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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE MANIZALES


ESPECIALIZACIÓN EN NEUROREHABILITACIÓN

TEMA No 2

Alteraciones Neuropsicológicas: conceptos y semiología básica


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Vilma Varela Cifuentes

RESUMEN: La heterogeneidad clínica observada en diferentes trastornos


neuropsicológicos se hace evidente en cada uno de los dominios cognoscitivos. Su
comprensión e identificación debe partir de un adecuado conocimiento de las bases
conceptuales de dichos dominios, que a su vez permitirá la selección de los
instrumentos de evaluación pertinentes con miras a la respectiva conceptualización
diagnóstica y terapéutica. En este trabajo se revisan algunos de los fundamentos
que subyacen a la ejecución de actividades de orden atencional, mnémico,
lingüístico y ejecutivo desde diversas perspectivas y se describen las
manifestaciones clínicas prototípicas en cada uno de los dominios enunciados.

I. EL SISTEMA ATENCIONAL HUMANO

La atención constituye un proceso psicológico básico para el procesamiento de las diferentes


modalidades de la información así como para llevar a cabo diferentes actividades. Como proceso
interno, no es observable, pero sus manifestaciones conductuales representan indicadores
confiables para su análisis y estudio. Diversos modelos teóricos intentan describir la atención, ya
sea como parte de la actividad psicológica, o enfatizan su papel selectivo, lo que ha originado
conceptualizaciones polémicas en torno a su definición. En esta revisión se parte de las
conceptualizaciones más generales sobre la atención que se desprenden de diferentes modelos
neuropsicológicos, pasando por la descripción de sus características generales y particulares, para
posteriormente definir las formas en que el proceso atencional se puede ver alterado.

Al señalar que la direccionalidad y selectividad de los procesos mentales que permiten una
estrecha vigilancia sobre el curso preciso y organizado de la actividad mental, Luria (1973)
introduce una definición sobre el término atención, la cual es vigente hasta nuestros dias, pese a
las posiciones extremas sobre su naturaleza que asumieron diferentes corrientes psicológicas
desde el sigloXVIII. Desde entonces y hasta ahora, diversos aspectos para la comprensión de los
mecanismos atencionales han sido objeto de numerosas investigaciones; entre dichos aspectos y
aparte de las discusiones sobre su naturaleza, se encuentran las formas de atención (involuntaria
y voluntaria) a partir de indicadores fisiológicos, su organización cerebral y su desarrollo.
La atención como concepto teórico, incluye los siguientes conceptos derivados de
investigaciones de tipo psicofisiológico (Gastó, 1998):

• El alerta: Respuesta comportamental fisiológica a la entrada de estímulos o bien


receptividad incrementada a éstos
• La atención: Entendida como efecto selectivo, subsidiario del primero, respecto de la
categorización de estímulos
• La activación: La cual se explica como la intención, preparación o disposición psicológica
o cognitiva para la acción

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Magíster en Neuropsicología
Especialista en Neuropsicopedagogía
Fonoaudióloga

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De acuerdo con el anterior marco conceptual, el autor señala que prestar atención, como
conducta intencional, consiste en orientar diversos sentidos hacia un foco de información
selectivo; dicha conducta puede ser conciente o voluntaria, o bien puede ser incidental. La
alertización, por su parte, se refiere a la capacidad anticipatoria que posee el cerebro antes de
que se detecten y analicen los estímulos.

Conceptualizaciones sobre la atención

Modelo de la psicología cognitiva


La atención representa un sistema de alertamiento y selectividad de estímulos con una
capacidad limitada, que está determinada por el nivel de arousal. Se asume como un sistema de
filtro que funciona de tallo cerebral a corteza (abajo-arriba). Para Kanheman (1973) la
capacidad atencional depende del nivel de arousal y se basa en el manejo de una política de
asignación de recursos cognitivos. Dentro de un modelo biprocesal de la información, Schifrin &
Schneider (1980) distinguen entre procesos automáticos y procesos controlados:

Procesos automáticos Procesos controlados


• Son adecuados para situaciones • Se evidencian ante situaciones
rutinarias nuevas y problemáticas
• Son rápidos y eficaces • Son más lentos y con mayor
• Requieren poca energía cognitiva probabilidad de fallar
• Se adquieren con el aprendizaje • Son concientes y requieren mayor
• Son difícilmente modificables esfuerzo
• Se da poca interferencia con • No constituyen rutinas
otros procesos aprendidas
• Funcionan bien con bajo nivel de • Son flexibles y adaptables
arousal • Son susceptibles a las
interferencias
• Requieren un nivel óptimo de
arousal (gasto cognitivo alto)

Modelo de la Neuropsicología cognitiva


Posner & Petersen (1990), definen la atención como “un sistema que controla el procesamiento
mental”, en donde los sistemas atencionales están anatómicamente separados de otros sistemas
de procesamiento de información; la atención como tal no está localizada sino que depende de
una red de estructuras anatómicas diversas (difusa), de tal modo que se pueden distinguir tres
subsistemas: el de orientación sensorial (hacia nuevas informaciones), el de detección de
señales (inhibición diferencial) y el de mantenimiento de la vigilancia (estado de alerta). Estos
autores comparan el sistema atencional con otros sistemas sensoriales y motores, ya que aunque
interactúa con otras partes del cerebro, mantiene su propia identidad.

Anatómicamente, los autores dividen los tres subsistemas así:


• La red posterior: Se encarga del seguimiento del estímulo y su orientación (atención
visual) en donde el lóbulo parietal permite el desenganche del foco, los colículos
cuadrigéminos permiten trasladar (desplazar) el foco atencional y el núcleo pulvinar del
tálamo reengancha con un nuevo foco
• La red anterior: Realiza un procesamiento focal conciente y de detección de señales en
lo cual se involucra el cíngulo anterior y el área motora suplementaria (porción medial
del lóbulo frontal)
• La red de vigilancia: Desarrolla y mantiene el estado de alerta con base en la actividad
de la formación reticular

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Modelo neoconexionista
Los procesos atencionales involucran la interacción de diversas estructuras como las del sistema
límbico (aspectos motivacionales), sistema reticular (activación), lóbulos frontales (exploración)
y lóbulos parietales (distribución de recursos atencionales según el tipo de tareas, basado en una
política de asignación). Los componentes atencionales desde este modelo diferencian entre span
(volumen), atención selectiva, sostenida y dividida.

Modelo de los sistemas funcionales complejos


La atención es considerada como un proceso de selectividad de estímulos que permite el
mantenimiento y el control permanente de la actividad mental. Son factores determinantes las
características de los estímulos (intensidad, novedad), las características de los sujetos
(necesidades, intereses, disposiciones), y la estructura psicológica de la actividad (según esta
sea automatizada o no automatizada).
Para Luria (1973), la organización cerebral de la atención “depende del papel que ejercen las
estructuras de la parte superior del tallo cerebral y la formación reticular en el mantenimiento
del tono cortical de vigilia y en la manifestación de la reacción general de arousal”. Pero estos
mecanismos sólo son responsables de la forma más elemental de la atención: la vigilia (como
estado generalizado). Para el autor, las formas complejas de la atención requieren condiciones
como el reconocimiento selectivo de un estímulo particular, así como la inhibición de respuestas
a estímulos irrelevantes. Las estructuras cerebrales encargadas son de orden superior: el sistema
límbico y los lóbulos frontales.
En el primero, el hipocampo se relaciona con mecanismos de inhibición de estímulos irrelevantes
y de habituación a estímulos repetidos durante largos periodos de tiempo. Por su parte, los
lóbulos frontales no sólo participan en la inhibición de estímulos irrelevantes, sino también en la
preservación de la conducta programada y orientada hacia un fin.

Luria distingue dos tipos o formas principales de atención:


• La atención involuntaria o fásica (desde el nacimiento): Caracterizada por el reflejo de
orientación y la habituación, de origen extrínseco. Los estímulos fuertes o novedosos
generan el reflejo de orientación, el cual forma parte del desarrollo adaptativo; este tipo
de atención poco a poco es influida por la habituación, a medida que interviene la
maduración.
• La atención voluntaria o tónica, la cual es social (cuatro a cinco años) y autorregulada
(seis a siete años)

El desarrollo de la atención implica una retroalimentación permanente entre la maduración


cerebral y la influencia del medio. Luria, al hacer una diferenciación entre las formas
elementales de la atención (involuntaria) y las formas superiores (voluntaria) señala que ambas
son de naturaleza social, pero la segunda está intrínsecamente mediatizada.

