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PODER JUDICIAL Y MINISTERIO PÚBLICO

SUMARIO: I. Poder Judicial; II. Ministerio Público.

I. El Poder Judicial
Sumario: 1. Regulación constitucional – 2. Órganos que integran el Poder
Judicial – 3. La Función Jurisdiccional – 4. Principios Generales de la
Administración de Justicia – 5. Nombramiento de los Jueces – 6. La Corte
Suprema

1. Regulación constitucional
A nivel constitucional, el Poder Judicial está regulado en el cap. VI de la CPR,
arts. 76 a 82.

2. Órganos que integran el Poder Judicial


Antes de analizar las cuestiones constitucionales relacionadas con el Poder
Judicial, es útil aclarar qué tribunales lo integran. Así las cosas, de acuerdo al art. 5 del
COT, integran el Poder Judicial, como tribunales ordinarios de justicia, la Corte
Suprema, las Cortes de Apelaciones, los Presidentes y Ministros de Corte, los
Tribunales de Juicio Oral en lo Penal, los Juzgados de Letras y los Juzgados de
Garantía.
Forman parte del Poder Judicial, como tribunales especiales, los Juzgados de
Familia, los Juzgados de Letras del Trabajo, los Juzgados de Cobranza Laboral y
Previsional y los Tribunales Militares en tiempo de paz, los cuales se regirán en su
organización y atribuciones por las disposiciones orgánicas constitucionales contenidas
en la ley Nº 19.968, en el Código del Trabajo y en el Código de Justicia Militar y sus
leyes complementarias, respectivamente, rigiendo para ellos las disposiciones del COT
sólo cuando los cuerpos legales citados se remitan en forma expresa a él.
Los demás tribunales especiales se regirán por las leyes que los establecen y
reglamentan, sin perjuicio de quedar sujetos a las disposiciones generales de dicho
Código.

1
3. La Función Jurisdiccional
El art. 76 inc. 1 de la Carta Fundamental consagra, a nivel constitucional, la
jurisdicción como función pública: “La facultad de conocer de las causas civiles y
criminales, de resolverlas y de hacer ejecutar lo juzgado, pertenece exclusivamente a los
tribunales establecidos por la ley. Ni el Presidente de la República ni el Congreso
pueden, en caso alguno, ejercer funciones judiciales, avocarse causas pendientes, revisar
los fundamentos o contenidos de sus resoluciones o hacer revivir procesos fenecidos”.
La Jurisdicción es la función pública, ejercida por los órganos competentes, con
las formalidades legales, cuya principal finalidad es resolver conflictos de relevancia
jurídica con autoridad de cosa juzgada y eventual posibilidad de ejecución”.
También se ha señalado que la Jurisdicción es “el poder deber que tienen los
tribunales para conocer y resolver, por medio del proceso y con efecto de cosa juzgada,
los conflictos de intereses de relevancia jurídica que se promuevan dentro del territorio
de la República y en cuya solución les corresponda intervenir.”
En base a estas definiciones, realizaremos los siguientes comentarios:
a) La función jurisdiccional –y por lo tanto la jurisdicción como tal– es una
función pública, pues quién la lleva son órganos del Estado, especialmente el Poder
Judicial. Aunque también existen otros órganos que ejercen jurisdicción, al ser una
función pública, su organización y funcionamiento se rige por normas de Derecho
Público.
También hay autores y jurisprudencia que definen jurisdicción como un “poder-
deber”, esto es, una atribución y al mismo tiempo un deber, a la luz del principio de
inexcusabilidad establecida en el inciso segundo del mismo artículo 76 de la CPR.
b) A su vez, es un poder deber que sólo poseen los tribunales1, los cuales de
acuerdo al art. 19 N° 3, inc. 5 de la CPPR, sólo podrán ser creados por ley2. Por ende, se
establece la exclusividad de la función jurisdiccional por parte de los Tribunales de
Justicia y la más absoluta independencia en el ejercicio de esta facultad, ya que ningún
otro órgano podrá ejercerlas o asumirlas, de modo alguno.

1 Tribunal es todo órgano del Estado que ejerce función jurisdiccional, para resolver conflictos jurídicos,
aunque no pertenezca al Poder judicial.
2
En art. 19 nº 3 inciso 5 de la CPR establece el Derecho al juez natural, en los siguientes términos:
“Nadie podrá ser juzgado por comisiones especiales, sino por el tribunal que señalare la ley y que se
hallare establecido por ésta con anterioridad a la perpetración del hecho”.

