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Literatura 7
Literatura 7
CAP ÍTU LO
19
COMPETENCIAS
• Conocer el proceso reformador de los Indigenistas
• Analizar el nuevo proceso literario del Perú a partir de los Indigenistas
INTRODUCCIÓN
¿Qué es la literatura indigenista?
¿Cuál es el proceso teorizador del Indigenismo en el Perú?
LECTURA
Las vivencias en el Colegio de Abancay en condición de interno tienen que ver con la segunda parte del relato. Aquí
podemos conocer a otros internos, pero con el que establece una relación más estrecha es con Antero, porque al
comienzo de su amistad, tienen afinidades. El regalo del zumbayllu por parte de Antero hace que estos alumnos se
conozcan. Gracias a este amigo conoce a Alcira, aunque la verá una a dos veces.
La parte final de la novela está referida en momentos cruciales para el pueblo de Abancay y para Ernesto. Sucede que
llega a los alrededores la peste y de esto se enteran los internos del Colegio, preocupándose mucho porque la demente
que vivía en el internado tenía fiebre hace días atrás y la mantenían encerrada en un cuarto sin darle atención debida.
Una noche Ernesto lejos de tenerle miedo por su vida la asiste en sus últimos momentos y ruega por ella.
En Los ríos profundos podríamos decir que el tema o argumento principal son las vivencias que Ernesto tiene en el
internado del Colegio de Abancay. Revela la relación que mantiene con sus compañeros, las emociones nuevas que
siente en esta transición de niño a adolescente, Ernesto no vive ya entre indios sino en un colegio para los hijos de los
«blancos».
Su preocupación es tal por la situación de destierro de su propio mundo cultural. Una de las experiencias formativas
de su niñez fue su residencia, en un ayllu, después, en el Colegio. Se preocupa por mantener vivos los lazos que unen
al mundo indígena, inquietud basada en su propia afinidad con la cultura quechua.
En la obra, Ernesto mantiene la esperanza de que los colonos se liberen de la opresión en que viven, pese a sus dudas,
o que sean capaces de reaccionar. La reacción de ellos hacia la peste se convierte en una prueba que mide la fe de
Ernesto. Constituyendo así una prueba para medir hasta qué punto pueden oponerse a la cultura opresora. Lo que ellos
hagan implicaría una victoria sobre estas fuerzas atribuyendo -cuando los ve enfrentarse a la policía sin temor a la
muerte- a un hecho de nivel mágico.
Se crea así una situación en que dicha cultura debe reafirmarse y ponerse a prueba en un medio hostil. Arguedas busca
en la cultura quechua la fuente principal de su visión de la Sierra peruana.
Entre los principales personajes destaca Ernesto. Es el protagonista y el que relata la presente novela. Ernesto es un
niño que pertenece socialmente al grupo de vecinos y pequeños propietarios. Emocionalmente, sin embargo, se
encuentra apartado de ese mundo a causa de las circunstancias que imponen la profesión de su padre, abogado
ambulante. Se siente más cómodo en el mundo de los comuneros que lo cuidaron desde niño y ejercieron una
influencia decisiva y permanente en su personalidad, pero al mismo tiempo, no pertenece y no puede identificarse con
ese mundo completamente. Personalmente se hallan en una posición dominada por el grave problema de las dos
culturas.
LIeras, por su parte es un estudiante del Colegio de Abancay, campeón de garrocha. Era estudiante más tardo, se
desconoce su origen, y será protegido por los padres. Repitente tres veces del primer año de media; es el más fuerte y
casi todo el pueblo le temía porque había malquistado a todos los estudiantes. Era un muchacho altanero, hosco,
abusivo y caprichoso. Gozaba torturando a los más pequeños y débiles.
Añuco, era el protegido de Lleras, el único interno descendiente de una familia de terratenientes. Su abuelo, que era un
gran hacendado, vicioso, jugador y galante, el padre que heredó joven; siguió los mismos pasos y como consecuencia
se quedó sin un palmo de tierras, quedando en la ruina total. El Añuco, entonces, queda al total cuidado de los padres
del Colegio de Abancay desde los nueve años, poco antes de que muriera el padre. Este muchacho, al igual que Llera,
era malicioso, abusivo con los más débiles, seguidor y se sentía protegido de su amigo Lleras. Antero, lo llamaba «el
candela Markask’a», por el extraño color de sus cabellos y por sus grandes lunares negros. Era un muchacho discreto,
dos años mayor que Ernesto. No se distinguía por excelente ni por tardo en su aula, pero algún poder de autoridad
innata poseía que sus compañeros no lo hacían el blanco de las burlas, ni del hazmerreír. En los recreos miraba a los
que jugaban y participaban con ellos, pero nunca participaba en los juegos crueles. El Markask’ a y Ernesto se hacen
muy amigos, el primero confecciona zumbayllus (trompos) de Winku (deformidad de los objetos que debían ser
redondos). Los zumbayllus eran trompos que cantan de una manera especial y poseían alma, además llevaban
mensajes a grandes distancias.
INDIGENISMO
EL PROCESO INDIGENISTA
Por la década de los años veinte, Luis E. Valcárcel publicaba “Tempestad en los Andes”, que planteaba una utópica y
nostálgica revolución con vuelta al pasado incaico, mientras Hildebrando Castro Pozo y Alberto Solís estudiaban la
comunidad indígena y señalaban los caracteres culturales de una institución que venían de épocas precolombinas y
continuaban latiendo por bajo la estructura nacida de la emancipación americana. Pero, decir que desde ese momento
surgiría la literatura del Indigenismo sería una ligereza, es que el Indigenismo está fuera de cualquier período de
nuestra historia literaria. En verdad, no podríamos presentar a Ciro Alegría ni a José María Arguedas como únicos y
auténticos representantes, porque es una corriente constante desde Garcilaso y Melgar hasta López Albújar.
Entre nosotros el Indigenismo encuentra bases y madurez en los 7 ensayos de Mariátegui y también se nutre y cobra
auge con la Revolución Mexicana, la Unión Soviética, la fundación de la C.G.T.P. en el Perú y el magisterio de la
revista Amauta.
