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UNIVERSIDAD NACIONAL JOSE FAUSTINO SANCHEZ CARRION

FACULTAD DE MEDICINA HUMANA

E.A.P DE ENFERMERÍA

Mg. Olga Cáceres Estrada

NECESIDADES DEL NIÑO DE 1 MES A 3 AÑOS

a) ALIMENTACIÓN
Calorías Edad
120 kg/peso 0 – 1 mes
100 – 120 kg/peso 1 – 12 meses
80 – 100 kg/peso 1 – 3 años

ESQUEMAS DE ALIMENTACIÓN
Alimentación del niño menor de 6 meses: Lactancia materna exclusiva.
Alimentación del niño de 6 meses a 12 meses
- A los 6 meses inicio de alimentación complementaria que debe ser de 4
a 5 veces al día y continuar con la leche materna de las papillas, agregar
5 cc de aceite vegetal.
Se debe mezclar los alimentos teniendo como base cereal más
leguminosas, tubérculos más proteínas de origen animal, etc., alimentos
ricos en hierros (sangrecita, hígado, riñón, etc.), ricos en vitamina A
(hígado, camote, zapallo, zanahoria).
Alimentación del niño mayor de 1 año
El niño al cumplir el año de edad puede comer lo que comen los adultos, es
decir, puede compartir la alimentación familiar, teniendo algunas
precauciones:
 Apartar una porción de las comidas antes de aderezarlas con
condimentos. Aplastarla o desmenuzarla bien antes de darle al niño.
 Retirar los huesos de las carnes (res, pescado o aves).
 Suavizarla con un poco de aceite o margarina.
 La alimentación del niño menor de 5 años debe ser balanceada,
conteniendo todos los tipos de alimentos: cereales, leguminosas, frutas,
verduras y productos de origen animal.

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 Debe ofrecerse varias veces al día (3 comidas principales y 2 refrigerios
entre las comidas). En cada comida el niño ingiere aproximadamente la
mitad de lo que come un adulto. Se puede agregar una mazamorra o
fruta entre las comidas. El niño de 2 a 5 años debe recibir al menos 4
comidas al día, incluyendo frutas y verduras.
 Debe ser de costo razonable y con alimentos locales.
Otras de las deficiencias nutricionales que hay que evaluar, prevenir y/o
recuperar son la anemia, la deficiencia de vitamina A y yodo. En caso de
encontrar palidez de piel y mucosas (labios, conjuntivas y uñas) se debe dar
tratamiento según el Protocolo de Anemia. Igualmente si el niño vive en una
zona prevalente en deficiencia de Vitamina A se dará suplementación con
Retinol y se dará indicaciones de cómo diversificar la dieta con alimentos
ricos en vitamina A. En zonas de deficiencia de yodo se promoverá el
consumo de sal yodada por toda la población, y se deberá referir al hospital
a los pacientes con deficiencia clínica de yodo.
Esquema de prevención de anemia en niños: En zonas donde la dieta de
los niños no aporta suficiente hierro biodisponible, es necesario iniciar la
suplementación con hierro entre los 4-6 meses durante al menos 6 meses.
La profilaxis debe hacerse a través de la administración de hierro, a una
dosis de 1 mg de Hierro elemental/Kg/día vía oral en 2 ó 3 tomas, por un
período mínimo de 6 meses. Los niños deberán recibir después de los 4-6
meses de edad alimentos y cereales ricos en hierro y uso de ácido
ascórbico y/o carnes en las comidas para mejorar la absorción de hierro.
Los niños de bajo peso al nacer, deben recibir hierro a los 3 meses de edad,
hasta los 12 meses de edad, a una dosis de 2 mg de Hierro
elemental/Kg/día.
Esquema de tratamiento de anemia en niños: El tratamiento de la
anemia ferropénica debe basarse primero en la eliminación de las causas,
esencialmente la parasitosis intestinal y la deficiente alimentación; y en
segundo lugar, en la administración de hierro por vía oral, a una dosis de 3
mg/Kg/día de hierro elemental, fraccionando esta dosis en 2 ó 3 tomas. Se
debe tener en cuenta las siguientes indicaciones:
 No darse junto con leche, pues se disminuye su absorción.

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 La hemoglobina y el hematocrito deberán controlarse a los 15 y 30 días.
La respuesta se evalúa cuando hay un aumento de la hemoglobina de 1
gr/dl o 3% de hematocrito por mes. El tratamiento se prolongará 3
meses después de la normalización de la Hemoglobina, para reponer las
reservas corporales. Los niños anémicos deben ser revaluados
mensualmente.
 Los niños que a los 30 días no respondan favorablemente a la terapia
oral con hierro, deberán ser derivados a un nivel superior.
 Efectos colaterales: Se debe prevenir a la madre o familiar sobre la
posibilidad de la presentación de efectos secundarios, los cuales son
benignos y pasajeros como: dolor de estómago, náuseas y raramente
vómitos, estreñimiento o diarrea, sabor metálico en la boca, coloración
oscura de las deposiciones.
El control del desarrollo se basa fundamentalmente en la verificación, por el
interrogatorio y por el examen, de los logros alcanzados por el niño y la
comparación de éstos con patrones ya establecidos. La evaluación debe
hacerse en presencia de los padres o responsables del cuidado del niño,
para que éste se sienta menos temeroso y además para que aquéllos
comprendan las conductas que su hijo debe tener según su edad. Es
importante enseñarle a la madre o acompañante a observar los cambios y
realizar estímulos importantes en casa, e informarle sobre los avances que
el niño va logrando en su desarrollo. Realizar la consejería simultáneamente
a la evaluación.
La evaluación debe tener lugar preferentemente cuando el niño está en
buen estado de salud. Es importante indagar si el niño presenta algún
síntoma de enfermedad que pueda afectar su desempeño durante el
examen. De ser así, es probable que los resultados no sean
suficientemente confiables. Algunas enfermedades o síntomas pueden
afectar la conducta del niño: fiebre alta, resfríos acompañados de
inapetencia y tos, conjuntivitis, dolores de oído, etc. Es importante averiguar
si el pequeño toma algún medicamento que pueda alterar su desempeño.

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INTRODUCCIÓN DE ALIMENTOS SEMISOLIDOS EN LA DIETA
Ablactancia Exitosa
1. Continuar con la leche materna durante todo el proceso hasta por lo
menos una edad que va de 1 año a 2 años. Durante los primeros 6
meses de edad, la forma óptima de alimentar al niño es con la lactancia
materna exclusiva. Es importante no introducir en la dieta otros líquidos,
leches o alimentos hasta los 6 meses de edad. La leche materna es el
alimento ideal para el bebé en esta etapa, tanto por sus propiedades
nutricionales como inmunológicas.
2. A partir de los 6 meses de edad, la leche materna sola no es suficiente y
es necesario complementarla con otros alimentos, siendo recomendable
introducir alimentos semisólidos en la dieta del niño. Además de los
nutrientes que esos alimentos pueden proporcionar, esta práctica
enseñará al niño a comer alimentos con diferentes texturas,
consistencias y sabores.
3. Se debe evitar la administración prematura de alimentos a niños
amamantados, para evitar que sustituyan la leche materna. Además, es
importante insistir en que los alimentos semisólidos se deben considerar
como complementarios a la leche humana, y que su introducción en la
dieta no implica que se deba descontinuar la lactancia materna. Ésta
puede continuar hasta los 12 o más meses de edad, dependiendo del
entorno cultural y familiar del niño.
4. La concentración de energía y nutrientes tiene que ser adecuada. Las
preparaciones que se dan a los niños en esta etapa de su vida tienen
densidades energéticas de alrededor de 0.2 a 0.5 kcal/gr., tanto en
poblaciones peri-urbanas como rurales, y el niño tendría que comer
entre 5 a 10 platos en un día, para conseguir la energía que necesita.
Las preparaciones apropiadas son mazamorras espesas o purés que
contienen una densidad energética mínima de 0.8 a 1.0 kcal/gr. Con
este tipo de preparación, el niño puede cubrir sus requerimientos
energéticos comiendo de 4 a 5 veces al día, además de la leche
materna.
5. La combinación de alimentos que se usa es importante. Los alimentos
de fuente animal contienen proteína de mayor calidad en cuanto a su

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composición de amino-ácidos y a la digestibilidad de la misma, además
aportan micronutrientes. Las deficiencias de amino-ácidos de alimentos
vegetales se pueden mejorar con la combinación adecuada, como por
ejemplo combinando un cereal con una leguminosa. Sin embargo, para
los niños es importante incluir algún producto animal a fin de asegurar
un adecuado crecimiento.
6. La relación de energía a proteína y la composición de las vitaminas y
minerales, conocidas como "la calidad" de la dieta, es especialmente
crítica en esta etapa. Se recomienda que un mínimo de 10% de la
energía provenga de la proteína, para que haya un uso óptimo de la
proteína y sea suficiente para el crecimiento. Si la cantidad de proteína
es muy alta (mayor de 15%, por ejemplo), el organismo la utilizará para
generar energía y no para su función proteica. La grasa es otro
importante elemento en la dieta y permite aumentar el contenido de
energía sin aumentar el volumen. En preparaciones caseras, la adición
de una cucharadita de aceite o margarina a la porción de puré para el
niño contribuye a ello.
La dieta para ablactancia debe proveer suficientes minerales y vitaminas
en forma disponible para el cuerpo. En algunos casos, los productos
animales permiten una mayor biodisponibilidad de varios de estos
micronutrientes que las fuentes vegetales, por lo cual es importante
incluir una pequeña porción de un producto animal.
7. El consumo de varios micronutrientes en las dietas de los niños de
nuestra población es deficiente. Dentro de ellos están el hierro, calcio,
zinc, yodo, y en algunos lugares, vitamina A. Estas deficiencias pueden
afectar negativamente el crecimiento, el apetito o la susceptibilidad del
niño a enfermarse.
8. Ciertos alimentos procesados facilitan la disponibilidad de algunos de
estos nutrientes al cuerpo. Los niños pequeños tienen mayor dificultad
para digerir algunos granos, como por ejemplo, la quinua en grano. En
estos casos es preferible la utilización de harina de quinua o de hojuelas.
9. Para que el niño satisfaga sus requerimientos nutricionales, es necesario
que coma varias veces al día. Además de las preparaciones ya

