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I. Introducción
Para la doctrina clásica, al comenzar con el estudio del sistema de fuentes del
derecho en nuestro ordenamiento jurídico, resultaba imprescindible analizar las
disposiciones de los arts. 15, 16, 17 y 22 del Código Civil derogado.
En tal sentido, el primero de ellos ponía sobre los hombros de los jueces uno de sus
principales deberes: fallar todas las cuestiones que los justiciables les someten a su
conocimiento.
Por su parte, la norma del art. 16 del C.Civil de Vélez dotaba a los jueces de dos
herramientas fundamentales para que pudieran cumplir con la misión que les imponía el art.
anterior: la analogía y los principios generales del derecho.
El artículo 17 regulaba a la costumbre como fuente formal del derecho civil,
dotándola de obligatoriedad en dos supuestos: cuando la ley se refería a ella (secundum
legem) y en los casos de vacíos legales o lagunas de la ley (praeter legem),
Por último, el viejo art. 22 tuvo por finalidad derogar toda la legislación que regía en
nuestro territorio al tiempo de la sanción del Código Civil de Vélez.
El Código Civil y Comercial actual, se ocupa de la obligación de resolver en el art. 3° y
a las fuentes les dedica el artículo inicial, temas que abordaré en otro trabajo.
1
RIPERT, Georges-BOULANGER, Jean, Tratado de Derecho Civil, T.I, Nros. 234 y 235, Traducción de Delia
García Daireaux, Ed. La Ley 1988.-
además de arrasar las previsiones de normas incluidas en tratados de derechos humanos
con jerarquía constitucional.
Afirmaba hace varias décadas Raymundo Salvat, que “la aplicación de la ley está
confiada al Poder Judicial, quien debe resolver las diferencias que se producen entre los
individuos y que éstos someten a su decisión. El acto por el cual los jueces y tribunales dictan
sus resoluciones, se llama sentencia; dictar sentencia significa juzgar, resolver, fallar un
juicio, aplicando la ley al caso concreto y estableciendo su verdadero sentido y alcance.
Llamados a resolver las diferencias entre los individuos, es indispensable que los jueces
cumplan llenen en todos los casos su misión, pues de otro modo el orden social y la
tranquilidad pública estarían seriamente amenazados” 2.
Más allá de que las leyes internas determinen la obligación que tiene los magistrados
de resolver las causas sometidas a su conocimiento, lo cierto es que todas ellas tienen como
fundamento nuestra Carta Magna, por ello, si un juez incumpliere su deber, directamente
estaría violando esta última dos veces.
En primer lugar, su propia obligación constitucional de administrar justicia, desde
que el art. 116 determina que corresponde a la Corte Suprema y a los tribunales inferiores
de la Nación el conocimiento y decisión de todas las causas que versen sobre puntos regidos
por la Constitución, por las leyes de la Nación y por los tratados con las potencias
extranjeras.
En el ámbito de la provincia de Buenos Aires, la Constitución local es aún más
específica porque en su art. 168 afirma que los tribunales de justicia deberán resolver todas
las cuestiones que le fueren sometidas por las partes; y en el art. 171 decreta que las
sentencias pronunciadas serán fundadas en el texto expreso de la ley, y a falta de éste, en
los principios jurídicos de la legislación vigente en la materia respectiva, y en defecto de
éstos, en los principios generales de derecho, teniendo en consideración las circunstancias
del caso.
En segundo término y más grave aún, conculcaría una de las garantías más
importantes consagrada en el art. 18 de la Constitución Nacional 3: la defensa en juicio de la
persona y de sus derechos, la que constituye el basamento de la obligación de juzgar que
tienen los magistrados. Es denominada también derecho a la jurisdicción por Bidart Campos,
e implica la posibilidad que tiene todo sujeto de acceder ante un Tribunal de Justicia a fin de
hacer valer el derecho lesionado, amenazado o controvertido por otro sujeto o el estado.
