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ALUMNA:
KAREN LORENA CUENTAS GARCÍA
DOCENTE:
JHON JAIRO RODRÍGUEZ
CEPRODENT
ENFERMERÍA
II SEMESTRE
SAN ANTERO CÓRDOBA
2019
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INTRODUCCIÓN
La farmacocinética es el estudio de cómo el organismo procesa el fármaco. Se
estudian la absorción, la distribución, el metabolismo y la excreción (ADME) del
fármaco, además de la biodisponibilidad, determina cuán a menudo, en qué
cantidad, forma de dosificación y por cuánto tiempo debe administrarse para que
alcance y mantenga las concentraciones plasmáticas requeridas
En palabras simples es lo que el organismo hace sobre el fármaco.
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OBJETIVOS
Conocer los procesos farmacocinéticos: absorción, distribución,
metabolismo y excreción.
Identificar los parámetros para su cuantificación: biodisponibilidad,
volumen de distribución, vida media de eliminación.
Conocer las condiciones fisiológicas y patológicas que determinan
variabilidad en los procesos farmacocinéticos.
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ABSORCIÓN Y VÍAS DE ADMINISTRACIÓN
La velocidad de absorción se puede modificar por factores propios del fármaco o
por factores propios del sitio de absorción.
Entre los factores propios del sitio de absorción está la superficie de absorción; el
intestino es un ejemplo muy claro, ya que su gran superficie permite la rápida
absorción de medicamentos, al igual que los pulmones. La piel tiene el
inconveniente de que es una barrera y que las sustancias deben ser
extremadamente liposolubles para absorberse; los esteroides fluorados son muy
liposolubles y por eso se absorben por vía dérmica, mientras que la hidrocortisona
tiene muy mala absorción. La irrigación del tejido es otro factor importante, que
explica por qué la Aspirina, por ejemplo, no se absorbe en el estómago, porque
este órgano tiene poca irrigación, a diferencia del intestino; mientras mayor es la
velocidad del flujo sanguíneo en el intestino, mayor es la velocidad de absorción,
lo que ocurre en el estado postprandial. Muchos medicamentos se podrían
absorber más rápido sobre las comidas que antes de las comidas. Algunos se
tienen que absorber en ayunas, pero es por otras razones.
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enzimas pancreáticas. En cambio, el neosintrón, que es un anticoagulante, se
absorbe por vía oral sin problemas, tanto así que se llama anticoagulante oral, no
tiene el problema de que las enzimas pancreáticas o intestinales lo digieran.
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techo, que es la concentración mínima tóxica. Esto, en dosis única; con dosis
sucesivas existen muchos elementos que complican la situación.
Figura 1. Curva de nivel plasmático en función del tiempo cuando se administra una dosis única por vía oral
Por vía rectal la curva es más irregular que como se representa en la Figura 2,
porque la absorción rectal es errática y puede dar concentraciones muy altas o
subterapéuticas en el mismo paciente y con la misma presentación; sin embargo,
en ocasiones es la única vía disponible, como ocurre con un niño que convulsiona
y en el que no se logra obtener una vía venosa, en cuyo caso se puede administra
diazepam por vía rectal, con buena absorción, aunque de todos modos errática.
Esto se debe a que la ampolla rectal tiene doble irrigación: en la mitad inferior el
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drenaje venoso va a dar a la circulación sistémica, es decir, a la vena cava y de
ahí al resto del organismo; en cambio, la porción superior de la ampolla rectal y
sigmoides drena a la vena porta, por lo tanto el fármaco debe pasar primero por el
hígado antes de llegar a la circulación sistémica. Las proporciones de fármaco que
alcanzan una u otra irrigación nunca son constantes, por lo que la absorción es
errática y por esta causa no es la mejor vía, pero a veces es la única disponible.
Funciona mejor con fármacos que tienen un índice terapéutico muy amplio.
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mantención, que toman los pacientes cada ocho horas, porque el que se va a
tomar por vía oral tiene que tener una dosis muy alta para provocar el efecto, por
el efecto de primer paso; la vía sublingual permite evitar ese efecto y llegar más
rápido al sistema donde se desea que actúe el fármaco. En cuanto a la vía
inhalada, en algunos casos de reanimación hay que instilar adrenalina por el tubo
endotraqueal, porque llega de inmediato al corazón y no se va a metabolizar,
aunque la adrenalina es un mal ejemplo, porque no se administra por vía oral,
pero existen muchos otros fármacos, como el salbutamol, que si se administra una
dosis excesiva igual llegan a la circulación sistémica, aun cuando el salbutamol
oral se metaboliza en el hígado. Las dos estrategias que se pueden utilizar para
sobrepasar el efecto de primer paso son: utilizar una vía diferente o elevar la
dosis.
