NOCIONES PRELIMINARES

CURSO SOBRE
PROCEDIMIENTOS
DECLARATIVOS

Profesor. Mg. Gonzalo Lobos F.

 RECORDEMOS:
DERECHO PROCESAL I:
Conceptos de: ACCIÓN
JURISDICCIÓN
PROCESO
Cada vez que nos enfrentamos a un conflicto de
relevancia jurídica existirá una batería de fórmulas
para resolverlo (art. 3° bis CPC). El Estado nos
otorga la solución mediante un tercero imparcial
que resolverá el problema ejerciendo una forma
especial de poder: la jurisdicción. La petición del
afectado al juez se manifestará en un derecho,
denominado “acción procesal”, que contiene una
“pretensión” y se materializa en una “demanda”
judicial. El juez se valdrá del “proceso” como
método para resolver el conflicto.
El “proceso” es un método de debate dialéctico
que precisa de cuatro etapas para poder
desarrollarse: Afirmación, negación, confirmación
(prueba) y Alegación (análisis de la prueba).
DERECHO PROCESAL II:
Como explicamos durante el curso anterior, todos
los procedimientos (o procesos) judiciales
presentan características comunes: Ya sabíamos
que sus etapas de desarrollo son las mismas (A-N-C-
A), pero en luego aprendimos que existían una serie
de instituciones que, como “ladrillos de legos”,
permiten construir toda clase de procedimientos.
Estos “ladrillos” están regulados en las
denominadas “Disposiciones comunes a todo
procedimiento” del Libro I del Código de
Procedimiento Civil. A propósito de ellas,
estudiamos:
-La carpeta electrónica judicial.
-El acto jurídico procesal.
-El emplazamiento judicial y otros conceptos.
-Las partes y la comparecencia en juicio.
-Las actuaciones judiciales.
-Los plazos judiciales.
-Las resoluciones judiciales y cosa juzgada.
-Las notificaciones judiciales.
-Los incidentes judiciales, en sus diversos tipos.
 EN ESTE CURSO:
a) El Estado cumple sus funciones —legislativa,
ejecutiva y jurisdiccional— por medio de órganos
competentes: poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial.
b) La función jurisdiccional es inherente a él; se basa,
en nuestra legislación, en preceptos constitucionales
expresos, y tiene por objeto resolver los conflictos de
intereses suscitados entre personas. La cumple de tres
maneras: I) organizando la administración de justicia;
2) determinando la competencia de los tribunales que
la integran, y 3) estableciendo las reglas de
procedimiento a que deben sujetarse los jueces y
litigantes en la substanciación de los procesos.
c) Los dos primeros aspectos de la función
jurisdiccional están organizados por la Constitución
Política de la República y por el Código Orgánico de
Tribunales, revistiendo este último el carácter de ley
orgánica constitucional en estas materias de acuerdo
a lo previsto en los artículos 76 y ss. de nuestra
Constitución.
d) El procedimiento está reglamentado por los Códigos
de Procedimiento Civil y Penal, Código Procesal Penal
y en otras leyes, que se refieren a casos especiales.
Consiste en el conjunto de formalidades a que deben
someterse el juez y los litigantes en la tramitación del
proceso. El Procedimiento supone una serie de actos
cuyo conjunto forman el proceso, en el que el
demandante acciona, el demandado opone sus
excepciones y defensas, se rinden las pruebas
pertinentes, se realizan observaciones a esta prueba y
termina con la sentencia que dicta el tribunal.
e)De lo anterior resulta que la actividad jurisdiccional
del Estado se desarrolla mediante el proceso. Pero no
es su único fin. Pues junto con el proceso contencioso,
que es el propiamente jurisdiccional, existe el proceso
voluntario o de jurisdicción voluntaria, que persigue
otros fines, como es crear actos tutelares,
solemnidades o situaciones jurídicas nuevas. En Chile,
dado lo dispuesto en el artículo 817 del Código de
Procedimiento Civil, en nuestra legislación el proceso
voluntario es un acto de jurisdicción del Estado.
