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Alegorías

República, Libros VI-VII

Alegoría del sol.


Esta alegoría que expone el status ontoló gico de la Teoría de las formas (T.d.F),
muestra la naturaleza del conocimiento superior. Aquel conocimiento al que solo los
filó sofos pueden aspirar alcanzar.

El objeto de esta alegoría es la Forma o Idea de Bien, su naturaleza y su lugar en el


plano de lo real, desde las imá genes hasta las Ideas o Formas.

Extracto: Las cosas mú tiples son vistas, las Ideas son pensadas. Lo que es el sol
en el á mbito visible respecto a la vista y de lo que se ve, es la Idea del Bien en el
á mbito inteligible (noetos tó pos) respecto del intelecto (noû s) y de lo que se
intelige, o sea, de las Ideas. Así como el sol aporta a las cosas visibles la
propiedad de ser vistas también su vida, así la Idea del Bien confiere a las Ideas
el poder de ser conocidas pero ademá s el existir (tò einai) y la esencia (ousía),
aunque ella misma no sea esencia sino que esté má s allá de la esencia.

En la alegoría del sol, Só crates comienza por explicar que hablar o referirse al Bien en
sí es una tarea para la cual no cree estar a la altura, ya que resulta imposible para el
conocimiento proposicional debido a que trasciende la experiencia ordinaria. En su
lugar Só crates hablará del hijo1 del Bien, esto es, el sol.

Al comienzo de la alegoría, Só crates hace referencia a la relació n del lenguaje con este
status ontoló gico de la T.d.F. Dice que es mediante el lenguaje que nos referimos o
podemos distinguir muchas cosas buenas o bellas o justas, etc. Mientras que respecto
de las Formas solo podemos referirnos a ellas con el término “lo que es.” Esta manera
de designar a las Formas nos da la pauta de que es en el plano inteligible y no en el
sensible donde se encuentra lo real.

Luego agrega que las cosas del á mbito sensible se ven pero no se piensan, mientras
que las Formas se piensan pero no se ven. Esta apelació n a la capacidad de ver o no un
objeto u otro lo lleva considerar las particularidades del sentido de la vista y su
relació n con la T.d.F. De entre todos los sentidos, Só crates dice que el sentido de la
vista es el má s perfecto, porque a diferencia de los demá s entre éste y su objeto existe
un vínculo muy especial que no está presente en los demá s sentidos.2 En 508a se lee:
“el sentido de la vista y la capacidad de ser visto se hallan unidos de forma nada
1
Hijo tiene aquí una fuerte connotación de aquello que es engendrado.
2
Este vínculo reaparece en la alegoría de la caverna en relación a la educación, especialmente en el
prisionero que es obligado a salir de la caverna.
desdeñ able por un vínculo má s valioso que las ligazones de los demá s sentidos, si es
que la luz no es nada despreciable.”

Para ver, los ojos necesitan luz, de lo contrario todo cuanto existe resultaría invisible
ante ellos. La luz es un regalo divino3, ya que es provista por el sol4.

Como vieron en el apunte Aclaraciones del power point, la alegoría es un relato


simbó lico. En la alegoría del sol, el sol representa la Idea de Bien, por cuanto que es la
Idea que con su luz ilumina al resto, es decir, es aquella que otorga existencia a las
demá s. Del mismo modo, las cosas cobran existencia para los ojos cuando se
encuentran iluminadas por la luz. Pero ¿có mo se relacionan el sol con la vista y el Bien
en sí con la inteligencia? El Bien en sí no es el intelecto mismo pero por ser su causa es
percibido por él. Del mismo modo, el sol no es la vista pero por ser su causa es
percibido por ella. El ojo ve gracias a la luz, del mismo modo que el intelecto intelige o
piensa gracias al Bien en sí (508 b)5.

