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Temario Unido Aprender y Motivar en El Aula
Temario Unido Aprender y Motivar en El Aula
EN EL AULA
MÁSTER DE FORMACIÓN
DEL PROFESORADO
CURSO 2023/24
APRENDIZAJE E
INSTRUCCIÓN EN EL AULA
Bloque temático 1
www.uned.es
Gómez-Veiga, I. Aprendizaje e instrucción en el aula
ÍNDICE
1. Introducción 3
2. ¿Qué es el aprendizaje? 5
2.1. ¿Aprendizaje o aprendizajes? 6
2.2. Tipos de aprendizaje 6
2.2.1. Aprendizaje asociativo 7
2.2.2. Aprendizaje observacional o aprendizaje vicario 12
2.2.3. Aprendizaje constructivo 16
3. Aprendizaje significativo 18
3.1. Condiciones para que se produzca el aprendizaje significativo 22
3.2. Implicaciones educativas 23
3.2.1. Secuencia didáctica para el aprendizaje significativo 25
3.2.2. Comprender para aprender 28
3.2.3. Aprender mediante cambio conceptual 29
4. Procesos psicológicos básicos en el aprendizaje 34
4.1. Memoria y aprendizaje 34
4.1.1. Memoria sensorial 37
4.1.2. Memoria operativa 38
4.1.3. Memoria a largo plazo 40
4.2. Atención y aprendizaje 42
4.3. Implicaciones educativas 44
5. Aprender a aprender 47
Referencias 48
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Gómez-Veiga, I. Aprendizaje e instrucción en el aula
1. Introducción
Como iremos desgranando, el proceso de aprender debe entenderse como el resultado de la
interacción entre las variables personales de quien aprende, las características del contenido de
aprendizaje y del contexto en que tiene lugar como hecho social y compartido (Cubero, 2005). El
fin último es formar aprendices capaces de usar el conocimiento de forma autónoma y estratégica,
lo que requiere tanto un enfoque activo del aprendizaje como de las estrategias instruccionales. El
principal propósito de este capítulo es ofrecer una serie de principios conceptuales y presentar
sucintamente los procesos psicológicos y las estructuras mentales en las que se sustenta el
aprendizaje en los entornos educativos. En los próximos temas, nos adentraremos en vislumbrar
cómo esos principios se engarzan con distintos enfoques instruccionales que ayudan al estudiante
a construir nuevos conocimientos, nuevas metas y motivos para aprender.
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Gómez-Veiga, I. Aprendizaje e instrucción en el aula
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Gómez-Veiga, I. Aprendizaje e instrucción en el aula
Los programas de instrucción deben basarse en las evidencias empíricas que proporciona la
investigación y en la práctica educativa refrendada, no en la mera intuición u opinión
infundada.
Los programas de instrucción deben tener en cuenta las características individuales de los
estudiantes a los que van dirigidos.
Estas ideas iniciales nos sirven como punto de partida para analizar el enfoque del aprendizaje
centrado en el estudiante. Como primera actividad del curso encaminada a movilizar sus
conocimientos previos sobre el tema que se aborda en esta lectura, le invitamos a reflexionar
sobre la revolución educativa que se produjo desde que aconteció la experiencia descrita. Acceda
al curso virtual de la asignatura y realice la Actividad 1.
2. ¿Qué es el aprendizaje?
Aunque el término aprendizaje es un vocablo de uso común en nuestra vida cotidiana, en el
ámbito psicoeducativo constituye un concepto central que tiene un significado muy preciso: alude
a un cambio en el conocimiento o en las conductas del individuo. El cambio psicológico, entendido
como aprendizaje (Alexander, 2018; Mayer, 2010), reúne tres propiedades esenciales:
Es funcional, transferible (se puede aplicar) a nuevas situaciones distintas a aquella en la que
se aprendió.
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Gómez-Veiga, I. Aprendizaje e instrucción en el aula
Una parte de los aprendizajes que llevamos a cabo las personas ocurren a lo largo de nuestra
experiencia de manera más o menos espontánea, sin intención de lograrlo y en situaciones
diversas en las que se aprende aparentemente sin esfuerzo consciente, por lo que, a menudo,
cuesta verbalizar cómo se produce: es el aprendizaje implícito o incidental (Cleeremans et al.,
1998). Este tipo de aprendizaje tiende a propiciarse especialmente en la educación informal (p. ej.,
la adquisición del lenguaje oral) o situaciones habituales y rutinarias. Ahora bien, buena parte de
los aprendizajes que realizamos consisten en la adquisición de sistemas complejos y organizados
de conocimientos, para lo que se requiere un proceso intencional, esforzado y voluntario. Este
aprendizaje explícito o intencional requiere la disposición favorable y la motivación de quien
aprende ―a pesar de que pueda requerir esfuerzo―, así como la mediación de un agente
educativo que, precisamente con intencionalidad educativa, promueve y favorece tal aprendizaje.
Por ello, tiene lugar en escenarios de la educación formal. El contenido de este capítulo se
centrará en los aprendizajes intencionales que tienen lugar habitualmente en la educación
formal.
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Gómez-Veiga, I. Aprendizaje e instrucción en el aula
(véase, p. ej., Pozo, 1999), si bien cobra protagonismo el constructivo. Por ejemplo, entender el
aprendizaje por asociación permitirá comprender por qué, tras realizar una conducta disruptiva en
el aula, el hecho de escuchar las risas puede interpretarse por quien la realizó como una
aprobación social y, en consecuencia, reforzarle ese mal comportamiento y contribuir a que lo
repita en próximas ocasiones. Asimismo, saber que es posible aprender observando lo que hacen
otras personas permitirá valorar el papel del docente como un modelo a imitar. Por último, la
aproximación cognitiva permitirá comprender cómo procesamos la información, valorar la
importancia de los conocimientos previos y los procesos cognitivos de memoria, atención y
comprensión, entre otros.
De igual modo, en el plano instruccional, la labor del docente también ha ido cambiando en la
medida en que se pasa de un sistema de enseñanza basado en la transmisión contenidos a una
enseñanza encaminada a guiar y proporcionar andamiaje al aproceso de adquisición de
competencias y significados por parte del alumnado.
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Gómez-Veiga, I. Aprendizaje e instrucción en el aula
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ED: Gómez-Veiga, I. y Orjales, I. Aprendizaje e instrucción en el aula
El castigo negativo consiste en retirar algo que resulta agradable o gratificante a una persona
como consecuencia de una conducta inapropiada que acaba de realizar. Por ejemplo, se
indica a un alumno que impidió el normal desarrollo de la clase por estar hablando o jugando
con su grupo de amigos que se aparte temporalmente (p. ej., 15 minutos) del grupo (tiempo
fuera) hasta que muestre una actitud positiva para volver a la actividad de aprendizaje.
Tabla 3. Ejemplos de consecuencias que podrían actuar como refuerzo o como sanción.
Refuerzo Una conducta o actividad preferida podría ser un reforzador efectivo para una conducta de baja
positivo frecuencia (poco preferida).
Subir la nota por entregar un trabajo voluntario.
Poner un punto positivo por el orden en los apuntes en el caso de un/a chico/a con dificultades
para organizar.
Poner una nota positiva en la agenda para potenciar el buen comportamiento de un/a estudiante.
Felicitar a un/a alumno/a en público (solo si para él eso es algo agradable).
Hacer un gesto discreto de aprobación al estudiante que tiende a distraerse y, sin embargo, está
centrado trabajando
Elegir para representar a la clase en una actividad agradable a quien da muestras de haberse
esforzado mucho.
Conceder un “diploma” simbólico o “puntos solidarios” a los estudiantes más solidarios, a quien
mejor actúa de mediador en los conflictos, etc.
Conceder “puntos de grupo” canjeables por una actividad agradable a quienes hayan respetado el
turno de palabra en actividades de aula.
Refuerzo Levantar la sanción por insubordinación a un estudiante tras haber pedido disculpas y reconocido
negativo su error.
Comunicar a una estudiante que no se va a enviar a su familia un parte de la mala conducta que
tuvo días atrás, debido a la mejora que hemos observado en su comportamiento durante los tres
días siguientes.
Levantar la sanción que supone no ir a la próxima excursión programada, debido a que se ha
observado que en las últimas semanas
han desaparecido conductas discriminatorias hacia las compañeras del grupo.
Comunicar que, hasta que las cosas no estén ordenadas en su lugar y cada persona en el lugar
que le corresponda para ordenar la salida del aula, se irá perdiendo tiempo de recreo.
Castigo
positivo
Asignar un trabajo o tarea adicional (colaborar en tareas del centro, preparar materiales
adicionales para el aula, etc.)
Reponer lo que se rompe, limpiar lo que se ha manchado, etc.
Castigo
negativo
No disponer de acceso a videojuegos por un periodo.
Retirar algún privilegio (p. ej., representante del grupo).
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Gómez-Veiga, I. Aprendizaje e instrucción en el aula
Es necesario destacar varios aspectos con respecto al uso y la eficacia de las consecuencias que
siguen a la conducta:
El hecho de que las consecuencias de una conducta actúe como un reforzador o no depende
de la percepción del individuo que la recibe ―no de quien lo aplica― con respecto a lo que ha
ocurrido y del significado que atribuye a la consecuencia. Pensemos en el efecto del uso del
elogio o la atención del profesor hacia un estudiante. Por ejemplo, un alumno se esfuerza y
recibe la atención positiva de su profesor (nos dice: “es el único profe que ha creído en mí”); y
la interpreta y recibe como algo positivo, es un incentivo, por lo que la atención actúa como un
reforzador y el estudiante se sigue esforzando. En cambio, si la atención que se presta a un
estudiante no se maneja bien, podría estar contribuyendo a reforzar una conducta inadecuada
o disruptiva (véase el Cuadro 1). Por tanto, la misma consecuencia (i.e., atención del profesor)
podría fomentar conductas dispares, incluso, mantener en el tiempo las no deseadas.
Si no se utilizan de manera adecuada los refuerzos, aunque el objetivo del docente sea
incentivar conductas positivas, puede contribuir a que, de hecho, se esté reforzando una mala
conducta. Por ejemplo, la expulsión del aula de una estudiante que realizó una conducta
disruptiva podría constituir un reforzador potente si, al expulsarla, ella consigue lo deseado:
atención y escape de una situación que le requería el esfuerzo de realizar una tarea. Otro
ejemplo de refuerzo (negativo) es el que se produce en un caso en el que un alumno se
“siente enfermo” justo antes de un examen y, con esa disculpa, le permiten no ir a clase, con
lo cual ha logrado escapar de una situación aversiva (el examen); probablemente, si le dio
“resultado” esa vez, en próximas ocasiones volverá a “sentirse enfermo” antes de un examen.
Hemos visto también el ejemplo anterior de la atención.
La eficacia del refuerzo y del castigo no siempre puede valorarse de forma inmediata. Por
ejemplo, los mensajes de ánimo puede que no se reflejen en conductas de esfuerzo en un
alumno con una historia de fracaso hasta pasado un tiempo (“hay que sembrar para recoger”).
En otros casos, el comportamiento aparentemente sumiso inmediatamente después de una
amonestación puede que no refleje un cambio a la larga. Incluso, en otras ocasiones, podría
interpretarse como un trato diferente (“ese profe solo hace caso a los listos”).
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Gómez-Veiga, I. Aprendizaje e instrucción en el aula
Las consecuencias que se han ido describiendo deben ser utilizadas de modo responsable y
adecuado, no de manera indiscriminada, para ayudar a aprender. Y ello, además,
considerando no solo el efecto individual sino sobre el resto del alumnado.
En la Tabla 4 se ilustra cómo algunos principios del aprendizaje asociativo pueden contribuir a
fomentar conductas adecuadas y a reducir las no deseadas, siempre y cuando se utilicen de
manera apropiada y ética para mejorar el clima de aula.
Tabla 4. Ejemplos de aplicaciones del aprendizaje asociativo
CONDUCTA ACTUACIÓN DOCENTE: CONTROL DEL AULA CONSECUENCIA
Fijar límites
Desde el principio, primeras semanas del curso, se deben dictar unas
normas claras de comportamientos permitidos en el aula (o centro
educativo) consensuadas con la comunidad educativa, así como quedar
claramente definidas y aplicarse consistentemente las consecuencias que
se derivan del incumplimiento de tales normas.
Conducta
adecuada Reconozca logros. Es recomendable aplicar el elogio de modo consistente y
Elogiar la conducta
adecuada
vinculado con la conducta apropiada, que se asocie al logro de una meta de
aprendizaje específica, que se vincule con el esfuerzo y la mejora de la
competencia y que se aplique cuando realmente se merezca.
Es importante utilizar una amplia gama de incentivos y aplicarlos de manera
apropiada para cada estudiante cuando hace las cosas bien. No hay que
descuidar que los estudiantes que muestran conductas disruptivas en
ocasiones, deben recibir su elogio cuando actúan de manera adecuada.
Una vez que se establezca la conducta deseada, ofrezca reforzamiento de
manera intermitente de manera que fomente la perseverancia.
Conducta
inadecuada Suele ser más operativo ignorar (no intervenir oralmente) la conducta
Ignorar la conducta
inadecuada
leve o disruptiva siempre que sea posible continuar con la clase, ya que, en
aislada ocasiones, es suficiente con no prestar atención para que cese tal
conducta.
Si se repite la conducta inadecuada, antes de aplicar una sanción conviene Realizar una
realizar una advertencia personal, un aviso firme, breve (ej., gesto), advertencia
inmediato, sin discusiones, con una descripción concreta y clara de lo que
hay que rectificar. La advertencia leve y en privado suele ser más eficaz
que la fuerte y en público.
Conducta
inadecuada Si se ha hecho caso omiso de advertencias previas, se sugiere aplicar
Aplicar una sanción
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Gómez-Veiga, I. Aprendizaje e instrucción en el aula
Los principios asociativos de contingencia entre una conducta y sus consecuencias permiten llevar
a cabo el aprendizaje de: conductas (i. e., respuestas o acciones), reacciones emocionales (por
ejemplo, miedo, rechazo), algunas teorías intuitivas o implícitas sobre el funcionamiento del
mundo físico y mental, ciertos aprendizajes verbales escolares que requieren el recuerdo de
asociaciones específicas (p. ej., aprender el nombre de los países del mundo y de sus capitales).
En cualquier caso, centrarse en mejorar la conducta no garantiza mejor aprendizaje académico.
Aprender por mera repetición podría tener sentido y ser útil para determinados datos o información
relevante y de uso frecuente, pero carecería de oportunidad realizar la mayor parte de los
aprendizajes de este modo.
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Gómez-Veiga, I. Aprendizaje e instrucción en el aula
Prestigio y Se tiende a prestar más atención a modelos competentes, con prestigio, entusiastas y
competencia del con elevado estatus. Los modelos con mayor empatía y cercanía también atraen más
modelo atención.
Consecuencias vicarias Las consecuencias que recibe el modelo ofrecen información de lo adecuado de su
conducta. Si las consecuencias se consideran valiosas, son motivadoras. La similitud de
las características personales o competencias son una señal de la idoneidad e
incrementan la motivación.
Expectativas de Es más probable que quien observa realice conductas modeladas que considere
resultados y metas adecuadas y que generen resultados que valora. Las personas observadoras suelen
focalizar la atención en modelos que demuestran conductas que les ayudan a alcanzar
sus metas.
Autoeficacia Las personas que observan prestan más atención a los modelos cuando se consideran
capaces de aprender o de desempeñar esa conducta modelada por la otra persona.
Además, repercute, a su vez, en la autoeficacia de quien observa (“si él/ella puede, yo
también”).
En el contexto escolar, el docente puede utilizar su propia conducta como modelo, incluso, la de
aquellos alumnos significativos para inducir determinadas conductas en su alumnado. Por
ejemplo, el profesor actúa como modelo de conductas como la puntualidad, el respeto, la escucha
activa, responsabilidad, etc. En este sentido, conviene tener en cuenta que no se debe producir
contradicción entre lo que se quiere modelar y lo que, efectivamente, se hace, pues prevalece
esto último. Por ejemplo, si no se cumple regularmente con la puntualidad al iniciar las clases,
difícilmente se podrá promover esta conducta en los estudiantes. Nótese que el docente comparte
e, incluso, compite con otros modelos de conducta que son muy potentes para los adolescentes,
por ejemplo, personajes de la televisión, Internet, amigos y otros modelos que, en algunos casos,
podrían ejercer una influencia que contrarreste lo modelado por el docente. En otros casos, son
los iguales los que actúan como modelo (p. ej., un estudiante resuelve una tarea ante el grupo a
fin de que los demás estudiantes aprendan observándolo), expertos externos al centro, etc.
El aprendizaje vicario también puede producirse cuando los
Reforzamiento vicario
estudiantes de un grupo observan qué consecuencias positivas
Incremento de las probabilidades
tiene para otro el haber realizado correctamente una conducta (p. de que una conducta se repita al
ej., ver que a una compañera se le felicita por haber respetado el observar que otra persona obtiene
turno de palabra). En estos casos, la persona que observa no un reforzador por realizar esa
conducta.
recibe directamente las consecuencias contingentes a la conducta
―como en el caso del aprendizaje asociativo―, sino que las recibe el modelo que se observa. No
obstante, tales consecuencias ofrecen información y crean expectativas en el observador acerca
de los posibles resultados (i.e., ¿qué ocurrirá si hago tal conducta?). La probabilidad de quien
observa lleve a cabo ese comportamiento que ve en otro variará en función de las consecuencias
―positivas o negativas― que haya tenido para el modelo. Así, la conducta del modelo que haya
logrado resultados más favorables tendrá más probabilidades de reproducirse e imitarse por quien
observa; en este caso, hablaríamos de un reforzamiento vicario.
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Gómez-Veiga, I. Aprendizaje e instrucción en el aula
Ahora bien, no siempre que se observa a alguien realizando una conducta se produce un
aprendizaje vicario, pues es preciso que concurran en el observador varios procesos cognitivos
que pone en marcha (Rivière, 1990):
El aprendizaje observacional está muy determinado por los incentivos que conlleva la
realización de la conducta y por la motivación que la acompañan. Unos incentivos (o
refuerzos) son directos y otros son vicarios: los primeros, consisten en recompensas que
recibe directamente la persona que realiza la conducta; los segundos se aplican al modelo
como recompensa por la conducta que realiza, mientras el aprendiz observa sin recibir
directamente la consecuencia. Un tercer tipo de incentivos son de carácter interno y
autogenerado por el propio observador, por lo que reciben la denominación de incentivos
autoproductivos. El valor que se atribuya a la recompensa y al tipo de conducta influye en que
tienda o no a reproducirla.
En la instrucción formal, el aprendizaje por observación tiene las siguientes aplicaciones
prácticas, entre otras (Carriedo y Gutiérrez, 2002):
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Gómez-Veiga, I. Aprendizaje e instrucción en el aula
dar su opinión en clase observa que otros iguales lo hacen y son valorados positivamente por
hacerlo, entonces podría aprender esos patrones de conducta y aumentar su participación.
“La bipartición directa”: este título… ¿a qué se referirá? Me parece que no tengo conocimientos sobre esto, pero como estamos
en el tema de la célula y de sus formas de reproducción, a lo mejor es la forma en que las células se reproducen…no sé…pero
parece que el texto me va a hablar de ello…Voy a seguir leyendo….
“La bipartición directa es una forma de reproducción celular”: bien… parece que tal como pensaba, este texto me va a hablar
de esta forma de reproducción celular: sí, efectivamente, éste debe ser el tema general del texto, porque además aparece en el
título…. Como dice que es una de las formas de reproducción celular, debe de haber otras más…, o sea, que las células se
pueden reproducir de muchas formas… ¡qué extraño, que yo sepa, el hombre siempre se reproduce de la misma forma!...
Entonces supongo que el texto continuará diciéndome en qué consiste, o en qué se diferencia de las otras formas. Voy a seguir
leyendo para averiguarlo. ¿Qué es lo que he entendido hasta ahora?
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Gómez-Veiga, I. Aprendizaje e instrucción en el aula
estrategias de aprendizaje, pero les cuesta utilizarlos espontáneamente a menos que se les guíe
para ello (Wooldfolk, 2014). Por ello, es importante demostrar las conexiones entre el aprendizaje
en el ámbito escolar y la vida fuera del centro educativo.
Esta manera de entender el aprendizaje asume una serie de principios constructivistas (Valle et
al., 1996) que iremos analizando:
Para que tenga lugar esa reestructuración de los esquemas de conocimiento del estudiante es
preciso que se den tanto las condiciones de significatividad de los nuevos aprendizajes como
la voluntad e intencionalidad de aprender. De hecho, el compromiso y el esfuerzo necesarios
se relacionan estrechamente con la motivación, las expectativas y las metas de los alumnos.
Por tanto, el eje central se sitúa en torno a los procesos cognitivo-motivacionales del aprendiz
orientados a la comprensión y ayuda docente para propiciar mejor comprensión y aprendizaje.
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Gómez-Veiga, I. Aprendizaje e instrucción en el aula
3. Aprendizaje significativo
Desde la perspectiva cognitiva, aprender adquiere valor propio no tanto como proceso asociativo
sino, sobre todo, como proceso constructivo de comprensión y atribución de significado a lo
aprendido. En este sentido, Ausubel y sus colaboradores (2002; Ausubel et al., 1978)
desarrollaron la teoría cognitiva del aprendizaje verbal significativo, una explicación del
aprendizaje que se centra particularmente en la adquisición del conocimiento verbal en su
contexto social ordinario más común: el aula y la enseñanza reglada.
¿Cuál es el tema del texto? ¿a qué procedimiento se refiere? Una vez leído el texto, intente
recordarlo con la mayor precisión posible. Relacione las ideas entre sí para tratar de formarse un
modelo mental de la situación que se describe. ¿Ha comprendido el significado del texto? Dígalo
con sus palabras. ¿Utiliza este procedimiento en su vida cotidiana? ¿Para qué?
Retomemos la explicación del aprendizaje significativo. Un requisito para comprender en
profundidad un contenido, más allá de reproducirlo literalmente, es que se tengan conocimientos
previos adecuados con los que relacionar la información nueva y se utilicen para construir nuevo
conocimiento. Para ilustrarlo, si vuelve a leer el texto anterior precedido del título “el lavado de
ropa”, probablemente, lo comprenda mejor, pueda expresarlo con sus palabras e, incluso, aportar
su propio conocimiento, por lo que también recordará las ideas principales mejor y durante más
tiempo. De esa interacción entre el nuevo contenido (i.e., la información textual) y lo que ya se
sabe surge el significado que construye cada persona que lo comprende. Por ello, el aprendizaje
basado en la comprensión deja de ser reproductivo, es más eficaz y duradero.
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Gómez-Veiga, I. Aprendizaje e instrucción en el aula
Cuadro 4.
Tarea. Pedimos a los participantes que lean un texto sobre cómo se producen los rayos. A continuación, le pasamos
una prueba para evaluar cuánto recuerdan de la información presentada, junto con una prueba de transferencia para
evaluar hasta qué punto son capaces de aplicar lo que han aprendido a la solución de problemas nuevos.
La prueba de recuerdo incluye cuestiones cuya respuesta viene dada explícitamente en el texto. Por ejemplo: “El
relámpago de un rayo dura aproximadamente ____ microsegundos” o “La cantidad de potencial eléctrico de un
relámpago es _____ voltios”.
La prueba de transferencia incluye cuestiones cuya repsuesta está implícita en el texto, es decir, es preciso
pararse a pensar o inferior la solución a partir de la información que está dada en el texto y del conocimiento
previo que tenga el alumno. Por ejemplo: “¿Cómo podrías disminuir la intensidad de los rayos?”.
Evaluación. Al evaluar los resultados obtenidos en dichas pruebas de evaluación, se observó que había tres tipos de
respuestas por parte de los estudiantes:
Grupo 1. Estudiantes que cometieron un alto porcentaje de errores en sus respuestas. No recordaron buena parte
de las ideas relevantes que habían leído, por lo que no respondían correctamente a preguntas literales; tampoco
eran capaces de responder a preguntas de transferencia en las que debían aplicar la información que podrían
aprender a partir del texto. Es decir, no habían aprendido a partir del texto.
Grupo 2. Estudiantes que respondieron correctamente a las preguntas literales, pero cometieron muchos fallos en
las preguntas de transferencia. Recordaban bastante información dada en el propio texto, por lo que contestaban
bien a preguntas cuya respuesta estaba explícita en el texto. Sin embargo, no eran capaces de aplicar la
información del texto para resolver una situación nueva o para explicar con sus propias palabras lo que se decía
en el texto. Por tanto, habían realizado un aprendizaje literal, pero no habían alcanzado una buena comprensión
del texto.
Grupo 3. Estudiantes con un alto porcentaje de respuestas correctas. Fueron capaces de recordar la información
que habían leído y, además, respondían correctamente a las preguntas de transferencia. Es decir, eran capaces
de utilizarla en situaciones nuevas, de elaborar su explicación o argumentación (habían aprendido
significativamente).
Como se muestra en el ejemplo, cabe diferenciar tres resultados diferentes de la tarea planteada a
los estudiantes: Transferencia
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Gómez-Veiga, I. Aprendizaje e instrucción en el aula
El punto de partida del aprendizaje es lo que el estudiante ya sabe. Las personas comprenden
lo que leen, oyen y ven a través del filtro de su experiencia previa (familiar y cultural). De ahí la
importancia de que el profesorado especialista “se sitúe al nivel” del estudiante, sin perder
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Gómez-Veiga, I. Aprendizaje e instrucción en el aula
rigor, para acercar los contenidos de la materia a situaciones que le resulten familiares y
significativas.
Participe con un análisis cognitivo necesario para determinar qué aspectos de los
conocimientos previos son más pertinentes al nuevo material potencialmente significativo;
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Gómez-Veiga, I. Aprendizaje e instrucción en el aula
Procure algún grado de conciliación con ideas ya existentes para establecer relaciones
sustantivas con las nuevas; y,
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...__..,
adecuada
..__,
(lógica o conceptual)
..__,
sobre el tema
-u-
a la comprensión
b ú s O a ' ~ O a -del
...__..,
significado
...__..,
sentido
Aunque necesarias, ninguna de las dos condiciones anteriores, por si sola, es suficiente para
lograr un aprendizaje significativo, pues deben reunirse otras que atañen al estudiante como
agente del proceso:
3. Debe contar con suficientes y adecuados conocimientos previos con los que poder conectar el
material o contenido a aprender.
adecuadas para ello. Veremos, a continuación, varias implicaciones educativas para la práctica
docente que tienen relación con este enfoque del aprendizaje.
Una implicación educativa concierne a las condiciones para que se produzca aprendizaje
significativo. Concretamente, ya mencionamos la disposición favorable a aprender. En este
sentido, conviene anticipar al estudiante por qué y para qué realiza las actividades de aprendizaje,
ya que el “sentido” se construye, se atribuye personalmente.
En cuanto al proceso, el espectro de situaciones y tareas que promueven el aprendizaje
significativo es muy amplio. Por ejemplo, aprender información verbal a través de la participación
en una clase magistral, mediante un debate o realizando la lectura crítica y comprensión de
materiales escritos. En ese sentido, autores como Windschitl (2002), entre otros, apuntan las
siguientes orientaciones sobre qué tipo de actuaciones docentes fomentan el aprendizaje
significativo:
Impulsar experiencias y estimular ideas en los estudiantes que estén relacionadas con temas
esenciales, mediante el diseño de situaciones de aprendizaje que ayuden a elaborar o a
reestructurar los conocimientos que ya poseen.
Solicitar a los estudiantes que apliquen sus conocimientos en contextos diversos. Propiciar
que expliquen sus ideas, interpreten, pronostiquen fenómenos, construyan argumentos
basados en evidencias, en lugar de centrarse en dar únicamente respuestas correctas
predeterminadas.
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Gómez-Veiga, I. Aprendizaje e instrucción en el aula
Utilizar estrategias para evaluar la evolución del proceso de aprendizaje y dar información al
respecto.
Un aprendizaje es mejor cuando es más duradero y permanente en la memoria y más transferible
a nuevas situaciones, por lo que nuevamente destacamos la necesidad de promover la
comprensión de los contenidos. De hecho, la forma de evaluar si se ha producido la comprensión
es “ir más allá de lo dado” y pedir al estudiante que utilice su conocimiento para saber dar
respuesta a una pregunta o a una situación nueva que no se puede resolver, simplemente,
repitiendo o recitando al detalle el material proporcionado para aprender. A modo de resumen, en
la Tabla 7 se recogen las principales diferencias entre aprender comprendiendo o hacerlo
repitiendo literalmente, atendiendo a diferentes elementos del diseño instruccional.
Evaluación Adquisición “todo o nada”. Fácil de objetivar. Adquisición gradual, con niveles cualitativamente
Solo requiere plantear de nuevo la misma diferentes. Más difícil de objetivar. Requiere
tarea de aprendizaje. plantear situaciones o tareas diferentes a las de
aprendizaje.
Eficacia Limitada. Poco duradero, poco transferible. Más elevada. Más duradero y transferible a nuevas
tareas y contextos.
Ahora bien, es probable que en toda situación de aprendizaje complejo —como lo son la mayoría
de las que ocupan a aprendices y maestros— tengan lugar tanto procesos de aprendizaje
asociativo como de aprendizaje constructivo, por lo que, más que excluyentes, son
complementarios. Por ejemplo, aunque jugar al ajedrez requiere un notable esfuerzo constructivo,
se ve facilitado si se recuerdan y reproducen series completas de movimientos que se asocian (p.
ej., una jugada de apertura).
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En cada unidad o bloque temático, se recomienda presentar, en primer lugar, los conceptos
más inclusores y generales (p. ej., mediante organizadores previos) y, luego, los más
específicos o particulares. Es decir, organizar los contenidos y diferenciarlos progresivamente
yendo de lo más general e inclusivo a lo más detallado y específico, estableciendo al mismo
tiempo relaciones entre contenidos del mismo nivel para facilitar la integración.
Finalizar el tema repasando las ideas principales, a fin de asegurar una comprensión
adecuada e integrada de los nuevos conocimientos.
tratará en el tema. Son especialmente eficaces en las situaciones de aprendizaje en las que
los estudiantes carecen del conocimiento previo adecuado o no lo utilizan habitualmente para
organizar la nueva información entrante. Por ejemplo, la Figura 2 podría formar parte de un
organizador previo para introducir una charla sobre “aprendizaje significativo”.
MATERIAL DE LABORATORIO
MATERIAL VOLUMÉTRIC O:
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PARA MEDIR V O LÚMENES OTROS MATERIALES QUE
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E XACTOS SE PUEDEN CALENTAR
Son aquellos materiales de vidrio
para medir volúmenes exactos de
difef"entes sustancias.
No se pueden calentar.
1 Estos son otros materiales para
realizar" mezclas o reaccion es y que
también pueden se.- calentados.
T ubo d e ensayo V"adrioóereloj
Pipeta
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EQUIPOS Y APARATOS
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D E MEDI CIÓN
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En este grupo s.e encuentran
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Son instrumentos que se utilizan
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quemando gas o &Jcotlol .
para marcar ma90itUdes fisicas, Todos ellos deben usarse con una
mediante un proceso de rejilla , no directamente _ _...,to d e
medición .
