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La iglesia católica en los orígenes del peronismo – Susana Bianchi

En las últimas décadas del siglo XIX, a partir del Concilio Vaticano, con la
consolidación del poder papal y la resolución de enfrentar activamente el Liberalismo.
Los católicos surgen como sujeto político dispuestos a plasmar soluciones concretas en
las más diversas áreas de la vida social. La Argentina no queda al margen de este
“catolicismo político”, cuyo principal objetivo, es transformar al catolicismo en el
principio organizador de la sociedad civil.

Integrismo católico y Gob. Militar

La idea de unidad entre iglesia y las fuerzas armadas tenia vieja data dentro del
pensamiento político católico.

En la Argentina la idea de esa unidad se había consolidado durante la década del 30. De
este modo amplios sectores de la iglesia católica apoyan el Golpe Militar del 4 de junio
de 1943. Franceschi, director de la Revista “Criterio” es quien mejor se puede
ejemplificar esas posiciones. Según su análisis, los problemas que cruzan a la sociedad
y a la politica argentina conducían indefectiblemente a la revolucion social. Dado que
sostienen que los políticos de los últimos 30 años, fueron incapaces de resolver los
problemas fundamentales de la sociedad: han dejado caer a la familia, corromper la
justicia, agravarse la lucha de clases, imponerse un capitalismo desalmado, etc.

En la celebración del golpe militar, la iglesia coincidía con otros sectores sociales y
políticos. Los radicales esperaban que el golpe terminara con el fraude electoral, la CGT
N 2 pretendía que se haga cumplir la constitución se depure la administración pública y
la justicia. Las expectativas de los sectores representados por Francheschi eran
diferentes, pues esperaban que el ejército llevara a cabo las inconclusas tareas de la
revolucion del 30: una profunda reforma politica que instaurara un Estado de corte
dictatorial que sirviera de base a la unión religión/ nacionalidad, cara al integrismo
católico. De esta manera ciertas medidas como, como la disolución de los partidos
políticos fue recibido con beneplácito.

Dentro de esta linea, la politica educacional inaugurada por el gobierno militar es


considerada como uno de los triunfos políticos más significativos de la iglesia católica.
En diciembre de 1943: Ramírez firma la enseñanza religiosa bajo principios integristas
En síntesis, los principios del integrismo parecen fuertemente entroncados en la
orientación que el Gobierno militar. Dado que el poder de coacción del gobierno militar
era, para los católicos, la mediación necesaria para el ejercicio de su hegemonía en el
conjunto de la sociedad civil. La iglesia podía, de este modo, transformarse “en el
contenido ético del Estado”

Católicos nacionalistas y católicos liberales

La oposición católica no es homogénea estaban profundamente divididos. Esta división


se manifiesta en las opiniones plasmadas en dos revistas católicas. La revista “orden
cristiano”, es fuertemente anti-totalitaria, adicta a las ideas de Jaques Martitain, y que se
distingue por su defensa de la democracia. La otra revista católica es “Sol y Luna”, bajo
la dirección de Anzoátegui, esta se caracteriza por ser extremadamente pro- hispánica,
desconfía de la democracia y no se opone a un crecimiento del autoritarismo.

A partir de estas características, se puede reconocer dos líneas ideológicas dentro del
catolicismo: el Nacionalista y el liberal.

El nacionalismo mantuvo su hegemonía en las estructuras de la iglesia hasta 1950


aproximadamente. Este catolicismo vinculado fuertemente con el nacionalismo condena
liberalismo político y la democracia de partidos, se muestra defensor del statuto quo
capitalista, y al mismo tiempo de una sociedad tradicional y jerárquica. Asume la
misión de instrumentar lo temporal en relación a lo espiritual. De allí su tendencia, a
defender la unidad entre el Estado y la iglesia, alcanzando posiciones integristas en sus
formulaciones más extremas. De allí también su tendencia al militarismo. Este
catolicismo nacionalista busca sus raíces en la idea de hispanidad, identificada con la
cristiandad.

