2 “El Estado peronista y el cuestionamiento de los predominios
de los principales actores socioeconómicos 1946-1955” Se sostiene que el Estado Intervencionista y sus aparatos estatales, con capacidad de acción sobre la sociedad, y más específicamente sobre la economía, considerablemente ampliada en los últimos años del régimen conservador se convirtieron en una condición estructural y objetivo que facilito la creación del peronismo. Sin embargo, Sidicaro sostiene que sería una simplificación atribuir al carácter del Estado intervencionista el papel de causa exclusiva en la explicación de los cambios políticos que se inician en 1946. Así consiente de estos otros aspectos, en su recorte analítico, privilegia la dimensión estatal en el estudio de las transformaciones de las políticas de los gobiernos peronistas. Por lo cual, siguiendo ese enfoque, se ocupará de las relaciones que se establecieron entre 1943-55 entre el Estado y los actores socioeconómicos predominantes. El gobierno militar 1943-46 y la prefiguración del peronismo. El gobierno de 1943, va a intentar mejor las relaciones del Estado con los actores socioeconómicos predominantes. Sin embargo, lo que se ira marcando a partir de ese año será la creciente autonomía del Estado con respecto a los intereses de los principales sectores propietarios En el plano social el gobierno militar impuso disposiciones legales para mejorar las condiciones de vida y de trabajo de los asalariados. Si bien no altero las bases del sistema económico, despertó el rechazo de varias patronales. La estrecha relación entre la politica social del gobierno militar y lo que luego fue el proyecto de los promotores del peronismo tuvo como consecuencia que las entidades patronales reforzasen su oposición a las medidas favorables a los asalariados. Las relaciones entre las reformas sociales y la agudización de los conflictos obreros modificaron el modo en que hasta entonces se habían planteado los vínculos entre la politica y el sindicalismo. En el mundo rural, las políticas sociales del gobierno militar, vinieron a romper con las relaciones laborales más informales y de tendencia paternalista (patrón- obrero). Sobre todo, mediante el Estatuto del Peón, mediante dichas disposiciones sociales se buscaba mejorar la situación de los obreros rurales fijando salarios, categorías, descansos, etc. Con respecto a la posición de los sectores industriales frente a la formación del peronismo se han planteado diferentes interpretaciones. Mientras que la Sociedad Rural Argentina y los grandes propietarios se opusieron el gobierno militar y al peronismo, el desenvolvimiento opositor de la Unión Industrial Argentina y de sus dirigentes corporativos fue más contradictorio y si bien la entidad fabril termino alienada en el anti peronismo, la linea de ruptura no fue muy nítida. Probablemente el anti peronismo de la UIA, se vio acrecentado por la existencia de los conflictos internos que dividían a sus miembros y a pesar de que fue solo una minoría la que adhirió al nuevo movimiento político, en la dinámica intracorporativa esta división sirvió para radicalizar las posiciones de los adversarios del gobierno militar y de sus anunciados continuadores. Las propuestas sobre el aliento a la actividad industrial que se destacaron entre los proyectos del gobierno del 43 y el de los promotores del peronismo fueron entre otras: la protección de las industrias surgidas por la guerra mundial; el desarrollo de nuevas actividades industriales y la expansión del mercado interno mediante mejoras de los ingresos de la población y en especial de los asalariados. El autor en este punto señala algunas diferencias entre el sector agropecuario y el industrial. Sostiene asi que mientras los primeros tendian homogenizar sus actividades porque si en el mercado los precios cambiaban, el efecto o las consecuencias eran iguales, en cambio en los industriales era mas notoria la competencia y su division, pues los efectos económicos se hacían sentir de diversas maneras dependiendo del rubro de la industria. Siguiendo algunos aspectos de la industrialización en Argentina, se hace necesario distinguir entre las industrias tradicionales (alimentos, textiles y cuero) y las industrias dinámicas (productos químicos, caucho, metalúrgicas y aparatos eléctricos). Esta diferencia serán un factor que permitirá entender el comportamiento que asumen algunos empresarios frente a los cambios políticos que se suceden a partir de 1943. Para las industrias tradicionales las propuestas “industrialistas” del gobierno militar y de los promotores del peronismo no eran de su interés, porque sus productos no encontraban mayor competencia con los productos importados. El fomento de las nuevas actividades industriales podía resultar atrayente para algunos empresarios, pero no era una demanda del conjunto. Las materias primas que empleaban las industrias tradicionales eran de origen nacional y sus precios aumentaban con el incremento de los salarios.El poco atractivo de las propuestas del peronismo para la gran industria tradicional se combinó, sin duda, con las dificultades que les ocasionaba la politización de los conflictos sociales. Asi si bien Peron, busco la adhesión de la UIA, esos intentos no impidieron