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“UNIVERSIDAD CATOLICA SANTO TORIBIO DE MOGROVEJO”

FACULTAD DE DERECHO
ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO

SECCIÓN: B

CURSO: LITERATURA

DOCENTE: DIAZ CHERO, FERNANDO PAVEL

INTEGRANTES

GUEVARA ZAMORA, CRIS IVETH


NEIRA BERRU, SANDRA JANET
VALENCIA GUERRERO, JENNYFER LUCERO

CHICLAYO, 27 de noviembre 2023


LOS RÍOS PROFUNDOS

(JOSÉ MARÍA ARGUEDAS)

TEMA O IDEA CENTRAL

Conflicto entre el mundo andino y el mundo occidental

RESUMEN

La obra "Los ríos profundos" consta de 11 capítulos y describe el proceso de madurez de


Ernesto, muchacho solitario que ha de escoger una vía personal entre los elementos
enfrentados que componen las dos facetas de su cultura mestiza. Los ríos profundos
comienzan con la llegada de Ernesto y Gabriel, su padre, a la ciudad de Cuzco. Padre e hijo
han recorrido más de doscientos pueblos de las sierras peruanas debido al trabajo de Gabriel:
es abogado itinerante y va de pueblo en pueblo tomando casos de trabajadores de las
haciendas. Ambos arriban a Cuzco para pedirle un favor al Viejo. El Viejo es pariente de
Gabriel, y es conocido por ser un hombre rico pero avaro. Ernesto, por su parte, no se deja
afectar por el trato despectivo del Viejo, que dispuso hospedarlos en la cocina de los arrieros.
Está entusiasmado con conocer las ruinas incas, los muros antiguos que aún conserva la
ciudad. El joven tiene una gran sensibilidad y se conmueve ante los muros o el repicar de la
campana de la iglesia. A pesar de que no logran su cometido con el Viejo avaro, se van de
Cuzco a Abancay con la frente en alto. Al pueblo de Abancay llegan con el objetivo de
matricular a Ernesto en el Colegio. Los recibe allí una multitud que reza por el Padre Linares, el
cura del pueblo que representa casi una divinidad. A los pocos días de comenzar sus estudios,
Ernesto se da cuenta de que su padre partirá pronto hacia otro pueblo. La despedida es difícil;
sabe que a partir de ahora estará solo frente a los obstáculos del futuro próximo. Finalmente,
Gabriel se va de Abancay con la promesa de conseguir una chacra donde recibir a su hijo en
verano. Ernesto comienza una convivencia con sus compañeros que no es fácil. Algunos de los
mayores tienen comportamientos abusivos con los más pequeños y, sobre todo, con Marcelina,
una mujer con una discapacidad mental a la que llaman “la opa”. Por las noches, algunos de
ellos abusan sexualmente de ella en los baños del patio, a la vista de los más pequeños, entre
quienes se encuentra Ernesto. Para contrarrestar la opresión del Colegio, Ernesto va los
domingos a recorrer la quebrada, la hacienda de Patibamba, el río Pachachaca. Más adelante
comienza a ir a las chicherías, donde pasa los fines de semana escuchando a los músicos
tocar huaynos de distintos pueblos. Todo esto ayuda a despertar su memoria. Los recuerdos
son para Ernesto su gran arma contra la soledad, la desesperación y el maltrato. En el Colegio
se viven muchas situaciones de violencia social y racial que aplastan el espíritu de Ernesto.
Pero un día hay un gran revuelo en el pueblo: las chicheras de Abancay se rebelan contra las
autoridades porque en la hacienda se les da sal a las vacas y esa sal no está siendo entregada
a las personas. Armadas, van hasta la Salinera y se llevan los sacos de sal que encuentran allí
escondidos. Incluso, en un acto de justicia que emociona a Ernesto y lo hace involucrarse en la
acción, le llevan sal a los indios de la hacienda. Estos indios sumisos apenas hablan;
temerosos, reciben la sal de las chicheras casi sin salir de sus casas. A partir de esta situación,
y a pesar de que el éxito de la rebelión es efímero, Ernesto reafirma su identidad andina y sus
convicciones: descubre que puede haber justicia social a partir de la organización colectiva.
Poco a poco, en el colegio va forjando amistades. Su primer amigo, Ántero, le regala un trompo
mágico, el zumbayllu. Luego entabla un vínculo con Palacitos y Romero. Los tres comparten el
pensamiento mágico y el sistema de creencias; hablan quechua y además comparten el gusto
por la música de origen incaico, los huaynos. Por otra parte, varias veces se enfrenta a
compañeros; al abusivo Lleras, o a Rondinel, que lo llama “indiecito”. Incluso se enemista con
el mismo Ántero cuando las diferencias entre ellos se acrecientan, a partir de las opiniones
contrapuestas alrededor de la rebelión de las chicheras y la actitud lasciva que Ántero tiene con
las niñas del pueblo. Con la llegada del ejército a Abancay, con la función de reprimir la
rebelión de las chicheras, llega la peste. El tifus avanza rápido sobre el pueblo y llega al
Colegio. Los indios que trabajan en la hacienda, enfermos, a pesar de su temor y sumisión, y
de la presencia del ejército, avanzan sobre el pueblo para recibir la misa. Por su parte, Ernesto,
que asiste a Marcelina en su lecho de muerte, es encerrado por los Padres, por miedo a que
esté enfermo. Finalmente, para cuando el Padre Linares se da cuenta de que Ernesto está
sano, sus compañeros ya se han ido del pueblo sin despedirse, salvo Palacitos, que le deja a
Ernesto dos monedas de oro para que viaje a buscar a su padre, o para que pague su propio
entierro. Finalmente, el Padre Linares libera a Ernesto y le dice que su pariente, el Viejo, lo
espera en su estancia y que debe irse caminando, solo. Ernesto se va, pero a último momento
decide ejercer su libertad y cambiar de rumbo hacia la cordillera.

