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OBJECIÓN DE CONCIENCIA

• La objeción de conciencia se presenta, habitualmente,


como una oposición entre las convicciones “internas”
y la ley mandada por un superior jerárquico.

• Puede ser de carácter estrictamente individual o social.

• (creencias morales, y/o religiosas).

• Argumento que suele ser aceptado asiduamente en


relación a la objeción de conciencia: negarse a realizar
actos que violan (o se cree que violan) los derechos
humanos y que van en contra de la dignidad (ej.
Aborto, eutanasia).
 Uno de los elementos clave del problema, reside en poder identificar si la persona
o individuo tiene prioridad frente a la sociedad y al Estado que la regula.
 Una posición liberal, afirmaría que la objeción de conciencia es una expresión de
la libertad individual y, por tanto, el Estado no tiene derecho a hacer actuar a los
gobernados contra su conciencia.
 Una posición radical estatalista, sostendría que toda ley que prescriba un
ordenamiento jurídico, es obligatoria para todos a los que la ley se dirige e
independiente del juicio moral o las convicciones internas de los ciudadanos.
 Las experiencias históricas nos muestran que, cuando se le da prioridad al Estado y la sociedad
sobre el individuo, emerge un caldo de cultivo adecuado para los totalitarismos y experiencias
dictatoriales.
 Pero del otro lado, si en todos los casos la prioridad se le da a la persona bajo la forma de la
objeción de conciencia, el orden jurídico y social corre el peligro de desintegrarse, porque el
carácter de obligatoriedad de la ley se difumina: toda norma jurídica perdería su eficacia.
 Como dice Alberto Pacheco Escobedo: “ La oposición se presenta cuando se dicen verdades a
medias, como son: ‘toda ley hay que cumplirla por el solo hecho de ser ley, y todo juicio de la
conciencia es vinculante para el individuo por el solo hecho de haberse formulado
subjetivamente.’”
 El problema, así formulado, parece enteramente irresoluble.
 Además, lo que también dificulta la tarea de resolver esta oposición, es la muchas veces falta de
diálogo entre los filósofos morales y los juristas, siendo que la problemática abarca ambos
campos de conocimiento.
Ley injusta

 Uno de los problemas que se le suele atribuir a una visión positivista del derecho,
es que cierra los ojos ante el problema de la justicia.
 El positivismo jurídico, en este sentido, identificaría (aparentemente) lo
meramente legal con lo justo.
 De ahí que, se pueda decir, que lo justo es aquello que mandan las leyes…y nada
más. El fundamento de la obediencia radicaría en la vigencia de esas leyes y en
que fueran mandadas por un superior político (John Austin).
 Así, se niega la posibilidad de un fundamento metajurídico de las leyes: su
legitimidad radica en su vigencia y en su autoridad.
 Pero ¿una ley puede ser injusta?
 Gustav Radbruch, después de la experiencia del nacionalsocialismo y su sistema
jurídico, se preguntaba si realmente un ordenamiento jurídico era legítimo (justo) por
el simple hecho de serlo.
 La consecuencia negativa de aceptar tal tesis, radica en que no tendríamos un criterio
externo al ordenamiento jurídico que nos permitiese determinar su carácter de justo.
 Una respuesta (controversial, eso sí) que ofrece Radbruch, es la que se conoce como
Fórmula de Radbruch [Radbruchsche Formel] y que usualmente se condensa así:
“El Derecho extremadamente injusto [übergesetzliches Recht], no es derecho.”
 La cita literal (fórmula de intolerancia) reza así: “…cuando la contradicción entre ley
positiva y la justicia alcance una medida insoportable, en ese caso la ley deberá ceder
ante la justicia como derecho injusto […] se puede establecer otra línea divisoria
donde ni siquiera se pretende la justicia, donde la igualdad, que constituye el núcleo
de la justicia, es negada conscientemente en el establecimiento del derecho positivo,
ahí, la ley no sólo es derecho injusto, sino que carece completamente de naturaleza
jurídica.”

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