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OBLIGACIÓN DE RESOLVER

Autor: Nicolás Reviriego (Profesor adjunto en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la


Universidad Nacional de Buenos Aires)

I. Introducción

Para la doctrina clásica, al comenzar con el estudio del sistema de fuentes del
derecho en nuestro ordenamiento jurídico, resultaba imprescindible analizar las
disposiciones de los arts. 15, 16, 17 y 22 del Código Civil derogado.
En tal sentido, el primero de ellos ponía sobre los hombros de los jueces uno de sus
principales deberes: fallar todas las cuestiones que los justiciables les someten a su
conocimiento.
Por su parte, la norma del art. 16 del C.Civil de Vélez dotaba a los jueces de dos
herramientas fundamentales para que pudieran cumplir con la misión que les imponía el art.
anterior: la analogía y los principios generales del derecho.
El artículo 17 regulaba a la costumbre como fuente formal del derecho civil,
dotándola de obligatoriedad en dos supuestos: cuando la ley se refería a ella (secundum
legem) y en los casos de vacíos legales o lagunas de la ley (praeter legem),
Por último, el viejo art. 22 tuvo por finalidad derogar toda la legislación que regía en
nuestro territorio al tiempo de la sanción del Código Civil de Vélez.
El Código Civil y Comercial actual, se ocupa de la obligación de resolver en el art. 3° y
a las fuentes les dedica el artículo inicial, temas que abordaré en otro trabajo.

II.- La obligación de fallar en el Código Civil derogado

Como señalé en el punto anterior, el art. 15 (del C.Civil derogado) establecía la


función esencial que debían cumplir los magistrados en los siguientes términos:
“Los jueces no pueden dejar de juzgar bajo el pretexto de silencio, oscuridad o
insuficiencia de las leyes”.-
La nota al artículo reconoce como fuente al art. 4to. del Código Civil Francés en el que
se expresa: “El juez que rehúse juzgar a pretexto de silencio, de obscuridad o de insuficiencia
de la ley, podrá ser perseguido como culpable de denegación de justicia”. Aclaremos, que la
regla legal es insuficiente cuando el texto de la ley no permite alcanzar actos o hechos que
razonable y equitativamente debían caer bajo la aplicación de la ley, supuesto que se
produce cuando la ley envejece y ya no es adecuada al estado y al medio social. Por su parte,
el silencio de la ley se comprueba cuando el Juez no tiene a su disposición ningún texto que
esté en relación directa con la situación litigiosa1.
Esta obligación a cargo del Poder Judicial, no solo es aludida en el Código de fondo,
sino que a ella se refieren los distintos Códigos de Procedimientos. Así, por ejemplo, el art.
34, inc. 2do. del C.P.C.C.N. (Código Procesal Civil y Comercial de la Nación) determina: “Son
deberes de los jueces:...2. Decidir las causas...”
Ahora bien, si afirmásemos que los jueces deben fallar todas las causas que se
someten a su competencia porque así lo disponen el Código Civil y los distintos
ordenamientos rituales, quedaríamos a mitad de camino, perdiendo de vista la razón más
trascendente, desde que la negativa a resolver violentaría gravemente nuestra Constitución,

1
RIPERT, Georges-BOULANGER, Jean, Tratado de Derecho Civil, T.I, Nros. 234 y 235, Traducción de Delia
García Daireaux, Ed. La Ley 1988.-
además de arrasar las previsiones de normas incluidas en tratados de derechos humanos
con jerarquía constitucional.
Afirmaba hace varias décadas Raymundo Salvat, que “la aplicación de la ley está
confiada al Poder Judicial, quien debe resolver las diferencias que se producen entre los
individuos y que éstos someten a su decisión. El acto por el cual los jueces y tribunales dictan
sus resoluciones, se llama sentencia; dictar sentencia significa juzgar, resolver, fallar un
juicio, aplicando la ley al caso concreto y estableciendo su verdadero sentido y alcance.
Llamados a resolver las diferencias entre los individuos, es indispensable que los jueces
cumplan llenen en todos los casos su misión, pues de otro modo el orden social y la
tranquilidad pública estarían seriamente amenazados” 2.