T.rmi>nwtro B a l anza digital P .sas para balanzas
ck>prwciMÓn anaiógica,s analógica<,;ck>d<Kbr'&Z05
y
MATERIAL PARA FILTRADO
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MATERIAL PARA
SOPO RTE Y SUJEC IÓN:
PINZAS Y SOPORTES
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calentar, ya que evitan que nos
quememos. DRCllntacion
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Rejilla
MATERIAL
COMPLEMENTARIO
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CONTENER LÍQUIDO S ¡
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Son materiales de vidrio para medir
aproximadamente el volumen de líquidos
(porque tienen marcas). También sirven
para hacer mezc:les y reacciones químicas. v-de
1
Se pueden calentar.
M atraz de fondo
""º"""
Ma<noz
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Cuentagotas P lacató.S.p,o1ñ
1
------
Figura 2. Ejemplo de material que podría utilizarse como organizador previo
Fuente: http://www3.gobiernodecanarias.org/medusa/ecoescuela/recursosdigitales/files/formidable/6/cd-10_0000004_material_laboratorio_h-1.pdf)
27
#S(~MOS2030
Gómez-Veiga, I. Aprendizaje e instrucción en el aula
diferentes ( CHapTools )
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1
PISA: Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos de la OCDE (PISA, por sus siglas en inglés), tiene por objeto evaluar
hasta qué punto los alumnos cercanos al final de la educación obligatoria han adquirido algunos de los conocimientos y habilidades
necesarios para la participación plena en la sociedad del saber. Las pruebas de PISA son aplicadas cada tres años. Examinan el
rendimiento de alumnos de 15 años en áreas temáticas clave y estudian igualmente una gama amplia de resultados educativos, entre
los que se encuentran: la motivación de los alumnos por aprender, la concepción que éstos tienen sobre sí mismos y sus estrategias
de aprendizaje. Cada una de las tres evaluaciones pasadas de PISA se centró en un área temática concreta: lectura, matemáticas,
ciencias. Los estudiantes son seleccionados a partir de una muestra aleatoria de centros educativos públicos y privados. Son elegidos
en función de su edad. Para saber más: http://www.oecd.org/pisa/pisaenespaol.htm
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#S(~MOS2030
ED: Gómez-Veiga, I. y Orjales, I. Aprendizaje e instrucción en el aula
Los contenidos que hemos ido abordando se complementan con las ideas esenciales sobre la
comprensión lectora, su enseñanza y su aprendizaje. Como se argumenta en la siguiente
lectura, ese aprendizaje no debe darse por concluido al finalizar la educación primaria. Para
elaborar esta sección del tema, consulte y estudie los contenidos del siguiente documento:
Vidal-Abarca, E. (febrero, 2020). Diez claves para enseñar a comprender. Ministerio de Educación y
Formación Profesional. ICNIIE: https://leer.es/
En esta lectura, se trazan las principales directrices para que los profesores y profesoras enseñen a
mejorar las estrategias de comprensión lectora. Identifique las 10 ideas principales en torno a las
estrategias que, como docente, debería emplear para promover en su alumnado la comprensión de
textos expositivos de su materia. (Lectura obligatoria, materia de examen)
Por último, conviene señalar que nos hemos centrado en el aprendizaje significativo de
información verbal. Ahora bien, los estudiantes competentes no solo deben "saber decir" el
conocimiento (verbal) sino, además, han de "saber hacer", "cuándo y cómo" aplicar tales
conocimientos.
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#S(~MOS2030
Gómez-Veiga, I. Aprendizaje e instrucción en el aula
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#S(~MOS2030
Gómez-Veiga, I. Aprendizaje e instrucción en el aula
Funcionalidad El hecho de que la experiencia cotidiana permita construir explicaciones intuitivas distintas de las
científicas no implica que aquellas no sean útiles, pues se trata de ideas que pueden tener valor
adaptativo y utilidad para la resolución de problemas cotidianos en muchas situaciones previas. Por
ejemplo, pensar que calor y temperatura son lo mismo. Esas ideas, en ocasiones, permiten predecir
y controlar un suceso aumentando nuestra adaptación al entorno inmediado.
Continuidad Las ideas intuitivas son bastante estables y tienden a mantenerse en el tiempo. Los motivos podrían
ser la tendencia psicológica a evaluar ideas buscando su confirmación -no su rechazo- o a
sobrevalorar la evidencia compatible con nuestras propias ideas, considerando lo anómalo como
una excepción de la regla. En este sentido, algunos trabajos muestran que estas concepciones
previas son resistentes a ser modificadas mediante la instrucción, aun cuando esta haya sido
expresamente estructurada y planificada para confrontar las ideas de los niños (véase, p. ej., Driver,
1986). Por ejemplo, es frecuente seguir pensando que los objetos más pesados desplazan más
líquido que los menos pesados.
Acordes a las Las concepciones de los estudiantes se construyen conforme a las características propias del
características pensamiento y la personalidad del individuo, su conocimiento y dominio del lenguaje, las relaciones
psicológicas interpersonales, etc. Por ejemplo, los alumnos suelen explicar algunos fenómenos apelando a
relaciones de naturaleza cualitativa, cuando la comprensión del fenómeno requeriría conocer y
utilizar relaciones cuantitativas que todavía no manejan.
Comunidad Las explicaciones de los niños y adolescentes no son totalmente idiosincrásicas, sino que se
muestran comunes a grupos de individuos, de modo que podemos apreciar ciertos patrones
comunes entre los miembros de una cultura concreta. Por ejemplo, ideas científicas que puedan
entrar en conflicto con las creencias religiosas de la cultura del estudiante.
Por ejemplo, uno de los campos en los que más se ha indagado y puesto de manifiesto la
existencia de concepciones erróneas es en la comprensión de ciertos conceptos científicos. En un
trabajo ya clásico, Nussbaum (1979) halló pruebas de una progresión evolutiva del concepto
"Tierra" como cuerpo cósmico. Los escolares de 4º de Educación Primaria suelen pensar que la
Tierra es plana, con su parte “de abajo” cerca del “fondo” del cosmos; los de 6º curso consideran
que la Tierra es esférica, aunque “abajo” todavía hace referencia a algo que está en el “fondo”
cósmico; ya los de 2º de ESO consideran que el mundo es esférico y tienden a entender “abajo”
como una dirección en relación al centro de la Tierra. Asimismo, en otros campos de conocimiento
también encontramos muestras de ideas ingenuas. Por ejemplo, en el ámbito de la economía
(Delval y Denegri, 2002), se comprobó que, hasta los 11 años aproximadamente, es difícil
relacionar el precio de un producto con el trabajo invertido en la producción, entender el papel
regulador del mercado, comprender la idea de ganancia en las actividades de compra-venta, así
como discernir entre el pago de impuestos y el de servicios (gas, luz, teléfono).
Por tanto, una consecuencia importante para la enseñanza es que los profesores deben tener en
cuenta que los estudiantes poseen ideas y concepciones previas al aprendizaje formal. En
consecuencia, la instrucción no debe considerarse como la simple provisión de conocimiento
nuevo sobre un tema, sino que debe comenzar por conocer la “ciencia intuitiva” del alumnado e
intentar construir sobre esas concepciones (Mayer, 2010), obviamente, sin olvidar que su
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#S(~MOS2030
Gómez-Veiga, I. Aprendizaje e instrucción en el aula
conocimiento está limitado, en cierta medida, por las capacidades intelectuales desarrolladas
hasta el momento.
Por consiguiente, cuando no es suficiente con comprender la nueva información, cabe
preguntarse cómo puede trabajar el profesorado sobre la base de los conocimientos previos que
dificultan el aprendizaje. La teoría del cambio conceptual nos ofrece algunas indicaciones al
respecto. El cambio conceptual es un proceso mediante el que las teorías ingenuas o
concepciones cotidianas se transforman en otras más complejas y cercanas al conocimiento
científico de referencia, mediante un triple proceso de explicitación, reestructuración y nueva
descripción.
En consonancia con lo anterior, las características de lo que podría denominarse una secuencia
instruccional, o una estructura de la lección, podrían resumirse del siguiente modo (Nussbaum y
Novick, 1982):
1. Se comienza con la explicitación de las propias ideas y su clarificación en la discusión de
grupo. El trabajo con los estudiantes suele iniciarse con actividades destinadas a que
expresen sus interpretaciones sobre el tema en cuestión, con la doble finalidad de que el
profesor disponga de una evaluación del aula y de que los alumnos tomen conciencia de las
descripciones y explicaciones que ellos mismos manifiestan. Es decir, De este modo, los
estudiantes podrán realizar el análisis de sus propios puntos de vista.
2. Se promueven conflictos empíricos (contrastación entre teorías y datos) y/o conceptuales y se
facilita su resolución mediante la presentación de ideas alternativas. Es decir, se introducen
“anomalías” por parte del profesor o la profesora, de modo que presenta a la clase una
situación problema caracterizada por contener un hecho discrepante con las explicaciones de
las que disponen los alumnos y les ayuda en la búsqueda de soluciones que resuelvan el
conflicto creado.
Para favorecer el aprendizaje de conceptos (p. ej., conceptos científicos), no basta con
presentarlos como sustitutos a las ideas intuitivas de los estudiantes, sino que es necesario
que exista cierta conexión entre unos y otras. Además, los nuevos conceptos deben tener
mayor poder explicativo que los anteriores: han de dar cuenta no solo de los fenómenos
explicados por las teorías intuitivas, sino también de los fenómenos, hasta ahora,
incomprensibles.
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#S(~MOS2030
Gómez-Veiga, I. Aprendizaje e instrucción en el aula
explicar y/o predecir los nuevos hechos o fenómenos que se le presentan” (Gutiérrez et al., p.
385). Véase el ejemplo del Cuadro 5.
Es preciso que el alumnado tome conciencia de las ventajas de la nueva teoría que se le
propone sobre la antigua. Por ello, es necesario hacer explícitas las ideas intuitivas del
alumnado (suelen estar implícitas), demostrar su inadecuación e indicar la forma en que la
nueva teoría ofrece mejores explicaciones.
En esta misma línea, Pozo y Pérez (2009) destacan los siguientes pasos en un proceso de
cambio conceptual guiado desde la instrucción:
Profundizar en la explicitación de los conocimientos previos de los alumnos, que suelen ser
implícitos e inconscientes en gran medida. Para ello, diseñar tareas que faciliten hacer
explícitos tales conocimientos:
Enseñar a los estudiantes a discernir sus ideas intuitivas, una vez explicitadas, de los
conocimientos académicos o científicos que se les pretende enseñar.
Instruirles en las nuevas estructuras de conocimiento, a menudo, más complejas que las
iniciales, al tiempo que estas últimas se reformulan.
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#S(~MOS2030
Gómez-Veiga, I. Aprendizaje e instrucción en el aula
Comenzaremos por esclarecer qué son los procesos psicológicos básicos y cuál es su función
en el aprendizaje en entornos educativos. Para ello, elabore la respuesta a estas preguntas a
partir de los contenidos que se exponen en el material de la Actividad 2, disponible en el
curso virtual de la asignatura (actividad voluntaria).
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#S(~MOS2030
Gómez-Veiga, I. Aprendizaje e instrucción en el aula
Se llama plasticidad neuronal a la capacidad de las neuronas de reorganizar las conexiones sinápticas que entre
ellas se forman, con la correspondiente base bioquímica que las sustenta. La plasticidad conlleva cambios
funcionales (plasticidad funcional) y estructurales (plasticidad estructural) en respuesta a los estímulos tanto internos
como externos. Estas conexiones tienen lugar de manera más relevante durante el desarrollo, pero sabemos que en
la adultez también tienen un papel central. Es el mecanismo que permite aprender nuevas habilidades y formar los
recuerdos, cambiar nuestros pensamientos, comportamientos y sentimientos.
La memoria es un proceso complejo que se sustenta en un sistema neuroanatómico también complejo. Dado que las
personas somos capaces de aprender y recordar desde ítems muy sencillos hasta los más complejos y abstractos,
cabe pensar que la información se procesa a través de distintas estructuras neuroanatómicas. Los recuerdos se
forman a partir de los cambios en la transmisión sináptica entre neuronas, lo que da lugar a nuevas vías de
transmisión de señales químicas entre los circuitos neuronales. Las vías nuevas o facilitadoras se llaman engramas
(huellas o rastros de memoria) y, una vez establecidas, se pueden activar luego para evocar los recuerdos (Bear et
al., 2016).
La capacidad de olvidar información es igualmente importante, pues el cerebro se saturaría con la ingente cantidad
de estímulos que recibe a través de los sistemas sensoriales si no lograse olvidar la información poco relevante.
¿Qué pasaría si pudiésemos recordarlo absolutamente todo? Le invitamos a que escuche el siguiente programa
de radio:
Montoro, P., Ruiz, M., Mayas, J., y Pérez, M. T. (2017). Sin olvido no hay memoria. Psicología en Radio 3 -
Respuestas de la Ciencia. CanalUNED
Según demuestran los neurocientíficos, aprendizaje y memoria son interdependientes, las dos
caras de una misma moneda: no hay aprendizaje sin memoria, ni memoria sin aprendizaje. El
aprendizaje es un proceso cognitivo de base neurobiológica que nos permite adquirir información;
la memoria es el proceso mediante el que, una vez adquirida la información, podemos evocarla
o utilizarla. Como sostiene Jensen (2010), la única evidencia de que se ha aprendido algo es el
recuerdo. Ahora bien, dependiendo de cómo se utilice la memoria, el aprendizaje será más o
menos duradero, se desarrollará de modo más o menos significativo. De hecho, los procesos de
memoria que intervienen en la comprensión son diferentes a los que intervienen en la copia literal
de la información que se recibe. En cualquier caso, aprendizaje y memoria son procesos
estrechamente relacionados en las actividades educativas. Por ello, es importante conocer cómo
se organiza, cómo funciona, con qué procesos opera y cómo se mantiene y recupera la
información.
Para explicar de manera sencilla el papel de la memoria en el aprendizaje nos serviremos del
modelo cognitivo denominado Selección-Organización-Integración (en adelante, SOI) (Mayer,
35
#S(~MOS2030
Gómez-Veiga, I. Aprendizaje e instrucción en el aula
Motivación y metacognición
Figura 4. Modelo cognitivo SOI para el aprendizaje que genera conocimiento (adaptado de Mayer, 2014)
36
Gómez-Veiga, I. Aprendizaje e instrucción en el aula
3. Además, para lograr una buena comprensión, quien aprende debe establecer relaciones entre
el significado de esa representación que está construyendo en la memoria operativa y la
información que recupera del conocimiento (p. ej., esquemas, categorías o principios) que ya
tiene en su memoria a largo plazo (en adelante, MLP). Es decir, debe integrar lo nuevo y lo
que ya sabía al respecto, por lo que, desde el punto de vista cognitivo, es el proceso más
complejo y el que genera nuevo conocimiento significativo.
Las fases anteriores ni se producen necesariamente de modo
Atención
secuencial ni los procesos intervienen automáticamente sino que, al
Proceso psicológico básico, que
contrario, con frecuencia requieren un esfuerzo deliberado y una permite centrar los recursos
intención de aprender. De hecho, en cada una puede ubicarse el mentales para estar alerta y
preparado/a para dar una
origen de la dificultad para aprender. Por ejemplo, no se producirá respuesta, seleccionar la
buena comprensión y el aprendizaje se verá comprometido si se dan información importante y
descartar la irrelevante, así como
los siguientes casos: 1) no se presta atención suficiente o esta se
para ejecutar determinada acción
focaliza en lo irrelevante; 2) la representación mental que se genera que considere más adecuada de
no queda realmente codificada en la memoria o si solo es un trazo entre las posibles.
superficial; 3) a pesar de codificarse en la memoria, no se retiene el
tiempo suficiente; 4) el individuo no es capaz de recuperar de su memoria la información que
necesita en el momento y del modo adecuados para continuar aprendiendo.
A continuación, para explicar el papel de memoria en el aprendizaje nos serviremos del modelo
“multialmacén” ―o multisistema― (Atkinson y Shiffrin, 1968), según el cual está estructuralmente
organizada en varios subsistemas que se caracterizan por tener cada uno una función específica y
una determinada capacidad de almacenamiento y de permanencia de la información. La
investigación sobre el aprendizaje humano nos ha permitido saber que esta diferenciación
funcional de la memoria también tiene su base análoga biológica (Barrett y Kurzban, 2006), por lo
que dicho modelo ofrece una buena referencia para nuestros propósitos a la hora de describir el
sistema cognitivo que interviene en el aprendizaje.
37
#S(~MOS2030
Gómez-Veiga, I. Aprendizaje e instrucción en el aula
Por ejemplo, lea las letras siguientes: O, D, U, A, E, S, Y, N y forme con ellas una palabra en
castellano. Las operaciones que tendría que realizar en la memoria operativa para resolver esta
tarea son: por una parte, almacenar las letras temporalmente; por otra, operar o permutar las
letras y comprobar si puede formar una palabra que ya conoce. Para resolver esta sencilla tarea,
debería evocar sus conocimientos generales sobre el lenguaje y las palabras, acceder a su
vocabulario o léxico interno y buscar entre las palabras conocidas a fin de seleccionar, finalmente,
la que puede formarse con esa colección de letras. Probablemente, una vez que haya identificado
la palabra, también accederá a su significado. Si alguien le interrumpe ―dice algo diferente o le
pide pensar o hacer otra cosa― durante este proceso, es probable que tenga que volver a
empezar debido a la pérdida de la información que en ese momento esté manejando.
Por tanto, la MO constituye uno de los conceptos clave en la explicación cognitiva de los procesos
mentales superiores que intervienen en el aprendizaje en entornos educativos y, en general, en la
vida cotidiana. Es como un “banco en el que se trabaja” operando con información nueva y
antigua. Así, según se ilustra en la Figura 4, la información entra en la MO principalmente en las
modalidades sensoriales visual y/o auditiva ―parte izquierda en el gráfico―; y el conocimiento
construido en esta memoria se basa en modos de representación verbal y visoespacial ―parte
derecha en el gráfico―. La característica más destacable de esta memoria es que cuenta con
recursos limitados para llevar a cabo sus funciones de almacenamiento y/o procesamiento de
información concurrente durante la tarea en curso. Concretamente, sus limitaciones atañen a la
cantidad de información que se puede mantener y al tiempo que puede retenerla, solamente unos
segundos (Daneman y Carpender, 1980). En ese sentido, se dice que el procesamiento de la
información en nuestro sistema de memoria está restringido por el “cuello de botella” que supone
la MO, puesto que su capacidad limitada y su corta duración implica que, en la práctica, solo se
puede procesar simultáneamente una cantidad muy limitada de información.
En el clásico trabajo de George Miller (1956) titulado “El mágico número siete, más o menos dos:
algunos límites de nuestra capacidad para procesar información”, se estableció que la mayoría de
las personas no logran retener simultáneamente más de 7 unidades de información
─agrupamientos con significado― en la MO. Un ejemplo clásico es el número de teléfono que
retenemos en la memoria durante el breve tiempo que necesitamos para marcarlo. Ahora bien, un
modo de procesar la información con mayor eficacia es aumentar el tamaño de los agrupamientos.
Por ejemplo, aunque el número 913987544 podría no tener significado y recordarse como una
serie de 9 elementos de información, determinada persona podría interpretarlo con algún
significado y recordarlo fácilmente como el número de la institución en la que trabaja y de la
extensión telefónica de su puesto de trabajo: 91 es el prefijo de Madrid, 398 identifica a cualquier
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#S(~MOS2030
Gómez-Veiga, I. Aprendizaje e instrucción en el aula
línea de dicha institución, 7544 identifica a una extensión telefónica concreta. Por tanto, las nueve
cifras podrían agruparse en tres unidades de significado y recordarse más fácilmente que si se
almacena como una serie de 9 elementos. En cualquier caso, ese límite “7 más o menos 2” fluctúa
dependiendo de la densidad y complejidad de la información que contiene cada unidad, de la
edad y de las diferencias individuales entre personas.
Tras un brevísimo intervalo de tiempo, la información que contiene la MO se desvanece o pierde,
a no ser que se transfiera a la memoria a largo plazo o se reactive mediante alguna estrategia que
permita seguir manteniéndola activa en la MO, por ejemplo, mediante dos tipos de repaso:
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#S(~MOS2030
Gómez-Veiga, I. Aprendizaje e instrucción en el aula
en las que se unen ideas y pensamientos activos en un momento dado, así como integrarla
con información recuperada desde la MLP. Destacan, sobre todo, las funciones de control
ejecutivo (Baddeley, 2007) que permiten centrar la atención en la información relevante e
inhibir (o descartar) la irrelevante y las respuestas automáticas inadecuadas, así como ir
cambiando el foco de la atención entre distintas tareas en curso. Estos procesos regulan el
flujo, la codificación y la recuperación de información de la memoria, de manera que se
ejecuten en función del objetivo de la tarea en curso.
La MO se desarrolla con la edad: por una parte, se produce una maduración biológica natural;
por otra, se mejora la eficiencia en su uso. Es decir, con la edad, mejora la capacidad de la
MO.
La mayoría de las tareas de aprendizaje en el ámbito académico (p. ej., resolver un problema,
comprender un texto, etc.) apelan a diferentes tipos de conocimiento que la persona ya conoce y
guarda en su MLP. Si nos trasladamos a un aula, esta diversidad de contenidos de la MLP es un
reflejo de la diversidad de contenidos del currículo, los cuales, hoy día, ya no se restringen a la
tradición “verbalista”. El alumnado no solo aprende conocimientos verbales ―hechos, datos,
conceptos, principios― sino también a utilizar procedimientos ―técnicas, estrategias― para
resolver problemas e interpretar fenómenos o situaciones; incluso, aprende a comportarse
conforme a determinadas maneras ―conductas, normas, valores―.
Sin detenernos a revisar los desarrollos teóricos en torno a los mecanismos de representación,
organización y recuperación de la información en la MLP cuando sea necesario utilizarla, no
40
#S(~MOS2030
Gómez-Veiga, I. Aprendizaje e instrucción en el aula
debemos pasar por alto, siquiera, la mención a la forma más relevante de organización a la que se
alude en el ámbito cognitivo (Radvansky, 2006) (Figura 6): memoria o conocimiento declarativo
o saber qué ―hechos, conceptos, etc.―, de naturaleza declarativa y explícita; memoria o
conocimiento procedimental o saber cómo hacer ―estrategias, reglas, habilidades motrices,
hábitos, etc.―, que se expresa mediante la acción y es de naturaleza implícita; y memoria o
conocimiento condicional, autorregulatorio o saber cuándo y por qué utilizar los otros dos tipos
de conocimientos ―cuándo releer un fragmento textual, por qué apoyarse en el estructura retórica
del texto para comprender, etc. ―. Los tres tipos de conocimientos se aprenden y se enseñan de
forma diferente (Pozo, 1999), si bien hay que tener en cuenta que, aunque los diferenciemos, casi
todo el aprendizaje combina componentes declarativos, procedimentales y condicionales. Por
ejemplo, no solo se aprenden conceptos básicos de álgebra (p. ej., representar números mediante
letras y expresar las relaciones numéricas mediante expresiones algebraicas), sino también el
procedimiento de resolución de expresiones algebraicas; además, debe complementarse con
saber hacer un uso efectivo de ese conocimiento en la vida real para resolver un problema (p. ej.,
calcular cuántos rollos de papel se necesitan para empapelar las paredes de mi dormitorio).
Lo que interesa destacar es que, como hemos mencionado, se establece una diferencia entre
varios tipos de conocimiento en la MLP, entre ellos, los siguientes (Mayer, 2014):
Creencias: pensamientos sobre las propias características como aprendiz, sobre cómo
funciona el aprendizaje y sobre la naturaleza de un cierto dominio de conocimiento (p. ej., no
soy capaz de aprender inglés).
En suma, hemos realizado un análisis estructural y funcional de la memoria: es un sistema
constituido por varias estructuras ―o almacenes de información― que dan soporte a una serie de
funciones (procesos dinámicos) que permiten codificar, organizar, recuperar y mantener
información a través de las distintas estructuras. La persona que aprende activamente elige y
atiende a determinada información seleccionada según sus propias metas y conocimientos.
41
#S(~MOS2030
Gómez-Veiga, I. Aprendizaje e instrucción en el aula
Prestar atención a unos estímulos e ignorar otros es una condición sine qua non para procesar la
información y resolver cualquier tarea cognitiva. En este sentido, hay dos características
importantes de la atención que repercuten en el aprendizaje: es selectiva y es limitada. Al
focalizarse en ciertos estímulos e ignorar otros, la atención es selectiva y, en cierto grado, se ve
afectada por el conocimiento que se posee y por el que se necesita saber. Aquello hacia lo que
dirigimos nuestra atención depende, en cierta medida, de lo que ya sabemos y de lo que
necesitamos saber. Asimismo, los resultados de la investigación nos muestran que las personas
solo pueden prestar atención a un número muy limitado de informaciones simultáneamente (Muller
y Krummenacher, 2006). Por ejemplo, difícilmente se puede prestar atención simultáneamente al
contenido de un texto técnico y al de un programa televisivo. Por ello, una decisión a tomar es
dónde fijar la atención. Los mecanismos selectivos de control atencional nos permiten dirigir la
atención hacia la información pertinente, descartar la irrelevante, detectar errores, controlar la
interferencia de distracciones y distribuir la atención (Baddeley, 2007).
Atención dividida. Supone centrarse en más de una actividad al mismo tiempo. Por ejemplo,
si mientras lee este texto está escuchando música, está empleando la atención dividida.
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Gómez-Veiga, I. Aprendizaje e instrucción en el aula
Ahora bien, un hecho constatado es que el cerebro funciona mal en un estado de atención
continua de alto nivel. Los estudios evolutivos nos indican que el tiempo durante el cual se puede
sostener la atención se incrementa durante la infancia y la adolescencia. Los resultados de la
investigación nos indican que hay ciclos de actividad cerebral, desde niveles de activación
relativamente bajos o de inatención hasta los de activación elevada en los que el procesamiento
de la información puede ser óptimo. No obstante, la atención externa puede mantenerse en un
nivel elevado y constante solo durante un periodo corto de tiempo. Es importante la brevedad, la
precisión y claridad a la hora de presentar nuevos contenidos. Sin embargo, con frecuencia, se
exigen niveles altos y sostenidos de atención en las situaciones de aprendizaje en el aula.
Sabemos que la capacidad atencional tiene relación con el rendimiento académico. Por ello, a la
hora de diseñar entornos de aprendizaje, conviene tener en cuenta tres razones por las que exigir
mantener la atención constante durante un tiempo prolongado podría ser contraproducente
(Janser, 2010): (1) gran parte de lo que aprendemos no se puede procesar inmediatamente; (2)
para crear un nuevo significado, necesitamos dedicarle tiempo de procesamiento; y (3) después
de cada nueva experiencia, necesitamos tiempo para consolidar el aprendizaje. Por tanto, para
optimizar los ciclos de la atención, conviene prever un tiempo en el aula para procesar y asimilar
los nuevos aprendizajes, el nuevo bloque de contenidos, antes de pasar a los siguientes. Además,
el nivel de atención va disminuyendo a lo largo del día y durante la realización de las diferentes
tareas, por lo que se requieren tiempos de descanso (p. ej., diez minutos cada hora/ hora y
media).
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#S(~MOS2030
Gómez-Veiga, I. Aprendizaje e instrucción en el aula
Elaborar y verbalizar uno mismo la información favorece el recuerdo, pues se crean redes
neuronales más fuertes y eficaces que cuando se reciba la información de forma pasiva.
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#S(~MOS2030
Gómez-Veiga, I. Aprendizaje e instrucción en el aula
El procesamiento de la información es más fácil cuando lo que hay que aprender se distribuye
en la MO. Concretamente, la investigación cognitiva ha aportado evidencias a favor de dos
principios que rigen el aprendizaje (Mayer, 2010; Paivio, 1977):
− Principio de los canales duales. Es la noción según la cual las personas disponemos
de “canales” o vías diferentes para procesar la información verbal (palabras) y la
información visual (imágenes).
− Principio de capacidad limitada. Dado que hay límites en la capacidad de
información que las personas pueden procesar en cada canal en cada momento, no se
debe sobrecargar el sistema de aprendizaje presentando demasiados conceptos
simultáneamente.
Ofrecer oportunidades de emplear tanto la codificación verbal como la codificación mediante
imágenes puede favorecer el aprendizaje. Las imágenes son una herramienta poderosa para
mejorar el recuerdo, además de ser un elemento esencial en la imaginación creativa. Por ello,
conviene ayudar al alumnado a coordinar las representaciones verbales y las imágenes
alusivas a un mismo concepto apoyándose en representaciones visuales mientras se explica
verbalmente un concepto nuevo. P. ej., los problemas de geometría se resuelven de modo más
eficaz cuando se presentan con ilustraciones y palabras que cuando se hace solo con palabras
o solo con gráficos (Mousavi, Low y Sweller, 1995). Ahora bien, ¿cómo y en qué medida es
eficaz el uso de las imágenes y las palabras para construir una comprensión compleja que
integre información de fuentes visuales (fotografías, diagramas, gráficas, películas) y verbales
(textos, conferencias), dadas las limitaciones de la MO? (Véase, Cuadro 7).
45
#S(~MOS2030
Gómez-Veiga, I. Aprendizaje e instrucción en el aula
Richard Mayer (2001) estudió este asunto durante años y encontró que la combinación de
imágenes y palabras podría marcar una importante diferencia en el aprendizaje de los
estudiantes, en virtud de los principios cognitivos antes señalados ―canales duales y
capacidad limitada―, pero no siempre ni en cualquier condición. Las evidencias indican que
ofrecer a los alumnos múltiples formas de código ―imágenes y explicaciones verbales―
puede facilitar la comprensión, pero solo si no se sobreestima la cantidad de información que
puede procesarse, si se “agrupa” y si se evitan elementos irrelevantes, accesorios o
distractores que no aporten al significado del texto.
La atención puede mejorar en su funcionamiento cuando se entrena o se ayuda a dirigirla. En este
sentido, se ofrecen seguidamente una serie de pautas educativas:
Asegúrese de que el propósito y el procedimiento de la tarea sea claro para los estudiantes.
Proporcione instrucciones breves y claras tanto en lo que concierne a la tarea como en lo que
atañe a la transición entre tareas.
Ayude a los estudiantes a generar sus propias señales o palabras para captar la atención, de
modo que las utilicen cuando sea necesario (p. ej., "atento"). Enséñeles a decirse a sí mismos
su señal cuando estén distraídos.
