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Consejo de Formación en Educación

Instituto de Formación Docente Pando


Maestro en Educación Inicial y Primaria

Análisis Pedagógico de la Práctica Docente

La transformación docente: ¿Cómo se modifica el rol docente a lo largo de la carrera


formativa?
(27 de octubre del 2021)

Nombre de la docenteDocente: Prof. Mag. Laura Curbelo


Estudiante: Maira Coronel Cabrera
Grupo:4ºC de Magisterio
C.I: 5.470.316-3
Palabras claves: rol docente, educación, prácticas educativas, enseñanza, aprendizaje.

Abstract

Introducción:

El presente artículo constituye el artículo final de cuarto año de Magisterio. El mismo

aborda cómo se modifica el rol docente a lo largo de la carrera educativa y se reflexiona

sobre la actividad profesional. La postura e interés docente por mejorar sus prácticas

educativas. Por otra parte, las exigencias sobre el trabajo del maestro que han cambiado a lo

largo de los años. Las distintas miradas pedagógicas hacia el rol docente.

Dado que este trabajo brinda la visualización de diferentes posturas frente al rol

docente. Nos permitirá construir una guía para la acción, una guía para sistematizar las

razones de actuar de una forma u otra. Se presenta como aspiración por medio de esta

investigación llegar a mejorar la calidad de los procesos educativos y ayudar a los docentes a

reflexionar sobre su propia práctica educativa. Y de esta forma podamos todos los agentes de

la educación tomar decisiones adecuadas siempre con el propósito de mejorar nuestras

prácticas, reflexionar y cuestionar las mismas.

El artículo que se lleva a cabo parte de la siguiente interrogante: ¿Cómo se modifica

el rol docente a lo largo de la carrera formativa? Otras preguntas que ayudaron al abordaje del

artículo son: ¿qué es educar?, ¿que es el rol docente? ¿cómo debe ser el docente en sus

prácticas educativas? entre otras.

Marco teórico:

Para empezar, es importante tener en cuenta que, la primera preocupación que tienen

mayormente los estudiantes magisteriales cuando comienza la carrera de formación docente


se basa en saber cuales son las competencias que se deben adquirir en el transcurso de la

formación educativa una vez que culmina la etapa formativa, para luego poder desempeñar

satisfactoriamente el rol docente. A su vez que es educar y para que. Qué función se tiene

como docente.

¿Qué es educar ?

Primeramente, es imprescindible tener presente la mirada de Freire, quien plantea que

"la educación, especificidad humana, como un acto de intervención en el mundo" (Freire,

2003, p. 104) A partir de la misma, se puede plantear que no se debe tomar a la educación

como un acto alejado de la realidad, sino que constituye y se educa para insertarse

socialmente en la sociedad en la que conviven todos los individuos.

Continúa profundizando, la educación no debe perder el verdadero sentido de formar.

Ello implica preparar a las personas en varios aspectos de su vida para hacer presencia en el

mundo y participar de manera ética en él. Con esto se trata de una educación que no haga del

sujeto un ser autómata, utilitario, deshumanizado, sino por el contrario que lo reafirme en su

vocación de ser más como lo es la humanización (Freire, 2003, pp 88)

En la misma línea, Montesorri propone una educación donde exista la libertad por

parte de los alumnos, pero esa libertad debe estar guiada por el docente y por los materiales

didácticos que deben favorecer la comprensión y deben servir a su vez como estímulo para

que dichos alumnos se interesen y quieran seguir aprendiendo.

Respecto a la vida infantil, la libertad de los niños es esencial, el material y la

disciplina viene después. El método de la pedagogía experimental o científica se basa en

preparar a los niños para la vida, para enfrentarse al ambiente, facilitar el ambiente del aula,
no interferir en los esfuerzos que realiza el niño en su propio aprendizaje y proporcionar

materiales que estimulen lo y sensorial, tacto, sabor, olor, etc.