III.- La obligación de fallar en la Constitución Nacional y en el derecho internacional

Más allá de que las leyes internas determinen la obligación que tiene los magistrados
de resolver las causas sometidas a su conocimiento, lo cierto es que todas ellas tienen como
fundamento nuestra Carta Magna, por ello, si un juez incumpliere su deber, directamente
estaría violando esta última dos veces.
En primer lugar, su propia obligación constitucional de administrar justicia, desde
que el art. 116 determina que corresponde a la Corte Suprema y a los tribunales inferiores
de la Nación el conocimiento y decisión de todas las causas que versen sobre puntos regidos
por la Constitución, por las leyes de la Nación y por los tratados con las potencias
extranjeras.
En el ámbito de la provincia de Buenos Aires, la Constitución local es aún más
específica porque en su art. 168 afirma que los tribunales de justicia deberán resolver todas
las cuestiones que le fueren sometidas por las partes; y en el art. 171 decreta que las
sentencias pronunciadas serán fundadas en el texto expreso de la ley, y a falta de éste, en
los principios jurídicos de la legislación vigente en la materia respectiva, y en defecto de
éstos, en los principios generales de derecho, teniendo en consideración las circunstancias
del caso.
En segundo término y más grave aún, conculcaría una de las garantías más
importantes consagrada en el art. 18 de la Constitución Nacional 3: la defensa en juicio de la
persona y de sus derechos, la que constituye el basamento de la obligación de juzgar que
tienen los magistrados. Es denominada también derecho a la jurisdicción por Bidart Campos,
e implica la posibilidad que tiene todo sujeto de acceder ante un Tribunal de Justicia a fin de
hacer valer el derecho lesionado, amenazado o controvertido por otro sujeto o el estado.
La garantía en análisis, asimismo ha sido tratada específicamente por la Convención
Americana sobre Derechos Humanos de San José de Costa Rica 4, la que en su art. 8vo.
establece:
“1. Toda persona tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías y dentro de un
plazo razonable por un Juez o Tribunal Competente, independiente e imparcial,
establecido con anterioridad por la ley, en la sustanciación de cualquier acusación penal
formulada contra ella o para la determinación de sus derechos y obligaciones de orden
civil, laboral, fiscal o de cualquier otro carácter...”.-

2
“Tratado de Derecho Civil Argentino, Parte General, con la actualización de López Olaciregui, José María”, T°
I, pág. 267, ed. TEA, 1964.
3
Dicha norma, establece: “...Es inviolable la defensa en juicio de la persona y de sus derechos...”.-
4
Esta convención fue aprobada por la ley 23.054, sancionada el 1-3-84, promulgada el 19-3-84 y publicada en el
Boletín Oficial el día 27-3-84, habiendo sido ratificada el 14-8-84, depositándose el instrumentos de ratificación
el 5-9-84.-
Por otra parte, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de Nueva York 5,
en su art. 14, ap. 1, consagra asimismo el acceso a la jurisdicción en los siguientes términos:
“...Toda persona tendrá derecho a ser oída públicamente y con las debidas garantías por
un tribunal competente, independiente e imparcial, establecido por la ley, en la
substanciación de cualquier acusación de carácter penal formulada contra ella o para la
determinación de sus derechos u obligaciones de carácter civil...”.-
Ambos pactos, han sido aprobados y ratificados por nuestro país, adquiriendo
jerarquía constitucional, por lo que constituyen asimismo, un sólido refuerzo del derecho a
la jurisdicción. Con razón, se ha sostenido 6, que entre los derechos humanos
internacionalmente reconocidos, se encuentra el de acceder inmediatamente al Poder
Judicial para solucionar los problemas.-
Por lo hasta aquí señalado, y continuando con la normativa del art. 15 del Código Civil
derogado, ningún Juez podría -sin incurrir en responsabilidad-, aducir que se encuentra
imposibilitado de resolver una cuestión que le ha sido planteada, debido a que no existe ley
que regule el tema, o bien que la que está en vigencia resulta de dudosa aplicación al
expediente, ante su poca claridad o falta de previsión específica. Por ello es, que el
Magistrado deberá encontrar alguna solución al conflicto que se le plantea, utilizando las
herramientas que el ordenamiento jurídico le provee a fin de dar estricto cumplimiento a su
principal deber.

IV.- Existen excepciones a la obligación resolver?