46
#S(~MOS2030
Gómez-Veiga, I. Aprendizaje e instrucción en el aula
La investigación sugiere que las ayudas adjuntas al material de aprendizaje como son, por
ejemplo, ofrecer instrucciones de aprendizaje específicas y mejorar la presentación de la
información que va a ser aprendida puede reducir la carga o demanda de recursos cognitivos
de la MO. Aprender a aprender
Capacidad para proseguir y presistir
en el aprendizaje, organizar el
propio aprendizaje, lo que conlleva
realizar un control eficaz del
5. Aprender a aprender tiempo y la información, individual
y grupalmente. Esta competencia
incluye la conciencia de las
Para entender cómo aprendemos, es necesario considerar la necesidades y procesos del propio
participación de los procesos cognitivos (p. ej., atención, memoria, aprendizaje, la identificación de las
motivación, etc.) y de las estrategias de aprendizaje como oportunidades disponibles, la
habilidad para superar los
elementos esenciales de la capacidad humana de procesar obstáculos con el fin de aprender
información y aprender. Ello debe llevarnos a la conclusión de que con éxito. Incluye obtener,
el fin último es dotar al estudiante de la competencia de continuar procesar y asimilar nuevos
conocimientos y habilidades, así
adquiriendo conocimientos de forma autónoma y a utilizarlos; es como la búsqueda y utilización de
decir, impulsar la competencia para aprender a aprender o gestión una guía.
metacognitiva del conocimiento; en otras palabras, exige el Aprender a aprender significa que
los estudiantes se comprometan a
conocimiento y el control del propio proceso y actividades de construir su conocimiento a partir
aprendizaje. de sus aprendizajes y experiencias
vitales anteriores con el fin de
La metacognición hace referencia al conocimiento de los propios utilizar y aplicar el conocimiento y
procesos cognitivos y la regulación (control) de la actividad mental, las habilidades en una variedad de
contextos: en casa, en el trabajo, en
lo cual exige (Brown et al., 1983): (a) planificar la actividad mental la educación y la instrucción. Son
antes de enfrentarse a la tarea, (b) observar la eficacia de la cruciales la motivación y la
actividad iniciada; y (c) comprobar los resultados, de los resultados confianza.
de esos procesos y los aspectos relacionados con ellos. Es decir,
47
#S(~MOS2030
Gómez-Veiga, I. Aprendizaje e instrucción en el aula
saber qué se quiere conseguir (objetivos) y saber cómo se consigue (autorregulación). Por
ejemplo, si nos referimos a la memoria, la metamemoria se refiere al conocimiento que tenemos
de nuestra memoria y cómo funciona (sus recursos, limitaciones, operatividad, variables que
ayudan o limitan el recuerdo, etc.) para codificar y recuperar información del sistema, sino también
qué estrategias podemos utilizar para que funcione mejor y cómo regular el empleo de las mismas
en distintas tareas.
La competencia aprender a aprender pone el énfasis en los mecanismos de autorregulación del
aprendizaje; es decir, saber cuándo, cómo y por qué aplicar estrategias y procedimientos
adecuados que le permitan plantearse y responder preguntas relevantes utilizando los
conocimientos adquiridos, más allá de la mera reproducción de información.
Para finalizar esta visión del aprendizaje, este tema debe complementarse con la lectura y
estudio del siguiente artículo:
Torrado, F., Fuentes, J., L. y Soria, M. (2017). Aprendizaje autorregulado: estado de la cuestión y
retos psicopedagógicos. Perfiles educativos, vol. XXXIX, 156, 160-173
Concretamente, céntrese en los contenidos que dan respuesta a las dos cuestiones siguientes:
1. ¿Qué es el aprendizaje autorregulado?
2. ¿Qué caracteriza a los estudiantes que autorregulan su aprendizaje?
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Aprender y motivar en el aula. Estrategias instruccionales para la construcción del conocimiento
ÍNDICE
1. Introducción 3
2. Estrategias de aprendizaje 4
2.1. Estrategias cognitivas de aprendizaje 7
2.1.1. Elaboración de mapas conceptuales 8
2.1.2. Mapas mentales de conocimientos 10
2.2. Estrategias metacognitivas 11
2.3. Estrategias de apoyo 13
2.4. Implicaciones educativas 13
3. Estrategias de instrucción para el aprendizaje significativo 16
3.1. Instrucción directa 16
3.2. Aprendizaje cooperativo 17
3.2.1. Características del aprendizaje cooperativo 19
3.2.2. Fases y competencias para utilizar el aprendizaje por cooperación 21
3.2.3. Diseños para implementar el aprendizaje cooperativo 24
3.2.4. Evaluación del aprendizaje cooperativo 30
3.2.5. Beneficios del aprendizaje por cooperación 31
3.2.6. Ejemplos de experiencias de aprendizaje cooperativo 34
3.3. Enseñanza recíproca 35
3.4. Aprendizaje Basado en Proyectos 37
3.4.1. Componentes esenciales que debe reunir el diseño de un proyecto 37
3.4.2. Fases del ABP 41
3.4.3. Condiciones para aplicar el ABP 41
3.4.4. Beneficios del ABP 42
3.4.5. Ejemplos de experiencias de ABP 43
3.5. Flipped learning (Clase al revés o clase invertida) 43
3.5.1. Características de la clase invertida 45
3.5.2. Beneficios del aula invertida 49
3.5.3. Ejemplos de experiencias de Aula invertida 50
3.6. Aprendizaje Servicio 51
3.6.1. Beneficios del AS 52
3.6.2. Ejemplos de experiencias de AS 52
3.7. Otras estrategias instruccionales 55
Referencias 55
©
Autoría: I. Gómez-Veiga
2021
Gómez-Veiga, I. 2
Aprender y motivar en el aula. Estrategias instruccionales para la construcción del conocimiento
1. Introducción
Como se analizó en el tema precedente, un requisito esencial para que se produzca un aprendizaje
significativo es que el estudiante adopte un papel activo. Asimismo, la labor docente debe
entenderse ―y responsabilizarse de que así sea― como un proceso también activo de ayuda a
aprender. Para que tenga tal naturaleza, la condición básica es que se ajuste a la situación y a las
características y necesidades que, en cada momento, requiera la actividad mental del estudiante
(Coll, 1990). A tal fin, la enseñanza o instrucción debe reunir dos rasgos esenciales (Onrubia, 2006):
Tiene en cuenta los esquemas de conocimiento y los significados que ya tiene el estudiantado
respecto al contenido a aprender, de modo que la tarea de aprendizaje ayude a activar y
movilizar tales conocimientos y haya puntos de anclaje en sus experiencias previas.
Plantea retos abordables, de modo que el estudiante pueda afrontarlos gracias a la combinación
de sus propias habilidades y de los apoyos docentes y didácticos que reciba. Se trata de que
alcance lo que no conoce, no realiza o no domina todavía suficientemente, pero que puede
lograr mediante la enseñanza.
En consecuencia, el desafío que se le plantea a cualquier docente es lograr proporcionar a su
alumnado los apoyos e instrumentos —intelectuales y emocionales— adecuados para que pueda
afrontar las exigencias que se le planteen y que, además, logre superarlas al máximo de sus
capacidades. La dificultad que entraña es que las personas que componen el grupo, por ejemplo,
en un aula, no son iguales sino que presentan diferencias individuales en cuanto a sus capacidades
y sus limitaciones. Por ello, ante los mismos contenidos, los estudiantes comprenden y profundizan
de distintas maneras y en diferente medida.
A la vista de las restricciones del sistema cognitivo, un área de interés creciente es conocer qué
puede hacerse desde la instrucción para mejorar el rendimiento en los procesos de codificación,
recuperación e integración de la información en la memoria; es decir, mejorar los procesos de
aprendizaje. En este capítulo se ofrece una visión de las posibilidades que las estrategias de
aprendizaje y de instrucción ofrecen para generar entornos y procedimientos educativos más
eficientes. Tales apoyos abarcan desde una intervención directa con un estudiante (o con un grupo)
hasta la organización global de la situación de aprendizaje (p. ej., horario, elección de espacios,
organización y estructura de la clase, agrupamiento de alumnos), pasando por la elección y
ordenación de contenidos, actividades, tipos de material
y recursos adicionales, etc. En este marco, cobran protagonismo Metodologías Activas
las estrategias de instrucción que se implementan desde los Estrategias para la práctica en el
enfoques de las metodologías activas y participativas, las cuales aula que garantizan mayores
promueven la participación activa de la diversidad de estudiantes cotas de éxito en la atención a la
diversidad del alumnado,
en el proceso de enseñanza y aprendizaje. Ello contribuirá, facilitando y asegurando su
además, a crear un clima de aula más favorable, incluso cuando inclusión social y su participación
en el aprendizaje.
hay grandes diferencias individuales, favoreciendo la interacción e
integración de todos los alumnos y alumnas.
Gómez-Veiga, I. 3
Aprender y motivar en el aula. Estrategias instruccionales para la construcción del conocimiento
2. Estrategias de aprendizaje
Tanto desde la perspectiva constructivista del desarrollo y
del aprendizaje como desde la visión cognitiva de los
procesos psicológicos que intervienen, se ha enfatizado el
carácter estratégico de la enseñanza y el aprendizaje. El
objetivo es lograr que cada estudiante sea progresivamente
más capaz de aprender de forma autónoma, flexible y
productiva, por lo que, además de aprender contenidos,
aprenda a pensar y aprenda a aprender. En este marco,
entran en juego las estrategias cognitivas y metacognitivas
empleadas con la intención de aprender.
Existe un consenso sobre la existencia de una relación significativa positiva entre el uso de las
estrategias de aprendizaje y el rendimiento académico, pues la primera variable explica en torno al
4-9% de la varianza de la segunda (p. ej., Miñano y Castejón, 2008). Asimismo, los programas de
instrucción en los que se hace hincapié en la enseñanza de estrategias de aprendizaje tienden a
mostrar un efecto positivo sobre el rendimiento: un tamaño del efecto de 0.59 para las cognitivas y
de 0.69 para las metacognitivas (Hattie, 2009), lo que apunta claramente a la conveniencia de
aprender y enseñar estrategias de aprendizaje: cuáles son, cómo, cuándo y para qué utilizarlas. En
este apartado, presentaremos algunas de interés.
Además, su uso eficaz conlleva tomar decisiones (p. ej., cuáles, cómo, cuándo, para qué aplicarlas)
para ajustarlas oportunamente en función del resultado que se va logrando, por lo que es necesario
aplicar, al mismo tiempo, estrategias metacognitivas; es decir, estrategias encaminadas a la
planificación, supervisión y evaluación de la pauta seguida y del procedimiento aplicado con
determinada estrategia de aprendizaje. Esta actuación metaestratégica tiene un carácter general,
son metaestrategias aplicables a todo tipo de contenidos y contextos.
Gómez-Veiga, I. 4
Aprender y motivar en el aula. Estrategias instruccionales para la construcción del conocimiento
En términos generales, podemos decir que las estrategias ―o conocimiento estratégico― son
procedimientos generales para aprender, recordar o resolver un problema. Entre las estrategias que
cuentan con evidencia que avala su eficacia (véase en Tabla 1, tamaño del efecto) para promover
el aprendizaje basado en la comprensión destacan: resumir, hacer mapas o diagramas de
contenidos, formularse preguntas a sí mismo, explicar a uno mismo o a otras personas la
información, enseñar o tutorizar a iguales (Fiorella y Mayer, 2016).
Tabla 1. Evidencia sobre el efecto de las estrategias de aprendizaje (tomado de Fiorella y Mayer, 2016, p.718)
Lo que tienen en común es que promueven que los aprendices busquen activamente y atribuyan
significado a la información que debe aprenderse, ya sea seleccionando la información más
importante, ya sea organizándola en una representación mental coherente e integrándola en su
conocimiento previo. Su principal función es mejorar la comprensión y la transferencia de lo
aprendido, de modo que conducen más al logro de resultados de un aprendizaje significativo que
de un aprendizaje reproductivo, como pudiera ser el caso de otro tipo de estrategias (por ejemplo,
las nemotecnias). Así, las estrategias están orientadas a optimizar los procesos cognitivos que
subyacen a la construcción y uso del conocimiento: adquirir, codificar, mantener y recuperar o utilizar
la información.
EA: conjunto de acciones cognitivas o conductuales que se utilizan: 1) deliberadamente; 2) están orientadas a metas de
aprendizaje; 3) para optimizar los procesos de aprendizaje.
Gómez-Veiga, I. 5
Aprender y motivar en el aula. Estrategias instruccionales para la construcción del conocimiento
E. METACOGNITIVAS (Autorregulación)
- Antes: planificación
- Durante: supervisión
- Después: evaluación
E. COGNITIVAS (Procesos)
E. APOYO
- Repetición
motivacional y contextual
- Organización
- Elaboración
Gómez-Veiga, I. 6
Aprender y motivar en el aula. Estrategias instruccionales para la construcción del conocimiento
Cuando el propósito es retener información puntual (p. ej., un número de teléfono) o materiales
simples y poco significativos (p. ej., el nombre de las provincias de cada una de las Comunidades
Autónomas), una estrategia sencilla para codificar esta información en la memoria es utilizar la
repetición (o repaso). Es una estrategia de retención superficial, puesto que no requiere ningún
análisis del contenido o de relaciones significativas entre los elementos, y es fácil de aplicar y
rutinaria. Evolutivamente, es de las primeras que adquirimos para, eventualmente, transferir esa
información a nuestra memoria a largo plazo.
Cuando el material a aprender es más complejo y significativo, ya no es eficaz ese tipo de estrategia
sino otras que conllevan un procesamiento semántico o conceptual de la información, por lo que se
apartan de la naturaleza superficial a la que antes se aludió. Lo que caracteriza a las estrategias
semánticas es que movilizan el conocimiento previo favoreciendo, con ello, la codificación
significativa de la información, si bien lo harán con mayor o menor profundidad.
Gómez-Veiga, I. 7
Aprender y motivar en el aula. Estrategias instruccionales para la construcción del conocimiento
La red o representación puede adoptar formas diversas: lineales, como si se tratase de un diagrama
de flujo; jerárquicos, de manera que la información se va organizando de la más a la menos
importante, o de la más incluyente y general a la menos incluyente y específica. En la Figura 2 se
ilustra un ejemplo, en el que “Mapas conceptuales”, “Conocimiento organizado” son conceptos;
“representan” y “necesario para responder” son palabras de enlace; y, al conectados, se forman las
proposiciones “Mapas conceptuales representan Conocimiento organizado” y “Conocimiento
organizado es necesario para responder Pregunta de enfoque”. Al igual que en este caso, los mapas
suelen leerse progresando de arriba abajo para formar las proposiciones o ideas, si bien no todos
tienen esta estructura jerárquica. Este tipo de estrategia estimula el aprendizaje activo al alentar al
estudiante a seleccionar mentalmente elementos relevantes de la información y relacionarlos entre
1
Para saber más: http://cmap.ihmc.us/docs/mapaconceptual.php; CmapTools - Vídeos Didácticos Explicativos - Grupo Orión -
Óptica y Enseñanza de la Física (unex.es)
Ontorio, A.; González, J. P. R. y Luque, A. de (2003) Aprender con mapas mentales. Una estrategia para pensar y estudiar. Madrid:
Narcea
Gómez-Veiga, I. 8
Aprender y motivar en el aula. Estrategias instruccionales para la construcción del conocimiento
Como sostiene Novak (1998), autor impulsor de esta estrategia, el hecho de elaborar un mapa
conceptual ayuda a procesar, organizar y jerarquizar la información, a identificar ideas erróneas, a
Gómez-Veiga, I. 9
Aprender y motivar en el aula. Estrategias instruccionales para la construcción del conocimiento
visualizar patrones de relaciones y a construir conocimiento. En esta línea, señala Jonassen (2000)
que este tipo de actividad puede tener un efecto positivo en el aprendizaje porque constituye una
guía para:
Reflexionar y determinar lo que sabe, pero también para advertir lagunas de conocimiento.
Existen diferentes herramientas para elaborar mapas conceptuales y mapas mentales, por ejemplo:
FreeMind: Main Page - FreeMind (sourceforge.net)
SmartDraw: http://www.smartdraw.com/
¿Cómo enseñar a los estudiantes a realizar un mapa conceptual sobre el tema? Para responder a
esta pregunta, le invitamos a que elabore la respuesta a partir de las orientaciones proporcionadas
por el propio J. D. Novak (véase en las Orientaciones docentes del tema, la actividad voluntaria
Actividad 1).
Gómez-Veiga, I. 10
Aprender y motivar en el aula. Estrategias instruccionales para la construcción del conocimiento
que para otras personas. Una de las herramientas que permiten diseñar estos mapas de conocimiento
es la siguiente: MindManager.
La metacognición hace referencia al conocimiento que las personas tienen sobre sus propios
pensamientos. La metacognición integra dos planos estrechamente relacionados (Schneider, 2008)
y necesarios para lograr un aprendizaje eficaz: por una parte, se concibe como un contenido más
del bagaje de conocimientos ―conocimiento metacognitivo― de naturaleza declarativa (saber qué)
acerca del propio conocimiento y de la propia actividad cognitiva; por otra, se refiere, asimismo, al
control que la persona ejerce sobre cómo utiliza su propio conocimiento en una tarea o actividad
concreta ―control metacognitivo―, es más procedimental (saber cómo). Se pone de manifiesto, por
ejemplo, cuando un adolescente pone sobre su mesa de estudio diferentes notas con los nombres y
definiciones que debe aprender porque pretende, de ese modo, mejorar su recuerdo a la hora de
realizar una exposición del tema ante sus compañeros.
Ahora bien, aunque se hayan descrito como facetas separadas, ambas dimensiones están
estrechamente relacionadas y se influyen mutuamente, de ahí que se afirme que la realidad es
multidimensional:
Gómez-Veiga, I. 11
Aprender y motivar en el aula. Estrategias instruccionales para la construcción del conocimiento
CONOCIMIENTO CONTROL
EVALUACIÓN
Relativo a las estrategias Valoración de los resultados finales,
aplicables antes, durante y después de concluir la tarea
después de la tarea. planificada según los objetivos
marcados.
metacognitivo en sus aspectos declarativos y de control. La idea esencial es que las estrategias se
integren en el contexto de la enseñanza de las materias curriculares ordinarias. Ello permite que se
apoyen en conocimiento previo, que haya constancia y continuidad en la necesaria práctica de las
estrategias para favorecer su consolidación y transferencia, así como cierto grado de automatización
del funcionamiento eficaz en sus componentes más básicos (Gutiérrez y Vila, 2013).
Los programas de instrucción que combinan varias estrategias interrelacionadas (por ejemplo,
combinando un repertorio de cuatro o cinco estrategias que puedan utilizarse de manera flexible)
son más eficaces que los orientados a una única estrategia. Saber cómo orquestar estrategias
relacionadas entre sí permite regular la eficacia del propio aprendizaje.
Los programas de instrucción que hacen hincapié en el conocimiento condicional (i.e., por qué,
para qué, cuándo y dónde utilizar una estrategia) son especialmente eficaces, pues permiten
que el estudiante determine cuándo y dónde utilizar las estrategias adquiridas. Por ejemplo, ser
capaz de determinar lo que podría preguntarse en un examen y lo que no, así como saber cómo
prepararlo para resolverlo en el tiempo disponible ilustra el valor del conocimiento condicional.
Las estrategias recién adquiridas no se suelen transferir con facilidad a tareas nuevas o ámbitos
de conocimiento no familiares, por lo que conviene enseñar específicamente a establecer los
vínculos entre las estrategias y su aplicación, así como practicar la aplicación de la estrategia
en situaciones diversas.
Asimismo, desde la psicología del desarrollo se ofrecen orientaciones de interés para la enseñanza
de estrategias metacognitivas de aprendizaje (Bruning et al., 2012):
Las habilidades de supervisión mejoran con la edad, tanto en lo que se refiere a cómo
supervisamos como en lo que respecta a un mejor conocimiento sobre qué supervisar. Sin
embargo, el desarrollo es lento e, incluso, se observa que estudiantes universitarios no son
supervisores competentes de su propio rendimiento antes o después de realizarlo. Las razones
de esa limitada capacidad de supervisión se relacionan con dos dimensiones del rendimiento:
la dificultad de la tarea y los conocimientos previos. Así, un buen conocimiento previo contribuye
a lograr mejor rendimiento, pero la supervisión no necesariamente lo mejora, pues en ocasiones
puede conducir a un exceso de confianza al abordar la tarea.
Gómez-Veiga, I. 14
Aprender y motivar en el aula. Estrategias instruccionales para la construcción del conocimiento
Tiene y utiliza conocimientos sobre por qué, cuándo y dónde utilizar las estrategias. De ese
modo, la capacidad cognitiva de aprender se ve amplificada con el conocimiento de las
condiciones de aplicación eficaz del aprendizaje estratégico.
Posee una amplia base de conocimientos previos en los que anclar la nueva información.
Es capaz de motivarse a sí mismo, ignorar y eliminar las distracciones, así como atribuir
correctamente su progreso a su esfuerzo más que a su capacidad.
Aplica los cuatro componentes anteriores con cierta automatización, pues ha practicado la
estrategia hasta lograr cierto grado de automatismo con el que logra minimizar la carga cognitiva
que impone y, con ello, dedicar los recursos cognitivos a procesos superiores de procesamiento
y construcción de significados.
Gómez-Veiga, I. 15
Aprender y motivar en el aula. Estrategias instruccionales para la construcción del conocimiento
ilustra en la Figura 4.
Gómez-Veiga, I. 16
Aprender y motivar en el aula. Estrategias instruccionales para la construcción del conocimiento
Lograr una meta común, objetivos compartidos de progresar en el aprendizaje, cada uno hasta
el máximo de sus posibilidades; y
Obtener resultados beneficiosos para uno mismo y para los otros miembros del grupo.
3
A menudo, los términos colaboración y cooperación se utilizan indistintamente porque comparten algunos rasgos. Sin embargo, algunos
autores establecen algunos matices que los diferencian. La diferencia básica entre el aprendizaje por cooperación y el aprendizaje por
colaboración, según Zañartu (2000), podría establecerse en el grado de estructuración de la actividad por parte del docente. Así, el
aprendizaje colaborativo necesita más autonomía del grupo que el aprendizaje cooperativo, al tiempo que requiere poca estructuración de
la tarea por parte del profesorado. Por su parte, Panitz (2001) señala que, en el aprendizaje colaborativo, los alumnos son los que diseñan
la estructura de las interacciones y mantienen el control sobre las diferentes decisiones que repercuten en su aprendizaje, mientras que, en
el cooperativo, es el profesor quien diseña y mantiene casi al completo el control de la estructura de las interacciones y de los resultados
que han de obtener. Por tanto, la diferencia entre ambos tipos de aprendizaje vendría dada por el grado de estructura de la tarea y de las
interacciones entre los miembros del equipo.
Gómez-Veiga, I. 17
Aprender y motivar en el aula. Estrategias instruccionales para la construcción del conocimiento
Implica, pues, un proceso de división del trabajo entre los participantes que forman parte de un
grupo que ha sido cuidadosamente estructurado para que todos interactúen y se ayuden en
actividades dirigidas a lograr metas individuales y grupales.
Es importante aclarar que no todo trabajo en grupo es colaborativo, ni toda situación de aprendizaje
cooperativo es igualmente eficaz, pues es necesario enseñar de forma explícita y sistemática a
trabajar en equipo. El trabajo en grupo implica que varios estudiantes trabajen juntos, ya sea
cooperando o no. Muchas actividades pueden realizarse en grupos en los que los estudiantes
trabajan para hacer algo entre todos (p. ej., cada persona expone una parte del tema al resto de la
clase), pero sin enfocar esa interacción hacia el beneficio de la comunidad o el logro de la meta
común (véase, Cuadro 1). Por otra parte, en el aprendizaje competitivo se establece una situación
en la que el estudiante (o un grupo de estudiantes) ha de alcanzar el mejor rendimiento frente al de
los demás (este último, necesariamente, ha de ser inferior). Por tanto, el objetivo de aprendizaje se
logra si, y solo si, los demás no lo logran, por lo que la recompensa máxima la obtendrá solamente
quien alcance el mejor rendimiento. Por ejemplo, el grupo que elabore el mejor trabajo en
determinada materia irá a un concurso nacional en representación del centro educativo.
Gómez-Veiga, I. 18
Aprender y motivar en el aula. Estrategias instruccionales para la construcción del conocimiento
Con el propósito de activar sus conocimientos previos sobre el tema y, al mismo tiempo, avanzar
algunos de los rasgos esenciales del aprendizaje cooperativo, le invitamos a realizar la Actividad
2 (véase en las Orientaciones docentes proporcionadas en el curso virtual).
Estructura de tarea cooperativa. La tarea es común, en la que los alumnos trabajan juntos.
Además de tener una tarea común como equipo, la estructura de la situación requiere que el
grupo sea heterogéneo en cuanto competencia, género, composición étnica u otro tipo de
diferencia. Por tanto, la diversidad dentro del equipo es un requisito para el establecimiento de
las relaciones de ayuda mutua, de tal modo que el aprendizaje tiene lugar en un contexto social
formado por un grupo diverso.
Estructura cooperativa estimulante. En este tipo de estructura, los miembros del grupo
dependen unos de otros para recibir el incentivo o la recompensa. Las recompensas dependen
del rendimiento del grupo, de su funcionamiento como un todo y de la contribución fundamental
de cada miembro. La recompensa puede ser: grupal basada en el rendimiento grupal; grupal
basada en el rendimiento individual; e individual.
4 En una estructura individualista de la tarea, el estudiante trabaja individualmente y a su propio ritmo. La interacción se produce su profesor/a, que resolverá
sus dudas y pautará las acciones, pero la interacción con los iguales no forma parte de la actividad. Se espera que aprenda y logre el objetivo,
independientemente de lo que logren los otros alumnos; dicho de otro modo, que logre aprender el contenido de aprendizaje es independiente de lo que
consigan los demás. En una estructura competitiva de la tarea, cada estudiante trabaja individualmente para lograr el objetivo de aprendizaje, pero rivalizando
con los demás, puesto que se espera que logre tal objetivo si, y sólo si, los demás no lo consiguen (p. ej., que aprenda antes que los demás, más o mejor que
los demás…).
Gómez-Veiga, I. 19
Aprender y motivar en el aula. Estrategias instruccionales para la construcción del conocimiento
Interdependencia positiva. El éxito de cada miembro del equipo va ligado al de los demás, y
viceversa, lo que constituye la característica más relevante. La única forma de alcanzar las
metas individuales es a través del logro de las metas del equipo; es decir, los estudiantes del
equipo se necesitan para apoyarse entre sí, de modo que cada persona realiza una aportación
imprescindible y el esfuerzo de todas es indispensable para alcanzar el objetivo común. Para
lograr estar interdependencia de modo eficaz, es necesario establecer: a) objetivos comunes al
equipo ―aprender y asegurarse de que los demás también lo hagan―; b) un reconocimiento
grupal ―lo que conlleva evaluación y calificación del equipo―; c) división de recursos
―distribución de la información y limitación de materiales―; d) y, a menudo, roles
complementarios. Así, todos se sentirán parte importante y necesaria para conseguir finalizar la
tarea con éxito.
Responsabilidad individual. Se procura que todos los miembros del equipo asuman su propia
responsabilidad a través de la división de tareas y de roles, de la evaluación individual para
otorgar la calificación de equipo, etc. En cualquier caso, aun cuando asuman la responsabilidad
como equipo, finalmente cada estudiante deberá demostrar su propio aprendizaje. Para que
cada participante se sienta responsable y el equipo lo perciba como tal, conviene trabajar en
grupo pequeño y realizar controles individuales a lo largo del proceso y al finalizar el trabajo, de
modo que cada estudiante presente el trabajo.
Gómez-Veiga, I. 20
Aprender y motivar en el aula. Estrategias instruccionales para la construcción del conocimiento
Procesamiento y reflexión en equipo. Los miembros del grupo deben tener un tiempo para
reflexionar conjuntamente sobre el proceso de trabajo y la toma de decisiones conjunta. Por
ejemplo, preguntarse: “¿Cómo funcionamos como equipo?”, “¿hemos contribuido todas las
personas?”, etc. Un proceso de evaluación guiada por el docente es el que puede ofrecer
información de cómo se está trabajando y qué aspectos deben reconducirse para que el equipo
pueda optimizar sus funciones. Ese proceso puede ayudar a aprender a trabajar en equipo para
realizar el trabajo presente y futuro.
Ahora bien, si por parte del docente no se hace una planificación adecuada y una supervisión del
trabajo en equipo, las interacciones grupales podrían obstaculizar el aprendizaje y empeorar las
relaciones sociales, en vez de mejorarlas (Gillies y Boyle, 2011). Por ejemplo, se pueden dar
situaciones poco operativas como las siguientes: un equipo llega a respuestas incorrectas y el mero
hecho de elaborarlas conjuntamente entre todos les lleva a confiar en el resultado alcanzado, a
pesar de ser fruto de una comprensión superficial de la tarea y producir una respuesta errónea; se
establecen dinámicas en las que las ideas de los estudiantes de alto estatus se aceptan y se
refuerzan sin que el equipo valore realmente la calidad de su contribución, llegando a ignorar las
aportaciones de otros alumnos de menor estatus que pudiesen ser mejores; o puede que algún
alumno continúe realizando un aprendizaje pasivo porque, sea con su aportación o sin ella, el equipo
progresará igualmente y se beneficiarán todos del resultado final. Por ello, es importante fomentar
la cohesión del grupo clase y un clima en el aula favorable al aprendizaje en equipo cooperativo.
I. Toma de decisiones
Gómez-Veiga, I. 21
Aprender y motivar en el aula. Estrategias instruccionales para la construcción del conocimiento
Definir las tareas para el aprendizaje por cooperación. Las tareas que se diseñen para
realizar en grupos cooperativos pueden estar más o menos estructuradas. Las muy
estructuradas incluyen actividades que tienen respuestas específicas y acotadas (p. ej., ensayar
y practicar, aplicar un procedimiento, responder a preguntas a partir de unas lecturas, efectuar
cálculos, etc.) y, a menudo, suelen realizarse de forma igualmente efectiva individualmente o
trabajando en equipo. En cambio, las tareas poco estructuradas tienen múltiples respuestas y
procedimientos poco definidos de solución, por lo que es probable que sean verdaderas tareas
cooperativas que necesiten de todos los miembros del grupo para completarse (véase, Woolfolk,
2014). Por ejemplo, las tareas conceptuales y de solución de problemas serían más productivas
en la medida en que generen más interacción y un pensamiento más elaborado haciendo uso
de los recursos (conocimiento, habilidades, estrategias de solución de problemas, creatividad)
de todos los miembros del grupo.
Control del tiempo. Se debe planificar y controlar con la mayor precisión posible el tiempo que
se da para realizar cada actividad, procurando mantener un equilibrio en las sesiones.
