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IDEA DE LA JUSTICIA: JUSTO E INJUSTO

Por Larry Tadino

RESUMEN:

El propósito del artículo es reflexionar la importancia del concepto de justicia como


idea y como valor moral y político en nuestras sociedades.

Palabras claves: Justicia, idea, justo, injusto, derechos.

Hablar de justicia en estos tiempos es sin duda un tema de controversia y


debate. El afán de definirla, clasificarla y tener un acuerdo sobre ella, versa
precisamente en muchas teorías que por más abstractas y generales que sean, deben
responder al mundo y a sus problemas más urgentes. La justicia es uno de esos
términos morales y políticos centrales que reivindican su importancia universal y
ocupan un lugar central en todas las teorías sociales y políticas.
Precisamente, la idea de justicia es valorada por los seres humanos, por
ejemplo, Sócrates a través de Platón sostenía que la justicia es una cosa más
preciosa que el oro, y Aristóteles citando a Eurípides, afirmaba que ni la estrella
vespertina ni la matutina son tan maravillosas como la justicia. En efecto, ¿Qué es la
justicia? Santiago Nino (1996, p.467) nos ofrece una serie de respuestas que entre los
filósofos han sido divergentes en toda la historia del pensamiento: ¿Una virtud de las
personas? ¿La primera de las cualidades de las instituciones políticas y sociales? ¿El
medio entre dos extremos? ¿La ley de la clase dominante? ¿El resultado de un
procedimiento equitativo? ¿Lo que surge de un proceso histórico en el que no se
violan derechos fundamentales? ¿Un ideal irracional?
No queda duda que la preocupación se centra en analizar un concepto que es
empleado en muchos tipos de discursos, articulando concepciones que permitan
justificar o impugnar los juicios que se formulan en tales discursos empleando el
concepto de justicia. Esa diversidad de análisis y aplicación de la justicia pueden
confundir y desalentar a quienes busquen precisión y claridad en su enfoque o en su
idea. El desacuerdo, tal como lo refiere Campbell (2001, p. 13) abunda acerca de qué
significa llamar justa o injusta a una situación, qué tipo de acciones son justas e
injustas y cómo deberíamos proceder al tratar estas controvertidas cuestiones.
Ahora bien, conviene reflexionar de manera somera, algunas de esas ideas de
justicia, que si bien cada una supone una estructura teórica, también intentan dar
respuesta a la interrogante ¿qué es la justicia?:

Platón y Aristóteles:

Algo en lo que coinciden casi todos los filósofos que es intrínseco al concepto
de justicia es su carácter de valor intersubjetivo. Por ejemplo, para Platón en su
diálogo titulado “La República” (Libro I), concibe a la justicia como una virtud total,
perfección del alma. El hombre injusto manifiesta un conflicto entre los elementos que
componen su alma que lo hace impotente para obrar, y sus acciones hacia los demás
son fuente de contrariedades, odios y luchas; la disposición injusta de algunos
hombres impiden que actúen en común con otros hombres, por lo que el hombre al
que mueve un alma injusta es incapaz de ser feliz.

Por otro lado, para Aristóteles en su obra “Ética Nicomaquea” (Libro V), la
justicia es la virtud más alta, la virtud perfecta. Una virtud es el punto medio entre dos
vicios extremos; la justicia es la virtud de una persona cuando la consideramos en
relación a otras personas. Ser justo es la cualidad de obrar conforme a las leyes
cuando éstas tienden a la ventaja común, de modo que llamamos justo a lo que tiende
a producir o conversar la felicidad de una asociación política. Aristóteles afirmaba que
se puede “causar una injusticia involuntariamente, aunque un acto es injusto sólo
cuando es voluntario y un agente sólo puede ser reprochado como injusto si actúa con
conocimiento y voluntad” (p.237).

Santo Tomás de Aquino:

Tomás de Aquino en la “Suma Teológica” (I, II) sostenía que todo acto humano
tiene una finalidad, nos dirigimos a algo que es aprehendido como bueno. La voluntad
humana está necesariamente orientada hacia el bien último del hombre, es el
perfeccionamiento pleno de su naturaleza. Para ello, el hombre tiene una facultad, la
que llama sinderesis, que le permite detectar los principios más generales de justicia
plasmados en el derecho natural. Éste es la parte de la ley eterna de Dios que es
cognoscible por la razón humana. El principio más general del derecho natural es que
el bien debe hacerse y el mal, evitarse; la razón puede derivar de este principio
preceptos más específicos. Según Aquino, una ley es injusta cuando impone al
ciudadano cargas que no son exigidas por el bien común.

Thomas Hobbes:

Hobbes defendió una concepción teleológica de la justicia, en la medida en


que, según él, los principios que constituyen ésta están dados en un contrato social
que los hombres deben subscribir para satisfacer su propio auto-interés. La vida en el
estado de naturaleza es cruel, brutal y corta, pero los hombres no pueden salir de ella
simplemente por acuerdos mutuos, ya que ellos plantean problemas de acción
colectiva, y que cada uno desconfía de que el otro saque ventaja de la violación del
acuerdo. De modo que los hombres deben, primero, acordar establecer un poder (el
del estado o Leviatán) que luego los fuerce a cumplir con los otros artículos del pacto.
En suma, Hobbes en el “Leviathan”, (p.714) sostuvo que “la justicia consiste,
simplemente en el mantenimiento de los pactos y, que por lo tanto, donde no hay un
Estado, o sea, un poder coercitivo que asegure la observancia de pactos válidos, no
hay justicia ni injusticia”.