Lo apuntado hasta aquí, no significa que en determinados supuestos excepcionales,


contemplados por la ley, el Juez no pueda apartarse de una causa que tramita ante su
Juzgado, pero ello no significa que esté autorizado a no resolver o no expedirse acerca del
planteo de los litigantes. Así, y como ejemplos se pueden señalar dos casos en los cuales el
Juez está facultado para desprenderse de un expediente, pero debiendo expedirse
previamente:
a) Incompetencia en razón de la materia o en virtud del territorio: cuando ante un
Juez Comercial se somete la decisión de un tema de divorcio, o cuando se inicia un juicio de
incapacidad ante el fuero criminal. La segunda, tiene lugar cuando se inicia una acción de
daños y perjuicios, derivada de un accidente de tránsito -ocurrido en la provincia de Buenos
Aires-, por ante el fuero Civil de Capital Federal, ya que será competente el juez del lugar
donde ocurrió el accidente, en el caso, el juez provincial.
b) Recusación o Excusación: La primera constituye la facultad de alguna de las partes
de peticionar que el juez que entiende en el litigio se aparte de él en virtud de alguna de las
causales enumeradas en el art. 17 del C.P.C.C.N., como por ejemplo, el parentesco por
consanguinidad o por afinidad con alguna de las partes o sus letrados, la amistad con alguna
de las partes o sus letrados etc.- La segunda, se configura cuando de oficio, el juez que
entiende en la causa se aparta debido a alguna de las causales enumeradas en la ley Ritual, o
bien por motivos graves de decoro.
Es necesario afirmar que si no existiera esta garantía constitucional, de nada serviría
la enumeración que la constitución hace de los derechos individuales, desde que ante la
violación de alguno de ellos, el sujeto afectado quedaría huérfano de protección
jurisdiccional, al no poder acceder ante un juez a fin de hacer valer sus derechos.
Todo lo dicho hasta aquí, ha sido resguardado por la Corte Suprema, al declarar que
“Corresponde a los jueces el deber de juzgar las cuestiones sometidas a su conocimiento,
5
Aprobado por ley nacional Nro. 23.313, la que fue publicada en el B.O. con fecha 13-5-86, ratificada el 2-6-86,
y depositado el instrumento de ratificación con fecha 8-8-86.-
6
CNTrab., Sala VI, agosto 7-1997, “Rodríguez, Claudio A. c/Torno, Hernán R.” (Del voto del Dr. Capón Filas,
integrante de la mayoría), DT, 1998-A, 616.-

3
ante la prohibición de omitir fallar so pretexto de silencio, oscuridad o insuficiencia de la ley
(art. 15 Código Civil)”7, y esta obligación es extensible a todo tipo de causas, sean criminales,
juicios especiales o procedimientos administrativos seguidos ante tribunales judiciales 8.

V.- La obligación de resolver en el Código Civil y Comercial

En el nuevo Código Civil y Comercial, el art. 3° establece el deber de resolver en los


