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UNIVERSIDAD NACIONAL DE SALTA

FACULTAD DE HUMANIDADES
CATEDRA DE FILOSOFIA DE LA HISTORIA

SEGUNDO PARCIAL
DOCENTE: Mariela Vargas
ESTUDIANTE: Jésica Torres
LU: 714817
CONSIGNAS
1- ¿En qué consiste el modelo nomológico- deductivo de Hempel? ¿cuáles son las
limitaciones?
2- Reconstruya la distinción que hace Danton entre la filosofía sustantiva y
filosofía analítica de la historia. señale el papel que juegan las oraciones
narrativas en dicha distinción.
3- Explique en que consiste el narrativismo en la filosofía de la historia y relacione
con los giros lingüísticos
4- Caracterice las dos posiciones acerca de la narración histórica
DESARROLLO
1- Siguiendo a Cornblit y Birulés, podemos decir que el modelo nomológico-
deductivo de Hempel, está basado en el establecimiento de leyes generales, ya
que para él ninguna exposición histórica completa escapa al sustento implícito
de las leyes similares a las que en las ciencias naturales soportan las
explicaciones que se dan de los acontecimientos singulares. En este sentido
podemos afirmar que el modelo de Hempel fue establecido desde un marcado
interés por la ciencia natural y un fuerte carácter anti metafísico. Ya que, en
contraposición a las teorías metafísicas de la historia propuestas por los filósofos
como Hegel, trata de mostrar la presencia del modelo nomológico-deductivo de
explicación en la historia y con ello, alejarse tanto de la distinción entre ciencia
naturales y ciencias del espíritu, tematizada por historiadores como Dilthey.
Este modelo Nomológico-deductivo de explicación es conocido también como
Convering Law Model, nombre con el que lo bautizara Dray, con la intención
de subrayar que, en este contexto, ofrecer una explicación es subsumir lo que
queremos explicar bajo una ley general; es decir que para que algo pueda ser
considerado una explicación es necesario en primer lugar, que tome la forma de
un argumento deductivo, cuya conclusión sea el enunciado que designa el
acontecimiento a explicar y en segundo lugar, en el “Explanans” deben estar
presentes una o más leyes generales que expresen regularidades empíricas. De
este modo, un acontecimiento queda explicado cuando es cubierto por una ley y
sus antecedentes, que son legítimamente causas.
Su modelo, es concordante con su visión sobre el objetivo del historiador, el
cual consiste de poder mostrar de manera similar al científico, que un
determinado acontecimiento no se dio por azar, sino que puede ser esperado en
función de ciertos antecedentes o condiciones simultaneas. Y ello es así porque
la diferencia entre un “esbozo de explicación histórico” y una “explicación
científica ideal” se halla en la falta de precisión, no en su forma lógica. Para
apreciar tal falta de precisión es suficiente con echar una mirada superficial a las
explicaciones ofrecidas por la historia: la mayoría de estas no incluyen una
enunciación explicita de las regularidades generales que suponen. Esto se debe
según Hempel a dos motivaciones fundamentales: el primero, que las hipótesis
universales en cuestión están, a menudo, relacionados con la psicología social o
individual y no se mencionan, dado que se consideran conocidas por todos; y, el
segundo, tiene que ver con las dificultades que surgen cuando se intenta
formularlas con precisión y, al mismo tiempo, de acuerdo con las evidencias
empírica.
Todo ello impulsa a Hempel a afirmar que los historiadores ofrecen solamente
esbozos de explicaciones, es decir que indican de manera más o menos vaga las
leyes y las condiciones antecedentes que consideran relevante. Así pues, como
las leyes desempeñan una función análoga en la historia y en las ciencias natural,
las explicaciones históricas no pueden aspirar a ningún estatuto epistemológico
particular, con lo queda descartada cualquier caracterización que haga de la
ciencia de la historia un discurso privilegiado por el mero hecho de que su objeto
sea lo humano.
Hempel piensa de esta manera que solo se puede dar una explicación histórica
completa solo si se responde a la pregunta del por qué. De esta manera el
modelo de Hempel se basa como ya se menciona anteriormente, en la existencia
de una explicación en donde se exponen los acontecimientos iniciales de la
situación histórica a ser explicada y donde posteriormente se explicitan todas las
leyes empíricas universales que operan en la situación. En dicho modelo se
presentan las proposiciones que describen los hechos y acontecimientos
relevantes y por otro lado se presentan las leyes empíricas generales sobre las
cuales descansa la explicación. Estas leyes generales propuestas por Hempel, no
son por su parte regularidades accidentales, sino que son leyes universales que
expresan una conexión más esencial.
