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Teoría de la Constitución – Universidad Andrés Bello - Hugo Tórtora Aravena – 2012

VII UNIDAD
PODER JUDICIAL

SUMARIO: I. La Jurisdicción – II. Los órganos judiciales

I. La Jurisdicción
(La Función Jurisdiccional – Principios Generales de la Administración de
Justicia)

 La Función Jurisdiccional

El artículo 76 de la Carta Fundamental, en su inciso primero, consagra a nivel


constitucional, la Jurisdicción como función pública, cuando dispone:

“Art 76, inciso primero: La facultad de conocer de las causas civiles y


criminales, de resolverlas y de hacer ejecutar lo juzgado, pertenece
exclusivamente a los tribunales establecidos por la ley. Ni el Presidente de
la República ni el Congreso pueden, en caso alguno, ejercer funciones
judiciales, avocarse causas pendientes, revisar los fundamentos o
contenidos de sus resoluciones o hacer revivir procesos fenecidos.”

A partir de este precepto, podemos extraer diferentes conclusiones:

(a) Para Juan Colombo Campbell, la Jurisdicción “es el poder-deber que tienen
los tribunales para conocer y resolver por medio del proceso y con efecto de
cosa juzgada, los conflictos de intereses de relevancia jurídica que se
promuevan en el orden temporal, dentro del territorio de la República, y en
cuya solución les corresponda intervenir.”

(b) La función jurisdiccional, y por lo tanto, la Jurisdicción como tal, es una función
pública, vale decir, es un “poder – deber”, esto es, una atribución que la poseen
determinados órganos, quienes además tienen el deber de ejercerla,
especialmente a la luz del principio de inexcusabilidad establecida en el inciso
segundo del mismo artículo.

(c) A su vez, es un deber que sólo poseen “los tribunales”, los cuales además, de
acuerdo al art. 19 N° 3, inciso cuarto, de la Constitución, sólo podrán ser creados
por ley: “Nadie podrá ser juzgado por comisiones especiales, sino por el tribunal
que señalare la ley y que se hallare establecido por ésta con anterioridad a la
perpetración del hecho” (Derecho “al juez natural”)

(d) Esta función se refiere al “conocimiento y resolución de conflictos”,


correspondiéndole por lo tanto al Tribunal, enterarse del contenido del conflicto y
darle solución, mediante una sentencia1.

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Por lo tanto, no son jurisdicción, otras facultades o funciones de los Tribunales de Justicia. Pero ¿de dónde extraemos
esta conclusión?: (1) La Constitución no define “jurisdicción”, sin embargo, es posible llenar este vacío, mediante los
principios generales del derecho, dentro de los cuales, aquéllos que se expresan en las normas fundamentales en materia
del derecho procesal orgánico, son especialmente útiles.(2) La expresión “La facultad de conocer de las causas civiles y
criminales, de resolverlas y de hacer ejecutar lo juzgado, pertenece exclusivamente a los tribunales establecidos
por la ley” virtualmente es idéntica a la contenida en el artículo en el artículo 1º del Código Orgánico de Tribunales, el que
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(e) Estos conflictos han de cumplir cuatro requisitos para que sean susceptibles de
ser resueltos por la Jurisdicción: i. Debe ser un conflicto de Intereses (y por lo
tanto, no meramente teóricos); ii. Debe ser un conflicto que tenga relevancia
jurídica (o sea, que pueda ser resuelto mediante el Derecho, en el área civil,
penal, laboral, tributario, etc.); y iii. Debe ser en el ámbito del orden temporal
(haciendo dieferencia con la justicia divina o “eterna”, área donde en general, el
poder del Estado no puede ingresar); y iv. Debe tratarse de conflictos que se
susciten dentro del territorio de la República (de modo de evitar la
extraterritorialidad de la ley interna).

(f) Los conflictos son resueltos mediante el proceso, identificado éste como un
método de solución de conflictos que se caracteriza por la presencia de un tercero
imparcial, llamado Tribunal, que los dirime.