términos siguientes: "El juez debe resolver los asuntos que sean sometidos a su jurisdicción
mediante un decisión razonablemente fundada".
Dos observaciones críticas que merece la norma transcripta: la primera, que me fuera
señalada oportunamente por ni gran amigo y juez penal Dr. Hugo A. Martínez: todos los
jueces poseen jurisdicción, es decir el poder o imperium para resolver conflictos una vez que
han sido nombrados y puestos en posesión del cargo, de manera tal que el art. 3ro. debió
decir "competencia", entendida como el ámbito material, espacial o en relación a los sujetos
del proceso sobre los que se ejerce el poder de los jueces, y no jurisdicción.
La segunda crítica fue formulada por Rodolfo L. Vigo con meridiana precisión, al
afirmar que "el art. 3ro. se abre a la argumentación señalando la obligación del juez de
resolver mediante una decisión razonablemente fundada. Esta referencia -continúa el autor-
nos parece criticable por lo siguiente: la adjetivación debe ser respecto a la fundamentación
y no al revés, o sea lo que se pide es que la fundamentación sea razonable" 9.
Desde otro ángulo, la comisión redactora del Anteproyecto de Código Civil y
Comercial del 2012 especifica en los fundamentos, “que se regula la obligación de decidir,
dirigida a los jueces, conforme con la tradición en nuestro Código Civil. Se agrega que la
decisión razonablemente fundada, expresión que se ajusta a lo que surge de la doctrina de la
arbitrariedad de sentencias. Esta obligación se aplica extensivamente a todos los que deben
decidir casos con obligación de fundarlos”.
La doctrina de la arbitrariedad 10 fue creada por la Corte Suprema a partir de su
sentencia del año 1909 en la causa "Rey, Celestino M. c/Rocha, Alfredo", 02-12-1909, donde
sostuvo: "El requisito constitucional de que nadie puede ser privado de su propiedad sino en
virtud de sentencia fundada en ley, da recursos ante esta Corte en los casos extraordinarios
de sentencias arbitrarias, desprovistas de todo apoyo legal, fundadas tan solo en la voluntad
de los jueces"11.
En diversos precedentes la CSJN ha suministrado conceptos que tienden delinear con
cierta amplitud la arbitrariedad de una sentencia, señalando los casos de aquéllas
determinadas únicamente por la sola voluntad del juez; las que adolecen de manifiesta
irrazonabilidad; o exhiben una ausencia palmaria de fundamentos; las que prescinden
deliberadamente de las normas aplicables, etc. En definitiva, la posibilidad de descalificar
7
CSJN, Diciembre 4-1984, “Quintana, Amelia” (disidencia del Dr. Fayt).-
8
CSJN, Julio 15-1997, “Franco, Ricardo E. y otro c/Provincia de Chaco”, Rev. LA LEY del 17-10-97, p.40,
fallo 96.179.-
9
"El derecho y la interpretación en el proyecto de reforma al Código Civil y Comercial", Revista de derecho
privado y comunitario, 2012-2, proyecto de Código Civil y Comercial I, pág. 53, ed. Rubinzal-Culzoni.
10
Para el estudio de este tema pueden consultarse las siguientes obras y trabajos: Bianchi, Alberto B., "El
Recurso Extraordinario ha perdido los límites de su actuación, JA, 2003-I, 26/3/2003; Bidart Campos, Germán
J., "Cuestión insustancial en el recuso extraordinario", ED, 95-353; Bustamante Alsina, Jorge, "La iniquidad del
fallo como causal de arbitrariedad de la sentencia", ED, 115-181; Carrió, Genaro R., "El recurso extraordinario
por sentencia arbitraria", ed. Abeledo Perrot, 1978; Linares, Juan Francisco, "Razonabilidad de las leyes. El
debido proceso como garantía innominada en la Constitución Argentina", ed. Astrea. 1970; Rojas, Jorge A,
"Sentencia arbitraria", en "Tratado de Derecho Procesal Constitucional", T°I, Enrique M. Falcón, director, pág.
719 y siguientes, ed. Rubinzal-Culzoni, 2010; Sagués, Néstor P., "El recurso extraordinario", ed. Depalma, 1984;
Vanossi, Jorge R., "Recurso extraordinario federal", 1984.
11
Morello, Augusto M., El Recurso Extraordinario, pág. 193, ed. Abeledo Perrot, 1987.
una sentencia por razón de arbitrariedad tiene su fundamento, por un lado en la garantía de
defensa en juicio consagrada en el art. 18 de la CN, y por el otro, en la garantía de la
propiedad contemplada por el art. 17 de la Carta Magna, por cuanto impide privar de la
propiedad sin sentencia fundada en ley12.