Ambos pedagogos consideran que educar tiene como propósito preparar a los niños

para la vida.

Gvirtz en su libro “ LA EDUCACIÓN AYER, HOY Y MAÑANA” expresa que:

La educación es un fenómeno universal e inherente a toda la humanidad, las formas

de educar y los saberes que se enseñan varían de una sociedad a otra y de una época

histórica a otra. (pp, 20)

La educación es un fenómeno muy amplio que transmite diferentes saberes y adopta

distintos formatos en cada época y en cada sociedad. La educación es una práctica

social y es una acción. Es una práctica, porque es algo que las personas efectivamente

hacen, no es algo sólo deseado o imaginado. Es una acción que tiene una

direccionalidad y un significado histórico. Y es social, en tanto posee ciertas

características, entre ellas: es un fenómeno necesario para los seres humanos, pues,

como hemos visto en los apartados anteriores, no es posible la vida humana sin

educación. (pp, 21)

Rol docente

El presente punto trata del rol docente. Según Dra. Montessori aclara que, el rol del

educador debe ser alguien que guía al niño por las rutas del descubrimiento, porque una cosa

es que alguien estimule el interés del niño a seguir el camino, y otra muy distinta es tener a

alguien cerca que esté dirigiéndolo constantemente y de manera forzada. (Montessori 2017

pp 6 )

Freire plantea que, el rol docente constituye un desafío que es posible asumir con

alegría y esperanza, porque estas son cualidades demandadas por la tarea de enseñar. Así, es

necesario estar convencido que tanto docente como discente juntos podemos aprender,
enseñar, inquietarnos, producir, enfrentarnos, resistir y ponerle el rostro a la vida, para

superar las adversidades que obstaculizan nuestra alegría. A la vez, fomentar el cambio hacia

nuevas relaciones entre los seres humanos que contribuyan a construir un mundo, una

sociedad y una vida, más justa, más equitativa, más humana, y por tanto, más digna. (Freire,

2003, pp 127)

En cuanto al rol docente, en el proceso formativo consiste en enseñar, pero se trata de

una enseñanza que se construye en el diálogo participativo entre educador y educando, este

debe estar basado en la ética y en la política que ha de implicar una actitud progresista frente

al mundo (Freire, 2003, pp 108)

Ahora bien, para asumir los desafíos que se plantean como demandas sociales a los

docentes a la hora de enseñar, tales como se mencionaron anteriormente, alegría, esperanza,

entre otros, ¿es necesario que el docente sea reflexivo de sus prácticas?

Según Rebeca Anijovich cómo docentes interesa abordar el concepto de práctica

reflexiva. Este concepto no es nuevo, ya que fue John Dewey quien hacia principios de 1900

habló de la capacidad que tiene el sujeto de reflexionar tomando como disparador a un

problema, por lo tanto es una situación que hay que resolver y que dispara la posibilidad de

pensar.

Por otra parte Anijovich, considera que esa capacidad de los docentes de reflexionar

sobre sus propias prácticas comienza justamente de la práctica y no del proceso teórico. La

práctica reflexiva parte justamente de esa situación de enseñanza que genera incomodidad en

la clase. Esa situación de práctica es un motor que va a despertar procesos de reflexión, si

bien siempre se reflexionó, lo novedoso es que queremos que esa práctica reflexiva se torne

sistemática, que sea una habilidad, una capacidad que un docente aprenda en su proceso de
formación y que lo pueda llevar consigo siempre que ejerza la docencia. En este sentido se

comprende que, cuanto más reflexione el docente sobre sus prácticas, mayores beneficios

tendrá. Mayor analizará, supervisará y modificará su práctica en acción. Mayor toma de

decisiones frente a situaciones que se presenten. Mayor contemplará las propuestas a partir de

las observaciones del grupo de niños, teniendo en cuenta los intereses, motivaciones e

inquietudes.

Si tenemos en cuenta que el docente es el principal mediador en el aula, adoptando

este una postura reflexiva, se puede inferir que su rol se verá modificado.