 En definitiva:
La función de los tribunales en Chile
puede resumirse en:
a) Tutelar derechos subjetivos fundamentales, en
su vertiente de facultades conservadoras (Art.
5°, 20 y 21 CPR y 3° COT).
b) Tutelar derechos subjetivos legales (artículo 19
N°3 inciso primero CPR).
c) Defender la CPR (artículos 92 y siguientes
CPR).
d) Resolver conflictos de relevancia jurídica (Art.
76 CPR y 1° COT).
e) Conocer y resolver actos judiciales no
contenciosos (art. 2° COT).
f) Eventualmente, y ante ausencia de norma
expresa, “crear” derecho para el caso concreto
(art. 170 N°5 CPC).
g) Otras facultades: disciplinarias y económicas
(art. 3° COT).
 EL DEBIDO PROCESO CIVIL EN CHILE
Su regulación es escueta y de la CPR sólo
se puede deducir el derecho de defensa
y el derecho a un tribunal ordinario
predeterminado por la ley. También está
la cláusula de garantía general de “justo
y racional procedimiento” que nada
concreto dice y que remite a la ley para
completarla.
La Convención Americana de DDHH
tampoco aporta mucho más, ya que el
núcleo de garantías no penales (el art. 8°
N°1), sólo indica: Garantías Judiciales 1.
“Toda persona tiene derecho a ser oída
con las debidas garantías y dentro de un
plazo razonable, por un juez o tribunal
competente, independiente e imparcial,
establecido con anterioridad por la ley,
en la sustanciación de cualquier
acusación penal formulada contra ella, o
para la determinación de sus derechos y
obligaciones de orden civil, laboral, fiscal
o de cualquier otro carácter”.
NUESTRO CPC Y EL DEBIDO PROCESO
a) Derecho a juicio oral y público (¿?): El artículo 14.1
del Pacto de Derechos Civiles y Políticos señala: “1.
Todas las personas son iguales ante los tribunales y
cortes de justicia. Toda persona tendrá derecho a ser
oída públicamente y con las debidas garantías por un
tribunal competente, independiente e imparcial,
establecido por la ley, en la substanciación de
cualquier acusación de carácter penal formulada
contra ella o para la determinación de sus derechos u
obligaciones de carácter civil. La prensa y el público
podrán ser excluidos de la totalidad o parte de los
juicios por consideraciones de moral, orden público o
seguridad nacional en una sociedad democrática, o
cuando lo exija el interés de la vida privada de las
partes o, en la medida estrictamente necesaria en
opinión del tribunal, cuando por circunstancias
especiales del asunto la publicidad pudiera perjudicar
a los intereses de la justicia; pero toda sentencia en
materia penal o contenciosa será pública, excepto en
los casos en que el interés de menores de edad exija lo
contrario, o en las acusaciones referentes a pleitos
matrimoniales o a la tutela de menores”.
El texto expreso de la norma permite deducir
que el juicio debe ser oral (exige “oír”) y público sólo para
casos de juicios declarativos (quedando fuera los
cautelares y de cumplimiento u otros).
Sin embargo, y en el ámbito americano, la CADH no hace
tales exigencias, ya que sólo garantiza el derecho a ser
oído por un tribunal, competente, independiente e
imparcial. Como no exige publicidad, se deduce que
tampoco impone oralidad.
Por ende, al consagrar juicios declarativos escritos, el
CPC incumple con el PIDCP, pero sí cumple con la CPR y
la CADH.
b.- Derecho de Defensa en juicio. Tiene que ver con el
derecho de las parte para refutar y probar contra lo
sostenido por la parte contraria. Este derecho puede
verse afectado con algunas instituciones como: las
medidas cautelares decretadas de plano y las medidas
para mejor resolver (que explicaremos en su
oportunidad).
c.- Derecho a sentencia motivada. En nuestro sistema
constitucional no hay norma que imponga la motivación
o fundamentación de las resoluciones judiciales (excepto
el artículo 36 del código procesal penal).