2
c) El contenido de esta función se refiere al “conocimiento y resolución de
conflictos”, correspondiéndole tanto al tribunal, informarse de la entidad del conflicto y
darle solución mediante una sentencia. Estos conflictos han de cumplir con los
siguientes requisitos para que sean susceptibles de ser resueltos por la jurisdicción:
i. Debe ser un conflicto de intereses (y por lo tanto, no meramente
teóricos);
ii. Debe ser un conflicto que tenga relevancia jurídica, o sea, que pueda
ser resuelto mediante el Derecho;
iii. Debe tratarse de conflictos que se susciten dentro del territorio de la
República, ya que, de acuerdo a la regla general, rige el principio de
territorialidad de la ley.
d) Los conflictos son resueltos mediante el proceso, identificado éste como un
método de solución de conflictos que se caracteriza por la presencia de un
tercero imparcial, llamado tribunal, que los dirime.
e) Los conflictos son resueltos con efecto de cosa juzgada. Por tanto una vez
resuelto un conflicto por sentencia firme o ejecutoriada, dicha decisión no podrá ser
dejada sin efecto ni por ese tribunal, ni por ningún otro órgano del Estado3.

4. Principios generales de la administración de justicia


La Constitución y las leyes consagran diferentes principios básicos sobre los
cuales se sustenta la organización de los tribunales de justicia. Dentro de aquellos
establecidos por la Carta Fundamental, destacamos los siguientes:

1) Independencia
2) Inexcusabilidad
3) Imperio
4) Legalidad
5) Inamovilidad
6) Responsabilidad
3
Vid. Código de Procedimiento Civil, art. 174: “Se entenderá firme o ejecutoriada una resolución desde
que se haya notificado a las partes, si no procede recurso alguno en contra de ella; y, en caso contrario,
desde que se notifique el decreto que la mande cumplir, una vez que terminen los recursos deducidos, o
desde que transcurran todos los plazos que la ley concede para la interposición de dichos recursos, sin que
se hayan hecho valer por las partes. En este último caso, tratándose de sentencias definitivas, certificará el
hecho el secretario del tribunal a continuación del fallo, el cual se considerará firme desde este momento,
sin más trámites”; Art. 175: “Las sentencias definitivas o interlocutorias firmes producen la acción o la
excepción de cosa juzgada”.

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2.1. Principio de independencia de los tribunales de justicia
Se encuentra establecido en el art. 76, inc. 1 de la CPR. En términos generales,
la independencia implica que el Poder Judicial es soberano con respecto a los demás
órganos estatales en lo que se refiere al ejercicio de sus funciones. La función
jurisdiccional es una función que le compete exclusivamente a los tribunales de justicia
y en el ejercicio de esta función los tribunales no pueden recibir ningún tipo de presión,
intervención o influencia por parte de órganos que pertenecen a otros poderes del
Estado.
Es posible diferenciar dos facetas del principio de independencia:
(a) De acuerdo a la independencia positiva, las facultades jurisdiccionales son
exclusivas de los tribunales. Esta faceta se reconoce en la frase final del art. 76 inc. 1 de
la CPR, cuando dispone “Ni el Presidente de la República ni el Congreso pueden, en
caso alguno, ejercer funciones judiciales, avocarse causas pendientes, revisar los
fundamentos o contenido de sus resoluciones o hacer revivir procesos fenecidos”.
(b) Por su parte, la independencia negativa es la que prohíbe a los jueces
asumir facultades diferentes a aquéllas que la Constitución y las leyes les encomiendan.
La Carta Fundamental no consagra la independencia negativa de los Tribunales (salvo la
norma general establecida en el art. 7 inc. 2 CPR). Sin embargo, sí lo hace el COT
cuando prohíbe al “Poder Judicial, mezclarse en las atribuciones de otros poderes
públicos y en general ejercer otras funciones que las determinadas en los artículos
precedentes” (art. 4 COT).