(g) Los conflictos son resueltos con efecto de cosa juzgada. Esto quiere decir

indica: “La facultad de conocer de las causas civiles y criminales, de juzgarlas y de hacer ejecutar lo juzgado,
pertenece exclusivamente a los tribunales establecidos por la ley”.(3) Si ambas expresiones son, prácticamente
iguales, entonces, el significado que se le dé a cualquiera de ellas, deberá dársele a la otra. Como vimos, la
Constitución no explicita dicha frase, pero el Código Orgánico sí lo hace, aunque en forma indirecta, por tanto lo que se
deduzca a propósito de este último, podemos aplicarlo también a la norma del art. 76 CPR. (4) Los artículos 2º y 3º del
Código Orgánico de Tribunales, establecen dos funciones adicionales de los Tribunales de Justicia. Así, el artículo 2º
establece: “También corresponde a los tribunales intervenir en todos aquellos actos no contenciosos en que una ley
expresa requiera su intervención”, mientras que el artículo 3º dispone: “Los tribunales tienen, además, las facultades
conservadoras, disciplinarias y económicas que a cada uno de ellos se asignan en los respectivos títulos de este Código”.
Debemos destacar que en ambas disposición, se expresan facultades de los Tribunales, acompañadas de los adverbios
“también” y “además”, vale decir, son facultades adicionales y, por lo tanto, no comprendidas en el artículo 1º del
Código Orgánico de Tribunales. (5) Por lo anterior, al no incluirse dentro de las facultades del artículo 1º del COT,
debemos colegir que dentro de dicha expresión, que como vimos es sinónimo de jurisdicción y es muy similar al art. 76
inciso 1º de la CPR, entonces, no es jurisdicción, ni la función para conocer asuntos no contenciosos, ni tampoco
las funciones conservadoras disciplinarias y económicas, y por lo mismo, la correcta denominación de ellas es la de
“funciones no jurisdiccionales de los Tribunales de Justicia”. (6) En razón de lo mismo, las facultades que asumen los
Tribunales de Justicia como regla general son las facultades jurisdiccionales, las que deberán ejercer prácticamente en
forma ilimitada, en virtud del principio de inexcusabilidad, el que prohíbe excusarse de conocer de un determinado asunto
aun a pretexto de no existir ley que resuelva el conflicto (art. 76 inciso segundo de la CPR); sin embargo las facultades no
jurisdiccionales son atribuciones excepcionales y sólo van a poder ser asumidas por los Tribunales en aquellos casos
que la ley (o la propia Constitución) así lo disponga. (7) Por lo tanto, debemos entender jurisdicción únicamente como la
función que poseen determinados órganos, denominados Tribunales de Justicia, consistente en resolver
conflictos jurídicos entre partes. Así debemos interpretar el artículo 1º del COT, y también el artículo 76 de la Carta
Fundamental. Por lo demás, era ese el sentido que el mismo Barón de Montesquieu le quiso dar a la función jurisdiccional,
cuando señaló que al poder ejecutivo de los asuntos que dependen del derecho civil (o poder judicial) le correspondía
“castigar los delitos o juzgar las diferencias entre particulares” (“El Espíritu de las Leyes”, Libro XI, Capítulo VI). (8)
Por lo demás, en ese mismo sentido, se pronuncian diversos autores de derecho procesal, para definir a la Jurisdicción:
Según Hugo Pereira Anabalón, es “la potestad pública ejercida privativamente por los jueces, mediante el debido
proceso, para dirimir en justicia conflictos jurídicos actuales o eventuales, con la aplicación de normas y principios de
derecho o la equidad natural, en sentencia con autoridad de cosa juzgada, susceptible, según su contenido, de ejecución”
En Juan Colombo Campbell, se puede apreciar que la Jurisdicción “es el poder-deber que tienen los tribunales para
conocer y resolver por medio del proceso y con efecto de cosa juzgada, los conflictos de intereses de relevancia jurídica
que se promuevan en el orden temporal, dentro del territorio de la República, y en cuya solución les corresponda
intervenir.” Para Manuel Urrutia Salas, es “la actividad del Estado tendiente a resolver entre partes, los conflictos de
intereses jurídicos contrapuestos, que se promuevan en el orden temporal dentro del territorio de la República y en forma
definitiva y para siempre”. (9) Sobre el particular, el Tribunal Constitucional ha explicado a propósito de la extensión de la
garantía del art. 19 Nº 3, párrafo 5º (“Toda sentencia de un órgano que ejerza jurisdicción debe fundarse en un proceso
previo legalmente tramitado. Corresponderá al legislador establecer siempre las garantías de un procedimiento y una
investigación racionales y justos”), señalando lo siguiente: “Que la citada garantía se extiende, sin limitación alguna, al
ejercicio de la jurisdicción -esto es, el poder-deber de conocer y resolver cualquier conflicto de carácter jurídico- por
cualquier órgano, sin que importe su naturaleza, y se refiere a sentencia no en un sentido restringido, sino como a toda
resolución que decide una controversia de relevancia jurídica. El concepto de jurisdicción incluye, pues, las facultades de
conocimiento y resolución, vinculadas entre sí, una consecuencia de la otra. A su vez, el conocimiento comprende las
fases de discusión y prueba”. De estas palabras se desprende que también para el máximo intérprete constitucional, la
jurisdicción también tiene que ver con la resolución de conflictos. (Sentencia del Tribunal Constitucional, de fecha 8 de
agosto de 2006, Rol Nº 478)
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que una vez resuelto un conflicto por sentencia firme o ejecutoriada, dicha
decisión no podrá ser dejada sin efecto ni por ese tribunal, ni por ningún otro
órgano del Estado.

 Principios Generales de la Organización de los Tribunales

La Constitución y las leyes consagran diferentes principios básicos sobre los


cuales se sustenta la organización de los Tribunales de Justicia.
Dentro de aquellos establecidos por la Carta Fundamental, destacamos los
siguientes:

1.- Principio de Independencia de los Tribunales de Justicia


Se encuentra establecido en el ya citado artículo 76, inciso primero de la
Constitución Política. Esta independencia, debe enmarcarse además, dentro del principio
de legalidad, ya estudiado anteriormente, y que se contempla en el artículo 6º y 7º de la
Carta Fundamental.
Dentro de la Independencia, deben distinguirse dos caras de este principio:
(a) La independencia Positiva, que es aquella que indica que las facultades
jurisdiccionales son exclusivas de los Tribunales, impidiendo que
cualquier otro órgano las pueda asumir. La independencia positiva se
encuentra presente en lo dispuesto en la frase final del art. 76 inciso
primero de la Carta Fundamental. Se ha entendido, sin embargo, que no
lesionan la independencia de los Tribunales aquellas normas también de
rango constitucional que asignan determinadas funciones a otros órganos,
tales como la designación de jueces por parte del Presidente de la
República, el conocimiento de acusaciones constitucionales o juicio
político por parte del Congreso, la concesión de indultos y amnistías, el
conocimiento del desafuero civil de los Ministros de Estado en manos del
Senado, etc.
(b) La Independencia Negativa, que es aquella que prohíbe a los jueces
asumir facultades diferentes a aquéllas que la Constitución y las leyes les
encomienda. Explícitamente la Carta Fundamental no consagra la
independencia negativa de los Tribunales (salvo la norma general
establecida en el art. 7º inciso segundo CPR); sin embargo, es el Código
Orgánico de Tribunales el que la establece, cuando prohíbe al “Poder
Judicial, mezclarse en las atribuciones de otros poderes públicos y en
general ejercer otras funciones que las determinadas en los artículos
precedentes” (art. 4º COT).

