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TEMA 14.

LA GUERRA CIVIL (1936-1939)

ÍNDICE

0. INTRODUCCIÓN

1. LA SUBLEVACIÓN MILITAR Y EL DESARROLLO DE LA GUERRA

A. LA SUBLEVACIÓN MILITAR

B. EL DESARROLLO DE LA GUERRA

1ª FASE DE LA GUERRA: LA BATALLA DE MADRID (JULIO DE 1936-MARZO DE 1937)

2ª) LA ETAPA CENTRAL DE LA GUERRA (ABRIL DE 1937-NOVIEMBRE DE 1938)

a) La caída de la franja cantábrica (abril-octubre de 1937).

b) La batalla de Teruel y la campaña del Este (noviembre 1937-marzo 1938)

c) La batalla del Ebro (junio 1938-octubre 1939)

3ª FASE. LA ÚLTIMA ETAPA DE LA GUERRA (15 DE NOVIEMBRE DE 1938-28 DE MARZO


DE 1939).

2. LA DIMENSIÓN INTERNACIONAL DEL CONFLICTO

3. LA EVOLUCIÓN POLÍTICA DE AMBOS BANDOS

A. EVOLUCIÓN POLÍTICA DE LA ESPAÑA REPUBLICANA

B. EVOLUCIÓN POLÍTICA DE LA ESPAÑA NACIONAL

4. CONSECUENCIAS DE LA GUERRA

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TEMA 14. LA GUERRA CIVIL (1936-1939)

1. INTRODUCCIÓN

Desde el 18 de julio de 1936 hasta el 1 de abril de 1939, España se vio envuelta en una
larga y dura guerra civil que conmocionó al mundo occidental. El rápido apoyo de la Italia de
Mussolini y de la Alemania de Hitler al bando sublevado y la no intervención de Francia y Gran
Bretaña a favor de la República, que sólo contó con apoyo ruso, hizo que el enfrentamiento
armado se prolongara durante casi tres años.

Fue el golpe de estado del 17- 18 de julio el detonante de este conflicto. Para la derecha,
era una cruzada contra del comunismo; para la izquierda, la resistencia del pueblo contra el
fascismo; para Azaña, presidente de la República, “una alucinación colectiva donde coexistieron
el heroísmo y las atrocidades, la intolerancia y el fanatismo, el odio y el miedo.”

Era, el enfrentamiento entre dos concepciones distintas de España. El bando rebelde


representaba los valores tradicionales y conservadores que habían sido socavados durante la
República y luchaban contra todas las reformas que, según ellos, habían ido demasiado lejos. El
bando legal pretendía la modernización del país y la profundización en las reformas, aunque había
sectores que querían ir mucho más allá de los límites de un régimen parlamentario.
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En todo caso, la mayor unidad, la eficacia militar y los importantes apoyos militares dieron
el triunfo a la España nacional representada por el general Franco y consolidó un régimen político
autoritario y conservador que se mantendría en España durante más de treinta años. La guerra
tuvo una gran resonancia internacional y se convirtió en el primer episodio de una inminente II
Guerra Mundial.

1. LA SUBLEVACIÓN MILITAR Y EL DESARROLLO DE LA GUERRA

A. LA SUBLEVACIÓN MILITAR

Desde principio de 1936, grupos de militares se habían reunido para planear un golpe de
Estado en el caso de que los partidos de izquierdas ganaran las elecciones. El general Mola,
relegado por el gobierno de la República a Pamplona, actuó como organizador. Contaba con el
apoyo de muchos oficiales de la UME (Unión Militar Española), que era una asociación
clandestina de oficiales antirrepublicanos, distribuidos por todo el territorio. El general Sanjurjo,
entonces exiliado en Lisboa, tomaría el mando superior.

El plan de los sublevados contra la República pasaba por apoderarse de los órganos de
gobierno, decretar el Estado de guerra y sofocar cualquier signo de oposición. Tenía que ser una
operación rápida, pero, al cabo de una semana, el golpe militar no había triunfado y la división del
país en dos bandos originó una larga cruenta guerra civil.

El pronunciamiento se inició el 17 de julio en Melilla y al día siguiente había triunfado en


el resto del Protectorado. Casares Quiroga, jefe del gobierno no se atrevió a tomar ninguna
medida, lo que permitió al general Franco viajar desde Canarias hasta Marruecos el 18 de julio y
tomar el mando del ejército de África. El mismo día 18 se sublevaron otros jefes militares: Mola en
Pamplona, Queipo de Llano en Sevilla, Goded en Mallorca y Cabanellas en Zaragoza.

