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Arguedas y su vida entre dos mundos

José María Arguedas es un peruano nacido en el año 1911, es un escritor


reconocido que se caracteriza por reflejar su en sus obras, entre ella está la
obra llamada Los Ríos Profundos de 1958

Ernesto es el protagonista y narrador de esta historia lo cual lo realiza en


primera persona, es hijo de personas de tes blanca, y los primeros años
transcurren en una comunidad indígena, sumergido en la naturaleza y
entretejido de magia, será constantemente el refugio de todos sus recuerdos.

El título de la obra menciona a la profundidad de los ríos de los andes, que


nacen en la cima de la Cordillera de los Andes, pero a la vez se cita a las
ancestrales raíces de la cultura andina, la que, según Arguedas, son la
verdadera identidad nacional de nuestro país.

Según la crítica, esta novela marcó el comienzo de la corriente indígena, pues


presentaba por primera vez una lectura del problema del indio desde una
perspectiva más cercana.

La obra “los ríos profundos” es para muchos es el anabolismo es el más


perfecto en el mundo andino y el español. Su autor, el escritor, poeta peruano
José María Arguedas, concibe toda su literatura alrededor de un proyecto: un
país dividido entre dos culturas (la andina, de origen quechua, y la urbana, de
raíces europeas) que deben integrarse en una relación armónica y sin
problemas de carácter mestizo. Y resulta ser en esta obra, "Los ríos
profundos"; donde mejor se demuestran las grandes dudas, angustias y
esperanzas que ese proyecto nos plantea.

Teniendo en cuenta que se trata de una novela de corte autobiográfico, la


época en que está ambientada la narración es la década de 1920, bajo el
oncenio de Augusto Bernardino Leguía. Para ser más exactos, fue el año de
1924 en que Arguedas estudió el quinto de primaria en el colegio ubicado en
San Juana de Lucanas, Puquio, Abancay, dirigido por los padres mercedarios.

Se trata de una novela de formación dependiente sobre los dos pilares


estructurales que alarga la tradición literaria, como son, por un lado, el motivo
del viaje que realizan y por el otro el del héroe adolescente que protagoniza la
defunción de la infancia a la edad adulta con un brusco cambio ya que no tuvo
el afecto y apoyo de sus padres. Ambos motivos son de fácil exploración a lo
largo de la literatura, tanto aislados como combinados, arrancados, desde la
Biblia y la épica clásica, pasando por la picaresca hasta llegar a la literatura del
siglo XX.

La novela nos narra el proceso de maduración de Ernesto, un adolescente de


14 años quien debe enfrentar a las injusticias y violentas del mundo adulto del
cual empieza a formar parte y en el que debe elegir un camino para tener un
mejor futuro. El relato empieza en el Cuzco, ciudad a la que arriban Ernesto y
su padre, Gabriel, un abogado itinerante, en busca de un pariente rico llamado
Manuel Jesús denominado El Viejo, con el propósito de solicitarle un trabajo y
refugio. Pero no tienen éxito en la busca de ello. Entonces continúan con su
viaje y después de recorrer muchas ciudades y pueblos del sur peruano. En
Abancay, Ernesto es matriculado como interno en un colegio religioso en donde
existían dos tipos de alumnos (los externos y los internos) lo cual Ernesto es
uno de los últimos donde se cometen las mismas injusticias sociales mientras
por otra parte su padre continúa sus viajes en busca de un trabajo.

Ernesto tendrá que convivir con todos los alumnos del internado que son un
microcosmos de la sociedad peruana y donde priman normas crueles, violentas
y no justas para los alumnos del internado. Más adelante, a las afueras de los
límites del colegio, se aglomeraron un grupo de chicheras exigiendo el reparto
de la sal, y la entrada en masa de los campesinos indios a la ciudad que venían
a pedir una misa para las víctimas de la epidemia de tifo, originará en Ernesto
una profunda toma de decisión: elegirá los valores de la liberación por encima
de la seguridad económica. Y así termina una pequeña fase de su arduo
proceso de aprendizaje de la vida. La novela termina cuando Ernesto se va de
Abancay y se dirige a una hacienda de propiedad de «El Viejo», situada en el
valle del Apurímac, a la espera del regreso de su padre

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