EL INICIO
López Albújar
LA ÉPICA ANDINA
REPRESENTANTES
Ciro Alegría
INDIGENISMO PSICOLÓGICO
José María Arguedas
USHANAN JAMPI
“Cuentos Andinos”, cuya primera edición apareció en 1920, nos presenta al indio auténtico, sin adornos ni atavíos, en
su dura condición humana, con sus estigmas y secreta fuerza redentora que le viene de la tierra y de su pasado
glorioso. De los diez cuentos que conforman “Cuentos Andinos”, el más difundido es, sin lugar a dudas, “Ushanan
Jampi”, cuento que nos cuenta el proceso seguido a Cunce Maille, indio perteneciente a la comunidad de Chupán, a
quien el Yaachishum (Tribunal de justicia), lo acusa de haber robado una vaca a José Ponciano, comunero del lugar,
Cunce Maille, un indio de edad incalculable, alto, fornido, ceñudo y que parecía desdeñar las injurias y las amenazas
de la muchedumbre, se defiende diciendo que Ponciano le había robado un año antes un toro. Pero Ponciano afirma
que el toro lo había comprado a Natividad Huaylas, quien, presente en el juicio, avaló la defensa de Ponciano. Maille
acusa entonces a Natividad Huaylas de haber vendido un toro que le pertenecía. Todo el pueblo congregado en la
plaza de Chupán clamaba ardorosamente que se castigara a Cunce Maille. Cunce Maille, enfurecido, gritó que en la
comunidad de Chupán todos se robaban y que él no necesitaba que le hagan justicia y que él mismo era el encargado
de hacérsela. Interrogado Ponciano sobre cuánto valía su vaca, éste contestó que treinta soles. El pueblo dio su
aprobación; Maille contestó que no tenía con qué pagar. Por considerársele reincidente por tercera vez en este tipo de
actos, a Maille se le aplicaría el Jitarisum (destierro perpetuo) e indicándole que en caso se le sorprenda nuevamente
dentro del territorio de la comunidad de Chupán se le aplicaría el Ushanan Jampi (el remedio último que equivalía a la
muerte). Abandona la comunidad de Chupán, con una rabia estremecedora y con una profunda tristeza porque en
Chupán quedaban su madre y su choza. Motivado por estos recuerdos, Maille regresó después de un mes a Chupán y
se dirige a su casa. Enterados de esto, los yayas van a buscarlo y, luego de una tenaz lucha en la que pierden la vida
más de una quincena de hombres, Maille cae en una emboscada y muere en brazos de su madre, acuchillado, y es ahí
donde los indios muestran su ferocidad, la cual es crudamente descrita por Albújar: “Los cuchillos cansados de
punzar, comenzaban a tajar, a partir, a descuartizar. Mientras una mano arrancaba el corazón y otra los ojos, ésta
cortaba la lengua y aquella vaciaba el vientre de la víctima. Y todo esto acompañado de gritos, risotadas, insultos e
imprecaciones, coreados por los feroces ladridos de los perros, que, a través de las piernas de los asesinos daban
grandes tarascadas al cadáver y sumergían ansiosamente los puntiagudos hocicos en el charco sangriento”. Con una
soga atada al cuello, el cadáver de Cunce Maille fue arrastrado centenares de metros y abandonado a orillas del río
Chillón, no sin antes, haber dejado a su paso trozos de carne entre los cactus y las puntas de las rocas. Execrablemente
quedó de Cunce Maille la cabeza y un resto de la espina dorsal. Seis meses
después de su muerte, podría verse en el dintel de la puerta de su casa, unos
colgajos secos, retorcidos, amarillentos, grasosos, a manera de guirnaldas:
eran los intestinos de Maille, puestos allí, por mandato de la justicia
implacable de los yayas. Hay en esos cuentos una realidad que Albújar
aprecia como magistrado, con ahondamiento psicológico y conocimiento de
un campo de la sociedad peruana, la comunidad indígena de las serranías
andinas que ve en calidad de observador.
Ingresa a la Universidad de Trujillo y participa en la fundación del Partido Aprista. Estando por Cajamarca promueve
un levantamiento armado, es encarcelado en la Penitenciaría de Lima, pero al ser amnistiado sale en libertad y sigue
su labor política, actividad por la cual es deportado a Chile en donde se origina lo mejor de su producción, así sale su
cuento “Marañón”, que luego se convierte en “La serpiente de oro”. Escribe, luego, “Los perros hambrientos”, que
gana un segundo lugar en un concurso de la Editorial ZigZag.
Pero luego, en 1941, su novela “El mundo es ancho y ajeno” obtiene el primer lugar en el Concurso Latinoamericano
de Novela auspiciado por la editorial neoyorquina Farrar and Rivehart. Luego pasa por EE.UU., Puerto Rico y La
Habana. Se casa con Dora Varona y llega a Lima el 4 de diciembre de 1957. Es elegido diputado por Lima y
posteriormente la muerte corona una agitada vida intelectual en 1967.
• Obras
– “La serpiente de oro”
– “Los perros hambrientos”
– “El mundo es ancho y ajeno”
– “El dilema de Krause”
– “Selva, Lázaro”
– “Siete cuentos quirománticos”
– “La ofrenda de piedra”
– “La novela de mis novelas”
– “La Panki y el guerrero”
Güeso será robado por los Celedonios; huirá, se echará al monte para morir violentamente. Las desgracias vienen una
tras otra: los Celedonios son exterminados por su fiereza, mientras a los indios la ley les quita sus tierras. Y en medio
de esas desgracias, aparece el fantasma de la sequía, a la que sigue como inevitable consecuencia, el hambre. El
mundo del hombre se desmorona; los mismos perros, antes sus fieles amigos, huyen tras dar muerte al ganado para
comer. Es la hora en que los mastines, hasta entonces pastores, se convierten en la peor amenaza para el ganado.
Solitarios o en grupos, expulsados por sus dueños, merodean como alimañas, aullando constantemente en la
inmensidad de la noche puneña. “...Tornaba el coro trágico a estremecer la puna. Los aullidos se iniciaban cortando el
silencio como espadas. Luego se confundían formando una vasta queja interminable. El viento pretendía alejarla, pero
la queja nacía y se elevaba una y otra vez de mil fauces desoladas”. En el capítulo “Perro de bandoleros”, encontramos
una estampa inolvidable, en la que “Güeso”, capturado por los torvos Celedonios, acepta, aunque de mal grado, el
nuevo bravo destino de perros bandoleros junto a estos hombres, cuya existencia pende de un hilo, sombreado por el
azar y la violencia: “... Efectivamente, se bajó el Blas y desamarró un látigo de arriar ganado que colgaba del arzón
trasero de su silla. Anda, ¡camina! –dijo, acercándose a Güeso agitando el látigo–; el perro continuó tirado entre las
piernas. Atrancado allí, no lo sacarían ni a buenas ni a malas. Deseaba tan sólo que le soltaran el lazo. Por lo demás, la
vista no le impresionó mayormente. Es que lo ignoraba. Los riendazos que había sufrido hasta este rato no le habían
dado una idea del ardiente dolor del chicotazo.
Güeso, entonces sueñale –dijo el Julián–. El Blas alzó el látigo que tenía el mango de palo y lo dejó caer sobre Güeso.