El pronunciamiento triunfó, en líneas generales, en Castilla, León, Navarra, parte


occidental de Aragón, Galicia, Baleares, Canarias y en algunas ciudades andaluzas. Fracasó, en
líneas generales, en Cataluña, la Comunidad Valenciana, Región de Murcia, franja cantábrica,
Castilla la Mancha, Extremadura y gran parte de Andalucía. Fracasó, también, en la capital,
Madrid, y en Barcelona, ciudad industrial más importante del país. A finales de julio, los
sublevados ocupaban una parte del territorio español, pero el pronunciamiento militar no había
triunfado, aunque tampoco pudo ser completamente sofocado por el gobierno, y la situación derivó
hacia un enfrentamiento civil armado.

El gobierno de la República tardó en reaccionar al levantamiento, ya que, a pesar de las


advertencias y de la gravedad de los hechos, ni el presidente Azaña ni el jefe de Gobierno

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Casares Quiroga tomaron medidas en los primeros días, perdiendo un tiempo vital para la defensa
de la República. Así, Casares Quiroga dimitió y depués de que también lo hiciera Diego Martínez
Barrio el día 19, Azaña nombró a José Giral jefe de gobierno. Su primera medida, el 19 de julio,
fue autorizar la entrega de armas a los sindicatos y a los partidos del Frente Popular. Fueron
estos, junto a una parte del ejército leal a la República y la Guardia de Asalto, los que hicieron
frente, especialmente en Madrid y Barcelona, a los golpistas. De este modo, la República mantuvo
su dominio sobre los principales centros industriales, dominaba las zonas de agricultura de
exportación (Comunidad Valenciana y Región de Murcia), disponía de la mayoría de la flota y de
la aviación y de las reservas del Banco de España.

Así los militares sublevados no podrían resistir demasiado si no lograban trasladar


rápidamente el ejército de África a la Península y aumentar su armamento. Pero consiguieron
establecer en los últimos días del mes de julio y primeros de agosto un puente aéreo entre Tetuán
y Sevilla. Se trataba de aviones alemanes e italianos, los dos Estados fascistas más importantes
de Europa, dispuestos a facilitar armamento, soldados y técnicos. En consecuencia, los
sublevados pudieron continuar las ofensivas militares. Se iniciaba así un conflicto civil que iba a
durar casi tres años.

Así se conformaron dos bandos:

● Los sublevados: eran militares conservadores, monárquicos de derechas, grupos


católicos, falangistas, tradicionalistas (carlistas) y todos aquellos que se habían opuesto a
las reformas de la República. Estaban apoyados e inspirados por el fascismo y se definían
como “nacionales y católicos”. Su intención inmediata era restablecer el orden, a través de
una dictadura militar y permitir, tras el tiempo necesario, la recomposición de un poder civil
en forma de monarquía o república. Los falangistas pretendían imponer un régimen
fascista a la italiana y los carlistas esperaban la anhelada instauración de la monarquía
carlista.
● Los leales a la República estaban constituidos por las clases populares. En su mayoría
estaban afiliados o influidos por las organizaciones socialistas, comunistas y
anarcosindicalistas, y eran definidos por la derecha como “rojos”. Junto a ellos, estaban
también las clases medias republicanas y un nutrido grupo de intelectuales y artistas.
Todos defendían la legitimidad republicana y habían apoyado al Frente Popular, pero
representaban intereses muy diversos: desde sectores simplemente reformistas hasta
grupos revolucionarios deseosos de una revolución socialista o anarquista.

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B. EL DESARROLLO DE LA GUERRA

Podemos distinguir varias fases en el desarrollo del conflicto:

1ª FASE DE LA GUERRA: LA BATALLA DE MADRID (JULIO DE 1936-MARZO DE 1937)

El primer objetivo de los sublevados fue tomar Madrid, pero las tropas que envió el general
Mola desde Navarra fueron detenidas por los republicanos en Somosierra.