VI.- Distintas facetas de la garantía de defensa en juicio

Básicamente, esta garantía supone la posibilidad de ocurrir ante algún órgano


jurisdiccional en procura de justicia y requiere que se otorgue a los interesados la
oportunidad de ser oídos y la ocasión de hacer valer sus defensas en el tiempo, lugar y forma
previstos por las leyes procesales respectivas 13. En otros términos, se ha dicho 14 que el
derecho a la jurisdicción, constituye la otra cara de una función del poder que se llama
administración de justicia, o jurisdicción, o función jurisdiccional. El derecho a acudir a un
órgano judicial para que administre justicia, implica pedir a ese órgano que ejerza su función,
resolviendo la pretensión del justiciable aunque deniegue lo pedido.-
Esta última parte de la definición del prestigioso constitucionalista reviste
fundamental importancia, ya que evita la confusión que podría suscitarse al pensar que, por
ejemplo, si un sujeto acude a un juez con el fin de que le sea reconocido un derecho, y el
Tribunal rechaza la pretensión, se estaría violando la garantía de defensa en juicio. El
derecho de acceder a la justicia de ninguna manera implica el éxito en la pretensión,
simplemente consiste -como principio-, en ser oído, y en el deber del juez de expedirse
acerca de lo solicitado, sea en forma afirmativa, o por el contrario, rechazando el planteo
articulado, y siempre en ambos casos fundamentando legalmente la decisión. En
consecuencia, se requiere únicamente que el tribunal dicte una sentencia útil relativa a los
derechos de los litigantes15.
Además, el Estado debe brindar a los ciudadanos los medios tendientes a hacer
efectiva la garantía, posibilitando que aquéllas personas que carezcan de los medios
necesarios para acceder al órgano jurisdiccional, puedan reclamar la tutela jurisdiccional,
asegurando la igualdad entre las partes en el proceso. Por ello es, que el servicio de justicia
debe ser irrestricto, propósito que se alcanza mediante su gratuidad. En tal sentido, la Corte
ha sentado como doctrina, que “El principio del acceso a la jurisdicción sin pago previo
alguno tiene raigambre constitucional, pues de ese modo se asegura de un modo efectivo a
cada persona la posibilidad de recurrir a los estrados de los Tribunales, brindando un amparo
igual para todos en el ejercicio del derecho. No cabe reducir la garantía de defensa en juicio,
sólo al otorgamiento de facultades para el ejercicio del poder de defensa, sino que debe
extendérsela, según los casos, a la provisión por el Estado de los medios necesarios para que
el juicio al que se refiere el art. 18 de la Constitución Nacional se desarrolle en paridad de
condiciones respecto de quien ejerce la acción pública y quien debe soportar la imputación,
mediante la efectiva intervención de la defensa”16.
Desde otra óptica, el derecho de acceso a la justicia, que tiene carácter operativo y
configura una natural derivación del derecho de defensa en juicio, encierra una potestad que
se desarrolla en varios y sucesivos momentos, a saber: derecho de acceder al órgano judicial,

12
Palacio, Lino Enrique, El Recurso Extraordinario Federal, nros. 32 y 33, ed. Abeledo Perror, 1992.
13
CSJN, Mayo 24-1984, “Almagro de Somoza y otro c/Instituto Nacional de Servicios Sociales para jubilados y
pensionados”, CSN, 306-467, Rep. La Ley LVII-1997, pág. 950, fallo Nro. 8.-
14
BIDART CAMPOS, Germán, Tratado de Derecho Constitucional Argentino, T.II, pág. 452, Ed. 1995.-
15
CSJN, Diciembre 22-1994 (del voto del Dr. Fayt), ED, 162-83.-
16
CSJN, noviembre 23-995, LL, 1997-A, 362; ED, 169-564.-
deducir las pretensiones, de producir pruebas, de obtener un pronunciamiento justo y de
ejecutarlo, y de recurrir a las instancias superiores para obtener la revisión de lo decidido 17.

