ambos requisitos se
encuentran en el estado.

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