Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Por
Pediatra Cardiólogo
Servicio de Cardiologia Pediátrica
Clínica Cardiovascular
Hospital Universitario San Vicente de Paúl
Profesor de posgrado en Pediatría (Universidad Pontificia Bolivariana, Universidad CES,
Universidad de Antioquia, Universidad de Caldas)
Profesor de posgrado en Cardiología Pediátrica (UPB)
Tabla 1
Enfermedad nativa
Enfermedad reparada
Tabla 2
Pacientes con enfermedad cardíaca congénita de moderada severidad
Tabla 3
Pacientes con enfermedad cardiaca congénita de gran complejidad
Etiología
Las malformaciones cardiacas pueden ocurrir con herencia mendeliana directamente como
resultado de una anormalidad genética; pueden estar asociadas de manera importante con un
desorden genético (v.g. trisomías); estar relacionadas directamente con toxinas medioambientales
(v.g. alcohol) o ser el resultado de una interacción multifactorial genética y medioambiental muy
compleja que no permite definir una sola causa (v.g. síndrome CHARGE). Recientemente se están
identificando delecciones cromosómicas como causas primarias de cardiopatías y defecto de la
línea media (Síndrome CATCH 22).
Genética
Una mutación única puede causar formas familiares de defecto septal interatrial (CIA) con
prolongación de la conducción atrioventricular; prolapso valvular mitral; defecto septal
interventricular (CIV); bloqueo cardiaco congénito; situs inversus; hipertensión pulmonar, síndrome
de Noonan, síndrome de LEOPARD, síndrome de Ellis-van Creveld o síndrome de Kartagener.
Los genes responsables de diferentes defectos han sido identificados (v.g. síndrome de QT largo,
síndrome de Holt Oram, síndrome de Marfan, cardiomiopatía hipertrófica y estenosis supravalvular
aórtica). Los genes contiguos en el brazo largo del cromosoma 22 están implicados en la
presencia de malformaciones troncoconales, malformaciones del síndrome de DiGeorge y
síndrome velocardiofacial. Hasta el momento menos del 15% de las malformaciones cardíacas
pueden ser explicadas únicamente por aberraciones cromosómicas, mutaciones o transmisión
genética.
Es bastante interesante, pero inexplicable, el que varios diferentes defectos en genes
puedan llevar a la misma malformación cardiaca (v.g. defecto septal atrioventricular). Además los
hallazgos, con algunas excepciones, en que solo uno de los gemelos monocigotos está afectado
de una cardiopatía, indican que la mayoría de las malformaciones cardiovasculares no son
heredadas de una manera simple. Los estudios familiares indican un incremento entre 2 y 10
veces en la incidencia de enfermedad cardiaca congénita en los hermanos de pacientes afectados
o en lo hijos de un padre afectado, las malformaciones son a menudo concordantes o
parcialmente concordantes con la familia y por esta razón se justifica la realización rutinaria de
ecocardiografía fetal en este tipo de familias.
Medio ambiente
La rubeola materna, la ingesta de talidomida o isotretionina en la gestación temprana y la
ingesta crónica de alcohol son insultos medioambientales que interfieren con la cardiogénesis
normal. El síndrome de rubeola congénita se caracteriza por la presencia de cataratas, sordera,
microcefalia asociados con cardiopatías congénitas aisladas o combinadas, como el conducto
arterioso persistente, la estenosis valvular pulmonar, la estenosis periférica de ramas pulmonares y
el defecto septal interatrial. La exposición a la talidomida está asociada a malformaciones de
miembros y ocasionalmente con lesiones cardiacas no específicas. Las anomalías tricuspídeas se
asocian con la ingestión de litio. El síndrome de alcohol fetal consiste en la presencia de
microcefalia, micrognatia, retardo del crecimiento intrauterino, retraso en el desarrollo neurológico y
defecto septal interventricular que se presenta hasta en el 45% de los pacientes afectados.
Prevención
Los médicos deben tener la capacidad para definir qué medicamentos pueden ser
potenciales teratógenos y evitar su uso durante el embarazo. El uso de inmunización contra la
rubeola en los niños es una de las estrategias preventivas más eficientes para disminuir el
síndrome de rubeola congénita. El realizar campañas preventivas a cerca del alcohol podría lograr
disminuir la presencia del síndrome de alcoholismo fetal.
Anatomía y embriología
I. Fase premorfogenética de la cardiogénesis
El sistema circulatorio es indispensable para sustentar la embriogénesis pues provee de
nutrientes y oxígeno al organismo en desarrollo. De igual manera, está implicado en la eliminación
de desechos y sustancias tóxicas. Estos hechos determinan que el corazón sea el único órgano
que inicia su función en una etapa muy temprana de su morfogénesis, la cual se lleva a cabo en un
período relativamente breve, que en humanos ocurre entre la tercera y la sexta semanas de la
gestación. En la fase premorfogenética no existe una estructura anatómica que identifique al
corazón, sólo están presentes células que paulatinamente son determinadas para transformarse en
miocardio. La etapa más temprana en que se han detectado células con esta característica es en
la blástula del pollo, similar al embrión humano de 7 ± 1 día de gestación. En esta etapa se han
descrito dos preáreas cardiogénicas, ubicadas en el epiblasto, a cada lado de la mitad posterior de
la línea primitiva, cuyas células apenas han iniciado la especificación para transformarse en
miocardio.
Durante la gastrulación, las células precardíacas migran a través de la línea primitiva hasta
establecerse en el mesodermo y forman las áreas cardiogénicas (15 ± 1 día). Son dos grupos
celulares de forma oval que se encuentran uno a cada lado de la línea primitiva, a la altura del
Nodo de Hensen. En este caso, las células ya están especificadas y determinadas para formar
miocardio y endocardio, incluso cultivadas in vitro. A continuación, en la etapa de gástrula tardía
(18 ± 1 día), las células cardiogénicas migran en sentido cefalomedial y dan origen a la placa
cardiogénica que tiene forma de herradura, ubicada en el extremo cefálico de la placa neural, que
inmediatamente empieza a desplazarse en sentido caudal. Después (19 ± 1 día), el ectodermo y el
endodermo de la región cefálica del embrión, comienzan a doblarse y forman el pliegue cefálico
que consta de la placa neural y el intestino portal anterior. Al mismo tiempo, el mesodermo se
separa en dos capas, la somatopleura que permanece en contacto con el ectodermo y la
esplacnopleura que se asocia al endodermo. En esta última capa se encuentran las células
cardiogénicas, formando una media luna que mantiene la apariencia de herradura y consta de un
plexo de filamentos endoteliales, rodeados por una delgada capa de miocardio. Ambos tipos
celulares son derivados del mesodermo precardíaco. Estos cambios dan como resultado que el
intestino anterior adquiera su pared ventral y la creciente cardiogénica, que originalmente tenía una
posición cefálica, se coloque en posición ventral respecto al intestino Simultáneamente, las células
de la creciente cardiogénica comienzan a expresar genes característicos de miocardio como los
Nkx 2.5 y GATA4. Respecto a la especialización del mesodermo en tejido cardiogénico, se sabe
que depende de proteínas secretadas por el endodermo subyacente, tales como cerberus, la
proteína morfogenética ósea (BMP) y el factor de crecimiento fibroblástico (FGF-8). Estas
proteínas regulan selectivamente algunas células del mesodermo para que inicien la síntesis del
factor de transcripción Nkx 2.5, considerado el gen maestro de la cardiogénesis, debido a que su
actividad en el mesodermo precardíaco y estructuras en las que se transforma es fundamental para
la expresión de MEF2 y GATA4, que a su vez participan en el control de la transcripción de
proteínas contráctiles propias del músculo cardíaco.
En el Horizonte IX (21 ± 1 día), el plexo mioendocárdico de la media luna cardiogénica se
transforma en dos primordios cardíacos primitivos, cada uno constituido por un tubo de endocardio
cubierto por miocardio, aún no existe epicardio. Inmediatamente (Horizonte X, 22 ± 1 día), los
primordios se desplazan en dirección ventromedial, se fusionan y constituyen el tubo cardíaco
primitivo o tubo cardíaco recto, iniciando así la fase morfogenética de la cardiogénesis.
Es posible identificar la media luna cardiogénica mediante la inmunolocalización del RNAm
para Nkx2.5, troponina C o la cadena pesada de miosina cardíaca, sin embargo no se han
reconocido genes específicos de alguna región o cavidad del corazón definitivo. Así mismo,
aunque en los embriones muy jóvenes ya existe el RNAm de las proteínas contráctiles del
miocardio, se traduce cuando se forma el tubo cardíaco recto. Esto indica que la fusión de los
primordios cardíacos inicia una segunda ronda de eventos de histodiferenciación.
II. Fase morfogenética de la cardiogénesis
Esta fase se divide en tres períodos: A. Corazón en tubo recto, B. Proceso de torsión y
rotación del tubo cardíaco, C. Inicio de la tabicación del corazón.
A. Corazón en tubo recto.
Clásicamente se ha señalado, con base en la embriología descriptiva, que en el corazón en
tubo recto existen todas las cavidades que dan origen al órgano definitivo. Así Davis describió que
el corazón en esta etapa estaba constituido por las siguientes cuatro cavidades cardíacas
primitivas y señaló sus destinos correspondientes: 1. Bulbo aórtico = arterias pulmonar y aorta, 2.
Bulbus cordis = ventrículo derecho, 3. Ventrículo primitivo = ventrículo izquierdo, 4. Atrios primitivos
derecho e izquierdo = atrios definitivos. Más tarde Kramer mencionó que el bulbus cordis
constaba de dos primordios, el del ventrículo derecho y el de los tractos de salida ventriculares al
que denominó cono. Sin embargo, mediante marcaje in vivo en el embrión del pollo, se encontró
que el corazón se forma por la integración progresiva de seis segmentos cardíacos primitivos, que
aparecen gradualmente y que cada uno de ellos origina una región anatómica específica de una
cavidad cardíaca definitiva y no a una cavidad completa como siempre se había especulado. Esta
información cambió el concepto preformista con el que se había investigado el desarrollo
embrionario de este órgano. En relación al cono y el bulbo aórtico, también llamado tronco
arterioso, con base en los hallazgos recientes sobre su destino, que niegan que el tronco arterioso
origine la región proximal (tronco) de la arteria pulmonar y la aorta, se ha decidido denominarlos
segmentos proximal (cono) y distal (tronco arterioso) del tracto de salida embrionario. Por otro
lado, el hecho de que las tres regiones de los ventrículos (cámara de entrada, región trabeculada y
cámara de salida) tengan características anatómicas bien definidas y se originen de un primordio
propio, demuestra que los ventrículos son unidades funcionales anatómicas pero no embriológicas.
Respecto a las características del corazón en tubo recto, se manifiesta en el plano frontal,
tiene la forma de un canal abierto dorsalmente, su pared dorsal es la pared ventral del intestino
anterior y consta exclusivamente de dos segmentos. El segmento cefálico corresponde al
primordio de la región trabeculada del ventrículo anatómicamente derecho y el caudal es el
primordio de la región trabeculada del ventrículo anatómicamente izquierdo. Ambos segmentos
están separados por dos surcos relativamente profundos, denominados interventriculares derecho
e izquierdo.
B. Proceso de torsión y rotación del tubo cardíaco.
Los segmentos cardíacos primitivos inicialmente están en serie y siguen una dirección
caudo-cefálica, sin embargo como consecuencia del proceso de torsión y rotación del tubo
cardíaco, poco a poco cambian de posición, hasta adquirir la polaridad derecha-izquierda
característica del órgano definitivo. Este proceso sucede en tres etapas: Asa en C, Asa en S y Asa
avanzada
1. Asa en C. Esta etapa ocurre en el Horizonte XI (23 ± 1 día). El corazón que al principio
era un canal se vuelve un tubo. Al mismo tiempo, aumenta de tamaño por la incorporación de
células en sus extremos caudal y cefálico. Se mantiene en el plano frontal, pero comienza a
torcerse hacia la derecha, siendo ésta la primera manifestación de la asimetría del organismo. Así
el corazón adquiere la forma de un asa con un borde derecho convexo (curvatura mayor) y un
borde izquierdo cóncavo (curvatura menor). Simultáneamente, aparecen tres nuevos segmentos,
dando como resultado un corazón constituido por cinco segmentos cardíacos primitivos, que en
sentido caudo-cefálico son: los atrios primitivos derecho e izquierdo; el tracto de entrada primitivo
(región caudal de la rama caudal del asa); el primordio de la región trabeculada del ventrículo
izquierdo (región cefálica de la rama caudal del asa); el primordio de la región trabeculada del
ventrículo derecho (rama cefálica del asa) y el primordio de los tractos de salida (segmento
proximal del tracto de salida embrionario, clásicamente llamado cono). Este último segmento aún
no está completo, apenas comenzó a formarse.
El surco que separa los primordios de las regiones trabeculadas es muy profundo y en una
etapa más tardía participa en la formación del pliegue ventrículo-infundibular (espolón cono-
ventricular). Dicha estructura habitualmente se ha denominado surco interventricular izquierdo, por
considerarlo equivalente al surco interventricular izquierdo del corazón en tubo recto. Sin embargo
esta idea es errónea, porque se descubrió que en realidad se forma por la fusión de ambos surcos
interventriculares del corazón en tubo recto.
2. Asa en S. El embrión empieza a flexionarse a nivel craneal y cervical, afectando la
torsión y rotación del corazón (Horizonte XI, 23 ± 1 día). Simultáneamente, el asa cardíaca se
coloca en el plano sagital y toma la forma de S. La curvatura mayor se vuelve ventral y la menor
dorsal; también aparece el seno venoso. En este caso, los primordios de las regiones
trabeculadas ventriculares permanecen uno cefálico y otro caudal, pero el tracto de entrada y los
atrios primitivos se vuelven ligeramente dorso-cefálicos. Respecto al segmento proximal del tracto
de salida, prácticamente se ha completado y se mantiene en continuidad con la región trabeculada
del ventrículo derecho en desarrollo. También surge el órgano proepicárdico, que es un conjunto
de células mesoteliales ubicadas sobre la superficie derecha del seno venoso, las cuales al migrar
van cubriendo el miocardio de todo el corazón y más tarde se transforman en el epicardio.
Algunas células penetran en las paredes ventriculares y el tabique interventricular en desarrollo y
participan en la morfogénesis de las arterias y venas coronarias.
3. Asa avanzada. En esta etapa (Horizonte XII, 24 ± 1 día), los segmentos cardíacos
primitivos ya ocupan la posición espacial y relaciones de vecindad que tienen en el corazón
maduro. Termina de aparecer el segmento proximal del tracto de salida embrionario y empieza a
formarse su segmento distal. La curvatura menor del asa prácticamente desapareció y comienza a
notarse el pliegue ventrículo infundibular o espolón conoventricular. La curvatura mayor cambia de
posición y constituye el ápice ventricular. Por su parte, los atrios y el tracto de entrada primitivos
(aún no septados) toman una posición dorso-cefálica o posterosuperior, mientras que el primordio
de la región trabeculada del ventrículo derecho y el segmento proximal del tracto de salida
embrionario se ubican en posición ventro-derecha. Ambos segmentos del tracto de salida
embrionario carecen de crestas en su interior y forman un solo conducto que permanece
conectado con la región trabeculada del ventrículo derecho en desarrollo.
Estudios experimentales en aves han demostrado que los segmentos que se integran en el
extremo caudal del corazón embrionario provienen del mesodermo esplácnico, caudal al corazón
en tubo recto, mientras que las células que forman los segmentos cefálicos (segmentos proximal y
distal del tracto de salida embrionario), vienen del segundo campo cardiogénico, constituido por
mesénquima presente en el piso de la faringe.
También se ha encontrado que el segmento distal del tracto de salida embrionario (mal
denominado tronco arterioso o bulbo aórtico) solamente origina el anillo de inserción y válvulas
arteriales, mientras que la región proximal o tronco de las grandes arterias, se forma del saco
aórtico. Por otro lado, aún se desconocen los mecanismos responsables de que el tubo cardíaco
se curve hacia la derecha, no obstante existen evidencias de la implicación de una serie de genes
que se expresan desde etapas muy tempranas de la embriogénesis. Se ha señalado que el eje
derecho- izquierdo comienza a establecerse inmediatamente después de la fertilización, mediante
el factor de crecimiento Vg1 que activa al gen Nodal sólo en el lado izquierdo del cigoto. Más
tarde, la proteína Nkx2.5 regula la presencia del factor de transcripción Hand1, exclusivamente en
el futuro ventrículo izquierdo y Hand2 en el derecho. Por su parte Nkx2.5 y MEF2 actúan para que
se transcriba el gen Xin (corazón), cuya proteína media cambios del citoesqueleto, esenciales para
la torsión del tubo cardíaco. Otra proteína crítica en este proceso es el factor de transcripción
Pitx2, presente en forma activa en el lado izquierdo de mesodermo lateral y el lado izquierdo del
tubo cardíaco recto, que controla la expresión temporal de proteínas de matriz extracelular como la
flectina. Aunque la presencia de la proteína activa del gen Sonic hedgehog (Shh) en el Nodo de
Hensen es indispensable para inducir la expresión del gen Nodal en el lado izquierdo del embrión
joven, aún se desconoce la vía de regulación.
En el ámbito de la cardiología pediátrica, es importante enfatizar que la torsión del tubo
cardíaco no especifica el situs visceroatrial (situs solitus o situs inversus), sólo determina la
posición de los ventrículos en el órgano definitivo. Si la torsión sucede hacia la derecha (Asa en
D), el ventrículo anatómicamente derecho se situará a la derecha y el anatómicamente izquierdo a
la izquierda. Por el contrario, si el tubo cardíaco se tuerce hacia la izquierda (Asa en L), entonces
el ventrículo anatómicamente derecho se situará a la izquierda y el anatómicamente izquierdo a la
derecha. Respecto al situs visceroatrial, se define en base a las características anatómicas de
cada uno de los atrios y de su ubicación en el espacio. De esta manera, el tipo de asa junto con el
situs visceroatrial determina las concordancias o discordancias atrioventriculares. La heterotaxia
visceral es uno de los desórdenes congénitos más complejos. Constituye un síndrome que se
caracteriza por una alteración severa del patrón de asimetría derecha-izquierda y de la relación
espacial de los órganos. Los pacientes con este síndrome tienen un situs simétrico que se
manifiesta como dextroisomerismo o levoisomerismo y se determina por la morfología externa e
interna de las orejuelas de los atrios.
El diagnóstico de cualquiera de estos dos tipos de situs simétrico es sugerente de
cardiopatías congénitas múltiples y severas. Se piensa que estos defectos son el resultado de una
falla en el establecimiento de la asimetría derecha-izquierda durante el desarrollo embrionario. Los
estudios en modelos animales han mostrado la implicación de más de ochenta genes en este
proceso, aunque es posible que algunos de ellos no tengan una función directa en el proceso en
humanos. Sin embargo en los pacientes con heterotaxia sólo se han identificado pocos de esos
genes mutados. Entre los que se han mencionado están ZIC3, LEFTYA, CRYPTIC, ACVR2B,
CRELD1, y NKX2.5.
Una vez establecidas las conexiones concordantes o discordantes, según el sentido en que
haya ocurrido la torsión del asa cardíaca –hacia la derecha o a la izquierda– en ocasiones la masa
ventricular puede a su vez experimentar una rotación que cambia la posición de los ventrículos,
provocando que las conexiones atrioventriculares queden cruzadas. Esto origina la cardiopatía
congénita denominada criss cross. Esta rotación anormal puede ser en sentido horario cuando la
conexión atrioventricular que previamente se ha establecido es concordante o en sentido
antihorario cuando el tipo de conexión atrioventricular es discordante. Esto crea una paradoja
entre conexión y relación, en la primera situación la conexión atrioventricular es concordante,
mientras que la relación atrioventricular es discordante. En la segunda, la conexión atrioventricular
es discordante mientras que la relación es concordante. En ambas el tabique interventricular es
horizontal por lo que el ventrículo derecho es superior y el izquierdo es inferior. En cuanto a las
conexiones ventriculoarteriales pueden ser concordantes, doble salida del ventrículo derecho o
discordantes.
C. Inicio de la tabicación del corazón.
Comienza en el Horizonte XIV (29 ± 1 día), una vez que la región ventricular se ha
colocado en posición caudal y la atrial es dorso-cefálica.
Tabicación atrial
El modelo clásico del desarrollo cardíaco
Según el modelo clásico del desarrollo cardíaco, el proceso comienza cuando una
membrana en medialuna muy fina (septum primum) comienza a formarse a lo largo de las paredes
dorsales y craneales del atrio. El espacio entre el septum primum y los cojinetes endocárdicos
(ostium primum) llega a ser progresivamente más pequeño a medida que el septum primum crece
hacia los cojinetes endocárdicos. Antes de que el ostium primum se cierre totalmente, se
desarrollan pequeñas perforaciones en la pared del septum primum y se unen en última instancia
para formar el ostium secundum. Mientras tanto, el borde principal del septum primum se funde
con los cojinetes endocárdicos, y el ostium primum desaparece. Cerca del final de la quinta
semana de la vida fetal, la segunda fase del proceso comienza cuando una segunda membrana en
medialuna (septum secundum) comienza a formarse dentro del atrio. Esta membrana también
comienza a crecer hacia los cojinetes endocárdicos, cubriendo el ostium secundum. Sin embargo,
el septum secundum permanece incompleto. El foramen ovale es la abertura que permanece
después de que se forma totalmente el septum secundum. La fase final del proceso comienza
cuando la porción superior del septum secundum empieza a degenerar y finalmente desaparece.
Los atrios completamente formados ahora tienen dos septum incompletos que se traslapan. La
porción superior del septum secundum cubre el ostium secundum y crea una válvula unidireccional
permitiendo el cortocircuito de derecha a izquierdo de la sangre en el feto.
Modelo de Van Praagh y Corsini del desarrollo cardíaco
Otro modelo del desarrollo cardíaco ha sido propuesto por Van Praagh y Corsini. Según su
modelo, el septum primum (también conocido como la válvula del foramen ovale) crece de la
porción de la válvula venosa izquierda del seno venoso que está más a la izquierda. Mientras que
se extiende del aspecto más dorsal del atrio, el septum primum comienza a reunir el septum
secundum, que es una invaginación de la porción más rostral del atrio primitivo. Eventualmente,
los bordes marginales del septum primum reúnen el aspecto izquierdo del septum secundum.
Durante la vida embrionaria y fetal, la porción central del septum primum se desplaza en el atrio
izquierdo. Después del nacimiento, el resto del septum primum se adhiere al aspecto izquierdo del
septum secundum. La identificación reciente de una anomalía llamada desviación superior del
septum primum proporciona evidencia en favor del modelo de Van Praagh y de Corsini. La
determinación de cuál es el modelo más correcto aguarda un análisis morfológico más detallado
del desarrollo cardíaco murino.
En el horizonte XIV (29 ± 1 día), al mismo tiempo, las cavidades en desarrollo adquieren la
simetría derecha-izquierda que les corresponde. Casi inmediatamente, aparece un tabique con
forma de antifaz, llamado septum cardíaco primitivo y constituido por tres elementos: 1. el septum
primum, separa los atrios, 2. los cojines ventral (superior) y dorsal (inferior) del canal
atrioventricular y 3. el septum interventricular primitivo, divide la región trabeculada de los
ventrículos. También existen dos orificios, el foramen primum en la región atrial y el foramen
interventricular en la región ventricular. Se ha señalado, tanto en aves como en mamíferos, que
los tres elementos desde que aparecen se encuentran en el mismo plano, alineados entre sí y sin
un límite de demarcación que los separe. Esto determina que los cojines dorsal y ventral del canal
atrioventricular dividan parcialmente el tracto de entrada primitivo (orificio atrioventricular común)
en un orificio derecho, sumamente estrecho, que comunica la aurícula derecha embrionaria con su
ventrículo correspondiente y otro izquierdo más amplio, que mantiene la comunicación de la
aurícula y ventrículo izquierdos. Estos hallazgos niegan el concepto de que los cojines ventral y
dorsal del canal atrioventricular estén desplazados a la izquierda cuando aparecen y que por
consiguiente, para que el ventrículo derecho adquiera su tracto de entrada, el septum
interventricular primitivo debe alinearse con los cojines y el orificio atrioventricular ensancharse,
como ha sido propuesto por algunos autores basados en estudios del embrión humano. En el caso
del tracto de salida, en esta etapa (Horizonte XIV, 29 ± 1 día) tanto el segmento proximal como el
distal aún forman un conducto continuo que emerge exclusivamente del ventrículo derecho en
desarrollo. Sin embargo, ya contienen en su interior crestas endocárdicas. En el segmento
proximal son una dextro-dorsal y otra sinistro-ventral, mientras que en el segmento distal son una
superior y otra inferior. Las crestas del segmento proximal, aunque no están fusionadas
comienzan a separarlo en dos conductos: anterolateral y posteromedial. El primero dará origen al
infundíbulo del ventrículo derecho y el segundo se piensa que participa en el desarrollo del
vestíbulo del ventrículo izquierdo. Por su parte, en el segmento distal las crestas se están
transformando en las válvulas arteriales que todavía están pobremente desarrolladas. Así mismo,
el saco aórtico que origina las regiones proximales de las grandes arterias, no se ha proyectado a
la cavidad pericárdica ni se ha separado en dos conductos. De esta manera, a pesar de que el
ventrículo derecho ya adquirió su cámara de entrada y comenzó la tabicación del corazón que dará
como resultado un órgano tetracameral, el ventrículo izquierdo todavía carece de cámara de salida.
Respecto a la morfogénesis del segmento proximal de cada una de las grandes arterias (tronco de
la arteria pulmonar y tronco de la aorta), como ya se mencionó, se forma a partir del saco aórtico,
que es un ensanchamiento que se produce en el sitio donde surgen los arcos aórticos y se
proyecta a la cavidad pericárdica en el Horizonte XV (31 ± 1 día), cuando el proceso de septación
del corazón ha avanzado considerablemente. El saco aórtico por su extremo cefálico está en
continuidad con los arcos aórticos, mientras que en su extremo caudal se conecta con el segmento
distal del tracto de salida embrionario, el cual da origen a las válvulas arteriales. Al inicio el saco
aórtico es un conducto común sin embargo, una vez proyectado a la cavidad pericárdica,
(aproximadamente el día 32), es dividido por el septum aórtico-pulmonar en dos conductos
(pulmonar y aórtico). Dicho septum está constituido por células de la cresta neural cardíaca,
ubicadas entre el cuarto y el sexto arcos branquiales. Este hecho explica la relación que existe
entre las cardiopatías tronco-conales y las anomalías faciales típicas de síndromes como
cardiovelofacial y Di George. Así mismo, es importante señalar que el resultado de la ausencia de
este septum es la cardiopatía denominada tronco común, en cuyo caso tampoco se desarrolla el
tabique de los tractos de salida. Una de las cualidades más relevantes de la morfogénesis normal
de los tractos de salida ventriculares es que el segmento proximal del tracto de salida embrionario,
desde que aparece permanece conectado exclusivamente con el ventrículo derecho en desarrollo.
