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LA PLUMA

R E V I S T A M E N S U A L
DE CIENCIAS - A R T E S Y L E T R A S

ALBERTO ZUM F E L D E ORSINI BERTANI (SL C í a .


Director Editores

Reducción y Administración T e l é f o n o ! L.a U r u g u a y a .


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XX ACE algunos' siglos, l;i iiunisióii do las ñnuilias de reíi'io
linaje, caracterizábase por el escudo de piedra la/hrado linjo
sus balcones. — Ann pneden admirarse, como reliquias del pasado '
en Europa y en algunos lug'ares ríe América, viejos palacios cuyas
puertas blasonadas son una evocación de tiempos glonosos.

Tj^ IJ escudo antiguo re\elal)a al pasajero^ (|ue allí habitaba


un 'hombre poderoso, una familia de viejo arraigo, un pri-
vilegiado de la fortuna o de la inteligencia.

T A evolución democrática de los últimos siglos, ha ido abo-


" ^ lieudo esos signos exteriores de las clases elevadas. — Sin
cii!l)argo, la pi'esencia de un

p A C K A R D
a líi puerta de una mansión, revela también al transeúnte que allí
•\ive alguien que ha sabido hacer fortuna y^ lo que evidencia un
espíritu aristocrático, que sabe hacer buen uso de ella.

E. GONZÁLEZ c(- Cía-


A v 18 de Julio, 2115
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Nuestro amigo '"EL VARITA" no escuchará sus protestas
que la cnipa es de los frenos, ni le dará consejos como subsanar sus
defectos, sino que pedirá el número de su registro y la multa co-
rrespondiente- será el epílogo de un procedo que comenzó cuando
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REVISTA
L U M A
MENSUAL
D E CIENCIAS - A R T E S Y LETRAS

AI^BERTO ZUM rELDE ORSINI BERTANI dX Cía.


Director Editoras

Redacción r Administración A f t O II - Vol<3ifnen IV


Roque Graceras, 6 6 2 EnePO de 1928
T e l é f o n o I»a U r u g u a y a 651« P o c i t o s

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u M A R O
LoB Fundamentos de laa Matem&tlcas. Ita- ÍNDICE DE LOS GRABADOS
fael Barret 7
Poetisas de América, Gabriela Mistral. A. Z. F. 13 J. IJ. Zorrilla de San Martín. Retrato da
Últimos Poemas de Silva Valdés 19
Silva Valdés 18
Los Dioses de Reyles. lUnias Antuña. . . 25
Ronda de Kiños. Lino Aranda Correa. . . 30 Hugo Castellanos Dibujo 29
El Año Literario. H. P 36 Gnerra Solís. "Madera" 38
Federico Lanau 41 FeíUrioo I^iiaii. Auto-retrato. 41
De "La Mnltiple Splendeur" de Emlle Ver-
haeren 43 Guerra Solís "Madera" 63
El Año Literario Argentino. Argos Tres. . 47 Guerra Solís "Madera" 127
Los poetas andaluces. José Mora Guarnido 51 ARTK XACIONATÍ: Jos/i Luis Zorrilla de
La Reformai Universitaria. Julio Endara. . 59 San Martin. Detalle del monumento al
^1 escultor uruguayo José Luis Zorrilla de Gaucho; Id; Monumento Funerario;
San Martín . 65 Alto relieve del monumento al Gau-
Florencio Sánchez. Carlos M. Princivalle. . 85 cho; Detalle del Monumento Funera-
Opoponax. Pedro Enüllo Coll 89 rio; Id; Imagen que está en una igle-
Buenos Aires como tema poético. Ernesto sia de París; Cabeza en mármol negro;
Morales 94 Busto en yeso; Proyecto de monumen-
Debussy—Poema. Ildefonso Pereda Valdez 99 to al Indio; Cabeza de Indio; Los
"Impregna«i3n". Otto Miguel Clone. . . . 117 Conquistadores; La Fuente de los
El nuevo Shakespeare. Abel Clievaley.. . . 129 Atletas del 67 al 79
PANORAMA INTELECTUAL. Pos-Futurismo M. Riiscasso. Retra't.o de I*onfio I^aaso de
en Italia; Actitud de los escritores ac-
tuales ante los fenómenos metaipslqui- la Vega. 8^
cos; Cómo ven los franceses a los ale- Gustavo FranCols- "En el campo" 101
manes; Una nueva novelista noruega; Sawe-ly Sorin. "Retrato de Ana Paiwlowa" 102
La literatura marxista en los E. E. U.
Sawely Sorln. "Retrato de una rusa". . . 103
U. Una nuev» generación francesa. . 135
NOTICIARIO — Estética del Novecientos; Lonise Hervlcn. "Desnudo de Estilo". . . 104
Muerte del Dr Justo; Montiel Balles- Carlos Albiker. 'Un Pierrot" 105
teros; Benavente y el teatro vanguar-
Robert Fhilippl. "Legado" 106
dista; Un pedegogo olvidado; El ho-
menaje a Lasso de la Vega'; Berlín .\Iexandre Jacoleoff. "Actor Japonés".. . . 107
será un importrnte centro de estudios Ednin Scharff. "Dos Mujeres" 108
ibero-americanos; Folco Testena fascis- Bildhaner Frltz Koelle. "El Minero". . . . 109
ta...; Primer congreso de historia
nacional; En la Argentina; Ariel: Cri- Max Pescestein. "Cargadores de piedras". 110
tica ultra-moderna; Un escritor afor- Max Unold. "Campesinos" 111
tunado; Confederación Internacional Edward Saltoft. "En marcha!" 112
de los Trabajadores Intelectuales; El Otto Rost. "Compositor en bronce". . . . 118
Teatro y el Cine ; Universidad Popu-
lar; Capitalismo y Socialismo 143 Constance Mayer- "Phrosine et Melidor".. 114
LOS F U N D A M E N T O S
DE L A S MATEMÁTICAS
( B S T U D I O INÉDITO DB RAFAEL. BARRBT)

• W ^ 1 complejo carácter, a la vez empírico gar jamás a contradicción alguna. Si conveni-


j » ^ y racional, que da su fuerza a la geo- mos en aceptar el postulado de Euclides cons-
^ ^ * ^ metría, quita vigor a sus fundamen- truiremos la geometría llamada euclidiana. Si
tos. Tantas más convenciones preliminares ne- cí-.nvenimos en rechazarlo construiremos las
cesita una ciencia, umntos más son los ele- mydas no eudiáianas, tan conformes a la máa
mentos que roba al mundo sensible. La crítica inílexible lógica como la primera.
moderna ha examinado los axiomas sobre La gloria de este descubrimiento, que tan-
los cuales descansa el edificio geométrico, ha ta luz arroja sobre la filosofía de las matemá-
precisado su verdadero papel, y, revolucionan- ticas, corresponde a Loiwatchewski, ruso, y
•in las ideas antiguas, ha echado bases nuevas, Bolyai, húngaro, que a principios del siglo
más rigurosas y más amplias. De esas bases XIX sentaron la imposibilidad de la demostra-
os quiero hablar, y especialmente del famoso ción del postulado y crearon, prescindiendo de
postulado de E^uclides. él, la geometría llamada de Lowatchewski.
El postulado de Euclides, indispensable a Kiemann, en su célebre memoria Ueher dic
la teoria de las paralelas, siiele enunciarse así; Hi/pothesen welche der Oeometrie zum Orun-
Por un punto exterior a una recta no se la de liegen, que ha inspirado los trabajos moder-
puede trazar más que una paralela. nos de Beltrami. Helmholtz y M. Poincaré, no
Euclides no demobtró esta proposición: la si'ilo prescinde del postulado de Euclides, sino
llamó postulado-, verdad que se debe admitir, de este otro: por dos puntos no se puede hacer
verdad casi evidente. Durante cerca de vein- ¡.asar más que una recta, y crea otra geometría,
titrés siglos de esfuerzos, nadie ha conseguido la geometría llamada de liiemann.
probar que esta verdad no es una mentira. Existen pues tres geometrías:
Hoy, a pesar de las demostraciones que todavía Una euclidiana: la vulgar o de Euclides.
reciben alguna vez las academias, estamos ea- Otras no euclidianas: la geometría de Lo-
Vacitados para declarar: watceeuski y la geometría de Riemann.
1.' Que el postulado de Euclides no tiene Deseo hacer ver en qué consisten esencial-
xlemostración posible, porque no es una verdad mente, y hacer comprender su legitimidad.
inalítica. El espacio con que se razona es muy di-
2.' Que el postulado de Euclides no es tam- ferente del espacio con que se experimen-
poco un axioma c juicio sintético o priori. t a . . . Se sostendrá, y hasta admito, que el es-
3.» Que el postulado de Euclides no es tam- pació geométrico ha salido del espacio sensible.
poco una verdad experimental. Lo cierto es que esa formación ha concluido,
4.' Que el postulado de Euclides es senci- que hoy el espacio geométrico es independiente
llamente un convenio. dí.1 espacio sensibb, y no tiene nada que re-
. Dicho de otra manera: que somos dueños cibir de él ni nada que darle. Si la realidad
de aceptarlo o de rechazarlo, sin temor de lle- física cambiara, siempre nos arreglaríamos pa-
f8 interpretarla en el espacio con que hoy ra- diato. En reaidad no hay inmediato: entre dos
zunamos, y si quisiéramos, nos arreglaríamos puntos, por próximus que estén, queda siempre
para interpretar la realidad física actual en el continuo, encerrando una infinidad de pun-
un espaeiio geométrico distinto... tos. En una palabra, podemo.'* tomar del espa-
Las sensaciones no se miden. Forman un cio cuantos puntos queramos: el espacio mis-
continuo, no sólo inmrídible, lo que desde lue- mo, el continuo, no iiabrá sido tocado, y segui-
go las separa del continuo igiecanélirico, sino rá idéntico a lo que era.
esencialmente absurdo. Ale explicaré. Concibamos un continuo geométrico, e in-
tiiitemos dividirlo en dis regiones. Es cliro
"Se ha observado, por ejemplo, que una dis- (jue la frontera comúa de esas dos regiones
tancia A de ÍOnU y otra B de 11 m/ produ- contendrá puntos, y que nada nos impide con-
cen sensaciones iguales^ y que la distancia B siderarlog.
tampoco se distingue de una distancia C de Pues bien: se dii,e que un continuo geomé-
12 m. En camb'o se nota fácilmente que la trico, es un espacio, de una dimensión, es
distancia (- es mayyr c|ue la A. Los resultados una linea, cuando para para dividirlo en dos
brutos de la experiencia se expresarán por las regiones distintas basta un imnto.
relaciones. Se dice que un es]iacio es de dos dimensio-
nes, es una superficie, cuando para dividirlo en
A = B, B = C, C ^ A dos regiones basta una linca o espacio de una
dimensión.
qne pueden considerarse como la fónnula del Se dice que un espacio es de tres dimen-
continuo físico. Son disparatadas. siones, cuando para dividirlo en dos regiones
Hay en ellas un desacuerdo intolerable distintas basta una superficie o espacio de dos
con el principio de contradicción, y es la nece- dimensiones.
sidad de hacer ci'sar ese desacuerdo, dica hon- El espacio geométrico se ha concebido de
díi.me>tit)e Poincaré, lo que nos ha oUigado a tres dimensiones. Es este un hef-ho extraño.
inventar el continuo matemáii'O.o..." ¿Tres precisamente, y no dos, o cuatro? Pre-
gunta que no sa hizo Kant. i)orque no era tan
• • • matemático como Leibüitz. Pregunta que tam-
l)oeo se hi/50 Leibnitz. porque no era tan filó-
Respecto a las dimensiones del espacio di- sofo como Kant.
gamos que no se trata de una cuestión de me- ^Existe una cuarta dimensión?
dida, sino de calidad... Contesto resueltamente que sí. i Existe exac-
El espacio geométrico es un continuo, muy tamente de la misma manera que el espacia
distinto del continuo sensible, como hemos veri- euclidiano, de la misma manera que existen las
ficado. Con la íoniinuidad damos a entender líneas, las superficies y los puntos. Existe en
que se pasa de un iugar a otro del espacio, de la razón. Y en la razón todo lo que se concibe
ua elemento a otro del espacio, por una serie eon preeiMÓn e.Kistc, y sigue existiendo mien-
de elementos indistinguibles, indiscernibles los tras nos ci nduzca por los caminos de la lógica
unos de los otros. Eslos elementos, a los que no a una ennfradicción insoluble. Eso no ocurre
atribuímos ninguna idea de extensión, de can- ci'n la cuarta dimensión, n! con la quinta ni
tidad, y sin los cuales la palabra continuidad con la vigésima. Todos los cías se descubren
carecería de sent'do, S9 llaman puntos. teoremas del espacio de cuatro dimensiones,
Guardémonos muy bien de afirmar que tan teoremas como los otros. Esa cuarta di
una superficie, que una línea, es un ccinjunto ir.tnsión no la podemos pintei con la tiza, es
de puntos. No: eso sería lo contrario de un rierto; pero, iaeaso j)intamos nunca algo geo-
continuo. En un conjunto de puntos cada uno métrico? ¿Pintamos rectas y círculos? En el
do ellos existe por sí, y se distingue de los plano del papel, ¿ pintamos siquiera el espesor
demás. En una línea, en una superficie, en de los objetos mismos? La cuarta dimensión
el espacio, los puntos son indiscernibles. Es no habrá sido inspirada directamente por el
imposible .separar cualquiera de ellos del inme- espacio sensible; estaremos privados de nuee-

8
tras habituales imágenes groseras e infecun- Sabemos que el espacio de dos dimensiones,
rias. No importa; ese nuevo espacio es el más la superficie, puede tener innumerables for-
atiléntico de todos... mas. El plano no es la esfera, ni el cono es el
Voy a poner un ejemplo que aclarará las hiperboloide.
ideas, yupongamos un ser condenado a vivir Lo que estaría contra la razón es que el
en la superficie del pizarrón, y a moverse sin espacio de tres dimensiones no tuviera también
salir jamás de ella. El universo, para este ser, innumerables formas...
se reducirá a un espacio de dos dimensiones. Se supone, en la geometría corriente, que
Supongamos también que nuestro ente su- una figura no cambia de tamaño ni de for-
'¿<i "oficial hd pintado dos eses en esta disposi- ma por el simple hecho de ser transportada de
cii n: un lugar a otro.
S S Pues bien: esto no es indispensable. Se pue-
de suponer lo contrario, sin llegar a ningún
Con ello no ae ha salido un instante de su absurdo...
universo. Imaginemos ahora que intenta hacer Sea el espacio lineal. Se trata de super-
coincidir las dos eses, de igual tamaño y de poner, de hacer coincidir los segmentos A B
icéntica forma; jlo conseguirá? \ C'D, sin sacarlos de la línea en cuestión ¿Se
Es evidente que no. Para conseguirlo ten- alterará la forma de esos segmentos al ser
áúu que sacar una de ellas del pizarrón, es transportados? Es claro que no se alterará en
dícir, del espacio, darle la vuelta y aplicarla aquellas líneas que tengan curvatura unifor-
8-'['re la otra, lo cual hemos prohibido al plan- me : rectas, arcos de círculo o hélices...
tear el problema. Lo mismo se dirá de las superficies. Pa-
Es exactamente lo que nos pasa a nosotros ra transportar en ellas, sin salirse de ellas,
cuando nos empeñamos en meter la mano de- figuras cuya forma no se altere, es necesario
recha en el guante de la mano ii^quierda. Los que las superficies tengan también curvatura
dos ^'uaiite.5 son de igual tamaño, de idéntica vniformjt.
l'orma, como las eses del pizarrón, pero, como Conocemos tres clases de superficies de cur-
ellas, están colocados de un 'nodo distinto res- vatura uniforme:
pecto al espacio. Para meter la mano derecha 1.» El plano, cuya curvatura es nula.
en el guante de la mano izquierda, ¿qué habrá 2.» Las esferas, o aplicables sobre esferas,
que hacer? Muy sencillo: se sacará el guante cuya curvatura uniforme es positiva.
dtl espacio de tres dimensiones, v se le dará la 3.» Las superficies de curvatura uniforme
vuelta con la cuaHa dimensiónf Me diréis que negativa.
en la práctica es imposible? No lo sé. Lo que No olvidemos esas tres clases de superfi-
sí es que mi razón no ve en ello inconveniente cies, porque corresponden respectivamente a
alguno, y que la geometría está hecha de ra- las geometrías de Euclides, de Riemann y de
zón, y nada más que de razón. Lowatchewski,
Pasemos al espacio de tres, dimensiones
Afirmar que se conserva intacta la forma de
las figuras al ser transportadas en él, es afir-
Para explicar las geometrías de Lowstchews- mar que el espacio geométrico de tres dimen-
ki y de Riemann, valgámonos de la noción de siones es de curvatura uniforme.
curvatura como más intuitiva, logrando así Existen tres clases de espacios de curvatu-
evitar el empleo del análisis-. ra uniforme:
Parece extraño que el espacio infinito, el 1.» El isótropo o de curvatura nula—espa-
hueco sin fondo cuyo silencio espantaba a Pas- cio de Euclides.
cal, pueda tener forma. 2.» El de curvatura uniforme positiva—es-
Sallemos (no obstante) que el espacio de pacio de Riemann.
una dimensión, la línea, puede tener innume- 3.» El de curvatura uniforme negativa —
rables formas. La recta no es el círculo, ni la espacio de Lowatcíhewski.
elipse es la espiral. En cualquiera de ellos se concibe tina

9
línea más sencilla que las demás, la denomina- suma de los ángulos de un triángulo es igual a
da provisoriamente línea recta, definida por dos rectas.
dos puntos. Se concibe también una superficie Teorema análogo de la geometría de Rie-
mas sencilla que las demás, la denominada mann: la suma de los ángulos de un triángulo
provisoriamente piano, definida por tres pun- es mayor que dos rectas.
tos. De la geometría de Lowatchewski: La SM-
Elegimos (por ejemplo) el espacio de Eu- ma de los ángulos de un triáii^nlo es mlenor
clides, de curvatura nula. El plano y la recta que dos rectas.
de Euclides seráu también de curvatura nula, Los tres teoremas son verdaderos. No se
"Supongamos que elegimos el espacio de contradicen; como no se contradicen los tres
Biemann, de curvatura positiva. El plano de números que expresan una misma longitud me-
Biemann será también de curvatura positiva: dida con el metro, con la tocsa, o con la vara...
una esfera. La recta de Kiemann será también Nadie habla de demostrar el metro, de re-
de curvatura positiva: un arco de círculo má- futar la vara. Esa frase no tiene sentido.
ximo. Pues bien: lo mismo pasa con la frase de-
Pero los circuios máximos sobre la esfera mostrar el postulado de Euclides. El postulado
se cortan siempre, etc.; luego: y el metro no se demuestran. No se demuestra
1.' En la geometría de Riemann n,(j hay pa- una convención. Se usa si es cómoda.
ralelas; ¿Por qué la razón humana prefiere la geo-
2.» En la geometría de Riemann por dos metría de Euclides! Porque es la más cómoda.
puntos puede pasar (caso de los polos) una Se impone al espíritu por su sencillez. Ea
infinidad de rectas. indudable que razonaríamos sobre los fenóme-
nos naturales en el espacio de Lowatohewski, y
Supongamos ahora que elegimos el espacio que llegaríamos a los mismos resultados en me-
de Lowatchewski. El plano de Lowatcheski se- cánica y en física, pero es indudable también
rá una superficie de curvatura negativa, cón- que todo eso sería más complicado, más largo,
cava y convexa a Ja vez, en la cual las rectas más difícil de aprender y de practicar. Segui-
de Lowatchewski resultan arcos que divergen ríamos siendo lógicos impecables, pero perde-
indefinidamente, huyendo por la doble comba ríamos tiempo.
opuesta. La divergencia aumenta con la dis- Hay un detalle que se puede señalar. He-
tancia y con la pequenez del ángulo que for- mos visto que en la geometría de Euclides el
men los arcos. espacio no tiene ninguna curvatura. Ese espa-
Tendremos entonces que será posible, en la cio es único, es inconfundible, es un indi-
geometría de Lowatchewski, trazar por un pun- viduo. Las otras geometrías, de Lowatchewski
to exterior a una recta muchas rectas que no y de Riemann atribuyen al espacio una curva-
la corten, es decir, muchas paralelas. tura uniforme? Pero cuánto vale esa curvatura
Ea de notar que los espacios de Euclides constante? Es indeterminada. Los espacios no
y de Lowatchewski son infinitos, y el de Rie- euclidianos son sin número, son géneros, y re-
mann finito. Lo infinito del espacio no es una sulta más cómodo para la inteligencia emplear
necesidad de la razón, sino un convenio. He una geometría en que no aparece indetermi-
aquí algo que no sospechaba Kant... nada alguna.
1.» En la geometría de Euclides, por un Por otra parte, la geometría de Euclides go-
punto exterior a una recta no se la puede tra za de una propiedad curiosa. Así como en el
zar más que una paralela; plano es posible estudiar las circunsferencias,
2.» En la geometría de Lowatchewski se la siendo imposible estudiar las rectas en la es-
pueden trazar infinitas; fera, es análogamente posible interpretar los
3.V En la geometría de Riemann no se la espacios de curvatura, o no euclidianos, en el
puede trazar ninguna. espacio euclidiano, y hacer corresponder los
Somos due'ños de elegir la geometría que teoremas respectivos al modo que se correspon-
queramos. den las palabras de dos idiomas en un dicciona-
t Teorema de la geometría de Euclides: la rio. Recordando el símil empleado hace un mo-

10
mentó, diré que este diccionario no es máa que Preferimos la de Euclides porque ésta ei,
la tabla que me señala cuantos centímetros y para la inteligencia el camino más corto. Qui-
milímetros tiene la toesa, o cuantos pies y zás, respondemos al más gen(!ral y profundo de
cuantas pulgadas tiene el metro. Esto bastaría los instintos naturales: el de la mínima acción,
para probar que jamás las tres geometrías pue- sesrún el cual la naturaleza economiza eterna-
den contradecirse entre ellas, ni cada una en mente s»xis energías, para lo porvenir".
particular, a no ter que las tres sean a la vez
absurdas, lo que no es probable. R A F A E L B A R R E T

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P O E T I S A S DE AMÉRICA
(NOTAS SOBRE GABRIELA MISTRAL)

gnorando la historia de Gabriela Mis-


I tral, el proceáo tormentoso de su alma,
sus poemas serían siempre expresiones
de un fuerte talento literario. Pero, después de
lágrimas solitarias, bajo el frío de las estre-
llíis remotas. "Encuentro" inicia el drama. La
poetisa halla por primera vez al amado en su
camino. A la dicha temblorosa que la revela-
conocer esa tragedia real de su alma, que apa- pión del amor pone en su pecho de virgen, se
rece a través de las estrofas simples y estre- une ja, como un presentimiento de la amargura
mecidas de "Dolor", todos los demás poemas que ha de apurar muy luego. El hombre:
Kuyos, recogidos en el libro "Desolación", co-
bran un nuevo valor, un sentido más profundo, "Llevaba un canto ligero
una sugestión más poderosa. Sin la clave lírica en la boca descuidada,
que nos da '"Dolor", su obra podría parecer,— y al mirarme se le ha, vuelto
y así habíanos parecido cuando sólo conocíamos hondo el canto que entonaba.
páginas suyas dispersas en íaa revistas,—fru- Miré la senda, la hallé
tos de una nxentalidad grave y ardorosa, con extraña y como soñada
algo de la rudeza araucana de su estirpe, pero y en el alba de diamante
de índole puramente intelectual. tuve mi cara con lágrimas!...
Mas, cuando su dolor ha entrado en nosotros, Siguió su marcha cantando
su obra entera se ilumina de un resplandor y se llevó mis miradas...
interno, y palpita de emoción dramática. Por-
que toda su obra, anterior y posterior a la Primero, el alma salvaje y tímida de la mu-
tragedia vivida, asume unidad, y casi podría jer quiere resistir. Luego la entrega. Después,
decirse seriación (suite) de proceso anímico, esa jornada en que ya el encanto poderoso y
donde cada poemn es un momento en el desa- temible se ha hecho realidad, y la dicha del
rrollo de su drama y en la evolución de su deliquio amoroso colma el corazón que es como
conciencia, desde el lírico egotismo de la ju- nn vaso lleno que nada necesita fuera de su
ventud ebria de primavera y de esperanza, has- propia plenitud.
la la mística impersonalidad de sus últimos
acentos. Ahora, Cristo, bájame los párpados;
''Dolor" — centro y clave del libro "Deso- pon en la boca escareha;
lación", y de la poesía de su autora. — es la que están de sobra ya todas las horas
liistoria de uu amor apa-sionado y trágico, des- y fueron dichas todas las palabras,
pués del cual, el alma queda purificada de Jfe habló convulsamente,
tristeza y de misericordia. Está dedicada " a le hablé, rotas, cortadas,
su sombra", la del amado, en cuyo recuerdo de plenitud, tribulación y angustia
lascerante el corazón se refugia, como en el si- las confusas palabras.
lencio (Je una noche profunda, para llorar sus Le hablé de su destino y mi destino,

"ir
9WS*i

después de esto, ¡lo sé!, no queda nada! ni consigo tampoco olvidarte!


Defiéndeme del viento Ya no tengo otro oficio
la carne en que rodaran sus palabras!... despuées del callado de amarte
que este oficio de lágrimas, duro,
El instante de los celos llega terrible para que tú me dejaste.
la mujer, cuya voz tiene acentos de maldición
gitana: Carne de miseria!
gajo vergonzante, muerto de fatiga,
IA tierra se hace madrastra que no baja a dormir a tu lado,
si tu alma vende a mi alma- que se aprieta, trémulo,
Pero te va a brotar víboras al impuro pezón de la vida!...
la tierra si vendes mi alma!
El hechizo misterioso y fatal que empujó al
A la que tú ames, las nubes suicida, liga ahora la mujer a su sombra. Ella
la pintan sobre mi cara. se siente atraída hacia él, vive inclinada sobre
Ve cual ladrón a buscarla su tumba. En "Ceras Eternas", resurge la
de la tierra en las entrañas; alegría trágica de saber que, bajo tierra, nin-
mas cuando el rostro te alces guna mujer le tocará, y no sentirán sus brazos,
hallas mi cara con lágrimas. inertes, el nudo de otro brazo. Pero, en "Vol-
Dios no quiere que tú tengas verlo a ver", en "La Condena", en "El Sur-
sol, si conmigo no marches. tidor", clama por su carne mortal, lo quiere
Dios no quiere que tú bebas otra vez vivo entre sus brazos.
si yo no tiemblo en tu a ^ a . Ahora se abre un entre acto. Entre estos
No consiente que tú duermas poemas y los que le siguen, transcurren años
sino en mi trenza ahuecada. de soledad, de meditación, de trabajo. El vien-
to tempestuoso de la pasión se ha raimado,
Pero, el drama recién ha comenzado. El alma después de desgajar el árbol de su vida. La
de la mujer ha de experimentar el más trágico imagen del muerto se va haciendo más lejana,
horror bajo la mudez del cielo. Un día, como y como borrosa, una serenidad nueva sui^e,
si sus votos se cumplieran, el amado — que ya como un amanecer libido, sobre el estrago. A
se ha ido, tras otra — amanece muerto de un los treinta años, la poetisa, prematuramente
balazo en la sien, por su propia mano. El sui- ajada, con un rictus de amargura en la boca y
cidio inexplicable, como si obedeciese al conju- en los ojos la desolación del fracaso, trueca la
ro de la mujer, se lleva al qae, aun después del ilusión del hijo que no tuvo, en amor por los
abandono seguía siendo amado... más amado hijos de los otros.
aún, y ella, en su tribulación, cree que es su Su corazón guarda, como un vaso funerario,
maldición la que lo ha matado. Ella tiembla las cenizas de su vida, pero sus manos repar-
de una alegría fúnebre y salvaje, y en los pra- ten, entre los hombres, los frutos de la alegría
dos nocturnos de la muerte, espera volver a y del consuelo.
encontrarle. "Los Sonetos de la Muerte" que Del fondo de su pecho desolado en que se
expresan ese estado de alma, son aterradores agotó toda ilusión y todo apetito, brota ahora
y magníficos, como una escena esquiliana. Des- un manantial inagotable de amor para todos
pués de la muerte, toda su vida gira en tomo los seres que aun se agitan en el mundo de
del que se ha ido, y su corazón se llena del la ilusión y del dolor. Pobre para sí, tan pobre
vino de su sombra. Claman por él, los brazos que todo lo perdió, como Job, es sin embargo,
abiertos, en "La espera inútil"; y, en "Co- rica, inmensamente rica de caridad para los
plas" se avergüenza de sí misma por la cobar- otros. Sus manos dulcísimas y fuertes, como de
día de vivir. madre, dan a los otros, los dones que ella mis-
I Tengo una vergüenza ma no pudo disfrutar, y reparte los tesoros de
de vivir de este modo cobarde! amor que le fueron negados. Soledad del crea-
Ni voy en tu busca dor, soledad del que da,—decía Nietzche, qu*

ll
también era un solitario, y vivió mísero con las en la soledad. "Cabellos suaves, cabella» que
manes pródigas de tesoros. son toda la suavidad del mundo, ¿qué seda go-
Pero el alma de la poetisa es cristiana, y así, zaría yo, si no os tuviera sobre el re>gazoT...
io que en el terrible anti-Cristo fué ardor de Dulce por ella el día que pasa, dulce el sustento,
batalla, es en ella dulzura y misericordia. Su dulce el antiguo dolor, sólo por unas horas que
corazón es el "vaso de tristeza" de que hablaba ellos resbalan entre mis manos". "Ponedlos en
otro de los grandes melancólicos, Baudelaire, mi mejilla, revolvedlos en mi regazo como las
pero sus manos son como las del buen samari- flores, dejadme trenzar con ellos para suavi-
tano, vasos de óleos y de mirras. zarlo, mi dolor, aumentar la luz con ellos, aho-
Así es menester sentir sus maravillosos poe- ra que es moribunda". "Cuando yo sea con
mas en prosa "La Oración de la Maestra", Dios, que no me dé el ala de un ángel, para
"Poemas de las Madres", "Canciones de Cu- refrescar la magulladura de mi corazón; ex-
na", "Motivos del Barro", y los encantadores tienda sobre el azul las cabelleras de los niños
Cuentos Escolares. que amé, y pasen ellas, en el viento, sobre mi
"La Oración de la Maestra" es la propia rostro eternamente."
oración de su alma solitaria, erguida en el fer- Y, en el "Poema de las Madres" toaa su
vor de la reuunciaeión heroica. La poetisa es maternidad frustrada canta, tal vez como aun
maestra primaria (era, cuando escribió esos no se había hecho, la ternura y la grandeza
poemas) y su escuela rural, desnuda y pobre del vientre enchido de eternidad, de sus herma-
allá en su poblacho del A rauco, se ilumina, en nas.
la Oración, del resplandor de su alma, que es la i Qué importa que el verso de Gabriela Mis-
más pura de las bellezas. "Señor,—dice—^haz- tral sea, amenudo, áspero y sordo, que tenga
me perdurable el fervor, y pasajero el desen- las artistas duras como las piedras de sus serra-
canto. Arranca de mí este impuro deseo de jus- nías, que en vez de envolvernos en melodiosos
ticia que aun me turba, la mezquina insinua- giros, nos golpee recio como el martillo con-
ción de protesta que sube de mí cuando me tra el metal?... Su verso tiene la belleza de lo
hieren. No me duela la ineompresión, ni me que expresa, un linaje de belleza más alto y
entristezca el olvido de las que enseñé. "Dame hondo que toda la sapiencia retórica del mundo.
el ser más madre que las madres, para poder Acaso, sus formas así rudas, así ásperas, aed
amar y defender como ellas lo que no es carne poco literarias aveces, sean las más apropiadas
de mi carne. Dame que alcance a hacer de una a su lirismo desnudo y patético. Deben serlo
de mis niñas, mi verso más perfecto, y dejar seguramente, puesto que han nacido con él, y la
en ella clavada mi más penetrante melodía, pa- forma en arte, no es un traje sino una encarna-
ra cuando mis labios no canten más". dura. Por lo demás, el verso melodioso ha muer-
En "Los Cabellos de los Niños" todo el to con Eubén Darío, el último de los músicos
amor maternal de aquélla cuyo pecho no ama- verbales. Hoy, la poesía ama el ritmo insonoro.
mantó un hijo de su carne, —"un hijo tuyo
y míol" — se vuelca, como un vaso de aromas, A. Z. F.

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,TS+a hoy se hafbía cveírlví, y era va "na frase hecha, qne las
H revistas literarias de cierta itirportaiicia no (podían sostener-
se en nnestro ambiente, por falta de reenrsos económicos. La venta
era exigua y exif^uo el anuncio. Empero, "La Pluma" ha venido
a destruir ese erróneo concepto, proviniente, tal vez, del escaso
interés intelectual y .^e la pobre presentación Rráfiea de otras re-
vistas. La nuestra ha encontrado la más amplia acogida de parte
del público lector y de los anunciadores, a punto de que nos vemos
obligados a aumentar el tira.ie a cada número.
^ i'
P ero, se nos ha presentado otra dificultad imprevista, no
conocida hasta aíhora, y que, si bien honra a nuestra publi-
cación- porque abona su importancia, nos crea serias perturbaciones
obstaculizando el desarrollo normal de nuestra labor. Los medios
de imprenta de que dispone Montevideo son insuficientes para sa-
tisfacer las necesidades de una revista como "La Pluma". Loa
talleres no (staban preparados para atender debidamente a las exi-
gencias de esta publicación, pudiéndose decir—modestia aparte—
que ella es superior a los medios gráficos con que cuenta el am-
biente.

E n tal aprieto, nos ha sido preciso subdividir y distribuir


el trabajo; a medida que "La Pluma" aumentaba su tiraje
ha habido cnie hacerla en varias imprentas a la vez, circunstancia
que, no obstante el esfuerzo enorme que demanda, no puede evitar
ciertos tropiezos y demoras, en la difícil coordinación de estos ele-
mentos. Ello exiplica que su salida mensual haya sufrido irregula-
ridades; iiTegularidades que esperamos ihaber conjurado, ya que
pronto contaremos con elementos gráficos necesarios que, al mismo
tiempo que nos facilitarán los 7uedios de aparecer con regularidad,
nos periiiilirán, además, mejorar considerablemente la parte gráfi-
ca. Ellos resolverán, asi mismo, la salida de la 2.a edición del l e r
volumen, que las antedichas dificultades nos obligaron a interrum-
pir repetidas veces para no entorpecer mayormente la aparición
de los volúmenes corrientes.

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18
ÚLTIMOS P O E M A S
de

SILVA VALDÉS
RULETA
Me pareces el plano de una ciudad futura
con tu planta de 36 manzanas
nomendaturadas
y tus plazas al naneo
en rojo y en nej^o.
Planta de una ciudad
poblada de ojos forasteros
y de disoos de todos colores,
como si sobre el verde de su suelo
hubiera semillado el arco iris.
Ruleta:
parece que te hubieran inventado en Etspaña
entre un matemático y un torero,
por tu maravillosa combinación de números,
por tu verde y tu negro y tu rojo
y tu plaza de toros.
Campo amanzanado poblado de lunitas
que la paleta del crupier arrastra
junto con los ojos de los jugadores;
campo verde donde las fichas
empotreradas como ovejitas
se acoplan para procrear.
Ruleta:
ta-te-ti de los hombres;
enorme esmeralda
rodeada de camafeos trágicos y fantasmas.
Ruleta:
estación infernal con 36 ventanillas
expendedoras de billetes
hacia todos los nuubos ¡ie la vida.

19
AL GALOPE LARGO
Al galope lari;o por el campo en luna
eon olor a yerbas mojadas;
mi caballo para las orejas
7 dibuja una ese en cada espantada.

• 1 galope lattgo
por el campo;
mi caballo
coscojero
lleva chispitas de luna
•n las copas del freno.

Al galope largo
por el campo,
corriéndole carreras a mi sombra
7 oyendo el chafss cbafss chafss de los {.setos
que roza con las patas mi caballo.

Todos los horizontes se cierran en redondo


haciendo de los campos un picadero;
yo finjo un Juan Moreira que huye de la partida
ante un público de estrellas que me mira desde el cielo.
Al galope largo
por el campo en luna
sintiendo con placer la agilidad del bruto
entre mis piernas rudas.

AMANECER
El canto de los pájaros le pone fecha al tiempo.
Se inicia un fresco ruido de hojas en los árboles,
7 el contrapunto de los gallos
• lo ancho del pago.

El canto de los pájaros le pone fecha al tiempo.


En la cocina oscura que se llena de obispas
eomo las noches de estrellas, un parsano
agachado en cuclillas, con las manos juntas
7 el sombreiro requintado,
la reza su mafianera
oración al mate amargo.
El canto de loa pájaros le pona fedia «1 tiemp*.
7 el Sol, como un as de oros. Tiene pintando
•obra 1» mesft verde de los eampot.

^«"•"•'^^•^•"^^"«•W^i^WWRPPHaiWaiPWRnWPÍBHBWBBBSH^^
^mmm

¿ L CARDENAL
Entre lo» pájaros cantores
ninguno más salvaje, ni más bello,
ni más bravo, ni ni&s altanero.

Erea lindo, lindo,


con tu pecho blanco,
con tu lomo gria
y tu arquitectónico mechón colorado.
Cardenal,
pájaro americano de copete rojo:
yo no sé cómo Rozas
no te hizo obligatorio.

Cardenal:
yo te he visto volar en el alba crecida
portador de la mecha
para encender el dia;

y he notado que al rato


tu canción fresquita y mojada
venia apadrinando la madrugada.

TARDE DE VERANO

Se viene encima el verano;


laa ovejas esquiladas
se me hacen de juguete
por lo chiquitas y blancas.

El sol ya se va acercando
a su dorada querencia;
de balidos distanciados
el campo entero ee puebla.

Una bandada de pájaros


cruza volando los trigas,
y están lindos de segar
los trigales amarillea

El sol se hundió tras un cerro


y el cerro, sobre su falda,
enseña la vuelta roja
de su enorme poncho patria.

81
l>ALOMÍtA ÍBLAKCA
(Depuración de na canto popular por medio de la imagen).

Paloma que vuelas


en la madrugada;
palomita blanca
—^vidalitay—
pétalo del alba.

Paloma blanca
con el pico rosa
de picar estrellas
—^vidalitay—
en cielos de aurora.

Llévale esta carta


a mi amada
palomita blanca
—^vidalitay—
pétalo del alba.

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como ler: Argentina,
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ünldoó, PerA, Inglaterra, Franela,
Italia, Eapafia, Axutrla, Alemania,
JapAa j toda clase de moaedM
de oro jr plata.