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mencionadas se pueden ofrecer "entre comidas" nutritivas como: pan,
galletas o fruta.
10. Cuando se recomienda un alimento para el destete, hay que tomar en
consideración las percepciones de la madre ante la alimentación de su
hijo. Algunos criterios importantes son que la madre considere la
preparación como nutritiva y que su hijo pequeño la pueda "pasar" con
facilidad. Otro aspecto importante es la facilidad con la cual la madre la
pueda preparar. En la mayoría de los casos la madre tiene poco tiempo
para la preparación de alimentos especiales para su niño pequeño o
para darle de comer varias veces al día. Consecuentemente, es
recomendable un alimento de ablactancia fácil de preparar.
11. A medida que el niño crece y empieza a desarrollar la habilidad de
masticar y deglutir alimentos más consistentes, se le debe dar alimentos
más sólidos. Al principio deben ser blandos, cortados en trocitos de
tamaño adecuado, y a medida que se desarrolla la dentición se puede
aumentar la firmeza y el tamaño de los trozos.

Selección de Alimentos
Se debe usar los alimentos que estén al alcance económico de la familia y
que sean culturalmente aceptables, pero teniendo en cuenta su calidad
nutricional en términos de digestibilidad, densidad energética y contenido de
nutrientes. En general, se puede dar a los niños los alimentos que forman
parte de la dieta del resto de la familia, pero teniendo en mente las
consideraciones que se hacen a continuación.

1. Todos los alimentos deben ser preparados, conservados y


administrados bajo estrictas condiciones higiénicas.
2. Cuando se use alimentos de origen vegetal, se debe poner atención a
factores tales como el descascarado, refinamiento y grado de molienda
de los cereales, las leguminosas y sus productos (tales como harinas y
mezclas vegetales), que aumentan la digestibilidad de las proteínas y
almidones, pero pueden reducir el aporte de algunos micronutrientes.
3. El contenido de fibra, fitatos, taninos y otros compuestos puede interferir
con la biodisponibilidad de diversos micronutrientes. El tiempo de

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cocción en el hogar y el procesamiento industrial, como la precocción,
extrusión y tostado, destruyen los factores anti nutricionales y mejoran la
digestibilidad de proteínas y almidones.
4. Después de los seis meses de edad se puede empezar a dar productos
lácteos y carnes de aves, res y cerdo. Es mejor posponer hasta los ocho
meses de edad los alimentos de origen animal que son potencialmente
más antigénicos, como la clara de huevo y el pescado. Sin embargo,
estos alimentos se pueden introducir a una edad más temprana en la
dieta de aquellos niños que no tengan acceso a otras fuentes de
proteínas de alto valor nutricional. Además de ser una excelente fuente
de proteínas, las carnes aportan hierro hemínico, que es fácilmente
absorbido, zinc y ácidos grasos esenciales. Además, favorecen la
absorción del hierro inorgánico que se encuentra en los alimentos
vegetales que son ingeridos junto con la carne. Este aumento en la
absorción también ocurre cuando se ingiere alimentos que contienen
vitamina C junto con alimentos que contienen hierro inorgánico. Se debe
evitar la administración de remolacha y espinaca durante el primer año
de vida para reducir el riesgo de metahemoglobinemia como
consecuencia de la producción de nitritos a partir de los nitratos
contenidos en esos alimentos.
5. La capacidad gástrica del niño preescolar —especialmente antes de los
cuatro años de edad— todavía puede ser un factor limitante para
satisfacer sus necesidades nutricionales con dietas voluminosas que
tienen una baja densidad energética y un bajo contenido de ciertos
nutrientes. Para mejorar la concentración y utilización de diversos
nutrientes en la dieta se debe incluir alimentos de origen animal, fuentes
de calcio y micronutrientes, particularmente hierro y zinc, así como
alimentos que favorecen la absorción de estos minerales. Cuando la
dieta es rica en fibra se debe aumentar el aporte de minerales para
compensar la reducción en su biodisponibilidad.

Alimentación Después del Primer Año de Vida


A partir de esta edad se debe completar en la dieta del niño la incorporación
progresiva de los alimentos disponibles y culturalmente aceptados en su

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hogar. A medida que el niño crece es más fácil satisfacer sus
requerimientos nutricionales, ya que se le suministra alimentos más
variados, indica más claramente cuándo tiene hambre, y, cuando ya se
moviliza con más independencia, puede buscar y tomar los alimentos por sí
solo. Por otra parte, en esta edad el niño adquiere hábitos dietéticos que se
extenderán a la vida adulta y que determinarán muchas de sus
preferencias. Por otra parte, después de los dos años de edad se debe
empezar a restringir la cantidad de grasa en la dieta, particularmente la
grasa animal.
La distribución intrafamiliar de alimentos es de particular importancia en
familias con recursos limitados. Se debe instruir a las madres sobre la
importancia de seleccionar los alimentos de la olla familiar que se debe
ofrecer de manera preferencial al niño. Esto se debe hacer dentro del
contexto cultural y económico de la familia, tomando en consideración sus
hábitos y creencias.
También se debe instruir a las madres sobre técnicas higiénicas,
económicas y culturalmente aceptables para la preparación y conservación
de los alimentos para la familia, haciendo énfasis en la importancia de evitar
que los niños se enfermen como consecuencia de ingerir alimentos
contaminados. Por otra parte, se debe evitar la monotonía de la dieta y la
existencia de un ambiente hostil o de tensión a la hora de las comidas, ya
que éstos pueden ser causas de anorexia en los niños.

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INTRODUCCIÓN DE OTROS ALIMENTOS
Edad Alimentación
0 a 6 meses Lactancia materna exclusiva y a demanda, día y noche (10 o más
veces al día).
6 a 12 Primero lactario (5 ó más veces al día). Se puede adicionar purés
meses o alimentos suaves bien aplastados o licuados como mazamorras
espesas y papillas a base de:
- Cereales: maíz, arroz, con leche
- Tubérculos y vegetales: papa, yuca, zanahoria, zapallo.
Frutas: papaya, guayaba, níspero, manzanas, plátano, mango
(no cítricos), pera. (*) añadirle un poquito de aceite al puré, lo hace
más suave y rico
6 a 8 meses Primero lactario (4 a 5 ó más veces al día). Agregar una
variedad de purés o comidas suaves bien aplastadas -
licuadas (2 a 3 veces al día).
8 a 12 Primero lactario (3 a 4 ó más veces al día). Más sólidos ahora,
meses aplastados o cortados en pequeños pedazos (3 a 4 veces al día).
Se incorpora proteínas de origen animal, carne, pollo, pescado y
huevos. Cereales de cualquier tipo (con o sin gluten), leguminosas
de cualquier tipo como puré u otras formas culinarias. Se lleva en
forma progresiva a la dieta del adulto.
12 a 24 La lactancia puede continuar si es deseada por la madre y el niño.
meses o Incluir más alimentos de adultos en la dieta.
más
Más de 24 El niño debe recibir los alimentos de las personas mayores (3
meses comidas principales y 2 refrigerios entre las comidas).

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b) SEGURIDAD EMOCIONAL
Otra necesidad importante para el niño, que le permite crecer y evolucionar
para alcanzar objetivos más amplios, es la seguridad emocional que
adquiere gracias al cuidado cariñoso que le brindan los padres. Tolerando
así las frustraciones a las que se enfrenta en el proceso de maduración y
ganando la confianza en sí mismo (a), que es la base del buen desarrollo de
la personalidad.
Durante el primer año las personas preferidas por el lactante son los
padres, porque ellos le brindan ternura, cariño y cuidados que satisfacen las
necesidades básicas a medida que crece.
Las necesidades del niño o niña se diversifican y demanda menos atención
física y más placer social. En la familia donde el padre y la madre le brindan
la misma atención, este (a) se siente muy seguro (a) con cualquiera de
ellos, pero existen casos en que no llegan a conocer al padre sino hasta
que empieza a caminar, el niño o niña juega con los padres, sin embargo,
cuando se siente enfermo (a) casi siempre recurren a la madre.
Durante la etapa en que empieza a caminar, o aún en el temprano período
preescolar, el bebé puede elegir además de sus padres, un objeto que para
él tiene mucha importancia y le proporciona seguridad, tal como una colcha,
pañal o juguete. Este objeto es querido y mimado por el niño o niña (objeto
de transición o seguridad).