El catolicismo Liberal, cobra importancia a partir de 1950 dentro de las estructuras de la


iglesia. A partir de la obra de J Maritain, aceptan la existencia de 2 sociedades: la Iglesia
y el Estado, con fines propios y distintos, autonomía de lo temporal y lo espiritual. La
consideración de la autonomía de lo temporal, lleva a los católicos liberales a apoyar las
formas de la democracia politica, el sistema de partidos y la vigencia de la constitución.
Frente al hispanismo de los católicos nacionalistas afirma el universalismo y encuentras
sus raíces en el liberalismo de inspiración católica.
En las primeras décadas del siglo XX, la oposición entre los grupos giraba en torno a
los siguientes temas: las características que debe asumir la relación entre el Estado y la
iglesia, el problema del totalitarismo y democracia. “Criterio” debatía con los católicos
liberales, a través de comentarios dirigidos contra los liberales extranjeros. Por su parte
“Orden Cristiano” denunciaba a los católicos nacionalistas que mantenían relación con
los nazifacistas.

Estas campañas de denuncia llevaron a “Orden Cristiano”, que representa a un grupo


minoritario dentro de las estructuras ideológicas de la Iglesia católica, a enfrentamientos
con algunos miembros de jerarquía eclesiástica. En efecto, la jerarquía y, en general, los
principales actores de la institución eclesiástica están mucho más próximos a la predica
anti-liberal y pro-militarista sostenida por “Criterio”.

Estos enfrentamientos llegan a alcanzar episodios de violencia. Por otro lado, si bien los
católicos nacionalistas apoyan el golpe militar, los católicos liberales (que no dudan en
aceptar cargos dentro de la administración del gobierno) observan con preocupación el
proceso desatado por la revolucion de 1943 y, fundamentalmente, la estrecha relación
que se había establecido entre amplios sectores vinculados a las instituciones
eclesiásticas con el gobierno militar.

Católicos ante surgimiento del peronismo

Si bien las expectativas de los sectores vinculados al catolicismo nacionalista habían


sido altas con respecto a la revolucion del 4 de junio de 1943, muy pronto comienzan a
esbozarse las decepciones. Estas se centran en torno a dos cuestiones. En primer lugar,
porque comienza a plantearse una salida a la normalidad constitucional. Esto
contradice las expectativas de los nacionalistas que esperaban conformar un Estado
corporativo. Pero eso ideales se frustran a partir de la liberalización política y del
prometido llamado a elecciones bajo normas constitucionales. Para católicos
nacionalistas la revolución termina dando un salto en el vacío, dado que sostenían que el
fraude era el único método de garantizar a la oligarquía la permanencia en el poder.

El segundo problema se vincula con el ascenso de la figura de Perón, quien desde 1943
hasta mediados de 1945, desarrolla una importante politica destinada a modernizar las
condiciones de trabajo. En un primer momento esa politica, es apoyada por los sectores
eclesiásticos.
Es así como los católicos nacionalistas habían aspirado al surgimiento de una figura
fuerte, un “conductor”, que sintetizara la revolucion. Pero según estos, Perón, no
cumplía los requisitos, dado que su politica comenzó a tener tintes obreristas y se le
comenzó a cuestionar su politica estatista.

Sin embargo, muchos católicos continuaban viendo en el naciente peronismo una


barrera eficaz para lo que consideraban avances del comunismo. Además, para algunos
sectores eclesiásticos, sobre todo para los vinculados a la jerarquía eclesiástica, el
peronismo podía transformarse también en un instrumento que permitiera a la iglesia un
acercamiento a las clases populares. De esta manera, podrían ejercer una mayor
influencia sobre el conjunto de la sociedad, influencia que había perdido por los avances
del Estado Liberal.

Siguiendo esta linea, se consideraba que la iglesia podía instrumentalizar al peronismo y


darle contenidos para ampliar e intensificar la esfera de acción eclesiástica. El
presupuesto del que se partía era que Perón, carecía de un proyecto propio. Por su parte,
Perón, ve a la iglesia como una gran aliada, puesto que al igual que el ejército ejercía
una fuerte influencia sobre los sectores más conservadores. Además, carente Perón, de
cualquier apoyo político de los partidos, la iglesia podía convertirse en una fuerza
importante para su proyecto.