De esta manera el modelo nomológico – deductivo explica primariamente
porque algo sucedió y secundariamente porque tanto era de esperarse; en tanto
que el inductivo. probabilístico explica primeramente por qué algo era de
esperarse y solo secundariamente porque sucedió.
Finalmente hay que agregar que este doble carácter que presenta el modelo
hampeliano, sirve para elucidar el concepto de causa. El cual será interpretado
por el autor como el conjunto de condiciones iniciales que forman parte del
“explanans”. Es decir que la idea de causa, especifica que una causación entre
acontecimiento singulares se apoya implícitamente en una generalización e
incluso en una ley universal.
En cuanto a las limitaciones del modelo Hampeliano, hay que decir, que su
obra ha generado un debate muy complejo sobre todo en el campo de la filosofía
analítica, cuando se comenzó a pensar en la aplicabilidad concreta del modelo al
trabajo de los historiadores. Es por tal motivo que hasta por lo menos 1965, la
filosofía analítica se enfocó en las controversias del modelo de Hempel.
En este sentido Cornblit, señala tres limitaciones del modelo nomológico-
deductivo. El primero hace referencia a la distancia que toma las características
del modelo de Hempel, de la narrativa histórica, debido a su requisito de
completitud. Pese a tales incoherencias Hempel ha tratado de no dejar atrás estas
las narrativas históricas, incorporándolas a su modelo en calidad de proto-textos
históricos completos o bosquejos explicativos. Presentándolos a su vez como
pasos hacia la construcción de textos históricos completos. Pero igualmente esto
no otorga validez al modelo de Hempel, ya que para que la interpretación
hempelina de los mismo fuera aceptable debería haber en los textos históricos
algo que los fuerce a ser interpretados de esa manera.
Vale recordar, en este sentido que muchos filósofos consideran que las
narraciones o aun otras formas de exposición diferentes, son explicaciones con
una complejidad mucho mayor que la que le puede otorgar un modelo causal
como el hempeliano.
Una segunda cuestión gira en torno a la posibilidad de concebir la repetición de
los acontecimientos históricos. Estas cuestiones tienen importancia en la medida
en que el modelo de Hempel establece esta necesidad de la repetición de los
hechos. Sino no tendría sentido decir que sobre ellos se aplican leyes generales.
En este sentido existe entre los historiadores una tensión permanente entre
aquellos que consideran que el acontecimiento de la historia se repite y otra que
niega la posibilidad. Aunque en historia la idea de irrepetibilidad es muy fuerte,
sobre todo en los referido a fechas y localizaciones diferentes. Windelband fue
uno de los que acentuó esta disparidad, al considerar que la diferencia entre
ciencias naturales y la historia no radica en su objetivo sino en el procedimiento
formal de la investigación. Las ciencias naturales según el buscan leyes
generales, mientras que el conocimiento histórico, en lugar de poner en primer
plano las generalizaciones, trata de indagar la individualidad. Siguiendo esta
distinción Windelband, llamo a las ciencias naturales nomotéticas y a la histórica
ideográficas.
Una última objeción que se ha hecho al modelo Hempeliano, reside en la
condición del sujeto en la historia. Suponiendo que fuera posible formular todas
las leyes que rigen el comportamiento de los individuos en sus contextos
sociales, institucionales, económicos, o lo que fuera, el modelo de Hempel no
sería aplicable porque estas leyes serian forzosamente no lineales ya que ante la
presencia de pequeñas diferencias en las condiciones iniciales se producen
resultados profundamente divergentes. Esta crítica como se ve, no está dirigida a
la concepción epistemológica que informa el modelo de Hempel sino a su
posibilidad práctica.