que la coporacion fabril se volcara al antiperonismo. Tomadas en su conjunto, las resistencias de los industriales frente a las iniciativas sociales de la administración militar deben ser interpretadas como la expresión de la lucha politica más que por los efectos negativos sobre sus intereses económicos. Probablemente el punto más alto de la protesta patronal fue la enconada oposición, que hacia 1945, despertó la resolución del gobierno militar, estableciendo la bonificación anual denominada “aguinaldo”. En el rechazo de esta medida, la UIA, se unió a las demás entidades empresarias y la convirtió en un motivo de enfrentamiento directo con los asalariados. Ahora bien si se compara el ingreso anual promedio de 1945 con el año anterior surge que con el cobro del aguinaldo de 1945 los asalariados no vieron modificado su ingreso anual promedio de 1944. Es por esto que mas que una practica de defensa de su intereses económicos, las protestas de las patronales contra el aguinaldo, fueron una medición de las fuerzas políticas. En este apartado el autor también sostiene que ni antes ni después de 1943, los empresarios de industrias dinámicas estructuraron una acción politica propia y con capacidad de incidir en las orientaciones estatales. El gobierno de Perón y los principales actores empresarios Con la llegada de Perón al gobierno los conflictos con las grandes corporaciones del país se acallaron y se llegaron a un acuerdo. Esto cambios se debieron talvez a la decisión del gobierno peronista de intervenir la UIA, la cual quedo marcada como una amenaza permanente para las demás entidades empresarias. Sobre los miembros de la UIA que ocuparon posiciones en el gobierno, el mas destacado fue el caso de Miguel Miranda, quien deserto de la UIA y se unio al proyecto del gobierno. Después de pasados algunos años de comenzada la gestión de Perón, las relaciones con los industriales mejoraron y, seguramente la incorporación a la entidad patrocinada por el gobierno, la Confederación General Economica, fue voluntaria para algunos dirigentes de la disuelta UIA. La Bolsa de Comercio de Bs. As, fue una de las primeras entidades de acercarse al gobierno peronistas, ante la amenaza de alguna represalia. La S.R.A se adaptó a un ritmo mas lento al gobierno peronista. Los intereses de los grandes empresarios rurales A partir de su posición económica estratégica y de su influencia cultural e ideológica, la gran burguesía agraria era el sector económico con más capacidad politica para orientar a los restantes actores empresarios y era un fuerte opositor al peronismo . El gobierno de Perón no pretendió modificar la estructura de la distribución de la propiedad rural. Sin embargo, desarrollo un conjunto de políticas económicas tendientes a operar transferencias de ingresos de la actividad agraria hacia otros sectores de la producción. Ese objetivo se buscó por intermedio de la acción del Instituto Argentino de Promoción del Intercambio (IAPI), entidad que monopolizo las exportaciones agrícolas, fijando precios de compra a los productores que en los primeros años de la gestión peronistas fueron más bajos que los obtenidos en los mercados mundiales. Con estas medidas los grandes propietarios perdían la posibilidad de beneficiarse con las alzas de los precios internacionales. Los primeros años del peronismo estuvieron marcado por un gran incremento de las exportaciones, cuyos beneficios obtenidos por el IAPI, se orientaron al sector industrial. ( El modelo economico de Peron estuvo marcado por la intervención estatal en el comercio exterior. La intervención del IAPI, en el comercio fue necesario para que fuera el único vendedor. En la defensa interna, se ha procedido con un criterio de fijación anticipada de los precios, politica que empezó hacerse evidente a partir de 1950. Esta anticipación de los precios consistía en fijar un precio preliminar, que es el reflejo del costo medio de producción y, una vez terminada la cosecha, el organismo hace un reajuste, de acuerdo con el precio que se haya obtenido en el exterior). Con las actividades del IAPI, los grandes empresarios agrarios veían revertir los mecanismos que clásicamente se habían utilizado para defender sus intereses económicos. Sus críticas a la politica económica del gobierno abarcaban tanto la fijación de precios como el monopolio estatal del comercio exterior. Tal como sostuvieron Guido Di Tella y Manuel Zymelman, “el IAPI se encargaba de comprar a los productores a precio fijo y de revender a precios internacionales. Estos precios eran tan rígidos que los productores rurales no pudieron disfrutar de los años de bonanza y tampoco se vieron aliviados durante la caída de los precios. La politica de precios se modifico a partir de 1950, época en que produjo una caída de los precios internacionales de los granos, por efecto de la politica económica estadounidense. La cual consistio en ofrecer una ayuda económica a los países europeos devastados por la segunda guerra mundial, este plan se denomino “Plan Marshall”. Ante esta situación el gobierno argentino opto por pagar a los productores un nivel de precios mayor que el obtenido por el I.A.P.I Pero la modificación de los precios oficiales de los productos no supuso un cambio sustancial en