La atención como proceso puede explicarse en las siguientes fases (Beltrán, 1988, citado por
Téllez, 2002)
1. Selección de la información: Destacar una información sobre otras, lo cual está
fuertemente determinado por las características de los estímulos o por la prioridad que
le dé el individuo a una información
2. Mantenimiento de la atención: Implica un esfuerzo activo que requiere un nivel
voluntario relacionado con la motivación y las experiencias personales
3. Paso a otra actividad: Implica que la atención ya no se centra en la información previa
que se venía manejando

Características generales del desarrollo atencional

Téllez (2002) señala que la atención como proceso psicológico comparte sus características
generales y que su desarrollo no supone una simple maduración de rasgos innatos: surge de la

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relación con los objetos externos y con el papel mediatizador de los adultos, en donde a medida
que el cerebro va alcanzando niveles madurativos cada vez más altos, los procesos psicológicos
van alcanzando una mayor complejidad. Destaca también las siguientes características:

1. La evolución de la atención como actividad psicológica se sustenta en las experiencias del


individuo, actividad que muestra un desarrollo en la ontogenia, regido principalmente por
la influencia de la interacción social
2. Se caracteriza por la transformación de su naturaleza inicialmente refleja, mediante la
adquisición de un carácter voluntario a partir de la interacción; esta puede darse bajo la
interacción directa con el ambiente y/o la interacción guiada y facilitada por un
mediador
3. Se integra en una estructura al resto del os procesos psicológicos organizados en una
actividad psicológica, y éstos permiten al hombre interactuar con el ambiente natural y
social mediante su representación y transformación
4. No es un proceso pasivo, sino más bien activo, que guía y simplifica toda acción que
realiza el ser humano
5. Con la práctica, la actividad psicológica se va automatizando y el proceso sufre dos
transformaciones:
a. Pasa de un nivel voluntario a un nivel menos conciente que requiere menos
supervisión
b. La actividad se condensa, es decir, se reduce en cuanto a operaciones y significados;
ya no es necesario realizar tantos pasos uno por uno, sino que la actividad se realiza
en forma directa y breve. En esta reducción resulta importante la atención

Características particulares

Con el fin de posibilitar el análisis de la atención de una manera práctica, la mayoría de


investigadores en el área distinguen las siguientes características particulares:

• Selectividad (Dar prioridad a información de ciertas caractetísticas): Desarrollo de


estrategias para simplificar las tareas optimizando los recursos, minimizando toda
información innecesario o momentáneamente irrelevante. Toda selección lleva implícitos
procesos de bloqueo y facilitación, que dependen a su vez de una serie de determinantes
• Volumen: La cantidad de procesos que pueden realizarse simultáneamente tiene un límite,
el cual es variable y está en función de las experiencias individuales. Además, muchas
actividades que en un principio demandan gran cantidad de atención, se van automatizando
(de hecho, esta es una de las funciones de la atención: permitir estructurar cadenas
complejas de acciones para dar lugar a la automatización de procesos)
• Ciclicidad: La atención se encuentra sujeta a los ciclos básicos de actividad y descanso
(cada individuo desarrolla un patrón rítmico a partir de sus actividades cotidianas)
• Direccionalidad: La atención puede orientarse hacia uno u otro contenido, ya sea en forma
voluntaria o no. La dirección de la atención implica un cambio efectuado intencionalmente
una vez que se concluye una actividad, se determina dejarla pendiente o se decide prestar
atención a otra información como más importante o interesante. La atención voluntaria es
aprendida.
• Intensidad (grado de concentración): La atención puede expresarse en diferentes niveles:
Desde lo más cercano al desinterés hasta la concentración profunda.
• Estabilidad (atención sostenida): Tiempo que una persona permanece atendiendo a una
información o actividad; esta constancia varía a lo largo del desarrollo cognoscitivo. La
estabilidad no se refiere a que la atención permanezca todo el tiempo dirigida a un mismo
objeto o pensamiento, sino al mantenimiento constante de la dirección general de la
actividad.

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Exploración clínica

Parte del primer contacto que se tiene con el paciente y debe observarse la actitud en general, la
expresión facial, los movimientos y los pensamientos. Posteriormente la evaluación debe explorar
la existencia de características alteradas de la conducta atencional:

Inatención: Incapacidad para movilizar el foco de atención frente a estímulos externos


(distraído/ensimismado) o “inercia de la atención” (extrema lentitud). El paciente actúa como si
estuviera sólo atento a sus contenidos mentales (despierto, aparentemente concentrado, no
parece interesarse por el entorno, pero si se le estimula verbalmente responde)

Distractibilidad: Cambios bruscos de la atención (primero el paciente se focaliza por poco tiempo
y luego en múltiples estímulos). Hay inquietud, agitación (el prototipo de esta alteración se
manifiesta en el Trastorno por Déficit Atencional –ver síntomas descritos en DSMIV-; ansiedad,
mania)

Hipoprosexia: Periodos cortos de atención (el paciente se orienta y focaliza involuntariamente en


otros pensamientos o sensaciones, (por ejemplo al estar en expectativa –pendiente de una
llamada- o mientras se lee –repite varias veces el párrafo). Se observa en estados de ansiedad y
depresión.

Hiperprosexia: Dificultad para cambiar de foco atencional (normalmente en tareas que exigen
mucha concentración (elaboración de un informe, ajedrez, resolver un examen). En trastornos
psicóticos (ideas delirantes, alucinaciones); en el Trastorno Obsesivo Compulsivo –TOC- (dada la
dificultad para suprimir o ignorar pensamientos, impulsos o imágenes); en el Trastorno por Estrés
Posrtraumático –TEP- (reexperimentación persistente del suceso).

Desatención (Negligencia de origen neurológico por lesion focal en hemisferio cerebral no


dominante): Consiste en ignorar la mitad del espacio (alteración en la percepción simétrica del
espacio) o inatención unilateral que se manifiesta por la ausencia de respuesta ante estímulos
presentados en el campo visual contralateral al sitio de la lesión.

Inatención apática: Dificultad para mantener la atención debido a fatiga extrema, desnutrición,
psicofármacos, procesos degenerativos difusos.

Inatención motivacional: Más que una alteración del mecanismo atencional, el paciente muestra
desinterés o negativismo ante tareas que exigen esfuerzo atencional

II. CONCEPTOS GENERALES SOBRE LA MEMORIA Y SUS ALTERACIONES

Definición y tipos de memoria

El estudio de la memoria humana reviste gran importancia desde diversas ópticas. Esta
importancia queda plasmada en la variedad semántica y etimológica del término, aplicándose ya
sea a la historia de la humanidad, a aspectos biográficos, al producto de un congreso, a la
informática, o al rendimiento de un sujeto en tareas particulares. Estas aplicaciones revelan
además, que no existe actividad humana en la que no esté implícita la memoria. Sus
formulaciones teóricas son igualmente amplias.

Desde el punto de vista neuropsicológico se reconoce inicialmente el cambio de paradigma que va


desde su consideración como función cerebral a función propiamente psicológica. De manera
genérica la memoria se define como la capacidad para mantener las cosas en la mente y
recordarlas en algún momento futuro (Ardila & Rosselli, 1992), aunque otra definición
frecuentemente citada en la literatura se refiere a “la conservación de la información transmitida

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por una señal después de que se ha suspendido la acción de dicha señal” (Sokolov, citado por
Ardila, Montañez & Rosselli, 1987). Para Tulving (1985) consiste en “un número de sistemas donde
cada uno atiende propósitos específicos y opera de acuerdo con principios algo diferentes de los
demás sistemas…y permite a los organismos beneficiarse de su experiencia” (citado por Téllez
(2002). En esta afirmación se señala que cada sistema difiere en su forma de adquisición,
representación y expresión de la información, así como en el tipo de conciencia que caracteriza su
operación.

Desde una perspectiva neurofisiológica, se asume la memoria como circuitos reverberantes


corticosubcorticales, que permiten registrar, consolidar y recuperar la información, a partir de
una red intacta y activa de conexiones nerviosas. Usualmente esta capacidad se compara con
sistemas que organizan y almacenan gran cantidad de información, con una amplia distribución a
nivel cerebral y participación de diversos procesos psicológicos. Las investigaciones de laboratorio
se han ocupado de explicar el modo en que las condiciones de presentación y posterior
recuperación de los elementos a recordar pueden ser controlados (lista de dígitos, palabras),
surgiendo diversos modelos de procesamiento. Independientemente de estos, se acepta
generalmente que la memoria es una habilidad que influye en la acumulación de mayor
experiencia y en el desarrollo de diversos y complejos tipos de aprendizaje.