2.- Principio de Inexcusabilidad


Está consagrado en el artículo 76, inciso segundo de la CPR:

Art. 76 inciso segundo: “Reclamada su intervención en forma legal


y en negocios de su competencia, no podrán excusarse de ejercer su
autoridad, ni aún por falta de ley que resuelva la contienda o asunto
sometidos a su decisión”

Esta norma, que también implica una reiteración de otra del Código Orgánico de
Tribunales (art. 10 inciso 2º COT), no sólo debe entenderse como una prohibición de los
jueces (norma negativa), en orden a no poder excusarse para conocer determinados

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asuntos, sino que por sobre todo, debe entenderse como un verdadero deber (norma
positiva), dirigida a que ellos están obligados a resolver los conflictos jurídicos
sometidos a su decisión.
Excepcionalmente, sólo en dos casos, el juez podrá excusarse:
(a) cuando la solicitud de intervención no haya sido interpuesta en forma
legal; y
(b) cuando no corresponda al ámbito de su competencia, dejando a salvo eso
sí la figura de la “prórroga de competencia” que opera en materias civiles
contenciosas de primera instancia (arts. 181 y siguientes del COT)

3.- Principio de Imperio


El Imperio debe entenderse como la facultad que tienen los Tribunales de Justicia
para cumplir sus resoluciones y practicar o hacer practicar los actos de instrucción que
decreten. Para ello contarán con la facultad para requerir de la fuerza pública, o sea, de
la fuerza jurídicamente organizada, la colaboración suficiente.
Esta facultad se encuentra contemplada en el artículo 76, incisos tercero y cuarto
de la CPR.
Este principio se incorpora a nivel constitucional sólo a partir de esta
Constitución, ya que hasta 1980, sólo constaba en la ley, mas no en la Carta
Fundamental.
Para hacer cumplir las resoluciones, los Tribunales emitirán órdenes a las
respectivas autoridades, quienes deberán acatarlas, sin posibilidad que ellas puedan
calificar (entiéndase, apreciar), ni su fundamento (o sea, las razones), ni la oportunidad
(vale decir, si el momento es el adecuado o no), ni la justicia o legalidad de las mismas
(en otras palabras, sus fundamentos de derecho).
Sólo los Tribunales Ordinarios de Justicia, y los especiales que integren el Poder
Judicial gozarán de las facultades de Imperio, no así los demás Jueces, quienes deberán
hacerlo, de la forma como determine la ley.

4.- Principio de Inamovilidad


Está establecido en el artículo 80 CPR, cuando dispone que los jueces
permanecerán en sus cargos, durante su buen comportamiento; pero los inferiores
desempeñarán su respectiva judicatura por el tiempo que determinen las leyes”.
Respecto de los jueces inferiores, la norma constitucional se refiere a
determinadas clases de jueces que fueron temporales, como eran los jueces de distrito y
los de delegación, que duraban en sus cargos por el plazo de dos años. Sin embargo,
dichos magistrados, regulados por el Capítulo II del Código Orgánico de Tribunales,
desparecieron a partir de la Ley 18.776 de 1989 que derogó el mencionado capítulo.
Por lo tanto, hoy todos los jueces tienen derecho a permanecer en sus cargos
mientras dure su buen comportamiento.
Excepcionalmente, los jueces cesarán en sus cargos:
(a) por edad: los jueces cesarán sus funciones al cumplir 75 años de edad, menos el
Presidente de la Corte Suprema, quien continuará en su cargo, hasta el término
del período;
(b) por renuncia, sin embargo, el juez que renuncia no abandonará sus funciones
sino hasta cuando la autoridad respectiva hubiere aceptado su renuncia (art. 332
Nº 5 del COT)
(c) por incapacidad sobreviviente (art. 256 y 332 del COT),
(d) por causa legalmente sentenciada. Vale decir, para que opere esta causal,
deberá (1) existir un proceso previo, tramitado conforme a la ley (“juicio de

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amovilidad”); y (2) existir una sentencia condenatoria;


(e) por remoción. “En todo caso, la Corte Suprema por requerimiento del Presidente
de la República, a solicitud de parte interesada, o de oficio, podrá declarar que los
jueces no han tenido buen comportamiento y, previo informe del inculpado y de la
Corte de Apelaciones respectiva, en su caso, acordar su remoción por la mayoría
total de sus componentes. Estos acuerdos se comunicarán al Presidente de la
República” (art. 80 inciso tercero CPR); y
(f) por notable abandono de sus deberes: esta causal sólo se aplica a los
magistrados de los tribunales superiores de justicia. Requiere de una acusación
constitucional presentada por no menos de diez ni más de veinte diputados,
declarada “ha lugar” por la Cámara de Diputados, y acogida por el Senado quien,
según vimos, conocerá como jurado (arts. 52 número 2 letra c, y 53 número 1 de
la CPR).