Má s adelante (508 d), Só crates introduce el concepto de alma. El cuerpo siente y el


alma conoce, y así como los ojos pueden ver mejor aquellos objetos que se encuentran
iluminados por la luz, que aquellos que está n entre sombras, del mismo modo, cuando
“el alma fija su vista en algo que está iluminado por la verdad y lo real, lo concibe, lo
conoce y parece cobrar inteligencia, mientras que cuando se orienta a algo plagado de
oscuridad, que nace y se corrompe, se limita a opinar y percibe apenas, cambiando,
las opiniones hacia cualquier lado, y parece al mismo tiempo no poseer inteligencia
alguna.” (…) “Por consiguiente, lo que otorga la verdad a los objetos conocidos y lo que
da la capacidad de conocer al que conoce, reconoce que es la Forma de Bien, y por ser
la causa del conocimiento y la verdad, concíbela como causa de lo cognoscible. Siendo
ambas cosas tan bellas, la intelecció n y la verdad, pensará s correctamente si
consideras que la Forma de Bien es todavía algo má s bello que éstas. Así como aquí
consideramos correcto que la luz y la vista son similares al sol, pero no es correcto
considerar que son el sol mismo, así también allí es correcto considerar que el
conocimiento y la verdad son ambos similares al Bien, pero no es correcto considerar
que cada uno de ellos es el Bien, sino que hay que estimar que la condició n del Bien es
todavía mejor.”

3
Piensen también en el mito de Prometeo que le roba el fuego para dárselo a los humanos.
4
Los astros para Platón poseían el status de divinos.
5
Estos números y letras se ubican en el margen del texto y remiten a las mismas secciones del texto en el
original griego.
Alegoría de la línea.
La alegoría de la línea muestra el correlato gnoseoló gico de cada uno de los aspectos
captables.

Extracto: Dividida una línea en dos secciones desiguales, y cada una de ellas en
otras dos, tendremos la secció n visible, una subsecció n de imá genes (sombras,
reflejos) y otra de la cual en la primera hay imá genes (seres vivos, artefactos). A
su vez la primera subsecció n de la parte inteligible, el alma se sirve de
supuestos (hypothéseis), sin marchar hasta un principio (arché) sino hacia la
conclusió n. En la otra subsecció n parte de supuestos, pero avanza por medio de
Ideas hasta llegar al principio no supuesto (anypó thetos arché). La secció n
visible se conoce mediante la opinió n y, dentro de ella, la subsecció n de
imá genes por la conjetura (eikasia) y la otra por la creencia (pístis); la secció n
inteligible es conocida mediante la inteligencia (noû s): dentro de ella la
subsecció n inferior mediante el pensamiento discursivo (dianoía), la superior
por el intelecto (noû s).

Esta alegoría muestra có mo es posible aquel conocimiento superior, que se indicaba


en la alegoría anterior, a través de la explicitació n de sus modalidades segú n los
distintos tipos de entidades existentes. Para ello se sirve de las percepciones de luz,
desde las sombras a la luz má s diá fana y clara, mostrando a cada momento la
posibilidad del pasaje de un plano a otro.

Así como en la T.d.F, la línea divide al espectro de lo cognoscible en dos partes pero
deiguales. La parte má s grande corresponde al á mbito de la epísteme (ciencia), el cual
se corresponde con el á mbito inteligible de la T.d.F. Mientras que la parte má s
pequeñ a, el á mbito de la doxa (opinió n) remite al á mbito sensible de la T.d.F.

En el power point, encuentran ustedes un esquema de esta alegoría. En lo personal,


rotaría el esquema hacia la izquierda y haría de él un esquema de vertical, ascensional
en lugar de uno horizontal y lineal. De A a B se atraviesa por distintos grados de luz y
sombras. Siendo A la sombras y B, la luz. En A encontramos aquellos objetos
imperfectos, mutables y corruptibles y en B encontramos los entes perfectos,
inmutables e incorruptibles.

La alegoría comienza distinguiendo el universo en dos grandes á mbitos de tamañ o


