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TEMA No 2
Al señalar que la direccionalidad y selectividad de los procesos mentales que permiten una
estrecha vigilancia sobre el curso preciso y organizado de la actividad mental, Luria (1973)
introduce una definición sobre el término atención, la cual es vigente hasta nuestros dias, pese a
las posiciones extremas sobre su naturaleza que asumieron diferentes corrientes psicológicas
desde el sigloXVIII. Desde entonces y hasta ahora, diversos aspectos para la comprensión de los
mecanismos atencionales han sido objeto de numerosas investigaciones; entre dichos aspectos y
aparte de las discusiones sobre su naturaleza, se encuentran las formas de atención (involuntaria
y voluntaria) a partir de indicadores fisiológicos, su organización cerebral y su desarrollo.
La atención como concepto teórico, incluye los siguientes conceptos derivados de
investigaciones de tipo psicofisiológico (Gastó, 1998):
1
Magíster en Neuropsicología
Especialista en Neuropsicopedagogía
Fonoaudióloga
De acuerdo con el anterior marco conceptual, el autor señala que prestar atención, como
conducta intencional, consiste en orientar diversos sentidos hacia un foco de información
selectivo; dicha conducta puede ser conciente o voluntaria, o bien puede ser incidental. La
alertización, por su parte, se refiere a la capacidad anticipatoria que posee el cerebro antes de
que se detecten y analicen los estímulos.
La atención como proceso puede explicarse en las siguientes fases (Beltrán, 1988, citado por
Téllez, 2002)
1. Selección de la información: Destacar una información sobre otras, lo cual está
fuertemente determinado por las características de los estímulos o por la prioridad que
le dé el individuo a una información
2. Mantenimiento de la atención: Implica un esfuerzo activo que requiere un nivel
voluntario relacionado con la motivación y las experiencias personales
3. Paso a otra actividad: Implica que la atención ya no se centra en la información previa
que se venía manejando
Téllez (2002) señala que la atención como proceso psicológico comparte sus características
generales y que su desarrollo no supone una simple maduración de rasgos innatos: surge de la
Características particulares
Parte del primer contacto que se tiene con el paciente y debe observarse la actitud en general, la
expresión facial, los movimientos y los pensamientos. Posteriormente la evaluación debe explorar
la existencia de características alteradas de la conducta atencional:
Distractibilidad: Cambios bruscos de la atención (primero el paciente se focaliza por poco tiempo
y luego en múltiples estímulos). Hay inquietud, agitación (el prototipo de esta alteración se
manifiesta en el Trastorno por Déficit Atencional –ver síntomas descritos en DSMIV-; ansiedad,
mania)
Hiperprosexia: Dificultad para cambiar de foco atencional (normalmente en tareas que exigen
mucha concentración (elaboración de un informe, ajedrez, resolver un examen). En trastornos
psicóticos (ideas delirantes, alucinaciones); en el Trastorno Obsesivo Compulsivo –TOC- (dada la
dificultad para suprimir o ignorar pensamientos, impulsos o imágenes); en el Trastorno por Estrés
Posrtraumático –TEP- (reexperimentación persistente del suceso).
Inatención apática: Dificultad para mantener la atención debido a fatiga extrema, desnutrición,
psicofármacos, procesos degenerativos difusos.
Inatención motivacional: Más que una alteración del mecanismo atencional, el paciente muestra
desinterés o negativismo ante tareas que exigen esfuerzo atencional
El estudio de la memoria humana reviste gran importancia desde diversas ópticas. Esta
importancia queda plasmada en la variedad semántica y etimológica del término, aplicándose ya
sea a la historia de la humanidad, a aspectos biográficos, al producto de un congreso, a la
informática, o al rendimiento de un sujeto en tareas particulares. Estas aplicaciones revelan
además, que no existe actividad humana en la que no esté implícita la memoria. Sus
formulaciones teóricas son igualmente amplias.
Los tipos de memoria se pueden analizar con referencia a criterios temporales y a la modalidad
sensorial por la que se registra la información. En esta revisión se describirá la memoria con base
en el primer criterio.
En esta memoria intervienen dos subtipos: La memoria sensorial, que tiene una duración de varios
milisegundos y se relaciona con la fase inicial que es la atención y el proceso de registro. Dentro
de esta se reconocen la memoria icónica (memoria ultracorta de tipo visual que se refiere al
fenómeno de postimagen que ocurre inmediatamente después de ver un objeto) y la memoria
ecoica (de origen auditivo, que hace posible percibir el lenguaje como un continuo).