la politica hacia el sector rural. En efecto, los precios de los cereales siguieron establecidos por el ente estatal y fueron ajustados con los índices de inflación que evolucionaban de modo diferente a los valores de esos productos en los mercados internacionales. En las coyunturas de caída de las cotizaciones mundiales, el IAPI, pago precios más elevados que los externos, pero mejoro muy poco los ingresos reales de los sectores agrarios. Así para asegurar la continuidad del proceso de industrialización, en contexto de caída de los precios agrarios, se hizo necesario aumentar los saldos exportables, para ello Peron pidió ayuda los productores rurales al anunciarle las nuevas cotizaciones que pagaría el ente oficial. Pero los déficits del AIPI, evidenciaron muy rápido los límites del proyecto peronista con respecto a la introducción de modificaciones en la estructura de la propiedad agraria y a su deficiente nivel de productividad. Sin una propuesta de modificación de la estructura agraria, el gobierno peronista oscilo entre ofrecer compensaciones para incrementar la producción y formular amenazas de expropiación. Las relaciones del SRA, con el gobierno peronista mejoraron durante el segundo gobierno de Perón. Pero esa relación no impidió, que cuando, se suscitó el Golpe del ´55, la sociedad se aliara con el bando triunfador y exigiera la recuperación de las situaciones perdidas. Así la desarticulación del intervencionismo económico fue la primera demanda Los intereses de los propietarios de la industria En el periodo de 1946-1955, los intereses de los propietarios de las industrias tradicionales retrocedieron en comparación con los otros sectores manufactureros. Ese deterioro fue el resultado de distintas medidas, cuyo objetivo no era afectar a este tipo de industrias. El lento crecimiento de las industrias vegetativas era consecuencia del tipo de bienes que elaboraban y de su baja elasticidad a las variaciones de ingresos, la cual fue perdiendo terreno respecto a las industrias dinámicas, esta ultimas, aumentaban el producto por persona ocupada junto con el incremento del “capital global” y del “producto global”. Esto era consecuencia de la creciente demanda de sus producciones y de la incorporación de mejoras tecnológicas. Las industrias vegetativas por su parte con una demanda que se mantenía inmóvil, el aumento del producto por persona ocupada suponía una reducción del número de asalariados, combinada con una modernización de las plantas fabriles. La posibilidad de aumentar los precios a sus productos era vedada por la fijación estatal de los precios máximos. Respecto a la modernización tecnológica de las plantas febriles de las industrias vegetativas. Se dice que las dificultades de modernización de dichas empresas, durante la guerra mundial, periodo en el cual la demanda había alcanzado su punto mas altos, provoco el desgaste de la capacidad instalada que llevo a su deterioro tecnológico. Además cuando las industrias vegetativas podían adquirir nuevas maquinarias están eran de baja calidad y en su mayoría eran adquiridas del mercado local. Sobre las transformaciones operadas en la estructura de las importaciones argentinas Aldo Ferrer sostiene que el crecimiento de la produccion industrial dio, como consecuencia un aumento de importancia de la industria dinámica, quien paso de aportar en el PBI, un 34% entre 1945-49 a 42% en 1950-54. En cuanto a las orientaciones políticas de los pequeños empresarios surgidos durante el gobierno de Peron, cabe destacar que no existieron asociaciones de articulación de intereses que puedan considerarse como portadoras de su representación. Además las pequeñas empresas eran menos controladas por el Estado, por el cual podían eludir las reglamentaciones laborales. Al intentar el gobierno buscar una mayor racionalización a los procesos económicos, se sancionan diversas medidas cuya meta era aumentar los controles sobre las pequeñas empresas. El plan económico de 1952 estipulaba la creación de un régimen de licencias para instalar nuevas industrias. Siguiendo esta orientación, se creó el “registro de establecimientos industriales”, en el deberían inscribirse… todas las empresas de cualquier índole…”. Si bien la multiplicación de los pequeños establecimientos era un objetivo del gobierno, las autoridades reconocían las deficiencias de esta forma de desarrollo industrial. La Confederación General Economica: ¿los empresarios peronistas? La CGE se constituyó orgánicamente entre diciembre de 1852 y agosto de 1853. Se concretaba así una antigua aspiración del gobierno, la cual consistía en la creación de una entidad patronal aliada a su politica. La Confederación Economica Argentina fue una de las entidades que convergió en 1952 en la formación de la CGE, uniéndose a la mayoría de las entidades empresarias existentes de la época. Confederaciones Rurales Argentinas y la Sociedad Rural Argentina, también participaron en la creación de la CGE. A esta entidad auspiciada por el peronismo se integraron igualmente la Cámara Argentina de Comercio, la Bolsa de Comercio de Bs. As. Participaban también la CAPIC, que representaba a los empresarios de algunas provincias del interior argentino. La CGE dio su adhesión a la mayoría de las iniciativas