• • n s 3 5 « • Agosto, 3 5 2 y 3 5 4 • ••rrasFBBBBl aa B«Ba«s Blraa:


y Solis, B.* 1576 ¡ PASeOAL HR«S.
I OaaaSaaearia
\ •eRTBVIOBe I «BL
•BLLB SBX JIBRTIM* 11.a
L
24
I^os Dioses de R e yy 1l e s

CpiU".
uando aparecieron lof primeros "Diá-
logo! Olímpico*", do Carlos Beyles, la
vidriera de Baldar Moen hizo "la
<?.o—^yo no puedo permitir que Ud. se vtprmtt
en esa forma. Ud ignora que esto ni siquiera
es un truc. Ud no sabe que estos dibujos son
en insulto al cübujo y a la pintura, y a cuan-
Tale decir que toda ella estaba Utina de tos nos dedicamos a ostas artes, i Original
ejemplares de esta obra, en magnífica edición. López Naguil t Pero si esa Pandora es un pla-
Los mundanos paseantes de las once de la ma- gio descarado; es la "Salomé" de Q:;stavo
fiana, en Florida, se detenían brevemente: Morcan puesta de frente. Pero si ese piso que
—^Beyles, el millonario. Lo ha retratado' Zix- Ud. elogia por ironía...
loaga. —^Permítame—le interrumpí con gravedad
—^Ea uruguayo — agregaban los más infor- —^no ha sido por ironía, ha sido por sencillez.
mados. No poseo fineza de talento como para ser iró-
Pero ninguno entraba en la librería, por la nico. He creído ver en las losas del afirmado
aeneilla rasón de que, generalmente, los gomo- algo que no es común. No té cómo explicarme.
•os no leen. Pero no me negará Ud. qae esos rombos son
Ba cambio, por la tarde, en la ola que invade ctiñosos cuando menos. Parecen y no parecen
la calle, no faltaban compradores para el li- rombos. Tienen algo que pudiera llamane la
bro: porque icámo no admirar en Carlos Bey- ii'decisión del rombo.
les al autor, valiente y verídico de "La Baza —Señor mío, la indecisión del rombo se debe
de Caín" y de "El Terruño"» a que está ignorada aquí la perspectiva: d
piso, en el ángulo, allá junto al peristilo, po-
APOLO, BALDES Y DI0NI808 demos decir que está en calma; mirado aquí en-
tre las piernas de Apolo parece que sube;
Un día que fui a comprar algo de Cbester- más allá, al pie del trono de Zeus, se vuelca
ton dio la caMialidad que hojeara el costoso icomo una cascada. iPeiío no percibe Ud—
volumen de los "Diálogos" en compañía de un asregó irritado, mostrándocne una pitonisa con
joíven oliente de la librería de Moen. le cabeza oomjletamente ecb&da para atrás—
—iSabe üd. que es magníficot—^me dijo que si esta criatura Uegaso a enderezar la ca-
haciéndose hacia un lado, como para que pu- beza la barbilla marcaría la mitad de la dis-
diéramos pasar juntos las hojas. tancia entro la cintura y ht, frentef...
•—Cierto—^le respondí—e? una regia edición, Efectivamente, yo advertí que aquella mujer
/demás, los dibujos de Lonez Naguil den un tenia una cabeza tan grande como la eaja lel
realoe Ixrillantísimo al texto. Vea lid. esa Pan- cuerpo, y así se lo ilje a nú interlocutor, con-
dora. .. ty dónde me deja ese Apolo atíte los siguiendo serenarlo.
diosest En el piso del Olimpo encuentro una —^Veo quo es Ud. capaz de comprender, se-
verdadera originalidad. Las loma de mármol, fH)!'—^me dijo—pero, créame, es difícil explicar
bianoas y negras, timen un nspecto interesante. a'quien, no sea pintor los prestigios de erte de-
^-M^. sefior— n s inteiTampÍ!& el deMonoci- tistablft dibajante. Sería nbeesario un cuno da
(.•«rspectiva, otro de anatoruia y otro de colo- sus diálogos olímpicos entre Cristo y Mam-
rido. En cambio, para admirar a Beyles, basta món. Los dioses...
leerlo. iQué gran artista de I4 palaibra, señor, —i No está el mío entre los interlocutores t
qué filósofo profundo! y cómo dice sus verda- —interrumpió aereándose el librero..
des. .. Pero lea—-me dijo tendiéndome el libro —{Y cuál es el suyo! — le preguntamofl a
—lea Ud. ese apostrofe quf; Reyles pone en lina, alborozados con la noticia de que Moto
boca de Juliano, "aquel a quien la vindicta del tuviera un dios.
vencedor llama el Apóstata", como dice Rodó. —Pues Balder ¿no me llamo Balder Moent
Y como yo, algo aturdido, no compusiera el Balder es el dios de la juventud y del amor.
pecho, el joven pintor empezó: £n la mitología escandinava se entiende, por-
que yo soy danéi» ..
Oh Apolo, ¿por qué me has mentido? Tú enga- —¡Oh, señor IvJr.en — exclamé con inocente
fiaa y ensefiae a mentir. Las vejigas infladas que,
a guisa de linternas, pusiste por todos los cami- espontaneidad—y yo que !o creía a Ud. judío I
nos de\ mundo formaron innúmeras generaciones En fin, perdóneine, sus protios... como soy
de sofistas, charlatanes, ablandaibrevas y bellas
almas que, por darse pisto, apostrofan a Pan antiguo cliente suyo... ¡Qué inadvertencia'
mientras le chupan la sangre. Yo los detesto por
bajunos, trapaceros 7 bobos. Ebos idealistas de —Judío es el «lios que dialogará con Mam-
chicha y nabo me apestan. La vida es realidad y món en el Olimpo luminoso d' la Hélade—dijo
acclOn, no mentiróla y ensuefio. ¿Quieres que
reine en el Olimpo la majadería y el sonambu- el pintor marcando los acentos — pero yo me
lismo del mundo7 ¿Quieres que volvamos al retiro. Buenas aoihes, caballeros...
caos? Contempla aquel monte temeroso de la
Tierra; allí encadenado purga Prometeo delitos Y lo vi alejante, perdido m el gentío de la
semejantes a los que tú cometes. Cuida no te call«.
pase a ti lo mismo. Ofende^ a Temis y al fin la
cólera de Zeus estallará terrible.
CRISTO y MAMMÓN
—iQué estilo 8ob<>rbioI ¡Esto es aticismo pu-
ro I, exclamó ebrio de entusiasmo por el sonoro Los dioses continúan dialogando Zeus pre-
período. side, enfático y mj;jestuoso. Lo rodean Apolo,
—^Yo no soy pintor—^adelanté tímidamente Dionisos, Irene, Pandora; andan por ahí tam-
—pero, a lo que entiendo, no es muy ático que bién Ga.iimedes, liefaísto y los otros. Ha lle-
digamos ni el ablundabrev^fi ni la chicha. En gado asimismo el incomparable Mammón.
cuanto al nabo tampoco ofrece nada de par-
ticularmente griego. Apruebo, eso sí, que la "Vestido al gusto moderno, según su carftcter
vida es realidal y acción; vada de lo existente actual y mundano... Usa monficulo—-dice Rey-
les—7 lleva entre los dientes con desgarro no
puede mantenerse en el mundo &in algún modo excento de gracia, un soberbio puro".
de acto. Hasta se santifica el nombre de Dios
llamándole Acto t Actividad pura. El lápiz de López Neguil, capaz de tantas cosas,
—Ah, pues yo prefiero»los dioses a Dios, retrocedido ante esa figura de Mamntón crea-
porque los dioses son bellos. da por Reyles. Difícil es imaginarla con seme-
—^Dios es la Belleza substancial. jante traza en la asamblea de los dioses clási-
—Señor, un pintor no tiene interés en cono- cos. Pero es más difícil, si cabe, imaginar el
cer la belleza sulstancial ni la abstracta. Lo extremo de vacilación y sandez en que ha ve-
que importa es la forma, el color, la línea, el nido a parar el carácter de Cristo, pasando por
objeto concreto y hermoso en su aspecto plás- el cerebro de nuestro escritor.
tico. Yo pienso como Rodó, que ha dicho en
un "Diálogo de Bronce y Mármol": "El "Llegó el Nasareno—<Uce—con las flacas ma-
nos cruzadas sobre el hiyidido pecho.
mundo se dará ni!evos dioses A la fe en la "No caminaba, se desusaba más bien como afta
divinidad omnipotente e infinita suicederá otra sombra. Su aspecto acabado 7 cogitabundo que
acusaba mortal fatiga e infinita pena. Uso hin-
vez la fe en las divinidades parciales". Sí, char de compaaión el duro corasdn de los inmor-
y Dios se va muriend*, y, de su cadáver inmenso, tales... Jesús todo era hnmUdad, mansedum-
bre y resignada tristeza."
\salen dioses con formas determinadaa Chuto
proiito será umversalmente oonsideraido como Zeus lo apostrofa enérgitiamente endere-
un dios mis. Ya Reyles aniinoia el seigondo de zándole algunas ranmes oientíficaa:

86
"ieñúM, J«8Ú8, BoapecliaB los terrible* castlgód los ha leído en la "Leyenda de Oré'*, creo yó,
Que podrán hacerte los qjie, sin miedo ni preven-
ciones, estudiam ta obra a la luz fría de la ra- porque en esa parte recuerda sensiblemente a
•On?" Vorágine. Y, en fin, acaba los inofensivos re-
\ latos con estas palabras:
Jesús empieza a hablar entonces "en medio
de la ansiosa espectativa de los dioses" que, "Las legiones infernales huían despavoridas
(no debemos olvidarlo), tienen el corazón ante el signo de la Cruz. En ella había expirado
"hinchado" de piedad. yo para resucitar luego, por obra y gracia del
amor, en todos los corazones amantes y hacer
de cada uno de ellos una fortaleza inexpugnablt
"Sojr Inocente. Prediqué y practiqué lo que creí de la fe. He ahí mi verdadera y carnal resurrec-
el bien: mías, para qué negarlo? Dudo de mi obra. ción".
QnlBft no TI todos los aspectos de la verdad. Qui-
sa por amor de la justicia ful injusto; acaso por
exceso de piedad fui cruel; acaso juzgué mal lo Sí, hela ahí en Aiigusto Comte.
Que no comprendía bien". Porque esta resurrección, que luego explana,
i es la idea positivista de la inmortalidad sub-
• Y más adelante: jetiva. Jeáús sigue la melopea como a pujos,
Si el reino de Dios no se realizó cuando yo hasta agotarse, explicando, con bastante sim-
creí, quién puede dudar que se va realizando, pleza, cómo sus fieles fueron vencidos por
aunque tal vez por otros caminos de los que yo Mammón.
tmaginéT &l yo no aparecí ;. quién afirma que
a la bora de la muerte... Quién niegai que el El dios áureo lo escucha fumando. Luego le-
Justo... Quién duda que el perverso... etc., etc. vanta los cargos, que no son muy pesados (he-
I
1
chos al fin por un dios de cortos alcances).
Este Jesús de Reyles se expresa, en el pri- Mammón expone en un largo discurso - las
mer párrafo, como cualquiera de nosotros, hom- energías secretas del oro. Hace afirmac&oniea
bres ignorantes, que envolvemos nuestros bal- de fuerza, por ejemplo:
buceos en "las mantillas del len^aje"; tal
vez, acaso, puede ser, (quién duda?, quizá, yo "La roca dura del alma es la absoluta utilidad.
creí, i qué sé yot Bl hombre no es un animal metaflsico, sino
Por suerte a medida que adelanta se entona económico".
nn poquito y coordina mejor:
Y no sólo es afirmativo, sino también obser-
"SI todo retorna al seno materno de donde sa- vador, y agudo.
lló para continuar otro género de existencia; si Dice que sería curioso recordar los extremos
Uk materia y la energía son indestructibles, según
aseveran los sabios, cómo habría de ser mortal a que llegaron "los estagiritas" de los prime-
el alma y no volveir un día, como aquéllas a su ros siglos cristianos. (.Deben andar los tales
patria celeste? Si/ lo que llaman la ley de per-
manencia es un hecho incontestable: si todo se "extremos" en las obras de Aristóteles, i el
transforma y nada se pierde... cómo habla de "estilista"?).
perderse por excepción caprichosa la fuerza cons-
ciente? T si ésta tampoco se pierde, a dónde va? Pregunta como si no hubiera leído a Baude-
T si a alguna parte va, etc., etc." laire, si Satanás no es el más bello de los ar-
cángeles. Y luego ameniza el discurso con un
Si todo retorna, si la materia, si lo que lla- elogio del Malo, muy original por cierto.
man, si todo se transforma, y si nada se pier- Al fin remata examinando la guerra euro-
de, y si algo va, y si a alguna parte v a . . . De- pea. Aplica su filosofía al caso concreto de la
cididamente, oh dioses, hay mucha virtud en catástrofe, y esto le permite decir muchas co-
un "A" condicional. Lo dijo Shakespeare. sas. Voy a citar una sola, al azar:
El discurso de Jesús continúa. Afirma, el
muy desmemoriado, que no proclamó la verdad "Se trata, en fln de cuentas, de un problema eco-
en el mundo, sino la esperanza. Cuenta unas nómico, del que pende la riqueza, v. por lo tanto, la
cultura y la conciencia del mundo".
afinidades fantásticas con los otros dioses. Des-
confía tímidamente, muy tímidamente, no del Ya veis: la riqueza pende de un problema
•alor, sino de la extensión de la Ciencia. BJet? económico, y . . . la conjunción da una zancada
fíere los mili^iros con que empezó a transforjt; bastante formidable i>ara subordinar, a este
natse el mundo después de sq, venida. Y éstod problema, la cultura y la condeiicia del man-

ir
áo. m una luua¿« del i*ríneip« Énbio eM dal patio de Monipodio, en Oematteft dtn%
"por lo tanto". Seguro estoy que lo enoontró discípulos de Taine, vea aquí una inflneneU
deepuéa de "gravitar sobre sí". del medio, y creen que está iiupirada en «I
Pero no es la única: gasta machas para afli- Carnaval de Montevideo. En los tabla'.'os, di
gir a Cnsto y pasmar al Olimpo. Profiere sos cen, cada comparsa o máscara suelta aeompa»
paradojas con un gesto inmenso, y luego "se ña así, con so atributo, lansa, tino w cabo
tiiB los puños de la camisa con despreocupa- de escoba.
do y elegante ademin, dice Beyles, y pasea —Pero señores—-respondo-^qnello «a oola
por el auditorio una desdeñoea mirada". y cómico, y esto es serio y solemne, ost» d^ba
{Ay esa desdeñosa mirada de Mammón I Có- ser sublime.
mo domina, subyuga y avasalla a los dioses. —^Es sublime oon ezeeao, precisamente De
Sí, a los dioses, porque a los hombres ningún lo sublime a lo ridículo no hay máa que im
deeto nos causa. Nos seatimos seguros; sabe- paso. 1 Quién le asegura a Ud. que el autor
mos que Mammón es incapaz de desarrollar no apuntó aquí a lo subUme, pero con dema-
con un poco de lógica sus afirmaciones sibili- siada fuerzaf Pegó un paso más allá; eso «a
nas. Su. filosofía contiene dezoasiada hojaras- todo.
ca, quiero decir, metáforas; tan pronto el pen- —Talves.
samiento las traduce, el crítico se encuentra Lo cierto es que después del momento paté-
eon que debe operar en el vacío. Es imposible. tico (a Zeus le corrieron lágrimas contemplan-
Mammón dice a Cristo:—soy filósofo. Pero do la escena) los dioses se sienten jueces. Por
en d discurso no pasa de algunas incoheren- riguroso tumo va cada uno soltando un párra-
cias. Sus paradojas son demasiado fáciles y fo para condenar a Qermania. Detallan tam<|
do mecanismo visible; ahora reposan sobre bien las penas que merece: "que le limen laa
una imagen, ahora sobre distintas acepciones uñas y los dientes... que le pongan en la bo-
de una misma palabra. Su afán por las antí- ca una buena dosis de sal greco-latina, etc."
tesis lo lleva casi siempre al retruécano. Este Y aquí estriba la diferencia entre los "Diálo-
dios del oro tiene "empaque soberbioso" y gos Olímpicos" y "La Muerte del Cisne".
porte altanero, como un buen millonario. Pe- Porque conviene decirlo; en este libro están,
ro no ve claro en las cosas ni en sí mismo> a puestas en lenguaje directo, laa ideas y hasta
posar del monóculo. las imágenes y giros de "LaMuerte dd Cine".
Sin embeigo, cuando terminó de fumar, de
hablar y de pasear la desdeñosa mirada, "hu- Aquella obra de "divagaeionea"—eomo la
bo un largo silencio". "Jesús parecía absorto llamó su autor con rara exactitud—se divide
en profundas meditaciones". De pronto dijo en tres partea. La primera ea "La Ideología de
con dulce y conmovido acento: "Hermano Ma- la Fuerza", y ha pasado íntegra en el diálogo
mmón, veo que te juagué mal y humildemente entre Apolo y Dionisos. La segniída ea "La
te pido perdón". Y como se le adelantara la Metafísica del Oro", que viene repartida aho-
moderna divinidad, le tendió los brazo» Y se ra entre Mammón y Cristo. La tercera es "La
abrasaron. Flor Latina" probablemente repetida en el
último diálogo, entre Palas y Afrodita.
"... el foso hlnchd el andio tflraz de los dio- La diferencia, pues, entre ambas obras de
ses, dlee R^les. eomo el gas el desinflado globo, Reyles consiste en que, "La Muerte del CisBe"
Inego presto a ascender j perderM en laa ra-
diosas nubes. La 11ra de Apolo, la flauta de Dlo- termina cmn una elegía llorada sobre el cre-
nlsos y las cttaras celestes llenaron el palacio púsculo de Francia, /tNts Oaüiaeí MSentraa
•sul de inefables melodías. Las Oradas y las Ho-
ras, con arte supremo y encanto Infinito, danca- los diálogos eoneluyen oon un anatema, máa
ban alrededor de Cristo y de MammOn, mientras groaeroi que severo, contra la ruda Oemaaia.
Irene y Pandora derramaban sobre ellos una per-
fumada lluvia de rosas, y Hefatsto con su mar- Jesúa as vxpUo» a aa vea, eomo era da naón,
tillo, PoseidAn con su tridente. Hermés con su
eadrneo, AMS eon sn espada. Palas con su lanza en contra, de la bárbara. Eoltur. Sa aenteaeia
de oro 7 Artemis con an aro de plaU mareaban es insignifieante, oome aa persona, j puede
eadendosamente el eoifipis". ser recitada por eaalqoiera de los dioaes. Sólo
raenerda, no sé por quá, aquella eoBoentroi «B ea(a pixnío alg» penomL Com-
pleta lo incoloro, de ni físonomia poitqtM « do, en el mundo donde el principal deber «•
acaparar y producir, y cree que la comunidn da
«qnf donde abdica: los hombres no la realizarán el amor y el desin-
terés, sino el egoísmo y los intereses. Puede que
..."Cnuido diso "el reino de loi eleloa está sí estoy por creerlo".
dentro de •osotros", nadie me oye: creyentes j
•teoB hacen oídos de mercader, y volviéndome las
Mpaldas corren desatentados tras los bienes rea- ¡No en vano hinchó el corazón de los in-
lea, los más falaces de todos... Por otra parte, mortales este pobre Cristo de B«yles!
la sociedad de pobres y santos, .el ideal casto y
parvo qne creí el ttnlco eficiente para qne rei-
nase en el mundo el amor y la dicha, resulta hoy
menos viable que ayer, urge bascar otros cami- D I M A S A N T Ü Ñ A
noa de perfeccita Mammfln afirma y con muy
•Uldas rasones, 4u« la pobresa no e« santidad,
•too miseria, y la saotidad no rirtad, sino peca- Buenos Aires

Diteijo ^ Hogo Cntellaaot

mam
R O N D A DE N I Ñ O S
isa planicie de meseta. Suburbios de

L
juegan unos cuantos muchachos de nueve a on-
Bivera. Junto al oxidado alambrado ce años: Glaudino, Ignacio, Juan, Carlos, Bo-
del camino, en linea, cinamomos redon- de... Los muchachos todos, se dibujan en la
dos y chatos como monstruosos broqueles, con altura como manohas palpitantes, bien diseña-
racimos de ñorecillas de un violeta denso en dos, tal objetos pintados a contra luz: con las
el centro y con un lila apagado en los petalos desgreñadas cabelleras al aire; con andrajosas
minúsculos, que difunden un aroma penetran- ropas; los pantalones cubiertos de remiendos de
te. Al pie de los arbolee, montones dispersos de colores varios fígoraa animados mosaicos; con
piedras rojas y húmedas,—como fruta fresca las mangas de las camisas recogidas y dobladas
de rocío —que al golpe del martillo o de la más arriba del codo y deshilaohadas; con los
piqueta se abren en hojaldras como un pastel. breves pies desnudos, encallecidos y sodoa Los
A flor de tierra, entre montículos de trébol, la muchachos corren, brincan; las tostadas pier-
gramilla se prende al suelo con el afán de la nas incansables, guardan la elasticidad de los
hiedra a los muros, con la porfía de una tenaza resortes nuevos, y los brazos tiernos son ágiles
que apretara duramente. Se destacan, aquí y como alas.
allí, malvas y yerba buena que difunden en el
aire retozón, cautivante fragancia a menta. Ala
Í7X}uierda el declive violento de una cuesta pe-
lada. A la derecha, los sauces, con las hojas Ignacio invitó a los demás a la diversión mo-
nuevas vistiéndoles las ramas colgantes, de un vida que llaman "La Troyita". Tonto guampa
verde fresco y pálido, parecen llorar lágrimas aguda, hallada allí entre las fragantes malvas,
frecuentes de un surtidor que se deshila, de una y con ella trazó, sobre el húmedo suelo, una
tristeza sin fin. Al frente, negra, con protube- circunferencia de cerca de tres metros de diá-
rancias de gibas enoimes, la "cuchilla" serpea metro ; luego, en el centro, colocó chato trompo
en la fuga de una curva grácil que se esfuma, anaranjado que relucía en destellos alegres al
en el sector lejano del horizonte, resplandecien- sol, como si fuera de oro fundido. Los demás
te como lámina de estaño. A espaldas una su- muchachos debían libertarlo de la prisión cir-
cesión inacabable de colinas, plenas de vellosi- cular en que yacía, con un golpe violento de
dades marañosas de una ñora enana, cortadas púa, dado por el trompo que le arrojaban y
por cañadones hondos, donde cantan la dulzura que huía muy lejos de la "troya", después da
inefable del secreto desperezo del agua, lacias herir al cautivo, partiendo rapidísimo, zumban-
corrientes. La tierra negra, en los surcos, graso- do, casi volcado de lado, trasuntando la acroba-
sa, finge sudar aceites claros, y en los tajados cia aerea que denomínase caída sobre el ais.
flancos de las melgas inhalantes, codiciosas de El premio a la destreza del libertador era el
sol, parece extenuarse bajo la cobija casi ber- rendido prisionero. Pero, acontecía con fre-
meja de arena hnmed% que cubre los bordes cuencia, que el tsompo heridor al chocar con el
roWrados, como grande y extendido ohal de un cautivo, después de violentas rotaciones, bus-
roo^de lacre. En la lisa planicie de la meseta, cando vanamente en la fuga m saltación, eaU

90
f

mmmm

venado, dentro del cirealo fatal, est&tico. En- ción, hacia doade la "breva" ae movía, en mu
tonces el nuevo cautivo paaaba a ser patrimo- rotación embriagante, despidiendo, con él vien-
rio del dueño de la troya. Y cada vez que el to que levantaba al girar, pajitaa, tallitos aecoi,
trompo colocado en el centro de la cerrada cur- fino polvo, y casi en cudilllas, tendió la mano,
va era libertado, o el que le arrojaban para entreabriendo los delgados dedos, un poco ar-
herirle y sacarle, cafa exhausto en tierra ene- queados, y de pronto, con súbito movimiento
miga, los muchachos reían dando saltos vertí- preciso, la levantó en la tensa palnía de la
cales y estallando en agudos gritos. Enseguida abierta mano. Los demás muchachos abandona-
continuaba el bullicio y la algazara, en tanto ron el juego por un momento, curiosos y ávidos
que el juego se hacía mis animado, más vivo, para contemplar el sereno baile del nuevo trom-
más apasionado. Sin duda, el aire libre y puro, po reluciente. La breva, bailaba plácidamente
el sol, el olor penetrante a menta y a cinamo- y contoneándose, y fingía al sol, que la doraba,
mo, se les entraba de lleno en la sangre, a los en cada vuelta cadenciosa, ya suavísimo halo,
niños, y les infundía el ímpetu del caballo en ya el arco de tenue luz que corona la cabeza
la catrera y esa alegría animal del vivir que de los santos, ya un palor de luna mirada a
florecía en la Inz de estrella de la risa y en el través de blancas nubes algodonosas. De inme-
ampo rosa de las mejillas y en la estridente on- diato la hizo deslizar de las junturas de loa
da fugitiva del holgorio. En eso, llegó otro mu- dedos hasta la parte ancha y gruesa de la base
ohaoho, Pinga. Traía un trompo nuevo, una del pulgar, con una leve inclinación de la mu-
"breva": en forma de macizo óvalo alargado, ñeca blanda y pulquérrima, con finísima pelu-
de cabecita bermeja y chata como el hueso de za de frutos maduros. Pinga miraba con dulce
la cereza, la parte más estrecha, mareada con arorbamiento el baile de la "breva", y a vece»
negras curvas, y en la extremidad inferior, re- sentía en su carne rosada y tierna, como si la
luciente púa. figurando un pequeño corazón de acerada púa quisiera escarbarle la pulposa pal-
acero, rematando en aguda punta. Breva es- ma, mientras otras veces, le producía un cos-
belta como jovencita fina y elegante. Todas quilleo extraño y entonces le nacía un deseo
las miradas se concentraron en Pinga. Este se repentino de arrojarla lejos y ediarse a reir
colocó bien a la derecha del trompo cautivo: como un loco. A medida que transcunrfan los
con el pie izquierdo al frente, el derecho más segundos, el girar se hacía cada vez mfis lento,
atrás, a un palmo del otro, como en la guardia hasta que la "breva", perdida la fuerza que
del box: pecho y cabeza lijeramente inclinados la hizo silbar en el aire como rápido dardo,
hacia adelante, la siniestra mano tendida a lo tuvo cabeceos de agonizante, luego, balanceán-
largo de la pierna, la diestra levantada a la dose, se dobló de pronto, de lado, y en el ca-
altura del hombro, el brazo en palanca, el an- pullo de la cerrada mano, quedó inerme. Los
tebrazo recogido, y, en esa mano la breva, el muchachos todos se habían agrupado alrededor
pulgar firme sobre la cabecita bermeja, anuda- de Pinga, y habían contemplado, brillantes los
do al índice el piolín catalán que había enro- ojos, la danza lenta y cautivante del trompo
llado al peón y el meñique tactando la p6a nuevo. Uno de los niños le pidió la breva a
resplandeciente. Así perfilado, con la mirada Pinga para tactarla y mirarla mejor, y el pri-
fija sobre el trom.po cautivo, calculaba la dis- mer muchacho se la alcanzó después al segun-
tancia y donde debía dar el "pique" exacto do y así el trompo fué pasando de ínano en
m breva y la fuerza que era necesario impri- mano y*así cada uno de ellos, pudo acariciar
mirle para salvar el linde de la rayada circuns- el cuerpo, fino y esbelto, de la "breva", la re-
fereneia. De pronto, dio un paso sesgado hacia cia cabecita, la aguda púa acerada, y uno a uno
la izqiDderda, luego extendió, en toda su ampli- a medida que la tactaban, con honda emoción
tud, hacia la dere(^, el brazo en cuya mano y un vago deseo de poseerla, exclamaban: \Q,vé
oprimía la breva; después lo agitó violentamen- iinda'l ' '"•". ^
te enrvo por su frente, y aquella fué despedida,
lépida, fidminaate: "picó" a un jeme del en- La alegre bandada de muchachos, de nnevo
carcelado peón y saltó, silbante, como una alada volvió a rodear la tentadora troyita. T, el jue-
fleduL Ligeramen^ agachado oon^ó, sin dila- go, minutos interrumpido, continuó, entre gri-
tos de alegria y de sorpresa y de risas darás.

mmsmBommmmmmmmmmmm wmmmmmmmmmmmmmmimmmm
51
En eso, uno de los ni&oi haciendo girar vio- da púa en forma de eoraaÓB, hizo na ligwo sai-
lentamente el antebrazo como rápido tomo, y no con el ojo izquierdo para laíinar la puntería
luego blandiendo el brazo derecho como si fue- y con un movimiento sesgado y videato d«l
ra ana espada, con un movimento de afuera brazo derecho, la arrojó...
hacia adentro y de flanco, arrojó su trompo Se escuchó un golpe seco, como ofoando M
coa ánimo de herir al otro y despedirlo lejos; parten huesos. Pinga había herido en el cuerpo
arrojó su trompo con ánimo de libertar al cautivo al prisionero, y éste y su breva, salvando el
de la troya, pero tundiendo la púa en tierra fofa, linde de la mal trazada cinounfenreneia, abrién-
perdió la fuerza impulsora, y después de dibujar dose en curvas aladas después de haber tenido
círculos retorcidos y por último, pequeña on- un punto ás contacto casi furtivo, dibujarcm
dulación sinuosa, volcado de costado, quedó con gracia, en la arena húmeda y granate y
prisionero dentro de la devoradora circunsfe- glutinosa como un coágulo, una eomo ojiva me-
rencia, como una cosa muerta. Y los pequeños dieval... Pinga, tomó con mano nerviosa el
y ágiles jugadores siguieron arrojando sus trom- trompo libertado y lo levantó en alto, como bo-
pos, en vano. tín de victoria, ufano. Y, en el rasgado flanco
Cuando le tocó el tumo a Pinga, enrolló bien del ex cautivo, abríase una triza fina y endeble
el piolín catalán a la breva, !o ciñó bien al es- como los estambres de una flor.
belto cuerpo de aquélla para que los lazos no
se aflojaran, y con el pulgar ñrme sobre la LINO ABANDA COBBEA
dhata cabecita y el índice oprimiendo la acera- Kifvera — 1927.

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34
EL AÑO LITERARIO
( S C H E R Z O DE 1927)

E s norma tradicional que, coincidiendo


con la caída de las últimas hojaa del
almanaque, las revistas ofrezcan a sus
lectores ur. resumen de la actividad literaria
co'mo un flujo expontáneo que no ae interrum-
pe nunca. Tiene la literatura, ciertamente, pa-
ra quienes la estudian, sus divisiones históri-
cas, sus períodos, sus tiempos diversos. Pero
del año transcurrido, un retrospecto critico de no los determina el kalendario sino su propia
su bibliosrrafia. evolución. A lo mejor, un período literario no
Nada tan arbitrario empero, como ese con- termina el 31 de Diciembre, sino mediado
vencionalismo, que obliga a dividir la litera- Agosto. Una cronología más razonable nos pa-
tura en años de almanaque fijándole los limites recería, por ejemplo, para la literatura uru-
sin sentido del 31 de I3iciemibre y del l.o de guaya, la que marca la celebración de los
Enero, y aplicándole una medida cronológica concursos anuales. Podría contarse de concurso
que ninguna relación tiene con su naturaleza. a concurso, como los griegos contaban por
Muoho más arbitrario, desde luego, que aplicar Olimpiadas. Entonces diríamos: tal libro co-
tal división a la vida económico-administrativa rresponde al tal concurso. Teniendo en cuenta
de un estado. que el plazo de admisión termina el 30 de Se-
Al menos la vida económica e institucional tiemibre de cada año, el año literario empew-
tiene sus períodos anuales establecidos, separa- ría, entre nosotros, justamente el l.o de Octu-
da», amenudo, por vacaciones o recesos. Las brs.
universidades, las academias, los parlamentos, No obstante, y puesto ique es'casi obligatorio
los consejos, tienen, por ejemplo, sus recesos para una revista el ofrecer a sus lectores la
anuales, y por lo general veraniegos. La cos- reseña anual, nos atendremos por esta última
tfumbre manda a bañarse a profesores, acadé- vez, a la división convencional impuesta por el
micos, diputados, y otros gremios semi-intelec- almanaque. El Año Literario y el Pan Dulce
tuales. Pero los literatos no tienen vacaciones son dos cosas que no deben faltar al fin de
eolectivaa, ni su grafomiaiiía se interrumpe añd.
aunque vayan a bañarse. Al contrario, la vista Ensayemos de cumplir con el rito. Primero
del mar, ¿contacto del agua y del vientio sa- los poetas. Los poetas son como los atletas ds
lobres, suele exacerbarles la necesidad fisioló- peso pluma de la literatura, en tanto que los
gicA de escribir cantos al mar, o refleociones prosistas son los de peso pesado. Y, tan pesado,
fíloaófícas sobre el Infinito. El literato no pue- a veces...
de dejar nunca de ser literato: lleva la litera- Además, los prosistas, hombres más graves y
tura a cuestas, como su concha el caracol. Y sesudos, no tendrán inconveniente en dejar pa-
hasta cuando se va a bañar se baña literaria- sar adelante a esos niños caprichosos y terri-
mente: cada ola le trae una metáfora. blemente susceptibles que toa los poetas, a
No, la litetatura uo tiene recesos ni almana- quienes, por algo, el prudente Platón desterra-
ques: lo mismo le 4» Dieiembre qw Enero: e» ba df) su República, después de haberles ooro-

• g i
nado... LM poetas, en eambio, se ofenderían mientras los muchachos vangnardisaates le mi-
en su vanidid de predilectos de los Dioses, si ran con simpatía, los académicos le guardan
no se les cediera el paso. toda consideración. Ahora, su personalidad e»-
Y, en verdad que este año, los divinos niños tá situada como su domicilio: entre el rasoa-
lian estado más terribles que en años anterio- cielo de Salvo y el Ateneo.
res. Y es que les llegó un nuevo jufcuete de £1 que ha dado la nota más estridente y
Europa: el "vanguardismo". Y loe más travie- escandalosa, COB SU bocina automovilística, (en
sos han jugado con él hasta destrozar cuanto la poesía actual, la bocinas de los autos han
había en la casa. Aterrorizados, los viejos pe- sustituido a las liras de oro) ha sido José Ma-
lucones literarios y los buenos burgueses aman- rio Ferreiro, con "El Hombre que se comió
tes de las "bellas letras" se han refugiado en un Autobús", libro de un futurismo ediUcio,
el ala más defendida del edificio, allí donde que Qómez Folie, el más «ulto de los Jefes de
se aburren de su inmortalidad las efigies de Policía que ha tenido la Capital, hubiera de-
los proceres venerables. Y miran desde la ven- clarado de uso obligatorio, para todos los agen-
tana, esperando que acabe el bochinche y se tes del "tráfico"...
restablezcan las tradicionales normas. Nadie sabe, ni él mismo, si su libro es en
Mientras tanto, sobre el espantoso revoltijo broma o en serio; tampoco sabe él ni nadie,
de toda la casa, los poetas adueñados del ju- si lo hizo por una necesidad sentimental de
guete infernal empiezan el año literario con chauffeur fracasado, o se lo encargó "para re-
ios quejidos del plebeyo Ford que se enamora clame" la agencia Ford en Montevideo. Lo
de la distinguida voitvrelte, y lo terminan cierto es que ha sido el gran escándalo literario
gritando desde la torre de Salvo, una marca del año. Y lo cierto es también que, apesar de
de cigarrillos. Bocinas de lautos saludan su todos los disturbios que ha ocasionado en el
llegada; letreros luminosos lo despiden. 1927 tráfico literario de la capital, el tal autobús,
ha sido, literariamente, un año terrible. de decir, el tal libro, revela una agudeza de in-
Otra de las características del año es que genio y una sensibilidad muy moderna, que si
en él han dominado, casi exclusivamente, los no son el talento, se le parecen muoho.
más jóvenes, los de la nueva generación. Y los AI fin del año, casi al caer de las últimas
de la novísima. (Y aun, quizá, hasta los de hojas del almanaque, un poeta de los novísimos.
la generación que no ha nacido todavía; pues Juvenal Ortiz, trepado en lo más alto del Pa-
es innegable, que hemos oído, entre otras cosas lacio Salvo, como un chico en lo más alto de
estrafalarias, berrear poetas nonatos, que ya un árbol, quiere voltear estrellas con los chum-
patean el vientre sino se festejan sus chilli- bos de sus metáforas... y desparramarlas só-
dos...) brela ciudad... Y Juan CarlosWelker,notan
Los poetas ya consagrados—por así decirlo novbñmo como el otro, pero con poco uso to-
—no han publicado este año libros de versos. davía, recorre los suburbios malevos Innfar-
Ni Juana de Ibarbourou, ni Silva Valdez, ni deando en el bandoneón tangos sentimentales.
Emilio Oribe, ni Sabat Ercasty, ni Ciasaravilla Dicen que "Esquinita de mi Barrio" se ha
Lemy», — para citar algunos— han dado tra- vendido mucho en los almacenes.
bajo a las imprentas. Sólo Emilio, Frugoni Femando Nebel, el afortonado inventor
reaparece, ezoepcioualmente,—rscaso i>ara con- de la pildora poética, nos cuenta, acongojado,
solarse de su ostracismo poUtico—como un ve- en "Viajar", que tuvo que venirse de Paria en
terano entre los reclutas. Y reaparece rejuve- barco expreso, porquei no podía aguantar el
necida, contagiado del dinamismo revoluciona- íño. Sin embargo, coosignió elaborar algunas
río de los nuevos, jugando a la metáfora ul- imágenes mjuy acertadas. (Ahora vive contento
traísta. Claro: Frogoni está ya un poco pesado en Canelones, preparando los nuevos oomprí-
para esos juegos metafóricos y su "Epopeya midos líricos para 1928; y ha puesto en el
de la Ciudad" tiene mudio de la granredad so- frente de su villa: "Sos breve".
ciológica de "El Capital" de Márz. Con todo, Blas Genovese, ha cantado oon ternura in-
preciso es reconooeif que se ha remoxado, re- finita, no exoemta de erudición pedagógica, las
Verdeoiendo ma viejos laureles numántieos. T delicias domésticas de su bo^, ^ earifio de


la esposa, las gtacias del bebé. í'ero, no obs- citas**). Se trata, de un record, en materia de
tante su einl)eilesaiaiento doméstico, sale a la estirones literarios. Como tiene poco más de
vereda de su casa, por las noches, a contemplar veinte años, si sigue creciendo así va a llegar
las estzellas, y dejar divagar su pensamiento a ser un rascacielos de nuestra poesía.
por los espacios cosmogónicos. De ahí el titulo
">Cancioiies de U Noche Estrellada", bajo del • • •
cual hay más de una metáfora felie.
£1 gallardo capitán de nuestro ejército, don
Ubaldo Edgardo Genta, dio una vez más, en La gran revelación ocurrida en este último
"El Tercio Azul", prueba de que el culto ejercicio económico-literario, en el campo de la
del romanticismo se mantiene fiel y recalci- prosa narrativa, ha sido la de Francisco Spí-
trante entre los hombres de armas aficionados nola, gaucho pueblero y maragato. blanco como
a la literatura, quienes han comprado, para güeso de bajfual, cuyos cuentos de "Raza Cie-
BU uso exclusivo, en el Monte Pío de U Orítica, ga", au primer libro. íescusado sea el prólogo
la vieja lira empeñada por los nuevos poetas en que se le comipara a Esquilo) dan fe de
ultraiatas. . , un escritor intenso y robusto, de recia muscu-
latura, y bien templado cordaje, que no se achi-
Al árbol del Simbolismo—plantado por Gtón-
ca ante las situaciones dramáticas más fuertes.
gora, regado por Malarmé—^le han salido este
Cojea de un pie: el gaucfaismo trascendental,
año dos grandes gajos de frutos tan duros de pe-
candida aberración pseudo-teosófica, de cuya
lar que no parece sino que en ellos se hubiera
infección ya se cux*ará asi que le madure más
concentrado todo el esoterismo de la kábala.
el seso. Pero eso es secundario, puesto que no
"Canción de los Pequeños Oírculos y de los
parece atacar a sus narraciones.
Grandes Horizontes" de Vicente Basso Maglio,
y "Nave del Alba Pura" de Jesualdo (Sosa), Montiel Ballesteros ha arrimado, con sus re-
libros de un subjetivismo radical son productos latos de "Luz Mala", un sólido bloque a su
de la más sutil destilación irrealista, y, desde obra literaria y a la consolidación de su nom-
luego, de un aristrcratísmo estético tan supre- bre, ya bien asegurado con sus "Fábulas" y
mo, que para la mayoría del vulgo letrado re- otras producciones. La larga estada consular
sultan impenetrables. Hay quienes, en vengan- en Florencia, donde se respira el Cuatrocento,
za, andan diciendo por ahí que ambos poetas y la barabilla d'annunzziana con que se re-
practican aquella iónuula dadaista: echar en trató, no pudieron arrancarle sus dejos de pai-
un sombrero palabras escritas en papelitos, sanito: tiraba para el pago como el Dórico
mezclando sustantivos, adjetivos y verbos, y de uno de sus cuentos, y hacía literatura con
luego extraerlos al azar, alineándolos en diez las cosas que oyó en su adoletÉsencia de bocas
o doce renglones de longitud distinta, como camperas, entre mate y mate, en las veladas
salgan. Pero esta no es más que malediscencia de la cocina. Cosa curiosa lo que está pasando
de barrio. con estos escritores platenses. Lo que les sale
mejor, con sus recuerdos de mulchachos. Ejem-
Cipriano Santiago Vitureira, se ha entrenado plos: Güiraldes, con "Don Segundo Sombra",
sus primeras pantalones laicos de poeta, con Zabala Muniz, con la crónica de su abuelo,
"La Siega del Musgo", libro un tanto balbu- Montiel con estas remembranzas de cuando era
ciente e inseguro en su vaguedad; libro acaso gauchito salteño. En la novela sigue triunfan-
prematuro, pero altamente promisor, puesto do el terruño.
que acusa un temperauento lírico muy fino.
Y Roberto Ibáfiez, con 'IJS Danza de los Ho- Hasta Salaverri, que es santiagueño de Es-
rizontes" ha pegado un salto de una acroba- paña, y fué gaucho por carambola, ha aumen-
cia sorprendente, trazando una aérea curba so- tado su fecunda progenie literaria con los
bre nuestras cábezaA, para colocarse en el cen- Cuentos de "El Manantial", remembranzas co-
tro de la pista. En el Año Literario anterior, loristas de la época — ay! fugaz —en que era
Ibáfíes, con so libro "Olas" era todavía un estanciero en Treinta y Tres, y, para hacerse
niño; en éste es ya todo un hombre, literaria- ver, bajaba a la ciudad con botas de montar
mente hablando, (aunque todavía use "novie- y sombrero de oon-wqy.

w
El joren García Saizha eoníirnuido en " Sal- que Lasplaues está mejor •scríbiendo «n " 8 1
r«je", sua estimables cualidades de cuentista. Día", los comentarios de la actualidad extran-
También a éste le tira el terruño, y trabaja jera.
de campero. El nativismo rural ha dominado Por lo que respecta a la Crítica y el Enra-
Mte año literario, en el género narrativo. Tal yo, no recordamos que hayan tenido, en el año
Tez sea "Marü" novela de Boy, la única ex- que acaba de fenecer, representación digna,
«epciún de valer, en ese conjunto criollo. Boy, por su seriedad, de ser anotada especialment*,
aunque vive en Canelones (no sabemos si es fuera de las concienzudas conferencias del
vecino de Nebel) no ha dejado su urbanismo profesor Grompone, sobre Pedagogía, publica-
europeo, y persiste sinceramente en el cultivo das en volumen. No muestran mucha afición,
de su ironía ultra civilizada. Esta fina ironía nuestros compatriotas, por los estudios.
es, por lo demás, su mayor valor. Y ponemos punto final a este "seherzo" del
Finalmente, Alberto Lasplaces—^ya consagra- año literario que hemos trazado accediendo al
do en nuestro ambiente periodístico, como ex- pedido de esta revista, no sin antes declarar
celente articulista cotidiano, ha intentado con que, en nuestra opinión,—^y aunque ello hiera
BU libro " E l Hombre que tuvo una Idea" la clásica y obligatoria modestia de sus hace-
conquistar título de cuentista, tamfbién exce- dores,—el mayor suceso literario del año 1927,
lente. Pero pare<je que el intento no ha sido ma- ha sido la aparición de "La Pluma".
yormente afortunado, ({le faltará una buena
temporada de campot...) Y es sentir general B. P.

MADBKA, por Q«am Soiia.

"ff
JUbOdeUVAS
FRESCAS TPAPICHE
2>(SlELLí:\5óeV2\\\ro
ENSUNUCVO
ENVASE-

i.

5^

Para eoeliiar el comliastilile Ideal. El más econámico, limpio


= = = y práctico de todos los sistemas. = =

psi.A.J^a» d ^ l G^
25 de Mayo Esq. Juncal Administrador Qeneral e Ingeniero

u.........
F E D E R I C O L A N A U

Y a estaba en prensa la edición de este


número cuando non enteramos de que
el admirable artista había muerto en
el sanatorio al que últimamente se acogiera
derno; deja el recuerdo de su actuación al
frente del taller de cerámica de la Escuela
Industrial, suprimido por inexplicable incom-
prensión ; deja dos o tres cuadros al óleo a me-
para reponer su salud muy quebrantada. dio hacer y algunas esculturas también ain ter*
Federico Lanau, bien conocido en nuestro minar. Obra malograda en su mayor parte;
ambiente artístico, estaba en el momento en pero obra que sirve para hacerse cargo del
que de su plena preparación técnica podía es- artista extraordinario que nuestra tierra ha
perarse una producción altamente válorable. perdido con su muerte.
Tenia poco más de los treinta años, había lu-
chado mudio en la vida; su bohemia, honesta Dificultades del tiraje de nuestra revista im-
y resignada, bohemia laboriosa y heroica, había piden que en este número hagamos una publi-
ááo larga, y aunque el artista había sacado de canción más extensa de la obra y personalidad del
ella una gran fuerza moral, el cuerpo había artista que desaparece. Será ello en él número
quedado resentido del rudo esfuerzo y del exce- próximo. Por hoy es forzoso que nos conforme-
sivo sacrificio. Cuando el fruto iba a comenzar mos «on expresar nuestro sincero ¡sentimiento
a madurar, el árbol, que había luchado dema- por la desaparición del caro amigo y gran ar-
siado con los vientos de la adversidad, se que- tista, uniéndonos con la expresi^ de este sen-
bró por él tronco!. timiento a los muchos amigos de ^ederieo La-
nau que conocían suis extraordinarios méritos y
Deja Lanau tma magnífica colección de gra- que lamentan su pérdida como una de las más
bados ea madera y linoleums que basta por ti sensibles bajas experimentadas por el Arte Na-
sola para crear una reputación de artista mo- cional en los últimos tiempos.