Zumbó y estalló aunque con un ruido opaco debido al abundante pelambre. La culebra de cuero se ciñó a su cuerpo en
un surco ardoroso y candente, punzándole al mismo tiempo con una vibración que le llegó hasta el cerebro como si
fueran mil espinas”. En el desenlace, vuelve la lluvia y, con ella, algunos perros que regresan humildes, en espera del
castigo, a casa de sus dueños. Alegría canta a la naturaleza peruana, a la estrecha comunión existente entre la tierra y
el indio, a la protesta, que el autor invoca en nombre de este desposeído que guarda en su corazón la esperanza de
salvarse algún día, de alcanzar la dignidad de hombre en toda su
dimensión.
A los 20 años ingresa a la Universidad de San Marcos, en 1932 aparece su primer cuento “Warma Kullai”. A los 24
años publica “Agua”. Termina sus estudios de literatura y es preso político, posteriormente trabaja como profesor en
el Cusco, publica “Yawar Fiesta”. Con la tesis “La evolución de las comunidades andinas” obtiene el grado de
Bachiller en Etnología y enseñando en la Universidad Agraria publica “La agonía de Rasu Ñiti”. Obtiene el grado de
Doctor en San Marcos como etnólogo con la tesis “Las comunidades de España y el Perú”.
Se divorcia y se casa con la dama chilena Sybila Arredondo. Lamentablemente en el año 1969, con un balazo ante un
espejo decidió acabar con su vida atormentada. Fue la tarde del 28 de noviembre, murió días después, el 2 de
diciembre.
• Obras
– “Agua”
– “Amor, mundo y otros cuentos”
– “El Sexto”
– “Yawar fiesta”
– “Diamantes y pedernales”
– “Los ríos profundos”
– “La agonía de Rasu Ñiti”
– “Todas las sangres”
– “El sueño del pongo”
– “El zorro de arriba y el zorro de abajo” (obra póstuma)
AGUA
No deja de ser curioso que José María Arguedas Altamirano, escritor peruano nacido en Andahuaylas en 1911 y Ciro
Alegría, aunque nacidos y fallecidos en diferentes fechas, vivieran el mismo número de años: 58. Arguedas sólo
aprendió el Castellano como lengua funcional, a los once años, en la escuela de Abancay, de lo cual nos habla en su
novela “Los ríos profundos” (1959). Resulta apodíctico el hecho que sus predecesores tienden a enfatizar únicamente
los elementos que desembocan en la sola descripción de los hechos económico-sociales del campesino indígena,
Arguedas, además de todo ello, nos conduce al íntimo mundo afectivo del quechua de nuestros días. Y así, se descubre
su sentido andinista, su orbe de mitos secretos y su profundo panteísmo (sistema de los que creen que todo el universo
es Dios) que vibra a través de un superficial catolicismo. Todos estos puntos están abarrotados en las primeras obras
de Arguedas; en “Agua” y en su primera novela “Yawar fiesta”. “Agua” está compuesta de cuentos breves como “Los
escoleros”, “Warma Kuyay”, “El barranco”, “La muerte de los Arango”, “Hijo solo”, “Orovilca” y “Agua”, cuento
que da nombre a la obra. En “La muerte de los Arango” (1956), una epidemia de tifus había aniquilado al pueblo de
Sayla, el cual era aledaño al pueblo donde vivía Arguedas. A los pocos días el tifus atacó al otro pueblo y los cortejos
fúnebres se hicieron muy frecuentes. Los indios cargaban a los muertos en unos féretros toscos donde muchas veces
los brazos del cadáver sobresalían por los bordes. Las mujeres seguían el cortejo llorando a gritos y cantando el
SISTEMA HELIC O IDAL
As o c ia c ió n Ed u c a tiva PASC UAL SAC O O LIVERO S
ayataki, que era el canto de los muertos. El pueblo fue aniquilado, llegaron a cargar hasta tres cadáveres en un féretro.
Adornaban a los occisos con flores de retama, pero, en los días posteros, las propias mujeres ya no podían ni llorar ni
cantar bien por estar roncas e inermes. Tenían que lavar las ropas de los muertos para lograr la salvación: la limpieza
final de todos los pecados. El panteón era un cerco cuadrado y amplio; antes de la peste estaba cubierto de vegetación,
cantaban los jilgueros y al mediodía las flores de retama exhalaban perfume: pero en aquellos días del tifus
desarraigaron los arbustos y los quemaron para sahumar el cementerio. El panteón perdió así toda su belleza. Muchos
vecinos importantes del pueblo murieron. Los hermanos Arango que eran ganaderos y dueños de los mejores campos
de trigo, no pudieron librarse del trágico sino que les esperaba. Don Juan, moreno, alto y fornido, no pudo resistir el
tifus y, después de doce días de fiebre, murió a los treinta y dos años, perdiéndose con él la esperanza del pueblo, ya
que había prometido comprar un motor para instalar un molino eléctrico y dar luz al pueblo; hacer de la capital del
distrito una villa moderna, mucho mejor que la capital de la provincia. Todos lo lloraron en la puerta del panteón.
Cuando iban a bajar el cajón a la sepultura, don Eloy, su hermano, le prometió que en un mes estarían juntos. El
destino adelantó la fecha y antes de los quince días moría don Eloy. Muchos niños de la escuela, decenas de indios,
señores y otras personas importantes, caían diariamente víctimas de la insaciable epidemia, a pesar que algunas beatas
viejas, acompañadas de sus sirvientes, iban a implorar en el atrio de la iglesia. Una mañana, don Jáuregui, el sacristán
y cantor, entró a la plaza tirando de la brida al caballo tordillo del finado don Juan. Don Jáuregui hizo dar vueltas al
tordillo en el centro de la plaza y luego de darle de latigazos y hacerlo parar en las patas traseras, gritó con su voz
delgada, tan conocida en el pueblo, que el tifus estaba montado en ese caballo y que había que cantarle una despedida.
El caballo corría espantado por la indiada y cuando llegaron al borde del precipicio de Santa Búgida, junto al trono de
la Virgen, don Jáuregui cantó en latín una especie de responso junto al “trono” de la Virgen, luego se empinó y bajó el
tapaojos de la frente del tordillo, para cegarlo. Le dio un latigazo y el tordillo saltó al precipicio; su cuerpo chocó y
rebotó muchas veces en dos rocas. El cuento “Warma Kuyay” acontece en la hacienda Viseca, donde Arguedas vivió
cuando era niño. Viseca es una quebrada angosta y honda. El caserón de la hacienda está junto al río que en las noches
suena fuerte.