2.2. Principio de inexcusabilidad


Está consagrado en el art. 76 inc. 2º de la CPR: “Reclamada su intervención en
forma legal y en negocios de su competencia, no podrán excusarse de ejercer su
autoridad, ni aún por falta de ley que resuelva la contienda o asunto sometidos a su
decisión”.
Esta norma, reiterada en el art. 10 inc. 2 del COT, no sólo debe entenderse como
una prohibición de los jueces en orden a no poder excusarse para conocer determinados
asuntos (norma negativa), sino también como un deber que los obliga a resolver los
conflictos jurídicos sometidos a su decisión (norma positiva).
Por otra parte, la ausencia de una norma positiva expresa sobre la controversia
jurídica en cuestión no es un impedimento para que el Tribunal pueda conocerla y

4
resolverla, debiendo en tal caso recurrir al sistema de fuentes consagrado en el
ordenamiento jurídico.
Excepcionalmente, el juez podrá excusarse:
(a) cuando la solicitud de intervención no haya sido interpuesta en forma legal; y
(b) cuando no corresponda al ámbito de su competencia, dejando a salvo eso sí
la figura de la “prórroga de competencia” que opera en materias civiles contenciosas
(arts. 181-ss. del COT).
2.3. Principio de imperio
El imperio debe entenderse como la facultad que tienen los tribunales para
cumplir sus resoluciones y practicar o hacer practicar los actos de instrucción que
decreten.
Para ello contarán con la facultad para requerir de la fuerza pública –la fuerza
jurídicamente organizada– la colaboración suficiente (art. 76 inc. 3 y 4 CPR).
Asimismo, los Tribunales pueden emitir órdenes a las respectivas autoridades,
quienes deberán acatarlas sin posibilidad de calificar (entiéndase, apreciar):
• ni su fundamento, o sea, las razones;
• ni la oportunidad, vale decir, si el momento es el adecuado;
• ni la justicia o legalidad de las mismas, en otras palabras, sus fundamentos
de Derecho.
Sólo los tribunales ordinarios de justicia y los especiales que integren el poder
judicial gozarán de las facultades de imperio. Los demás jueces deberán hacerlo en la
forma determinada por la ley.

2.4 Principio de legalidad


El principio de legalidad, establecido en términos amplios en los artículos 6º y 7º
de la Carta Fundamental, tiene dos expresiones específicas en lo que al Poder Judicial se
refiere.
(a) Organización y atribuciones de los tribunales de justicia.
Esta materia es de LOC (art. 77 inc. 2 CPR). La Constitución prescribe que “Una
ley orgánica constitucional determinará la organización y atribuciones de los tribunales
que fueren necesarios para la pronta y cumplida administración de justicia en todo el
territorio de la República. La misma ley señalará las calidades que respectivamente
deban tener los jueces y el número de años que deban haber ejercido la profesión de
abogado las personas que fueren nombradas ministros de Corte o jueces letrados”.
5
Actualmente el COT se considera que es la LOC que cumple con el mandato de
la CPR en esta materia.
Cualquier modificación a dicha ley, deberá realizarse previa consulta a la Corte
Suprema. Esta atribución refuerza el rol de contrapoder que desempeña la CS, y
establece una cláusula de autonomía del Poder Judicial.
A su vez, los tribunales deberán establecerse por la ley con anterioridad a la
comisión del hecho respecto del cual se van a pronunciar (art. 19 Nº 3 inc. 5º CPR). En
la doctrina este derecho se conoce como el “derecho al juez natural”, además esta norma
consagra el principio de legalidad del tribunal.
(b) Procedimiento que emplearán
“Toda sentencia de un órgano que ejerza jurisdicción debe fundarse en un
proceso previo legalmente tramitado. Corresponderá al legislador establecer las
garantías de un procedimiento y una investigación racionales y justos” (art. 19 Nº 3 inc.
6º CPR).
El 10 de enero de 2008, entró en vigencia la Ley de reforma constitucional
20.245, que dispone la posibilidad de que los procedimientos judiciales puedan entrar
en vigencia de manera gradual entre las diferentes regiones del país. De esa forma, se
posibilita expresamente que las reformas procesales se implementen por zonas, sin
afectar el principio de igualdad ante la ley (que se entendía afectado cuando a unas
personas se les juzgaba de acuerdo a un procedimiento y con ciertos tribunales, y a otras
personas se les juzgaba con otros procedimientos y tribunales, según la región en que se
encontrasen). Esta reforma agrega al inciso final del art. 77, la siguiente oración: “La
ley orgánica constitucional relativa a la organización y atribuciones de los tribunales, así
como las leyes procesales que regulen un sistema de enjuiciamiento, podrán fijar fechas
diferentes para su entrada en vigencia en las diversas regiones del territorio nacional.
Sin perjuicio de lo anterior, el plazo para la entrada en vigor de dichas leyes en todo el
país no podrá ser superior a cuatros años”.