41
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ARTÍCULOS FINOS PARA HOMBRE


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•ÓlltANO, 8 4 3 - 4 6 Esq. ANDES I

Sombreros LOS MODELOS DE MODA f t l C l l l M O S CONTINUAMINTI

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Cfimísas OAflANTIMOS CALIDAD V
I X C I t l N T I eONPMetOM

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ñ9km é» Ctambra y S I W M Pumater M ptto —iwtWe y I M W f i M
Hii^lil • iWiiimMW
i»íí!a^H^''"''>^»!í^i^'*f!t|^K'''i'>''i'í^íií^^íJ*^^^^^^^ ti."i'!:'ií?v.'ii'«' '•>•!.•'•;•••

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ííp;^;>í ./'

iiliiliÉliií
ÉÉMÍiililiililll;

De "La Múltiple Splendeur"


da

EMILC VERHAERCN
Traducción para LA PLOMA d» C« 8. B.

LA AliKOKIA

Oh, e«M anoliM 7 bdloa diaa en que rwplatidMen UM mafiaiiMl


La tierra ardiente 7 «Mrgulloaa en más soberbia todavía 7 al deiper-
taiie la vida ea de un perfume tan fueite que todo él HT ae embria-
ga 7 ae arroja en el júlalbt

Graeiaa, ojos míos, i>or liaber permanecido tan otaroa» bajo erta
frente envejecida, como para ver a lo lejoa vibrar 7 oorrer Ut lusj
7 vóNtraa, manoa mías, por eatremeoeros en el aol; 7 voootroa dedo*
nifoa, por doraros en laa frutaa bermejas» pendientes a lo ltf|p> de
los mnroa, junto a las malvarrosas.

Qvaeias, ob, mi cuerpo, por estar firme todavía 7 ser rápido 7


vibrante en esta hora, al tacto de los vdoees vientos o de las brisas
profundas; 7 t6, travo mío recto 7 estos anéhoa |Nilmone% por rea-
pirar a lo largo de los mares o en lo alto de las montan^ Ú aira
radiante 7 vivo que baña 7 mnerde los mundoo.

y Oh esa fiesta de Isa mafUnas de seireaa beúeial Bosas ea¡ros


I uros rostros eiijp7a el túdo^ pájaros que vienen baeia nosotroa «0-
mo blancos preaasios. jaz^inMi de sombras maeiaas o de frágil el**
ridadíl

i i la W a et| qioe él amíplio verano entiWa las.a;v«DÍda% 70 <f


temo,, éunkos por dóiode lia Uegadb li,qne «ñtre sos iluitai «ilsfinnrl
ití Itoitiw); yo os amb, lejanas iagnnaa 7 aosteroa homifuá', 7 U^
nús piBS, .étt laa profonáidades, amo tapbián la tisrra doodé'NpéÍHtt
níü ÉNWriioÉ.' ' ' '"

Mm ¿f!:tii^iji¡ii|i^ Pr.'; .-•^i;:- •.::.;;' ü-^ • -faivu., i •,••• ^ ! i f f y | H U ^ ; i f e '' !i: *\,.^i f, I^JA),,-- .vrm': .lJ»«WÁ^|!lin#^il^
•lj»Ít'j!:,r.-rrJ;,1i;&X'.'''f'l!' ^'.1
Hmiii

m b t o en iodo lo qjae me rodea y me penetra. Ú^apedei mptuo»,


•enderoi perdidos, macizos de hayaa, agna lúcida qw wipgwni^ som-
bra Uega a empañar, rf, todos vosotros, no siendo más <qne mis re-
CMrdofi os trasmatáis en nú propio ser.

Gh esos ímpetns de fervor, profundos, poderosos j tiernos, tal


eomo si nn ala inmetnsa te levantase; si tu lo has sentido tendiéiúlote
hacia el infinito, no te quejes, hombre, ni siquiera en los más amar-
ffot días. Cualquiera sea la desgracia que de tí haga presa, debes
decirte a ti mismo, que un día, en un suprrau) instante, disfrutaste
til también la más dulce 7 formidable alegría, y que tu alma aluci-
nando tus ojos hasta meselar tu ser a las fuerces unánimes, durante
ese día único 7 esa hora sublime, te hizo semejante a los Diosea.

LA ALABANZA DEL CUERPO HUMANO

En la claridad plenaria y en sns repentinos raoros quemando,


hasta el coras6n, los ramajea profundos, mujeres cuyos vuerpoo des-
nudan brillan en esos jardines, vosotras sois fragmentos magníficos
del mundo.

A lo largo de los sombríos bojes y las altas escalinatas, cuando


pasáis jubilosamente entrélasadas, vuestra ronda simula un ondu-
lante eapaldero cargado con los frutos pendientes de sus trenzadas
ramaa.

Si en la pas y la grandeza de los claros mediodlaa nna de voso-


ttas se detiene y no se mueve ya, esa, de pie, se me aparece como
un tirso de carne donde flotase el pámpano de fuego de su cabellera
roja.

Cuando en el dulce calor vosotras dormís cansadas, Vuestro gm-


pc> es semejante a los bandea repletos de una ancha cosecha de aol y
de flores que el estsnque reuniese junto a sus pálidas orillas.

Y en Toestros blancos gestos, bsjo los grandes árboles verdsa.


y en vaestros juegos enlazados, bajo racimos de rusast eorren los
ritmos esparcidos en el inmenso universo y la savia tranquila y po-
tente de las cosas.

Vuestros hfoesos delgados y duros son blsneos minerales sólida-


mente levantados en noUe arquitectura; el alma de llamas y d» oro
qne avie m vuestros cerebros no «a más que un asfieoto fino y eott-
(Jajo de la natnralesa.

Sois vosotras mismas el bello jardín ijue oa presta sos abrigfba


de mu^n oon su oahaa y su dnlsnra; y el rossl de los poras r e n -
nos es Vaastro cta^n, y vuestros labíos^ de íbego ion las tosaa ium*
nentUes. ~
l¿«nÍ%ao% pmes, y eoinprendeos mejor I Si querfis saber átede

^'í»ipr^frií")*fj:«'.**'íí'^"ifh''-^iAi':"iíl»^
"^r^mmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmémimiimimmmmimmm^

rende Ik claridad, creed que el oro vünrante y loa aatroa de 1M tSMh»


auffian, bajo Toestraa fcentea, con «nía radiantea fuegoa.

Todo ea aiiiülitud, imagen, aedifoeión, TÍnonlo; aaí eomo laa ga^


maa de una ondeante diadema, todo se mira y todo ae oompenetra, oih
mujerea, tan admirablemente como en voaotras y fuera de voaotraa,
todo aa roiotraa miamaa.

liASIDBAS

Sobre laa dudadea de orvallo hacia loa destinoa tra^asadoa^


né« altaa <iae el dolor y mis altas que la alegría, ain que noa aaa
pcalUe verlaa, reiiuua laa ideaa.

En loa primeroa tiempos de fuerzas y de aerenoa ferVorea, deada


que se transformló en antot^üía el espíritu, ellas se desenredaron y
volaron del hermoso dédalo de oro de loa cerebros humanoa, para
biillar y desplegarse más arriba; y desde entonces impóneae a nues-
tros temores, a nuestras esperanna y ft nuestraa ezplicacionea, fre-
cuentando nueatroa pechos y nueatroa espíritna y contemplando loa
seres y las eoaaa, tal como ai bajo aua pftrpadoa librea, aa abrieran
loa ojos del infinito

Vibran aaí en la inaaieinsa materia y fonttan en tomo del mundo


uta nmda de fuego, ain que ninguna no aea una elaiidad inimara.

Siii embargo, por ver su oro perdurar en loa cielos, él hooilira


que laa ere6 de su pr(9ia luz, ebrio de su propio rosplandor, un dí*
biso eon ellaa: los iDieaes»

Aun ahora, en nueatroa díaa, su llama se noa figura eterna, i^ara


si ae alimenta de ftMraa y de beUeza es gracias a la sangre dft la i«a-
lidad, xaMi siempre y sin cesar nueva, que noaotroa arrójame» hada
ella.

Cuanto mía «caetoa y elaroa asan loa penaadoraa de una épooa;


ouanto mea aua frentea ae muestren prguUoiwa y ana «Imaa aean
arrebatadaa de tanto aer laa veiiementes obreraa de^la yida; ettanto
más dirijan haeia ai miamoa el resplandor que repentinamente ilu-
mine laa eabeaaa con un.fuego nuevo; cuanto máT^reaneBan aua paaoa
en el camino de las eonquiatas; ouanto máa ae adquMB antro ai cona-
titiqwndo irerdaderaÉniente lo máo alto de eaanto viira bajo al vi«je
firmamento, mAa ae abrirto, máa i|e azt«aderiin,'*l!aBaiidaa y $aébM,
aua anrita, «B loa hoi^iontea, laa aupvemaa idea&

» M I I* B V I » H A B B E N

¡•fi,i:;iii:'vJi>;S'jfK'#^

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1427-ÍTUZAIN6Ó-1431

HabKniIaiM Inntfnrado d nuevo Uvsdaro. «Hchi-


sivamente M r t « «««tcio de ropt 4* fMnü*. eop
las néquIíiM mis modérnu eicisteiitas. se f o M
ooiKMriiBiaoto d«i pdblioo en _ d establedmiento atttideri ri prtaMr pedido te>
isMaloi» 1 «nriari litta dt pradoc y di del servido, que resdta prictfco. econdwico y

•••^•P

1
£1 A A O Literario Argentino

A oaba de terminar el año literario ar-


gentino. 1927, no ha aido el mejor, ni
«Ipeora&odeprodnoci^ naxñonal. Es
refalar, por donde quiera que se le mire. 1926
Enrique Hcine; \einte años de la revista "Noé-
otros", con banquete y número eapeeial; booM-
najes de "Martín Fierro" y '^Nosotn»'* a Al-
fonso Reyes. Año áemeridiiano: polémieaboW»-
prestigió grand»! novelaa, como "Don Segando cosa, con loe españoles, provocada por un é0h
Sombra", y lünros de éxito Mgaro eomo el me- diohadó editorial de "La Gaceta literaria'^
diocre "Zogoibi". Eate año, tan aólo una obra mis, jaleo y chacota, que cosa seria. Año 61-
medular, seria, bien concebida, se voceó por timammente, de miatificacicmes literarias» oon
las librerías, el "Cristo invisible" de Ricardo la luminosa aparición de la estrella en doea-
Hojas. Los autores eonsagrados como Arturo dencia, de <lara Beter, nombre bajo el cual
Cajidevila, fecundos, otras veces, nos regalaron se ociüta' el más travieso de nuestros literatoo
poco. Capdevilla publicó " Z i n i ^ " drama de jóvenes: Oésar Tiempo.
ambiente gitano; Manuel GalvOi, que«oelepro- Las editoriales que más se dMtacaron en 1á
dnoir dos novelas por año, se apuntó apenas, produeeióu de ÜbroM, fueron Soldán Hemaiut,
con "Una mujer muy moderna", reunión de rei!bo Gtreia, EditiMriid"Babel" y GMaw.
cuentos, ilustrados por Berdía. Poetas, como Rddin y Compafiia. fué el editor del "Orii-
Femándes Moreno y Alf<msina Stomi, se de- to invisible", ademé», puUioá, «atre «tatt
jaron ver amenodo por los diarios y revistas, obras, "El nwiimiento de la* nadonca «iM»
pero, en libros, nada. Hubieron muohaa intenta- ricanas" de Gooisalo Bulaes, ti BmbajaiSor
das novelas, que n3 consiguieron conquistar un de Ohile, "La zoncera" de Guillermo Clorrea,
leetor, «ano "Viento Norte" de Alcides Grec- ^'cuentos para niilos" de Micaló etc. "B**.
eay diputado y novelador, y otras que eaUo por bel" reeditó algunas noirelas y énentoa agota-
diaereoiió^. Libros de poesía eteritos en blanco, dos: "El oasamioito de Uraofaa" del maetiro
a iBinitoiiea, él eonearso municipal fué una Fayró, "Los egoístas" de Fermín Eirtralla
excelente incubadora. Gutiérrez. Entre las novedades poétieaa, lO dea*
Fué año de •atolocfaak •efialamoa t n t : "L« taca "Argentina" de Szequiel Marttees So>
ezposioijn de la actual poesía atgentitia" de tvadft, libn> muj celebrado, apeaar de la •«)•
Vignale y César Tiempo, eoaiunto bastante se- dente influencia It^cuñana.
lecto, aunque sobran nombrea; ha ñdo elogiada Glieáer, «dii^ 4o* Inenos libros de eoeatos,
por Ü^MoiiBM» y MÓ basta; "Antología de U "Las n»ti8 de €peoiHitra" de Alirare MdHv
liiíAa pmOiÉmá" aeléoeiimacU ptvBnMito Mo' Latianr, y " £ » di ptU de loa ptptg^roa" 4e
nlfli^ ettáa h» poetas orioUoi desde Joaé Her- Amando CtaoaQit, iloe nuevos libroe de
üAaÁtM, afiKlTaTddes; f roté "Antologia de dr Lofs h. Fraseo, vét> de los legttíBoa poetai
la moderna poeab uragaojr»", ile k fo» me alvnrtiaM, "Ifondo NvevoV y "GopUe p«n
eonfiaso antoe. d pblbíe*^. l í t erftiiat «rtoro repioisftteda per
Fué afio 4« eOBUomoraeiones: BinieBajes dw Saens Hayes, oon Tarioa vohoDeBea.
la,TCivisth"Babel" • Pagrró, oonmmoneiAB del Fedn Garda editó iw* "Hietoria ñ» h t
Preiideiiitee aifeiitíaos", "La antología 4 | tt

,,,lBfRg'IW'g*WWMP!y»?!Wlf!:Wí^
<if\') r t » - . i"t,v»j"i*<" 'íp(':i,¡"-t»,-rt , • ^ ^ í - i L ' " » T* ji^(«(j¡i»i ••i<'ií.*f<> ?,»i* ÍÁ . 'WKI
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moderna poeaia uragai^a", una traducción de guieron, "Versos con sol y pájaros" de Amado
" E l elogio ce la vida", de Baniero Nicolai, y Villar y " E l teatro del disconfotmianM)" de
finalmente, inauguró una nueva biblioteca de Homero Gulgliemini.
clásicos argentinos, dirigida por Alberto Pal- La editorial " P r o a " publicó bajo su mem-
co*, eon los "Discursee populares" de Sarmien- brete, tres buenos libros, que clausuran el año
to, al cual ha seguido la "Autobiografía" de vanguardista; " E l imaginero" poemas, de Bi-
Alberdi. cardo Molinuri, libro intimo, sabroso como un
Samet nos dio a conocer a algunos poetas pan casero y lleno de sugerencias verbales y
nuevos, como Dondo, etc., y publicó una tra- metáforas ahondadas en el silencio. " E l ima-
ducción del útilísimo libro de Spstein, "La es- ginero*' es un libro que hará hablar; Molinari
tética de hoy", que nos ilumina sobre los secre- lo trabajó mucho tn la tranquilidad de Villa
tos del arte nuevo. Urquiza y hay que temer esos libros, que no
vienen precedidos de gritos. "Voz de la vida"
El movimiento de vanguaidia ha sido eos-
se llama una novela epistolar de Norsíh Lange.
tenido pw la revista "Martín Fierro", que
la cantora de "La calle de la tarde". Es el
apesar de su intermitencia, supo mantener el
segundo libro de " P r o a " y finalmente, Leo-
espirita nuevo coBStantnneutP alerta. La po-
poldo Hurtado, critico musical de "Martin
lémica del meridiano intelectual sacudió el am-
Fierro" nos brinda, en "Sketches" algo más
biente. No obstante, los poetas de vanguardia
de lo que la palabra indica, verdaderas crea-
permanecieron en vacaciones. Qirondo, Vallejo,
ciones originales sobre temas todavía víi^enes.
Marechal, y Bernárdez, navegando en charcos
extranjeros. Estos cuatro i^oetas, del grupo Se cierra el año literario con una muerte
"Martín Fierro" no produjeron una línea en tremenda, la del muiy querido Bicardo Ofiiral-
lodo el año, si exceptuamos dos o tres artículos des. Muerte que tuvo una expresión viviñma e
de Maredud y Bernárdez, aparecidos en algu- imborrable en los trescientos gaucdios que
nas renóstas acompañaron sus restos. Hemos de creer más
en ese homenaje, que en el de algunos diarios,
El grupo de la peña del "Boyal Eeller", que en vida le rechazaron los originales por
capitaneado por «1 dinimico Alberto Hidalgo, "vanguardista".
di6 m i s señales de vida. A falta de revista
" O r a l " Hidalgo, intentó una nueiva biblioteca Argos Tres
"Oannan". que se inició con su libro de cuen-
tos "liOB sapos y otras personas"; al cual si- Buenos Aires, Diciembre de 1927

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DOS P O E T A S ANDALUCES
FEDERICO G A R C Í A L O R C A y R A F A E L ALBERTI

E l más alto poeta en leniza castellana,


don Luis de Góngora, cuyo centenario
—centenario que ha sido como una
fian revaloración — se ha celebrado reciente-
raza misteriosa, de raros e imponentes restos,
que dominó, mucho antes de las invasiones
históricas, en la cuenca del Guadalquivir. Las
riiontañas aislaban a Andalucía del resto de la
cento, era andaluz. Audaluuía tiene algo más Ifnínsula Ibérica; el mar, enxambio, la ponía
de lo que se conoce habitualmente, entre gente en constante contacto con Oriente. Llegado el
de escasa penetración, por "lo andaluz", A nomento de la fusión política, los espíritus de
decir verdad, "lo andaluz" es acaso, lo menos i'.ndalucía y de Castilla continuaron mutua»
endaluz de Andalucía, especialmente para los mente extraños. Castilla no comprendió a An-
mismos andaluces. Se trata quizás de una dalucía; ésta desdeñó profundamente a aquélla.
froyección espectacular para extraños. Tomar Si parece que no hubo lucha, es porque no se
lo que se llama "lo andaluz" como caracterís- piensa que Andalucía fué vencida, dramática-
tico de Andalucía es como tomar la gualdrapa mente vencida, con la conquista de Granada.
por el caballo, el hábito por el monje. "Lo anda- Con ello sufrió un fuerte golpe la cultura an-
luz " es la corteza, un poco pintarrajeada, del an- daluza.
dahieiamo. Andaluces son Oóngora yJuanKa-
món Jiménez, andaluces eran los poetas árabes Las legiones de Castilla se desparramaron por
cuyos textos están siendo conocidos después de j^ndalucía, tierra conquistada. Los andálnces,
lad traducciones entusiastas de Dozy. Un mun- el árabe y el mozárabe, recibieron el empuje
do totalmente distinto de «se otro mundo de bbrbaro con la resignación ^toica que habían
pandereta y cromo anunciador de anís, con el aprendido del cordobés Séneca, cuyas enseñan-
qtie generalmente se confunde el espíritu de its se habían conservado o en la tradieión oral
la cuenca dd Guadalquivir, el rio andaluz. El o en las cátedras de las universidades del ca-
mal de esta enojosa confusión tiene su raíz lifato. El árabe se convirtió en el nvudejar
ch la incorregible incomprenidón castellana. f ara dar aún, antes de la ezimlaión definitiva,
Castilla, pueblo jp>ande, pueblo de grandes un último brillo artístico a su paso por Eap»^
virtadea, tuvo siempre el d-ifecto másdmo de f>a. El mozárabe se confundió eñ la masa po-
no oontprender. Castilla no ha tenido una pular que formó la primera Andalucía de la
senubiUdad suficientemente permeable como España unificada, una nobleza de snperriveii-
para esponjarse en el espíritu de los pueblos eias medioevales, una aristoeraeia. enriquecida
con Ion que la historia la puso en contacto. No m Sevilla y Cádiz por el tráfico con Anénoft,
oMaprendié a Cataluña, espíritu mediterráneo; un villanaje dosorientado, fanático de iras re*
ni á GaliciA, aensiUería norteña. Mucho menos yes, ansioso de aventura guerrera, carne de los
fiodía eomprosder a Andalncia,. espíritu orien- tercios que iban a luchar en Europa wsv ideales
tú. Por el «amino de África, Andalucía recibió que a ISspeña no interesabau. La iüt^ecttiali-
Is Éttnt de Oriente. Fenicios, cartagineses, dad andaluza desapareció eomo eeói lí^os <tiM
griegos, inlMB... Bs posible que antes de to- sr pierden bajo la tienrt, idguen tín cuno éó))-
dos iiOm tome tauMio. oriontd-' aqoeUa otra tenáiteo y apareoen denjiüfie lUás piiirot f «o»

MÉiiilÍM
Mi
pioso6. Castilla, no pndieado comprender a CAcepciones innumerables. Mucha gente de
Andalucía, pretendió ensombrecerla, aplanarla, aTuera de España ha mirado hacia lo íntimo de
bajo sos groseras interpretaciones del espíritu Andalucía, prescindiendo del mforme primero
andaluz. A la audacia ingeniosa, a la hiperbó- y extemo, y al comprender a Andalucía en
lica fantasía, a la graciosa riqueza de imágenes esa mirada penetradora se ^s apresurado a
ocn que él espíritu andaluz decora su vida, les desmentir el otro prestigio.
IJamó sarta de mentiras. A la melancolía an- Sin embargo, Andalucía tardará en rehacer
daluza, al pesimismo 7 la resignación estoica, su civilización, si es que no se ha pasado ya
a la tristeza infinita y al terror a lo incoan- :a oportunidad histórica de hacerlo. Los mo-
pfensible, con que el anda'iuz considera su mentos en que el espíritu andaluz se plas-
tránsito en el mundo, las llamó supersticiones. ma en concreciones destacadas de dvilizacidn
Para el dramático paisaje interior con el que el « n escasos. Se perfilan pentonalidades aisla-
j neblo andaluz evoca en sus cantos el martirio das y esporádicas de aquella Andalucía desa-
constante por las penas de amor o de pobreza, parecida con el fracaso de la dominación aiA-
Castilla tuvo la burla. Hay nn diálogo saine- b^oa: se descubre en algunos peregrinos inge-
tesco en el que un aragonés y un andaluz dis- nios el aliento del viejo y caído andalucismo,
cuten sobre sus respectivos cantares. Para el cubierto por la masa invasora castellana y toda-
aiai^onés, el bombre de la jota bárbara y basta, davía germinado bajo ella. No es ocasión de
el que se golpea la cabeza contra los árboles amunerar cuidadosamente un amplio catálogo,
para demostrar que es duro de cráneo, los que bien podría hacerse, de las más altas
centos andaluces siempre giran en tomo de muestras del espíritu andaluz reivivida Vea-
temas patibularios o sepulcrales. Para el an- mos dos casos tan sólo: los poetas Federico
rlaluz, los cantos del aragonés resultan de una García Lorca y Rafael Albertí. Góngora, el'más
ingenuidad inconsciente, de una falta de gra- alte poeta de lengua castellana, el más puro
cia y de aliento interior verdaderamente lasti- superviviente^del e^)íritu andaluz, es su maes-
mosa. El andaluz es un contemplativo que está tro.
db regreso en la vida; el aragonés es un pri-
mitivo que aun no ha tenido tiempp de mirarse
bada adentro. Eu el andaluz, el canto es de GARCÍA LORCA AVIVADOR DEL RES-
una tristeza infinita; en el aragonés, es de una COLDO DEL ROMANCERO ANDALUZ
marcial balandronería. El aragonés se siente
capaz de desafiar al mundo y contener su em- Federico García Lorca nació y pasó sa niüez
pT;je entero con la cabeza; el andaluz, capaz y su juventud en un pequeño pueblo de la
de llenar una laguna con las lágrimas de sus provincia de Granada, en medio de la vega del
jenas por causas de amor: vlcnil. £n este mismo pueblo, o en algunos de
sus más bellos alrededores, finoa miuchos de
IJS poemas que aparecen ea su primer libro
"Entre Córdoba y Lnoena aparecido en 1921. El poeta, cuando apareció
hay una laguna clara este libro, tendría alrededor de los 22 añoa.
donde lloraba mis penas Una adolescenda fervorosa e inqtiieta ooUih
cuando de tí me acordaba". partida entre los estudios apacibles de una uni-
t versidad proivindana y las estadas de fecundo
Este diálogo entre el aragonés y el andaluz descanso en d pueblo. De xoajo a ootnbre, el
«e diría el s&nbolo de la conducta incompren- pueblo; de octubre a mi^o, la capital y la uní-
si\a de Castilla con Andalucía. El alma seca, versidad. A cada regreso de vaeadones, Fedft-
enteriza, áspera, frente al alma dúctil, sensi- l i o descargaba sobre sus amigos de la capital
ble, delicada y liviana. Para Castilla, Andalu- la abundante cosecha de versos que en el pue-
cía no existe nada más que en sus valores blo hacía. Fuente de los Vaqueros, Vega da
aparentes y externos y el defecto de la mirada Zujaira, ponía al pié de sus peonas. Iban éstos
áf Castilla se ha coittagiado a la de los otros tomando fijeza y perfecdón a medida 'que el
xi-ODtempladorei. Qeneralidal que no ezduye poeta avanzaba en su eoltivo. Bnfloágo de la
publicidad precaria de loe diarioe y revittaa, mo, y l^endo con intenso afán los cUuoot
Oarcía Lorca se mantuvo desdoñasamente iné- castellanos y principalmente a G^ngora y su
dito dorante varios años. Sus poemas, como escuela. Las nuevas tendencias |l1^arias, le
en los tiempos del romancer>), se hacían famo- 1 reocupan y atraen igualmente. De Góngora al
sos por difusión oral. Era, además el poeta, "ultraísmo", es un salto qoe parecerá a pri-
de una fecundidad asombrosa. Cuando U e ^ mera vista más violento de lo que en realidad
el momento en que, por insistente consejo de supone. En el fondo, por las imágenes de sus
los amigos, se decidió a publicar el primer vo- poemas, especialmente "El Polifemo", Góngo-
lumen, la labor ardua consistió en seleccionar ra es el primer ultraísta del mundo, y de aquí
entre una abundante producción aquello que que no lo comprendieran sus contemporáneos
más merecía la perduración en el impreso. £1 ui machos de los que han venido después. Du-
primer volumen se tituló sencillamente "Libro rante muchísimos años, Góngora ha sido oonsi-
di Poemas''. A pesar del éxito que tuvo esta üerado por los maestros de Historia Literaria
publicación. García Lorca ha cotinuado inédito de España como una extravagancia enfermiza,
durante otros muchos años. Diez Cañedo hace como un caso "pernicioso" de perversión del
n o ^ en uno de sus artículos de "La Nación" Kusto. Distinguían dos Gtóngoras, el de las le-
de Buenos Aires, dedicado a los poetas nuevos trillas, que era en su sentir, el buen Góngora y
de Tispaña, la terquedad de Oarcía Lorca en ul de "Las Soledades" y "El Polifemo" que
resistirse a la publicación de sus más intere- era el malo. Bubén Darío fuó el primero en
santeti obras. El "Poema del Cante Jondo", atreverse a corregir el error. Un discípulo de
de 1922 a 1923, romancero andaluz, está iné- la escuela de Góngora, Pedro Soto de Bojas,
dito. Lo están igualmente la "Suite poemática cura granadino que se construyó en el Albay-
de los espejos", los Bomancillos palimpses- /iu una especie de torre de marfil en uno de
tts" y otras obras. La compañía de Margarita los iniunerables palacios de carácter morisco
Xirgú estrenó últimamente en Barcelona, el que allí existen y se dedicó a cultivar el "gon-
drama "Mariana Pineda", poema en verso so- goriamo" intensamente, superando a veces en
bre un episodio de las luchas liberales españo- valentía de imágenes al maestro, ha sido de-
les. La crítica ha considerado esa obra como senterrado del olvido injusto en que yacía por
uno de los más valiosos ejemi>lares del teatiro Federico García Lorca y sus amigos. Soto de
ctfpañol moderno. Otro ensf^ro anterior de tea- Bojas, peregrino ingenio, tiene un libro inédito
tro en verso del poeta, la comedia de insectos «uyo título aparece como el blasón desdeñoso
"El melefício de la mariposa" que estrenó en y superior de la escuela: "Paraíso cerrado pa-
Madrid la compañía de Gregorio Martínez ra buuchos; jardín abierto para pocoa"... No
Sierra, no tuvo el mismo éxito. Han apa- otra cosa viene a decir en el fondo la dedicato-
recido también en varias revistas literarias ria desdeñosa dé Juan Bamón Jiménez en «a
españolas 7 americanas algunos poemas aisla- ultim» "Antología". Tal dedicatoria dice: "A
dos de Gurcía Lorca. Tenemos entre ellos, la la minoría siempre"... El arte, en efecto, no
"Oda a Salvador Dalí", aparecida en la Be- es una democracia.
vista de Occidente, número de Abril de 1926,
y el "Bomance de la luna de los gitanos" He aquí cómo García Lorgfi encuentra su
aparecido en la revista "Proa" de Buenos Ai- camino en la tradición culta del arte andaluz,
res. "Martín Fierro" ha publicado otros ori- n otro sendero, que sigue paralelamente a és-
ginales de este poeta. to, es el de la tradición popular. Del romanoero
andaluz, del cantar popular, de la copla. Gar-
En B08 comiousos^ Federico García Lorca, como cía Lorca toma tanto material de ezperienoia y
la mayor parte de loe poetas jóvenes de lengua de inspiración como de los maestros de la es-
española, estuvo afiliado a la escuela de Bubén suela culterana. Y todo eUo lo filtra a través
Darío. La fastuosidad seductora de Bubén, se do su sensibilidad de hombre de estos tianpos y
nota en algunas producciones de su primar li- a través de las perspectivas que la moderna
bro. Pero es de escasa duracic^nenélestaorien- orientación de la poesía va abriendo. Tres o
tseión. Pronto la cambia, ba9.iáDdo6e a sí mis- cuatro caudales distintos se sórnaa 6n el caudal

ÜH
•Miiiiiiiiiiiir'
• Jg*'.;
literario del poeta granadino. £ste va buscan- las cabezas levantadas
do en ellos lo más puro, lo mba integuso y valo- y los ojos entornados.
rable.
Hay por tanto, en la obra de García Lorca, i Cómo canta la zumaya!
el aspecto rubeniauo que ya se está quedando ¡ay cómo canta en el árbol 1
tan a la zaga que pesará poco en una definiÜTa
tasación de valores, el aspecto gongoriao en Por el cielo va la luna
creciente avance de influencia, el aspecto ul- con un niiio de la mano.
traista sobre el que no puede decirse nada de-
finitivo y el aspecto popular que constituye, Dentro de la fragua lloran
aoaso en García Lorca, lo líiás decisivo y fe- dando gritos los gitanos.
cundo. Gran conocedor del folklore andaluz, El aire la vela, vela.
para lo que le ayudan extraordinariamente sus El aire la está velando.
conocimientos musicales, pues el poeta comenzó
por querer ser músico y es un excelente pianis- LA BALADA DEL AGUA DEL MAR
ta, García Lorca lo va glosando intensamente
en sus hermosos romancillos y en sus baladas. El mar,
DoB poemas de este carácter pueden servir de sonríe a lo lejos.
i'jemplo: Dientes de espuma,
! labios de cielo.
•I
ROMANCE DE LA LUNA DE LOS GITA- (
NOS —i Qué vendes, oh joven rubia
con los senos al airet
Le luna vino a la fragua
con su polisón de nardos. —^Vendo, señor, el agiui
El niño la mira, mira, de los mares.
el niño la está mirando.
En el aire conmovido —i Qué llevas, oh negro joven,
mueve la luna sus brazos mezclado con tu sangre t
y enseña lúbrica y pura
laa senos de duro estaño. —^lüevo, señor, el aguí
"Huye luna, luna, luna de loo mares.
si vinieran los gitanos
harían con tu corazón —¡Esas lágrimas salobres
collares y anillos blancos". de dónde vienen, madre t
"Niño, déjame que baile.
Cuando vengan los gitanos —^Lloro, señor, el aguia
te encontrarán sobre él yunque de los mares.
con tus ojillos cerrados".
"Huye luna, luna, luna, —^¿Corazón; y esta amargura
que ya siento mis caballos". seria, de dónde nace?
"Niño, déjame, no pises
mi blancor almidonado". —Amarga mucho el agua
de los mares.
El jinete se acercaba
tooando el tambor del llano. El mar,
Dentro de la fragua di niño sonríe a lo lejos.
tiene los ojos cerrados. Dientes de espuma.
Labios de cielo.
Por el olivar venían
'-'bronce y aoeño—los gitanos, Del inédito "Poona del Cante Jomdo" aSbi

IHlllli wmmmmmimmmKKmim'
mpi
•Mal'' mmmmmmmmk^
tfM«

podemos dar al lector uua hreve muestra en ienciosiOB, donde ios coses tienen una singular ex-
la canción de '"La muerte de ]a Petenera": presión de vitalidad resignada, y consciente. Es
el poeta que ha comprendido mejor el alma de
En la casa blanca muere Andalucía y que mejor ha sabido, por tanto,
la perdición de los h'ombres. cantarla. Y también, como el maestro GkSngora, al
Cien jacas caracolean. mismo tiempo que el sentir popular ha cultivado
Sus jinetes están muertos. la vena culta y profunda. El "paraíso cerrado
para muchos" lo tiene entre sus habituales.
Bajo las extremeddas Herencia, acaso, de los poetas árabes de Grana-
estrellas de los velones, da y d(! Córdoba. Valgan como muestra del
su falda de moaré tiembla García Ijorea culto y gongorino, del García
entre sus muslos de cobre. Lorca al mismo tiempo muy moderno y muy
de "vanguardia", algunas estrofas de su "Oda
Cien jacas caracolean. a Salvador Dalí":
Sus jinetes está'j muej'tos.

Las imágenes de García Lorca tienen un sello "Una rosa en el alto jardín que tú deseas.
inconfundible de originalidad y de gracia ex- Una rueda en la pura sintaxis del acero.
presiva. "Laocoonte salvaje" es la higuera de Desnuda la montaña de niebla impresionista.
tuna. El caballo que galopa va "tocando el Los grises oteando sus balaustradas últimas.
tambor del llano". "Clara estrella azul—.om-
bligo de la aurora", dice en otro de sud poe- Los pintores modernos en ¡vus blancos estudios,
mas. "Corazón azulado—^lámpara de mi alco- cortan la flor aaéptiea de la saíz cuadrada.
ba", en otro... En el activo y vivificante en- En las aguas del Sena un "iceberg" de mármol
garce del sentir popular con el pensamiento enfria las ventanas y disip^ las yedras.
culto, y en el cotejo pemutncinte entre las for-
mas nuevas y los ritmos antiguos, desechando Una ausencia de bosques, biombos y entreoe-
lo inútil, acogiendo cordialxnente lo que aun ijos
no ha merecido el arrinconamiento definitivo, yerra por loe tejados de las (asas antiguas.
matizándolo todo ello con el sello inconfundi- FA aire pulimenta su prisma sobre el mar
ble de su personalidad, Federico García Lorca y el horizonte &ube como un gran acueducto.
va creando seriamente su obra de poeta.
El pensamiento que anima toda esta obra Marineros que ignoran el VÍLO y la penumbra,
es esencialmente andaluz. Todo el espíritu de decapitan sirenas en los mar .s de plomo,
Andalucía se despierta en Jas creaciones del lia Noche, negra estatua de la prudencia, tiene
poeta, surge como fuente cristalina, en medio el espejo redondo de la luna en la mano.
del arenal, vena destacada del rio subterráneo
y abatido. Los terrores y las angustias infini-
tas del pueblo que ha compnndido su limita-
ción y su impotencia, la pena gitana, la dramá- ¡Oh Salvador Dalí, de voz aceitunada I
tica resignación moruna, el desplante heroico No alabo tu imperfecto pincel adolescente
del oontraban^sta valiente, la sombría y si- ni tu color que ronda la color de tu tiempo,
lenciosa mirada ante las eoiaa y un panteísmo pero alabo tus ansias de eterno limitado.
de espíritu refinado que regresa a la creduli-
dad después de haber visto confirmada su úl-
tima duda, y el fasto de las leyendas orienta- La corrioite del tiempo se remansa y orden»
les, y el grito largo, tremendo, el "Ay" alto y en las fonnas numéricas de un ñglo y otro
ondulado en el viento de la ''sigrníríya", de la siglo.
'-serrano "o de la "saeta"... esos gritofldevo- Y la muerte vencida se refifis temblando
ces quebradas por un dolor de generaciones. Y la en «1 círculo estreeho del minuto inretente.
dliisoñi lie los erepúscnlos en aqaeUos valles si-

h¡kUlll!KliilíJki<!ÍlHÍl>Í%Ml£''.ÍE!J^^
MiiaNW
m
ILAPABL ALBEKTI, EL OANTOE DEL interrumpidas por el ala tendida de tm Tolero.
MAB A fuerza de contemplar al mar a través de su
ansia de vivirlo, ha llegado a imaginarlo po-
Si no existiese la comprobación fehaciente blado de seres que sienten la misma inquietud
del gran número de personas que conocen los que él, ha llegado a soñar en la novia del mar,
poemas inéditos de García Lorca, Alberti se to- la que vive en los valles del mar, hortelana de
maría erróneamente, por los romancillos de su li- loa huertos submarinos, la que siembra las
bro "Marinero en tierra", como iniciador de la algas y las perlas y va de paseo en un coche de
incorporación de la poesía popular andaluza a la nácar tirado por salmones. Es el panorama del
poesía culta. "El marinero en tierra", siendo mar a través de un espíritu lleno de ternura
obra bastante posterior al "Poema del Cante por las cosas menudas. He aquí un magnifico
Jondo", aparece, sin embargo, antes, en un vo- soneto en el que Alberti, en estilo gongorino,
lumen que obtiene en España el premio nacional ofrece en brava síntesis su emoción marina:
de literatura de 1924-1925. Alberti, como García
Lorca, os a la vez un poeta gongorino 7 po- A CLAUDIO DE LA TORRE, DE LAS IS-
pular, se diría un García Lorca en tono menor. LAS CANARIAS
Hay en el "Marinero en tierra" una primera
parte de poemas gongoñuoa > una seronda Yo sé, Claudio, que un día tus islas natura-
parte de romancillos andaluces. Casi todo el lies
contenido tiende a expresar en todas las for- navegarán con rumbo hacia la playa mía
mas líricas al alcance, la inquietud del poeta y, verdes cañoneros, miranda a Andalucía,
ante el mar, ante el mar Mediterráneo, desde dispararán al alba sus árboles frutales.
luego. Ya 'hemos visto en uno de los poemas
transcritos, cómo Garoía Lorca contempla el mar ¡Oh Claudio! ¡El mar me llama! |Nómbra-
de una manera objetiva y meramente descrip- me marinero,
tiva ("El mar,—sonríe a lo lejos.—^Dientes de ú último aunque sea, de tu marinería.
espuma,—^labios de cielo.") Otro poema de su Sé almirante, el más bueno, de la piratería,
libro primero, titulado sencillamente "Mar", y así de tus bajeles serás siempre el primero.
trae esta sensación igualmente objetiva, pero
de un vasto alcance panteísta: i Dios! ¡ Yo ladrón de mares, firme, en Fuer-
teventora,
y tú sobre las Palmas!
"El mar es
—Su encueta arboladura,
d Lucifer del azul.
mi almirante, en la aurora enristran dos na-
El cielo caído
vios...
por querer ser la lu.:.
I

¡Pobre mar condenado —¡Cañonead con plátanos las máquinas de


a eterno movimiento, gaerra,
habiendo antes estado con dátiles dorados la frente de la tierra
quieto en el firmamento I" y con glorias y hosannas estos bajeles míos!

TA contemplación del mar por Rafael Al- De las dos partes del libro "Marinero en
berti, ofrece la diferencia de ser una contem- tierra" único que de este poeta conocemos, la
plación subjetiva y cordial. Para Alberti, el parte más bella y sugestiva es indudablemente
mar es un mundo hacia el que lo llama una la segunda, es decir la que constituye la can-
irresistible vocación. El poeta es el marinero ción popular andaluza del mar. Algunas de
frustrado que siente en tierra nostalgias del estas canciones llevan música de los composi-
mar bello que no puede atravesar en su barca, tores españoles jóvenes más destacados, como
entonando al compás de los remos las viejas Ernesto Halffter, Rodolfo Halfftw y Gustavo
canciones. Es un poeta de litoral, de costa y Duran. Alberti, busca frecbentemente, como
,de mirada perdida aasiosamsote en las lejanías Garoía Lorca, la apoyatura de los estribillos

56
para dar a sos poonaa breves, ese encanto de No lo sabe nadie, nadie.
repetición ingenua que tienea muchigimos can- ¡Mejor, si nadie lo sabe!
tares españoles. La baladilla dialogada, al es-
tilo de la "Balada del agua del mar" de Gar- Indudablemente, Alberti no tiene la profun-
cía Lorca, que hemos transcrito, es otra de sus didad de García Lorca. Se ha quedado con sn
formas más preferidas. lie aiquí la balada de gracia exterior, con su agilidad de expresión
"El mar muerto": y con algo de su ritmo. Alborti no abarca las
grandes síntesis de emoción andaluza que fre-
cuentemente abarca García Lorca. Son, sin
embargo, los dos en estos tienipos, aparte de
Mañanita fría. Juan Ramón Jiménez, que permanece en su
¡Se habrá muerto el mar! aislada grandeza, los dos po3tas más represen-
tativos de Andalucía. Y en ellos también, por
ahora, termina la serie de vjlores puros de la
La nave que yo tenía
poesía andaluza actual. Como muestra de la gra-
ya no podrá navegar.
cia y de la ñnura que consigue Bafael Alberti en
algunas de sus breves canciones, vamos a trans-
—^Mañanita fría,
cribir para terminar este artículo su balada
' i lo amortajarán t
de "La niña que se va al mar":
Loe pueblos de tu ribera
—^naranjas del medio«iia—, i Qué blanca lleva la falda
entre laureles y olivas. la niña que se va al icar!
I

—^Mañanita fría, ¡Ay niña, no te la manche


I quien lo enterrará t la tinta del calamkrl

—^Marinero, tres es^rdlas ¡Qué blancas tus manos, niña,


muy dulces: las Tres Marías. que te vas sin suspirar!

. I] ¡ Ay niña, no te las «manche


la tinta del calamar!
No sabe que ha muerto el mar
la esquila de los tranvías ¡Qué blanco tu coraíón
—^tirintín—de la ciudad, y qué blanco tu mirar I

No lo sabe nadie, nadie. ¡Ay niña, no te los manche


{Mejor, si nadie lo sabe I la tinta del ealamar!

