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Cano-Vindel, A., & Miguel-Tobal, J. J. (1999).

Evaluación de la ansiedad desde un enfoque


interactivo y multidimensional: El Inventario de Situaciones y Respuestas de Ansiedad (ISRA).
Psicología Contemporánea, 6(1), 14-21.

EVALUACIÓN DE LA ANSIEDAD DESDE UN ENFOQUE INTERACTIVO Y


MULTIDIMENSIONAL: EL INVENTARIO DE SITUACIONES Y RESPUESTAS
DE ANSIEDAD -ISRA

Antonio Cano-Vindel1 y Juan José Miguel-Tobal


Universidad Complutense de Madrid

Resumen
El Inventario de Situaciones y Respuestas de Ansiedad (ISRA) es un instrumento de
evaluación basado en el modelo multidimensional de la ansiedad (Endler, 1975) y en el
modelo de los tres sistemas de respuesta (Lang, 1968). Evalúa el nivel general de ansiedad
(rasgo general), los tres sistemas de respuesta (cognitivo, fisiológico y motor) por separado,
así como cuatro rasgos específicos de ansiedad o áreas situacionales (ansiedad de
evaluación, interpersonal, situaciones fóbicas, situaciones de la vida cotidiana). Tiene un
formato interactivo SxR, con 22 situaciones, 24 respuestas y 224 items. Su estructura
factorial es sólida, con 3 factores de respuesta y 4 situacionales, de acuerdo con los modelos
teóricos en los que se sustenta. Posee una gran capacidad de discriminación entre grupos
(población general, sujetos con trastornos psicofisiológicos, sujetos con trastornos de
ansiedad), una alta fiabilidad test-retest y elevada consistencia interna. Se describen algunas
aplicaciones en psicología clínica, educativa y organizacional.

Palabras clave: Ansiedad, Evaluación, Tres Sistemas de Respuesta, Rasgos Específicos.

Abstract
The Inventory of Situations and Responses of Anxiety (ISRA) is an assessment instrument
based on the multidimensional model of anxiety (Endler, 1975), as well as on the model of
the three response systems (Lang, 1968). The ISRA assesses the general level of anxiety
(general trait), the three response systems (cognitive, physiological and motor) separately,
and four specific traits of anxiety or situational areas (test anxiety, interpersonal anxiety,
phobic situations, and daily life situations). This SxR interactive format-instrument includes
22 situations, 24 responses, and 224 items. Its factor structure appears solid, with 3 response
factors, and 4 situational factors, following the theoretical models in which it is based. It
also presents a high discrimination capability between groups (general population,
psychophysiological disordered subjects, anxiety disorders subjects), high test-retest
reliability and strong internal consistence. Some applications in clinical psychology,
educational psychology and organizational psychology are described.

Keywords: Anxiety, Assessment, Three Response System, Specific Traits.

Title: Anxiety assessment from an interactional and multidimensional approach: the


Inventory of Situations and Responses of Anxiety -ISRA

1
Facultad de Psicología. Universidad Complutense de Madrid. 28223 Madrid (España) canovindel@psi.ucm.es
INTRODUCCIÓN

Han transcurrido trece años desde la publicación de la primera edición del Inventario
de Situaciones y Respuestas de Ansiedad (ISRA, Miguel-Tobal y Cano-Vindel, 1986).
Desde entonces esta prueba de evaluación psicológica se ha convertido en una de las dos
más usadas en España, al mismo tiempo que ha sido traducida a varias lenguas y está siendo
adaptada a la población de diferentes países (USA, Alemania, Holanda, Bélgica, Francia,
Italia, Suecia, Finlandia, Polonia, Portugal, Brasil, Argentina, Cuba y otros países latinos).
El ISRA fue construido partiendo de una integración de dos modelos sobre la ansiedad: el
modelo de los tres sistemas de respuesta emocional de Lang (1968) y el modelo interactivo
multidimensional de la ansiedad de Endler (1975). Comenzaremos haciendo una condensada
revisión de las aportaciones de ambos modelos al concepto de ansiedad, así como a su
evaluación.