Immanuel Kant:
Para este filósofo, en su obra “Fundamentación de la metafísica de las
costumbres”, los principios básicos de la moral debían tener la universalidad de los
principios de la lógica y el contenido substantivo de las leyes de la física. Los principios
morales deben ser para Kant autónomos, porque son principios que uno se da a sí
mismo con independencia de toda autoridad humana o divina; deben ser categóricos,
porque lo que ellos ordenan no está condicionado a intereses o deseos; deben ser
universales, ya que obligan a todos los seres racionales por igual. Este último requisito
de los principios morales deriva de la primera formulación del famoso imperativo
categórico de Kant: “Obra sólo según una máxima tal que puedas querer al mismo
tiempo que se torne ley universal”.
Su concepción acerca de la justicia parecer ser demasiado limitada, pues los
deberes de justicia son deberes jurídicos. Considera, en palabras de Höffe (1986,
pp.175-178) que es “justa toda acción que por sí o por su máxima, no es un obstáculo
a la conformidad de la libertad del arbitrio de todos con la libertad de cada uno según
leyes universales”.
Hans Kelsen:
Luego de señalar las concepciones anteriores de justicia, Kelsen en “¿Qué es
la Justicia?” (1957, p.37), afirma lo siguiente:

Si hay algo que la historia del conocimiento humano puede enseñarnos, es la


inutilidad de los intentos de encontrar por medios racionales una norma de
conducta justa que tenga validez absoluta, es decir, una norma que excluya la
posibilidad de considerar como justa la conducta opuesta. Si hay algo que
podemos aprender de la experiencia espiritual del pasado es que la razón
humana sólo puede concebir valores relativos, esto es que el juicio con el que
juzgamos algo como justo no puede pretender jamás excluir la posibilidad de
un juicio de valor opuesto. La justicia absoluta es un ideal irracional.

Sin embargo, de acuerdo con Santiago Nino (1996) este tipo de posiciones
debe aclarar qué quiere decir que un juicio de justicia no puede pretender excluir el
juicio opuesto, decir, no parece entonces tener sentido sostener, por ejemplo: “la pena
de muerte es injusta, pero bien podría ser justa”. Por otra parte, el mismo Kelsen
sostiene que la visión relativista de la justicia, lejos de ser amoral, supone una moral,
que es la moral de la tolerancia y de la democracia.

H.L.A. Hart:
En su obra “El Concepto del Derecho” (2004), indica que los juristas usan con
frecuencia los términos “justo” e “injusto” y razonan como si las ideas de justicia y
moral fueran coextensivas. Que “justo” e “injusto” son formas específicas de crítica
moral que “bueno” y “malo” o “correcto” e “incorrecto”. Una norma jurídica es buena
porque es justa o injusta, pero no es justa porque es buena, o injusta porque es mala
(p.197).
El principio general latente en las diversas aplicaciones de la idea de justicia es
que los individuos tienen derecho, entre sí a una cierta posición relativa de igualdad o
desigualdad, lo que tiene que ser respetado en las vicisitudes de la vida social, cuando
hay que distribuir cargas o beneficios.
Robert Nozick:
La teoría de la justicia como título expuesta por Nozick en “Anarquía, Estado y
utopía” (1974, p. 206) es más conocida por sus conclusiones radicales que por su
inusual metodología. Construida sobre la base de su teoría de los derechos, que
descansa sobre la inamovible convicción de que hay algunas cosas que no debemos
hacer a otras personas, sin importar cuán beneficiosas puedan ser las consecuencias
para nosotros mismos, para otros o incluso para las mismas personas objeto de
nuestra acción.
Para Nozick la justicia es una cuestión de respetar los derechos y proporcionar
soluciones contra su vulneración o violación. Los derechos, como la justicia, son –en
los términos de Nozick- cuestiones de títulos. Ellos no dependen de la gracia o el favor
de otras personas. En efecto, los derechos generan obligaciones por parte de los
demás, obligaciones que en algún sentido se deben al titular de los derechos y que
pueden ser exigidas por éste.
John Rawls:
En muchos aspectos el trabajo más importante de Rawls, “Una teoría de la
justicia” (1971), sigue marcando la agenda de las cuestiones que han de discutirse en
cualquier teoría de la justicia y proporciona la terminología con la que se lleva a cabo
gran parte del debate político, como por ejemplo, Martha Nussbaum y su propuesta
constructiva de Las mujeres y el desarrollo humano. Esto es en parte debido a que
Rawls combina una metodología contractualista (concepciones de Rousseau y Kant)
con una visión sustantiva sobre qué es justo, ambos elementos interesantes y
coherentes, para oponerse fundamentalmente al utilitarismo y al intuicionismo.
Las instituciones básicas de la sociedad —sostiene John Rawls— no deben
distinguirse simplemente por ser ordenadas y eficientes: ellas deben ser, sobre todo,
justas. Y si no lo son, entonces, deben ser reformadas o abolidas. A partir de este tipo
de criterios (que le llevan a caracterizar a la justicia como la primera virtud de las
instituciones sociales), Rawls orienta buena parte de su trabajo a responder a la
pregunta de cuándo podemos decir que una institución funciona de un modo justo.
En este sentido, Rawls se pregunta si habría principios universales para aplicar
a la estructura básica de la sociedad que hombres libres e iguales consentirían
hipotéticamente en condiciones ideales -lo que implica ver la justicia como “equidad”, o
sea, como resultado de un procedimiento equitativo, y para ello imagina una posición
originaria: ésta es una situación hipotética en la que seres racionales, libres e iguales,
en circunstancias en que es relevante discutir sobre la justicia de las principales
instituciones de la sociedad, siendo racionalmente auto-interesados en la obtención
para sí de “bienes primarios”, como las libertades civiles y políticas, ingreso y riqueza,
prestigio, etc., pero que están bajo un “velo de ignorancia” sobre sus circunstancias
particulares de raza, religión, inteligencia, condición social, etc., discuten sobre qué
principios comprometerse a aceptar para regir la sociedad en la que van a vivir cuando
sea levantado ese velo de ignorancia.