2.5. Principio de inamovilidad


Este principio está establecido en el art. 80 de la CPR, cuando dispone que “los
jueces permanecerán en sus cargos, durante su buen comportamiento; pero los inferiores
desempeñarán su respectiva judicatura por el tiempo que determinen las leyes”.

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Este principio constituye una garantía esencial para la imparcialidad e
independencia del juez, cuya finalidad es evitar presiones o influencias sobre él,
impidiendo que al ejercer sus funciones tenga temor de perder el empleo4.
Se entiende por jueces inferiores aquellos que cumplen la función jurisdiccional
temporalmente. Así, los jueces árbitros, quienes disponen de dos años para resolver, sin
perjuicio del tiempo más prolongado que les otorguen las partes (art. 235 inc. 3° COT)
gozan de inamovilidad durante el lapso de su nombramiento5.
Por tanto, sólo de manera excepcional los jueces cesarán en sus cargos. La
Constitución hace referencia de manera general a algunas causales de cesación del
cargo, con lo cual se trata de una materia específicamente regulada en el COT. En base
a ello, un juez puede cesar en su cargo:
(a) por edad: los jueces cesarán sus funciones al cumplir 75 años de edad, menos
el Presidente de la Corte Suprema, quien continuará en ese cargo hasta el término de su
período;
(b) por renuncia, aunque, no abandonarán sus funciones sino hasta cuando la
autoridad respectiva hubiere aceptado su renuncia (art. 332 Nº 5 COT);
(c) por incapacidad legal sobreviniente (art. 256 y 332 Nº 1 COT)
(d) por declaración de culpabilidad en acusación constitucional (por notable
abandono de sus deberes). Esta causal se aplica a los magistrados de los tribunales
superiores de justicia. Requiere de una acusación constitucional en los términos ya
analizados con anterioridad (arts. 52 Nº 2 letra c y 53 Nº 1 CPR; art. 333 COT).
(e) por causa legalmente sentenciada (art. 80 inc. 2 CPR). La destitución por
esta causal puede proceder por diferentes motivos:
i. Condena por delitos comunes a través de sentencia de término condenatoria.
Además, procede la suspensión de sus funciones una vez formulada la
acusación. (art. 256 Nº 6, 335 Nº 1 y 332 Nº 1 COT).
ii. Declaración de responsabilidad criminal o civil de delito cometido en
razón de sus actos ministeriales (art. 79 CPR).
El art. 79 de la CPR hace referencia de manera genérica a varios delitos que se
cometen en el ejercicio de la función, pero en definitiva se debe interpretar que

4
CONTRERAS VÁSQUEZ, Pablo/ GARCÍA PINO, Gonzalo. Diccionario constitucional chileno. Santiago,
s.e., 2014, pp. 534-535.
5
CONTRERAS/GARCÍA PINO, op. cit., p. 535.

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la cesación por esta causal puede configurarse en el evento de que un juez
incurra en la comisión de cualquier delito relacionado con el ejercicio del cargo.
iii. Remoción por la Corte Suprema. De acuerdo al art. 80 inc. 3º de la CPR,
“la Corte Suprema por requerimiento del Presidente de la República, a solicitud
de parte interesada, o de oficio, podrá declarar que los jueces no han tenido buen
comportamiento y, previo informe del inculpado y de la Corte de Apelaciones
respectiva, en su caso, acordar su remoción por la mayoría total de sus
componentes. Estos acuerdos se comunicarán al Presidente de la República” (art.
80 inc. 3 y 32 nº 13 CPR).
iv. Proceso de amovilidad contemplado en los arts. 337, 338 y 339 COT. El
artículo 337 establece casos en que se presume de derecho que un juez no tiene
buen comportamiento. El 338 señala que los Tribunales Superiores instruirán el
respectivo proceso de oficio o a requisición del fiscal judicial del mismo
tribunal.

