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El cerebro tiene dos tipos de células: las neuronas y las células gliales. Las neuronas se unen entre sí
a través de un espacio (la sinapsis) donde liberan una sustancia química (neurotransmisor) que lleva
la información a la neurona vecina.
Hasta hace pocos años se creía que el cerebro era estático e inmutable en cuanto al número de células
y a la unión entre éstas. Hoy, gracias a la ciencia, se sabe que es 'plástico' (modelable).
Si el mismo estímulo (o uno similar) se repite, estos circuitos se refuerzan, se amplían y se vuelven
cada vez más eficaces. Esto es la neuroplasticidad positiva.
En cambio, si el estímulo no se repite, las redes neuronales se debilitan y se desarman. Esto es
la neuroplasticidad negativa. Este proceso es muy importante porque permite que información que
ya no es de utilidad sea reemplazada por una nueva. En la adolescencia, se produce un fenómeno
peculiar, la “poda neuronal”. Hay una rápida desaparición de todas aquellas redes neuronales no
reforzadas. Esto ocurre durante toda la vida, pero no con esta rapidez, eficacia e intensidad.
2. La neuroplasticidad debe tenerse en cuenta a la hora de educar. El recién nacido nace con casi la
totalidad de células en su cerebro, pero con pocas interconexiones. En los primeros 6 años de vida, se
produce una importante formación de redes neuronales con toda la información nueva que el niño va
adquiriendo. En esta fase, el cerebro es como una “esponja”, lo absorbe todo, sobre todo a través
de la imitación. El “cableado neuronal” del niño se organiza imitando la conducta, la actitud, los
gestos, el tono, las palabras del adulto y de todo lo que entra a través de sus sentidos (programas de
televisión, dibujos animados, charlas entre adultos...). Todo educador (profesor, padre, pediatra…)
debe saberse arquitecto del cerebro de los niños y debe conocer su gran vulnerabilidad ante los
estímulos externos. No se nos debe olvidar preguntarnos en todo momento ¿Qué redes neuronales
estoy creando o quiero crear?
Es necesario, además, crear una red nueva que se traduzca en una conducta adecuada, y que sustituya
a la anterior. Para ello, debemos potenciar la exposición al estímulo que favorece la formación de esa
nueva red. Por ejemplo, un niño que tiene el hábito adquirido de pegar cada vez que se enfada,
tiene a nivel cerebral una red neuronal que asocia 'enfado con pegar'. Para ayudarle a “desaprender”
esa conducta automática, debemos no estimular más ese circuito ya formado, además de potenciar la
creación de una nueva red que sustituya la antigua.
- Para lo primero, debemos analizar el ambiente y los estímulos externos que recibe el niño
(televisión, familia, o comentarios tipo: “tú no pegues, pero si te pegan, pega” …) para evitar
todo tipo de agresividad física o verbal.
Realizamos en casa o en clase varias neuronas con golosinas (figura 1) (Idea original de Asociación
Educar(link is external)).
La neurona cuenta con una parte central redondeada, el cuerpo celular, del que salen, por un lado,
las dendritas y por el otro extremo, el axón cubierto por una vaina de mielina. El axón finaliza en el
terminal axónico. Las dendritas son las encargadas de recibir la información proveniente de las
otras neuronas con las que se hallan comunicadas. Ésta atraviesa el axón y es transmitida a las
dendritas de las neuronas vecinas a través del terminal axónico.
Cuando llega un estímulo, varias neuronas vecinas se activan y se unen a través de sinapsis. Crean
así una red que se reforzará o debilitará según se repita o extinga el estímulo.
Varios niños pueden unir 'sus neuronas' (terminal axónico con las dendritas vecinas) creando así
redes 'hebbianas' (figura 2). -La sinapsis real no es física, hay un espacio entre ambas neuronas,
pero con golosinas cuesta representarla. Realizar este juego en una clase es muy representativo-.
Todos los alumnos en su conjunto representan un cerebro. Ante diferentes estímulos, los grupos de
niños unen sus neuronas creando redes neuronales. Estas conexiones nunca son fijas. Ante un nuevo
estímulo, se produce un cambio en alguna red, que se une a otra red ya formada o a una neurona
aislada. La repetición del estímulo hace fuerte esta red dando lugar a un patrón de conducta (los
niños pueden teatralizar este comportamiento). En cambio, si los estímulos no se repiten, las
conexiones (y la conducta que codifican) se debilitan hasta desaparecer (neuroplasticidad negativa)
¡Los niños pueden entonces comer y disfrutar de sus golosinas! Con este juego, los niños crean redes
neuronales y patrones de comportamiento. Ellos deciden qué tipo de red (de conducta) quieren armar
o desarmar.
Inés Merino Villeneuve. Pediatra. Centro de Salud de Colmenar de Oreja. Madrid. 02. La educación
deja huellas en el cerebro del niño: la neuroplasticidad Familia y salud.. Inicio » Salud y
Escuela » EDUCACIÓN INFANTIL » Temas psicoeducativos. 18-08-2016.Disponible en línea en:
https://www.familiaysalud.es/salud-y-escuela/educacion-infantil-0/temas-psicoeducativos/02-la-
educacion-deja-huellas-en-el