5.- Principio de Legalidad


El principio de legalidad, establecido en términos amplios, según ya estudiamos,
en los artículos 6º y 7º de la Carta Fundamental, tienen dos expresiones específicas en lo
que al Poder Judicial se refiere.
Por su parte, el principio de legalidad específicamente radicado en los órganos
del Poder Judicial se refiere a:
(a) Organización y atribuciones de los Tribunales de Justicia. Es materia de Ley
Orgánica Constitucional (art. 77 inciso 2º de la CPR). La misma ley orgánica
señalará las calidades que deben tener los jueces y el número de años que deben
haber ejercido la profesión de abogado, las personas que fueren nombradas
ministros de Corte o jueces letrados. Cualquier modificación a dicha ley, deberá
realizarse previa consulta a la Corte Suprema. A su vez, estos Tribunales deberán
hallarse establecidos por la ley con anterioridad a la perpretación del hecho
respecto del cual se van a pronunciar (art. 19 Nº 3 inciso 4º CPR)
(b) Procedimiento que emplearán. “Toda sentencia de un órgano que ejerza
jurisdicción debe fundarse en un proceso previo legalmente tramitado.
Corresponderá al legislador establecer las garantías de un procedimiento y una
investigación racionales y justos” (art. 19 Nº 3 inciso 5º CPR)

El 10 de enero de 2008, entra en vigencia la Reforma Constitucional de la Ley 20.245,


la que dispone la posibilidad de que los procedimientos judiciales puedan entrar en
vigencia de manera gradual entre las diferentes regiones del país. De esa forma, se
posibilita expresamente que las reformas procesales se implementen por zonas, sin
afectar el principio de igualdad ante la ley (19 N°3) que se veía afectado cuando a unas
personas se les juzgaba de acuerdo a un procedimiento y con ciertos tribunales, y a
otras personas se les juzgaba con otros procedimientos y tribunales, según la región en
que se encontrasen. Esta reforma agrega al inciso final del art. 77, la siguiente oración:
"La ley orgánica constitucional relativa a la organización y atribuciones de los tribunales,
así como las leyes procesales que regulen un sistema de enjuiciamiento, podrán fijar
fechas diferentes para su entrada en vigencia en las diversas regiones del territorio
nacional. Sin perjuicio de lo anterior, el plazo para la entrada en vigor de dichas leyes en
todo el país no podrá ser superior a cuatros años."

6.- Principio de Responsabilidad


La Carta Fundamental consagra la responsabilidad individual de los jueces, por
la comisión de determinados delitos (art. 79 CPR). Estos delitos son:

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(a) cohecho: significa la aceptación de dádivas o promesas con el objeto de realizar


algo que interese al cohechador:
(b) falta de observancia en materia sustancial de las leyes que regulan el
procedimiento: implica una falta inexcusable a las reglas propias del
procedimiento. Esta falta, en primer lugar, debe ser “sustancial” o sea, grave,
grosera. Además, entendemos, debe ser “dolosa”, realizada de mala fe, puesto
que al tratarse de delitos, la mera negligencia no basta para constituir el tipo
penal específico.
(c) denegación y torcida administración: debe entenderse como una falta grave a
los principios de inexcusabilidad y probidad;
(d) en general, toda prevaricación en que incurran los jueces en el desempeño
de sus funciones. Consiste en la falta culpable o dolosa a los deberes que
impone el cargo de juez.

Finalmente, debemos señalar lo siguiente, a propósito de la responsabilidad de


los jueces:
i. La Constitución establece un caso excepcional, y que estudiaremos
oportunamente, por el cual el Estado deberá indemnizar en caso de
error judicial. En ese caso, la responsabilidad no sólo será individual,
sino que el Estado responde en nombre del juez (art. 19 Nº 7 letra i
CPR).
ii. La responsabilidad que establece el artículo 79, aun cuando sólo aluda
a delitos, no sólo se refiere a la responsabilidad penal que emane de
ellos. Sino que también debemos extenderla a las demás
responsabilidades que puedan generarse, especialmente, civiles y
administrativas.
iii. Sin perjuicio de lo anterior, cuando se pretenda hacer efectiva la
responsabilidad criminal de los jueces, por delitos cometidos en el
ejercicio de sus funciones, deberá procederse, previamente ante la
Corte de Apelaciones, la cual, antes de la respectiva acusación,
deberá pronunciarse si la respectiva acusación es o no admisible. Esta
misma declaración deberá solicitarse cuando se solicite al juez de
garantía alguna medida cautelar en contra del magistrado imputado.
Esta acción se denomina “querella de capítulos”, y se encuentra
regulada en los artículos 424 a 430 del Código Procesal Penal.
iv. Además, los magistrados de los tribunales superiores de justicia, los
fiscales judiciales y los jueces letrados que integran el poder Judicial,
no podrán ser aprehendidos sin orden del tribunal competente, salvo el
caso de crimen o simple delito flagrante y sólo para ponerlos
inmediatamente a disposición del tribunal que debe conocer del asunto
en conformidad a la ley (art. 81 CPR)
v. La ley determinará los casos y el modo de hacer efectiva la
responsabilidad de los miembros de la Corte Suprema (art. 79 inciso
segundo CPR).

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II. Los órganos judiciales


(Nombramiento de los Jueces – La Corte Suprema en particular)

 Nombramiento de los Jueces

El artículo 78 de la CPR establece algunas reglas básicas en lo referente a la


designación de los magistrados que integren el Poder Judicial.