Junto al caserío hay una cascada; entre las piedras el agua se vuelve blanca y suena fuerte. En las noches, cuando todo
estaba callado, esa cascada levantaba su sonido y parecía cantar. Ernesto es un niño enamorado de la Justina, una niña
que está enamorada de Kutu, y esto molesta al muchacho, quien la ve bailar en un patio del caserío de la hacienda de
don Froylán sintiendo que su corazón tiembla cuando ella se ríe y llora cuando sus ojos miran al Kutu. Los cholos se
habían parado en círculo y Justina cantaba en el centro de él. El charanguero daba vueltas alrededor del círculo dando
ánimos, gritando como potro enamorado. En esos instantes apareció don Froylán y los largó a todos para que se vayan
a dormir. El niño Ernesto y Kutu vivían en la misma casa que pertenecía a don Froylán. Una noche, Kutu le dijo a
Ernesto que don Froylán había abusado de la Justina cuando ésta fue a bañarse con los niños; Ernesto no podía creerlo
y se puso a llorar abrazado al cholo. El Kutu, que era un indio fornido, lo levantó como quien alza un becerro y lo
echó sobre la cama diciéndole que la Justina tenía corazón para él, pero que ella sentía miedo porque era él un
muchacho todavía. Ernesto sentía una rabia irrefrenable por lo que había hecho don Froylán, llegando a decirle a Kutu
que cuando fuera grande lo mataría. Era tanta su sed de venganza que incitó a Kutu para que matara a don Froylán,
con su honda, como si fuera un puma ladrón. Ante la negativa del indio, Ernesto lo acusó de cobarde y le dijo que se
largara porque en Viseca ya no servía. Dos semanas después, Kutu pidió licencia y se fue. La tía de Ernesto lloró por
él, como si hubiera perdido a su hijo. Ernesto se quedó junto a don Froylán, pero cerca de Justina; de su Justina
ingrata. Ya no fue desgraciado. A la orilla de ese río espumoso, oyendo el canto de las torcazas, vivía sin esperanzas;
pero ella estaba bajo el mismo cielo que él, en esa misma quebrada que fue su nido, contemplando sus ojos negros,
oyendo su risa, mirando sus pestañas largas, su boca que llamaba al amor y que no lo dejaba dormir. La miraba desde
lejos; era casi feliz porque su amor por Justina era un “Warma Kuyay” (amor de niño) y no creía tener derecho todavía
sobre ella; sabía que tenía que ser de otro, de un hombre grande que empuñara ya el zurriaga, el mismo látigo con que
Kutu masacraba los becerros más finos y delicados de don Froylán, como queriendo así lavar el honor de la Justina.
Ernesto vivió alegre en esa quebrada verde y llena del calor amoroso del sol hasta que un día hubo de abandonar
aquella tierra que amaba tanto y que era su ambiente para vivir pálido y amargado, como un animal de los llanos fríos,
llevado a la orilla del mar, sobre los arenales candentes y extraños.
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3. ¿Cuál es el cuento más importante de Cuentos Andinos? ¿Cómo se llama su principal personaje?
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10. ¿Quién es el mejor amigo de Ernesto en el colegio? ¿Cómo era su rostro y cómo lo llama Ernesto?
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2. Es un elemento mágico que tiene alma. Es capaz de mandar mensajes a larga distancia.
A) Ernesto
B) Zumbayllu
C) Danzante de tijeras
D) Los apus
12. El anciano alcalde de Rumi que representa a la sabiduría popular en la novela El mundo es ancho y ajeno.
A) Benito Castro
B) Raymundo Herrera
C) Agapito Robles
D) Héctor Chacçon
E) Rosendo Maqui
15. Novela de Albújar que tiene como personaje a un varón de raza negra.
A) Los ríos profundos
B) El jinete insomne
C) El cantar de Agapito Robles
D) Matalaché
E) Garabombo, el invisible
CAPÍTU LO
20
COMPETENCIAS
• Comprender por qué surgió la narrativa urbana
• Resaltar la importancia de Ribeyro en nuestra literatura
- INTRODUCCIÓN -
- ¿Por qué “La palabra del mudo”?
- ¿Quién es el protagonista en la narrativa urbana?
- ¿Qué legados nos dejó la Generación del 50?
LECTURA MOTIVADORA:
A las seis de la mañana la ciudad se levanta de puntillas y comienza a dar sus primeros pasos. Una fina niebla disuelve
el perfil de los objetos y crea como una atmósfera encantada. Las personas que recorren la ciudad a esta hora parece
que están hechas de otra sustancia, que pertenecen a un orden de vida fantasmal. Las beatas se arrastran penosamente
hasta desaparecer en los pórticos de las iglesias. Los noctámbulos, macerados por la noche, regresan a sus casas
envueltos en sus bufandas y en su melancolía. Los basureros inician por la avenida Pardo su paso siniestro, armados
de escobas y de carretas, esta hora se ve también obreros caminando hacia el tranvía, policías bostezando contra los
árboles, canillitas morados de frío, sirvientas sacando los cubos de basura. A esta hora, por último, como a una especie
de misteriosa consigna, aparecen los gallinazos sin plumas.
A esta hora el viejo don Santos se pone la pierna de palo y sentándose en el colchón comienza a berrear:
-¡A levantarse! ¡Efraín, Enrique! ¡Ya es hora!
Los dos muchachos corren a la acequia del corralón frotándose los ojos legañosos. Con la tranquilidad de la noche el
agua se ha remansado y en su fondo transparente se ven crecer yerbas y deslizarse ágiles infusorios. Luego de
enjuagarse la cara, coge cada cual su lata y se lanzan a la calle. Don Santos, mientras tanto, se aproxima al chiquero y
con su larga vara golpea el lomo de su cerdo que se revuelca entre los desperdicios.
-Todavía te falta un poco, marrano! Pero aguarda no más, que ya llegará tu turno.
-Efraín y Enrique se demoran en el camino, trepándose a los árboles para arrancar moras o recogiendo piedras, de
aquellas filudas que cortan el aire y hieren por la espalda. Siendo aún la hora celeste llegan a su dominio, una larga
calle ornada de casas elegantes que desemboca en el malecón.
Ellos no son los únicos. En otros corralones, en otros suburbios alguien ha dado la voz de alarma y muchos se han
levantado. Unos portan latas, otros cajas de cartón, a veces sólo basta un periódico viejo. Sin conocerse forman una
especie de organización clandestina que tiene repartida toda la ciudad. Los hay que merodean por los edificios
públicos, otros han elegido los parques o los muladares. Hasta los perros han adquirido sus hábitos, sus itinerarios,
sabiamente aleccionados por la miseria.
Efraín y Enrique, después de un breve descanso, empiezan su trabajo. Cada uno escoge una acera de la calle. Los
cubos de basura están alineados delante de las puertas. Hay que vaciarlos íntegramente y luego comenzar la
exploración. Un cubo de basura es siempre una caja de sorpresas. Se encuentran latas de sardinas, zapatos viejos,
pedazos de pan, pericotes muertos, algodones inmundos. A ellos solo les interesa los restos de comida. En el fondo del
chiquero, Pascual recibe cualquier cosa y tiene predilección por las verduras ligeramente descompuestas. La pequeña
lata de cada uno se va llenando de tomates podridos, pedazo de sebo, extrañas salsas que no figuran en ningún manual
de cocina. No es raro, sin embargo hace un hallazgo valioso. Un día Efraín encontró unos tirantes con los que fabricó
una honda. Otra vez una pera casi buena que devoró en el acto. Enrique, en cambio, tiene suerte para las cajitas de
remedios, los pomos brillantes, las escobillas de dientes usadas y otras cosas semejantes que colecciona con avidez.
