W “el proceso de maduración: análisis con niños en
periodo de latencia” Perspectiva de trabajo clínico Para Winnicott, el psicoanálisis infantil no difiere del de los adultos ya que ambas se basan en la teoría Freudiana del análisis del complejo de Edipo. Lo que diferencia un trabajo de otro es la metodología de trabajo (juego en el niño, únicamente trabajo verbal en la terapia con adultos). Entiende que existe un desarrollo físico tendiente a acompañar lo emocional que comienza al momento del nacimiento y continua su curso durante el resto de la vida. Establece y menciona durante varios de sus escritos las diferencias teóricas entre Klein y Freud, mostrando una mayor afinidad con la perspectiva Kleiniana de trabajo. Utiliza 3 categorías diagnosticas las cuales localiza desde la infancia: neurosis, psicosis y antisocial. Realiza un análisis de transferencia del paciente y realiza interpretaciones de la misma buscando el momento para una aceptación consciente de dicha intervención.
Técnica psicoanalítica en el periodo de latencia
Adhiere con Klein en que el periodo ideal para el acceso al trabajo con el inconsciente del niño se encuentra en el momento previo a este periodo debido a las defensas que comienzan a instalarse luego del complejo de Edipo (ofrece mayor resistencia para el trabajo analítico). Ubica el periodo de latencia entre los 6 y 10 años de edad, y elabora su posición teórica partiendo del desarrollo biológico. Refiere que en este periodo se produce un cese del desarrollo instintivo el cual reaparece en la pubertad (con apoyatura de los cambios físicos propios de este periodo). El niño experimenta la asociación libre como una amenaza especial a la organización de su ego. “La cordura es esencial durante la fase de latencia.” La finalidad del tratamiento, por ende, las interpretaciones son orientadas hacia el reforzamiento de las estructuras débiles y modificar las que se interpongan al desarrollo normal.
Final del tratamiento
De por sí, la finalización se sitúa en un momento muy delicado para Winnicott ya que se encuentra próximo al encuentro con los avatares que le suscite el encuentro con la pubertad. Habitualmente, concluye cuando el niño alcanza los 12 o 13 años de edad, con las complicaciones que este periodo contenga. Sugiere que no se debe someter a tratamiento a un niño en periodo de latencia si no se lo observa “considerablemente enfermo”.