De la memoria sensorial, la información se transmite a la MCP, la cual tiene varias características:
- Almacenamiento o retención:
Consiste en la retención de la información en los diferentes sistemas de memoria con respecto a
su temporalidad: Se inicia con la activación de la MCP (el cual es un almacenamiento temporal,
frágil y sujeto a interferencias).
Si las condiciones lo permiten, la información pasa a la MLP, para un almacenamiento más
permanente, pero que depende de un proceso de consolidación.
- Evocación
Se refiere a las estrategias y mecanismos que permiten la búsqueda y recuperación de la
información consolidada. Puede darse por control directo o automáticamente (reminiscencia).
Se considera que el lóbulo frontal interviene en este proceso de evocación.
A nivel general se consideran los siguientes factores como determinantes de la calidad del
proceso de memorización: nivel de conciencia, forma de aprendizaje, motivación, organización
del material, aspectos emocionales y edad.
Desarrollo de la memoria
Los aspectos evolutivos de la memoria pueden comprenderse mejor en el contexto del desarrollo
cognitivo general del niño; en este apartado se retoman algunas correlaciones planteadas por
Ausubel & Sullivan (1991) con respecto a las tendencias evolutivas de la memoria, en las que las
etapas del desarrollo cognitivo propuestas por Piaget, sirven de marco referencial para
establecer dichas correlaciones.
En la primera infancia, la memoria tiene un carácter involuntario, pero poco a poco esta se va
caracterizando por la gradual subordinación de los procesos de retención y reproducción a la
intención de retener o reproducir lo observado (memoria voluntaria). En esta etapa se
demuestra la mayor eficacia para la retención en condiciones lúdicas que en situaciones de
laboratorio. Por ejemplo, los preescolares pueden reproducir el argumento básico de un relato,
con menor tendencia a modificarlo. Sin embargo, existen varios factores que pueden explicar la
relativa inestabilidad de la memoria en esta edad.
Por un lado, la falta de una estructura cognitiva organizada y diferenciada, las representaciones
perceptuales tienden a ser vagas y poco claras, y no cuentan con focos conceptuales estables y
pertinentes bajo los cuales se las pueda catalogar. En este caso, la memoria corresponde a la
modalidad de corto plazo.
Otro factor, se refiere a que la memoria depende de la significación potencial del material que
se deberá vincular con la estructura cognitiva del niño. La retención de material conectado e
inteligible tiene más probabilidades de ser mejor recordado. El otro factor, consiste en que dado
que el niño carece de un vocabulario adecuado, buena parte de sus primeras experiencias no es
Con el dominio del lenguaje y el establecimiento de una estructura cognitiva más adecuada a
medida que el niño avanza a lo largo del ciclo primario, la memoria se hace cada vez más
estable e interviene en forma creciente en la capacidad para resolver problemas más complejos.
Se ha sugerido que, implícita o explícitamente, el desarrollo de estructuras operacionales
depende del alcance inmediato de la memoria del niño. Al mismo tiempo, es evidente que los
progresos de la memoria dependen, en cierto modo, del desarrollo de la estructura cognitiva.
Muchos teóricos han planteado que existe una capacidad para organizar grandes conjuntos de
información a efectos de su almacenaje y posterior recuperación. Por lo tanto se puede esperar
que el desarrollo de estructuras cognitivas más perfeccionadas, que se produce a medida que el
niño aumenta en edad, constituirá un instrumento de facilitación de la memoria.
Otro autor, Flavell (citado por Ausubel & Sullivan, 1991) planteó la hipótesis de que una tarea en
la cual interviene la memoria es un tipo de solución de problemas en la que el esfuerzo de la
mediación mnemotécnica constituye el medio estratégico conducente a la solución, y el
recuerdo es la meta o la resolución del problema. Al parecer, a medida que el niño aumenta en
edad, utiliza mediadores más eficaces. Los trabajos de este autor han demostrado que el uso
espontáneo de estrategias de ensayo sigue un curso evolutivo, en el cual los niños menores de
seis años casi nunca emplean estrategias espontáneas; se ha observado también que hay ciertos
indicios de que el ensayo verbal auténtico es una táctica mediacional que se desarrolla más
tarde y que los esfuerzos espontáneos y deliberados para hallar vinculaciones conceptuales y
asociativas entre elementos constituyen un proceso que se acentúa con la edad.