La ansiedad ha sido estudiada como respuesta emocional y como rasgo de


personalidad. Al igual que cualquier otra emoción, la ansiedad puede ser estudiada como un
conjunto de manifestaciones experienciales, fisiológicas y expresivas, ante una situación o
estimulo, que es evaluado por el individuo como potencialmente amenazante, aunque
objetivamente pueda no resultar peligroso (Cano-Vindel, 1997). Como rasgo de
personalidad, la ansiedad se estudia a partir de las diferencias individuales en la propensión
a sentir o manifestar estados o reacciones de ansiedad (Spielberger, 1972). Dicho estado se
caracteriza por sentimientos de tensión, aprensión, inseguridad, así como autovaloraciones
negativas; asimismo, en el nivel fisiológico se observan distintas alteraciones, que pueden
reflejar distintos niveles de activación del Sistema Nervioso Autónomo (S.N.A.) y de la
tensión muscular; finalmente, se pueden observar distintos indices característicos de la
agitación motora, que interfieren en la conducta normal adaptada.

La ansiedad hasta los años setenta había sido considerada como una respuesta
unitaria, bien como un rasgo general de la personalidad, bien como un reacción emocional a
una situación. Sin embargo, desde uno y otro enfoque se ha ido ampliando el concepto de
ansiedad hasta considerarlo un concepto multidimensional con facetas muy diversas
(Miguel-Tobal, 1990). Como rasgo de personalidad el concepto de ansiedad se considera
hoy en día como un constructo multidimensional (Endler, 1975), pues existen diferencias
individuales en el rasgo de ansiedad ligadas a tipos de situaciones, de manera que un
individuo puede mostrar diferente perfil de rasgos específicos de ansiedad ante distintos
tipos de situaciones. Como respuesta emocional la ansiedad no puede considerarse tampoco
como un concepto unitario, unidimensional, sino que se han de considerar las
manifestaciones en los tres sistemas de respuesta (cognitivo, fisiológico y motor -C, F y M)
de manera independiente, pues estos tres tipos de manifestaciones pueden ser discordantes
(Lang, 1968). Por razones de espacio, no podemos entrar aquí en una revisión a fondo de
este concepto multifacético, ni de cómo se ha llegado hasta él. Pero sí nos gustaría señalar
cuáles son estas principales facetas a considerar en el estudio de la ansiedad. Así, podríamos
decir que la ansiedad es (Cano-Vindel, 1989):

1. Una reacción emocional, de escaso control voluntario por parte del individuo, que
puede ser observada a tres niveles diferentes (cognitivo-subjetivo, fisiológico y motor-
expresivo), siendo la característica fundamental de cada uno de ellos, respectivamente: el
malestar subjetivo, la alta activación fisiológica (aunque distintas respuestas pueden reflejar
distinto grado de activación) y la inquietud motora. Hay que señalar que estos tres modos de
respuesta pueden no correlacionar o concordar entre sí (Miguel-Tobal, 1990).

2. Reacción, que surge ante una situación o una representación interna de la misma.
Dicha situación se considera como potencialmente ansiógena. Algunas situaciones
ansiógenas que encontramos con frecuencia son: (a) cualquier situación que implique una
evaluación para el individuo (Calvo y Eysenck, 1995); (b) una situación interpersonal
(Pérez-Nieto y Cano-Vindel, 1998); © un estimulo típicamente fóbico (Capafóns, J., Sosa,
C.D., Viña, C. y Avero, P., 1997); (d) algunas situaciones de la vida cotidiana, como el
trabajo, para algunas personas (Cano-Vindel y Miguel-Tobal, 1995). Las situaciones parecen
estar asociadas a un patrón de reactividad (C-F-M) característico, de manera que distintas
situaciones provocan perfiles de reactividad C-F-M diferentes en los mismos individuos
(Cano-Vindel y Miguel-Tobal, 1990a). Por otro lado, parece que hay alguna asociación entre
el tipo de aprendizaje inicial (cognitivo vs. directo) con el tipo de reactividad individual
(cognitiva vs. fisiológica) que provoca la situación ansiógena, de manera que cuando una
reacción de miedo o ansiedad está asociada a una experiencia directa predomina una mayor
reactividad fisiológica, mientras que los temores aprendidos por transmisión de información
o aprendizaje vicario presentan una mayor reactividad cognitiva (Rodríguez-Saavedra y
Cano-Vindel, 1995).