Distribución de los roles o funciones dentro de los grupos. Los miembros del equipo han
de tener una función o responsabilidad a desempeñar concretamente. Para facilitar la
interacción, los roles de las personas del grupo pueden ir rotando. Por ejemplo, rotar al cambiar
de unidad didáctica. Las funciones asignadas dependerán, en cierta medida, del tipo de trabajo
y de la meta a alcanzar. Por ejemplo, en equipos diseñados para fomentar las habilidades
sociales, las funciones deberían promover la escucha, la motivación y el respeto por las
diferencias. En cambio, en los equipos orientados a la práctica, las funciones deberían promover
la perseverancia, la motivación y la participación. Si se tratase de un trabajo de resolución de
Gómez-Veiga, I. 22
Aprender y motivar en el aula. Estrategias instruccionales para la construcción del conocimiento
Conviene tener presente que, dependiendo del propósito del grupo y de la edad de los
participantes, es posible que sea necesario enseñarles a desempeñar cada función y a
distribuirlas para que el equipo sea eficiente. Por ejemplo, dar buenas explicaciones a los
compañeros y/o formular buenas preguntas son habilidades fundamentales para aprender y, por
lo general, deben enseñarse; al mismo tiempo, recibir una buena explicación o ayuda a
comprender y, si es preciso, a corregir errores (O´Donnell, 2006).
En esta fase se define y se explica claramente la tarea común que debe realizar el equipo y se
anima a los miembros del grupo a ayudarse para conseguir la meta. Se ha de explicar cuáles
son los criterios para lograr el éxito e identificar el reto que supone realizar la tarea, por lo que es
fundamental comunicar claramente lo que se espera de los estudiantes.
El docente tiene la función de observar las interacciones entre los estudiantes para evaluar el
progreso y aprendizaje, así como el uso de las habilidades sociales necesarias para cooperar. A
partir de esa observación, valorará la necesidad de intervenir con instrucciones, respondiendo a
preguntas, enseñando determinadas estrategias o destrezas, etc.
Fase IV. Evaluación del aprendizaje y de la interacción entre los miembros del equipo
En esta fase, el docente dará un cierre a la actividad, por ejemplo, realizando un resumen del
trabajo que han realizado los estudiantes. Además, evaluará el aprendizaje logrado y el
funcionamiento como equipo. Por último, recompensará por el rendimiento obtenido como
consecuencia del trabajo en equipo efectivo.
Gómez-Veiga, I. 23
Aprender y motivar en el aula. Estrategias instruccionales para la construcción del conocimiento
Por otra parte, las competencias del alumnado que están implicadas y que, a su vez, se ven
favorecidas por la cooperación son las siguientes, entre otras, (Pozo y Pérez, 2009):
Trabajar con otros en equipo, responsabilizándose del aprendizaje propio y del de los otros
miembros del grupo; escuchar activamente y reconocer las aportaciones de los demás.
Evaluarse, evaluar y ser evaluado por los otros; ofrecer y pedir ayuda; valorar el propio trabajo
y el de los demás.
Equipos de torneo (De Vries y Slavin, 1978). En esta modalidad, los estudiantes son asignados a
equipos heterogéneos de 4-5 miembros. El docente presenta el tema a la clase y deja un tiempo de
Gómez-Veiga, I. 24
Aprender y motivar en el aula. Estrategias instruccionales para la construcción del conocimiento
trabajo en equipo. El propósito del equipo es ayudarse a preparar el tema y asegurarse de que todos
estén preparados adecuadamente para participar en un “torneo” en el que cada miembro jugará en
una mesa contra estudiantes de otros equipos. En cada mesa de torneo participan estudiantes ―en
representación de su equipo de entrenamiento― del mismo nivel de rendimiento tomando como
referencia el resultado de una evaluación anterior. El torneo consiste en responder a preguntas
sobre el tema elaboradas por el profesor. La persona que consigue más puntos dentro de su mesa
recibe X puntos, el siguiente un número inferior de puntos y, el que quede en tercer lugar, recibirá
otro número inferior de puntos (p. ej., 6, 4 y 2, respectivamente). Así, sea cual sea el nivel de partida,
cada persona puede contribuir con una puntuación máxima a la puntuación de su equipo. La
recompensa del equipo es grupal en base al número de puntos que cada miembro consigue en su
torneo. Para participar en los siguientes torneos, los tres estudiantes que han obtenido mejores
puntuaciones forman una mesa de torneo, los siguientes tres forman otra y, así, sucesivamente.
Jigsaw, Puzle o rompecabezas (Slavin, 1995). Siguiendo este procedimiento, los estudiantes se
organizan en equipos heterogéneos, en los que cada miembro debe aprender una parte del
conocimiento necesario para lograr la meta u objetivo del grupo. El docente no imparte una clase
expositiva, sino que divide el material del tema en varias partes ─tantas como miembros de los
equipos─, cada una imprescindible y complementaria de las otras para comprender y aprender los
contenidos. La secuencia más común es la siguiente:
El docente prepara los contenidos del tema y los divide en varios documentos que se repartirán
a los estudiantes del equipo. Cada uno de los documentos es necesario para aprender el tema
o unidad temática.
Finalizado el tiempo para la preparación individual del contenido del documento o subtema
asignado, se organiza una reunión de expertos: una reunión específica para cada parte del tema.
A cada reunión se incorporará el estudiante al que ha correspondido, en cada uno de los equipos
iniciales, el contenido específico o subtema, de modo que se formarán tantas reuniones como
subtemas. En cada reunión se resuelven actividades para convertirse en “la persona experta”
en el conocimiento específico y se idea, entre todos, de qué forma se enseñará y se transmitirá
ese conocimiento al resto de compañeros y compañeras cuando se retorne el equipo inicial.
A continuación, la persona “experta” retoma la actividad con su equipo original y aporta lo que
ha aprendido, lo cual constituye una parte imprescindible para lograr el resultado de aprendizaje
Gómez-Veiga, I. 25
Aprender y motivar en el aula. Estrategias instruccionales para la construcción del conocimiento
(véase Tabla 3). Todas las aportaciones individuales son necesarias e igualmente valiosas, por
lo que contribuye a generar situaciones de igualdad de estatus entre los estudiantes. Por ello,
cada persona debe responsabilizarse de su propio aprendizaje, pero también del de sus
compañeros ayudándoles a que comprendan y aprendan el conjunto del tema y a que logren,
finalmente, superar con éxito la actividad de evaluación.
Por último, los estudiantes son evaluados individualmente del tema completo del
“rompecabezas” completo, por lo que la contribución de todas las personas del grupo es
necesaria e importante para que cada uno logre un buen resultado. Dicho de otro modo, los
estudiantes son interdependientes para preparar el tema. La recompensa es grupal en base a
la suma de las puntuaciones obtenidas por los miembros del equipo en una prueba de
evaluación individual que abarca el conjunto de contenidos el tema completo (Slavin, 1995).
Por ejemplo, una estructura cooperativa tipo jigsaw puede ser muy útil para el aprendizaje de una
segunda o tercera lengua en clases con estudiantes de diferentes lenguas maternas, ya que permite
propiciar situaciones para hablar, explicar e interactuar en diferentes idiomas en un grupo pequeño
(p. ej., hablar en grupo poco numeroso reduce la ansiedad que provoca de hablar en público
utilizando una lengua en la que se es poco competente).
El profesor, en lugar de impartir los contenidos para todo el grupo-aula, lo va haciendo en cada
equipo empleando la enseñanza directa de habilidades (p. ej., enseñanza de habilidades de
comprensión lectora, de composición escrita, etc.). Mientras enseña a un grupo, los restantes
equipos trabajan con el material que les proporciona para trabajar los contenidos de la unidad.
Todos los miembros del equipo trabajan sobre el mismo contenido, pero cada uno sigue un
programa específico. La tarea de aprendizaje común se estructura en programas personalizados
para cada miembro del equipo haciendo constar los objetivos y las actividades adaptadas a las
características y necesidades individuales. Se pretende respetar el ritmo y el nivel de
aprendizaje de cada persona sin renunciar al posible beneficio que conlleva el trabajo en equipo,
de modo que, aunque se trabaje sobre los mismos contenidos, objetivos y actividades, no sean
necesariamente iguales para toda la clase.
Trabajan los contenidos de la unidad didáctica por parejas de su propia elección, intercambiando
las hojas de respuesta y corrigiéndose las actividades por pares. Si el rendimiento (nivel de
acierto) en las actividades de la unidad didáctica es igual o superior al 80 %, entonces los
estudiantes realizan la evaluación, una vez lo han acordado. La prueba de evaluación individual
es valorada por otro estudiante (i. e., evaluación por pares). La calificación del equipo es grupal
y se obtiene a partir de la suma (o de la media) de las puntuaciones de todos sus miembros del
equipo en una prueba de evaluación individual y del número medio de unidades realizadas por
Gómez-Veiga, I. 27
Aprender y motivar en el aula. Estrategias instruccionales para la construcción del conocimiento
el equipo cada semana. Si, además de conseguir los objetivos de aprendizaje individuales,
consiguen mejorar como equipo, entonces cada estudiante obtiene puntos adicionales en su
calificación final. Dado que cada estudiante trabaja con materiales adecuados a su nivel de
competencia, todos tienen las mismas oportunidades de contribuir al éxito del equipo.
Investigación en equipo (Sharan y Sahan, 1992). En esta modalidad, se forman equipos de
tamaño reducido, de dos a seis miembros. Los estudiantes forman su propio equipo, siendo libre la
asignación al grupo en función de sus preferencias temáticas. Cada equipo elige el tema sobre el
que trabajará guiándose por sus intereses y distribuye tareas específicas entre sus miembros. De
este modo, todas las personas son necesarias para desarrollar la tarea conjunta y elaborar un
informe final del tema abordado. El papel del docente es asesorar para elaborar un plan que permita
desarrollar la tarea utilizando diversos materiales y fuentes de información, así como supervisar el
trabajo del equipo y modelar habilidades. El procedimiento común es el siguiente:
El docente presenta el conjunto de posibles temas a trabajar, entre los que cada estudiante
podrá seleccionar el que más le interese.
Se organizan los equipos de trabajo, definidos por el tema e intereses de los estudiantes.
El docente ofrece bibliografía básica y otro tipo de recursos necesarios para que los estudiantes
puedan realizar la investigación. Presenta el proyecto de investigación.
El equipo realiza la investigación. Para ello, los estudiantes deben realizar las siguientes tareas:
distribuir las actividades, localizar la información necesaria, analizarla y sintetizarla, organizar
los datos que vayan recabando, informar a los restantes miembros del equipo de los hallazgos,
discutir y analizar tales hallazgos, determinar si es necesaria más información, interpretar e
integrar sus descubrimientos.
Elaboración del informe final del equipo, en el cual debe reflejarse: el trabajo de investigación
realizado, los resultados y, por último, una autoevaluación del equipo.
Evaluación del trabajo y del funcionamiento del equipo por parte del docente.
Por ejemplo, en la educación secundaria, algunos estudios muestran que el Grupo de Investigación
es más eficaz en áreas como Matemáticas, Lengua y Ciencias; y que el tamaño del efecto es mayor
en segundo y tercer curso que en primero.
Gómez-Veiga, I. 28
Aprender y motivar en el aula. Estrategias instruccionales para la construcción del conocimiento
Cuadro 2. Experiencia educativa de “Ayuda entre iguales” (Duarte, Hurtado y Villanueva, 2015)
En el IES “Humanejos” de Parla, se llevó a cabo una actividad de ayuda entre iguales con los siguientes propósitos:
1) ayudar a los chicos y chicas con dificultades en la adquisición de las competencias curriculares; 2) favorecer que
los estudiantes que, por diversas circunstancias familiares, pasaban la mayor parte de la tarde en casa sin el
acompañamiento familiar pudiesen tener un espacio donde aprender y recibir ayuda; 3) potenciar valores y actitudes
de ayuda y solidaridad en los estudiantes de 1º de Bachillerato; y 4) gestionar que el alumnado ayudante de 1º de
Bachillerato pudiese recibir en préstamo los textos de 2º de Bachillerato para el siguiente curso.
Objetivos
− Ayudar al alumnado del primer ciclo de ESO, que así lo desee, en todas las áreas, preferentemente, Lengua y Matemáticas.
− Mejorar la comprensión lectora y la atención.
− Mejorar hábitos de estudio.
− Potenciar las habilidades sociales.
− Potenciar la ayuda al alumnado que lo solicite y necesite en otras áreas curriculares.
− Fomentar la toma de conciencia en función de la responsabilidad, la solidaridad y el agradecimiento.
Tiempo de la actividad
− Un día a la semana, en las aulas que se asignen para ello, de 4 a 6 de la tarde (primer año).
− Dos días a la semana (segundo año).
Proceso
− Propuesta de participación al alumnado de 1º de Bachillerato. Conocer cuántos estudiantes desean asumir el compromiso
de ayudar a otros.
− A los interesados, se les forma respecto a los objetivos, tiempo de apoyo y ayuda, normas básicas y agrupamientos de la
experiencia.
− Se determina quiénes pueden acceder a esta experiencia.
− Se propone a las familias de los estudiantes con dificultades de aprendizaje que estos realicen evaluación “0”.
− Se da a conocer la propuesta a todos los alumnos y alumnas del centro.
− Se convoca una reunión con el alumnado que acepta la ayuda, informándoles de las condiciones, normas y secuencia del
aprendizaje.
Recursos humanos
− 1 orientador, 1 orientadora, 1 profesora Técnica de Servicios a la Comunidad del IES.
− 1 profesora del Dpto. de Biología, 1 profesora
− 14 alumnos y alumnas voluntarios de 1º de Bachillerato
− 1 ordenanza
El IES, en reconocimiento por su colaboración, presta al alumnado de Bachillerato la mayor parte de los libros de texto de 2º de
Bachillerato.
Recursos materiales
− Banco de actividades y otros materiales escolares
Modo de llevarlo a cabo
− El día de inicio de la actividad se reúnen los estudiantes participantes de Bachillerato y ESO, junto con los docentes
implicados
− Se exponen las intenciones, las normas y las actividades a desarrollar.
− Distribución del alumnado: se forman (1) grupos de 4 personas por clase, cada grupo coordinado por un estudiante de
Bachillerato; (2) 1 grupo de 3 personas del Programa de Integración; 3) 1 grupo de 4 estudiantes de 3º de ESO, con la
profesora de Biología
Tipos de ayuda. (1) general; (2) específico.
Gómez-Veiga, I. 29
Aprender y motivar en el aula. Estrategias instruccionales para la construcción del conocimiento
En cualquier caso, se trata de una forma de aprendizaje entre iguales, en un extremo del continuo
que llevaría hasta el aprendizaje colaborativo. Los iguales trabajan con un objetivo común,
compartido y conocido, que se logra a través de un marco de trabajo que ha sido planificado por el
docente. Estas díadas pueden ser asignadas por el profesor o se pueden formar de manera
espontánea a elección de los alumnos. En este tipo de dinámica, ambos estudiantes aprenden, ya
que la persona tutelada aprende gracias a la ayuda que le ofrece la tutora; a su vez, esta última
también aprende mientras enseña. Ahora bien, es preciso tener en cuenta que, si un estudiante
cuenta con un conocimiento insuficiente (o una base errónea), entonces puede afectar
negativamente al aprendizaje del otro estudiante y, por tanto, hacer ineficaz esta forma de trabajo
entre iguales.
Una de las diferencias entre los distintos procedimientos para llevar a cabo un aprendizaje por
cooperación se debe a la forma de evaluar. En términos generales, los programas más eficaces
para mejorar el rendimiento y la motivación son los que incorporan una evaluación grupal
considerando las puntuaciones de cada uno de los miembros. Esta calificación grupal se puede
obtener por un sistema variado, por ejemplo: todos los miembros del equipo tienen la misma nota
que quien ha obtenido la puntuación más baja; se atribuye la nota individual más un “bono” (p. ej.,
calculado a partir de la nota individual más baja o de la media del equipo); se otorga la calificación
media de las notas individuales; se atribuye a cada miembro del equipo la nota media del equipo
más una nota individualizada; se computa la media de la calificación del equipo y de la individual.
Por otra parte, el profesor o la profesora pueden realizar una evaluación continua del proceso de
aprendizaje realizando una observación, de manera más o menos formal, mientras los miembros
del equipo trabajan. Esta evaluación del proceso permitirá realizar ajustes individuales o grupales
para lograr el objetivo propuesto. Asimismo, es recomendable que los miembros del equipo
autoevalúen el resultado de su trabajo y funcionamiento como equipo.
Gómez-Veiga, I. 30
Aprender y motivar en el aula. Estrategias instruccionales para la construcción del conocimiento
El rendimiento académico es una de las variables más estudiadas al analizar los efectos del
aprendizaje cooperativo. En una revisión de 323 investigaciones al respecto, Johnson y Johnson
(cit. en Mayer, 2010) concluyeron que los alumnos que participaron en este tipo de situaciones de
aprendizaje obtuvieron un rendimiento promedio superior al de quienes habían participado en
situaciones de aprendizaje individualista o competitivo. En este sentido, cabe destacar los siguientes
hallazgos (Goitkotxea y Pascual, 2005):
Los mecanismos que explican los efectos positivos del aprendizaje cooperativo sobre el
rendimiento son el empleo de una estructura de recompensa grupal basada en el aprendizaje
individual. Los métodos de aprendizaje cooperativo son más eficaces cuando los estudiantes
son recompensados en función del rendimiento del grupo (i. e., una estructura cooperativa
estimulante) y cuando cada persona ha de participar plenamente en su grupo para la realización
de una tarea académica (i. e., una estructura de tarea cooperativa). Por tanto, no basta con
incluir recompensas grupales basadas en el rendimiento del grupo y en una tarea común que
resuelven todas, sino que es esencial la responsabilidad individual.
Lengua Inglesa que los que habían participado en grupos poco estructurados; además, los primeros
valoraron el aprendizaje como más divertido que los segundos.
Una ventaja importante de esta estrategia instruccional es que permite igualar al máximo las
oportunidades de obtener éxito y reconocimiento para todos los estudiantes del grupo-aula, pues
los procedimientos de evaluación ofrecen oportunidades de igualdad de estatus necesarias. De ese
modo, se pueden evitar reiteradas situaciones en las que algunos alumnos obtienen
sistemáticamente un resultado negativo. En ese sentido, es clara la aplicación del aprendizaje para
atender a la diversidad en un aula con alumnos diferentes a la mayoría (p. ej., diferentes porque
tienen discapacidad, porque no dominan la lengua predominante, porque pertenecen a un entorno
social desfavorecido, u otra circunstancia).
En línea con lo anterior, también se ha demostrado el beneficio que supone implementar estrategias
instruccionales basadas en el aprendizaje cooperativo en situaciones en las que es necesario
superar la intolerancia que pueda advertirse en aulas con alumnos que pertenecen a distintos
grupos (étnicos, culturales o de otro tipo). Permite plantear actividades que requieren contacto
intergrupal e intragrupal con la suficiente intensidad como para establecer relaciones estrechas y
propiciar experiencias en las que los miembros de los equipos tengan un estatus similar cooperando
para conseguir objetivos compartidos. En particular, los efectos positivos de diferentes técnicas (p.
ej., Jigsaw, Aprender juntos, Grupo de Investigación, entre otras) sobre las relaciones interétnicas
se encuentran en casi la totalidad de los estudios en los que se indagó sobre las mejoras en las
actitudes tanto de miembros de grupos mayoritarios como minoritarios (Slavin y Cooper, 1999). En
nuestro contexto, diferentes estudios demuestran que el aprendizaje cooperativo en equipos
heterogéneos es eficaz para favorecer la tolerancia y la integración (Díaz-Aguado, 2002); tiene
especial interés en contextos interétnicos (Diaz-Aguado, 1992); particularmente, con adolescentes
ante problemas de exclusión social (Díaz-Aguado, 1998).
Asimismo, merece ser destacado el hecho de que esta estrategia de instrucción promueve la
motivación extrínseca a través de diversos incentivos o recompensas externas al estudiante, como
las calificaciones o los premios o reconocimiento social, tanto a nivel individual como a nivel grupal.
Asimismo, impulsa la motivación intrínseca, pues la interacción entre los componentes del equipo
para alcanzar la meta común puede generar incentivos internos, tales como el deseo de mejorar el
rendimiento para contribuir al éxito del grupo, la satisfacción de la curiosidad intelectual, el interés
por ayudar a otros, etc.
Otra de las ventajas que ofrece esta metodología activa es que ofrece oportunidades para que el
docente establezca mejor interacción con el alumnado, pues debe realizar actividades diferentes a
las que habitualmente pueda llevar a cabo con otras formas de aprendizaje. Por ejemplo: enseñar
a cooperar de forma positiva; prestar atención y hacer un seguimiento del trabajo desarrollado en
cada equipo y por cada estudiante; ofrecer oportunidades de comprobar el propio avance y
proporcionar realimentación. Asimismo, implementar el aprendizaje cooperativo puede ayudar a
establecer mayor colaboración entre profesores cuando cooperan en su aplicación en sus aulas y
centros.
Gómez-Veiga, I. 32
Aprender y motivar en el aula. Estrategias instruccionales para la construcción del conocimiento
Tabla 4. Ejemplo de aprendizaje cooperativo para mejorar la convivencia: Aulas del siglo XXI (Pérez, 2015)
La experiencia que se describe se llevó a cabo en un centro ubicado en una zona de nivel socioeconómico y cultural
desfavorecido, en la que el desempleo y la marginalidad son rasgos que definen una proporción elevada de las
familias. El riesgo de fracaso escolar y de exclusión social es elevado. Incluso, una parte del alumnado presenta baja
competencia lingüística en la principal lengua vehicular. Asimismo, la desmotivación es otro factor de notable
influencia en el alumnado adolescente del centro.
Participantes:
Supervisión del Centro de Profesorado y Recursos.
Diez docentes de diferentes materias (Matemáticas, Lengua, Inglés, Ciencias Naturales y Educación para
la Ciudadanía) en un centro de Educación Secundaria.
Estudiantes de 1º y 2º de ESO.
Fases: primer trimestre
1. Integración del alumnado en su grupo-clase, propiciando diversas dinámicas de grupo.
2. Conocimiento del grupo-clase: análisis sociológico y académico del alumnado del grupo-clase. Identificación de
estudiantes con dificultades de aprendizaje y de los más competentes.
3. Formación de los equipos de trabajo cooperativo heterogéneos.
4. Establecimiento de normas consensuadas de grupo-clase. El decálogo normativo se desarrolló durante las
tutorías y se publicó en el aula. Normas de convivencia redactadas en positivo (fomentar unas actitudes, en lugar
de prohibir otras), seleccionadas por los estudiantes para mejorar la convivencia en el aula. Asimismo, acordaron
medidas sancionadoras en caso de incumplimiento (p. ej., pedir disculpas, redactar un texto reflexionando sobre
lo ocurrido, etc.).
5. Reparto de roles entre el alumnado de cada equipo (coordinación, secretaría, mediación de conflictos, portavoz).
Roles rotativos.
Fases: segundo trimestre
6. Implementación de diversas técnicas cooperativa. Asignación de tareas a realizar, al principio, en una dinámica
de parejas para ir familiarizándose con la dinámica de trabajo en grupo. Objetivo: aprender a compartir
conocimientos, dudas, materiales, etc.; aprender a pedir ayuda.
7. Trabajo en equipo cooperativo propiamente dicho.
8. Seguimiento y evaluación del proceso por parte de los docentes.
Resultados
Mejora de la convivencia en el aula.
Mejora de la motivación y del interés.
Mayor interacción e implicación en el aprendizaje durante las tareas.
Los resultados académicos no mejoraron en igual medida entre el alumnado y el efecto no constató a corto plazo.
El beneficio fue mayor en 1º de ESO que en segundo curso.
Satisfacción de las familias.
Por último, es preciso esclarecer que no todo aprendizaje en grupo es igualmente eficaz; tampoco
se puede afirmar que aprender en equipo sea más eficaz que aprender individualmente; incluso, es
Gómez-Veiga, I. 33
Aprender y motivar en el aula. Estrategias instruccionales para la construcción del conocimiento
posible que se den situaciones en las que los efectos sobre el rendimiento no sean los esperados.
De hecho, es posible que los estudiantes de mayor competencia no se beneficien del aprendizaje
por cooperación si participan en grupos de habilidades diversas en los que el ritmo sea demasiado
lento, las tareas demasiado sencillas o exista mucha repetición (Woolfolk, 2014). Con frecuencia,
se observa que ese tipo de alumnado asume un rol de tutor o acaban realizando el trabajo para el
resto del equipo, lo que no beneficia ni a unos ni a otros para aprender cooperando. Si se
implementa una estrategia de formar grupos con habilidades y competencias diversas y se incluye
a algún estudiante muy capaz, entonces se recomienda plantear retos que impliquen la realización
de tareas complejas que permitan trabajar a diferentes niveles dentro del equipo, de modo que, así,
se pueda mantener el interés de todas las personas del grupo y no pierda la implicación activa de
alguna (Smith, 2006). También conviene valorar que, si en la clase hay estudiantes con dificultades
de aprendizaje, quizás el aprendizaje cooperativo no sea la mejor opción cuando se introducen
conceptos nuevos o contenidos difíciles de comprender (Smith, 2006), pues pueden darse
situaciones de frustración e, incluso, de rechazo social por parte de otros miembros del equipo y
clase.
Gómez-Veiga, I. 34
Aprender y motivar en el aula. Estrategias instruccionales para la construcción del conocimiento
Formular una pregunta acerca de la idea central: el estudiante debe plantear la pregunta
adecuada para el texto.
Gómez-Veiga, I. 35
Aprender y motivar en el aula. Estrategias instruccionales para la construcción del conocimiento
Cuando surge algún desacuerdo, todos los participantes releen el párrafo/texto y debaten las
opciones hasta que se alcanza un consenso. El docente puede realizar comentarios al hilo de
las intervenciones, ofrecer algunas orientaciones, si es preciso, y proporcionar realimentación o
información sobre el resultado.
La meta es lograr que los alumnos aprendan a aplicar las cuatro estrategias de forma
independiente cuando leen. El objetivo no es tanto aprender estrategias aisladas como
aprenderlas para poder comprender textos.
Como se puede apreciar, la enseñanza recíproca combina varias técnicas que implican el qué, el
dónde y el quién del aprendizaje (Mayer, 2010): el primero ―lo que se aprende―, son estrategias
cognitivas del comprensión lectora, por lo que la instrucción se centra en cómo aprender (en vez de
qué hechos); el segundo, el aprendizaje de las estrategias cognitivas, tiene lugar mediante tareas
reales de comprensión; el tercero, los estudiantes aprenden en un grupo cooperativo que trabaja
sobre la misma tarea.
Una de las ventajas de la enseñanza recíproca es que hace hincapié en cuatro estrategias
relevantes y en la práctica de estas en un contexto de lectura real, lo que mejora la comprensión y
el aprendizaje a partir de textos. Asimismo, la idea del andamiaje y de guiar al estudiante
gradualmente hasta que se convierta en un lector que comprende lo que lee constituye un
componente fundamental que explica la eficacia de la enseñanza recíproca (Rosenshine y Meister,
1994; cit. Woolfolk, 2014). Como sugiere Mayer (2010), para que este procedimiento sea más eficaz,
puede ser beneficioso: a) proporcionar orientaciones a los estudiantes sobre cómo estructurar las
discusiones en los grupos pequeños; y b) proporcionar instrucción directa o instrucciones
específicas de las estrategias a aprender como parte del programa.
Gómez-Veiga, I. 36
Aprender y motivar en el aula. Estrategias instruccionales para la construcción del conocimiento
Como veremos más detenidamente, en esta estrategia de enseñanza y aprendizaje, el rol del
docente se centra en crear y guiar una situación o experiencia educativa que conecte el currículo
con los intereses del alumnado, mientras que los estudiantes deben llevar a cabo la planificación y
la realización de una serie de actividades interdisciplinares de soluciones abiertas, a partir de la
aplicación de los aprendizajes adquiridos y del uso efectivo de los recursos a su disposición (de
Miguel, 2006; Lamert y Mergendoller, 2010).
6
Buck Institute For Education (PBLworks). 8 Essentials for Project-Based Learning. Projects | MyPBLWorks
7
Para saber más: Buck Institute For Education www.bie.org
Gómez-Veiga, I. 37
Aprender y motivar en el aula. Estrategias instruccionales para la construcción del conocimiento
Contenido significativo. El profesorado debe seleccionar los objetivos y las competencias para
el proyecto tomando como referencia el currículo y lo que sea más importante, de modo que se
desarrollen contenidos significativos y se trabajen en profundidad con respecto a la materia. El
proyecto tendrá sentido en la medida en que permita a los estudiantes conectar con la realidad
que viven o situaciones concretas reales. Competencias como la colaboración, la comunicación,
el pensamiento crítico y el uso de las nuevas tecnologías tienen particular relevancia en el APBP.
Se parte de la necesidad de saber, de conocer algo nuevo. El interés por desarrollar el proyecto
se puede estimular mediante una actividad inicial que conecte con los intereses y necesidades
de los estudiantes en su propio contexto. Las actividades iniciales y estrategias para lograrlo
son diversas, por ejemplo, desde una lectura o un debate hasta la invitación a una persona
externa al centro para introducir el problema que será objeto de indagación.
Gómez-Veiga, I. 38
Aprender y motivar en el aula. Estrategias instruccionales para la construcción del conocimiento
Presentación pública o difusión del trabajo. Por último, los estudiantes deberán presentar el
resultado o producto final de su proyecto. Algo concreto y tangible, una presentación (p. ej., un
vídeo, un audio, un blog) o la respuesta a un problema planteado. Lo frecuente es que se
presente a todo el grupo que ha tomado parte en el proyecto (profesores y alumnado), pero
también puede abrirse a una audiencia más amplia, incluso, externa al centro. Por ejemplo,
presentar a través de un web los productos del proyecto realizados por distintos equipos, realizar
una exposición en el centro educativo en jornadas de “puertas abiertas”, etc. Los formatos y
recursos pueden ser muy variados, dependiendo de las características del proyecto y de los
grupos-clase que participen. En cualquier caso, se apela a la dimensión social del aprendizaje,
sobre todo cuando se publica para llegar el proyecto a la familia, a la comunidad educativa del
centro e, incluso, al exterior.
Gómez-Veiga, I. 39
Aprender y motivar en el aula. Estrategias instruccionales para la construcción del conocimiento
PROBLEMA,
PREGUNTA GUÍA
DIFUSIÓN DEL
PROYECTO Y SU INDAGACIÓN
PRODUCTO
EVALUACIÓN
REVISIÓN, ANÁLISIS COMPRENSIÓN
CRÍTICO DEL APLICACIÓN
PROCESO Y
PRODUCTO REFLEXIÓN
ELABORACIÓN DEL
PRODUCTO FINAL
HITOS DESCRIPCIÓN
Elección del tema del El tema puede ser elegido por el estudiante, el docente o por ambos. Lo importante es
proyecto que esté próximo a los intereses del grupo y que le resulte atractivo, de modo que el
proyecto sea sensible y apropiado a la cultura local.
Identificación de los Los objetivos específicos deben estar relacionados con el Proyecto Educativo del Centro
objetivos y contenidos y con el currículum.
curriculares a trabajar Los contenidos deben tener cierta relación con el tema vertebrador. Se identificarán
claramente los contenidos curriculares de las diferentes asignaturas o áreas que estarán
implicadas en el proyecto.
Actividad motivadora. Se comenzará el proyecto con alguna actividad que motive a investigar sobre el tema.
Desafío interesante Debe generar preguntas y dudas. Si versa sobre un acontecimiento sorprendente,
suscitará curiosidad e interés.