(a) Ministros y fiscales de la Corte Suprema: son nombrados por el Presidente de la


República, sobre la base de una nómina de cinco personas propuestas por la propia
Corte, y con acuerdo de los dos tercios de los miembros en ejercicio del Senado. Si
el Senado no lo aprobare, la Corte Suprema reemplazará de la quina, el nombre
respectivo, por otro, y se someterá al mismo procedimiento. Cinco de los ministros
deberán ser abogados extraños a la administración de justicia, con quince años de
título a lo menos, que se hayan destacado en la actividad profesional o universitaria,
y que cumplan los requisitos de la ley orgánica respectiva.

(b) Ministros y Fiscales de las Cortes de Apelaciones: son designados por el Presidente
de la República, a propuesta en terna de la Corte Suprema.

(c) Los jueces letrados: serán designados por el Presidente de la República, a propuesta
en terna de la Corte de Apelaciones respectiva.

 De la Corte Suprema en particular

Por su calidad de máximo tribunal del país, es necesario revisar algunas normas
básicas respecto de la Corte Suprema, la cual puede definirse como “el tribunal colegiado
de mayor jerarquía dentro del ordenamiento jurídico interno, y que ejerce competencia
especialmente de segunda instancia, o bien, dirigida a velar por la correcta y uniforme
aplicación de la Constitución Política y las leyes”.

1.- Composición.

La Corte Suprema estará compuesta de veintiún ministros, cinco de los cuales


deberán ser extraños a la administración de justicia, según ya vimos (art. 78 incisos
segundo y cuarto CPR)

2.- Superintendencia.

La Corte Suprema ejercerá la superintendencia directiva, correccional y


económica de todos los tribunales de la Nación (art. 82 CPR).

(a) Superintendencia directiva: atribuciones que expresan la superioridad jerárquica


de la Corte Suprema, que se expresa por ejemplo, por la elaboración de las
quinas y ternas para la designación de sus propios miembros y de las Cortes de
Apelaciones; para efectuar la calificación del personal judicial; conocer de
causas en segunda instancia de las que conozcan las Cortes de Apelaciones, en
primera; etc.

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(b) Superintendencia correccional. Se refiere a las facultades con las que cuenta y
que tienen por objeto enmendar o corregir lo errado o defectuoso, así como
sancionar o censurar a los responsables.
(c) Superintendencia económica. Corresponde a las medidas que puede adoptar
con el objeto de una más pronta y mejor administración de justicia, y se
manifiestan por la dictación de Auto Acordados, Circulares e Instrucciones. Los
primeros, cuando tienen carácter y aplicación general, deberán ser publicados
en el Diario oficial (art. 96 del COT).
(d) Excepciones. No estarán sujetos a esta superintendencia, los siguientes
tribunales:
- el Tribunal Constitucional
- el Tribunal Calificador de Elecciones
- los tribunales electorales regionales.

3.- Modificaciones introducidas por la Reforma Constitucional de 2005

La Ley de Reforma Constitucional Nº 20.050 introduce algunas modificaciones


importantes a las atribuciones de la Corte Suprema, a saber:

(a) Elimina de su competencia, la facultad para conocer el recurso de


inaplicabilidad por inconstitucionalidad, entregando esta función al Tribunal
Constitucional, con algunas salvedades (art. 93 Nº 6 CPR)
(b) También traspasa al Tribunal Constitucional el conocimiento de las contiendas
de competencia que se susciten entre las autoridades o administrativas y los
tribunales de justicia, que no correspondan al Senado (art. 93 Nº 12 CPR)
(c) Extiende la superintendencia directiva, correccional y económica a los tribunales
militares en tiempo de guerra, los cuales hasta esta ley, se encontraban
expresamente exceptuados.

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VIII UNIDAD
ASPECTOS CONSTITUCIONALES FINALES

SUMARIO: I. Ministerio Público; II. Contraloría General de la República; III. Reforma


Constitucional;

I. El Ministerio Público
(Concepto - Funciones Constitucionales del Ministerio Público –
Principios de organización – Nombramiento de los Fiscales)

 Concepto

A partir del artículo 1º de la Ley Orgánica Constitucional del Ministerio Público


(Ley Nº 19.640), y del artículo 83 de la CPR, se puede decir es “un organismo autónomo
y jerarquizado cuya función es dirigir en forma exclusiva la investigación de los hechos
constitutivos de delitos, los que determinen la participación punible y los que acrediten la
inocencia del imputado y, en su caso, ejercer la acción penal pública en la forma prevista
por la ley”.
El Ministerio Público es uno de los órganos constitucionales de más reciente
creación, y su origen deriva de la Ley de Reforma Constitucional Nº 19.519 del año
1997.

 Funciones Constitucionales del Ministerio Público

Sin perjuicio de las demás funciones que la ley le encargue, la Carta


Fundamental establece las siguientes funciones del Ministerio Público:

1.- Dirigir, en forma exclusiva, la investigación.

La investigación a la que se alude, es acerca de los hechos constitutivos de


delito, y de aquellos que determinen tanto la participación punible como la inocencia del
imputado.

2.- Adoptar las medidas para proteger a las víctimas y testigos.

Ambas funciones se ven reforzadas por lo dispuesto en los artículos 109 letra a),
y 308 del Código Procesal Penal.

3.- Ejercer la acción penal pública de conformidad a la ley.