3. En el nivel experiencial, la ansiedad supone un estado de malestar o distress


psicológico, caracterizado por sentimientos de tensión, aprensión, preocupación,
inseguridad, autovaloraciones negativas, anticipaciones de eventos negativos etc.,
acompañados de dificultades para la concentración o para el recuerdo. La ansiedad afecta a
la atención y a la memoria (Escalona y Hernández, 1996), así como a la autoestima, la
autoeficacia percibida, el control percibido, la competencia personal, etc. (Fernández-Castro,
Álvarez, Blasco, Doval y Sanz, 1998). A su vez, hoy en día el rasgo de ansiedad se explica
en base a sesgos individuales en la atención (Eysenck, 1997; Calvo y Cano-Vindel, 1997;
Arcas y Cano-Vindel, 1999).

4. En el nivel fisiológico, se producen una serie de alteraciones en la intensidad de


las respuestas del S.N.A. (modificaciones en la frecuencia cardiaca, en la conductibilidad
eléctrica de la piel, en la presión arterial, etc.), acompañadas de un incremento en la tensión
muscular (Sistema Nervioso Somático). A su vez, estas modificaciones pueden llegar a
generar desórdenes en los órganos inervados por estos sistemas: sudoración palmar
excesiva, palpitaciones y arritmias, molestias en el estomago, dolores de cabeza, temblor en
las extremidades, escalofríos, apnea, respiración agitada, sequedad de boca, dificultades para
tragar, etc. Estos desórdenes pueden llegar a hacerse crónicos convirtiéndose en verdaderas
enfermedades psicofisiológicas o psicosomáticas (Cano-Vindel y Miguel-Tobal, 1994). La
evaluación de la reactividad fisiológica (Fernández-Abascal y Martínez-Sánchez, 1998) se
suele hacer mediante aparatos de registro fisiológico, si bien se puede evaluar también la
percepción que tiene el individuo de sus cambios somáticos mediante un instrumento de
autoinforme (como los inventarios), pero hay que señalar que las correlaciones entre ambos
métodos (registro fisiológico y autoinforme) suelen ser bajas (Cano-Vindel y Miguel-Tobal,
1990b).

5. En el nivel expresivo encontramos: (a) diferentes conductas que indican inquietud


motora (movimientos repetitivos, rascarse o tocarse alguna parte del cuerpo reiteradamente,
movimientos rítmicos con las extremidades, moverse y hacer cosas sin una finalidad
concreta, manipulación continua de objetos, etc.); (b) así como conductas que manifiestan
un exceso de tensión muscular (movimientos torpes, temblores, paralización, tartamudez u
otras dificultades de expresión verbal, etc.); © o conductas que muestran malestar o distress
(llanto, expresiones faciales de susto, miedo o desesperación, evitación o escape de la
situación, etc.); (d) conductas consumatorias que puedan dar sensación subjetiva de
seguridad (fumar o beber en exceso, p.e. en reuniones sociales); (e) conductas consumatorias
(Cano-Vindel, Miguel-Tobal, González e Iruarrizaga, 1994) que puedan reducir la
activación fisiológica y/o cognitiva (comer demasiado, picar entre comidas, etc., tomar
bebidas alcohólicas tranquilizantes, etc.) Todas estas conductas expresivas pueden ser
evaluadas mediante escalas de observación o mediante autoinforme, pudiendo encontrar
correlaciones altas entre ambos métodos (observación y autoinforme) de medida (Miguel-
Tobal, 1990).

Puesto que las manifestaciones de ansiedad en los tres sistemas de respuesta (C, F y
M) pueden arrojar niveles diferentes en una misma situación para un mismo individuo, se
hace necesaria una evaluación de los tres sistemas por separado. El método primario de
evaluación del sistema cognitivo es el de autoinforme, mientras que para el sistema
fisiológico es el método de registro fisiológico, y para el sistema motor lo es el método de
observación. Así pues, el método de autoinforme se considera que es el método primario de
evaluación de los aspectos cognitivo-subjetivos, pero a su vez mediante este método se
pueden evaluar, aunque no sea la forma más directa de hacerlo, los datos del sistema
fisiológico y los del sistema conductual-motor (Miguel-Tobal, 1995). Con ello se
conseguiría evaluar los tres sistemas de respuesta con un mismo método, evitando así el
sesgo de las diferencias inter-método a la hora de hacer comparaciones entre los niveles de
ansiedad en los tres sistemas de respuesta. Así pues, mediante el método de autoinforme se
pueden obtener perfiles de reactividad (C-F-M), que están asociados a las características de
expresión emocional de los individuos (Pérez-Nieto y Cano-Vindel, 1999).

