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FACULTAD DE DERECHO
ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO
SECCIÓN: B
CURSO: LITERATURA
INTEGRANTES
RESUMEN
COMENTARIO CRÍTICO
En las obras de Arguedas se encuentra un íntimo contacto con el alma indígena debido a que
convivió con ellos gran parte, lo que marcó profundamente su vida. Además, utiliza recursos
literarios con suma mesura, sin caer en la exageración y logra escribir una obra literaria de
excelente calidad. Podemos comenzar destacando que el estilo empleado por el autor en la
creación de la obra "Los ríos profundos" es notablemente sencillo, aunque la narrativa en sí
misma posee una gran carga literaria. A través de este enfoque, el escritor logra que el lector
comprenda de manera accesible la riqueza de la cultura andina que prevalecía en el Perú de
esa época. Gracias a esta obra, José María Arguedas alcanzó reconocimiento en todo el
continente americano, exhibiendo desde el inicio sus habilidades líricas. En la trama, fusiona su
propia realidad con la narrativa, dando vida a un personaje que sirve como representación de
los entornos andino y occidental de la época en que se desarrolla la historia. A través de la vida
de Ernesto, se expresan las angustias y la idiosincrasia de estos sectores. La obra se
estructura con dos tipos de narradores: el principal, Ernesto como adulto, quien relata y
recuerda su infancia y travesía desde su niñez; y un segundo narrador, que aparece de manera
ocasional. Esta elección permite al lector conectar las ideas y comprender mejor la totalidad de
la literatura. La reflexión sobre la situación social de los indígenas y su relación con el mundo
occidental se presenta de manera continua a lo largo de la novela, plasmada de manera
magnífica. "Los ríos profundos" se destaca como una de las narrativas más extraordinarias en
Perú y la comunidad hispanoamericana. Ofrece una profunda exploración de temas culturales y
sociales, con un formalismo excepcional. En principio, la representación de la cultura indígena
en la obra podría ser interpretada como un enfoque folklórico y estereotipado, sin tener en
cuenta la complejidad y la diversidad genuina de estas comunidades dentro de la sociedad
peruana contemporánea. Aunque Arguedas intentaba visibilizar a estas comunidades
marginadas, su estilo y perspectiva excesivamente románticos no logran captar la realidad
actual de los pueblos nativos y sus desafíos cotidianos. Adicionalmente, la atención centrada
en la discriminación racial y la opresión social puede considerarse limitada para abordar los
problemas contemporáneos. Aunque la discriminación racial persiste como un problema en
muchas partes del mundo, es esencial abordar otras formas de discriminación, como la de
género, orientación sexual, clase socioeconómica, entre otras, en la actualidad. Por otra parte,
la figura del protagonista, Ernesto, refleja una percepción paternalista de la sociedad, donde el
personaje mestizo se coloca en una posición de superioridad moral y busca salvar a los
indígenas. Esta visión podría ser interpretada como paternalista al presuponer que los
indígenas no pueden valerse por sí mismos y requieren ser rescatados por la figura del
mestizo. Por último, aunque Arguedas resalta la importancia de la identidad y la conexión con
la tierra, su enfoque en la ruralidad y las tradiciones ancestrales puede no reflejar
completamente la realidad de la urbanización y la globalización en la sociedad contemporánea.