Esta condición se mantiene después de que el segmento queda dividido en dos conductos
(anterolateral y posteromedial). Estos hechos determinan que en el corazón definitivo el
infundíbulo anterior, que en condiciones normales da origen al infundíbulo de la pulmonar, casi
siempre emerja del ventrículo anatómicamente derecho. Otra peculiaridad de este proceso es que
el ventrículo izquierdo adquiere su tracto de salida de manera gradual, desarrollo que concluye en
una etapa muy avanzada de la cardiogénesis, poco antes de que se cierre la comunicación
interventricular y se establezca el corazón tetracameral.
La consecuencia es que existe un espectro en las malformaciones de los tractos de salida
ventriculares (clásicamente denominadas cardiopatías tronco-conales). Por un lado están las
patologías en las que ambos tractos de salida emergen totalmente del ventrículo anatómicamente
derecho (dobles vías de salida). En el otro lado se encuentran las patologías en las que el
ventrículo anatómicamente derecho retiene su propio tracto de salida y el otro cabalga en
diferentes grados un defecto interventricular. Si el tronco de la arteria pulmonar surge
exclusivamente del ventrículo derecho y la aorta cabalga la comunicación interventricular y además
existe estenosis infundibular y valvular de la pulmonar, se trata de la Tetralogía de Fallot. No
obstante, si la aorta nace del ventrículo anatómicamente derecho y el tronco de la arteria pulmonar
cabalga sobre la comunicación interventricular, la patología corresponde al Taussig-Bing, que es
una forma de doble salida del ventrículo derecho.
Con base en lo anterior, se puede concluir que la información sobre la constitución
anatómica y embriológica de los ventrículos y la edad en que aparecen los primordios que los
forman, es útil tanto en el diagnóstico de las cardiopatías congénitas como para discutir su
embriogénesis.
En el primer caso, debido a que está implícita la existencia de malformaciones propias de
cada región ventricular (tracto de entrada, región trabeculada y tracto de salida), se proporcionan
bases embriológicas sólidas para el análisis segmentario de los corazones portadores de alguna
patología congénita. En el segundo caso, se puede especular sobre la etapa y el sitio en que actuó
un factor teratogénico. Si lo hace selectivamente sobre un solo primordio o su duración es
relativamente breve, o suceden ambas cosas, se producirá una cardiopatía congénita simple, en la
que está implicada sólo una región ventricular. Sin embargo, si el teratógeno tiene un efecto más
generalizado, actuando simultáneamente sobre dos o más primordios o tiene una mayor duración,
se producen las cardiopatías complejas, en las que pueden estar dañadas dos o las tres regiones
que forman los ventrículos. Así mismo, estos nuevos conocimientos son provechosos para la
investigación sobre los procesos básicos del desarrollo que participan en la morfogénesis de las
diferentes cámaras, tabiques y sistemas valvulares del corazón y los genes que los regulan. Dicha
información es indispensable para en el futuro planear estrategias que prevengan la producción de
los defectos congénitos del corazón y la elección de terapias génicas que los corrijan.
Anatomía cardíaca y la secuencia diagnóstica de las cardiopatías congénitas
Para facilitar el diagnóstico de las cardiopatías congénitas es conveniente someterlas a un
análisis segmentario, el cual debe ser claro y al mismo tiempo completo para así poder
diagnosticar los componentes de la malformación que puedan ser significativos, tanto desde el
punto de vista anatómico como quirúrgico.
La conducta más adecuada para el diagnóstico anatómico de las cardiopatías congénitas
es aquélla en la que dividimos el corazón en tres segmentos anatómicos que son los atrios, los
ventrículos y las grandes arterias. Estos tres segmentos están conectados uno al otro de una
manera secuencial, independientemente de la relación espacial que guardan entre sí. Los
segmentos venosos, conectados a los atrios, deben ser considerados como adicionales.
Probablemente, como definición de términos, debemos decir que conexión significa la continuidad
anatómica entre los segmentos del corazón, mientras que relación se refiere a la posición espacial
que guardan entre sí dos segmentos. Son cinco los pasos por seguir en el diagnóstico anatómico
de las cardiopatías congénitas. En el primer paso definimos el situs atrial; posteriormente se debe
analizar la unión atrioventricular; en seguida las características de la conexión entre los ventrículos
y las grandes arterias; luego caracterizamos los defectos asociados, y finalmente algunas
particularidades adicionales
Situs atrial
El situs atrial. En condiciones normales existen dos atrios bien diferenciados
anatómicamente y son asimétricos en su morfología. El atrio derecho tiene como rasgos
anatómicos fundamentales la morfología de su orejuela. Esta estructura tiene base ancha y forma
triangular, está incorporada a la cavidad atrial y muestra en su interior la cresta terminalis y los
músculos pectíneos. Por otra parte, el atrio izquierdo, que también se caracteriza como tal por la
forma de su orejuela, muestra esta estructura con una configuración elongada, de base angosta,
no incorporada a la cavidad atrial. El atrio derecho recibe las venas cavas superior e inferior, y el
izquierdo, las venas pulmonares. Existen cuatro tipos de situs atrial: situs solitus, situs inversus, el
dextroisomerismo y el levoisomerismo. En los casos de situs solitus atrial el atrio derecho es
anterior y derecho, y el izquierdo, posterior e izquierdo. En los casos de situs inversus observamos
la imagen en espejo del situs solitus. Tanto en el dextroisomerismo como en el levoisomerismo,
las cavidades atriales tienen orejuelas morfológicamente similares. En los dextroisomerismos
existen dos atrios con características anatómicas de atrio derecho y en los levoisomerismos ambos
atrios tienen los rasgos anatómicos de atrio izquierdo.
El diagnóstico del situs atrial tuvo en las últimas décadas aportes muy significativos. Antes,
era determinado por la morfología de la onda P del electrocardiograma y por la posición del lóbulo
mayor del hígado. Cuando la onda P era positiva en DI y negativa en a VR se decía que se trataba
de situs solitus, mientras que en los casos de situs inversus el diagnóstico se hacía por la onda P
negativa en DI y positiva en a VR. Por otra parte, cuando el lóbulo mayor del hígado estaba a la
derecha se hacía el diagnóstico de situs solitus, mientras que cuando se situaba a la izquierda, de
situs inversus. Esta regla adecuada para la mayor parte de los casos con cardiopatías sencillas,
tiene muchas excepciones en las cardiopatías complejas. La revisión de la literatura muestra que
en más del 50% de los casos con malformaciones complejas, existe discrepancia entre el situs
visceral y el atrial. En tal circunstancia, se buscó una relación más constante entre el situs visceral
y el atrial. Salvo raras excepciones, existe una relación muy constante entre la anatomía bronquial
y la atrial. Por ello, una placa penetrada de tórax o bien una tomografía bronquial es de extrema
utilidad en el diagnóstico del situs atrial. En los casos de situs solitus, el bronquio situado a la
derecha muestra las características anatómicas de derecho, presentando una bifurcación proximal,
mientras que el bronquio izquierdo tiene una bifurcación distal. En los casos de situs inversus
sucede lo contrario. En los casos de dextroisomerismo encontramos dos bronquios con
características similares de derechos, mientras que en el levoisomerismo existen dos bronquios
con características similares de izquierdos. En los casos de situs solitus, la relación entre la
extensión del bronquio izquierdo y el derecho oscila entre 1.5 y 2.0; dicho de otra forma, el
bronquio izquierdo es una vez y media o dos veces más largo que el derecho. Si acaso existen
dudas en cuanto al tipo de situs atrial, podremos aclararlas por medio de la ecocardiografía o en
último caso, del angiocardiograma en los atrios o la resonancia magnética cardíaca. La
ecocardiografía bidimensional muestra en los casos de situs solitus la vena cava inferior a la
derecha de la aorta; esta relación se invierte en los casos de situs inversus atrial. En el isomerismo
derecho, la aorta y la vena cava inferior están en el mismo lado de la columna, con la aorta
posterior a la vena cava inferior, mientras que en el levoisomerismo observamos interrupción de la
vena cava inferior y el retorno venoso sistémico llega al corazón por medio de las venas ácigos,
situadas de un mismo lado de la columna dorsal conjuntamente con la aorta en posición posterior.
Por el mismo procedimiento podemos identificar la morfología de las orejuelas y diagnosticar el
situs atrial utilizando aproximaciones paraesternales y subcostales.
Conexión atrioventricular
La conexión atrioventricular es biventricular cuando cada atrio se conecta a un ventrículo,
mientras que es univentricular cuando los atrios se conectan a un ventrículo. Antes de analizar la
unión atrioventricular, nos parece de importancia definir las características anatómicas de los
ventrículos. Estas cámaras se reconocen por los rasgos anatómicos del septum trabecular. El
ventrículo derecho (Fig. 1) tiene un septum trabecular con bandas musculares muy gruesas y
además presenta una estructura, la banda moderadora, que se inserta en el septum interventricular
y en la pared libre del ventrículo derecho; mientras, el ventrículo izquierdo se caracteriza por un
septum trabecular con bandas musculares muy delgadas y además es liso en su porción superior
(Fig. 2). El primero tiene un grupo de músculos papilares que se insertan en la pared libre, y el
segundo, dos grupos de músculos papilares que también se insertan en la pared libre ventricular.
En la conexión atrioventricular debemos analizar el tipo y el modo de unión entre los atrios y los
ventrículos. El tipo de conexión atrioventricular se refiere a la anatomía de la unión atrioventricular.
Existen cinco tipos de conexión atrioventricular. En la conexión atrioventricular concordante, el atrio
derecho se conecta al ventrículo derecho y el atrio izquierdo se conecta al ventrículo izquierdo; en
la conexión atrioventricular discordante el atrio derecho se conecta al ventrículo izquierdo y el atrio
izquierdo, al ventrículo derecho, independientemente de la posición espacial que guardan estos
segmentos entre sí. De este modo, podemos tener una conexión atrioventricular concordante con
el atrio derecho a la derecha y el ventrículo derecho a la izquierda, y un atrio izquierdo a la
izquierda con un ventrículo izquierdo a la derecha. Esta forma de relación espacial se conoce
como criss-cross o conexiones atrioventriculares cruzadas. Para el diagnóstico de conexión
atrioventricular concordante o discordante es necesario el situs atrial lateralizado. Decimos que la
conexión atrioventricular es ambigua cuando el situs atrial es isomérico derecho o izquierdo y los
atrios se conectan cada uno con un ventrículo. Existe doble entrada a un ventrículo cuando la
mayor parte del diámetro de los orificios atrioventriculares o más del 75% de una válvula
atrioventricular común se conecta con uno de los ventrículos. Finalmente se conoce como
ausencia de una conexión atrioventricular a aquel tipo de conexión en el que falta una de las
válvulas atrioventriculares. Para el caso de la válvula tricúspide, sería la atresia tricuspídea, y para
el caso de la mitral, atresia mitral. En el caso de la atresia tricuspídea, el atrio derecho no se
conecta a la masa ventricular. Está separado del corazón por el surco atrioventricular y descansa
en su mayor extensión sobre la masa ventricular izquierda. En realidad, el atrio derecho se
comunica con el izquierdo por medio de un defecto septal interatrial y potencialmente a la masa
ventricular por medio del componente atrioventricular del tabique membranoso. El modo de
conexión atrioventricular se refiere a la forma de conexión de los atrios con los ventrículos. Esto
ocurre por medio de dos válvulas atrioventriculares permeables, por una válvula perforada y otra
imperforada, por válvulas atrioventriculares “a caballo” sobre el septum interventricular, o bien por
una válvula atrioventricular común. Para el caso de una válvula imperforada es importante
enfatizar que éstos son los verdaderos casos de atresia valvular, a diferencia de aquéllos con
ausencia de una válvula atrioventricular y que son llamados clásicamente atresia tricuspídea o
atresia mitral.
En relación con las válvulas atrioventriculares “a caballo”, éstas son así consideradas
cuando menos del 50% del diámetro del orificio valvular está “a caballo” sobre el septum
interventricular; de ser mayor el grado de cabalgamiento, se considera la válvula conectada al otro
ventrículo. Se denomina conexión atrioventricular común a aquellos casos en los que una sola
válvula atrioventricular conecta cada atrio con un ventrículo, en más del 25% de su diámetro. Si por
cualquier circunstancia la válvula común conecta un determinado atrio con una cámara ventricular
en menos del 25% de su diámetro, se considera el atrio correspondiente como conectado a la otra
cámara ventricular.
Fig. 1. Vista interior del ventrículo derecho en un portador de tetralogía de Fallot. Se observa la amplia comunicación
interventricular y a su derecha limitando el septum infundibular desplazado a su derecha e izquierda (I) portando la
estenosis pulmonar
Fig. 2. Aspecto interior del ventrículo izquierdo en el que observamos la comunicación interventricular perimembranosa
circunscrita por tejido fibroso.
Conexión ventrículo-arterial
En forma similar a lo descrito previamente, la conexión ventrículo-arterial debe ser
analizada estrictamente en función de sus características anatómicas. Esta conducta evitará
confusiones de términos en algunas malformaciones complejas con distorsiones significativas de
las arterias, y que por no ser analizadas en función de su anatomía han motivado nomenclaturas
distintas para una misma malformación, como por ejemplo “la transposición clínica”, “la malposición
de las grandes arterias”, “la inversión ventricular aislada”, “la transposición con aorta posterior”,
entre otras. Existen cuatro tipos de conexión ventrículo-arterial. Se dice que la conexión
ventrículo-arterial es concordante cuando la arteria pulmonar se conecta al ventrículo derecho, y la
aorta, al izquierdo; en la discordante, la aorta se conecta al ventrículo derecho, y la arteria
pulmonar, al izquierdo. Decimos que existe doble cámara de salida del ventrículo derecho o del
izquierdo cuando un orificio se conecta completamente, y el otro en más del 50%, con uno de los
ventrículos, o bien cuando más de la mitad de los dos orificios sigmoideos se conectan con una
cámara ventricular. Excepcionalmente encontraremos casos en los que ambos orificios
sigmoideos están a caballo sobre el septum interventricular en un 50% de su diámetro. Para
definir los términos, diríamos que en estos casos existe doble cámara de salida de los dos
ventrículos. Lógicamente los ventrículos pueden estar bien formados o ser una cámara
rudimentaria. Existe única vía de salida de un ventrículo cuando un solo tronco arterial se conecta
a la masa ventricular. De este modo, el tronco común, la atresia pulmonar sin conexión del tronco
arterial con la masa ventricular y la atresia aórtica sin conexión de la aorta con la masa ventricular
se consideran como única vía de salida. En las conexiones ventrículoarteriales podemos tener dos
sigmoideas perforadas, una perforada, una o ambas pueden estar a caballo sobre el septum
interventricular, o bien existir una sola sigmoidea conectada al corazón. Estas características
anatómicas se refieren al modo de conexión ventrículo-arterial.
Lesiones asociadas y particularidades adicionales
En esta etapa del diagnóstico anatómico de las cardiopatías congénitas, describiremos las
lesiones asociadas como disfunciones valvulares, estenosis o atresia de una válvula o de una
arteria, hipoplasia, interrupción o comunicación en cualquier sitio del corazón. Estas lesiones
existen en forma combinada como ocurre en la tetralogía de Fallot. En las particularidades
adicionales incluimos la posición del corazón dentro del tórax, el origen y distribución de las
arterias coronarias y del sistema de conducción.
En conclusión, podemos decir que el diagnóstico anatómico de las cardiopatías congénitas
es el mejor procedimiento para entender estas malformaciones desde su aspecto anatómico y
fisiopatológico. La relación entre los distintos segmentos del órgano debe ser analizada una vez
conocida su anatomía; sin embargo, carece de importancia fisiopatológica, la que está determinada
por la conexión y los defectos asociados.
Circulación fetal y transicional
Las cardiopatías congénitas se diagnostican cada día de manera más frecuente durante la
vida fetal. Se puede modificar la evolución de una enfermedad cardíaca estructural (intervención
fetal) o la fisiológica (terapia con medicamentos a la madre o directamente al feto).
Alteraciones dinámicas ocurren en la circulación durante la transición de la vida fetal a la
vida neonatal cuando los pulmones toman la función del intercambio gaseoso en vez de la
placenta. (Figura 3). La circulación fetal funciona en paralelo a diferencia de la circulación en
serie de la vida posnatal. La sangre oxigenada retorna desde la placenta a través de la vena
umbilical y entra al sistema venoso portal. Una cantidad importante de sangre hace un puente a la
microcirculación hepática a través del conducto venoso y entra a la vena cava inferior. La sangre
de la vena cava inferior y de las venas hepáticas es desviada a través del foramen oval hacia el
atrio izquierdo y la sangre de la vena cava superior es desvaída hacia la válvula tricúspide y al
ventrículo derecho. La mayoría de la sangre que llega al ventrículo derecho hace un puente hacia
la aorta descendente a través del conducto arterioso ya que el circuito pulmonar es un circuito de
muy alta resistencia. El ventrículo derecho produce el 55% del gasto cardiaco fetal total. La
mayoría de la sangre que es eyectada por el ventrículo izquierdo da flujo al cerebro y al cuerpo
superior.
En la vida fetal, los alvéolos están llenos de líquido y las arterias pulmonares y arteriolas
tienen paredes gruesas y su lumen está disminuido similar a las arterias sistémicas. El flujo
pulmonar está disminuido (únicamente un 7% a 10% de gasto cardiaco total) como resultado de la
alta resistencia vascular. Los vasos fetales pulmonares son altamente reactivos a cambios en la
tensión de oxígeno o en el Ph al igual que a un sin número de influencias fisiológicas y
farmacológicas.
Comparado con el corazón adulto, el corazón fetal y neonatal es único con respecto a su
apariencia ultraestructural, sus propiedades mecánicas, bioquímicas y su inervación autonómica.
Durante la vida fetal tardía y la neonatal temprana se produce la maduración de los procesos de
contracción-excitación y cambios en la composición bioquímica de las proteínas miofibrilares que
utilizan energía y cambios en las proteínas que producen energía dependientes del ATP y
creatinfosfato. Las células fetales y neonatales miocárdicas son pequeñas en diámetro y reducidas
en densidad lo que hace que el corazón inmaduro contenga relativamente más masa no contráctil
(mitocondrias, núcleo y membranas superficiales). Esto produce una disminución en la generación
de fuerza, disminución en la extensión y la velocidad de acortamiento. Además la distensibilidad
se reduce y el contenido de agua del miocardio está incrementado; además el corazón fetal está
rodeado por unos pulmones llenos de de líquido y no de aire. Todo lo anterior da como resultado
que el corazón fetal y neonatal tenga unas limitaciones importantes para aumentar el gasto
cardiaco en presencia de sobrecargas de volumen o presión, Finalmente, el gasto cardíaco es
mucho más dependiente de cambios en la frecuencia cardíaca lo que explica porque la bradicardia
es muy mal tolerada en la vida fetal. La taquicardia también puede llevar de manera temprana a
insuficiencia cardíaca en el feto.
Al insuflarse los pulmones con la primera inspiración se produce una marcada reducción en
la resistencia vascular pulmonar. La reducción en la presión extravascular y el incremento en el
contenido alveolar de oxígeno a medida que el líquido es reemplazado por el aire produciendo
vasodilatación pulmonar y reclutamiento con la consecuente disminución en la presión arterial
pulmonar, aumento en el flujo pulmonar, aumento en la presión arterial izquierda y cerrando el flap
del foramen oval, Por otra parte, la resistencia vascular sistémica, secundaria a la perdida de la
circulación placentaria y al cierre gradual del conducto arterioso. El conducto arterioso
normalmente sufre una profunda constricción entre las 10 y 12 horas y se cierra funcionalmente a
las 72 horas con el cierre anatómico en unas pocas semanas por un proceso de trombosis,
proliferación intimal y fibrosis. Los neonatos prematuros tienen una alta incidencia de
permeabilidad del conducto arterioso a causa de su inmadurez en los mecanismos responsables
de la construcción.
El conducto arterioso, el conducto venoso y el foramen ovale permanecen como canales
potenciales de flujo sanguíneo después el nacimiento. Las lesiones que producen sobrecargas de
volumen o presión pueden expandir el foramen oval con lo cual el flap no lo puede ocluir.
Fig. 3. La circulación fetal
Neonato y lactante
La mayoría de las decisiones de manejo en pacientes con cardiopatías congénitas ocurren
en los primeros días o meses de vida. Un incremento en el diagnóstico prenatal de los defectos
cardíacos congénitos produce una admisión e intervención más tempranas de los pacientes. Estos
neonatos en general, están en mejores condiciones, que los neonatos no diagnosticados en forma
temprana y éste bienestar se debe al uso temprano de prostaglandina E1 la cual mantiene la
estabilidad hemodinámica y su uso nunca deber ser retrasado bajo ninguna circunstancia e
inclusive se debe iniciar en todo neonato con la simple sospecha clínica de una cardiopatía
ductus dependiente aun sin conocer completamente el diagnóstico anatómico.
Con las mejores técnicas quirúrgicas y de cateterismo intervencionista muchos de estos
neonatos son intervenidos de manera temprana en los primeros días y semanas y cada día la
tendencia es el reparo completo en el período neonatal o lactante temprano debido a mejores
técnicas de preservación miocárdica como quirúrgicas. En la mayoría de los centros que manejan
este tipo de pacientes la mortalidad está en el rango del 2% al 4%. Con el incremento en la
experiencia, la atención se enfoca en disminuir aun más la mortalidad y la morbilidad
especialmente la relacionada con el neurodesarrollo de estos pacientes
Niño y adolescente
El rápido crecimiento somático en la infancia y la adolescencia produce rápidos cambios
hemodinámicos. La lesiones estenosantes que progresan de manera relativamente lenta a través
de la infancia pueden hacerse significativas en esta ápoca y requerir una vigilancia más estricta.
En este período también es muy importante la educación no solo a los padres, sino a los pacientes
y sus responsabilidades para con su enfermedad, esta responsabilidad incluye la adherencia al
tratamiento, consejería acerca de concepción, el uso de cigarrillo, alcohol o drogas ilícitas, los
deporte, etc. Se necesita una aproximación coordinada entre el grupo de cardiología pediátrica y
el grupo de cardiología de adultos para logra la transición más eficiente para estos pacientes.
Adulto
Los pacientes y los miembros de su familia deben entender su condición cardíaca, en
términos de qué se va a hacer y su pronóstico en el futuro. Las potenciales complicaciones en los
adultos con enfermedad cardíaca congénita incluyen la presencia de disrritmias, falla ventricular,
obstrucción de conductos y endocarditis. La necesidad de terapia que incluye el uso de
antiarrítmicos, anticoagulación, terapia para insuficiencia cardíaca, cateterismo cardíaco
intervencionista para dilatación valvular, uso de stents, ablación con radiofrecuencia o la necesidad
de reintervenciones quirúrgicas (nueva cirugía o trasplante cardíaco).
La consejería preconcepcional, concepcional y genética es fundamental en estos
pacientes. Las mujeres con cardiopatías complejas o severas en embarazo están en riesgo de
muerte tanto de ellas como del feto y su seguimiento debe ser en centros de alto riesgo obstétrico.
Las pacientes de alto riego incluyen las pacientes con síndrome de Marfan y dilatación de la raíz
aórtica, hipertensión pulmonar severa, clase funcional III o IV de la NYHA, estenosis aórtica severa
y coartación de aorta severa. Las pacientes con riesgo intermedio incluyen las pacientes con
cardiopatía cianótica, prótesis mecánicas o paciente que requieren warfarina por otras situaciones,
moderada obstrucción al tracto de salida ventricular izquierdo y disfunción ventricular izquierda
moderada a severa. Otras comorbilidades no menos importantes incluyen la obesidad, el fumar
cigarrillo, la hipertensión arterial sistémica, la diabetes y los niveles elevados de colesterol. Se
debe explicar los riesgos de transmisión genética de las cardiopatías
Consecuencias patológicas de las lesiones cardiacas congénitas
Insuficiencia cardíaca congestiva
Aunque los mecanismos básicos de la insuficiencia cardíaca son similares para todas las
edades, las causas, el tiempo de presentación y la aproximación de tratamiento varían con la edad.
El desarrollo de la ecocardiografía fetal permite el diagnóstico de la insuficiencia cardíaca
intrauterina. Los principales hallazgos incluyen edema de tejidos blandos del cráneo, ascitis,
derrame pericárdico y disminución de los movimientos fetales. En neonatos pretérmino,
especialmente de menos de 1500 gramos, el conducto arterioso permeable es la causa más
común de descompensación cardíaca. En los neonatos a término las causas cardíacas más
importantes de insuficiencia cardíaca son el síndrome de corazón izquierdo hipoplásico, la
coartación de aorta, las taquiarritmias sostenidas, la fistula arteriovenosa cerebral o hepática y la
miocarditis. Entre las lesiones que producen insuficiencia cardiacas más allá de la primera y
segunda semanas cuando disminuye la resistencia vascular pulmonar lo que permite aumento en
el cortocircuito de izquierda a derecha están el defecto septal interventricular, el defecto septal
atrioventricular, la transposición de las grandes arterias, el tronco arterioso y la conexión anómala
total de venas pulmonares. Los lactantes menores a un año que tiene malformaciones cardíacas
son el 80% al 90% de los pacientes pediátricos que desarrollan insuficiencia cardíaca. En los
niños mayores, la insuficiencia cardiaca se debe a menudo a enfermedades adquiridas o es
secundaria a complicaciones de las cirugías cardiacas previas. En la categoría adquiridas estén
las enfermedades reumáticas, las enfermedades endomiocárdicas, la endocarditis infecciosa, los
desórdenes nutricionales y hematológicos y las arritmias cardíacas severas.