2- Para Danton la filosofía analítica de la historia consistirá en tomar en serio la
limitación característica del conocimiento histórico y analizar las formas de
hablar sobre el pasado, que son, al mismo tiempo, formas de concebirlo. De esta
manera para el autor la filosofía analítica es un tipo de filosofía aplicada a los
problemas conceptuales especiales, que surgen tanto en la práctica de la historia,
como de la filosofía substantiva de la historia. Esta manera de entender los
problemas filosóficos, susceptibles de reducirse exclusivamente a cuestiones
conceptuales, es consecuencia directa de una comprensión atomista de la historia
y la filosofía substantiva
Danton sostiene que los filósofos analíticos al intentar aislar los problemas de las
circunstancias en que surgieron y al prestar las respuestas correspondientes
como algo universalmente valido, estarían asumiendo que el “contexto”, “la
totalidad” y “el significado” son irrelevantes para su trabajo.
A lo largo de su trabajo el autor va demarcando como el objetivo central de la
filosofía analítica de la historia se expresa en la exigencia de hacer desaparecer
descriptivamente las confusiones conceptuales en las que “ dos clases de
relaciones han sido inadecuadamente distinguidas” por tanto si el filósofo
analítico logra su misión al trazar nítidamente un criterio lingüístico con el cual
establecer los límites que existen entre formas adecuadas e inadecuadas de
hablar sobre los sucesos de la historia lograría mostrar que todo aquello que
puede decirse históricamente con sentido se diferencia de las maneras erróneas
de hacerlo por el hecho de que estas últimas mantienen la pretensión de
trascender las posibilidades lógicas inherentes al lenguaje histórico.
Finalmente, Danton sostiene que la filosofía analítica tiene como principal
objetivo es el de aclarar la forma de coordinación de la historia. Es decir que su
función principal ha quedado establecida como la descripción aplicada a
problemas conceptuales, originadas por confusiones respecto al espacio lógico
tanto del lenguaje histórico como el lenguaje del tiempo.
En cuanto a la filosofía substantiva, que es rechazada por Danton, esta trata de
dar cuenta del significado del “conjunto de la historia” conjunto que incluye
tanto el pasado como el futuro y se encuentra conectada con la investigación
histórica normal. Es decir que tanto los filósofos como historiadores que
adhieren a esta linea, buscan dar cuenta de los que sucedió en el pasado, aunque
quieren hacer algo más que eso
El autor dice que la filosofía substantiva de la historia es un intento de describir
un tipo de teoría que se ocupa de la noción de conjunto de la historia.
Danton dice que las filosofías de la historia están interesadas en la profecía. La
profecía es entendida aquí no solo como una afirmación sobre el futuro, sino un
enunciado histórico sobre el futuro. Desde este punto se puede afirmar que la
filosofía substantiva de historia se encuentra conectada con la historia. Pero esta
filosofía substantiva utilizando el mismo sentido de significación que los
historiadores, busca la significación de los acontecimientos antes de que hayan
sucedido los acontecimientos posteriores. En suma, tratan de contar el relato
antes de que el relato pueda ser propiamente contado. Y el relato que les interesa
es el relato de toda la historia
En esta distinción que va estableciendo el autor entre filosofía analítica y
substantiva, el papel de la oración narrativa es central, puesto que la filosofía
analítica de Danto intenta resolver el problema del límite lógica de la historia a
partir de la elaboración de oraciones narrativas. Dicha solución implica el
rechazo de cualquier tipo de filosofía substantiva de historia, debido al
compromiso teórico, que esta guarda con el realismo narrativo y la transgresión
de los límites del lenguaje histórico.
Aquí la oración narrativa presentada por Danton hace referencia a una de las
descripciones posibles de la acción, en la que la narración tiene esta
particularidad de partir desde la perspectiva de una conclusión, con lo que
podemos añadir que los dos acontecimientos a que refiere la oración narrativa,
son siempre anteriores al momento de enunciación. En este sentido señala el
autor que la narración histórica no es un mero vehículo de trasmisión de
información: sino más bien es un procedimiento de producción de significados.
Por tanto, organiza y al mismo tiempo interpreta.
3- El narrativismo en la filosofía de la historia fue vista como una de las formas
clásicas de la exposición histórica, basada en una secuencia especifica de
enunciados y temáticamente conectados. Pese a ello la asociación entre historia
y la narratividad llego a ser muy cuestionado por dos corrientes que abogaban
por una historia científica: el positivismo y la escuela de los Annales. El
primero, señala que la narratividad era un caso típico de incompletitud
explicativa. La segunda rechaza la narrativa por su asociación con la historia
politica, que entronizaba al individuo y al acontecimiento singular.