COMENTARIO CRÍTICO

En las obras de Arguedas se encuentra un íntimo contacto con el alma indígena debido a que
convivió con ellos gran parte, lo que marcó profundamente su vida. Además, utiliza recursos
literarios con suma mesura, sin caer en la exageración y logra escribir una obra literaria de
excelente calidad. Podemos comenzar destacando que el estilo empleado por el autor en la
creación de la obra "Los ríos profundos" es notablemente sencillo, aunque la narrativa en sí
misma posee una gran carga literaria. A través de este enfoque, el escritor logra que el lector
comprenda de manera accesible la riqueza de la cultura andina que prevalecía en el Perú de
esa época. Gracias a esta obra, José María Arguedas alcanzó reconocimiento en todo el
continente americano, exhibiendo desde el inicio sus habilidades líricas. En la trama, fusiona su
propia realidad con la narrativa, dando vida a un personaje que sirve como representación de
los entornos andino y occidental de la época en que se desarrolla la historia. A través de la vida
de Ernesto, se expresan las angustias y la idiosincrasia de estos sectores. La obra se
estructura con dos tipos de narradores: el principal, Ernesto como adulto, quien relata y
recuerda su infancia y travesía desde su niñez; y un segundo narrador, que aparece de manera
ocasional. Esta elección permite al lector conectar las ideas y comprender mejor la totalidad de
la literatura. La reflexión sobre la situación social de los indígenas y su relación con el mundo
occidental se presenta de manera continua a lo largo de la novela, plasmada de manera
magnífica. "Los ríos profundos" se destaca como una de las narrativas más extraordinarias en
Perú y la comunidad hispanoamericana. Ofrece una profunda exploración de temas culturales y
sociales, con un formalismo excepcional. En principio, la representación de la cultura indígena
en la obra podría ser interpretada como un enfoque folklórico y estereotipado, sin tener en
cuenta la complejidad y la diversidad genuina de estas comunidades dentro de la sociedad
peruana contemporánea. Aunque Arguedas intentaba visibilizar a estas comunidades
marginadas, su estilo y perspectiva excesivamente románticos no logran captar la realidad
actual de los pueblos nativos y sus desafíos cotidianos. Adicionalmente, la atención centrada
en la discriminación racial y la opresión social puede considerarse limitada para abordar los
problemas contemporáneos. Aunque la discriminación racial persiste como un problema en
muchas partes del mundo, es esencial abordar otras formas de discriminación, como la de
género, orientación sexual, clase socioeconómica, entre otras, en la actualidad. Por otra parte,
la figura del protagonista, Ernesto, refleja una percepción paternalista de la sociedad, donde el
personaje mestizo se coloca en una posición de superioridad moral y busca salvar a los
indígenas. Esta visión podría ser interpretada como paternalista al presuponer que los
indígenas no pueden valerse por sí mismos y requieren ser rescatados por la figura del
mestizo. Por último, aunque Arguedas resalta la importancia de la identidad y la conexión con
la tierra, su enfoque en la ruralidad y las tradiciones ancestrales puede no reflejar
completamente la realidad de la urbanización y la globalización en la sociedad contemporánea.
Existen numerosas comunidades indígenas que están inmersas en procesos de migración y
adaptación a los cambios sociales, económicos y políticos, aspectos que no son
completamente abordados en la obra. Todo parece indicar que el proceso de iniciación
espiritual experimentado por Ernesto en un entorno impregnado de magia y misticismo tiene
lugar durante su visita a Cusco y su permanencia en Abancay. Sin embargo, este proceso de
iniciación se ve truncado en última instancia, ya que el joven rechaza un elemento crucial de la
misma: la transición a la madurez sexual que esta implica. Por lo tanto, Ernesto requiere de
una sublimación que le permita evadir este dilema. Logra esta sublimación a través de su
participación en la revuelta de las chicheras y su compromiso social. Aquí radica la diferencia
entre Antero y Ernesto. Antero experimenta un proceso de madurez egoísta. Es un joven fuerte