c) FORMACIÓN DE VALORES MORALES


Una de las necesidades más importantes que se plantean en la educación
del niño en una sociedad como la nuestra de rápida evolución, es la de
transmitir y formar valores, especialmente aquellos del plano ético, como los
valores morales.
Es importante que en la primera infancia los padres hagan llegar a los hijos
los valores que a su vez han recibido de los mayores, para que estos
valores y la transmisión de otros, se continúen reforzando en la escuela.
Transmitirlos a las nuevas generaciones es una posible y hermosa forma de
perpetuarnos; para lograr esto, los padres deben enseñar valores
espirituales a los niños, inculcándoles su propia religión, una sola, pero
haciéndoles conocer que existen muchas más, para que cuando sean

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adultos puedan dedicarse, si así lo desean, a analizar otras religiones,
occidentales u orientales, y escoger la que más se acomode a su forma de
sentir. Despertar en los niños el interés por un mundo mejor, hacerles
comprender cuánto necesitamos los humanos unos de otros, y hacerles
sentir la satisfacción del deber cumplido; inculcarles, además, la honestidad
y la veracidad en todos sus actos.
La patria es también un poderoso valor espiritual, muy maltratado en los
últimos tiempos. Así como la idea de un ser supremo comunica la esencia
de todo lo creado, la idea de patria fortalece esa misma confraternidad entre
los nacidos en un mismo país, que hablan la misma lengua y tienen un
pasado histórico común. Es importante enseñar el respeto por los símbolos
patrios.
MANTENER Y ENRIQUECER LAS TRADICIONES FAMILIARES
Permanecer en la misma casa por largo tiempo, crea el escenario lógico
donde pueden surgir y mantenerse las tradiciones. Las costumbres
familiares del padre y la madre deben mantenerse, fundidas o separadas,
añadiendo costumbres propias al nuevo hogar, que se convertirán en
tradicionales con el paso del tiempo, por ejemplo, celebrar el cumpleaños
de cada uno de los miembros de la familia, en forma sencilla pero dándole
importancia a éste hecho. Otro ejemplo podría ser, ir a celebrar la navidad
en casa de los abuelos paternos y el año nuevo en casa de los abuelos
maternos; plantar un árbol en una fecha patriótica; tener un objeto de gran
valor, espiritual o monetario, e ir pasándolo sucesivamente de padres a
hijos a través de las generaciones. El álbum con fotografías de la familia,
recortes antiguos de periódicos, anuarios de los colegios de los padres o
películas de fiestas familiares, forman parte de un cimiento espiritual que,
cuando falta, hace sentir a las personas desarraigadas.
Un niño o niña que tiene presente su origen, que sabe de dónde viene y
quién es su familia, no sólo desarrolla principios propios, sino que con el
tiempo sabrá emprender su destino, con la certeza de saber que posee un
lugar a dónde regresar.

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ESTIMULAR LA IMAGINACION DE LOS NIÑOS
La inclinación a la historia y a las raíces familiares, no presuponen que los
niños vivan en el pasado, ni limitarles la imaginación, pues gracias a ésta
las personas nunca se sentirán sin salida, acorraladas por las
circunstancias de la vida diaria, sino que, al sentir que se cierra sobre ellas
la adversidad, podrá imaginar la salida y elegir la solución.

DAR EXPLICACIONES CONCRETAS A LOS NIÑOS


Explicar al (la) niño (a) en forma concreta lo adecuado o inadecuado de los
actos, en lugar de excedernos con explicaciones que no entiende. Es mejor
referirnos a casos determinados, tomando como ejemplos acontecimientos
familiares, o de amigos, resaltando los valores que deseamos inculcar en el
(la) niño (a), de tal manera que estos valores se arraiguen desde la infancia.

LOS PADRES Y MAESTROS COMO EJEMPLO


El niño o niña toma frecuentemente como modelo los actos que realiza el
adulto en lugar de lo que dice que hará, por tal motivo, no se les debe exigir
aquello que el adulto no cree, no puede dar, ni realizar.
Es muy común en los padres decir que no tuvieron errores en su niñez, o en
la etapa escolar, pero esto es falta de veracidad con el niño o niña, pues es
mejor citar la experiencia verdadera que se ha tenido, y sobre ella, cimentar
el valor que se quiere enseñar.

d) EVACUACIÓN INTESTINAL
Expeler la materia fecal es muy importante para desechar los productos
finales de la digestión y el metabolismo.
Por otra parte, existe una necesidad de carácter social que el niño o niña
aprenda a controlar la evacuación de modo que la efectúe en un momento y
lugar apropiado.
MICCION
La micción es una acción refleja, involuntaria para los bebés y niños
menores.

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La presión de la orina sobre las paredes de la vejiga produce un reflejo que
contrae los músculos de la misma, mientras que los músculos del esfínter
se relajan.
Al ir madurando la corteza cerebral, los niños van alcanzando un desarrollo
neurológico que le permite tener la suficiente habilidad de controlar la
micción.
En el lactante, la vejiga ha de estar llena para la micción; la vejiga aumenta
en volumen durante los primeros años de vida, llegando a duplicar la
capacidad, entre los dos y cuatro años y medio, en que suele ser lo
bastante grande para permitir la retención de la orina durante la noche.
El adiestramiento para el control del esfínter necesita de más tiempo que
para aprender a utilizar el baño. La forma en que se enseña al niño o niña a
dominar la función corporal, influye en la manera en que se estimará a sí
mismo (a) y a otros, afirmará las relaciones sociales de dar y recibir y el
enfoque de las nuevas situaciones de la vida.^
DESPLAZAMIENTO DE INTERESES
Concluida la fase del destete, el interés del niño se desplaza a la región
anal y a los productos que excreta; nada vergonzoso ve en la orina y el
excremento, se siente impulsado a examinarlos, como consecuencia de la
curiosidad normal y del deseo de diferenciar entre lo propio y lo impropio.
Por tal motivo, debe mantenerse el pañal muy seguro para impedir que
juegue con sus heces.
Se debe permitir en cambio, que juegue con arena y sustancias no tóxicas,
plastilina por ejemplo, para que utilice los dedos con la finalidad de canalizar
la energía instintiva del niño o niña hacia una actividad placentera, creadora
y socialmente aceptada.
Elogiar la disposición de los niños por aprender una nueva forma de
expresar sus impulsos, es imprescindible para desarrollar la capacidad de
acción, de elevar hasta lo sublime el sentimiento o la actividad. El resultado
es distinto para los niños cuyos padres condenan el impulso de ensuciar las
cosas y no les ayudan a encontrar formas aceptables de expresión. Si los
padres han hecho sentir en el niño o niña que el impulso debe avergonzarlo
(a), se verá obligado (a) a usar energía para mantenerlo oculto en la
conciencia (represiva). En lugar de hallar placer al utilizar arcilla o pintura,

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sentirá repulsión y lo manifestará en la conducta. La repulsión contra el
desaseo o el desorden que puede propagarse a otras actividades, con el
peligro potencial de meticulosidad excesiva o infelicidad.

OBTENCION DEL CONTROL URINARIO


Cuando el niño o niña tiene un control fisiológico sobre la vejiga que le
permite retener orina durante dos horas, entonces, por lo general, está
preparado (a) para comenzar a utilizar el sanitario.
Antes de obtener este control, el cual logra entre los 15 y 18 meses, el niño
o niña solo indicará que está mojado (a) lo que significa que está creciendo
intelectualmente y merece un reconocimiento de los padres, sin embargo,
esta situación no indica que haya madurado lo suficiente como para advertir
a los padres el deseo de orinar; esto lo obtiene con el desarrollo.
El adiestramiento para controlar la vejiga debe ser un proceso gradual. Hay
que respetar la autonomía del niño o niña para evitar la vergüenza y la
duda.
Cuando se coloque al niño o niña en el sanitario, es conveniente hacerle
saber con palabras sencillas lo que se quiere de él o ella, para darle
confianza en la capacidad que tiene para llevar a cabo lo mejor que pueda
la función que se le solicita. Los niños responderán a la confianza de los
padres y agradecerá su aprobación, este reconocimiento estimulará en él o
ella el deseo de tomar la responsabilidad de ir al sanitario.
Gradualmente, durante este período de desarrollo, los niños aprenderán a
apreciar la limpieza. En oportunidades no podrá controlar la orina como
consecuencia natural de tensión o de estar absorbido por el juego. En este
caso, los padres no deben desanimarse y tienen que ser conscientes que
ocasionalmente sucederá lo mismo antes que cumpla , los 3 años de edad;
proceder en forma contraria sería exigir una madurez que la mayor parte de
los niños todavía no ha alcanzado.
Si los padres son flexibles durante este período, surgirá entre ellos buenas
relaciones, logrando que tenga un control más rápido de la orina durante el
día, y por consiguiente para obtenerlo por la noche.