Los tipos de memoria se pueden analizar con referencia a criterios temporales y a la modalidad
sensorial por la que se registra la información. En esta revisión se describirá la memoria con base
en el primer criterio.

Memoria a corto plazo (MCP)


Se refiere a la información nueva que involucra la información que se retiene de manera
inmediata (memoria inmediata) o pasados unos minutos u horas (para algunos autores dias o
incluso semanas (memoria reciente). En la memoria inmediata interviene la función de registro y
depende de la modalidad sensorial y tipo de información. Se relaciona con funciones de
percepción, atención y conciencia, y sus fallas pueden producir reducciones o mermas en la
cantidad o volumen de estímulos que se pueden reproducir después de una sola presentación. Se
evalúa a través de lo que se identifica y reproduce. En la memoria reciente interviene la función
de consolidación (que parece tener una localización precisa: límbica). Esta última se evalúa a
través de lo que se recuerda, identifica y reproduce. (Vallejo, 1998).

En esta memoria intervienen dos subtipos: La memoria sensorial, que tiene una duración de varios
milisegundos y se relaciona con la fase inicial que es la atención y el proceso de registro. Dentro
de esta se reconocen la memoria icónica (memoria ultracorta de tipo visual que se refiere al
fenómeno de postimagen que ocurre inmediatamente después de ver un objeto) y la memoria
ecoica (de origen auditivo, que hace posible percibir el lenguaje como un continuo).
De la memoria sensorial, la información se transmite a la MCP, la cual tiene varias características:

• Capacidad limitada: Es un sistema de capacidad limitada (memoria inmediata) en la cual la


información es mantenida por la atención continuada y el ensayo. Dura de 20-30 segundos y
el máximo de reactivos que se pueden utilizar es de 7+ 2 (span o volumen).
• Efectos de primacía y recencia: Al final de la presentación de una lista de palabras, por
ejemplo, en el recuerdo libre de estas, existe la tendencia a recordar las primeras palabras
(primacía); cuando se tiende a recordar las últimas de la lista se denomina recencia.
• La memoria de trabajo (MT) es otro concepto a resaltar, ya que se le se considera como el
principal proceso mnémico de la MCP, al cual se le atribuye el almacenamiento temporal de
la información necesaria para realizar una amplia variedad de tareas cognoscitivas
(comprensión, aprendizaje, razonamiento); es decir, es como un sistema de “supervisión en
línea” de la información para ser codificada, almacenada y evocada (Téllez, 2002), que
permite verificar si los recuerdos evocados concuerdan con las demandas de la situación.

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Actualmente las investigaciones dan gran importancia al estudio de este almacén, ya que
además de permitir el almacenamiento temporal, interviene en el procesamiento de la
información en la medida en que al almacenar representaciones internas del mundo exterior o
del pasado, permite manipular esa información para dar respuestas o adoptar conductas basadas
en la reflexión o el pensamiento más que en un estímulo inmediato.
Se considera que las áreas cerebrales involucradas en este tipo de memoria son las áreas 46 y 9
de la región dorsomedial prefrontal.

Memoria a largo plazo (MLP)


Involucra la información antigua (memoria remota) o almacenamiento de conocimientos
acumulados durante varios años (eventos distantes en el pasado). Recoge la experiencia y
acontecimientos pasados, e interviene en ella la función evocativa (que tiene una localización
difusa) y está influenciada por factores emocionales o psicológicos. Se evalúa a través de lo que
se recuerda e identifica (por ejo, datos biográficos).
Usualmente la MLP se discrimina en memoria declarativa y procedimental, las cuales a su vez se
subdividen en otros subtipos:

- Memoria declarativa –explícita- (saber qué)


Se encarga de la adquisición, almacenamiento y evocación de la información de manera
conciente (hechos, eventos), y usualmente por medio del lenguaje. Esto explica que sea un tipo
de memoria que requiera en gran parte de la educación; además dá la identidad, la historia
personal y el conocimiento del mundo circundante; es flexible y se puede aplicar a nuevos
contextos.
Neuroanatómicamente es producto del procesamiento de la información en la región hipocampal
y diencefálica, en coordinación con la corteza cerebral (donde se almacena).
Este tipo de memoria se subdivide en memoria semántica (permite la representación interna del
mundo no presente perceptualmente, por ejemplo como recordar conocimientos académicos) y
memoria episódica (permite adquirir y retener conocimiento acerca de eventos experimentados
personalmente con referencia a un código temporal, por ejemplo como recordar cuando y en
qué circunstancia se vivió determinada experiencia).

- Memoria procedimental –implícita- (saber cómo)


Consiste en los efectos no concientes de la experiencia previa en la conducta de los individuos,
cogniciones y emociones, memoria que se dá sin el recuerdo intencional o conciente que
caracteriza la memoria declarativa. Su uso es automático y su expresión no siempre es cociente
(no requiere el empleo de palabras); su adquisición se demuestra por el desempeño de la tarea
realizada.
La retención de asociaciones aprendidas (por estímulo-respuesta) y secuencias de respuestas
para responder adaptativamente al medio, son ejemplos de este tipo de memoria. De esta forma
se considera que la habituación, la memoria perceptual (priming), el condicionamiento clásico,
los hábitos y las habilidades motoras hacen parte de la memoria procedimental.

Proceso de memorización. Este proceso involucra básicamente tres fases:

- Registro: (Proceso que media entre la experiencia de un suceso y su almacenamiento)


Consiste en la entrada de información que codifica y transforma el contenido para ser
almacenado; es decir, la estrategia cognoscitiva que se utiliza para procesar la información (el
material es organizado para ser registrado y es reorganizado para ser reproducido, con base en
estrategias de análisis, síntesis, categorización, relación con información previa, etc).
Requiere de la memoria sensorial, la cual permite conservar la información por breves
milisegundos después de suspendido el estímulo, pero la imagen se degrada muy rápido. La
fuerza de huella depende del nivel o profundidad (grado de significado asociado con la
información) del procesamiento en el momento del aprendizaje. Las áreas cerebrales
implicadas son la corteza prefrontal y la región parahipocampal.

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- Almacenamiento o retención:
Consiste en la retención de la información en los diferentes sistemas de memoria con respecto a
su temporalidad: Se inicia con la activación de la MCP (el cual es un almacenamiento temporal,
frágil y sujeto a interferencias).
Si las condiciones lo permiten, la información pasa a la MLP, para un almacenamiento más
permanente, pero que depende de un proceso de consolidación.

- Evocación
Se refiere a las estrategias y mecanismos que permiten la búsqueda y recuperación de la
información consolidada. Puede darse por control directo o automáticamente (reminiscencia).
Se considera que el lóbulo frontal interviene en este proceso de evocación.

A nivel general se consideran los siguientes factores como determinantes de la calidad del
proceso de memorización: nivel de conciencia, forma de aprendizaje, motivación, organización
del material, aspectos emocionales y edad.

Desarrollo de la memoria

Los aspectos evolutivos de la memoria pueden comprenderse mejor en el contexto del desarrollo
cognitivo general del niño; en este apartado se retoman algunas correlaciones planteadas por
Ausubel & Sullivan (1991) con respecto a las tendencias evolutivas de la memoria, en las que las
etapas del desarrollo cognitivo propuestas por Piaget, sirven de marco referencial para
establecer dichas correlaciones.

En la etapa sensoriomotora, se asume que el bebé experimenta representaciones perceptúales,


interpretando estas como formas rudimentarias de memoria (aunque resulte difícil su
demostración). La memoria sensomotora implica la retención de coordinaciones sensoriomotoras
primitivas que son aprendidas en el curso de la adaptación al ambiente inmediato del niño. Por
ejemplo, si un bebé aprende a nadar antes de los dos años, mantiene esas coordinaciones a lo
largo de la vida. Otros signos, más tempranos aún, se refieren al reconocimiento de la madre por
parte del bebé, o a la búsqueda de objetos ocultos o retirados de su vista, o a la conciencia que
demuestra alrededor de las 12 semanas acerca de la relación entre el inicio de un estímulo
(auditivo) y la ocurrencia posterior de un hecho llamativo. Alrededor de los dos años, la
aparición del lenguaje constituye una evidencia de aprendizaje y memoria verbal, de acuerdo
con las fases evolutivas descritas para la habilidad lingüística.

