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Es decir, sabemos que se van a activar diversas neuronas que van a generar
diferentes efectos, en gran medida mediados por el sistema límbico. Pero
¿cómo se relacionan exactamente estas neuronas para llegar a reaccionar de
manera concreta a situaciones semejantes a experiencias ya vividas?. En este
sentido existen circuitos neuronales que se van formando a lo largo del
desarrollo y de la vida, y que tras formarse permanecen más o menos
estables: estamos hablando de los engramas.
Los engramas pueden ser tanto sensoriales como motores, estando en ellos la
programación básica de cómo percibir o actuar ante la estimulación. Ambos
pueden estar relacionados. Aunque la formación de engramas es
inconsciente, estas estructuras generan e influyen en procesos tanto
conscientes como inconscientes. Pueden desencadenar que se generen
pensamientos, emociones, movimientos o activación de mecanismos
fisiológicos.
En nuestro cerebro existen una gran cantidad de estas estructuras, siendo los
engramas estructuras genéricas neuronales que participan en gran cantidad
de funciones mentales y fisiológicas. Se trata de un sistema que genera la
facilitación sináptica y conexión entre diferentes neuronas, generando un
circuito cerrado que reacciona a la estimulación despertando a su vez otros
engramas que reaccionan y generan diferentes respuestas.
Formación y psicobiología
La formación de engramas se da ante la codificación de la experiencia y la
activación neuronal que ello genera. La exposición repetida a determinada
estimulación o a derivados de esta hace que se activen consistentemente
unas neuronas o vias nerviosas concretas. La información que los activo
puede provenir de muy diferentes vías o modalidades sensoriales.
Su papel en la memoria
Los engramas tienen un importante a la hora de permitir almacenar
información de manera estable y recordar información previa: se trata de
estructuras neuronales estables, que van a activarse de determinada manera
y van a continuar funcionando del mismo modo a menos que se introduzcan
cambios o nazcan nuevas sinapsis.
Resultan fundamentales a la hora de permitir el almacenaje de la
memoria, siendo pues la base biológica sobre la que se sustenta por ejemplo
la repetición de determinadas conductas o maneras de reaccionar ante
determinadas situaciones. Los engramas nos hacen sensibles a
estimulaciones concretas y facilitan que reacciones a ellas de maneras
previamente aprendidas.
Ello por ejemplo provoca que una persona que haya sufrido algún tipo de
agresión o abuso haya generado cambios que hagan que ante estimulaciones
parecidas (por ejemplo el contacto físico de alguien del sexo del atacante,
aunque la persona que ahora se nos aproxima no nos esté atacando y no
tenga malas intenciones) puedan llegar a reaccionar con miedo o a la
defensiva.
No por ello estamos diciendo que todos los engramas se correspondan con
vivencias negativas o traumáticas, sino también con aquellas que nos generan
emociones muy positivas. Por ejemplo, un niño termina generando engramas
que relacionan a la figura materna o paterna con sensaciones de seguridad y
protección, motivo por el que puede sentirse mal si no están o buscar su
cercanía en caso de malestar.