Identificar los contenidos Se establecen conexiones entre lo académico, la vida y las competencias laborales. Se
a aprender, las definirá claramente el producto final a lograr (algo material, un servicio, etc.).
competencias a adquirir y Se elaborará con los estudiantes la relación de contenidos a aprender, necesidades de
el producto final aprendizaje, así como el producto final, el cual señalará qué competencias va a adquirir
el estudiante.
Plazos y fases del Deben estar claramente definidos en cuanto al inicio, desarrollo y final del proyecto. Se
proyecto fijarán los plazos disponibles para cada fase del proyecto. Los proyectos se suelen dividir
en tres fases principales: 1) investigación y planificación; 2) desarrollo del producto final;
3) exposición y evaluación del producto. Los proyectos pueden tener diferente duración,
si bien la envergadura del trabajo suele ocupar varias semanas.
Establecer metas de La rúbrica es un instrumento útil para que los estudiantes puedan evaluar su propio
aprendizaje (rúbricas) proceso de aprendizaje y tener clara la meta final. Lo adecuado es que la rúbrica defina
varios niveles de consecución de las competencias y de los contenidos curriculares.
Conviene que los estudiantes la tengan desde el principio del trabajo en el proyecto.
Exposición pública del El producto final será expuesto ante una audiencia.
resultado del proyecto
Evaluación y El proyecto será evaluado con respecto a los resultados de aprendizaje que cabe
autoevaluación esperar. Ofrece oportunidades de retroalimentación y evaluación por parte de expertos,
así como oportunidades para la reflexión y autoevaluación por el estudiante.
Gómez-Veiga, I. 40
Aprender y motivar en el aula. Estrategias instruccionales para la construcción del conocimiento
Es importante que el profesorado del centro reciba formación específica sobre ABP a través de
talleres y materiales diversos sobre el diseño de proyectos y el desarrollo de experiencias
previas.
Conviene crear y consultar repositorios de proyectos que se han desarrollado y que reúna
criterios de calidad. Estos proyectos y orientaciones pertinentes pueden proporcionar un modelo
en el que inspirarse o adaptar la propuesta. Por ejemplo, el repositorio del Centro Nacional de
Desarrollo Curricular en Sistemas no Propietarios (cedec): https://cedec.intef.es/8-claves-del-
aprendizaje-por-proyectos/, del Ministerio de Educación y Formación Profesional ofrece un
repositorio de interés en este sentido
8
Elaborado a partir de Pereira, M. A. (2014): https://cedec.intef.es/escolatic-centros-educativos-pbl-trabajo-por-proyectos-para-el-
siglo-xxi/
Gómez-Veiga, I. 41
Aprender y motivar en el aula. Estrategias instruccionales para la construcción del conocimiento
Los docentes han de tener a su disposición todos materiales, recursos y herramientas TIC
para desarrollar sus proyectos.
Los docentes deben utilizar los mismos modelos de rúbricas para evaluar el proceso de
enseñanza-aprendizaje.
Mejora la motivación, lo que se refleja en más asistencia a las clases, más participación en la
clase y mejor disposición para realizar las tareas.
Gómez-Veiga, I. 42
Aprender y motivar en el aula. Estrategias instruccionales para la construcción del conocimiento
no válido para todos los estudiantes, particularmente, cuando cuentan con conocimientos previos
limitados y se aplica sin una guía docente adecuada (Alfieri, Brooks, Aldrich y Tenenbaum, 2011).
https://intef.es/recursos-educativos/experiencias-educativas-inspiradoras/detalle-
experiencias/?id=14275
El Flipped Learning es un modelo educativo que permite a los profesores llegar a cada estudiante, en cada aula, cada día. Este
enfoque invierte el modelo de aula tradicional al presentar la parte conceptual antes de la clase, lo que permite a los docentes
utilizar el tiempo en el aula para guiar a cada estudiante a través de actividades, estrategias y prácticas activas sobre los conceptos
básicos ya trabajados previamente.
La clase al revés, o clase invertida (flipped classroom), constituye un enfoque o modelo educativo
que transfiere fuera del aula el trabajo de determinados procesos de aprendizaje que
tradicionalmente han estado inmersos en el aula, tratando de utilizar el tiempo de clase para facilitar
y potenciar el aprendizaje activo ligado a prácticas dentro del aula (Bergmann y Sams, 2012). Es
decir, el alumnado inicia un aprendizaje fuera del aula tradicional y lo continúa, refuerza y
Gómez-Veiga, I. 43
Aprender y motivar en el aula. Estrategias instruccionales para la construcción del conocimiento
complementa en el horario lectivo. De este modo, se diferencian los espacios y los momentos en
los que tiene lugar esta forma de aprendizaje:
AULA TRADICIONAL
En este enfoque instruccional, las tareas más complejas cognitivamente (p. ej., analizar, aplicar,
crear) se realizan en el espacio grupal de aula junto al docente, quien puede ofrecer su ayuda en lo
que más se necesita, por lo que a ellas se dedica la mayor parte del tiempo de trabajo durante la
clase presencial. En cambio, en el espacio individual se realizan fundamentalmente aquellas otras
tareas de un nivel cognitivo menos complejo que las anteriores (véase Tabla 6) y que pueden hacer
los estudiantes en su domicilio (p. ej., recordar, comprender). Por ejemplo, en un tema que se trabaje
un nuevo software, la actividad en el espacio individual podría consistir en ver una serie de vídeos
tutoriales sobre cómo usar ese software, mientras que el espacio grupal estaría dedicado a realizar
actividades como las siguientes: practicar en grupo el uso de ese programa, analizar qué funciones
ofrece, resolver algún problema a tarea utilizando ese software, etc.
La idea esencial que subyace es que los discentes puedan trabajar fuera del entorno académico los
contenidos de las próximas sesiones o clases presenciales en el aula, de modo que se pueda
dedicar el máximo de tiempo posible de la clase a resolver problemas y realizar actividades prácticas
Gómez-Veiga, I. 44
Aprender y motivar en el aula. Estrategias instruccionales para la construcción del conocimiento
junto al docente en el aula. De este modo, se produce una mayor flexibilización del tiempo y del
espacio de aprendizaje que en otros enfoques formativos tradicionales. En todo caso, lo que el
estudiante realice en casa debe tener relación directa cognitivamente con lo que hará en clase junto
a los otros estudiantes y bajo la supervisión de su profesor o profesora. Este tipo de aula requiere
una adecuada integración de herramientas tecnológicas. Ello no significa que el rol del docente se
transforme por completo, sino que sigue teniendo vigencia la necesidad del conocimiento experto
en el contenido de la materia que se imparte y el conocimiento instruccional que, ahora, deben
integrarse ambos con el conocimiento tecnológico en relación con dicha materia. Aunque el flipped
learning no se basa en la tecnología, hay un componente técnico importante.
en otro modelo de instrucción, sino diseñar buenas tareas tanto para el espacio individual como
para el grupal, cada uno con su función en el aprendizaje. En la Tabla 6, se resumen las principales
fases del desarrollo de una clase invertida.
Tabla 6. Fases del desarrollo de una clase invertida o clase “al revés (flipped classroom)
El papel del docente resulta fundamental en este modelo, asumiendo el rol de un experto en el
contenido; un experto que, además, es mediador de los procesos de enseñanza y aprendizaje,
orienta y entrena al estudiante para que aprenda a conectar el contenido relevante a través de la
red de información y con las herramientas que faciliten el acceso a la misma (aplicaciones, redes
sociales, materiales audiovisuales, textos enriquecidos, etc.). En este sentido, una labor importante
de los docentes que aplican esta metaestrategia instruccional es el diseño y la creación de
contenidos, la planificación de qué contenidos ofrecer, cómo y cuándo debe acceder a ellos el
alumnado, así como la orientación e interacción con el alumnado a la hora de seleccionar, relacionar
y aplicar los contenidos del tema.
Por su parte, el estudiante ha de contar con más habilidades de organización que en otro tipo de
instrucción más tradicional como, por ejemplo, la clase expositiva, pues se espera que haga
determinadas tareas previas a la actividad en el aula para aprender los contenidos. Esta modalidad
de aprendizaje requiere, asimismo, una cuidadosa planificación y autorregulación. Dicho de otro
modo, los estudiantes deben implicarse en una dinámica que les exige preparar las siguientes
clases del entorno de aprendizaje flipped. Además, el aula invertida involucra a los estudiantes en
equipos de trabajo colaborativo y, al mismo tiempo, requiere trabajo y responsabilidad individual.
Por tanto, su rol implica cooperación y compromiso. En este sentido, los estudiantes suelen
reconocer como aspectos positivos que el aprendizaje que realizan es más activo, se facilita el
acceso a los materiales y contenidos y se potencia su papel como participante en un grupo
Gómez-Veiga, I. 46
Aprender y motivar en el aula. Estrategias instruccionales para la construcción del conocimiento
colaborativo (Santiago y Bergman, 2020). Una idea a destacar es que el alumnado necesita
indicaciones explícitas de cómo aprender en un aula al revés (véase, Cuadro 3).
Cuadro 3. Consejos para un aula flipped (elaborado a partir de Santiago y Bergmann, 2020)
La relación docente-discente en el aula suele conllevar mayor interacción a nivel cognitivo (p. ej.,
identificar qué comprenden, qué información relacionan, qué dificultades tienen para integrar
conocimientos, etc.), afectivo y social que otras modalidades de instrucción, por lo que, además de
una competencia digital media, es importante que el docente cuente con habilidades sociales que
faciliten las relaciones con los estudiantes y que otorgue protagonismo a las estrategias de
aprendizaje activo, procurando que el espacio grupal sea significativo y atractivo.
El elemento clave de las tareas flipped en casa (i.e., espacio individual) es que sean realizables de
forma autónoma por el estudiante, de modo que, si se consideran los niveles de conocimiento de
Bloom, sean tareas basadas en la comprensión, fundamentalmente. En cualquier caso, irán
encaminadas hacia un aprendizaje autorregulado, por lo que requieren un alto grado de compromiso
y voluntad. Por ello, importa diseñar y producir objetos de aprendizaje que sean relativamente
breves y que claramente se focalicen en los objetivos de aprendizaje, organizándolas
adecuadamente para no saturar al estudiante. Por ejemplo, como indicación general, se estima que
2 o 4 vídeos al día, entre 5 y 10 minutos, aproximadamente, debería ser suficiente, a modo de
“píldoras de aprendizaje”.
Gómez-Veiga, I. 47
Aprender y motivar en el aula. Estrategias instruccionales para la construcción del conocimiento
Además, las tareas deberían adoptar un componente de interacción con el contenido fomentando
un proceso activo de construcción del conocimiento9. Por ejemplo, una forma de hacer que un vídeo
sea interactivo y activo es enriquecerlo mediante preguntas sobre su contenido que deban
responder los estudiantes. En general, preguntas de conocimiento y comprensión constituyen una
ayuda con el propósito de que los estudiantes focalicen la atención en la información importante y
que verifiquen su propia comprensión.
El medio de entrega de contenidos para hacer el trabajo en el espacio individual de un aula flipped
no se limita al vídeo, sino que puede adoptar tanto un formato de texto10 como otros formatos de
contenido digital (audio y podcast, páginas web, mapas conceptuales interactivos, simulaciones
gamificadas, etc.). Por ejemplo, el docente propone unas lecturas, los estudiantes leen el texto y
hacen comentarios sobre el mismo que comparten en línea a través de una plataforma interaciva;
el profesor puede analizar los comentarios y determinar qué aspectos retomará en el espacio grupal
para seguir trabajando sobre esos contenidos. En cualquier caso, es importante elegir las
herramientas que sean fáciles de adoptar y que sean accesibles tanto para el docente como para
los estudiantes. Por ejemplo, “Insert Learning” permite agregar interacciones (preguntas, enlaces,
comentario) a páginas web. En otros casos, se plantean simulaciones en formato de juego con
herramientas de gamificación.
El objetivo principal del diseño del espacio grupal es lograr que el alumnado participe en actividades
de aprendizaje significativo que requieran tareas cognitivas en las que se vean implicados procesos
de análisis, evaluación, creación, integración... No obstante, habrá de tenerse en cuenta que será
preciso dedicar un tiempo a realizar preguntas sobre la comprensión alcanzada en el espacio de
trabajo individual y ofrecer las aclaraciones y revisiones que sean precisas. A partir de ahí, el núcleo
del trabajo en el espacio grupal será profundizar y, transferir a situaciones prácticas que permitan
9
Una cuestión que se suele plantear es si el hecho de trabajar con contenidos digitales provocará un incremento considerable del tiempo
de exposición a las pantallas. Los datos indican que las tareas flipped con TIC o bien sustituyen el tiempo que pasan normalmente frente
a la pantalla (como afirma casi un 25%) o bien añaden solo un poco más de tiempo (según informa el 38%), mientras que solamente en
torno al 9% piensa que pasa mucho más tiempo frente a la pantalla (Santiago y Bergman, 2020). El dispositivo que suelen utilizar es un
ordenar portátil.
10
Para saber más: https://www.theflippedclassroom.es : ¿Y si hacemos Flipped desde un texto? | The Flipped Classroom
www.theflippedclassroom.es; www.educacionytecnologiacom;
Gómez-Veiga, I. 48
Aprender y motivar en el aula. Estrategias instruccionales para la construcción del conocimiento
consolidar los conocimientos. Para lograrlo, el aula al revés permite englobar otras estrategias, por
ejemplo, enseñanza entre iguales, aprendizaje cooperativo, aprendizaje basado en proyectos,
indagación, simulaciones, etc. En este sentido, se trata de una metaestrategia de instrucción-
aprendizaje. Por ejemplo, hay proyectos de Aprendizaje Servicios que se realizan fuera del tiempo
y del espacio de la escuela o centro educativo, sirviéndose de un modelo de aprendizaje invertido
(flipped learning).
Se trata de un enfoque emergente que gana presencia, pero todavía hace falta suficiente evidencia
científica que avale sus efectos beneficiosos sobre diferentes indicadores del aprendizaje, sobre
todo, teniendo en cuenta que es en la enseñanza universitaria en la que más se ha implementado
y estudiado. Mientras unos estudios no muestran beneficios en las medidas del rendimiento
académico (p. ej., Mendaña et al., 2017), otros constatan ventajas en comparación con otro tipo de
propuestas metodológicas tradicionales en indicadores académicos como los siguientes (Mengual-
Andrés et al., 2020): mejora de la motivación académica por aprender, si bien esta modalidad no
gusta a todos los estudiantes ni todos se adaptan en la misma medida y ritmo; potencia el rol del
estudiante como participante en el trabajo colaborativo; mejora de las calificaciones, como medida
del rendimiento académico; contribuye a la autorregulación del aprendizaje. Los datos preliminares
sugieren que la aplicación del modelo produce determinados beneficios. En este sentido, puede
constituir una oportunidad para reconfigurar los “deberes” o tareas escolares, proponiendo tareas
cortas, racionales y relevantes; proporciona un ambiente de participación y aprendizaje activo;
ayuda a atender a las diferencias individuales y necesidades educativas diversas (Santiago y
Bergman, 2020).
Ahora bien, adoptar este enfoque podría situar al alumnado ante dificultades que no pueda solventar
como, por ejemplo, enfrentarse a la resolución de problemas que no es capaz de resolver,
particularmente, en lo que concierne al manejo de ciertas plataformas digitales. Por ello, es
necesario analizar las características del diseño invertido y lo que supone aplicarlo en el contexto
particular en el que se va a llevar a cabo. En este sentido, debe destacarse que el contexto familiar
tiene una incidencia importante en que el grado de eficacia del aula invertida. Un entorno
desfavorecido a nivel socioeconómico o con inestabilidad afectiva es perjudicial para que el
estudiante se adapte a esta modalidad y repercute negativamente en su rendimiento académico
(Mengual-Andrés et al., 2020), por lo que gran parte del éxito de la implantación del aula invertida
depende de un correcto análisis de sus peculiaridades y del contexto familiar del alumnado al que
Gómez-Veiga, I. 49
Aprender y motivar en el aula. Estrategias instruccionales para la construcción del conocimiento
Fuente:mheonline.com/BlendedLearningwithCatlin
McGraw Hill PreK-12. Understanding a Flipped Classroom:
https://www.youtube.com/watch?v=mjjx-FjKUus
Gómez-Veiga, I. 50
Aprender y motivar en el aula. Estrategias instruccionales para la construcción del conocimiento
Fuente: www.theflippedclassroom.es
https://www.theflippedclassroom.es/compartiendo-mis-ideas-y-experiencias-
sobre-flipped-classroom/
Definido de manera más formal, el AS es una estrategia que integra un servicio a la comunidad, con
la instrucción y reflexión para enriquecer la experiencia de aprendizaje, enseñar responsabilidad
cívica y fortalecer a las comunidades (National Service Learning Clearing House). Por tanto, se
ofrece al alumnado la oportunidad de aprender siendo útil a los demás, haciendo un servicio a la
comunidad. En este sentido, las actividades que se integran en este tipo de proyecto se orientan,
fundamentalmente, al desarrollo de competencias básicas, específicas y transversales.
Gómez-Veiga, I. 51
Aprender y motivar en el aula. Estrategias instruccionales para la construcción del conocimiento
Aprendizaje
Servicio
El aprendizaje
Servicio a la comunidad
Conocimientos, habilidades,
actitudes y valores que Acciones solidarias que el
promueve el proyecto alumnado lleva a cabo
Dependiendo del proyecto, el AS puede adoptar formas de aprendizaje por proyectos y cooperativo.
Debemos aclarar que no cualquier servicio a la comunidad puede ser definido como aprendizaje
servicio, ni todo servicio comunitario implica un aprendizaje curricular. La manera adecuada de
plantearlo es aquella en la que el aprendizaje aporta calidad al servicio que se presta y, a su vez, el
servicio otorga sentido al aprendizaje. Para ello, debe reunir los tres grandes rasgos esenciales
que identifican al AS:
Protagonismo activo del alumnado. La actividad está protagonizada por los estudiantes,
acompañados por equipos educativos formales o no formales.
Gómez-Veiga, I. 52
Aprender y motivar en el aula. Estrategias instruccionales para la construcción del conocimiento
Gómez-Veiga, I. 53
Aprender y motivar en el aula. Estrategias instruccionales para la construcción del conocimiento
Como se puede inferir a partir de los contenidos de los epígrafes anteriores, el aprendizaje por
proyectos o por problemas y el aprendizaje cooperativo tienen encaje para el desarrollo de las
propuestas de AS.
Gómez-Veiga, I. 54
Aprender y motivar en el aula. Estrategias instruccionales para la construcción del conocimiento
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Gómez-Veiga, I. 56
–
Bloque temático 3
www.uned.es
ÍNDICE
1. Introducción 3
2. Criterios en relación a “a quién enseñar”: afrontar la docencia atendiendo a la diversidad 6
2.1. Mi papel como docente en el marco de la Atención a la diversidad 8
2.2. Preparación previa a la incorporación a un centro educativo: diseño de un plan piloto 10
2.2.1.¿A quién dirigir nuestro plan piloto? 10
2.2.2.Diseño de un plan piloto 14
2.2.3.Recomendaciones para afrontar la incorporación inminente a un nuevo centro 16
educativo
3. Criterios en relación a “qué enseñar”: los contenidos y su relación con las actividades 17
3.1. Criterios sobre los contenidos y la planificación de las unidades didácticas. 19
3.2. Criterios para seleccionar y diseñar las actividades de aprendizaje. 22
4. Criterios en relación a “cómo enseñar” 23
4.1. Convertirse en un profesor eficaz 23
4.2. Diseñar la estructura básica de las sesiones de clase 24
4.3. Criterios para organizar las actividades al inicio del curso 24
4.4. Criterios respecto al modo de trabajar las unidades didácticas 24
4.5. Criterios respecto a la dinámica y el funcionamiento del grupo-clase 26
4.6. El arte de saber secuenciar los apoyos durante la instrucción: desde el aprendizaje sin error 29
hasta el aprendizaje autónomo.
4.7. Criterios sobre la intervención y seguimiento del profesor durante las sesiones de clase 32
5. Criterios en relacion a “qué, cómo y cuándo evaluar” 34
5.1. Los criterios de evaluación 36
5.2. La evaluación inicial 36
5.3. La evaluación del proceso de enseñanza-aprendizaje 37
5.3.1.La evaluación de contenidos, actividades, temporización, materiales y espacios 37
5.3.2.Evaluación del clima de clase 38
5.4. Evaluación de la calidad de la atención a la diversidad y la detección de dificultades 41
Referencias 43
2
Aprender y Motivar en el Aula. Máster en Formación del Profesorado
1. Introducción
El diseño de nuestra actuación como futuros docentes deberá enmarcarse en lo que en la LOMLOE
recoge (y así se definía en la LOMCE) como los elementos del currículo que determinan el éxito de los
procesos de enseñanza-aprendizaje (ver Tabla 1): los objetivos, los contenidos, los criterios de
evaluación, los estándares de aprendizaje evaluables, las metodologías y las competencias educativas. Si
nos referimos concretamente a las etapas de ESO y Bachillerato, por ejemplo, estos elementos deben
desarrollarse respecto a cada una de las siete competencias básicas que corresponden a las etapas de
ESO y Bachillerato, de forma integrada en el currículo a través del diseño de “actividades de aprendizaje
integradas que permitan al alumnado1 avanzar hacia los resultados de aprendizaje de más de una
competencia al mismo tiempo” (BOE nº 3, de 3 de enero de 2015, Anexo I, sección 1, pág.172)
Tabla 1. Elementos curriculares y competencias básicas que determinan el éxito en los procesos de enseñanza-
aprendizaje en la ESO y Bachillerato (Tomado de LOMCE, BOE nº 3, 3 de enero de 2015, Anexo I, sección 1, pág.172)
• Objetivos: referentes relativos a los logros que el alumnado debe alcanzar al finalizar el proceso educativo, como
resultado de las experiencias de enseñanza-aprendizaje intencionalmente planificadas a tal fin.
• Competencias: capacidades para aplicar de forma integrada los contenidos propios de cada enseñanza y etapa educativa,
con el fin de lograr la realización adecuada de actividades y la resolución eficaz
de problemas complejos, capacidades para aplicar de forma integrada los Siete competencias:
contenidos propios de cada enseñanza y etapa educativa, con el fin de lograr la a) Comunicación lingüística
realización adecuada de actividades y la resolución eficaz de problemas b) Competencia matemática y
complejos competencias básicas en ciencia y
tecnología,
• Contenidos: conjunto de conocimientos que se ordenan en asignaturas.
c) Competencia digital
Habilidades, destrezas y actitudes que contribuyen al logro de los objetivos de
d) Aprender a aprender
cada enseñanza y etapa educativa y a la adquisición de competencias. Los
e) Competencias sociales y
contenidos, que se clasifican en materias, ámbitos, áreas y módulos en función
cívicas
de las enseñanzas, las etapas educativas o los programas en que participe el
f) Sentido de iniciativa y espíritu
alumnado.
emprendedor
• Criterios de evaluación: son el referente específico para evaluar el aprendizaje g) Conciencia y expresiones
del alumnado. Describen aquello que se quiere valorar y que el alumnado debe culturales.
lograr, tanto en conocimientos como en competencias; responden a lo que se pretende conseguir en cada asignatura.
• Estándares de aprendizaje evaluables: concretan lo que el alumnado debe saber, comprender y saber hacer en cada
asignatura. Son especificaciones de los criterios de evaluación que permiten definir los resultados de aprendizaje, y que
deben ser observables, medibles y evaluables y permitir graduar el rendimiento o logro alcanzado. Su diseño debe
contribuir y facilitar el diseño de pruebas estandarizadas y comparables.
Metodología: conjunto de estrategias, procedimientos y acciones organizadas y planificadas por el profesorado para
posibilitar el aprendizaje del alumnado, de manera consciente y reflexiva, con la finalidad de lograr los objetivos
planteados.
1
Las autoras desean aclarar que, en este documento, para facilitar la lectura se utilizara el término genérico “alumnos” para hacer referencia
tanto a chicas como a chicos.
3
Aprender y Motivar en el Aula. Máster en Formación del Profesorado
En este marco, cabría preguntarse: ¿cómo podría un especialista en un área de conocimiento específica,
prepararse para este nuevo rol profesional como docente?, ¿cómo podría dar sentido práctico a tantos
conceptos pedagógicos y psicológicos tan novedosos?, ¿de qué modo podría conseguir captar la
atención y abrir la mente de los estudiantes a una asignatura de elección vocacional cuando para ellos
suele suponer una obligación o, incluso, motivo de rechazo?, ¿de qué manera podría acercar sus
conocimientos de experto/a al nivel adecuado para un adolescente? y ¿a qué estrategias podría recurrir
para conseguir que alcancen ese nivel de aprendizaje significativo eje central de esta asignatura?
El objetivo de este capítulo será proporcionar a los estudiantes del Máster de Secundaria, Formación
Profesional y Enseñanzas de Idiomas las herramientas que les ayuden a optimizar su labor profesional
para guiar a sus alumnos en la construcción de un conocimiento significativo, potenciando al máximo el
desarrollo de las competencias correspondientes a esa etapa y favoreciendo el sentimiento de
autoeficacia como puerta a la mejora de su autoconcepto, su autoestima y su rendimiento académico.
Pero, antes de sumergirnos de lleno en el tema y de enumerar criterios y recomendaciones, conviene
detenerse un instante, dirigir una mirada hacia nosotros mismos y tomar conciencia de que, este
proceso que vamos a comenzar, debe iniciarse con la ruptura de los esquemas rígidos que hayamos
podido construir a partir de nuestras experiencias como estudiantes en el pasado, e incluso, como
estudiantes en el presente. En primer lugar, porque necesitamos prepararnos para afrontar realidades
profesionales muy distintas respecto a: la materia que nos tocará impartir en cada momento, las
características del contexto dependiendo del centro educativo, la cantidad y rango de cursos donde
debamos ejercer, el rol que nos toque desempeñar - dependiendo si nos corresponde o no ser tutores -
y, especialmente, de las particularidades del alumnado de cada grupo dependiendo no solo del nivel de
formación, sino, también, de las diferencias en cuanto a los intereses, motivaciones, expectativas y el
mayor o menor sentimiento de autoeficacia en relación con nuestra asignatura. En segundo lugar
porque nuestra primera inmersión como docentes, en muchas de las ocasiones comenzará como una
experiencia abrupta (ej. la demanda por una suplencia urgente) y cambiante (como es el caso de los
profesores interinos sometidos al cambio de provincia y centro casi cada año). No es de extrañar, por
tanto, que una de las características que más beneficia a un docente es desarrollar la flexibilidad
cognitiva necesaria para afrontar los cambios y adaptarse de forma rápida y efectiva al contexto y a las
nuevas demandas. Imagine, por ejemplo, que en su tercera semana de clase como profesor/a de Física
en un instituto, le asignan una suplencia de dos meses para dar Matemáticas a un grupo de 4º de ESO
con un elevado porcentaje de chicos y chicas con fracaso escolar. Afrontar debidamente esta demanda
requerirá la activación de mecanismos de autorregulación que le permitan: frenar las primeras
emociones (ej. ¿sorpresa?, ¿indignación?, ¿ansiedad?), neutralizar los Flexibilidad cognitiva.
pensamientos inmediatos más limitantes (ej. “¿cómo enseño matemáticas Capacidad para dar una
respuesta eficaz, rápida y
a un grupo sin ninguna motivación ni nivel?”) y/o desactivar sesgos adaptativa, cuando nos
culturales que quizá le sorprendan de forma automática, a pesar de que, enfrentamos a situaciones
nuevas, cambiantes o
sin ninguna duda, tenga la certeza de que no son adecuados. De tener inesperadas, modificando
éxito en este proceso, es posible que sea capaz de bloquear la activación nuestra conducta y nuestros
pensamientos a partir de la
de una primera respuesta inadecuada (ej. “esto me supera, ¡me voy!”) y nueva información y del
de recomponerse para afrontar con mayor confianza sus nuevas análisis de la adecuación al
contexto en el que estamos
responsabilidades. Este paso implicará una actitud más reflexiva y inmersos.
disponer de tiempo para recabar más información sobre la situación a la
que deberá enfrentarse (ej. de cuántos chicos y chicas se trata, qué parte del temario nos corresponde
impartir y la duración estimada de la suplencia, entre otras). Llegado este punto, es más que probable
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Aprender y Motivar en el Aula. Máster en Formación del Profesorado
que su cerebro se haya adelantado y activado estrategias en relación con cada uno de los escenarios
posibles que comienza a aventurar. Llegará, finalmente, a los últimos pasos; la toma de decisiones en
relación con la respuesta o respuestas que considere más adecuadas para afrontar la situación y, actuar
en consecuencia. Solo si muestra una buena capacidad de autorregulación de los impulsos y las
emociones podrá llegar a adoptar respuestas rápidas, útiles y bien adaptadas a una emergencia (ej.
“recabar materiales y diseñar la secuencia de las primeras sesiones de modo que le permitan ganar
tiempo mientras se familiariza con la nueva situación”).
En todo este proceso, si definimos la flexibilidad cognitiva como nuestra capacidad para adaptarnos a
los cambios, el mental shifting es uno de sus componentes principales. Nos referimos al proceso mental
que nos conduce a dicho cambio. Cuando al inicio de este capítulo, mencionábamos la
necesidad de replantearnos nuestros esquemas rígidos del pasado (ej. no tomar como modelo de
evaluación el de nuestra infancia), nos referíamos precisamente a esto; a trabajar sobre nuestra
capacidad de cambio o mental shifting a partir de las sugerencias que se plantean en este capítulo,
entre otras fuentes de influencia. Para ello, retomaremos el enfoque del aprendizaje como un
proceso de construcción del conocimiento en el aula, en el que, merced a la ayuda docente,
el estudiante es el verdadero protagonista de su aprendizaje. Debemos añadir, no obstante, que
aunque adoptamos un enfoque esencialmente cognitivo (atendiendo al área y al diseño curricular en
los que se adscribe la asignatura), la calidad del aprendizaje y de los procesos de pensamiento
vinculados a esta actividad no pueden ser descritos únicamente en términos cognitivos. El aprendizaje
ha de entenderse, también, como un hecho social compartido, estrechamente vinculado al contexto
en el que se desarrolla (Cubero, 2005) y susceptible de verse afectado, positiva o negativamente
por factores emocionales.
Antes de pasar al siguiente apartado, les proponemos una actividad práctica, Actividad 1,
muy interesante como parte de esta reflexión inicial sobre el aprendizaje y nuestro papel como
docentes.
Actividad 1
Le proponemos que descargue y vea la Presentación audiovisual 1: El aprendizaje, disponible en el curso virtual
de la asignatura. A partir de las intervenciones de los participantes (Dr. Carles Monereo, Dª Mariana Vas, Dr. Jesús
de la Fuente), elabore sus propias respuestas a los siguientes interrogantes:
▪ Recuerde y relacione con los contenidos del Tema 1: ¿Qué entendemos por aprendizaje?, ¿cuál es el papel
de los profesores?