Anijovich a su vez, también plantea que no es una práctica espontánea, sino que hay

que provocarla, hay que enseñarla y por lo tanto necesito condiciones de tiempo y despacio

para que suceda y eso tal vez es lo más difícil de encontrar pero depende mucho de cómo se

gestione la escuela y la institución. Para ello apela al concepto de comunidades de práctica de

Etienne Wenger quien define como” grupo de personas que comparten una preocupación, un

conjunto de problemas o un interés común acerca de un tema y que profundizan en su

conocimiento y pericia en esta área a través de la interacción continua.” Si se detiene a

pensar, estas prácticas se darían en centros de estudio, en este caso en los institutos de

formación docente.

Docentes y exigencias.

Los docentes como modeladores, coordinadores, facilitadores entre los alumnos y el

conocimiento. Tienen que conocer los intereses del estudiante y sus necesidades. Al ser un

profesional de la enseñanza, el maestro es el responsable de guiar a los estudiantes en su

proceso de aprendizaje. Es importante que el docente pueda crear en el salón de clases una

atmósfera que exhorte a todos a la investigación, a construir su propio aprendizaje y no


solamente a imitar todo lo que él dice o hace. El rol docente no solo es brindar información y

mantener disciplinado al grupo, también es ser un intermediario entre el alumno y su entorno.

Dejando a un lado su papel como protagonista de la enseñanza para convertirse en el guía del

alumno.

Dado que no todos los alumnos son iguales y por ende no aprenden ni tienen las

mismas necesidades, esto nos lleva a pensar cómo enfrentan los docentes a las exigencias y

necesidades de los educandos.

Según Montesorri, el niño es como un salvaje a quién de repente hubieran introducido

en un país civilizado, donde a cada instante ve objetos y costumbres extrañas e ignora sus

nombres, sus fines y sus relaciones. Es decir, lo que es completamente común para nosotros

(los adultos), se transforma en extraordinario para los niños. Es por esta razón, la maravilla de

encontrar algo extraordinario, que el niño no pierde el gusto por explorar, experimentar y

descubrir. Pero, hay que aclarar que este espíritu de exploración no es mera curiosidad, sino

que es una necesidad imperante del intelecto humano de encontrar la causa o las relaciones de

las cosas para así poder entender lo que nos rodea.

Sin embargo, a pesar de este gusto del niño por explorar, se ha observado que el

alumno al estar en la clase pierde esta actitud ansiosa de búsqueda y se transforma en una

actitud apática de aburrimiento. Esto se debe sencillamente a que en la escuela de métodos

anticuados no se deja al niño hacer sus propios descubrimientos, el maestro es el que imparte

al alumno la exploración ya hecha. Esto se vuelve tedioso para el niño, ya que: “no hay nada

más fastidioso que salir a pasear y que una persona entrometida nos señale diligentemente las

cosas que uno preferiría ver y descubrir por uno mismo, a nuestro ritmo y manera”. Bajo

estas circunstancias el niño se ve obligado a apaciguar la actividad espontánea de su intelecto.


Tal como se mencionó anteriormente se vuelca la responsabilidad de una actitud de

búsqueda, de necesidad imperante por encontrar la causa o las relaciones de todo aquello que

nos rodea para poder entenderlo, del niño a los docentes. Por lo tanto, ¿pasa a ser un aspecto

a trabajar desde nuestro rol?

Docentes como educadores

Antonio Gonzalez Peréz y José Mª Solano Chia, en un artículo de revista de "De

profesor a educador: Los cambios de rol" propone que dentro de los múltiples cambios

necesarios en la educación, el cambio de rol de los docentes es uno de los más complejos. A

su vez explicita que las denominaciones que ha tenido esta profesión han sido muy variadas a

lo largo de la historia: mentor, preceptor, maestro, profesor, enseñante, instructor, pedagogo,

guía, docente. Y plantea la siguiente pregunta clave: ¿qué rol fundamental debe desempeñar

el profesional de la educación en la sociedad del siglo XXI?