Dichos perfiles pueden ser utilizados para determinar el tipo de reactividad


predominante de un individuo; es decir, pueden servirnos para comprobar si en dicho
individuo predomina un tipo de reacción o sistema (C, F, o M), frente a los otros dos.
Cuando predomina la reactividad en un sistema, frente a los otros dos, puede determinarse
cual será el tipo de técnica de tratamiento más adecuada para este individuo, pues se ha
encontrado que existe una interacción entre el tipo de reactividad predominante (C, F o M) y
el tipo de tratamiento (también clasificado en C, F, o M). La reactividad predominante en el
individuo puede ser de tipo cognitivo, fisiológico o motor. A su vez, las técnicas de
reducción de ansiedad pueden ser clasificadas en técnicas cognitivas -o técnicas que reducen
más la actividad cognitiva-, técnicas que reducen más la reactividad fisiológica -como la
relajación-, y técnicas que reducen más expresión motora -como el entrenamiento en
habilidades sociales. Según los estudios realizados mejoran más los individuos que son
tratados con un tipo de técnica de reducción de ansiedad concordante con su tipo de
reactividad predominante, que cuando son tratados con una técnica discordante. Así, por
ejemplo, cuando un individuo con reactividad predominantemente cognitiva es tratado con
una técnica de tipo cognitivo (técnica concordante con su perfil) reduce más su nivel de
ansiedad que cuando es tratado con otro tipo de técnica (Michelson, 1986; Miguel-Tobal y
Cano-Vindel, 1989).

EL INVENTARIO DE SITUACIONES Y RESPUESTAS DE ANSIEDAD (ISRA)


El Inventario de Situaciones y Respuestas de Ansiedad (I.S.R.A., Miguel-Tobal y
Cano-Vindel, 1986, 1988, 1994) es un instrumento de autoinforme, con formato interactivo
SxR, que incluye 24 respuestas de ansiedad (7 de tipo cognitivo, 10 de tipo fisiológico y 7
de tipo motor), así como 22 situaciones que se agrupan en cuatro tipos (evaluación,
interpersonal, fóbicas y situaciones de la vida cotidiana). De los cruces Situación (filas) x
Respuesta (columnas) resultan un conjunto de 224 items, o cuadros blancos a responder,
más los correspondientes cruces que se han desechado (cuadros negros, a los que no hay que
responder), por diferentes motivos: excesivo número de items, eliminación de items con
menor poder de discriminación, o con menor posibilidad de ocurrencia, etc. La selección de
los items se llevó a cabo utilizando una triple metodología racional, empírica y factorial
(Miguel-Tobal y Cano-Vindel, 1986).

Este inventario permite la evaluación de los tres sistemas de respuesta de ansiedad


por separado (C, F y M). Por lo tanto, el ISRA posibilita la obtención de perfiles
individuales de respuesta en los tres sistemas, así como comprobar si existe un tipo de
reactividad predominante en un individuo. Con ello se pueden determinar cuáles son las
técnicas de reducción de ansiedad (González-Ordi, 1997) más adecuadas para cada
individuo.

Por otro lado, el ISRA también permite la evaluación de la ansiedad asociada a


cuatro áreas situacionales o rasgos específicos: ansiedad de evaluación (F1), interpersonal
(F2), fóbica (F3) y ansiedad en la vida cotidiana (F4). Estos rasgos específicos de ansiedad
son bastante similares a los obtenidos por Endler (1975, 1981) en el marco del modelo
interactivo de ansiedad. Se refieren a diferencias individuales ligadas a áreas situacionales o
tendencias de los individuos a manifestar diferente grado de ansiedad en estos tipos de
situaciones. Este perfil de rasgos específicos del ISRA está asociado a diferencias en el tipo
de trastorno de ansiedad que presentan los grupos diagnósticos del D.S.M.-IV (APA,
1994/5). Sobre este punto véase el trabajo de Espada-Largo y Cano-Vindel (1999) en este
mismo número monográfico y el trabajo de Miguel-Tobal y Cano-Vindel (1995).