Pero al mismo tiempo que se daba este movimiento anti- narrativo, en la
segunda mitad del siglo XX, comienza a reemerger un nuevo interés por la
historia relato y su defensa como forma propia y característica de escritura de la
historia. Pero fue un renacimiento que por su mismo carácter reivindicador
resulto altamente conflictivo. Dado que, desde la nueva filosofía de la historia,
se reemplazó la categoría de “explicación”, utilizada hasta ese momento como
concepto clave para dar cuenta del status del conocimiento histórico, por el de
“Narración”. Esta configuración significo un abandono de las preguntas
centradas en la racionalidad de las explicaciones del historiador, por otra que se
preguntaba por el realismo de las narraciones historiográficas. Este
desplazamiento de preocupaciones y problemas se dio en forma paralela al giro
lingüístico y al giro histórico.
De esta manera el giro lingüístico, que se produce en 1970, propone dar
centralidad a los instrumentos lingüísticos en sí mismo, desterrando así cualquier
distinción entre lenguaje del historiador y aquello de lo que habla. A partir de
estos planteamientos, se han planteado diversas posiciones que van desde una
concepción que encuentra una continuidad entre el lenguaje y pensamiento del
historiador, por un lado, y el lenguaje y pensamiento de los actores sociales por
otro, hasta una concepción que considera que el relato ejerce una imposición
distorsionada sobre el pasado real.
El giro histórico por su parte, postula la necesidad de prestar atención a la
práctica historiográfica real, lo cual implica el abandono de las cuestiones
esencialmente normativas. En otras palabras, lo que propone esta nueva linea es
reemplazar las preguntas entorno de como la historia debe conducirse para llegar
a ser científica, por otro, centrada en las investigaciones concretas, que se
pregunte por el por qué los historiadores, prefieren una interpretación a otra. A
partir de este giro emergen distintas posturas sobre la relación historia-
narración, algunas van, desde la defensa de la racionalidad de la investigación
histórica hasta la negación de la misma y la reducción determinista de cada tipo
de historiografia a su contexto histórico de producción
Por ultimo hay que decir que un trabajo pionero y fundante acerca del rol de la
narrativa para el conocimiento histórico lo constituye la obra de Danto referida a
las “oraciones narrativas”. En su trabajo Danton formula un argumento en contra
de la creencia de un cronista ideal como modelo a emular por el historiador. El
cronista ideal sería aquel que registra todo lo que sucede en el momento que
sucede, pero Danto demuestra que a pesar de estas habilidades el cronista ideal
no puede realizar los verdaderamente interesante de la tarea del historiador, esto
es, describir los acontecimientos históricos en tanto históricos, pues lo histórico,
solo puede ser conocido después del acontecimiento. En este sentido las
oraciones narrativas, serian propias del historiador y estarían vedadas al cronista
ideal. Dado que la unidad narrativa es inspirada en la propia elección temática
del historiador y no en correspondencia con todos sus registros.
4- El texto de Verónica Tozzi, señala que el dilema actual acerca del status
epistémico de la narrativa histórica surge de la supuesta incompatibilidad entre
las notas distintivas del discurso narrativo y su pretensión de representar la
realidad pasada. En general, tanto los detractores como los defensores de la
narrativa intentan separarse del realismo histórico ingenuo en defensa de sus
posiciones.
El autor clasifica a los defensores de la narrativa histórica en dos grupos:
primero como una “imposición” distorsionante del pasado cuyo máximo
representante es Hayden White, y el segundo como la forma primaria de
compresión de sujetos individuales y comunales, que hace alusión a las
posiciones “continuista” cuyos máximos referentes son Carr y Ricoeur. Para
establecer dicha clasificación la autora parte del rol que otorgan al criterio de
verdad falsedad para dirimir entre narrativas históricas en competencia y la
relación entre la experiencia humana del paso del tiempo y la configuración de
la misma forma narrativa.
El modelo del “imposicionalismo”, tiene como representante a H. White, cuya
obra central es el de la “Metahistoria: la imaginación histórica en el siglo XX”.
A través de la cual da importancia a la teoría literaria para desentrañar los
recursos lingüísticos que intervienen en la producción de todo discurso histórico.