La diferenciación entre insuficiencia cardiaca derecha o izquierda es menos obvia en los
lactantes que en los niños mayores o adultos. El aumento en las presiones de llenado o las
presiones elevadas en el ventrículo derecho en los lactantes reduce la distensibilidad ventricular
izquierda en una forma desproporcionada en comparación con lo que sucede con los niños
mayores o adultos y da lugar a signos y síntomas de congestión venosa pulmonar y sistémica. Los
cuidados de los lactantes con insuficiencia cardíaca incluyen consideraciones al trastorno funcional
o estructural. La meta del tratamiento es lograr un aumento en el desempeño cardíaco, aumentar
la perfusión periférica y disminuir la congestión venosa. En muchas ocasiones el manejo médico
no logra controlar los efectos anormales de las cargas impuestas al corazón y se requiere de
manejo con cateterismo intervencionista o cirugía cardíaca.
El paciente adulto puede desarrollar insuficiencia cardíaca en presencia de un substrato
(v.g., disfunción miocárdica, insuficiencia valvular) y un precipitante (v.g., arritmias sostenidas,
embarazo, hipertiroidismo). Los pacientes en mayor riesgo de desarrollar insuficiencia cardíaca
incluyen aquéllos con sobrecargas de volumen de larga data (v.g., insuficiencia valvular o
cortocircuitos de izquierda a derecha), con depresión primaria de la función miocárdica (v.g.
ventrículo derecho sistémico, ventrículos lesionados en cirugía, o a causa de tratamientos tardíos
de sobrecarga ventricular). El tratamiento dependerá de un claro entendimiento de los elementos
que contribuyen a la descompensación, el éxito se logra cuando los principales elementos
causales son eliminados. Cuando esto no es posible, el tratamiento incluye el uso de inhibidores
de la enzima convertidora, bloqueadores de los receptores de angiotensina, beta bloqueadores,
diuréticos, uso de marcapaso para resincronización cardíaca y trasplante cardiaco.
Cianosis
La cianosis central se refiere a la desaturación arterial de oxígeno que resulta de la mezcla
de la sangre venosa con la circulación arterial. La magnitud de esta mezcla y la cantidad de flujo
pulmonar determinan la severidad de la desaturación.
Morfología
Los defectos cardíacos que producen cianosis se pueden dividir en dos categorías; 1) con
flujo pulmonar aumentado o 2) con flujo pulmonar disminuido (Tabla 4).
Fisiopatología.
La hipoxemia incrementa la producción renal de eritropoyetina, la cual estimula la médula
ósea para producir glóbulos rojos aumentando la capacidad de transporte de oxígeno. Esto
produce una eritrocitosis secundaria que mejora la oxigenación tisular pero produce un incremento
en la viscosidad sanguínea la cual puede en última instancia alterar la liberación de oxígeno
Características clínicas
Síndrome de hiperviscosidad
La eritrocitosis incrementa la viscosidad sanguínea y puede causar síntomas como cefalea,
mareos, fatiga, estado mental alterado, alteraciones visuales, parestesias, tinitus y mialgias. La
deficiencia de hierro, la cual es un hallazgo común en los pacientes adultos cianóticos si se
realizan flebotomías frecuentes o sangrados excesivos puede causar síntomas de hiperviscosidad
con hematocritos por debajo de 65%
Hematológicas
Las anormalidades en la hemostasia se presentan en los pacientes con eritrocitosis y se
presentan hasta en el 20% de ellos. Los pacientes tienen mayor tendencia al sangrado que puede
ser leve y superficial, con sangrado de encías, petequias y sangrado de mucosas. Ocasionalmente
puede ser severo y amenazar la vida, en estos casos se trata de hemoptisis, sangrado
intracerebral, sangrado gastrointestinal o sangrado posoperatorio. Los pacientes tienen tiempos
elevados de tromboplastina parcial y protrombina, con disminución en los niveles de factores V, VII,
VII y IX, con alteraciones cualitativas y cuantitativas de plaquetas, incremento en la fibrinolisis y la
disfunción endotelial sistémica.
Sistema nervioso central
Las complicaciones neurológicas incluyen hemorragia cerebral secundaria a las
alteraciones de la coagulación o por el uso de anticoagulantes. Los pacientes con cortocircuito de
derecha a izquierda tienen riesgo de embolismo cerebral paradójico, especialmente si tienen
deficiencia de hierro. Siempre se debe sospechar la presencia de un absceso cerebral en los
pacientes cianóticos que presenten cefalea o nuevo síntomas neurológicos. Es imperativo usar
filtros de aire en las líneas centrales o periféricas que se usen en los pacientes cianóticos con
cortocircuito de derecha a izquierda.
Renal
La disfunción renal se manifiesta con proteinuria, hiperuricemia o falla renal. La
hiperuricemia es común y se debe principalmente a la disminución en la reabsorción del ácido
úrico. Los pacientes pueden presentar nefropatía por uratos, nefrolitiasis por ácido úrico y artritis
gotosa
Reumatológicas
Las complicaciones reumatológicas incluyen la gota y especialmente la osteoartropatía
hipertrófica, la cual es responsable de las artralgias y dolor óseo que afecta al 33% de los
pacientes. En los pacientes con cortocircuito de izquierda a derecha, los megacariocitos liberados
de la médula ósea no pasan por los pulmones y son atrapados en las arteriolas sistémicas y
capilares e inducen la liberación de factores de crecimiento derivados de las plaquetas que
promueven la proliferación celular local. La nueva formación ósea con periostitis da lugar a
artralgias y dolor óseo.
Arterias coronarias
Los pacientes con cianosis central tienen arterias coronarias dilatadas sin obstrucciones y
sus niveles de colesterol son más bajos que los de la población general.
Intervención y pronóstico
Reparo fisiológico
El reparo fisiológico produce una separación total o casi total de la circulación pulmonar y
sistémica en las lesiones cianóticas complejas y finalmente alivia la cianosis. El ideal es que este
tipo de reparo se pueda realizar siempre que sea posible
Reparo paliativo
Las intervenciones paliativas se realizan en pacientes con lesiones cianóticas para
aumentar el flujo pulmonar (Tabla 5). La más usada es la fístula de Blalock Taussig Thomas.
También se usan fístulas centrales y la derivación de Glenn (derivación cavo-pulmonar). La fístula
de Blalock Taussig Thomas puede causar hipertensión arterial pulmonar pero produce menos
distorsión de las arterias pulmonares. La fístula de Glenn tiene la ventaja de incrementar el flujo
pulmonar sin imponer sobrecarga de volumen al ventrículo sistémico. La fistula de Glenn requiere
bajas presiones pulmonares para funcionar y se asocia en el tiempo con la aparición de colaterales
venovenosas las cuales empeoran la cianosis
Trasplante
El trasplante cardíaco, el de uno o ambos pulmones con reparo de la cardiopatía o el
trasplante corazón-pulmón se ha realizado en pacientes cianóticos que no son candidatos a otras
formas de intervención. La presencia de enfermedad vascular obstructiva pulmonar contraindica el
trasplante cardíaco aislado. Cada día se incrementa el número de pacientes que tienen cirugías
paliativas previas o falla ventricular que son exitosamente trasplantados. Lo más difícil en estos
pacientes es determinar el momento del trasplante
Otros manejos
Flebotomía
La meta de la flebotomía es el control de síntomas de hiperviscosidad, se debe realizar
extrayendo 250 a 500 ml con reemplazo concomitante de volumen y se puede repetir cada 24
horas hasta que mejoran los síntomas o se logran niveles de hemoglobina de 18 a 19 g/dl. No
tiene ninguna indicación en pacientes asintomáticos y su única indicación profiláctica es para
pacientes preoperaratorios con hematocritos mayores a 65%, para disminuir los riesgos de
sangrado perioperatorio.
Reemplazo de hierro
Si se demuestra anemia por deficiencia de hierro ésta debe ser tratada y de manera ideal
se debe anticipar su deficiencia. La deficiencia de hierro en los pacientes cianóticos incrementa el
riesgo de enfermedad cerebrovascular,
Alteraciones hematológicas
En los pacientes con sangrado importante está indicado el uso de plasma fresco congelado
plaquetas, crioprecipitado, vitamina K y desmopresina. El uso de ácido acetil salicílico, warfarina y
antiinflamatorios no esteroideos debe ser sopesado contra el riesgo de presentar sangrado severo.
Artritis gotosa
La hiperuricemia sintomática y la artritis gotosa deben ser tratadas con colchicina,
probenecid y allopurinol.
Consideraciones acerca del embarazo
Las pacientes con enfermedad cardíaca cianógena presentan una incidencia del 32% de
complicaciones cardiovasculares y una incidencia del 37% de partos prematuros. Las pacientes
que presentan una saturación en reposo mayor de 85% tienen un mejor pronóstico.
Enfoque del niño, adolescente y adulto con sospecha de cardiopatía
Para evaluar al niño con sospecha de una cardiopatía el médico debe conocer las
enfermedades cardíacas más frecuentes, su sintomatología y los métodos diagnósticos indicados.
Insistir en la importancia de obtener una historia clínica adecuada y dirigida, además de una
exploración física completa. Después de esta evaluación, los pacientes pueden requerir exámenes
paraclínicos y un tratamiento final, o por el contrario, se puede tranquilizar a la familia
asegurándole que no existe un problema importante.
Historia preconcepcional y prenatal
La evaluación comienza con una historia clínica cuidadosa. La historia materna pre-
concepcional y prenatal es útil en el diagnóstico de enfermedad cardíaca congénita: averiguar por
la presencia de infecciones como rubéola, citomegalovirus, herpesvirus y coxsackie B, los cuales
son altamente teratogénicos si ocurren en los períodos iníciales del embarazo, o si por el contrario
se presenta la infección en las últimas semanas antes del parto pueden ser causa de cuadros de
miocarditis. Tener en cuenta el uso de drogas; sustancias como las anfetaminas se ha asociado
con comunicación interventricular (CIV), persistencia del conducto arterioso (PCA), comunicación
interauricular (CIA) y transposición de las grandes arterias (TGA). La hidantoína se asocia con
estenosis pulmonar (EP), estenosis aórtica (EA), coartación de aorta (CoAo) o PCA. Los
estrógenos/progesterona con CIV, tetralogía de Fallot (TF) y TGA. El alcohol con el síndrome de
alcohol fetal en el cual son comunes la CIV, PCA, CIA y TF. Las condiciones maternas como la
diabetes materna gestacional o de larga evolución se asocian con alta incidencia en sus hijos de
cardiomiopatía hipertrófica y defectos estructurales como TGA, CIV y PCA. La presencia de lupus
eritematoso sistémico o enfermedades del colágeno, con alta incidencia de bloqueo atrio-
ventricular completo congénito. Si la madre padece o padeció enfermedad cardíaca congénita, la
incidencia de enfermedad cardíaca congénita en su descendencia se incrementa en 3% a 4%.
El peso al nacimiento proporciona valiosa información acerca de la naturaleza del
problema cardíaco; por ejemplo, los pacientes con rubéola congénita son pequeños para la edad
gestacional, por el contrario los hijos de madre diabética son grandes para la edad gestacional. Los
neonatos con TGA a menudo tienen un peso mayor que el promedio.
Tabla 5
Derivaciones paliativas sistémico-pulmonares
Arterial
Fístula central
Interposición de injerto de PTFE con anastomosis término-terminal de aorta a arteria
pulmonar
Fístula de Potts
Anastomosis de aorta descendente a rama izquierda de la arteria pulmonar
Fístula de Waterson
Anastomosis de aorta ascendente a rama derecha de la arteria pulmonar
Venosa
Fístula de Glenn
Anastomosis de la vena cava superior con la arteria pulmonar ipsilateral sin conexión
cardíaca o con la otra rama pulmonar
PTFE: politetrafluoroetileno
Historia postnatal
La ganancia de peso y el desarrollo general suelen estar comprometidos en los niños con
falla cardíaca congestiva o con cianosis severa. Esta a menudo pasa desapercibida para los
padres, y es un signo físico caracterizado por coloración azul de las membranas mucosas, lechos
ungueales y piel, resultado de la presencia de hemoglobina desoxigenada en la sangre en
concentraciones de al menos 5 g/dl. Su detección depende de la agudeza del observador. Las
causas más comunes de cianosis en los neonatos son las enfermedades pulmonares y cardíacas y
deben ser diferenciadas rápidamente, constituyendo la historia clínica un valioso aporte. Los
neonatos con enfermedad cardíaca congénita cianosante son taquipnéicos pero sin evidencia de
dificultad respiratoria moderada o severa como sí ocurre en los pacientes con sufrimiento fetal
agudo, broncoaspiración de meconio, enfermedad de membrana hialina o neumonía neonatal. En
el diagnóstico diferencial se debe ser muy cuidadoso y tratar de llegar a un diagnóstico exacto
antes de decidir el uso del oxígeno que puede llegar a ser mortal en el paciente con cardiopatía
cianosante o cardiopatía ductus-dependiente.
Descubrir historia de fatiga en un niño mayor requiere de preguntas directas sobre las
diferentes actividades como montar en triciclo, bicicleta, caminar, subir o bajar escaleras y su
tolerancia a estas actividades comparándolos con otros niños de su misma edad; también evaluar
la presencia de manifestaciones más graves como disnea paroxística nocturna y ortopnea. La
historia del lactante debe ser dirigida al proceso de la toma de alimentos; el lactante con
insuficiencia cardíaca a menudo ingiere menos volumen lo cual lleva a un bajo aporte calórico y el
consiguiente compromiso del desarrollo pondoestatural con más repercusión en el peso que en la
talla. Presenta disnea con la alimentación o diaforesis profusa por aumento de la actividad del
sistema nervioso autónomo ante el deterioro de la función miocárdica. Se pueden utilizar como
parámetros los presentados en la Tabla 6.
Historia de alimentación
Volumen consumido por toma - menor de 3.5 onzas
Tiempo requerido por toma - mayor de 40 minutos
Examen físico
Frecuencia respiratoria - mayor 50-60 por minuto
Frecuencia cardíaca - mayor 160-170 por minuto
Patrón respiratorio - anormal
Perfusión periférica - disminuida
Tamaño hepático - 2 a 3 centímetros debajo del
reborde costal
Por supuesto no todos los signos y síntomas deben estar presentes para hacer el
diagnóstico de insuficiencia cardíaca, pero la historia dirigida hacia éstos es de valiosa ayuda para
aclararlo. Durante el interrogatorio evaluar la presencia de crisis de hipoxia y el acuclillamiento.
Las crisis de hipoxia se presentan en niños con cortocircuitos de derecha a izquierda asociados
con estenosis pulmonar severa. Frecuentemente son una emergencia en cardiología pediátrica;
sus manifestaciones pueden ser tan leves como adinamia y discreta hiperventilación o tan graves
como la presentación de convulsiones con deterioro cerebral irreversible; el cuadro clínico se
observa en un niño con cardiopatía congénita cianótica (CCC) que se torna inquieto, con dificultad
respiratoria, la cianosis aumenta y la respiración se vuelve jadeante, es común durante el episodio
la disminución del soplo cardíaco o su desaparición temporal, la duración varía de minutos a horas
y puede ser fatal; las crisis cortas son seguidas de hipotonía generalizada y sueño, las severas
pueden progresar a inconsciencia, convulsiones o hemiparesia; el diagnóstico debe ser realizado
rápidamente e iniciar un manejo agresivo para evitar las posibles secuelas cerebrales, la mejor
manera de evitarlas es con un adecuado manejo preventivo en los niños con cardiopatías
congénitas cianosantes que presentan las características descritas anteriormente. El acuclilla-
miento se presenta en niños mayores que tienen patología como la tetralogía de Fallot y cuya
finalidad es aumentar las resistencias vasculares sistémicas y así mejorar el flujo sanguíneo hacia
la arteria pulmonar.
La taquipnea, la disnea y el edema palpebral son signos de falla cardíaca congestiva; la
presencia de sibilancias o tos persistente en la noche pueden ser signos tempranos de
insuficiencia cardíaca; el edema palpebral y presacro son signos de congestión venosa sistémica,
la presencia del edema maleolar es rara en los lactantes. Si la auscultación de un soplo cardíaco
es uno de los hallazgos principales, es necesario indagar acerca del tiempo de su primera
aparición y las circunstancias de su descubrimiento. Los soplos cardíacos auscultados en las
primeras horas de vida del neonato usualmente indican lesiones estenóticas (EA o EP) o pequeños
cortocircuitos de izquierda a derecha [CIV o ductus arterioso permeable (DAP)]. Los soplos de
grandes corto-circuitos de izquierda a derecha se presentan de una forma más tardía a causa de la
lenta regresión de la resistencia vascular pulmonar. Un soplo que se detecta en una evaluación de
rutina en un niño por lo demás completamente sano, posiblemente sea inocente y más aún, si el
niño venía siendo evaluado por el mismo médico. La presencia de una enfermedad febril a menudo
se asocia con la aparición de un soplo cardíaco transitorio.
El dolor torácico es otra causa frecuente de consulta, evaluar su forma de aparición, ¿se
presenta durante el ejercicio o en reposo?, ¿cuánto dura?, ¿cuál es la naturaleza del dolor y su
irradiación?; ¿el dolor se acompaña de palpitaciones o de síncope?, ¿empeora o mejora con la
respiración? Por lo general el dolor de origen cardíaco no se afecta por la respiración, excepto en
los casos de pericarditis. Preguntar a los padres si recientemente ha ocurrido en la familia una
muerte de origen cardíaco. Las tres condiciones de origen cardíaco que más frecuentemente se
asocian con dolor torácico son la estenosis aórtica (usualmente asociada con actividad), la
enfermedad obstructiva vascular pulmonar y el síndrome de prolapso de la válvula mitral; otras
lesiones menos comunes son la estenosis pulmonar severa, la pericarditis y la enfermedad de
Kawasaki. Es importante recalcar que en la mayoría de los niños con dolor torácico éste no tiene
su origen en el sistema cardiovascular.
Hace parte también de la historia evaluar el compromiso articular: artralgias, artritis, o ambas
condiciones, número de articulaciones comprometidas, si el compromiso es de tipo migratorio o
estacionario y si se ha presentado recientemente odinofagia o disfagia. La historia de enfermedad
cerebrovascular sugiere embolización o trombosis secundaria en cardiopatía congénita cianógena
con policitemia o endocarditis infecciosa. La historia de cefalea puede ser una manifestación de
hipoxia cerebral por CCC, policitemia severa o absceso cerebral. La hipertensión arterial sistémica
con o sin CoAo es causa rara de cefalea en los niños. Los movimientos coreicos sugieren fiebre
reumática; la historia de síncope sugiere disrritmias, principalmente ventriculares y pueden ser
vistas en el síndrome de QT largo (Jervell y Lange-Nielsen y Romano-Ward) y en prolapso de la
válvula mitral; siempre tener en cuenta la posibilidad de una estenosis aórtica severa ante la
presencia de un síncope, siendo la causa más común de éste, en niños sin enfermedad cardíaca
subyacente, el síncope vaso-depresor. Evaluar los medicamentos que recibe el paciente,
intervalos, tipo de droga y dosis.
Historia familiar
Algunas enfermedades hereditarias se asocian con ciertas enfermedades cardíacas
congénitas como el síndrome de Marfan (aneurisma aórtico e insuficiencia mitral, aórtica o ambas).
La estenosis pulmonar es frecuente en el síndrome de Noonan. La incidencia de enfermedad
cardíaca congénita en la población general es de 8 por cada 1.000 nacidos vivos, sin tener en
cuenta la presentación de los prematuros con ductus permeable o la incidencia de la aorta bivalva
que se presenta en el 2% de la población. La incidencia se incrementa si algún familiar tiene
enfermedad cardíaca congénita; si se afecta un familiar de primer grado, la incidencia es del 3%; si
se afectan dos familiares de primer grado, la incidencia aumenta a un 9%; si los afectados son tres,
la incidencia aumenta hasta el 50%. (Tabla 6-7)
Examen físico
Como con el examen de cualquier niño, el orden y la extensión del examen físico de los
lactantes y niños con problemas cardiacos potenciales, debe ser individualizado. Los
procedimientos más inocuos como la inspección, deben ser realizados de manera inicial y las
partes del examen menos confortables deben ser pospuestas para el final de examen. La posición
supina es la posición preferida para examinar los pacientes en cualquier grupo etáreo. Sin
embargo, si los niños se rehúsan al examen, especialmente entre el año de edad y los tres años,
este se puede realizar con el niño sentado en las piernas de sus padres. Las cartas de
crecimiento deben ser siempre consultadas ya que un adecuado seguimiento de las curvas es
esencial para la evaluación inicial y la evolución del niño.
Inspección
Se puede obtener mucha información con la inspección de un lactante dormido sin estresarlo
con el uso del estetoscopio. La inspección debe incluir la evaluación de la apariencia general y el
estado nutricional, cualquier síndrome o anormalidad cromosómica, color (v.g., cianosis, ictericia,
palidez), hipocratismo digital, frecuencia respiratoria, disnea y retracciones, diaforesis en la cabeza
y la inspección del tórax. La apariencia general debe darnos información acerca de si el niño está
bien nutrido o desnutrido, es un niño feliz o irritable, o es un niño estresado. La obesidad, ya que
ésta se asocia con factores de riesgo cardiovascular como la dislipidemia, hipertensión e
hiperinsulinemia y es un factor de riesgo independiente para enfermedad coronaria. Las
anormalidades cromosómicas obvias se asocian con enfermedad cardíaca congénita. En la
trisomía 21 (síndrome de Down) entre el 40% y el 60% de los niños pueden presentar cardiopatías
como el defecto septal atrioventricular, el defecto septal interventricular y la persistencia del
conducto arterioso. Un neonato con trisomía 18 usualmente tiene defectos cardiacos congénitos
(Tabla 6).
Las anomalías congénitas cardiovasculares se asocian con un número de síndromes
hereditarios y no hereditarios y con malformaciones en otros sistemas. Por ejemplo, los niños con
deformidades en los dedos o en el antebrazo pueden tener defecto septal interatrial (Síndrome de
Holt-Oram). Los neonatos con asociación CHARGE (coloboma, defecto cardiacos, atresia de
coanas, retardo mental y del crecimiento, anomalías genitourinarias, anomalías de las orejas) tiene
una alta prevalencia de malformaciones conotroncales (v.g., Tetralogía de Fallot, doble salida del
ventrículo derecho, tronco arterioso común). El examen físico permite notar si el niño esta
cianótico, pálido o ictérico. En los casos de cianosis, se debe diferenciar el grado de la cianosis y
su distribución (v.g., es generalizada, o sólo en la mitad superior o inferior del cuerpo). La cianosis
leve es difícil de detectar.
Hace más de tres décadas, Lees divulgó que la cianosis sería visible si el contenido de la
hemoglobina desoxigenada es mayor de 3 gr% (3 g por 100 ml). Como la cianosis es dependiente
del nivel de la hemoglobina desoxigenada, un neonato policitémico (hemoglobina [ Hb ] = 25 g) que
puede no tener dificultad respiratoria puede tener cianosis con saturación del oxígeno de 88%
(deoxiHb = 3 g). Por el contrario, es difícil diagnosticar la cianosis en un neonato con anemia
importante (Hb = 8 gr) a menos que la saturación del oxígeno sea el 63% (figura 4). La sangre
capilar tiene un contenido en oxígeno que es la diferencia de los contenidos de oxígeno de la
sangre venosa y arterial. En estados de pobre perfusión habrá un aumento en la diferencia
arteriovenosa de oxígeno. En tales circunstancias, es posible ver cianosis periférica, debido a la
cantidad más alta de deoxihemoglobina en la sangre capilar, aunque el contenido en oxígeno de la
sangre arterial puede ser normal. El contenido en oxígeno de la sangre arterial será normal en
cianosis periférica, mientras que en cianosis central hay contenido de oxígeno disminuido en la
sangre arterial. La cianosis periférica debe ser considerada con la exposición al frío, la policitemia
y al síndrome de corazón izquierdo hipoplásico (síndromes de bajo gasto) por perfusión periférica
disminuida. Para evitar la influencia de la temperatura fría, los neonatos deben ser examinados,
para evaluar la cianosis, en un ambiente térmico neutral. Aunque la cianosis periférica se considera
en condiciones en las cuales se expone al neonato a un ambiente frío, podría también ser la
manifestación de condiciones serias tales como sepsis, hipoglicemia, o síndrome de corazón
izquierdo hipoplásico; por lo tanto, la cianosis periférica no debe ser ignorada a menos que se
hayan eliminado otras condiciones diagnósticas
La cianosis circumoral describe la cianosis alrededor de la boca, la cual se encuentra en
los niños normales de piel blanca o en niños con enfermedad cardíaca congénita cianógena. La
cianosis circumoral aislada no tiene ningún significado clínico.
La acrocianosis es una coloración azulosa o roja de la punta de los dedos en presencia de
saturación arterial normal. Los neonatos normales a menudo experimentan acrocianosis
Otra forma de cianosis es la cianosis diferencial. En este tipo de cianosis, la parte superior
del cuerpo sigue siendo rosada y las partes más inferiores del resto del cuerpo son cianóticas.
Esto se ve en las condiciones en las cuales hay cortocircuito venoarterial de la arteria pulmonar a
la aorta descendente con el conducto arterioso permeable (CAP). Cualquier condición que dé
lugar al cortocircuito venoarterial con el CAP es probable que dé lugar a cianosis diferencial, con la
mitad inferior cianótica del cuerpo y de la mitad superior del cuerpo rosada.
En cianosis diferencial reversa, la parte superior del cuerpo es cianótica mientras que la
parte más inferior del cuerpo sigue siendo rosada. Las condiciones que dan lugar a esto incluyen
la transposición de las grandes arterias con hipertensión pulmonar, la coartación de aorta y
cortocircuito a través del CAP, y la conexión anómala total supradiafragmática de venas
pulmonares con cortocircuito a través del CAP (un contenido de oxígeno más alto en la sangre
ventricular derecha).
Tabla 6
Enfermedades hereditarias asociadas con defectos cardiacos
La condición del bebé “arlequín” es un fenómeno único en el cual un cuadrante o una mitad
del cuerpo pueden llegar a ser cianóticos o pálidos mientras que el resto del cuerpo sigue siendo
rosado. En esta condición, las manos y los pies están normotérmicos. La razón exacta de esta
condición no se sabe, posiblemente sea debido a inestabilidad vasomotora.