En cuanto a las características psicométricas, el ISRA, muestra un alto nivel de


fiabilidad, calculada por el método test-retest con un intervalo de dos meses, en distintas
poblaciones (Miguel-Tobal y Cano-Vindel, 1986). En la tabla 1 pueden verse algunos
resultados: por ejemplo, con una muestra de 101 sujetos españoles se obtuvo un coeficiente
de correlación test-retest de 0.81, con un intervalo de dos meses. Los estudios de fiabilidad
llevados a cabo con muestras norteamericanas (Williams, Puente, Miguel-Tobal y Cano-
Vindel, 1991) indican así mismo una alta fiabilidad test-retest del ISRA, en este caso con un
intervalo de tres meses. Resultados similares se obtuvieron con la versión brasileña del
ISRA (Amorim, 1997), con un intervalo test-retest de un mes y medio.

La consistencia interna igualmente puede considerarse muy alta (ver tabla 1), con
valores que oscilan entre 0.92 y 0.99, para la versión española, alcanzándose igualmente
valores muy elevados en otras versiones (Williams et al 1991; Galeazzi, Franceschina y
Farinello, 1994; Amorim, 1997; Baptista, Nunes, Mota, Miguel-Tobal y Cano-Vindel,
1998).

Los estudios de validez convergente (Miguel-Tobal y Cano Vindel, 1986) han


mostrado correlaciones altas entre el total del ISRA y el MAS de Taylor (1953), alcanzando
un valor de 0.69 en una muestra de 383 sujetos. Con el STAI de Spielberger (Spielberger,
Gorsuch y Lushene, 1970/1982) esta correlación alcanzó el valor de 0.64 sobre la misma
muestra. Los estudios norteamericanos de Williams et al. (1991) señalan las siguientes
correlaciones entre la escala de Rasgo del STAI y cada una de las escalas del ISRA: C=
0.54; F= 0.61; M= 0.56; T= 0.65; FI= 0.62; FII= 0.71; FIII= 0.48; y FIV= 0.67. Por último,
los valores encontrados por Amorim (1997) con muestras brasileñas alcanzan valores
similares (ver tabla 2).

La estructura factorial del ISRA se ha estudiado tanto en el caso de las respuestas


como de las situaciones, arrojando en ambos casos estructuras acordes con los modelos
teóricos en los que se basa este instrumento. A su vez, diferentes estudios llevados a cabo en
distintos países (España, USA, Brasil, Portugal, o Italia) arrojan resultados muy similares, lo
que sin duda apoya la idea de una fuerte estructura factorial en este inventario. El análisis
factorial de las 24 respuestas de ansiedad del ISRA arroja tres factores que coinciden
básicamente con los tres sistemas de respuesta de ansiedad (Lang, 1968). Así, Miguel-Tobal
y Cano-Vindel (1994) con una muestra de 1.209 sujetos, empleado el método P.C.A.
(componentes principales) con rotación oblicua (DQUART), obtuvieron una solución
de tres factores que explicaba el 64,7% de la varianza (ver la tabla 3). Resultados similares
se han obtenido con la versión norteamericana (Williams et al., 1991), sobre una muestra de
155 sujetos, así como con la versión brasileña (Amorim, 1997), usando una muestra de 1136
sujetos, y con la versión portuguesa (Baptista et al., 1998), analizando una muestra de 409
sujetos. En cuanto al análisis factorial de las 22 situaciones se vienen obteniendo dos
soluciones, que no son contradictorias entre sí, sino que más bien indican diferencias
culturales en las manifestaciones de ansiedad. En España, Miguel-Tobal y Cano-Vindel
(1994) encuentran una solución de cuatro factores que explica el 67.9% de la varianza, con
la misma muestra anterior y el mismo procedimiento (ver la tabla 4). Estos cuatro factores
agrupan a los cuatro tipos de situaciones ya mencionados (evaluación, interpersonales,
situaciones fóbicas y situaciones de la vida cotidiana), los cuáles guardan bastante similitud
con los encontrados por Endler (1975, 1981) con un inventario diferente. En Brasil, Amorim
(1997) ha obtenido una réplica casi exacta del análisis factorial llevado a cabo con muestras
españolas, encontrando un 73,4% de varianza explicada en dicha solución de cuatro factores.
En Portugal, Baptista et al. (1998) con una muestra de 409 sujetos han encontrado un
modelo similar de cuatro factores que explica el 71% de la varianza, si bien encuentran otro
modelo alternativo de tres factores en el que se agrupan los dos primeros (situaciones de
evaluación y situaciones interpersonales), que son los dos factores más relacionados. Con
este segundo modelo se explica un poco menos de proporción de varianza, el 65%. En USA,
Williams et al. (1991) también encontraron con una muestra de 155 sujetos que esos dos
tipos de situaciones (evaluación e interpersonal) se agrupaban en un sólo factor.