VII.- Número de Instancias

Otro aspecto que debe indagarse, es el relativo a la cantidad de instancias con que
debe contar el justiciable a fin de mantener incólume la garantía de defensa en juicio.
Existe coincidencia en la doctrina18 al sostener que la múltiple instancia no es un
requisito que establezca la Constitución Nacional a fin de salvaguardar la garantía de defensa
en juicio, desde que la ley puede establecer Tribunales de instancia única, como acontece en
la Provincia de Buenos Aires con relación al fuero laboral, donde funcionan Tribunales del
Trabajo de instancia única, compuestos por tres jueces; o multiplicar las instancias, hecho
que se materializa en el mismo fuero del trabajo de la Capital Federal, en donde funcionan
los Juzgados unipersonales de Primera Instancia del Trabajo, y la segunda instancia,
encarnada en la Cámara de Apelaciones del Trabajo, dividida en distintas Salas, cada una de
las cuales se integra con tres jueces. Igual posición adopta nuestra Doctrina Judicial,
estableciendo en forma reiterada y uniforme que la garantía constitucional de la defensa en
juicio sólo exige que el litigante sea oído, y su inviolabilidad no depende del número de
instancias que las leyes procesales establezcan 19, por lo que si la ley Ritual determina una
única instancia para que los justiciables acudan en defensa de sus derechos, la garantía
queda asegurada.
Resumiendo: si tomamos el primer ejemplo del fuero del trabajo en la Provincia de
Buenos Aires, en donde la sentencia dictada por el Tribunal hace cosa Juzgada, siendo
insusceptible de apelación, podría sostenerse que la instancia única atenta contra la defensa
en juicio, al no poder ser revisada en una instancia Superior?
Ya se ha destacado, que la multiplicidad de instancias no es una condición cuya
ausencia vulnere “per se” la defensa en juicio. Dado que esta garantía sólo exige que el
litigante sea oído, su efectividad no depende del número de instancias que las leyes
establezcan. En consecuencia, la doble instancia no es requisito constitucional de tal
garantía, si bien la integra cuando está instituida por la ley 20. En este último supuesto,
cuando la ley prevé expresamente la doble instancia, se vulnera el derecho de defensa en
juicio, cuando se frustra sin fundamento válido la vía revisora prevista legalmente para
obtener el reconocimiento del derecho invocado21, lo que resulta enteramente lógico y
ajustado a derecho, porque cuando existe más de una instancia, el derecho a la jurisdicción
concede al justiciable la posibilidad de utilizar todas ellas de conformidad con las reglas
procesales de disponibilidad22.
No obstante ello, la jurisprudencia es conteste al sostener que si se le ha concedido a
la parte la oportunidad de recurrir a la segunda instancia, y sin embargo no es utilizada por
negligencia imputable al interesado, no se configura una ilegítima restricción a la garantía de
que se trata23.

17
CSJN, Agosto 8-996, “Urdiales, Susana M. c/Cossarini, Franco y otro” –del voto en disidencia del Dr.
Vázquez-, LL, 1997-A, 43; DJ, 1997-1-583; CSJN, agosto 26-997, “Troche Báez, Postracio c/Olivadese e Hijos
S.R.L., Salvador”, Rev. La Ley del 30-4-98, p.3, fallo 97.050, JA del 15-4-98, p.31.-
18
BIDART CAMPOS, Germán, Ob. cit., T.II, pág. 452.-
19
TS Córdoba, Sala Civil y Comercial, Septiembre 22-1995, LLC, 1996-330.-
20
CNCom., Sala E, diciembre 5-1997, "Banco Bansud c/Campión, Héctor H. y otro”, Rev. La Ley del 8-7-98,
p.14, fallo 97.457.
21
CSJN, Agosto 25-1998, “Dirección General Impositiva c/Lencemar S.A.”, Rev. La Ley del 12-2-99, p.6, fallo
98.335, DJ, 1999-1-414.-
22
ST Corrientes, octubre 13-1997, “Provincia de Corrientes c/Ferrando, Juan A.”, LL Litoral, 1998-978.-
23
CSJN, Agosto 15-1995, Rev. La Ley del 7-11-96, p.7, fallo 39.021-S.-
Es preciso señalar, que en algunos precedentes la propia Corte ha hecho excepción a
esta doctrina, al declarar que “Si bien es cierto que la garantía de la defensa en juicio no
ampara la negligencia de los litigantes, la falta de noticia sobre el ingreso de los autos a la
Alzada la compromete seriamente y al provocar la deserción del recurso priva al interesado
en forma definitiva de la oportunidad de acceder a la única instancia de revisión sobre
puntos regidos por el derecho común”24.

VIII.- Supuestos que vulneran la defensa en juicio

Los repertorios jurisprudenciales nos muestran a diario los variados supuestos en


