se sublevaron contra la República.
Al día siguiente, Francisco
La Guerra Civil (1936-1939)
Resumen 4º ESO
1.- La Sublevación Militar y el estallido de la guerra civil
Los resultados de las elecciones de febrero del 36 no lograron
sosegar la vida política de la República. Las posiciones políticas, por
el contrario, se radicalizan, sucediéndose asesinatos, incendios de
iglesias y huelgas. A ello se une que un grupo de Generales y
mandos intermedios del ejército (Unión Militar Española)
comenzaron a tramar los hilos de una insurrección armada contra el
gobierno del Frente Popular. Ante los rumores que circulaban sobre
la sublevación, los generales Mola, Franco y Goded, que resultaban
sospechosos al gobierno, fueron trasladados a Navarra, Canarias y
Baleares. Azaña, presidente de la República, esperaba que el
distanciamiento geográfico de estos generales evitaría una posible
sublevación, y que disminuiría la agitación social; además, si el
golpe era sofocado, el gobierno aumentaría su prestigio.
A pesar de estas medidas, el Ejército se impuso como la columna
vertebral de la insurrección. Las formaciones políticas que también
trabajaban por destruir la República (tradicionalistas, falangistas,
alfonsinos) quedaron subordinados a él. La CEDA no se involucró,
aunque Gil Robles estuvo informado. Se planificó un golpe rápido y
violento capaz de establecer una dictadura militar, todavía no muy
perfilada. El asesinato de Calvo Sotelo el 13 de julio por guardias de
asalto, como respuesta al del teniente José Castillo, cometido horas
antes por la extrema derecha, acabó con las últimas vacilaciones.
El 17 de julio de 1936, las guarniciones de Melilla, Ceuta y Tetuán
Franco se adhirió a la rebelión, que se extendió por la Península.
El presidente del Gobierno, Casares Quiroga, fue sustituido por
Diego Martínez Barrio y, tras fracasar en las negociaciones con el
general Mola, José Giral ocupó su lugar. Éste cedió a las peticiones
de las asociaciones obreras y repartió armas al pueblo. El golpe de
Estado fracasó en Madrid, Barcelona y otros lugares. El día 21 la
situación se estabilizó, pero España quedó dividida:
o La España republicana abarcaba las principales capitales de
provincia y acogía 14 millones de habitantes. Conservaba toda la
industria pesada y textil, la minería, la producción de frutas de
exportación y las reservas de oro del Banco de España.
o La España “nacional”, partidaria de la sublevación,
controlaba capitales como Sevilla o Zaragoza, e incluía el
Protectorado y 11 millones de habitantes. Poseía la producción de
cereales de Castilla y la cabaña ganadera gallega, y recibió el apoyo
económico de los grandes magnates españoles.
El Ejército y la Guardia Civil y de Asalto quedaron divididos, con un
mayor número de mandos entre los sublevados, que estuvieron
también apoyados por los “africanistas”. Esto inutilizó a la aviación
y la flota, en poder del bando republicano, del que formaron parte las
milicias obreras. En el lado nacional, la Falange organizó sus
unidades armadas, así como los carlistas, que se integraron más tarde
al Ejército nacional.
2.- El desarrollo de la Guerra: etapas y evolución de las dos
zonas
a) La ofensiva sobre Madrid
La estrategia militar de los alzados se centró en la toma de Madrid,
que sería atacada de forma simultánea por los ejércitos de Mola y
Franco. La columna norte tomó los puertos de Somosierra y los
Leones, pero las milicias populares la frenaron cerca de Madrid. Este
avance coincidió con la ocupación de Irún y de San Sebastián, y los
éxitos del general Varela en Andalucía.
En el sur, el Ejército de África logró atravesar el estrecho de
Gibraltar, bloqueado por la marina republicana. En agosto tomaron
Mérida y Badajoz, ejerciendo una política de terror de gran dureza.
Tras rescatar al coronel Moscardó, que resistía en el Alcázar de
Toledo, las columnas nacionales alcanzaron las proximidades de la
capital, en donde el general Miaja formó una Junta de Defensa con el
coronel Vicente Rojo al frente del Estado mayor.
Madrid resistió, defendida por militares republicanos, brigadistas
internacionales y milicias de partidos y sindicatos. Se fijó un frente a
pocos kilómetros de la ciudad, que apenas se movió pese a las
ofensivas de Franco para cortar las comunicaciones con Valencia
(batalla del Jarama) y La Coruña, en un intento de aislar la capital.
Igualmente, el ejército nacional fracasó en Guadalajara.
b) La campaña del norte
En marzo, las tropas de Mola rompieron el frente vasco con el apoyo
de alemanes e italianos, destruyendo Guernica y tomando Bilbao.