Esta acción será ejercida de oficio por el Ministerio Público, salvo en aquellos
casos que requiera, previamente, actuación directa del ofendido, en cuyo caso, la
ejercerá sólo con posterioridad de su denuncia (art. 53 y 54 del Código Procesal Penal)

 Principios fundamentales en la organización del Ministerio Público

La Constitución Política establece dos principios fundamentales en la


organización del Ministerio Público, estos son:

1.- Principio de Independencia. El Ministerio Público es, por definición, un órgano


autónomo. Además, funcionalmente, son los únicos llamados a dirigir la investigación
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en forma exclusiva, no así, en cuanto el ejercicio de la acción penal o la protección


de las víctimas y testigos. Como manifestación de esta independencia el Fiscal
Nacional, los Fiscales Regionales y los fiscales adjuntos no podrán ser aprehendidos
sin orden de tribunal competente, salvo en caso de delito flagrante. (Art. 90 en
relación con el art. 81 C.P.R.)

2.- Principio de Responsabilidad. No son objeto de acusación constitucional. El Fiscal


Nacional y los Fiscales Regionales sólo podrán ser removidos por la Corte Suprema
a requerimiento del Presidente de la República, de la Cámara de Diputados o 10 de
sus miembros por incapacidad, mal comportamiento o negligencia manifiesta en el
ejercicio de sus funciones. La Corte Suprema al conocer el asunto en pleno acordará
la remoción con el voto conforme de la mayoría de sus miembros en ejercicio de la
Corte. (art. 89 C.P.R.)

 Nombramiento de Fiscales

1.- Fiscal Nacional. Será designado por el Presidente de la República, a propuesta en


quina por la Corte Suprema, y con acuerdo de los dos tercios de los miembros en
ejercicio, del Senado. Si el Senado no aprobare el nombre propuesto por el
Presidente, la Corte Suprema completará la quina con otro, repitiéndose el mismo
procedimiento (art. 85 CPR). Además:
i. El Fiscal Nacional deberá: (1) tener a lo menos diez años de título de
abogado (2) haber cumplido 40 años de edad, (3) tener las demás
calidades para ser ciudadano con derecho a sufragio.
ii. El Fiscal Nacional durará 8 años en el cargo, y no podrá ser designado
para el período siguiente.
iii. Cesará en sus funciones al cumplir 75 años de edad.
iv. El Fiscal nacional tendrá la superintendencia directiva, correccional y
económica del Ministerio Público, en conformidad a la ley orgánica
constitucional respectiva (art. 91 CPR)

2.- Fiscales Regionales. Serán nombrados por el Fiscal nacional, a propuesta de una
terna propuesta por la Corte de Apelaciones de la respectiva región. En aquellas
regiones donde existiere más de una Corte de Apelaciones, la terna será formada por
un pleno conjunto de todas ellas, especialmente convocado al efecto por el
Presidente de la Corte de más antigua creación. Además:
i. Los Fiscales Regionales deberán: (1) tener a lo menos cinco años de
título de abogado (2) haber cumplido 30 años de edad, (3) tener las
demás calidades para ser ciudadano con derecho a sufragio.
ii. Los Fiscales Regionales durarán 8 años en el cargo, y no podrán ser
designados para el período siguiente.
iii. Existirá un Fiscal Regional en cada región, a menos que la población o
la extensión geográfica de la región hagan necesario nombrar a más de
uno.

3.- Fiscales Adjuntos. Serán nombrados por el Fiscal nacional, a propuesta de una
terna propuesta por el Fiscal Regional respectivo.
Los fiscales adjuntos: (1) deberán ser abogados, y (2) deberán tener las demás
calidades para ser ciudadano con derecho a sufragio.

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II. Contraloría General de la República


(Cuestiones Generales – El Contralor General – Funciones de la Contraloría)

 Cuestiones Generales

Los primeros antecedentes de la Contraloría General, los encontramos en los


Tribunales de Cuenta, creados en 1820, y en la Contaduría Mayor y Tribunal Superior de
Cuentas, de1839. Esta última entidad era la encargada de revisar preventivamente los
actos de la Administración del Estado que comprometen a la Hacienda Pública, cuyo
ejercicio permite al entonces Contador Mayor representar al Presidente de la República la
inconstitucionalidad o ilegalidad de las correspondientes medidas, sin perjuicio de que
éste pudiera insistir en su "toma de razón".
En la segunda mitad del siglo XIX (1869) se crea la Dirección General de
Contabilidad, que sucede a la Contaduría.
La actual Contraloría nace definitivamente en 1927, como una de las
recomendaciones de la Comisión Kemmerer.
Su consagración constitucional, en tanto, se produce mediante Reforma
Constitucional de 1943, la cual, dentro del Capítulo destinado a las Garantías
Constitucionales, incorpora a este organismo a la Carta de 1925.
Sólo en la Carta de 1980, la Contraloría General de la República es regulada por
un Capítulo especial (actualmente el Capítulo X, arts. 98, 99 y 100).
A su vez, debemos señalar que de acuerdo al art. 99 inciso final, la organización,
el funcionamiento y las atribuciones de la Contraloría General de la República serán
materia de una ley orgánica constitucional. Si bien, dicha ley orgánica constitucional no
se ha dictado aún bajo la Carta de 1980, se entiende que la Ley Nº 10.336 de 1952 (cuyo
texto coordinado, sistematizado y refundido fue fijado por el D.S. Nº 2.421 de 1964) que
fija la Organización y Atribuciones de dicho órgano, tiene valor de LOC, según lo
dispuesto por la Cuarta Disposición Transitoria de la Constitución.
Por último, cabe recalcar que de acuerdo al art. 98 de la Constitución, la
Contraloría es un Órgano Autónomo, lo cual implica que no es dependiente de ninguna
otra autoridad, sin perjuicio de las responsabilidades constitucionales y legales que al
Contralor General y los demás funcionarios de dicha institución puedan ejercerse en su
contra.
En definitiva, las principales características de la Contraloría General son las
siguientes:

1) Es esencialmente un órgano de control de juridicidad o legalidad de la Administración


del Estado.