Sin embargo, si asumimos que la sentencia definitiva es
el resultado de un “justo y racional” procedimiento,
podemos deducir que estas resoluciones deben ser
motivadas. Por su parte, la fundamentación “fáctica”
deriva del derecho de defensa que impone al juez
hacerse cargo de toda la prueba rendida por las partes y
la fundamentación “normativa” está expresamente
contemplada en el art. 170 N° 5 CPC. Pese a que la
normativa civil no es tan exigente como la penal, nuestra
jurisprudencia es exigente con la fundamentación de las
sentencias definitivas y lo verificaremos al estudiar los
recursos procesales.
d.- Derecho a plazo razonable: El artículo 8.1 dela CADH
dispone que : “Toda persona tiene derecho a ser oída con
las debidas garantías y dentro de un plazo razonable”.
Este derecho implica un conjunto de elementos tales
como la complejidad del caso, el número de partes, el
comportamiento éstas, la actividad del tribunal y el
tiempo promedio que dura un proceso conforme a estas
características.
A diferencia del proceso penal, no existe un recurso en
materia civil que permita a los tribunales superiores
(como la Corte Suprema) controlar el cumplimiento de
este derecho.
En Chile, el Tribunal Constitucional sólo puede controlar si
el diseño del procedimiento resulta lesivo contra este
derecho, pero no si la conducta del tribunal en un caso
específico lo vulneró.
e.- Derecho a recurso. Nuestra CPR no hace alusión al
derecho a recurrir ante tribunal superior o el derecho a la
doble instancia, pero tal exigencia no ha sido necesaria,
porque nuestro sistema procesal civil sí contempla este
derecho como regla general, de modo que cumplimos
plenamente con la exigencia del art. 8° N°2 letra h) de la
CADH que impone el “derecho de recurrir del fallo ante
juez o tribunal superior”.
 PRINCIPIOS DEL DERECHO PROCESAL CIVIL
CHILENO
Como aprendimos con antelación, nosotros
seguimos la teoría del profesor Alvarado
Velloso en cuanto a la configuración de los
principios básicos del proceso, por lo que
sostenemos que estos son sólo cinco:
- Igualdad de las partes.
- Imparcialidad del juez.
- Transitoriedad de la serie procedimental.
- Eficacia de la serie procedimental
(ANCA)
- Moralidad en el debate.
Sin embargo, los textos de derecho procesal
aluden a otros conceptos como “principios
procesales”, de modo que en ellos se
sostiene que el procedimiento civil contiene
los siguientes principios:
a.- Principio de oportunidad: El derecho civil chileno
se basa en la denominada “autonomía de la voluntad”,
de modo que los derechos a cautelar, por regla
general, son renunciables, ya que miran el sólo interés
del titular de los mismos. Cobra importancia tener
clara la diferencia entre el derecho privado y el
derecho público, además de los derechos disponibles
de los que no lo son.
En definitiva, el principio de oportunidad atiende a la
facultad que tiene el titular de un derecho a ejercer la
acción procesal civil (demandar) o no hacerlo, según
su conveniencia o sus intereses.
De este principio, derivan los restantes.
b.- Principio dispositivo: Deriva del anterior y presenta
varias manifestaciones.
-La actividad del juez sólo se inicia a petición de la
parte respectiva. No se inician procesos de oficio.
-La determinación concreta de lo que debe resolver el
tribunal (conocida como el “objeto del juicio”) la
establecen las partes (generalmente en su demanda y
contestación a la misma).
-La sentencia del juez debe ser “congruente” con la
pretensión del demandante y la resistencia del
demandado (congruente con el “objeto del juicio”).