La saturación arterial usualmente debe ser menor del 85% para que pueda ser detectada a
simple vista; por lo tanto hay que ser muy cuidadosos en el examen físico de los neonatos y
lactantes menores y si hay la más mínima sospecha de que un paciente pueda estar cianótico se
debe evaluar con oximetría de pulso lo cual es confirmatorio. La cianosis es más fácil de detectar
con la luz natural que con la luz artificial. La cianosis labial puede no ser detectada en los niños de
raza negra. Se deben evaluar la lengua, la mucosa oral, los lechos ungueales y las conjuntivas.
Los niños con cianosis no siempre tienen enfermedad cardíaca congénita. La cianosis puede ser
secundaria a problemas respiratorios, del sistema nervioso central, hemoglobinopatias, etc. La
cianosis que se asocia con desaturación arterial se denomina cianosis central. La asociada con
saturación normal se denomina cianosis periférica. Es de importancia vital la detección temprana
de la cianosis en los neonatos ya que esto puede significar la diferencia entre la vida y la muerte de
un neonato con una cardiopatía congénita.
La palidez se puede ver en lactantes con vasoconstricción secundaria a insuficiencia
cardíaca congestiva, en choque circulatorio o en lactantes severamente anémicos. Los neonatos
con enfermedad cardíaca congénita o con hipotiroidismo congénito pueden tener ictericia. La
enfermedad hepática puede causar desaturación arterial a causa del desarrollo de fístulas
arteriovenosas pulmonares (v.g., displasia arteriohepática).
El hipocratismo digital se presenta en pacientes con largos períodos de desaturación arterial
(usualmente más de 6 meses) aun si es leve para ser detectada por personas sin experiencia, el
hipocratismo es la dilatación de las puntas de los dedos, asociado a la pérdida del ángulo ungueal
y la configuración convexa de las unas (en “vidrio de reloj”) (Figura 5)
Grado I: suave
Grado II : moderado
Grado III: con frémito
Grado IV: audible sin estetoscopio
Independientemente de la que se prefiera se debe tratar de ser consecuente y dejar claro qué
clasificación utiliza. La intensidad de los soplos está influenciada por el estado del gasto cardiaco,
por lo que cualquier factor que incremente el gasto cardíaco (v.g. anemia, fiebre, ansiedad,
ejercicio) intensifican los soplos existentes y pueden producir soplos no audibles en condiciones
basales.
Con base en el tiempo se clasifican en sistólicos, diastólicos o continuos. Los sistólicos se
pueden clasificar en eyectivos o regurgitantes. Los diastólicos en tempranos, mesodiastólicos o
presistólicos y por último los continuos.
La mayoría de los soplos son sistólicos en el tiempo, ocurren entre el R1 y el R2. Los soplos
eyectivos (denominados también estenosantes, en diamante o crescendo-decrescendo) se inician
luego de un intervalo de tiempo posterior al R1. Estos soplos coinciden con la eyección (o flujo) de
sangre a través de las válvulas semilunares. La intensidad del soplo se incrementa hacia la mitad
de la eyección y disminuye durante la sístole, usualmente finaliza antes de R2. Pueden ser de
corta o de larga duración. Esos soplos son causados por el flujo de sangre a través de una válvula
semilunar estenótica o displásica o pueden ser secundarios al incremento de flujo a través de una
válvula semilunar. Se auscultan mejor en el segundo espacio intercostal derecho e izquierdo.
Los soplos regurgitantes comienzan con el R1, no hay intervalo de tiempo entre el R1 y el
inicio del soplo y frecuentemente duran toda la sístole (no siempre), por esto también se
denominan pansistólicos u holosistólicos. La relación con el R1 es de vital importancia para ayudar
a definir si el soplo es eyectivo o regurgitante, de menor importancia es la longitud o la terminación
del soplo con relación al R2. El soplo regurgitante pude ser intenso durante toda la sístole
(holosistólico) o disminuir de intensidad al acercarse al R2 (diferente a crescendo-decrescendo).
Los soplos regurgitantes se producen por el flujo de sangre de una cámara de alta presión a una
de baja presión durante de la sístole y esto usualmente ocurre mientras las válvulas semilunares se
encuentran aún cerradas. Estos soplos se asocian únicamente con: defecto septal interventricular,
regurgitación valvular mitral o tricuspídea. Ninguno de estos ocurre en la base; una excepción es
el soplo sistólico tardío en el ápex que sigue al chasquido mesosistólico en el prolapso valvular
mitral.
La localización del sitio de máxima intensidad del soplo es importante para el diagnóstico y
esto ayuda a diferenciar entre los soplos regurgitante y eyectivos. Un soplo regurgitante localizado
en el borde esternal inferior izquierdo es característico de un defecto septal interventricular. La
localización de los soplos se puede hacer definiendo el sito donde se ausculta con mayor
intensidad. Se pueden utilizar como convención las líneas del tórax como las líneas paraesternales
derecha e izquierda, la línea medioclavicular y la axilar y agregar el espacio intercostal (v.g. un
soplo en el segundo espacio intercostal con la línea paraesternal izquierda se puede definir como
en C2-2). En los niños con cardiopatías congénitas esto es importante porque a diferencia de los
adultos en los que, por ejemplo, se puede denominar el área pulmonar, lo que corresponde C2-2,
puede no ser el área pulmonar en un niño, ya sea por malposición cardíaca (v.g. dextrocardia) o
porque el niño no tenga válvula pulmonar (v.g. atresia valvular pulmonar).
Los soplos se pueden irradiar o transmitir y esto nos permite determinar el origen del soplo.
Por ejemplo, un soplo sistólico apical que se transmite a la axila izquierda y a la región inferior de la
espalda es característico de la insuficiencia mitral, mientras que el que se irradia al borde esternal
superior derecho, el cual es más probable que se origine en la válvula aórtica.
La calidad de un soplo también nos ayuda en el diagnóstico. Los soplos de la insuficiencia
mitral o el defecto septal ventricular son uniformes, de alta intensidad. Los soplos de eyección son
de tonalidad áspera. Un soplo bastante común en los niños es el soplo inocente, que se ausculta
mejor en el borde esternal izquierdo y ápex con características de un soplo “vibratorio”.
Para un diagnostico rápido se hará un resumen de las patologías más frecuentes y la
localización del soplo.
Borde esternal superior izquierdo: en muchas condiciones los soplos patológicos y fisiológicos
(v.g. inocentes) se auscultan en esta área. Los soplos sistólicos audibles en esta área son
usualmente eyectivos como:
Soplo de estenosis pulmonar
Soplo eyectivo pulmonar en el defecto septal interatrial
Soplo inocente de flujo pulmonar normal del neonato
Soplo inocente de flujo pulmonar en niño mayor
Estenosis de ramas pulmonares
Estenosis aórtica
Tetralogía de Fallot
Coartación de la aorta
Persistencia del conducto arterioso con hipertensión arterial pulmonar
Conexión anómala total de venas pulmonares
Conexión anómala parcial de venas pulmonares
Borde esternal superior derecho: usualmente son soplos eyectivos causados frecuentemente
por lesiones estenosantes de la aorta o en sus regiones relacionadas. El soplo se irradia bien al
cuello y a menudo se transmite con un frémito al área de las carótidas. Son causados por:
Estenosis valvular aórtica
Estenosis subvalvular aórtica
Estenosis supravalvular aórtica
Borde esternal inferior izquierdo: los soplos sistólicos que son de máxima intensidad pueden
ser de tipo regurgitante o eyectivos y resultan de las siguientes condiciones:
Defecto septal interventricular
Soplo vibratorio o inocente de Still
Cardiomiopatía hipertrófica obstructiva
Insuficiencia tricuspídea
Tetralogía de Fallot
Área apical: los soplos sistólicos que se auscultan con mayor intensidad en el ápex pueden ser
regurgitantes o eyectivos y resultan de:
Insuficiencia mitral
Prolapso valvular mitral
Estenosis aórtica
Cardiomiopatía hipertrófica obstructiva
Soplo vibratorio inocente
Luego de que se ha realizado todo el enfoque anterior, se deben realizar dos exámenes
básicos en el niño en quien se sospeche un trastorno cardiovascular: la radiografía anteroposterior
o posteroanterior (según la edad) y lateral de tórax y el electrocardiograma.
En el diagnóstico clínico de enfermedad cardíaca adquirida o congénita, la detección de
hipertrofia atrial o ventricular y las alteraciones del ritmo son esenciales. El electrocardiograma del
neonato o del niño menor es muy diferente al electrocardiograma del adulto. La diferencia más
sustancial es el predominio del ventrículo derecho en el neonato y lactante menor, éste va
disminuyendo gradualmente hasta que se llega al predominio del ventrículo izquierdo; el EKG
refleja diferencias anatómicas; el ventrículo derecho es más hipertrófico que el izquierdo en los
neonatos. En el electrocardiograma se debe realizar una secuencia lógica de rutina que puede ser
la siguiente:
- Ritmo (sinusal o no sinusal) y evaluar el eje de la onda P.
- Frecuencia cardíaca (frecuencias atrial y ventricular y si son diferentes), además evaluar la
presencia de taquicardia o bradicardia según los valores normales establecidos para las
diferentes edades.
- Eje del QRS, eje de la onda T y el ángulo QRS-T
- Intervalos PR, QRS y QT con cálculo de intervalo QT corregido.
- Amplitud de la onda P y su duración.
- Amplitud del QRS y relación R/S y la presencia de ondas Q anormales.
- Segmento ST y anormalidades de la onda T.
Siempre tener en cuenta la gran cantidad de variaciones en el electrocardiograma de los niños,
que dependen básicamente de fenómenos de adaptación fisiológica cardíaca.
La radiografía del tórax es una herramienta esencial en la valoración de las cardiopatías
congénitas aunque se desarrollaron nuevas tecnología como la angiotomografía multicorte y las
imágenes por resonancia magnética, la radiografía continúa siendo irreemplazable. Con ésta se
obtiene información acerca de: tamaño cardíaco y características de la silueta, crecimiento de
cámaras cardíacas específicas, flujo sanguíneo pulmonar y marcas vasculares e información
complementaria acerca del parénquima pulmonar, columna vertebral, huesos, tejidos blandos, situs
abdominal, etc. Para la lectura de la radiografía hay que tener un orden lógico y sistemático.
La evaluación de la vasculatura pulmonar es de vital importancia para la correlación con la
cardiopatía. Los criterios para hablar de aumento en las vasculatura pulmonar incluyen unos
márgenes vasculares distribuidos de manara uniforme con ausencia de la dominancia normal hacia
los lóbulos inferiores, la rama de la arteria pulmonar de mayor tamaño que su bronquio
acompañante, lo cual se evalúa en el área parahiliar derecha. La presencia de cardiomegalia
asociada con hiperflujo pulmonar se correlaciona con Qp/Qs mayores de 2.5:1 .
La presencia de escoliosis se presenta en pacientes con enfermedad congénita cardíaca
cianógena, síndrome de Eisenmenger, síndrome de Marfan y ocasionalmente en pacientes con
prolapso valvular mitral
La presencia de situs solitus con dextroversión cardiaca está asociada en el 80 a 90% de los
casos con enfermedad cardiaca congénita compleja, al igual que el situs inversus con levocardia.
El siguiente es uno de los esquemas propuestos: evaluación de la localización del hígado y la
cámara gástrica, evaluación del sistema esquelético (pectus excavatum o carinatum, escoliosis),
identificación de la aorta, evaluación del mediastino superior, del parénquima pulmonar y de la
silueta cardiaca.
Con la evaluación anterior se puede catalogar si el paciente es de alto o de bajo riesgo y
definir la conducta. Se pueden agrupar los pacientes con cardiopatía congénita de la siguiente
manera:
- Pacientes con cardiopatía congénita cianótica (CCC), sin insuficiencia cardíaca y con hipoflujo
pulmonar: la Tetralogía de Fallot (TF), la atresia tricuspídea, la atresia pulmonar con
comunicación interventricular (CIV), la transposición de las grandes arterias (TGA) con
estenosis pulmonar (EP) y la doble cámara de salida del ventrículo derecho con EP.
- Pacientes con CCC, con insuficiencia cardiaca e hipoflujo pulmonar: la atresia pulmonar sin
CIV, la estenosis valvular pulmonar crítica y la anomalía de Ebstein.
- Pacientes con CCC, con insuficiencia cardíaca e hiperflujo pulmonar: la TGA, la conexión
anómala total de venas pulmonares, el tronco común, el canal atrio-ventricular, la doble salida
del ventrículo derecho y el atrio común.
- Pacientes con cardiopatía congénita no cianótica con hiperflujo pulmonar: la CIV, la
persistencia del conducto arterioso (PCA), la comunicación interatrial (CIA).
- Pacientes con insuficiencia cardíaca temprana con flujo pulmonar normal: la estenosis aótica
severa (EAo) y la coartación de la aorta (CoAo).
- Pacientes con insuficiencia cardíaca temprana con hipoflujo pulmonar: síndrome del corazón
izquierdo hipoplásico, atresia pulmonar sin CIV, anomalía de Ebstein y miocardiopatías.
Luego de alcanzar una aproximación diagnóstica se deciden exámenes paraclínicos
complementarios como la ecocardiografía pediátrica, prueba de esfuerzo, monitorización
ambulatorio electrocardiográfica, medicina nuclear, tomografía axial computarizada, resonancia
magnética y cateterismo cardíaco.
La ecocardiografía pediátrica y el cateterismo son de gran utilidad y ayudan en la evaluación
inicial y luego a la confirmación de los hallazgos clínicos, radiográficos y electrocardiográficos.
La ecocardiografía pediátrica es un método diagnóstico extremadamente útil, seguro y no
invasivo para el diagnóstico y manejo de las enfermedades cardíacas. Siempre debe ser realizada
por un pediatra cardiólogo inclusive en los paciente adultos con cardiopatías congénitas o en este
último caso también puede ser realizada por un cardiólogo con entrenamiento en cardiopatías
congénitas La ecocardiografía utiliza el ultrasonido y proporciona información tanto anatómica
como funcional, especialmente con la incorporación de la ecocardiografía doppler y doppler color.
Las indicaciones para estudios de ecocardiografía son las siguientes:
- Evaluación rápida del neonato en quien se sospecha la presencia de una enfermedad cardíaca
congénita.
- Para descartar cardiopatía congénita cianógena en el neonato con hallazgos clínicos de
hipertensión arterial pulmonar persistente.
- Para confirmar el diagnóstico en niños con hallazgos atípicos de ciertos defectos.
- Para el seguimiento de ciertas condiciones que se modifican con el tiempo (ductus arterioso en
el neonato prematuro luego del uso de la indometacina, evaluación de insuficiencia cardíaca,
estudios de función ventricular izquierda, etc.).
- Antes del cateterismo cardíaco y angiocardiografía, pues el estudio previo da información
importante que reduce el tiempo y la cantidad de medio de contraste que se ha de utilizar.
- Reemplaza el cateterismo cardíaco diagnóstico y la angiocardiografía en la gran mayoría de las
situaciones.
- Evaluación transoperatoria y postoperatoria de las cardiopatías congénitas o adquiridas.
El cateterismo cardíaco y la angiocardiografía son los exámenes diagnósticos finales
definitivos para la mayoría de los pacientes con cardiopatías. Usando sedación o anestesia
general y por medio de la introducción de un catéter por vía periférica arterial o venosa, dirigiéndolo
a las cavidades cardíacas y grandes vasos, se evalúan las presiones, la saturación de oxígeno de
las diferentes cavidades, la magnitud de los cortocircuitos y la función cardíaca; por la inyección del
medio de contraste se evalúa la anatomía que ayuda a decidir el abordaje quirúrgico. Las
indicaciones de este método diagnóstico varían de una institución a otra. Algunas generales son:
- Neonatos con cardiopatía congénita cianosante, quienes pueden requerir cirugía paliativa (v.g.
atresia pulmonar con septum interventricular intacto) o aquéllos que requieren septostomía atrial
con balón durante el procedimiento (en los centros de cuarto nivel el estudio ecocardiográfico
pediátrico inicial es el único examen necesario para la realización de la cirugía y la
atrioseptostomía se puede realizar bajo visión ecográfica).
- Neonatos con insuficiencia cardíaca cuyo origen es una cardiopatía congénita susceptible de
tratamiento percutáneo.
- Pacientes con insuficiencia cardíaca en quienes la lesión es severa y requieren tratamiento
percutáneo.
- Pacientes en quienes el resultado postoperatorio no parece ser satisfactorio y la
ecocardiografía pediátrica no es concluyente.
- Neonatos o niños con lesiones que pueden ser mejoradas con procedimientos de valvuloplastia
o angioplastia con balón y uso de stents.
- Cierre percutáneo de defectos intracardíacos (v.g., el defecto septal interatrial, el defecto septal
interventricular, la persistencia del conducto arterioso).
Es muy importante recordar que en los centros de cuarto nivel y en los centros en
los cuales se cuente con un pediatra cardiólogo con experiencia en ecocardiografía
pediátrica el estudio con ecocardiografía pediátrica es el único examen necesario para la
realización de la cirugía inicial como ya se dijo.
Las imágenes cardiovasculares obtenidas por resonancia nuclear son de importancia vital
en la evaluación de las cardiopatías congénitas en el paciente adolescente y adulto sobre todo en
aquellos pacientes con ventanas ecocardiográficas subóptimas especialmente en los pacientes
postquirúrgicos. Los grandes avances y las técnicas de reconstrucción permiten lograr una muy
alta resolución temporal y espacial, además de obtener información cuantitativa de volúmenes,
masa y fracción de eyección. Hasta el momento la resonancia es de mayor valor que la
ecocardiografía para evaluar la función ventricular derecha y esto es de importancia vital puesto
que la función del ventrículo derecho es clave en el pronóstico y manejo de muchas lesiones
congénitas complejas. La resonancia debe considerarse como la modalidad de imagen principal
para evaluar paciente en postoperatorio de Tetralogía de Fallot, la transposición de las grandes
arterias, la cirugía de Fontan y las enfermedades aórticas
En resumen, el examen completo del paciente en quien se sospeche una cardiopatía debe
ser exhaustivo, ayudado por exámenes paraclínicos iniciales como la radiografía de tórax y el
electrocardiograma, para llegar a una impresión diagnóstica rápida y lo más importante, un
diagnóstico temprano y acertado va a mejorar el pronóstico del niño y en muchas ocasiones le
evitará la muerte.
Defectos cardíacos específicos
Transposición de las grandes arterias
La transposición de las grandes arterias (TGA) es una forma común de anormalidad cardíaca
que se encuentra hasta en el 5% de todos los pacientes con enfermedad cardíaca congénita. Su
característica es la discordancia de la conexión ventrículoarterial en la cual la aorta se origina del
ventrículo morfológicamente derecho y la arteria pulmonar del ventrículo de morfología izquierda.
Este trastorno anatómico lleva a que la sangre no oxigenada del retorno venoso sistémico sea
eyectada hacia la aorta. De manera similar la sangre oxigenada que llega al lado izquierdo es
eyectada hacia la arteria pulmonar. La situación clínica resultante es la presentación de una
hipoxemia severa que amenaza la vida. La presencia o ausencia de otras anormalidades
cardíacas asociadas dicta el manejo que se a de seguir y se pueden dividir esas anormalidades en
tres categorías:
- TGA con septum interventricular intacto que puede o no tener estenosis en el tracto de salida del
ventricular izquierdo (estenosis subpulmonar).
- TGA con defecto septal interventricular
- TGA compleja, la cual tiene asociado defecto septal interventricular y grados variables de
obstrucción en el tracto de salida del ventrículo izquierdo e incluye pacientes con atresia pulmonar.
Otras anomalías asociadas incluyen el conducto arterioso y la coartación de aorta.
Antes de la era moderna de la cardiología pediátrica y el cateterismo cardiaco pediátrico, el 90%
de los pacientes morían en la infancia. En años recientes, el avance en el cateterismo cardiaco
pediátrico y la cirugía cardíaca pediátrica han transformado esta enfermedad devastante en una
enfermedad que tiene una supervivencia de más del 90% hasta la edad adulta.
Con respecto a la fisiología y hemodinámica, en el corazón normal los circuitos están
conectados en serie, en el corazón con TGA se tienen dos circuitos en paralelo, lo cual es
incompatible con la vida a menos que la sangre pueda ser mezclada entre las dos circulaciones.
En el neonato un foramen oval o un defecto septal interatrial facilitan el intercambio el cual también
es ayudado por la presencia del conducto arterioso a medida que el conducto se ocluye en forma
fisiológica la presentación se hace severa con cianosis intensa. En el paciente con TGA y un gran
defecto septal interventricular su presentación es diferente e incluso la cianosis puede ser muy leve
al nacimiento y por lo tanto la anormalidad cardiovascular no se sospecha hasta varias semanas
después y se presentan con insuficiencia cardíaca congestiva hacia el primer mes de vida y hay
desarrollo temprano de hipertensión arterial pulmonar (Figura 6). La fisiología de la TGA compleja
difiere de la anterior, en esta existe un defecto septal interventricular amplio y el balance entre el
flujo sistémico y el pulmonar depende del grado de estenosis pulmonar.
Figura 6. Fisiología circulatoria normal y en transposición de grandes arterias
VS: vena sistémica; AD: atrio derecho, VD: ventrículo derecho; AP: arteria pulmonar; Ao: aorta; VP: vena pulmonar; AI: atrio
izquierdo; VI: ventrículo izquierdo; DAP: ductus arterioso permeable
La presentación clínica más común incluye la presencia de cianosis con o sin soplo asociado;
en el neonato con septum integro la presentación es con cianosis sin soplo y un segundo ruido
único e intenso. En los demás pacientes se pueden auscultar soplos por el defecto septal
interventricular o la estenosis pulmonar.
El electrocardiograma muestra desviación del eje a la derecha e hipertrofia ventricular derecha.
La radiografía de tórax puede ser normal en los primeros días de vida y la descripción clásica de
corazón en “huevo” solo se observa en un tercio de los pacientes. El ecocardiograma proporciona
la información precisa para el diagnóstico. El cateterismo cardíaco rara vez es requerido y solo se
reserva para situaciones con anatomía coronaria muy compleja o anormalidades del árbol arterial
pulmonar que no se pueden demostrar en forma precisa por la ecocardiografía. El cateterismo
intervencionista está indicado para la realización de la atrioseptostomía con balón para estabilizar
el paciente antes de la cirugía.
El manejo quirúrgico inicial incluyó la realización de los procedimientos de switch atrial
denominados cirugía de Senning que se introdujo en 1959 y la cirugía de Mustard en 1964, con
estos procedimientos el flujo venoso sistémico se redirige hacia la válvula mitral y el flujo venoso
pulmonar se redirige hacia la válvula tricúspide. Los resultados inmediatos son muy buenos pero
a largo plazo se producen obstrucciones de los bafles de redirección del flujo (10%-20%), la
presencia de disrritmias atriales como flutter atrial, taquicardias supraventriculares y síndrome del
seno y finalmente disfunción del ventrículo derecho que continua trabajando como ventrículo
sistémico. En 1976 Jatene y colaboradores introdujeron la técnica del switch arterial, con la cual
las arterias transpuestas son divididas y posteriormente reanastomosadas para proporcionar una
conexión concordante, además las arterias coronarias son transferidas hacia la nueva zona de la
anastomosis (figura 7).
Los resultados iniciales fueron desalentadores pero con el tiempo mejoraron hasta lograr
supervivencia al acto quirúrgico de más del 95% de los pacientes y hoy en día la cirugía de Jatene
(switch arterial) es la cirugía de elección para la corrección de la TGA simple. Las complicaciones
a largo plazo incluyen la presencia de estenosis en las zonas de las anastomosis principalmente en
la arteria pulmonar. Para las transposiciones complejas se incluyen técnicas como Kawashima-
Rastelli o Nikahido.
Tronco arterioso común
El tronco arterioso común (TC) es una cardiopatía congénita rara, en la cual una única gran
arteria surge de la base del corazón y da origen en su orden a las arterias coronarias, arterias
pulmonares y circulación sistémica. Representa el 1% al 4% de las enfermedades cardíacas
congénitas y se presenta por igual en niños y niñas. Se asocia con anomalías de las arterias
coronarias, arco aórtico derecho e interrupción del arco aórtico. Está asociado a síndromes
genéticos como síndrome de DiGeorge o CATCH 22. Es una cardiopatía letal sin corrección, la
edad media de muerte es entre 5 y 10 semanas y una mortalidad del 70% al 85% durante el primer
año de vida.
Collete y Edwads proponen una clasificación basados en los orígenes anatómicos de las
arterias pulmonares y posteriormente Van Praagh propone una nueva clasificación la cual es más
aceptada (figura 8). La válvula troncal tiene una anatomía variable, el 65% son tricúspides, un 23%
son cuadricúspide, un 9% bicúspide y rara vez unicúspide.
Los factores de riesgo incluyen una edad tardía para el reparo, la presencia de una
insuficiencia valvular troncal importante, la interrupción del arco aórtico o anomalías coronarias. La
mortalidad para este tipo de cirugía d se ha disminuido de manera ostensible y en centros de
experiencia en manejo de cardiopatías congénitas la supervivencia es de 90% al 95% y unas
supervivencia a 15 años del 83%.
Atresia tricuspídea
La atresia tricuspídea es la tercera cardiopatía congénita más común. Consiste en la
agenesia completa de la válvula tricúspide y la ausencia de una comunicación directa entre el atrio
derecho y el ventrículo derecho (figura 11)
Figura 11. Atresia tricuspídea con conexión ventrículoarterial concordante
La prevalencia es del 0.3% al 3.7% de las cardiopatías congénitas. Se divide en tres tipos
con base en la relación con las grandes arterias: I. grandes arterias normalmente relacionadas; II.
Grandes arterias en D- transposición y III grandes arterias en L transposición. Los tres tipos son
subclasificados de acuerdo con la presencia o ausencia de defecto septal interventricular y a la
presencia o ausencia de atresia o estenosis pulmonar (tabla 9). Las anormalidades asociadas
incluyen coartación de la aorta y el conducto arterioso. En la atresia tricuspídea el haz izquierdo
del sistema de conducción se origina de manera temprana del Haz de His y esto explica
posiblemente la desviación a la izquierda del eje del electrocardiograma. Las características
hemodinámicas dependen de la presencia o ausencia de estenosis pulmonar, de la relación de las
grandes arterias y de la presencia o ausencia de estenosis subpulmonar o subaórtica. Todo el
retorno venoso sistémico y pulmonar se mezclan en el atrio izquierdo, el nivel de oxigenación del
ventrículo izquierdo depende de los volúmenes relativos que ingresen al atrio izquierdo. Los
pacientes con alto flujo pulmonar tienen mayores saturaciones que los pacientes con bajo flujo.