Existen numerosas comunidades indígenas que están inmersas en procesos de migración y
adaptación a los cambios sociales, económicos y políticos, aspectos que no son
completamente abordados en la obra. Todo parece indicar que el proceso de iniciación
espiritual experimentado por Ernesto en un entorno impregnado de magia y misticismo tiene
lugar durante su visita a Cusco y su permanencia en Abancay. Sin embargo, este proceso de
iniciación se ve truncado en última instancia, ya que el joven rechaza un elemento crucial de la
misma: la transición a la madurez sexual que esta implica. Por lo tanto, Ernesto requiere de
una sublimación que le permita evadir este dilema. Logra esta sublimación a través de su
participación en la revuelta de las chicheras y su compromiso social. Aquí radica la diferencia
entre Antero y Ernesto. Antero experimenta un proceso de madurez egoísta. Es un joven fuerte
y audaz, impulsado por el principio de la potencia, que afirma haber cruzado ríos crecidos a
nado, es decir, que lleva una ventaja sobre Ernesto en el proceso de iniciación. Para Antero,
ser adulto implica dominar a las mujeres y a los colonos. Su madurez le otorga la fuerza
necesaria para subyugar y reprimir a los más débiles y a aquellos que aún no han iniciado este
proceso. En cambio, Ernesto no cultiva su madurez sexual ni su deseo de poder, sino una
forma de madurez de la conciencia política. Como hemos observado, la expresión de su
participación política se manifiesta a través de epifanías complejas que involucran una visión
animista y romántica del mundo, en resonancia con formas cristianas de compasión y
solidaridad hacia los débiles y los pobres. Evidentemente, la carga simbólica del espacio y del
proceso de iniciación de Ernesto se alinea con una interpretación mágica que no separa estas
realidades esotéricas de las realidades sociales. Por el contrario, a través de las descripciones
espaciales y la conciencia política de Ernesto, los elementos mágicos refuerzan la
representación de una sociedad dividida en castas. La reflexión espiritual abarca también una
perspectiva social. El enfrentamiento entre las culturas indígenas y occidentales ha sido un
tema complejo y multifacético a lo largo de la historia. Se ha caracterizado por tensiones y
desafíos derivados de diferencias fundamentales en valores, cosmovisiones y formas de vida.
Este choque cultural ha generado conflictos en diversas áreas, como la tierra, los recursos
naturales, la autonomía cultural y los derechos humanos. En el corazón de este conflicto yace
la discrepancia en las concepciones del mundo. Mientras que las culturas indígenas a menudo
valoran una conexión profunda con la tierra, la espiritualidad y la comunidad, la perspectiva
occidental a menudo se centra en el desarrollo económico, la propiedad privada y el progreso
tecnológico. Estas divergencias han llevado a disputas sobre la propiedad de tierras y recursos,
con consecuencias significativas para las comunidades indígenas, que a menudo enfrentan la
pérdida de sus territorios ancestrales. Además, la imposición de sistemas legales y políticos
occidentales ha llevado a la marginación de las culturas indígenas, afectando su autonomía y
forma de vida tradicional. Los conflictos se manifiestan en luchas por el reconocimiento de los
derechos indígenas, la preservación de las lenguas y la protección de las prácticas culturales.
Por otro lado, el personaje Doña Felipa representa la opresión y la discriminación que sufren
los indígenas en la sociedad peruana de la época. Desde una perspectiva crítica, se puede
argumentar que Doña Felipa se presenta como un estereotipo de la "mujer indígena" sumisa y
resignada. Parece aceptar su lugar en la jerarquía social y raramente cuestiona o desafía las
normas y prácticas impuestas por la sociedad mestiza dominante. Esta representación puede
ser considerada como una simplificación de la realidad compleja y diversa de las mujeres
indígenas de la época. Sin embargo, también se pueden destacar aspectos constructivos en el
personaje de Doña Felipa. Aunque aparentemente sumisa, ella demuestra una profunda
sabiduría y comprensión del mundo en el que vive. A pesar de su situación opresiva, tiene una
cierta fortaleza interior para enfrentar las adversidades y sobrevivir en un entorno hostil.
Además, Doña Felipa representa la resistencia cultural y la preservación de las tradiciones
indígenas en medio de la asimilación forzada por parte de la sociedad mestiza. A través de sus
conocimientos ancestrales y prácticas curativas, mantiene vivos los aspectos culturales que
son fundamentales para las comunidades indígenas. Finalmente, la novela "Los ríos profundos"
de José María Arguedas transmite un mensaje intensamente humano, insitándolos a
reconsiderar y mostrar respeto hacia el hombre de los Andes, quien a lo largo de siglos ha
sufrido maltratos, humillaciones y explotación por parte de las clases dominantes, y nos invita a
revalorizar su identidad y dignidad.