Después de una rigurosa selección regresan la basura al cubo y se lanzan sobre el próximo. No conviene demorarse
mucho porque el enemigo siempre está al acecho. A veces son sorprendidos por las sirvientas y tienen que huir
dejando regado su botín. Pero, con más frecuencia, es el carro de la Baja Policía el que aparece y entonces la jornada
está perdida.
El gobierno militar del general Odría inicia una abultada labor de construcciones (Grandes Unidades Escolares,
hospitales, etc) valiéndose de grandes préstamos. La oferta laboral y la supuesta posibilidad de una vida mejor
«con salud, educación y trabajo» atraer ingentes cantidades de provincianos, gente de campo que además de
emplearse en albañilería, irá a engrosar las filas del proletariado fabril de Lima. El migrante se convierte en mano
de obra barata para el comercio y la industria. La ciudad que no había sido preparada para un crecimiento tan
vertiginoso se tuguriza e inicia su expansión por efecto de las urbanizadoras por un lado y las invasiones, por el
otro. Los tenemos de cultivo son sembrados con fierro y cemento, los arenales y las faldas de los cerros cobijan a
quienes no pueden acceder al mercado inmobiliario. La fisonomía de la ciudad se altera dando lugar a la
formación un gigantesco sector suburbano: barríadas, asentamientos humanos o eufemísticamente pueblos
jóvenes.
II. CARACTERÍSTICAS
1. El escenario foco de la narración es la ciudad.
2. En fatiza el tema urbano: privilegiando la visión de las barriadas
3. El personaje principal es el migrante provinciano
4. Estudia los problemas de la clase media.
5. Favorece el psicologismo como punto de vista del autor.
III. REPRESENTANTES
Su obra novelística no es desdeñable aunque no inguale la perfección estilística y el punzante contenido de sus
cuentos. Su primera novela “Crónica de San Gabriel” (1960) exhibe un gamonalismo decadente, muy distinto al de los
señores de horca y cuchillo que aparecen a “El Mundo es ancho y ajeno”. Las siguientes novelas de Julio Ramón
Ribeyro “Los Geniecillos Dominicales” (1965) y “Cambio de Guardia” (1976) son de temática netamente urbano y se
mueven en diversos ambientes: casas modestas, casas ricas, iglesias y burdeles, la vieja universidad, calles, plazas,
bares y cafés del Centro de Lima o de Miraflores.
Julio Ramón Ribeyro no sólo acierta con su descripción general de la realidad urbana, sino demuestra, sobre todo, su
maestría en la acumulación de pequeños detalles que le prestan al relato rápidez, luz y armonía. Otro género por el
cual Julio Ramón Ribeyro se siente atraído es el teatro. Su primera obra teatral es “Santiago, el pajarero”, donde
muestra influencia del teatro de Bertolt Brecht.
En 1994 se le otorgó el premio “Juan Rulfo”. En ese mismo año fallece en Lima.
OBRAS:
ESTILO
• Linealidad en el relato.
“La palabra del mudo” es la obra de mayor envergadura de Ribeyro, es una colección de cuentos en cuatro volúmenes:
Vol I: “Los gallinazos sin plumas” (1955) “Cuentos de circunstancias” (1958); “Las botellas y los hombres” (1964).
Vol II: “Tres históricos sublevantes” (1964); “Los cautivos” (1972); “El próximo mes me nivelo” (1992). Vol III:
“Silvia en el rosedal”. Vol IV: “Cuentos santacrucianos” (1992).
Tanto la fantasía como la marginalidad y la fustración son las constantes por donde van a discurrir sus innumerables
historías. Todo esto nos está demostrando que las historías de Ribeyro se sostienen internamente por medio de un
correlato tenue pero coherente; su estructura cuentista sería semejante a una deslumbrante y prodigiosa telaraña en la
cual se percibe el secreto talento, la misteriosa sabiduría de un artífice que con paciente conocimiento ha sabido
anudar cada uno de los hilos sin que nada, absolutamente nada, quede al azar.
La obra de Ribeyro trasunta una actitud escéptica; según Antonio Cornejo Polar, este escepticismo deriva del examen
del entorno, examen que demuestra la intrascendencia de las acciones de los hombres y el sin sentido de la historia.
En el mundo representado observamos una dicotomía fundamental: oficialidad, marginalidad. Donde el mundo oficial
agrede insistentemente al mundo marginal. La opciones son solamente individuales o particulares. No hay acciones
colectivas.
“La palabra del mudo” reúne en una sola colección los cuentos que se publican en los siguientes libros:
4. Las botellas y los hombres (1964) (Habla de la fustración y soledad de la clase media capitalina)
• Algunos de sus cuentos más celebres son: Alienación, La Insignia, La botella de chicha, El jefe, El profesor
suplente, etc.
Don Santos, un anciano cojo, y sus dos nietos: Efraín y Enrique, habitan el mismo corralón, junto a un cerdo
(Pascual), al cual Efraín y Enrique tienen que conseguir comida a como dé lugar. Todo el cariño de Don Santos está
dirigido al cerdo en quien ve su fortuna, es por ello que obliga a los niños a trabajar aun estando enfermos. Cuando
Efraín enferma y no se puede levantar a cumplir su diario martirio, el despiadado abuelo envió a Enrique a los
muladores. Cuando dos muchachos enfermos y cansados no pudieron cumplir con los cada vez más exigentes
requerimientos del abuelo, éste sin ningún miramiento cogió a Pedro, el perro de los niños y los arrojó al chiquero.
Al regresar Enrique con los cubos llenos de comida se da cuenta que el perro está siendo devorado, indignado, se
acerca al abuelo y le golpea el rostro con una vara, el viejo retrocede y cae de espaldas al chiquero. Luego fugará junto
con su hermano.
CRÍTICA
Es un excelente cuento que refleja la miserable existencia del provinciano (migrante) que está obligado a vivir en
medio de los lupanares por su paupérrimas situación económica, naturalmente como consecuencia de un orden social
injusto e inhumano; donde existen clases sociales, viviendo el rico a costa del trabajo y sufrimiento del pobre.
Pascual, el cerdo, representa metafóricamente la posibilidad de desarrollo socio económico de una familia, pero
también representa la urbe que sacrifica y oprime al migrante provinciano.