Desde una perspectiva más general, vale anotar que el desarrollo de la memoria se acoge a los
principios del desarrollo neuropsicológico, como son:
• Influencia de experiencias previas: Las etapas previas del desarrollo afectan el desarrollo
posterior
• Diferenciación del ritmo: Existen variaciones en la velocidad de desarrollo
• Direccionalidad: El desarrollo se dá en dirección céfalo-caudal y próximo-distal
• Períodos críticos: Durante el desarrollo existen fases sensitivas tanto de órganos como de
funciones psicológicas
• Interrelación entre maduración y aprendizaje: Se constituyen en dos fuerzas que ejercen
su efectos sobre el desarrollo
• Desarrollo continuo y paulatino: Observable en cambios cuali y cuantitativos
• De la generalidad a la especificidad: El desarrollo se da desde lo más grueso a acciones
más refinadas
3. Formas clínicas específicas: De acuerdo con el factor etiológico se diferencian las siguientes:
• Amnesia global transitoria: Ocurre en forma asociada con una conducta de ansiedad y
perplejidad con pérdida súbita de la memoria para acontecimientos recientes (amnesia
anterógrada) durante varias horas. Se conserva la identidad personal y hay sensación de
extrañeza, ansiedad (el paciente hace la misma pregunta una y otra vez). Termina
espontáneamente de manera súbita. Se mantiene la conciencia e identidad personal
durante el evento. Las causas pueden ser por etiología vascular (migrañas), epilepsia,
isquemias, alteración emocional intensa, TEC leves.
• Amnesia Postraumática: Prototipo del paciente con TEC, en el cual hay pérdida de
conciencia, seguida de confusión y recuperación del nivel de conciencia con o sin
secuelas neurológicas. Los TEC cerrados lesionan polo temporal y parte basal del lóbulo
frontal por laceración y dejan secuelas importantes en las habilidades de memoria,
particularmente dependiendo de la severidad y duración del coma, pero también de
factores individuales. Se suele producir amnesia retrógrada de duración variable (eventos
sucedidos, minutos, horas, dias o hasta años antes del TEC y su recuperación presenta un
gradiente temporal –se recuerda primero la información más antigua). La amnesia
anterógrada subsiguiente corresponde al periodo confusional posterior al TEC que afecta
5. Hipermnesias: Anormal incremento total o parcial de la capacidad de memorizar (ya sea para
registrar, retener y evocar). Este fenómeno se ha observado en individuos poco escolarizados
que presentan extraordinarias habilidades (por ej, recordar calendarios de años completos), que
al parecer se basan en habilidades que no siguen reglas conceptuales, sino que se basan en
algún tipo determinado de codificación. Esta condición también ha sido descrita en el síndrome
de Asperger.
Desde el punto de vista psicopatológico se consideran las hipermnesias ideativas que incluyen
desde fenómenos de tipo obsesivo (repetida aparición de de frases, melodías y palabras de las
que es difícil desprenderse) hasta las propias ideas obsesivas y las hipermnesias afectivas, en las
que se recuerdan con mayor intensidad y frecuencia experiencias negativas (crisis de pánico).
Existe otro fenómeno consistente en visiones panorámicas de la existencia, en el cual se refiere
actualización momentánea con gran plasticidad y detalle de la totalidad o trozos de la propia
biografía; se manifiesta en estados crepusculares, hipnóticos y situaciones de riesgo vital.
La afasia se define como la alteración en la capacidad para utilizar el lenguaje oral resultante
de un daño cerebral, que constituye una pérdida adquirida y que se caracteriza por dificultades
tanto en la comprensión como en la producción lingüística.
Los trastornos del lenguaje han sido probablemente los más estudiados desde la neuropsicología;
la diversidad de ópticas en su estudio ha derivado en numerosas clasificaciones, llevando a
situaciones en las cuales una misma denominación ha llegado a ser utilizada en dos
clasificaciones distintas para referirse a síndromes clínicos radicalmente diferentes ( Ardila &
Rosselli, 1992). Sin embargo, existe acuerdo en utilizar dicotomías para unificar conceptos; tales
dicotomías consideran oposiciones como “expresivo Vs receptivo”, “motor Vs sensorial”,
“anterior Vs posterior”, “fluente Vs No fluente”, “desórdenes paradigmáticos Vs
sintagmáticos”, entre otros.