La sublevación hubiera fracasado sin la intervención de Alemania e Italia que facilitaron


el traslado por avión del grueso del ejército de Marruecos a la Península, evitando así el bloqueo
del Estrecho por la flota republicana. A partir de entonces, las tropas de Franco consiguieron
avanzar rápidamente mientras Queipo de Llano, desde Sevilla, ampliaba su dominio por
Andalucía. El objetivo de Franco de enlazar con la zona norte se consiguió con la conquista de
Badajoz. Desde allí las tropas de Franco avanzaron de forma imparable por el valle del Tajo
hacia Madrid, tras desviarse hacia Toledo, para liberar el Alcázar de la ciudad, sitiado por fuerzas
republicanas, lo que otorgó gran éxito personal al futuro dictador.

Desde Toledo continuó el avance hacia Madrid que parecía a punto de caer. El
espectacular avance de Franco se explica por la actuación disciplinada de las columnas
profesionales formadas por legionarios y mercenarios marroquíes. A ellas se oponían unas
unidades de milicianos voluntarios que carecían de disciplina y formación.

Ante la inminente caída de Madrid, el gobierno republicano decidió trasladar la capital a


Valencia. Sin embargo, con la llegada de la primera ayuda soviética y el refuerzo moral de las

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Brigadas Internacionales, Madrid resistió los ataques y bombardeos de las tropas nacionales
(surgen consignas míticas como “No pasarán” y “Madrid, tumba del fascismo”) . El frente quedó
estabilizado en los barrios del oeste de la capital.

El general Franco planteó entonces una serie de maniobras envolventes. Así, en febrero
comenzó la batalla del Jarama, cuando Franco lanzó un ataque a orillas de este río para aislar la
ciudad cortando la carretera de Valencia. Pero los republicanos consiguieron resistir, pero no
pudieron, en el sur, evitar que Málaga cayera en manos de los nacionales.

En Marzo, durante la batalla de Guadalajara los italianos intentaron la conquista de


Madrid desde el nordeste pero nuevamente fueron frenados. Ante la imposibilidad de tomar
Madrid, Franco decidió emprender otras ofensivas y asumió que la guerra sería larga. Incluso,
pareció favorecer la prolongación de la guerra para consolidar su poder y asegurar la aniquilación
del enemigo.

2ª) LA ETAPA CENTRAL DE LA GUERRA (ABRIL DE 1937-NOVIEMBRE DE 1938)

a) La caída de la franja cantábrica (abril-octubre de 1937).

A partir de abril de 1937, el general Franco se concentró en poner fin a la resistencia


republicana en el Cantábrico, aislado del resto y con amplios recursos industriales. La ofensiva
comenzó en Guipúzcoa y Vizcaya. En esta fase la Legión Cóndor, enviada por Alemania,
protagonizó el terrible bombardeo de Guernica (más de 200 víctimas civiles). En junio, cayó
Bilbao y terminó la resistencia vasca. Con la desaparición del frente norte, la república perdía
una zona con abundantes recursos industriales y mineros.

Sin embargo, los republicanos lograron reconstruir el Ejército Popular que integraba a las
milicias, hasta ahora dispersas e indisciplinadas, bajo un mando unificado. Esto permitió a los
republicanos llevar a cabo sus primeras ofensivas para frenar la caída del Norte. La primera
ofensiva se lanzó en Brunete, cerca de Madrid, a la que siguió una segunda en Belchite, en el
frente de Aragón. Pero ninguna consiguió grandes resultados y solo ralentizaron el avance del
general Franco por el Cantábrico. En octubre Gijón, última ciudad que resistía en el Cantábrico,
fue tomada por los nacionales.

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b) La batalla de Teruel y la campaña del Este (noviembre 1937-marzo 1938)

En enero de 1938 los republicanos llevaron a cabo otra ofensiva que les llevó a tomar
Teruel, única capital de provincia conquistada por los republicanos. Sin embargo, Franco
contraatacó y Teruel volvió a ser controlada por los nacionales. Éstos, continuaron su ofensiva
por el frente aragonés, conquistaron Lérida y en marzo llegaron al Mediterráneo por la zona de
Castellón. La República quedó así nuevamente cortada en dos zonas: Cataluña, y la zona central-
levantina, que quedaron aisladas y separadas entre sí.