Los marginales de esta urbe limeña, tienen que vivir descalzar realizado trabajos deshonestos y peligrosos. Ellos son
los expoliados, los olvidados por una política centralista e inhumana, que no protege a la niñez. La lucha entre Enrique
y el abuelo, en ese sentido, desemboca en el fracaso en la cancelación de un esperanza, temas claves en la bora de
Ribeyro. No hay salida, es necesario seguir viviendo en otras basurales para encontrar algo que comer.
LA INSIGNIA
Hasta ahora recuerdo aquella tarde en que al pasar por el malecón divisé en un pequeño basural un objeto brillante. En
una curiosidad muy explicable en mi temperamento de coleccionista, me agaché y después de recorgarlo lo froté
contra la manga de mi saco. así pude observar que se trataba de una menuda insignía de plata, atravesaba por más
signos que en ese momento me parecieron incomprensibles. Me la eché al bolsillo y, sin darle mayor importancia al
asunto, regrese a mi casa. No puedo precisar cuánto tiempo estuvo guardado en aquel traje, que lo demás era un traje
que usaba poco. Sólo recuerdo que en una oportunidad lo mandé lavar , con gran sorpresa mía, cuando el dependiente
me lo devolvió limpio, me entregó una cajita deciéndome: “Este debe ser suyo, pues lo he encontrado en su bolsillo”.
Aquí empieza verdaderamente el encandenamiento de sucesos extraños que me acontecieron. Lo primero fue un
incidente que tuve en una librería de viejo. me hallaba repasando añejas encuademaciones, cuando el patrón, que
desde hacía rato me observaba desde el ángulo más oscuro de su librería, se me acercó y, con un tono de complicidad,
entre guiños y muecas convencionales, me dijo: “Aquí tenemos algunos libros de Feifer”. Yo lo quedé mirando
intrigado porque no había preguntado por dicho autor, el cual, por lo demás aunque mis conocimientos de literatura no
son muy amplios, me era enteramente desconocido.
Y acto seguido añadió: “Feifer estuvo en Pilsen”. Como yo no saliera de mi estupor, el librero terminó con un tono de
revelación, de confidencia definitiva. “Debe usted saber que lo mataron. Si, lo mataron de un bastonazo en la estación
Durante algún tiempo estuve razonando sobre el significado de dicho incidente, pero como no pude solucionarlo,
acabé por olvidarme de él. Más pronto, un nuevo acontecimiento me alarmó sobremanera.
Caminaba por un plaza de los suburbios, cuando un hombre menudo, de faz hepática y angulosa, me abordó
intempestivamente y antes que yo pudiera reaccionar, me dejó una tarjeta entre las manos, desapareciendo sin
pronunciar palabra. La tarjeta, en cartulina blanca, sólo tenía una dirección y una cita que rezaba: SEGUNDA
SESIÓN: MARTES 4. Como es de suponer, el martes 4 me dirigi al a numeración indicada. Ya por los alrededores me
encontré con varios sujetos extraños, que me rodeaban, y que por una conindicdencia que me soprendió, tenían una
insignia igual a la mía. Me introduje en el círculo y note que todos me estrechaban la mano con gran familiaridad.
Enseguida ingresamos a la casa señalada y en una habitación grande tomamos asiento. Un señor de aspecto grave
emergió tras un cortinaje y, desde un estrado, después de saludarnos, empezó a hablar interminablemente. No sé
precisamente sobre qué verso la conferencia ni si aquello era efectivamente una conferencia.
Los recuerdos de niñez anduvieron hilvanados con las más agudas especulaciones filosóficas, y unas disgreciones
sobre el cultivo de la remolacha fue aplicado el mismo método expositivo que a la organización del estado.
Recuerdo que finalizó pintando unas rayas rojas en una pizarra, con una tiza que extrajo de su bolsillo.
Cuando hubo terminado, todos se levantaron y comenzaron a retirarse, comentando entusiasmados el buen éxito de la
charla. Yo, por condescendencia, sumé mis elogios a los suyos, más en el momento en que me disponía a cruzar el
umbral, el disertante me pasó la voz con una interjección, y al volverme me hizo una seña para que me acercara.
– Es usted nuevo ¿verdad? - me interrogó, un poco desconfiado.
– Si - respondí, después de vacilar un rato, pues me sorprendió que hubiera podido identificame entre tanto
concurrencia - Tengo poco tiempo
– ¿Y quién lo introdujo?
Mantuvimos luego una charla ambigua y ocasional, llena de confidencia imprevistas y de alusiones superficiales,
como la que sostienen dos personas extrañas que viajan accidentalmente en el mismo asiento de un ómnibus.
Recuerdo que mientras y me afanaba en describirle mi operación de amígdalas, él con grandes gestos proclamaba la
belleza de los paisajes nórdicos.
Por fin, antes de retirarme, me dio un encargo que no dejó de llamarme la atención.
– Tráigame en la próxima semana –dijo– una lista de todos los teléfonos que empieen coin 38.
Prometi cumplir lo ordenado y, antes del plazo concedido, concurrí con la lista.
– ¡Admirable! –exclamó– trabaja usted con rapidez ejemplar.
Desde aquel día cumplí una serie de encargos semejantes, de lo más extraños Así, por ejemplo, tuve que
conseguir una docente de papagayos a los que ni más volvi a ver. Mas tarde fue enviado a una ciudad de provincia
a levantar un croquis del edificio municipal.
Recuerdo que también me ocupé de arrojar cáscaras de plátano en la puerta de algunas residencias escrupulosamente
señaladas, de escribir un artículo sobre los cuerpos celeste que nunca vi publicado. De adiestar a un mono en gestos
parlamentarios, y aun de cumplir ciertas misiones confidenciales, como llevar cartas que jamás leí o espiar a mujeres
exóticas que generalmente desaparecian sin dejar rastro.
De este modo, poco a poco, fui ganando cierta consideración. Al cabo de un año, en una ceramonia emocionante, fue
elevado de rango. Ha ascendido usted un grado,me dijo el superior de nuestro circulo, abrazándome efusivamente.
Tuve entonces que pronunciar una breve alocución, en la que me referí en términos vagos a nuestra tarea común, no
obstante lo cual, fue aclamado con estrépito.
Esta beligerancia doméstica no impidió que yo siguiera dedicándome, con una energía que ni yo mismo podía
explicame, a las labores de nuestra sociedad. Pronto fuí relator, tesorero, adjunto de conferencias, asesor
administrativo y conforme me iba sumiendo en el seno de la organización, aumentaba mi descoincierto, no sabiendo
si me hallaba en una secta religiosa o en una agrupación de fabricantes de paños.