▪ Identifique cuál puede ser el origen de las dificultades de aprendizaje. ¿De qué tipo suelen ser las
dificultades de los estudiantes?
▪ Recuerde y relacione con los contenidos del Tema 2: ¿Qué pautas generales se sugieren para motivar a los
estudiantes a aprender los contenidos?
▪ Reflexione sobre el papel que desempeñan las TICs en el aprendizaje. Ventajas e inconvenientes del uso
de las TICS.
▪ Valore la importancia de la evaluación y su repercusión en el aprendizaje.
5
Aprender y Motivar en el Aula. Máster en Formación del Profesorado
El diseño de nuestra acción docente deberá partir de dos requisitos esenciales para que se produzca
un aprendizaje significativo y que, al mismo tiempo, favorecen un mejor desarrollo de las competencias
de cada etapa de formación: (1) situar al alumno en el centro del proceso de aprendizaje y (2)
asegurarnos de que el estudiante adopte un papel activo en dicho proceso. Esto puede suponer, un
nuevo “cambio de chip” si ello supone tener que adoptar un enfoque alejado de nuestras propias
experiencias educativas. Ahora bien, hemos de recordar que, en este enfoque centrado en el estudiante,
el reparto de responsabilidades no se limitara al discente; la buena labor docente deberá entenderse – y
es nuestra responsabilidad que así sea- como un proceso activo de ayuda a aprender adoptando los
recursos y la metodología necesaria y comenzando por despertar la motivación y fomentar una actitud
abierta y activa en nuestros alumnos. La Tabla 2 nos recuerda las condiciones necesarias para que el
aprendizaje sea significativo (Onrubia, 2006).
Tabla 2. Condiciones para que el aprendizaje sea significativo desde el punto de vista de las características
del alumno ( elaborado a partir de Onrubia, 2006)
1. Debemos partir de los esquemas de Puesto que nuestro papel es el de ayudar a activar y movilizar los
conocimiento y de los significados que ya conocimientos, las actividades de aprendizaje deben centrarse en el
tienen los alumnos en relación con el conocimiento previo que posee el alumno, a modo de puntos de
contenido a aprender. anclaje que permitan el andamiaje necesario para la adquisición
significativa y perdurable de los nuevos conocimientos. Por ello, es
esencial guiarse por criterios coherentes sobre qué enseñar, con qué
objetivo y cuáles son las competencias clave a desarrollar.
2. Debemos proponer retos abordables para Se trata de proponer desafíos y retos al alcance del estudiante,
los estudiantes (a partir de una combinación aquellos que le inviten a cuestionarse los significados que ya posee y,
de sus propias habilidades y de los apoyos si es el caso, le inciten a completarlos - modificarlos si es necesario -
que reciba del docente o de un alumno en una dirección acorde con los objetivos educativos planteados.
experto).
En relación con lo anteriormente expuesto, una de las aportaciones más importantes de las teorías del
desarrollo cognitivo a la educación es la noción psicológica de Zona de Desarrollo Próximo (en adelante,
ZDP), constructo sin el que no podría entenderse el aprendizaje significativo. Pues bien, nuestra labor
como docentes será ofrecer una ayuda ajustada al aprendizaje a través de la creación de una Zona de
Desarrollo Próximo para cada uno de nuestros alumnos. Únicamente en esa Zona de Desarrollo Próximo
o ZDP podrá desencadenarse el proceso de: construcción, modificación, enriquecimiento y
diversificación que supone el aprendizaje significativo. Por tanto, si nuestra explicación del Teorema de
Tales, por poner un ejemplo, no se aproxima a la zona de desarrollo próximo de nuestros alumnos, la
mayoría de ellos no dará el salto al aprendizaje significativo que esperamos, aumentando entonces el
riesgo de que los estudiantes: se desmotiven y desconecten de la tarea, se planteen atribuciones
negativas sin fundamento (ej. “soy negado para las mates”) o se limiten al aprendizaje puramente
memorístico que resulta más efímero. Entendido el concepto, la dificultad para los docentes radica en
que no estamos hablamos de tener en cuenta una única ZDP para cada uno de nuestros 25-30
alumno/as - lo que ya de por sí sería complejo- hablamos de múltiples ZDP en función de la tarea y del
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Aprender y Motivar en el Aula. Máster en Formación del Profesorado
contenido a aprender, de los esquemas de conocimiento que posea cada uno de los alumnos y de las
formas de ayuda que podamos ofrecerles. Así, por ejemplo y en relación a nuestra elección de los
materiales con los que enseñar, debemos tener en cuenta que una lectura puede ser de gran ayuda para
un alumno, ser considerada una pérdida de tiempo para otro e incluso vivirse como un obstáculo
emocionalmente insuperable para un tercero. Y todos ello en la misma clase. Algo semejante sucede en
relación con el diseño de actividades, podemos encontrarnos con alumnos que logran un
aprovechamiento mayor si se les presentan actividades muy pautadas y estructuradas, mientras que,
para otros, lo indicado pueden ser tareas abiertas y con opciones donde escoger. Por otra parte, la
evaluación de la pertinencia de una ayuda determinada depende, también, del momento del proceso en
el que nos encontremos. Así, no necesitarán la misma ayuda los estudiantes cuando se enfrentan a un
concepto por primera vez, que cuando ya lo hayan trabajado anteriormente o en otra asignatura. Para
ilustrarlo, en la Tabla 3 se ofrecen algunas sugerencias para aplicar la noción de ZDP a la enseñanza.
Tabla 3. Algunas aplicaciones de las ideas de Vygotsky a la educación (adaptado de Woolfolk, 2010)
En coherencia con lo anterior, los objetivos de cada enseñanza deben orientarse hacia lo que el
estudiante no conoce todavía, o aquello que no realiza o no domina suficientemente, pero que puede
llegar a alcanzar. En consecuencia, el reto para el docente será proporcionar los apoyos e instrumentos
—intelectuales y emocionales— que posibiliten que sus alumnos alcancen las exigencias que se les
plantean para cada etapa de su formación (véase, como ejemplo, la Tabla 4) y que lo logren
desarrollando al máximo de sus capacidades. Tales apoyos incluirán aspectos contextuales como la
organización global de la situación de aprendizaje (ej. horario, elección de espacios, organización y
estructura de la clase, agrupamiento de alumnos), la elección y ordenación de contenidos y actividades y
la intervención directa con un alumno o con el grupo.
Como puente a la práctica docente, presentaremos, a continuación, una serie de directrices y
orientaciones sobre los criterios que pueden guiar su labor, entendida ésta como una ayuda eficaz que
permita a sus alumnos progresar y aprender (Onrubia, 2006; Onrubia, Fillat, Martínez y Udina, 2004). Se
trata de patrones generales de actuación que podrán concretarse de formas distintas, en función de la
materia y sus contenidos, de las características del alumnado y de las suyas propias, entre otras
7
Aprender y Motivar en el Aula. Máster en Formación del Profesorado
Tabla 4. Finalidad de los estudios de ESO (Artículo 10) (BOE nº 3, de 3 de enero de 2015,cap. II, artículo 10
pág.176-177) y Bachillerato (BOE nº 3, de 3 de enero de 2015, cap. III, artículo 24, pág.187-188)
Artículo 10. Principios generales (ESO) Artículo 24. Principios generales (Bachillerato)
1. La finalidad de la Educación Secundaria Obligatoria consiste en El Bachillerato tiene como finalidad proporcionar
lograr que los alumnos y alumnas adquieran los elementos básicos de al alumnado formación, madurez intelectual y
la cultura, especialmente en sus aspectos humanístico, artístico, humana, conocimientos y habilidades que les
científico y tecnológico; desarrollar y consolidar en ellos hábitos de permitan desarrollar funciones sociales e
estudio y de trabajo; prepararles para su incorporación a estudios incorporarse a la vida activa con responsabilidad y
posteriores y para su inserción laboral y formarles para el ejercicio de competencia. Asimismo, capacitará al alumnado
sus derechos y obligaciones en la vida como ciudadanos. para acceder a la educación superior.
2. En la Educación Secundaria Obligatoria se prestará especial
atención a la orientación educativa y profesional del alumnado.
3. La Educación Secundaria Obligatoria se organiza de acuerdo
con los principios de educación común y de atención a la diversidad
del alumnado. Las medidas de atención a la diversidad en esta etapa
estarán orientadas a responder a las necesidades educativas concretas
del alumnado y al logro de los objetivos de la Educación Secundaria
Obligatoria y la adquisición de las competencias correspondientes y no
podrán, en ningún caso, suponer una discriminación que les impida
alcanzar dichos objetivos y competencias y la titulación
correspondiente.
Queremos iniciar este apartado recordando la responsabilidad moral y legal de los docentes – no
únicamente los de Infantil y Primaria- en la atención a las necesidades individuales de todos los alumnos
y, de manera especial, las de aquellos reconocidos como de Necesidades específicas de apoyo educativo
(NEAE). Estos chicos y chicas afrontan las etapas de Secundaria y Bachillerato con mayor riesgo de sufrir
fracaso y abandono escolar, de presentar problemas de comportamiento y dificultades significativas en
la integración social; una situación muchas veces agravada por la existencia de síntomas de Trastornos
del estado de ánimo (ej. depresión y/o depresión) que no llegan a sospecharse – y por tanto no se
derivan al Departamento de orientación para su estudio- camuflados como están tras la mampara que
suponen conductas que asociamos a la marginación, la desestructuración familiar y/o a lo que
suponemos rasgos de “personalidad” del alumno. Para muchos de estos chicos y chicas, el futuro
dependerá, en gran medida, del grado de implicación, empatía y profesionalidad de los docentes por
cuyas manos pasen.
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Aprender y Motivar en el Aula. Máster en Formación del Profesorado
2. Participar de forma activa en la evaluación inicial de todos mis alumnos, lo que redundará en la
detección temprana de aquellos en los que se sospechen necesidades específicas de apoyo
educativo. Los resultados servirán de referencia para la toma de decisiones respecto a la adopción
de medidas que mejoren su atención educativa de forma inmediata y, en aquellos casos en los que
sea preciso, solicitar su derivación al Departamento de orientación.
3. De mi labor y de la del resto del claustro profesores dependerá que: se identifiquen las necesidades
de estos alumnos en relación con su aprendizaje, su ajuste emocional y su adaptación social; que se
derive el caso al Departamento de orientación para una evaluación psicopedagógica con el fin de
que se identifiquen los recursos y medidas complementarias Alumnos con Necesidades Específicas de
que puedan necesitar para su mejor aprovechamiento en Apoyo Educativo (NEAE)
clase. Si desempeñara funciones de tutor, con el debido Se incluyen todos los alumnos que
asesoramiento del Departamento de Orientación, me requieran una atención educativa diferente
a la ordinaria, para alcanzar el máximo
correspondería, además, de la coordinación de estas desarrollo posible de sus capacidades
medidas entre todos los profesores. personales y de los objetivos establecidos
para todos los alumnos en general:
4. Seré responsable de la aplicación de las medidas generales alumnos con Necesidades educativas
que se diseñen para cada uno de mis alumnos con NEAE, especiales (NEE), Dificultades específicas
de aprendizaje (DA), TDAH*, Altas
me corresponderá potenciar al máximo su desarrollo y velar capacidades intelectuales, por su
para que alcancen el mismo currículo de su grupo de incorporación tardía al sistema educativo y
referencia – en el caso de los NEE, su currículo adaptado-, todos aquellos que, por sus condiciones o
historia, requieran apoyos específicos. En
coordinando todas las medidas que deban adoptarse y
este grupo se incluirían aquellos con
colaborando, si es el caso, con los profesionales externos u carencias en lengua castellana, los que no
otros miembros de la comunidad educativa implicados en su pueden asistir regularmente a los centros
mejora. escolares (por ejemplo por enfermedad o
por vivir en un circo itinerante) y aquellos
5. Dependerá de mí adoptar las medidas necesarias para con desventaja socioeducativa
6. En los casos en que se me designe como tutor de un grupo, deberé, además, de responder ante mi
grupo y en relación con mi/s asignaturas, coordinar eficazmente a todos los profesores en la
planificación, desarrollo y evaluación de los procesos de enseñanza y aprendizaje de todos y cada
uno de los alumnos -no únicamente de los NEAE- y asumir el importante y delicado papel de ser el
vehículo de comunicación con las familias.
Responder a tales demandas y hacerlo de forma profesional y eficiente, requiere de una importante
capacidad planificación y previsión, además de la flexibilidad cognitiva necesarias para adaptarse a un
entorno vivo, tremendamente cambiante en el que nuestro objetivo es potenciar el desarrollo de cada
uno de nuestros estudiantes respetando la diversidad de nuestro grupo de clase.
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Aprender y Motivar en el Aula. Máster en Formación del Profesorado
Para dar respuesta a las necesidades que se plantean en el apartado anterior, proponemos a nuestros
estudiantes orientaciones para el diseño de un plan piloto, que sirva de marco para su futura acción
docente. Un plan cuya estructura, llegado el caso, resulte útil como base para realizar las adaptaciones
necesarias que faciliten su incorporación inmediata a un nuevo puesto de trabajo. Cabría preguntarse,
¿realmente es necesario diseñar un plan piloto para atender con profesionalidad a la diversidad de
nuestros alumnos? Hemos de pensar que, la atención a la diversidad es una demanda compleja, que
puede depender - como es demasiado frecuente en Secundaria y Bachillerato - de la mayor o menor
sensibilidad y buena disposición de algunos docentes para adaptar, el plan de trabajo que diseñaron
antes de empezar el curso pensando en un grueso de “alumnos tipo” (nos referimos a aquellos a los que
se supone con base suficiente para cursa la asignatura y que no presentan dificultades de aprendizaje ni
un lastre excesivo de experiencias de fracaso escolar) y adaptarlo, luego, a los 4 ó 5 alumnos con NEAE
asignados a su grupo-clase. La concepción actual de atención a la diversidad incluye a todos los
alumnos, no únicamente a los NEAE, ni tampoco, únicamente en relación con los objetivos
instruccionales. Por ello requiere del diseño de un plan complejo que tenga en cuenta la evaluación
inicial de los alumnos, sus características y estilo de aprendizaje, que contribuya al máximo desarrollo de
las competencias de la etapa y que responda a las necesidades específicas de la materia a impartir. Este
enfoque permitirá a los docentes estar en mejores condiciones para detectar a aquellos alumnos,
invisibles hasta entonces, cuyas dificultades no pueden subsanarse únicamente con cambios en la
metodología de enseñanza y en los que se sospecha un posible déficit o trastorno. Una labor, por tanto,
demasiado compleja, a priori, como para esperar a improvisarla después de tener una oferta laboral.
Nos ayudará en el diseño, imaginar la diversidad que podríamos encontrar en una clase-tipo. Nuestra
clase hipotética estará compuesta por un grupo aproximado de 30 alumnos que se situarán en un
continuo entre: aquellos con mayor facilidad para aprender hasta los que presenta dificultades más
severas; entre aquellos muy motivados por el aprendizaje en general y por nuestra asignatura en
particular hasta los que manifiesten comportamientos de evitación y rechazo ante cualquier tarea
escolar y desde los que se muestran más normativos y abiertos a colaborar, hasta aquellos que
boicotean al profesor y cualquier actividad en la clase. En un intento de ayudarnos en el momento de
plantear las actividades y diseñar recursos y materiales, proponemos pensar en 5 subgrupos de estos
alumnos, a los que hemos querido bautizar como, “los hipotéticos 5”. Nos referimos a 5 hipotéticos
grupos de alumnos y alumnas con características semejantes que podríamos encontrar en cualquier aula
si clasificamos a todos sus miembros en relación al nivel de conocimientos o base académica de la que
parten respecto a los requerimientos de nuestra asignatura, a la interferencia de patrones
motivacionales negativos y la baja tolerancia a afrontar tares de aprendizaje; y a la posibilidad de que,
además, muestren o no Dificultades específicas de aprendizaje, TDAH u otro tipo de condición que
interfiera en el aprendizaje escolar. La Tabla 5 describe las características de cada uno de esos grupos.
Es importante aclarar, que esos grupos no responden a ningún criterio clínico ni tampoco a una
clasificación oficial, se trata únicamente de un recurso didáctico que nos permita tener en mente la
1 La LOMCE propuso una modificación limitada del artículo 71 (apartados 1 y 2) de la Ley Orgánica de Educación (LOE) en la que se incluye por
primera vez el TDAH dentro de los alumnos con necesidad específica de apoyo educativo.
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Aprender y Motivar en el Aula. Máster en Formación del Profesorado
Tabla 5. Los hipotéticos 5. Características de seis subgrupos de alumnos que podríamos encontrar en cualquier aula y que
deberíamos tener en cuenta en el diseño de nuestro plan docente piloto.
Grupo 1. Es el grupo en el que solemos pensar cuando diseñamos nuestras clases. Alumnos que han alcanzado el
Alumnos “tipo” nivel académico necesario para pasar de curso y que tienen los prerrequisitos para una adaptación
sin dificultades óptima a nuestra asignatura. Deberían suponer por lo menos el 80% de nuestra clase, aunque en muchas
ocasiones es más reducido. La complejidad de la organización de los horarios en relación con las líneas
disponibles en cada centro educativo y las optativas elegidas, hace confluir a muchos de los que tienen
dificultades en el mismo aula (ej. coinciden más en la opción “no bilingüe” y en optativas de refuerzo), lo
que dificulta una agrupación ideal y equilibrada de los alumnos en los grupos. En este grupo
encontraremos diferencias de participación y rendimiento dependiendo del estilo individual de trabajo y
de la motivación por el aprendizaje en general y por la materia específica dependiendo si le otorgan un
valor intrinseco a la asignatura, un valor situacional (ej. no le agrada la materia pero sí el profesor que la
imparte o el tipo de actividades que se realizan), o de utilidad para conseguir otras metas (ej. obtener la
nota media elevada que buscan). Influirán, además, las experiencias positivas o negativas que hayan
tenido en el pasado y, derivadas de ellas, las creencias sobre la materia, las expectativas de exito o de
fracaso frente a las actividades y las reacciones emocionales que produzca su afrontamiento.
Grupo 2. Son alumnos hasta el momento invisibles para el sistema. Llegarán descritos como: inmaduros, vagos,
Alumnos, no pasotas, rebeldes y/ o que impresionan de menor capacidad (lo que no pocas veces responde a
reconocidos problemas de atención no diagnósticados en alumnos colaboradores que se esfuerzan notablemente). La
mayoría no se han identificado en Primaria por razones muy diferentes: (1) sus dificultades no afectaron
como NEAE, en
demasiado al rendimiento al ser compensadas con un buen nivel intelectual o con el esfuerzo y las horas
los que
de dedicación; (2) por la compensación hasta el momento de familiares y de profesores particulares (ej.
sospechamos que les facilitan los resúmenes, les ayudan a estructurar los trabajos y a organizarse en la entrega de
algún problema tareas y fechas de examen), o bien (3) porque no se diagnosticaron sus dificultades al atribuirse sus
específico ( ej. problemas únicamente a factores externos (ej. chicos institucionalizados o en riesgo psicosocial). La
dificultades de mayoría de estos alumnos fracasan en 1º de ESO debido a la mayor exigencia de la etapa de Secundaria,
aprendizaje, por la dificultad de los contenidos, pero también por: el menor seguimiento de los profesores y la
atención y/o ausencia de coordinación de éstos con las familias (que ya no pueden apoyarlos como antes); el mayor
TDAH) impacto de sus dificultades de organización, la falta de autonomía en el estudio; las dificultades ante el
mayor nivel de elaboración que requiere responder correcta y ordenadamente a preguntas abiertas de
examen o la mayor planificación y sistematicidad que exigen tareas como problemas de física, química o
matemáticas, entre otras causas. A ello se le une la necesidad de incrementar todavía más las horas de
dedicación al estudio, algo asumible para los que no tienen dificultades pero no para aquellos que ya
dedicaban gran parte de su tiempo libre. Conocer mejor a los alumnos, escuchar a las familias y hacernos
eco de su historia de aprendizaje, nos permitiría percatarnos de síntomas que pueden hacernos
sospechar dificultades de: comprensión lectora, expresión escrita, grafía, ortografía, cálculo o
razonamiento matemático. Algunos mostrarán una importante interferencia de la impulsividad cognitiva,
falta de organización, dificultades para la atención sostenida, tendencia a la distracción y escasas
habilidades de planificación y de gestión del tiempo en el estudio y entrega de trabajos. Otros, además,
mostrarán problemas de comportamiento con hiperreactividad y dificultades para el autocontrol
emocional y de la conducta (muchos de ellos sin problemas específicos de aprendizaje). Peor pronóstico
tendrán en la ESO aquellos que sobrevivieron a Primaria y que pasan de curso con dificultades e
importantes lagunas de base y, lo que es peor, un importante lastre de experiencias de fracaso que han
conducido a una situación de muy poca tolerancia al esfuerzo –que siempre percibieron improductivo- y
a la evitación de cualquie tarea con riesgo de fracaso. Podría parecer sencillo, detectar estos casos pero
la coincidencia con el periodo adolescente y la habilidad de estos alumnos para enmascarar su
impotencia y sus dificultades con actitudes pasotas o rebeldes, hace muy difícil- por no decir imposible-
para los docentes, si no están debidamente formados, detectarlos con éxito y derivarlos al Departamento
de orientación para su estudio (algo que, por otra parte, el protocolo dicta que es responsabilidad de los
tutores y que depende de la información del resto de profesores)
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Aprender y Motivar en el Aula. Máster en Formación del Profesorado
Tabla 5 (Cont.) Los hipotéticos 56. Características de seis subgrupos de alumnos que podríamos encontrar en cualquier aula y
que deberíamos tener en cuenta en el diseño de nuestro plan docente piloto.
Grupo 3. Alumnos reconocidos NEAE* La mayoría de los alumnos NEE llegarán a la ESO diagnosticados y con adaptaciones
por presentar Necesidades educativas curriculares significativas. Se trata de un grupo variado de alumnos entre los que,
especiales (NEE) con frecuencia, encontramos diagnósticos de Discapacidad intelectual, Parálisis
cerebral, Trastorno generalizado del desarrollo y alumnos con trastornos mixtos
incluidos, una parte de los alumnos con discapacidad visual o auditiva. Sin embargo
no será la etiqueta diagnóstica la que nos orientará sobre cómo realizar nuestra
labor docente, sino el conocimiento que tengamos de cómo son, cómo motivarlos y
cómo aprenden. Necesitaremos coordinarnos – si es posible antes del inicio de las
clases- con el Equipo de orientación y con sus profesionales de apoyo –internos o
externos-, además de habilitar un canal de comunicación directo y ágil de con las
familias. Estos chicos trabajarán con un curriculo adaptado a su velocidad y nivel
de aprendizaje en diversas asignaturas (en ocasiones necesitarán adaptaciones no
oficiales en algunas otras) y pondrán a prueba nuestra flexibilidad cognitiva para
adaptar la metodología, los actividades y materiales para el mejor aprovechamiento
de las horas de clase y su integración con los compañeros.
Grupo 4. Alumnos reconocidos como No a todos los chicos diagnosticados de DEA o TDAH son reconocidos como NEAE,
NEAE por: para ello se requiere que se identifique esa necesidad de apoyo. Para los que sí
- DEA. Diagnóstico de Dificultades figuran como NEAE se reconocen oficialmente adaptaciones metodológicas sobre el
específicas de aprendizaje de la mismo nivel de exigencia y curriculo que el resto de los alumnos. El reconocimiento
lectura, expresión escrita (incluidos de las medidas depende del Orientador + los profesores y, que éstas se cumplan,
los problemas de ortografía) y/o solo de éstos últimos. Algunas pueden suponer: más tiempo en los exámenes o
matemáticas. realizar examenes orales en lugar de escritos, recibir apuntes extra de apoyo, mayor
- TDAH. Diagnóstico de Trastorno por supervisión en la organización de tareas o durante la evaluación, no tener en cuenta
Déficit de Atención e Hiperactividad la letra o las faltas de ortografía sustituyendo la penalización en el examen por
- Por dificultades y falta de nivel actividades de refuerzo... La mayoría de los alumnos de este grupo presentan
debidas a la incorporación tardía al cuadros mixtos (ej. TDAH+ Dificultades específicas de la lectura) aunque quizá
sistema educativo o por debamos alertar nosotros de nuestras sospechas puesto que muchos no están
condiciones personales o de diagnosticados más que de uno de los problemas. También debemos saber que,
historia escolar alumnado. aunque no tenga sentido alguno, podemos encontrarnos algunos alumnos con
Dificultades específicas de aprendizaje (ej. dislexia o discalculia severas) para los
En la mayoría de los alumnos, confluyen
más de una de las condiciones anteriores que, a pesar de necesitarlo, la ley no contempla una adaptación curricular
(estén o no oficialmente reconocidas) significativa en las áreas afectadas. Nos encontramos, entonces, alumnos,
inteligentes, integrados socialmente y normalmente competentes en muchos
campos pero que pueden mostrar, por ejemplo, dificultades para aprender a través
de textos escritos
Grupo 5. Alumnos reconocidos Son pocos los diagnosticados y muchos menos a los que se les reconoce alguna
como NEAE por Altas capacidades que medida oficial, como adaptaciones “positivas” para que puedan avanzar más
presentan un nivel de conocimientos o rápido. A veces los profesores no formados se resisten a creer que un estudiante de
un potencial de aprendizaje de nuestra altas capacidades pueda tener un rendimiento medio o incluso inferior; las chicas
materia por encima de lo esperado para con sobredotacion pasan más desapercibidas que los varones; puede afectar a un
el grupo general. dominio específico (ej.Al razonamiento espacial, las matemáticas, la música...) y no
es general. En otras ocasiones se enmascarada por el impacto de la sintomatología
de un trastorno (un 10% de los superdotados tienen TDAH) En la adolescencia,
puede resultar especialmente difícil para un profesor intuir una capacidad
excepcional cuando el alumno y, especialmente la alumna, se esfuerza por ocultarlo
ante el temor de un posible rechazo social. Si nos esforzamos por trabajar
atendiendo a la diversidad y procurando un alto nivel de motivación en nuestros
alumnos favoreceremos enormemente a este grupo de chicos y chicas que de otro
modo pasarían desapercibidos.
*NEAE: Necesidades Específicas de Apoyo Educativo
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Aprender y Motivar en el Aula. Máster en Formación del Profesorado
Además de las características anteriores, que aludían al nivel académico y a la presencia o ausencia de
dificultades de aprendizaje, en cada grupo encontraremos diferencias respecto al comportamiento y el
grado de ajuste emocional. La Tabla 6 nos orienta sobre algunos perfiles que podríamos encontrar.
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Aprender y Motivar en el Aula. Máster en Formación del Profesorado
que suponga esfuerzo mental sostenido o en la que no intuyan un éxito inmediato (se resisten a
leer una página pero pintarían sin problemas un garaje). Se sienten decepcionados cuando
suspenden pero no se esfuerzan lo necesario, en el fondo para evitar sentirse fracasados si no lo
consiguen (“si no estudio y suspendo, soy vago; si estudio y suspendo, me siento inútil”). Algunos
muestran actitudes de bloqueo propios de cuadros de ansiedad ante tareas académicas o de
haber vivido experiencias reiteradas de falta de control sobre su rendimiento y fracaso escolar
que les han llevado a situaciones de indefensión aprendida (la convicción de que “haga lo que
haga no voy a aprobar”). Enmascaran su situación con argumentos de los que se autoconvencen
(ej. “para qué estudiar si los que tienen carrera están en el paro”, “no estudio porque no quiero,
que si quisiera, sacarías sobresalientes”) o con atribuciones negativas ( ej. “yo no valgo para la
lengua, soy de ciencias”, “aborrezco las mates, en cuanto pueda me las quito”)
Suelen mostrar deseo de cambio pero no tienen la perseverancia, la atención, las estrategias
ni la energía suficiente para intentarlo sin apoyo. En la mayoría de estos chicos, subyacen
síntomas de dificultades específicas de aprendizaje y/o TDAH. En otros casos, comportamientos
similares se asocian – o empeoran- con ciertos hábitos de consumo (ej., el Cannabis)
Alumnos con síntomas Estos alumnos muestran un profundo sentimiento de impotencia que sugiere indefensión
de falta de ajuste aprendida ante reiteradas experiencias de esfuerzo y fracaso. Muestran apatía, desgana,
emocional (de depresión, sentimientos de desesperanza (no siempre expresados verbalmente), gran fatiga, dificultades de
ansiedad, baja concentración, ansiedad que se aproxima a “fobia” ante tareas académicas, con
autoestima, pobre comportamientos de evitación y evasión (a veces con drogas otras producto de las drogas). En
sentimiento de niños y adolescentes los síntomas de depresión pueden manifestarse con: gran irritabilidad,
autoeficacia y/o cambios de humor, reactividad y actitud agresiva (algo muy diferente a los adultos)
indefensión aprendida). En algunos casos este cuadro es producto de sentimientos de impotencia por estresores externos
que no están bajo su control como en casos de acoso escolar o experiencias de maltrato o abuso.
1
Entre los 9 y los 15 años el nivel de testosterona se multiplica por veinte lo que supondría que, parafraseando la palabras de Brizendine (2010,
pág. 55) si la testosterona fuera cerveza, un niño de 9 años pasaría de recibir una copa diaria al equivalente a 8 litros diarios al cumplir los 15
años. Este proceso masculinización biológica cerebral afectará no solo a la aparición de los rasgos puberales, también influirá en los
pensamientos y las conductas: potenciando los circuitos de la búsqueda sexual y, junto con la acción de otras hormonas como el cortisol y la
vasopresina, la conductas competitivas y territoriales y, en su preparación para responder al estrés, propiciando en mayor medida respuestas
impulsivas y agresivas. Todos estos rasgos modulados, lógicamente, por las diferencias individuales y la influencia cultural y educativa.
Una vez definido nuestro grupo-clase, el siguiente paso será familiarizarse con los objetivos, contenidos,
criterios de evaluación y estándares de aprendizaje de las materias que podríamos tener que impartir en
relación al área de conocimiento. Una vez hecho esto, será el momento de comenzar el diseño de
nuestro plan docente piloto, con ayuda de las orientaciones de los apartados siguientes. Adelantamos
algunas recomendaciones sobre las que profundizaremos más adelante.
En relación a la elección y preparación de materiales y la organización de actividades que faciliten la
atención a las necesidades del grupo:
- Trataremos de que predominen los materiales autocorrectivos, que permitan el avance a diferentes
ritmos.
- Preparemos materiales de apoyo para aquellos alumnos que no dispongan de la base académica
necesaria para afrontar los contenidos de nuestra asignatura en el marco del curso que comienza.
Esto incluye una Guía de recuperación de contenidos previos que incluya: (1) instrucciones breves y
en lenguaje sencillo, (2) links a videos explicativos- pocos y muy seleccionados- que posibilite el
acceso de los alumnos a los conocimientos, de forma autónoma o con ayuda de familiares sin
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Aprender y Motivar en el Aula. Máster en Formación del Profesorado
- Dispondremos, también, de materiales para los más avanzados- semejantes en cuanto a sus
características y utilización a los del grupo anterior- dirigidos tanto a los que parten de un nivel muy
superior -que deberá ser evaluado- como para aquellos que, teniendo un nivel de partida semejante
a la media del grupo, puedan avanzar a mayor velocidad debido a alta motivación y sentimiento de
autoeficacia.