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Balance de la guerra en marzo de 1938. Franco llega al Mediterráneo por Castellón y vuelve a
cortar la zona republicana en dos. Cataluña queda aislada del resto de la España republicana

c) La batalla del Ebro (junio 1938-octubre 1939)

En junio de 1938 los republicanos concentraron sus fuerzas para lanzar una dura ofensiva
que permitiera aliviar la presión sobre Cataluña y recuperar la unión con Levante. Tropas
republicanas cruzaron el Ebro y se internaron en zona nacional. El contraataque de los nacionales
dio lugar a la más dura y larga batalla de toda la guerra, que concluyó en octubre, cuando los
nacionales consiguieron expulsar a los republicanos otra vez al otro lado del Ebro. Esta batalla
provocó alrededor de 30.000 bajas franquistas y el doble republicanas, un ejemplo de batalla de
desgaste que terminó con buena parte de las reservas republicanas.

3ª FASE. LA ÚLTIMA ETAPA DE LA GUERRA (15 DE NOVIEMBRE DE 1938-28 DE MARZO


DE 1939).

En esta situación, Cataluña quedó a merced de las tropas nacionales. En enero de 1939
comenzaba la ofensiva sobre Cataluña mientras una riada de personas emprendía la huida hacia

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Francia, asoladas por bombardeos. En febrero, las tropas nacionales culminaron la conquista de
Cataluña y llegaron a la frontera francesa.

Balance de la guerra en febrero de 1939. Tras la caída de Cataluña la República sólo conserva la
zona centro y Levante.

La resistencia se mantuvo en la zona centro y en Levante, donde afloraron las disensiones


entre los propios republicanos. Una sublevación dirigida por el coronel Casado contra el gobierno
republicano formó un Comité de Defensa dispuesto a negociar la rendición con Franco. Así, en el
bando republicano estallaron enfrentamientos entre los seguidores de Casado y los leales al
gobierno republicano de Negrín, opuesto a la rendición. Franco solo aceptaba una rendición
incondicional y el 28 de marzo se abandonaron los frentes: las tropas nacionales entraron en
Madrid y poco después en Valencia y Alicante. El 1 de abril de 1939 Franco firmaba el último parte
de guerra.

2. LA DIMENSIÓN INTERNACIONAL DEL CONFLICTO

Desde el primer momento, la Guerra Civil española, tuvo gran repercusión internacional,
que vió el conflicto como una confrontación entre las fuerzas democráticas, y en parte
revolucionarias(socialistas o comunistas), y los regímenes fascistas en ascenso (alemán e
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italiano). Se creyó que España era un “microcosmos” en el que se estaba produciendo el


enfrentamiento armado que muchos temían se extendiera a escala mundial.

La opinión democrática progresista del mundo estuvo a favor de la República.


Igualmente, los partidos obreros y la URSS se manifestaron a favor de la República. Por el
contrario, las fuerzas conservadoras de las democracias (Francia y el Reino Unido) y los
gobiernos fascistas (Italia y Alemania) veían en el alzamiento de Franco un freno a la expansión
del comunismo. También el régimen filofascista portugués de Oliveira Salazar fue fiel aliado de los
sublevados. Por último, el catolicismo tradicional estuvo en general con los rebeldes, y el Papado
acabó pronunciándose a favor de Franco.

Los sublevados como el gobierno de la República recurrieron al exterior para buscar


apoyos. Los sublevados enviaron agentes a los países fascistas con el fin de pedir ayuda militar
(aviones, armas ..). El gobierno republicano pidió colaboración militar y política, en primer lugar a
Francia, que también tenía un gobierno del Frente Popular.

Pero los gobernantes de las democracias (Francia, el Reino Unido y Estados Unidos)
fueron extremadamente prudentes por temor a que el conflicto pudiera extenderse por Europa. El
Reino Unido defendía una política de apaciguamiento ante la Alemania nazi y comunicó a
Francia que si intervenía en España ayudando a la República no apoyaría la política internacional
francesa ante la amenaza de Hitler. Francia se plegó a estas exigencias e impulsó la creación de
un Comité de No Intervención (agosto de 1936), al que se adhirieron veintisiete países. La
República sí obtuvo la ayuda de la URSS y de las Brigadas Internacionales, voluntarios reclutados
por la Internacional Comunista formadas por intelectuales, políticos y sindicalistas de todas partes
del mundo, que formaron un verdadero movimiento antifascista. Unos 60.000 brigadistas
participaron en la guerra..