La garantía en análisis, asimismo ha sido tratada específicamente por la Convención
Americana sobre Derechos Humanos de San José de Costa Rica 4, la que en su art. 8vo.
establece:
“1. Toda persona tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías y dentro de un
plazo razonable por un Juez o Tribunal Competente, independiente e imparcial,
establecido con anterioridad por la ley, en la sustanciación de cualquier acusación penal
formulada contra ella o para la determinación de sus derechos y obligaciones de orden
civil, laboral, fiscal o de cualquier otro carácter...”.-
2
“Tratado de Derecho Civil Argentino, Parte General, con la actualización de López Olaciregui, José María”, T°
I, pág. 267, ed. TEA, 1964.
3
Dicha norma, establece: “...Es inviolable la defensa en juicio de la persona y de sus derechos...”.-
4
Esta convención fue aprobada por la ley 23.054, sancionada el 1-3-84, promulgada el 19-3-84 y publicada en el
Boletín Oficial el día 27-3-84, habiendo sido ratificada el 14-8-84, depositándose el instrumentos de ratificación
el 5-9-84.-
Por otra parte, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de Nueva York 5,
en su art. 14, ap. 1, consagra asimismo el acceso a la jurisdicción en los siguientes términos:
“...Toda persona tendrá derecho a ser oída públicamente y con las debidas garantías por
un tribunal competente, independiente e imparcial, establecido por la ley, en la
substanciación de cualquier acusación de carácter penal formulada contra ella o para la
determinación de sus derechos u obligaciones de carácter civil...”.-
Ambos pactos, han sido aprobados y ratificados por nuestro país, adquiriendo
jerarquía constitucional, por lo que constituyen asimismo, un sólido refuerzo del derecho a
la jurisdicción. Con razón, se ha sostenido 6, que entre los derechos humanos
internacionalmente reconocidos, se encuentra el de acceder inmediatamente al Poder
Judicial para solucionar los problemas.-
Por lo hasta aquí señalado, y continuando con la normativa del art. 15 del Código Civil
derogado, ningún Juez podría -sin incurrir en responsabilidad-, aducir que se encuentra
imposibilitado de resolver una cuestión que le ha sido planteada, debido a que no existe ley
que regule el tema, o bien que la que está en vigencia resulta de dudosa aplicación al
expediente, ante su poca claridad o falta de previsión específica. Por ello es, que el
Magistrado deberá encontrar alguna solución al conflicto que se le plantea, utilizando las
herramientas que el ordenamiento jurídico le provee a fin de dar estricto cumplimiento a su
principal deber.
3
ante la prohibición de omitir fallar so pretexto de silencio, oscuridad o insuficiencia de la ley
(art. 15 Código Civil)”7, y esta obligación es extensible a todo tipo de causas, sean criminales,
juicios especiales o procedimientos administrativos seguidos ante tribunales judiciales 8.
12
Palacio, Lino Enrique, El Recurso Extraordinario Federal, nros. 32 y 33, ed. Abeledo Perror, 1992.
13
CSJN, Mayo 24-1984, “Almagro de Somoza y otro c/Instituto Nacional de Servicios Sociales para jubilados y
pensionados”, CSN, 306-467, Rep. La Ley LVII-1997, pág. 950, fallo Nro. 8.-
14
BIDART CAMPOS, Germán, Tratado de Derecho Constitucional Argentino, T.II, pág. 452, Ed. 1995.-
15
CSJN, Diciembre 22-1994 (del voto del Dr. Fayt), ED, 162-83.-
16
CSJN, noviembre 23-995, LL, 1997-A, 362; ED, 169-564.-
deducir las pretensiones, de producir pruebas, de obtener un pronunciamiento justo y de
ejecutarlo, y de recurrir a las instancias superiores para obtener la revisión de lo decidido 17.
Otro aspecto que debe indagarse, es el relativo a la cantidad de instancias con que
debe contar el justiciable a fin de mantener incólume la garantía de defensa en juicio.