En la primera infancia, la memoria tiene un carácter involuntario, pero poco a poco esta se va
caracterizando por la gradual subordinación de los procesos de retención y reproducción a la
intención de retener o reproducir lo observado (memoria voluntaria). En esta etapa se
demuestra la mayor eficacia para la retención en condiciones lúdicas que en situaciones de
laboratorio. Por ejemplo, los preescolares pueden reproducir el argumento básico de un relato,
con menor tendencia a modificarlo. Sin embargo, existen varios factores que pueden explicar la
relativa inestabilidad de la memoria en esta edad.

Por un lado, la falta de una estructura cognitiva organizada y diferenciada, las representaciones
perceptuales tienden a ser vagas y poco claras, y no cuentan con focos conceptuales estables y
pertinentes bajo los cuales se las pueda catalogar. En este caso, la memoria corresponde a la
modalidad de corto plazo.

Otro factor, se refiere a que la memoria depende de la significación potencial del material que
se deberá vincular con la estructura cognitiva del niño. La retención de material conectado e
inteligible tiene más probabilidades de ser mejor recordado. El otro factor, consiste en que dado
que el niño carece de un vocabulario adecuado, buena parte de sus primeras experiencias no es

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especificable y depende de las imágenes concretas a efectos de su representación cognitiva
continua. La codificación verbal facilita el recuerdo al permitir que el sujeto produzca cierto
tipo de representación de estímulos ausentes durante el periodo de demora entre la
presentación de los estímulos y su posterior recuerdo. Una vez que se establece una estructura
cognitiva mínima, el olvido también refleja la acción de una reducción irreversible.

Con el dominio del lenguaje y el establecimiento de una estructura cognitiva más adecuada a
medida que el niño avanza a lo largo del ciclo primario, la memoria se hace cada vez más
estable e interviene en forma creciente en la capacidad para resolver problemas más complejos.
Se ha sugerido que, implícita o explícitamente, el desarrollo de estructuras operacionales
depende del alcance inmediato de la memoria del niño. Al mismo tiempo, es evidente que los
progresos de la memoria dependen, en cierto modo, del desarrollo de la estructura cognitiva.

Muchos teóricos han planteado que existe una capacidad para organizar grandes conjuntos de
información a efectos de su almacenaje y posterior recuperación. Por lo tanto se puede esperar
que el desarrollo de estructuras cognitivas más perfeccionadas, que se produce a medida que el
niño aumenta en edad, constituirá un instrumento de facilitación de la memoria.

A medida que el niño va pasando de la etapa operacional concreta a la formal, se observa su


progreso para el reconocimiento visual, el recuerdo y la reproducción de elementos de la
memoria visual, lo cual se atribuye al desarrollo de estructuras operacionales más adelantadas.
Al ingreso del niño en la etapa de las operaciones formales tienden a emplear la categorización
como estrategia para recordar material verbal.

Otro autor, Flavell (citado por Ausubel & Sullivan, 1991) planteó la hipótesis de que una tarea en
la cual interviene la memoria es un tipo de solución de problemas en la que el esfuerzo de la
mediación mnemotécnica constituye el medio estratégico conducente a la solución, y el
recuerdo es la meta o la resolución del problema. Al parecer, a medida que el niño aumenta en
edad, utiliza mediadores más eficaces. Los trabajos de este autor han demostrado que el uso
espontáneo de estrategias de ensayo sigue un curso evolutivo, en el cual los niños menores de
seis años casi nunca emplean estrategias espontáneas; se ha observado también que hay ciertos
indicios de que el ensayo verbal auténtico es una táctica mediacional que se desarrolla más
tarde y que los esfuerzos espontáneos y deliberados para hallar vinculaciones conceptuales y
asociativas entre elementos constituyen un proceso que se acentúa con la edad.

Desde una perspectiva más general, vale anotar que el desarrollo de la memoria se acoge a los
principios del desarrollo neuropsicológico, como son:

• Influencia de experiencias previas: Las etapas previas del desarrollo afectan el desarrollo
posterior
• Diferenciación del ritmo: Existen variaciones en la velocidad de desarrollo
• Direccionalidad: El desarrollo se dá en dirección céfalo-caudal y próximo-distal
• Períodos críticos: Durante el desarrollo existen fases sensitivas tanto de órganos como de
funciones psicológicas
• Interrelación entre maduración y aprendizaje: Se constituyen en dos fuerzas que ejercen
su efectos sobre el desarrollo
• Desarrollo continuo y paulatino: Observable en cambios cuali y cuantitativos
• De la generalidad a la especificidad: El desarrollo se da desde lo más grueso a acciones
más refinadas

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Alteraciones de la Memoria

Explicaciones del olvido


A nivel general, las teorías explicativas sobre cómo o porqué se produce el olvido se resumen en:
- Desvanecimiento de la huella: El tiempo borraría las huellas de memoria , ya que mientras
más alejada esté temporalmente la huella, mayor probabilidad tendría de desaparecer (el olvido
sería necesario para dar paso a nuevos aprendizajes).

- Interferencia: El olvido sería un regulador importante de acciones irrelevantes que interfiere


e inhibe el normal recuerdo de las huellas de memoria previamente impresas; así el olvido se
daría por interferencia de unos aprendizajes por otros; es decir, las huellas no se borran sino que
se hace imposible su recuperación. Los fenómenos que explican dicha interferencia serían la
proacción (cuando la huella de memoria A impide el aprendizaje de un nuevo material –B-) y la
retroacción (cuando el aprendizaje de nuevo material -B- inhibe la evocación del aprendizaje A
previamente logrado). Estos fenómenos explicarían el surgimiento de la contaminación de
huellas, ya que si las huellas de memoria están frágilmente almacenadas generarían la mezcla
de dos o más aprendizajes diferentes.

- Olvido motivado o represión: Desde la perspectiva psicodinámica las huellas de memoria se


hacen inaccesibles a la conciencia, ya que algunas experiencias se olvidan, porque son de
contenido amenazador y evocador de ansiedad y son entonces reprimidas y confinadas al
inconciente; su acceso a la conciencia sería indirectamente (transformadas).

Tipos de alteraciones de la memoria


De acuerdo con diversos criterios, las alteraciones de la memoria propiamente se agruparían en:

1. Amnesias Específicas Vs Inespecíficas: Distinción que se hace con base en la modalidad o


tipo de información específica (visual –ej: caras-, auditiva –ej: nombres-, espacial –ej: lugares-
etc); usualmente son de origen cortical. Las inespecíficas incluyen amnesia para todo tipo de
información y surgen debido al compromiso difuso del sistema de memoria del cerebro.

2. Amnesia retrográda Vs anterógrada: la primera se refiere a la pérdida de la información


aprendida –ya consolidada- previamente al momento de la instalación de la patología y la
segunda a dificultad para aprender y consolidar nueva información a partir de la instalación del
problema.

3. Formas clínicas específicas: De acuerdo con el factor etiológico se diferencian las siguientes:

• Amnesia global transitoria: Ocurre en forma asociada con una conducta de ansiedad y
perplejidad con pérdida súbita de la memoria para acontecimientos recientes (amnesia
anterógrada) durante varias horas. Se conserva la identidad personal y hay sensación de
extrañeza, ansiedad (el paciente hace la misma pregunta una y otra vez). Termina
espontáneamente de manera súbita. Se mantiene la conciencia e identidad personal
durante el evento. Las causas pueden ser por etiología vascular (migrañas), epilepsia,
isquemias, alteración emocional intensa, TEC leves.
• Amnesia Postraumática: Prototipo del paciente con TEC, en el cual hay pérdida de
conciencia, seguida de confusión y recuperación del nivel de conciencia con o sin
secuelas neurológicas. Los TEC cerrados lesionan polo temporal y parte basal del lóbulo
frontal por laceración y dejan secuelas importantes en las habilidades de memoria,
particularmente dependiendo de la severidad y duración del coma, pero también de
factores individuales. Se suele producir amnesia retrógrada de duración variable (eventos
sucedidos, minutos, horas, dias o hasta años antes del TEC y su recuperación presenta un
gradiente temporal –se recuerda primero la información más antigua). La amnesia
anterógrada subsiguiente corresponde al periodo confusional posterior al TEC que afecta