Estas características cambian en el tiempo a medida que el defecto septal interventricular se hace
restrictivo (el área del defecto septal es más pequeña que el área de la válvula aórtica).
La atresia tricuspídea se manifiesta con cianosis, insuficiencia cardíaca o retardo en el
crecimiento. A más severa la estenosis pulmonar más intensa será la cianosis, en pacientes sin
estenosis pulmonar el flujo pulmonar aumentado ocasiona insuficiencia cardíaca. Los pacientes
pueden presentar abscesos cerebrales o endocarditis infecciosa.
Tabla 9. Clasificación de atresia tricúspide
Tipo Descripción
I Grandes arterias normalmente relacionadas
I-A No CIV, atresia pulmonar
I-B CIV restrictiva, estenosis pulmonar
I-C CIV amplia, no estenosis pulmonar
II Grandes arterias en D- transposición
II-A CIV, atresia pulmonar
II-B CIV, estenosis pulmonar
II-C CIV, no estenosis pulmonar
III Grandes arterias en L. transposición
La presentación clínica varía desde niños asintomáticos acianóticos con soplo, hasta
neonatos críticamente enfermos con hipoxia severa. La severidad de la presentación depende del
grado de obstrucción al flujo pulmonar. El hallazgo anatómico de la tetralogía de Fallot es la
desviación anterior y cefálica del septum infundibular. La estenosis pulmonar puede ser
subvalvular, valvular, supravalvular y periférica en las ramas pulmonares. El defecto septal se
produce como resultado de la mala alineación del septum de salida con el resto del septum
interventricular. Las anomalías asociadas más comunes incluyen el defecto septal interatrial,
anomalías coronarias como el origen de la arteria descendente anterior de la coronaria derecha,
arco aórtico a la derecha.
La tetralogía de Fallot se presenta en aproximadamente el 6% de los lactantes que nacen
con una cardiopatía congénita. Está asociada con otras anomalías extracardiacas hasta en el 15%
de los pacientes y éstas incluyen trisomías, defectos de la línea media, hipospadias,
malformaciones esqueléticas y asociadas con síndromes como CHARGE (coloboma, cardiopatía,
atresia de coanas, retardo en el crecimiento y desarrollo, anomalías del sistema nervioso central,
hipoplasia genital, anormalidades de oídos y sordera); VACTERL (vertebral, anal, cardíaco,
tráquea, esófago, renal, y miembros); delección 22q11, De Lange, Goldenhar y Klipel-Feil.
En cuanto a la fisiología, las presiones ventriculares están iguales, al tener un defecto
septal amplio y los ventrículos contraerse simultáneamente se comportan como una cámara
común que eyecta en la circulación pulmonar y sistémica y el flujo dependerá de la relación de las
resistencias. Con resistencias pulmonares menores que las resistencias sistémicas, el cortocircuito
neto es de izquierda a derecha y se comporta como un paciente con defecto septal interventricular.
Cuando las resistencias son similares, el cortocircuito es balanceado y cuando las resistencias
pulmonares exceden a las sistémicas el cortocircuito neto es de derecha a izquierda.
El acuclillamiento es una postura común en los niños pequeños y produce un aumento en
las resistencias vasculares sistémicas lo que a su vez disminuye el cortocircuito neto de derecha a
izquierda con un incremento inmediato en la saturación arterial
Los episodios de hipoxemia paroxística o crisis hipóxicas se presentan en lactantes y niños
menores con tetralogía de Fallot o cardiopatías con características similares. Son auto limitadas,
duran de 15 a 30 minutos, se presentan generalmente en las mañanas y pueden ser precipitadas
por la actividad física, susto, lesión u ocurrir en forma espontánea sin causa aparente. Se
caracterizan por un incremento en la cianosis, con respiraciones rápidas y profundas. Los cambios
fisiológicos que se presentan son el aumento del cortocircuito de izquierda a derecha, la
disminución en el flujo pulmonar y la reducción de las resistencias sistémicas.
La presentación clínica es variable, desde neonato critico con severa hipoxemia hasta
pacientes sin cianosis con un soplo eyectivo. Se puede presentar hipocratismo digital. El paciente
tiene incremento en el impulso paraesternal derecho. El primer ruido es normal y el componente
pulmonar del segundo ruido está disminuido. El soplo sistólico de eyección corresponde a la
obstrucción pulmonar y se hace más suave y corto a medida que esta se hace más severa. En las
crisis hipóxicas el soplo desaparece.
La radiografía del tórax muestra la punta del corazón elevada debido a la hipertrofia
ventricular derecha, el tronco de la arteria pulmonar excavado, con flujo pulmonar disminuido y
arco aórtico a la derecha en el 25% de los pacientes. Si hay presencia de colaterales
aortopulmonares el flujo pulmonar se encuentra anormal, descrito como “abigarrado”.
La ecocardiografía es precisa para definir la anatomía y las malformaciones asociadas. El
cateterismo cardíaco es complementario a la ecocardiografía principalmente para evaluar múltiples
defecto septales interventriculares, anatomía coronaria y anatomía del árbol vascular pulmonar.
Aunque muchos pacientes son acianóticos en la infancia temprana, la estenosis
subpulmonar es progresiva con la consecuente aparición de cianosis. En los años previos a la
aparición de la fístula sistémico-pulmonar la mortalidad era del 50% para estos pacientes durante
su primer año de vida. Hoy en día el reparo completo se realiza de manara temprana en la
infancia con una supervivencia del 90% a la edad adulta. El tratamiento crónico para las crisis
hipóxicas es la cirugía aunque previamente se recomendaba el uso de B bloqueadores, la cirugía
no se debe retrasar; si por algún motivo esta no se puede realizar, se usa el propranolol oral en
forma crónica en dosis de 1 a 4 mg/kg. El tratamiento agudo incluye colocar el niño en posición de
cuclillas con sus padres para disminuir la ansiedad, uso de oxígeno, infusión de volumen, uso de
morfina, bicarbonato para corregir la acidosis, uso de fenilefrina y por ultimo uso de B bloqueador
intravenoso.
El manejo quirúrgico incluye una fistula sistémico-pulmonar paliativa a inicio si la anatomía
no es favorable o el paciente es muy pequeño. La corrección total definitivamente es preferida si la
anatomía es favorable y consiste en el cierre del defecto septal interventricular y el alivio de la
obstrucción subvalvular pulmonar con resección, parche transanular pulmonar o el uso de
homoinjerto en posición pulmonar.
Los resultados a largo plazo son buenos, con supervivencia del 90%de los pacientes a la
edad adulta. Las principales complicaciones incluyen la insuficiencia valvular pulmonar que si es
severa amerita reintervención ya sea quirúrgica o el uso recientemente incorporado de la prótesis
pulmonar implantada en forma percutánea. Las arritmias, particularmente la ectopia ventricular,
merecen una especial consideración en estos pacientes ya que se describen episodios de muerte
súbita en un pequeño porcentaje de pacientes estas están asociadas a pacientes con estenosis
residual importante, alta presión intraventricular derecha y disfunción biventricular. El riesgo de
endocarditis infecciosa siempre está presente y se debe usar profilaxis para evitar esta.
Figura 14. Las tres mayores formas de doble salida del ventrículo derecho
A: CIV subaórtica B: CIV subpulmonar C: Estenosis subpulmonar. La flecha azul oscuro
representa la sangre desoxigenada, la flecha azul claro la sangre oxigenada
Ventrículo único
Una conexión atriouniventricular está presente cuando ambos atrios de conectan a una
única cámara dentro de la masa ventricular. Aunque en la mayoría de los pacientes se encuentra
dos cámaras dentro de la masa ventricular, el termino ventrículo único se usa para definir este tipo
de anomalías. La nomenclatura para definir ventrículo único se observa en la figura 17. Respecto
la anatomía, los corazones con conexión univentricular se subdividen según la morfología en
ventrículo izquierdo dominante, ventrículo derecho dominante o ventrículo indeterminado. El tipo
más común se denomina doble entrada al ventrículo izquierdo. Usualmente el ventrículo no
dominante se localiza ala izquierda y anterior y pude dar origen a una o ambas grandes arterias
Figura 17. Nomenclatura de ventrículo único
Los corazones en los cuales la cámara dominante posee una porción trabecular apical del
tipo ventrículo derecho se denomina doble entrada al ventrículo derecho o ventrículo único
derecho. El ventrículo no dominante es de localización posterior y usualmente no tiene porción
entrada o salida. Algunos corazones tienen una masa ventricular que contiene un ventrículo
derecho trabeculado típico y un ventrículo de morfología izquierda en el otro lado con un mínimo
remanente de septum interventricular, estos corazones tienen una conexión biventricular con un
gran defecto septal interventricular. El situs atrial puede ser solitus, inversus o ambiguo. El tipo de
conexión por definición es univentricular, el modo puede ser común, doble entrada o ausencia de
conexión. Usualmente las válvulas atrioventriculares no tienen las características típicas de mitral
y tricúspide y se denominan derecha e izquierda según la localización anatómica del atrio con el
cual están conectadas. El ventrículo que recibe las válvulas atrioventriculares es llamado
ventrículo dominante y el otro ventrículo de menor tamaño se denomina no dominante. La relación
espacial de los dos ventrículos debe ser especificada. Cuando están presentes los dos
ventrículos, la comunicación entre ellos es el defecto septal interventricular que también recibe el
nombre de foramen de salida o foramen bulbo ventricular. Si están presentes las dos grandes
arterias, la conexión pude ser concordante, discordante o doble salida. Una única vía de salida
está presente en el tronco común o la atresia pulmonar.
El 1% de los niños con cardiopatías congénitas presenta un ventrículo único. La mayoría
de los pacientes no tiene anormalidades cromosómicas, pero se han reportado en gemelos.
La mayoría de los pacientes presentan de manera temprana cianosis o insuficiencia
cardiaca congestiva. Unos pocos niños con una circulación balanceada presentan síntomas en
forma tardía como cianosis leve o la presencia de un soplo. Unos pocos neonatos con obstrucción
al tracto de salida izquierdo pueden presentar un síndrome de bajo gasto en los primeros días de
vida al cerrarse el conducto arterioso. La estenosis pulmonar se presenta en el 67% de los
pacientes y la atresia pulmonar en el 5%. Con la presencia de estenosis se ausculta un soplo
eyectivo rudo en la base; con la presencia de atresia pulmonar se ausculta un soplo continuo del
conducto permeable, Los pacientes sin estenosis pulmonar presentan síntomas a partir de la
tercera a sexta semana luego de que las resistencias vasculares pulmonares caen lo que permite
un aumento excesivo en el flujo pulmonar. Los hallazgos incluyen taquipnea, dificultades en la
alimentación, hepatomegalia y esplenomegalia. En pacientes con atresia de la válvula AV
izquierda o con estenosis severa y septum interatrial integro los síntomas de hipertensión
venocapilar pulmonar de presentan a medida que las resistencias arteriolares disminuyen y el flujo
pulmonar se incrementa. Los pacientes con obstrucción subaórtica se manifiestan de manera
temprana y está asociada a hipoplasia de la aorta ascendente y coartación de aorta con circulación
sistémica dependiente del conducto arterioso.
Los hallazgos en la radiografía de tórax están relacionados con el flujo pulmonar, si es
restrictivo por estenosis pulmonar no hay cardiomegalia o es mínima, si el flujo pulmonar está
severamente restrictivo los hallazgos con compatibles con hipoflujo pulmonar, si no hay estenosis
pulmonar o es mínimo al flujo esta aumentado y asociado a cardiomegalia. Si hay obstrucción al
retorno venoso se observa hipertensión venocapilar pulmonar con ninguna o mínima
cardiomegalia. En el electrocardiograma se observa generalmente ritmo sinusal, en el 30% de los
pacientes se observa bloqueo atrioventricular de primer grado.
La ecocardiografía pediátrica permite hacer el diagnóstico de manera precisa, se
demuestra de manara confiable la anatomía y la fisiología de la cardiopatía. El cateterismo
cardiaco eta indicado en el periodo neonatal para la realización de atrioseptostomía con balón,
mantener permeable el conducto por medio de stent. El determinante primario de la saturación
sistémica es la cantidad de flujo pulmonar en relación al flujo sistémico. La angiografía axial
demuestra la anatomía y en neonatos este procedimiento se deber realizar de manera ágil y rápida
por lo frágil de su estado así que es crucial definir la anatomía rápidamente y si es del caso otros
detalles se analizan en un procedimiento posterior cuando el paciente sea mayor.
Se han descrito pacientes que alcanza la vida adulta con los cortocircuitos balanceados o
mujeres que logran tener embarazo exitoso. La mayoría de pacientes en su historia natural
presentan intolerancia al ejercicio y cianosis. La causa de muerte incluye disrritmias o muerte
súbita, insuficiencia cardiaca congestiva, oclusión trombótica de la válvula pulmonar, abscesos
cerebrales, pancreatitis, infarto cerebral hemorragia cerebral o embolismo pulmonar.
El manejo quirúrgico incluye dos procedimientos radicales, la cirugía tipo “Fontan” o la
septación ventricular. Los procedimientos iniciales paliativos incluyen la fístula sistémico-pulmonar
en el caso de hipoflujo pulmonar, cerclaje pulmonar en el caso de hiperflujo, atrioseptostomía en
oclusión venoso pulmonar, anastomosis cavo-pulmonar superior, y procedimientos para aliviar la
estenosis subaórtica (ampliación del defecto septal interventricular, cirugía de Norwood o cirugía
de Damus Kaye Stansel Rodriguez). La cirugía de Fontan Kreutzer realizada para el manejo de la
atresia tricúspide se extrapolo para el manejo de este tipo de pacientes con ventrículo único y el
riesgo de muerte varía entre el 2 y el 10%. Los problemas tardíos incluyen disfunción ventricular,
insuficiencia valvular atrioventricular, disrritimias atriales, enteropatía perdedora de proteínas. El
desempeño en el ejercicio es subnormal peor los pacientes llena vidas normales con mínimas
limitaciones en el ejercicio. El procedimiento de Fontan se realiza en dos estadios, con una
anastomosis cavo-pulmonar superior inicial y posteriormente la derivación cavo-pulmonar total con
túnel lateral, tubo intraatrial o un tubo extracardiaco y como modificación se agrega una
fenestración la cual puede ocluirse en forma percutánea en el futuro según la evolución de los
pacientes.
Cuando están presentes dos válvulas atrioventriculares se ha considerado realizar una
septación ventricular y el ventrículo único es dividido con un gran parche, la mortalidad de esta
cirugía es alta y el bloqueo atrioventricular completo fue casia que universal a los pacientes,
actualmente se ha descritos esta técnica realizada en dos estadios, un estadio inicial con un
parche en al ápex, un segundo parche colocado entre las válvulas atrioventriculares con sutura
lejos del sistema de conducción y un cerclaje pulmonar y el segundo estadio se realiza entre 6 y 18
meses en el cual los dos parches son unidos y se retira el cerclaje pulmonar. Esta técnica no se ha
aplicado ampliamente. Con los resultados actuales definitivamente la cirugía de Fontan
permanece como la técnica de elección para el manejo de estos pacientes. La septación
ventricular se reserva para paciente mayores con anatomía adecuada y una moderada elevación
de las presiones pulmonares y para quieren la cirugía de Fontan no es posible. El trasplante
cardiaco es una opción para paciente que no puede tener manejo quirúrgico
Figura 18. Imagen cuatro cámara. El asterisco muestra el ventrículo izquierdo hipoplásico
La ecocardiografía define la presencia de una cavidad ventricular izquierda hipoplásica
asociada a otra malformación como el defecto septal atrioventricular no balanceado.
El cateterismo cardiaco rara vez esta indicado para el diagnóstico del SVOH. Es útil en la
evaluación de anatomía compleja de las venas pulmonares, anatomía compleja del árbol arterial
pulmonar y evaluación de la anatomía aórtica. En neonatos con defecto septal interatrial restrictivo
u obstrucciones posoperatorias del arco aórtico es útil el cateterismo intervencionista para corregir
las obstrucciones. El cateterismo sigue indicado para la evaluación previo al segundo y tercer
estadio quirúrgico.
Sin tratamiento el SVIH es invariablemente letal. Se reportan casos de pacientes
supervivientes hasta la tercera década con circulaciones balanceada, pero son caso
extremadamente raros. La mortalidad sin tratamiento continua siendo del 95% durante el primer
mes de vida.
Las estrategias de manejo incluyen la reconstrucción con cirugías paliativas por estadios,
procedimiento hibrido, el trasplante cardiaco o el cuidado de soporte sin intervención.
El abordaje inicial si se define el manejo por estadios quirúrgicos, procedimiento hibrido o
el trasplante cardiaco incluye el inicio inmediato de la prostaglandina E 1 para mantener permeable
el conducto arterioso y optimizar el balance de la resistencia vascular sistémica y pulmonar. La
prostaglandina E 1 permite optimizar la hemodinámica cardiaca y normaliza el estado acido base
antes de le intervención quirúrgica. Se debe evitar la administración de oxigeno, la hiperventilación
y los inotrópicos en altas dosis para que no se altere el delicado balance de las resistencias
vasculares.
La cirugía paliativa inicial fue descrita por Norwood en 1980 y se realiza durante la primera
semana de vida. La meta quirúrgica aes asegurar un flujo no obstructivo a la aorta ascendente,
proporcionar una fuente estable de flujo pulmonar y d crean un defecto septal interatrial no
restrictivo. La cirugía consiste en crear una gran anastomosis entre la arteria pulmonar proximal y
la aorta ascendente hipoplásica y asociar un parche para amplia la aorta ascendente y transversa,
crear un defecto septal interatrial amplio no restrictivo e implantar una fistula sistémico pulmonar
(fístula de Blalock Taussig) desde la arteria innominada o la subclavia anastomosando con la
bifurcación de las arterias pulmonares. La supervivencia ha mejorado dramáticamente con
supervivencias reportadas en series del 91% a 30 días comparada con supervivencias del 63%
hace 10 años. Se han realizado modificaciones a la cirugía de Norwood y una de ellas es la
interposición de un tubo entre el ventrículo derecho y las arterias pulmonares (técnica de Sano)
para reemplazar el uso de la fístula sistémico pulmonar. El manejo posoperatorio de este tipo de
pacientes es más estable y los resultados entre las dos técnicas hasta el momento son similares.
La aproximación mas reciente para e l manejo incluye un procedimiento hibrido la cual se hace
simultáneamente con cirugía y cateterismo cardiaco. Se realiza un cerclaje de las arterias
pulmonares para limitar el flujo pulmonar, se implanta un stent en el conducto arterioso por
punción directa del tronco de la arteria pulmonar con el fin de mantener permeable el conducto y se
evalúa la necesidad de ampliar el defecto septal interatrial.
El segundo estadio de la paliación consiste en realizar la anastomosis bidireccional de
Glenn que se realiza entre los 4 y 6 mese de edad, el segundo estadio produce la disminución de
la sobrecarga de volumen del ventrículo derecho para que preserve su función global, protege al
lecho vascular de la hipertensión pulmonar y de la distorsión de las ramas. La supervivencia para
el segundo estadio es del 95%. En relación al procedimiento hibrido, el segundo estadio consiste
en realizar el Glenn bidireccional y la cirugía de Norwood
El estadio final es la cirugía de Fontan que se realizar cuando el niño tiene entre 18 y 24
meses. El uso del Fontan fenestrado permite una acomodación gradual de la presión venosa al
circuito del Fontan con una supervivencia del 90 al 95%.
El trasplante cardiaco fue intentado por primera por Yacoub en 1984 y el grupo del Dr,
Bailey lo realizó en 1985. En algunos centros de los Estado Unidos es la primeara elección para el
manejo del SVIH. El trasplante proporciona un reparo “biventricular”. Su mayor limitante es la
disponibilidad de donantes con mortalidad que va del 20 al 40% en os pacientes que esperan la
disponibilidad de un órgano. Los neonatos que son llevados trasplante tienen un supervivencia
reportada del 82% al 88%. Los principales problemas están en relación con el uso de
inmunosupresores, el rechazo crónico, disfunción renal, hipertensión, infección y el riesgo de
desarrollar enfermedad arterial coronaria y enfermedades linfoproliferativas.
Los estudios reciente reportan una supervivencia a 5 años del 75% para el trasplante
cardiaco y del 73% para la cirugía paliativa. Aunque la mortalidad ha disminuido en forma
dramática la morbilidad continúa siendo importante. Se ha descrito la presencia de muerte súbita
luego de la cirugía de Norwood. Las complicaciones más importantes incluyen la insuficiencia
valvular tricuspídea, la estenosis de ramas pulmonares o la estenosis del arco aórtico.
Una de las consideraciones más importante es el neurodesarrollo. Se describe
compromiso hasta en el 40% de los pacientes y es difícil de precisar si el riesgo acumulativo del la
circulación extracorpórea, la cianosis persistente inciden en el desarrollo neurológico a largo plazo.
Los estudios en niños que sobreviven reportan que la mayoría de los niños tienen una inteligencia
normal con puntajes bajos normales para el lenguaje y desempeño. Estos puntajes son más bajos
comparados con otros niños que son sometidos a reparo de otras cardiopatías congénitas.
Además, habilidades motoras se han señalado a la zaga concomitante habilidades verbales en
estos niños.
Figura 21
Dispositivo CardioSEAL
Figura 22
Dispositivo STARFlex
Comentarios generales para la técnica del cierre percutáneo de la comunicación interatrial con
dispositivo Amplatzer
El método más confiable para liberar un dispositivo oclusor de CIA en el septum interatrial
es con el uso simultáneo de ecocardiografía tranesofágica y fluoroscopia (18). Debido al uso de
ecocardiografía tranesofágica y el deseo de minimizar el movimiento del paciente durante el
procedimiento se utiliza la intubación orotraqueal y la anestesia. Recientemente se está
implementado el uso de la ecocardiografía intracardíaca que permite que el procedimiento pueda
ser realizado sin la necesidad de intubación y el uso de anestesia local.
Se realiza una punción percutánea de la vena y la arteria femoral (permite monitoreo de la
presión arterial continua y toma de gases arteriales, pero no es completamente indispensable para
realizar el procedimiento). Todos los pacientes reciben heparina 100 unidades/kg para mantener
un tiempo de coagulación activado mayor de 200 segundos y se utilizan antibióticos profilácticos
(cefalosporinas de segunda generación - cefazolina 20 mg/kg). Se realiza un cateterismo cardiaco
completo derecho e izquierdo para cálculo de Qp/Qs y evaluación de la presión arterial pulmonar.
Se realiza un angiograma en la vena pulmonar superior derecha en la visión de cuatro cámaras
para evaluar el septum interatrial. Se debe descartar la presencia de un drenaje venos anómalo
por medio de la ecocardiografía. Un catéter con agujero distal se avanza hasta la vena pulmonar
superior izquierda y se introduce una guía de intercambio de extra soporte, se intercambia el
catéter por un catéter balón de medición. Existen dos técnicas, una técnica consiste en inflar el
balón y retirarlo lentamente hasta que se ocluye el defecto mientras se hace el control con
ecocardiografía y se toma el diámetro del balón para cálculo del diámetro expandido. El otro
método, el cual es más confiable, mas fácil de realizar y consume menos tiempo, consiste en inflar
un balón estático y tomar la medida de la cintura del balón que se forma contra los borde del
defecto y simultáneamente se observa que desaparece el cortocircuito en la ecocardiografía
(diámetro expandido). Este balón tiene unos marcadores para calibración de 10 mm, 5 mm y 2
mm. El diámetro expandido se toma en la ecocardiografía, la fluoroscopia y posteriormente se
compara el balón con una regla medidora lo cual permite tener tres medidas para elegir el
dispositivo a usar. El diámetro expandido del defecto es generalmente un 20 a 30% más que el
diámetro medido por la ecocardiografía.
Se elige el dispositivo igual al diámetro expandido ± 2 mm dependiendo del tamaño del
atrio izquierdo del paciente. Se eligen un introductor y una vaina adecuados para el tamaño del
dispositivo los cuales se avanzan sobre la guía de soporte hasta la vena pulmonar. Posteriormente
se retiran la guía y el introductor y se deja la punta de la vaina en la entrada de la vena pulmonar.
En estos momentos es de vital importancia evitar que entre aire en el sistema. Luego de elegir el
dispositivo se realiza la inmersión de este en solución salina y se tornilla al cable liberador y se
introduce en el cargador. Posteriormente el cargador con el dispositivo dentro de este se une al
extremo distal de la vaina liberadora. El dispositivo y el cable liberador son empujados hasta la
punta de la vaina y son retirados como una unidad hasta el tercio medio del atrio izquierdo. Se
empuja el cable para que el disco atrial izquierdo del dispositivo sea desplegado bajo visión
fluoroscópica y ecocardiográfica. Parte del disco conector debe ser expandido en el atrio
izquierdo, muy cerca del septum interatrial. Mientras se aplica presión constante al sistema
completo se retira todo el sistema, el disco conector y el disco atrial derecho son expandido en al
atrio derecho. La posición del dispositivo se evalúa con la ecocardiografía y la fluoroscopia, pero el
método más confiable para evaluar la adecuada posición del dispositivo es la ecocardiografía
transesofágica. Antes de liberar el dispositivo el cable de liberación debe empujar y traccionar el
dispositivo para asegurar que no se desplace antes de la liberación. Luego verificar la posición y
ver que no exista compromiso hemodinámica de ninguna estructura cardiaca se procede a liberar
el dispositivo. Esto se logra girando en sentido antihorario el cable liberador para permitir que se
desatornille. En estos momentos al liberarlo, se observa cómo se vence la tensión generada por el
cable liberador y el dispositivo cambia ángulo, se auto centra en el defecto y se alinea con el
septum interatrial.
El procedimiento es finalizado y el paciente sale del laboratorio de hemodinámica y el
manejo se continúa aplicando dos dosis más de antibióticos cada 8 horas, y se inicia ácido acetil
salicílico (Aspirina) 5 mg/kg. El paciente es hospitalizado por 24 horas y al día siguiente al
procedimiento se realiza una ecocardiografía transtorácica y una radiografía de tórax para evaluar
la posición del dispositivo y ver si aún existe alguna fuga residual.