Ni tú, verde cocihecillo, García Lorca y Alberti son jóvenes; aun no


que hacia la verdulería han podido dar todo el fruto que de ellos pue-
llevas tu tintinear. de esperarse. Son árboles nuevos, t Tendrá en
ellos Andalucía algo más que dos casos únicos
No lo sabe nadie, nadie. de civilización superior? i Serán el comienzo
¡Mejor, si nadie lo sabe! de un renacimiento del arte andaluz f iQueda^
ráncomoGóngora y como Soto de Bojas, aisla-
Ni tú, joven vaquerillo, dos en medio del arenal desolado t
que llevas tus dos vaquitaa I
tan de mañana a ordtñar. JOSÉ MORA GUARNIDO

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58
La Reforma Universitaria
l movimiento de juiventud asi denomi- con impulso reconstructivo, renovador o revo-

E nado posee, especialmente en la Amé-


rica latina, un signiíieado tan com-
plejo, que pronto llegará a convertirse en uno
lucionario están determinados por el carácter
de las circunstancias ambientes y su solución
exige que se tengan presentes esas particulari-
de los problemas fundamentales de la cultura dades si no se quiere caer por la pendiente de
y de la política. Porciue su estudio no se im- lo falso y de lo artificioso que, antes que traer
pone tan sólo en las aulas universitarias sino beneficios puede significar la disolución o el
que trasciende de ellas, la lectura de la última retroceso de los adelantos de la cultura.
ibra—que acaba de publicar—del notable pro- Los caracteres del movimiento reformista íir-
fesor argentino Dr. Julio V. González, invita gentino son bastante conocidos. La juventud
a una meditación acaso fructífera. del país, bajo el Impuko de una tradición uni-
"La reforma universitaria, dice González, versitaria en la que se distinguen figuras de
comenzó por ser una revuelta de estudiantes, apóstoles que desde la revolución de mayo han
birvió luego para una definición ideológica de luchado por el mejoramiento intelectual como
una nueva generación en América Latina y base para el progreso de la nación, esa juven-
ha terminado en el mito de los hombres nuevos tud universitaria alcanzó, puede decirse, el do-
del continente sud. En 1918 un reformista minio de las disciplinas universitarias y apren-
ira tíl estudiante universitario sublevado con- dió a juzgar la ideología de los profesores, su
tra sus maestros: en 1921 era el americano de labor, sus capacidades, y a determinar si ellas
la Nueva Generación que declaraba su divorcio lespondían a las necesidades de la hora, o por
con el pasado y su conformidad coa el estado lo menos, si ellas podían rendir resultados
de cosas y sistema de ideas porque se regía la apreciables.
comunidad de América, y en 1925 un hombre
tocado de un fuerte sentido socialista". Esta En otras palabras, las generaciones univer-
declaración muestra a las claras todo el alcance sitarias del año 18 eran ya conscientes; podían
del movimiento que entre nosotros tiene que apreciar con imparcialidad la enseñanza uni-
adoptar una modalidad especial, si se tiene en versitaria. Por otro lado, esa juiventud se sin-
cuenta que como fenómeno colectivo que es, no tió ya con derecho para exigir, si lo creía con-
puede ni bede presentarse como la exacta re- veniente, una reforma, un perfeccionamiento.
producción del aspecto que tiene en otros paí- Lo que en realidad se efectuó.
ses. El punto de partida de la Reforma universi-
Cierto que muchas de sus orientaciones son taria en la Argentina fué la democratización
comunes, y no puede ser de otra manera desde del régimen administrativo de las instituciones
que la unidad étnica y social tiene tantas se- oficiales, es decir, la intervención oficial de
mejanzas en las distintas nacionalidades lati- los estudiantes, con voz y voto, como base pa-
nas de América. Pero tam<bién es una realidad ra imponer los ideales de la juventud a la
que, en nuestros días, la cultura, el desenvol- orientación universitaria. No es del caso recor-
vimiento social y político, ofrecen a nuestra dar ahora las visicitudes y luchas que las ge-
consideración una diversidad de panoramas. neraciones argentinas hubieron de sostener para
Por lo mismo, los fenómenos que aparecen la consecución de fines tan altos. Sepamos tan

se
«^0 que fué larga y cruenta, que el fervor re- espíritu revolucionario. Naturalmente, su labor
volucionario llegó a triunfar y conquistar, por hubo de dirigirse al estudio de los grandes pro-
más que algunos de los dirigentes no la C(»n- blemas de actualidad que, por sus aplicaciones
prendían en todo su significado o la deseaban sociales, agitaban la opinión del país. Y los
en espera de mejor situación, como más tarde políticos se vieron en el caso de responder a las
66 encargaron de comprobar los hechos. interrogaciones que se derivaban del análisis
El triunfo de la tesis inicial dio lugar a que de la cuestión social. Ya los viejos dogmas po-
la voz de los hombres nuevos atrajera la aten- líticos y administrativos estaban debilitados,
ción de los cuerpos dirigentes al problema del una vez que el andamiaje construido por los
régimen y métodos, como iniciación del per- filósofos del siglo XVIII había casi desapare-
feccionamiento de los estudios que debían fa- cido, sin haber logrado transfoimarse en reali-
cilitar el acceso a finalidades posteriores. dades capaces de satisfacer los deseos de la co-
A pesar de la explosión juvenil, despreciada lectividad.
por los que no esperaban el movimiento, puede El régimen liberal, en principio indiscuti-
decirse que la reforma universitaria tenía des- ble, por lo mismo que estaba fundado sobre
de 1918 un significado complejo. La interven- una wlida base científica, apenas era una más-
ción de los estudiantes en los consejos de fa- cara compuesta por bellas palabras, que a
cultades y en el Consejo Superior, por medio fuerza de repetidas, no habían ascendido de
de sua delegados, suponía la existencia de ins- la categoría de las promesas. Entre tanto, las
trucciones precisas,sintesis de los deseos y realidades sociales estaban intactas. El régi-
orientaciones de esa juventud. Ello no podía men económico ahogaba con sus férreos brazos
pasar inadvertido para los profesores, quie- y parecía llegado el momento de las resolucio-
nes, «n buen número, se compactaron para re- nes.
sistir a las nuevas aspiraciones. Para conse- Como toda revolución sincera, la universita-
giuirlo trataron de falsear el verdadero sentido ria proclamaba principios avanzados, pedía
de la reforma universitaria unos, pues que con la sustitución de regímenes caducos, proclama-
ello defendían sus métodos viciosos y su in- ba las medidas radicales. Su ideoli^^ia, por lo
capacidad acaso; y de obedecer simplemente mismo, tuvo que chocar duramente contra las
el mandato de la tradición otros, porque no esferas oficiales, temerosas del friunfo de las
concebían que fuera posible que los jóvenes ideas revolucionarias. El ataque y la defensa
pudieran dictar normas en lo que había sido tomaron posiciones extremas, conscientes de
establecido y legislado por los maestros de an- que la realidad inicial dt la reforma del esta-
taño. tuto era un medio y no un fin para conseguir
Sin embargo, la falange nueva tuvo buen la modificación del régimen.
cuidado de llevar a cabo una propaganda ideo- En toda época de lucha se repite el mismo
lógica para que se viera que el movimiento no fenómeno: hay una realidad que en cierto mo-
tenía de ninguna manera un carácter infantil, mento no puede subsistir por más tiempo por-
sino que, muy el contrario, obedecen al impul* que sus defectos están pidiendo a gritos la re-
80 de causas potentes, que desgarraban la en- forma, porque sus fallas pueden ser examina-
traña universitaria, la más interesada porque das a simple vista. Sus sostenedores tratan de
la cultura nacional siguiera paralelamente a disfrazarla, procurando que aparezca en las
los progresos que imponía el momento históri- mejores condiciones de vitalidad y sus argu-
co. Y esas causas contenían tanto dinamismo mentos, francamente teóricos, que apenas cons-
que la juventud, aguijoneada por un impera- tituyen una verbigeración. Sus impugnadores
tivo categórico real, estaba obligada a buscar gritan a voz en cuello las deficiencias, los de-
o o<mquistar soluciones. fectos, las miserias; acumulan más y más
La reforma del estatuto universitario per- pniebas, casi todas indiscutibles. Indican los
mitió que tomaran parte en la vida activa de remedios y con el impulso del entusiasmo esbo-
la universidad muchas mentalidades jóvenes, zan los caraceteres de la nueva era, una vez
que pedían ser consideradaá como voceros del que las esperanzas se convio^n en realidades.

60
IPÜ
mm

Sólo que la adivinación del porvenir está eri- que el de la Extensión Universitaria); se ha-
zada de dificultades. Dado su aspecto enigmá- bría de iniciar el inverso, es decir, el del pue-
tico, las cosas pueden realizarse de distinta ma- blo hacia la universidad. Esto es lo que os he
nera de la que se quiere prever... presentado como sooialización de la universi-
Pero también ba de tenerse en cuenta que dad. Que del seno de la universidad, que de
cuando una reforma es urgente, sus resultados los sectores de la masa social desvinculado»
inmediatos no se hacen esperar 7 siempre son de la vida universitaria, que del proletariado,
beneficiosos. Como por otra parte obedecen al digámoslo de una vez, suba hasta aquélla la co-
determinismo social, toda labor de reforma es rriente de vida que nutre la existencia econó
fructífera, aunjque varíen los resultados leja- mica de la sociedad. Con la presencia en la
nos, como está probándonos la obra de la re- universidad de representaciones permanentes
volución universitaria argentina. de los sindicatos obreros, para hacer oir su
El primer resultado, la primera conquista opinión y puntos de vista sobre lac cuestiones
cuya importancia es indiscutible, fué la de mo- sociales y económicas, y con la reforma doi
dificar el significado del término "Universi- plan de asignaturas, y de la orientación de és-
dad", volviendo por los fueros literales, y si tas, aju&Mndolas a los problemas planteados en
se quiere etimológicos. La reforma universita- el seno de la colectividad por gravitación natu-
ria censuraba que las Universidades conserva- ral de su evolución, llegaríase entr-í otros rae-
ran aún el tipo medioeval en el que predomi- dios, a obtener la socialización de la universi-
naba la función docente en unas cuantas ramas dad." (González.--Páginas 4S-44).
del saber más o menos profesional, y atacaba Conquistada casi por asalír la T^ii/ersidad,
la anquilosis de la cultura, su gravísima miopía en 1915, aparece ahora otra de las priu'ipales
que no quería mirar fuera de los claustros. conquistas del espíritu de la reforma: la for-
"Su ideal de justicia social, tan en conso- mación de una generación verdaderamente
nancia con los tiempos nuevos, no podía llegar nueva, que se distingue p«r la comunidad de
a fecundarse en el enquistado claustro materno ideas y aspiraciones; que ha conseguido ahon-
de una universidad que vegetaba en su mag- dar, en el tiempo transcurrido hasta hoy, toda
nífico aislamiento, mientras no se consiguiera la significación de la cruzada; quie sabe ya
romper el quiste hecho de prejuicios de clase utilizar en una forma provechosa los benefi-
y principios dogmáticos. Para la universidad cios de la cultura: que no sólo í>e preocupa por
pre-reivolucionaria, ella tenía por única misión los problemas nacionales sino que siente el es-
formar una "élite" o clase dirigente nutrida píritu de la raza, llegando a considerar las
con un bagaje científico preparado en la abs- cuestiones internacionales de la América latina
tracción pura de las altas especulaciones men- con el único método aceptable, el de la solida-
tales. Para desarraigar este doble y absurdo ridad racial. El grupo "Renovación" combate
anacronismo de los centros de cultura supe- contra las hegemonías extranjeras interesadas
rior, era preciso imponer lo que llamamos la por mantener entre nuestras nacionalidades un
exclaustración de la cultura, es decir, la abo- "casus belli" perpetuo, con el fin de aprove-
lición de la exclusividad de los beneficios de char a mansalva de nuestras debilidades; com-
los institutos de enseñanza superior para la bate contra la manía de las dificultades inter-
clase "doctoral", a fin de que se consagrara nacionales ya no tienen nada del charlatanismo
como un derecho de todo habitante de la re- cuya única esperanza es la unión de ideales, si
pública apto para las labores de la inteligen- quieren asegurarse un porvenir halagador. Los
cia. La universidad habría de tener su elenco conflictos internacionales en nuestra América
de profesores pero sin que ellos pudieran ejer- son seocillamente suicidios a los que llegan los
cer jamás el monopolio de la enseñanza ni la pueblos, conducidos por unos cuantos logreros
exclusividad en el estudio dentro de ella.— AI del poder con aspiraciones imperialistas de
propio tiempo se provocaba este hecho que en opereta
concreto podía definirse como un movimiento Todas las conclusiones sentadas por la refor-
de la Universidad hacia el pueblo (más vasto ma universitaria argentina están inspiradas

91
ffpmnüüs wmmm

^«" V M, ^ s ^ >)M ^ ^~^lf?M 1 ^ ^ i« . , ^ \ ^ * t t (••^t

por una magnífica cultura. Ella no ha querido ciados en mucho; se añora los tiempos idos y se
que se llegue a la solución de ninigún problema procura renegar prácticamente de la obra, por
por la vía usual del charlatanismo. Ha preco- medio de su desnaturalización Y también su-
nizado la experimentación sistemática porque cede que otros, enemigos de ella por principio,
sólo de esa manera se puede llegar a conocer avizoran posibles ventajas o tratan de detener-
los caracteres locales de los problemas. Las la en su camino. Para conseguirlo, apelan al
normas de la civilización europea no bastan pa- fácil expediente de proclamar su actuación de
ra nuestra realidad. Esta pide a gritos "nue- gestores, como si los fenómenos sociales pudie-
vos métodos"; pide la abolición de toda rigi- ran ser detenidos por unos pocos individuos y
dez dogmática, el olvido de los innumerables no tuvieran la siígnificación de ne>cesidades
"idola", esos fantasmas que en todo momento inaplazables. En esa hora de lucha los espíritus
están alertas a impedir nuestro viaje por los indecisos aparentan ser secuaces de las nuevas
senderos de la verdad. ideologías, con la secreta esperanza de poder
Se comprende así cómo la institución de los contener sus avances o encaminarlos por los
"seminarios", pueden dar y hayan dado tan senderos tradicionales.
brillantes resultados en manos de sinceros di- Pero, felizmente, el impulso renovador,
rectores de coucieneia como Alfredo Palacios, cuando es el producto de causas efectivas, tie-
Julio González y tantos otros. Los resultados ne una potencia irresistible El profundo surco
a que han llegado profesores y alumnos des- inicial, abierto en las horas de fervor, impide
pués de largos estudios acerca de los problemas que tome otros caminos y poco a poco, la obra
nacionales, incomprensibles en estos pueblos se completa, se pulimenta, favoreciendo pro-
de tantos pseudos socialistas que con palabras gresivamente las nuevas adai:;taciones sociales
altisonantes y tonos declamatorios de mal gus- que borran los conflictos anteriores.
to infestan nuestras tierras.
En el curso de la lucha, la juventud univer-
El desarrollo de los sucesos ocurridos con sitaria argentina, ha ido sometiendo a discu-
ocasión de la lucha reformista ha puesto de sión los postulados que caracterizan la refor-
relieve uno de esos hetíhos curiosos, que no ma. Cada uno de ellos se ha debatido entre las
dejan de presentarse en parecidas circunstan- exaltaciones de viejos y nuevos, pero han con-
cias : la traición inconciente de algunos de seguido que la gran masa de ciudadanos dis-
sus autores y la actitud hipócrita de muchos tinga claramente el contenido de las innova-
reaccionarios que tratan de explotar, con fines ciones, tendientes todas a sustituir la universi-
obtusos, los resultados obtenidos. "No han fal- dad burocrática por el centro de investigacio-
tado quienes, dice González, dentro de la ju- nes superiores, en el que se ^aya auscultando
ventud universitaria, se dieran a la tarea de paso a paso las nuevas modalidades funciona-
desentrañar del movimiento un contenido es- les del alma nacional. ' *''^^ ^^^-:^^^^^-
piritualista, neo-cristiano o tomista, impregna-
Resumiendo la significación de la reforma
do de un fuerte olor a incienso de sacristía".
universitaria, puede decirse que ella trata de
" N o fueron nunca más que ellos mismos, pero
que la antigua casa de preparación profesional
sin embargo no han dejado de pretender, des-
extienda su dominio al estudio de todos los
pués de acaecidos los acontecimientos, que
problemas sociales, en sus distintos aspectos.
ellos los provocaron y les dieron una imagina-
Obra ciclópea, que no puede llevarse a cabo
ria orientación. De aquí poco faltó para que se
sin la colaboración de profesores, estudiantes y
declarasen los autores de la Reforma Univer-
la masa ciudadana. E n la nueva universidad
sitaria con la prerrogativa añeja de ser sus
no hay, no puede haber dogmas, porque el
exclusivos intérpretes".
criterio experimental busca hechos nuevos, le-
Siempre que se trata de un fenómeno re- yes y coordinaciones inesperadas, y ellas no
cons1,ructivo, ocurre que cuando los anhelos pueden aparecer en las instituciones en las
comienzan a ser realidades, se teme haber ido que sólo se proclama un punto de vista, impi-
demasiado lejos, porque los hechos bien pueden diendo la justa de inteligencias, de opiniones,
acabar con ciertos intereses personaIe9 apre- y de orientaciones.

mmm
62
La universidad nueva encarna el más alto es- duos preparados.
píritu de saerificio, porque en ella naufraigan El ejemplo de la Argentina invita a las nue-
los intereses personales. Exifte el máximo es- vas generaciones latinoamericanas a meditar
fuerzo a todos sus contribuyentes, asegurán- en el hondo significado de 1;'. reforma univer-
doles, eso sí, un futuro engrandecimiento de sitaria que, bien comprendida, ayudará a solu-
la colectividad, en la que todos tendrán su par- cionar las múltiples dificultades con que tro-
te, puesto que son los fragmentos constitutivos piezan todos los días nuestras nacionalidades.
de ella. p]l libro del Profesor González, por su admi-
Considerada así la reforma^ bien se ve que rable espíritu doctrinario y y.or la gran infor-
ella, en realidad, es un problema de cultura. mación que contiene servirá en todo momento
No se trata tan sólo de reforzar los derechos como un poderoso auxiliar. De él dice Aníbal
del estudiante ni de igualarle a la categoría Ponee: "Pocos hombres en mejores condicio-
del profesor, sino de invitarle, de exigirle a nes para hacerlo—el estudio ('e la Reforma—:
mirar más allá de los límites profesionales, en actor prestigioso y teorizador elocuente desde
cum]>limiento de las normas 'iel más honrado las primeras horas, no sólo ha dado a la Re-
civismo. La nueva universiad quiere imponer forma su labor y su esfuerzo, sino, tal vez, lo
la colaboración, porque uno de lo.s absurdos que hay en él más resipetable: la rectitud de
fu'áctjcos del novecentismo ha sido el de creer la conducta".
que gracias al mecanismo de; sufragio univer-
SHI, SO podía encargar del goi^ierno y dirección J U L 1 0 E N D A R A
de los grupos sociales a unos cuantos indivi- Quito—1927.

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José Luis Zorrilla de San Martin (Autoretrato)
El Escultor Uruguayo
J o s é Luis Zorrilla d e S a n Martin
o ]ia.?e mnelio, el último día del a fio América en el período heroico de la emancipa-

N •pasado ])recisanien1:e, tuvo lugai' en


Münt6vid''(>, la ¡iiauguración del Mo-
numento al Gaucho. Iniciativa de la Federa-
ción. El elemento verdaderamente autóctono
de América, el indio, tuvo en las luchas por la
independencia una actuación pasiva, de Ciom-
ción Jiuial Uniganya, este n..oniMiieiito consagra parsa. Tja energía activa y fecunda, la fuerza y
a la figura más representativa, del ini(>l>lo de algunas veces la idea emancipadora, estuvieron..

DETALLE DEL MONUMENTO AI. GAUCHO

67
DKTAL-1.E D E L M O N U M E N T O A.L GAUCHO

68
.MD.vrMioN'ro i'MjNJoitAmo

rci)i'e.sen1;ui!is cu el ij:;iU('li(). l'h'a, ('sic (il hijo de micnu'as el gancho es el cimiiínto social del
colono {'NiJiífiol i'oii cru/aiuiciilo indio, había crioibí.
en él una, díjsis (•(niilihrada. do indio y dií i's- FÁ anior tic ese monumento al gauícho, el es-
[¡auol. La ijai-tc (pie había cu vi gaucho do es- cnlloi- José Luis Zorrilla de S a n M a r t í n , (al
pañol reeha/;uba al i n d i o ; por otro bulo, la mismo tiempo que ponía en su t r a b a j o el cari-
p a r t e de indio, reeiíazaba, ai español. VA líaueho ño consciente (jue pone el a r l i s t a (m la p r i m e r
estalla cmno una, cuña vioieida enire los dos £;ran obra, (|ue realiza, iba sjntiendo y desarro-
elementos jjobladorcs de América, el aiilóelono llando una idea, bien arraigada, en su alma
y el con(inis1ador. Tor eso <'l {^aiielio hizo la desde la. niñez. .Zorrilla de San M a r t í n , hay que
independencia, hijo fiíerte que se desprende <'n decirlo porque este artículo ha de ser leído en
el mismo enéi'fíico desperezo de las dos coi'rien- sitios le.ianos en donde los n o m b r e s p o d r í a n
tos n)aflres rpie lo eml'arazau al empi'ender su confundirse, es hijo del poela J u a n Zorrilla de
•iimiud por hi \-i(la. .\ I uloi-ificaí' al L;'an(',ho, San Martín, el a u t o r del pcenuí indio " T a l l a -
el Uni>í'uay. con admii'ablc acierto, ralil'icó las r é " .y de la " E p o p e y a de A r t i g a s " , el más•
fuentes de su li¡st(a'¡a —el criollo no es. en el venerable j veterano de los poelas actuales de
i'ontlo. mida más tpie la aristocracia del g a n d í o , América. Desdo la u'ñez. Zorrilla de S a n M a r -

69
T.-yjr-S'TrfK

ALTO RELIEVE DEL, MONUJIEXTO \l. GAUCHO

^
g a n d í o ; ('\'oca(hir. decadeiile y uK'la;icüiico, el
indio. ' " I ' a b a r é " el héi-oc del poema paterno,
os el pei'sonaje deM\('iiliirado de una, raza que
va a desa[)areeer bajo el empuje irresistible de
la invasión, l'lu eambio los gauelios dv la, " IÍ[)o-
peya de Ai'ti^'a.s", eulre las amaiiuiiras y de-
•sastres do. la p^uerra, muchas veces con l'oi'luna
(;ontraria, m u e s t r a n la eiiei'fíía d(í alfí'o que n a -
ee con pujan/a, jrn'sisl iblíí y e„oii propósitos
ereadoJ'e:'.
I'ls así la, ''.lyuí'a que Zorrilla de Sun .\lartin
lia, hecho |'/ara í'l iiioniiiiiento n'ciéii iiiau;4U-
r a d o : un iiom'bre fuei te, dominando n i caballo
ljra\ín. con la hm/fi lerriblc en la diestra, y la
mirada, l'ija cu un iu.rizouti' h'jano. ,\laravilLo-
so H'inete, cenlaiiro redivivo. No (ÍS el indio, ni
el aventurero español, y tiene de ambos, y por
i;so se ipiiera diferenciar de ambos. Después de
expulsar al espaúol, exterminará al indio. 1<JS
el Kaueiio: viene lispuesto a escribir una liisto-
ria nueva. Nace (MI u n a terrible sacudida ; la
eivia iiei pación ; tiene una mociHlad saiiti'rienta;
las luchas civiles. Va teni<'ndo u n a litcu'alura:
" M a r t i n F i e r i - o " y el cancionero campero a u n
por reco|iilar. Y sin eiiibarfi'o, desde estas pla-
yas le.janas, saluda todavía a, un cainarada, su-
,'•(1, a 'in viejo iiaviente por línea racial, ( uya
l'isoiioinía conserva fielmente: el cabalhM'esco
bandido <'spañ')l. ívlartín ¡''ierro, .iiiaii .\loreira,
José Mai'ía y Diego (!orrieiites, pueden ser ea-
mai-adas. ¡Qué gran sancho fué .lium .Martín
Díaz "l'Jl l'^nipocinado", aquel r,')i-iiiidable ge-
neral aiuiil'abeto que hacia temblar a los gene-
rales de Napoleón! Si se es('arba,ra, un poco, en
muchos generales emancipadores se descubriria
cierta semejanza coi' " I'JI I'jmpecinado". . .
1 HOTA I.I.IO |)|-:i. . \ H ) . \ I ' . \ I I0.\-|'( ) I'TXiOKAKICJ

José IJUÍS Zorrilla de San iVlarlíii es un es-


tin, el reeiiltor, ha \ivi(l;) m im imihicnlo nr- cultor criollo, y solamente u n escidlor criollo
tislicn y li;i ¡do siiil •< iido rcriniirsc cu si! ;iliiiii podría, encargarse de hacer el monumento al
la. coiicrccii'iii (!(-• Ids ii'ipicds ii:i;'i()iiali's; el lii- gancho. I''s al mismo tiempo, si no iiiieuten
''"'• i'l *'aiiclio. , . 'I\')|)ic()s (|i!(' iicccsila ui'a'cii- iiuesti'as noticias, el prini(n-o o segundo escul-
l''iii''-i'ií lili imciil 1 (iiic (|iii( re hacer historia: loi' u r u g u a y o que lia adquirido esa " m a y o r í a
tipos lc't;vii(hii ios en cuya fanláslicii ciivcrfí'a- de e d a d " equivalente al lieelu), por desgracia
d n r a so ciiclL'-aii ¡os IroiVns de los h<'ch()s p poc(] rrccnenlc, de coi¡«1rnir monniiientos p a r a
dos pai'a soñar a su s(,iiilira con las aspií'acio- .América. Uasla ahora, América se surte de
nes del hit uro. i';ii-ii él, el uaiicho y el indio monunientos conmemorativos con los y)roduc-
han sido algo más ipu' |)er.sonajes reah's, han tos d<' importación euroiiea. Y estos productos
sido símbolos h u m a n o s : Fnci-le y creaidor el ilc importacióu so,i la, obra rastacuera e iafe-

71
nirr.M-i,!': I>I:Í, .MO.NT.MIOXTO i''r.\i';i;Aiíio

rior qim oii lOuropa sn liací' |iar;i liil fin, sin i'i's de esta espoi'ie de ai'lc exportablí' Icni'inos
mayores prencupiícioiios de ¡¡oinhid y a, la i|iii' colocados en iiii"síras plazas y i'alh's (sin ex-
y a los puropi'iis s(^ lian afosiuniln-adi) a di'siiH'- cluir la, plaza de 'a i ii(ie|!i'iidcncia) y aun hay
liar con el desdeñoso i-cnioiinclc de " a i ' l e para oli'os iMi prepai'aeión, eoiii'i el M;>nunienlo n.
1a cxpoi'taciüii a Ainéi-ira"". AJiinnos cjcniíila- Za.liaia (|iie se adjiulici'i al csculior español

72
CouUant Valera on famoso eoncurso, ou el que
os escultores nacionales h a b í a n presentad > pro-
yectos liastanle más artísticos y (lÍHc.i-eto«. Todo
esto !i() i|ui('i'(í dt'eir (|u«' no haya, a veces,
execpoiones honrosas, pero jiooo frecuentes.
l'ero el iNtoniimenlo al (íaiiclii) lo tenía que
liacer iin. escultor criollo, u n escultor que com-
pilen diese el alma del gaucho, su tradición >
su porqué y pov encima de todo esto la con-
versión del símliolo tiaucho en el ideal f u t u r o
de la nacionalidad. Con enviar a nn eseult'H'
eui'0|HM) la induiii"niari:i clásica del Kauolio pa-
j7i (pie vistiese con ella a su modelo, no se
conscií-uiría (pu' liiciese otra cosa que un fiu'n-
lín conx'ciicionil. I'lste fis'uríii, el pueblo lo ha-
lii'ía. rechazado, l'ín cambio el escultoi' nacional
Icnía (pie inlci'pi'ela'' bien el pci'sonaje sinibóili-
i'o, hoi-'pic ii,i p'iiid ) ipie III'V:M'1() en el alma
desdi' niño, ha, pensado mucho en él, está ])ei'-
Fectanuínte empapado de su leyenda y de su
i'ialidad. E l Monumento al Oaucho timiía que
SCI- obiM de un <'s?,'il1(n' criollo. H a b r í a sido un
ti'i'i'ible fracaso en el empeíío de un esculloi-
euj'opeo.
I*]l csculldi' ciiollo -lose IJUÍS Zorrilla de S a n
Alai'lín. (^ou 'iidudable o])orl unidad, ha llegado
a la, iiuidui'cz del aprendizaje artístieo precdsa-
niente ciuindo hacía f a l í a ' (jue surgiera en el
U r u g u a y ese cscullov qu(í se atreviese a aco-
met<'r la empi'esa, de! Monuiiíento al héroe sini-
iiólico do la inieionalidad. Se Junlai'on las co-
sas, sin magia de prepai'acii'ni previa, (pie esto
lio habría Iciiido giMcia, de niaiiera, ipuí al mis-
mo lienipo (pie surgía, la inicial iva se presenta-
ba el e,i<'e!iior capacilado. NO liiiiio más que
liac.in' sino ))onerse a la. obra,.

No llegiieinos. en e! deseo de hacer las cosas


(le acuerdo "oii n i n s l r o entusiasmo, a la exa-
g<'i'ación e\cesi\'a de los valores, huí .\mérica
se ñola, una, doble peslura, igualmenle in.jiisla,
respecto a la, valoración crítica de los artistas.
O se les deja, morir d(í liainhre, sin, " l l e v a r l e s
el ai»UJit(,'" (adniiralde expresión criolla), o se
le.¥ endiosa. .Algunas veces, (•onio ejemplo, el
(^aso de h'lorcneio yánchez, las dos posturas se
dan ilramát iea'iK'nte en el mismo sujeti>. P r i -
mero, lo (l<'jaron morir de h a m b r e ; des])ués de
IMAdlON u lOSTA l-:.\ IWA ICl.KSIA DI-: l'Alíl.'-
muerto, la ex.igeracn'.n en '.^1 elogio ha llegado

73
den descaiisai' cu una exacta o a p r o x i m a d a
eomiíreusión de su o b r a ; si es u n fatuo, porque
la satisfacción p o r tales alabanzas nuitará en
él toda probabilidad de autocrítica y de per-
feccionamiento.
José liUis Zorj-illa de >Saii Alarlín es u n
escultor que 210 ha ll:gado aún, probablemente,
a. bis t r e i n t a a ñ o s ; su " e d a d a i ' t í s t i c a " es t o -
davía laiiibién bi (le la mocedad, una mocedad
m a d u r a y i)romisora. Talento positivo, sensibi-
lidad artística bien probada, cultui-a amplia,
encaiiiiuada desde su raíz en el sentido de SU
vocación. N a d a de uu|)r()visacioní's, ni de ge-
neración expontánea de las ideas y conceptos
de arle. Ija foianacinn fíradual y serena de su
pei'SDualiilad ai'lística se acusa en el pcrl'eccio-
uamiívito ascendente qu(> se n o t a a lo iargo de
su (ibra. Un li'ran esl'uei-zo mantenido diaria-
mente, sin (Icsmavds ni \'ai'ila(i(ines, sin a|)re-
snramlentos ni veliemeiieias; grande,'-' i'atos
iniielo, pcasando ante la.í dificultades (\Uti pre-
[iinscnta la riyuí-i (pie se moldea en. el b a r r o ; al
l'in, la dil'ieultad vencida, sin p r o d u c i r u n a
exeesi\a, alegi'ía, ni un torpe e n g r e i m i e n t o :
" N a d a es esto ante lo que todavía queda por
iiacer. ., " l;n acucioso deseo de saber cada
día nías, expresado y .satisfecho en la lectura
de l(rs libros de arte, en la meditación de las
feorí.is estéticas, e n las peregrinaciones p o r
museos, talleres y academias. E l aprendizaje
comenzado en .\méi'icai se termina en E u r o -
p a . . . Ifasta, ahora, hay ipie reconocerlo, tiene
que ser así.

CAIllCZA KX .\IAI{.\l(lli .N'IOUJÍO


lOii su meiilalidad, eminontenientc criolla.,
¡a técnica y las teorías estéticas europeas na-
san por una cuarentena crítica. Zorrilla de San
ha.slii lo grotesco. No exislc ol h'Tiiiiiio medio "ílartín no sigue a ojos cerrados los modelos
sensato, la tasación serena por los xaloi-cs i'ca- europeos. P e r o (ionc el suficiente taiciito p a r a
les que no p u e d a n ponerse en iliala.. I'lslo tiene no desdeñarlos: los estudia. Acci)ta lo que me-
un doble inconveniente: euiíndo so iii,-iiiir¡(>sla rece su aprobaci'jn, lo que coincide con '?us
en f o r m a de dosdén, puede alionar bajo su pí>so .gustos, con su temi^ei'amcnto. Lo demás lo r e -
el brote juvenil del ai'lisla. puede iiudo.u'rar chaza. No se deja llevar de la mano por la úl-
su obra no dándole el amhieiih' de eiunodidad tima moda, por el éxito del último Salón ñ^
y de j u s t i c i a necesario para acoiiu'lei-la y rea- J'aris, Si hiciera esto su obca sería do Mha
lizarla, y cuando se mainfiesta en íoiana de elo- t r a y e c t o r i a d e s i g u a l ; y por el conti'ario no
gio excesivo, la formación del artisla es lam- hay e n t r e los artistas actuales de nuestro pafp
bién pci'judicada; si se Irala de un luiudire ningmio (|ue conserve t a n invariable la fÍKOáo-
discreto y modesto, poi'quo él mismo se d a mía de su produecióji. S u estilo no tie.ie Ia.-<
cuenta de que t a n desmedidos eloítios ao pue- idternativaa que ,sc nota en quien no marcha

IT
i;i'ST(] io\ ^•|os(l

seguro li-as mi ideal ailústico. en quie'.i vaeila l'hicoiil i'üi-íaiiics eu esto art'sta, si uca.so, más
y hoy sigue una, orientación fine cambiará pro ri(|ueza. (!<• cullura, más abundancia de eono«p-
bablemenle mañana. La cara"terjistjca da su tds que (le medios expresivos. Mlás idea que
producf'ión so iiiaul iciic fija a lo larg:c da toda léenica. (/Onsecuencia nalural de la mayor ve-
ella. loeidad (OM (|iic iiiai-clia siempre el pensamien-

75
i'iiL)Vi'X"i'o 1)10 Ar(i.\r.\ilo.NTd AI IMIID

to qiK' conciüie ros\ ¡«cto ,i l;i, in.-iiio iiiic wn- Martín (\s l)aslim1(' .•iliiiiiihnitc, si so tiene eu
liza. Pero el. peiiVeeioniíniieiilo li'ciiico si- cnoiila. su <'(l,i(l, u) lo (s lanto si se tiene en
.gue en todo artista un |)r()',/i'so iinlui'iU, a cueiia su caiuioidad de trabajo, su lahoriasidad,
oosta de, experioneiii y t\r. pi-Arl icíi. \ por el tiemí») diai-io que dedica a su arte. E.ste re-
otra i)iirl(', (oda obra (1(> /oi'i'illii de Sai ^lal•- traso lo liaee fnrzaso el jn'emioso y permanente
tín, cuando éste la deja Icrniinada,, oJVeeo combato coníra la forma rebelde, la detcmnón
satisfaeloi'iaraente i'e.suf'lI os los prohlciiias d.i; en la encrucijada de las dificultades al acei^bo
técnica que ])lantcó en su ri'ali/acii'iti. i'.slo, sin del recurso técnico (|U(> no siempre se ofrece
embarco, obliga al eseullor a cierla Iculitud en al iiisl.'uile. D(! aípií <iiie, si la obra terminada
au prodiKHiión. S¡ \a obra dií Zorrilla de San del eseidtor es aliundante, los proyectos se

76
ile(ío]-aeiójJ barroca, revela la oi'i(udaeióii djC
esta obra. K\ conjunto es perreetanionte a(tü-
plado a eiei'la, ai->|n¡teetiira eclesiástica siglo
XV.II. Iva píuupa lilúi-gica decadente se m a n i -
ñ e s t a e n lodo su eir].)lendor. lí]l arzobispo SOIÍM',
coa tocias sus vestiduras y ati'ibulos, yace so-
bre su Jecho de inuerte. Kn los cuatro án^^'ulos
del leelio oirás laulas l'ie'uras s¡iid)(']licas.
I'a opideucia barroca del adorno, está lau de
ai'ueíalo con la idea de este tnonumcínlo, (pie
ui) (iesinerece aule nuestras pi'er(U'<uieias est('!-
I icas, más bien cjcauíinadas bacia, la simplici-
dad de la línea (dási(!a. K\ bari'oco tieiu' su ra-
Z('iu de S(U' y poi' tanto su belleza. I']s euesl i(')n
de l('iiipera]n(!nto el a(!e)itarlo o rechazarlo;
|)ero no se ])nede decir que <"! arle barroco sea
iulViaoi'. I'ara iiiuclins, el Lai'oont(í es más bídlo
(pie el l)isc()b()lo. Ija ra,z/)ji inicial del barroco
i's el \irl uosisuio, el dominio 1('M'idco, del a r t i s -
la,. l'ís u;ia degeiu iaci(')u poi- exceso de facul-
tades, como lo (pi<' hace el cantante con sus
e-orgori!os o el xiolinisf .a eou sus " f ioril ui-as",
¡•ecai'.uaniiento de detalles oi'uani(Milid(>s, v<u'-
dadei'a, coniplacenci.i eu lo exleiuio. l'ísla inaui-
restaci(')u artística, deuia,sia,(lo nialh'atada. ¡lor
la críiica, lleiía a k ' u a a s veces a prodnidí- obras
CAiUOZA l>IO INIHO de uua liclleza indiscul ible. Zorrilla de San
.Mái'lín, en las molduras del lecho mortuorio
del ai'Zobispo cat('ilico. en los i'opai'.;'es de las
)iiiil 1 ¡|il ¡i|U(M cinl.i, (!í;i. csjií'i'aiidu pucituiieiiieii-
figuras deeoiMt ivas, se lia reei'cado creando de-
tf ,sn lui'iio (le icalizjií'ii'm.
talles eiiyo conjunto d i un adniiraible (d'cícto
Apiírlc (lo su Aidiuniiciiid ;Í\ (¡aiiclio, del (|iii'
de e-raiideza di litro d(^ la idea central de sere-
Vil lii'inos iialiladd lia^laiilc, /(iiaálla de S;ui
nidad y .de reposo.
Alarlíii I ¡;'iie aliora iiusnio icniíiiiada cu su ta-
lli'i' Olla ohiM iiiouinnciMal de ui-iu x'iiclo, <'l sc- I']l eiisa.\'o ha, d(-l)¡do satisfacer al i'scultor,
|>uli'i-(i del dliispo íSüliu', y, i'u ])i%,iy('cl d, i'l Mo- poripie en sus dos provecí os de deseeiidiiiiientos
iiuniculd ,d ludio—jiistn es (juc laiubiiui, fi' se a i c n í ' i a la abundancia baia'oca, lo ipie i)or
(;oiisa,nri' id ludio, a! Iit'i'o.' saci'i l'icad > d;'l i'ou- otra parte, S(Í h,i \isli. laiiilih'M iiisiuua.rs<' en
tieniuite—y dos «i'i'upíjs de carácli'i' rcl¡,L;'i;,.s(j, los al lorrelieves di'l .Vlonunu'iilo al (iaiicho.
flos dcscoidiiniculos de Ci'isto niucrid, en los
cuales el i'xculldr (|UÍ('i'(' di's(ui\'dlv(M' (MU UU l'jii Zorrilla, de San .Marlín liene el ('laigiiay
soiitJdo uidtlei'no la idea i|Ui' ya cxpusí) ifícinal- el csicnllor joven nnis completo y ca|)az, el f|ue
monto Mluaici Au'jci (']] su l'auíosa "riela". h]\ i<>un(! actualmeiile. además de un gran pj'esti-
sojiuicro del aiy.ol)is¡io Soler tieue uu eiráclei' gio personal y una popularidad bien ganada, el
lotnlrnpiilo contrario al resto de la obra del i's- mayor volumen de obra, i-'a,izada, y la más alta
cnlror. A la idna de fuerza y de en<M',eía ^lue se calidad en esta, obra. Y es ahora, pued(> decir-
expresa eu la uuiyiu' pai'fe de la ohi-a d'.' I^o- se, cuando esle ai'tisfa comienza a producir. E n
rrilla, exeepcióii laiiibiéii de sus ]iroyect,os de la madurez ib' su vida y de su forniaei(')n ar-
desci>iidÍTineiitos, se opoui> eu este sepulcro la tístiea, este es el m.omcalo eu (pie einp.''í'nde en
idea de reposo y de sen indad. !'ua e\pli''ndida. i-ea!idad el camino de la rcalizacií'))! de «us

77
,()S CONQUISTADORES

proj'cetns. Todo lo fjuo l:a pensado y ])ro.yectiKln pii f(ui('ii salle euanlas iiia'\-iis Foi^iiiiis. Más (|ue
en su lai'g'o ain'eiidi/ajc como m su primera deteneriios a solemnizar entusiasmados el Irinn-
etapji de creación, de la. (|ii<' son ciiliiiiiiniiles fo que representa su obra aetual, que bien lo
ejeiuplares el Monumenlo al Cíauelio y el se- merecería por oira, parle, cspei'emos el ¡lorvenir
pulcro del obispo Solci'. \-:i I i-istal¡zaiido aJioi'ii •011 fri'an conrianza e:i (|ue él nos dai'á miichí

78
LA I''IM0X'I'J0 1_)I': L O S ATIJOTAK

simos más motivos de celebración y rcROcijo. cultura universal e,s un núcleo de grandes ar-
La obra actual no es sencillamente sino la roA'c- tistas, intérpretes de los símbolos americanos
lación del que iniede lleí;'Mi- a ser un ,ü;nm y de su ¡¡royceción en el futuro.
artista, y lo que América necesita en estos
tiempos pnra apareeei- do cuerpo entero en la J. M. G.
Sastrería Piovillico & Peña
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Oriental del Uruguay
INSTITUCIÓN D E L ESTADO
Fundado por Ley de 13 de Marzo de 1896 y
regida poi- In Ley Orgánica de i7 Julio 1911
Capital Autorizado
Capital Inicial . . . .
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35.000.000.00
5 OOO.COO 00
CAMPOS & CÍA.
Capital Integrado . " 25.332.068.03 JOYEROS IMPORTADORES
Fondo de Reserva . " 652.553.93

Casa Central : C A L L E SOLIS esq. PIEDRAS Kincon, S5S • esq. 3íu«aingó


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l a O r s ; i n i c a ) . — C:illi- Colunia y Ciudiuli'la
YENSSEN & SUAREZ
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baneari.a.s y g o z a del pri\ile;;io exclusivo de
eniiiir billetes; expide .uiros j - cartiis cíe c r é -
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Y S U SIGNIFICACIÓN E N E L T E A T R O R I O P L A T E N S E
Discurso pronunciado por Carlos M. Prlnclvalle, en el Salón de Pasos
Perdidos del Palacio l/eglslativo, en ocasión del homenaje a la memoria
de Florencio Sánchez, en el 17 aniversario de su muerte, acto organl-<
zado por la Sociedad Urncuaya de Autx)re8, aue alcanzó contornos dq
apoteosis-