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Generalmente los niños utilizan pañales durante varias noches después de
haber logrado el control durante el día, pero hay que suprimirlos poco a
poco.
El control de los intestinos suele ocurrir antes que el de la vejiga,
probablemente debido a que la necesidad de defecar suele producirse de
modo más regular y con menor frecuencia que el de orinar.
Los padres son una guía para los niños, y están pendientes de las señales
del desarrollo de la capacidad, proporcionándole las facilidades necesarias
para crear un ambiente que induzca en ellos una actitud sana frente a la
defecación. Dentro de este marco básico, el plan adoptado por los padres
podrá ser regido por ellos mismos, por los niños y por las circunstancias que
vive.
La edad oportuna para capacitar al niño varía en la respuesta y duración,
pero, si entre los 4 y 5 años el niño todavía no ha obtenido el control
teniendo la estimulación necesaria, es importante consultar al pediatra.
En resumen, salvando las naturales diferencias individuales, se puede
establecer de esta forma edades para el control del esfínter.
Edad Características
12-15 meses Inicio del aprendizaje
18 meses Control de las deposiciones
2 años Avisa la necesidad de evacuar los intestinos y
aprende a controlar la vejiga durante el día
2 a 3 años No se orina durante la noche
Cuadro: Características en el aprendizaje del control del esfínter y la orina

Recomendaciones básicas que los padres deben tener en cuenta durante el


adiestramiento del esfínter en el niño:

1. Enseñarle a utilizar el baño como sitio ideal para hacer sus heces,
puede ser en una bacinilla o en el sanitario, adaptando el asiento para
su tamaño.
2. Mantenerle con pantalones, no con pañal, para darle confianza de que
no va a orinarlos, y en caso necesario, poder bajarlos rápidamente
cuando avise que va a defecar.
3. Cuando alguno de los padres va al baño a evacuar los intestinos, debe
llevar al niño o niña para que por imitación aprenda.
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4. Cuando el niño o niña avise y ya se ha orinado, no deben regañarlo (a)
pues este es el indicio de que está aprendiendo.
5. Utilizar las palabras correctas para referirnos a la orina y a la defecación
y no emplear términos inventados, como por ejemplo "chichi", al hacer
mención a las necesidades fisiológicas.
6. Elogiarle cuando orine en el baño.
7. No dejar al niño o niña sentado (a) en el retrete o sanitario durante
horas, pues le puede producir cansancio, miedo o angustia

e) ESTIMULACIÓN
La estimulación es toda actividad que, oportuna y acertadamente, enriquece
a los niños en su desarrollo físico y psíquico. Es la interrelación constante
con ellos, incluso antes de nacer, para lograr el desarrollo integral y una
comunicación estrecha a través de todas las etapas de la vida. Acrecienta
las aptitudes perceptuales mediante el contacto con colores, sonidos,
olores, texturas y ejercicios; trata que, con paciencia y continuidad, los niños
tengan un buen desarrollo físico, mental y social.
El estímulo debe estar de acuerdo con la edad y con el desarrollo. La
cantidad de estímulos está estrechamente relacionada con la capacidad, el
interés y la actividad del niño o niña, no se debe insistir al bebé para que
realice actividades que no están de acuerdo con su edad y capacidad.
La relación entre los padres y el niño o niña y el conocimiento de sus
necesidades, da la medida exacta para estimar la cantidad de estímulos
que requiere.
El tiempo dedicado a la alimentación, el aseo, el baño, el juego, y a hablar
con el niño o niña, son ideales para aprovecharlos en la estimulación, i*
Teniendo en cuenta el desarrollo de los niños, se puede proporcionar
diversos estímulos.

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Edad Estímulo Juguetes
1.3 meses - Mantener un contacto frecuente entre - Móviles de papel o tela de
el niño o niña y los padres. Música colores variados
- Dar el seno materno, masajes
- Acariciar, hablar y cantar al niño o niña - Objetos de madera o de
- Darle a los niños la posibilidad de mo- material flexible para
vimientos libres (pañales y ropa poco manipular
ajustados)
- Colocar sobre la cuna objetos brillan-
tes de colores blanco y negro, durante
el primer mes, móviles con líneas, cua-
drados, rombos blanco y negro que
puedan seguir con la mirada
3-6 meses - Los mismos estímulos del período an- - Juguetes no peligrosos y de
terior, pero en colores fuertes, rojo-na- material blando
- Anillos de madera
ranja, hablar con el niño (a)
- Sonajeros
- Sentar al niño o niña sobre las rodillas - Juguetes de caucho
de la madre
- Sentar en un lugar cómodo y seguro,
almohadones de colores fuertes y con
figuras
- Ponerle a su alcance objetos que
pueda coger y llevárselos a la boca sin
peligro
- Reír, cantar y bailarle
6-9 meses - Colocar al (la) niño (a) sobre el piso en - Pelota de trapo
una estera o en un sitio seguro - Cubos de colores
- Animales de felpa o trapo
- Ayudar a sentarse, deslizarse o
- Cajas de cartón
desplazarse y estimularlo para que
progrese en esos movimientos

17
Edad Estímulo Juguetes
- Jugar con él recogiendo, devolviéndole - Pequeños utensilios de
los objetos que incansablemente tira al cocina sin punta ni filo en los
piso bordes
- Hablar con palabras simples pero co-
rrectamente.
- Jugar a escondidas
- Hacer de los actos rutinarios, como co-
midas, baño, cambio de ropa, momentos
de esparcimiento y alegría
9-12 meses - Ayudar a caminar, sosteniéndole con - Pelotas de trapo o caucho
las manos - Cubos de colores
- Enseñar objetos nuevos - Animales de felpa, trapo o
- Ayudar a explorar la casa caucho
- Enseñar palabras simples, tete, mamá, - Cubos de madera o plástico
papá, nene, mono, etc.
12-15 - Enseñar a llenar y vaciar cubos y - Cubos o cajas para aplicar
meses cajas o colocar diversas formas
- Hablar mucho, despacio y correcta- - Cubos o baldes con piedras
mente para manipular, llenar o
- Contar cuentos cortos vaciar
- Utilizar palabras de relación (antes, de- - Pelotas
trás, delante) - Muñecos de trapo o felpa.
Imágenes
15-24 - Subir escaleras - Agua y arena
meses - Felicitar al niño o niña por los - Libros viejos
progresos - Juguetes con ruedas para
- Comer solo (a) tirar o empujar
- Dar explicaciones simples - Rompecabezas de dos o
- Jugar con agua y arena tres fichas
- Mostrar y nombrar imágenes
- Hacer que el (la) niño (a) señale las
partes de su cuerpo (boca, ojos, nariz,
etc.)
24-36 - Aumentar su capacidad de observar - Continuar con los juguetes
meses mediante imágenes de libros y revistas anteriores
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- Ayudar a reconocer y llamar los - Papel, lápiz, tizas
objetos de uso diario, por su nombre - Inventar juegos
- Identificar las partes de su cuerpo; - Rompecabezas con la figura
comparar tamaños (grande, pequeño, del cuerpo humano
corto)

f) SEGURIDAD FÍSICA. PREVENCIÓN ACCIDENTES


Los niños en esta etapa, por su gran habilidad motriz y su gran curiosidad,
se interesan por conocer su medio, por este motivo y por inexperiencia
están expuestos a múltiples accidentes.
PREVENCION DE ACCIDENTES
Los accidentes son una de las causas de muerte de niños en todas las
edades, por tanto, la prevención de ellos constituye un aspecto muy
importante en el cuidado de los niños, lo cual se puede lograr mediante la
educación a los padres y a ellos mismos, según la edad en que se
encuentren.
Durante el primer año de vida los niños están relativamente seguros en
manos de quienes lo cuidan, estas personas sólo tienen que observar
algunas reglas generales para proteger al infante contra el peligro, pues
permanecen frecuentemente en cuna, silla elevada o corral, por lo cual, el
riesgo de muerte por accidente en esta etapa es menor que en otras,
dependiendo del adulto que los cuide.
Después del primer año, las probabilidades de accidentes se incrementan
con rapidez.
Con la habilidad para gatear, andar, colgarse y la curiosidad innata, el niño
o niña se ve expuesto a numerosos peligros. Por ello hay que vigilarlo (a) de
manera continua, hasta que sea suficientemente mayor para entender y
tolerar las prohibiciones que le imponen por su seguridad.
La gran variedad de accidentes a los que están expuestos los niños durante
los tres primeros años de vida, se registrarán más adelante, teniendo en
cuenta su frecuencia según la edad.
Lo mejor es cultivar en los padres una actitud de alerta hacia los principales
peligros y fomentar la eliminación de riesgos, en forma que sigan

19
permitiendo al niño o niña un grado máximo de libertad, lo cual le da
oportunidad de explorar su mundo, le ayudará a protegerse y aprender.
Edad Tipo de accidentes Prevención
0-3 meses Broncoaspiración de El agujero del chupo del biberón no debe
alimentos ser muy grande
Después de alimentar y sacar los gases al
(la) niño (a), colocarlo (a) de lado o
decúbito ventral No dejar comer solo (a) al
(la) niño (a) con el biberón apoyado en la
almohada
3-6 meses Asfixia No dejar cerca del niño (a) bolsas
plásticas
No colocarle almohadas ni dejar a su
alrededor o
colgando de la cuna, cobertores ni toldillo
No dejarlo (a) nunca solo (a) sobre una
superficie alta, sin ninguna protección, y
6-12 meses Caídas de la cama sin barandas
Quemaduras eléctricas Reparar los cables eléctricos que estén
dañados y al alcance del niño o niña

