Está en la página 1de 8

Cuál es el significado de miedo:

Según el DRAE (Diccionario de la Real Academia Española) el miedo es un


vocablo procedente del latín metus y significa:
“Perturbación angustiosa del ánimo por un riesgo o daño real o
imaginario”.
Otros autores traducen al miedo como:
Sensación de angustia provocada por la presencia de un peligro real o
imaginario.
Sentimiento de desconfianza que impulsa a creer que ocurrirá un hecho
contrario a lo que se desea.

El temor es falta de confianza


El temor se ha extendido por el mundo. Lo vemos y lo escuchamos cada
día en los telediarios. Está presente en forma de guerras, asesinatos,
codicia y mucho más. El temor es falta de confianza en nosotros mismos.
Debido a eso no confiamos en la Vida. No confiamos en que estamos
protegidos en un plano superior, de modo que necesitamos controlarlo
todo en el plano físico. Es lógico, pues, que sintamos miedo porque no
podemos controlarlo todo en nuestra vida.
Cuando deseamos superar nuestros temores aprendemos a confiar. Esto
se llama dar «el salto de fe»: confiar en el Poder interior que está
conectado con la Inteligencia Universal. Confiar en lo que es invisible en
lugar de confiar únicamente en el mundo físico y material. No quiero decir
que nos quedemos cruzados de brazos sin hacer nada, sino simplemente
que si confiamos vamos a pasar por la vida con mucha más facilidad.
¿Recuerdas lo que dije anteriormente? Yo creo que todo lo que necesito
saber se me revela. Confío en que se me cuida y se me protege, aun
cuando no tenga el control físico de todo lo que sucede a mi alrededor.
Cuando surge un pensamiento de temor, en realidad lo que intenta es
protegerte. Te sugiero que
le digas: «Sé que quieres protegerme y aprecio tu deseo de ayudarme.
Gracias». Reconoce que el
pensamiento de temor está ahí para cuidar de ti. Cuando tienes un susto
de tipo físico, tu cuerpo
bombea adrenalina para protegerte del peligro. Lo mismo sucede con el
temor que fabricamos en la
mente. Observa tus miedos e identifícalos. Ellos no son tú. Piensa en el
miedo de la misma forma en que piensas en una película: lo que ves en la
pantalla no está ahí en realidad. Las imágenes que se mueven son
solamente trozos de celuloide que cambian y desaparecen con rapidez.
Nuestro temores vienen y van con la misma rapidez que esas imágenes, a
no ser que insistamos en aferramos a ellos.
El temor es una limitación de nuestra mente. La gente tiene muchísimo
miedo de ponerse enferma,
de quedarse sin casa o de cualquier otra cosa. La rabia es el temor que se
convierte en mecanismo
de defensa. Trata de protegerte, y, no obstante, te sería muchísimo más
provechoso hacer
afirmaciones para dejar de recrear situaciones terribles en tu mente en el
intento de amarte a través
del temor. Nada nos viene de fuera. Estamos en el centro de todo lo que
sucede en nuestra vida.
Todo está en nuestro interior: cualquier experiencia o relación refleja una
pauta mental interior.
El temor es lo contrario del amor. Cuanto más dispuestos estamos a
amarnos y a confiar en
nosotros mismos, más atraemos esas cualidades hacia nosotros. Cuando
pasamos por una racha de
verdadero miedo, inquietud o preocupación, o no nos sentimos a gusto
con nosotros mismos, ¿no es
sorprendente cómo todo va mal en nuestra vida? Una cosa tras otra.
Parece la historia de nunca
acabar.
Bien, pues, lo mismo pasa cuando nos amamos verdaderamente. Todo
comienza a ir por la senda
del triunfo, «las luces se nos ponen verdes» y encontramos «sitios para
aparcar». Todas esas cosas
que hacen tan agradable la vida, las pequeñas y las grandes. Nos
levantamos por la mañana y el día
se despliega bellamente.
Ámate para que puedas cuidar de ti mismo. Haz todo lo que puedas para
fortalecer tu corazón, tu
cuerpo y tu mente. Vuélvete hacia tu Poder interior. Busca una buena
conexión espiritual y esfuérzate
por mantenerla.
Si te sientes amenazado o asustado, respira conscientemente. Con
frecuencia retenemos el
aliento cuando estamos asustados. Respira hondo unas cuantas veces. La
respiración abre el
espacio interior que es tu poder, fortalece la columna vertebral, abre la
caja torácica y deja al corazón
más espacio para dilatarse. Al respirar empiezas a echar abajo barreras y a
abrirte. Te expandes en
vez de contraerte. Tu amor fluye. Di: «Soy uno con el Poder que me ha
creado. Estoy seguro y a
salvo. Todo está bien en mi mundo».

y si nos tomamos todo a pecho, tal vez un día no


querremos salir de casa ni volver a comer nada más que peces del fondo
del océano (por
aquello de los pesticidas o las hormonas en los alimentos). ¿No crees que
tanta
información negativa repercuta en tu actitud? La respuesta es
contundente: sí. El exceso
de noticias negativas afecta poderosamente nuestro estado de ánimo y la
forma como
vemos el mundo.
Según la psicología, hay evidencia de que los seres humanos nos sentimos
más
atraídos por la información negativa que por la positiva. Esto se debe a
que estamos
diseñados para responder con mayor velocidad a lo negativo por una
cuestión de
supervivencia. Nuestro sistema prefiere los estímulos que nos alertan
cuando hay peligro.
A nivel cerebral se ven estos mecanismos: cuando nos formamos una
impresión de
alguien, la evaluamos dándole mayor peso a sus aspectos negativos.
Cuando le buscamos
explicaciones a las cosas que nos suceden, le dedicamos más energía a lo
malo que a lo
bueno. Esta tendencia es una cuestión de evolución, y el mismo Darwin ya
hablaba del
tema. De todo esto, lo más revelador y que tiene que ver con la actitud es
que cuando
nuestro estado de ánimo es pesimista, nuestra inclinación hacia lo
negativo se intensifica.
Algo así como lo negativo atrae más negativo. ¿Qué atraes para ti?