2.6.-Principio de Responsabilidad
Cabe señalar que el principio de inamovilidad se relaciona con el principio de
responsabilidad, ya que, si los jueces incurren en alguna infracción al ordenamiento
jurídico en los términos aludidos, pueden activar una causal de cesación del cargo.
La responsabilidad de los jueces puede provenir de sus actos particulares o de
sus actuaciones funcionarias. Respecto de sus actos particulares la responsabilidad de
los jueces queda sometida a las reglas generales, ya sea de naturaleza civil y criminal y
en este último caso además genera otros efectos que puede consistir en la suspensión o
pérdida de sus funciones según indican los art 332 N° 1 y 335 del COT, sin perjuicio de
la responsabilidad civil proveniente de sus hechos ilícitos 325 y 326.
La Constitución en el art. 79 consagra la responsabilidad ministerial de los
jueces, por la comisión de determinados delitos (esta norma se encuentra ratificada en el
324 del COT) y complementada con lo dispuesto en los artículos 223 y ss del CP.
Señala el artículo 79 de la CPR 6
que “Los jueces son personalmente
responsables por los delitos de cohecho, falta de observancia en materia sustancial de

6El art. 324 del C.O.T. explícita este precepto constitucional al decir: "El cohecho, la falta de
observancia en materia sustancial de las leyes que reglan el procedimiento, la denegación y la
torcida administración de justicia y, en general, toda prevaricación o grave infracción de los
deberes que las leyes imponen a los jueces los deja sujeto al castigo que corresponda según la
naturaleza o gravedad del delito, con arreglo a lo establecido en el Código Penal. Esta disposición no

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las leyes que reglan el procedimiento, denegación y torcida administración de justicia y,
en general, de toda prevaricación en que incurran en el desempeño de sus funciones.
Tratándose de los miembros de la Corte Suprema, la ley determinará los casos y
el modo de hacer efectiva esta responsabilidad”.
Ahora realizaremos algunos comentarios respecto a esta norma. En cuanto al
cohecho es la “solicitud o aceptación de un beneficio económico por la comisión de
alguno de los delitos tipificados en los artículos 248 y siguientes del CP”. (párrafo 9 del
título V del Libro II). Siguiendo a los profesores Jiménez Larraín y Jiménez Loosli
diremos que en cuanto a la falta de observancia en materia sustancial de las leyes que
regulan el procedimiento: implica una falta inexcusable a las reglas propias del
procedimiento. Esta falta debe ser “sustancial” o sea, grave, grosera. Por su parte en el
caso de denegación de justicia: el juez incurre en infundada demora o retardo en la
tramitación del proceso o dictación de la sentencia. En cuanto a la torcida
administración de justicia debe entenderse como actos dolosos del juez que desembocan
en un ejercicio arbitrario de la justicia.
Cabe mencionar que todos los cargos aquí mencionados se incluyen dentro de la
prevaricación: artículo 223 y siguientes del Código Penal.
Con el objeto de asegurar la seriedad de las acusaciones y de no exponer
inútilmente a los jueces a acusaciones infundadas efectuadas en su contra por abogados
o particulares que hayan obtenido una sentencia desfavorable en algún juicio llevado
ante los mismos, se establece en nuestro ordenamiento jurídico una declaración previa
de admisibilidad establecida en el art 328 del COT 7 . Declarada la admisibilidad
comienza el juicio propiamente tal y el funcionario acusado queda suspendido en el
ejercicio de sus funciones. Si al final se dicta sentencia condenatoria, el magistrado
queda definitivamente separado de sus funciones8.

es aplicable a los miembros de la Corte Suprema en lo relativo a la falta de observancia de las leyes
que reglan el procedimiento ni en cuanto a la denegación ni a la torcida administración de la
justicia".
El argumento que normalmente se da para defender este precepto, es que no existe tribunal
superior jerárquico de la Corte Suprema que pueda calificar esta falta de observancia o la
denegación o torcida administración de justicia. Por otra parte, por razones prácticas el
constituyente y el legislador han preferido presumir que los miembros de tan alto tribunal no van a
incurrir en falta tan grave lo que, en todo caso, no los excluye de la eventual responsabilidad
constitucional en que pudieren incurrir.
7 Art. 328 COT “Ninguna acusación o demanda civil entablada contra un juez para hacer efectiva su

responsabilidad criminal o civil podrá tramitarse sin que sea previamente calificada de admisible
por el juez o tribunal que es llamado a conocer de ella”.
8 VIVANCO MARTÍNEZ, Ángela. Curso de Derecho Constitucional. Aspectos Orgánicos de la Carta

Fundamental de 1980 Tomo III. Santiago: Ediciones Universidad Católica de Chile,2014, p.269.