Dicha obra trata de dar respuesta a la preocupación por la irresolubilidad de las
controversias históricas. No solo devenidas de un pluralismo interpretativo, sino
de la conflictividad vacilante de dicha diversidad de miradas del pasado.
Siguiendo esta linea el autor sostenía que existía una imposibilidad de distinguir
relatos históricos de los de ficción, así como la de rastrear genealógicamente la
asociación entre historiografia académica y forma narrativa.
Para su análisis el desarrolla dos estrategias de análisis: uno de carácter formal-
estructural del texto histórico y otra de carácter histórico- contextual. Que
relaciona diferentes formas de escribir historia con diferentes situaciones
históricas.
En su obra Metahistoria, analiza principalmente la estructura narrativa propia de
los grandes trabajos historiográficos y de la filosofía. En ella aparece expuesta
su conocida teoría del discurso histórico, esto es su modo de explicación, sus
compromisos ideológicos, las diferentes formas de narrar y finalmente las forma
de combinar todas estas opciones, se explican, por referencia a un nivel
precritico, poético y constructivo. Este nivel está constituido por “tropos”, que
aluden a la: metáfora, metonimia, sinécdoque e ironía.
White afirma que su enfoque es textual y formalista y concluye que al analizar
las narrativas históricas como lo que efectivamente son, textos, ellas nose
distinguen en nada de las narrativas ficcionales.
Su segunda estrategia, está desarrollada en el valor de la narrativa en la
representación de la realidad, donde White adopta una actitud irónica, salta del
texto al contexto para ofrecer una explicación histórico-contingente de la
asociación entre el conocimiento del pasado y su expresión en forma narrativa,
asociación que él llama narrativización. Con dicha denominación trata de
distinguir el simple relato de una historia del discurso que finge hacer que es el
pasado el que habla en forma de relato.
En fin, su rastreo histórico devela la necesidad de moralizar subyacente a toda
narrativización. Finaliza así diciendo que la creencia en que la narrativa
representa acontecimientos reales surge del deseo de que estos muestren
coherencia, integridad, plenitud y clausura de una imagen de la vida que solo
puede ser imaginaria.
Atendiendo a su crítica Metahistoria, la estrategia formalista adoptada no se
apoya en un argumento metafísico acerca de la existencia o no de los sucesos
pasados como el romanticismo. Sino que más bien acepta sensatamente la
objetividad y confiabilidad de la información obtenida a partir de datos
históricos. por esto el modelo de White es tachado de Imposicionalismo, el cual
admite por un lado acontecimientos y datos históricos y concibe, al relato
histórico como pura forma discursiva.
El resultado de esta concepción es desmitificador, pues las narrativas
historiográficas, no solo no son verdades, sino que distorsiones de los
acontecimientos pasados pues pretende encontrar en ellos elementos poéticos
que por su naturaleza solo pueden ser discursivos. Los desarrollos teóricos de
Hayden White manifiestan dificultades, tensiones y conflictos difíciles de
resolver, sin embargo, ello es resultado de su intento de dar cuenta de ese
esfuerzo por parte de la disciplina histórica de ofrecer no solo interpretaciones
verdaderas sino significativas para una audiencia contemporánea responsable.
Un segundo representante de esta corriente es F. Ankersmit, quien en su obra
“Narrative Logic” realiza un análisis semántico del lenguaje utilizado por los
historiadores. Continuando a White, Ankersmit se propone indagar en los
mecanismos de representación retomando por un lado los estudios de la filosofía
del lenguaje de Wittgenstein y Rorty y por otro lado recupera los teóricos de la
representación pictórica (Goodman). Para analizar particularmente la relación
entre narrativa histórica y mundo. De este modo , este autor se independiza de la
tendencia del narrativismo al acentuar la utilidad de la teoría literaria para la
teoría histórica, buscando un justo medio entre las pretensiones de fundar una
historia científica y las supuestas consecuencias irracionalistas del narrativismo
imposicionalista.
Quiere evitar caer en el falso dilema de escoger entre Criterio Verdadero -Falso
o la irracionalidad, porque reposa en la errada creencia de que las narrativas
históricas son una mera sumatoria de enunciados que refiere a la realidad
pasada.
El propósito final de Ankersmit es mostrar la posibilidad de rescatar la
racionalidad en las discusiones historiográficas después del giro narrativista,
pero no limitarse al CVF de los enunciados que las componen.