D e la entraña popular nace e l arte


dramático. Remon'tarise jal punto de
orifíen, aislar la primera célula del
con la beatitud de un auto sacramental, pe-
queña pieza dramática en que se contiene el
misticismo como en un vaso sagrado. Esta abe-
gran organismo del teatro, ha sido empresa rración de su mundo físico es la aberración de
de sabios. Ellos descendieron a lejanas capas su mundo moral. Se santifica el vicio, se lapi-
del tiempo, por la escala sutil de las relacio- da la virtud. E] teatro aprende el lenguaje de
nes, y volvieron trayéndoDOs la historia ínti- la adulación, y se viste de hampa para el ham-
ma de su desarrollo. El teatro nació bailando, pa, y se perfuma y pone peluca para entrar
nos dicen. La historia de la danza es la primera en los palacios de los poderosos de la tierra,
página de su historia. Luego saltó al tinglado, donde distraerá los ocios del señor, alternando
acordando su paso a la música primaria de con su hermano bastardo, el bufón. ¡Confusión
nn cimbalo, con los danzarines de Dionisus; y caos como en las viejas teogonias! Y lo mismo
de una flauta, con los "joglares" y "remeda- que en éstas, hace falta el ordenador, el legis-
dores" españoles; de un cascabel, con los ar- lador, el sumo artista. El iluminará la con-
lequines italianos. El carro de Thespis, fué su ciencia oscurecida de esa enorme alma extra-
dinámica y su. estática—casa y piernas—dua- viada, él aislará y exaltará lo que hay de fe-
lismo de tortuga que cubre las primeras etapas cundo en ese caos, él enseñará al teatro el úni-
del arte escénico. co lenguaje que debe hablar: el lenguaje de
Mundo de ficciones, qne a nuestro propio la belleza y la moral eternas, el lenguaje del
mundo parece acordarse con correspondencia de arte!
hemisferio, el teatro trae el alma de su creador, Para otras latitudes del mundo artístico, lía
el alma varia, enorme y caótica del genio po- tiempo que ha llegado ese ordenador, ese sumo
pular. Trae todos los vicios, lodas las virtudes, artista mesiánico. Se llama Shakespeare, Lope
la espuma y el cieno, todos los dolores, todoa de Vega, Racine, Moliere. En nuestra latitud
los amores. Pero falta, en ese hervor fecundo artística, ¿tenemos un teatro propio? Y ai lo
de sus primeras edades, el principio regulador tenemos, ¿ha llegado para él aquel sumo ar-
en lo moral y en lo estético. Falta la concien- tista? Madre nutricia de nuestra civilización,
cia. Y así vemos que el lodo de la calle invade Europa nos ha enviado todas las sugestiones
los templos de Dios con la ola orgiástica de de su genio secular: ideas, principios morales,
las mascaradas, salpicando los altares; y así formas. Los tesoros de su Teatro no podían,
vemos, por insano trastrueque, santificarse la pues, faltarnos, pero hemos sentido como im-
plaza pública donde comercian los instintos, perativo espiritual incontrastable, la necesidad

M
de un teatro propio, modestísimo, es verdad, truosa hace mover los muñecos de la farsa. Su
frente al glorioso teatro de la vieja Europa, moral es la moral del facón. Su corazón, con-
pero nuestro. Felicitémosnos de sentir tal nece- fusa mezcla de "noblezas criollas" y ferocida-
sidad, porque afirma la realidad de un carác- des cimarronas, que hacen de todo eso una
ter. Existe, en efecto, en nuestras tierras ame- interminalile pesadilla de sangre, sin verdad
ricanas, algo íntimo, medular, que modificando y sin l)c]leza. Lo grotesco. Ir absurdo, lo es-
cuanto nos llega de fuera, le da coloración tripitosamente pintoresco, con algunos fugaces
propia, y lo incorpora a nuestra personalidad atisbos del fuerte carácter gaucho, forman
nacional, sin alterar su esencia. la materia de ese cuerpo amorfo que parece
De la entraña popular nace el arte dramá- no ha de alcanzar nunca la armoniosa -.'rista-
tico. La sabia experiencia de los investigadores lización. i Caos artístico, caos moral, en fin,
europeos, nos lleva de la mano para trazar la caos
línea del desarrollo de nuestro teatro, que no El 13 de Agosto de 1903, en un pequero tea-
pasa, en definitiva, de marcar un modesto tro- tro de Huenos Aires, caía el telón entre ova-
zo de paralela. La historia se repite. Aquí ciones hasla entonces no escuchadas en los re-
como allá, el teatro se inicia con un giro de cintos de la comedia aulÓLtona. La obra titu-
danza. La ra¡íz que lo ata a la tierra, es un lábase "M'hijo el dotor", y era su autor un
" g a t o " o un "pericón", bailes espectaculares, uruguayo: Florencio Sánchez. El público había
a los cuales se mezcla como una primicia, el sentido la emoción do un hecho trascendental,
lirismo verbal do las "rilaciones". Esta pri- que hoy, con la debida perspectiva, apreciamos
micia, larva del futuro diálogo dramático, am- en toda su significación. El caos del teatro
plifícase, tórnase crisálida que encuentra su rioplatensp había encontrado la vigorosa mano
capullo en la temblorosa guitarra de la payada ordenadora: el sumo artista había impuesto la
o el contrapunto. Saludemos de paso a los viejos ley do sus ritmos a la enloquecida danza de
juglares de vincha y chiripá que cantan su los gauchos.
"tensón", y adelante. Esta es la gloria de Sánchez, que nada ni
Con paso de pericón, acordándolo a la mú- nadie podrá amenguar. Su valor absoluto co-
sica primaria del rasgueo de unas espuelas mo artista, con ser alto, desaparece ante el
nazarenas, el geniecillo del arte autóctono en- valor, necesariamente relativo, de su gran mi-
tra al picadero, como el potro pampeano al sión histórica dentro del teatro rioplatense,
corral. Trae el alma indómita del gaucho. El que es el teatro de América. Exaltar la memo-
teatro, simple en sus primeras formas, como ria de Florencio Sánchez no es sólo la exal-
todo organismo vivo se alimenta con lo más ele- tación do un valor estético; es la exaltación de
mental y típico. Bastara al arte, sin duda, si nuestro teatro, la aspiración de su pei'manen-
también el instinto popular, en toda su fuerte cia y engrandecimiento, que es como la afir-
simplicidad diera soplo y vida a estas primiti- mación de nuestra personalidad y nuestro ca-
vas manifestaciones estéticas. Pero no ha sido rácter nacionales!
así. Torpes artistas han deformado la noble
materia, y un alma deshumanizada y mons- C A R L O S M. P R I N C I V A L L E

86
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68
O P O P O N A X
CUENTO VENEZOLANO

A ndrés se seníó al borde de la cama


maciza y severa cual un catafalco;
una cama de caoba con incrustacio-
mano impele el empolvado diaco de bronce.
ii^ra posible? Üí; allí estaban para con-
vencerlo la maleta de cuero amarillo y el ven-
nes de marfil, donde habían muerto sus abue- trudo baúl de viaje, sobre loa cuales se veía la
los. La luz de la vela, fija en la penumbra, da- uiaiea tricolor de los vapores trasatlánticos. A
"a a los objetos una expresión triste, casi hu- iu momoria principiaron a acudir los recuer-
mana: la ropa pendiente de ia percha, la flo- dos; ia barba roja del piloto, el delantal de la
tan! e cortina del lecho, el espejo de luna pro- camarera, la frase que había oído a un pasa-
funda. jero: " A bordo el mareo es una distracción";
Después de cinco años en el extranjero, creía después de una bruma dorada, la estación de
despertar de un sueño en Caiacas, en su anti- ^aint-Lazare, llena de globos eléctricos, de mu-
cua estancia de soltero. Andrés volvió los ojos jeres, de quioscos de periódicos; con claridad
^ su alrededor reconociendo los muros que recordaba La cara de un agente de policía y la
habían presenciado su adoleácencia inquieta y de un mozo que traía apresuradamente una co-
romántica; allí el miedo le hizo ver el espectro pa de ajenjo; luego el tren en marciha, una
de su padre con el arma suicida en la mano, la pared, un seto que pasa, un cordón de brasas
madrugada en que aun vagaba por los anchos encendidas, que la máquina deja atrás en au
corredores de la casa paterna, el olor a ácido vértigo y que se apa^a en el silencio. Con el
fónico y a violetas; alii había soñado con los mentón apoyado en las manos y los codos sobre
besos devoradores de Linda de Florencia, la las rodillas, Andrés comenzó a recordar los
divina Helena de Mefistófehs, y con Carmen días de su vida pagada. A través de la almilla
la Sevillana, la bailarina sonora y ancha de se dibujaban laa finas y nerviosas líneas de
caderas como una guitarra andaluza; allí for- su cuerpo. Un suspiro se oyó en la estancia.
jó planes de poemas y de líricas aventuras que Fué en París, una nodhe ya a fines del in-
se desvanecían con el primer clarear de la au- vierno, cuando conoció a Marión. Atraído por
rora; sobre aquella almohada olorosa a incien- los violines de una orquesta de zíngaros, entró
so y alhucema, había sonreído a las quimeras en una taberna de Montmartre, donde Jehau
y vertido lágrimas sin causa. Rictus acababa de terminar uno de sus solilo-
Cinco años en París, y aliora se veía en el quios; el poeta de los pobres, con un codo apo-
mismo sitio, como si sus ojos se abrieran des- yado en la tapa del piano, era una extraña fi-
pués dj un sopor producido por el opio. Ex- gura angulosa, un Cristo de larga levita, cuyos
perimentaba la impresión de que todo estuvo labios enunciaban los dolores y rebeldías de
inerte y paralizado en el transcurso de su au- la plebe. El humo de las pipas envolvía las fi-
sencia, y que al regresar, seres y cosas se ha- guras en una penumbra azulosa. Andrés se
bían puesto a vivir de nuevo, semejante a esos sentó junto a una mesa de mármol, y mientras
grandes relojes de antaño, largos como urnas bebía su copa de cerveza, un perfume intenso
y cujo péndulo callado durante mucho tiem- se extendió de pronto cerca de él, como si un
po, comienza a contar los minutos cuando una frasco de apoponax se hubiese derramado ng-

""Mf
bre sus labios; aspirando aquel aroma carnal, observó uno de los comensales, y ía conversa-
Andrés vio a su lado una mujer alta y ondu- ción giró al tema de la pintura.
lante, la boca pulposa, cárdenas las ojeras, los —^^Cristübal líojas—dijo Marcelo Cazal—es
senos arrogantes levantaban tí abrigo de pieles nuestro gran pintor; su Fitr-jatorío es una vi-
siberianas, de donde emergía una cabeza de sión de Dante Allighieri, y si' Paraíso un en-
ángel biticellesco que la orgía hubiese desgre- sueño de Dante Rossetti; nuestro público pre-
ñado; al agitar el traje esparcía en la atmós- fiere a i\Iit'lielc-na, porque es realista.
fera cálida del café un ambiente de alcoba, po- —Todos los pueblos mievos son realistas; el
blado con infinitas corrupciones. E n las taber- idealismo no es (ompr(!ndido sino en las razas
nas conocíasela con el nombrj de Mademoiselle que han recibido una larira cultura estética—
Opíoponax, por ser éste su perfume predilec- asentó Ramiro Arcil, el bizaiTo autor de Cuen-
to, el señuelo invisible de que se valía para tos de Opio, de los cuales dijo grotescamente
atraer a los hombres... un periodista que hacían dormir.
Detrás de la iglesia de San Severino, que —Señoi'cs: ^licheh'na y Rojas perdieron su
alzaba su masa gótica en la noche color de i>er- castiza originalidad en los talleres de París;
la enferma, caminaba Andrés oprimiendo con- son espiritual franceses; el verdadero pintor
tra su brazo el cuerpo enervante de Marión, venezolano no lia aparecido aún, ni hay sínto-
la mano febril y pálida entre el abrigo de pie- mas de que aparezca por ahora — agregó
les siberinas. El aire pasaba helado por sus Kraun, quien con un nombre alemán, tenía un
mejillas ardorosas, y a lo lejos se oía la can- alma intransigentemente criclla y autónoma.
ción obscena de un estudiante. —Se (¡rdhibe hablar de moral — interrumpió
Después, la eterna historia de la Safo pari- ¡Marcelo—¿lían observado Ustedes,—siguj > di-
siense: el amancebamiento, !os besos, los gol- ciendo, cómo el vino so haeo más suave y deli-
pes, la reconciliación mentirosa, la carne triun- cioso a medida que la copa que lo contiene es
fante y la carne triste, el crapuloso hermano más delicada y frágil? En é.sta, tersa como
de Marión que se pone las coibatas y se viste una epidermis femenina y sutil como un en-
con la ropa de Andrés, la disolución lenta de caje, el vino es una melodía de Chopin... ¡Se-
la voluntad. Marión que se burla, Marión que ñores: brindo por el feliz 2-egreso de nuestro
le da de comer cuando no lecibe la pensión querido com¡iañero, quien pronto nos sorpren-
que desde su casa le envían. Marión que lo derá con su traducción de los Pequeños poe-
engaña y huye al fin con un obrero de Mont- mas en prosa!
rouge... —Mi traducción de Baud<ílaire no está aun
Sentado al borde de la cama maciza y severa terminada—dijo con cierta turbación Andrés.
de sus abuelos, Andrés suspiraba. De repente, La verdad era que nada había heehp duran-
poniéndose de pie, abrió de par en par la ven- te su permanencia en París. La melancolía for-
tana para respirar la brisa nocturna, y le pa- mada de fuerzas juveniles y energías sin em-
reció que el paisaje se precipitaba hacia él pa- pleo, que en la adolescencia pareció reveiar en
ra abrazarlo: el Avila azul bajo el plenilunio Andrés un temperamento de artista, se convir-
de estío; en los tejados los gatos maullaban y tió en una dicha animal enU-e los brazos de
sus pupilas semejaban turquesas, rubíes y to- Marión; una especie de inconsciencia había
pacios, iluminados por una satánica chispa in- reemplazado el exquisito malestar viril de sus
terior. La ciudad dormía entre su anfiteatro diez y ocho años.
de montañas; entre su inmensa sortija de ro- A un lado de Andrés estt.ba Sebastián Fe-
ías, cerrada, como a un anillo episcopal, por rreiro, con su enjuta cara de asceta y de bo-
r-or la pura esmeralda del abra. balicón, y del otro Chucho Díaz, de labios hú-
E n el restaurant celebrábase el regreso de medos y ojos saltones e inyectados. Chucho ha-
Andrés con una comida. Los rábanos, las boj as bía ido también a París a estudiar escultura,
de lechuga, el tono gualda de la mantequilla, pero de allá volvió convertido en mediocre
la púrpura del vino, destacándose en el man- fotógrafo, y, sin embargo, con cien provectos
tel, alegraban con vivos colores la mesa, según de grupos colosales, que debían adornar, según

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el, parques y edificios; llevaba siempre en el la publicación postuma de las cartas íntimas,
bolsillo paletas para trabajar el barro, y llega- ha decaído la ingenuidad epistolar, pues allá
ba tarde y jadeante a las citas, disculpándose en el fondo todos escribimos como si un día
con que venía de concluir en el taller una de nuestras cartas debieran ser conocidas por el
*>us obras. público. Hasta en la lista del lavado somos
í'erreiro aprobaba todas las opiniones con la artificiales.
cabeza, por contradictorias 'lue fuesen, pues " J u n t o con el aire de las montañas, creó
aspiraba a saherlo y comprenderlo todo, a ser respirar y recuperar un alma joven y nueva,
un Leonardo de Vmci, mientras penosamente el alma de esta raza de campesinos, de los
terminaba su tercer año de Medicina en la cuales desciendo. Ahora que sacudo el polvo
Universidad. Frente a Andrés, Pepe Valenzue- de los libros, mis ojos ven por vez primera
ia lo acariciaba amistosamente con la mirada; el espectáculo que me rodea; ya no es para
el pobre no había podido reaJizar su ilusión de mí la Naturaleza la materia prima de un ar-
vivir en el Barrio Latino, pero quería con una tículo literario; si hay un aTte noble está en
sinceridad rayana en sacrificio, al último re- la contemplación sin objeto del mundo; los
cién venido de París; consolahase con la amis- árboles, las nubes, la luna, el rocío, no son ya
tad de los que, más afortunados que él, habían un ptetcxto para unos cuantos parrafitos tri
tomado el ajenjo con Górae/ Carrillo y otros viales. Al fin vivo hundido hasta las entrañas
escritores americanos que viven en la gran ciu- en el amplio unÍA'erso.
dad. El simple anuncio de un hotel extranjero, " E l río es claro y fresco con un fondo de
lo llenaba de ternura y aiisiüs de viajar, y en áureas arenillas. He presenciado en la pequeña
su vaga nostalgia, con sólo contemplar un ermita del lugar una primera comunión y el
sombrero de casa de Delion, imaginábase el bu- bautizo de un,a campana; imagínate que visten
levar tumultuoso y pimpante, según se lo ha- la campana con velos y azahares como de novia,
bían descrito, y en el bulevar, entre la multi- y en medio de un coro de niñas la embalsaman
tud, veía siempre las caras de los literatos y con incienso y pesjua y la arrojan flores. El
de las actrices célebres cuyos retratos conocía. Loque de Ángelus, en el divino crepúsculo de
Pocas veces se había reunido tan selecto los campos, me está haiciendo cristiano, y como
grupo de jóvenes "intelectuales", como en no hay por lo regular amigo que me vea y
aquella comida con que se obsequiaba a Andrés. zahiera, me descubro a esa hora con la fe del
Días antes, separados por vanas rencillas, se carbonero.
despedazaban mutuamente; pero sin saber por " K o me fastidio, no. Aquí está de tempora-
qué con el regreso de Andrés sentíanse unidos da María Luisa, la amiga de tu prima Isabel
por un lazo fraternal; simpatizaban en un ideal Traidoramonle he sorpreudidr tras los cañave-
común de revolución artística; sS, era llegado j'sles del rió, su interminable cabellera suelta,
el momento de trabajar en obras de mayor el tesoro de gracias de su cuerpo virginal. No
aliento; bastaba ya de croqais, acuarelas y ha dejado de contrariarme la noticia de que
apuntaciones críticas. ]\Iaría Luisa se va pronto para allá en compa-
—Sergio sólo falta aquí — exclamó alguien. ñía de la hermanita y de su tía gruñona y
- -Ayer recibí una carta df, él—dijo Kraun bigotuda.
—que tiene de flUpica y de égloga tropical; "Vente a pasar unas semanas conmigo; te
algunos párrafos no están dil todo mal para enseñaré a cuidar las vacas j ' a pastorear los
ser leídos de sobremesa; ellos nos ayudarían becerros. Mi rancho tiene dos adorables cuar-
a hacer la digestión de estos platos malsanos y tos de bahareque, y no faltan hamacas y gui-
afrancesados. tarras. . . "
—¿La tienes ahí?—preguntó Andrés.—Léela —Sergio está chiflado—exclamó iCazal cuan-
Todos guardaron silencio. Kraun leyó: do Kraun terminó de leer la carta.
"Quisiera hablarte con enteía sencillez, pero Durante la lectura, Andrés permaneció ta-
aun no me he libertado de la atroz manía de citurno. Aquel pueblo montañés, apenas esbo-
hacer frases. Desde que se ha puesto en moda zado por Sergio, tomaba románticas propor-

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I
eíones en su mente; era como si una brisa su primer amor de niño, un amor casto, inma-
rústica hubiese pasado por sn árido espíritu; terial, incógnito, hecho con la lüíia pura esen-
su fantasía divisaba un rincón de verdura, que cia, con la mayor blanxnira de su espíritu.
lo llamaba como un regazo para su corazón Con los párpados cerrados se representó An-
enfermo. La capital era una ridicula copia eu- idi-éa a Sergio, espiando sigilotamente a María
ropea, la montaña algo grande y verdadero, [Luisa entre los cañaverales del río; y un im-
obra de los cataclismos de la tierra en el trans- petuoso acceso de rabia lo hizo poner de pie.
cura 5 de los siglos. El nombre de María Luisa Dolíanle las sienes, y echó a caminar a la loca,
pronunciado en medio de la cena, entre los hasta encontrarse en el sitio donde en su ni-
dicharachos , carcajadas y las emanaciones ca- ñez, esperaba a la colegiala linda y ágil, de
si nauseabundas de la comida, habían desper- la larga trenza sobre la espalda. La antigua
tado en él un repentino disgusto por cuanto casa de colegio había sido derribada, y ahora
lo rodeaba. veíanle las fuertes puertas de un almacén,
Encendidos los tabacos y aturdidos por los atravesadas con barrotes de hierro. Y Andrés
licores, bagaron en tumlto la escalera del res- sintió romperse un globo de lágrimas en su se-
taurant y se dispersaron en grupos. Andrea co corazón.
rehusó acompañar a Marcelo Cazal a un baile Tres días después, en la sala de la Expo-
en los barrios bajos, adonde dijo iba a tomar sición, estaba Andrés al lado de Ernestina,
notas para su libro sobre la vida licenciosa en contemplando las soberbias carnes desnudas de
Caracas. A lo lejos se perdieron los pasos de las amazonas del cuadro de Arturo Michelena.
Cazal, quien al caminar balbuceaba la brasa El caso de Ernestina era singular. Casada
de su tabaco. Oíase el golpe seco de las mari- muy joven con un médico, comenzó a estudiar
posas nocturnas contra un foco eléctrico. Ulni el canto, hacendosa como una hormiga, hones-
cochero se dormía en su asiento con las rien- ta y reposada fué, hasta que la música comen-
das caídas sobre el lomo escuálido de los caba- zó a efectuar en ella una transformación. Be-
llos, y el reloj de la Catedral dio las doce en lla y de altiva apariencia, las más altas notas
el silencio profundo de la noche. de su garganta enunciaban el grito delirante
Bajo la maravillosa claridad de la luna, la de una oculta sensualidad. Cuando cantaba,
ciudad se embellecía. Les calles desiertas eran quería Ernestina experimentar los sentimien-
como ríos de un agua luminosa; en la plazuela tos que inspiraron al autor de la obra lírica
de la Universidad las magnolias deslumhraban en el momento de la concepción, y de ese modo,
y las rosas empalidecían; las hojas de la ceiba inconscientemente, su propia voz fué penetran-
gigantesca, fingían innumerables pupilas ver- do como un mágico filtro en sus nervios, has-
des y plateadas. Solo, en medio del arroyo, ta convertirla en una exquisita máquina de
Andrés se sentía invadido por la inefaole poe- perversas y complicadas semaciones. Semejan-
sía de la hora; amaba así a su vieja ciudad te a la heroína de El Fuego, llevaba en el
sin ruidos, sin parodia de civilización, sin gen- rostro la huella de cien máscaras que habían
tes que la afearan. Por un minuto creyóse el simulado las pasiones mortales.
úni<co sobreviviente de un pueblo desaparecido. La imaginación, {iguzada por la música, des-
Sentóse en un escaño del Capitolio, y la ima- pertó en ella el gusto por las literaturas de
gen de María Luisa, tal como la recordaba decadencia, el amor secreto por los hombres
antes de su partida, apai-eció con una blancu- de a'ma errante, envenenados por el arte. Ami-
ra de lirio en el horizonte de su alma. ¡La ga de la familia de Andrés, sabía que era de
interminable cabellera de María Luisa! Sí; la una sensibilidad enfermiza, y hasta sus oídos
recordaba con la castaña trenza sobre la es- llegó la historia de los desórdenes de Andrés
palda, a la salida del colegio Sus compañeras en París; así, a la llegada de éste, buscó la
gustaban peinarla por hundir los dedos en oportunidad de encontrarse con él y ninguna
aquella profunda fuente de seda. Andrés des- mejor que aquella Exposición, donde un am-
de lejos la seguía, tímido, lavengonzado, sin biente de elegancia y refinamiento favorecía
Atreverse ni siquiera a mirarla de frente; fué las conversaciones que en otro lugar hubieran
pasado por imprudentes. sas, en los corpinos. Entre un grupo reconoció
—¡Qué hermoeas camacionegl i No le parece Andrés la ancha espalda de Sergio, quien, co-
a usted, ¿indrésí — decíale Ernestina con su mo atraído por un poder magnético, se volvió
voz de contralto.—¡Oh, yo tendría en mi alco- rápidamente, y soltando una carcajada, cayó
ba esta Pentesüeal Ya que nuestro siglo pro- en brazos de Andrés:
saico noe condena a la monotonía, ese fresco —¡ Chico 1... eres el mismo... ¡ Caramba I
admirable sería para mí un baño de juventud. —exclamaba Sergio en alta voz y atolondrada-
¡Oh en un paisaje agreste, ir a horcajadas en mente—i cuánto tiempo sin vernos!... Teme-
un caballo, acariciada por la crin, sentir pal- mos que hablar mucho... he venido... ya sa-
pitar sus ñancos sudorosos! brás por qué...
Una orgiástica ola de vida pagana hinchaba Un arranque de celos y desconfianza atorto-
el pecho y la voz casi andrógina de Ernestina, jaba a Andrés, Jiasta el punto de no saber qué
mientras Andrés pensaba en la inspiración, contestar a los ruidosos cariños de Sergio.
que cual un soplo de efímera salud, había —Mai'ía Luisa está aquí y me ha preguntado
guiado la iristc mano tísica del pintor. por tí, continuó Sergio.
Ernestina guardó silencio, y como Andrés ¡Cómo! i lo recordaba? ^ Había adivinado la
con un suspiro exclamara: "¡Pobre Michele- colegiala el amor del joven que la seguía!
na!", tendió ella desdeñosamente el tibio guan- i Había pensado en él? Tales preguntas sur-
te de cabritilla, diciéndole con un mohín en los gían en tropel en la turbada mente de Andrés.
labios: —Ven—dijo Sergio — ,y con el brazo cam-
—¡Estáis muy filosófico, Andrés! pechanamente echado sobre el hombro de su
Y al alejarse nerviosa murmuraba: "Debe amigo, se abría paso entre la multitud.
de ser mentira cuanto de él se cuenta; es un En un banco del jardín, cerc^j de la orques-
hombre como todos". ta, estaba María Luisa junto con Isabel, la
El recuerdo de María Luisa, creciendo en el prima de Kraun. Vestida de violeta, el traje
alma de Andrés, había derramado una ama- diseñaba las formas de su busto de magno-
ble paz en sus sentidos. París se esfumaba en lia y las líneas firmes y redondas de sus pier-
su memoria; la abominable Marión, al fin ha- nas.
bía desaparecido para él, y, como si hubiera Al llegar ante ellas, Andrés se inclinó con
vuelto a Dacer, sentía revivir el a n t i ^ o can- cortedad, y en ese instante pensó que había
dor de la niñez. olvidado la corbata, llevándose rápidam!ent?e
Nunca como aquella noche experimentabia la mano al cuello para asegurarse de que no{
Andrés mayor bienestar al hundir el rostro en era asi.
el agua de la jofaina. La fresca batista de la —Señorita: mi amigo Andrés—dijo Sergio
camisa lo acariciaba duJcemente; un ligero a María Luisa. |
calofrío recorría su cuerpo. De frac ante el —^Ya sabía por los periódicos que había lle-
espejo, colocaba en el ojal un botón de rosa. gado usted—respondió María Luisa, con una
Después de interminables días iba a ver a franca sonrisa de sus labios en flor.
María Luisa, en el baile con que el Club obse- — Sí, señorita; va para tres semanas que
quiaba a los marinos alemanes. pstoy en Caracas.
En la calle los coches resonaban con estré- —Y tendrá usted ganas de regresar... es
pito, y desde lejos veíanse avanzar los trián- tan divertida, según cuentan, la vida de París.
gulos blancos de las pecheras. Al entrar al ja- Un letargo se apoderaba de Andrés un ve-
lón, Andrés recibió una caliente bocanada de neno sutil penetraba por sus poros; como Ma-
aromas, un eñuvio de gasas, de flores, de epi- rión, el cuerpo de María Luisa emanaba un
dermis. Bajo los árboles lánguidos del patio, perfume de opoponax. ¡Por sus ojos, por su
quemados por los globos eléctricos, se amonto- garganta, por su boca asomábase el alma per-
naban las parejas; de los senos escotados col- vertida de Marión 1
gaban en un hilo de seda los diminutos lápices
de los programas, que aleteaban como maripo- P E D R O E M I L I O C Q L L
Buenos Aires como tema poético
Para "La Pluma"

w a iucorporación de la ciudad como te- fli,nto que, en los imitadores se hizo prosaica
I ma poético a la literatura, es una y pueril). ¿Qué más justo que al querer eman-
^^^ conquista del realismo. Ni seudo-clá- ciparse de los libros, la poesía se inspirase en
sicos, ni románticos, ni modernistas, entre la Vida? El poeta entonces abrió sus ojos, y
nosotros, supieron ver y sentir la polifacética ínguzó sus oídos de hombre, y vio y oyó lo que
urbe, tan cargada de luz poética, en su dolor en la ciudad ocurría, porque la ciudad era su
y en su esperanza. medio, el de sus impresiones diarias. La pam-
Fuera de nosotros, no podemos olvidar aque- pa era un palis de quimera, (la pampa tradicio-
llas "Canciones de los Bosques y de las Ca- nal') tanto como Gokonda o la China, i Mu-
lles", del viejo Hugo, ni a Copee con sus "Hu- chos habían \isto un gaucho?... i No serta
mildes". Y después, Baudelaire y Witmann. esta una creación de la fanta»a de nuestros
Esto en pleno fervor romántico. Darío, en sus románticos semi-guitarreros ?... Y la ciudad,
"Prosas Probanas", tan exótico ya viene anun- conquistada por el sentido realista, se incorpo-
r i ando lo que será el tema preferido de muchos ró como tema poético.
poetas de hoy: hay allí una composición laj Muchos tuvieron que ver en esto las nuevas
Buenos Aires aunque todavía muy vaga para ideas sociales, que comenzaron a irrumpir
suponer que esta ciudad es su musa inspirado- en nuestra ciudad no ya tranquila. La siesta
ra. Atisbos así, también pueden hallarse, en ri- rcloniaj caía en desuso; la piqueta terminaba
gor, entre nuesítros románticos; pero, a éstos con las últimas casonas de techo de tejas Y los
les interesa n'ás el dolor que enchía sus pro- hombres y vehículos se arremolinaban en las
pias almas que la vida de los hombres con colles. A otros tiempos, otras preocupaciones.
quienes se cruzaban todos los días en las ca- El problema social, con todos sus enconos, aso-
lles. Tal vez esto les parecía prosaico. ldó su desmelenada y cejijunta cabeza; el do-
Después, los simbolistas y decadentes, ocu- lor de los suburbios, se actualizó y se hizo veriO.
pados en describir las regiones más exóticas de En 1902 aparecía un librito en el que su au-
la tierra, con sus correspondientes emperado- tor, un joven de 18 años, Federico A. Gutie-
res, princesas, cortes, cisnes, grifos y dragones, rres, tocaba con insistencia y acierto el tema
liO podían ver de ningún modo el intenso cau- e'udadano. El libro era "Gérmenes", hoy
dal poético que corría por las calles de esta ciu- agotado y desconocido. Gutierres, cuyo princi-
dad americana. Ellos la menospreciaban; y ella pal defecto en Gérmenes se hallaba en su gran-
en tanto, se iba convirtiendo en una de las di'oeuencia diazmironiana, sabe dar notas de
grandes urbes tentaciulares, al decir del rxalta- intención que colorean de sarcasmos sus versos.
dor del dinamismo urbano: el belga Verhaeren. Es el primero de los poetas argentinos que ve
Al sHlir de aquella fiebre de exotismo, nuestra la ciudad: "Gente baja", " E n la Opera",
poesía, por natural reacción, ya observada en "Del Futuro", "Paseando", "Vanitas vanita-
otras épocas y en otras literaturas, se hizo realis- t v m " . . . Más tarde, en libros dados a luz con
lista. Intentó expresarse con claridad y sencillez, intervalos muy grandes: "Entre el pueblo" y

-w
"Escuchando el Silencio", Federico A. Gu- la ciudad se apodere del numen de nuestra
tierres insistía en sus temas ciudadanos: ísto poesía. "Misas Herejes", con su capítulo de
cuando otros poetas más jóvenes — Evaristo motivos suburbanos, y sobre todo sus " P o e -
(arriego entre ellos—haliían hecho ya de la mas Postumos", (1913) en donde están La
c/udati casi el exclusivo tema de sus poesías. Canción del Barrio, La costnrerita que dio
^ o diré que el autor de "Gérmenes" sea el aquel mal paso, e Interior, señalan u n ¡momen-
precursor de la actual ¡loesía ciudadana, por- to decisivo. Carriego hace suyo el suburbio,
Que nuestros poetas ciudadanos de hoy—Fer- mejor, un suburbio de Buenos Aires, porque
nández Moreno, Yunque, üirondo, Borges, Ric- esla cosmopolita y polianímica, parece otra
c i o . . . — h a n aparecido, seguramente, como una ciudad de Palermo o la Boca, por ejemplo.
cíjnsetuencia natural de su tpmperamento rea- Después de él, Fernández Moreno, en "Ciu-
lista de su original visión objetiva, en unos dad", (1917) y Alvaro Yunque en "Versos de
ípica, en otros humorística. Gutierres fué, sí, la Calle" (1924), se apoderarían con muy dis-
él plumero que viera la ciudad con visión de linto temperamento, sentimental el uno y sa-
1-oeta. Y después de él, Carriego. tírico el otro, de los mil y un temas riquísimos
Tan intensa se lia hecho la sugestión de la fiue la urbe brindaba a su observación aguda.
urbe, que en casi todos los poetas posteriores Y esta es inagotable, porqu-^», a nuevos tempe-
a Darío está ella, aunque sea íugazmente. I l u - ramentos, nuevas visiones. La ciudad fué des-
ta en Lugones, tan dado a dejarse inlluenciar nudando su alma a medida que un nuevo poe-
poi los literatos extranjeros, se encuentra a ta la descubría.
veces, esta visión de la urbe. Y en Bandhs, tan Se la ve, sino exclusivamente, como tema
subjetivo siempre. Y en tddos casi, ya realizada Casi preponderante, en estos libros: " F e r v o r
o intentada solamente, se puede observar su de Buenos j \ i r e s " y " L u n a de enfrente"
pi esencia. Basta hojear una de las antologías (Jorge Luis Borges), "Veinte Poemas para ser
modernas—la de Barreda, la de Morales y No- leídos en el tranvía" (Oliverio Girondo), " P r i s -
villo Quiroga, o la de Noé—y se la comprobará. mas" (González Lanuza), " U n Poeta en la
En un pintoresco libro últimamente apare- Ciudad" (Gustavo Riccio), " E l Violín del
cido: "Exposición de la actual poesía argen- Diablo" (González Tuñón), " L a Musa de la
t i n a " por Pedro Juan Vignale y César Tiem- Mala P a t a " (Nicolás Olivari), "Caballinos de
po», y en el que se dan 45 noni,bres dei los poe'- Ciudad" CAngelGuido), "Poeta Empleadillo"
tes más inmediatos, se observa esto: 25 aportan (Aristóbulo Echegaray) y "Cielo de Aljibe"
temas ciudadanos. (Antonio A. Gil).
Esta preponderancia significa mucho para Buenos Aires no puede r.uejarse de que los
Que pueda pasar inadvertida. Si igual obser- 1 oetas la olviden.
vación se hubiese heciio al aparecer Evaristo
Carriego entre los poetas sus coetáneos, segu- E R N E S T O M O R A L E S
ramente que otro hubiera sido el resultado de
ella. Veinte años han sido íaficientes para que Buenos Aires, 1927 .

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D B B U S S Y ~ P O E M A
Para "La Phuma"

Llegabas de un silencio de años,


separando distancias,
acercando almas,
vestido de misteriosa complicidad con la luna.
Hasta nosotros y para unirnos
llegó tu música
túnica de lino,
rueca celeste,
que giró en la noche de nuestras encrucijadas.
jSab'.is que nos unías?
¿Tenías la intuición de dos que se buscaban?
¿De donde viniste Debussy
hasta la lejana noche nuestra?
Te presentíamos en el silencio,
en el misterio,
en los jardines.
Alas de ángeles te dieron
remos para llegar a la orilla,
del amor,
que nació por tí en nosotBos.
Aquella carta inspirada en tu música y mis veraot,
que hizo dos en uno.
El destino movió sus ruedas,
giraron loa astros,
Dios con sus manos de seda,
anunció la mañana de nuestro amor,
y con la luz de dos mediodías
formamos un mediodía mejor.
Debuesy estabas en nuestra vida,
y nada sabíamos,
eras un astrólogo,
con tus miradas fijas
en nuestra trayectoria cósmica.
Músico de los reflejos en el agrua,
surtidor de colores,
nadador submarino,

f^

09
pez de aletaa aznles.
í Desde qué onda refractada,
llegaste a nuestras vidas?
"Clara mañana" y "Arabescos"
se juntaron en ella para evocanne.
Fuiste el médium promisor
que habló por el destino
con una voz de megáfono.
Se cruzaron los radiogramas,
de Montevideo a Buenos Aires,
a través de tu música trasmisora de ensueños.
Abora que estás en la sombra
en la isla afortunada
donde las dulces violas
evocan a Boucher,
te llamo el benefactor de la dicha difícil,
el padre del amor.
Oh! Debussy, antorcha do nuestra vida,
al?ún día iremos juntos a agradecerte,
el bien que nos hiciste por tu firme soldadura,
en una unidad indestructible,
de afinidades y convergencias
¡En una fundición violenta de vida« paralelas!

I L D E F O N S O P E R E D A V A L D I B S

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N O V E L A DEL MAS ALLA

"El autor de este artículo no es espiritista, ni cree en é l "más allá";


niiiiciae nniíia «lomo Maeterlinck aue "alen hay" l"deflniliie y misterioso,
qno en el estado de la ciencia actual no se puede neear "a prlori".
"Acreciado ror el afán de tratar asuntos novedosos o poco trillados hn
abordado el extraño argumento de esta novela, basándose en la nume-
rosa documentación testimoniada que figura en la ya muy prolifica
literatura del "MISTERIO".
O. M. a

A Francisco Alberto Scblnoa.