20
Edad Tipo de accidentes Prevención
1-3 Quemaduras Cubrir con cinta adhesiva los
años Agentes causantes: tomacorrientes que no estén en uso que
Agua puedan ser alcanzados por los niños
Fuego Evitar que entre a la cocina, cuando tiene
Alimentos calientes Fuentes puerta, mantenerla cerrada, vigilarle
de calor (estufas, permanentemente mientras esté en la
calentadores) cocina
No dar alimentos calientes a los niños
No dejar los fogones y estufas al alcance
de ellos Colocar fuera de su alcance las
cacerolas y utensilios de cocina, con
alimentos calientes
1-3 Caídas: No poner manteles largos en la mesa que
años Al subir el (la) niño (a) a los el (la) niño (a) pueda halar
muebles, al rodar por las Colocar puertas o rejas en cada uno de
escaleras, balcones, los extremos de las escaleras
ventanas Vigilar permanentemente a los niños
Heridas: Cuchillos Tijeras Colocar fuera de la vista y del alcance de
Agujas los niños los objetos punzantes y filosos
Envases de gaseosa Vasos Usar vajilla plástica
Intoxicaciones: Drogas Colocar en lugar seguro y alto, fuera del
Materiales de aseo alcance de los niños los productos
Disolventes de pintura medicinales (antitérmicos, cardiotónicos,
etc.), elementos utilizados en el aseo y
pinturas.
Venenos Los productos no medicinales de uso
casero (solventes, detergentes, ácidos,
insecticidas, raticidas, herbicidas, etc.) no
colocarlos en envases de gaseosa, rotular
los frascos que contengan estas sustan-
cias y mantenerlos con llave, fuera del
alcance de los niños.

g) ACTIVIDAD Y REPOSO
21
La actividad física y el reposo son necesidades básicas que se relacionan
entre ellas.
La actividad es una acción importante en la vida de toda persona. El tiempo
de vigilia, inclusive del bebé pequeño, si no está físicamente enfermo o
psicológicamente impedido, está ocupado a menudo con una actividad: las
piernas y brazos están en movimiento constante. La vocalización ocupa
gran parte de su vida y acompaña muchas de sus actividades a medida que
empieza a dominar gradualmente el lenguaje hablado.

22
SITUACIONES ESPECIALES DEL NIÑO DE 1 MES A 3 AÑOS

En esta parte del capítulo trataremos las situaciones especiales que se


presentan en los niños, desde el nacimiento hasta los 3 años.
Se llama situación especial, a determinado comportamiento del niño, o niña
que por ser común, a veces se maneja de una forma superficial e inadecuada,
o simplemente se deja pasar sin brindarle la debida importancia. Esta situación
resulta peligrosa, pues durante este período de vida, el niño o niña no sólo es
más susceptible a enfermedades, sino que cualquier trauma emocional puede
lesionar su personalidad y modificar su capacidad de adaptación ante la vida
en etapas posteriores.
Ante esta situación, el profesional de salud debe efectuar una labor educativa
para prevenir los diferentes traumas psíquicos en los niños, conociendo y
comprendiendo el origen de cada situación, dando orientación a los padres,
familia y comunidad, quienes a veces no tienen los instrumentos necesarios
para afrontar estas situaciones; no olvidar que la educación, el cariño, la
compañía y el estímulo, son factores claves en la prevención y tratamiento de
desajustes emocionales durante la crianza del niño o niña.
Los temas que se tratarán a continuación, son:

1. Relación afectiva padres-hijos (síndrome de deprivación psicoafectiva)


2. Hospitalización del niño o de la niña (hospitalismo)
3. Destete
4. Succión del dedo
5. Rabietas

RELACION AFECTIVA PADRES-HIJOS


Después de nueve meses de embarazo, los padres ven culminadas sus
ilusiones al escuchar el primer llanto del bebé. Es el momento cumbre en la
vida de la pareja que ha traído con amor a un nuevo ser, entonces comienza
una nueva misión para los padres, que deben iniciar con amor y orgullo, la
formación de un hombre o una mujer sanos de cuerpo y mente.
La educación del niño o niña comienza con la educación de los padres, debido
a que la salud, física o mental de ellos, tiene una gran influencia en la del hijo o
hija. La educación dependerá de las experiencias y relaciones positivas o
23
negativas, que hayan tenido los padres a través de las etapas de crecimiento y
desarrollo. Los padres no pueden dar lo que no han recibido, en este caso, si
ellos han recibido amor, darán amor a sus hijos.
Se dice que la relación padres-hijos es una relación muy especial, no importa el
medio en que se desarrolle, se mantiene mediante lazos afectivos
extraordinariamente poderosos. Vemos cómo los padres tienen una forma casi
clarividente para adivinar todas las necesidades de su hijo, (a) comprenden
cuándo llora por hambre, dolor, etc., que otra persona ajena al niño (a), le es
difícil entender.
También existe un tipo de sensibilidad que permite a los padres dormir
tranquilos en medio de ruidos, pero los despierta el más leve quejido o
movimiento de su bebé (Freud lo denominó "Sueño de nodriza").
La comunicación entre el niño o niña y los padres, durante los primeros meses,
es diferente a la de los adultos, los padres hablan y el (la) niño (a) sólo percibe
el tono de la voz, y contesta con señales o murmullos; los padres y el (la) hijo
(a) se entienden y establecen una comunicación de afecto constante y
recíproco. Por el tono y los gestos de sus padres, los niños pueden captar
cuándo están enojados, angustiados, etc.
La experiencia afectiva de los primeros años de vida, tiene una actuación
definitiva en el desarrollo de todas las actividades del organismo,
especialmente en el desarrollo afectivo.
El desarrollo de la personalidad, no se limita a las experiencias placenteras
solamente, sino también a los efectos no placenteros, que tienen un papel
igualmente importante en el desarrollo de la infancia.
La primera y más íntima relación del niño o niña con su madre, sucede cuando
es amamantado, siendo este momento muy importante para la madre y el niño
o niña.
La lactancia materna genera beneficios psicológicos, debido a que la relación
afectiva es más tierna y directa. Amamantar, significa bienestar para la madre y
el hijo o hija y la alegría de una intimidad especial. Cuando se va a dar de lactar
al niño o niña, se le da el biberón, la madre debe desnudar su pecho, lo mismo
el de su hijo (a), para que pueda percibir el contacto de piel con piel.
Igualmente, cuando el niño o niña tenga más edad, se debe bañar en la ducha
con el padre o la madre, o con ambos. La ducha es una buena ocasión para

24
esa intimidad, sobre todo en los casos de madres que no lactan a sus niños. El
contacto de piel a piel, con los padres, es muy importante para que el (la)
pequeño (a) perciba el calor y el cariño que necesita para su desarrollo
emocional.
La seguridad que proporcionan los brazos de los padres, el calor, la ternura, el
timbre de la voz, además de las propiedades alimenticias de la leche materna,
hacen que el niño o niña crezca sano.
Otro medio por el cual el niño o niña recibe estímulos placenteros del cariño de
sus padres, es a través de la piel. Esta es el área más sensible del bebé, por
medio de la cual percibe casi todos los estímulos exteriores, razón por la cual
es importante que los padres lo acaricien.
Es un poco más difícil para el padre, que para la madre, establecer el contacto
adecuado con el (la) hijo o hija. Durante los primeros días de nacido el (la) niño
(a) generalmente el padre no se atreve a acariciarlo (a) por miedo a causarle
algún daño; es importante que la esposa le dé seguridad, colabore con él en el
cuidado lo más tempranamente que pueda; es éste el comienzo de la
percepción del (la) niño (a), de que existen dos sexos.
Se describe a continuación el aspecto en conjunto de un (a) niño (a) normal y
feliz: da a los padres poco o ningún motivo de preocupación, come y duerme
bien, el peso aumenta de modo regular, también la talla, a medida que
transcurren los meses se vuelve más listo (a) y activo (a). Emocionalmente
disfruta con sus padres y su medio.

SINDROME DE DEPRIVACION PSICOAFECTIVA


Cuando hay incompatibilidad en el vínculo padres-hijo o hija, se produce el
síndrome de deprivación psicoafectiva, que consiste en los efectos contrarios a
los mencionados anteriormente: el (la) niño (a) se torna triste y su crecimiento y
desarrollo se hacen más lentos, por la falta de cuidados físicos, mentales
afectivos de los padres hacia el hijo (a).
Según las causas que lo originan, el síndrome de deprivación psicoafectiva, se
puede clasificar en:
1. Separación parcial
2. Separación total
1. Separación parcial

25
Es aquella en que, por un período corto, los padres y el hijo o hija se separan;
por ejemplo, la hospitalización de uno de ellos, la transferencia del interés de
los padres motivado por un nuevo embarazo, o algún estrés, o el trabajo de
tiempo completo de los padres.