-Las partes pueden poner término al proceso de
común acuerdo, disponiendo de sus intereses.
c.- Principio de aportación de parte: Toca
a las partes señalar los hechos que
configuran su pretensión e incorporar los
medios de prueba que servirán para
acreditar dichos hechos, de modo que la
actitud del tribunal debe ser pasiva en este
aspecto. Eso sí, este principio presenta
excepciones como las “Medidas para
mejor resolver” del artículo 159 CPC o las
facultades de los jueces en el
procedimiento de tribunales de familia o
del trabajo.
d.- Principio de legalidad de las formas
procesales. Nuestra CPR dispone que el
proceso debe establecerse mediante la
fuente formal de Ley, de modo que las
“formas procesales” deben ser
establecidas por ella. Sobre este punto, se
debe recordar las normas que regulan la
sanción de “nulidad procesal” en nuestro
sistema.
e.- Principio de escrituración. Nuestro sistema
procesal civil contempla como regla general la
escrituración del proceso, de modo que su
soporte es compatible con esta forma de
comunicación (archivos PDF en una plataforma
del Poder Judicial). Atención: En el
procedimiento escrito sí pueden haber
actuaciones orales, las que se registrarán en
actas escritas, así como en procedimientos orales
también quedan resúmenes escritos de lo
obrado. La diferencia está en la importancia del
acta: En el procedimiento escrito, la ley habilita
al juez para resolver conforme al contenido del
registro escrito (como ocurre con la declaración
de testigos); en el procedimiento oral, en
cambio, el acta sólo sirve como referencia,
porque las decisiones deben ser tomadas
conforme a lo que el juez escuchó directamente
en la audiencia (si existen dudas, se recurre al
registro de audio).
Del principio de escrituración derivan otros
principios:
-Mediación: El soporte escrito mediatiza la relación
del juez con las pruebas rendidas en juicio, porque no
las percibe directamente con sus sentidos, sino que
sólo “lee” aquello que se dejó constancia por escrito.
Es lo contrario al principio de “inmediación”.
-Dispersión: La escrituración impide que los actos del
juicio (sobre todo los probatorios) se concentren en
un momento dado, sino que se dispersan en diversas
actuaciones judiciales que se generan en distintos
momentos.es lo contrario al principio de
“concentración”.
-Orden consecutivo legal: La dispersión impone la
necesidad de que los actos procesales tengan un
orden lógico para evitar confusión en el proceso. Se
genera un “orden consecutivo” dispuesto por la ley,
de modo que las actividades deben desplegarse en el
momento que la norma dispone, no antes ni después.
-Preclusión: En su oportunidad la estudiamos como
una sanción procesal, pero también opera como
principio: Si la ley impone un orden para ejecutar los
actos procesales, entonces no se puede volver atrás
cuando ya pasó la oportunidad para ejercerlos.
f.- Principio de Publicidad. Al estudiar la Ley
20.886 sobre “Tramitación electrónica” de los
procesos, comprobamos que uno de sus
principios básicos disponía que “Los actos de los
tribunales son públicos y, en consecuencia, los
sistemas informáticos que se utilicen para el
registro de los procedimientos judiciales deberán
garantizar el pleno acceso de todas las personas
a la carpeta electrónica en condiciones de
igualdad, salvo las excepciones establecidas por
la ley” (art. 2° letra c).
El sistema procesal civil chileno ha contemplado
este principio desde siempre, pero hay autores
que sostienen que la escrituración del proceso
civil genera, en los hechos, una situación de
secreto del juicio. Esta afirmación es bastante
discutible, sobre todo hoy en día, ya que los
procedimientos civiles pueden ser revisados
desde cualquier parte del mundo, ya que se
encuentran en la plataforma del Poder Judicial.
- OBJETIVOS DEL PROCESO DECLARATIVO. -Condena: La pretensión exige que la declaración
Como sabemos, en los procesos declarativos, para imponga el cumplimiento de una prestación al
resolver el conflicto de relevancia jurídica, los demandado. No basta con la declaración que da
tribunales deben establecer los hechos discutidos y por establecidos los hechos que la generan y el
declarar el derecho a aplicar. En esta clase de derecho a aplicar, sino que ordena el pago de
procedimientos declarativos (también llamados de una obligación. Este tipo de procesos si
cognición o de conocimiento) puede darse de tres requieren de ejecución.
formas distintas, dependiendo de la pretensión
deducida por el actor: sólo declarar el derecho;
constituir relaciones jurídicas o condenar a una
persona.