El paciente es dado de alta y se continua la aspirina por 6 meses y se recomienda profilaxis de
endocarditis infecciosa por 6 meses. La actividad diaria normal se puede iniciar en 48 a 72 horas
y se recomienda evitar la actividad competitiva en deportes de contacto por 4 a 6 semanas, luego
de este periodo se puede reasumir la actividad deportiva de manera total. El seguimiento incluye
la realización de ecocardiografía transtorácica según el criterio del médico tratante pero
generalmente se realiza un control al mes, 6 meses y al año.
Resultados
Desde la introducción del ASO en 1996, existen numerosos estudios para evaluar los
resultados en diferentes partes del mundo. La primera publicación por Sharafuddin y
colaboradores describen la implantación de 15 dispositivos en 15 cerdos con comunicación
interatrial creada en cirugía Se usaron dispositivos de 16 mm de diámetro, el cierre completo
inmediato se logró en 12 animales (66.7%) con defecto residual descrito como trivial o leve en el
resto de los animales, lo que resulta en un éxito del 100%. Al mes de seguimiento el cierre
completo se incrementó al 87.5%. Un dispositivo se desplazo en el seguimiento a un mes. El
examen histopatológico del dispositivo en los animales sacrificados a la semana demostró que el
dispositivo estaba completamente recubierto por una capa de trombo fibrinoide organizado y a los
tres meses ambos discos estaban cubiertos por neoendotelio en continuidad con el endocardio de
las estructuras cardiacas subyacentes.
Los resultados de la fase II en los Estados Unidos fueron presentados en la sesión 49 de la
Asociación Americana del Corazón (American Heart Association) en noviembre de 1999.
Doscientos veintiún dispositivos fueron implantados en 219 pacientes con un peso medio de 27 kg
y una edad media de 8.3 años. La rata de éxito (definida como cierre completo y/o cortocircuito
trivial o pequeño menor de 2 mm) fue alcanzada en el 98.1% de los pacientes. Un cortocircuito
residual (mayor de 2 mm) ocurrió en solo 1.9% de los pacientes, inmediatamente después de la
implantación y en el seguimiento a 6 meses. Las presentación de complicaciones fue rara y ocurrió
en 10 pacientes (4.6%). Estas incluyen embolización del dispositivo en 5 pacientes, taquicardia
atrial en 2 pacientes, bloqueo AV completo en un paciente, laceración esofágica en un paciente y
una embolización de la banda marcadora en un paciente. Solo tres de los diez pacientes
requirieron manejo quirúrgico. Los resultados de algunos estudios se muestran en la tabla 11.
El cierre completo en el laboratorio de cateterismo varía de 36.7% a 85% con mejores resultados
agudos para los dispositivos menores de 28 mm que para los grandes dispositivos (mayores de 34
mm). Esto se puede explicar porque los grandes dispositivos no estaban disponibles inicialmente y
los grandes defectos pueden haber sido ocluidos con dispositivos infra estimados. Los
cortocircuitos residuales triviales o leves ocurren en el 15% a 61.4% de los pacientes. Sin
embargo, tan temprano como a las 24 horas después de la implantación, el cierre completo
incrementa del 80% al 87.5% indicando una alta rata de trombogenicidad del dispositivo. Los
cortocircuitos residuales significativos fueron más comunes cuando el diámetro del defecto fue 2.2
mm mayor que el diámetro del dispositivo elegido.
Complicaciones
Las complicaciones reportadas fueron raras y pueden ser manejadas en el laboratorio de
cateterismo. La mayoría de las complicaciones ocurren en el periodo inmediato después de la
implantación. Existe un rango amplio de complicaciones a causa de la curva de aprendizaje del
operador, variabilidad en la edad de los pacientes, tamaños y anatomía del defecto. (Tabla 12)
La rata de complicaciones varía del 0% al 11.5%. Las complicaciones son relativamente
más frecuentes con los dispositivos grandes y con pacientes más jóvenes. La complicación más
común es el desplazamiento del dispositivo y/o embolización, lo cual ocurre del 1% al 7.4%. La
mayoría de estas complicaciones son resueltas con la captura del dispositivo en el cateterismo. El
desplazamiento del dispositivo se puede minimizar logrando una medida adecuada del defecto y
escogiendo un dispositivo que sea del mismo tamaño de la CIA para los defectos de pequeño y
mediano tamaño y un dispositivo que sea 1 o 2 mm mayor que el tamaño de la CIA para los
defectos de gran tamaño. Las arritmias se han reportando hasta 10 días después de la
implantación y varían del 0.9% al 2.9% después de la implantación. Existe la rara presentación de
eventos adversos con el desarrollo de derrame pericárdico después de la implantación del ASO y
su incidencia se calcula del 0.1% asociado principalmente con el uso de dispositivos sobre
expandidos.
Seguimiento
El cierre completo se presenta en el 97% de los pacientes uno a tres meses después de la
implantación. A unos años de seguimiento Dhillon y colaboradores reportan cierre completo en el
93% a 95% de los pacientes usando dispositivos de 8 mm a 28 mm. En un seguimiento de 140
pacientes por el grupo de Hamdan, 92%5 presentaban cierre completo y un 4% mostraban fuga
residual. Un paciente con una fuga importante recibió un segundo dispositivo lo cual produjo cierre
completo.
Vogel Hijazi Chan Wilkinso Berger Walsh Dhillon Hijazi Thanopoulus Masura Autor
n
12 30 100 27 200 104 20 219 16 30
1.4 47.9 13.2 8.1 29.8 6.8 44.2 8.3 9.0 6.1 E
(mm)
2.1 1.9 N/A N/A 1.6 2.0 2.5 1.9 2.0 2.3 Qp
Qs
Min
162 65 92.4 N/A 109 N/A 61 N/A 67.5 92.5 P
2.5 N/A 0.0 0.0 N/A 0.0 1.9 0.0 6.7 T/LI
92 95 91.5 M/S
C(%)
T/L
3-6m
83 90 95 C(%)
M/S
N/A N/A N/A N/A 1.5 N/A 5 N/A N/A N/A Se
6-12 m
m
25 2.5 5.0 11.5 1.0 3.8 0 4.6 6.3 0 Cmp
inmediato; T, trivial; L, leve; M, moderado; S, severo; Se, seguimiento; m, meses; Cmp, complicaciones
T/L
M/S
%
Tabla 12 Complicaciones encontradas durante el cierre de comunicación interatrial usando
el dispositivo Amplatzer Septal Occluder
1: Espontáneo
1: Elevación ST No intervención
Anticoagulación/recuperación
1: Trombosis venosa profunda total
, número; E, edad; DE, diámetro expandido; Com, complicaciones; TPSV, taquicardia paroxística
supraventricular
Resumen comparativo de los dispositivos de oclusión de defecto septal interatrial
Luego de la descripción de King y Mills varios dispositivos se han diseñado para el cierre
de CIA. Los dispositivos fueron evaluados inicialmente en animales. La elección del dispositivo
debe ser basada en los resultados de los trabajos clínicos en grandes grupos de cohortes de
pacientes con los respectivos dispositivos que deben ser realizados de manera independiente de
los fabricantes. Aparte de la seguridad y la efectividad, los datos derivados de los estudios
clínicos, tales como disponibilidad, facilidad con la cual la técnica de implantación se puede llevar a
cabo, el tamaño del sistema de liberación y la vaina introductoria y el costo del dispositivo son
elemento para tener en cuenta en el momento de elegir un dispositivo Tabla 13.
Facilidad, seguridad y eficiencia
La facilidad para implantar un dispositivo en CIA ha sido demostrada para todos los
dispositivos disponibles actualmente. La embolización del dispositivo o de los componentes del
dispositivo se ha presentado en la mayoría de estos, sin consecuencias fatales pero si requieren
ser retirados transcateterismo o en unos pocos casos por cirugía. La facilidad de implantación de
unos dispositivos se evalúa con la relación entre el número de implantaciones versus el número de
pacientes que ingresa al laboratorio de cateterismo con intención de cierre y esta varía del 66% al
97% según el dispositivo elegido
Durante los últimos años los pediatras cardiólogos hemos sido testigos de un dramático
cambio en la utilización del laboratorio de hemodinámica pediátrica. Con le mejoría en las técnicas
de diagnóstico no invasivas, como la ecocardiografía pediátrica, las indicaciones para el
diagnóstico en el laboratorio de hemodinámica se han estrechado, mientras que se han
incrementado los procedimientos intervencionistas terapéuticos. Por esto, el último consenso
acerca del cateterismo cardiaco pediátrico terapéutico dio unas pautas para el cierre de los
defectos septales interatriales, definiendo las indicaciones para el cierre, clasificando estas en tipo
I, II, y III.
Claramente, el cierre con dispositivo en los pacientes candidatos, es más atractivo que la
cirugía, ya que evita la toracotomía y el tiempo de hospitalización es más corto. En reportes
recientes, comparando la cirugía con el cierre con dispositivo Amplatzer, los defectos son de mayor
tamaño en el grupo quirúrgico, con ratas de cierre similares y aunque las complicaciones se
presentaron en ambos grupos, fueron más comunes en el grupo quirúrgico. En términos de costos
en tres series, la cirugía fue claramente más costosa en uno, ligeramente más costosa en otro
(108) y el mismo costo en la tercera serie, en reportes de diferentes países.
Tabla 13. Resultados inmediatos del cierre de defecto septal interatrial con los dispositivos
de oclusión de CIA
Dispositivo/autor No. de pacientes No. de pacientes No. de pacientes en No. de pacientes con
que ingresan con en quienes el quienes el dispositivo oclusión efectiva
intención de dispositivo fue embolizó,
cierre implantado malposicionando (%)
(%) (%)
Mills y King
Dispositivo Hook
Clamshell
Rao
Arora
200 180 (90%) 12(7%) 154 (92%)
27 3 (11.1%) 17 (71%)
ASDOS
Vogel 12 2 (16.7%)
CardioSeal/StarFlex
Rao
COD Botón
Curso
El curso natural del los pacientes con defecto septal interatrial es relativamente benigno,
excepto en los pacientes con grandes defectos o asociado con otros defectos cardiacos. Muchos
pacientes con grandes defectos sobreviven varias décadas antes de desarrollar síntomas. En la
edad adulta, las enfermedades adquiridas como los problemas coronarios o la hipertensión arterial
sistémica, elevan la presión de fin de diástole del ventrículo izquierdo y aumentan el cortocircuito
de izquierda a derecha. Los problemas tardíos incluyen insuficiencia cardiaca, fibrilación atrial y de
manera menos frecuente enfermedad vascular obstructiva pulmonar.
El seguimiento de los pacientes luego del cierre demuestra mejor tolerancia al ejercicio en
los pacientes considerados asintomáticos antes del cierre del defecto. Las fugas residuales son
muy poco frecuentes. En la evaluación ecocardiográfica se observa disminución en la sobrecarga
del volumen del ventrículo derecho aunque no alcanza los valores normales especialmente en los
pacientes corregidos a mayor edad. La aparición tardía de enfermedad obstructiva vascular
pulmonar o insuficiencia cardiaca congestiva después del reparo es desconocida, aunque si esta
presenta preoperatoriamente puede influir en el pronóstico.
Antes del cierre, las disrritmias atriales (flutter atrial, fibrilación atrial) se encuentran de
manera frecuente en los pacientes mayores. Después del cierre, existe alguna mejoría, pero no
desaparecen las disrritmias completamente. Aunque su presencia se relaciona con la edad de la
corrección, las disrritmias a largo plazo se pueden presentar en pacientes corregidos a temprana
edad aunque con menor frecuencia y se han reportado en pacientes en el seguimiento a largo
plazo de cierre con dispositivos.
La enfermedad obstructiva vascular pulmonar se presenta en el 5% a 10% de los pacientes que no
son reparados. La mayoría de los pacientes exceden los 20 años de edad y son mujeres,
ocasionalmente se puede presentar en algunos pacientes antes de esta edad en la infancia. (117)
Todos estos pacientes deben ser cateterizados y evaluar la respuesta al oxigeno y al oxido nítrico
de la resistencia vascular pulmonar. Se deben descarta causas reversibles de la hipertensión
arterial pulmonar como enfermedad obstructiva de la vía aérea, apnea del sueño, vivir en alta
altitud o medicamentos.
ANEXO 1
COMUNICACIÓN INTERAURICULAR
Referida a los defectos septales interauriculares tipo comunicación interauricular ostium secundum.
Las recomendaciones se refieren a grupos específicos, derivados de la historia natural de la
enfermedad.
1. Grupo A. Pacientes menores de 18 meses de edad.
2. Grupo B. Pacientes mayores de 18 meses de edad.
- Subgrupo B1. Comunicación interauricular igual o mayor de 8 mm.
- Subgrupo B2. Comunicación interauricular menor de 8 mm.
3. Grupo C. Pacientes con la comunicación operada o cerrada con dispositivo intravascular.
- Subgrupo C1. Comunicación interauricular operada.
- Subgrupo C2. Comunicación interauricular cerrada con dispositivo intravascular.
La división por edad está en función de la tendencia a la disminución del tamaño de las
comunicaciones tipo ostium secundum en los primeros 18 meses de edad. Una reducción
posterior es poco probable, especialmente en las grandes.
La oclusión con dispositivos intravasculares es un procedimiento de plena actualidad y que ha
superado la fase de experimentación clínica17 .
Grupo A. Pacientes menores de 18 meses de edad
Manejo inicial t = 0:
- Clase I: eco-Doppler. ECG. Radiografía de tórax.
- Clase III: cateterismo cardíaco. Profilaxis antiendocarditis. Cierre.
Si existe sospecha de lesiones asociadas y/o insuficiencia cardíaca, se considerarán fuera de
protocolo.
Seguimiento t = 0 + n6 meses:
- Clase I: eco-Doppler.
- Clase IIb: radiografía de tórax.
- Clase III: cateterismo cardíaco.
Grupo B. Pacientes mayores de 18 meses de edad
Subgrupo B1
Defecto igual o mayor de 8 mm. Movimiento septal ventricular anormal. Presión ventricular derecha
igual o superior a 35 mmHg.
Manejo inicial t = 0:
- Clase I: eco-Doppler. Cierre quirúrgico (a partir de los 2 años).
- Clase IIa: eco transesofágico. Cierre con dispositivo intravascular.
- Clase IIb: radiografía de tórax.
- Clase III: cateterismo cardíaco.
Tras el cierre de la comunicación el paciente pasa a grupo C.
Subgrupo B2
Comunicación interauricular menor de 8 mm. No existe movimiento septal ventricular anormal.
Presión ventricular derecha inferior a 35 mmHg .
Seguimiento t = 0 + n1 año:
- Clase I: eco-Doppler.
- Clase IIa: radiografía de tórax.
- Clase IIb: ECG. Cuantificación del QP/QS con isótopos.
Clase III: cateterismo cardíaco. Profilaxis antiendocarditis.
Si se comprueba movimiento septal anormal o presión ventricular derecha igual o mayor de 35
mmHg, la indicación de cierre será clase I.
Grupo C. Pacientes con la comunicación interauricular operada o cerrada con dispositivo
intravascular
Subgrupo C1
Comunicación interauricular operada
Corrección t = 0. Postoperatorio resuelto y cierre comprobado por eco-Doppler.
Seguimiento t = 0 + n1 año + n5 años:
- Clase I: eco-Doppler. ECG.
- Clase IIb: Holter. Alta definitiva a n5 años.
- Clase III: cateterismo cardíaco. Profilaxis antiendocarditis.
Subgrupo C2. Comunicación interauricular cerrada con dispositivo intravascular
Corrección t = 0. Posprocedimiento resuelto y cierre comprobado por eco-Doppler
Seguimiento t = 0 + n6 meses +n1 año:<$>
- Clase I: eco-Doppler. ECG. Aspirina a dosis antiagregante durante 6 meses. Radiografía de tórax
a los 6 meses y profilaxis antiendocarditis durante ese mismo tiempo.
- Clase IIb: Holter.
- Clase III: cateterismo cardíaco.
Si hay trastornos del ritmo, saldrían de protocolo.
Si en la comunicación interauricular operada se comprueba cortocircuito residual, pasaría a t = 0
del grupo B.
En la comunicación cerrada con dispositivo, si se comprueba cortocircuito residual significativo,
será clase I la retirada del dispositivo y cierre quirúrgico.
ANEXO 2
Virtualmente, los pacientes con defecto septal atrioventricular tienen una comunicación
interatrial tipo ostium primum la cual se localiza en la porción más baja y posterior del septum
interatrial y es de tamaño variable. Característicamente, el margen superior del defecto es
cóncavo. La porción basal del septum interventricular es deficiente. En las formas incompletas o
parciales. El tejido de la válvula atrioventricular se una a la cresta del septum interventricular lo que
ocluye el defecto septal. En corazones con defecto septal interventricular el tejido no se une a la
cresta del septum. Las anormalidades de las válvulas atrioventriculares incluyen la configuración y
la orientación del aparato valvular y la estructura local de las válvulas atrioventriculares. En el
defecto parcial se observan dos anillos valvulares separados. La valva anterior (septal) de la
válvula mitral está compuesta por dos componentes que usualmente son de igual tamaños y
separados por una hendidura que produce grados variables de insuficiencia valvular. En el defecto
completo se encuentra una válvula atrioventricular común que tiene una valva anterior y posterior
que cruzan el septum interventricular y relacionan ambos ventrículos. El defecto septal
atrioventricular está asociado a hendidura de la valva anterior mitral. El septum interatrial puede
estar completamente ausente configurando un atrio común. El defecto septal AV se asocia
frecuentemente con el Síndrome de Down. En paciente con defecto completo el primer ruido es
único y suave, el segundo ruido está desdoblado y el componente pulmonar esta reforzado,
frecuentemente se ausculta un soplo sistólico de regurgitación valvular es máximo en la región
paraesternal izquierdo ay se irradia hacia el esternón. Si el defecto septal interventricular restrictivo
se ausculta un soplo sistólico en la región paraesternal izquierda baja.
La característica electrocardiográfica es la desviación del eje del QRS el cual se orienta en
forma superior en el plano frontal y una rotación antihorario del patrón de despolarización, el cual
es causado por una posición anormal del tejido de conducción que produce una secuencia de
activación anormal. La conducción AV está retrasada y se observa hipertrofia ventricular derecha.
La radiografía de tórax muestra cardiomegalia con dilatación de cavidades derechas. La
arteria pulmonar se observa dilatada e hiperflujo pulmonar. La dilatación del tronco pulmonar y la
rama izquierda puede producir compresión del bronquio fuente izquierdo y observarse zonas de
atelectasia en el pulmón izquierdo.
La ecocardiografía Modo M demuestra movimiento diastólico a través del plano del septum
interventricular, asociado a dilatación del atrio derecho y movimiento septal paradójico. La
ecocardiografía bidimensional es altamente confiable para identificar los defectos del septum
atrioventricular, el hallazgo es la ausencia del septum atrioventricular. En el defecto tipo ostium
primum las válvulas atrioventriculares se originan de la cresta del septum interventricular; en la
forma completa, las valvas puente de la válvula AV común cruzan el septum interventricular. La
ecocardiografía doppler permite detectar lesiones obstructivas en los tractos de salida o la
presencia de lesiones asociadas como coartación de aorta o conducto arterioso persistente. Co el
doppler color se puede cuantificar la regurgitación valvular. La ecocardiografía transesofágica s de
mucha utilidad para la evaluación transoperatoria de la corrección del defecto. El cateterismo
cardiaco está indicado para evaluar la reactividad vascular en pacientes con hipertensión arterial
pulmonar.
El tratamiento médico incluye el manejo de la insuficiencia cardiaca congestiva con
diuréticos, agentes reductores de postcarga y digoxina.
El tratamiento quirúrgico esté indicado en todas las formas de defectos septales
atrioventriculares. En los pacientes con defecto septal interatrial tipo ostium primum la corrección
quirúrgica se puede retrasar hasta el segundo año de vida. El manejo del defecto septal
atrioventricular completo debe ser realizado de manera más temprana para evitar las
consecuencias de la hipertensión arterial pulmonar antes del primer años de vida y especialmente
en los pacientes con síndrome de Down
El pronóstico depende en gran parte del grado de enfermedad vascular pulmonar
preoperatoria y la severidad de la insuficiencia valvular atrioventricular izquierda residual. Los
pacientes pueden presentar disrritmias postoperatorias e inclusive presentar bloqueo
atrioventricular completa a medida que el paciente crece.
Coartación de la aorta
La coartación de la aorta es una malformación congénita caracterizada por una constricción
de un segmento de la aorta. Un engrosamiento de la capa media la cual protruye justamente distal
al origen de la arteria subclavia izquierda es la presentación más común. Para tener significancia
clínica esta constricción debe ser severa y reducir el diámetro efectivo de la aorta, al menos un
50%. Para mantener el flujo y la perfusión adecuados a los riñones y a la región inferior del cuerpo
la presión sanguínea proximal a la obstrucción se eleva.
Incidencia
La coartación de la aorta es un defecto congénito común y es la tercera cardiopatía en
frecuencia, después del defecto septal interventricular y el conducto arterioso. Es más frecuente
en hombres que en mujeres con una relación de 2:1. En los pacientes con síndrome de Turner,
agenesia ovárica y baja estatura se presenta la coartación hasta en el 20% de los pacientes.
Embriología
La teoría de Skoda se basa en la observación en la cual el músculo liso del conducto
arterioso se extiende en la aorta y cuando se inicia la construcción ductal luego del nacimiento, la
tracción de la aorta puede estrechar el lumen y causar coartación. Esta teoría no explica la
protrusión de la media que surge en la pared opuesta a la inserción del conducto.
Conceptualmente una explicación más fácil de aplicar es que alteraciones en el patrón de flujo
intrauterino pueden causar la estenosis en la región ítsmica entre la arteria subclavia izquierda y la
inserción del conducto arterioso, lo cual se reconoce en la vida postnatal como coartación de aorta.
Fisiología
El mayor impacto fisiológico impuesto por la coartación de aorta es un incremento en la
postcarga del ventrículo izquierdo. Se produce un aumento en la presión sistólica por encima de la
coartación y en menor grado se presenta un leve incremento en la presión diastólica. Por debajo
de la coartación la presión de pulso es estrecha con disminución en la presión diastólica y sistólica.
Estas alteraciones en la forma de la onda se reflejan por la sensación táctil de un retraso en el
pulso femoral comparado con el pulso radial. Se desarrolla hipertrofia ventricular izquierda y vasos
colaterales entre la parte superior de la aorta con la parte inferior después de la obstrucción.
Características clínicas
La coartación después del período postnatal se reconoce clínicamente por la disminución de
los pulsos en miembros inferiores y cuando se toma la presión arterial en las cuatro extremidades
hay presencia de extremidad en las extremidades superiores y una disminución en las
extremidades inferiores, esta discrepancia en la presión, más que un nivel absoluto de elevación
de la presión proximal es el hallazgo más característica, sin embargo en la evaluación de todo niño
con hipertensión arterial, siempre se debe descartar la coartación de aorta. La mayoría de los
pacientes con coartación de aorta son asintomáticos, ocasionalmente hay quejas de miembros
inferiores fríos, calambres y epistaxis. Algunos pacientes presentan cefalea unilateral lo cual puede
asociarse rara vez con aneurisma cerebral. La palpación de los pulsos en forma simultánea
muestra retraso y disminución de pulsos en la arteria femoral, aunque este hallazgo no siempre es
constante si se ha desarrollado abundante circulación colateral. Un soplo sistólico se ausculta
mejor en la región interescapular, en la región infraclavicular izquierda o en la axila izquierda.
También se pueden auscultar soplos continuos de los vasos colaterales. Si se ausculta un
chasquido de apertura o un soplo d eyección en el área aórtica se puede sospechas la presencia
de una aorta bivalva, la cual se puede presentar hasta en el 85% de los pacientes con coartación
de aorta.
El EKG no muestra cambios significativos, excepto en pacientes con una coartación muy
severa con diagnóstico muy tardío en los cuales se puede encontrar alteraciones de la
repolarización ventricular izquierda que indican isquemia.
La radiografía de tórax presenta flujo pulmonar normal. En ocasiones se puede observar
dilatación de la aorta ascendente y la presencia del signo del tres que se relaciona con la dilatación
pre estenótica y post estenótica de la aorta. Las escotaduras costales (signo de Roessler), son
patognomónicas de coartación de aorta pero no se presentan en niños menores.
Un ecocardiograma pediátrico hace el diagnóstico de coartación de aorta aunque en
ocasiones se presentan dificultades para examinar completamente todo el curso de la aorta. El
ecocardiograma permite detectar defectos asociados y la función ventricular izquierda. El flujo del
doppler demuestra un flujo continuo el cual soporta el diagnóstico de coartación. En los neonatos
en los cuales el conducto arterioso está permeable se pueden presentar dificultades para el
diagnóstico lo cual obliga a tener una alta sospecha de este diagnóstico y correlacionarlo con otros
hallazgos ecocardiográficos fuera de la medición del gradiente.
La coartación de la aorta se puede evaluar por otras modalidades de imágenes como la
resonancia nuclear magnética, la cual es muy útil para el seguimiento de estos pacientes. La
tomografía axial multicorte permite hacer una evaluación anatómica detallada del defecto pero
utiliza radiación ionizante. El cateterismo y la angiografía permiten una visualización muy detallada
de la anatomía, confirma el diagnóstico y permite dirigir la terapia de manejo.
La coartación de la aorta en el neonato y lactante menor se caracteriza por estar asociada
con otros defectos como el defecto septal interventricular o el defecto arterioso. El neonato con
coartación de aorta por lo general está bien al nacimiento pero a medida que el conducto comienza
a cerrarse hace signos de insuficiencia cardíaca, dificultad respiratoria y shock cardiogénico,
generalmente de presentación en los primeros 7 días de vida. A causa de la severidad del
compromiso en el gasto cardiaco puede no auscultarse soplo de manera inicial y aparecer luego de
que el neonato es estabilizado. La discrepancia de los pulsos puede no ser aparente en el neonato
a cusa de que el conducto suministra flujo a la aorta descendente. Es importante descartar la
cianosis diferencial entre el miembro superior derecho y los miembros inferiores, una diferencia de
más de 2% en la saturación obliga a descartar una cardiopatía congénita y el paciente requiere una
ecocardiografía pediátrica. En estos neonatos la sola sospecha de una posible coartación de aorta
o lesiones obstructivas del lado izquierdo, obligan el inicio de la prostaglandina E1 en todo neonato
que se presente con el cuadro clínica de choque, esto permite mejorar la perfusión renal, revertir la
acidosis y el choque cardiogénico, para posteriormente hacer el diagnóstico con el
ecocardiograma.