DISTRIBUCIÓN
Una vez que el fármaco ingresa al torrente sanguíneo, queda en el mejor vehículo
para que lo distribuya a lo largo y ancho del organismo. Hasta el momento no hay
fármacos inteligentes, es decir, la Aspirina se distribuye por igual en todo el
organismo, aunque la persona tenga el dolor en la cabeza o en el hombro.
Los factores que afectan la distribución son los mismos que ya se han descrito:
liposolubilidad; grado de ionización; irrigación sanguínea, es decir, si un órgano
tiene una alta irrigación sanguínea el fármaco se va a distribuir en él, de
preferencia. Otros factores que afectan la distribución son, la unión a las proteínas
plasmáticas y la afinidad por los tejidos. En el plasma y los tejidos los fármacos
van acompañados de las proteínas en mayor o menor proporción y se establece
una competencia entre las proteínas del plasma y las proteínas tisulares; la
distribución del fármaco va a depender de quién gane en esa competencia: si las
proteínas tisulares atraen con mayor facilidad o avidez al fármaco, éste no va a
permanecer en la sangre, sino que va a pasar a los tejidos; si, por el contrario, la
afinidad del fármaco por las proteínas de la sangre es mayor, se quedará allí.
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en realidad ésta no existe; si así fuera, las mujeres embarazadas podría tomar
cualquier medicamento, en cambio sólo pueden tomar penicilina y paracetamol,
porque todo lo demás pasa al niño. Lo que sí es cierto es que la placenta tiene
actividad metabólica, por lo que puede metabolizar en cierta medida algunos
fármacos, pero no lo suficiente como para constituir una verdadera barrera, como
la barrera hematoencefálica.
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rapidez y lo lleva hacia el tejido adiposo, donde se queda guardado, sin funcionar;
luego sale con lentitud hacia la sangre, continúa hacia el riñón y, finalmente, se
elimina, por eso dura tanto tiempo. En otras palabras, existen fenómenos de
distribución, uno rápido y uno lento; el fenómeno de distribución rápida ocurre en
un compartimiento que cumple con la característica de rápida irrigación; el lento
tiene lenta irrigación, por lo tanto las concentraciones plasmáticas que va a
mantener el tiopental desde ahí son muy bajas.
Lo anterior ilustra el hecho de que la distribución inicial del fármaco depende del
flujo sanguíneo de cada tejido y de la capacidad de acumularse en ese tejido;
pero, independiente de si la irrigación es alta o baja, la salida del fármaco depende
de la permeabilidad y de la afinidad por el tejido. Si el fármaco es muy liposoluble,
tendrá afinidad por el tejido lipídico. Sin embargo, la afinidad es reversible, es
decir, el fármaco que pasó a los tejidos y se encontró con su proteína no va a
quedar pegado para siempre, porque daría un efecto a perpetuidad; la afinidad es
reversible y depende de la concentración plasmática, la cual depende, a su vez,
de la velocidad con que se está absorbiendo y de la velocidad con que se está
eliminando el fármaco. Si se está eliminando rápido, lo que está en los tejidos se
va a la sangre para poder recuperar el depósito sanguíneo, con la consecuencia
final de que va a ser excretado.
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El fármaco se distribuye primero en los tejidos de más alto flujo; después, cuando
se alcanza el equilibrio entre la concentración plasmática y la concentración
tisular, porque cesa la administración del fármaco, comienza a predominar el
fenómeno de eliminación, que es un fenómeno mucho más lento, porque hay muy
poca droga en el plasma, de modo que la velocidad con que se elimina el fármaco
es lenta. Esta fase no sólo incluye la eliminación, sino también la distribución a los
tejidos poco perfundidos; por ejemplo, el tiopental pasa del cerebro al tejido
adiposo, lo que también ocurre con lentitud, porque se establece un equilibrio
entre tejido adiposo y plasma, lo que amortigua la caída de las concentraciones
plasmáticas, ya que lo que cae por eliminación es reemplazado por lo que sale del
tejido adiposo.