-Mera declaración del derecho: La pretensión se
satisface con la declaración de existencia e
inexistencia de una relación jurídica preexistente, la
sentencia se agota con la declaración y no requiere
ejecución. Eso sí, el actor debe acreditar un interés
jurídico que justifique la declaración, ya que no debe
ser con meros fines retóricos.
-Constituir relaciones o estados jurídicos: La
pretensión busca que se declare un cambio respecto
de la situación previa, de modo que se crea, extingue
o modifica una relación o estado jurídico. Tampoco
precisa de ejecución.
 CARACTERISTICAS DEL PROCEDIMIENTO EN CHILE
a) El procedimiento en Chile se caracteriza porque es
escrito y está sujeto a una doble instancia. Ello es la regla
general, que tiene sus excepciones. Así, por ejemplo, el
procedimiento en los juicios de mínima cuantía, seguidos
antelos jueces de letras, es verbal, dejándose
únicamente acta escrita de lo actuado en ellos; y,
también por vía de ejemplo, los jueces de letras conocen
de asuntos civiles que no excedan de 15 UTM en única
instancia, o sea, no están sujetos a revisión sus fallos por
el superior jerárquico.
b) Escrito. Quiere decir que de todas las actuaciones del
proceso debe dejarse constancia o testimonio escrito.
Excepciones: procedimientos laborales y de Familia.
c) Sujeto a doble instancia. En razón de la doble revisión
de lo resuelto por el tribunal inferior puede por regla
general ser revisado, modificado o enmendado, con
arreglo a derecho, por el superior jerárquico. No
olvidemos que el derecho al recurso ante un Tribunal
superior opera a nivel de tratados de DD.HH., como el
art. 8.2, h) del Pacto de San José de Costa Rica y el
derecho al doble examen de la causa en toda su
extensión que se desprende del art. 14.5 del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos.
Excepción total: El proceso penal se caracteriza por ser
un procedimiento en el cual prima el principio de la
oralidad, y en contra de la sentencia definitiva que se
pronuncia por el tribunal oral no es procedente el
recurso de apelación (arts. 291 y 364 Código Procesal
Penal).
CLASIFICACION DE LOS PROCEDIMIENTOS
a) Los procedimientos admiten diversas clasificaciones:
I.- Según la materia, pueden ser civiles o penales. El
procedimiento penal tiene por objeto hacer efectiva
la pretensión punitiva del Estado por la comisión de
un delito en contra de sus partícipes y sancionarlos en
la forma y medida establecidas por la ley penal; el
civil, es el que rige los conflictos civiles entre partes.
b) Atendiendo a su forma, los procedimientos pueden
clasificarse en orales o escritos. Son orales o verbales
aquellos que se ventilan de palabra o cuyas
actuaciones son verbales, aun cuando se deje
constancia escrita de alguna de sus actuaciones o
resultados; y escritos, aquellos en que las
actuaciones, trámites y gestiones deben realizarse por
escrito, como asimismo debe dejarse constancia
escrita de ellas; en otras palabras, aquellos que se
instruyen, ventilan y deciden, no de palabra o por
medio de una simple acta que abrace todo el
resultado, sino por escrito y asentándose sucesiva o
cronológicamente y por En realidad, no existen
procedimientos únicamente escritos u orales. Para
clasificarlos en esa forma se hace atendiendo a la
prevalencia del elemento oral o escrito.