desigual. El á mbito de la realidad sensible, el má s pequeñ o, a su vez se subdivide en
otras dos partes también desiguales. La primera parte (A–D), la má s pequeñ a,
corresponde al á mbito de la imaginación y las sombras. En el espectro de la doxa
(opinió n) le corresponde la facultad de la conjetura. “… la de las imá genes, y con
imá genes quiero decir en primer lugar las sombras y luego las apariencias en las
aguas y en cualquiera de las cosas de constitució n só lida, plana y brillante, y todo lo de
este tipo.” 509e-510a. Por ejemplo, el reflejo de la luna en el agua. La luna sobre la
superficie del agua es un reflejo, una imagen, una copia pero no la luna misma. La
segunda parte de la realidad sensible (D-C), corresponde al á mbito de las cosas y a
ellas se accede mediante la facultad de la creencia. Aquí se encuentran aquellos
objetos que los reflejos o imá genes emulan: “… los seres vivos que hay en torno a
nosotros, todo lo vegetal y el conjunto entero de los objetos artificiales.” 510a.
Só crates dice que así dividida la línea “quedó dividida de acuerdo con el criterio de lo
que es verdad y lo que no, de modo que la imagen es, respecto de su original, como lo
opinable es respecto de lo cognoscible.” 510b.

En el á mbito de la realidad inteigible (C-E), la primera parte, la má s pequeñ a de estas


dos subsecciones, corresponde al á mbito de los objetos lógicos y matemáticos, y la
facultad de conocimiento que le corresponde es el pensamiento discursivo o técnico.
Dice Só crates: “el alma valiéndose de esos objetos imitados (mundo sensible) como de
imá genes, está forzada a buscar a partir de hipó tesis, avanzando hacia una conclusió n,
no hasta un principio.” 510b. Por ejemplo, el geó metra se vale, para sus cá lculos, de
formas geométricas, estas formas geométricas remiten todavía al mundo sensible. Si
bien en el mundo sensible, no encontramos aquellas formas en sí mismas, si
encontramos cosas que las imitan, encontramos cosas cuadras, cosas circulares, etc. El
geó metra parte de un triá ngulo hipotético acerca del cual establece conclusiones que
luego aplicará a aquellas cosas que se parecen al triá ngulo. En este punto el alma no
puede avanzar hacia un principio porque no puede sobrepasar el plano de las
hipó tesis, ya que usa como imá genes las mismas cosas que eran imitadas en el plano
inferior.6 La segunda parte (C-B), la má s grande de estas dos subsecciones,
corresponde al á mbito de las Ideas y la facultad de conocimiento que le corresponde
es la intelección. En esta subsecció n se pate de hipó tesis hacia un principio no
hipotético, sin las imá genes de las que el alma se servía en la parte anterior. Se trata
del pensamiento puro. Aquí el razonamiento aprehende con la capacidad dialéctica. En
este nivel las hipó tesis son verdaderas hipó tesis que operan como peldañ os y
trampolines para llegar hasta lo que ya no tiene hipó tesis, hasta el principio de todo
para luego bajar hasta la conclusió n, sin valerse de nada, sino solo de Ideas o Formas.
Esta parte de la línea se denomina Inteligencia propiamente porque el pensamiento
técnico, la subsecció n anterior, no está del todo del lado de la inteligencia sino que
está entre la doxa y la episteme.

6
511a.
Alegoría de la caverna.
A continuació n se expone solo algunos puntos de la primera parte de la alegoría, cuya
lectura es obligatoria, estará sujeta a evaluació n y continuaremos la pró xima clase,
que pudiera requerir alguna aclaració n. Ademá s de estas aclaraciones se indica las
notas al pie, presentes en el texto que se sugiere sean leídas para poder aprovechar
má s la lectura.

Aclaraciones para enriquecer la lectura: 514 b. Los prestidigitadores en griego


thaumatopois, se refiere a aquellos que hacen maravillas, que generan admiració n en
el espectador, aquellos que captan la atenció n absorta del espectador. Estos son aquí
los prisioneros de la caverna, los “amantes de espectá culos” puesto que no pueden
evitar quedar absortos ante el espectá culo que se les presenta, son observadores de
trucos (thaú mata), maravillas. Los prisioneros está n maravillados con las sombras
reflejadas en la pared.

515e. El sendero de salida de la caverna es caracterizado como un sendero á spero,


empinado y ascendente. Este sendero simboliza el proceso de educació n del filó sofo,
el cual encarna un proceso á spero, difícil y doloroso. Es una vida, un compromiso que
pocos está n dispuestos a asumir. La educació n del filó sofo es dolorosa. Esto es
simbolizado con el encandilamiento cegador que padece el prisionero que logra salir
de la caverna y ve el sol por primera vez.

Notas al pie para profundizar la lectura: Las notas N°: 5,7 y 8.

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