El ISRA ha mostrado en diferentes estudios una buena capacidad de


discriminación entre distintos grupos y patologías, mostrándose altamente sensible para el
estudio de las diferencias. Se ha trabajado con una amplia muestra de poblaciones clínicas,
entre ellas: (1) cefaleas (Martínez-Sánchez, Sánchez, Muela y Moreno, 1993); (2) trastornos
de piel (Amorim, Cano-Vindel y Miguel-Tobal, 1996); (3) síndrome premenstrual (Pérez-
Pareja, Borras y Palmer, 1994); (4) hipertensión (Miguel-Tobal, Cano-Vindel, Casado y
Escalona, 1994); (5) diferentes trastornos psicofisiológicos (Cano Vindel y Miguel-Tobal,
1990c); (6) diversos trastornos de ansiedad, como agorafobia, fobias simples, fobia social y
ansiedad generalizada (Espada-Largo, Torres, Cano-Vindel y Ochoa, 1994; Miguel-Tobal y
Cano Vindel, 1995); (7) trastornos del estado de ánimo (Sanz, 1991; Espada-Largo y
Cano-Vindel, 1999); (8) delincuencia juvenil (Ortiz Bascuñana, 1992); (9) juego
patológico (García, Díaz y Aranda, 1993); etc. En todos estos casos el ISRA ha mostrado
una alta capacidad de discriminación, mostrando diferencias altamente significativas entre
los diferentes grupos y patologías evaluados. Incluso en la controvertida diferenciación entre
ansiedad y depresión por medio de autoinformes, Sanz (1991, p. 170) señala que "en
relación a la diferenciación psicométrica entre ansiedad y depresión, las subescalas de rasgos
específicos de ansiedad del ISRA se configuran como instrumentos de elección a la hora de
discriminar entre sujetos ansiosos y depresivos frente a las tan utilizadas medidas de rasgo
general de ansiedad"; a lo que añade que " de hecho, la inclusión de medidas de rasgo
específico de ansiedad permite que la depresión aparezca en los análisis factoriales como un
constructo relativamente independiente y discernible de la ansiedad".

En el ámbito clínico el ISRA puede ser de utilidad en la valoración de la eficacia del


tratamiento, ya que se ha mostrado altamente sensible en la detección de los cambios entre
evaluación pre y pos-tratamiento (Miguel-Tobal, et al., 1994; Escalona y Miguel-Tobal,
1995; Cáceres, Arraras, Jusue, Zubizarreta, 1996; Pérez-Nieto y Cano-Vindel, 1998). Así
mismo, la obtención del perfil de reactividad permite la selección del tratamiento
concordante, y por tanto más idóneo, con las características individuales (Miguel-Tobal y
Cano Vindel, 1989; Miguel-Tobal, 1990); mientras que, el perfil de áreas situacionales, o
rasgos específicos, puede aportar información de interés sobre el área, o áreas, en las que
centrar el tratamiento y las relaciones entre ellas. Por último, señalar de nuevo, que es
aconsejable el estudio detallado de cada una de las situaciones y respuestas que incluye el
ISRA, ya que ello permite una valoración más exhaustiva y concreta del caso individual.

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Tabla 1: Coeficiente Alpha y correlación test-retest para las escalas del Inventario de
Situaciones y Respuestas de Ansiedad -I.S.R.A. en diferentes estudios.