- Actividades de realización obligatoria diferentes para cada grupo en función del nivel o sus
características –individuales o en grupos por niveles- de modo que aseguremos el mejor
aprovechamiento de los “hipotéticos 6”
- Propuestas de actividades voluntarias y puntuables, especialmente pensadas para cada uno de los
grupos, que faciliten el desarrollo de objetivos individuales que no puedan cubrirse con facilidad con
los otros tipos de actividades. Estas actividades pueden motivar a subir nota o posibilitar la
recuperación de contenidos no superados durante el curso. En este apartado, se puede animar a los
propios alumnos a que propongan actividades, que fomenten su interés y la motivación hacia la
asignatura, para su realización con el visto bueno del profesor.
Otros aspectos sobre los que deberemos reflexionar y tomar decisiones para nuestro plan docente
tienen que ver con nuestra postura respecto a la idea de proponer “tareas o deberes para casa”. En la toma
de decisiones respecto a la conveniencia o no de plantear deberes para casa, es necesario tener en cuenta
algunos aspectos importantes:
- La necesidad de controlar el tiempo de dedicación del alumno a tareas académicas extraescolares,
puesto que la jornada escolar de un niño no puede prolongarse en casa indefinidamente (superando
en ocasiones a lo que se considera una jornada laboral adulta), tampoco debe impedir la formación
alternativa - como la práctica de deporte o la formación musical- ni interferir en la calidad de las
relaciones familiares.
- No debemos olvidar que el peso del aprendizaje debe recaer en las horas de clase cuando los chicos
están descansados y donde disponen de profesores formados que pueden y deben: observarles en la
práctica, resolver sus dudas, reforzar sus buenas estrategias y animarles y orientarles ante las
dificultades. Carece de sentido, por tanto, que el docente dedique las sesiones de clase a explicar
conceptos teóricos y que la ejercitación y puesta en práctica de dichos conceptos- es decir, lo que
podemos considerar una parte crucial del proceso de enseñanza- aprendizaje- se realice fuera del
centro educativo. Además, cuando el peso del aprendizaje recae en las tareas para casa, ponemos
en situación de desventaja a todos aquellos alumnos que no disponen de la ayuda de un adulto, por
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Aprender y Motivar en el Aula. Máster en Formación del Profesorado
estar sus padres ausentes o porque quien les acompaña no dispone de la formación necesaria para
poder hacerlo.
- Proponer deberes homogéneos para todos y obligatorios- penalizando su incumplimiento o su mala
realización-, compromete el principio de atención a la diversidad. Perjudica especialmente a aquellos
alumnos que han acumulado falta de base o que tienen dificultades en el aprendizaje puesto que, no
solo les obliga a enfrentarse sin ayuda a tareas que superan su ZDP, que les resultan altamente
frustrantes y que refuerzan su pobre sentimiento de autoeficacia; también contribuyen a su
agotamiento (puesto que la mayoría consumen en su realización el doble del tiempo esperable) e
impiden que puedan dedicar tiempo a reforzar aquellos contenidos o procedimientos que realmente
necesitan.
En este sentido se podrían tomar medidas como: no incluir deberes salvo las tareas que no se hayan
terminado en clase para incentivar a los alumnos al aprovechamiento de las sesiones de trabajo en el
aula; decidir reservar la realización de tareas en casa solo para aquellos que necesitan recuperar
contenidos o refuerzo en las actividades y diseñados en función de sus necesidades, para los que no
terminen el trabajo en clase o para los que quieran avanzar más y, en el caso de tener que proponerlos,
se puede optar también por incluir tareas semejantes para la mayoría, complementarias del aprendizaje
en clase y personalizarlos en los casos de alumnos con dificultades, en coordinación con las familias.
Por otra parte, una vez diseñada la estructura básica que tendrán nuestras clases y el plan docente en
relación con la distribución de contenidos, conviene incluir en nuestro plan piloto de una “sesión de
reserva”, una sesión para aquellos casos de emergencia en los que tuviéramos que ser sustituidos por
otro docente no familiarizado con nuestro grupo y/o nuestra asignatura. Para el diseño de esta sesión de
reserva pensaremos en objetivos que, siendo parte del curso, puedan ser comodín en relación con los
contenidos de varios temas o que se centren en el desarrollo de competencias transversales de modo
que puedan trabajarse de forma adecuda en una sesión independiente. Una vez que nos situemos en
nuestro puesto de trabajo real, conozcamos las caracerísticas del centro, hayamos adaptado nuestro
plan piloto a nuestra asignatura y alumnos, será el momento de terminar de dar forma a esta “sesión de
reserva” dejando preparados los materiales y las instrucciones para la realización de las actividades
(pensadas para la puesta en práctica por un docente ageno al grupo) de modo que garanticemos, en
nuestra ausencia, el aprovechamiento del tiempo por el grupo y la continuidad del aprendizaje de
nuestros alumnos.
Estar en disposición de este plan piloto – algo que bien podría constituir gran parte o la totalidad de
nuestro Trabajo de fin de grado- nos reportará seguridad y posibilitará responder de forma efectiva y
rápida a una propuesta laboral urgente, cualquiera que sea el contexto escolar, las características del
centro, el rol que nos toque desempeñar y las peculiaridades de nuestros alumnos. Llegado el momento
de la incorporación a un nuevo centro educativo, conviene tener presentes algunas recomendaciones:
1. Iniciar nuestra andadura adoptando una actitud prudente, de respeto - a todo y a todos- y abierta a
aprender de los profesionales que llevan en ejercicio muchos años, conocen el centro, su
funcionamiento y el entorno escolar.
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Aprender y Motivar en el Aula. Máster en Formación del Profesorado
2. Contener nuestro entusiasmo inicial por revolucionar la enseñanza y aplicar todo lo aprendido. Es
importante dedicar el tiempo necesario a observar y recabar información respecto a qué se hace,
cómo se hace y por qué se hacen las cosas en el centro educativo. Facilitaremos la apertura la
innovación si demostramos antes que hemos sido capaces de sumergirnos y amoldarnos al estilo de
trabajo del Departamento correspondiente, a la materia que nos toque impartir y a las
características específicas de ese centro educativo.
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Aprender y Motivar en el Aula. Máster en Formación del Profesorado
intercambian información sobre las estrategias más efectivas para conseguir los datos que necesitan),
competencias lingüísticas y relacionadas con el desarrollo del espíritu crítico (ej. cuando exponen los
resultados de los análisis y debaten respecto a las conclusiones finales) y competencias relacionadas con
la iniciativa y el espíritu emprendedor (ej. si como consecuencia de su trabajo se animan a diseñar
alguna acción conjunta que beneficie a su comunidad en relación con la reducción del impacto
climático). Por tanto, utilizar los contenidos curriculares como un medio y no como un fin en sí mismos
dota de sentido y utilidad práctica a la información aprendida y permite, como hemos visto, el desarrollo
Tabla 7 Ejemplo de descripción de contenidos, criterios de evaluación y estándares de aprendizaje evaluables del
bloque 1, “El medio físico”, de la asignatura de Geografía e Historia de 1º de ESO.
(Elaborado a partir de: Anexo BOE- A2015-37 pág 230 https://www.boe.es/diario_boe/txt.php?id=BOE-A-2015-37)
de competencias que han demostrado ser más duraderas, útiles y transferibles (al aprendizaje de
contenidos de otras áreas y a la resolución de problemas cotidianos) que los datos o conocimientos
almacenados en la memoria con el simple objetivo de “saber más” o de “superar un examen”. De este
modo, sería de esperar que, pasado el tiempo, nuestros estudiantes de 1º de ESO: hayan perdido gran
parte de la información memorizada (ej. los datos concretos sobre el PIB de los diferentes países)
pero que conserven en mayor medida gran parte de la información relevante resultante de sus análisis
y el debate sobre las conclusiones (ej. los conocimientos de en qué medida el cambio climático afecta
al desarrollo de un país). Será más probable que perduren durante más tiempo todavía, las
competencias que desarrollaron y que les servirán como herramientas para resolver problemas
futuros (ej. mediante las estrategias de búsqueda de información) y que sepan defenderse
óptimamente en un trabajo en equipo, respetando los valores fundamentales para vivir en sociedad y
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conservando la energía que desprende el sentimiento actual de autoeficacia que derivó de aquellas
experiencias anteriores.
Por lo tanto, en nuestro plan piloto deben primar objetivos dirigidos al desarrollo de competencias lo
más generales y transferibles posible, trabajándolas de modo específico en cada una de las áreas en las
que son relevantes y en estrecha conexión con los contenidos disciplinares propios de la materia (Pozo,
2010). Sin olvidar, claro está, el tratamiento de los contenidos transversales del currículo que contempla
en relación a temas como: la igualdad, la prevención violencia, la resolución pacífica de conflictos, la paz,
la democracia, el respeto a la pluralidad, el desarrollo sostenible, la conservación del medioambiente, la
salud, dieta equilibrada, la estimulación del emprendimiento, el respeto y la educación vial. Estos
contenidos se deben tratarse transversalmente en todas la materias que se imparten.
En el siguiente apartado esbozaremos algunas recomendaciones en relación al diseño y organización de
los contenidos y su conexión con las actividades.
3.1.1. Respecto a la selección, organización y el nivel de exigencia de los contenidos y su relación con
metas competenciales más generales. Revisaremos nuestro plan piloto con el fin de
asegurarnos que: hemos incluido todos los contenidos curriculares relativos a nuestra asignatura
(incluidos los contenidos transversales, en coordinación con el resto de las asignaturas),
ayudamos a nuestros alumnos a percibir la continuidad de su aprendizaje y su utilidad práctica
futura. Analizamos, también, en qué medida las actividades diseñadas permitirán: el desarrollo
de las competencias esperadas, si hemos incluido tras las actividades suficientes espacios de
reflexión personal y grupal que les permitan ir más allá, ayudándoles en la toma de conciencia,
no solo de los contenidos curriculares aprendidos, sino también de las estrategias y habilidades
entrenadas y de las dificultades superadas. De este modo no solo les estaremos ayudando en su
desarrollo cognitivo- al aprender estrategias específicas para una tarea concreta-; estaremos
propiciando, también, su desarrollo metacognitivo - al ayudarles a que tomen conciencia de que
disponen estrategias y recursos que podrán generalizar a otros contextos y estaremos
promoviendo mejoras en la autoimagen, en el sentimiento de autoeficacia y en la autoestima,
pilares fundamentales del desarrollo emocional.
3.1.3.En relación al tratamiento de cada contenido en función de las diferencias inter e intra-
individuales. Además de las diferencias anteriores, en función del tipo de procesamiento
subyacente, debemos contemplar que, un mismo alumno, puede mostrar distinto grado de
interés -y por tanto de posibilidades de aprendizaje y rendimiento- dependiendo del contenido
que esté trabajando. Así, por ejemplo, respecto a los contenidos conceptuales los adolescentes
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3.1.4. Respecto a los contenidos y competencias obligatorios en cada etapa y curso. Nos
aseguraremos de tener presente siempre cuáles son los contenidos y competencias que se
consideran objetivos obligatorios de la etapa y curso y que, por tanto, son de obligado
cumplimiento para superar el curso. De este modo mantendremos un equilibrio entre la
dedicación a la adquisición de estos contenidos y aquellos que puedan constituir una opción que
se ajuste a las preferencias individuales o del grupo.
• Una secuenciación adecuada de los contenidos puede aprovecharse para ayudar a los
alumnos a conectar el programa del curso con los contenidos adquiridos en cursos
anteriores y con aquellos que se abordarán en cursos venideros. Y, estrategias como
comenzar por contenidos más asequibles o interesantes, podría ser un recurso útil que
favorezca la motivación hacia la materia o que nos permita centrarnos los dos primeros
meses en el conocimiento de los alumnos y en poner en práctica, por ejemplo, estrategias
de trabajo cooperativo novedosas para ellos. Conviene, por tanto, que nuestro plan
docente contemple actividades para:
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• Emplear formas de presentación de los contenidos "en espiral", retomando los distintos
aspectos tratados en varias ocasiones y con diferentes niveles de profundidad. Sería como
explicar en “secuencia tipo zoom". Comenzaríamos por mostrar un plano general del tema
(lo más amplio posible de modo que permita identificar las partes esenciales y sus relaciones
básicas), continuaríamos, después, focalizando la lente en una determinada escena o
apartado (observando con detalle los diferentes elementos y sus relaciones) y volveríamos
después a ampliar de nuevo el objetivo, recuperando de nuevo el plano general con el fin de
resituar la parte analizada y enriquecer la visión de conjunto. Así planteada, la explicación
favorece el seguimiento de todos los alumnos, evita que aquellos con problemas de atención
y/o aprendizaje pierdan información (puesto que proporciona varias oportunidades de
aprendizaje al retomar de forma sistemática los distintos contenidos) y evita la
desmotivación de aquellos más rápidos o adelantados (puesto que facilita trabajar
simultáneamente cierto contenido en distintos niveles de profundidad).
En relación con la selección y el diseño de actividades de aprendizaje, se recomienda que el plan docente
piloto incluya:
• Materiales y actividades de refuerzo y de ampliación de conocimientos, que puedan ser
realizadas por los alumnos en diferentes momentos - antes, durante o después de la unidad
didáctica- y en diferentes contextos, ajustando la ayuda docente a las necesidades de cada caso.
• Diversificar los tipos de actividades tanto en el conjunto de las unidades didácticas como
dentro de una misma unidad. Así, por ejemplo, en una unidad de Lengua, se pueden plantear
actividades de exploración de conocimientos previos (ej. formular preguntas orales o escritas
sobre una narración, plasmarlas en un cartel, lluvia de ideas, etc.), de presentación de
información (ej. leer textos narrativos y expositivos, narrar colectivamente una historia
presentada en viñetas, proyección de un vídeo, etc.), de análisis (ej. análisis de la estructura de
un cuento, análisis de recursos lingüísticos, etc.), de morfosintaxis (ej. subrayar, producir
oralmente, etc.), planificación (ej. decidir qué tipo de texto se va a producir en función de la
audiencia que lo leerá), revisión (ej. releer un texto escrito por uno mismo y valorar si se adecúa
a lo planificado, etc.) y/ o comunicación (ej. tertulia sobre los textos escritos por los compañeros,
etc.).
1) Tareas de solución abierta que puedan tener distintos niveles de resolución, a modo de tareas
“comodín”, que faciliten la realización de modificaciones individualizadas –en el planteamiento
o nivel de profundización- para adaptarse a las necesidades de los alumnos. Así por ejemplo,
respecto al trabajo con un mismo texto, se pueden plantear tareas con diferente nivel de
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La planificación de las actividades de aprendizaje requiere, además, que el docente actúe en diferentes
direcciones:
• Que planifique en qué momentos se les van a plantear a los alumnos tareas de realización
completamente autónoma- sin apoyo del docente Se recomienda que se incluyan a lo largo de
todo el proceso de aprendizaje y que la realización de dichas tareas de práctica autónoma no
compute como parte de la nota final.
• En la fase de modelamiento de una tarea por parte del profesor, así como en la corrección de
las tareas por parte de los alumnos, incluir la verbalización en voz alta de estrategias utilizadas
para la resolución de las tareas. Estas medidas se tomarían como parte de la instrucción en
estrategias de resolución de problemas.
• Actuar conforme a este criterio implica que la práctica de una determinada habilidad por parte
de un alumno nunca deba desligarse de su objetivo y significado último. Por ejemplo, aunque,
en un alumno con dificultades, un objetivo de la práctica de la lectura pueda ser la mejora en
la velocidad lectora, la actividad no debería plantearse desligada de la comprensión lectora y
de la búsqueda del disfrute con esta actividad.
Al inicio de este capítulo reflexionábamos sobre la importancia de acercar los conocimientos a la Zona de
desarrollo próximo (ZDP) de nuestros alumnos como base para la construcción de un aprendizaje
significativo pero, ¿qué deberíamos tener en cuenta para conseguirlo? En la Tabla 9 se recogen los
resultados del informe How People Learn del National Research Council (Darling-Hammond, 2008), sobre
el modo en que los profesores “altamente eficaces” promueven el aprendizaje significativo.
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Tabla 9 ¿Cómo los profesores altamente eficaces promueven en sus alumnos el aprendizaje significativo?
Tomado del Informe del National Research Council (Darling-Hammond, 2008)
a) Planteando tareas significativas que constituyan un reto para los alumnos y que reflejen cómo se utiliza el
conocimiento en el ámbito o área en cuestión.
b) Implicando activamente a los alumnos en su propio aprendizaje, haciéndoles aplicar y probar lo que saben,
estableciendo relaciones con los conocimientos y experiencias previas.
c) Proporcionando andamiaje -paso a paso- al proceso de comprensión y aprendizaje de los alumnos.
d) Evaluando continuamente el aprendizaje y adaptando la instrucción a las necesidades de los estudiantes.
e) Proporcionando estándares claros y precisos, e informando sobre los resultados alcanzados (intermedios y
finales) y ofreciendo oportunidades para aprender.
f) Estimulando el pensamiento estratégico y metacognitivo, para que los alumnos aprendan a, aprender y a
evaluar su propio proceso de aprendizaje.
En relación con el modo de enseñar, una de primeras decisiones que tendremos que tomar tiene
que ver con la estructura que consideremos más adecuada para el desarrollo de las clases. Deberá
conceptualizarse como una estructura flexible que pueda adaptarse con facilidad a las características de
la asignatura y de los alumnos. La Tabla 10 describe un ejemplo de estructura base para una clase de
literatura.
En este apartado recogemos, a modo de resumen, algunas de las sugerencias que ya se apuntaron en
apartados anteriores:
• En general, es conveniente que, al inicio de una unidad didáctica o tema, se informe a los
estudiantes del conjunto de contenidos y actividades que realizarán, así como del propósito y de
la relación que se establece entre ellas y con el objetivo de aprendizaje.
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Aprender y Motivar en el Aula. Máster en Formación del Profesorado
2. Activar conceptos previos sobre el tema al inicio del mismo o retomar el hilo de la clase anterior, lanzando
preguntas y recompensando aporte información.
3. Iniciar la sesión, escribiendo el guion de la sesión en una esquina de la pizarra. Podemos solicitar que lo copie
un alumno con problemas de atención, aquel con NEE que necesita practica la escritura o aquel que necesita ser
centro de atención positiva del grupo de clase
4. Explicación, modelamiento del profesor y práctica guiada con actividades flexibles adaptadas a las
características de los alumnos. Las actividades pueden incluir: la exposición a modo de clase magistral del
profesor, un alumno presenta un power point de introducción a la materia como actividad voluntaria y
puntuable, visionado de un video y respuesta a una lista de preguntas sobre su contenido o a provechar el vídeo
para instruirles en la toma de apuntes) Se pueden plantear actividades para 3 grupos de clase, mientras el
profesor explica a un grupo, el resto realiza tareas de práctica.
5. Hacer alusiones claras, durante la explicación o al terminar la clase, sobre cuáles son los contenidos relevantes
del tema (ej. hacer un listado en una esquina de la pizarra a modo de “lo que debes saber para el examen”)
6. Realización de actividades dividiendo en dos grupos a los alumnos. Mientras los que llevan buen nivel
practican con ejercicios lo que se ha explicado, el profesor atiende a los que están más rezagados, explica dudas
y organiza las actividades de refuerzo.
Realización de actividades de contenido conceptual (ej. listado de preguntas en tarjetas para realizar un
trivial sobre el tema, por grupos repartiéndose los apartados, formular preguntas tipo test.
Realización de una actividad de tipo actitudinal (ej. debate sobre posibilidades de solución de problemas
¿cómo convencer a alguien de que se alimente correctamente, preparar un debate pros y contras sobre un
tema, etc.)
8. Tiempo libre para adelantar deberes, completar apuntes, realizar actividades voluntarias o trabajar sobre
proyectos en grupo. El profesor puede apoyar a un grupo con dificultades. Una actividad excepcional el primer
día de clase de cada mes (ej. presentación de actividades voluntarias, juego del trivial del tema si es antes de un
examen sobre sus contenidos, análisis de los exámenes, aprender a identificar tipos de errores y a pensar cómo
solucionarlos para no repetirlos la próxima vez)
• Realizar una actividad que permita “activar conceptos previos sobre el tema” y, si es necesario,
dedicar un tiempo al repaso de contenidos básicos necesarios para comprender la unidad. En el
caso de tener alumnos con lagunas importantes, será el momento de plantearse cómo atender a
sus necesidades (proponiendo el trabajo por grupos de diferente nivel, repartiendo apuntes o
actividades de repaso para trabajar durante las siguientes sesiones o como refuerzo para casa,
etc.)
• Utilizar una actividad o un material atractivo que despierte el interés sobre el tema.
• Realizar las actividades programadas para trabajar la unidad
• Terminar la unidad con un resumen los contenidos aprendidos. Podría ser interesante aprovechar
este momento para favorecer la participación de un alumno/a con NEE o NEAE, de modo que en
una sola actividad se aúnen objetivos diferentes. Así por ejemplo, el profesor podría proponer
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semanas antes la realización de un power-point sobre la unidad que pueda servir de trabajo
voluntario y puntuable para quien lo realice. En el caso de que el voluntario fuera un chico/a con
NEAE, que no tiene adaptación curricular significativa, este trabajo le ayudaría en el estudio de la
materia y le serviría para subir la nota final de la evaluación. En el caso de un chico con NEE, con
adaptación curricular significativa, el objetivo podría ser el de aprender a montar un power point
sobre un material ya elaborado y facilitado por el propio profesor.
• Plantear una pregunta, reto o actividad que despierte la curiosidad de los alumnos y les motive a
participar en la clase siguiente. Algunas sugerencias serían: plantear un juego de lógica que pueda
darles qué pensar y cuya solución se revele en la siguiente sesión, dejar en el aire una duda
planteada por un alumno o formular una pregunta inquietante (ej. “el próximo día veremos, ¿qué
hay de verdad en la supuesta relación incestuosa entre Carlos V y su abuela?”)
• Proponer tareas que puedan ser planificadas, desarrolladas y evaluadas de una manera
relativamente autónoma por el alumnado. Este criterio tiene relación con lo ya comentado con
respecto a la importancia de conseguir que el alumnado sea cada vez más autónomo en el dominio y
la utilización de lo que va aprendiendo, por una parte, y cada vez más capaz de autor-regular su
propio aprendizaje, por otra. Con este tipo de tareas se puede dar cabida a la personalización de las
tareas incorporando elementos que tengan que ver con las preferencias e intereses de los alumnos,
o con aquellos contenidos con los que se encuentran más cómodos o se sientan más competentes,
así como introducir distintos niveles de ejecución y dificultad final. Además, el hecho de disponer de
la posibilidad de optar y decidir tiende a favorecer su motivación. En este sentido, el profesorado
debe asegurarse de que los alumnos tengan claro cuáles son los objetivos, que se ofrecen los apoyos
necesarios para lograr la meta de la tarea, que se prevén posibles dificultades y se anticipan los
recursos y materiales necesarios. Así, por ejemplo, en un grupo de ciencias se puede proponer un
trabajo de investigación sobre los plásticos conocidos, con el propósito de establecer una clave de
identificación de acuerdo con sus propiedades físicas y químicas (densidad, dureza, etc.). Establecida
esa clave, el propio grupo de alumnos y alumnas puede autoevaluarla, utilizándola para identificar
un nuevo plástico desconocido.
• Ofrecer al alumnado la posibilidad de participar en el proceso de elección de actividades que se
van a desarrollar. Tener cierto grado de decisión sobre las tareas que se van a realizar ha
demostrado que contribuye positivamente a la motivación por la materia, haciendo que los alumnos
se interesen intrínsecamente por las actividades que han elegido y a que experimenten cierto grado
de autonomía y de control sobre su propio aprendizaje. Asimismo, puede favorecer que se sientan
más competentes, al elegir tareas que supongan para ellos retos abordables e interesantes. No
debemos olvidar, sin embargo, que la toma de decisiones, es una competencia a desarrollar y que el
profesor debe mediar para que consigan el mayor aprovechamiento y así, evitar, por ejemplo, que
algunos alumnos excesivamente entusiastas, se embarquen en tareas para las que no están
preparados y animar a otros a que abandonen su “zona de confort” y se atrevan con nuevas
experiencias.
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Aprender y Motivar en el Aula. Máster en Formación del Profesorado
• Utilizar el lenguaje de la manera más clara y explícita posible. Algunas recomendaciones en este
sentido.
- Emplear un vocabulario que, sin perder rigor, sea adecuado al nivel de los alumnos. Concretar
términos, facilitar definiciones y poner ejemplo.
- Facilitar la comprensión haciendo explícitas las relaciones entre conceptos, principios,
procedimientos, etc.
- Ser lo más explícito posible en cuanto a las normas que van a regir la organización del aula y las
consignas que van a dirigir la actividad, los objetivos de la tarea, las razones de determinadas
reglas, etc.
- Establecer algún tipo de control para cerciorarse del nivel de comprensión que están alcanzando
los alumnos; por ejemplo, planteando preguntas sobre los elementos clave de lo que se está
tratando.
- Atender al lenguaje que utilizan los alumnos, tratando de asegurar un uso a la vez preciso y no
estereotipado. Promover que sean capaces de emplear sus propias palabras para definir
términos o principios científicos, buscando formas de expresión alternativas promoviendo mejor
uso del lenguaje oral y escrito.
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Aprender y Motivar en el Aula. Máster en Formación del Profesorado
de la tarea es decisivo para posibilitar la participación de los alumnos. Si la explicación del profesor
se ajusta al nivel de los alumnos, será una magnífica fuente de información que contribuirá a la
reflexión, al debate y a la discusión; si, por el contrario se sitúa muy lejos de su ZDP, inhibirá la
participación y generará inseguridad y rechazo. Otros recursos que favorecen la participación de los
alumnos son: plantear actividades con alternativas o con diferentes niveles de ejecución final,
recurrir a materiales de apoyo diversos y con formatos varios, plantear cuestiones interesantes y
favorecer que los alumnos puedan realizar preguntas, abrir la posibilidad de que los alumnos
propongan temas de interés, la estimulación del profesor a la participación de todos los alumnos –
especialmente aquellos más inseguros o retraídos- y crear un clima de aceptación en el que se
respete cualquier (aunque esté expresada de manera poco clara o parcialmente incorrecta).
• Utilizar diferentes formas de trabajo, aquellas que parezcan más eficaces para la tarea y el
alumnado.
• Proponer actividades en grupos flexibles dependiendo de la madurez de los alumnos para el trabajo
en equipo: grupos de 2, 3 o 4.
• Proponer retos que les incentiven para cooperar para alcanzar objetivos curriculares en grupo. Así
el profesor puede plantear un reto (ej. ¿cómo podemos conseguir entre todos que dentro de dos
semanas toda la clase se sepa los elementos de la tabla periódica? ), favorecer la propuesta de ideas
y orientar en las actividades (ej. animar componer un rap o repartirse por grupos e inventar reglas
mnemotécnicas).
• Ofrecer posibilidades de interacción entre iguales. Cuando, se diseña y planifica de forma adecuada,
la interacción entre iguales, que se encuentra en Zona de Desarrollo Próximo (ZPD) semejantes,
puede constituir un recurso de primer orden en el aula puesto que posibilita el aprendizaje
significativo, promueve el desarrollo cognitivo-lingüístico, el equilibrio personal y mejora las
relaciones interpersonales. En relación a este tema resulta recomendable incluir en nuestro plan
piloto:
a) Instruir y favorecer experiencias de debate. El contraste entre puntos de vista moderadamente
divergentes a propósito de una tarea o de un contenido planteado por el profesor, puede dar
lugar a discrepancias entre los miembros del grupo. El debate resultante llevará a muchos de
ellos al replanteamiento de sus ideas iniciales, lo que despertará la necesidad de reconstruir sus
propios esquemas de conocimiento y les hará avanzar cognitivamente a un nivel superior. Ahora
bien, tal efecto positivo depende de que se hayamos conseguido que se den ciertas condiciones,
entre otras: que los alumnos estén interesados y con disposición para el debate, que el
problema objeto de debate esté en su ZDP, tengan las habilidades necesarias para regular el
conflicto (incluyendo la capacidad para comprender las perspectivas ajenas,
independientemente de que ésta sean correctas o incorrectas) y una actitud de respeto a los
puntos de vista alternativos.
b) Favorecer la tutoría entre iguales. En la tutoría entre iguales, un Tutoría entre iguales
Forma de interacción en
alumno considerado como “experto” en un contenido la que un alumno más
determinado, merced a un trabajo previo de su profesor/a, experto desarrolla el rol
de tutor de su compañero,
instruye a otros que se consideran menos competentes en dicho quien hace de tutelado.
contenido. Los beneficios de la tutorización entre alumnos son
muchos puesto que instruir a otro exige tener que: verbalizar la propia representación mental de
manera comprensible, aprender a ponerse en el lugar del otro, dar instrucciones con un lenguaje
claro y ordenado y saber cuándo proporcionar las ayudas necesarias. Este proceso obliga al
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Aprender y Motivar en el Aula. Máster en Formación del Profesorado
4.6. El arte de saber secuenciar los apoyos durante la instrucción: desde el aprendizaje sin
error hasta el aprendizaje autónomo.
Además del conocimiento sobre las características de nuestros alumnos y la disponibilidad de diseñar
tareas adecuadas que potencien el aprendizaje significativo, parte importante de nuestra labor docente
tiene relación con la planificación del modo de gestión y de adecuación de los sistemas de apoyo y
ayuda a los alumnos por parte del profesor. Planteada en estos términos, esta ayuda ajustada, puede
incrementar la capacidad de comprensión y de actuación autónoma del estudiante, permitiéndole ir más
allá en la consecución de sus objetivos, de lo que sería capaz por sí solo. A medida que avancen las
competencias del alumno y su autonomía en el aprendizaje y dependiendo de las características de la
tarea, la ayuda docente se irá retirando, progresivamente. La gestión autónoma de una tarea por parte
de un alumno no se producirá hasta que sus nuevos esquemas de conocimiento sean lo suficientemente
profundos y permanentes como para que se garantice el éxito y la generalización de dichos esquemas a
otras situaciones de aprendizaje similares. En esta idea está comprendida en la noción de andamiaje, a
modo de creación de una estructura de apoyo que permita el desarrollo de los estudiantes. La mayoría
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Aprender y Motivar en el Aula. Máster en Formación del Profesorado
de los psicólogos educativos coincidimos en que el andamiaje ha de reunir tres características esenciales
para promover que los estudiantes creen conexiones significativas (Van de Pol, Volman y Beishuizen,
2010):
1) Apoyo contingente: el profesor adapta los apoyos a la respuesta del estudiante graduándolas a
favor de la autonomía del estudiante.