La política de no intervención constituyó una inmensa injusticia para la República y una de


las causas de su derrota al negar a un Estado soberano y legítimo el derecho a adquirir armas
para defenderse de una insurrección.

3. EVOLUCIÓN POLÍTICA DE LAS DOS ZONAS

A. EVOLUCIÓN POLÍTICA DE LA ESPAÑA REPUBLICANA.

La sublevación provocó la inmediata dimisión del gobierno, dirigido por Santiago Casares
Quiroga, y el encargo del presidente Manuel Azaña a Diego Martínez Barrio para formar nuevo
gobierno (18 de julio). El fracaso de éste en sus gestiones, con el mismo Mola, para paralizar el
movimiento insurgente le llevó a dimitir. El 19 de julio Azaña confió a José Giral la formación de

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un nuevo gobierno, integrado por republicanos de izquierda y que tomó el acuerdo de entregar
armas a las milicias de las organizaciones obreras.

- El gobierno de Largo Caballero: El día 5 de septiembre de 1936, el presidente Azaña


encargó formar gobierno a Francisco Largo Caballero, líder de la izquierda del PSOE, quien formó
un primer gabinete de amplísima coalición que integraba a nacionalistas vascos y catalanes, a los
partidos republicanos, al PSOE y al Partido Comunista. Días después (4 de noviembre), Largo
Caballero remodeló el gobierno y tuvo lugar un hecho excepcional en la historia del movimiento
anarquista: la participación en ese gobierno de cuatro ministros de esa ideología. Todo esto
coincidía con la ofensiva de los sublevados sobre Madrid(principios de noviembre), y el gobierno
abandonó Madrid, gravemente amenazada por las columnas del sur, trasladándose a Valencia.

El gobierno de Largo Caballero acometió, en los meses siguientes, las principales


reformas políticas (continuó la reforma agraria, nacionalizó industrias…) y militares (creación del
Ejército Popular). Sin embargo, nuevos factores vinieron a complicar la situación y Largo
Caballero, tuvo problemas con los comunistas (aumentan su protagonismo con los suministros
rusos) y los anarquistas. Éstos no renunciaron a su propia política, insistían en las
colectivizaciones y ponían resistencia a integrar sus milicias en el Ejército Popular.

Al final, las diferencias en cuanto a la política a seguir terminaron afectando al mismo


gobierno. Para unos (una parte de la CNT, la FAI y el POUM) lo esencial era la revolución
proletaria que haría ganar la guerra contra el fascismo; para otros (la mayor parte del PSOE,
comunistas y la UGT) lo prioritario era fortalecer el Estado para poder ganar la guerra.

Por tanto, la política del PCE, que era compartida por el PSOE y la UGT, consistía en
mostrar una imagen moderada, no revolucionaria, bajo el lema "primero ganar la guerra";
mientras, otras fuerzas, los anarquistas y los miembros del POUM, entendían que había que
tomar medidas revolucionarias y colectivizadoras para poder contar con el apoyo popular que
llevase a la victoria. Para ellos, para ganar la guerra lo prioritario era poner en marcha la
revolución.

Los enfrentamientos culminaron, en mayo de 1937, en combates en Barcelona entre


partidarios de ambos grupos, siendo detenido y asesinado el líder más prestigioso del POUM,
Andreu Nin. Como consecuencia de los sucesos de Barcelona cayó el gobierno de Largo
Caballero formándose uno nuevo dirigido por el socialista Juan Negrín (mayo de 1937).

- El gobierno de Juan Negrín. El doctor Juan Negrín, del PSOE, partidario de la máxima
unidad de las fuerzas republicanas y apoyado en los comunistas, trasladó la sede del gobierno de
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Valencia a Barcelona (31 octubre de 1937), buscando el control de las industrias bélicas
catalanas.

En un intento de lograr un acuerdo con los nacionales y pactar una paz negociada, el
gobierno aprobó un documento(1 de mayo de 1938), conocido por “Los Trece Puntos de
Negrín”. Eran una oferta de paz para parar la guerra, pero fueron rechazados por Franco, que no
estaba por negociar. Más adelante, así pudo comprobarlo el coronel Casado cuando se sublevó
(marzo de 1939) contra el gobierno de Negrín pensando que con ello se le abrirían las puertas
para negociar con Franco el final de la guerra.