Una de las clasificaciones universalmente más aceptadas se refiere a la propuesta por el Grupo
de Boston, a partir de los conceptos de Wernicke, en donde se hacen las siguientes distinciones:
afasias fluentes Vs afasias no fluentes y afasias corticales, subcorticales y transcorticales.
En esta revisión se hace una descripción suscinta de cada subtipo.
Subtipos afásicos
Según destaca Quintanar (1994), el Grupo de Boston define el concepto de afasia como la
alteración del lenguaje oral y escrito como consecuencia de daño de ciertas regiones cerebrales,
definición que lleva implícita la descripción clínico-anatómica basada en el análisis sindrómico
clásico, señalando la sintomatología general, pero sobre todo, su carácter localizacionista dentro
de su modelo de correlación estructura-función. Esta aproximación anatomoclínica incluye
algunos aspectos psicolinguísticos, pero los mecanismos que subyacen a los diferentes tipos de
afasia se explican a nivel neuroanatómico y a nivel lingüístico, pero sin mantener una misma
línea de análisis. El diagnóstico neuropsicológico se realiza a través de una batería
estandarizada.
2. Afasia de Wernicke: Se trata de una afasia con comprensión auditiva escasa (forma de
sordera a las palabras), con habla bien articulada y fluente en la cual la lectura puede estar
relativamente menos afectada; Gran dificultad en la comprensión de palabras aisladas que
pueden entender mas fácilmente en un contexto; su expresión se caracteriza por ser
paragramatical, con múltiples transformaciones parafásicas que conducen a una producción
ininteligible (jergafásica). La denominación y la repetición están alteradas.
6. Afasia Motora Transcortical: H2ay pérdida de la iniciativa verbal y reducción del lenguaje
espontáneo no fluente. El paciente tiene posibilidades para contestar brevemente las preguntas
y aunque presenta dificultad para iniciar y organizar su respuesta, una vez iniciada
generalmente está bien articulada. Sus respuestas son ecolálicas y/o monosilábicas. Hay
dificultad para recitar en forma automática; la comprensión se conserva en el nivel dialogístico
simple, pero evidencia dificultad para la generalización e inhabilidad para expresar deseos y
pensamientos ya que no hay lenguaje predicativo. La comprensión auditiva está relativamente
conservada, así como la comprensión de lectura y lectura en voz alta; la repetición está intacta.
7. Afasias puras: Se caracterizan por la afectación de una sola modalidad: aferente o eferente
y se dividen en: a) Afasia Motora Subcortical por lesión subcortical que interrumpe la vías
efectoras que van del área de Broca al sistema fonatorio periférico sin afectar la actividad
cortical del lenguaje; hay imposibilidad para emitir sonidos, pero puede recitar en forma
automática y durante la recuperación las oraciones son gramaticalmente correctas y no presenta
dificultad para encontrar palabras. b) Sordera Verbal, que se caracteriza por una pérdida total
de la comprensión auditiva, a causa de la destrucción de ambas áreas primarias auditivas
corticales (circunvolución de Heschl) y las fibras subcorticales que transmiten la información a
las áreas de asociación auditiva, conservándose intacta el área de Wernicke.
C. Capacidades que permiten funcionar con independencia, con un propósito, con conductas
autosuficientes y de manera satisfactoria –autocuidado y relaciones sociales-,
independientemente de cómo se conserven las capacidades cognitivas (Lezak, 1995).
Modelos explicativos
De las anteriores definiciones se puede inferir que, de manera general, las FE se podrían
conceptualizar como un producto o como un proceso, y harían referencia a diversos modelos
teóricos y/o posturas con respecto a dicho constructo.
Uno de estos modelos, a la luz de la definición planteada por Pennington, citado por Pistoia,
Abad-Mas & Etchepareborda (2004), según la cual, las FE consisten en “la habilidad para
mantener un set de resolución de problemas atendiendo a un objetivo futuro”, relaciona las FE
con el concepto de manager (como funciones que realizaría un “ejecutivo empresarial”). Por lo
tanto, este modelo se refiere a las FE como un proceso de resolución de problemas (desde la
formulación de una intención hasta su ejecución, incluyendo además el automonitoreo y los
cambios adaptativos para dicha solución). Este modelo ejemplificaría las FE como funciones
cognitivas complejas.