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el almacenamiento y la consolidación. El periodo de duración de esta amnesia suele ser
mucho mayor que el coma; algunos autores piensan que la duración de la amnesia es
mejor predictor de la severidad del daño por TEC que la duración del coma (a menor
duración de la amnesia postraumática mejor pronóstico de recuperación).
• Amnesia de Korsakoff: Inicialmente descrita como unida al alcoholismo, por deficiencias
vitamínicas (tiamina) y debida a compromiso posiblemente mamilotalámico. Se
caracteriza por severa amnesia anterógrada con confabulación, aunque con cierto
componente retrógrado que puede pasar desapercibido. Hay déficit en el proceso de
almacenamiento de la nueva información, el material nuevo se olvida rápidamente y no
permanece el tiempo suficiente para ser consolidado; el proceso de evocación está
igualmente comprometido. Hay mayor compromiso para la memoria episódica que para la
semántica con conservación de la memoria inmediata, y pobre conciencia de los defectos
mnémicos (Ardila & Rosselli, 1992).
• Amnesia Psicógena – amnesia disociativa y fuga psicógena-: Súbita incapacidad de
recordar información personal importante en ausencia de un trastorno orgánico cerebral.
Usualmente es selectiva para ciertos acontecimientos. Hay conservación general del
intelecto aunque el individuo puede presentar paradojas en sus relatos (aunque diga no
recordar tal periodo, asegura que determinado hecho no ocurrió); coexiste con capacidad
para retener nueva información (memoria reciente) con el alegato de incapacidad de
recordar (memoria remota) y falla en memoria inmediata, adecuado vocabulario y
desenvolvimiento social.
• Amnesias afectivas: Producidas por factores emocionales-afectivos que merman la
memoria ya sea por ansiedad (generando tensión sobre la capacidad de fijación o
interfiriendo con el proceso de evocación de las huellas ya fijadas).
• Amnesias Selectivas: Pérdida parcial de la memoria, específicamente de información
sutil y significativa en donde intervienen más factores psicológicos que orgánicos (ejo:
lapsus).
• Amnesias Primarias Vs Secundarias: Las primeras corresponden a enfermedades
degenerativas, ya sea de tipo cortical como la que se observa en la Enfermedad de
Alzheimer –EA-, en la cual el paciente inicia su deterioro con pérdida progresiva de la
memoria reciente, particularmente episódica, lo que con el transcurso se transforma en
una franca amnesia. En el lenguaje se observan defectos evidentes en el olvido de
palabras en el habla conversacional y una franca anomia en tareas de denominación.
Además se registra una capacidad de almacenamiento disminuida y una tasa de olvido
acelerada. Se sobreagregan síntomas patológicos intrusivos y confabulatorios en las
evocaciones libres. En las enfermedades degenerativas subcorticales (Ej: Enfermedad de
Parkinson o demencias frontosubcorticales) el defecto de memoria se observa en la etapa
de recuperación –evocación- de la información más que en su almacenamiento.
Las demencias secundarias se explican por el factor desencadenante, ya sea de origen
vascular, infeccioso, postraumático, tumoral, metabólico, etc que conllevan a un
síndrome demencial, en donde la alteración de memoria depende del tipo, extensión y
localización del daño cerebral. Si el compromiso es subcortical puede afectarse la
memoria episódica (evocación espontánea que mejora con ayudas o claves), la memoria
procedural (mecanismos de memoria implícita) y la memoria de trabajo (mantener dos
procesos cognitivos operando de manera alternada); la memoria semántica se encuentra
conservada.
• Déficit Cognoscitivo Mínimo (DCM): Diversas investigaciones han mostrado que existe un
continuo clínico y funcional entre los individuos normales, de edad avanzada, sujetos con
deterioro leve y sujetos con criterios clínicos de demencia. Es decir, sujetos cuyas
memorias parecen envejecer de acuerdo con lo normativamente esperado Vs sujetos de
mayor interés clínico, cuyo rendimiento se recomienda debería ser seguido más de cerca
en investigaciones longitudinales y terapéuticas.
Según Katarci et al., 2000, Kratz et al., 1998; Schmitt et al, 2000 citados por Pineda,
(2001) el DCM del anciano se define como aquellas alteraciones neuropsicológicas sutiles,

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pero lo suficientemente persistentes para reunir el criterio A del DSM IV (APA, 1994) para
el diagnóstico de demencia, pero que no son lo suficientemente severas para producir el
criterio B, y que pudieran predecir la aparición de la demencia clínicamente evidente en
un corto plazo.

4. Paramnesias: Según Balbuena (1998), consisten en distorsiones o errores de la memoria en


grado patológico, con inclusión de detalles, significados o emociones falsos o bien de relaciones
espaciotemporales erróneas. Estas serían de cuatro clases:

• Paramnesias del recuerdo: Transformaciones ideativas –de índole psicológica- que el


individuo hace de experiencias previas; en las de índole orgánico-cerebral (por ejemplo
como ocurre en el delirium tremens) el individuo recuerda lo ocurrido como si lo hubiera
soñado.
• Paramnesias del reconocimiento: Las reduplicativas consisten la identificación de un
material como igual a otro que se había visto antes (pero en realidad es el mismo). Los
falsos reconocimientos, por su parte se refieren a la identificación errónea que hace el
paciente de una persona como conocida, cuando en realidad es la primera vez que la ve.
Otros fenómenos son los del tipo dèjá vu, dèjá vécu o dèjá entendu o sus opuestos jamais
jamais vu, jamais vécu o jamais entendí, los cuales aparecen en condiciones normales –
fenómenos psicogénicos-.
• Confabulaciones: Falsificación de la memoria que aparece en estado de conciencia
lúcida y asociada a amnesia orgánica (aparecen para “rellenar” y excusar defectos graves
de memoria –confabulación situacional-; si se excede esta necesidad, el paciente puede
llegar a hacer relatos fantásticos –confabulación fantástica-). La aparición de estas falsas
huellas probablemente sucede porque el individuo es incapaz de realizar una evocación
selectiva de sus huellas mnémicas. Para Talland (1961) citado por Balbuena (1998) la
confabulación proviene de una desorganización de la memoria cronológica y su contenido
es a menudo memoria genuina, pero situada en un contexto temporal equivocado.
Usualmente se asocia con compromiso frontal, talámico, mamilar, etc.
• Pseudología fantástica: Se refiere al relato falso e incontrolado de historias fantaseadas
que el sujeto comunica, e incluso cree. Es frecuente en las histerias y en los trastornos
facticios. Los relatos dramáticos buscan compasión y sobreprotección o beneficios
secundarios. Ante la confrontación, el paciente puede reconocer la falsedad de dichos
relatos, pero parece inclinado compulsivamente a generar nuevas fantasias. En un
estudio relizado por King & Ford (1988) se encontró prueba de daño orgánico-cerebral en
el 40% de los pacientes con este trastorno

5. Hipermnesias: Anormal incremento total o parcial de la capacidad de memorizar (ya sea para
registrar, retener y evocar). Este fenómeno se ha observado en individuos poco escolarizados
que presentan extraordinarias habilidades (por ej, recordar calendarios de años completos), que
al parecer se basan en habilidades que no siguen reglas conceptuales, sino que se basan en
algún tipo determinado de codificación. Esta condición también ha sido descrita en el síndrome
de Asperger.

Desde el punto de vista psicopatológico se consideran las hipermnesias ideativas que incluyen
desde fenómenos de tipo obsesivo (repetida aparición de de frases, melodías y palabras de las
que es difícil desprenderse) hasta las propias ideas obsesivas y las hipermnesias afectivas, en las
que se recuerdan con mayor intensidad y frecuencia experiencias negativas (crisis de pánico).
Existe otro fenómeno consistente en visiones panorámicas de la existencia, en el cual se refiere
actualización momentánea con gran plasticidad y detalle de la totalidad o trozos de la propia
biografía; se manifiesta en estados crepusculares, hipnóticos y situaciones de riesgo vital.

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III. TRASTORNOS AFASICOS

La afasia se define como la alteración en la capacidad para utilizar el lenguaje oral resultante
de un daño cerebral, que constituye una pérdida adquirida y que se caracteriza por dificultades
tanto en la comprensión como en la producción lingüística.
Los trastornos del lenguaje han sido probablemente los más estudiados desde la neuropsicología;
la diversidad de ópticas en su estudio ha derivado en numerosas clasificaciones, llevando a
situaciones en las cuales una misma denominación ha llegado a ser utilizada en dos
clasificaciones distintas para referirse a síndromes clínicos radicalmente diferentes ( Ardila &
Rosselli, 1992). Sin embargo, existe acuerdo en utilizar dicotomías para unificar conceptos; tales
dicotomías consideran oposiciones como “expresivo Vs receptivo”, “motor Vs sensorial”,
“anterior Vs posterior”, “fluente Vs No fluente”, “desórdenes paradigmáticos Vs
sintagmáticos”, entre otros.