Sintetizando, para Rawls la justicia es la nota distintiva de las instituciones


básicas de la sociedad. No basta que sean ordenadas y eficientes, si las instituciones
básicas no son justas deben cambiarse. Asimismo, los principios de la justicia son: 1.
La libertad: requiere que la estructura básica ofrezca al ciudadano un esquema de
libertades básicas -libertad de pensamiento, de expresión, de asociación, salario,
oportunidad de desarrollar mi proyecto de vida, etc. 2. La diferencia: permite las
desigualdades sólo cuando beneficien al grupo social menos aventajado.
Jürgen Habermas:

La justicia para Habermas no es un valor entre otros, sino un predicado sobre


la validez de los enunciados normativos universales que expresan normas morales
generales. La justicia es siempre, por tanto, un concepto abstracto que tiene que ver
con la igualdad en el sentido kantiano, ya que una norma válida de justicia “debe
sobrevivir a la prueba de universalización que examina qué es igualmente bueno para
todos” (Campbell, 2001, p. 233).
En síntesis, en su obra “La teoría de la acción comunicativa” (1984) deja claro
que la justicia debe depender de la legitimidad política, sosteniendo además, que el
proceso de discusión y decisión democrática es la única forma de construir principios
morales intersubjetivos como los de la justicia.
Ronald Dworkin:
Al igual que Rawls, Dworkin nos proporcionan teorías alternativas y sólidas que
otorgan un papel central al concepto de derechos dentro de la teoría de la justicia.
Según la famosa frase de Dworkin, “los derechos son triunfos”, allí donde un derecho
básico nada se puede interponer en su camino. Así, vemos como este autor pone
énfasis decisivo en la igualdad antes que en la libertad, y su principio moral básico es
el de “igual consideración y respeto”.
Según Campbell (2001, p. 80), Dworkin se propone alabar el reconocimiento
institucional de la idea de derechos fundamentales como derechos anteriores a
cualquier otra fuente de gobierno legítimo, a través de la adopción de instrumentos
constitucionales tales como las cartas de derechos y el control judicial de
constitucionalidad.
Resumiendo, Dworkin en su obra “El impero de la justicia” (1988) nos señala
que en el caso de la justicia no se pueden seguir los mismos criterios interpretativos
que sigue el Derecho u otras ideas políticas. Expresa que la justicia es una institución
que interpretamos. Cada uno de nosotros se forma un sentido de la justicia que no
deja de ser una interpretación (p.63). Sin embargo, en su obra “Los derechos en serio”
(1977) desarrolla a través de los principios de la justicia de Rawls, “el supuesto que los
hombres tienen derecho a igual consideración y respeto en el diseño de las
instituciones políticas”, supuesto que sirve de fundamento en su postura acerca de la
justicia.
Conclusiones
Más allá de estar contestes o no con algunas de las conclusiones sobre el
concepto y el contenido de la justicia esbozadas en este artículo, es más bien
presentar el panorama de alguna de las opciones disponibles para quienes estén
interesados en las teorías de la justicia. Si queremos identificar en nuestras
sociedades actuales, las formas específicas del bien y del mal que mejor ejemplifican
la justicia y la injusticia en su significado específico, esta reflexión debe resaltar, que el
discurso característico de la justicia presupone el ideal de igualdad humana básica, lo
que llama Campbell (2001) “igualdad antecedente” del igual valor humano, clave a la
luz de la creciente importancia global de las instituciones de los derechos humanos,
esto, a pesar de todas las teorías de la justicia y sus concepciones (justicia, formal,
material, social, global, etc.) ninguna discusión al respecto es concluyente.

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