Existe coincidencia en la doctrina18 al sostener que la múltiple instancia no es un
requisito que establezca la Constitución Nacional a fin de salvaguardar la garantía de defensa
en juicio, desde que la ley puede establecer Tribunales de instancia única, como acontece en
la Provincia de Buenos Aires con relación al fuero laboral, donde funcionan Tribunales del
Trabajo de instancia única, compuestos por tres jueces; o multiplicar las instancias, hecho
que se materializa en el mismo fuero del trabajo de la Capital Federal, en donde funcionan
los Juzgados unipersonales de Primera Instancia del Trabajo, y la segunda instancia,
encarnada en la Cámara de Apelaciones del Trabajo, dividida en distintas Salas, cada una de
las cuales se integra con tres jueces. Igual posición adopta nuestra Doctrina Judicial,
estableciendo en forma reiterada y uniforme que la garantía constitucional de la defensa en
juicio sólo exige que el litigante sea oído, y su inviolabilidad no depende del número de
instancias que las leyes procesales establezcan 19, por lo que si la ley Ritual determina una
única instancia para que los justiciables acudan en defensa de sus derechos, la garantía
queda asegurada.
Resumiendo: si tomamos el primer ejemplo del fuero del trabajo en la Provincia de
Buenos Aires, en donde la sentencia dictada por el Tribunal hace cosa Juzgada, siendo
insusceptible de apelación, podría sostenerse que la instancia única atenta contra la defensa
en juicio, al no poder ser revisada en una instancia Superior?
Ya se ha destacado, que la multiplicidad de instancias no es una condición cuya
ausencia vulnere “per se” la defensa en juicio. Dado que esta garantía sólo exige que el
litigante sea oído, su efectividad no depende del número de instancias que las leyes
establezcan. En consecuencia, la doble instancia no es requisito constitucional de tal
garantía, si bien la integra cuando está instituida por la ley 20. En este último supuesto,
cuando la ley prevé expresamente la doble instancia, se vulnera el derecho de defensa en
juicio, cuando se frustra sin fundamento válido la vía revisora prevista legalmente para
obtener el reconocimiento del derecho invocado21, lo que resulta enteramente lógico y
ajustado a derecho, porque cuando existe más de una instancia, el derecho a la jurisdicción
concede al justiciable la posibilidad de utilizar todas ellas de conformidad con las reglas
procesales de disponibilidad22.
No obstante ello, la jurisprudencia es conteste al sostener que si se le ha concedido a
la parte la oportunidad de recurrir a la segunda instancia, y sin embargo no es utilizada por
negligencia imputable al interesado, no se configura una ilegítima restricción a la garantía de
que se trata23.
17
CSJN, Agosto 8-996, “Urdiales, Susana M. c/Cossarini, Franco y otro” –del voto en disidencia del Dr.
Vázquez-, LL, 1997-A, 43; DJ, 1997-1-583; CSJN, agosto 26-997, “Troche Báez, Postracio c/Olivadese e Hijos
S.R.L., Salvador”, Rev. La Ley del 30-4-98, p.3, fallo 97.050, JA del 15-4-98, p.31.-
18
BIDART CAMPOS, Germán, Ob. cit., T.II, pág. 452.-
19
TS Córdoba, Sala Civil y Comercial, Septiembre 22-1995, LLC, 1996-330.-
20
CNCom., Sala E, diciembre 5-1997, "Banco Bansud c/Campión, Héctor H. y otro”, Rev. La Ley del 8-7-98,
p.14, fallo 97.457.
21
CSJN, Agosto 25-1998, “Dirección General Impositiva c/Lencemar S.A.”, Rev. La Ley del 12-2-99, p.6, fallo
98.335, DJ, 1999-1-414.-
22
ST Corrientes, octubre 13-1997, “Provincia de Corrientes c/Ferrando, Juan A.”, LL Litoral, 1998-978.-
23
CSJN, Agosto 15-1995, Rev. La Ley del 7-11-96, p.7, fallo 39.021-S.-
Es preciso señalar, que en algunos precedentes la propia Corte ha hecho excepción a
esta doctrina, al declarar que “Si bien es cierto que la garantía de la defensa en juicio no
ampara la negligencia de los litigantes, la falta de noticia sobre el ingreso de los autos a la
Alzada la compromete seriamente y al provocar la deserción del recurso priva al interesado
en forma definitiva de la oportunidad de acceder a la única instancia de revisión sobre
puntos regidos por el derecho común”24.