I.S.R.A. Alpha Test-retest Test-retest Test-retest


N=1209 N=101 N=40 N=86
(1) (1) (2) (3)

Cognitivo 0.96 0.74 0.76 0.81


Sistemas
Fisiológico 0.98 0.77 0.78 0.85
de
Respuesta Motor 0.95 0.78 0.81 0.81
y Total
Total 0.99 0.81 0.85 0.88

Rasgos FI 0.96 0.76 0.86 0.85


FII 0.92 0.74 0.73 0.74
Especí-
icos FIII 0.96 0.81 0.79 0.86

FIV 0.93 0.79 0.79 0.78

1. (Cano-Vindel y Miguel-Tobal, 1994). Versión española.


2. (Williams et al. 1991). Versión norteamericana.
3. (Amorim, 1997). Versión brasileña.
Tabla 2: Correlaciones entre ISRA, MAS y STAI en diferentes estudios.

Estudios

España (1) USA (2) Brasil (3)


N=383 N=40 N=101
MAS STAI STAI STAI
MAS 1.00

STAI 0.72 1.00 1.00 1.00

Cognit. 0.65 0.62 0.54 0.56

Fisiológ. 0.62 0.49 0.61 0.58

Motor 0.53 0.53 0.56 0.53

Total 0.69 0.64 0.65 0.61

FI 0.66 0.60 0.62

FII 0.52 0.51 0.71

FIII 0.46 0.40 0.48

FIV 0.70 0.62 0.67

1. (Cano-Vindel y Miguel-Tobal, 1994). Versión española.


2. (Williams et al. 1991). Versión norteamericana.
3. (Amorim, 1997). Versión brasileña.
Tabla 3: Análisis factorial de las respuestas y correlaciones entre factores en una muestra
española (N=1209)

FACTOR1 FACTOR2 FACTOR3 (*)


1 2 3
R15 0.957 F
R16 0.859 F
R17 0.851 F
R14 0.783 F
R9 0.721 F
R10 0.666 F
R11 0.646 F
R13 0.625 F
R8 0.560 F
R4 0.884 C
R3 0.863 C
R6 0.851 C
R1 0.843 C
R7 0.843 C
R2 0.795 C
R5 0.723 C
R20 0.741 M
R19 0.278 0.687 M
R22 0.257 0.643 M
R24 0.306 0.366 M
R21 0.420 0.297 M
R12 0.285 0.351 0.277 F
R23 0.444 0.261 0.263 M
R18 0.439 0.251 M

VP 5.750 5.560 1.963

FACTOR1 FACTOR2 FACTOR3

FACTOR 1 1.000
FACTOR 2 0.702 1.000
FACTOR 3 0.459 0.409 1.000

(*)
Respuestas Cognitivas (C): R1, R2, R3, ...R7
Respuestas Fisiológicas (F): R8, R9, R10, ...R17
Respuestas Motoras (M): R18, R19, R20, ...R24
Tabla 4: Análisis factorial de las situaciones y correlaciones entre factores en una muestra
española (N=1209)

FACTOR1 FACTOR2 FACTOR3 FACTOR4


1 2 3 4
S10 0.910 -0.260
S4 0.847
S9 0.814
S1 0.799
S11 0.726
S18 0.657 0.329
S8 0.652
S13 0.642
S3 0.587 0.352
S12 0.894
S19 0.845
S14 0.582
S7 0.926
S15 0.829
S22 0.785
S21 0.347 0.509
S5 0.431 0.401
S16 0.415 0.378
S6 0.319 0.293 0.264
S2 0.422
S20 0.335 0.421
S17 0.324 0.440

VP 6.036 2.384 1.915 1.723

FACTOR1 FACTOR2 FACTOR3 FACTOR4

FACTOR 1 1.000
FACTOR 2 0.550 1.000
FACTOR 3 0.618 0.426 1.000
FACTOR 4 0.503 0.339 0.337 1.000

Situaciones de evaluación: S1, S4, S8, S10, S11 y S13


Situaciones interpersonales: S7, S15, S18
Situaciones fóbicas: S12, S14, S17, S19
Situaciones de la vida cotidiana: S5, S21, S22

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