2) Tiene rango constitucional (Capítulo X, y más específicamente, los artículos 98 a 99, de


la Constitución Política).

3) Es un organismo autónomo en el sentido que goza de independencia para el ejercicio


de sus funciones. No está sometida ni al mando, ni a la supervigilancia del Poder
Ejecutivo ni del Congreso Nacional.

4) La planta del personal de Contraloría General es materia de ley, pero el Contralor


General realiza todos los nombramientos y dispone las demás medidas atingentes a
los funcionarios. El Organismo Contralor no goza de personalidad jurídica propia, por lo

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Teoría de la Constitución – Universidad Andrés Bello - Hugo Tórtora Aravena – 2012

que actúa con la personalidad del Estado. Tampoco tiene autonomía financiera, de
modo que la aprobación y ejecución de su presupuesto está sometido a las mismas
reglas que el resto de los servicios públicos, lo que supone la iniciativa legislativa del
Presidente de la República.

5) Es un organismo superior de control que forma parte del Sistema Nacional de Control,
el que está integrado, además, por la Cámara de Diputados en cuanto fiscalizador de
los actos de gobierno, los Tribunales de Justicia, algunos órganos especializados de
fiscalización, como las Superintendencias, los controles jerárquicos y las unidades de
control interno de los servicios públicos. Existe, además, el control social a través de
los medios de comunicación y los ciudadanos en general.

6) Integra la Administración del Estado, por mandato del artículo 1° de la ley N° 18.575,
Ley Orgánica Constitucional de Bases Generales de la Administración del Estado. Por
lo tanto, está sometida a las normas del Titulo I de dicho texto legal, el que exige, entre
otros aspectos, una actuación coordinada con los servicios públicos, sin perjuicio de su
autonomía.

7) La norma que regula la organización y funcionamiento de Contraloría General (ley N°


10.336) tiene el rango de ley orgánica constitucional.

 El Contralor General de la República

Es la máxima autoridad de la Contraloría General de la República, es designado


por el Presidente de la República, con acuerdo del Senado, adoptado por los 3/5 de sus
miembros en ejercicio.
Los requisitos para ser designado Contralor General son los siguientes:
(1) contar con el título de abogado a lo menos por 10 años;
(2) haber cumplido 40 años de edad; y
(3) ciudadano con derecho a sufragio.
Durará ocho años sin posibilidad de reelección para el período siguiente, y gozará
de inamovilidad. Sin embargo, cesará sus funciones al cumplir 75 años de edad.

 Funciones de la Contraloría General de la República

En primer término, debemos señalar que la misión básica de este órgano es


desarrollar el control de la actividad administrativa. Este control, a su vez, es de dos
categorías: jurídico y contable.

1.- Funciones Jurídicas

Según la Carta Fundamental, a la Contraloría corresponderá “ejercer el control de


legalidad de los actos de la Administración”.
Esta atribución se desarrolla mediante el trámite conocido como Toma de Razón,
el cual se define como “el examen que realiza la Contraloría General de la República que
tiene por objeto determinar si un acto administrativo se conforma o no con la Constitución
y las leyes”.
En el caso que el referido examen sea desfavorable, la CGR procederá a la
Representación del acto respectivo, esto es, “la comunicación escrita por medio de la cual

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la Contraloría General de la República se abstiene de tomar razón un decreto o resolución


administrativa por ser contraria a la ley o a la Constitución”
Frente a un acto que haya sido representado por la Contraloría, las actitudes que
puede asumir el Presidente de la República, dependerá de la causal por la cual se
produzca el rechazo:

- Si el decreto o resolución fue representado por estimarlo inconstitucional: sólo


podrá requerir al Tribunal Constitucional para que resuelva la controversia. Plazo:
10 días (93 Nº 9, y 99 i 3º CPR). Lo mismo opera si es representado (por
cualquier vicio), un DFL o un decreto promulgatorio de ley o de reforma
constitucional por apartarse al texto aprobado.

- Si el decreto o resolución fue representado por estimarlo ilegal: el Presidente


podrá insistir con la firma de todos sus ministros. La Contraloría deberá dar curso
al acto revisado (99 i 1º CPR). Este denominado “Decreto de Insistencia” deberá
ser comunicado a la Cámara de Diputados.

2.- Funciones Contables

De acuerdo a la Carta Fundamental, a la CGR corresponderá:


- Fiscalizar el ingreso e inversión de los Fondos del Fisco.
- Examinar y juzgar las cuentas de las personas que tengan a su cargo bienes de
las entidades fiscalizadas.
- Llevar la Contabilidad General de la Nación.