c) Según el fin que se persigue. Son declarativos o h) Según su cuantía (el valor de la cosa disputada), los
ejecutivos. Genéricamente son declarativos o de juicios declarativos se clasifican en procedimiento de
conocimiento aquellos cuyo fin perseguido es el mayor cuantía, si la causa excede de 500 unidades
reconocimiento o la declaración de un derecho tributarias mensuales; procedimiento de menor
controvertido o que nos es desconocido o nos ha
sido negado, pudiendo distinguirse dentro de ellos cuantía, aquellas causas de más de 10 unidades
los meramente declarativos, constitutivos, de tributarias mensuales, pero no pasan de 500 unidades
condena y cautelares. Son ejecutivos aquellos por tributarias mensuales (art. 698 CPC); y procedimiento
medio de los cuales se pide el cumplimiento de una de mínima cuantía, cuando no excede de 10 unidades
obligación que consta de una sentencia judicial o tributarias mensuales (art. 703 CPC)
de otro título que según la ley tenga la fuerza En cuanto a la ejecución, existen procedimientos
ejecutiva. Este procedimiento es de carácter
compulsivo o coercitivo. ejecutivos de mayor cuantía (si la causa excede de 10
d) Atendiendo a su objeto, los procedimientos unidades tributarias mensuales) y procedimientos
pueden clasificarse en petitorios y posesorios. Los ejecutivos de mínima cuantía (no excede de 10
primeros son los que sirven para reclamar el unidades tributarias mensuales). Así lo regulan los
dominio sobre las cosas. Los segundos son los que arts. 703 y 729 CPC.
tienen por objeto hacer efectivas las acciones
posesorias (denominados llamados interdictos
posesorios). Con ellos se ejercen las acciones
posesorias que amparan el dominio y los demás
derechos reales constituidos sobre él.
g) En cuanto a la extensión del derecho en que
recaen. Son universales y singulares o particulares.
Son universales los que persiguen una
universalidad jurídica, como los juicios de quiebra,
los sucesorios. Son singulares o particulares
aquellos en que se persigue una especie o cuerpo
cierto.
 LEGITIMACIÓN
Al estudiar las “normas comunes a todo
procedimiento”, analizamos lo respectivo a
las partes en el proceso y su capacidad.
Establecimos que parte es aquel que deduce
una pretensión o contra quien se deduce
una pretensión en el proceso y que para
comparecer a juicio no sólo se requiere
“capacidad para ser parte” y “capacidad
procesal”, sino que también es necesario
que el interesado sea asesorado por quienes
tienen conocimientos de Derecho para
actuar válidamente en el juicio: es necesario
obrar con quienes gocen de ius postulandi.
Sin embargo, el ser alguien con capacidad y
requerir la tutela judicial no es suficiente
para obtener una sentencia, también resulta
necesario que esta persona esté legitimada,
y esta legitimación se encuentra
íntimamente relacionada con la pretensión
deducida por el demandante o las defensas
opuestas por el demandado.
Como veremos, la legitimación se analiza
desde una doble perspectiva: como una
cuestión meramente procesal, o bien, como
una cuestión de fondo.
Como sabemos, toda persona puede comparecer
ante un juez y requerir de su “tutela judicial
efectiva”, mediante el ejercicio de una acción
procesal que se materializa en una demanda. Pero
es necesario “algo más” para que esa persona
pueda obtener la dictación de una sentencia que
implique llegar hasta el final de un juicio.
Para ejercer la acción procesal se exige capacidad
y para la deducción de una pretensión, en el caso
concreto, se requiere legitimación. Esta
legitimación es una cualidad o condición de la
parte para un proceso en concreto. A diferencia de
la capacidad que es genérica, la legitimación alude
a una determinada y precisa relación del sujeto
con la situación jurídica sustantiva que se hace
valer en el proceso.
Eso sí, la capacidad y la legitimación son
conceptos procesales y no materiales. Si el
demandante es o no es titular del derecho o
interés legítimo por el que presenta la demanda
ante el juez, es una cuestión de fondo del asunto y
sólo con la sentencia definitiva se sabrá si es así.
Asimismo, la legitimación distingue entre
titularidad activa o pasiva de la relación
jurídica material que se invoca en el
proceso, que formará parte del derecho
material y será la cuestión de fondo
planteada ante el tribunal (de la que
pedimos un pronunciamiento con todos
los efectos propios de la cosa juzgada); y,
por otro lado, hay una faz diferente: la
posición que habilita para deducir la
pretensión (legitimación activa) o para
defenderse de la pretensión
(legitimación pasiva) en condiciones de
ser examinada por el órgano
jurisdiccional en cuanto a la forma, lo
que está regulado por normas de
naturaleza procesal. Esta legitimación
sólo se encarga del problema de quién
puede pedir en juicio y contra quién
puede pedirse, siempre en el caso
concreto.