Fracasadas las ofensivas republicanas de Brunete y Belchite, las
operaciones se reanudaron en el norte con la toma de Santander y la
derrota del frente asturiano. En octubre terminó la campaña. La
incorporación del norte republicano a la España “nacional” permitió
controlar la siderurgia vasca, el carbón asturiano y las fábricas de
armas, además de importantes puertos comerciales.
c) Teruel y el camino al Mediterráneo
Franco inició una nueva ofensiva sobre Madrid y los republicanos
respondieron con la toma de Teruel en enero de 1938. La ciudad fue
recuperada por los “nacionales”, que, tomando la iniciativa,
dispusieron un gran avance sobre Aragón y el norte de Castellón,
para alcanzar finalmente el Mediterráneo en Vinaroz (abril).
d) La batalla del Ebro y el final de la Guerra
El Gobierno ordenó una contraofensiva desde el norte. Tras una
larga batalla, Franco alcanzó el Ebro. En enero las tropas nacionales
culminaron la ofensiva contra una desguarnecida Cataluña y
entraron en Barcelona.
La República aún seguía controlando Madrid, la Meseta Sur y parte
de Levante. En la capital, el coronel Casado intentó una última
negociación con Franco. Éste solo aceptaba la rendición
incondicional. En marzo, el Ejército nacional entró en Madrid sin
resistencia, y el 1 de abril de 1939 finalizó la guerra.
3.-La Dimensión Internacional del Conflicto
En sus orígenes la guerra civil española fue un conflicto interno,
pero estalló en un momento en el que el triunfo del fascismo en Italia
y del nazismo en Alemania, las pretensiones expansionistas y
hegemónicas de esta última y el afianzamiento de la revolución
comunista en Rusia creaban una situación muy peligrosa en Europa.
Todas las potencias acordaron la no injerencia diplomática ni militar
en el conflicto, por lo que se creó un Comité para garantizar el
cumplimiento de este acuerdo de no intervención; no obstante, los
dos bandos consiguieron ayuda exterior.
El ejército franquista fue apoyado por Alemania, que hostigó
sistemáticamente las costas de las zonas leales, por Italia, que envío
aviones para facilitar el paso del estrecho de Gibraltar y el Cuerpo de
Tropas Voluntarias, y por Portugal, que aseguraba el flanco
occidental de la zona nacional y permitió el paso de hombres y
material extranjeros a través de su territorio. El papado alentó a
todos los católicos a apoyar lo que la Iglesia española calificó de
cruzada.
La República se benefició de la ayuda de la URSS, que envió
material bélico y numerosos asesores militares e instructores, y de
las Brigadas Internacionales. La ayuda de México fue testimonial.
El bando republicano tuvo grandes dificultades para adquirir
suministros y pertrechos militares debido a la política de no
intervención de las democracias occidentales y el cierre de fronteras.
Financió esos recursos mediante el pago a Francia y Rusia con
divisas y reservas de oro del Banco de España.
La intervención extranjera alargó el conflicto, ya que los dos bandos
carecían de recursos iniciales para lograr la victoria.
4.- Las Consecuencias de la Guerra
En la guerra civil se ensayaron estrategias militares, tácticas de terror
y armamento utilizados en la inmediata segunda guerra mundial.
Más de medio millón de personas murieron y otros tantos marcharon
al exilio a Francia, la Unión Soviética (unos 5.000 niños ya habían
sido enviados allí para alejarlos de la guerra) e Ibero-América.
Miles de viviendas e incluso pueblos enteros desaparecieron; gran
parte de la infraestructura del país se vio afectada; se redujo
notablemente la producción en todos los sectores; aumentó el índice
del coste de vida y la renta per cápita no volvió a sobrepasar los
niveles anteriores a la guerra hasta 1954. La Hacienda pública se
quedó sin divisas y sin reservas de oro. La posguerra significó una
etapa muy dura para la mayoría de los españoles. La falta de
productos de primera necesidad llevó al racionamiento.
La paz se instauró mediante la imposición de un bando sobre otro, y
se caracterizó por una dura represión contra los derrotados. Se
estableció una dictadura militar que se prolongaría durante casi
cuarenta años, con la pérdida de libertades políticas y la persecución
de cualquier forma de disidencia. La ley de Responsabilidades
Políticas (1939) envió a cárceles y campos de concentración a los
combatientes republicanos que no se exiliaron, calculándose que
todavía en 1945 permanecían encarcelados unos cien mil españoles.
En muchos casos, sus condenas incluían trabajos forzados
(construcción de vías férreas y carreteras, edificación del Valle de
los Caídos...). El régimen era, sobre todo, un Estado policial.
El aislamiento cultural y científico de España fue otra consecuencia.
La mayor parte de las fuerzas de la cultura, que habían apoyado a la
República, murió o marchó al exilio.
En cuanto a política exterior, el carácter dictatorial del régimen
franquista llevó a España a una situación de compromiso con los
regímenes fascistas que duró hasta 1942.