Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
amargan la vida
El sesgo optimista nos hace creer que somos menos propensos a experimentar un
evento negativo. Aunque se trate de un sesgo, no es algo negativo ya que nos permite
vivir con un estado de relativo equilibrio emocional en un entorno que, de otra manera,
percibiríamos profundamente hostil.
Sin embargo, ese sesgo optimista se puede ver afectado por diferentes factores. Por
ejemplo, cuanto menos control sentimos tener sobre las cosas que nos ocurren y
nuestro entorno, más probable es que desaparezca ese sesgo optimista y deje paso a
pensamientos catastróficos. A medida que envejecemos ese sesgo optimista también
suele atenuarse. Al contrario, se refuerza en contextos altamente ambiguos e inciertos,
en los que tenemos la tendencia a prepararnos para lo peor.
El problema comienza cuando no dejamos atrás ese sesgo optimista para entrar en el
terreno de la objetividad, sino que nos imbuimos directamente en los peores escenarios
posibles alimentando pensamientos catastróficos.
La vida no escatima esas primeras flechas. Y muchas veces no podemos evitarlas. Sin
embargo, podemos evitar las segundas flechas porque somos nosotros mismos
quienes las disparamos. Experimentamos la sensación desagradable que produjo la
primera flecha y, en vez de reconocerlo e intentar pensar cómo podemos mejorar las
cosas, nos imbuimos en una corriente de emociones negativas y pensamientos
catastróficos sobre esa primera flecha.
Como resultado de esa visión negativa y limitada sacamos de contexto lo que ocurre.
Nuestro pensamiento se convierte en un disco rayado que se repite continuamente,
yendo siempre a peor. El resultado final es una exageración de todos nuestros
temores, carencias e irritaciones, hasta el punto que podemos llegar a sentir que todo
es terrible, horroroso o que no podremos resistirlo.
¿Cómo desactivarlo?
Somos mucho más fuertes de lo que creemos. En realidad, podemos lidiar con muchas
cosas. Por tanto, a veces para lidiar con este tipo de pensamiento catastrófico solo
debemos decirnos: “no exageres”, “estás viendo solo lo negativo” o “puedo afrontar lo
que ocurra”.
¿Cómo desactivarlo?
A veces creemos que somos el centro del universo. Y esa visión egocéntrica puede
jugarnos malas pasadas. Podemos llegar a creer que todo lo que ocurre tiene que ver
con nosotros, que existe una conspiración mundial con el único objetivo de fastidiarnos
la vida y ponernos obstáculos. Pensar, en definitiva, que solo se nos funden las
bombillas a nosotros, como si los demás fueran indemnes.
Llevar todo al terreno personal puede desarrollar un pensamiento catastrófico que nos
haga ver peligros en todas partes, personas dispuestas a ponernos la zancadilla al
menor despiste y desastres inminentes que nos afectarán de maneras insospechadas.
¿Cómo desactivarlo?
Para relacionarnos con los demás debemos ser capaces de intuir sus emociones y, si
es posible, anticiparnos a sus intenciones. Sin embargo, a veces exageramos y
creemos que podemos adivinar sus pensamientos, lo cual puede conducirnos a crear
una película en nuestra mente.
Cuando creemos que podemos adivinar el pensamiento y las intenciones de los demás
es muy fácil malinterpretar una mirada, un gesto o una palabra, de manera que
terminaremos imaginando los peores finales para esa relación. Por ejemplo, podemos
concluir que alguien nos guarda rencor, pero no nos molestamos en averiguar que es
cierto.
¿Cómo desactivarlo?
5. Pensamiento emotivo
Cuando pensamos que, si nos sentimos mal, el mundo va mal, estamos asumiendo
que nuestras emociones son la realidad y, por tanto, pueden influir sobre ella. De esta
manera caemos en la trampa de imaginar un futuro aterrador si tenemos miedo o un
futuro gris si estamos deprimidos. Nuestras emociones negativas se traducen en
pensamientos que terminan moldeando nuestras reacciones.
¿Cómo desactivarlo?
Fuentes:
Yoshimura, S. & Hashimoto, Y. (2020) The effect of induced optimism on the optimistic
update bias. BMC Psychology; 8: 28.
Prentice, K, J. et. Al. (2005) Optimistic Bias in the Perception of Personal Risk: Patterns
in Schizophrenia. Am J Psychiatry; 162(3): 507-512.
Klein C. & Helweg-Larsen, M. (2002) Perceived Control and the Optimistic Bias: A
Meta-Analytic Review. Psychology & Health; 17(4): 437-446.