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Canalizar una vía venosa periférica es una técnica invasiva que nos permite tener
una vía permanente al sistema vascular del paciente. A través de esta vía podremos
administrar sueroterapia, medicación y nutrición parenteral.
La administración de líquidos, electrolitos y fármacos por vía intravenosa (i.v.) se
considera la terapia más rápida, efectiva y de mejores efectos en pacientes que
precisan atención hospitalaria, lo cual justifica que sea la forma de tratamiento
frecuentemente elegida para la mayoría de los pacientes ingresados.
La elección de la cateterización periférica nos permite conseguir, de forma fácil y
relativamente poco cruenta, accesos venosos para tratamientos cortos o de media
duración con bajo riesgo de complicaciones graves.
De la responsabilidad de enfermería en la instauración del catéter, y los cuidados en
la
aplicación y seguimiento de la terapia endovenosa se deduce la importancia de una
correcta valoración de las necesidades, ventajas e inconvenientes de cada uno de
los
dispositivos y sistemas a la hora de decidirnos por la elección de uno u otro tipo de
catéter.
Los criterios de elección del catéter periférico estarán determinados básicamente por
la edad del paciente, la calidad y calibre de los accesos venosos, el objetivo de uso,
el
tiempo de utilización previsible, agresividad de las soluciones a perfundir y las
características propias del catéter
● ¿Cuáles son las venas más utilizadas para una canalización periférica?
Las vías periféricas más frecuentes son: Dorso de la mano: digitales, metacarpianas,
basílica y cefálica. Antebrazo: radial y cubital. Brazo: cefálica, basílica y mediana cubital
1. No encontrar la vena. Este era de los primeros fallos que cometía. Muchas veces
pinchaba “a lo loco” sin asegurarme mucho. Lo he arreglado observando muy bien la
vena y sobretodo palpándola, ya que muchas veces no se ve. Hay que palpar unos
cuatro dedos del recorrido de la vena, para conocer bien en qué dirección va. Yo
tenía el fallo de pinchar recto, y a veces la vena va hacía la derecha o la izquierda y
hay que adaptar la dirección de la vía a la de la vena.
2. Reventar la vena. Esto es lo que más me ha pasado y el fallo ha sido por meter el
catéter con la aguja dentro o retirar la aguja y con un mal movimiento me ha vuelto a
entrar. Como he dicho antes, si retiramos la aguja, se reduce mucho el riesgo de
reventarla, hacedme caso. Notaremos que se ha reventado la vena porque se
hincha y no baja bien el suero. También se revienta por no sujetar bien la vía y al
soltarla, hace un movimiento brusco.
Recomendaciones
Evitar poner la vía en zonas de flexura, porque si el paciente dobla la mano o la muñeca, el
suero no bajará.
Fijar bien la vía con el apósito, así evitamos que se salga.
No tapar el punto de inserción con el apósito, así podemos controlar enrojecimientos o
cualquier problema.
Limpiar la sangre que haya podido quedar, porque a parte de que es antiestético, es un
caldo de cultivo para microorganismos.