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Por su parte el Art. 329 del COT señala que “No podrá hacerse efectiva la
responsabilidad criminal o civil en contra de un juez mientras no haya terminado por
sentencia firme la causa o pleito en que se supone causado el agravio”.
La responsabilidad penal de los jueces, por delitos cometidos en el ejercicio de
sus funciones, se persigue mediante un procedimiento denominado Querella de
capítulos regulada entre los artículos 424 a 430 CPP.

Prerrogativas de los jueces


En razón de las altas y delicadas funciones que desempeñan los jueces, y con el
fin de fortalecer su independencia, la Constitución y las leyes les han otorgado ciertos
privilegios:
Los magistrados de los tribunales superiores de justicia, los fiscales judiciales y
los jueces letrados que integran el Poder Judicial, no podrán ser aprehendidos sin orden
del tribunal competente, salvo el caso de crimen o simple delito flagrante y sólo para
ponerlos inmediatamente a disposición del tribunal que debe conocer del asunto en
conformidad a la ley (art. 81 CPR).
Por otra parte reiteramos lo dispuesto en el artículo 328 del COT, que ya
explicamos anteriormente.

5. Nombramiento de los jueces


El art. 78 de la CPR establece algunas reglas básicas en lo referente a la
designación de los magistrados que integren el Poder Judicial.
(a) Ministros y fiscales de la Corte Suprema: son nombrados por el Presidente
de la República, sobre la base de una nómina de cinco personas propuestas por la propia
Corte, y con acuerdo de los 2/3 de los miembros en ejercicio del Senado. Si el Senado
no lo aprobare, la Corte Suprema reemplazará de la quina el nombre respectivo por otro
y se someterá al mismo procedimiento.
Cinco de los ministros deberán ser abogados extraños a la administración de
justicia, con quince años de título a lo menos, que se hayan destacado en la actividad
profesional o universitaria y que cumplan los requisitos de la ley orgánica respectiva.
(b) Ministros y Fiscales de las Cortes de Apelaciones: son designados por el
Presidente de la República, a propuesta en terna de la Corte Suprema.
(c) Los jueces letrados: serán designados por el Presidente de la República, a
propuesta en terna de la Corte de Apelaciones respectiva.

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(d) Jueces de juzgados de familia, los jueces de juzgados de letras del
trabajo y de cobranza laboral y previsional, juzgados de garantía y de tribunales
del juicio oral en lo penal: estos jueces se consideran jueces letrados, de modo que se
les aplican las mismas reglas (art. 248 COT).

6. La Corte Suprema
Por su calidad de máximo tribunal del país, es necesario revisar algunas normas
básicas respecto de la Corte Suprema, la cual puede definirse como el tribunal colegiado
de mayor jerarquía dentro del ordenamiento jurídico interno, y que ejerce competencia
especialmente de segunda instancia, o bien, dirigida a velar por la correcta y uniforme
aplicación de la Constitución Política y las leyes.

4.1. Composición
La Corte Suprema estará compuesta de veintiún ministros, cinco de los cuales
deberán ser abogados extraños a la administración de justicia que tengan a lo menos 15
años de título y que se hayan destacado en la actividad profesional o universitaria (art.
78 inc. 2 y 4 CPR).

4.2. Superintendencia
La Corte Suprema ejercerá la superintendencia directiva, correccional y
económica de todos los tribunales de la Nación (art. 82 CPR).
(a) Superintendencia directiva
Se refiere a las atribuciones que expresan la superioridad jerárquica de la Corte
Suprema, con lo cual implica la fiscalización, dirección y vigilancia de dicha Corte
respecto de la forma en que los tribunales cumplen sus funciones.
Se expresa, por ejemplo, en los nombramientos, traslados, calificación del
personal, entre otras cuestiones.
(b) Superintendencia correccional
Se refiere a las facultades con las que cuenta y que tienen por objeto enmendar o
corregir los errores o defectos que constate en el ejercicio de las funciones de los
tribunales, así como sancionar o censurar a los responsables. Una clara manifestación de
esta dimensión dice relación con la posibilidad de aplicar medidas disciplinarias a nivel
interno.