Una de las clasificaciones universalmente más aceptadas se refiere a la propuesta por el Grupo
de Boston, a partir de los conceptos de Wernicke, en donde se hacen las siguientes distinciones:
afasias fluentes Vs afasias no fluentes y afasias corticales, subcorticales y transcorticales.
En esta revisión se hace una descripción suscinta de cada subtipo.

Subtipos afásicos

Según destaca Quintanar (1994), el Grupo de Boston define el concepto de afasia como la
alteración del lenguaje oral y escrito como consecuencia de daño de ciertas regiones cerebrales,
definición que lleva implícita la descripción clínico-anatómica basada en el análisis sindrómico
clásico, señalando la sintomatología general, pero sobre todo, su carácter localizacionista dentro
de su modelo de correlación estructura-función. Esta aproximación anatomoclínica incluye
algunos aspectos psicolinguísticos, pero los mecanismos que subyacen a los diferentes tipos de
afasia se explican a nivel neuroanatómico y a nivel lingüístico, pero sin mantener una misma
línea de análisis. El diagnóstico neuropsicológico se realiza a través de una batería
estandarizada.

El daño selectivo en varios componentes del lenguaje es el responsable de la sintomatología


afásica. Sin embargo, Goodglass y Kaplan señalan que las alteraciones en la afasia y su
correspondiente clasificación no pueden en general ser deducidas mediante un análisis que sería
lógico para el proceso normal del lenguaje, sino que se deducen empíricamente.

El principal criterio de clasificación de las afasias se basa en la fluidez, es decir fluente Vs no


fluente, con relación a la cantidad de palabras producidas por el paciente en su lenguaje
espontáneo y a la facilidad Vs esfuerzo en la producción articulatoria.

Semiológicamente el modelo conexionista distingue siete subtipos afásicos (Quintanar, 1994;


García & Naranjo, 2002):

1. Afasia de Broca: Corresponde a una afasia no fluente, con comprensión auditiva


relativamente buena y capacidad de repetición escasa, con torpeza articulatoria y pobreza del
habla por restricción del vocabulario. Elocución lenta y laboriosa con reducción gramatical y
pérdida de la automaticidad. El lenguaje es escaso pero significativo. Denominación afectada
con presencia de anomias, latencias y bloqueos al inicio de la producción.

2. Afasia de Wernicke: Se trata de una afasia con comprensión auditiva escasa (forma de
sordera a las palabras), con habla bien articulada y fluente en la cual la lectura puede estar
relativamente menos afectada; Gran dificultad en la comprensión de palabras aisladas que
pueden entender mas fácilmente en un contexto; su expresión se caracteriza por ser
paragramatical, con múltiples transformaciones parafásicas que conducen a una producción
ininteligible (jergafásica). La denominación y la repetición están alteradas.

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3. Afasia Anómica: El lenguaje es fluente, con estructura normal, al igual que la articulación y
la prosodia. La dificultad consiste en encontrar palabras, evidente en la notable ausencia de
sustantivos y la gran facilidad para elaborar circunloquios para las palabras que omite. La
comprensión auditiva esta relativamente intacta así como la repetición. La dificultad para
denominar se acompaña de rodeos, muletillas, interjecciones, latencias y gestos.

4. Afasia de Conducción: La principal dificultad se da en la repetición, lo cual contrasta con


un lenguaje espontáneo fluido y un nivel casi normal de la comprensión auditiva; buena
articulación, entonación normal y variedad de modalidades sintácticas. Se observa abundante
presencia de parafasias fonológicas, con frecuentes repeticiones y autocorrecciones, que
dificultan aún más el hallazgo del articulema necesario. El lenguaje espontáneo está usualmente
preservado.

5. Afasia Sensorial Transcortical: Se caracteriza por una marcada preservación de la


repetición. El paciente no puede comenzar a emitir su lenguaje por propia iniciativa, solo
contesta con parafasias bien articuladas (palabras o neologismos), respuestas sin significado y
repite las palabras del examinador, sin emitir ninguna respuesta, retiene material memorizado
(automatizado), el lenguaje escrito está completamente afectado tanto la escritura como la
lectura.

6. Afasia Motora Transcortical: H2ay pérdida de la iniciativa verbal y reducción del lenguaje
espontáneo no fluente. El paciente tiene posibilidades para contestar brevemente las preguntas
y aunque presenta dificultad para iniciar y organizar su respuesta, una vez iniciada
generalmente está bien articulada. Sus respuestas son ecolálicas y/o monosilábicas. Hay
dificultad para recitar en forma automática; la comprensión se conserva en el nivel dialogístico
simple, pero evidencia dificultad para la generalización e inhabilidad para expresar deseos y
pensamientos ya que no hay lenguaje predicativo. La comprensión auditiva está relativamente
conservada, así como la comprensión de lectura y lectura en voz alta; la repetición está intacta.

7. Afasias puras: Se caracterizan por la afectación de una sola modalidad: aferente o eferente
y se dividen en: a) Afasia Motora Subcortical por lesión subcortical que interrumpe la vías
efectoras que van del área de Broca al sistema fonatorio periférico sin afectar la actividad
cortical del lenguaje; hay imposibilidad para emitir sonidos, pero puede recitar en forma
automática y durante la recuperación las oraciones son gramaticalmente correctas y no presenta
dificultad para encontrar palabras. b) Sordera Verbal, que se caracteriza por una pérdida total
de la comprensión auditiva, a causa de la destrucción de ambas áreas primarias auditivas
corticales (circunvolución de Heschl) y las fibras subcorticales que transmiten la información a
las áreas de asociación auditiva, conservándose intacta el área de Wernicke.

IV. FUNCIONES EJECUTIVAS: FUNCIÓN Y DISFUNCIÓN

Las explicaciones acerca de la organización planificada de la conducta humana se relacionan con


el estudio de los procesos cognitivos vinculados tradicionalmente al funcionamiento de los
lóbulos frontales del cerebro, conocidos genéricamente con el nombre de Funciones Ejecutivas –
FE-, término sobre el cual existe acuerdo para atribuirle el control de la cognición así como la
regulación de la conducta y el pensamiento a través de diferentes procesos interconectados que
se apoyan en un amplio abánico de operaciones cognitivas. Aunque sus definiciones son amplias
y difíciles de operacionalizar, es claro que las FE se refieren a un constructo multidimensional,
de límites imprecisos; en esta revisión se destacan las siguientes:

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A. Grupo de funciones reguladoras del comportamiento (Luria, 1973): Se refiere a las
intenciones dirigidas a una meta y reguladas por un programa específico que necesita de un tono
cortical constante. Este autor relaciona FE con Funciones Intelectuales, estas últimas con dos
componentes: el estático-formal- que involucra la conceptualización, juicio y razonamiento
(manipulación interna de los sistemas de representación) y el dinámico: que permite la solución
de problemas (planteamiento de hipótesis y estrategias y elección de tácticas adecuadas).
Esta conceptualización permite al autor plantear la FE como la “Ejecución de un programa de
acción orientado hacia el futuro” (conductas dirigidas a una meta, secuenciación y creación de
planes a corto y largo plazo).

B. Conjunto de capacidades que hacen que el pensamiento se transforme: Acciones para


funcionar de forma organizada, flexible y eficaz que permiten la adaptación a nuevas
situaciones. Como sistema supraordenado de la ejecución, dirige la iniciación de conductas,
controlando la planificación, secuenciación, dirección, pertinencia y eficacia en la ejecución de
cualquier intención, conducta o tarea (Barroso y Martin & León-Carrión, 2002).

C. Capacidades que permiten funcionar con independencia, con un propósito, con conductas
autosuficientes y de manera satisfactoria –autocuidado y relaciones sociales-,
independientemente de cómo se conserven las capacidades cognitivas (Lezak, 1995).

D. Producto de una operación coordinada de diversos procesos cognitivos para cumplir un


objetivo particular de manera flexible. Entre estos procesos se encuentran la atención selectiva,
toma de decisiones, planificación, inhibición de respuestas, desarrollo de estrategias y memoria
de trabajo (Manes, Sarasola, Sabe & Leiguarda, 2002).

Modelos explicativos

De las anteriores definiciones se puede inferir que, de manera general, las FE se podrían
conceptualizar como un producto o como un proceso, y harían referencia a diversos modelos
teóricos y/o posturas con respecto a dicho constructo.