PROBLEMAS DE LA LEGITIMACIÓN
CASO: Imaginen que A es amigo de B y B se
encuentra muy enfermo en la clínica, hospitalizado
hace meses, de modo que no puede trabajar y se
acumula la deuda hospitalaria. A sabe que C debe
dinero a su amigo B, así que decide presentar una
demanda contra él para cobrar dicha deuda.
Entonces, A presenta el libelo ante el tribunal,
invocando que es amigo de B, la precaria situación
económica del enfermo y la necesidad de que C
pague lo adeudado. Sin embargo, A no es
representante de B, ni tampoco es curador de sus
bienes. Ni siquiera opera como agente oficioso. De
modo que, pese a sus buenas intenciones, A no está
legitimado activamente para presentar la demanda,
porque no es el titular del derecho que invoca.
Lo lógico es que el tribunal deba rechazar la
presentación de esa demanda in limine litis (de
inmediato, sin dar tramitación), sin siquiera conocer
el fondo del asunto. El demandante tendría que
corregir el defecto en el modo de proponer su
demanda (acompañando algún tipo de
representación), o bien, deberá demandar B
personalmente o debidamente representado.
PERO: La versión “procesal” de la legitimación
no es aceptada en general por nuestra
doctrina y jurisprudencia, de forma tal, que se
le estima como un tema “de fondo”. Esta
distinción es importante: Si opinamos que es
un problema de forma, el tribunal podría no
dar curso a la demanda u ordenar que se
corrija el defecto, porque salta a la vista la falta
de legitimación. En este escenario, no resulta
necesario llegar a dictar sentencia definitiva.
Sin embargo, la doctrina y jurisprudencia
mayoritaria sostienen que este problema debe
alegarse como una excepción perentoria, ya
que no hay norma expresa que regule el
defecto, por lo que sólo se puede plantear de
esta manera, ya que apunta a enervar o
destruir el fondo de la acción deducida. Esta
opción nos obliga a tramitar el juicio completo
y dictar sentencia definitiva.
Es así como, en nuestro país, la falta de
legitimación activa se toma como un problema
de fondo y no procesal.
OTRO PROBLEMA DE LA LEGITIMACIÓN en
nuestro país se da con la nomenclatura elegida
por el legislador para referirse a los
“legitimados activos”.
Los artículos 204 y 205 del código civil dicen
que “acción corresponde a…” y La Ley N° 19.
300 sobre Bases Generales del Medio
Ambiente, al referirse a ellos, señala "son
titulares de la acción".
Estas referencias, sumadas a la opción
jurisprudencial de estimar a la legitimación
activa como un “problema de fondo”,
permiten asumir que el derecho a presentar
acción procesal sólo queda reservado a los
titulares del derecho sustantivo reclamado,
cuestión que es un error.
Si la acción procesal es un derecho
fundamental de rango constitucional (derecho
a la tutela judicial) y pertenece a todos,
cualquier definición legal que limite a los
titulares de este derecho podría estimarse
como inconstitucional.
FINALMENTE: la única regulación expresa
de la legitimación en nuestro Derecho
Procesal civil, está en el procedimiento
para la tutela de los intereses colectivos o
difusos de la Ley de protección de los
consumidores (artículo 50 y ss.). En esta
ley se le da tratamiento “procesal” a la
falta de legitimación, pues habilita al juez
para declarar inadmisible la demanda, in
limine litis, si ella no es formulada por
alguno de los legitimados activos que
reconoce la ley.
CLASIFICACIONES DE LA LEGITIMACIÓN
La legitimación puede ser:
A.- Ordinaria.
a.1.- Ordinaria originaria
a.2.- Ordinaria derivada
a.3.- Ordinaria plural
B.- Extraordinaria.
A.1.- Legitimación ordinaria originaria: Dice
relación con el ejercicio de los derechos
subjetivos privados. Quien demande debe
afirmar la titularidad del derecho en la relación
jurídica material, así dar inicia al juicio en que
que se determine si la relación existe y cuál es su
contenido.