La negatividad atrae más negatividad


Si una persona que siempre ve el vaso medio vacío se la pasa viendo
noticias pesimistas,
terminará el día sintiéndose más triste, decepcionada, amargada y
convencida de lo
miserable que es el mundo y su existencia. Los eventos negativos que nos
provocan
miedo dejan un rastro indeleble en nuestra memoria, cosa que
casualmente no sucede
con los eventos positivos. ¿Cómo podemos evitar caer en un círculo
vicioso negativo?
Sería absurdo querer ignorar los acontecimientos desafortunados o evadir
la realidad a
toda costa, pero hay que preguntarse ¿cómo percibimos la realidad? ¿Con
qué actitud
evaluamos lo que sucede? En Inglaterra, por ejemplo, se demostró que la
percepción de
las personas no siempre correspondía a la realidad; de acuerdo con un
sondeo de Ipsos
Mori, agencia británica de investigación, 83% de los ingleses creía que el
crimen estaba
en aumento en su país, cuando de hecho había disminuido un 12%. Casi la
mitad de
estas personas tenía esa percepción por lo que leía en los periódicos.

Mucha gente está cansada de tantas noticias desalentadoras y quiere


escuchar
información más alegre, que devuelva la confianza de que el mundo no es
tan cruel
después de todo. Violencia, terrorismo, guerras, enfermedades,
asesinatos, secuestros,
catástrofes naturales... Innegable su existencia, pero ¿no pasan otras
cosas un poco más
alegres? El Good News Network (www.goodnewsnetwork.org o canal de
buenas
noticias), es un canal en internet que desde 1997 ofrece solo buenas
nuevas, es una de
tantas respuestas a esta necesidad. El 11 de septiembre de 2001, luego de
los ataques en
Nueva York, este sitio registró el mayor número de visitas que ha tenido
en su historia, lo
que significa que la gente busca mejor inspiración en las noticias. Geri, su
fundadora,
afirma que su objetivo es ofrecerle a la humanidad una dosis de noticias
positivas:
niños que ayudan al chofer del camión escolar cuando sufre un ataque
cardiaco;
funcionarios públicos que salvan a mujeres de un incendio; un estudiante
australiano que
construye la primera escuela nocturna a base de celdas solares en África;
un estudio que
demuestra que la muerte por leucemia en niños está disminuyendo; una
británica que se
convierte en la primera mujer que cruza esquiando sola la Antártica...
Noticias buenas
hay muchas, siempre, todos los días. Y si nos alimentamos de ellas,
equilibraremos los
aspectos negativos que no podemos ignorar.

Vive sin miedo


Decía el presidente de EU Franklin D. Roosevelt que a lo único que
debemos tenerle
miedo es al miedo, porque nos paraliza. Tanto pesimismo puede ser
paralizante. Pero no
tengas miedo de salir a la calle, no se puede vivir así. Confía en el mundo y
analiza de
qué alimentas tus pensamientos y tu actitud. Si te acostumbras a ver o
escuchar solo
malas noticias, estas se convertirán en los lentes con los cuales ves la
realidad.
Susan Sontag, en su libro Ante el dolor de los demás, afirma que las
imágenes de
violencia no solo promueven más violencia, sino que además fomentan la
indiferencia.
Ante las desgracias ajenas nos vamos haciendo una capa protectora y
perdemos la
capacidad de asombro. Ya no nos conmueve ver todos los días imágenes
de dolor, lo que
alienta una actitud de indiferencia y de nula compasión. A la vez, nos
provoca una
especie de apatía, una actitud nada propositiva que nos hace creer que no
hay nada en
nuestras manos que podamos hacer para mejorar las cosas. Sin embargo,
y lo veremos
en el último capítulo, si empezamos a creer lo contrario y sumamos entre
todos una
mejor actitud se vería un gran cambio en el mundo y muchas de estas
noticias
simplemente no sucederían.
Así que replantéate qué tanto lees, ves o escuchas malas noticias durante
el día, y
bájale a la dosis, mantente informado pero elige bien tus fuentes de
información; sobre
todo, no te lleves a la cama estas noticias. Si es tu vicio hacerlo antes de
acostarte, al
menos procura leer al final algo positivo o cambiar de canal los últimos
cinco minutos
para que te quedes con una imagen más positiva. Aliméntate de música,
de arte, de
buenas conversaciones y atraerás a tu vida más optimismo.

Haz a un lado las preocupaciones


Si no rompemos el círculo vicioso, si no les ponemos un alto a esos
pensamientos,
seguiremos alimentándolos con nuestra ansiedad y nuestro miedo. Hay
que parar la
piedrita que traemos en la cabeza y tranquilizarnos, cambiar esos
pensamientos negativos
por sus contrarios: me siento mejor, mi familia está bien. Fíjate cómo es
importante no
usar frases que contengan palabras negativas, no es lo mismo decir: todo
está bien que
no me va a pasar nada malo, o mi salud va a mejorar que no voy a tener
ninguna
enfermedad. Cuando repites frases que contienen palabras con
connotación negativa (no,
malo, enfermedad), de cierta manera sigues reforzando en tu mente las
ideas que te
preocupan (enfermedad, malo). Reprograma tu mente con ideas más
bondadosas,
alegres, que te hagan sentir mejor.

También podría gustarte