2. Separación total
Se presenta cuando hay muerte de alguno de los padres, o el alejamiento
psicológico por enfermedad depresiva de los mismos, que es la más grave para
el niño o niña.
En todas las etapas de la vida, los padres son seres indispensables,
especialmente durante los 5 primeros años de vida, debido a la mayor
vulnerabilidad en el niño o niña de los efectos de la privación psicoafectiva.
Durante los primeros 6 meses de vida, lo más importante para el niño o niña es
sentirse cómodo, y cualquier persona que le provea alimento, aseo, le hará
sentirse bien, pero, después de la segunda mitad del primer año, se hace cada
vez más consciente de su identidad y se muestra ansioso (a) ante la ausencia
de alguno de sus padres y la proximidad de personas extrañas.
Después de los 5 años de edad, el niño o niña es menos vulnerable a la
ausencia de los padres, debido a que ha alcanzado logros en la motricidad y es
más independiente, la capacidad mental está más desarrollada, habla
claramente y entiende con facilidad lo que se le explica, comprende que sus
padres pueden ausentarse y volver. Es así como va adquiriendo un dominio
rudimentario de las situaciones en las cuales tiene que separarse de los
padres.
En los últimos 40 años, varios investigadores han trabajado en el proceso en el
que el lactante entabla un vínculo afectivo con la madre. Bacolby en 1958 y
Spitz en 1965, describieron cómo la separación prolongada de la madre causa
efectos desastrosos en el niño o niña y afecta su desarrollo motor, mental y
afectivo.
El vínculo original entre padres e hijo o hija es la fuente de donde emanan los
lazos que establecerá el (la) niño (a) cuando sea adulto con otras personas.
Los estudios de Spitz, sobre la carencia afectiva parcial o total como causa de
alteraciones en el lactante, se originan en las experiencias realizadas por Wolf
en 170 niños, 34 de los cuales fueron privados de la relación materna a los 6

26
meses de edad, reemplazando dicha relación con un sustituto que no satisfizo
a los infantes, generando mes a mes alteraciones de conducta. Al tercer mes,
los niños mostraban rigidez en el rostro, en vez de llanto emitían un gemido y
por último, entraban en letargía (depresión anaclítica).
Lo descrito demuestra que, la ausencia de la relación madre-hijo (a) en los
primeros meses de vida, causa la deprivación afectiva, deteriora el desarrollo
normal de la personalidad, ocasiona retardo neuromuscular y psicomotor,
distrofia, pudiendo llegar inclusive al marasmo y a la muerte.
Cualquiera de las causas de separación parcial pueden ser reversibles si se
busca un adecuado sustituto a la madre, o si la separación es por poco tiempo.
Entre las causas de separación total, como la muerte de algunos de las padres,
se debe pensar también en quiénes van a sustituirlos. En el caso de separación
de los padres, es más peligroso, pues ellos están presentes de cuerpo, por tal
motivo, nadie piensa en buscarles un sustituto; los daños en los niños serán
constantes, originando trastornos de conducta y orgánicos.

CONDUCTAS MATERNALES DAÑINAS


Detallaremos a continuación las conductas maternales dañinas, según Spitz,
las cuales han sido comprobadas en las prácticas realizadas por estudiantes de
enfermería, en centros de salud. Es oportuno aclarar que, las conductas
dañinas, también se presentan en el padre.

Repulsa primaria manifiesta


Es cuando la mujer siente un rechazo general hacia su sexo (embarazo,
maternidad) que puede ser pasivo o activo.
Generalmente, los niños nacidos en estos casos mueren por infanticidio,
debido a que la madre no lo (a) quiere y prefiere matarlo (a) (repulsa activa).
En la repulsa pasiva, la madre no se atreve a matar al hijo o hija
deliberadamente, pero lo (a) expone a peligros en los cuales puede obtener
este fin, para luego manifestar que murió accidentalmente.
La aversión de la madre hacia el recién nacido, fue descrita por primera vez por
Margaret Riblels(1938): "...en los casos extremos el recién nacido se vuelve
comatoso con disnea, pálido y sensibilidad reducida; esos niños parecen
hallarse en estado de shock".

27
El (la) niño (a) que se encuentra en esta situación, al ser separado de la madre,
tiene que aprender a succionar mediante repetidas y frecuentes estimulaciones
de la zona oral. El estado general del (la) niño (a), en la mayoría de estos
casos, pone en peligro su vida.

Tolerancia excesiva angustiosa


Se presenta por lo general en la madre que cría por primera vez un hijo o hija, y
por inexperiencia alimenta al niño o niña cada vez que llora. La técnica para
amamantar o dar el biberón, son inadecuadas, a tal punto que hacen inhalar
aire al bebé provocando el llamado "cólico de los 3 meses", que
frecuentemente se presenta en la tercera semana de vida y continúa hasta
finalizar el tercer mes, que es cuando ya puede succionar mejor, y la madre ha
obtenido más experiencia.
El "cólico de los 3 meses", lo sufre generalmente el niño o niña que es criado
por la propia madre, y no se presenta en las salacunas, en donde existe
personal capacitado y poseen un horario establecido para la alimentación.

Hostilidad enmascarada de ansiedad


La madre demuestra una actitud de angustia, ocultando una gran hostilidad
inconsciente, reprimida. Es característico que no efectúa el cambio de pañal
cuando el niño o niña lo necesita, y cuando le alimenta lo hace de mala gana,
también le brinda poca atención, pero a las personas que rodean a la madre,
les hace creer que quiere al bebé.
El (la) niño (a) percibe el rechazo de la madre y se torna ansioso (a), estado
que le produce una mayor sudoración, formándose en la piel una erupción, que
de simple salpullido se torna en eczema, que no se cura con drogas, sino con
el cambio de actitud de la madre, o con una madre sustituía que le prodigue
amor.
En caso de continuar con la madre, se curará en forma espontánea alrededor
del segundo año de vida, cuando pueda caminar y reemplace los estímulos
maternos por contactos con las personas o cosas que pueda buscar.
Fluctuaciones:
En este caso la madre expone al bebé a cambios repentinos de cariño, cólera u
hostilidad, a fluctuaciones rápidas de estados de ánimo, lo que ocasiona en el

28
niño o niña el llamado "cabeceo infantil", que es normal en esta edad, pero que
en éste caso toma un giro patológico, pues reemplaza o sustituye todas las
actividades habituales.
El niño o niña presenta ciertas características en su personalidad, en el área de
adaptación social y en la habilidad manipuladora, en otras palabras, la madre,
con su conducta contradictoria e inconsecuente, lo induce a retener en su
memoria representaciones objeto-conflictivas.

Oscilaciones cíclicas del humor de la madre a largo plazo


La madre mantiene una actitud estable y repentinamente cambia por completo,
volviendo a su estado inicial luego de un período bastante largo. Ante esta
situación el niño se vuelve coprófago, es decir, le gusta jugar y comer la
materia fecal, como consecuencia del trastorno afectivo que padece.

Hostilidad materna conscientemente compensada


Este caso es muy difícil descubrirlo; se necesita tener bastante experiencia,
pues se presenta generalmente en personas de buen nivel cultural o
profesional.
Para la madre, el hijo o hija es un objeto de satisfacción personal, de
exhibición, no de amor; ella es consciente de la situación y trata de
compensarla y enmascararla con una actitud afectuosa, que en realidad es
ambivalente, como por ejemplo, exagera los mimos, o exhibe al niño o niña en
sociedad para que lo (a)' vean, y mientras hace estas demostraciones de falso
afecto, está pellizcando al (la) niño (a), quien presenta un retraso en el área
social de la personalidad, con dificultad para establecer buenas relaciones
interpersonales; por lo general son niños (as) hiperquinéticos (as).
Estas observaciones de Spitz corresponden a casos donde la relación madre-
hijo (a) está seriamente perturbada.
Existen comportamientos en los padres que demuestran que no hay una buena
relación con el hijo o hija este comportamiento se puede detectar desde el
embarazo:
1. A la madre le desagradan los vestidos de maternidad y no desea usarlos.
2. Vive inconforme con su estado de gravidez.
3. Se muestra triste, apática.

29
Cuando el niño o niña nace, los padres pueden asumir las siguientes actitudes:
1. No atienden al niño o niña.
2. No le dan de amamantar.
3. Les molesta que llore.
4. De indiferencia, como por ejemplo, cuando el niño o niña es examinado (a)
en el consultorio del médico y los padres prestan mayor atención a objetos
(cuadros, libros, etc.) en lugar que al niño o niña.
5. De tristeza en su semblante.
6. Sienten rechazo al contacto físico, cuando cargan al niño o niña.
7. De incomodidad al darle el alimento.
8. Sienten repugnancia al cambiar los pañales de su hijo (a)

Aspectos generales para manejar estas situaciones


1. Cuando encontramos las actitudes anteriormente descritas, se debe
entrevistar a los padres, induciendo el interrogatorio hacia la niñez y a las
relaciones con sus propios padres, para llegar al origen del problema, que,
como ya dijimos, procede de las experiencias que la persona ha tenido en
su primera infancia.
2. El factor más importante para prevenir el rechazo de los padres es un
temprano conocimiento de las circunstancias que puede seguir; antes de
que las relaciones padre-madre-hijo (a) se establezcan firmemente.
3. Se debe disuadir a los padres de una fijación del sexo del recién nacido.
También cuando los padres creen que el nacimiento de un segundo hijo
privará al primero de beneficios materiales, debemos hacer resaltar las
ventajas de la compañía de dos hijos (as).
4. Si la llegada de un hijo o hija es considerada como un impedimento para
ejercer una profesión fuera del hogar, se debe hacer comprender a los
padres que pueden estar pendiente de su casa, criar sus hijos y capacitarse
en lo que ellos prefieran.
5. Se debe realizar esfuerzos especiales en la madre potencialmente renuente
a amamantar a su hijo (a), debido a que la probabilidad de rechazo, es
menor en una madre que da el pecho, que en la que lo alimenta
artificialmente.

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6. En caso que la situación de rechazo sea muy compleja, se debe remitir a
los padres al especialista, que esté más asequible a ellos.

