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En las últimas décadas del siglo XIX, a partir del Concilio Vaticano, con la
consolidación del poder papal y la resolución de enfrentar activamente el Liberalismo.
Los católicos surgen como sujeto político dispuestos a plasmar soluciones concretas en
las más diversas áreas de la vida social. La Argentina no queda al margen de este
“catolicismo político”, cuyo principal objetivo, es transformar al catolicismo en el
principio organizador de la sociedad civil.
La idea de unidad entre iglesia y las fuerzas armadas tenia vieja data dentro del
pensamiento político católico.
En la Argentina la idea de esa unidad se había consolidado durante la década del 30. De
este modo amplios sectores de la iglesia católica apoyan el Golpe Militar del 4 de junio
de 1943. Franceschi, director de la Revista “Criterio” es quien mejor se puede
ejemplificar esas posiciones. Según su análisis, los problemas que cruzan a la sociedad
y a la politica argentina conducían indefectiblemente a la revolucion social. Dado que
sostienen que los políticos de los últimos 30 años, fueron incapaces de resolver los
problemas fundamentales de la sociedad: han dejado caer a la familia, corromper la
justicia, agravarse la lucha de clases, imponerse un capitalismo desalmado, etc.
En la celebración del golpe militar, la iglesia coincidía con otros sectores sociales y
políticos. Los radicales esperaban que el golpe terminara con el fraude electoral, la CGT
N 2 pretendía que se haga cumplir la constitución se depure la administración pública y
la justicia. Las expectativas de los sectores representados por Francheschi eran
diferentes, pues esperaban que el ejército llevara a cabo las inconclusas tareas de la
revolucion del 30: una profunda reforma politica que instaurara un Estado de corte
dictatorial que sirviera de base a la unión religión/ nacionalidad, cara al integrismo
católico. De esta manera ciertas medidas como, como la disolución de los partidos
políticos fue recibido con beneplácito.
A partir de estas características, se puede reconocer dos líneas ideológicas dentro del
catolicismo: el Nacionalista y el liberal.
Estos enfrentamientos llegan a alcanzar episodios de violencia. Por otro lado, si bien los
católicos nacionalistas apoyan el golpe militar, los católicos liberales (que no dudan en
aceptar cargos dentro de la administración del gobierno) observan con preocupación el
proceso desatado por la revolucion de 1943 y, fundamentalmente, la estrecha relación
que se había establecido entre amplios sectores vinculados a las instituciones
eclesiásticas con el gobierno militar.
El segundo problema se vincula con el ascenso de la figura de Perón, quien desde 1943
hasta mediados de 1945, desarrolla una importante politica destinada a modernizar las
condiciones de trabajo. En un primer momento esa politica, es apoyada por los sectores
eclesiásticos.
Es así como los católicos nacionalistas habían aspirado al surgimiento de una figura
fuerte, un “conductor”, que sintetizara la revolucion. Pero según estos, Perón, no
cumplía los requisitos, dado que su politica comenzó a tener tintes obreristas y se le
comenzó a cuestionar su politica estatista.
A pesar de que dentro del pensamiento político de Perón pueden señalarse distintas
vertientes, en general se ha insistido sobre los puntos de contacto que pueden
establecerse con la doctrina social de la iglesia católica.
Dentro del contexto del acercamiento entre Perón y la Iglesia en 1945: la Pastoral
colectiva llama a no votar por el peronismo. Sin embargo, el documento del episcopado
no es acatado dócilmente por todos los católicos. Los católicos Liberales oponen a la
Pastoral una manifiesta resistencia. De este modo la división de los católicos vuelve a
hacerse evidente alcanzando virulencias desconocidas.
La agitación es tal que el episcopado debe emitir una Circular recordando a los
sacerdotes la necesidad de mantener su prescidencia politica. Los católicos liberales,
deciden entonces fundamentar su posición desde la ortodoxia eclesial para apartarse de
la Pastoral, argumentando que esta última no incluye toda la doctrina de la iglesia. Al
mismo tiempo los católicos Liberales, condenaran los actos de Perón y participan de
marchas por la constitución y la libertad junto a las diversas ramas de partidos
antiperonistas. Apoyan la Unión Democrática y la formula Tamborini – Mosca
Los católicos liberales: también veían al obrerismo como un peligro y eran defensores
de la sociedad tradicional y jerárquica. Sin embargo, es importante resaltar que esta
línea liberal era minoritaria, tendrá más fuerza a partir de 1950 y después de 1955 podrá
convertirse en la opción de recambio.