A los tres años me enviaron al extranjero. Fue un viaje de lo más intrigante. No tenía yo un céntimo, sin embargo, los
barcos me brindaban sus camarotes, en los puertos había siempre alguien que me recibía y me prodigaba atenciones, y
los hoteles me obserquiban sus comodidades sin exigirme nada. Así me vinculé con otros cofrades, aprendí lenguas
faráneas, pronuncié conferencias, inauguré filiales a nuestra agrupación y vi como extendía la insignia de plata por
todos los confines del continente. Cuando regresé, después de un año de intensa experiencia humana, estaba tan
desconcertado como cuando ingresé a la librería de Martín. Han pasado diez años. Por mis propios méritos he sido
designado Presidente. Uso una toga oriada de púrpura con la que aparezco en las grandes ceremoniales. Los afiliados
me tratan de Vuecencia. Tengo una renta de cinco mil dólares, casas en los balnearios, sirvientes con librea que me
respetan y me temen, y hasta una mujer encantadora que viene a mi por las n oches sin que yo la llame. Y a pesar de
todo esto, ahora, como el primer día y como siempre, vivo en la más absoluta ignorancia, y si alguien me pregunta
cuál es el sentido de nuestra organizacón, yo no sabría que responderle. A lo más me limitaría a pintar rayas rojas en
una pizarra negra, esperando confiado los resultados que produce en la mente humana toda explicación que se funda
inexorablemente en la cábala.
BLANCA VARELA
Varela es una poeta perteneciente a la Generación del 50 que entre otros cuenta con destacadores escritores con Javier
Sologuren, Jorge Eielson y Carlos Germán Belli.
CANTO VILLANO: Poesía reunida, 1949 - 1983, es una poesía que no hace concesiones al lector, no habla de la
pureza y esplendor de la rosa como es el caso de otros poetas sino, que al contrario, protesta por su «detestable
perfección». Blanca Varela afila las palabras como si se trataran de una navaja y rasga la piel de la realidad para
mostrarnos su carne viva. Lo oscuro, lo negro, la sombra, la noche y la muerte son expresiones que se repiten
continuamente. Una visión inquietante y trágica de la existencia está coherentemente delineada a lo largo de los
cuatro poemarios que conforman el volumen: Ese puerto existe, Luz del día, Valses y otras falsas confesiones y Canto
Villanos.
El espíritu existencialista impregna su obra con una carga de escepticismo y desesperanza. Una profunda amargura se
advierte en poemas como «Camino a Babel» una de sus piezas mas intensas y reveladoras que pertenece a la
colección que da título al volumen:
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2. ¿Por qué se les llama a Efraín y Enrique Los gallinazos sin plumas?
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5. ¿Quiénes son los representantes de la poesía en la generación del 50?
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CAPÍTU LO
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COMPETENCIAS
• Destacar la importancia de Vargas Llosa y Bryce Echenique
• Analizar las obras principales de ambos autores
- INTRODUCCIÓN -
- ¿Cuáles son los temas preferidos de Vargas Llosa?
- ¿Por qué Bryce crítica a la oligarquía limeña?
- ¿Cuáless son las obras más reciente de Vargas Llosa y Bryce?
LECTURA MOTIVADORA
Cuando el viento de la madrugada irrumpe sobre La Perla, empujando la neblina hacia el mar y disolviéndola, y el
recinto del Colegio Militar Leoncio Prado se aclara como una habitación colmada de humo cuyas ventanas acaban de
abrirse, un soldado anónimo aparece bostezando en el umbral del galpón y avanza restregándose los ojos hacia las
SISTEMA HELIC O IDAL
As o c ia c ió n Ed u c a tiva PASC UAL SAC O O LIVERO S
cuadras de los cadetes. La corneta que lleva en la mano se balancea con el movimiento de su cuerpo y en la difusa
claridad, brilla. Al llegar al tercer año, se detiene en el centro del patio, a igual distancia de los cuatro ángulos del
edificio que lo cerca. Enfundado en su uniforme verduzco, desdibujado por los últimos residuos de la neblina, el
soldado parece un fantasma. Lentamente, pierde su inmovilidad, se anima, se frota las manos, escupe. Luego sopla.
Escucha el eco de su propia corneta y, segundos después, las injurias de los perros que desfogan contra él la cólera que
les causa el final de la noche. Escoltado por carajos lejanos, el corneta se dirige a las cuadras de cuarto año. Algunos
imaginarias del último turno han salido a las puertas, anunciados de su llegada por la diana de los perros: se burlan de
él, lo insultan y a veces le tiran piedras. El soldado camina hacia quinto. Ya está completamente despierto y su paso es
más vivo. Allí no hay reacción; los veteranos saben que desde el toque de diana hasta el silbato llamando a filas tienen
quince minutos, la mitad de los cuales pueden aprovechar todavía en el lecho. El soldado regresa al galpón, frotándose
las manos y escupiendo. No lo asustan la indignación de los perros, el malhumor de los cadetes de cuarto; apenas los
percibe. Salvo los sábados. Ese día, como hay ejercicios de campaña, la diana se toca una hora antes y los soldados
temen estar de servicio. A las cinco todavía es noche cerrada y los cadetes, borrachos de sueño y de ira, bombardean al
corneta desde las ventanas con toda clase de proyectiles. Por eso, los sábados, los cornetas violan el reglamento: tocan
la diana lejos de los patios, desde la pista de desfile, y muy rápido.
El sábado, los de quinto pueden continuar en las literas sólo dos o tres minutos, pues en lugar de quince tienen apenas
ocho minutos para lavarse, vestirse, tender las camas y formar.
Pero este sábado es excepcional. La campaña ha sido suprimida por el quinto año debido al examen de Química;
cuando los veteranos escuchan la diana, a las seis, los perros y los de cuarto están desfilando ya por la puerta del
colegio hacia el despoblado que une La Perla al Callao.
NARRATIVA DE LOS 60 Y 70
MARIO VARGAS LLOSA
“El Arquitecto de la Narrativa Urbana”
Su Producción:
I. NARRATIVA
• Los Jefes (1959): Colección de cuentos. Premio “Leopoldo Alas”
• La ciudad y los perros (1963): Novela que lo internacionalizó. Premio “Biblioteca Breve”
• La casa verde (1966): Novela ganadora del Premio “Rómulo Gallegos”.
• Los cachorros (1967): Novela cuyo título original había sido “Pichula Cuéllar”.
• Conversación en la catedral (1969): Novela de humor anticastrense.
• La Tía Julia y el Escribidor (1977): Novela confesional de corte antobiográfico
• La guerra del fin del mundo (1981): Llamada novela total, historia multiple sobre la intolerancia y el
iluminismo ambientada en Brasil.
• La historia de Mayta (1984): Novela que retoma el tema de la violencia.
• ¿Quién mató a Palomino Molero? (1986): Novela de trama policial.
• El narrador ambulante (1989): Novela premiada en Italia con $ 35,000.
• El Pez en el agua (1993): Sus memorias.