El electrocardiograma en estos pacientes muestra hipertrofia ventricular derecha, desviación
del eje a la derecha, aunque en ocasiones se puede observar patrón de sobrecarga e isquemia
ventricular izquierda. La radiografía el tórax se correlaciona con el estado clínico; en neonatos en
choque se observa cardiomegalia, incremento en el flujo pulmonar con signos de hipertensión
venocapilar pulmonar. El ecocardiograma pediátrico permite evaluar la función ventricular, la
permeabilidad del conducto, las anomalías asociadas y evaluación de la arteria aorta. En
presencia de un gran conducto arterioso permeable no es fácil hacer el diagnostico de la
coartación de la aorta y se debe sospechar por otros hallazgos ecocardiográfico como la presencia
de escotadura posterior en el arco aórtico o la presencia de hipoplasia de la aorta transversa e
istmo aórtico. El cateterismo en un neonato prácticamente moribundo no tendría ninguna
indicación hasta que se logre estabilizar y el diagnostico se debe hacer por estudios no invasivos.
Tratamiento
Una diferencia de más de 20 mmHg entre miembros superiores e inferiores es indicativo d d
de intervención. Una vez establecido el diagnostico el paciente debe ser corregido. Las
intervenciones realizadas actualmente incluye el reparo quirúrgico, la angioplastia aórtica con balón
con o sin la implantación de stent. Los mejores resultados quirúrgicos se obtienen por medio de la
resección electiva del segmento coartado y la anastomosis termino-terminal en las pacientes
menores (generalmente en menores de 2 años de edad). Existen otras técnicas quirúrgicas como
el uso de flap de arteria subclavia, la angioplastia con parche o la interposición de un tubo de
politetrafluoroetileno (Goretex) se pueden usar para anatomías muy complejas. Las
complicaciones quirúrgicas incluyen lesión al nervio laríngeo recurrente, lesión al nervio frénico,
sangrado, quilotórax y rara vez lesión a la médula espinal. En le postoperatorio se pueden
presentar complicaciones como crisis hipertensiva y el síndrome postcoartectomía secundario a
arteritis mesentérica. En neonatos con lesiones asociadas como el defecto septal interventricular
se pude realizar un cerclaje de la arteria pulmonar o el reparo definitivo en circulación
extracorpórea según la experiencia y los resultados del centro donde se realice el procedimiento.
El cateterismo terapéutico permite el tratamiento no quirúrgico de la coartación de la aorta.
La angioplastia con balón y la implantación de stent intravascular son técnicas recientes que han
mostrado buenos resultados iniciales los cuales deben ser comparados con los resultados
quirúrgicos que han sido muy buenos por muchos años. El procedimiento es my seguro y efectivo
en la recoartación postquirúrgica cuando la zona de cicatriz y las adherencias contribuyen a
soportar la pared del vaso. Los pacientes seleccionados apropiadamente han mostrado buenos
resultados iniciales y a largo plazo con la angioplastia con balón. Los mejores candidatos son
aquellos con coartación tipo diafragmática que no tengan asociada hipoplasia del istmo o de la
aorta transversa. El stent en la coartación de la aorta se pude usar como una alternativa a la
angioplastia con balón para evitar causar mayor lesión transmural al vaso y evitar su retroceso. La
limitación mayor para su uso es el tamaño de los pacientes aunque existen ya reportes de su uso
en neonatos con técnicas de implantación “hibrida” con el uso simultáneo de la cirugía y el
cateterismo intervencionista. Al implantar un stent debe recordarse la importancia de que este
permita ser redilatado en el futuro a medida que el niño crezca. El uso de stent es el procedimiento
de elección en los pacientes mayores con coartación nativa y coartación recurrente, generalmente
pacientes mayores de 25 a 30 kg o mayores de 10 años. Los pacientes entre los 2 y los 5 años
pueden ser llevados cirugía o a dilatación con balón según los resultados que obtenga el centro en
donde se realicen los procedimientos.
Historia natural y seguimiento
La evolución natural sin tratamiento muestra un mortalidad del 75% en los adultos, esta
historia natural fue alterada de forma dramática por la corrección quirúrgica. El control de la
hipertensión arterial se logra de manera más efectiva si la coartación es corregida en los pacientes
menores. Se ha descrito una incidencia de hasta el 10% de aneurismas cerebrales y el riesgo de
hemorragia intracraneana se puede reducir con la corrección de la coartación de la aorta. El
seguimiento de estos pacientes debe ser continuo evaluando hipertensión arterial residual, el
riesgo de endocarditis infecciosa y el riesgo de formación de aneurismas en el sitio del reparo.
Tabla 14
Anomalías funcionales y lesiones en la insuficiencia mitral congénita.
La dilatación del anillo debe ser tratada con cirugía reconstructiva. Usualmente no se
requiere cirugía antes de los 5 años. El corazón sé encuantra dilatado, por lo tanto un anillo
protésico se pude usar. La selección del anillo se basa en la medición de la base de la válvula
aórtica, la cual no se afecta por la dilatación. La anuloplastia trata no solo la dilatación, sino la
deformidad valvular. Si la operación es necesaria antes de los 10 años , es preferible evitar el uso
de anillos protésicos ya que pueden crear estenosis a largo plazo. En estos casos, la corrección
se basa en la resección rectangular de la valva mural, plicatura del anillo y subsiguiente sutura de
los extremos de las valvas.
La meta en la hendidura de la válvula mitral es restaurar la configuración de las valvas,
mas que lograr una anatomía normal. Las comisuroplastias de las comisuras anterolateral y
posterolateral están indicadas. La hendidura dela valva posterior es una condición rara y su
corrección se realiza suturando los extremos libres después de la plicatura del anillo.
El prolapso valvular con la ausencia de uno o varias cuerdas tendinosas se corrige con la
resección rectangular y sutura. Las cuerdas elongadas se tratan con acortamiento de las cuerdas
y si sé asocía con dilatación del anillo se coloco un anillo protésico. La elongación de los músculos
se corrige con la técnica de acortamiento de los músculos papilares lo cual implica crear un surco
dentro de la pared muscular del ventrículo izquierdo sobre la implantación del músculo papilar.
Las valvas con movimiento restrictivo pueden presentar fusión de comisuras que requieren
manejo con comisurotomoa y remodelación del anillo. La presencia de cuerdas cortas requiere la
fenestración para aumentar los espacios intercordales y restaurar la movilidad de las valvas. La
válvula mitral tipo Ebstein, es una anomalía muy rara y no se ha demostrado corrección quirúrgica
hasta el momento.
La válvula mitral en paracaídas puede ser tratada con técnicas reconstructivas que
incluyen la fenestración del músculo único con remoción de una pieza triangular de tejido muscular
para separarlo en dos partes, una anterior y una posterior. Los espacios intercordales se fenestran
para aliviar la estenosis subvalvular y la insuficiencia se maneja con sutura de las valvas o
remodelación del anillo.
La válvula en hamaca es difícil de reparar con técnicas reconstructivas. El cirujano debe
tratar de separar la valva anterior de la valva posterior y remover todas las cuerdas y músculos que
no están unidos a los bordes libres de las válvulas, a menudo el reemplazo valvular es necesario.
La ausencia de los músculos papilares rara vez causa estenosis mitral, esta condición se maneja
con fenestración de los espacios intercordales y frecuentemente se requiere el reemplazo valvular
mitral.
La agenesia o hipoplasia de un músculo papilar se puede corregir usando un anillo
protésico modificado.
Reemplazo valvular mitral
El reemplazo valvular mitral es necesario en un 10% a 15% de los casos de
malformaciones congénitas de la válvula mitral. La elección de una prótesis artificial en un niño
continúa siendo un dilema. Las válvulas mecánicas se asocian con complicaciones
tromboembólicas y necesidad de anticoagulación. Los homoinjertos aórticos no producen buenos
resultados y los bioprótesis tienen muy pobres resultados con una incidencia de calcificación tan
alta como un 50% a los 4 años. Sin embargo, nuevas técnicas aplicadas al tejido valvular para
disminuir los depósitos de calcio podrán tener una mayor durabilidad en el futuro. Una gran
variedad de prótesis mecánicas está disponible con tres diseños básicos. En los niños con un
anillo de 20 mm o mayor la prótesis bivalva St. Jude con tamaños de anillo de 19 a 23 mm son las
más usadas. En los niños con anillos más pequeños se requieren prótesis de bajo perfil, esta
prótesis puede ser suturada en posición supraanular y se encuentra disponible la prótesis St. Jude
HP en tamaños de 15 a 25 mm para estos niños. Estas válvulas tienen el diseño para que el anillo
efectivo sea mucho mayor.
Los hormoinjertos tienen dos desventajas en los niños menores, se calcifican y se
degeneran en una forma acelerada y sus gradientes transvalvulares son excesivos en pequeños
tamaños. Las bioprótesis en posición mitral requieren anticoagulación a largo plazo. La warfarina
se usa para mantener un INR entre 2,5 y 3.5. Las complicaciones tromboembólicas y
hemorrágicas tienen una incidencia de 0.3 a 4 eventos por paciente/año con las válvulas
mecánicas en posición mitral.
Cirugia minimamente invasiva
Varios procedimientos se describen. Una pequeña incisión paraesternal desde el borde
inferior del segundo cartílago costal al extremo superior del 5º cartílago costal derecho. Se ha
descrito una minitoracotomia con circulación extracorpórea vía de los vasos femorales con
clampaje de la aorta con balón. También se están describiendo técnicas de asistencia con vídeo
para lograr llegar a estructuras intracardiacas remotas. Las ventajas potenciales de estas técnicas
son incisiones menores, menor dolor, reducción en estadía y en el trauma quirúrgico.
La mortalidad para la valvuloplastia mitral se reporta menor del 5% en las series más recientes. La
mortalidad para el reemplazo mitral es mucho mayor, especialmente cuando el reemplazo se
realiza en la infancia en posición supraanular.
Prolapso valvular mitral
El prolapso valvular mitral (PVM) es de las anormalidades valvulares cardiacas más
prevalente, que afecta un 10% de la población general mayor de 15 anos (90-92). El PVM es una
enfermedad común pero altamente variable como resultado de diversos mecanismos patogénicos.
El PVM se presenta cuando una porción de una o ambas valvas de la válvula mitral sé prolapsa en
el atrio izquierdo durante la sístole ventricular. Pude ser primaria o asociarse con alteraciones de
otros componentes del aparato valvular (secundaria). La gran mayoría de los casos son primarios
y de etiología desconocida. Puede ocurrir espontáneamente o heredada como un rasgo
autonómico dominante de penetrancia variable.
Prevalencia
La incidencia en la población general parece estar entre el 3 y el 8% y la mayoría de los
estudios muestran una relación linear entre el PVM y la edad. La relación entre hombres y mujeres
es de 2:1, aunque otros reportes no encuentran asociación entre el PVM y el género.
Etiología y patología
Las anormalidades en cualquier componente del aparato valvular mitral pueden producir
disfunción valvular mitral. La complejidad del aparato valvular mitral conlleva a la alta ocurrencia
de PVM. En la mayoría de las valvas enfermas, los componentes de la zona fibrosa están
aumentados y pueden reemplazar completamente los elementos de la zona espongiosa. Sin
embargo, el prolapso primario, la evidencia sugiere que la zona espongiosa esta aumentada en
una mayor extensión que la zona fibrosa. La etiología de la proliferación mixomatosa es
desconocida. Los estudios ultraestructurales demuestran alteraciones en las fibras de colágeno en
las valvas y las cuerdas tendinosas, los cuales incluyen fragmentación, edema, granularidad
gruesa de las fibras de colágeno individuales, las fibras elásticas se fragmentan y presentan zonas
quísticas.
Los efectos secundarios del PVM incluyen fibrosis en la superficie de las valvas,
especialmente en la superficie atrial. Se producen depósitos de fibrina en estos sitios de fibrosis
que pueden predisponer a la formación de trombos. Otros efectos incluyen la elongación y
adelgazamiento de las cuerdas tendinosas e incluso ruptura de estas. La calcificación es muy rara.
Defectos asociados
El PVM a menudo se presenta en pacientes con enfermedades del tejido conectivo como el
síndrome de Ehlers-Danlos, pseudo xantoma elástico, osteogénesis imperfecta. Síndrome de
Marfan. Los pacientes tiene un hábito corporal tipo asténico, usualmente tienen una relación altura
/ peso mayor que lo normal, con un diámetro anteroposterior del tórax estrecho. Los pacientes
pueden presentar anormalidades esqueléticas como pectum excavatum o carinatum, escoliosis y
deformidades de la comuna lumbosacra. Actualmente se recomienda estudiar los pacientes con
anormalidades de la columna para buscar PVM.
Manifestaciones clínicas.
La gran mayoría de los pacientes son asintomáticos. La mayoría de pacientes son
remitidos para valoración por tener historia familiar de enfermedad cardiaca, un electrocardiograma
anormal de reposo, o la presencia de un chasquido o un soplo en el examen físico de rutina.
Síntomas
Estos incluyen palpitaciones, dolor torácico atípico, disnea sin ortopnea, disminución de la
tolerancia al ejercicio, síncope o casi-síncope, y episodios de ataque de pánico (103-104). Esta
descrita una alta incidencia de migraña en estos pacientes. La presentación más común son las
palpitaciones y se reporta un amplio espectro de disritmias. La taquicardia paroxística
supraventricular es la taquidisritmia sostenida más común y puede estar en relación con una
incidencia mayor de vías accesorias. Otras disritmias incluyen l taquicardia ventricular,
bradidisritmias o grados variables de bloqueo atrioventricular. Es frecuente que el electrocardiogra
y el monitoreo Holter de 24 horas no se correlacionen con los síntomas (105). El dolor torácico es
atípico y no específico y su etiología es desconocida. La diseña y la fatiga son síntomas comunes.
La intolerancia al ejercicio es frecuente aunque esta no se correlaciona con una prueba objetiva de
esfuerzo. El PVM se asocia con manifestaciones neuropisquiátricas como ansiedad, agorafobia,
trastorno del sueño, y migraña. Nuevamente su etiología es desconocida aunque se están
implicando fenómenos tromboembólicos como los causantes de estas alteraciones.
Examen físico
El PVM se caracteriza por un chasquido mesosistólico o un soplo sistólico tardío. En el
examen, el primero y el segundo ruido son normales. El hallazgo mas importante es un chasquido
con o sin soplo sistólico tardío. El chasquido es de alta tonalidad y corta duración. Los chasquidos
mesosistólicos también se pueden auscultar en pacientes con Anomalía de Ebstein, mixomas,
pericarditis o aneurismas del septum atrial. El chasquido puede ser seguido por un soplo que se
ausculta mejor en el ápex, es un soplo en ¨crescendo¨ que se continúa hasta que se inicia el
segundo ruido. La auscultación cambia con la postura o las condiciones hemodinámicas.
Laboratorio
La radiografía usualmente revela una silueta cardiaca normal con flujo pulmonar normal. Si
la insuficiencia mitral es crónica (moderada a severa) se observa crecimiento de cavidades
izquierdas. Se encuentran anormalidades esqueléticas como pectum excavatum y escoliosis.
La gran mayoría de los pacientes tiene electrocardiograma normal, aunque se reportan
alteraciones del segmento ST y la onda T, anormalidades en la conducción y disrritmias. La
anormalidad más común es la depresión del segmento ST y la inversión de la onda T en las
derivaciones inferiores (II,III, aVF); otros cambios incluyen bloqueo de rama, onda U prominente y
QT prolongado.
La ecocardiografía juega un papel integral en el diagnóstico de PVM. La proyección
paraesternal eje largo es la ideal para evaluar el PVM, un desplazamiento mayor de 2 a 3 mm
sobre el plano válvula mitral se requiere para el diagnóstico, pero el diagnóstico es mas preciso
cuando el engrosamiento valvular es mayor de 5 mm. Hasta el momento no hay un consenso en
los criterios ecocardiográficos para el diagnóstico de PVM y estos incluyen engrosamiento de las
valvas, redundancia, dilatación del anillo y elongación de cuerdas tendinosas.
La cateterización cardiaca no se requiere para el diagnóstico de PVM a menos que
coexistan otras anormalidades cardiovasculares , como insuficiencia mitral severa o alteraciones
coronarias.
Las indicaciones para estudio electrofisiológico incluyen preexcitación en el
electrocardiograma, taquicardia paroxística supraventricular, extrasístoles supraventriculares
complejas, sincope inexplicado o sobrevivientes de ¨muerte súbita¨. La prueba de inclinación es
útil en el estudio de sincope u otros síntomas asociados con disfunción autonómica.
Tratamiento del paciente sintomático
Los pacientes con PVM y palpitaciones asociado con taquiarritmias leves o incremento en
los síntomas adrenérgicos responden a la terapia con ß bloqueadores y se recomienda la
suspensión se sustancias como la cafeína, el alcohol y la nicotina. La terapia con ácido acetil
salicílico (aspirina) diaria es recomendada para los pacientes con documentados eventos
neurológicos focales quienes están en ritmo sinusal sin trombos atriales. La terapia con warfarina
se recomienda para pacientes quienes sufrieron enfermedad cerebrovascular o episodios de
isquemia cerebral transitoria. Los pacientes asintomáticos deben ser evaluados cada 2 a 4 años.
En las adolescentes se debe evitar el uso de anticonceptivos y el cigarrillo. Se debe insistir en
llevar un estilo de vida normal y realizar ejercicio regular en los pacientes asintomáticos. La
restricción de los deportes de competición se recomienda para pacientes con leve crecimiento del
ventrículo izquierdo, disfunción ventricular izquierda, taquiarritmias no controladas,
QT prolongado, sincope inexplicado, episodio de muerte súbita o dilatación de la raíz aórtica.
Las recomendaciones para profilaxis de endocarditis infecciosa según la Asociación
Americana del Corazón incluyen los pacientes con PVM con insuficiencia mitral aunque mucho
clínicos continuamos con la recomendación de profilaxis para el PVM aun sin insuficiencia.
El manejo del PVM puede requerir cirugía en pacientes quienes presentan una ruptura de
cuerdas tendinosas o marcada elongación. Los síntomas de insuficiencia cardiaca, la severidad de
la insuficiencia mitral, la presencia o ausencia de fibrilación atrial, la función sistólica del ventrículo
izquierdo, los volúmenes de fin de diástole y sístole, la presión pulmonar en reposo y en ejercicio,
todas influencia la decisión quirúrgica. Las recomendaciones para cirugía incluyen paciente
sintomático agudo, pacientes en clase funcional II, III y IV con función ventricular izquierda normal
definida como una fracción de eyección mayor del 60% y unas dimensiones de fin de sístole
menores de 45 mm, pacientes sintomáticos o asintomáticos con una FE de 0.50 a 0.60 y
dimensiones de fin de sístole de 45 a 50 mm, pacientes sintomáticos o asintomáticos con FE de
0.30 a 0.50 y/o dimensiones de fin de sístole de 50 a 55 mm.
Resumen
El manejo de los niños con problemas de la válvula mitral es muy variable dependiendo de
la amplia variedad de presentación clínica. El establecer y mantener una terapia apropiada
requiere de un entendimiento de las características anatómicas y funcionales de la válvula mitral.
Los pacientes en quienes el manejo medico falla, requieren intervención quirúrgica. Los esfuerzos
se deben realizar para tratar de preservar el tejido valvular mitral nativo por medio de
procedimientos reparativos, ya que esto facilita el crecimiento y el desarrollo tanto como sea
posible para retrasar la inserción de una prótesis mecánica. El reemplazo de la válvula mitral se
asocia con morbilidad perioperatoria significativa y con mortalidad, pero a pesar de estos riesgos
muchos pacientes con enfermedad mitral congénita o adquirida pueden continuar llevando una
vida relativamente normal.
LECTURAS RECOMENDADAS
Ross R, Bollinger R, Pinsky W: Grading the severity of congestive heart failure in infants. Pediatric
Cardiol. 1992; 13: 72-75.
Flórez M, Escobar I: Crisis hipóxicas. Medicina UPB. 1992.
Park M: Pediatric cardiology for practitioners. 2th ed. San Antonio, Tx. Year book medical publisher.
1988.
Flórez M. Evaluación del niño con cardiopatía congénita. En: X Curso de actualización en
Pediatría. Marzo 21 y 22 de 1991.
Driscoll D: Evaluation of the cyanotic newborn. En: Gillette P, ed. The pediatrics clinics of North
America. Philadelphia. 1990; 378: 1-23.
Hoffman J: Congenital Heart Disease. En: Gillette, P. ed. The pediatrics clinics of North America.
Philadelphia. 1990; 37 (1): 25-43.
Nora J: Etiologic aspects of heart diseases. En: A dams F. Emmanouilides G. eds. Heart
disease in infants, children and adolescent. Baltimore. W illiams and W ilkins. 1989:
15-23.
Evaluación del aparato cardiovascular: En: Berhman R, Kliegman R, Nelson W. eds. Tratado de
Pediatría. Nueva York. McGraw-Hill. 1992: 1369-1389.
Tynan M. Clinical presentation of heart disease in infants and children In: Anderson R, Baker E,
Macartney F et al. Pediatric Cardiology Pediatric cardiology. London: Churchill Livingstone, 2th
edition. 2002: 275-283
Copel JA, Kleinman CS: Congenital heart disease and extracardiac anomalies: Association and
indications for fetal echocardiography. Am J Obstet Gynecol 154:1121-1132,1986
Greenwood RD, Rosenthal A, Nadas AS: Cardiovascular malformations associated with congenital
diaphragmatic hernia. Pediatrics 57:92-97, 1976
Smith DW: Recognizable patterns of human malformation, 3rd ed. Philadelphia, W.B. Saunders,
1982
Fifth Report of the Joint National Committee and Detection, Evaluation and Treatment of High
Blood Pressure. Arch Inter Mede 153:154-183, 1993
Frolich ED, Labarth DR, Maxwell MH et al: Recommendations for human blood pressure
determination by sphygmomanometer: Report of a special task force appointed by Steering
Committee, American Heart Association. Circulation 77:501A-514A, 1988
Fyler DC, Nadas AS: History, physical examination, and laboratory test. In Fyler DC (ed): Nadas
Pediatric Cardiology, St. Louis, Mosby, 1992
Park MK, Guntheroth WG: Accurate blood pressure measurement in children : A review. Am J
Noninvas Cardiol 3:297-309, 1989
Park MK, Lee DH, Johnson GA: Oscillometric blood pressure in the arm, thigh and calf in healthy
children and those with aortic coarctation. Pediatrics 91:761-765, 1993
Park MK, Menard SW, Yuan C: Comparison of blood pressure in children from three ethnic groups.
Am J Cardiol 87:1305-1308, 2001
Report of the Second task Force on Blood Pressure Control in Children. Pediatrics 79:1-25, 1987
Rosenthal A: How to distinguish between innocent and pathologic murmurs in childhood. Pediatric
Clin North Am 31:1229-1240, 1984
Update on the 1987 Task Force Report on High Blood Pressure in Children: A working Group
Report from the national High Blood Pressure Education program 98:649-658, 1996
Van Praagh R: Segmental approach to diagnosis in congenital heart disease. Birth Defects 1972; 8:
4.
Shinebourne Ea, Macartney Fj, Anderson Rh: Sequential chamber localization. Logical approach to
diagnosis in congenital heart disease.
Br Heart J 1976; 38: 327-340.
Attie F, Zabal C, Buendía Hernández A: Cardiología Pediátrica. Diagnóstico y Tratamiento. Editorial
Médica Panamericana SA. 1993: 15-19.
Liberthson Rr, Hastreiter Ar, Sinha S, Bharati S, Novak Gm, Lev M: Levocardia with visceral
heterotaxy-isolated levocardia. Am Heart J 1973; 85: 40-54.
Caruso G, Becker Ae: How to determine the atrial situs. Considerations initiated by three cases of
absent spleen with discordant anatomy between bronqui and atria. Br Heart J 1979; 41: 559-567.
Rÿlaarsdam Mr, Attie F, Buendía A, Muñoz L, Calderón J, Zabal C: Discordancia entre la anatomía
bronquial y el situs atrial. Arch Inst Cardiol Méx 1990; 60: 393-399.
Higgins Cb, Silverman Nk, Kersting-Sommerhoff Ba, Schimidt K: Congenital Heart Disease.
Echocardiography and Magnetic Resonance Imaging.
New York Raven Press, 1990: 73.
Attie F, Muñoz-Castellanos L, Ovseyevitz J, Flores-Delgado I, Buendía A, Kuri J, Molina B: Crossed
atrioventricular connections. Am Heart J 1980; 99: 163-172.
Díaz-Góngora G, Attie F, Quero-Jiménez M, Muñoz L, Anderson Rh, Tynan M, Baño-Rodríguez A:
Secuencia diagnóstica de las cardiopatías congénitas. Arch Inst Cardiol Méx 1982; 52: 59-61.
Attie F: Cardiopatías Congénitas. Morfología, cuadro clínico y diagnóstico. México. Salvat
Mexicana de Ediciones SA. 1985: 33-44.
Becker Ae, Anderson Rh: Cardiac Pathology. London. Churchill Livingstone, 1982: 9-10.
Hutter PA, Kreb DL, Mantel SF, et al. Twenty-five years' experience with the arterial switch
operation. J Thorac Cardiovas Surg 2002;124:790.
Jatene AD, Fontes VF, Paulista PP, et al. Anatomic correction of transposition of the great vessels.
J Thorac Cardiovasc Surg 1976;72:364.
Kanter RJ, Papagiannis J, Carboni MP, et al. Radiofrequency catheter ablation of supraventricular
tachycardia substrates after Mustard and Senning operations for D-transposition of the great
arteries. J Am Coll Cardiol 2000;35: 428.
Kreutzer C, De Vive J, Oppido G, et al. Twenty-five-year experience with Rastelli repair for
transposition of the great arteries. J Thorac Cardiovasc Surg 2000;120:211.
Mustard WT. Successful two-stage correction of transposition of the great vessels. Surgery
1964;55:469.
Park SC, Neches WH, Mathews RA, et al. Hemodynamic function after the mustard operation for
transposition of the great arteries. Am J Cardiol 1983;51:1514.
Park SC, Neches WH, Mullins CE, et al. Blade atrial septostomy: collaborative study. Circulation
1982;66:258.
Quaegebeur JM, Rohmer J, Brom AG, et al. Revival of the Senning operation in the treatment of
transposition of the great arteries. Thorax 1977;32: 517.