III. Reforma Constitucional


(Cuestiones Generales – Procedimiento de Reforma Constitucional)

 Cuestiones Generales

No debemos olvidar que las Constituciones Políticas, en general, pueden ser


clasificadas, entre otros criterios, en Constituciones Flexibles y Constituciones Rígidas.
Mientras las primeras pueden ser modificadas de acuerdo al procedimiento ordinario de
formación de ley, las segundas exigen procedimientos especiales, más rigurosos.
Por otra parte, debemos indicar que las normas constitucionales pueden variar por
dos vías: a través de reformas formales, o bien, por mutaciones que provienen de un
cambio en la interpretación de las mismas.
El procedimiento de Reforma Constitucional regulado en el Capítulo XV de la
Constitución de 1980, nos permite establecer lo siguiente:

a) que nuestra Constitución es rígida, ya que establece un procedimiento de reforma


que si bien se basa en el procedimiento de formación de ley, algunas de sus
etapas son diferentes (a pesar de esto, diremos que es de una rigidez relativa, ya
que tales exigencias son perfectamente posibles de ser cumplidas por los órganos
que forman parte del Constituyente derivado);

b) que el procedimiento que se regula, es el que corresponde al de reforma formal de


la Constitución, dejando a salvo que el cambio en la interpretación de sus
preceptos, provoque una verdadera mutación de la Carta Fundamental; y

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Teoría de la Constitución – Universidad Andrés Bello - Hugo Tórtora Aravena – 2012

c) que el hecho que el proceso de reforma esté regulado en la propia Constitución,


es consecuencia del principio de Supremacía Constitucional, ya que si estuviese
regulado en la ley, la estaríamos sometiendo a una norma de inferior jerarquía.

 Procedimiento de Reforma Constitucional

En este apartado, analizaremos los siguientes puntos: 1. Iniciativa; 2. Quórum de


aprobación; 3. Regulación supletoria; 4. Actitudes del Presidente frente a un proyecto
aprobado por el Congreso Nacional y 5. El plebiscito de Reforma Constitucional.

1.- La Iniciativa de Reforma Constitucional

Los proyectos de reforma de la Constitución podrán ser iniciados por mensaje del
Presidente de la República o por moción de cualquiera de los miembros del Congreso
Nacional, con las limitaciones señaladas en el inciso primero del artículo 65, o sea, se
aplican las reglas ya estudiadas sobre:

- materias que son de iniciativa exclusiva del Presidente, y


- proyectos que sólo podrán ingresar a cierta cámara como cámara de
origen.

2.- Quórum de aprobación en cada Cámara

Según el art. 127 de la CPR, el proyecto de reforma necesitará para ser aprobado
en cada Cámara el voto conforme de las tres quintas partes de los diputados y
senadores en ejercicio.
Sin embargo, si la reforma recayere sobre los capítulos I, III, VII, XI, XII o XV,
necesitará, en cada cámara, la aprobación de las dos terceras partes de los diputados y
senadores en ejercicio.
Recordemos:

- Capítulo I, Bases de la Institucionalidad.


- Capítulo III, Derechos y Deberes Constitucionales
- Capítulo VIII, Tribunal Constitucional
- Capítulo XI, Fuerzas Armadas, de Orden y Seguridad
- Capítulo XII, Consejo de Seguridad Nacional
- Capítulo XV, Reforma de la Constitución

3.- Regulación Supletoria

La reforma Constitucional de 2005, introdujo el siguiente inciso tercero al art. 127


de la CPR: “En lo no previsto en este capítulo, serán aplicables a la tramitación de los
proyectos de reforma constitucional las normas sobre formación de la ley, debiendo
respetarse siempre los quórum señalados en el inciso anterior.”
De esta forma, se aplicará, en forma supletoria, las normas de los artículos 65 a
75 de la CPR, en todo lo no regulado en el Capítulo XV, respetando siempre los quóra
exigidos por la propia Carta Fundamental.

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4.- Actitud del Presidente de la República

Frente a un proyecto de reforma constitucional que ha sido aprobado por el


Congreso Nacional, el Presidente de la República podrá asumir una de estas tres
opciones:

1) Aprobarlo: en tal caso, deberá promulgarlo y publicarlo.

2) Rechazarlo: en este caso, las Cámaras podrán insistir por las 2/3 partes de sus
miembros en ejercicio. Ante esto, el Presidente podrá
- Promulgar dicho proyecto
- Citar a Plebiscito

3) “Observarlo” parcialmente: De esta forma, las Cámaras podrán:


- Aprobar las observaciones por el quórum que corresponda
- No aprobarlas: no habrá reforma en estos puntos
- No aprobarlas e insistir por los 2/3. El Presidente podrá:
 Promulgar el proyecto
 Citar a Plebiscito

5.- Plebiscito de Reforma Constitucional

En caso de proceder, y si el Presidente lo estima, podrá convocar a Plebiscito de


Reforma Constitucional, dentro de los 30 días siguientes a la fecha de la insistencia por
parte de las Cámaras.
Esta convocatoria se formalizará a través de Decreto Supremo.
A su vez, el Plebiscito se celebrará 120 días contados desde la publicación del
Decreto Supremo, o al día domingo inmediatamente siguiente.
El decreto de convocatoria contendrá, según corresponda, el proyecto aprobado
por el Congreso Pleno y vetado totalmente por el Presidente de la República, o las
cuestiones del proyecto en las cuales el Congreso haya insistido. En este último caso,
cada una de las cuestiones en desacuerdo deberá ser votada separadamente en el
plebiscito.
El Tribunal Calificador de Elecciones (TRICEL) comunicará al Presidente de la
República, el resultado del plebiscito y especificará el texto aprobado por la Ciudadanía
Finalmente, el texto fijado por el Tribunal Calficador, deberá ser promulgado
dentro de los 5 días siguientes a su comunicación

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