HOSPITALIZACION DE EL (LA) NIÑO (A)


La hospitalización, como se dijo anteriormente, es una de las causas de
privación psicoafectiva que se presenta principalmente en el niño o niña que
nace con algún problema, como por ejemplo, ser prematuro al momento de
nacer o tener malformaciones congénitas, casos en los cuales, generalmente,
es necesario separar a la madre y al (la) niño, (a) para llevarlo (a) a una sala de
cuidados intensivos, lugar en donde empieza para el niño, (a) una serie de
problemas psicológicos.
En la actualidad algunos hospitales permiten el acceso de los padres a la sala
de Neonatología, y dan libertad a la madre para amamantar al hijo prematuro y
cuando esto no es posible, se les faculta para que les hablen y acaricien.
En el caso de los niños con enfermedad infectocontagiosa, se utilizan estrictas
medidas de aislamiento y se controlan las visitas, separándolos por largo
tiempo de sus padres, dificultando la continuidad del vínculo afectivo que existe
entre los padres y el bebé produciéndole un trauma psicológico, debido a que
se siente atemorizado por encontrarse lejos de su hogar y ser confiado a
médicos y enfermeras extraños para él o ella.
La hospitalización es una de las situaciones más difíciles que el niño puede
afrontar en esta etapa de la vida, de 0 a 3 años, pues no sólo se les separa de
los padres, de los cuales depende en gran medida, sino, que esta separación
se hace en un período en el cual, debido a su enfermedad, se encuentran
anímicamente abatidos y es cuando más necesita del cariño de los padres.
Igual ocurre con los padres, la ansiedad aumenta cuando no tienen cerca al
hijo o hija enfermo (a).
Adicionalmente a la separación de los padres a consecuencia de la
hospitalización, el niño o niña es despojado del entorno con el cual está
familiarizado (a), y ante su nueva situación, se ve rodeado de extraños, que en
la mayoría de las veces le somete a procedimientos molestos y dolorosos pero
necesarios.
La hospitalización de los niños le ocasiona cambios en la conducta, como por
ejemplo:

31
1. Actitud regresiva; vuelve a ser dependiente, pierde el control vesical, si lo
tiene, algunas veces se chupan el dedo.
2. Se vuelve temeroso, por el ambiente hospitalario, la soledad, la oscuridad,
que le produce insomnio.
3. Tiene dificultad para hablar.
4. Pierde el apetito, y rechaza ciertos alimentos.
5. Adquiere tics y modales no convencionales.
6. Se vuelve desobediente, destructivo, agresivo, etc.
Estos cambios en la conducta perduran dependiendo del tiempo en que el niño
o niña dure hospitalizado, del manejo que se le dé en el hogar y de la edad;
puede durar varios meses, años o algunos traumas que quedan para toda la
vida.
Los niños reaccionan de tres formas ante la hospitalización:
1. Lloran y gritan.
2. Permanecen callados.
3. Hacen rechazo al tratamiento.
Se debe tener en cuenta que cuando el niño o niña no llora, no se debe a un
acto de valentía, sino a una forma diferente de expresar su temor, en lugar de
gritar y ofrecer resistencia física; es conveniente dejarle desahogar y expresar
los temores, y explicarle, con palabras sencillas, que se le comprende, pero
que debe permanecer en el hospital hasta que se cure completamente.
La conducta del niño en el hospital, depende de los siguientes factores:
1. La crianza, que ha recibido en su hogar (puede ser muy consentido y llora
frecuentemente).
2. La preparación que los padres hayan hecho con el niño o niña antes de ser
hospitalizado (a). Es conveniente explicarle cómo es un hospital y llevarle a
conocerlo, explicarle porqué tiene que ir, qué va a ver, indicarle algunos
procedimientos que se aplicarán en él o ella, (suministro de droga,
aplicación de inyecciones, curaciones, etc.), horas de visita, y asuntos
afines.
3. El temor, que a veces los padres infunden al niño o niña con el hospital,
para obtener algo, hará que vea la hospitalización como una amenaza, un
castigo que le ocasiona más ansiedad.

32
Para determinar el trauma que la hospitalización deja en el niño, hay que tener
en cuenta:
1. La edad: a mayor edad, menor trauma, debido a que los niños, después del
tercer año de vida, entienden fácilmente lo que se le explica, tiene
conciencia del tiempo, etc.
2. Duración de la hospitalización: entre más tiempo, mayor será el trauma,
más separados estarán de sus padres y de su ambiente.
3. La relación padre-madre-hijo (a) en el hogar, si son malas, encontrarán en
el hospital un lugar ideal, pero si son buenas se sentirán inmensamente
solos.
4. La experiencia hospitalaria: a mayor dolor en procedimientos, curaciones,
etc., mayor trauma.
5. La personalidad del niño es fundamental, hay niños tranquilos y los hay
nerviosos, ansiosos, etc.
6. La preparación del niño dada por los padres.
7. El recibimiento del niño por parte del equipo de salud en el hospital, la
orientación y la manera cómo lo relacionan con el resto de personal y con
los otros pacientes.
8. La actitud de los padres en el período post-hospitalario: puede ser de
sobreprotección o de indiferencia por el tiempo que se ha dejado de
compartir; si es así, el trauma será peor. La actitud de los padres deberá ser
cariñosa, pero no exagerada, hacerle comprender que tiene que seguir
algunas reglas y tratamientos para que su recuperación sea total y dejarle
ver lo felices que se sienten que él o ella vuelve a estar en el hogar.

COMO PREVENIR EL TRAUMA DE LA HOSPITALIZACION


Después de haber tratado estos factores, se debe tener en cuenta las medidas
para prevenir, el trauma de la hospitalización:
1. Evitar la hospitalización innecesaria del niño o niña; el hogar es mejor que el
hospital para su cuidado.
2. Mejorar la atención y el cuidado del niño en el hospital; el profesional de
enfermería debe estar capacitado como padre o madre sustituía; los
abrazos y mimos deben ser parte muy importante en el cuidado.

33
3. Preparación para la educación del niño: se le debe dar instrucción clara,
simple y veraz, de lo que le va a suceder en el hospital.
4. Proceso de admisión; se debe hacer una historia, por parte de enfermería,
sobre los hábitos del niño o niña, sus preferencias en la comida, las
enseñanzas que estaba recibiendo en el hogar, para, en lo posible,
continuarlas en el hospital; las palabras que el niño utiliza para indicar que
desea evacuar sus intestinos, pedir sus juguetes favoritos.
5. Ser flexibles con las visitas de los padres, en lo posible no deberían tener
límites. Es ideal que los padres, o alguno de ellos, permanezca al lado del
niño durante la hospitalización, si ésto no es posible, se debe dejar un
horario libre de visita a los padres, preferiblemente en horas de comidas, así
ellos serán una ayuda para el personal de enfermería y el niño comerá con
apetito, pues éste es uno de los mayores problemas por los que pasa el
niño durante la hospitalización.
6. Actividades recreativas, deben planearse horas de juego, pasear los niños
por el jardín del hospital, mantenerlos ocupados, tener juguetes a su
alcance y no guardados o tenerlos de adorno.
7. El diseño de la sala de pediatría debe perder por completo el aspecto de
seriedad y monotonía, los colores de las paredes deben ser alegres, con
cuadros simples y humorísticos.
8. Alimentos: buscar que tengan sabor y presentación agradables, y de fácil
ingestión.
9. Procedimientos dolorosos: evitar en lo posible tomar varias muestras para el
laboratorio, no chuzar al niño varias veces, por olvido médico o de
enfermería. Las curaciones o exámenes especiales, tratar de hacerlos en
un cuarto separado, y previa analgesia para disminuir al mínimo el dolor y
donde los otros niños no presencien estos procedimientos. La enfermera,
una vez terminado el procedimiento, debe tener en sus brazos al niño
algunos momentos para confortarlos y calmarlos.
10. Lo que el niño ve y oye: comprende más de lo que se supone y les causa
temor lo que el médico o la enfermera dicen junto a su cama, como por
ejemplo, "¿1 niño es diabético", o "es leucémico", es probable que estas
palabras ocasionen una gran ansiedad en él o en ella.

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11. Cuando el niño ve miembros mutilados en otros pacientes, asocia
inmediatamente que todos en la sala están por la misma razón y que tarde
o temprano también se verán en la misma situación.
12. Y por último, la medida preventiva más importante: los niños deben ser
valoradas periódicamente por el profesional de enfermería y el médico para
que determine la alimentación, las vacunas que requiere según la edad,
vigile el peso, el crecimiento y el desarrollo en general, y detecte
tempranamente algunos problemas orgánicos, sólo así, se garantiza la
salud y se evita, en la mayoría de los casos, las dolorosas
hospitalizaciones.

DESTETE
Para la mayoría de los niños es una situación difícil; se conocen bien los
múltiples aspectos psicológicos del destete, desde la madre que a veces se
niega a dar el pecho a su hijo (a), hasta aquélla que prolonga la lactancia hasta
edades inaceptables; se dan todas las gradaciones, en las que parece haber
una correlación social y cultural. Madre e hijo (a) suelen aferrarse a esa íntima
relación que crea la lactancia; resulta más simple vencer la resistencia afectiva
y los perjuicios maternos; el problema más complejo es que el (la) niño (a) se
niega a ingerir otros alimentos, porque le cuesta perder una parte de la madre
que ha sido esencial para él, o ella, y ha estado en contacto directo durante
cierto tiempo.
Por esta razón, el destete debe hacerse gradualmente, es decir, introducir el
consumo de otros alimentos poco a poco y cuidar que no constituya un
obstáculo en la relación con el niño o niña.
Se debe evitar los procedimientos que emplean algunas madres para inducir al
niño o niña a rechazar el pecho o el biberón, como es el de colocar objetos
ásperos o irritantes o el uso de sustancias amargas en el pezón.
Estas prácticas no se aconsejan, porque el destete se hace de una forma
brusca y desconcertante para el niño o niña, además, puede fijársele más la
idea y resurgir en las etapas siguientes, el deseo de succión.
El destete progresivo también es conveniente para la madre, pues le evita
congestión en los senos; también para ella la separación de su bebé es una
situación difícil que debe aprender a superar. Después del parto, es ésta la

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segunda gran separación que tanto el bebé como la madre experimentan. La
etapa indicada para efectuarlo es el comienzo de la dentición, cuidando
siempre que el bebé al perder el seno, no pierda la presencia y compañía de la
madre a quien tanto necesita en esta época.
El niño o niña que tenga posibilidades de una buena alimentación, no debe
tomar el seno, o el biberón, después del primer año de vida, pues hay que
tener en cuenta que a partir de los 4 meses, empieza a tomar alimentos más
espesos (papillas), y por consiguiente, disminuye las veces que es alimentado
al seno.
De los 4 a 9 meses, la frecuencia y la cantidad de alimentos va en aumento, a
expensas de la disminución del amamantamiento. Es frecuente que después
de los 6 meses, el bebé no tome más de tres veces diarias el pecho, lo que
facilita, a partir de ese momento, suprimir paulatinamente el seño sin que se dé
cuenta del destete, pudiendo pasar a una alimentación más variada.
Al final del primer año de vida, va adquiriendo la capacidad de tomar
espontáneamente otros alimentos, en taza o con cuchara, lo que es un indicio
del fin del uso del seno o biberón, y sigue el camino de la maduración
neurológica.