Uno de estos modelos, a la luz de la definición planteada por Pennington, citado por Pistoia,
Abad-Mas & Etchepareborda (2004), según la cual, las FE consisten en “la habilidad para
mantener un set de resolución de problemas atendiendo a un objetivo futuro”, relaciona las FE
con el concepto de manager (como funciones que realizaría un “ejecutivo empresarial”). Por lo
tanto, este modelo se refiere a las FE como un proceso de resolución de problemas (desde la
formulación de una intención hasta su ejecución, incluyendo además el automonitoreo y los
cambios adaptativos para dicha solución). Este modelo ejemplificaría las FE como funciones
cognitivas complejas.

Por su parte, el modelo que plantea las FE como un proceso de control central, se apoya en los
aportes de Barkley y que Pistoia, Abad-Mas & Etchepareborda (2004) resumen de la siguiente
manera: La atención (como constructo teórico multidimensional) describe una relación funcional
entre ciertos eventos del contexto y la forma de responder a ellos; el tipo de respuesta de las
funciones atencionales son de “proximidad temporal” entre el evento del contexto y la conducta
del sujeto como respuesta. Esta característica de proximidad temporal es lo que el autor toma
como elemento distintivo entre las funciones atencionales y las FE; estas últimas tendrían como
elemento diferenciador “el retraso en la respuesta –delay” y la “respuesta de inhibición”: el
tipo de respuesta entre el estímulo y la conducta correspondiente sería una respuesta ejecutiva.
La función de inhibición pondría en marcha la respuesta ejecutiva, que determina la conducta a
seguir como respuesta al medio.

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Desde una perspectiva neuropsicológica, Pistoia, Abad-Mas & Etchepareborda (2004) también
citan a Denckla, quien define las FE como “un set de procesos de control de dominio general”,
con lo cual se opone al concepto de manager y de procesos cognitivos de alta complejidad.
Como proceso de control central, envuelve los procesos de inhibición y retraso en la respuesta,
funciones que permitirían un procesamiento de la información “proactivo” (atención al futuro o
“memoria prospectiva”), en función de la intención a llevarse a cabo en un futuro próximo, y
que la literatura científica denomina “memoria de trabajo” (working memory).

Este concepto de memoria de trabajo u operativa, es considerado como un elemento distintivo


de la FE con un rol prominente, ya que actuaría como guía para las futuras respuestas ente
determinados eventos. En la perspectiva de Baddeley (1998), esta memoria es de
almacenamiento a corto plazo y manipula la información necesaria para los procesos cognitivos
de alta complejidad.

Funcionamiento de los lóbulos frontales

El periodo de mayor desarrollo de los lóbulos frontales –LF- (asiento de las FE) se da entre 6/8
años; a los 12 años la organización cognitiva es parecida a la del adulto, pero su desarrollo
completo se da a los 16 años. Este desarrollo se correlaciona con los diferentes estadios
madurativos que van a depender tanto del desarrollo de la función reguladora del lenguaje como
de la entrada al estadio de la operaciones formales en consonancia con la madurez de los LF.

Al respecto, Luria (1973) propone una secuencia del desarrollo de las FE según los sustratos
neurológicos sobre los que las unidades funcionales y sus niveles se sustentan. Este desarrollo se
correlaciona con las áreas terciarias de la unidad de salida/planificación, la cual no es operativa
hasta los 4/7 años y continúa su desarrollo hasta la juventud: estas áreas permiten la capacidad
de programar, reglar y controlar programas con un propósito determinado (formas complejas de
actividad humana).

En cuanto a la arquitectura neural de las FE se reconoce específicamente en la zona prefrontal


de los LF, porción que se activa independientemente de la tarea a ejecutar: específicamente la
corteza prefrontal –CPF- sirve como modulador (excita o inhibe a otras áreas). Su
funcionamiento depende del tipo de conexiones que establece con el resto del cerebro así como
dentro de la misma CPF. Estas conexiones son (Barroso y Martin & León-Carrión, 2002):

-Conexiones córtico-corticales (recíprocas): Recibe información de otras áreas (por lo cual son
moduladas) y se rigen por principios de procesamiento paralelo.

-Conexiones córtico-subcorticales: Son de tres tipos:

• Frontotalámicas: Estas establecen a su vez conexiones:


*De núcleos talámicos centrolaterales al córtex precentral
*Del núcleo talámico dorsomedial a CPF (implicada en memoria)
*De núcleo talámico ventral anterior al córtex frontal límbico (área cingulada)
• Frontolímbicas: Facilitan el componente emocional y afectivo para regular las cogniciones,
ya que integra información interna y externa para dar respuesta psicológica-emocional-
afectiva-adecuada
• Frontobasales: Implicadas en la preparación y ejecución del movimiento

Anatómicamente, la CPF (región frontal anterior a la corteza motora primaria y promotora) se


divide en tres zonas (de acuerdo con las proyecciones talámicas): Dorsolateral, Orbitofrontal y
Campo Ocular Frontal (Manes, Sarasola, Sabe & Leiguarda, 2002).

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El funcionamiento de los LF constituye un sistema neurológico muy complejo, no sólo por su
anatomía, sino también por su histología, tipo de conexiones y características neuroquímicas
(Stuss & Benson, citados por Pineda 2000). Este autor destaca que dicha complejidad se
establece por las conexiones que establecen los LF con el sistema límbico (sistema
motivacional), con el sistema activador (sistema de atención sostenida), con las áreas de
asociación posterior (sistema organizativo de los reconocimientos), así como con las zonas de
asociación y las estructuras subcorticales (núcleos de la base) dentro de los mismos lóbulos
frontales. Al respecto, es oportuno aclarar, tal y como señala Soprano (2003) que los procesos
mentales del LF describen un “constructo” psicológico, más que funciones anatómicas, ya que
por ejemplo en casos de lesiones cerebrales, es posible observar “disfunción frontal”, pero no es
posible atribuir la misma exclusivamente, o incluso primariamente al LF, dado que aunque la
disfunción es real, la fisiopatología subyacente es incierta; términos como “control ejecutivo”,
“sistema supervisor” o “síndrome disejecutivo”, remiten más directamente al concepto
psicológico que al trastorno anatómico.

El funcionamiento alterado de los LF produce déficits neuropsicológicos que se pueden agrupar


en tres categorías: funciones ejecutivas, regulación atencional e interacción social (Dennis,
1991, citado por Acosta, 2000). Estas alteraciones conforman los síndromes prefrontales como
los propuestos por Cummings (1985):

-Síndrome Orbitofrontal (Sn Desinhibición): Desinhibición, impulsividad, labilidad emocional,


juicio pobre, distractibilidad, antisocial (altera conducta de tipo social)
-Síndrome de la convexidad frontal (Sn apático): Apatía, indiferencia, retardo psicomotor,
pérdida del impulso, abstracción y categorización, desorganización conductual
-Síndrome Medial/Frontal/Sn Akinético/ (cingular anterior): Escasez de gestos espontáneos y
movimientos, debilidad y pérdida de sensibilidad en MMII, incontinencia, pérdida de iniciativa,
desmotivación, pasividad

Los síntomas clínicos frecuentemente observados en casos de lesión frontal de acuerdo con las
diferentes funciones cerebrales superiores son (Montañés y De Brigard, 2001):

La atención: Los procesos atencionales resultan especialmente comprometidos cuando hay


lesiones en las regiones mediales del LF, dado que este contribuye con la exploración,
seguimiento, fijación y cambios en la dirección atencional (seguimiento selectivo de la atención
cortical), así como en la integración de la atención sensorial. Se observan dificultades como
inflexibilidad, perseveración o impulsividad y distractibilidad, y pobre influencia de la función
reguladora del lenguaje sobre los actos motores y cognoscitivos.

La memoria: En tareas de recobro de información previamente almacenada se observan


dificultades para generar planes o estrategias de búsqueda, así como disrupción de la memoria
de trabajo para supervisar la información que debe ser codificada, almacenada y recobrada (el
recobro libre más alterado que el reconocimiento) en presencia de habilidad para realizar
nuevos aprendizajes. Igualmente, las habilidades de metamemoria (conocimiento acerca de
nuestro propio conocimiento) se evidencian en dificultades para evaluar lo que se sabe
(sensación de saber o no saber). También se afecta la reproducción del orden cronológico de
eventos y la memoria contextual.