Doctrina y proyecto político

A pesar de que dentro del pensamiento político de Perón pueden señalarse distintas
vertientes, en general se ha insistido sobre los puntos de contacto que pueden
establecerse con la doctrina social de la iglesia católica.

De esta manera los puntos de contacto entre el Perón y la iglesia católica, se


manifiestan de diversas maneras, pero un punto clave de vinculacion, es el término de
“Justicia Social”, que comienza aparecer en los discursos de Perón, a partir de 1944 para
designar la politica distributiva que el gobierno pone en marcha, era un concepto que
fue definido por la encíclica de 1931, “como una ley que prohíbe que una clase excluya
a otra de la participación de los beneficios… “. Asimismo, se puede agregar otras
coincidencias entre la carta papel de 1931 y el peronismo, que se da a través de dos
puntos fundamentales: el “tercerismo” y el objetivo de superación, mediante la
conciliación de los conflictos sociales. Tanto las concepciones de la iglesia, como las
del peronismo se presentan a si mismas como una alternativa frente al individualismo
(capitalismo) y al colectivismo (comunismo) y, al mismo tiempo que reconocen la
realidad de los conflictos sociales, proponen como su superación pacifica la justicia
social. Además, tanto para la encíclica (carta papal) como para el peronismo, el Estado
cumple un papel primordial dentro de la conciliación de clases y la administración de
dicha justicia.

En otros aspectos, entre el pensamiento político de Perón de la década del 40, y el


documento papal pueden señalarse algunas oposiciones. Puesto que, si bien la encíclica
busca legitimar el corporativismo, el peronismo se aparta del documento pontificio en la
medida que no tiene por objetivo modificar la organización constitucional del Estado.

Otro punto en que la politica de Perón y el texto de la encíclica se oponen: es el referido


a la politica sindical que, es el primero que ocasiona problemas con algunos sectores
eclesiásticos. Si dentro del proyecto de Perón no cabían los sindicatos confesionales,
para la encíclica estos constituían un importante objetivo, para cristianizar a los obreros.

Pero este coincidias y oposiciones entre la iglesia y el peronismo se van a modificar en


la década del 40, sobre todo por el cambio de posición de la iglesia, debido a la
influencia del los cambios del contexto internacional. Tras el fin de la segunda Guerra
Mundial, la iglesia, abandona las posiciones terceristas, cada vez en forma mas
insistente, el capitalismo es presentado como el mal menor, frente al avance de la
calectivizacion. Además comienzas a custionar el estatismo y el totalitarismo. Al
mismo tiempo, comienza a ser reinvindicado el concepto de “democracia”

De este modo, si la encíclica de 1931 se vincula con el corporativismo, en la década del


´40 emerge un el documento papal un nuevo proyecto político y social que tendrá por
eje a la democracia cristiana, punto de partida para los católicos liberales y de sus
partidos políticos. Estas ideas penetraran también en las jerarquías eclesiales de la
argentina

Los católicos rebeldes

Dentro del contexto del acercamiento entre Perón y la Iglesia en 1945: la Pastoral
colectiva llama a no votar por el peronismo. Sin embargo, el documento del episcopado
no es acatado dócilmente por todos los católicos. Los católicos Liberales oponen a la
Pastoral una manifiesta resistencia. De este modo la división de los católicos vuelve a
hacerse evidente alcanzando virulencias desconocidas.

La agitación es tal que el episcopado debe emitir una Circular recordando a los
sacerdotes la necesidad de mantener su prescidencia politica. Los católicos liberales,
deciden entonces fundamentar su posición desde la ortodoxia eclesial para apartarse de
la Pastoral, argumentando que esta última no incluye toda la doctrina de la iglesia. Al
mismo tiempo los católicos Liberales, condenaran los actos de Perón y participan de
marchas por la constitución y la libertad junto a las diversas ramas de partidos
antiperonistas. Apoyan la Unión Democrática y la formula Tamborini – Mosca

Los católicos liberales: también veían al obrerismo como un peligro y eran defensores
de la sociedad tradicional y jerárquica. Sin embargo, es importante resaltar que esta
línea liberal era minoritaria, tendrá más fuerza a partir de 1950 y después de 1955 podrá
convertirse en la opción de recambio.

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