donde se hiere la defensa en juicio, y teniendo en cuenta las múltiples facetas que ella
adopta, resulta imposible sistematizar la totalidad de ellos, por lo que nos limitaremos a
suministrar algunos ejemplos, aclarando que en todos los supuestos en donde el justiciable
alegue la violación de la defensa en juicio, deberá indicar las defensas o pruebas de las
cuales fue privado25, y que de haber sido meritadas habrían tenido eficacia para revertir el
sentido de la voluntad administrativa26.-
Así, la jurisprudencia ha sentado los siguientes casos de violación de la garantía en
estudio: dilación indefinida en el trámite y decisión del juicio 27; la omisión en la valoración de
pruebas incorporadas a la causa que serían conducentes para la solución del caso 28; cuando
el Tribunal incluye dentro del objeto de su resolución, hechos que no hayan sido motivo de
indagación y acusación29; decretar la pena de clausura de un establecimiento comercial o
industrial por tiempo indeterminado, sin proceso previo y sin brindar al afectado la mínima
posibilidad de defensa30; la introducción, por parte del juez, de alegaciones o cuestiones de
hecho en forma sorpresiva en el expediente, de manera que las partes no hayan podido
ejercer su plena y oportuna defensa31; la notificación del traslado de la demanda a un
domicilio que no es el real32, salvo que se trate de sociedades regularmente constituidas, en
cuyo caso la notificación debe cursarse en el domicilio social inscripto, o de sujetos que
hayan constituido un domicilio especial, supuesto en donde es válida la notificación dirigida
a tal domicilio; el injustificado rigor formal en la valoración del memorial a fin de determinar
si reúne las exigencias necesarias para mantener un recurso de apelación 33; sentencia que