El lenguaje: En casos de lesión frontal y dependiendo del área específica de la lesión, es posible
identificar la afasia de Broca, la afasia del área motora suplementaria, la afasia motora
transcortical y la afemia, cada una con una semiología particular. Particularmente, las lesiones
dorsolaterales comprometen la habilidad para relatar hechos, formular mensajes verbales y
producir frases sencillas; se observan también perseveraciones de palabras e ideas. En lesiones
orbitofrontales se altera la capacidad de realizar seguimientos de la conducta verbal por la

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alteración en la selección de palabras, disgregación y fallas en la regulación del contenido del
lenguaje. En general, las funciones corticales asociadas al lóbulo frontal involucran:
- La iniciación del lenguaje: Sistema volitivo del área motora suplementaria a área de
Broca
- Los movimientos articulatorios: Corteza motora
- Organización, rapidez y transición suave de articulación en articulación: corteza anterior
a corteza motora
- Adecuación semántica y distribución de influencias excitatorias de la formación reticular
a mecanismos frontales de producción del lenguaje –vía cápsula interna-: Tálamo
- Tono cortical de áreas anteriores y arranque de los segmentos del lenguaje para ser
liberados en el momento apropiado: ganglios basales

La percepción: Debido al carácter fragmentario e impulsivo de las percepciones, los pacientes


con daño frontal cometen errores en la percepción de cuadros temáticos o en la denominación
de figuras. Algunos autores refieren también alteración en los movimientos oculares, negligencia
temporal del área contralateral del campo visual (pseudohemianopsia) y negligencia unilateral
con alteración en mecanismos de búsqueda visual e inercia de la mirada.

Funciones ejecutivas: Los desórdenes cognoscitivos exclusivos de las alteraciones frontales se


evidencian en dificultades para planear, solucionar problemas, iniciar una conducta, detener
perseveraciones, controlar la fluidez y hacer estimaciones cognoscitivas. Además se observan
fallas para cambiar de estrategias, flexibilidad mental (ej. Prueba de clasificación de tarjetas de
Wisconsin) y para inhibir respuestas (ej.: interferencia perceptual del Stroop). En el
razonamiento verbal y no verbal se pueden apreciar dificultades para completar series (ej.
Matrices de Raven), establecer similitudes e interpretar proverbios, organizar secuencias lógicas
(ej: Escala WAIS).

Funciones motoras: La función motora primaria no se encuentra comprometida, pero se


observan dificultades para realizar tareas relacionadas con movimientos finos, secuenciales,
coordinados o rítmicos (apraxia). Luria (1969) describe la “alteración de la melodía
cinética”como el compromiso de la transición suave y rápida de un movimiento a otro,
alteración en la regulación, seguimiento, corrección y control de movimientos voluntarios por
lesiones premotoras frontales. En general, el programa de los movimientos se conserva pero se
afecta su cumplimiento, por dificultad para realizar movimientos complejos y sistematizados en
el tiempo. También se observan estereotipos por la perseveración o imposibilidad de introducir
cambios en el comportamiento ya sea de tipo verbal, motor o ideacional.

Alteraciones conductuales y emocionales


Usualmente se describen cambios de personalidad, específicamente como cambios en las formas
básicas de interacción, en el umbral de respuestas y su intensidad así como en la cualidad del
humor. Los cambios emocionales por su parte, pueden tender hacia la depresión o hacia la
manía. Los primeros se caracterizan por apatía, retardo psicomotor, pérdida de intereses,
lentificación, problemas de memoria y concentración, y cambios vegetativos. En casos de
lesiones tumorales frontales derechas se observa síntomas aislados de hiperactividad, elevación
del humor, verborrea, irritabilidad, distractibilidad y comportamientos inadecuados.

Evaluación neuropsicológica: La evaluación de la FE se divide en de acuerdo con dos enfoques


(Pineda, 2000):

-La evaluación clínica cualitativa


Se basa en la observación directa del paciente con el fin de precisar comportamientos
particulares correspondientes a los diferentes síndromes prefrontales. Estos comportamientos se
revelan en síntomas cuyo reconocimiento demanda gran experiencia clínica y soporte teórico.
Los síntomas se pueden agrupar en tres categorías:

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• Dificultades en atención sostenida: Inatención por falta de adecuado control mental y


monitoreo sobre la naturaleza de los comportamientos y sus consecuencias (inestabilidad,
actitud distraída, conclusión de tareas sólo con control ambiental externo)

• Alteraciones en la autorregulación: Dependencia ambiental por falta de planeación,


programación y autorregulación comportamental (por ej: ecopraxia); impulsividad patológica
(por deficiencia en la inhibición)

• Problemas en la organización cognoscitiva y del comportamiento: Alteración


metacognoscitiva para reconocer la naturaleza, alcances y consecuencias de una actividad
cognoscitiva y que se manifiesta a través de los comportamientos y las conductas; dificultad
para evaluar conceptual y objetivamente (trastorno en el “locus de control”), para sopesar o
atribuir causas del éxito o fracaso de la acción ya sea a elementos externos o a las
decisiones/acciones propias

• Rigidez cognoscitiva y comportamental: Perseverancia patológica (compulsiva o


repetitiva) e inercia comportamental (perseverancia inerte) de acuerdo con Luria (1966). Vilkki
(1989) clasifica en perseverancia persistente (repetición de ejecución anterior), perseverancia
con bloqueo en la tarea o recurrente (pasar de una tarea a otra) y perseverancia continua o
inercia (incapacidad para detener una serie): Estas alteraciones indican falta de flexibilidad en
la autorregulación de los comportamientos y de las conductas

-La evaluación clínica cuantitativa: Se apoya en el empleo de pruebas neuropsicológicas


estandarizadas y requiere tres niveles de análisis de los resultados (Pineda, 2000):

• Nivel psicométrico: El puntaje de destrezas busca definir si determinada ejecución


corresponde o no a un nivel esperado para la edad (rangos de ejecución normal)

• Análisis de los factores cognoscitivos: Primera etapa que busca definir cuáles
operaciones cognoscitivas son necesarias para realizar determinada tarea, y cuál o cuáles de
ellas son responsables del puntaje obtenido (ej: atención sostenida, reconocimiento visual,
orientación espacial, coordinación visomotríz, entre otras)

• Análisis neuropsicológico del factor subyacente a los errores: Etapa clínica avanzada
que requiere de la cualificación y tipificación de los errores (independiente de las destrezas y
habilidades): Se lanzan hipótesis y establecen constructos explicativos para los signos (errores)
observados, lo que permite definir síndromes neuropsicológicos (Ardila, Rosselli & Puente, 1994;
Ardila, Lopera, Pineda & Rosselli, 1995; Ardila, 1995; Denckla, 1989; 1996, citados por Pineda,
2000)

Entre las pruebas neuropsicológicas mas usualmente empleadas son la prueba de Clasificación de
Tarjetas de Wisconsin, las pruebas de Fluencia Verbal y Fluidez de Diseños, la Torre de Hanoi o
de Londres, la prueba de Stroop y la de Apertura de Caminos o TMT.

Dada la complejidad para la evaluación de las FE, Lezak (1995) propone dividir el concepto en
áreas restringidas con base en cuatro aspectos, y que Soprano (2003) resume como sigue:

• Volición: Se refiere al proceso para determinar lo que uno necesita o quiere y concebir
algún tipo de realización futura de esa necesidad o deseo; requiere la capacidad de formular
un objetivo o formalizar una intención. No hay pruebas formales, por lo tanto los datos se
recogen de la observación directa y de la información allegada por familiares

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• Planificación: Capacidad para identificar y organizar los pasos y elementos necesarios para
llevar a cabo una intención o lograr un objetivo (Tests de diseños con cubos, figura compleja
de Rey, Laberintos, tests de torres, construcción de oraciones –Binet- entre otros)

• Acción intencional: Iniciar, mantener, cambiar y detener secuencias de conductas


complejas de manera ordenada e integrada. Se puede evaluar con pruebas flexibilidad -
implica cambiar el curso del pensamiento o de la acción de acuerdo con las demandas de la
situación- (Pruebas fluidez verbal, fluidez de diseños, retención visual de Benton, copia de
números, letras y palabras, tareas go no go, órdenes simples, entre otras)

• Ejecución efectiva: Cuando la acción se efectúa de modo correcto, en cuanto a su


regulación, automonitorización, autocorrección, tiempo e intensidad. Los tests de ejecución
o manipulativos proveen información sobre cómo responde el sujeto, la naturaleza de los
errores, distorsiones idiosincrásicas y esfuerzos compensatorios, elementos que dan cuenta
de dicha ejecución

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conocimiento. Revista de Neuropsicología, Neuropsiquiatría y Neurociencias, Vol. 2 No 1

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