R oberto Forlini, violinista emérita, acaba-


ba de llegar a Buenos Aires después de
una ausencia de varios años que había
Pasado recorriendo los principales centros musi-
ma e interrogada por el Juez de instrucción, de
sus labios sólo brotaron balbuceos y frases cor-
tadas, incomprensibles:
Después de varios dfais pasados en estado de
cales del viejo mundo. Un año antes de empren- mudez y estatismo alucinante, recobró el sentido
der el viaje de vuelta habla caído gravemente de su situación, y confesó que ella había matado
enfermo en Lucerna y en esa misma época reci- al profesor en un ataque de celos. En cuanto
bía la aciaga noticia de que su pa'dre, el profesor »l revólver declaró que lo pertenecía desde hacia
de cauto y música, Don Carlos Alberto Forlini, mucho tiempo.
habla sido asesinado en su casa mientras ejecu- El señor Forlini era un hombre de alta esta-
taba al piano el "Claro de Luna" de Beethoven, tura, de bella presencia y de rostro varonil y
Por una joven artista de varietés, Gilda de Mon- bien que pasarai de los cincuenta y cinco años y
tdoré, con la cua^l mantenía relaciones amorosas. peinara canas, era de los hombres que siempre
En un momento en que el profesor se hallaba habían sabido inspirar pasiones volcánicas en nu-
ensimismado, interpretando la magistral página merosa cantidad de mujeres, por lo que no extra-
•lei mas grande de los genios musicales habidos, ñó la confesión de Gilda.
la joven le hizo un disparo de revólver en la Fué condenada a catorce afios de prisión.
luca, casi a quema ropa_ dejándole muerto ins- Roberto Forlini, después de la penosa enfer-
tantáneamente. medad, pasada en un hospitai de Lucerna y una
Cuando acudieron gentes de la casa_ a>l oír larga convalecencia en San Remo, resolvió volver
el disparo, encontraron al profesor echado sobre a su patria:
el piano de cola, con la cabeza sobre el tecla^do Su padre había ocupado en vida las tres piezas
agarrándose al atril con ambas manos y a la delanteras de una gran casa de altos que regen-
"asesina presa de un ataque nervioso, tendida fn teaba una señora viuda, cuyos dos hijos sólo
el suelo, con el rostro crispado en una risa his- venían a su casa a la hora de las comidas y 'pa-
térica y el mayor espanto reflejado en los ojos sadas las doce de la noche.
abiertos y fijos. Al alcance de su mano estaba Roberto apenas desembarcado, quiso ocupar
el revólver con el que había hecho el disparo. las mismas piezas en las que viviera su querido
Vuelta en sí y conducida a la comjBarla próxl- padre, lo que no le fué difícil, pues la señora do

mmmmmm mmmmmsmfm.
6 117
la cass las habla conservado tal como aquél IM cultad de Medicina y muy dado a investigaciones
dejara al morir. espcritlsticas, sin ser espiritista convencido, se
Una vez en la casa, Roberto se sintió plena- hajlaba<n reunidos varios de sus amigos: Dn. Ma-
mente satisfecho. Todos los objetos le eran por rio Quintana Olivar, arquitecto; Melchor Sánchez,
demAs íamiliires y "le habían recibido con visible joven escéptlco y a ratos tenorio; Cristina So-
agrado después de ausencia tan prolon^ddu'. rel, bellísima mujer y esposa del acaudalado
Esa sensación '.-asi inexplicaible, la experimentó uegociante brasileño Analio Correia Botafogo; y
desde los primeros instantes de su instalación. Roberto Forlini, que no creía en absoluto en el
No la podía definir con acierto^ pero cada vez más allá y que consideraba estúpidos de remato
aue entraba en la amplia salai, cuyo gran venta- a los que se entregaban a experiencias de espi-
nal daba a la plaza del Retiro, el viejo Steinwey ritismo, mesas parlantes, telepatía, premonicio-
le enviaba un acentuado efluvio de simpatía; la nes visioaes del porvenir, adivinaciones del pen-
«tagére rebosante de piezas de música parecía samiento, y aparición de ectoplasma, invocación
sonreirle. El amplio sillón de marroquí don- del espíritu de los muertos, etc., etc. Toda la
de solía echar sus siestas el profesor le invitaba
abundante literatura acerca de dicha materia le
• Que reposara en él. Los cuadros que pendían
de la pared, el espejo de la consola, los bustos parecía que estaba basada en invenciones infanti-
de varios músicos célebres le recibían con mar- les que no debían preocupar a la gente sensata.
cada atención. Habla escuchado con una sonrisa ascépticu
y burlona todo lo que había referido el Dr. Flam-
Tal era la sensación indefinible que recibía él mán sobre la tan debatida y preocupante materia.
al bailarse en la sala. ToáoB laquellos objetos Flamman era un hombre alto, delgado, rublo,
hablan presenciado 'a tragedia y Roberto al pa- de barbilla acabada en punta, de voz meliflua y
sear su vista sin él quererlo, sobre ellos no de- mirada soñadora, velada un poco por unos lentes
Jaba de sentir algo asi como una angustia se- de oro. Elegante en vestir, sentado frente de
creta, que le embargaba el Animo y le hada sos- BU escritorio, acababa de narrar uno de los
pechar, que en el drama de su padre había algo hechos más misteriosos de los muchos que figu-
de misterioso que la justicia humana no habla
ran en el lifíro "Las casas Encantadas" de Camilo
sabido desentraifiar.
Flammarión.
Preocup&baile también, la desaparición, desde Había aludido al caso del conocido escritor
bacía mucho tiempo atrAs de un hermano suyo, Homen Cristo, cuya firma ha figurado al pie
mayor que él en algunos afios, y que ee habí» de interesantes artículos en diarios y revistas del
caracterizado desde cifio por un carActer irasci- mundo entero y aue es conocido con el nombre
ble, independiente y aventurero. de "La Quinta Fantástica de Coimbra" en Por-
Hablase ido a Norte América y como caimbiara tugal).
su nombre Itálico por uno inglés, se hablan per- ^Icho escritor habla alquilado unaicasa-quinta
dido BU8 huellas. Nadie supo dar razones de él compuesta de un entresuelo y un primer pise
y se le creía muerto. Allí vivía con su esposa, un hijito de pocos mest,^
En una rinconera de la s»la estaba su retrato / dos sirvientes.
encuadrado en un marco de bronce y su aspecto ijesde la primera noche que ocnparon la quin-
no era de los mAs tranquilizadores, apesar de .larmaron naturalmente a todos los naoitames.
que una falsa sonrisa quería disimular su feal- J9 oían pasos en los correaores y aeniro de
dad nativa. También en nna meslta de tres pa- .«» piezas: las puertas y ventanas se «unan ante
tas en un óvalo nilcelado habla lai imagen de una .08 ojos estupefactos de los presentes; nnnes los-
hermosísima mujer, que luego supo era el retra- lorecentes ambulaban en la oscunaaa aireaedor
to de Olida de Montdoré, la asesina pasional de ae las camas; cafan con estrepito caaotos, larro-
su padre. ues y objetos; risas y palmadas jnnio si oíao de
La sala tenia dos puertas. Una daba directa- las personas, etc., etc. Un nlfio que aormia en
mente sobre la escalera de entrada y la otra al su cuna Junto al )ucho de su madre, fue naiiaoo
dormitorio; pieza esta de poca amplitud y desde completamente desnudo en el entresuelo, sobre
cuyo lecho divisaba el piano de cola, el sillón de una mesa de mármol. El nlfio tenia reiiejado en
marroquí y el amplio espejo. sus OJOS el mayor de los espantos, tat señor Ho-
Fuera de la Inexplicable emoción apuntada, na- men Cristo, positivista en filosofía e Increanio
da de anormal observó durante los primeros días por convicción en cuestiones espiniisias, tuvo
de su Instalación; pero en el fondo de su ser algo que renairse a la evidencia y con ei su lamiiia,
le afirmaba que muy pronto iba a presenciar 103 sirvientes, varios amigos y agentes oe policía
escenas espeluznantes y misteriosas, de esas que que le acompasaron con el objeto ne invesngar
producen frío en la médula... acerca de los extrafios y místenosos necnos pro-
ducíaos.
• • •
"uomo ese, en todas partes del munao se cuen-
En el estudio del Dr. Don Garlos FlammAn, tan cientos de casos que se conocen con ei noiu'
profesor de enfermedades nerviosas, de la Fa- bre 4e "Casas Bncanuass-,

118
"Bl que dnd« de ello puede leer el IfDro oe e-11uTio de simpatía, algo que siento Intimamant*
^amanon, y si no logra convencerse ae la rtM- y no podría explicar con precisión.
Üdad de estos eztrafios hechos, estoy seguro que —Claro está—afirmó el Dr.—es el fluido vital
exi el ánimo del mas increauío ae ios leciores de su finado padre que ha impregnado todos los
uumenzarfi a aparecer la auaa mas moniiicanie objetos que participaron de su existencia el que
«obre la certera «le sus convicciones." con estas se manifiesta con simpatía a su respecto, cada
palabras termlnO bu breve conierencia ei aocior vez que Ud. entrai en esa estancia.
i'lammftn. Roberto quedó profundamente preocupado...
—iDe modo que üd. cree a pie Juntlllas, toao —/.Pero cómo se realiza lo que Usted llama
lo que refiere en su colección de casos raros ese impregnación?—interrogó Dn. Analio Córrela Bo-
¿ran novelista y astrónomo que >en vida se llamd tafogo.
Camilo Flammarlón? —• Interrogó el arquitecto —La materia inanimada perece que tiene la
Quintana a medias convencido. propiedad de registrar y de conservad* en estado
—Yo no creo a pie juntlllas nada de lo que latento toda suerte de vibraciones y emanaciones
ignoro. Dicho astrónomo ha reunido en Ta>rlos psíquicas, biológicas o vitales, lo mismo que la
tomos, cuyos títulos son: "La Muerte y su Mis- substancia cerebral tiene la facultad de conservar
terio" (antes, alrededor y después de la muerte), en estado latente las vibraciones del pensamien-
"Las Fuerzas Naturales Desconocidas", "Lo Dea- to,de donde resulta que las facultades Telestési-
conocido y los Problemas Psíquicos", "Los Fan- cas (misteriosas) de la conciencia humana ten-
tasmas y la Ciencia" y 'Las casas Encantadas", drían la propiedad de interpretar esas vibracio-
el relato de más de cuatro mil casos sucedidos nes y emanaciones, lo mismo que las facultades
en todos los países de la tierra. Creo que "alRo" mnemotécnicas (memoria) de la conciencia tie-
hay o debe de haber, aunque no podría definirlo nen la propiedad de evocar o reproducir las vi-
ni yo ni nadie en el estado en que se encuentra braciones del pensamiento; pero aquí entramos
hoy día la ciencia psíquica; pero cieo firmemente en el dominio de la alta psicología ¡y Uds. no
que algún día. en un futuro no muy lejano, los están preparados...
hechos que hoy nos parecen misteriosos, serftn —Pero, ¿quién ha probado lo que Ud. afirma?
para las generaciones venideras de una claridad —interrogó Cristina Sorel.
meridiana. En la antigüedad se creía que la tie- —Entre varios y paso por alto al Dr. Louys,
rra era plan» y que todo el sistema planetario director del Hospital de Caridad de París, y el
giraba alrededor de ella... Hoy todas aquellas profesor D'Arsonval, el inventor del procedimien-
creencias nos parecen absurdas. to para obtener el aire líquido, citaré al Dr. Ní-
ibolB, psiquiatría inglés que cuenta lo siguiente:
—¿Y según Ud.—preguntó más interesado de
"Cierta dama se mudó a una casa. Apenas entra-
lo que él mismo creía, Roberto Forlini—¿a qué
ba en determinada pieza experimentaba una pro-
se debe ese fenómeno de las casas encantadas?
funda depresión nerviosa seguida de un manifies-
—Se ha supuesto no sin cierta razón, basan- to terror. Fuera i e esa habitación su ánimo se
doso en numerosas observaciones, y cito al co- tranquilizaba enseguida... Mudóse de cesa. Bl
rrer: 'El Castillo Encantado de Calvados", "El Dr. Nichols informado del hecho quiso aclarar
Prebisterio de Suxex", "La Casa de Constanti- el misterio y averiguó que en esa misma estancia
nia", Bl Obispado de Monaco"^ "La Cámara de se había suicidado meses antes una mujer. Pero
Auvernia", "El Techo Maléfico" y cien más, re- el caso más asombroso es el de Elena Wheeley.
pito, se ha llegado a lai ezplicacióu, llamémosla También ella fué a habitar una habitación que le
así, que los seres vivos, aun después de muertos, inspiraba el más profundo terror. Al poco tiempo
dejan en los sitios que haiblun o han habitado, de haberse mudado de ella cayóse el techo de
en los objetos que han tocado o que le han la estancia y entre los escombros se descubrió
rodeado durante largo tiempo ciertas partículas el cadáver momificado de un nifio, que había
de fluido vital que si bien pasan inadvertidas pa- sido ahorcada «.on un cordel; y como este caso
ra la generalidad de las gentes pueden revelarse se cuentan miles análogos.
cuando un espíritu sensible o excitado por una —Todo esto es muy Interesante y confieso que
gran preocupación se encuentra en presencia de comienzo a impresionarme terriblemente—confe-
ellos. Es completamente admisible, que esos eflu- só la bella Cristina Sorel.
7lob, esas reservas de fuerzas psíquicas, esos —Yo no creo nada de todo eso—afirmó Mel-
fluidos vitales queden Impregnando las piezas^ chor Sánchez.—¿Cómo creer que un objeto Inani-
las casas, los objetos y también que se revelen mado pueda conservar el fluido vital de un ser
al contacto de determinadas personas en estado cualesquiera?
de Buper-excitación nerviosa, hipnotizadas, su- —¿Ud. no conoce—^preguntó el D.r la ez-
gestionadas o simplemente predispuestas... perienola del coronel de Rochas seguramente? Voy
—En lo que me atañe—observó Forlini—cada explicársela. Dicho magnetizador tomaba un vaso
vez que entro en la sala donde murió mi padre, de agua y se lo ponía en las manos a un sujeto
recibo de las paredes, del piso y de todos los previamente hipnotizado. Luego le ordenaba que
pb;)etos qu? le pertpqecleron »lgo asi como UQ concentrara todo an fluido vital en el agua del

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raso.A loa Ain mlnutoa el lujeto cafa en estado orden telepática del extrafio doctor, qua ha de>
oataléptlco como si fuera un cuerpo muerto.., seado hacer una experiencia a mi costa?".
Bl se le pinchaba o quemaba no sentía absoluta- Tranquilizóse de pronto, sentOse en un banco 1
mente nada, pero si con un» aguja se tocaba el a manera de consuelo se dijo:—Si algo tlena
agua el sujeto lanzaba gritos de dolor. ¿Acaso que suceder en mi casa a las doce en punto da
la materia bruta de que está formado un disco la noche, hora fatal y clásica para la aparlclOa
de fouógiafo no conserva la huella del sonido de de íantasms o espíritus de muertos, esperaré a
la Tot humana? Cad» vez que coloquéis el disco que haya pasado dlcUa hora.
«n un fonógrafo la vos se hará oír, esttf viva o Era un recurso de una Ingenuidad Infantft
muerta la persona que la imprimid... puesto que si los fantasmas teuían que aparecer,
—H» habido tantas supercherías en esas cues- por cierto no harían cuestiOn de horas para Ini-
tiones.—objeto Sánchez. ciar sus andanzas...
—Indudablemente. lian existido tantos charla- De la Torre de los Ingleses llegaron a sus oU
tanes 7 mistificadores, ha habido errores de apre- dos los toques lejanos de la hora temida.
ciación, ilusiones como en todo; pero qui6n se E^iporO unos minutos y pensO:
atreverla a negar tantos hechos irrecusables co- —A.hora estoy tranquilo! Al diablo el doctor
mo han existido,. debidamente confirmados por y sus fábulas espeluznantes. Los muertos bien
miles de tesUgosT muertos están y mi pebre padre, desgraciada-
—Sefiores.—dijo Quintana. — Les invito a ir mente, nO puede aportar ningún dato al escla-
a tomar un helado a la confitería del Sud. Hay recimiento de su muerte. De ello estoiy comple-
que refrescar un poco nuestro acalorado organis- tamente seguro...
mo. T subió la escalera de su casa con absoluta
—^Aceptado—dijeron todos excepto Porlini. \ tranquilidad.
sa dispusieron a ipartlr. AbriO la puerta de la sala y al ir a cruzarla
—¿Ud. nos acompasará Forlini? •intid en e! rostru ana tlhia y tenne corriente da
—^No!—contesto «ste profundamente emoclo aire, como si alguien hubiera respirado Junto a
nado, y agregO como obedeciendo a una voz In su rostro...
tortor. No puedo ir con Uds He esperan ek DetilTose espantado y murmurO con voz estran-
***•*.,. gulada: —Quién está aquí?
T Flammán encarándose con él, le dijo con Como no obtuviera respuesta volvlO a darse va-
ademán profetice y vos protunda: — Sí. CorrK lor:
Ud. En efecto. Le esperan en su casa... —Estoy sugestionado y es natural que en esta
Forlini seguro de ello dijo:—¡Es cierto! Vau estado experimente sensaciones incomprensibles y
a dar las doce de la nocAe y a esa hora tengo que no tienen explicación.
que estar allí Infaliblemente—y salid del estudie De un salto estuvo frente el balcOn. AbriO la
de su amigo a pasos precipitados, casi sin despe puerta y con un gesto violento aparto las dos
dirse de los presentes. alas de las persianas de hierro. Le luz de plena
—¿Se ba vuelto loco?—^pregunto Sánchez luna entró como un bálsamo «n la estancia <y en
—No! Quizá el espíritu de su padre en el ma BU espíritu excitado.
mentó de ser asesinado, en el dltlmo instante db —Indudablemente que debo haber pasado por
subconsciencia, haya dejado en la sala de su ca- nn momento de locura! Qué estúpido he sido!
sa, sobre el plano quizá, la revelación del miste- Fué al dormitorio, encendió la luz, se desvistió
rio de su muerte. Su hijo excitado en este mo- y púsose en pijama-
mento, en trance auto blpnOtico va a recoger esob El fresco de la noche llegaba con efluvios de
tlltlmos y angustiosos efluvios para descubrir IK los aromos que hablan en la plaza.
verdad. ¡Quién sabe! Fué a buscar un pafiuelo a la cOmoda y recor-
Roberto Forllnl en plena eceitaciOn nerviosa, dó que uno de los cajones se había resistido a
aguijoneado por una fuersa ignota que le atraía abrirse tantas veces eomo lo intentara. Vínole"el
hada sn casa, ae lanzO corriendo por las callea capricho de triunfar de aquella resistencia. Con
eomo si temiera llegar tarde... un supremo esfuerzo logrO abrirlo. Dentro die
Pocas cuadras tnvo qne caminar. él habla un vestido de tul cuajado de lentejuelas
Cuando llegO a la plata del Retiro y dlrlsO a la azules que esparcían lúgubres destellos. Lo tomO
Inz de nn foco eléctrico el ancho balcOn cernada con cuidado y lo observo detenidamente. Era nn
d« su casa slntlO como una Inmensa angustia. Cto de- vestido de los que usan las artistas para salir
tuvo para tomar aliento y se pregunto: "¿Qub ad escenario. ^
misterio hay en todo estof ¿Me habré vuelto loca A su contacto slntlO la ImpreriOn eztrafia, desa-
de pronto? iM doctor Flammán habrá lograda gradable, algo como un trio intenso que le Inva-
aat» • sugestionarme con sus terrorfflcaa narra> did todo el cuerpo y le hizo aparecer un sudor
eiones <M máa aDA 7 estaré en trance hipnótica frío en la frente. Luego como obedeciendo a una
•l|i darme cuente da «lio, obedeciendo a alguna orden que partfa ticitanenta del veatMo lo llertf

1<0
* U sala y lo colocó sobre el respaldo de la slll* pertó sobresaltado.
Que estaba Junto al plano. Dejólo allí y marchó A sus oídos llegaban tenues, como velados por
con preclpltacidn a su dormitorio. Por un rato una sordina o el pedal de plaalsimo, los acordes
ao se atrerló a mirar hacia la sala^ de la inmortal sonata de Beethoren "Claro de
Echóse sobre el lecho y mecánicamente comen- Luna".
tó a recorrer los diarios de la noche: Pero su Los sonidos brotaban del viejo piano que había
espíritu estaba preocupado. Al cabo de un rato en la sala. La arafia que habla en ella estaba
elütió que el sueño comenzaba a invadirle. Fuese uun las laces apasadaa. Pero todo parecía, llumif-
al balcón y cerró las persianas de hierro co- nado con una suavísima luz espectral.
rriéndole los pasadores con especial cuidado. Lo Sentóse en la cama aterrado. Sus ojos se po-
mismo hÍ2o con la puerta del balcón por instin- saron en el espejo y viO, clara, precisamente, re-
tivo exceso de precaución, inhabitual en él que no llejado en él el cuadro siguiente:
era miedoso, corrió una cadena de seguridad que -•áa padre, cuyas espaldas y cabellera cana
en ella habla. lecouoció, sentado al piano ejecutando la sonata.
Luego paseó la mirada por la sala y por pri- Junto a él en la silla, a la derecha del pluno,
mera vez desde que 1» habitaba notó sobre el vestida con el trajo de luoea de reflejos azulee, una
teclado como una ligera sombra. Encendió la lus liermosa mujer de cebellera Áurea que escuchaba
7 en el teclado no habla nada: •enaiblemente arrobada al pianista, clavados los
Miróse en el gran espejo y llamóle la atención ojos en el profesor.
enseguida, el brillo de sus ojos y la palidez de su —I Impregnación!—murmuró Roberto y conti-
rostro. nuó pensando en voz BAIA mientras otxwrvaba on
—Maldito doctor — Hoy roy a tener alguna ios ojos desmeburadamente abiertos.
pesadilla. —Ha habido coincidencia de impremiaclonee ..
Apagó las luces y se dispuso a dormir. Desde el espejo... el piano... el vestido... mi exalta-
el lecho echó una mirada medrosa al espejo de ción... ¿Pero qué pasa?
la sala y nada observó de sospechoso. Cerró los Irgulóse para ver mejor slu atrevers'j a r a
ojos y enseguida lo Invadió un suefio profundo. ia aala.
Serian las tres de la mafiana cuando se desper- La mujer se hlrgnió a su vez y en su rostro se
tó sobresaltado, con una sensación de frío In- reflejó el terror.
tenso en todo el cuerpo. Abrió los ojos y miró Por la puerta que daba a la escalera habíase
liacia la sala. Le sorprendió verla completamente escurrido sigilosamente un hombre cuya cabeza
iluminada. — Me habré olvidado de apagar la cubría un gorro de oficial de marina mercante.
•uzT... Detdvose mirando ferozmente a la Joven mien-
Saltó del lecho, calzó sus chinelas y fuese a tras que con una mano esgrimía una navaja de
1« aala. marinero y con la otra le hasía sefiaa de que
De pronto quedó estupefacto. La puerta y las guai'dara silencio.
Persianas estaban abiertas de par en par. La luz Roberto no alcanzaba a distinguir las facciones
de la luna alum'braba con sus pálidos reflejos, del intruso. Pero aquellos ojón le eran conoet-
<^sl toda la estancia. •tos!...
—Sin embargo estoy seguro de que yo cerré Kl hombre se detuvo detrAs del profesor, qu»
todo... Ah! Algún ladrón... No, no puede ser continuaba ajecutando al plano. Hubo algo da
otra cosa! ¿Pero quién pudo sorrer los pasadores confuso en la visión, que Robeirro al pronto no
•In hacer ruido T pudo definir. Le pareció que ¡a mujer había sali-
Encendió la arafia central de cinco luces y do de la estancia y vueto con un revólver que
Volvió a cerrar el balcón. Sus manos temblaban, alcanzó al desconocido o que ente lo sacaba del
una terrible angustia habla hecho presa en todo bolsillo de su chaqueta. Fué un instante de du-
•u ser. da, de indefinido, de impreciso.
—Qué extrafio es todo esto! Se diría que esta La escena continuó en peni<mbra. El hombr*
casa comienza « estar encantada como la de miró con marcada expresión de odio al profesor.
Colmbra... Le apuntó con su revólver (a menos Que no
Llamóle la atención el vestido de lentejuelas fuera ella, quizA) e hizo fuego. El profesor cayó
uules que habla colocado sobre la silla Junto al sobre el teclado del piano, agairAndose con las
PUno. manos crispadas al atril. La mujer dio un grito
Al cabo de un rato volvió a su dormitorio y se (a él le pereció) y miró en los ojos al hoiobr*
•chó sobre el lecho en un estado de aturdimiento Este se aproximó a ella y la subyugó con su mi-
inazpUcable. rada. La mujer cayó exAnlme ai suelo.
—Dejaré encendida la arafia de la sala y la ve- El intruso colocó el revólver cerca de la mano
ladora de mi dormitorio. Asi estaré m&s tran- de ella y s« alejó hacia la puerta por dnnda bA-
quilo. bfa venido. Pudo ver so roatn» (U»wment«!
8* durmió instantftneamonte. Roberto lanzó un rugido de ira, de desMporA-
Pocos mlnntot hablan pasado cuando •« des- clon, de Impoteoda. Había reeobocido laa fa«elo-

m
oes de su hermano, aquel degeasrado cayo des lámpara audiónica que aooche le ha sobrado a
Uno se Ignoraba desde hacfa tantos afios. üd.
Bn el espejo se hlxo como n¿ vacio y todo des« —¿De modo que la escena que yo he visto en
apareció Instantáneamente en ana sAbtta oscu- trance de sugestión, es una reproducción exacta
ridad. de lo que sucedió la noche del crimen?
Roberto cerró los ojos y caúró como sincopado —Con toda seguridad.
•obre su lecho. —¿Y el autor es?...
Cuando abrid los ojos, después de habar dor- —Kse personaje de gorra de marino que Ud.
mido largo rato, la claridad del día so colaba reconoció como hermano suyo...
en el dormitorio por las rendijas de puertas y —Bs para volverse loco... No entiendo nada
ventanas. La aroffa de la sala ten/a las clnro tu- de nada.
ees encendidas!... —^No es difícil darse cuenta ahora de las ra-
—¿Cómo? — se dijo ¿Y la escena del piano?, zones del crimen. Esa actriz que era la amante
¿y la mujer rubia y el intruso de la gorr» de de su padre, puede haber sido anteriornunte en
marino? Sonrióse con alegría. íle sido ví-ii-.u-id de otro país la amante de su hermano. Ella le ha-
una pesadilla—agregó a manera de consuelo. bría abandonado por cualquier causa y el hom-
—Claro, me acosté sugestionado por el doctor bre que debió estar enamorado de ella con ver-
y... he visto visiones—y resoii'ió •.onttnuv.r dur- dadera pasión habría averiguado su paradero, y
miendo. ana vez conocido, en su calidad de marino le ha
sido fácil llegar con su barco a Buenos Aires.
• 9 • Habrá buscado a la infiel, la cual no quiso se-
guirle: entonces su hermano, en el paroxismo de
BU amor, a la noche cometió el crimen! Ud. mis-
A la tarde de aquel mismo día Roberto For- mo afirma que era un degenerado capaz de, todo!
llnl narraba punto por punto al Dr. FlammAn
todo lo que le habla acontecido aquella noche! —SI; le creo capaz de todo. Pero cómo explica
—Doctor, he sido victima de una pesadllla>. Ud., la actitud de la actriz? Sus declaraciones
—¡Qué esperanza: Todo lo contrario!—le con- lacónicas, firmes, precisas, por ejemplo: "Yo le
testó el doctor. maté porque no me amaba a mí sola?.
—¿Todo lo contrario? — repitió asombrado —"El revólver? Ah! era mío!"
Foilini ¿T entonces? ¿Por qué se ha declarado culpable si no lo
—Entonces? Ta le he dicho que esas supervi- es? Por qué esa conformidad con el fallo de la
siones de escenas pasadas no son exclusivas de justicia que la ha condenado a una pena tan
Ud. Por más extraño que le parezca hay miles larga y cruel?...
de caeos comprobados. Una conjunción de par- El doctor Flammán pensó un instante y luego
tículas psíquicas de las que están impregnados dijo: )
todos los objetos y hasta la misma sala de su —^Ud. me contó que su hermano una vez co-
casa, que tueron íamUlares a su finado padre, se metido el crimen se detuvo frente a la mujer ate-
han revelado a Ud. que es un instrumento prepa- rrada y la miró intensamente como queriéndola
rado o predispuesto ya para recibir o receptar hipnotizar?
tsas emarnaciones sutiles... —^Así me pareció.
—Yo! ¿un instrumento preparado? —Pues la hipnotizó seguramente, y le tanpnao
Naturalmente! Ud. ha vivido en plena exal- que se declarara autora del delito y ella ha cum-
tación cerebral, desde que ocupa su cas». Anoche plido con exactitud la orden.
«alió de aquí terriblemente excitado y . . . se pro- —Eso sí que me parece inverosímil!
dujo el fenómeno de la supervisión... —¿Inverosímil? No mi amigo. Charcot en sus cé-
—Fero, cómo he podido percibir esas emana- lebres experiencias de la Salpetriére de Parí»,
ciones tan sutiles, tan infinitamente pequeñas ha realizado cosas más extraordinarias que la
que para el resto de los mortales pasan inadver- que Ud. me ha referido, con sus enfermas atacar
tida!. das de histerismo agudo. Desde la conocida bro-
—Ah! mi amigo! ¿Quién iba a predecir antes ma de darles a beber un vaso de agua estando
de haberse inventado la telegrafía inalámbrica ellas en estado hipnótico y asegurarles que a
que una chispa eléctrica podía llenar esférica- una hora precisa les haría efecto de purgante,
mente un ámbito de milea de kilómetros y que hasta entregarles un puñal de cartón y ordenar-
una mil millonésima partícula de esa obispa, po- les que a determinada hora deberían ir a apuña-
día ser caiptada por un alambre de pocos metros, lear por la espalda al mismo doctor Charcot en
tendido en el espacio, conducida a una lámpara ju estudio, órdenes que jamás fallaron; desde
audiónica y por un fenómeno extraordinario, in- la reproducción de todos los milagros de Lour-
comprensible, multiplicada en tal forma que lo que des! sí! todos, no se admire Ud.; curaciones por
era vibración Infinitesimal se convierte en sonido auto sugestión de presuntos paralíticos, falsoa
poderoso? Al resto de los mortales le falta la epilépticos (histéricos) tabéticos en el periodo

122
de Iniciación, etc., etc.; i>ero nunca logró (lo tímetros equivalía a una presión de varios gra-
milsmo que no se ha logrado tampoco en Lour- mos. ¿V el ertoplasina?? Esa substancia psíqui-
des) Que un idiota se torn»ra en un hombre in- ca que surge del cuerpo de una médium para
teligente, ni un atáxico de último grado saliera levantar una mesa o tomar el aspecto de una
caminando como si no tuviera ninguna lesión en persona cualquiera? ¿Por qué no admitir que los
la médula o en los centros nerviosos motores ! rayos N o el ectoplasma o esa fuerza orgánica
Y luego la antropología* criminal cuenta en su nerviosa que poseemos en estado latente, puede
historia con numerosos crímenes ejecutados por manifestarse a grandes distancias en momentos
Personas sugestionadas, ya por hipnotismo ya por o cirouiistancias especiales? Un Joven militar se
simple influencia de una voluntad m&s poderosa ahoga al vadear con su regimiento el río Godave-
<iue la: suya. ry al sur de la India. Su madre ,y varios de sus
Forlinl no dudó más. hermanos residen en uno de los pueblecillos cer-
—Seguramente es así .Se me ocurre pregun- canos a Londres. A las cuatro horas de una tarde
tarle, ¿y qué habrá sido de mi hermano después invernal, todos los presentes, la madre, tres hi-
de cometido el crimen? jas, un niño y el padre oyen claramente en la
—Quien nos asegura que esa misma noche, estancia un grito angustioso repetido por tres
terminada su estadía en nuestro puerto el barco reces: "Mamá".
que habla traído a su hermano largaba ama>rras —Es la voz de Jorge—afirma la madre.—El
ft las primeras horas del a<manecer, con rumbo muy pillo—dice el padre—ha vuelto a Inglaterra
desconociido? Esa misma circunstancia, con la ein anunciarse. Debe estar en la pieza vecina. Se
que ha contado el asesinu. habrá facilitado la te buscó por toda la casa y no se le encuentra.
comisión del delito: A menos q u e . . . Para abreviar. Se hace un telegrama al Jefe
—A menos q u e . . . del regimiento que está en la India, pidiéndole
—Que nunca su hermano de Ud. haya vuelto rnformes sobre el teniente Jorge Clarence.
a Buenos Aires desde que partiera en lejana
La contestación llega a las pocas horas.
época. "A las cuatro de la tarde del día de ayer, Jor-
-—¿Cómo, cómo dice Ud.?—Interrogó anhelan- Ke Clarence, ha muerto ahogado en el Oodavery,
te Roberto. Estos hechos se admiten sin explicación o se
—^Estamos en el terreno de las suposiciones, niegan sistemáticamente que es lo que hacen las
yo no aseguro nada. Hay tantos fenómenos ca- gentes que se creen sensatas.
prichosos, incoherentes, inexplicables con nues- —¿Cómo dijo Ud. que mi hermano pudo no
tra lógica actual. Por ejemplo: Se ha detenido a hduer estado en Uuenos Aires la noche del crimen
meditar alguna vez sobre el fenómeno inexpli- V sin embargo ser el autor de la muerte de mi
cable de la existencia del universo, el infinito y padre?
los primeros principios? ¿Quiere Ud. algo más
Inverosímil, si descartamos la49 dos explicaciones —Ah! Esto merece una detenida explicación.
con las cuales tratamos de consolarnos sin con- .\ veces el alma,—llamemos así el conjunto de
vicción alguna, siempre que la fe religiosa o nuestras fuerzas psíquicas, — en circunstancian
científica no nos obnubila el libre raciocinio: la especiales y excepcionales abandona por breves
concepción espiritualista de un dios factor de to- Instas les el cuerpo de un hombre y se va a dia-
de lo que existe, y la materialista que afirma que tanoias que pueden variar de uno a muchos ki-
todo ha existido de toda una eternidad? ¿Y nues- lómetros. Esas ausencias del yo cuyas causas se
tra efímera existencia y la organización prodi- ignoran se han comprobado perfectamente. Ya ea
giosa de nuestros órganos? Y el pensamiento y un señor que visita por primera vez en su vida,
la memoria y la voluntad? la casa quinta de un amigo y la reconoce como
si le fuera familiar; lues muchas veces I« ha
—Sin embargo lo admitimos sin mucho es-
rrecaemndo en suefios y hasta ha pescado car-
fuerzo . . .
pas en determinado sitio de u s arroo^o allí pró-
Y prosiguió el doctor:
ximo.
—A fuerza de no podernos explicar esos fenó-
menos satisfactoriamente, jamás nos parecen na- --Aquí nunca ha habido cappas—dice el dueflo
turales y en cambio los de la índole de los que de la posesión, que duda irónicamente de lo que
tratamos ahora resultan inaceptables par» millo- afirma su amigo. He pescado cientos de vece* y
nes de seres vivientes! No obstante los descubri- nunca he logrado sacar ese pez.
mientos últimos de la ciencia nos han revelado —Pues déme Ud. una caña de pescar y vere-
la existencia Becquerel lo ha comprobado—de mos si hay carpas o no en ese arroyo.
•manaciones nerviosas o cerebrales que ha lla- Se le da lo que pide y pesca una trae otra cua-
mado rayos N y que lograron impresionar una tro carpas, ante al estupefacción de más de diez
Haca fotográfica. La balanza de Crookes, el cé- personas presentes que testifican el hecho. Qul-
lebre ffslco, comprobaba que la simple Imf-osi- 7á su hermano de Ud. baya tenido una de esas
clón de las manos de Eusapla Paladino sobre uno ausencias del yo, aguzado por la pasión que le
de los platillos a una distancia de treinU cen- dominaba y . . .

TO"
—tli^r* venido • matar «n Mpírltu a mi pa- mesa central estaba sentado nn hombre de aa>
ír»... peuto vigoroso, mirada enérgica, de enmarafiada
—tQulAn aabeT cabellera y luenga barba negra que le cubría caal
—¡Ah! Bao il auo me parece absurdo, Invero- todo el rostro:
•fmll 7 por más que Ud. me diga no le creeré Al ver a' Forlini avanzó hacia él y le tendió
Jam&i. los brazos con visible afecto.
—No Insisto. Tampoco creo en que ello se» —Querido Roberto. Tantos afios sin verte!
posible, aunque se han Tisto cosas m&s raras... —¿Tü? Rugió Roberto. Tü!...
Roberto se despidió de su amigo y fuese más —SI! Yo! Tu hermano Custodio...
loco que nunca rumbo a su casa. Roberto reconoció al marino de la visión tra-
A los pocos días Forlinl lela el siguiente suel- stea y rechazó el abrazo que intentaba darle.
to que publicaiba un diario de la tarde: —Yo no abrazo a asesinos parricidas.
"Mnerte de nn* criminal famosa.". Nuestros —No! No! Roberto... Tú no puedes creer eso.
lectores recordar&n el nombre de la artista de va- Necesito darte una larga explicación. Debes es-
riedades, Oilda de Montdoré, que en un rapto de cucharme antes de Juzgarme.
celos esesinó alevosaimente de un tiro en la nuca —SI ya sé lo que \ae a decirme: el amor, los
al profesor Forlinl hace m&s de un afio. "Recluida celos, la pasión... todos los justificativos comu-
en la cárcel de mujeres cav6 en un profundo aba- nes de los grandes asesinos pasionales...
timiento tísico 7 moral desde los primeros días. —No! !No Y luego qué sabes tú? Por qué me
MelancAllca r hierática, vagaba por la cárcel imputas ese crimen horrible?
como una sonámbula. Muy pocae veces se la oyó —Acabemos de una vez. ¿Eres como me cena-
murmurar estas enigmáticas palabras: "El espí- ta a mi el asesino de nuestro qaerido padlre o no?
ritu... La orden!... ¿Por quéT..." Dulce y mis- —No! Voluntariamente al meónos.
teriosa* ha muerto de consunción general, delando ¿Cómo voluntariamente no!
entre sus compafieras un recuerdo amable y la —Hay un misterio fácil de explicar y difícil
convicción de que ella Jamás pudo cometer el de entender.
delito que se le imputaba, a pesar de sus declar»- —Cada vez te entiendo menos... Explícate
ciones afirmativas al respecto". pronto.
—Otro enigma más—se dijo Forlinl,—que vie- —Salgamos de aquí. Hablaremos en la calle,
ne a sumirme en nuevas perplegidades. en una plaza. Lo que te voy a narrar se aparta
Bse mismo día resolvió partir de Buenos Aires de todo lo que tú puedes suponer.
con ol objeto de realizar una larga gira artística Ambos salieron del bar y M dirigieron silen-
por las Am6ricas y Kuropa. ciosos a una plazuela allí próxima. Sentáronse
No le faltaban contratas por cierto, y se dispu- en un banco y Archibald Yellowstone o Custodio
so a iniciar sus notables ejecuciones de violln en Forlini, más bien dicho, comenzó su narración.
Río de Janeiro, para seguir luego a la Habana. —Hace unos diez afios abandoné Buenos Al-
Nueva York, Chicago, etc.. etc. res, como tú sabes, a raíz de ciertos hechos en
Asi lo hizo. que me vi envuelto por mi mala conducta y el
En el Metropolitan de Nueva Tork, acababa de género de mala vida que llevaba allí. Logré des-
obtener Roberto Forlinl un éxito estruendoso. pistar a la policía que me perseguía, y huí a
Era un virtuoso del violln y el publico que lle- Norte América donde pude entrar por la frontera
naba la sala le aplaudía con visible entusiasmo. de México. Nunca más pude volver a mi ciudad
A tiempo que salta del teatro, el botones de un natal.
restanrant allí próximo le tendió una tarjeta. —Cómo dices?—interrogó Roberto—^Tú no has
—^De parte de un sefior que le espera a Ud.— vuelto a Buenos Aires desde entonces. ¿Y el que
Roberto leyó: mató a papá no fuiste túT
"Slr Archibald Yellowstone, tiene el honor de —Yo no he vuelto Jamás a Buenos Aires —
Invitar a cenar al eminente violinista Roberto For- afirmó Custodio con energía.— Puedo probártelo
llni, en el Gold Star Bar, y espera darle la más mafiana mismo. Iremos a las oficinas del Lloyd
inesperada de laa sorpresas agradables". Nord-East Co. Limited, donde sirvo desde haca
ocho afios y donde he hecho mi carrera de ma-
Roberto iba a escusarse de asistir a la cena,
rino, desde simple grumete a capitán de bnquo
pero la última frase le despertó la atención. mercante, como soy ahora. En todo ese tiempo
—^Dile a ese sefior que voy enseguida. Partió he tenido contadas Ucencias de pocos días. Dasda
al botones y Roberto se quedó meditabundo. hace tres afios comando el "Saint Laurent" que
; Quién serla ese sefior que le reservaba una hace la ruta New York, Azores^ Femando PA,
•orpresa agradablet Cabo de Buena Esperanza.
I Archibald Yellowstone! iAlgfln millonario
Borte-amerioano? ¿Un lord Inglés? ¿Pero tú no has Intervenido en el crimenT
Encaminóse al bar. —^Te diré...— aqní vaciló Custodio—^Directa-
Entró en la Inmensa sala. mente no... pero es indudable qne he debMo
\ Habla a esa hora Üocoa comensales. A una Intenrenir «n Cl sin ro deaeavlo, Impulsado ao • •

194
por Qné fueria misterios» desd3 una enorme dis- que yo le habla regalado. Dedicóse a cantar en
tancia del lugar del hecho... teatros de variedades y en una gira artística lle-
Roberto recordó lo Que le habla afirmado el gó a Buenos Aires donde no sé por qu¿ azar de cir-
Dr. Flammftn acerca del fenómeno de la ausencia cunstancias y por que motivo conoció a nuestro
temporaria del espirita de un ser humano. padre y lo que es más extraordinario, se dejó
Custodio hablaba con entera convicción 7 pre- Querer por él ya, que es imip^sibie suponer que
sunto: Gilda se enamorara, dada la diferencia de bdad
—^Antes de proseguir adalante deseo saber por que los separaba.
qué apenas me viste me acusaste de un crimen Cerca de los sesanta afios no se inspiran pa-
del que no ha quedado ninguna pruebaí que yo siones a Jóvenes y bellas mujeres como Olida.
sepa. Al monos que Oilda de Montdoré haya ha- Nuestro padre que poseía regular fortuna era
blado a ese respecto. ghltnte y dadivoso con las damas. FuS toiia su
—No. Esa mujer murió en la cárcel sin haber vidf. un calavera.
revelado nada. Aquí tengo el recorte de un diarlo 'Por un capit&n de buque, aiiigo mío qup rasó
acerca de su muerte. una larga temporada en Buenos Aires me enteré
T se lo tendió. del collage público de mi pudre con la mujer que
Custodio lo leyó a la luz de un farol y repitió yo tanto amaba. Esto me produjo una cólera es-
como estupefacto: pantosa. Era un heciio que no podía concebir, y
^"El espíritu" Ah! sí. Es el mío. en espera de una oportunidad que me permitiera
"La orden" Fuó la orden mía "iPor que?* partir para la Argentina, me consumían los celos,
Quiere decir por qué lo mató si no tenía ningún el despecho, ia ira, la venganza, que sé yo...
motivo para hacerlo.
IJabla Roberto. Cuéntame lo que sepas, que yo —Pero nuestro padre ignoraba que tú hablas
a mi vez te narraré el m&s extraordinario de los sido el amante de Gilda.
casos. —Claro está. Al pisar Estados Unidos cambié
Roberto le contó brevemente todo lo que había mi nombre por el que llevo actuamente y nadie
visto la noche memorable. conocía mi anterior apelativo. Cuando me dispo-
Custodio le preguntó: nía a pedir una licencia para ir a Buenos Aires,
—Y tfl me viste empufiar el revólver y hacer recibo la orden de ia dirección del Lloyd de par-
fuego sobre nuestro padre T tir con el haint Laurent con rumbo a Durban—
África Austral—con un cargamento de carnes con-
—Sí, como te veo a tí ahora! servadas: Cumplida esa misión deberla hacer
—Es extrafio. Es ella la que hizo fuego por escaJa en el Cabo y de allí partir en línea recta
nri orden telepAtlca. Ha habido transposición de a Buenos Aires.
situaciones. Cloro está. En puridad el instigador
inconsciente del hecho he sido yo. No me queda Acepté la misión y partí hacia mi destino. En
duda alguna. Ahora escúchame: Voy a relatarte pocos meses vería cumplido mi deseo de volver a
mi vida desde que abandoné Buenos Aires. Pa- mi ciudad natal y encontrarme con la infiel mu-
saré por alto mis primeros trabajos en Nueva jer que había jugado con mi amor y pedirle cuen-
York. Ful cocinero, vendedor de Yung-Yung, tas de su traición. Pero mi impaciencia era de
hombre, sandwch, actor de cinematógrafo, etc las que devoran el corazón más temjilado. El
hasta Que un día desesperado me contraté por buque marchaba, como todo mercante, a poca
tres aftos abordo de uno de los buques del Lloyd velocidad y mi mente exaltada calculaba la dis-
Nord-Eaet. Fué la sslvaclón de mi vida. En el tancia que me separaba de Durban, el tiempo que
rudo oficio de marino aprendí a ser hombre. Y deberla estar en dicha ciudad y luego el que em-
por mi buen comportamiento no tardé en ascen- plearla en partir para Buenos Aires.
der a los mejores cargos de abordo hasta el má- Estaba como una fiera enjaulada. No es extra-
ximo do capitán, en el que me veo actualmente. fio que en esa situación anormal mi temperamen-
Durante la convalecencia de una fiebre disentéri- to sanguíneo estuviera como sobre ascuas, que mi
ca que adQUirl en la costa de Marfil donde estuve mente sufriera de una exaltación cada vez máa
de estación durante más de un mes, conocí en el pronunciada. MI soledad, porque el capitán de
hotel donde paraba en Nueva York, a Gilda de un buque, por costumbre y por deber, necesita
Montdoré. Enamóreme perdidamente de ella 7 mantenerse en situación reservada con la gente
ella correspondió a mi pasión. Asi lo creía 70. de abordo, si desea que no se relage la discipliui.
Todas mis economías de diez afios de trabajos, se me hacía insostenible.
fueron gastadae con ella en regalos, paseos. 7 Al iniciar el viaje, mis proyectos para cuando
•ida alegre. Abrevio. Cuando más seguro estaba me hallara en presencia de Oilda eran de supli-
de su afecto, aprovechando un viaje que hice a carle que volviera a mi lado y si no lo conseguía
Liverpool con mi buque, fuese para Sud-Amérlca partiría tranquilamente de vuelta a Nueva York.
con un Joven que se decía millonario, y era un A medida que el barco avanzaba hacia el sur,
bribón de alto bordo, que la dejó abandonada en mis ideas fueron cambiando sucesivamente. —81
Río &• Janeiro, ain un centesimo 7 sin las Joyas
no acepta el volver conmigo la mataré.
A lot pocos días, frente » Feraando Pó, había iba a contarle todo; pero al ver el rostro
«suelto matarlos a los dos. asombrado del oficial, dándome cuenta de mi fal-
—SI: a los dos! A mi padre y a ella! Parece sa situación le dije tronchatndo la conversación
mentira lo que puede la exaltación amorosai! —He tenido una horrible pesadilla—y le di
Poco después la idea dominadora en mi cerebro las órdenes que pedia.
mortiticaUo por la obsesión torturante me aconse-
jaba la muerte de 61 solamente! Quedé solo y reconstruí con horror el viaje
increíble que hizo mi espirítu, disgregado mo-
81. A 61, el hombre que usurpaba mi puesto mentáneamente de mi cuerpo, hacia Buenos Ai-
en el lecho de Gilda. res. Mi entrada en la sala de nuestra casa. Mi
A él que disponía de ella a su antojo, mientras padre en el piano. Junto a él Gilda. El terror de
yo la deseaba insistentemente... ésta al reconocerme. El disparo que hice yo, y
Era. una resolución absurda, injusta, b&rbara, que, naturalmente, debe haber sido ella la que lo
indigna de un hombre civilizado como era yo. hizo por instigación de mi voluntad. Mi huida
y... todo lo que viste en tu supervisión.
Estoy seguro que a haber llegado a Buenos Ai-
Misterio! Misterio enorme, indescriptible!
res me hubiera faltado el valor y la decisión
para convertirme en parricida!! Al otro día, al comprar el Sud-Africa Post en
un restauraut del Cabo, leí en la sección telegrá-
Pero abordo del buque, en la soledad de mi
lica, con el estupor y el espanto consiguiente:
cámara nue habla resuelto a cometer el m&s infa-
me y terrible de ios crímenes. Con esas intencio- "Buenos Aires — Fué asesinado anoche en su
nes me hallaba cierta noche, de calor inusitado: domicilio el conocido profesor Forlini, por su
£¡ran pasadas las doce. Me habla tendido en mi amante la artista Olida de Montdoré".
mecedora medio adormilado, en la cubierta baja, Figúrate en que situación habré quedado yo!
frente a mi cámara. Dos oficiales conversaban en ¿Qué babla pasado? Mi espíritu, que abandona el
el puente de mando; Uno de ellos dijo: cuerpo uue le da acogida, y por su cuenta salva
—Pronto, antes de la madrugada estaremos a una enorme distancia, y lo que es aún más insóli-
la vista del Cabo de Buena Esperanza: to, absurdo, e increíble, asesina u ordena que una
Y el otro: mujer mate a un anciano: mi padre!!..
—El cabo de las Agujas, aquí próximo está ¡Es inverosímil! Por más que le doy vueltas
en la latitud de 34?; 8'm; que es casi la misma al asunto no le hallo explicación.
en que se hallan situadas las ciudades de Monte-
Desde entonces vivo bajo el peso de esta fata-
video y Buenos Aires. lidad que me obsesiona y felizmente te he encon-
Iba a entrar en la misma latitud en que vivía trado a ti que lograrás ayudarme a dilucidar el
ella. misterio que me rodea y consolarme de la infinita
Fué tal la tensión nerviosa que hice para con- pena que me devora; la de haber matado a mi
vencerme de ello, que cal perdido el raciocinio, querido padro en circunstancias tan extrafias, ex>
como un cuerpo mueito en mi sillón. cepcionales, Incongruentes, Ilógicas, qae sé yo...
—y preguntó ansioso:
Haría unas horas que yacía profundamente
dormido cuando un oficial se aproximó a mi y me —¿Cómo explicarlas tú mi caso?
despertó. —¡Qué sé yo! ¿Una coincidencia? ¿La casua-
Venia a pedir órdenes, pues estábamos a la vis* lidad? ¡Vaya uno a saber!...
ta de la ciudad del Cabo. Recuerdo que escuché
- N o ; hay demasiados detalles concomitantes
al oficial como si me hablara desde mil leguas de
para que se pueda creer en el simple azar.
distancia.
—iQué dice Ud.? SI! Pero dónde estoy? — —Hay algo, sin dada alguna, que no nos pode-
Contesté pronto.—¿Dónde estoy? mos explicar; fuerzas ignotas, vibraciones del al-
ma que se disgregan, se espanden, en circunstan-
—^Abordo del Saint Laurent, sefior capitán. Y cias extraordinarias, realizando actos que están
observando cierta sonrisa enigmática en el rostro fuera en absoluto de la mentalidad y comprensión
del oficial le dije: humanas...
—No! No crea Ud. que es el Wisky, el que —¿Cuántos hechos incomprensibles que se han
me ha hecho perder el sentido de mi situación. manifestado tantas veces dejando asombradas a
No! Hay algo más profundo, más extraordinario infinidad de gentes, habrán tenido su origen en
que el efecto alcohólico. Sepa Ud. que yo, yo esas ausencias esplritnales como la que has ex-
mismo en persona acabo de estar a miles de perimentado tú? No hablemos más del asunto. iT
kilómetros de aquí, y lo que es más extrafio aun, volviste a Buenos Aires después?
atn haber abandonado nn solo tnstante la cnbler-
l« de mi buqnet —¡No! Un telegrama del Lloyd me obligó le-
\ —iQué dice Ud. mi caplUnT gttir viaje a la India y de allí a Norte América. iA