24
CSJN, Noviembre 23-1995, “Balcarcel, Walter”, Rev. La Ley del del 24-5-96, SP, p.3, fallo 94.305; Id.
CSJN, Abril 30-1996, Rev. La Ley del 24-5-96, SP, p.18, fallo 94.308.-
25
CNFed. Contenciosoadministrativo, Sala I, Febrero 18-1997, Rev. La Ley del 21-7-97, p.7, fallo 39.627-S.-
26
TS Córdoba, Sala Contenciosoadministrativa, Junio 3-1997, “Malla, Calixto E. c/Provincia de Córdoba”, LLC,
1998-77.-
27
CCivil, Com. Familia y Trabajo, Marcos Juárez, noviembre 15-1996, “Rivero, Bautista c/Picatto, Rodolfo”,
LLC, 1998-120; C1aCC Córdoba, mayo 18-1998, -Del voto de la Dra. Varas-, “Galdeano, Enrique S.
c/Provincia de Córdoba”, LLC, 1999-364; CNFed. Crim. y Correc., Sala I, Abril 11-1995, LL, 1995-E, 310, DJ,
1995-2-1253.-
28
CSJN, octubre 10-1996, “Suffiotti, María a. c/Administración Nacional de Seguridad Social”, DT, 1997-A,
173; DJ, 1997-1-793.-
29
CNCasación Penal, Sala IV, -Del voto del Dr. Hornos-, Febrero 16-1996, “Dulbecco, Claudio D.”, DJ, 1997-1-
288.-
30
CCivil y Com. Rosario, Sala II, Mayo 21-1993, “Frigorífico Regional Exportador de Carnes Argentinas S.A.
c/Estado Nacional -Senasa-“, DJ, 1994-1-984.-
31
CNCom., Sala B, Agosto 10-1993, “Compañía Naviera Pérez Companc S.A. y otro c/Ecofisa S.A. y otro”, LL,
1994-A, 139.-
32
CNCiv., Sala A, Agosto 24-1998, DJ, 1999-2-613; CJ Salta, Octubre 23-1997, “López, Hilaria N. c/Empresa
Manufactura de Calzados del Norte S.A. y otros”, Rev. La Ley del 29-9-98, p.6, fallo 40.847-S; CSJN, Abril 30-
1996, DT, 1996-B, pág. 2065; CSJN, Julio 11-1996, DT, 1996-B, pág. 2663; CNCiv., Sala A, Mayo 23-1996,
LL, 1996-E, pág. 125.-
33
CSJN, Febrero 11-1997, “Sepúlveda, Jovita Cármen y otro c/Arrojo, Oscar Néstor”, ED, cd rom, registro Nro.
237.039.-
niega a la citada en garantía legitimación procesal para oponer la excepción de
prescripción34; exceso ritual manifiesto al declarar la improcedencia de los recursos ante los
Tribunales de la causa35; en materia de caducidad de la instancia, cuando el a quo, sobre la
base de una interpretación inadecuada de los Arts. 483 y 313, inc. 3ro. del CPCCN –que los
desvirtúa y los vuelve inoperantes- frustra el derecho del actor a obtener una sentencia que
se pronuncie sobre el fondo de la pretensión 36; cuando una Sala se aparta de la Doctrina
Plenaria del Fuero sin exhibir fundamentos acordes con la índole y la complejidad de la
cuestión debatida, y ha prescindido de efectuar una apreciación crítica de los elementos de
juicio obrantes en el proceso37; la notificación de un mandamiento de intimación de pago,
embargo y citación de remate a un terreno baldío, que no era el domicilio real del
demandado, y la posterior subasta del terrero 38; cuando una Sala de la Cámara omite
agregar al expediente el escrito de contestación de agravios de una de las partes, y dicta
sentencia sin ni siquiera haberlo considerado 39; la falta de noticia sobre el ingreso de los
autos a la Alzada compromete seriamente la defensa en juicio, ya que al privar al interesado
en forma definitiva de la oportunidad de acceder a la única instancia de revisión sobre
puntos regidos por el derecho común40.-
Con la claridad conceptual a la que nos tiene acostumbrados, el maestro Bidart
Campos41 ha sistematizado en seis grupos los casos que configuran violación del derecho a la
jurisdicción, a saber:
 Cuando el Tribunal se niega a fallar;
 Cuando el Tribunal demora irrazonablemente o indefinidamente su sentencia;
 Cuando el justiciable no encuentra Tribunal competente para que le resuelva su
pretensión, en cuyo caso la Corte interviene para decidir que Tribunal debe conocer en la
causa, destacando que en tal hipótesis, la Corte no resuelve el caso;
 Cuando los Tribunales no se hallan en condiciones de dictar sentencias eficaces que
rindan utilidad. La Corte dio por configurada esta hipótesis, cuando en los habeas corpus
interpuestos durante el estado de sitio, los jueces no pueden dictar sentencias eficaces,
porque la autoridad a la que se le requiere informe sobre la situación de las personas en
cuyo favor se deduce la acción, responden que no se hallan detenidas;
 Cuando una cuestión política no debe ser juzgada (y se vuelve no justiciable), la sentencia
que deja de resolverla incurre en una omisión muy parecida la del juez que se niega a
fallar. Aquí el juez dicta sentencia, pero la dicta para decir enfáticamente que no puede
resolver la cuestión política, y eso es no juzgar;
 Cuando ante una omisión legislativa reglamentaria, la sentencia alega que no puede
suplirla, porque de hacerlo, el juez se convertiría en legislador y violaría la división de
poderes. En este caso, el juez dicta sentencia, pero lo hace para decir que no puede
cubrir el vacío legal, porque si el legislador no le ha proporcionado la norma
34
CSJN, Mayo 6-1997, ED, 174-359.-
35
CSJN, Abril 29-1997, “Chareun, Raúl Emilio y otro c/Ferrocarriles Argentinos”, ED, cd rom, Registro Nro.
237.801.-
36
CSJN, Febrero 6-1997, “Pergamino Cooperativa de Seguros Limitada c/Macchia, Carlos Gabriel y otros”, ED,
cd rom, Registro Nro. 236.995.-
37
CSJN, Diciembre 20-1994, “Gardella, Javier Luis y otros c/Coop. de Prov. y Serv. P. Transportistas Cons. y
Cred. Ltda. y otros”, ED, cd. rom, Registro Nro. 227.223.-
38
CApel.Civil y Com, Lomas de Zamora, Sala I, Agosto 13-1998, “Hansen y Asoc. c/Grulla, Alejandro
s/ejecutivo”, Causa Nro. 47.079, Reg. Int. 443. En esta causa, el Tribunal sostuvo que cuando se trata de la
notificación de un mandamiento de intimación de pago, dicho acto se asimila al traslado de la demanda, ya que
en la corrección de la notificación, se encuentra involucrada la garantía de defensa en juicio.-
39
CSJN, Noviembre 17-1994, “Amigo, Roberto Pablo c/ Asistencia Médica Social Argentina S.A. y otros
s/ordinario”, A.25, XXVII.-
40
CSJN, Abril 30-1996, Rev. La Ley del 24-5-96, SP, p.18, fallo 94.308; CSJN, Noviembre 23-1995, “Balcarcel,
Walter L:”, Rev. LA LEY del 24-5-96, SP, p.3, fallo 94.305.-
41
Tratado de Derecho Constitucional Argentino, T.II, pág. 456.-
reglamentaria de una cláusula constitucional programática, la omisión es judicialmente
irremediable.-

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