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LA EVOLUCIÓN POLÍTICA Y
ECONÓMICA EN LAS DOS ZONAS. LOS COSTES HUMANOS. CONSECUENCIAS
ECONÓMICAS Y SOCIALES DE LA GUERRA.
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- Por el norte (Pozuelo de Alarcón-Humera) en noviembre y diciembre de 1936, que
consolidaría el frente de la Ciudad Universitaria.
- Por el suroeste (Batalla del Jarama, con la destacada participación del batallón
Lincoln de las Brigadas Internacionales y que acabó en tablas con 20.000 muertos
por bando) en febrero de 1937.
- Por el nordeste (Brihuega-Guadalajara) en marzo de 1937. Esta ofensiva fracasó y
se saldó con la derrota de las tropas franquistas y de sus aliados italianos.
En esta primera fase quedaron claramente delimitadas las zonas donde la sublevación
había triunfado y las que permanecieron fieles a la República.
La Guerra Civil que se desencadenó en España a partir del verano de 1936 fue un
conflicto político y social tan amplio como complejo.
# La República.
El pronunciamiento militar provocó un enfrentamiento entre los republicanos (que el 18
de julio tenían la presidencia de la República con Manuel Azaña y la jefatura del
gobierno con Casares Quiroga) que se negaron a dar armas al pueblo y los sindicatos,
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que exigían que se les abriesen los arsenales castrenses para defenderse y defender
la República.
Finalmente, en el territorio leal hubo un poder de derecho, que siguió en manos de los
republicanos con un gobierno presidido por José Giral (julio – septiembre 1936), y un
poder de hecho, los sindicatos que ganaron el control de la calle y de parte de la
economía después de haber derrotado al ejército sublevado.
A partir de ese momento el dilema que enfrentó a unos y otros era hacer
simultáneamente la guerra y la revolución, como querían los sindicatos, o ganar la
guerra y posponer la revolución, como pedían los partidos republicanos y de la
izquierda.
La CNT y, en menor medida, la UGT protagonizaron una Revolución Social de una
profundidad hasta entonces desconocida, de la mano de unas colectivizaciones que se
extendieron por toda la España republicana: agrícolas e industriales, espontáneas o
planificadas, promovidas por CNT o compartidas con UGT... en todas los trabajadores,
ni el patrón ni el Estado, fueron dueños de su vida y su trabajo, en plena Guerra Civil y
a pesar de la oposición del gobierno republicano y de la hostilidad del PCE.
Se colectivizaron los transportes y los servicios públicos en Barcelona y se creó un
organismo que encauzó las exportaciones de cítricos producidos en las tierras
colectivizadas de Levante, se colectivizaron las huertas que rodeaban a Madrid y la
producción lechera de Cantabria, se colectivizó casi todo el campo aragonés y casi
toda la industria catalana, hubo colectividades en Andalucía y en Castilla.
Las colectivizaciones también transformaron la vida cotidiana: se colectivizaron las
escuelas y la producción artística, en Cataluña se legalizó el aborto…
Los descalabros militares del 5 de septiembre de 1936, con la pérdida de Talavera de la
Reina e Irún, hizo insostenible la posición de los republicanos y se extendió la idea de
que el gobierno tenía que reflejar la realidad del país. Así se formó un nuevo gobierno
bajo la presidencia de Largo Caballero (septiembre 1936 – mayo 1937), líder de la
UGT, y con abrumadora presencia de las fuerzas obreras (integración de la CNT en el
gobierno). Decide trasladar el gobierno a Valencia.
Sus principales objetivos serán:
- Reforzar la disciplina militar.
- Frenar en lo posible la colectivización de los medios de producción.
- Concentración de los esfuerzos en la guerra.
- Recuperar la fuerza del Estado, mediante disolver las Juntas y Comités, control del
Banco de España, potenciar los tribunales populares…
- Formar un ejército Popular, integrando los militares fieles a la República y las
milicias.
Ante la perspectiva de una guerra larga, las fuerzas políticas (republicanos, el PSOE
bajo la dirección de Indalecio Prieto y el PCE) decidieron tumbar al gobierno sindical
de UGT y CNT. Ante la resistencia del presidente Azaña de forzar personalmente el
cese de Largo Caballero, se provocaron los sucesos del mes de mayo del 37 en
Barcelona, con la idea de desgastar a la CNT y forzar el cambio de gabinete: el asunto
fue un verdadero enfrentamiento armado entre anarquistas y trotskistas por un lado
(CNT y POUM) contra el gobierno formal (Catalanistas, Izquierda Republicana,
PSOE y PCE, sobre todo).
Finalmente, el gobierno sindical fue sustituido por otro bajo el liderazgo del socialista
Juan Negrín (mayo 1937 –abril 1939) que excluía a los sindicatos y devolvía el poder
a los partidos políticos: republicanos, socialistas y, cada vez con más influencia,
comunistas.
La revolución social fue desactivada, los Consejos de fuerte presencia
anarcosindicalista (Aragón y Asturias-León) quedaron disueltos y el POUM (partido
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comunista heterodoxo) fue ilegalizado y perseguido.
El gobierno de Negrín intentó reunir bajo su mando todos los centros de poder político,
económico y militar que aún quedaban como herencia de las primeras semanas de la
guerra. Su objetivo último era normalizar las instituciones republicanas para conseguir
el apoyo de los países democráticos, especialmente Francia y el Reino Unido. Pero lo
cierto es que aunque desmanteló los logros de la revolución social no pudo revertir el
signo adverso de la contienda; en abril de 1938 el socialista Indalecio Prieto dimitió
como ministro de la Guerra y Negrín sumó esa responsabilidad a su cargo.