En otras palabras, es necesario que el
demandante afirme ser titular del derecho,
como en el caso de quien señala ser el dueño de
la propiedad cuya reivindicación se exige.
En Chile, no sólo es legitimado quien invoca la
titularidad, sino que también quien demuestra
tener un interés legítimo (de carácter
patrimonial) en el juicio, tal y como ocurre con
las tercerías (ej. El tercero coadyuvante).
Dentro de la legitimación ordinaria existe
una situación especial: Las denominadas
“acciones populares”, es decir, las que
permiten que cualquier persona pueda
ejercer acción procesal ante un tribunal
aunque no sea titular del derecho
subjetivo ni tenga un interés patrimonial.
A.2.- Legitimación originaria derivada: El
demandante debe afirmar que una de las
partes, o las dos, comparece en el proceso
como titular de un derecho o sujeto pasivo
de una obligación, que originalmente
pertenecía a otro(s), y que fue transferida
o transmitida a modo singular o universal.
Un buen ejemplo se da en el “pago con
subrogación”, dónde aquel que paga
adquiere la calidad de acreedor.
A.3.- Legitimación originaria plural: La afirmación
de titularidad del derecho para accionar debe ser
hecha por varias personas o el cobro de la
obligación debe presentarse contra varias personas.
Eso sí, no se trata de que existan diversas
pretensiones, sino que se trata de una sola
pretensión que afecta a todos por igual. Ej: Varios
comuneros que demandan la acción reivindicatoria
de la cosa común o la demanda del cobro de una
obligación solidaria a varios codeudores solidarios.
B.- Legitimación extraordinaria.- La ley permite
accionar a quienes no tienen la titularidad directa
de un derecho subjetivo o un interés legítimo.
Manifiesta la evolución de la tutela de intereses
privado hacia la tutela de intereses colectivos,
donde pueden estar implicados gran número de
personas. Con los intereses colectivos o difusos se
reconoce a un ente o persona determinada la
posibilidad de deducir legítimamente la pretensión
en favor del colectivo, como sucede con el
Ministerio Público, el Defensor del Pueblo,
sindicatos, colegios profesionales, asociaciones de
consumidores y ecologistas, etcétera.
 REGULACIÓN NORMATIVA DE LA LEGITIMACIÓN Como se explicó anteriormente, la doctrina y
No existe regulación ni constitucional ni legal de la jurisprudencia generales son de la opinión que
legitimación (sobre todo la activa) en nuestro Derecho debe hacerse valer como excepción perentoria y
y sólo en el año 2004, con la ley N° 19.955 que se ha estimado que dicha resolución estaría
modificó la Ley sobre “Protección de los Derechos de
los Consumidores”, comenzó a hablarse de amparada por la cosa juzgada.
“legitimación activa”.
La ausencia de normas ha hecho que la doctrina y
jurisprudencia tengan pocas referencias a ella.
Hay quienes plantean que la legitimación activa debe
ser controlada de oficio por el juez y que no puede
dar curso a la demanda en la que conste su ausencia,
pero no hay norma que permita tal conclusión.
¿Cómo pueden alegar las partes la falta de
legitimación? La legislación chilena no la contempla
como excepción, pero un sector de la doctrina
sostiene que se puede alegar la falta de legitimación
activa como una excepción dilatoria, buscando su
acomodo en las excepciones dilatorias de las que
enumera el artículo 303 CPC, específicamente en el
numeral 6° que habla de toda “excepción que se
refiera a la corrección del procedimiento sin afectar al
fondo de la acción deducida”.
El problema está en que no se ve cómo pueda corregir
tal defecto el demandante que no tiene legitimación
para actuar, de modo que siempre será imposible
seguir adelante con el juicio y la excepción más bien
pareciera ser perentoria.
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-Bordalí, Andrés; Cortez, Gonzalo y
Palomo, Diego. “Proceso Civil. El
juicio ordinario de mayor cuantía.
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cautelar”. Legal Publishing-Thomson
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-Rodríguez Papic, Ignacio.
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de mayor cuantía”. Editorial Jurídica
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