24
CSJN, Noviembre 23-1995, “Balcarcel, Walter”, Rev. La Ley del del 24-5-96, SP, p.3, fallo 94.305; Id.
CSJN, Abril 30-1996, Rev. La Ley del 24-5-96, SP, p.18, fallo 94.308.-
25
CNFed. Contenciosoadministrativo, Sala I, Febrero 18-1997, Rev. La Ley del 21-7-97, p.7, fallo 39.627-S.-
26
TS Córdoba, Sala Contenciosoadministrativa, Junio 3-1997, “Malla, Calixto E. c/Provincia de Córdoba”, LLC,
1998-77.-
27
CCivil, Com. Familia y Trabajo, Marcos Juárez, noviembre 15-1996, “Rivero, Bautista c/Picatto, Rodolfo”,
LLC, 1998-120; C1aCC Córdoba, mayo 18-1998, -Del voto de la Dra. Varas-, “Galdeano, Enrique S.
c/Provincia de Córdoba”, LLC, 1999-364; CNFed. Crim. y Correc., Sala I, Abril 11-1995, LL, 1995-E, 310, DJ,
1995-2-1253.-
28
CSJN, octubre 10-1996, “Suffiotti, María a. c/Administración Nacional de Seguridad Social”, DT, 1997-A,
173; DJ, 1997-1-793.-
29
CNCasación Penal, Sala IV, -Del voto del Dr. Hornos-, Febrero 16-1996, “Dulbecco, Claudio D.”, DJ, 1997-1-
288.-
30
CCivil y Com. Rosario, Sala II, Mayo 21-1993, “Frigorífico Regional Exportador de Carnes Argentinas S.A.
c/Estado Nacional -Senasa-“, DJ, 1994-1-984.-
31
CNCom., Sala B, Agosto 10-1993, “Compañía Naviera Pérez Companc S.A. y otro c/Ecofisa S.A. y otro”, LL,
1994-A, 139.-
32
CNCiv., Sala A, Agosto 24-1998, DJ, 1999-2-613; CJ Salta, Octubre 23-1997, “López, Hilaria N. c/Empresa
Manufactura de Calzados del Norte S.A. y otros”, Rev. La Ley del 29-9-98, p.6, fallo 40.847-S; CSJN, Abril 30-
1996, DT, 1996-B, pág. 2065; CSJN, Julio 11-1996, DT, 1996-B, pág. 2663; CNCiv., Sala A, Mayo 23-1996,
LL, 1996-E, pág. 125.-
33
CSJN, Febrero 11-1997, “Sepúlveda, Jovita Cármen y otro c/Arrojo, Oscar Néstor”, ED, cd rom, registro Nro.