Esa primavera, con el territorio leal dividido de nuevo, Juan Negrín hace público un
programa político resumido en “Trece puntos” que busca la paz negociada, una
apuesta que también cuenta con el respaldo de Manuel Azaña, como hizo público en
su famoso discurso pidiendo “paz, piedad, perdón”. Al mismo tiempo, y fracasadas las
posibles negociaciones con el general Franco, el gobierno Negrín y sus aliados optaron
por una defensa a ultranza del territorio, que se reveló casi imposible después de la
pérdida de Cataluña.
Además, había confiado sus suministros bélicos a la URSS, que a finales de 1938 dejó
de enviar armas y municiones alegando que se había gastado todo el oro del Banco de
España, que había sido depositado en la URSS.
A finales de febrero de 1939, Azaña dimitía de su cargo de presidente y se exiliaba en
Francia. En Madrid, el coronel Casado y el general Miaja, junto con socialistas y
algún anarquista crearon un Consejo de Defensa Nacional, para limitar la influencia
comunista en el gobierno y el ejército, funcionando como una suerte de gobierno en
paralelo que buscaba una salida pactada con Franco. Sin embargo, Franco que veía
la guerra ganada, solo aceptaba la rendición incondicional.
La quiebra del poder gubernamental y la fragmentación política debilitaron al bando
republicano y fueron dos de los factores que más contribuyeron a su derrota final.
Económicamente:
- Comenzó controlando las zonas industriales y las principales ciudades.
- En los primeros meses nacionalizaron industrias (CAMPSA), compañías
ferroviarias, las minas, fábricas de armas, controlaron bancos, y colectivizaron
empresas y tierras.
- Los anarquistas impulsaron la colectivización de las tierras en Aragón y de la
industria en Cataluña.
- Se financió los costes de la guerra emitiendo deuda pública y depositó en Moscú las
reservas de oro del Banco de España
# Los sublevados.
La evolución política fue más sencilla. Concebido como un pronunciamiento militar, aún
con el respaldo y apoyo de sectores civiles, el ejército rebelde se convirtió desde un
primer momento en la columna vertebral del nuevo Estado.
Las disensiones en la CEDA (algunos líderes permanecieron fieles a la República) y la
escasa entidad de otras fuerzas (como los monárquicos), dejó campo libre a los
mandos militares para imponer la primacía del ejército y subordinar a todas las fuerzas
políticas, con la única excepción de carlistas y falangistas que mantuvieron unidades
militares bajo su obediencia partidaria.
En julio de 1936 los principales militares constituyen la Junta de Defensa Nacional.
El 1 de octubre de 1936, la Junta eligió al general Francisco Franco para dirigir las
operaciones militares, y con el tiempo consolidó el mando ante las muertes de los más
relevantes generales golpistas: Sanjurjo había muerto nada más empezar la contienda
(20 de julio) en un accidente de aviación, Goded (12 de agosto) y Fanjul (17 de
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agosto) fueron detenidos y ejecutados y Mola también falleció en accidente de aviación
(1937).
Franco fue acumulando al mando de las operaciones bélicas, las responsabilidades de
jefe del Estado y jefe del gobierno; de hecho, cuando formó su primer gabinete en
enero de 1938 tuvo especial cuidado en mantener en sus manos la dirección del
ejército.
Supo rodearse de un eficaz aparato de propaganda que difundió un culto a su
personalidad, viendo respaldado su poder y legitimado su golpe de Estado con la Carta
pastoral de la práctica totalidad de los obispos españoles que calificaron la guerra civil
como una cruzada en julio de 1937.
En la primavera de ese año, ante el fracaso del pronunciamiento y la prolongación del
conflicto, Franco procedió a unificar a todas las fuerzas políticas que respaldaban al
ejército bajo su mando en un partido único que incluía a falangistas y carlistas (FET y
de las JONS, la “T” es de Tradicionalista), situándose al frente de la nueva formación,
uniendo así el poder político personal al militar y gubernamental que ya disfrutaba.
Algunos sectores carlistas y falangistas rechazaron este Decreto de Unificación,
castigó antes y después con severidad a los rebeldes: Javier de Borbón-Parma, el
pretendiente carlista, seguía en su forzado exilio y Manuel Fal Conde, secretario
general del partido carlista era encarcelado, al tiempo que Manuel Hedilla, sucesor de
José Antonio Primo de Rivera en la dirección de FE-JONS, era condenado a muerte
con posterior conmutación de la pena.
Formó una Junta Técnica de Estado, formada por siete comisiones, como embrión de
un futuro gobierno.
En enero de 1938 creó el gobierno por la Ley de Administración General de Estado,
al tiempo que asume el poder legislativo y es presidente del Consejo de Ministros.
En marzo aprobó el Fuero del Trabajo, que recoge los principios doctrinales de
Falange.
Por tanto, el bando rebelde se encaminaba hacia la dictadura personal de Franco,
con el aparato propagandístico e ideológico de una Falange transformada en un
fascismo a la española y el apoyo de la Iglesia, tanto española como romana, en lo
que algunos autores han llamado nacional-catolicismo.
Para promover su ideología se creó la idea del “Movimiento”, como se llamaba al
cambio ideológico y social hacia el nuevo régimen. Se creó para ese movimiento una
infraestructura de poder, militarizada y jerarquizada, que en un principio ocuparon los
nuevos falangistas siendo Franco el Jefe Nacional del Movimiento, secundado por
un Ministro-secretario general, y acumulando así todos los poderes políticos y militares.
Económicamente:
- Disponían de la mayor parte de las tierras de cultivo.
- El control de la producción fue estricto, contando con la colaboración de
propietarios, la banca y los grandes financieros.
- Anularon las actuaciones del IRA.
- La financiación vino de la ayuda de los regímenes fascistas de Alemania e Italia.