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CARDIOVASCULAR
En cambio, todo esto deja de ser natural si nos referimos a otra circunstancia
como pueda ser la labilidad neurovegetativa que algunos individuos presentan
y que hace que estas respuestas se produzcan de un modo en exceso
frecuente; en el otro extremo se sitúa la respuesta exagerada y poco
adaptativa, que de ser funcional y transitoria termina por producir una
degeneración y patología cardiovascular
Patologías coronarias
Taquicardias, patologías coronarias y estados de hipotensión e hipertensión
suelen ser algunas de las respuestas cardiovasculares más frecuentes ante las
emociones, siendo la taquicardia paroxística una de las principales
manifestaciones fisiológicas, y consecuencia directa de la estimulación
catecolaminérgica
Hipertensión
La hipertensión es una de las patologías que más secuelas y enfermedades
provoca ya que un gran número de crisis cardíacas y accidentes
cerebrovasculares son consecuencia de estados hipertensivos, agudos o
mantenidos en el tiempo, y se estima que uno de cada cuatro adultos de más
de 25 años la padece, pero de todos ellos, sólo en el 20% de los casos es
posible descubrir el motivo o la causa real de esa hipertensión, que suele ser
renal, endocrina o por obstrucción de las arterias. El otro 80% conforma lo que
se conoce como hipertensión esencial, primaria o idiopática, cuyo comienzo es
insidioso y su desarrollo progresivo. Síntomas como mareos, zumbidos de los
oídos, irritabilidad y cefaleas son característicos, y entre sus consecuencias
más directas está el envejecimiento prematuro de las arterias, con la afectación
colateral que ello conlleva de distintos órganos como el corazón, cerebro o
riñones, que son los más afectados. Al inicio del proceso, este estado
hipertensivo se equilibra a costa de un aumento del gasto cardíaco, con sus
correspondientes consecuencias.
La Fundación Española del Corazón (2017) establece que las cifras para
considerar una presión arterial normal serían de 120/129 mmHg para la
sistólica y 80/84 mmHg para la diastólica. Se considera "alta" cuando la tensión
sistólica se sitúa entre 130/139 mmHg y la diastólica entre 85/89 mmHg. En las
personas que padecen diabetes estos valores cambian y se considera alta
cuando pasan de 140/85 mmHg.
Fenómeno de Raynaud