237.039.-
niega a la citada en garantía legitimación procesal para oponer la excepción de
prescripción34; exceso ritual manifiesto al declarar la improcedencia de los recursos ante los
Tribunales de la causa35; en materia de caducidad de la instancia, cuando el a quo, sobre la
base de una interpretación inadecuada de los Arts. 483 y 313, inc. 3ro. del CPCCN –que los
desvirtúa y los vuelve inoperantes- frustra el derecho del actor a obtener una sentencia que
se pronuncie sobre el fondo de la pretensión 36; cuando una Sala se aparta de la Doctrina
Plenaria del Fuero sin exhibir fundamentos acordes con la índole y la complejidad de la
cuestión debatida, y ha prescindido de efectuar una apreciación crítica de los elementos de
juicio obrantes en el proceso37; la notificación de un mandamiento de intimación de pago,
embargo y citación de remate a un terreno baldío, que no era el domicilio real del
demandado, y la posterior subasta del terrero 38; cuando una Sala de la Cámara omite
agregar al expediente el escrito de contestación de agravios de una de las partes, y dicta
sentencia sin ni siquiera haberlo considerado 39; la falta de noticia sobre el ingreso de los
autos a la Alzada compromete seriamente la defensa en juicio, ya que al privar al interesado
en forma definitiva de la oportunidad de acceder a la única instancia de revisión sobre
puntos regidos por el derecho común40.-
Con la claridad conceptual a la que nos tiene acostumbrados, el maestro Bidart
Campos41 ha sistematizado en seis grupos los casos que configuran violación del derecho a la
jurisdicción, a saber:
Cuando el Tribunal se niega a fallar;
Cuando el Tribunal demora irrazonablemente o indefinidamente su sentencia;
Cuando el justiciable no encuentra Tribunal competente para que le resuelva su
pretensión, en cuyo caso la Corte interviene para decidir que Tribunal debe conocer en la
causa, destacando que en tal hipótesis, la Corte no resuelve el caso;
Cuando los Tribunales no se hallan en condiciones de dictar sentencias eficaces que
rindan utilidad. La Corte dio por configurada esta hipótesis, cuando en los habeas corpus
interpuestos durante el estado de sitio, los jueces no pueden dictar sentencias eficaces,
porque la autoridad a la que se le requiere informe sobre la situación de las personas en
cuyo favor se deduce la acción, responden que no se hallan detenidas;
Cuando una cuestión política no debe ser juzgada (y se vuelve no justiciable), la sentencia
que deja de resolverla incurre en una omisión muy parecida la del juez que se niega a
fallar. Aquí el juez dicta sentencia, pero la dicta para decir enfáticamente que no puede
resolver la cuestión política, y eso es no juzgar;
Cuando ante una omisión legislativa reglamentaria, la sentencia alega que no puede
suplirla, porque de hacerlo, el juez se convertiría en legislador y violaría la división de
poderes. En este caso, el juez dicta sentencia, pero lo hace para decir que no puede
cubrir el vacío legal, porque si el legislador no le ha proporcionado la norma
34
CSJN, Mayo 6-1997, ED, 174-359.-
35
CSJN, Abril 29-1997, “Chareun, Raúl Emilio y otro c/Ferrocarriles Argentinos”, ED, cd rom, Registro Nro.
237.801.-
36
CSJN, Febrero 6-1997, “Pergamino Cooperativa de Seguros Limitada c/Macchia, Carlos Gabriel y otros”, ED,
cd rom, Registro Nro. 236.995.-
37
CSJN, Diciembre 20-1994, “Gardella, Javier Luis y otros c/Coop. de Prov. y Serv. P. Transportistas Cons. y
Cred. Ltda. y otros”, ED, cd. rom, Registro Nro. 227.223.-
38
CApel.Civil y Com, Lomas de Zamora, Sala I, Agosto 13-1998, “Hansen y Asoc. c/Grulla, Alejandro
s/ejecutivo”, Causa Nro. 47.079, Reg. Int. 443. En esta causa, el Tribunal sostuvo que cuando se trata de la
notificación de un mandamiento de intimación de pago, dicho acto se asimila al traslado de la demanda, ya que
en la corrección de la notificación, se encuentra involucrada la garantía de defensa en juicio.-
39
CSJN, Noviembre 17-1994, “Amigo, Roberto Pablo c/ Asistencia Médica Social Argentina S.A. y otros
s/ordinario”, A.25, XXVII.-
40
CSJN, Abril 30-1996, Rev. La Ley del 24-5-96, SP, p.18, fallo 94.308; CSJN, Noviembre 23-1995, “Balcarcel,
Walter L:”, Rev. LA LEY del 24-5-96, SP, p.3, fallo 94.305.-
41
Tratado de Derecho Constitucional Argentino, T.II, pág. 456.-
reglamentaria de una cláusula constitucional programática, la omisión es judicialmente
irremediable.-