Rashkind WJ, Miller WW. Creation of an atrial septal defect without thoracotomy: a palliative
approach to complete transposition of the great arteries. JAMA 1966;196:991.
Rastelli GC, Wallace RB, Ongley PA. Complete repair of transposition of the great arteries with
pulmonary stenosis: a review and report of a case corrected by using a new surgical technique.
Circulation 1969;39:83.
Senning A. Surgical correction of transposition of the great vessels. Surgery 1959;45:966.
Shaher R. Complete transposition of the great arteries. New York: Academic Press, 1973.
Williams WG, McCrindle BW, Ashburn DA, et al. Outcomes of 829 neonates with complete
transposition of the great arteries 12–17 years after repair. Eur J Cardiothorac Surg 2003;24:1.
Collett RW, Edwards JE. Persistent truncus arteriosus: a classification according to anatomic types.
Surg Clin North Am 1949;29:1245.
Duke C, Sharland GK, Jones AM, Simpson JM. Echocardiographic features and outcome of truncus
arteriosus diagnosed during fetal life. Am J Cardiol 2001;88:1379.
Ebert PA, Turley K, Stanger P, et al. Surgical treatment of truncus arteriosus in the first 6 months of
life. Ann Surg 1984;200:451.
LE, et al. Frequency of 22q11 deletions in patients with conotruncal defects. J Am Coll Cardiol
1998;32: 492.
Marcelletti C, McGoon DC, Danielson GK, et al. Early and late results of surgical repair of truncus
arteriosus. Circulation 1977;55:636.
Marino B, Digilio MC, Toscano A, et al. Anatomic patterns of conotruncal defects associated with
deletion 22q11. Genet Med 2001;3:45.
McGoon DC, Rastelli GC, Ongley PA. An operation for the correction of truncus arteriosus. JAMA
1968;205:69.
Reddy VM, Hanley F. Late results of repair of truncus arteriosus. Semin Thorac Cardiovasc Surg
Pediatr Card Surg Annu 1998;1:139.
Rice MJ, Seward JB, Hagler DJ, et al. Definitive diagnosis of truncus arteriosus by two-dimensional
echocardiography. Mayo Clin Proc 1982;57:476.
Tometzki AJ, Suda D, Kohl T, et al. Accuracy of prenatal echocardiographic diagnosis and
prognosis of fetuses with conotruncal anomalies. J Am Coll Cardiol 1999;33:1696.
Van Praagh R, Van Praagh S. The anatomy of common aorticopulmonary trunk (truncus arteriosus
communis) and its embryologic implications: a study of 57 necropsy cases. Am J Cardiol
1965;16:406.
Webb S, Qayyum SR, Anderson RH, et al. Septation and separation within the outflow tract of the
developing heart. J Anat 2003;202:327.
Williams JM, de Leeuw M, Black MD, et al. Factors associated with outcomes of persistent truncus
arteriosus. J Am Coll Cardiol 1999;34:545.
Atresia tricuspídea
Choussat A, Fontan F, Bosse P, et al. Selection criteria for Fontan's procedure. In: Anderson RH,
Shinebourne EA, eds. Paediatric cardiology 1977. Edinburgh: Churchill Livingstone, 1978:559.
Dick M, Fyler DC, Nadas AS. Tricuspid atresia: clinical course in 101 patients. Am J Cardiol
1975;36:327.
Driscoll DJ, Danielson GK, Puga FJ, et al. Exercise tolerance and cardiorespiratory response to
exercise after the Fontan operation for tricuspid atresia or functional single ventricle. J Am Coll
Cardiol 1986;7:1087.
Driscoll D, Offord K, Feldt R, et al. Five- to fifteen-year follow-up after the Fontan operation.
Circulation 1992;85:469.
Fontan F, Mounicot F, Baudet E, et al. “Correction” de l'atresie tricuspidienne; rapport de deux cas
“corrigés” par l'utilisation d'une technique chirurgicale nouvelle. Ann Chir Thorac Cardiovasc
1971;10:39.
Gentles T, Gauvreau K, Mayer J, et al. Functional outcome after the Fontan operation: factors
influencing late morbidity. J Thorac Cardiovasc Surg 1997;114:392.
Gentles T, Mayer J, Gauvreau K, et al. Fontan operation in five hundred consecutive patients:
factors influencing early and late outcome. J Thorac Cardiovasc Surg 1997;114:376.
Rao PS. Tricuspid atresia. Mount Kisco, NY: Futura, 1982:13.
Rosenthal A, Dick M. Tricuspid atresia. In: Adams FH, Emmanouilides GC, eds. Moss's heart
disease in infants, children, and adolescents, 3rd ed. Baltimore: Williams & Wilkins, 1983:271.
Tandon R, Edwards JE. Tricuspid atresia: a reevaluation and classification. J Thorac Cardiovasc
Surg 1974;67:530.
Vlad P. Tricuspid atresia. In: Keith JD, Rowe RD, Vlad P, eds. Heart disease in infancy and
childhood, 3rd ed. New York: Macmillan, 1978:518.
Tetralogía de Fallot
Anderson RA, Allwork SP, Ho SY, et al. Surgical anatomy of tetralogy of Fallot. J Thorac
Cardiovasc Surg 1981;81:887.
Bonchek LI, Starr A, Sunderland CO, et al. Natural history of tetralogy of Fallot in infancy: clinical
classification and therapeutic implications. Circulation 1973;48:392.
Castaneda AR, Freed MD, Williams RG, et al. Repair of tetralogy of Fallot in infancy. J Thorac
Cardiovasc Surg 1977;74:372.
Daily PO, Stinson EB, Griepp RB, et al. Tetralogy of Fallot: choice of surgical procedure. J Thorac
Cardiovasc Surg 1978;75:338.
Duncan BW, Mee RB, Prieto LR, et al. Staged repair of tetralogy of Fallot with pulmonary atresia
and major aortopulmonary collateral arteries. J Thorac Cardiovasc Surg 2003;126:694.
Fuster V, McGoon DC, Kennedy MA, et al. Long-term evaluation (12 to 22 years) of open heart
surgery for tetralogy of Fallot. Am J Cardiol 1980;46:635.
Garson A Jr, Randall DC, Gillette PC, et al. Prevention of sudden death after repair of tetralogy of
Fallot: treatment of ventricular arrhythmias. J Am Coll Cardiol 1985;6:221.
Ghai A, Silversides C, Harris L, et al. Left ventricular dysfunction is a risk factor for sudden cardiac
death in adults late after repair of tetralogy of Fallot. J Am Coll Cardiol 2002;40:1675.
Gupta A, Odim J, Levi D, et al. Staged repair of pulmonary atresia with ventricular septal defect and
major aortopulmonary collateral arteries: experience with 104 patients. J Thorac Cardiovasc Surg
2003;126:1746.
Kramer H, Majewski F, Trampisch HJ, et al. Malformation patterns in children with congenital heart
disease. Am J Dis Child 1987;141:789.
Moulton AL, Brenner JI, Ringel R, et al. Classic versus modified Blalock-Taussig shunts in neonates
and infants. Circulation 1985;72(suppl):II-35.
Nollert GD, Dabritz SH, Schmoeckel M, et al. Risk factors for sudden death after repair of tetralogy
of Fallot. Ann Thorac Surg 2003;76:1901.
Poirier RA, McGoon DC, Danielson GK, et al. Late results after repair of tetralogy of Fallot. J Thorac
Cardiovasc Surg 1977;75:900.
Shinebourne EA, Anderson RA, Bowyer JJ. Variations in clinical presentation of Fallot's tetralogy in
infancy. Br Heart J 1975;37:946.
Therrien J, Siu SC, Harris L, et al. Impact of pulmonary valve replacement on arrhythmia propensity
late after repair of tetralogy of Fallot. Circulation 2001;103:2489.
Aoki M, Forbess JM, Jonas RA, et al. Result of biventricular repair of double outlet right ventricle. J
Thorac Cardiovasc Surg 1994;107:338.
Bostrom MPG, Hutchins GM. Arrested rotation of the outflow tract may explain double-outlet right
ventricle. Circulation 1988;77:1258.
Ferencz C, Rubin JD, McCarter RJ, Clark EB. Maternal diabetes and cardiovascular malformations:
predominance of double-outlet right ventricle and truncus arteriosus. Teratology 1990;41:319.
Kleinert S, Sano T, Weintraub RG, et al. Anatomic features and surgical strategies in double-outlet
right ventricle. Circulation 1997;96:1233.
Lev M, Bharati S, Meng CCL, et al. A concept of double-outlet right ventricle. J Thorac Cardiovasc
Surg 1972;64:271.
Macartney FJ, Rigby ML, Anderson RH, et al. Double outlet right ventricle cross sectional
echocardiographic findings: their anatomical explanation and surgical relevance. Br Heart J
1984;52:164.
Monro JL, Alexiou C, Salmon AP, Keeton BR. Reoperations and survival after primary repair of
congenital heart defects in children. J Thorac Cardiovasc Surg 2003;126:511.
Rogers TR, Hagstrom JCW, Engle MA. Origin of both great vessels from the right ventricle with the
trisomy-18 syndrome. Circulation 1965;32:802.
Ventrículo único
Anderson RH, Becker AE, Tynan M, et al. The univentricular atrioventricular connection: getting to
the root of a thorny problem. Am J Cardiol 1984;54: 822.
Becker AE, Anderson RH, Penkoske PA, Zuberbuhler JR. Morphology of double inlet ventricle. In:
Anderson RH, Crupi G, Parenzan L, eds. Double inlet ventricle. Tunbridge Wells, UK: Castle House
Publications, 1987:36.
Colvin EV. Single ventricle. In: Garson A Jr, Bricker JT, McNamara DG, eds. The science and
practice of pediatric cardiology. Philadelphia: Lea & Febiger, 1988.
Crupi G, et al. Palliative surgery. In: Anderson RH, Crupi G, Parenzan L, eds. Double inlet ventricle.
Tunbridge Wells, UK: Castle House Publications, 1987:165.
Danielson GK. Surgical management of double inlet ventricle. In: Anderson RH, Crupi G, Parenzan
L, eds. Double inlet ventricle. Tunbridge Wells, UK: Castle House Publications, 1987:174.
Ebert PA. Staged partitioning of single ventricle. J Thorac Cardiovasc Surg 1984;88:908.
Freedom RM. The dinosaur and banding of the main pulmonary trunk in the heart with functionally
one ventricle and transposition of the great arteries: a saga of evolution and caution. J Am Coll
Cardiol 1987;10:427.
Huhta JC, Seward JB, Tajik AJ, et al. Two-dimensional echocardiographic spectrum of
univentricular atrioventricular connection. J Am Coll Cardiol 1985;5:149.
Kopf GS, Kleinman CS, Hijazi ZM, et al. Fenestrated Fontan operation with delayed transcatheter
closure of atrial septal defect. J Thorac Cardiovasc Surg 1992;103:1039.
Pacifico AD, Stefanelli G, Kirklin JW, Kirklin JK. Septation operation. In: Anderson RH, Crupi G,
Parenzan L, eds. Double inlet ventricle. Tunbridge Wells, UK: Castle House Publications, 1987:183.
Van Praagh R, Ongley PA, Swan HJC. Anatomic types of single or common ventricle in man:
morphologic and geometric aspects of 60 necropsied cases. Am J Cardiol 1964;13:367.
Bauer J, Thul J, Kramer U, et al. Heart transplantation in children and infants: short-term and long-
term follow-up. Pediatr Transplant 2001;5:457.
Brenner JI, Berg KA, Schneider DS, et al. Cardiac malformations in relatives of infants with
hypoplastic left-heart syndrome. Am J Dis Child 1989;143: 1492.
Chiavarelli M, Gundry SR, Razzouk AJ, et al. Cardiac transplantation for infants with hypoplastic left
heart syndrome. JAMA 1993;270:2944.
Douglas WI, Goldberg CS, Mosca RS, et al. Hemi-Fontan procedure for hypoplastic left heart
syndrome: outcome and suitability for Fontan. Ann Thorac Surg 1999;68:1361.
Gaynor JW, Mahle WT, Cohen MI, et al. Risk factors for mortality after the Norwood procedure. Eur
J Cardiothorac Surg 2002;22:82.
Ikle L, Hale K, Fashaw L, et al. Developmental outcome of patients with hypoplastic left heart
syndrome treated with heart transplantation. J Pediatr 2003;142:20.
Mahle WT, Clancy RR, Moss EM, et al. Neurodevelopmental outcome and lifestyle assessment in
school-aged and adolescent children with hypoplastic left heart syndrome. Pediatrics
2000;105:1082.
Mahle WT, Spray TL, Wernovsky G, et al. Survival after reconstructive surgery for hypoplastic left
heart syndrome: a 15-year experience from a single institution. Circulation 2000;102(suppl 3):III136.
Norwood WI Jr. Hypoplastic left heart syndrome. Ann Thorac Surg 1991;52:688.
Tweddell JS, Hoffman GM, Mussatto KA, et al. Improved survival of patients undergoing palliation
of hypoplastic left heart syndrome: lessons learned from 115 consecutive patients. Circulation
2002;106(suppl 1):I82.
Tworetzky W, McElhinney DB, Reddy VM, et al. Improved surgical outcome after fetal diagnosis of
hypoplastic left heart syndrome. Circulation 2001;103:1269.
Cockerham JT, Martin TC, Gutierrez FR, et al. Spontaneous closure of secundum atrial septal
defect in infants and young children. Am J Cardiol 1983;52:1267.
Craig RJ, Selzer A. Natural history and prognosis of atrial septal defect. Circulation 1968;37:805.
Di Tullio M, Sacco RL, Gopal A, et al. Patent foramen ovale as a risk factor for cryptogenic stroke.
Ann Intern Med 1993;117:461–465.
Edwards JE. Congenital malformations of the heart and great vessels: A. Malformations of the atrial
septal complex. In: Gould SE, ed. Pathology of the heart, 2nd ed. Springfield, IL: Charles C
Thomas, 1960:260.
Feldt RH, Edwards WD, Puga FJ, et al. Atrial septal defects and atrioventricular canal. In: Moss AJ,
Adams FH, Emmanouilides GC, eds. Heart disease in infants, children, and adolescents, 5th ed.
Baltimore: Williams & Wilkins, 1990:118.
McMahon CJ, Feltes TF, Fraley JK, et al. Natural history of growth of secundum atrial septal defects
and implications for transcatheter closure. Heart 2002;87:256.
Moss AJ, Siassi B. The small atrial septal defect: operate or procrastinate? J Pediatr 1971;79:854.
Mullins CE. Pediatric and congenital therapeutic cardiac catheterization. Circulation 1989;79:1153.
Murphy JG, Gersh BJ, McGoon MD, et al. Long-term outcome after surgical repair of isolated atrial
septal defect: follow-up at 27 to 32 years. N Engl J Med 1990;323:1645.
Nadas AS, Fyler DC. Pediatric cardiology. Philadelphia: WB Saunders, 1972:317.
Perloff JK. The clinical recognition of congenital heart disease. Philadelphia: Saunders, 1987:272.
Radzik D, Davignon A, van Doesburg, et al. Predictive factors for spontaneous closure of atrial
septal defects diagnosed in the first 3 months of life. J Am Coll Cardiol 1993;22:851.
Rudolph AM. Congenital diseases of the heart. Chicago: Year Book Medical, 1974:239.
Silverman N, Levitsky S, Fisher E, et al. Efficacy of pulmonary artery banding in infants with
complete atrioventricular canal. Circulation 1983;68(suppl 2):148.
Studer M, Blackstone EH, Kirklin JW, et al. Determinants of early and late results of repair of
atrioventricular septal (canal) defects. J Thorac Cardiovasc Surg 1982;84:523.
Titus JL, Rastelli GC. Anatomic features of persistent common atrioventricular canal. In: Feldt RH,
ed. Atrioventricular canal defects. Philadelphia: WB Saunders, 1976.
Dickinson DF, Arnold R, Wilkinson JL. Ventricular septal defect in children born in Liverpool 1960 to
1969. Br Heart J 1981;46:47.Frontera-Izquierdo P, Cabezuelo-Huerta G. Natural and modified
history of isolated ventricular septal defect: a 17 year study. Pediatr Cardiol 1992;13: 193.Gabriel
HM, Heger M, Innerhofer P, et al. Long-term outcome of patients with ventricular septal defect
considered not to require surgical closure during childhood. J Am Coll Cardiol
2002;39:1066.Gumbiner CH, Takao A. Ventricular septal defect. In: Garson A, Bricker JT, eds. The
science and practice of pediatric cardiology. Baltimore: Williams & Wilkins, 1998.
Helmcke F, deSouza A, Nanda NC, et al. Two-dimensional and color Doppler assessment of
ventricular septal defect of congenital origin. Am J Cardiol 1989;63:1112.
Hijazi ZM, Hakim Ff, Al-Fodley F, et al. Transcatheter closure of single muscular ventricular septal
defects using the AMPLATZER Muscular VSD Occluder: initial results and technical considerations.
Cathet Cardiovasc Interv 2000;49:167.
Lewis DA, Loffredo CA, Correa-Villasenor A, et al. Descriptive epidemiology of membranous and
muscular ventricular septal defects in the Baltimore-Washington Infant Study. Cardiol Young
1996;6:281.
Van Den Heuval F, Timmers T, Hess J. Morphological haemodynamic, and clinical variables as
predictors for management of isolated ventricular septal defect. Br Heart J 1995;73:49.
Weintraub RG, Menahem S. Early surgical closure of a large ventricular septal defect: influence on
long term growth. J Am Coll Cardiol 1991;18:552.
Wu M, Wu JM, Chang CI, et al. Implication of aneurysmal transformation in isolated
perimembranous ventricular septal defect. Am J Cardiol 1993;72:596.
Edwards BS, Lucas RV Jr, Lock JE, et al. Morphologic changes in the pulmonary arteries after
percutaneous balloon angioplasty for pulmonary arterial stenosis. Circulation 1985;71:195.
Fogelman R, Nykanen D, Smallhorn JF, et al. Endovascular stents in the pulmonary circulation:
clinical impact on management and medium-term follow-up. Circulation 1995;92:881.
Gallucci V, Scalia D, Thiene G, et al. Double-chambered right ventricle: surgical experience and
anatomical considerations. J Thorac Cardiovasc Surg 1980;28:13.
Gentles TL, Lock JE, Perry SB. High pressure balloon angioplasty for branch pulmonary artery
stenosis: early experience. J Am Coll Cardiol 1993;22:867.
Gikonyo BM, Lucas RV, Edwards JE. Anatomic features of congenital pulmonary valvar stenosis.
Pediatr Cardiol 1987;8:109.
Hanley FL, Sade RM, Freedom RM, et al. Outcomes in critically ill neonates with pulmonary
stenosis and intact ventricular septum: a multiinstitutional study. J Am Coll Cardiol 1993;22:183.
Hayes CJ, Gersony WM, Driscoll DJ, et al. Second natural history study of congenital heart
defects. Circulation 1993;87:I28.
Kan JS, Marvin WJ, Bass JL, et al. Balloon angioplasty-branch pulmonary artery stenosis: results
from the Valvuloplasty and Angioplasty of Congenital Anomalies Registry. Am J Cardiol
1990;65:798.
Lock JE, Castaneda-Zuniga WR, Fuhrman BP, et al. Balloon dilatation angioplasty of hypoplastic
and stenotic pulmonary arteries. Circulation 1983;67: 962.
Moller JH. Exercise responses in pulmonary stenosis. Prog Pediatr Cardiol 1993;2:8.
O'Laughlin MP, Perry SB, Lock JE, et al. Use of endovascular stents in congenital heart disease.
Circulation 1991;83:1923.
O'Laughlin MP, Slack MC, Grifka RG, et al. Implantation and intermediate-term follow-up of stents
in congenital heart disease. Circulation 1993;88:605.
Stanger P, Cassidy SC, Girod DA, et al. Balloon pulmonary valvuloplasty: results of the
Valvuloplasty and Angioplasty of Congenital Anomalies Registry. Am J Cardiol 1990;65:775.
Trant CA, O'Laughlin MP, Ungerleider RM, et al. Cost-effectiveness analysis of stents, balloon
angioplasty, and surgery for the treatment of branch pulmonary artery stenosis. Pediatr Cardiol
1997;18:339.
Blalock A, Taussig HB. The surgical treatment of malformations of the heart in which there is
pulmonary stenosis or pulmonary atresia. JAMA 1945;128:189.
Bull C, de Leval MR, Mercanti C, et al. Pulmonary atresia and intact ventricular septum: a revised
classification. Circulation 1982;66:266.
De Leval MR, Bull C, Stark J, et al. Pulmonary atresia and intact ventricular septum: surgical
management based on a revised classification. Circulation 1982;66:272.
Freedom RM, Dische MR, Rowe RD. The tricuspid valve in pulmonary atresia and intact ventricular
septum: a morphological study of 60 cases. Arch Pathol Lab Med 1978;102:28.
Freedom RM, Wilson G, Trusler GA, et al. Pulmonary atresia and intact ventricular septum. Scand J
Thorac Cardiovasc Surg 1983;17:1.
Fyfe DA, Edwards WD, Driscoll DJ. Myocardial ischemia in patients with pulmonary atresia and
intact ventricular septum. J Am Coll Cardiol 1986;8:402.
Gibbs JL, Blackburn ME, Uzun O, et al. Laser valvotomy with balloon valvoplasty for pulmonary
atresia with intact ventricular septum: five years' experience. Heart 1997;77:225.
Humpl T, Söderberg B, McCrindle BW, et al. Percutaneous balloon valvotomy in pulmonary atresia
with intact ventricular septum. Circulation 2003;108:826.
Justo RN, Nykanen DG, Williams WG, et al. Transcatheter perforation of the right ventricular
outflow tract as initial therapy for pulmonary valve atresia and intact ventricular septum in the
newborn. Cathet Cardiovasc Diagn 1997;40:408.
Najm HK, Williams WG, Coles JG, et al. Pulmonary atresia with intact ventricular septum: results of
the Fontan procedure. Ann Thorac Surg 1997;63:669.
O'Conner WN, Cotrill CM, Johnson GL, et al. Pulmonary atresia with intact ventricular septum and
ventriculocoronary communications: surgical significance. Circulation 1982;65:805.
Coartación de la aorta
Aluquin VP, Shutte D, Nihill MR, et al. Normal aortic arch growth and comparison with isolated
coarctation of the aorta. Am J Cardiol 2003;91: 502.
Becker AE, Becker MJ, Edwards JE. Anomalies associated with coarctation of the aorta: particular
reference to infancy. Circulation 1970;41:1067.
Campbell M. Natural history of coarctation of the aorta. Br Heart J 1970;32: 633.
Carvalha JS, Redington AN, Shinebourne EA, et al. Continuous wave Doppler echocardiography
and coarctation of the aorta: gradients and flow patterns in the assessment of severity. Br Heart J
1990;64:133.
Cheatham JP. Stenting of coarctation of the aorta. Cathet Cardiovasc Interv 2001;54:112.
Gupta T, Wiggers CJ. Basic hemodynamic changes produced by aortic coarctation of different
degrees. Circulation 1951;3:17.
Ho ECK, Moss AJ. The syndrome of “mesenteric arteritis” following surgical repair of aortic
coarctation. Pediatrics 1972;49:40.
Morriss MJH, McNamara DG. Coarctation of the aorta and interrupted aortic arch. In: Garson AJ,
Bricker JT, Fisher DJ, Neish SR, eds. The science and practice of pediatric cardiology, 2nd ed.
Baltimore: Williams & Wilkins, 1998.
Ovaert C, McCrindle BW, Nykanen D, et al. Balloon angioplasty of native coarctation: clinical
outcomes and predictors of success. J Am Coll Cardiol 2000;35:988.
Ramaciotti C, Chin AJ. Noninvasive diagnosis of coarctation of the aorta in the presence of a patent
ductus arteriosus. Am Heart J 1993;125: 179.
Rothman A. Coarctation of the aorta: an update. Curr Prob Pediatr 1998;2: 33.
Rudolph AM, Heymann MA, Spitznas U. Hemodynamic considerations in the development of
narrowing of the aorta. Am J Cardiol 1972;30:514.
Ryan AK, Goodship JA, Wilson DI, et al. Spectrum of clinical features associated with interstitial
chromosome 22q11 deletions: a European collaborative study. J Med Genet 1997;34:798.
Toro-Salazar OH, Steinberger J, Thomas W, et al. Long-term follow-up of patients after coarctation
of the aorta repair. Am J Cardiol 2002;89:541.
Van Mierop LH, Kutsche LM. Interruption of the aortic arch and coarctation of the aorta:
pathogenetic relations. Am J Cardiol 1984;54:829.
Allan LD, Sharland GK. The echocardiographic diagnosis of totally anomalous pulmonary venous
connection in the fetus. Heart 2001;85:433.
Burroughs JT, Edwards JE. Total anomalous pulmonary venous connection. Am Heart J
1960;59:913.
Edwards JE. Pathologic and developmental considerations in anomalous pulmonary venous
connection. Mayo Clin Proc 1953;28:441.
Huhta J, Gutgesell HP, Nihill MR. Cross-sectional echocardiographic diagnosis of total anomalous
pulmonary venous connection. Br Heart J 1985;53: 525.
Kirklin JW, Ellis FH, Wood EH. Treatment of anomalous pulmonary venous connection in
association with interatrial communications. Surgery 1956;39:389.
Mathey J, Galey JJ, Logeais Y, et al. Anomalous pulmonary venous return into inferior vena cava
and associated bronchovascular anomalies (the scimitar syndrome): report of three cases and
review of the literature. Thorax 1968;23:398.
Michielon G, DiDonato RM, Pasquini L, et al. Total anomalous pulmonary venous connection: long-
term appraisal with evolving technical solutions. Eur J Cardiothorac Surg 2002;22:184.
Lupinetti FM, Kulik TJ, Beekman RH, et al. Correction of total anomalous pulmonary venous
connection in infancy. J Thorac Cardiovasc Surg 1993;106:880.
Ward KE, Mullins CE. Anomalous pulmonary venous connections. In: Garson A Jr, Bricker JT,
Fisher DJ, Neish SR, eds. The science and practice of pediatric cardiology. Baltimore: Williams &
Wilkins, 1998.
Ward KE, Mullins CE, Huhta JC, et al. Restrictive interatrial communication in total anomalous
pulmonary venous connection. Am J Cardiol 1986;57:1131.