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# Los sublevados:
defendían los valores tradicionales y conservadores, que estimaban atacados desde la
República, y luchaban contra las reformas, que consideraban demasiado radicales.
Postulados:
- Salvar a España de la anarquía reinante.
- Restablecer el orden.
- Terminar mediante una “Cruzada” con los enemigos del país: anarquistas,
comunistas, socialistas, separatistas y masones, denominados de forma
general como “rojos”.
# La República:
Pretendía modernizar el país y continuar con la profundización de las reformas, aunque
contaba con sectores que pretendían ir mucho más allá del sistema democrático
parlamentario.
Postulados:
- Defender los logros de una República democrática.
- Luchar contra el fascismo que se estaba extendiendo por toda Europa.
# Ámbito civil.
Políticamente, los grupos de corte fascista, como FE de las JONS (que había tenido un
escaso resultado en las elecciones), aglutinaron a los desencantados de la CEDA y
crecieron en número de forma exponencial, justo después de las elecciones y como
consecuencia del resultado electoral.
Su discurso violento y su acción en las calles preludiaba el enfrentamiento.
En torno a ella se agruparon los ciudadanos que temían la revolución de izquierdas,
burgueses y profesionales liberales, junto con los propietarios.
Su líder, José Antonio Primo de Rivera, diseñó en secreto un posible nuevo gobierno
que saldría de un golpe de estado, y ya en 1935 tanteó al general Sanjurjo (en el exilio
portugués) o al teniente coronel Moscardó. Pero fue encarcelado el 14 de marzo por
posesión de armas y su órgano de propaganda, el periódico Arriba, cerrado. Sin
embargo, continuó dirigiendo su partido desde la cárcel de Alicante.
Calvo Sotelo y Gil Robles fueron los civiles más destacados en la conspiración y en el
enfrentamiento con el gobierno del Frente Popular, sus soflamas en el parlamento
producían enfrentamientos con los izquierdistas que a duras penas se podían controlar.
El asesinato del teniente de la Guardia de Asalto José Castillo (12 de julio) por
pistoleros derechistas y la venganza a manos de guardias civiles en la persona de
Calvo Sotelo (13 de julio) desencadenó el golpe militar.
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# Ámbito militar.
Un grupo de generales (Franco, Mola, Sanjurjo, Goded, Varela) tenían profunda
enemistad con el régimen republicano y habían sido perjudicados por sus decisiones.
No tenían una ideología muy definida, salvo el deseo de restablecer el orden social
tradicional y religioso. Llevaban conspirando desde el final del gobierno de la CEDA.
Por ello el gobierno de la República alejó de la Península a estos militares en
prevención de posibles conspiraciones.
Franco fue enviado a Canarias y Goded a Baleares. Mola, (conocido con el nombre en
clave del Director) se quedó en Navarra, sería el coordinador de la rebelión. Sanjurjo,
que estaba exiliado en Portugal fue designado como jefe de la sublevación, pero
falleció al estrellarse el avión que le trasladaba a España.
El golpe estaba acordado desde marzo del 36, pero no había un claro plan de qué
hacer una vez ejecutado y conseguidos los objetivos. No se pretendía establecer de
entrada un régimen de tipo fascista, ni retornar a la monarquía, sino restablecer el
orden social roto por las reformas, el pistolerismo y las huelgas. Lo que sí estaba
acordado es que se debía eliminar a los políticos y sindicalistas más activos de la
República, recomendándose su ejecución.
Los militares no consideraron a FE el movimiento inspirador de sus acciones, sino que
tuvieron contactos más estrechos con la CEDA, monárquicos y carlistas.
# Ámbito eclesiástico.
La Iglesia, atemorizada por los brotes de anticlericalismo, veía limitado su papel en la
sociedad, sobre todo al perder la enseñanza.
Aunque no participó directamente en los preparativos del golpe, se sumó a él como
parte de una cruzada contra el comunismo ateo.
España quedó divida en dos bandos de una manera bastante poco planificada. No se
trató de una división ideológica, sino geográfica, estaban mezcladas personas con
diferentes ideologías, incluso de las mismas familias o los mismos barrios, todos
sujetos a la decisión de apoyo o rechazo de las autoridades militares y civiles
dominantes, lo que hizo del conflicto un enfrentamiento más cruel si cabe.
En líneas generales, cada bando agrupaba:
Bando sublevado o golpista:
- Los ciudadanos más ricos (alta burguesía, empresarios, propietarios de tierra y el
campesinado más acomodado).
Bando republicano o legal:
- Trabajadores, jornaleros, mineros, y en general habitantes de las grandes ciudades
apoyaron a la República.
- A pesar de su mayoría burguesa, los gobiernos de País Vasco y Cataluña apoyaron
sin fisuras al gobierno legal.
Las fuerzas militares estaban igualmente divididas:
Aproximadamente 116.500 soldados apoyaron a la República y unos 140.600 a los
golpistas, incluyendo en ellos para explicar la diferencia, las fuerzas africanas,
profesionales y más organizadas que las peninsulares.
Sin embargo, la mayoría de los oficiales se sumaron al golpe: solo 3.500 de los 16.000
que había en activo permanecieron leales, lo que perjudicó notablemente a las
operaciones militares republicanas.
El gobierno tuvo que pedir a la población que se movilizase militarmente, lo que supuso
la creación de “columnas”, “milicias” y “brigadas” no profesionales de ciudadanos que
se alistaban sin preparación ni disciplina para afrontar una guerra larga y cruenta.