METABOLISMO
El sitio principal del metabolismo de los fármacos es el hígado. Aunque los
fármacos suelen inactivarse al ser metabolizados, los metabolitos de algunos de
ellos presentan actividad farmacológica, a veces incluso mayor que la de su
precursor. Una sustancia inactiva o débilmente activa que da lugar a un
metabolito activo se denomina profármaco, en especial cuando ha sido diseñada
para dirigir más eficazmente la forma activa a su destino.
Los fármacos pueden ser metabolizados por oxidación, reducción, hidrólisis,
hidratación, conjugación, condensación o isomerización; sea cual fuere la vía
elegida, el objetivo es facilitar su excreción. Existen enzimas metabólicas en
muchos tejidos, pero son especialmente abundantes en el hígado. La velocidad
del metabolismo de los fármacos no es igual en todos los individuos. En algunos,
el metabolismo puede ser tan rápido como para impedir que se alcancen
concentraciones sanguíneas y tisulares terapéuticamente eficaces; en otros
puede ser muy lento, con lo cual dosis normales pueden provocar efectos
tóxicos. La velocidad del metabolismo de los fármacos en los distintos individuos
depende de factores genéticos, enfermedades concomitantes (especialmente las
enfermedades hepáticas crónicas y la insuficiencia cardíaca avanzada) e
interacciones farmacológicas (sobre todo las que implican inducción o inhibición
del metabolismo).
En muchos casos, el metabolismo de los fármacos comprende dos fases. En las
reacciones de fase I se forma, modifica o elimina (oxidación, reducción o
hidrólisis) un grupo funcional; estas reacciones no son de carácter sintético. Las
reacciones de fase II consisten en la conjugación con sustancias endógenas (p.
ej., ácido glucurónico, sulfato, glicina); estas reacciones son de carácter sintético.
Los metabolitos que se forman en las reacciones sintéticas son más polares y
por lo tanto más fáciles de excretar por vía renal (en la orina) o hepática (en la
bilis) que los que lo hacen en las reacciones no sintéticas. Algunos fármacos sólo
experimentan reacciones de fase I o de fase II; por lo tanto, la numeración de las
fases es una clasificación funcional, no secuencial.
Frecuencia
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La velocidad del metabolismo de casi todos los fármacos a través de cualquier
vía tiene un límite máximo (limitación de la capacidad). Sin embargo, a las
concentraciones terapéuticas de la mayoría de los fármacos, sólo se encuentra
ocupada una pequeña fracción de los sitios metabólicos enzimáticos, por lo que
la velocidad del metabolismo aumenta al hacerlo la concentración del fármaco.
En esta situación, se dice que nos encontramos ante una eliminación (o cinética)
de primer orden, y en ella la velocidad del metabolismo del fármaco es una
fracción constante de éste que permanece en el organismo (es decir, el fármaco
presenta una semivida específica).
Por ejemplo, si en el instante cero el organismo contiene 500 mg del fármaco,
transcurrida 1 hora y en virtud del metabolismo podrían quedar sólo 250 mg, y
transcurridas dos horas, 125 mg (por lo que la semivida sería 1 hora). Sin
embargo, cuando se encuentran ocupados la mayor parte de los centros
enzimáticos, el metabolismo se produce a su velocidad máxima, y esta última no
se modifica en proporción a la concentración del fármaco; en su lugar, se
metaboliza una cantidad fija de fármaco por unidad de tiempo (cinética de orden
cero). En este caso, si en el instante cero el organismo contiene 500 mg del
fármaco, esta cantidad puede haberse reducido a 450 mg transcurrida una hora,
y a 400 mg transcurridas dos horas (lo que indica una eliminación máxima de 50
mg/h, sin que exista una semivida concreta). Al ir aumentando la concentración
de fármaco, el metabolismo evoluciona de una cinética de orden uno a una de
orden cero.
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El metabolismo hepático a menudo incrementa la polaridad de los fármacos y su
hidrosolubilidad. De esta forma, los metabolitos resultantes suelen excretarse
más fácilmente.
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permite la secreción por parte de los túbulos renales de cationes o bases
orgánicas (p. ej., pramipexol, dofetilida); este proceso puede ser inhibido con
cimetidina, trimetoprima, proclorperacina, megestrolo ketoconazol.
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CONCLUSION
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BIBLIOGRAFÍA
MED WAVE
Revista Biomédica Revisada Por Pares
Expositor: Juan Diego Maya
Filiación:
Instituto de Ciencias Biomédicas, Facultad de Medicina, Universidad de Chile,
Santiago, Chile
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