del gobierno y en lo económico se preocupó por el aumento de la productividad, el mejoramiento de los equipos y maquinarias y por la necesidad de la radicación de capitales extranjeros. Por otro lado, se puede decir que esta institución oficial, también tuvo el objetivo de mejorar las relaciones entre Perón y los empresarios tradicionales. Sin embargo, en 1955, muchos empresarios rurales sobre todos los miembros de la Sociedad Rural, sostuvieron que se integraron a la CGE, presionadas por el gobierno. El Estado organizador y los políticos peronistas Peron desde antes de llegar al poder, expresaba ya sus ideas sobre la relación entre el Estado y la sociedad. El sostenía que el Estado orientar el ordenamiento social y económico, sin por ello intervenir en la acción individual que corresponde al industrial, al comerciante, al consumidor. Ellos pueden fijar sus propias objetivos, pero siempre y cuando sean a fines a los grandes proyectos que trace el Estado. En la esfera económica, la intervención del Estado y la multiplicación de los controles y de las medidas de planificación indicativa suscitaron la disconformidad de los principales sectores propietarios. El concepto teórico que adjudicaba al Estado la función de planificador de la economía fue incorporado por el peronismo a la constitución mediante las reformas de 1949. Arturo Enrique Sampay, el inspirador intelectual de la reforma constitucional, escribió en 1951 un libro donde expuso las principales teorías del Estado, reflejando su predilección por la idea del bien común en el sentido tomista. Cuando el gobierno de Perón busco modificar las políticas seguidas en los primeros años y mejorar las relaciones con el gran empresariado, no altero sus principios centrales estatistas. Para los peronistas el protagonismo estatal no era tema de discusión y el manejo de la economía no salía de su órbita. Las funciones sociales de los aparatos estatales se expandieron en esa década siguiendo lógicas distintas, pero complementarias. El Estado se encargó de regular las relaciones entre el capital y el trabajo, proponiéndose como instancia neutra, pero al mismo tiempo se establecieron mecanismos para preservar los intereses de los sectores socialmente más vulnerables. La racionalidad acordada de la acción del Estado, le dio a este un importante aumento de legitimidad, pero esa comenzó a deteriorarse en la visión de quienes disentían de esas orientaciones. Además, el Estado se introdujo en dominios culturales, de empleo de tiempo libre, de control de los medios de comunicación, de vigilancia de las organizaciones socio profesionales o estudiantiles, y casi nada quedo fuera de su órbita. En esas condiciones de ampliación del Estado combinadas con su politización doctrinaria, resulto fácil percibir los elementos de ineficiencia burocrática que emergía de la doble función asumida. Por un lado, se buscaba que el Estado cumpliera con las tareas burocráticas modernas que requerían conocimientos propios de los saberes técnicos correspondientes. Por otro, se esperaba la lealtad politica de quienes ejercían responsabilidades administrativas en los más disimiles niveles y se sesgaba con preferencias partidistas las incorporaciones y promociones de los empleados y funcionarios. Esto puede ilustrarse en el documento titulado “plan político de 1954”. Ese documento resumía las perspectivas de las autoridades peronistas con respecto a la función pública. Los criterios burocráticos valoraban la eficiencia, pero se superponían con los patrones evaluativos cuya primacía se ponía en la lealtad politica y el adoctrinamiento justicialista para alcanzar el mejor funcionamiento de la administración publica.es posible afirmar, a partir de esas directivas del año 1954, que homogeneizar doctrinariamente al personal burocrático fue una meta no alcanzada a lo largo de todo el decenio. Una reflexión importante para entender el gobierno peronista será la de Jarach, quien remite a los distintos objetivos que se superponían en la orientación de un gobierno estructurado en torno al intervencionismo estatal, pero en el cual la acción de dirigentes políticos y la conducción carismática de Perón, desarrollaban estilos de comportamiento y fijaban metas que desorganizaban las practicas estatales. Dado que la racionalidad económica propia del funcionamiento estatal capitalista y los límites impuestos por la estructura económica entraron en contradicción con los intereses materiales y simbólicos de la dirigencia politica y de su jefe carismático y las alternativas antes estimadas promisorias y abiertas se transformaron en los dilemas que marcaron el camino al final de su gestión. Finalmente, el autor sostiene que la década peronista fue el escenario de inauguración del “stop and go” (pare y siga) provocado por el estrangulamiento de la provisión de divisas. Por su parte la gran burguesía agraria perdió en esos años no solo el reconocimiento político e ideológico, sino que se deterioró, la idea, que sostenía que favorecer el campo podía ser la fórmula para iniciar un nuevo ciclo de crecimiento económico.
Introducción al derecho internacional privado: Tomo III: Conflictos de jurisdicciones, arbitraje internacional y sujetos de las relaciones privadas internacionales