• Lituma en los Andes (1993): Novela premiada con $ 380.00, es la continuación de ¿Quién mató a Palomino
Molero?
• Los cuadernos de Don Rigoberto (1997): Prolongación de “Elogio a la madrastra”
• La utopía arcaica: José María Arguedas y las ficciones del Indigenismo: ensayo, 1997.
• Cartas a un novelista: ensayo 1997
• La Fiesta del Chivo (2000): Novela antidictatorial.
II. TEATROS
• La señorita de Tacna (1981)
• Kathie y el Hipopotamo (1993
• La Chunga (1986)
• El Loco de los Balcones (1991)
• Ojos bonitos, cuadros feos (1996)
IV. Estructura:
Dos partes y epílogo. Fue publicada inicialmente con el nombre de «Los Imposibles».
V. Escenario:
Colegio Militar Leoncio Prado y otros lugares de la Capital
VI. Argumento:
La obra comienza cuando se sortea con unos dados, quien debe robar la prueba, elegido es el serrano Cava. La
autoridades se dan cuenta de la pérdida de las pruebas y determinan que el Colegio quede acuartelado y ejecutado
en virtud de las órdenes del círculo, secta que ejerce su mandato Clandestino entre los cadetes, las sospechas
recaen sobre sus componentes, generando una progresiva tensión que se resuelve con la muerte de Ricardo Arana,
apodado el esclavo, en el transcurso de unas maniobras o ensayos. Y aunque la versión oficial consagra el hecho
como un accidente, los rumores señalan al Jaguar, jefe del círculo, se trataría de un acto de venganza contra el
delator. Alberto lo denuncia, pero su acusación cae en el vacío, porque las autoridades se cierran en su decisión de
evitar el escándolo que caería sobre la institución en su totalidad.
Es este el momento en que la impostura se revela en toda su magnitud: el poeta es chantajeado, ya que se sabe que
es el autor de las novelitas pornográficas que vende a sus compañeros; el teniente Gamboa pierde la posibilidad
de un ascenso y es destinada finalmente a una guarnición remota del Perú profundo.
La versión oficial se mantiene y el epílogo muestra la partida de los cadetes y las condiciones de su reinserción a
la sociedad, que ha confiado la custodia y formación de los jóvenes a la institución.
Utilizando nuevas técnicas narrativas en su quehacer novelistico, Vargas Llosa abarca la reaildad peruana, difícil y
compleja. Acudiendo al realismo que él mismo conceptúa como un reflejo de la realidad a la cual hay que
transformarla, desarrolla múltiples facetas de la realidad seccionándola, pero que conjugadas en sus obras, aparecen
vertebradas como una unidad. Para ello utiliza toda una gama de registros técnicos con el objeto de lograr el realismo
narrativo. Tritura la acción, utiliza un vasto sistema de planos, da saltos atrás en el tiempo, mezcla conversaciones
Su formación le ha permitido pasar del ensayo a la literatura fantástica, de la novela autobiográfica a la narrativa
social, de la vasta creación la literatura erótica, al cine y la dramaturgia que lo convierten en uno de los más logrados
escritores de la generación del 60 y actualmente el más importante novelista de literatura contemporánea.
• Bryce es también autor de dos libros de artículos periodísticos títulados “A vuelo de buen Cubero” (1977) y
“Crónicas personales” (1988), respectivamente, así como de una importante obra cuentística que además de “Huerto
cerrado” (1968) incluye los libros “La felicidad, ja, ja” (1974), “Magdalena peruana” y otros cuentos (1986) y “15
cuentos de amor y humor” (1996).
Es una novela que describe de un modo realista sobre todo humanístico el mundo de la vieja oligarquía limeña con su
vida muelle, producto de sus valores insustanciales y equivocados ideales. El autor contrasta además la vida sencilla
de los criados con la vida hueca, elegante y superficial de los ricos, pasada cocteles, en campos de golf y en viajes a
Europa.
Un mundo par Julius narra la vida de un niño rico, Julius, entre las edades de cinco y once años. Sus padres –Susan, la
madre, glamorosa, muy linda como una actriz de cine, de deliciosa frivolidad–; Juan Lucas,el padrastro (el padre real
ha muerto al comenzar el libro) afanado al golf, adinerado en alianza con los intereses financieros estadounidenses–
pertenecen a lo que en el Perú se llama la oligarquía. Julius tiene dos hermanos mayores, Santiago,el mayor, Bobby, el
menor. Son los productos de una educación recibida tanto en el hogar y en la escuela como también en “la sociedad”
que se adhiere a los valores de aquella oligarquía: dinero, apellidos, “elegancia”, evitamiento de la seriedad de la
tristeza, la tragedia, la pobreza en breve es una educación adscrita a los valores o falta de valores de una frivolidad
generalizada. Julius difiere de los otros miembros de su familia en que es sensible (su madre también lo es pero
suprime su sensibilidad). Su crianza está confiada a los sirvientes que lo adoran. Aquí la novela muestra una gran
simpatía por las gentes humildes y desvalidas que aparecen a lo largo de la novela (Vilma, Celso, Nilda, Carlos),
acercándose a ellas con singular ternura y consigue por eso penetrar en su interior en su alma en su psicología. La
hermana de Julius, Cinthia, a quien él quiere mucho, casi demasiado pronto muere de tuberculosis. Este fallecimiento,
junto con la muerte de una de sus sirvientas y, ya antes, la muerte de su propio padre, despiertan en el muchachito
varias crisis y una lenta toma de conciencia que se alimenta de aquellos aspectos de la vida que su familia pasa por
alto.
En Resumen: La novela nos presenta de manera realista e irónica la vida muelle de la burguesía, el mundo de la
infancia y la adolescencia (Julius no solamente es el protagonista del libro sino también el instrumento de su
exploración). De otro lado también expresa el mundo de la debilidad física y la frustración, de la clase alta limeña y la
postergación social de los criados.
U N MU N D O PA RA JU LIU S
VA RIO S MIC R O C O S MO S
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6. ¿Con qué obra Alfredo Bryce Echenique se convierte en uno de los mejores escritores contemporáneos del Perú?
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8. ¿Por qué se dice que Un mundo para Julius critica a la oligarquía peruana?
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2. Por la suerte de los dados fue elegido para robar el examen de Química.
A) Jaguar
B) Rulos
C) Cava
D) Boa
E) Poeta
7. Es un conjunto de cuentos de Alfredo Bryce Echenique. Tiene como personaje principal a Manolo.
A) Un mundo para Julius
B) Huerto cerrado
C) No me esperen en Abril
D) La última mudanza de Felipe Carrillo
E) La vida exagerada de Martín Romaña
13. En la novela Un mundo para Julius, el protagonista encuentra los vínculos afectivos principalmente en
A) el colegio.
B) las calles.
C) su madre Susan.