En este marco, conviene insistir en la importancia de tener en cuenta, durante el diseño de las
actividades, la necesidad de secuenciar y reducir de forma progresiva el apoyo del profesor. Un ejemplo,
dentro del área de Ciencias experimentales podría ser el siguiente: (1º) el profesor instruye a los
alumnos - de forma oral y/o escrita- sobre los contenidos del tema de estudio; (2º) el profesor modela la
resolución de un problema sencillo, haciendo hincapié el proceso de resolución, es decir, auto-
cuestionándose (ej.“ si no me da igual , ¿qué debería hacer ahora?), utilizando autoinstrucciones para
guiar su proceder y destacando los pasos o estrategias más importantes (ej. “debo estar atento y señalar
los signos para no confundirme”); (3º) los alumnos modelan la resolución de un problema semejante al
anterior, el profesor procede como esto le dicten; (4º) los alumnos realizan de forma autónoma un
problema similar, primero por parejas, después de modo individual; (5º) los alumnos, en pequeños
grupos, tratan de resolver un problema de mayor complejidad mientras el tutor, les asiste y les
proporciona “pistas” en caso de bloqueo en el proceso de resolución y (6º) una vez entrenados con éxito
en el trabajo completamente autónomo, se puede proponer un mini-concurso de resolución de retos
difíciles por equipos. En otros casos, como comentamos anteriormente, se podrían proponer
actividades de tutoría entre iguales en las que los alumnos adopten el rol de expertos que expliquen a
sus compañeros los conocimientos que han aprendido (p. ej., exponiendo un tema, demostrando un
procedimiento, etc.)
La ayuda ajustada, por tanto, se desarrolla en un continuo que va, desde el apoyo total del docente, que
en una versión extrema es lo que postula el aprendizaje sin error, hasta la autonomía total con una
orientación mínima del profesor. El aprendizaje sin error se utiliza con éxito con chicos y chicas con
Discapacidad intelectual o Trastorno Generalizado del Desarrollo cuando las dificultades de aprendizaje
son severas. En el aprendizaje tradicional, por ensayo y error, se modela al niño una tarea, se le permite
la práctica y el niño aprende porque, cuando falla, se le corrigen los errores y cuando acierta se le felicita
por sus resultados. El aprendizaje sin error, se basa en la práctica basada en el éxito, eliminando la
variable el error que produce un enorme estrés en el aprendiz y conduce al rechazo. Para ello, se
estructura la tarea de aprendizaje desglosándola en mini tareas, escalonadas con dificultad creciente y
progresión muy lenta, tanto como el niño necesite. Imaginemos, por ejemplo, que queremos enseñar a
clasificar por colores a un niño autista con muchas dificultades de aprendizaje. Se colocarían los
materiales (dos bandejas, azul y roja con una pieza del mismo próxima a cada una de ellas). El evaluador
daría las instrucciones- muy simples y siempre iguales cuando se trata de un caso de un chico con
discapacidad severa-, después procedería a tomar la mano del niño, ayudarle a coger una de las piezas y
provocar que la suelte dentro de la bandeja del color correspondiente. Acto seguido, el niño recibiría un
premio de su agrado (ej. un dulce). ¿Cómo aprende el niño? Mediante la retirada progresiva de la ayuda
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Aprender y Motivar en el Aula. Máster en Formación del Profesorado
del profesor. En cada intento, el terapeuta espera unos segundos tras emitir la orden, para dar la
oportunidad al niño de iniciar, por sí mismo, el movimiento. En caso de que el niño tome la iniciativa, el
terapeuta solo acompañaría su mano, dejando al niño que proceda y no interviniendo hasta que sea
necesario y solo para evitar que cometa un error (ej. reconduciendo la mano del niño para que termine
la acción correctamente si ve que se está pasando la bandeja en donde debe dejar la pieza). En cada
intento, el niño es recompensado, independientemente de la ayuda que haya recibido. Cuando el niño
sea capaz de proceder de forma autónoma y colocar las dos piezas en la bandeja de su color, se dará
por concluido el aprendizaje en ese primer nivel, se procederá a colocar los materiales en una nueva
posición más difícil y se iniciara el proceso de nuevo, de nuevo con la total ayuda del adulto. En nuestra
actividad docente nos encontramos con chicos y chicas con aversión a las tareas de aprendizaje debido a
un importante lastre de fracaso escolar, bajo sentido de autoeficacia, pobre autoestima, rechazo a
tareas que supongan esfuerzo debido a su baja tolerancia a la frustración. Aquellos que, podríamos
decir, parecen haber entrado en indefensión aprendida. ¿Podrían beneficiarse estos chicos de la
aplicación de los principios del aprendizaje sin error? Veamos un ejemplo.
Laura es una joven profesora recién contratada para trabajar con chicos y chicas con riesgo psicosocial de
4º de ESO. Se lamenta del bajo nivel que tienen los chicos y la nula disposición a sentarse y a hacer
cualquier tarea de apariencia académica. Se diría que la mayoría tiene “fobia a los libros”. ¿Podría ser útil
en este caso la técnica de aprendizaje sin error?
Laura podría comenzar con la lección de historia más sencilla del trimestre. Recogería los conocimientos
más importantes del tema en 50 preguntas tipo test con tres opciones de respuesta. Dividiría las 50
preguntas en grupos de 10 preguntas/hoja y fotocopiaría un folio con las primeras 10 preguntas para
todos los miembros de su clase. Al llegar el primer día, repartiría el folio con las 10 primeras preguntas y,
sin esperar a la aparición de protestas por la expectativa de trabajar, procedería a leer las preguntas y a
decir cuál es, en cada caso, la respuesta correcta. En esta ocasión, tan solo obligaría a los chicos a poner
su nombre en la ficha y señalar las respuestas correctas que se les han ido diciendo. Después, recogería
los folios, pondría un 10 a cada “examen” y les felicitaría por el trabajo bien hecho. Al día siguiente
volvería con la misma hoja y procedería del mismo modo, leyendo las preguntas y señalando ella misma
cuál es la respuesta correcta. El tercer día, repartiría de nuevo la misma hoja, leería las preguntas y se
demoraría unos segundos en dar la respuesta, ¿qué cree que sucederá entonces? Cierto, la mayoría de
las respuestas las proporcionaría los mismos alumnos. En los días siguientes procedería del mismo modo
hasta que todos los chicos fueran capaces de responder a las 10 preguntas sin necesidad de ayuda,
entonces, les sorprendería con las mismas preguntas cambiadas de orden o, si la colaboración fuera
buena y el ánimo positivo, con una nueva hoja con otras 10 preguntas diferentes. Así procedería cada
vez, dando las respuestas correctas ella misma y pidiendo a los alumnos que copien el resultado y
demorando poco a poco su respuesta con el fin de que ellos mismo se animen a responder por sí
mismos. ¿Qué conseguiría con este procedimiento? Si finalmente los chicos saben responder a todas las
preguntas de este primer tema podría valorar su rendimiento con un 10. Cierto que no tienen
autonomía en el estudio, que el aprendizaje no parte de la lectura autónoma de los textos y que el
examen no exige redactar ideas organizadas, pero habrían adquirido los conocimientos que justificarían
la superación el aprobado en el trimestre y los alumnos habrían mejorado su sentimiento de
autoeficacia, estarían más motivados hacia el aprendizaje y se encontrarían en mejor disposición para
generalizar esta nueva actitud a otros temas y, posiblemente, a otras asignaturas.
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Aprender y Motivar en el Aula. Máster en Formación del Profesorado
4.7. Criterios sobre la intervención y seguimiento del profesor durante las sesiones de
clase
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Aprender y Motivar en el Aula. Máster en Formación del Profesorado
Tabla 11. Diversificar la ayuda del profesor en función de las necesidades. Ejemplo adaptado a la
resolución de problema de matemáticas que incluyen trasformación de unidades de medida
Problema: “ El lunes Pablo recorrió en bicicleta 8km 6 hm y 4 dam. El martes 6 km 10 hm y 9 dam. ¿Cuántos metros
recorrió al final? ¿Qué día recorrió más metros?”
Para el Como se trata de un problema similar a otros que ya se han practicado antes, se les da tiempo
grueso de la suficiente para terminar la tarea y únicamente se resuelven las dudas que puedan tener
clase
Para 3 Se le proporciona idéntico enunciado pero maquetado de forma más clara para que se centre
alumnos con primero en una cuestión y luego en la otra.
TDAH
Un chico con
“ El lunes Pablo recorrió en bicicleta 8km.
NEE y nivel
El martes 6 km.
de 3º de
¿Cuántos Km recorrió al final?
Primaria
• Emplear el lenguaje de manera que ayude a los alumnos a estructurar y a reorganizar las
experiencias y los conocimientos que ya poseen. Por ejemplo, retomando lo que un alumno ha
dicho o propuesto, reformulando en términos más “correctos” desde el punto de vista del lenguaje
científico o técnico, introduciendo un concepto o principio como punto final de un conjunto de
actividades, recapitulando lo que se ha trabajado en una clase en términos más formales y
estructurados, etc.
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Aprender y Motivar en el Aula. Máster en Formación del Profesorado
Tabla 12. Ejemplo de evaluación según establecía la LOMCE para Educación Secundaria Obligatoria
(Elaborado a partir de LOMCE BOE nº 3, de 3 de enero de 2015, Anexo I, sección II, artículo 20, pág.174)
Artículo 20. Evaluaciones.
1. Los referentes para la comprobación del grado de adquisición de las competencias y el logro de los objetivos de la
etapa en las evaluaciones continua y final de las materias de los bloques de asignaturas troncales y específicas,
serán los criterios de evaluación y estándares de aprendizaje evaluables que figuran en los anexos I y II a este real
decreto.
2. La evaluación del proceso de aprendizaje del alumnado de la Educación Secundaria Obligatoria será continua,
formativa e integradora.
• En el proceso de evaluación continua, cuando el progreso de un alumno o alumna no sea el adecuado, se
establecerán medidas de refuerzo educativo. Estas medidas se adoptarán en cualquier momento del
curso, tan pronto como se detecten las dificultades y estarán dirigidas a garantizar la adquisición de las
competencias imprescindibles para continuar el proceso educativo.
• La evaluación de los aprendizajes de los alumnos y alumnas tendrá un carácter formativo y será un
instrumento para la mejora tanto de los procesos de enseñanza como de los procesos de aprendizaje.
• La evaluación del proceso de aprendizaje del alumnado deberá ser integradora, debiendo tenerse en
cuenta desde todas y cada una de las asignaturas la consecución de los objetivos establecidos para la
etapa y del desarrollo de las competencias correspondiente. El carácter integrador de la evaluación no
impedirá que el profesorado realice de manera diferenciada la evaluación de cada asignatura teniendo en
cuenta los criterios de evaluación y los estándares de aprendizaje evaluables de cada una de ellas.
3. Se establecerán las medidas más adecuadas para que las condiciones de realización de las evaluaciones, incluida la
evaluación final de etapa, se adapten a las necesidades del alumnado con necesidades educativas especiales.
Estas adaptaciones en ningún caso se tendrán en cuenta para minorar las calificaciones obtenidas.
4. Los profesores evaluarán tanto los aprendizajes del alumnado como los procesos de enseñanza y su propia
práctica docente, para lo que establecerán indicadores de logro en las programaciones didácticas.
5. Las Administraciones educativas garantizarán el derecho de los alumnos a una evaluación objetiva y a que su
dedicación, esfuerzo y rendimiento sean valorados y reconocidos con objetividad, para lo que establecerán los
oportunos procedimientos.
6. En aquellas Comunidades Autónomas que posean, junto al castellano, otra lengua oficial de acuerdo con sus
Estatutos, los alumnos y alumnas podrán estar exentos de realizar la evaluación de la materia Lengua Cooficial y
Literatura según la normativa autonómica correspondiente.
7. El equipo docente, constituido en cada caso por los profesores y profesoras del estudiante, coordinado por el tutor
o tutora, actuará de manera colegiada a lo largo del proceso de evaluación y en la adopción de las decisiones
resultantes del mismo, en el marco de lo que establezcan las Administraciones educativas.
En este mismo documento se facilita información sobre los Criterios de evaluación que debemos
contemplar. En este apartado nos cuestionaremos el modo de cumplir con las condiciones de evaluación
descritas en el marco de los criterios y estándares marcados por la legislación. Ofreceremos algunas
sugerencias prácticas que puedan servir de utilidad. Pero, antes de hacerlo será necesario que
pongamos a prueba, de nuevo, nuestra flexibilidad cognitiva comenzando por cuestionarnos el concepto
mismo de evaluación. En el momento actual, la evaluación ya no se define como un proceso lineal,
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Aprender y Motivar en el Aula. Máster en Formación del Profesorado
• Multidimensional, puesto debe abarcar todas las dimensiones o elementos que componen el
proceso de enseñanza-aprendizaje (los contenidos, los estándares de aprendizaje, la adquisición
de competencias, la metodología utilizada, las actividades, los materiales…)
• Continuo en el sentido de que no depende únicamente de una prueba final y debe utilizarse
para detectar qué medidas de refuerzo educativo son necesarias para que los alumnos
adquieran finalmente los contenidos y desarrollen las competencias programadas. En este
sentido, no debemos desvirtuar el concepto de evaluación continua concibiéndola como un
proceso de “exámenes constantes” que se traducen en una nota media final. Del mismo modo
que sería injusto suspender a un chico/a que durante el trimestre ha demostrado su buen nivel
por tener un mal día en el examen de evaluación; también lo sería que un chico, con
rendimiento y estudio inconstante, no pudiera tener “el notable” que ha demostrado en la
evaluación trimestral por haber tenido suspensos en exámenes parciales realizados
anteriormente por los mismos contenidos. Hacerlo de este modo implicaría que estamos
penalizando al chico, no por lo que no aprendió- que sí lo hizo- sino por no haber adquirido los
conocimientos, en el momento esperado, al ritmo que marca el profesor.
• Objetivo pero flexible, ya que, al centrarse en el aprendiz debe tener en cuenta sus
características y contexto.
• Que avanza en espiral, el sentido de “no lineal” puesto que el docente debe mantener una
perspectiva amplia, en constante referencia respecto al pasado (punto de partida del alumno),
evaluando el presente (los avances conseguidos en el marco de formación actual) y sin perder
de vista el futuro (los objetivos y metas que debe alcanzar). La evaluación se convierte en un
medio, más que en un fin; en un proceso constante de toma de decisiones basadas en el análisis
de información objetiva y en el contraste de hipótesis que permita al docente, en base a la
situación actual del alumno, reformular su propio plan de trabajo con el fin de conducir al
alumno a dar el salto hacia el siguiente escalón de su desarrollo.
La consideración de la evaluación como una herramienta al servicio del ajuste continuado del proceso
de enseñanza y aprendizaje de los alumnos requiere, como hemos visto, que entendamos la evaluación
como un proceso y no una práctica puntual. De este modo, si diversificamos los momentos de
evaluación, las situaciones y los instrumentos que utilizamos y lo hacemos de modo continuo en el
tiempo, convertiremos este proceso de evaluación en una herramienta preventiva de posibles
dificultades en el proceso de enseñanza y aprendizaje , posibilitando, además, la detección de aquellos
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alumnos que no siguen el ritmo de sus compañeros o de las actividades y favoreciendo la toma de
decisiones respecto a las ayudas y apoyos que podemos ofrecerles.
La legislación orienta la evaluación hacia los contenidos (el modo de presentación, a secuencia, los
materiales..), a los estándares de aprendizaje, la adquisición de competencias y la metodología
didáctica. A este planteamiento añadimos la conveniencia evaluar el clima de clase, debido a la gran
repercusión que tiene en la calidad de las interacciones y en el bienestar, no solo de los alumnos,
también de los profesores. En este sentido, resulta importante fomentar la implicación y participación del
alumnado en el proceso de evaluación, como una tarea que también le es propia y ayudándoles a aprender a
evaluar y regular por ellos mismos su propio proceso de aprendizaje, a gestionar su comportamiento y a
autorregular sus emociones. Del mismo modo, los docentes debemos realizar una autoevaluación de
nosotros mismos en nuestro papel de profesores, que contribuya a nuestro autoconocimiento repecto a
nuestros puntos fuertes y débiles, a la reflexión sobre cómo evolucionan nuestras aptitudes y actitudes
respecto a la docencia y a detectar nuestras propias necesidades de formación , sin olvidar, nuestros
recursos para la mejora en la gestión del estrés. A lo largo de este apartado trataremos de profundizar
en una serie de criterios a considerar respecto al qué evaluar, cómo y cuándo evaluar, desde la
perspectiva de dar respuesta a la diversidad del alumnado (Onrubia et al., 2004), a incrementar la
participación de los propios alumnos en su propio proceso de aprendizaje y en la mejora de las
relaciones y del clima de clase.
Además de tener como marco de referencia lo establecido en la legislación, no debemos olvidar incluir,
en los criterios y las actividades de evaluación, los distintos tipos de contenidos y de capacidades de
forma equilibrada. Al tratar el qué enseñar se ha hecho referencia a la importancia, desde el punto de
vista de la atención a la diversidad de alumnado, de incluir de forma equilibrada distintos tipos de
contenidos (conceptuales, principios, procedimientos, normas, valores, etc.) y distintas capacidades
(motoras, cognitivas, lingüísticas, relación personal, etc.). La consideración equilibrada en las actividades
y criterios de evaluación de esta diversidad de capacidades y contenidos constituye, asimismo, un
criterio para favorecer la atención a la diversidad.
Por otra parte, es importante, obtener información lo más variada y completa sobre el proceso de
aprendizaje del alumno o la alumna de modo que permita: (1) valorar la autonomía en el aprendizaje,
(2) detectar la necesidad de apoyos específicos que permita prevenir, detectar y remediar sus
dificultades y, en aquellos alumno/as con algún tipo de adaptaciones (3) valorar los progresos y ajustar
los apoyos.
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Tabla 13. Ejemplo de la toma de decisiones que se derivan de los resultados de la evaluación incial en la
asignatura de Lengua de 1º ESO
• Al iniciar el curso, la profesora de Lengua de 1º de E.S.O. observa que un número considerable de chicos muestran
estilos de funcionamiento extremadamente impulsivo durante las clases con tendencia a interrumpir, hablar
atropelladamente, dificultades para guardar el turno y para escuchar a los demás.
• Por tanto, considera que debe retomar la selección de contenidos en relación con la competencia para la
comunicación y exposición oral e introducir algún cambio.
• Incrementa el número de actividades semanales para reforzar dicha competencia
• Diseña más tareas dirigidas a estos objetivos, comenzando por aquellas más simples como levantar la mano antes
de hablar y escuchar las ideas de los demás o encontrar errores-trampa en una mini-disertación del profesor, hasta
otras más complejas como, promover un concurso de definiciones sobre conceptos del temario y la exposición oral
de un tema de interés relacionado con la programación.
• Diseña, además, actividades de autoevaluación de su propia capacidad de escucha y de la de los demás.
En relación al proceso de enseñanza-aprendizaje, la Tabla 14, puede servir de guía para la evaluación.
En primer lugar, deberíamos evaluar todos los elementos relacionados con los contenidos, actividades,
materiales, utilización de espacios y temporización de actividades. Nos referimos a aspectos como, en
lo que se refiere al diseño y organización de los contenidos a lo largo del trimestre, valorar si ha
resultado adecuado permitir que los chicos decidieran sobre el orden en el que se han abordado los
temas o si, la estrategia de simultanear el estudio de la arquitectura gótica y románica al mismo tiempo
en lugar de hacerlo por separado, les ha servido para comprender mejor las diferencias entre ambos
periodos. Algo parecido sucede respecto al diseño y organización de las actividades. Por ejemplo, quizá
en este grupo de clase, por la dinámica de trabajo y la diversidad en el nivel de contenidos, hayan
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funcionado mejor los trabajos por parejas que los infructuosos intentos de hacer grupos de 3 o 4
miembros en los que trabajan dos y el aprovechamiento es escaso para el resto. La adecuación de la
estructura de una sesión de clase, dependerá también de las dinámicas particulares de cada grupo. Es
posible, que sea necesario incluir en la estructura de una sesión de clase nuevas propuestas de los
propios alumnos (ej. “destinar un tiempo final de la clase de los viernes a trabajo individual para
adelantar deberes”) o que haya que reformular una buena idea inicial (ej. “si la propuesta de comenzar
cada clase activando los conocimientos previos con preguntas individuales parecía intimidar a muchos,
quizá funcione mejor dejarles responder en grupos y plantearlo como un “juego” en el que pueden
ganarse “positivos” los primeros que den una respuesta correcta”). Las modificaciones respecto a la
elección y utilización de los materiales, es más probable que deban realizarse a final del curso académico
y en coordinación con el resto de los profesores que imparten la misma materia en el centro pero, el
aprovechamiento de los recursos del centro y el uso del espacio durante la realización de actividades, es
posible que pueda plantearse antes (ej. ¿por qué no utilizar el patio para la realización de algunas
actividades?). Algo parecido sucede con la adecuación de las actividades en relación con el horario, es
posible que iniciado el curso, detectemos, por ejemplo, que la clase de los jueves justo antes de la hora
de comer requiera de actividades más ligeras y variadas dada la fatiga acumulada por todas las sesiones
de la mañana.
Evaluación del clima de clase 1. El clima académico-instruccional, en donde juega un papel fundamental el clima
motivacional de la clase.
2. El clima de gestión de la disrupción (prevención y afrontamiento de problemas)
a. Sistema de normas de la clase
b. Estilo de afrontamiento del profesor
3. El clima emocional-interpersonal de clase
Evaluación de las medidas de
detección, seguimiento y
atención a alumnos con
dificultades
Otro aspecto que se ha revelado especialmente importante es la evaluación del clima de clase por los
beneficios que aporta conseguir un buen clima escolar (ver Tabla 15).
El buen clima escolar revierte directamente en la mejora de las relaciones entre los profesores y sus
alumnos, en la percepción de los profesores respecto a su bienestar personal y al sentimiento de
autoeficacia. Por tanto podría de considerarse una piedra angular, también, para la prevención del
síndrome de burnout1o síndrome del profesor quemado. Se denomina así, a una disfunción
psicológicaque se da en profesiones que trabajan en contacto con otras personas, con estrés continuado
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Tabla 15. Beneficios que aporta cuidar el buen clima escolar (tomado de Peñalva et al., 2015)
- Mejora la calidad de las interacciones entre profesores y alumnos
- Aumenta la percepción de bienestar de profesores y alumnos
- Aumenta el sentimiento de autoeficacia en la convivencia diaria
- Contribuye a mejorar la salud del profesorado
- Optimiza el desempeño laboral del profesorado
- Las emociones positivas de los docentes revierten en su propio bienestar
- Las emociones positivas de los docentes mejoran el ajuste de sus alumnos
- Favorecen el aprendizaje de los alumnos
- Previene la aparición de conflictos en los centros educativos
que está relacionado con sentimientos de malestar y frustración en relación conla falta de ajuste entre
las expectativas y la realidad laboral. Se origina tras un proceso continuado desgaste que, en el caso
concreto de los docentes, acaba manifestándose a través de cuatro síntomas básicos: falta de energía y
pérdida de entusiasmo por la enseñanza, distanciamiento emocional y disminución del interés por los
alumnos; percepción de los alumnos como frustrantes, desmotivados, indignos y, al final, un gran deseo
de abandora la enseñanza por otra ocupación que puede llevar, incluso, a situaciones de evitación, con
gran absentismo laboral (Alvarez-Gallego y Fernández-Ríos, 1991).
¿En qué aspectos deberíamos evaluar el clima de clase? Evans y colaboradores (2009, citado por Simon y
Alonso-Tapia, 2016) estructuran el clima de clase en tres dimensiones que deberíamos tener en cuenta:
(1) el clima académico-instruccional, definido como los factores pedagógicos y curriculares del entorno
de aprendizaje, (2) el clima de gestión de la disrupción, definido como el conjunto de acciones o
estrategias del profesor para la prevención y resolución de problemas de disciplina y, (3) el clima
emocional-interpersonal de clase, definido por las interacciones resultantes de los intercambios
emocionales entre profesores y alumnos.
En relación con la evaluación del clima académico-instruccional, además de los elementos pedagógicos
y curriculares a los que nos referíamos al inicio del apartado, resulta importante tener en cuenta el clima
motivacional del aula. Alonso Tapia y Fernández (2008) han elaborado un cuestionario (CMCQ) que
permite que los alumnos evalúen los patrones o estrategias de enseñanza del profesor, que han
demostrado influir en un mejor o peor clima motivacional del aula. La Figura 1 puede resultarnos de
orientación puesto que incluye información sobre los elementos que los alumnos valoran como positivos
la creación de un clima positivo en el aula.
La evaluación del clima de gestión de la disrupción, resulta un aspecto especialmente importante al
tratar con población adolescente. Las investigaciones han demostrado que los alumno/as se ven
afectados, no solo por las actuaciones del profesor en relación con la instrucción, sino también por el
modo en que se manejan en el control del comportamiento y de las actuaciones de sus alumnos. Sin
embargo, en este aspecto, no solo debemos preguntarnos por la adecuación de nuestra actuación en
relación a la eficacia de las medidas de control de la conducta disruptiva en nuestro aula, igual de
importante es revisar si estamos haciendo lo que deberíamos en relación a la prevención de la aparición
de dichas conductas disruptivas. Podría decirse que son las dos caras de una misma moneda. Y en
1
Según Álvarez-Gallego y Fernández-Ríos (1991) el Burnoutse manifiesta con : síntomas psicosomáticos (fatiga crónica, cefaleas, problemas de
sueño, etc), conductuales (absentismo laboral, incremento de la agresividad, abuso de drogas, etc.), emocionales (irritabilidad, distanciamiento
afectivo de los alumnos, desesperanza, deseo de abandono del trabajo, depresión, etc.) y defensivos (negación de emociones, ironía, atención
selectiva, desplazamiento de los afectos, etc.) aunque también se ha asociado a disminución de la capacidad cognitiva y de la creatividad.
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Figura 1. Patrones docentes que influyen en la construcción del clima motivacional del aula y que pueden ser
evaluados por el cuestionario CMCQ de Alonso-Tapia y Fernández (2008, p. 71)
relación con la prevención, la evaluación debería incluir la revisión de dos aspectos que han demostrado
influir decisivamente: (a) ¿en qué medida resulta eficaz el sistema de normas de nuestra clase? y (b) ¿en
qué medida nuestro propio estilo de afrontamiento de la disrupción, resulta adecuado y no potencia el
malestar y la aparición de conflictos? La Tabla 16 nos puede servir de guion para revisar el diseño del
sistema de normas de la clase, puesto que recoge las características que se han detectado efectivas para
la elaboración de un sistema de normas de clase que aspire a prevenir la disrupción o el mal
comportamiento (según Little y Akin-Little, 2008, citado por Simon y Alonso Tapia, 2016).
Tabla 16. Características del sistema de normas de clase para una prevención eficaz de la disrupción
(Little y Akin-Little,2008)
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La Tabla 17, por otra parte, nos invita a reflexionar sobre nuestro propio estilo de afrontamiento para
gestionar la disrupción o los problemas de disciplina en el aula.
Tabla 17. Estilos de afrontamiento del profesorado ante la disrupción en el aula (ampliado a partir de
Simon y Alonso-Tapia, 2016)
Estilo coercitivo Estilo basado en el apoyo del alumno
Un docente utiliza un estilo coercitivo cuando: Un docente utiliza un estilo de apoyo al alumno
1. Cuando utilizan estrategias para interrumpir el mal cuando:
comportamiento captando la atención del 1. Utiliza estrategias instruccionales para el control
estudiante: parando la clase, llamando la atención de la disrupción (ej. promover la reflexión
sobre su mal comportamiento en público. individual y grupal, explicar la conducta deseada
2. Cuando utiliza castigos como retirar un refuerzo y sus consecuencias…)
positivo (ej. quitar puntos, dejar sin patio o 2. Previene la conducta disruptiva felicitando al
expulsado de una actividad agradable), la sobre estudiante cuando se comporta de forma
corrección o la práctica positiva. adecuada
3. Hablar al estudiante con sarcasmo o gritarle 3. Cuando explica y enseña estrategias de
4. Enviar al estudiante al coordinador o al director. autocontrol de la ira
En relación con la evaluación del proceso de detección de alumnos con dificultades y de las medidas de
atención a la diversidad utilizadas, será necesario revisarlas en relacion a tres grupos de alumnos:
aquellos con pobre rendimiento en nuestra asignatura (ya sea porque éste ha sido insuficiente o porque
suponga un rendimiento insatisfactorio para su esfuerzo, dedicación y/o capacidad) en los que no se
sospeche un trastorno específico; aquellos en los que las dificultades hacen sospechar un trastorno no
detectado y los que ya tienen dictamen de NEE o NEAE. La Tabla 18 servirá de guía para la evaluación.
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Tabla 18. Guía para la evaluación del procesos de detección de alumnos con dificultades y de la calidad de las
medidas de atención a la diversidad.
Alumnos con pobre Evaluación de la detección de los alumnos y el tipo de dificultades.Si el grupo de alumnos
rendimiento pero sin con pobre rendimiento es numeroso y las dificultades se centran en contenidos específicos
sospecha de trastorno del programa, centraremos en la evaluación en la eficacia de las estrategias de enseñanza-
aprendizaje y del impacto del clima motivacional del aula, adecuando la metolodología a los
nuevos resultados resultados. Puede ser necesario incluir, formas alternativas para explicar
determinados contenidos, sesiones de repaso o facilitar problemas resueltos para la practica
individual.
En alumnos diagnosticados y reconocidos como NEE o NEAE:
De los alumnos/as que Evaluación de las medidas de seguimiento sobre su evolución y el feedback proporcionado
presentan una o más de (especialistas y DOE)
una de las siguientes Evaluacion de las medidas de Atención a la diversidad:
dificultades: - La adecuación y el cumplimento de las adaptaciones metodológicas
(diseño/implementación/evaluación)
- Falta de base - La adecuación y cumplimento de las adaptaciones curriculares
académica (sin (diseño/implementación/evaluación)
dificultades de
- La coordinación con el resto de los profesores
aprendizaje
- En la frecuencia y calidad de la comunicación con (orientador/AL/PT/profesionales
específicas)
externos)
- Rechazo o “Fobia” a la - En la accesibilidad, frecuencia y la calidad de la comunicación/coordinación que se han
asignatura con mantenido con las familias
sentimientos de En alumnos con sospecha de dificultades, todavía no diagnosticados:
incapacidad y ansiedad Evaluación de las medidas de deteccion para posible derivacion al DOE, incidiendo en:
al enfrentarse a ese - La propia formación del docente en la detección de alumnos con dificultades de
tipo de tareas aprendizaje específicas, TDAH, trastornos del lenguaje o altas capacidades.
- Las medidas de detección utilizadas hasta el momento.
- Dificultades de
- En la accesibilidad, frecuencia y la calidad de la comunicación/coordinación con los otros
aprendizaje específicas
profesores y el DOE.
- Por desmotivación en - En la accesibilidad, frecuencia y la calidad de la comunicación/coordinación que se han
alumnos de alto mantenido con las familias
rendimiento - Evaluación de las medidas de atención a la diversidad
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Aprender y Motivar en el Aula. Máster en Formación del Profesorado
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Bloque temático 4