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(c) Superintendencia económica
Corresponde a las medidas que puede adoptar con el objeto de una más pronta y
mejor administración de justicia. Se manifiesta en la dictación de auto acordados,
circulares e instrucciones, en la regulación de los horarios, los sistemas
computacionales, entre otras cuestiones.
Todos los autos acordados de carácter y aplicación general que dicte la Corte
Suprema deberán ser publicados en el Diario Oficial. (art. 96 COT).
No estarán sujetos a esta superintendencia, los siguientes tribunales:
• el Tribunal Constitucional
• el Tribunal Calificador de Elecciones
• los Tribunales Electorales Regionales.

II. El Ministerio Público


Sumario: 1. Regulación – 2. Concepto – 3. Funciones del Ministerio Público
4.- Responsabilidad y remoción– 5. Nombramiento de los Fiscales

1. Regulación
El Ministerio Público es un órgano cuya regulación constitucional fue
incorporada mediante la Ley de Reforma Constitucional N°19.519 de 1997 a raíz de la
reforma procesal penal.
Actualmente, está regulado en el cap. VII de la CPR, arts. 83-ss.
Esta normativa constitucional debe ser complementada con el Código Procesal
Penal y la LOC Nº 19.640 sobre Ministerio Público.

2. Concepto
A partir del art. 1 de la LOC del Ministerio Público Nº 19.640 y del art. 83 de la
CPR, se puede afirmar que el Ministerio Público es un organismo autónomo y
jerarquizado cuya función es dirigir en forma exclusiva la investigación de los hechos
constitutivos de delitos, los que determinen la participación punible y los que acrediten
la inocencia del imputado y, en su caso, ejercer la acción penal pública en la forma
prevista por la ley.
El Ministerio Público carece de personalidad jurídica propia, pero cuenta con
autonomía, de modo que está facultado para crear normas propias que rijan su
funcionamiento interno.
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Además, es un órgano jerarquizado, de modo que sus integrantes tienen
asignadas determinadas funciones y categorías en atención a grados o niveles y están
subordinados a las respectivas autoridades internas.
En cuanto a su organización, el Ministerio Público está conformado por la
Fiscalía Nacional, las Fiscalías Regionales y las Fiscalías Locales, estas últimas a cargo
de un Fiscal Adjunto.

3. Funciones del Ministerio Público


Lo primero que debe aclararse es que el Ministerio Público carece de función
jurisdiccional en cuanto no forma parte del Poder Judicial
Sin perjuicio de las demás funciones que la ley le encargue, destacaremos las
siguientes funciones del Ministerio Público (art. 83 CPR):
1) Dirigir, en forma exclusiva, la investigación: la investigación a la que se
alude es sobre los hechos constitutivos de delito, la participación punible y la inocencia
del imputado.
2) Adoptar las medidas para proteger a las víctimas y testigos (arts. 6, 78,
109 letra a) y 308 del Código Procesal Penal).
3) Ejercer la acción penal pública de conformidad a la ley: esta acción será
ejercida de oficio por el Ministerio Público, aunque hay algunas excepciones: los delitos
de acción penal privada y los de acción pública previa instancia particular (art. 53 y 54
del Código Procesal Penal).
4) Impartir órdenes directas a las Fuerzas de Orden y Seguridad durante la
investigación. Sin embargo, las actuaciones que priven al imputado o a terceros del
ejercicio de los derechos garantizados por la Constitución o los restringieren o
perturbaren, requerirán de aprobación judicial previa. La autoridad requerida deberá
cumplir sin más trámite dichas órdenes y no podrá calificar su fundamento,
oportunidad, justicia o legalidad, salvo requerir la exhibición de la autorización judicial
previa, en su caso (art. 83 inc. 3º CPR).
Exclusión de las facultades en el ámbito militar. Las facultades anteriores no
se aplicarán a las causas que sean de conocimiento de los tribunales militares (art. 83
inc. final CPR).

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4.- Principio de Responsabilidad y remoción de los Fiscales del Ministerio
Público.