126
qü¿ había de TolTer a unik ciudad que para mí corazón me dice qno en tu estado normal Jam&a
encierra un recuerdo a la rez tan Ingrato y es- hubieras atentado a 1» vida de nuestro padre!
pantoso? —¡Esta seguro de ello!
Roberto miró a su hermano y al verlo tan pro- ¡T le devolvió '.1 abrazo!
fundamento emocionado, con el rostro doloroso le
abracó carifiosaraente y le dijo:—¡Hermano! ¡Mi O T T O M I O U B L C I O N O

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Tei. uiiu«. laea At«aea
El ''Nuevo Sheakespeare"
WK I 4>te un título ambicioso. Pero debo peareanizante" (y Dios sabe si cuenta...) ha
W^ «dvertir que no es mío. Pertenece a la ejercitado las uñas y el pico sobre estos textos
^^^^ Universidad de Cambridge, que lo escardados. No se puede decir que todas laa
•narboid fieramente, y, desde luego, legítima- hipótesis de M. J. Dover Wilson, principal eri-
mente, puesto que lo ha justificado, a la cabeza tico del texto, sean universalmente aceptadas.
de su nu(^'a edición de Shakespeare, hecha por Pues, además de los hechos bibliográficos, his-
3ir A. Quiller Coucb y el Profesor J. Dover tóricos, paleográficos, que el revisor aporta, y
Wilson. que no tienen réplica, aduce amenudo argumen-
Desde comienzos del siglo, una crítica empe- tos literarios que no prueban sino sus gusitos
ñosa de las textos shakespeareanos, principal- personales. Pero él tiene, así mismo, cuidado
mente fundada sobre Ui bibliografía y la pa- de advertírnoslo. En cambio, en todo aquello
leografía, había puesto, silenciosamente, manos donde loa editores han llegado a conclusiones
a la obra. £1 monumento de erudición que la firmes e in'iontestables, se puede decir que han
t/niversidad de Cambridge está levantando, con- »<ido ratificados por el consentimiento, CSBO uni-
sagra este esfuerzo y consolida sus resultados. versal de los especialistas. Tal vez quede toda-
¡Como toda laa revisiones, ésta importa el hun- vía algo de espúreo en el texto del Nuevo Sha-
dimiento de muGih.18 cofta«. Ciertas partes del kespeare. Tal vez algunas espigas desparrama-
antiguo canon desaparecen. Y ya no es sacrile- das por una orquilla demasiado ágil, quieren
gio el admitirlo. Jíl resto ha sido eclarado, re- nuevamente emparvarse. Pero no hay una de
generado. Una nueva vida circula en el texto las diez piezas publicadas, que no salga, en su
revisado, fuerte de su propia fuerza, que pide conjunto, limpia y rejuvenecida de esta edición
menos a la idolatría de los umos, a la creduli- que sin duda hará época. Estamos, en efecto,
dad de los otros. ante el acontecimiento más importante para el
A pesar de la autoridad de los editores, y de conocimiento de Shakespeare, que se haya pro-
los padrinos, por asi decirlo, de esta revisión, ducido desde el Folio de 1623w
uno se podía preguntar, hasta ayer, si el nuevo Se la ha llamado, "una desinteigración". La
Sihakespeare era otra cosa que una generosa palabra ha sida lanzada y tomada en su sentido
tentativa, una buena intensión. Mas, he aquí, extricto por los conservadores más fieles de todo
bien contadas, diez, entre treinta y seis de las lo que es conservable en el canon y los perso-
obras de ^Shakespeare, que, desde 1921, salen, najes tradicionales de Shakespeare. Es, sin em-
renovadas de las prensas de Cambridge, a sa- bargo, una palabra incongruente. No puede
ber: I/B Ttm^tstad, Mucho ruido por nada, Co- haber desintegración mea que de lo íntegro y
media de Eguivocadioneg, Sueño ¿le una Voche homogéneo. Ahora bien: el canon sobre el cual
de Verano, Lo» dos Oeniilhombres de Verona, han envejecido tres siglos de culto y de here-
Medida por medida, Penas de Amor perdidas, jías, no era, en modo alguno, homogéneo. El
Las Alegres Comadres de Windsor, El Merca- Nuevo Shakespeare vuelve a tomar el problema
der de Vetieaia, Como Gustéis. shakespereano allí donde lo había dejado Jhon-
Todo lo que el universo euenta de "shakes- son (1765), Malone (1790), y Reed (1803).

m
Antes que en el misterio biográfico, había qne del problema.
penetrar en el misterio bibliográfico. Tres descubrimientos, nos dice M. J. Dover
Desde hace un siglo, o más, Shakespeare ha Wilson, ocurridos entre 1900 y 1920, han per-
provocado muchos transportes literarios y po- mitido reemprender, al pie de la obra, el es-
cos estudios literales. Cuando se despertó la tudio del texto shakespeareano. El primero, el
curioidad crítica, ha sido a la máscara, — de más importante, es el de M, A. W. PoUaid!
hierro o de terciopelo — a la que se ha dedicado quien, en una serie de volúmenes, ha demostra-
el análisis, no al manuscrito, a la copia, o a los do: 1.0 que los manucritos que habían servido
originales de Shakespeare. Sin embargo, al para la impresión de las obras, eran, en mayo-
productor no puede canotérFele más que en ría, los libretos de los apuntadores, pertene-
su producción, i Qué ha hecho Shakespeare t cientes a las compañías de cómicos, no al autor
Cuestii^n primera, sin la cual es imposible re- principal o al último adaptador. 2.o Que la
solver, y a penas permitido proponer la cues- mayor parte de esos manuscritos o libretos,eran,
tión subsiguiente: i quién era Shakespeare? no copias de un original, sino hojas autógrafas
Siendo casi todas sus piezas, "revisiones de escritas directamente por los adaptadores escé-
revisiones ", "copias de copias" (Quiller nicos. La certidumbre secular 'de una variedad
Coueh), ¡qué es lo que, en el Hamlet, por de fuentes, de uní serie de versiones entrelaza-
ejemplo, es verdaderamente de aquel que a das, se mantiene. La hipótesis de una variedad
justo título tenemos por el autor de Hamlef!« de manuscritos, de una sucesión innumerable
i Qué es lo que.al menos, con certidumbre, no es de copias fielea se desvanece. Nos hallamos,
de él t . . . He ahí, para cada pieza, el género de casi por todas partes, a través de los libretos,
certidumbre o, al menos de aproximación, que con uno de los últimos adaptadores escénicos
era preciso establecer. El problema shakespea- de las obras, aquel que llamamos Shakespeare.
reano, es todavía una cuestión de texto y no El sei^undo descubrimiento fu^é hecho por M.
una cuestión de persona. Lo demás, literatura, Perey Simpsom, (1919), y muy ampliado lue-
interesantes atizbos, hipótesis, exploraciones, go por M. A. W. Pollard, quien sobre Shakes-
anticipaciones, gimnástica mental. peare y su época, ejerce, actualmente, un ma-
Es sobre este terreno bibliográfico que ope- gisterdio, en todas partes reconocido. Puede
ran principalmente los autores del Nuevo Sha- resivmirse así: La acotación y puntuación del
kespeare. Ni por una sola vez, en las introduc- Polio, que, desde hace trescientos años son re-
ciones copiosas, las innumerables notas, los co- producidas o correigidas, no son ni gramaticales
mentarios sustanciales, de diez piezas ya pu- ni fantasistas, son meramente escénicas. Sirven
blicadas, ellos se dejan llevar sobre la pista para indicar a los actores la manera de decir
resbaladiza^ de las suposiciones de personas, sus respectivos i>apeles, marcan la dicción, no
donde tantos otros exégetas shakespeareanos se el sentido, una turbadora causa de equívocos
han deslizado, fluctuando de Bacón a Derby. se ha descartado con esa constatación.
A decir verdad, hace ya tiempo que las expre- En 1916, lleigó la más sensacional de las tres
siones: straffordiano y anti-^offordiano no revelaciones. El manuscrito de una vieja pie-
tienen andamiento. El problema ha sido des- za, "Sir Thomaa More", revisada hacia 1590
plazado. Ya no será, sino en los círculos lite- por varios adaptadores, en vista de una repri-
ratizantes y sabidillos de distinguidas damas y se, fué, sin error posible, identificada, xiatentifi-
caballeros, que se obstinarán en poner el arado cada. Ese manuscrito entr^ó a los expertos tres
delante de los bueyes, en querer identificar al páginas de revisión, adaptación que, para decir lo
obrero antes de haber delimitado la obra. Es menos, son de la misma escritura y de la misma
como si el lector de un diario, no contento con mano que las cinco firmas incontestables de Sha-
buscar, excnsablemente, cosas foUetinezcas en kespeare, llegadas hasta nosotros. Se tenía así, vi-
las noticias, quisiera encontrar o buscar tam- viente, el proceso de una elaboración del texto
bién noticias en el folletín. dramático que nada impedía y todo permitía
Entre los mayores méritos del Nuevo Sha- aplicar retrospectivamente a los textos shakes-
kespeare, está el de haber establecido — como peareanos trasmitidos por el Polio. Se estaba
se dijo en la Cámara — la verdadera posición pues, en posesión de tres páginas de copia, t^l

lao
como hubieran sido dadas al impresor si la pie- sido condensadas en recitados. Hay, por ejem-
za hubiese sido impresa bajo el nombre de plo, tres de esos recitados, de los cuales dos,
Shakespeare o de un otro. Qué hubiera hecho por lo menos, reemplazan episodios de la acción
de elloT El número de los errores probables, en de un drama anterior, más extenso. El llamado
la impresión, es por sí solo impresionante, tan "divertissement" es una adición, no shakespea-
extrema es la confusión de los textos viejos y reana, posterior a la primera versión o adap-
nuevos, la mezcla de prosa y verso, lo revisado tación, y que ha motivado sensibles retoques.
y no revisado, con o sin adiciones y supresio-
nes, todo rebosando del margen sobre la pági- No hay una sola de las diez piezas reimpre-
na, y recíprocamente. sas en la edición de Cambridge que no dé lugar
a observaciones del mismo género. Serían pre-
No entraré aquí a detallar las consecuencias
cisos para enumerarlos, varios artículos como
que han tenido esas tres comprobaciones. Una
este. Algunas son de grandes consecuencias pa-
de las principales es que, ya no m'ás, tanto del
ra la historia literaria y personal de Shakes-
punto de vista de la copia como del punto de
peare. Poro, no queremos ir tan lejos; y antes
vista de la fuente, el famoso Folio, dice Dover
de arrie«iwar conclusiones aun con carácter de
Wilson, puede ser tenido, sin grave error, por
hipótesis y menos profesías, es preciso esperar
homogéneo. Es un cuerpo shakespeareano, (cor-
al fin, que tardará bien diez o quince años to-
.pus shakespeareanus) hecho de piezas de épo-
davía, de esta "epoch-making" edición.
cas diferentes. El texto de cada una debe ser
apreciado según sus méritos. Ya el autor o Yo habría quiridc hablar aquí, para termi-
adaptador, trabaja sobre una vieja pieza, y su nar este comentario, de la obra tan importante,
reconstrucción puede ser mfis o menos ajusta- y durante tanto tiempo, y ahora mismo tan
da. La pieza una vez revisada o reconstruida, discutida, de M. J. M. Bobertion, sobre el ca-
se convertía en propiedad de la trotipe, que la non de Shakespeare. Pero, prefiero remitir ai
modificaba a su antojo, aun sobre el mismo li- lector hl "Times Literary Supplement", forta
breto, marcando como convenía las entradas y leza de la ortodoxia shakespcareana que dedica
las salidas. En caso de nueva distribución de a esle tema una r.'ciente defensa, cuyo hit mo-
papeles, había nuevo arreglo de la pieza, cortes tiu es el siguiente: " E s preciso defender el
o ampliaciones. En caso de reprise, el autor de Canon de Shakespeare, tanto tiempo como una
la pieza original, o de la precedente revisión, verdadera defensa sea posible". Y he aquí uno
o un otro, llamado para el caso, practicaba rá- de sus pasajes, en términos textuales: "Hemin-
pidamente una refección, un nuevo revoque, ge y Condell, los compiladores del Folio, eran
por así decirlo, mediante adiciones marginales y verdaderos íntimos de Shakespeare. Estamos,
supresiones, amenudo confusas, que han dejado por tanto, obligados a aceptar la con&lusióa de
trazas de su intrincamiento en el texto impreso. que, ellos no hubieran admitido nada que no
A veces, la pieza entera, era reducida, para las pasara, entre los comediantes del Rey, por ser
veladas de la corte, por ejemplo, según las exi- del "verdadero Shakespeare". Pero estamos
srencias del maestro de ceremonia, y es este igualmente obligados a admitir que " E l verda-
comprimido lo que nos ha llegado, como pieza dero Shakespeare", no significaba para un Di-
original de Shakespeare. rector de Comedias del Rey, la misma cosa que
para ua Director de hoy. El verdadero Sha-
Casi todas estas operaciones pueden actual-
kespeare, para aquéllos, significaba, tal vez,
mente ser constatadas, gracias a Ids nuevos me-
simplemente, que la pieza era más de Shakes-
dios de investigación que los descubrimientos
peare que de otro. Y "más de él, que de otro",
recientes han dado a la bibliografía crítica del
puede no haber significado más que un derecho
texto shakespearsano. "La Tempestad", por
preponderante a ser considerado como el autor
«áemplo, está, en gran parte, hecha sobre un
de la última versión o adaptación escénica. La
viejo manuscrito, donde aun subsiste mucho de
desintegración crítica de Shakespeare, es una
fódl. La refundición no nos ha llegado tampo-
ocupación legítima y no, como se dice frecuen-
co completa: ha habido reducciones, y refundi-
temente, un testimonio de perversidad..."
ciones nuevas. Un papel casi ha desaparecido;
el i^e Tríllenlo, el igraciosp. Muchas eacepas han No tenemos por qué ser más realistas que el

w
Bey. Lo, tontería de eiertM indignacioBes fraa- puesto qns hasta el Time$ lo rseoBoos^ M n-
eesaa, herencia del romanticismo, ante todo dícnlo que nosotros nos obstinemos — en esto,
atentado contra la integridad del Shakespeare
como en la cuestión de Tos textos "canónieoa"
místico de SD imaginación, resulta al fin de
cuentas, muy divertida. M. Bobertson afirma, pn seguir defendiendo la ortodoxia, aon cuando
rn su último libro, que los Sonetos de Shakes- las conclusiones de la moderna crítica paedaa
peare, no son todos de Shakespeare. En ese desconcertarnos.
punto, las comprobaciones del crítico son ina-
tacables. Hasta el Times lo reconoce así. Y A B E L C H B V A L B T

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WW\ » UALIUAU ^ l i ^ H P ^ PRUDENCIO V VEGA. 130

mmmmmmmmmmmmm
134
PANORAMA INTELECTUAL
P O S T - F U T U R I S M O EN ITALIA

ftf n la última exposición turinesa de Los las experiencias más peligrosas que se han he-
m ttf Amigos del Arte, se ha dedicado toda cho y se hacen. Han sido los pionners, los ex-
lina sala al Futurismo. El público ploradores generosos que nos han precedido en
aJluia a ella en número más escaso que a las las tierras desconocidas, y han perecido devo-
otras; y, es preciso decirlo, reía. rados por las fieras o los caníbales; pero, an-
En el teatro de Turín, últimamente, fueron tes de encontrar la muerte heroica, han abierto
representados, por el ruso Teodoro Komisar- les caminos y preparado el terreno donde hoy
jewsky, algunos ingeniosísimos ensayos futuris- el arte puede vivir".
tas de escenografía y de interpretación escéni- Es preciso que el público reconozca que todo
ca. El público, cada vez que se levantaba el cuanto hay se produce para complacer sus ne-
telón, murmuraba. cesidades y sus gustos; todo lo que de nuevo se
Hace ya cerca de dos años que Marinetti re- crea, para satisfacer su nueva complicada sen-
aovó sus estrepitosas veladas futuristas en el sibilidad, sea en la literatura, en la pintura,
Chiarello, con danzas, representaciones, decla- en la arquitectura, en el teatro, se ha aprove-
maciones, etc. El público, continuamente, es- chado de la aventurada experiencia futurista.
candalizaba. Y a esto, es preciso aun agregarle un hecho
De todo esto se deduce que el público italia- todavía más arrande: el actual renacimiento
no no ha comprendido todavía cuan grande y artístico de Italia, su bella nueva juventud, ha
fructuosa obra ha cumplido en su existencia sido anunciada, prevista, preparada, pagando
de diez y ocho años el Futurismo. El púbUico con sus personas, por los futuristas.
espera las obras que los futuristas le presen-
tan: 86 encuentra, naturalmente, confundido • • •
frente a sus inquietantes oparienoias, y ríe, o
condena sin comprender que aquellas formas y Tal vez el malentendido acerca del futuris-
las teorías que las generan, deben ser enten- mo, se debe simplemente al hecho de que las
didas, por quien no sea futurista, como los ex- primeras y más altas palabras de los futuristas
tremismos y exageraciones a que debe llegar fueron lanr-adas en un tiempo no preparado
necesariamente, en palabras y en aictos, quien para comprenderlas. Se formó entonces en el
desea ser, seguido en parte, e influir en algo público, un espíritu hostil; y todos saben cuan
sobre los otros. Se pide cien para obtener diez; difícil es cambiar su curso al río de la humana
porque si se pide diez no se obtiene nada. opinión, ouando ya se ha labrado su cauce.
Seis meses ha, escribí, sonriendo una sentidí- Hoy, sin embargo... ¡han pasado quince
ma verdad: "Los futuristas se han sacrificado años! pocos, ¡ pero qué años! Yo icreo que hoy,
por el bien del arte. El futurismo ha sido pro- las palabras de los ftituristas debidamente re-
vidente: sus devotos nos han ahorrado a todos visadas y revocadas encontrarían muy otro

135
auditorio. Basta releer, para convencerse de lo muchas de las principales ideas expresadas en
que pienso, las obras de Humberto Boccioni estos escritos de Baeeioni, son hoy una rea-
que acaban de volver a la luz, corregidas y lidad en el arte y en la vida.
prologadas por Marinetti. Baeeioni, pintor, es- Hoy, en fin, los artistas vivos de Ita'ia, se
cultor, poeta, dramaturgo, crítico, apóstol del pueden dividir en dos categorías: los futuris-
futurismo, y quizás su más agudo teorizador, tas netos, ^ los disfrutadores de lo logrado por
trabajó poco tiempo, entre 1908 y 1915, mu- el futurismo. Y éstos, al menos, están obligados
riendo en la guerra a los treinta y tres años, a reconocer la deuda.
sin poíler llegar a ver tí triunfo de las ideas
estéticas a que se hab'ía consagrado. Porque C E S A R E M E A N O

ACTITUD DE LOS E S C R I T O R E S A C T U A L E S A N T E
LOS FENÓMENOS METAPSfQUICOS
VNA OPINIÓN D B C H A R L E S NORMANN

SI ^ 1 a Historia nos enseña que los descu- hiesen hecho encerrar en las Petites-Maisonls
brimientos más simples han sido re- (casas de orates), a un hombre que les hubiese
chazados a priori, bajo pretexto de que ellos cicho: —"Se puede oír, en Roma, la voz de
contradecían los principios de la ciencia. La nn hombre que habla en París"; o bien:—"Se
anestesia quirúrgica fué negada por Magendie. f)uede percibir, a través de la carne, loe huesos
El rol de los microbios ha sido negado, du- de las personas vivientes"; o bien:—"Se pue-
rante veinticinco años por todos los académi- den transportar quinientos cañones a través del
cos de todas las academias. Galileo fué puesto aire, con una velocidad de 300 kilómetros por
en prisión por haber dicho que la tierra gira. hora" Sin embango, quien hubiese dicho eso,
Ronillaud declaró que la fonografía no era hubiese anunciado simplemente el teléfono, la
más que una hábil ventriloquia, etcétera. radioscopia, la bacteriología, el aereoplano, que
son realidades incontestables
Cuando los sabios, dice Richet,—debería de-
cir ciertos sabios—declaran que tal o cual fe- Luis XIV hubiese considerado, seguramente,
nómeno es imposible, confunden lamentable- esas afirmaciones como tanto o más inverosími-
mente lo que es contradiotorio respecto a la les que si se le hubiese dicho:
ciencia, y lo que es nuevo en la ciencia. Es
—"Ciertas personsa tienen el poder de cam-
preciso insistir bien en este punto, pues ello
biar de lugar los objetos sin contacto de las
es la causa profunda del cruel mal-entendido.
manos y sin intervención de fuerzas mecánicas
No hay que decir nunca a la ciencia: "tú conocidas" (telekinesia); o bien: — "Ciertas
no irás más ailá". Todo lo que ignoramos pa- personas poseen la facultad de producir, en
rece inverosímil. Pero, muchas de las inverosi- ciertas ocasiones, formaciones visibles y fuga-
militudes de hoy serán, tal vez mañana, verda- ces emanadas de su cuerpo, que afectan la for-
des elementales. M. Riohet, recuerda, a este ma de rostros o de miembros humanos" (ecto-
respecto, el caso de aquel profesor de la Facul- vlasma); o bien: — "Cierta'í personas tienen
tad de París, que dijo, cuando se le hablaba una facultad de conocimiento, una posibilidad
del contagio de la tuberculosis:—"Si la tu- de penetrar los pensamientos r los objetos ocul-
berculosis fuera contagiosa, ya se sabría". Y, tos, que es diferente de las facultades senso-
en la Academia de Medicina (era en 1878) se riales normales" (criptestesia;.
aprobó su opinión unánimemente. No obstante, la criptestesij o lucidez, la ec-
Duis XIV, o sus Ministros, seguramente hu- toplasia o materialización, y líl telelrineíi» o

—WWMtfW.iflWW»

156
Icvifación, son precigamente los tres órdenes órdenes de cosas que, según él, constituyen hoy
de fenómenos, para los cuales, el profesor Ri- toda la metapsíquica.
ehet reclama derecho de ciudadanía entre los
que son objeto de la ciencia Estos son los tres C H A R L E S N O R D M A N N

COMO VEN LOS F R A N C E S E S A LOS A L E M A N E S


T R A D U C I D O DEL. L I B R O " a B O R O B B O B " . POR M A R C B L RAY

S
obre las lozas del laboratorio que en- No se encuentra, sin duda, en ninguna otra
tristece el olor del polvo y de los nación, en el mismo grado que en la Alemania
ácidos, en la luz fría que filtran los j)ensante y material, protestante e inconoelasta,
sucios vitraux, la joven Alemania, el esta tentación de gozar, dominar y destruir,
morral al costado, la pluma á>- gallo en el som- mezclada a un deseo de sufrimiento y reden-
brero, la ))(quena capa de fida raída, cuida- •ióii.
dosamente plegada sobre los hombres, propone Bajo otros ciclos, Don Quijote y Sancho,
a la vieja Alemania el nogc.,o de la víctima. llamlet y Falstaf, más sanamente dotados, de-
l'ausio, viejo anarquista.sentimental,contem- hrttirán, acaso con menos i'Tofundidad, pero
pla con dissaisto, i)ero no sin orgullo, al joven sin casuística sospechosa, la querella trágica
diablo de bazar, que acaba Ce brotar de su es- (le la carne y del espíritu. Entre el Rhin y el
píritu, y que él se apronta a seguir. Pero antes Vístula todo conflicto se vuelve problema, y
de trocar su traje de doctor por un unifoi-me odo problema se omibrolla hasta el punto en
galoneado, antes de emprender una vez más que es preciso recurrir al mago, ai alienista,
la demanda brutal de todos los bienes de •^'1 músico nigromante, al hechicero de Blocks-
los cuales se halla privado, antes de sacrificar b;ii2!', o al profesor Freud. A veces basta un
según el uso de la raza, la razón pura a la laño de luz, un perigranaje a las ruinas clá-
razón práctica, y la vanidad del conocimiento si(-as;, bajo las palmeras o los laureles. Una o
a la ilusión del poder, Fausto se concilla icon dos veces por siglo, la inquietud colectiva y
la alegría del sacrilegio, deshonra toda esa jo- los desórdenes de conciencia generales no son
ven frescura que codicia y maldice ese mundo (.astigados y curados más qwi por los sargen-
brillante que quiere conquistar." Helas! Hé- tos reclutados y los Estados Mayores. Fausto
das, murmuran los espíritus invisibles, tú has y su doble, Lutero y el Diablo, el bello sargen-
destruido este mundo tan bjllo con tu mano to Sigfrido y el ingeniero Alberieh, Parripal y
brutal; el se requebraja, cae en pedazos .,. Klingí?os, no acaban de revolcarse y de ensu-
Reconstruyele, edifícale de nuevo en tu cora- ciarse, para purificarse. Dejemos pues, desli-
zón!". zarse los planes y el tiempo trocarse en espa-
cio, bajo los pasos candidos del levita wagne-
Cediendo a la tentación perpetua que aolici
riano; atravesemos la última aventura tecno-ro-
ta desde los orígenes de la historia, a un pue-
majitioa (1), y volv.amos, en la república de
blo atormentado bajo un triste clima y sobre
los indestructibles escombros a la taberna de
un territorio cerrado, atravesado, despedazado
Auerbach. El viejo tabernero tiene ahora ja-
por otros pueblos más amn n'osamente madu
iras de plata sobre manteles blancos, un jazz
ros o más jóvenes, por doñea Imagnífieos y
negro, un piso luminoso y la calefacción cen-
peligrosos apetitos, Fausto -.cma por guía, pe
tral. Las pecheras de los hombres, los petos de
ro también por lacayo, este peor aspecto de sí
las damas brillan del mismo almidón pálido,
mismo, que él llama Mefistófeles.
del mismo esmalte ajado. En vin ángulo, un
Emancipado de toda otra ley que no sea la
joven alemán, de ojos claros, de rostro frío y
suya, va a perseguir en pobres aventuras el
duro, de manos íuidadas, dibuja en un bloque
absoluito, que iio está más que en él, y en los
accidentes del siglo, la sustancia que no es del
(1) Palabra de Karl Kraus, admirable definición de
siglo. la guerra alemana.

137
de papel causón; y es a él a quien es preciso to se ha hecho jugador de bolsa, taraifal teó-
venir después de tantas vueltas ideológicas, a sofo, danzarín y deportista, Sigfrido musculoso
Jor^e Grosz, pintor, dibujante y reformador oficial de la Reiohswcker.
intrépido de la república imperial, donde Faus-

U N A N U E V A NOVELISTA N O R U E G A

a literatura noruega contemporánea golpe de maestro, que coloca a su autora entr*


•y es rica en talentos: Knut Hamsum, los mejores escritores noruegos actuales.
_ _ lohan Bojer, Sigrid Undset, Olav Un estilo voluntariamente desnudo, una na-
uIlIIJ, 1 el Kgge, para no nombrar sino a
DuHBJ,*l^eter rración sobria, de perfecta homogeneidad en el
los más conocidos. No tienen, ellos más que un conjunto, una agudeza de visión y una justeza
defecto (que es, quizás, al mismo tiempo una de observación admirables son las cualidades
cualidad) : son tan esencialmente noruegos, que <iue resaltan de primera lectura. Lo que más
a duras penas pasan las fronteras. Por lo de- .sorprende—^lioy—en tste debut, es el equilibrio
más, son todos maravillosos narradores. y mesura de la novela, que denota una magis-
Y he aquí que una nueva estrella aparece tral habilidad de construcción. Nada, o casi
en el cielo noruego; se trata, también, de un nada es en ella superfino. Y nunca la autora
narrador de alta categoría. Hace pocos meses aprovecha una ocasión—que serían numerosas
ha sido editada en Oslo, una gruesa novela que en el curso del relato—para explotar la senti-
firma Cora Sandel, desconocida del público raentalidad o la sensualidad del lector. Un li-
hasta el momento, con el título, bastante vago: bro profundamente digno.
"Alberta y Jacobo". Para un debutí es un V. V.

L A L I T E R A T U R A MARXISTA EN LOS E E . UU.


•PETRÓLEO". N O V E L A D E UPTON SINGLAR

oy un soldado de la guerra económica tal comisión habrá de rechazarlo.


Son la cartuchera exhausta de muni- Después de esto es de imaginArae con que
Iciones: se comprende que no me pue- fruición habré leído en "The World", de Nue-
o'^rmli: el lujo de gastar pólvora en salvas,
do'^rlffllir va York, una noticia con el siguiente título:
y asi, cuando necesito comprar un libro me di- " Cpton Sinclair no consigue ser encarcelado".
rijo a mi consultorio literario en busca de con- Y a continuación relataba cómo el genial cam-
sejo. En otros tiempos solía consultar el "In- peón literario de la calse obrera, había estable-
dex" del Vaticano, donde me recomendaban cido un kiosco en Boston donde vendía perso-
a Renán, Víctor Hugo, Zola y otros píos nalmente su última novela, "Oil", prohibida
escritores; pero, de un tiempo a esta parte, por la censura del estado, y cómo un juez se
el tal "Index" nos resulta una lata, y de había negado a conceder una orden de arresto
seguir sus consejos uno se vería obUgado a contra él, por lo cual se proponía cambiar de
leer hasta "L'Ation Frangaise". Hoy existe distrito en procura de un juez más celoso de
en el estado de Massachusetts una comisión sus deberes sociales.
de censura literaria cuyas decisiones constitu- Inmediatamente me lancé a la calle en busca
yen una guía de lo mis selecto, hasta el punto del libro, y después de haberlo leído, tuve la
que hay muchos editores que no ponen un li- intención de enviar un cable a la comisión de
bro en prensa mientras no se asegnrajx que la censura de Massachusetts, elogiándole la pro-

488-
paganda que hace por una novela tan excelen- huelga; desde la religión, el arte, la escuela, la
te; si no lo hice fué ppr no desperdiciar mu- universidad y el periodismo, hasta la moral
niciones. ) básica de la familia que a la burguesía preten-
Yo no soy crítico literario. Claro que me de serle tan cara... Es de ver la precocidad
podría ahorrar esta declaración; por lo menos, sexual de las niñas opulentas, formando logiaa
la dioha comisión de censura no me admitiría secretas donde se instruyen para evitar "chan-
en su seno; pero con los libros procedo como ces".
en el restaurant:—¡Mozo! Este bife tiene un En esto, y en la técnica minuciosa de las
pelo... Y que no me salga diciendo el garzóa operaciones del trabajo, nos hace reaordar el
que no entiendo un pito del arte culinario. "Germinal", de Zola; sólo que Sinclair muy
Con los mismos títulos, aunque con mayor rara vez arruga el ceño. Al contrario: sonríe,
descaro, paso a oficiar de crítico literario. sonríe siempre socarronamente. A veces su son-
" O i l " es la historia de un joven millonario, risa se transforma en carcajada, una carcajada
príncipe del petróleo, que vino al mundo con trágica que nos hace estremecer hasta soltar
un cerebro iluminado y un corazón puro, y las lágrimas.
consigue llegar incorruptible hasta el fin, pese De regreso de la expedición norteamericana
a la energía e inflexible malla de los intereses a Siberia, un soldado, que luego habrá de con-
creados que luohan hasta la desesperación por vertirse en un apasionado lider comunista,
COI romperlo y anularlo. Por su posición eco- cuenta sus impresiones de la revolución. La
nómico-social, y, sobre todj, por su amor y compara con la huelga que lian tenido los obre-
respeto hacia su padre, pertenece al mundo ros petroleros, con la diferencia de que ésta
capitalista, mientras que por sus ideas y sen- es lina huelga gigantesca; la huelga de toda
timientos, actúa en el campo obrero y revolu- una nación proletaria contra sus amos, espar-
cionario .Si bien en este papel vacila continua- cidos por el mundo entero. "La más grande
mente ante las encrucijadas divisionistas, co- huelga de toda la historia—^los trajbaijadories
mo millonario no vacila un momento en repu- rusos contra los terratenientes y banqueros, y
diar la sociedad a la cual pertenece por acci- nobijtros fuimos a aplastar a los trabajadores
dente de cuna. y a proteger a loa banqueros..." "¡He sido
Con esta doble vida de su personaje central, secuestrado! Sí, secuestrado. Creí que iba al
Upton Sinclair nos va descubriendio con toda ejército para derrotar al Kaiser, pero he sido
parsimonia, las ulterioridades de estos dos mun- secuestrado por algunos banqueros de Wall
dos irreconciliables, con un método y orden Street, y puesto a trabajar como rompe-huel-
semejantes a los de un cirujano que va intro- gas, como esquirol (scab)... " "Los esquiroles
duciendo su bisturí en el cuerpo del paciente en nuestra huelga ganaban diez dólares al día,
y mostrando a sus alumnos los órganos daña- y si no les gustaba podían renunciar; yo (gana-
dos, sus causas, sus consecuencias, y también ba treinta al mes y los porotos, y si intentaba
el remedio. renunciar me fusilaban. Esa fué la ganga de
El petróleo es, por supuesto el caldo en que los banqueros".
se incuban gran parte de los microbios pató- El último capítulo es el cuadro tragicómico
genos del cuerpo social, y con la ayuda de su de la decadencia capitalista; el aplastamiento
microscopio, el autor nos los va mostrando en brutal y prepotente de todo ideal humanitario,
su torvo desarrollo. La guerra ha estallado en para defender un régimen social requebrajado;
Europa y el petróleo se eleva a precios fantáa- el estímulo de las pasiones más abyectas, ve-
tieos. Vemos cómo sube la fiebre devastadora nidas con etiqueta de arte, con el premeditado
por la adquisición de su dominio, socavándolo objeto de embotar la mentalidad de las masas.
todo, arrollándolo todo, pudriéndolo todo, des- La reacción acaba de hacer una masacre en
de los humildes concejales de aldea hasta los un local obrero. En una sala de un hospital
gabinetes del estado y la nación; desde los yace el lider comunista con el cráneo fractu-
pequeños propietarios de tierras, guerreando rado. Está en agonía, rodeado de sus camara-
entre sí y traicionándose, anulándose mutua- das. Tiene un hermano sacerdote que pide y
mente, hasta las conciencias de los obreros en consigue quedar a solas con él. Por la ventana

159
abierta llegan los ecos del radio desde uaa casa está edificando el imperio esclavista má* gran-
vecina. Es el día de las elecciones, y el radio de de la historia.
va dando cuenta del triunfo republicano inte- Esta novela tiene, sin dudn. mucho de pan-
rrumpiéndose sólo para comunicar notas del fleto; una y otro van tan Ugados qut. es ne-
mercado, aivisos comerciales, música de jazz, cesario conocer de ('crca la vida de este paíi
todo perifoneado por un " s p e a k e r " ebrio. En I'ara darse cuenta donde tennina la novela y
la calle, las turbas embriagadas dan vivas a el panfleto empieza, y viceversa. Hay muchos
Coolidge, y en su lecho de muerte, el lider co- [ler.sonajes de la historia de ios últim:s luinc'C
munista agoniza delirando con la revolución oños, unos ya muertos y otros vivos así figu-
rusa que ha presenciado, mientras su hermano, lan Wilson. Ilarding, Coolidge, Morg;n, el ge-
el sacerdote, se sirve del radio para calumniar- r.eral Wood, la reina de Riinania, etc., sin
lo, diciendo que se ha confesado, y, arrepen- .i'Ciicionar a los que han sido u'istrazac'os, " b a -
tido de sus pecados y errores, el cordero ex- rajados", como dice el autor en un breve pre-
tra "iado ha vuelto al redil de Jesiis... "Oh, facio, personajes centrales de la novela, acto-
qué entira! Sí, era. una mentira, j)ero nadie ees prominentes en el último sensacional es-
podía demostrarlo; y aun pudiendo, ¿qué ha- cándalo petrolífero. ¿Qué mucho que el estado
cer? El radio es una institución unilateral; se (!e ílessachusetts haya prohibido su venta en
puede escuchar, pero no se puede ro'[)onder. MIS dominios? No hay que olvidar que, aparte
En eso estriba su enorme utilidad pa'-a el sis- del caso Saieo-Vanzetti, ese estado tiene en su
tema capitalista. La familia .se sienta en torno liaber la condena de S<opes, por enseñar la
del radio y toma lo que le dan, lo que le han teoría de la evolución.
preparado, como un niño que es alimentado
con mamadera. Es una base sobre la cual se I). TJ H E I K O

LA N U E V A GENERACIÓN FRANCESA

N o ha tomado parte en esa gran guerra


que marca, para unos, el comienzo de
una edad, para otros, el fin de un
mundo. Así, la indiferencia que profesa por
de ello—que toda esa matanza ha sido vana;
que ocho años después, no queda nada de los
principios en nombre de los cuales se batían:
¡lalabras .gastadas por haber sido demasiado
esa Epopeya, es sincera: le aburre como una llevadas en las cimeras de los cascos.
lección de Historia Sagrada; le decepciona co- Su padre luibía muerto ante Verdum habien-
mo un match nulo. El no lia heoho nada, no ha do matado m'.ichos oficiales alemanes (que eran
aprendido aún nada, pero lo que siente venir es los que más se le parecían en este mundo). Re-
de tal modo nu-^vo, que está seguro de que ant#s iiaud sentía humedecerse sus ojos pensando
Eo había nada. Ha llegado justamente a tiem- en aquel aflictivo suceso. Ija guerra del Dere-
po de ver enterrar la moneda de oro, y su hijo cho se le aparecía como una confusa catástrofe
mayor el sentido moral. ferroviaria. "Mi pobre padre murió en un ac-
Colocado frente a frente de 1914, como un cidente terrible", decía.
]Mus.set o un Vigny respecto de las batallas
del Imperio, tiene su pesimismo, pero sin nada P A U L M O R N D
de admiración por lo que le precedía. Sólo
sabe—^lioy, los franceses mismos se dan cuenta "Ruda Viviente"