y audaz, impulsado por el principio de la potencia, que afirma haber cruzado ríos crecidos a
nado, es decir, que lleva una ventaja sobre Ernesto en el proceso de iniciación. Para Antero,
ser adulto implica dominar a las mujeres y a los colonos. Su madurez le otorga la fuerza
necesaria para subyugar y reprimir a los más débiles y a aquellos que aún no han iniciado este
proceso. En cambio, Ernesto no cultiva su madurez sexual ni su deseo de poder, sino una
forma de madurez de la conciencia política. Como hemos observado, la expresión de su
participación política se manifiesta a través de epifanías complejas que involucran una visión
animista y romántica del mundo, en resonancia con formas cristianas de compasión y
solidaridad hacia los débiles y los pobres. Evidentemente, la carga simbólica del espacio y del
proceso de iniciación de Ernesto se alinea con una interpretación mágica que no separa estas
realidades esotéricas de las realidades sociales. Por el contrario, a través de las descripciones
espaciales y la conciencia política de Ernesto, los elementos mágicos refuerzan la
representación de una sociedad dividida en castas. La reflexión espiritual abarca también una
perspectiva social. El enfrentamiento entre las culturas indígenas y occidentales ha sido un
tema complejo y multifacético a lo largo de la historia. Se ha caracterizado por tensiones y
desafíos derivados de diferencias fundamentales en valores, cosmovisiones y formas de vida.
Este choque cultural ha generado conflictos en diversas áreas, como la tierra, los recursos
naturales, la autonomía cultural y los derechos humanos. En el corazón de este conflicto yace
la discrepancia en las concepciones del mundo. Mientras que las culturas indígenas a menudo
valoran una conexión profunda con la tierra, la espiritualidad y la comunidad, la perspectiva
occidental a menudo se centra en el desarrollo económico, la propiedad privada y el progreso
tecnológico. Estas divergencias han llevado a disputas sobre la propiedad de tierras y recursos,
con consecuencias significativas para las comunidades indígenas, que a menudo enfrentan la
pérdida de sus territorios ancestrales. Además, la imposición de sistemas legales y políticos
occidentales ha llevado a la marginación de las culturas indígenas, afectando su autonomía y
forma de vida tradicional. Los conflictos se manifiestan en luchas por el reconocimiento de los
derechos indígenas, la preservación de las lenguas y la protección de las prácticas culturales.
Por otro lado, el personaje Doña Felipa representa la opresión y la discriminación que sufren
los indígenas en la sociedad peruana de la época. Desde una perspectiva crítica, se puede
argumentar que Doña Felipa se presenta como un estereotipo de la "mujer indígena" sumisa y
resignada. Parece aceptar su lugar en la jerarquía social y raramente cuestiona o desafía las
normas y prácticas impuestas por la sociedad mestiza dominante. Esta representación puede
ser considerada como una simplificación de la realidad compleja y diversa de las mujeres
indígenas de la época. Sin embargo, también se pueden destacar aspectos constructivos en el
personaje de Doña Felipa. Aunque aparentemente sumisa, ella demuestra una profunda
sabiduría y comprensión del mundo en el que vive. A pesar de su situación opresiva, tiene una
cierta fortaleza interior para enfrentar las adversidades y sobrevivir en un entorno hostil.
Además, Doña Felipa representa la resistencia cultural y la preservación de las tradiciones
indígenas en medio de la asimilación forzada por parte de la sociedad mestiza. A través de sus
conocimientos ancestrales y prácticas curativas, mantiene vivos los aspectos culturales que
son fundamentales para las comunidades indígenas. Finalmente, la novela "Los ríos profundos"
de José María Arguedas transmite un mensaje intensamente humano, insitándolos a
reconsiderar y mostrar respeto hacia el hombre de los Andes, quien a lo largo de siglos ha
sufrido maltratos, humillaciones y explotación por parte de las clases dominantes, y nos invita a
revalorizar su identidad y dignidad.

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