B. EVOLUCIÓN POLÍTICA DE LA ESPAÑA NACIONAL.

Los sublevados se definían como “nacionales”, por su defensa de la unidad de España, y


terminaron construyendo un Estado autoritario donde el poder recaía en una persona. La muerte
de Sanjurjo en accidente de aviación, el día 20 de julio de 1936, cuando se dirigía a Burgos para
encabezar la rebelión, puso en primer plano la figura de Franco, a quien solo podían hacer
sombra Mola, quien también fallecería el 3 de junio de 1937 en otro accidente de aviación.

La Junta de Defensa Nacional, creada por los rebeldes en Burgos, en julio de 1936, sería
el embrión de un nuevo gobierno opuesto al régimen republicano: proclamó el estado de guerra,
suprimió todos los partidos políticos del Frente Popular, restituyó las tierras a sus antiguos
propietarios… Al morir el general Sanjurjo, los militares sublevados comprendieron que
necesitaban establecer un mando único; a finales de septiembre, desaparecía la Junta de
Defensa Nacional, Franco era elegido “Jefe del Gobierno del Estado español” y “Generalísimo”,
es decir, jefe supremo de todos los ejércitos sublevados. Franco reunía la jefatura política y militar
del nuevo Estado, la España nacional. Su proclamación tuvo lugar en Burgos el 1 de octubre.

La falta de una dirección clara en la Falange (su líder, José Antonio Primo de Rivera
estaba preso en Alicante, y sería juzgado y fusilado ), le permitió a Franco ponerse a la cabeza de
la Falange, objetivo conseguido a través del Decreto de Unificación; obra de Serrano Súñer
(abril de 1937), por el que Franco se constituyó en jefe nacional del partido único, llamado
Falange Española Tradicionalista y de las JONS, fusión de falangistas y carlistas, bajo la
jefatura de Franco, surgía para agrupar las fuerzas políticas que se habían unido a la
sublevación. Así, Franco reunía en su persona todo el poder: el Ejército, el gobierno del Estado y
el partido único.

En enero de 1938 se constituyó el primer gobierno del nuevo Estado. A partir de ese
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momento, el poder recaería en el Generalísimo, que concentraba la jefatura del Estado y la


presidencia del gobierno. El primer gobierno de Franco constituía un agregado de fuerzas
conservadoras, compuestas por tradicionalistas, falangistas y, sobre todo, militares. Como remate
del proceso de legitimación de la guerra, el episcopado español se dirigía (julio de 1937) a los
católicos del mundo con una carta colectiva, escrita por el cardenal Gomá, en la que explicaba la
naturaleza religiosa de la guerra y se daba el respaldo al bando sublevado.

4. CONSECUENCIAS DE LA GUERRA.

Todavía es objeto de debate las pérdidas humanas causadas por la guerra . Se calcula
una cifra en torno a unos 450.000, incluyendo muertes ocasionadas por la guerra y por las
actividades represivas, o sea, los asesinatos en la retaguardia de ambos bandos donde se
desarrolló el “terror rojo” y el “terror blanco”.

Otra cifra a valorar son los emigrados políticos, el exilio republicano. Entre enero y
febrero de 1939 se calcula que salieron por la frontera francesa alrededor de 400.000 personas
desde Cataluña. Aunque una parte retornaría en los primeros meses de la posguerra (unos
100.000 hasta 1945), se calcula que la emigración política alcanzaría a unos 300.000 hombres.

En cuanto a los prisioneros de guerra, las cárceles franquistas se llenaron de personas


acusadas por delitos políticos. Al acabar el conflicto, más de 250.000 personas ingresaron en
prisiones o campos de trabajo forzado. El gobierno de Franco también introdujo la depuración
entre la administración y funcionariado: burocracia, ejército, policía, profesores, maestros y jueces.

El avance cultural y educativo conseguido a lo largo de la llamada Edad de Plata de la


cultura española entró en quiebra. Las consecuencias en el terreno económico fueron
desastrosas: la pérdida de reservas, disminución de la población activa, destrucción de
infraestructuras viarias y fabriles y viviendas, lo cual provocó una disminución de la producción y
la caída del nivel de renta.

Las consecuencias políticas fueron el final de la experiencia modernizadora y


democratizadora iniciada en 1931 y el inicio de un larguísimo período de represión, de falta de
libertades políticas y la supresión de derechos fundamentales de las personas.
¿El fin? Not yet: To be continued…

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