Por su parte, el modelo que plantea las FE como un proceso de control central, se apoya en los
aportes de Barkley y que Pistoia, Abad-Mas & Etchepareborda (2004) resumen de la siguiente
manera: La atención (como constructo teórico multidimensional) describe una relación funcional
entre ciertos eventos del contexto y la forma de responder a ellos; el tipo de respuesta de las
funciones atencionales son de “proximidad temporal” entre el evento del contexto y la conducta
del sujeto como respuesta. Esta característica de proximidad temporal es lo que el autor toma
como elemento distintivo entre las funciones atencionales y las FE; estas últimas tendrían como
elemento diferenciador “el retraso en la respuesta –delay” y la “respuesta de inhibición”: el
tipo de respuesta entre el estímulo y la conducta correspondiente sería una respuesta ejecutiva.
La función de inhibición pondría en marcha la respuesta ejecutiva, que determina la conducta a
seguir como respuesta al medio.
El periodo de mayor desarrollo de los lóbulos frontales –LF- (asiento de las FE) se da entre 6/8
años; a los 12 años la organización cognitiva es parecida a la del adulto, pero su desarrollo
completo se da a los 16 años. Este desarrollo se correlaciona con los diferentes estadios
madurativos que van a depender tanto del desarrollo de la función reguladora del lenguaje como
de la entrada al estadio de la operaciones formales en consonancia con la madurez de los LF.
Al respecto, Luria (1973) propone una secuencia del desarrollo de las FE según los sustratos
neurológicos sobre los que las unidades funcionales y sus niveles se sustentan. Este desarrollo se
correlaciona con las áreas terciarias de la unidad de salida/planificación, la cual no es operativa
hasta los 4/7 años y continúa su desarrollo hasta la juventud: estas áreas permiten la capacidad
de programar, reglar y controlar programas con un propósito determinado (formas complejas de
actividad humana).
-Conexiones córtico-corticales (recíprocas): Recibe información de otras áreas (por lo cual son
moduladas) y se rigen por principios de procesamiento paralelo.
Los síntomas clínicos frecuentemente observados en casos de lesión frontal de acuerdo con las
diferentes funciones cerebrales superiores son (Montañés y De Brigard, 2001):
El lenguaje: En casos de lesión frontal y dependiendo del área específica de la lesión, es posible
identificar la afasia de Broca, la afasia del área motora suplementaria, la afasia motora
transcortical y la afemia, cada una con una semiología particular. Particularmente, las lesiones
dorsolaterales comprometen la habilidad para relatar hechos, formular mensajes verbales y
producir frases sencillas; se observan también perseveraciones de palabras e ideas. En lesiones
orbitofrontales se altera la capacidad de realizar seguimientos de la conducta verbal por la
• Análisis de los factores cognoscitivos: Primera etapa que busca definir cuáles
operaciones cognoscitivas son necesarias para realizar determinada tarea, y cuál o cuáles de
ellas son responsables del puntaje obtenido (ej: atención sostenida, reconocimiento visual,
orientación espacial, coordinación visomotríz, entre otras)
• Análisis neuropsicológico del factor subyacente a los errores: Etapa clínica avanzada
que requiere de la cualificación y tipificación de los errores (independiente de las destrezas y
habilidades): Se lanzan hipótesis y establecen constructos explicativos para los signos (errores)
observados, lo que permite definir síndromes neuropsicológicos (Ardila, Rosselli & Puente, 1994;
Ardila, Lopera, Pineda & Rosselli, 1995; Ardila, 1995; Denckla, 1989; 1996, citados por Pineda,
2000)
Entre las pruebas neuropsicológicas mas usualmente empleadas son la prueba de Clasificación de
Tarjetas de Wisconsin, las pruebas de Fluencia Verbal y Fluidez de Diseños, la Torre de Hanoi o
de Londres, la prueba de Stroop y la de Apertura de Caminos o TMT.
Dada la complejidad para la evaluación de las FE, Lezak (1995) propone dividir el concepto en
áreas restringidas con base en cuatro aspectos, y que Soprano (2003) resume como sigue:
• Volición: Se refiere al proceso para determinar lo que uno necesita o quiere y concebir
algún tipo de realización futura de esa necesidad o deseo; requiere la capacidad de formular
un objetivo o formalizar una intención. No hay pruebas formales, por lo tanto los datos se
recogen de la observación directa y de la información allegada por familiares
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