SUCCION DEL DEDO


La mayoría de los niños, durante las primeras 24 horas de vida, lleva el pulgar
o cualquier otro de sus dedos a la boca y succionan con fuerza. Pocos son los
niños que abandonan esta práctica antes de finalizar el primer año, pero, si el
hábito no aparece durante este tiempo, puede que lo adquiera más tarde.
La práctica de chuparse el dedo debe considerarse como un reflejo normal, en
los primeros meses de vida. En algunos casos se manifiesta cuando el niño o
niña siente hambre, sueño, incomodidad, fatiga, o en cualquier circunstancia
que le ocasione un estado de ansiedad.
La elección del pulgar es probablemente accidental, y se da en el curso del
movimiento de las manos, ésta actividad la encuentra placentera y por tal
motivo continúa con la acción que, en ocasiones, no se limita a un solo dedo.
El niño o niña se chupa el dedo con intensidad, se muerde el puño y lleva a su
boca todo lo que encuentra, pero aparte de la necesidad de morder para
calmar el dolor de las encías, necesita chuparse el dedo de la misma forma que

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el adulto siente la necesidad de fumar o masticar chicle. Recordemos que el
niño se encuentra en la etapa oral.
La época en que este hábito llega a su culminación, es la comprendida entre
los 5 y 9 meses de edad, coincidiendo con la salida de los dientes.
Es común que al cumplir el año de edad, siga chupándose el dedo porque
encuentra temporalmente la sensación que sentía cuando era más pequeño.
Después del año de edad, con el mayor desarrollo motor, la acción disminuye
rápidamente.
Cuando el hábito persiste a los 2 años, se considera la posibilidad que exista
algún problema psicológico de insatisfacción. Chuparse el dedo, toma la misma
significación que la costumbre de comerse las uñas, hacer guiños o realizar
otros tics.
Existen dos teorías sobre la causa de chuparse el dedo:
1. Levy, sostiene que es consecuencia de la supresión o la frustración del
impulso oral de chupar en forma temprana.
2. Sears y Wese, afirman que este hábito es debido a la satisfacción
exagerada del impulso de chupar.
Estas teorías llevan a su vez a dos conclusiones:
1. Si el instinto de mamar se ve frustrado en la primera infancia en la cual el
niño o niña está en la etapa oral y es más pronunciado dicho instinto, le
conduce a chuparse el dedo más allá de la edad permisible.
2. Si el destete se retarda y el mamar se prolonga demasiado, entonces,
chuparse el dedo se convertirá en un hábito a causa del refuerzo
permanente.
Existen movimientos asociados que acompañan frecuentemente el acto de
chupar el dedo:
- Tirar de las orejas.
- Retorcer o tirar los cabellos.
- Chupar una sábana o pañal.
- Frotar la mejilla o barbilla.

Para corregir al niño o niña de estos hábitos, hay que determinar las causas
que los ocasionan y darles solución.

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No es aconsejable acosarlo (a) con amenazas, castigos, quitándole el dedo de
la boca o colocando sustancias amargas en el dedo, pues sólo se conseguirá
que se rebele y chupe más el dedo en forma consciente, en una actitud de
franca rebeldía, con lo cual el hábito se habrá convertido en un grave problema
psicológico.
La gran mayoría de niños psicológicamente estables, que gozan de un estado
anímico equilibrado, que son felices en el ambiente familiar, contentos y
despreocupados, no prolongan después del primer año de vida el hábito de
chuparse el dedo.
Sobre la conveniencia de la utilización del chupo de entretenimiento como
sustituto del dedo, existen grandes polémicas, con opiniones para todos los
gustos.
En principio, puede considerarse tan nocivo y poco higiénico como el dedo,
pero tiene la gran ventaja que cuando se considere conveniente suprimirlo,
puede desecharse, cosa que es imposible hacer con el dedo.
El niño o niña puede utilizar el chupo, siempre y cuando no abuse de él; los
padres deben suprimirlo a tiempo, una vez finalizada la dentición de los
incisivos, y no deben permitir la reincidencia en la práctica, si los padres ceden
a las exigencias y le compran otro chupete porque lloran, habrán permitido al
niño o niña ganar el capricho.

TERQUEDAD Y RABIETAS
El niño de 1 a 3 años, intenta independizarse de los padres para poder valerse
a sí mismo, por tal motivo, busca conocer sus limitaciones y saber qué cosas
pueden llevar a cabo sin la ayuda de ellos. El niño se opone a las normas que
les dan, y tratan de ver hasta dónde pueden llegar por sus propios medios.
Las rabietas ocurren cuando falla en sus intentos de lograr algo, y se da cuenta
que hay muchas cosas para las cuales todavía no puede valerse por sí mismo
(a), y es cuando comienza a sentir sus propias limitaciones y descubre que es
incapaz de realizar algunas tareas; esta situación debe ser entendida por los
adultos, quienes deben reaccionar con serenidad, comprensión y firmeza.
En ocasiones, las rabietas son estimuladas por los mismos padres, al ceder
ante la presión del niño o niña, quien logra cosas o permisos que por otros
medios no conseguiría.

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Las rabietas son, además, manifestaciones de la pérdida de control frente a la
agresividad, y es aquí, con más razón, que necesita de los padres para que le
ayuden a controlar el temperamento y le hagan ver y sentir las limitaciones a
sus deseos.
Si ante la rabieta los padres se descontrolan, gritan y pegan, estarán
demostrando al niño o niña con su conducta, la inconsistencia de sus
demandas.
El niño manifiesta la rabieta de distintas formas, como por ejemplo, se echa al
suelo, patea, grita, y en ocasiones, contiene el aliento.
Etiología de las rabietas:
1. Cuando el niño o niña encuentra eficaz un acceso de ira, para obtener lo
que quiere.
2. Los niños que han sufrido enfermedad prolongada y por esto han sido
sobre-protegidos por sus padres.
3. Los niños sometidos a métodos disciplinarios incoherentes.
4. Exceso de críticas y ansiedad de los padres.
La rabieta puede ser condicional y de situación. Ejemplo: el niño o niña, es
preso (a) de la ira cuando su madre le sugiere que vaya al baño sin importarle
que interrumpe su juego a la simple mención de la palabra baño, el niño o niña
da la respuesta con una rabieta, pues ve una interferencia en el juego.
El infante que tiene problemas en el lenguaje a veces reacciona con accesos
de ira cuando no logra hacerse entender. Otros hacen rabietas por imitar a los
padres, pues éstos se comportan igual en algunas ocasiones, debido a que
padecieron de ellas en la infancia, y ahora el (la) hijo (a) tiene más
probabilidades de presentarla.
Las características de la personalidad del niño influye también en la
susceptibilidad para hacer rabietas; estas manifestaciones se presentan más
frecuentemente en niños activos y enérgicos, que en aquéllos plácidos e
hipotónicos.
En la mayoría de los casos si las rabietas son tratadas acertadamente por los
padres, disminuyen en forma gradual y generalmente cesan antes de los 4
años de edad.
El tratamiento que los padres deben tener en cuenta para estos casos, es
conservar la calma, ser coherentes, comprensivos y consistentes.

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Si al niño o niña, se le niega que juegue con algún objeto, debe seguírsele
negando, pues muchos padres hacen una prohibición un día y al otro día se les
olvida y cambian de opinión, o cuando llora, el padre o madre accede a sus
pedidos; el (la) niño (a) ya sabe que cada vez que le nieguen algo no hace más
que llorar y lo obtendrá.
En la medida de lo posible los padres deben ignorar el episodio, si están
leyendo deben seguir haciéndolo sin mirar a su hijo(a). No se debe intentar
razonar con el niño o niña, cuando tiene un acceso de ira, algún tiempo
después que le haya pasado, debe hacérsele ver el error de su conducta y que
un acceso del mal genio nunca dará por resultado salirse con la suya.
Si cada uno de los padres, o ambos, presentan manifestaciones de agresividad
delante de sus hijos, debe orientárseles, pues si quieren que sus niños
dominen sus rabietas, deben hacer uso ellos también del dominio de sí mismos
pues el (la) niño (a) aprende esto por imitación.

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