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del cine, podrá verlos usted en su casa, así como a
toda clase de películas cómicas, dramáticas, panorá-
micas, instructivas, etc.; tan gracioso es este notable
proyector, que lleva el cine al hogar y constituye
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142
N O T I C I A R I O
ESTÉTICA DEL NOVECIENTOa en la Angentina, y probablemente en América.
Era, además, un orador de los más eficaces,
a sido puesto a la venta en las libre- no por el brillo retórico de su elocuencia, sino
1 -m-
Mas de Buenos Aires y de Montevideo, por el orden de su discurso y su precisión dia-
el nuevo libro de que es autor el Di- léctica.
i<^t tron5*"La
veOrfJt ' Pluma" Sr. Alberto Zum Felde,
titulado "Estética del Novecientos", que se MIONTIEL BALLESTEROS
compone de las conferencias que, sobre tan
importante tema diera el autor en la Facultad Ha vuelto a sus pagos natales, después de
de Humanidad"» de La Plcta, en Setiembre diez años de permanencia en Italia, y con in-
de 1927. tención de quedarse aquí definitivamente, el
Elegantemente editado por la librería " E l vigoroso escritor uruguayo Montiel Ballesteros,
Ateneo" de Buenos Aires, este volumen de cuyo último volumen de narraciones "Luz Ma-
doscientas páginas, ha de interesar vivamente la" ha obtenido sonado éxito de crítica y de
a cuantos ¡n nuestro ambiente se ocupan de librería, aumenando el prestigio que ya antes
los esudios superiores y del movimiento inte- conquistara con otros libros, tan enjundiosos
lectual contemporáneo, ya que, según declara- y simpáticos como el reciente.
ción personal del autor, "este libro marea el Montiel Ballesteros, uno de nuestros valores
punto más avanzado que probablemente la con- literarios más positivos, se ha vuelto, tironeado
ciencia occidental ha alcanzado hasta el mo- por la nostalgia del criollismo, que lleva en
mento en su proceso de revisión de valores y la sangre, y que, en la ausencia, le florecía en
de tránsito hacia una nueva etapa de cultura". evocaciones llenas de jugo y colorido...
"La Pluma" le da su bienvenida, y espera
IMUERTE DEL Dr. JUSTO que, ahora que sus narices se abren para respi-
rar el perfume de la gramilla nativa—como
Con la muerte del Dr. Juan B. Justo, acae- los pingos que vuelven a la querencia haciendo
cida en los primeros días de este mes, pierde oir sus jocundos relinchos—su obra se supere
el socialismo argentino a su figura más pres- aún en brío y en frescura.
tigiosa, y el ambiente rioplatense a una de las Por si esta metáfora "nativista" no gusta-
personalidades políticas de más valía y relieve. ra, emplearemos una más clásica, y diremos
Era el Dr. Justo, sin duda alguna, la men- que, el escritor, semejante a Anteo, ha de sen-
talidad más sólida y el carácter más fuerte del tirse renovado en sus energín^ al coniict'j con
movimiento socialista en América. Encamaba en la tierra materna.
su integridad estricta, el doctrinarismo mar-
xista, sin veleidades románticas pero sin fana- BENAVENTE Y EL TEATRO VANGUAR-
tismos intransigentes. Era un doctrinario ca- DISTA
bal, pero también un político hábil y práctico,
sin mengua de su honradez pública. Era el Don Jacinto Benavente, aue sigue siendo, a
hombre que sabía más en materia sociológica. pesar de todos los cambios, el As de loa autores

145
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Reolbe depteltos «n monedas extranseraa, abonando Intereses al mejor tipo de plaaa.
John M. V E R B I 8 T , asregte

144
españoles contempcráneos, ha hecho recieate- Parpadean aún los relámpagos de su labor
niente, a un reporte madrilíño, lag simientes docente en una generación que la fué de María
clí'claraciones: l']ugcnia Vaz Perreira y de tantos otros.
—Se dice que está usted escribiendo Uina Suspende sus actividades, amparado en la
obra suprarrealista. pensión de maestro Valeriano y de profesor uni-
—O yo no sé lo que es sui'rarrealisnio o he versitario jubilado.
esíTÍto muchas; pero como mi apellido no aca- Ahora el frío de los años lo acerca al punto
ba en f ni en k no nos hemos enterado. Es como de partida.
le de subconsciente. No sé yo que haya otra Pero su existencia no estaba destinada a ex-
cosa en " E l niño a.ien('" uni primera obra), tinguirse en el rincón del olvido injusto.
en "Sacrificios", en " L a noche del Sábado", Darle cumplido relieve a su personalidad que
en " L a MalqueriJa". que ya los tiene in'opios en la conciencia social,
Creemos que iicvc razón en gran parte el llevarle hasta los sentidos muchas veces injus-
ilustre Don Jacinto. Hay dramalicid;id del tamente torpes del estado, he ahí la simpática
subcousciente en 'La Malquerida", y hay mu- finalidad del libro que sobre la vida y la labor
clio de Ruperrealista en "Los Intereses Crea- de Carlos Comas está terminando el joven es-
d o s " y en " L a Noche del Sábado". Acaso la critor compatriota y conterráneo suyo, Carlos
técnica teatral no sea, en esas obras, muy de Melogno Cal.
vanguardia. Y por ello, no se perciba lo que
liay de modernísimo en ellas. De lodos mo- El- HOMENAJE A LASSO DE LA VEGA
dos, nótese que se han citado las mejores obras
de Lenavente: las que probablemente queda- Congregados en la Rosaleda del Prado, en
rán, pasando a la posteridad, entre toda su ex- una tarde dorada del último Diciembre, nu-
tensa labor. merosos amigos de Lasso de la Vega, guarda-
ron cinco minutos de silencio y de recogimiento,
UN r E ü A G O G O OLVIDADO evocando la figura del gallardo publicista, uno
de los grandes bohemios románticos que han
Hay existencias interesantes por la luz que vivido en nuestro ambiente, sacrificando a la
su evocación proyecta sobre un pasado que ha sinceridad de sus ideales y a su altiva indepen-
echado raíces profundas en la breve tradición dencia, todas las cómodas posiciones que su
docente e intelectual de los países del Río de rico talento, su vasta cultura, y su fina caba-
la Plata. llerosidad le hubieran podido conquistar.
De ese raro privilegio es la de Carlos Comas Quisieron sus amigos despojar el acto recor-
y se le une el atractivo de .sus méritos amplísi- datorio de la vulgaridad convencional de los
mos y la seducción de un anecdotario brillante. homenajes fúnebres en cementerios; y estájn
Uruguayo—de IMinas—se inicia en estable- contestes en declarar que, a^, en el silencio
cimientos argentinos de enseñanza y aprende evocativo del rosedal, en medio a la dulzura
la emoción de .sus primeros triunfos, en tierras
pagana de la naturaleza, y compenetrados por
hermanas, hospitalarias... Vuelve al solar re-
la fragancia de la vida que él tanto amó, el
comendado por el gran Sarmiento y junto a
alma lírica del bohemio se hizo presente como
José P. Várela pone su clara inteligencia a
en sus días mejores, sonriendo cordialmente en
beneficio de la cultura patria. La muerte sor-
el profundo panteísmo donde palpitan con
prende al ilustre pedagogo y es entonces que
subjetiva inmortalidad todas las bellas cosas
Carlos Comas inicia su azaroso peregrinaje por
que han sido.
el Viejo Mundo.
Su pesado bagaje de ensuefíos florece allá en BERLÍN S E R \ UN IMPORTANTE CEN-
España: sus libros llegan a Palacio Real lle- TRO DE ESTUDIOS IBERO-AMERICA-
vados por el profesor de Alfonso X I I I . Nog
Luego, después de muchos años, el regreso.
Motivos íntimos le vuelven al lar.Comienza un La Colección Histórico - Cultural Ibero -
desmoronamiento. Americana del distado Prusiano, ha sido an-

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riquecida recien'einente con la magnífica bi- Señor director de la revista OLARIDAD. —
blioteca del profesor Quesada y ampiada, en Presente.
l)reve, con otro regalo de gran valor. Obede-
Recién llagado de allende el charco, me han
ciendo a la sugestión del presidente Calles, el
proporcionado la lectura de una nota biblio-
Gobierno Mejicano preparó una interesante co-
gráfica, aparecida en CLARIDAD. La nota
lección de libros y objetos de arte que será
.labia de mí y dice cosas no completamente
regalada al Ministerio de Instrucción Pública
exactas.
de Prusia y que ya está en camino de Alema-
nia. La Biblioteca Mejicana, dirigida por el En la legítima suposición de que una revista
catedrático, doctor Hagenquie que «e encon- que lleva su programa en el título sea partida-
traba en la Unversidad de Hamburgo y fué ria de la verdad, o al menos de toda verdad
trasladada a Berlín, será incorporada a la Co- posible en esta sociedad amasada en mentiras,
lección Ibero-Americana y será instalada pro- me permito enviarle estas líneas de rectifica-
bablemente con la biblioteca del doctor Quesa- ción.
da, en el Castillo Imperial. Con esto Berlín Primero: Yo no tengo ningún mérito en la
se convertirá en un importante centro de estu- constitución del Partido Socialista Uruguayo;
dios de la cultura de los pueblos ibero-america- fui, durante mi permanencia en el Uruguay,
nos. Esto dio motivo a que entre Berlín y un afiliado honorario, o sea sin carnet, cum-
ITamburgo, donde existe otro instituto ibero- pliendo, no obstante esto, todos los deberes de
americano fundado or el profesor Sohaedel, y los afiliados. Creo no ofender mi modestia
hoy dirigido por e^. doctor Grossmann, haya afirmando haber sido títil a la causa del socia-
nacido cierta rivalidad. Ahora se realizan ne- lismo, combatiendo la mistificación comunista,
gociaciones entre el Ministerio de Instrucción que en Urugaay tuvo formas de franca truha-
Pública de Prusia y el Senado de Hamburgo, nería.
con el fin de disipar esos recelos, pues la ciu- Segundo: Lo mismo debe decirse respecto al
dad de Hamburgo, pretende ser preferida a "Partido Socialista Unitario Italiano", al qu
causa de sus intensas relaciones comerciales pertenecí hasta que fué disuelto por el gobier-
con la América del Sur. El Ministerio de Re- no de Italia; pero me separé de la sección de
laciones Exteriores reconoce que Berlín está Buenos Aires a raíz de una discrepancia de
particularmente indicado para sede del insti- método: yo no admito que los socialistas mien-
tuto Ibero-Americano, puesto que en la capital tan a sabiendas, ni para combatir a sus adver-
residen las legad )nes hispano-americanas y no sarios y no admito que se combata al fascismo
cabe duda que el Gobierno del Reich favorece- calumniando a sus hombres y tergiversando sus
rá semejante instituto del mismo modo que lo hechos.
hace con los Institutos Norteamericano y JÍ»- Yo soy, señor director, un socialista tnazzl-
ponés. niano y masón. Toda mi educación es masónica
creo, pues, en la fuerza de la verdad. Creo que
la sociedad socialista solamente podrá sanar
ínu'chas—^todas, no—de las llagas sangrientas
y purulentas que afean y atormentan a los
FOLCO TESTENA FASCISTA...
hombres; pero no creo en milanos históricos,
no creo que la sociedad socialista pueda impro-
visarse con varitas de magos o de charlatanes.
in teniar, por el momento en la cat-.s-
S ti6n, y a simple título informat'vo,
damos la siguiente carta diriírida por
el Sr. Folco Testena—periodista y orador ita-
Frente al fenómeno fascita yo tengo hecha
mi composición de lugar. El fascismo ha sido
creado por los errores y las culpas de cuantos
nos eremos avancistaa y por los crímenes de
liano muy vinculado en el Plata—a la vwfta los gobiernos constitucionales de Italia. En un
argentina "Claridad", párrafos de la nota en primer momento, el fascismo fu^ una necesi-
que la Redacción! de la revista resp 'nde al dad nacional; en un segundo tiempo fué una
Sr. Testena. El asunto vale la pena de sor am- calamidad, como lo fué el período de Marat
pliamente conocido; durante la Revolución Francesa. Hoy el fas-

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cismo es una realidad implacable, una enorme deshonesto abuao de la redacción de aquel dia-
fusión de aspiraciones, de voluntades, de erro- rio; y de esto puede darme fe Octavio Palaz-
res, de aciertos, de reetiJ'icaciones, de experi- zolo, cuya honradez y amistad me salvó de
mentos; hoy el fascismo representa el esfuerzo muchos años de cárcel, impidiendo que se pu-
del alma italiana que se busca a sí misma y blicara con mi nombre una carta violenta y
busca un estado de armonía entre sus aspira- calumniosa contra Mussolini. Con todo, el in-
ciones y sus posibilidades. noble abuso de aquel diario bastó para hacer-
El lionorablo (honorable, señor director, es me perder la colaboración en " L a P r e n s a " y
adjetivo otorujado en Italia a todo representan- en " L a Patria degli Italiani", o sea, para
te de lii nación) ; el hon. Mussolini, que tijBted (juitarle el pau a las diez personas que viven
llama "Caiífíula en pijama", no es ni tal Ca- del trabajo de mi pluma.
lígnla, ni hombre que se pueda ridiculizar; es ^ í " Q u é más?"—preguntaba usted en au
un recio y dcrc'ho enemigo, al paso del cual nota.
hay que presentar las armas. Escribir denue- - - Nada más, señor director.
tos e insultis y calumnias contra Mussolini
desde el exterior no pasa de ejercitación re- F O L G O T E S T B N A
tórica, tan vana como poco heroica; yo, en
mi modestia, he preferido decirle directamente NOTA DE LA REDACCIÓN:
en un libro que iicaba de aparecer en Italia,
algunas verdades en defensa de ideas e ins- lia carta de Folco Testena que publicamos,
tituciones que él combate con ahinco. aclara algunos errores de información del suel-
Pertenezco, señor director, al núcleo de so- to que ])ublicáramos en el número pasado; pe-
cialista (lue aceptaron la declaración de los vf» (leja en pie lo esencial: Folco Testena se
dirii;entes de la Confederación General del ha alistado en las filas del fascismo. Folco
Trabüjo de Italia; soy un partidario decidido Testena teme a Mussolini y no quiere que sn
de la "<^arta del lavoro" fascista; creo en la pluma deje de ganar el pan para las diez per-
necíísidad de transformar aquellos reñideros sonas que mantiene. Nosotros le dir'í amos a Tes-
prostibulares que son los parlamentos burgue- tena que cuando un hombre no puede decir
sas, en asambleas de repreesntantes del traba- con libertad lo que piensa, y lo que es peor,
jo, ya sea manual, ya sea intelectual. Y en cuando no puede pensar con libertad porque
lo que a la defensa de mi patria se refiere, teme, entonces debe romper su pluma y ali-
yo. que he .sido hace treinta y cinco años, el mentar a su familia con un trabajo más hon-
último secretario de sección de la gloriosa In- rado que ese de hacer la apología de los tiranos,
ternacional baknniniana, yo, que creo en la fe- nos.
deración de todas las patrias; yo, mientras la Dice Testena que es socialista Mazziniano y
seguridad, los intereses, los derechos, la existen- masón. Cree — segtán él — en la fuerza de las
cia misma de Italia sean insidiados y amena- ideas; pero rinde culto a la fuerza armada y
zados por envidias y odios, hasta que la suerte admira al recio .;/ derecho er^emigo que es hoy
de los trabajadores italianos estará supeditada el amo de los italianos para vergüenza d)e jlojí
a la codicia usurera de la organización hebrai- hombres libres del mundo.
ca de los banqueros internacionales, yo me en- Su argumento de que la dictadura es exce-
contraré siempre al lado de los que, ya sean lente porque ha corregido algunos de los vi-
fascistas, ya sean los mismos demonios, velen cios del régimen anterior no es admisible, por
por la defensa de Italia. inmoral. Con el mismo criterio una familia
Me olvidaba de otra rectificación: las co- entregaría sus mujeres a la prostitución para
rresponsalías que yo enviaba desde Italia a mejorar su situación económica.
" L a Vanguardia", bajo el pseudónimo de Finalmente, si escribimos denuestos e insul-
Jean Valjean, nunca fueron violentas, ni des- tos contra Mussolini (no merece otra cosa
medidas: guardaron todas ú objetivismo que quien insulta a su vez al mundo civilizado), es
me es habitual. Las violentas y vulgares no porque sus partidarios traen a nuestro país su
tran mSas: llevaban mi firma por un torpe y fanatismo, y Folco Testena entre ellos mx «o-

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rrespondencia periodística, que es una verda- HISTORIA GENERAL
dera pasada de l e n ^ a al régimen tiránico.
Lamentamos las incidencias que como perio- Descuirimiento del Rio de la Píaía.—Colo-
dista ha tenido; pero le hacemos notar que su nización por los españoles del territorio que
posición frente al fascismo si es verdaderamen- formó el Virreinato del Río de la Plata—^Su
íp sincera es equivocada y en todo caso, no es concepto civilizador —^Los Adelantados: Men-
éste el lugar para su cacareo mussolinesco. Qué- doza, Alvar Núñez Cabeza de Vaca, Ortiz de
dese en su país, ya sea con los fascitas, ya Zarate, Vera y Aragón—La conquista pacífica
stea con los mismos demonios y vele por la de- —Hernando Arias de Saavedra.
fensa de Italia. Si él cree en la federación de
Fundación de las ciudades priricipalcs de la
las patrias, como Mjussolini que espera para
República; su población, crecimiento y pro-
dentro de un año el más grande y disciplinado
greso evolutivo. — Fundación de la Colonia del
ejército del mundo, quédese en Italia, y le
Sacramento—Sitios de la Colonia.
aseguramos que las diez personas de su fami-
lia, estarán mejor cuidadas y alimentadas que Fundación de Montevideo. — Fedia de la
lo que aquí puedan estar si tienen que vivir fundación — Trabajos de Zabala y Alzáibar—
de lo que qroduce una pluma honesta. [JOS primeros pobladores—Reparto de solares
¡r tierras—Gobierno de Montevideo—^Los Co-
mandantes Militares—El Cabildo—Los Gober-
nadores. . '
PRIMER CONGRESO DE HISTORIA NA- Corrüposición di la Sociedad colonial. — BI
CIONAL factor ético —Las razas conquistadoras y colo-
nizadoras—Los españoles—Los portugueses —
El tipo nativo—Causas exteriores e interiores
Para conmemorar el l.er Centenario de la
—Pueblos indígenas que habitaron el Vmgaay.
Convención Preliminar de Paz en la que se re-
fonoció la independencia del Uruguay, se reu- Invasiones inglesas.—Su importancia políti-
nirá el 27 de agosto de 1928, en la ciudad de ca, comercial y social.
Montevideo, ^'1 Primer Congreso de Historia El gaucho.—Su origen en la soci.dad del
de la República, bajo los auspicios de la Junta Río de la Plata—Su actuación en las luchas
de Historia Nacional. por la Independencia—La nacionalidad orien-
Serán Miembros del Congreso: tal—'Causas y factores que &nntribuyMon a su
forma .'ion—El Cabildo Abierto del 21 de se-
a) Los señores Delegados Oficiales que se de- tiembre de 1808 — La Junta de Gobierno —
signen por los organismos de ese carácter; Su significación y su relación con la Revolu-
b) Los señores delegados de las Cociedades y ción de Mayo — Actitud de Montevideo; su
centros literarios y científicos, tanto nacio- explicación — Artigas—^Sus antecedentes per-
nales como extranjeros; sonales — Levantamiento de la Banda Orien-
c) Los señores Adheiíi^es aJ (Conlgres(o, diel tal en 1811 — El éxodo del Pueblo Oriental.
país o del extranjero. La obra de Artigas. — Artigas como cau-
Los trabajos quí hayan de ser presentados dillo militar, como apóstol del federalismo y
al Congreso deberán ser inéditos, escritos a de la República en el Río de la Plata y en
máquina y, a ser posible, no deberán exceder .\mérica — artigas fundador de la Naciona-
de 150 páginas. Pcdrán presentarse, asimismo, lidad Oriental — La Cnizada Libertadora de
en forma de folleto impreso, siempre que no los Treinta y Tres Orientales — La indepen-
hayan sido puestos en circulación. dencia definitiva.
Los trabajos deberán ser remitidos a la Se- Las guerras civiles. — Cansas que las expli-
cretaría de la Comisión Organizadora del Con- can — Su influencia en la formación del ca-
greso antes del l.o de Abril de 1928. rácter nacional — Los partidos políticos —
El Congreso ajustará labor, al siguiente pro- Su evolución Idstórica — La política de fusión
frama: J —^lia política de coparticipación.

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(JEOGRAFIOAS Los Gobiernos locales — Los Jefes Politicot
y las Juntas Económico-Administrativas.
Viajes. — Juan Díaz de Solís, Ma^gallanes ..La autonomía departamental en la Constitu-
—Descubrimiento del Río Uruguay — Origen ción de 1917. — Los Concejos Departamenta-
del nombre Vlontevideo—Viajes de Sebastián les de Administración y las Asambleas Repre-
Gaboto y Diego García. sentativas.

HISTORIA DE LAS EXPLORACIONES HISTORIA DE LOS GOBIERNOS DESDE


ARQUEOLÓGICAS Y ETNOGRÁFICAS 1830 HASTA EL PRESENTE

Diítribución geográfica de las tribus indígenas Gobiernos de Rivera, Oribe, Rivera, Joaquín
de la Banda Oriental en la época del descubri- Suárez, Juau Francisco Giró, el Triunvirato,
miento. — Tipos antropológicos indígenas del Flores, Pertira, Berro, Aguirre y Villalba.
Uruguay — Carncteres lingüísticos, pictogra- Gobiernos de Flores, general Lorenzo BatUe,
fías y petroglil'os — Cultura propia de las Tomás GomLr.3oro, Ellauri, Pedro Várela, La-
razas indígenas del Uruguay — Contribución torre, Vidal, Sant)s, Vidal, Tajes, Julio Herre-
de los misioneros religiosos de los tiempos de la ra y Obes, tdiarte Borda, Cuestas, BatUe y
conquista al conocimiento de la lingüística y Ordóñez, Williman, BatUe y Ordóñez, Viera,
etnografía del territorio uruguayo. lírura, Serrato y Campisteiguy.
Viajeros naturalistas de ¡os siglos XVIII y
^IX y progresos de la etnografía indígena del HISTORIA PARLAMENTARIA
Uruguay. — La raza blanca conquistadora y
colonizadora — «u influencia antropológica y Acción parlamentaria de los Cabildos du-
etnográfica — La raza negra — Su influen- rante la époza colonial y su influencia en los
cia en el desarrollo social. sentimientos democráticos del pueblo.
Cabildos abiertos de 1808 y 1810—Los Con-
HISTORIA CONSTITUCIONAL Y ADMI-
gresos Orientales de 1813 — Congreso Cispla-
NISTRATIVA tino de 1821 — La Sala de Representantes de
la Provincia Oriental de 1825.
El Gobierno Colonial. — Organización polí-
La primera Asamblea Constituyente — Su
tica, administrativa y eclesiástica — Los Co-
obra y tareas legislativas — Las Asambleas
manuantes Militares — Los Gobernadores —
Lesgilativas desde 1830 hasta el presente.
Los Cabildos — Oficiales reales — La Real
Hacienda — El Consulado — Influencia de La segunda Asamblea General Constituyente
las instituciones coloniales en la obra de la —^u obra.
Independeneia — Los primeros ensayos cons-
titucionales — El acta del 5 de abril de 1813 HISTORIA MILITAR
—Las Instrucciones artiguistas de 1813 — La
ReF>ública democritica federal de Artigas — El Ejército y la Marina en la Banda Orien-
La soberanía nacional — La soberanía provin- tal en la época colonial.
cial El Gobierno Provincial de 1813 — El Formación de los ejércitos orientales por Ar-
Gobierno artiguista de 1815-1816 — El Con- tigas y su actuación en las campañas desde
greso de 1821, desde el punto de vista consti- 1811 hasta 1820.
tucional — El acta de incorporación de 1821— Las milicias orientales en las guerras de la
La Sala de Representantes de la Provincia Independencia — Su actuación en la campaña
Oriental y la reorganización de 1825 — Fuen- 1825-1828- Historia militar desde 1830 hasta
tep y antecedentes de la Constituíción de 1830 el presente - - La Guerra Grande — El Ejér-
Crítica de la misma. Los proyectos de re- cito Oriental en la guerra del Paraguay —
forma Antecedentes de la Constitución de Creación de la marina uruguaya — Evolución
1917 — La campaña reformista — El Ejecu- del Ejército y de la Marina.

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HISTOiilA ECONÓMICA El corso de 1816 — Historia diplomática de
la Independencia Oriental — La misión Correa
Sistemas iiversos de colonización. — Camer- da Cámara.
cio e industrias en el período colonial — Mo- La misión Valentín Gómez — La interven-
nopolio comercial y su evolución — Trabajo, ción inglesa — La Convención García — La
producción — Régimen económico interno — Convención Preliminar de Paz de 1828 — Las
Introducción de la ganadería — Desarrollo de intervencionca anglofrances&s en la Guerra
La misma. Grande.
Primeras explotaciones industriales — Régi- Diplomacia de la Defensa de Montevideo y
men comercial en el Río de la Plata y especial- del campo sitiador — La triple alianza contra
mente en Montevideo, en la época colonial— Rosas — I/JS tratados de 1851.
Influencia ejercida en el régimen colonial es- Política internacional de la República en la
pañol por la fundación de la Colonia del Sa- guerra del Paraguay.
cramento — El contrabando. El Congreso Internacional de Montevideo en
El Consulado de Buenos Aires y el Puerto 1889 — La jurisdicción del Río de la Plata —
de Montevideo — El Consulado de Montevideo Tratado de límites con el Brasil en 1910—La
y su influencia — Primeras iniciativas de li- política internacional del Uruguay durante la
bertad comercial — Influencia de las invasio- Gran Guerra.
nes inglesas en el régimen económico del Río El Uruguay y la doctrina del arbitraje am-
de la Plata y especialmente de Montevideo. plio—^El panamericanismo y la Sociedad de
La representación de los hacendados. las Naciones.
La introducción de la esclavitud desde el La diplomacia uruguaya en los Congresos
punto de vista económico. y Conferenciis internacionales.
Ideas económicas de Arflgas.
Historia económica e industrial desde la re- HISTORIA CULTURAL Y ARTÍSTICA
volución de 1811 hasta 1830 —- fuentes de la
riqueza nacional — Las industrias; su evolu- Crónicas de Montevideo y del territorio de
ción. la Banda Oriental en la época colonial. —^His-
Historia económica e industrial desde 1830 toriadores y cronistas de los siglos de la con-
hasta el presente — Historia del régimen im- quista y colonización — La poesía gauchesca
positivo. en el Uruguay — La Prensa en Montevideo;
Historia de las comunicaciones y transportes. sus orígenes y su evolución histórica.
Historia del régimen bancario. Historia de la literatura uruguaya — La
Historia de la Deuda Pública Nacional. oratoria — La poesía — El periodismo — La
novela — El teatro nacional — La historia
HISTORIA DEL DERECHO PRIVADO
—La crítica literaria — La influencia extran-
jera en la literatura uruguaya.
Fmntes de la Legislación Nacional. — El Folklore platen.se y uruguayo.
derecho indiano — Historia de la legislación La literatura jurídica — Las ciencias médi-
civil Historia de la legislación comercial— cas La arquitectura, la escultura, la pintu-
Historia de la legislación penal—Historia de ra y la música en el Uruguay.
la legislación procesal. Juegos, danzas y fiestas populares.
La instrucción primaria, secundaria y supe-
HISTORIA DIPLOMÁTICA rior en la República hasta el presente — Las
escuelas — La Universidad — La bibliografía
Tratados celebrados entre España y Portu- en el período colonial — La bibliografía desde
gal. La Colonia del Sacramento y los terri- la Independencia hasta nuestros días — I^a
torios de las Misiones — Primeros tratados de Biblioteca Nacional — Los archivos — Los mu-
amistad y comercio — Ensayos de Artigas — seos — El libro en el Uruguay.

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156
CONCLUSIÓN der" de Heine, musicado* por vario» tompo»-
tore&.
Progresos alcanzados por la República en
todos loa órdenes de actividades, en un siglo
de vida independiente.
La revista "Baler' dedica también a Heine,
un número extraordinario, con colaboraciones
de Alberto Gerohunoff, Cansinos Aasens, Enri-
EN LA ARGENTINA que Espinosa, Lie.- Cañedo y otros. Trae eM
número muy variada inconograiía de Heine.
Un acontecimiento artístico interesante fué
la audición celebrada en la Asociación Wag-
neriana, en homenaje al violoncelista Morpur-
go. El violoncelista i\larpurgo, acompañado por La revista "Martín Fierro" prepara un nú-
conocidos au'isicos argentinos, interpretó com- mero de homenaje a Güiraldes, en el cual cola-
posiciones de los músicos de los siglos XVII y boran los amigos y admiradores del *utor d«
XVIII, en iustrun.entos de la época: virginal, •Don Segundo Sombra".
viola pomposa, y viola gamba. Por primera vez
en Buenos Aires, se presentaba una sesión mu- • • •
sical de obras antiguas interpretadas con ins-
trumentos también antiguos, verdaderas reli- Pablo Rojas Paz, acaba de publicar una nue-
quias de museo, que sin embargo, conservan el va obra de ensayos, que titula "Arlequín",
encanto de sonoridades que no poseen los ac- Rojas Paz es uno de los más cultos escritores
tuales instrumentos, ese encanto que tanto hizo y el más atildado prosista de la nueva genera-
amar a Wanda Landoscka, los clavicordios y la ción literaria.
música que para ellos ha sido escrita.

Homero Guglielmini, uno de los más jóvenes


Una sejíunda adición de 'El Cristo Invisi- y no obstante de los más positivos valores con
ble' acaban de hacer los editores Roldan y que, en el campo de la Crítica y el Ensayo,
Compañía, lo que prueba el éxito alcanzado cuenta actualmente la Argentina, ha publicado
por la última obra de Ricardo Rojas. •'El Teatro del Disconformismo", enjundioso
estudio del teatro de Pirandello.

" ARIEL
En "Los Amigos del Arte" se celebró la
fiesta del tango y de la canción criolla. Se to- Ha reaparecido "Ariel", t'rgano de la Aso-
caroü tanf^os de Filiberto y la '' comparsita'' ciación estudiantil del mismo nombre, cuya
del uruguayo Mattos Rodríguez, además de los acción, (n el ambiente universitario, se ha dis-
bailes criollos, interpretados por conocidas afi- tinguido por la valentía de sus actividades, y
cionadaa. la sincera idealidad de sus inspiraciones, pu-
diendo decirse que es, de todas las asociacionee
• • • universitarias, la de más desinteresados propó-
sitos y la de orientación cultural más seria.
Un homenaje a Heine tuvo lugar en la "So- El nuevo número de "Ariel" — después de
ciedad Ebraiea". Alberto Gerchunoff, conoce- un largo intervalo — marca un notable pro-
dor profundo de la obra Heiniana, habló del greso sobre los anteriores, en cuanto a la se-
poeta de Dusseldorf con unción y cariño. Berta riedad intelectual de su contenido y a la segu-
Singernvann, recitó el "Intermezzo lírico" y ridad de sus direcciones, lo que demuestra el
finalmente, la señora de Weber, cantó "Lie- grado de madurez mental alcanzado por sus

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redactores, sin mciiigua del dinamismo juvenil, i I A propuesta del Sr. Romaiu Goolua, ae acor-
de las "fuerzas del corazón". Este período ha ; dü invitar a las Confederaciones nacionales de
sido provechoso para los muchachos de'' Ariel''.' trabajadores intelectuales a estudiar la defini-
lia gran corriente de renovación cultural que ción del trabajador intelectual. Las distintas
atraviesa el mundo, ha llegado hasta ellos, y, definiciones formuladas serán confrontadas en
estando más maduros, puede decirse, sin em- una próxima reunión del Consejo o en el Con-
bargo, que estíin más "nuevos". Uno de sus greso que debe celebrarse en París próxima-
mejores artículos es el que trata de la revisión mente.
de Rodó, que concertaremos en un próximo El Consejo se informó de las gestiones he-
número. días cerca de las distintas Federaciones inter-
nacionales para asegurar la unidad de organi-
CRITICA ULTRA-MODERNA zación de loa trabajadores intelectuales. Expre-
só la esperanza de que pueda celebrarse una
"Le Quotidien" — órgano parisiense — ha primera reunión de los Secretarios generales
creado una nueva profesión intelectual y una de estas Federaciones con ocasión del próximo
nueva actividad periodística; la de crítico de Congreso.
discos de fonógrafo. El Consejo tomió nota de una carta de la
El primero que ha entrado a ejercerla en Confederación internacional de los estudiantes,
dicho diario es Fierre Mac Orlan, conocido es- en la que esta entidad declara que se propone
critor francés. A propósito de ello, comenta, la organización de un Sanatorio universitario
con la habitual espiritualidad gala, un cronis- internacional para los estudiantes atacados de
ta del boulevard: tuberculosis.
Más dichoso que sus colegas de la crítica Se registraron con satisfacción las disposi-
teatral, él no tiene necesidad de dejar su casa ciones adoptadas por la Oficina Internacional
para operar. Más aun: puede quedarse en pan- del Trabajo, a fin de reunir una Comisión con-
tuflas y fumar su buena pipa, mientras oye su sultiva de los trabajadores intelectuales, y se
fono. ¡Qué agradable oficio! Es, además, una expresó el deseo de que en esta Comisión fi-
nueva manera de dar la vuelta al mundo! guren representantes de las grandes Asociacio-
nes internacionales de los trabajadores intelec-
UN ESCRITOR AFORTUNADO tuales.

Parece que Eduardo Marquina es, hoy, uno EL TEATRO Y EL CINE


de loa escritores que gozan de mayor populari-
dad en España. Casi podría decirse que es el Berthold Viertel, que además de ser "regis-
más prestigioso, a juzgar por el regalo que el seur" del teatro de Reinhardt (Alemania) es
pueblo español va a hacerle: un magnífico poeta, dramaturgo y escritor de temas para pe-
"hotel" particular, cerca de Madrid, entre jar- lículas cinematográficas, antes de partir para
dines . . . Ilollj'wood, donde intervendrá en un film de los
Para ello, el Comité constituido por sus más estudios Fox, dijo que la cinematografía nunca
entusiastas admiradores, organiza suscripciones derribará al teatro verdadero, como mualios
públicas en todas las ciudades de España. temen, pero obligará al teatro a retornar a su
Mientras tanto. Valle Inclán está pobre, y miisón primitiva de cultivar el lenguaje Vier-
Unamuno rabia en el destierro... tel ha didio al corresponsal de la "Associated
Press": "Debo confesar, como la mlayoría de
CONFEDERACIÓN INTERNACIONAL DE los hombres de teatro, que empecé por despre-
LOS TRABAJADORES INTELECTUA- ciar las películas cinematográficas, pero cuan-
LES do vi trabajar a Carlitos ChapUn quedé fas-
cinado y comencé a buscar afanosamente pro-
El Consejo Internacional de la Confedera- gramas cinematográficos con cintas de Chaplin,
ción Internacional de los trabajadores intelec- corriendo de un cinematógrafo a otro para
tuales celebró reunión, en Paría. admirar la habilidad única de ese artista. Des-

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siasmado. Respecto a las numerosas posibili- í'arece que amibas instituciones se hallan dis-
dades que ofrece el cinematósrrafo no estoy de. puestas a concertar algo práctico a ese respecto.
acuerdo con el teuior de las personas que creen
que el arte mudo suplantará al teatral. Al
contrario, creo que el conematografo salvará CAPITALISMX) Y SOCIALISMO
al tfcatro recordándole que su función propia
es cultivar el bello y profundo lenguaje. El Tiene gran interés la siguiente carta dirigida
teatro no puode competir con el cinematógrafo por el Secretario del Partido Socialista Argen-
si se vale de efectos nnícánicos tales como los tino, al Secretario de la Confederación Obrera
escenaiios y decorsdos. Su salvación está en la Americana, exponiendo las razones por las
simplicidad de impresión que causa el lengua cuales aquél se rehusó a enviar delegados que
je. Viertel tiene más de cuarenta años y di- le representaran en el V Congreso celebrado en
rigía antes un teatro de Viena. Recientemente Wíishington:
86 hizo notar por toda la crítica al poner en Nos place que hayan apreciado Uds. en grado
escena la obra " P e e r Gynt", de Ibsen, en el sumo el acutrdo adoptado por el Comité Eje-
Deutsches Theatre. cutivo del Partido Socialista de enviar a ese
Congreso nuestra Delegación.
UNIVERSIDAD POPULAR " A n t e la reitereda invitación, lo hicimos des-
pués de comunicar a ustedes clara y lealmente
F/n la conferencia dada recientemente en el raiostvo couceiito de la lucha social obrera en la
Centro Protección de Chaufl'eurs, el senos José -Vmérica indo-latina, en la creencia de evitar así
Alora Guarnido examinó las relaciones que de todo e']uív()co en nuestras relaciones con usté-
hace algunos años existen entre esta entidad y des. ^ J J
el Centro de Estudiantes Ariel, deduciendo de " L o hicimos también después de poner a us-
tales relaciones la posibilidad de una colabo- tedes en contacto con la Confederación obrera
ración más resuelta para la creación de una .Argentina, naciente onganización adherida a l a
Universidad popular. Fodereción Sindical Internacional de Amster-
Los fines puramente mutualistas y de pre- dam. por si ella consideraba conveniente enta-
visión social que el Centro Protección Cliauf- blar relaciones 3on ustedes.
feurs persigue, están, en virtud de la prospe- "Seguros de no sufrir sugestiones retrógra-
ridad económica alcanzada por la institución, das, no temimos responder al llamamiento de
en franca vía de cumplimiento perfecto. E.sto ustedes, si bien comprendíamos la situación
ha heciho que el Centro juzgue llegada ya la incómoda en que nuestra presencia ocolocaría
so/ón de acometer, con los medios que cuenta, a la American Federation of Labor, columna
una obra de carácter cultural para la que puso pecuniaria principal del panamericanismo obrero.
los primeros jalones en los ciclos de conferen- '"La American Federation of Labor no guar-
cias que tuvieron lugar, durante los tres últi- da relación alguna con el Partido Socialista o
mos inviernos, en el salón de actos de su casa con los Partidos Socialistas de su propio y
•oeial gran país. ¿Cómo podría tenerla con nosotros?
Considerado todo «lio, el señor Mora Guar- En el American Federationi.it publica artículos
nido hizo un extracto documentado de la labor sobre los procedmüentos y la capacidad obrera
realizada por las universidades populares'' Gon- para elegir candidatos of volh parties, de am-
zález P r a d a " en el Perú, de los resultados de bos partidos burgueses, para los cangos políti-
la extensión universitaria en Méjico y en otras cos, y no aspira a encabezar la evolución polí-
repúblicas de América, y poniendo como ejem- tica de su país.
plo lo alcanzado por los obreros de aquellos " S u Presidente, el Sr. Guillermo Oreen, es-
países desde el punto de vista cultural, invitó cribe oficialmente que acepta el arbitraje para
«1 Centro Protección Chauffeurs a que empren- resolver las cuestiones internacionales, salvo las
dieM, con ayuda de los estudiantes que se mues- referentes " a l honor y la soberanía", dos pala-
trtn «ineerainente dispuestos, uoia acción de bras buenas para sustraer al arbitraje cual-

!..ti';^j^ji.,iiuwi...J.M"i. .ÜJ-1-' IPiíimi.H ,i.i!l!Hii...a',iUi>H.i iK.,u)|a« !WII!f9IWBWglll"it.»l.UllJWW'W»"'<W»llll Pul,i LDBIiU

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quier cuestión internacional. blos con sus elementos de guerra; enviábamos s


"La American Federation of Labor abusa de nuestro Delegado a sostener nuestro plan de ac-
la palabra "cooperación", oponiéndola a la ción internacional, nuestra demanda de igualdad
lucha de clases, porque ignora quizás o menos- política y jurídica de las razas, de legislación
precia el gran movimiento cooperativo mundial social internacional, de solución pacífica de to-
representado por la Alianza Cooperativa Inter- dos los litigios internacionales, de vinculación
nacional, en que decenas de millones de traba- económica entre los pueblos, a la que tanto con-
jadores preparan su emancipación practicando tribuye el Sistema métrico decimal, al que se
ya, en el trabajo económico, la cooperación resiste todavía el capitalismo de lengua Inglesa.
libre. "Nos acercábamos al movimiento sindical es-
'' La American Federation of Labor, que abo- tadounidense, en !a esperanza de acercarlo al
mina de Moscou, no se adhiere tampoco a la movimiento obrero del mundo.
Internacional Sindical de Amsterdam, que re- "Mucho sentimos perder esta ocasttón de em-
conoce la democracia obrera y social y colabo- prender tan magna cruzada en toda América.
ra con ella. No enviaremos delegado al Congreso que uste-
"Comprendíamos, pues, la masa de prejui- des preparan. Ha habido confusión por parte
cios a que nuestro Delegado tendría que hacer de ustedes, que no han valorado suficientemen-
frente; y, ambiciosos de accióu tan grande, lo te las palabras que les habíamos dirigido.
enviábamos a proclamar la afinidad fundamen- "Y, últimamente, vemos que ha habido tam-
tal y la solidaridad necesaria entre el movi- bién error por parte nuestra al aceptar vuestra
miento sindical y el movimiento político de la invitación, pues no acostumbramos participar
clase trabajadora, a describir las forma.s espu- en Congresos obreros en cuya organización in-
rias del capitalismo que agravan en nuestra tervienen los Ministerios de Relaciones Exterio-
América la miseria y la ignorancia de las ma- i-osi y los Embajadores. Hemos visto la nota di-
sas, como resultado de la política criolla de las rigida por la Confederación Obrera Panameri-
oligarquías (latifundiamo, mala moneda. Ban- cana a] Sr. Puyrredón, representante de la ofi-
cos oficiales corrompidos y corruptores, con- earquía latifundista argentina ante el Gobier-
cesiones podridas a Empresas nacionales y ex- no de Washington, hemos visto las credenciales
tranjeras, endeudamiento nacional galopante. en blanco llegadas aiquí para ser llenadas por
Iglesia oficial, fraude y violencia electoral, el las Oficinas del Gobierno, credenciales idénti-
juego de azar como institución pública, etc) ; lo cas a las que recibimos también nosotros, y que
enviábamos a demostrar que en la América in- devolvemos en blanco. Estos hechos, que igno-
do-latina, el movimiento agrario y el movimien- rábamos hasta hace pocos días, y que no po-
to obrero sólo son posibles y eficaces cuando díamos siquiera saspechar, nos hacen ver que el
los mueven vastos y hondos ideales sociales; a movimiento obrero llamado pan-americano es
probar que nuestro movimiento obrero tiene que una de las algencias mediante las cuales la Se-
ser nacionalista, internacional socialista, con- eretary of State de los Estados Unidos quiere
trario a los gobiernos hipócritas que proclaman extender su influencia, propósito que no hemos
la paz y ejercen presión y oprimen a otros pue- de contribuir a realizar".

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