Sin perjuicio del Art. 45 de la LOC del MP que establece que “Los fiscales del
Ministerio Público tendrán responsabilidad civil, disciplinaria y penal por los actos
realizados en el ejercicio de sus funciones, de conformidad a la ley”. Nos interesa
destacar que respecto de las autoridades del Ministerio Público no procede acusación
constitucional.
El Fiscal Nacional y los Fiscales Regionales según el art 89 de la CPR “sólo
podrán ser removidos por la Corte Suprema a requerimiento del Presidente de la
República, de la Cámara de Diputados o 10 de sus miembros por alguna de las
siguientes causales: incapacidad, mal comportamiento o negligencia manifiesta en el
ejercicio de sus funciones. La Corte Suprema al conocer el asunto en pleno acordará la
remoción con el voto conforme de la mayoría de sus miembros en ejercicio.
La remoción de los fiscales regionales también podrá ser solicitada por el Fiscal
Nacional”.
Esta disposición hay que complementarla con lo dispuesto por artículo 53 la
LOC del Ministerio Público (19640).
Respecto de los fiscales adjuntos existe un procedimiento de remoción
contemplado en la LOC 19640 art 50 y 51.
La responsabilidad disciplinaria, se puede hacer efectiva ante la autoridad
superior respectiva en el marco de la organización interna del Ministerio Público.

4. Nombramiento de Fiscales
La CPR establece distintos sistemas de nombramiento de las autoridades del
Ministerio Público.

1) Fiscal Nacional
Será designado por el Presidente de la República, a propuesta en quina por la
Corte Suprema, y con acuerdo de los 2/3 de los miembros en ejercicio del Senado. Si el
Senado no aprobare el nombre propuesto por el Presidente, la Corte Suprema
completará la quina con otro, repitiéndose el mismo procedimiento (art. 85 CPR).
Los requisitos para ser elegido Fiscal Nacional (artículo 85 inciso segundo
de la CPR y 14 de la LOC 19640) son:

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(1) tener a lo menos 10 años de título de abogado
(2) haber cumplido 40 años de edad,
(3) tener las demás calidades para ser ciudadano con derecho a sufragio.
(4) no encontrarse sujeto a alguna de las incapacidades e incompatibilidades
previstas en esta ley.
El Fiscal Nacional durará 8 años en el cargo y no podrá ser designado para el
período siguiente.
Será aplicable al Fiscal Nacional lo dispuesto en el inciso segundo del artículo
80 en lo relativo al tope de edad.
El Fiscal nacional tendrá la superintendencia directiva, correccional y
económica del Ministerio Público, en conformidad a la ley orgánica constitucional
respectiva (art. 91 CPR).

2) Fiscales Regionales
Serán nombrados por el Fiscal Nacional, a propuesta de una terna de la Corte de
Apelaciones de la respectiva región. En aquellas regiones donde existiere más de una
Corte de Apelaciones, la terna será formada por un pleno conjunto de todas ellas,
especialmente convocado al efecto por el Presidente de la Corte de más antigua
creación.
Los requisitos para ser elegido Fiscal Regional (artículo 86 inciso final de la
CPR y 31 de la LOC 19640) son:
(1) tener a lo menos 5 años de título de abogado,
(2) haber cumplido 30 años de edad,
(3) tener las demás calidades para ser ciudadano con derecho a sufragio.
(4) no encontrarse sujeto a alguna de las incapacidades e incompatibilidades
previstas en esta ley.
Los Fiscales Regionales durarán 8 años en el cargo y no podrán ser designados
para el período siguiente.
Cesará en sus funciones al cumplir 75 años de edad.
Existirá un Fiscal Regional en cada región, a menos que la población o la
extensión geográfica de la región hagan necesario nombrar a más de uno.

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3) Fiscales Adjuntos
Serán nombrados por el Fiscal Nacional, a propuesta de una terna del Fiscal
Regional respectivo, la que deberá formarse previo concurso público, en conformidad a
la ley orgánica.
Los fiscales adjuntos deberán (artículo 88 de la Constitución y el artículo 42 de
la LOC N° 19640):
(1) ser abogados,
(2) tener las demás calidades para ser ciudadano con derecho a sufragio,
(3) reunir requisitos de experiencia y formación especializada adecuadas para el
cargo, y
(4) no encontrarse sujeto a alguna de las incapacidades e incompatibilidades
previstas en esta ley.
Cesará en sus funciones al cumplir 75 años de edad.

Finalmente diremos que el Fiscal Nacional, los Fiscales Regionales y los


Fiscales Adjuntos no podrán ser aprehendidos sin orden de tribunal competente, salvo el
caso de crimen o simple delito flagrante y sólo para ponerlos inmediatamente a
disposición del tribunal que debe conocer del asunto en conformidad a la ley (art. 90 en
relación con el art. 81 CPR).

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