Por consiguiente, se enumeran rasgos que en la práctica diaria consideran más

relevantes, en palabras de los autores:

Un educador comprometido con sus destinatarios(...)esta profesión conlleva

poner en juego todo lo que uno es porque, fundamentalmente, no educamos

partiendo de lo que sabemos sino de lo que somos. Este oficio compromete a

la persona en su integridad. Sólo estamos en condiciones de educar cuando

nos ganamos la confianza de nuestros alumnos, cuánto más cuando la

educación no se limita transmitir saberes, sino a adquirir una serie de valores

que guíen su vida. Como profesionales de la educación debemos aceptar este

hecho.
El profesor como “preparador personal” Un salto en la mejora de la calidad en

la educación actual ha de ser el de la personalización de la misma. Hace 30

años hubo una idea pedagógica llamada “enseñanza personalizada” que en

algunos centros llegó a practicarse cambiando la secuencia curricular y

supeditando metodología, espacios y tiempos a las características y

necesidades de los alumnos. Esta práctica pedagógica permitía la atención

individual a cada alumno así como su progreso sin depender del ritmo de

aprendizaje del grupo. No llegó a generalizarse porque significaba romper las

rutinas establecidas en multitud de profesionales y de instituciones. (...)

Por lo tanto el docente (...)utilizará habilidades propias de un acompañante,

consejero, juez, fiscal, espejo, referente, psicólogo, entrenador… Son roles en

los que la vinculación afectiva y la implicación personal son imprescindibles.

El docente como líder de un grupo. Por otra parte, el desarrollo integral de la

persona conlleva un proceso de socialización que, teniendo en cuenta las

características de la sociedad actual, se produce fundamentalmente en los

centros educativos. El grupo de iguales, en sí mismo, es un factor educativo

pero debe ser liderado y cuidado por el profesional adulto que modula,

dinamiza y modera su funcionamiento interno para que su influencia sobre

cada uno de sus miembros sea lo más positiva posible. Ello implica un

profesor con actitud, conocimientos y habilidades para un manejo adecuado

del grupo de niños o adolescentes.

El profesor experto comunicador. Con esta habilidad no nos referimos

solamente a su capacidad para impartir clases magistrales sino a sus aptitudes

para ser capaz de establecer una comunicación interpersonal fluida con el


alumnado y con las familias. La competencia comunicativa no se reduce al

dominio de técnicas y habilidades concretas, sino que conlleva además una

serie de actitudes como son la capacidad de escucha, el reconocimiento de los

intereses legítimos de alumnos y familias, el respeto a formas y estilos de vida

diversos, etc. Si no creemos en nuestros alumnos ni en sus familias, si

partimos de prejuicios en nuestras relaciones, poco tendremos que aportarles y

la posibilidad de comunicación será nula. Este nuevo docente deberá ser un

experto en resolución de conflictos, dinamizador de grupos, competente en el

manejo de las entrevistas y con una gran capacidad empática.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:

-Bonnefont. J. (2017). El Método Montessori TEORÍA DE LA EDUCACIÓN. Universidad

Gabriela Mistral.
-Escorcia, D.(Diciembre 2013). El rol del educador en Paulo Freire: implicaciones para la

formación docente. Universidad Centroamericana.

-Gonzalez, A , Solano, J. (Noviembre - Diciembre 2012). De profesor a educador: Los

cambios de rol. Revista Crítica.

-I.N.F.D. (2018, 27 septiembre). Rebeca Anijovich Práctica Reflexiva [Vídeo]. YouTube.

https://www.youtube.com/watch?v=y6TzvbP8ekc&t=438s

-Gvirtz, S. Grinberg, S. Abregú, V. (2009) La educación de ayer, hoy y mañana. El ABC de

la pedagogía. Capítulo 1.

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