La segunda corriente analizada por la autora es el de la “continuidad”, en ella se
agrupan aquellos intelectuales que aceptan que las narrativas históricas se
proponen referir, contar la verdad acerca del pasado y consideran que esta
pretensión se legitima en una relación de simultaneidad entre discurso narrativo
y nuestra experiencia humana del tiempo. Los exponentes se esta estrategia son
Paul Ricoeur y Davis Carr.
Para Ricoeur la narración es significativa en la medida en que describe los
rasgos de la experiencia temporal, y al igual que Carr defiende el status
cognitivo de la narración histórica y así también subraya el carácter activo de la
narración como acto de imaginación y no como mera experiencia vivida. El
presenta como desafío, construir una mediación cultural, entre la concepción del
tiempo que puede rastrearse hasta San Agustín, donde la realidad del tiempo se
presenta como sucesión con una concepción de la narración que se remonta a
Aristóteles y en donde el tiempo se reduce a la naturaleza y no a lo humano.
Dicha mediación consistiría en la articulación de la actividad de construcción de
la trama, fase denominada mimesis II, con la pre comprensión del mundo de la
acción (mimesis I), y con la reconfiguración de la misma por la recepción,
oyente o lector de las narraciones (mimesis III). De esta manera para Ricoeur
comprender la historia es comprender el lenguaje del hacer, esto es, si la acción
puede relatarse es porque ya está articulada simbólicamente. Pero también el
carácter temporal de la comprensión practica es presupuesto por la composición
narrativa.
Por otro lado, entorno a la relación entre narrativa histórica y narrativa literaria.
Ricoeur sostiene que los historiadores no imponen una forma narrativa sobre
secuencias de acontecimientos que podrían legítimamente ser representados en
alguna forma no narrativa, sino que los debe encontrar porque ya fueron
inventados (creados) por agentes humanos pasados quienes, por sus acciones,
produjeron vidas importantes de contadas. Aquí los agentes históricos
prospectivamente prefiguran sus vidas como relatos con una trama, con un
significado. De esta manera los historiadores con sus narrativas hacen explicito
el significado en los acontecimientos históricos mismos.
David Carr, por su parte, a través del análisis fenomenológico de la experiencia
y la acción de Husserl, describe como nuestras vidas, individual y
colectivamente, están estructuradas narrativamente. El sostiene que la narrativa
académica de los historiadores, es una continuación, en el plano teórico, de
aquello que se da en el práctico. Por lo cual solo a través de la fenomenología
podemos apreciar la temporalidad inherente a la experiencia y a la acción
individual y a destacar que esta organización temporal no es de una mera
secuencia, sino una conexión pre teórica y pre temática con el pasado y el futuro.
Carr, presta atención al sentido del colectivo, ya que para él la comunidad existe
donde una narrativa existe de un nosotros que persiste a través de sus
experiencias y acciones
Carr a diferencia de White y Ricoeur, admite los reclamos de los Annales
acerca de que no toda historiografia es narrativa, dado que reconoce que lo que
es importante en la sociedad y determina las acciones y experiencias de las
personas son los factores económicos y sociales subyacentes.
A su vez el autor sostiene que la actividad narrativa, es practica antes de llegar a
ser cognitiva o estética en la historia o la literatura, en fin, entiende así las
narrativas histórico- académicas son una extensión de la estructura de la realidad
que se propone representar
Por ultimo sostiene que la investigación histórica se distingue de la actividad
narrativa de la existencia comunal, porque a esta la guía un interés practico. La
narrativa histórica se construye además desde una posición retrospectiva del
historiador, quien reconoce la diferencia entre las consecuencias intencionales y
las reales de la acción.

Finalmente es válido sostener que desde ambas corrientes se afirma el carácter


complejo del discurso histórico en donde se entrelazan dimensiones cognitivas,
políticas y estéticas. A su vez también todos acuerdan extraer dos consecuencias:
por un lado, la relevancia del Status de la narrativa histórica, en su rol de
constructora de identidad personal y comunal. Por otro la necesidad de
apropiarse de toda teorización acerca del lenguaje y el discurso, sea filosofía,
literaria o científica, para contribuir a iluminar esa actividad ubicua y
multifacética

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